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cor;ctrolpolítico en las
Llanuras del Garibe y en
iosArtdes Centrales
Neokranadinos.
Siglw tXV!II
Marta Herrera Ángel es politóloga
de la Universidad de los Andes. Se
desempeñó por más de diez años
en distintos cargos de la adminis-
tración pública, el último de los
cuales fue el de Secretario del
Consejo de Ministros de la admi-
nistración de VirgiJio Barco. Pos-
teriormente realizó la Maestría en
Historia de la Universidad Nacio -
nal de Colombia y el Doctorado en
Geografia de la Universidad de
Syracuse (Nueva York). Su tesis
doctoral recibió en el año 2000 el
premio de Ciencias Sociales y Hu-
manas de la Fundación Alejandro
Ángel Escobar. Actualmente se de-
sempeña como investigadora inde-
pendiente y es catedrática de la
Universidad Pontificia Javeriana, de
la Universidad de los Andes y de la
Universidad Nacional de Colombia.
Guillermo Sosa
Coordinador del Area de Historia
© Ordenar para controlar. Ordenamiento espacial y control político en las Uanuras del Caribe y en
los Andes Centrales neogranadinos. Siglo A.'Vlll
ISBN 958-8181-01-1
La Silueta
Producción grtf!ica
\ 1
La publicación de este libro conró con el aporo del Mjnisterio de Educación l acional
y del Ministerio de Cultura
República dt Colombia
MINlSTERJO DE EDUCAQÓN NAQONAL
Ml t\ I STER I O
DE CULTURA
.·
h TROfH CCIÚ\
ESPACIO Y PODER 4
P RIIIETH P -\ln'l';
LA GEO GRAF ÍA, EL POBLAMIE 'TO
Y LAS ESTRl!CTl iRAS DE PODER 39
286
286
2. "Eran ranchos y · 294
CO\C IXSIO\F.S
~
4. Espacio f: hi mila S . .'(VJJI. O i~t r ibución h i po h~ ti ca
índicC' de gr..ifims
l. \'uf.>va Granada siglo XVIII. Llanuras del Caribe y Andes Central t>.~
24. Pro,inr ia de Santa ;\la rta l/25- 1740. Tc rri to rio ~chimil a
~- asentamientos de .. españoles"
2ó. Lla nuras del Caribt. F'undación ~ l'c>organizarión de• los asrnt.1mirntos
"'e F.spa iio les- Y recorte dt- los te rri to ri o~ Chimila 171'0 li51 273
26. Pro' incia d r Sa nta \Jarlil. :\lgu nos a. rnta mientos
y accidr nlés gcográ liros mencionados t'n las cntrad<1s rontra los C:himila 28 1
27. ProYincia df' Santa Mari,;\. Puebl o.~ de? indios fund ado~
en 1:~ srgunda mit¡¡d de l s iglo\\ 111
28. Pro, inc-ia de Sanl;\ ~l a rt a. Cbir<trión a pro~m a da de algun os
po bla dos df' -indios bril\ OS", M eada. dt> li50' l iGO
La lista de personas e instituciones que de una forma u otra h~w hecho posible
la elaboración de este trabajo es interminable, pero dos de ellas ocupan un lugar
t>special. Una es David Robinson, director de la dis ertación que, con algunas
modificaciones, constituye este trabajo. El apoyo que me dio para realizar mis estudios
d~ doctorado, su pennanente ayuda y estímulo durante mi estadía en Syracuse, sus
t>nseñanzas, la confianza que depositó en mi tmhajo y la generosidad con que me ha
a~·udado en todo momento, así como la paciencia que ha tenido con mis demoras en
la conclusión de este trabajo, están más allá de todo límite. M.i deuda de gratitud
hacia él es inmensa y mis palabras se quedan cortas para expresarla. La otra persona
es mi hijo César Enrique, cuyo afecto, paciencia y solidaridad para con mi t1·abajo han
sido un permanente estímulo, tanto en los momentos de alegría que hemos compartido,
como en aquellos en los crue la fatiga y el agotamiento se han manifestado. A los dos:
;muchas gracias'
En el campo académico también he contado con el invaluable apoyo de
in n urnerables profesores, cuyas enseñanzas , críticas y comentarios han sido
fundamentales en el curso de mis es1·udios , mi d esemp eño pl'Ofesional y mis
inYestigacíones. En Bogotá mención especial debo hacer a DoJ'a Rothlisberger, Gabriel
'furillo, Fernando Cepeda, Mario Latorre, .Jaime .Jaramillo Uribe, Darío Fajardo, l'vledófílo
~le dina, Marco Palacios, Francisco Leal Buitrago, Carlos .Miguel Ortiz, Matuieio Archila,
' Ialcolrn Deas, Camilo Domínguez y Hermes Tovar. Muchas de las sugerencias del
p ro resor Tovar se acogieron en este trabajo y resultaron de gran uti Lidad para la
organización del material. En Syracuse, las enseúanzas de James y ! ancy Duncan, de
_\fa rk JVIonmonier, de .John Agnew y de Jacob Bendix fueron particularmente
E-nriquecedoras, al iguat que los cornentm'ios de Kaón Rosernblatt. La ayuda de iY1ichael
1\_irchoff con la impresión de los mapas que forman parte de este trabajo fue inapreciable.
' laría Luda Sotornayor me aportó valiosas críticas y comentarios, al igual que Tali (Aída
Gálvez) y :VIaria Clemencia .Ramirez, cuya amistad me reconfortó en los momentos
difíciles y me acompaúó en los de alegria. Otro Lanto hizo mi hermana Leonor Herrera
.\ ngel , con sus conocimientos y bien dotada bi.blioteea. SH respaldo, al igual. que el <le
mi hermano A.lberto Henera Angel y el <le César Giraldo :Xieto fu eron fundamentales
para adelantar mis estndios en Sy1'acuse. En esa ciudad y en Bogotá, la atención y
comprensión de los doctores Enrique Gutiérre7.. y L. J. Bennerson ha sido inapreciable.
El recuerdo de Enrique (El Gato) siempre trae consigo una sonrisa.
aaraJccimicnLCS.
Muchos estudiantes y compañeros hicieron aún más grata nuestra estadía en
Syracuse. En todo momento Angelo Rivero-Santos le hizo honot· a su nombre. La acogida
de Jndy \Valton, de i'\>felody \Van·en y de Jonalhan Hancoek, fue inolvidable, a l igual
que la compañía de André y de Patricia, de Alberto y de M.arta, de David Bloom, de
Euan Hague, Shannon O ' Lear, Seott Anderson, Me1~je Kuus, R.hodri Williams, .Jon
Bohland , Cate, Candice ... A Niek, \Vinnie y Theresa no los podremos olvidar!!! La
compañía de Germán Ruiz, Javier Torres, Dionisio Vareta .Y Santiago :Vlutis, en el
Departamento de Ciencia Politica de la Universidad de los t\ndes, fue particularmente
enriquecedora y muy agradable. Los amigos y familiares en Bogotá han sido tolerantes
con la necesidad de aislamiento que conlleva el 11·abajo de la escritura. En este sentido
la eornprensión y el apoyo ele Lnz Elvira Prieto ha si.do inigualable, al igual que el
aliento de Ofelia, Leonor, Germ{m, Paola, Julián y Marcela Herrera. Con Angéliea Vargas
ha sido grato compartir d urante un trecho nuestl'as alegrías y angustias "tesísticas" y
alegra ahora sentirla volar.
En la Universidad de Syracuse la acogida que me dio e l Departamento de
Geograña fue particularmente calurosa, al igual que la del Delfp/ain Program .for Latin
American Studies, la del Graduare Sclwol y la del Maxwell S clwol of Citizenslúp and Pub!ic
A.ffa irs. En forma permanente recibí su apoyo, al igual que el ele la Bird Library, e l
Departamento de Idiomas, la Oficina de Servicios lntemacionales y la Bursar Operations
de esa Universidad. A Patric[a Burak, l\:fíchael Smithee y Betty .'leely les estoy muy
agradecida.
Mis estudios e investigaciones he podido adelantarlos gracias al apoyo financiero
de varias instituciones, Hacionales y extranjeras. Los créditos del Ieelex han s.i do en
este sentido fundamentales. Las becas crue me proporcionaron el Departamento de
Geograña y el DellplainProgramforLatinAmericanStudies de la Universidacl de Syra cuse,
y la misma Universidad de Syracuse, me permitieron adelantar los estudios de doctorado.
Para el desarrollo de esta investigación y la que adelanté sobre Santafé, recibí el apoyo
de Colcultura, a través de sus fondos de becas Francisco de Paula Santander, tercera
convoeatoria, en 1991, v VIII Convocatoria de Becas Nacionales de Colcultura, 1996.
Par·a el desarrollo de las 'actividades investigativas, tanto aquí en Bogot4, como en Se,ril la,
fueron fundamentales las becas que r-ecibí de la Universidad de Syracuse: la Beca de
Investigación pat'a Estudiantes de Postgr·ado, la loan ele Sarclon-Giass A warcl y la Beca
de investigación del Graduate SclwoL. t\ todas estas instituciones, ¡Muchas Cracias!
En Bogotá, durante largas temporadas, el Archivo General de la Nación ha s ido
como mi segundo hogar. La hospitalidad y el apoyo de su DireetOI', el doctor .Jorge
Palacios Preciado, han sido inigualables, lo rnismo que el de su personal, cuya gentileza
y espíritu de colaborac.ión han hecho más fácil y grato el acceso a la documentación
que aHí reposa. Sus jefes de Sala, Clara Inés Casilimas, Adelaida Sourdís y Mauricio
Tovar s.ien1.pre me ayudaron en rnil formas . La alegría, empuje y sentido de colaboración
de Carlos Puentes, han sido particularmente estimulantes. El apoyo de S:ml Gon zález
para la divulgaeión de los resultados de mis investigaciones ha sido inapr-eciable. De
igual forma no puedo dejar de meneionar la valiosa colaboración que he rec[bido en la
bibl ioteca Luis An.gel Arango, la biblioteca del Cinep y la que me brindaron Nor-berto,
Luz :\<1arina y Glor ia, en la Biblioteca Cervantes.
También estoy muy agradecida con los funcionarios del Ar·eh ivo General de Indias
y de la biblioteca de la Escuela de Estudios H ispanoamericanos, en S evilla, por su
generosa hospitalidacl . Durante mi estadía eu esa ciudad disfruté enormemente de sus
gentes y de lo que para mí era un enrevesado ordenamiento espaciaL Perderme por
sus calles era una delicia, salvo que tuviera que cumplir con algún eomprorniso. La
1 Dav id Robinson critica es1ll orientación )' muestra qu<' en Latinoamé,·ica es ne~nsario
redefinir los conc-eptos ele urban o y mral, ~o h re la base dr la comprensión de los dis l in tos
tipos rlr asentamien1os, sus interl'e laciones ~ PI papel que dest•mpeñaron (Oa,-icl Robinson,
·Changing settlement pattems in <·olonial Hispanic America•. Pe-ter J. Ucko, Ruth Tringhnm y G.
\ V. Dim bleby, Jlfan, Sr1tlemenL rmd Vrbanúm. Proceedings o.f a meen'ng o.f ti!(: Rcsearclt SP11Ú11ar in
Archaeolog:r nnd Related Suhjecls held a11hf' lnstiture o.fArchaeology, London University, C1m bridge,
Schenkmnn P u.blishing Compan)', 1972, pp. 931 943). Sobn· los temas <fU<' han recibido más
atención Pll los estudios sobre d urbanismo hispanoamerirano véase: Rkhar·cl )lot-se_ •Tr-ends
and Tssues in Latirr .>..merican l -rban Research, 1965- 19/(J., Latín Ameriran Researc!t R('c•iew
- 1--ARR- . 6 (1). 1971 , pp. 3- 52: Fr:mcisco de Sol ~ no, Richard M. 1\[orse, Jorge Enrique Ha r·doy y
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Fernándcz de Ovil'clO•. 1975, pp. í27- 866; \\-oodrow Boralr, •Tren cls in Recent S 1udics of
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535-554 y Fi·ed Bronner. •Utban Socie1y in Colonial Spanish !\merica: Rc~carch Trends•- LARR,
21 ( l). 1986. pp. 7-72.
z En 1786 había en los territorios Hispanoamericanos 8.1oi8 asentarnil'ntos nucleaclos. De
ellos sólo el 5.6% cron villas o <·iudades. el 94.4% restante fueron clasificados como pueblos
[Franr-i$CO de Solano. CiudadF.s Hispanoamericanas .r Pueblos de lndios. ,\ .ladrid, Consejo Superior
de .Investigaciones Científicas, 1990, p. 156, nota 5). Sobre es tns cífrns cnnviene anotar que el
concep1o de pueblo SI' usó algunas veces en su sentido esperílico. es de<' ir, para referirst· a los
pueblos de indios ~ otras veces en un sentido más general. que incluía otms categor·ías, tales
como. parroquia. sitio o real dP minas.
' SeglÍn t>l censo de la ciudad dt> Sanrafé y su jurisdicción. 1"' ;nllado en 1778. había en la
pro1 incia 88.308 habitant<·~. dt· los c uales 16.002 ,el 18':'.,) J'f'sidíau en la ciudad de San tnf~ ~· PI
resto de la población (72.106 pt>t·sonas. el 82~o) se 01·gani1.nhan a l1 't'dedor de los 48 pue blos d<'
indios dt> la provincia .'_'\ .G.!\. (Bogotá). )filicias .r iliúrina, 117. f. 90 1'1·.: estt> <"enso puede l'e rse
tam bién en He rm es Tovnr Pinzón et al. (comps. ), ComHit'fl(l)tirl rd Poder del Número. Censos .r
.t 'sradisticas de la !\~II<MI C:rruuula Ji50 1830, Bogotá. ¡\rehivo C t:n<'r•d de l.n Nación, 1994, p p. 2il(i 9).
St>gtí n el inform e de S il v<'s tr<'· l'i'chado en 1789, once ai'íos rkspués d<" Jrvantado el censo de
1778. b provincia co ntaha <'O il 1H>. /90 almas, de las cuales 18.'11:¡ 1 (t•l 15%) vi1hm en la <'iud ad
!Fmncisco Silwstrc. • o\punt<'S RL"st>I'Vados•, Genmín Co l!""""'''·~. (..om p.). RP!aáones e Informes de
los Gobernames de .\"uew1 r.mnada. ~ \ols., Bogotá. Biblioteca d1• l B:~rwo Popular. 1989. T. fL pp. 33
l:i:!. pp. 57 -60. La dift>rencia <'11 las propotciones ¡·;~dica, l'n part.-. a t¡ue S ih esu·e indu)Ó 1'1
pm1ido df' Guaduas dentro de la p•~>' incia de Santafé. lo que rr<> st· oh:-.t'l'la en el censo de 17/8.
1 Los datos de Cartagcrr;~ ~on dt> 1778 ~· los de Sant:~ \I;H'I:l dt' JJ91 ,HE>rmes Tovar Pi111.Ó11
l't al. comps . . Convocatoria, pp. lí70- 486 )" 507 517'.
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los estudios sob1·e Hispa n()amt' r·ica: Da,icl Rob inson , cCh>lnging settlement p~tte rn¡; ... p. ~n9.
re firit>ndose específicamcnt•· n 111 orif'ntació n de los est udi os $Obre el urbanis mo his pa ii O<III lt:·
ri('ano. p lantea que el proble ma radi'~' en la falta de estudios m á~ de tallados sohre los tipos de
as<·ntarnientos. a lít fotnla como ,;(' transformaron ll lo largo cl!'l pPríodo coloni:tl .v n las clefícien-
r ias t'H la delinirión de concepros ra les como rw·:tl- urban o.
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Provincial". He rml'> ToYar el al.. TerritoriiJ, PoMación y Tmúry·() Indígena. Provincirt de Pamplon(l
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di" la Cu!tur·a .\ la~ \1tes del .\01'11' d<· Santa.nde•·· 1998. pp. 13 52.
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rnclígcna :1500 1800r Objeti' o~. P•·oct~so. Prob le mas. Res ultados•, Jorg<· E. Ha•·do) ~ Rich:u·ci P.
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df' Santa )lm·ía. • La · Reducció n a Poblados• en el siglo \\ l en Guatl'mala•. -lnundo df' Fswdios
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lo.s indios)" negros de la provincia de Carragena en el Nm'vo Reino de Granada !787-Ji 88, Rogotá.
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rl \'er. entre otros. ~lichel Foucaulr . Discipline rmd Prmisli. The 8i11h qf the Prison (19/5). NP\\
York.\ intage Books, 19/9: Henr'_V Lefebvt•e, The plY)duction of Space (1974), Oxford. Black\\ell
Publishers. 1991; illichel de Certeau, Tire Practicr. ofF:veiJda.r Lije \ 19/'Í j, Bcrkele~-- Univet'Sit:- of
California Press. 1988: James Dunc;m, The City as a Text: The Po!in(s o.f Landscape lnte1pretation
in tlie Kandyan Kingdom , Carnbridge, Cambridge Unive rsity f>•·ess, 19})0 y cThe Power of P lace in
J..::mdy, Sri Lan ka: 1780- 1980•, JohJ1 A. Agnew y .Jami!S S. O un can, Tite Power ofPlace. Bringing
togerher Ceographital and Sociological lmaginarions , London. Um1~ n H}1n an , 1989, pp. 185- 201 y
David Harvey, Tite Condition ofPosrmodemiry An Enquit:r in ro tht' Origins of Cultural Clwuge
(1990), 8'' reim presión, Cn.m.bl'idge, Blackwe ll, "1994, en especial pp. 226- 239.
~-
M.'-\.PA No. 1
NLEVA Grt•\. 'ADA SIGLO XVliJ
LL.-\t\lRAS DEL CARIBE" A t\DF.S CENTR-\LF.S
·- Pq -~.
_/·~~:~-~
;--:,
;·- ' Venezuela
\
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\
OCÉANO \
PACIFICO -----
r.,í
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Popayán
'-... \ ......__ ]
\ Regiones consideradas en
este es~udio
Umile Provil'lcial
/
1
\ Ovr¿¡nte p:z.n.e del siglo XVIII Popayán
y Ouito fc{maro1l parte de ~ Audiencls
de Quito \
'
Quito )
300km
Fuentes: Felipe Pérez, Atlas Geográfico e Histórico de la RepúbLica de CoLombia (Antigua Nueva G"mnadn)
el cual compendia las Repúblicas de Venezuela .r F:cundor mn arreglo a los trabajos del Cenera/ de
ingenieros Agustín Codazzi, París. Imprenta La hure, l.llf\9, láminas IV y V; Hennes Tovar Pinzón,
· El Estado Colonial•, mapa · Regiones econó micas de la ~ ·ueva Granada (fines del siglo XVIII)
y . Plan Geográf'tco del Virreinato S¡wt<lfé de Bogotá Nul'vo Reino de Granada. que manifiesla
su demarcación territorial...por el D.D. Fr<m ciseo Moreno y Escandón... 1772•, Instituto Ceogní-
fico :\ gustín Coclazzi, .4r!as de Colombia . Bogot<i., TG:\C, Wii , eonr.raportacla.
NoLas: Lím ites pi'Ovineiales aproximados
Durante algunos períodos la ciudad de Ríoh~cha o Rfo de la Hacha fue caheza de provincia y
gobiemo separado, mientras que en otros fo r·mó parü' de la provincia de Santa :Vfarta (José
l\icolás de la Rosa, Floresta, pp. 224-8}
l :< James Lotkha1i. y Stuart B. Schwartz, Ear(r Lalin .·1merica. A History- o/ Colonial Spanish
America and Bra.zil (1983), Cambridge Vniversity Press, 198H, pp. 38-9. EsLe libro fue publicado
en castellano con d título de América Latina en la Edad Moderna. Una lh>tori(l de la América
EspañoLa y el Brasil Coloniales, Madrid, Ediciones Akal, 19!~2 . Según es ta ver·sión (p. 43), la
traducción del texLo citado sería: " .. .la unidad más pequeña dotada de un sentido inteligible
en sus propios términos.". Cahe anotat; sin embargo, que esa traducción omite e l Lél·min.o self-
contained, de difícil u·aslación al espar1ol y que equivale a completo en sí mismo o autónomo, si
se toma en el sentido de que dispone de todos los elemenLOs para constituirse en una tmidad.
Adar·ado este punto, el texto podría tTaducirse así: " ... la unidad autónoma rn:ís pequefía, com-
prensible en sus propios términos."
2
' Sohre la ¡·elación entre el ordenamiento administrativo de un territorio v los intereses
económicos subyacentes en tal organización véase Dominiqu~~ Margai•·az, •I:;· fonnation du
réseau des foit·es et des marchés: stratégies, practiques et ideologies•, A mw!es Rconornies Socierés
Cioilisations, año 4L No. 6, París, Krausreprint, nov.- dic. de 1H8G, pp. ·12"15-1242.
2:. And10ny McFarhme, Colombia antes de la lndepenrll~r,cirl. 1\conomía, Sociedad y Política bajo
el Dominio Borbón {1993), Bogotá, Banco de la Rep•íblica y El Ancora Editores, 1997, p. 23.
'¡ Comparada con las provincias de Sant;.t Marta, Cartagena y Tunja, la provincia de Santa le
2
er·a relativamente pec¡ueiia y su división político- administrativa presentó una gran continui·
dad a lo largo del período colonial. Se ha planteado la hipótesis ele que ese ordenamiento se
basó en el que existía antes de la invasión eutopea, salvedad hecha del terl'itoJ•io Panche, que
fue el que pl·esentó cierta indefinición jurisdiccional. en el período colonial {Marta Herrera
Angel, Poder Local, capítulo I).
27
Germán Colmenares, La Provincia de Tunja en el Nueoo Reino de Cmnada. 1\nsayo de
Hútoria Soo:a/ (1539.- 1800) , Tunja, Biblioteca <k la Academia Boyacense de HistOt·ia, 198tí y Juan
Friede, "Algunas consideraciones sobre la Evolución Demográfica en la Provincia de Tunja•,
A nuario Colombiano de fhúoria Social y de la Cultura -ACHSC-·, No. 3 , Bogot:i, Universidad
~\facional de Colomb ia, 1965, pp. 5-19. Durante la colonia, la ~antigua provincia de Tunja~ formó
partf\ de l corregimiento de Tunja , que era u n Corregimiento de Provincia (s obre este
corregimiento véase Clises Hojas, Corregidores y Justicias lvfayore~ en Tur¡ja, Tunja, HJ62).
~ Juan Friede, "Algunas considel'aciones", p. 7, preeisa que "la antigua provincia de 1~mja
coincide con el actual departame nto de Boyacá, aproximadamente~.
29
Germán Colmenares, La Provincia, p. 80. El autor añade que poste ri ormen te su terrüor.io
se ex.tendió, al servi1· la ciudad de punto pm't.ida de vari~s exped iciones c~on quistadorns . H~cia
1580 el eorregimiemo de Tunja c;omprendía las ciudades de Pamplona y i\-lérid¡¡ y la villa de San
Cristóbal y todavía en el siglo Xvlll conservaba a Vélel , Pamp.lona, las villas ele Socorro y San Gil
y el partido ele Ser·vitá, además de la jurisdicción de la ciudad ele Tunja (véase también tnises
Rojas, Corregidores).
w Basilio Vicente de Oviedo, Cualidades .r Riquezas del Nuevo Reino de Granada (P 61},
Luis Augusto Cuervo (comp.}, Bogotá, Imp ren ta l\'acional, 1930, p. 119.
~ 1 También se ha utilizado el concepto de región del Carib e para designar a las provincias de
Cartagena y Santa Marta. Se excluye ele este estudio a la Gu<~jü·a que, durante algunos períodos
del siglo X'V1II, formó parte de la provincia de Santa Yla1'ta. Sob re lo ¡·elativo a esa provincia en
el siglo XVIll véase Eduardo Barrera, ·~festizaje, Comercio y Resistencia. La Guajira durante la
segunda mit~'ld del siglo XVIII", mecanografiado, 199? . La Introducción de ese trabajo resulta
basta.nte útil para formarse una idea de los trabajos sobre la región, que centran su atención en
el período colonial. .'\ gradezco a su autor h aberme facilitado una ve rsión del texto, originalmen-
te su tesis de Maestría en Historia de la Universidad Nacional, a la que le introdujo algunas
variaciones y correcciones y que actualmente se encuentra publicado: Eduardo Barrera, lJ1esti-
zaje, Comercio y Resislelzcia. La Cuqjira duranre la segunda mitad deL siglo )(VJ!I, Bogot.'Í, Instituto
Colombiano de Ann·opología e Historia, 2000. Sobre la Guajira durante el periodo colonial
véase tamb ién: José Polo Acuiia, "Protesta y Resistencia Indígena en la Guajira 1750-1 800~,
Tesis de Maesn·ía en Historia, Bogotá, mecanografiado, Universidad Nacional de Colo.rnb ia,
1999; " Los \Vayü u y los Cocina: dos caras diferentes de una misma moneda en la Resistencia
Indíge na en la Guajira, siglo XVITP, ACHSC. No. 26, Bogotá, Uni versidad l\'acional de Colombia,
l999, pp. 7--29 y "Poblamiento y ConA ieto Social en la Fmntera Guajira (1700 1800)", El1hl!er
de la Hútoria No. 1, Cartagena, P1·ograma de Historia de la Facultad dP. Ciencias Humanas de la
Universidad d t~ Catt<l gen~<, 2001, pp. 27- 78 _y Lance Grahn, "The Socioeconomic Structure of
P lace. Guaj i•·o Pasto ral ism and :\1ythohisrorical evolution in the e ighteenth century", Laura
Escoba•·i de Querejazu (coord.), Colonización Agrícola y Ganadera en A mérica, siglos XVI- XVI!l
Su impru:lo en la población aborigen, 48° Congreso Internacional de Americanistas, Estocolmo,
S uecia, '-Í-9 de julio de 1994, Quito, Ediciones Abya- Yala, HJ95, pp. 127- 151. El libro de Gerardo
Ardi.la (ed.), La Cuafira , Bogot;\, Fondo FE N Colombia y Universidad Nacional de Colombia,
1990, aunque no se centra en el pe r(odo colonia l, des arrolla temáticas que resultan de gran
utilidad para la comprensión de ese período. Por últjmo cabe anotar que en nuestro ll'abajo
tampoco se considera lo relativo a las islas de San And rés y Providencia, cuyo proceso históri co
fue significativamente dife rente al de las provincias aquí consideradas (James J. Parsons, San
Andrés :r Providencia. Una Ceogra.fia Histórica de las Islas Colombianas del Caribe (1956), 3" ed.,
Bogot.-l, El Ancora Editores, 1985).
n Josef f\ntonio Pando, • Ytinerario Real de Correos del Nuevo Reyno de Granada v T ierra
Firme• (ca. 1770), Da>id J. Robinson (comp.), mccanografi.ado, pp. 248-300. Agradewo al profesor
David Robinson el habem1e facilitado el acceso a este importante documento. La numeración q11e
ll<f\Ú s e le asigna corresponde a la versión mecanograflacla, ya qu e el documento no est<Í n um erado.
n Los datos de población se tomaron de .HPrmes 'I()Var- Pinzón et aL (comps.), ConiJocatoria, pp.
80-5 y 3i8; la información respecto a las jmisclicciones que hacían p:¡ ti;e del distrito de la Audiencia
de Sanlafé de Francisco Silvesu·e, -Apmltes Reservados~, pp. .!i0-95. U11 cuadro resumen de la
información de Silvestre aparece en Marta Her1-era :-\ng¡o~l, Poder !.oca!, cuadro ?'Jo. 15, p. 112.
li Sobre la ru·ticulación existente entre las provincias neogranadinas en el siglo XVIII véase
Beatriz Patií1o Millán, "Factores de unidad en el ·uevo Reino de Granada y la posterior forma -
ción del Estado Nacional", .t:~tudios Soáah~r, ; o. 3, wredellfn , Fundación Antioqueiia para los
Estudios Sociales · FAES- , septiemlwe de 1988, pp. 95- 128.
~,Antes de extinguirse el pt•imer virreinato de la Nueva Cmnada en 1?23, el Consejo de lnoias
estudió la posibilidad de que fucrl:l Cat·tagena y no Sm1U1fé la capital del virreinato (f\.G.l. (Sevilla},
Sama Pe, 385). Véase tamb ién Ge r-rnán Colmenares, u Factores de la Vida Política Colonia l: el
.i\uevo Reino de Granada en el siglo XVITT (P13-1740)", Jaime Jaramillo Uribe (ed.), Manual de
Hisroria de Colombia (19i8), 3 Vols., 3• ed., Rogotá, Procultura S.A., Instituto Colombiano de
Cultura, 1984, T. I, pp. 386-415, pp. li03- 5; AHonso Ml'mera, Et Fracaso de la Nac1~n Región. Clas!'
.r Raza en el Caribe Colombiano (1í17- 18!0), Bogotá, B1mco de la República y El Ancora Eclitores,
1998, p. 27 y Adol{c) lVIei;;cl Roea y María Agui\et·a Díaz, ~cartagena de Indias en li77: un análisis
clemográfieo", Bolc~tín Cultural T Bibliográfico, Vol. 34, No. 45, Bogotá, Banco de la República, 19!18,
Biblioteca (Virtual) Luis Angel Arango.
3G Pt·cci;;arnente e l u·abajo de Múnera busca destacar:
"cómo <1 la par que toma form a, a finales de la Colonia, el eonflicto eeonómieo entre Cart agena
y Santa Fe, las ciudades rnás poderosas del virreinato y ceno·os de poder region~l , se configura
una visión t(~mprana, embrionaria si se quiere, de conciencia regionalista,'' (Alfonso Mtín er~ , El
Framso, p. 2i).
1; Lance Grahn, Tlw Pofiúcal Econon~y oj'Smugg ling. Regional lt~fomml Economies in F:ar(r
Bourbon. New Granada, Dellplain Latin American Studies No. 35, Bouldet·, Colorado y Oxfot·d,
Westview Press, 1997 y Chrisüane Laffite Carles, La Costa Colombiana del Coribr: (1810- 1830),
Bogotá, Banco ele la República, 1995. Véase ta mb ién capítulo l.
'lS En los A.ndes centrales estas diferencias, si bien existieron, fueron menos marcadas que
en la región Caribe. Sobre las suhregiones de los AJJtles centrales véase ]liaría Clemencia
Rarnírez y María Lucía Sotfimayo1', .Subregional izaci<.in del Altiplano Cundihoyacense: Re -
flex iones Metodológicas•, Revista Colombiana de A.ntropología, ~. o. 26, Bogotá, .Instituto Colom·
h iano de i\n tropología, 1H88, pp. li5- 201.
1
'~ Eduru·do Posada Carh¿, El Caribe Colombiano. Una Historia Regional (1870 1950j, Bogotá,
l3anco de la Repl'tblica : el Ancora Editores, HJ98, pp. 27-30.
10
Luis Ospina Vásquez, Industria y Protección r:n Colombia 1810- !930 (1955), 2". P.d. Bogotá,
Editorial La Oveja .' lt'gr·a, W7ti, véase, e n especial, pp. 21 62.
··A genl'ral tcrm usl'd l:o dcsc rihe a portion of s pace occnpied b) 1\ person. gro up or
S T.\ TE. \ Vhen assoc-iated wit·h the statt> t he tet•m has two speci fíe connotati ons. The first
i" one o r territorial ' OVER EJ C:--TY. "hereby a state claiTn.~ t>xclusiw> lc·gitimate control
m t>r a gi,en ru·ea tlcfined bv c:leat' bounchu·ies. Th ~' second is that of an area no t fullv
incorpo•·:u ed into the politi~al Ji fe of a state, as "ith a ~colo nial"' terr.i iOI'y. .. •
In lli OJ'esocial gcographic•al usage. tenitory reff'rs to a boundNI SOC!XL SPACE
O<'<'Upied and used hy different social groups as a conscquence of th cir pr·actice of
TERRTTORJ:\LITY or the field ol· POWER e"ercizcd over space by dominant
institutions. Fmm this point or view, lcrritOI)' (';11) be used as atl eq uivalent to SllCh
:'o patial co1H:epts as PL.-\CE and REGlO\ .~ ~~
11
An thony t\lcFarlane. Colombia. p. 23.
~~ V n<t apro,.imac ión s imilar pued e verse en Mau ri c~ Brunganll . ~Ti t.he Prod u ction ¡¡nc(
Panf'rns of E conomic Cha.nge> in Centr·al Colombia. 1764-18')')'". Ph.D. Th t'sis. Austirr. lniversity
oflhns. 1974-. p. L
' .Jobn i\gne" '·Territor) ~ . R. J. Jo hnston. Oerek Greg<""Y y David J\1.. Smith :eds.), T/¡r
1
DiNionw:r o( Human Ceogmph_v. 3• t-el. revisad 11 .\ actualizada, Ca mb rid ge, Basi l Blackw<>l l.
1994. p. 620; rna_vúscu l:_¡s <'fl el origina l. El t.exlo lt'adnce:
-Ténniuo ele carácter general us:.tdo parn dcs<Tibir una p<>l"c-ión de espacio ocupada por una
pe>rsona, un gr·upo o por un EST.-\..00. Cuando se asocia con ~1 concepto dc> Estarlo e>l término
tl<'ne dos con nolllciones esp<'<'íllcas. L<• pr·imera es la de SORF.RA..\'ÍA t.l'rTitocial, por· l;r c ual tUl
Estado reclam<t PI ronlrol I'X<"hL~ivo y l<·gítimo sohrl' un área c ir·crmscrita pOI' frontt·r·;rs prc>cisas.
1~'~ s<'gunda es la rlf' un área que no ha sirio lotalnwnte incorpo r<rda a la 'ida polÍiica de l F.s111do.
couro ,ucede con "" territorio ~ ..oloni:_¡f"" ...
.1\1 (l.írsc>le m1 sentido m(t:; socio geográfi<"o, el concepLo de tcn itorio hace rt'fcrencia ~ un
ESPACIO SOCIA l. delimitado, ocupado y usado por ditf.rentes g r·u pos s ociales como conse-
c uen cia tle su pr-ácl.lca de ln TERRlTOR L-"LlO-\D. o al campo rle PODER eje r·cido so)m> <' i
cspaeio poc las iu~ti tuciones dominantes. Desde este p nnLo de ,·ist:t, la palabr·a tf'ITÍiorio pu t'de
ser usad:.¡ como eq u iva lente a los concep tos t"spacia le5 de Ll CAR y RF.<;l.ÓN.'.
11 1bid.
'" F.d"ard T. Tl ~rll. The Hidden Dimension 1HJ66. ~cw Yod,, :\nchor Books. l9G9. p. /.
"' John .·\ gnew. -TC?r·r·itOJ~-~- R. J. Johnston et al. eds.. Thf' IJiNionary. p. 620.
\
inrroducciOn: espano )"poder
Se aprecia entonces que, en un sentido estricto, el concepto ele territorio hace
referencia a la propiedad o apropiación de un espacio y a las formas cómo distintas
sociedades producen diferentes formas de territorialidadY El considerar los ríos como
barreras naturales que, por eso mismo deben dividir territorios, constituye un ejemplo
de la construcción de criterios para definir territ.orialidad."8 Este sentido o significado
del término se concentra entonces en el problema de la apropiación del espacio, más
que en la identificación del manejo que las diferentes culturas le dan a un espacio
eonsiderado propio. Pero precisamente al considerarlo en su otro sentido, que centra
la atención en el tipo de manejo o de ordenamiento que se le da al espacio, el concepto
de territorio resuJta insuficiente y remite a otras categorías eomo lugar o regián que, en
últimas, terminan por desvinculal'se del eoncepto que les dio origen.
Por tnl motivo, para evitar confundir dos niveles de análisis (apropiación de un
espacio y el manejo del mismo), se ha considerado preferible limitar aquí el uso del
concepto de territorio para hacer referencia al espacio que se considera propio, en
oposición al ajeno. Lo relativo al manejo u ordenamiento que se hace del territorio
considerado como propio, se ha txabajado con el concepto de ordenamiento espacial o
Land~cape propuesto por Duncan y que se define como un "culturall.Y produced model
of how the environmenl should look" . 4~' Tal concepto incorpora no sólo los elementos
físicos del paisaje, como montañ.as, valles, árboles, campos de cultivo, ciudades y villas,
sino también el tipo de ot·denamiento o ar-reglo de esos elementos. 50 Para efectos de este
trab<~jo el concepto de landscape (ordenamiento espaciaP 1) ha resultado muy úti.l, pero su
aplicación a los fenómenos aquí estudiados hace necesario introducir algunos Inatices
que den cuenta, por una parte, de las normas del Estado colonial sobre el particul.ar y, de
otra, de la variedad de modelos que coexistían al interior de las regiories consideradas.
En lo que tiene que ver con las disposiciones estatales sobre la materia, se tiene
el que hemos denominado modelo de ordenamiento espacial legal, es decir, el que fue
diseñado por el Estado colonial. Un ejemplo de este ordenamiento fue el que se
estableció para los asentamientos nudeados, precisándose que debían contar con una
plaza y una iglesia en el centro del área construida y disponer las calles en forma de
cuadrícuJa o damero. 52 El carácter impositivo de este modelo es el que se busca suhra-
1; lbid. Sobre los acuerdos territoriales entre culturas distintas :f'[ arvey afirma que: "lndeed,
tl1e cont1ict in part was precisely over the proper sense of space that should be used to
regu]ate social life and give meaning to concepts such as l:erritorial rights." (David Iianrey, Tl1e
Condition ofPostmodemity, p. 203): "Ciertamente, parte del conflicto radi ca, preeisamente, sobr·e
el sentido adecuado de esp11cio que debe usarse para l'egular la vida social y dar sentido a
conceptos tales como el de derechos territoriales."
16
Este ar·gumento fue utilizado en el eur·so de un conflicto lirnÍtl·ofe que sostuvieron en el
siglo XV!Il las ciudades de Río del H8cha y Valledupar, en el que una de las pmies alegó que
elrio Ranchería debía considerar se como límite, ya que había sido puesto por· natura en medio
de las dos ciudades. Se arradía, además, que en caso de duda los fin es de las jurisdicciones se
entienden ser divisas por r·íos, porque se c1·ee que el río fue puesto por natura por término cuasi
infinito en las regiones (A.G.N. (Bogotá), Miscelánea Colonia, 10, f. 264v.; subrayados nuestros).
69
James Duncan, "The Power of Place», p. 18(): "un modelo cultura]mente producido sobre
cómo debe estar organizado el entomo".
50 Ibid .
51
Debe anotarse que en esp¡rñol la palabra m<Ís cercana a !rmdfcape es la de paisaje, p ero
tiene unas connotaciones distintas a las de la palabra en inglés, lo que da lugar a equívocos.
David Robinson precisa que el término paisaje tiene tma relación más fuerte eon el campo, que
la palabra landscape ("El Significado de "Lugar" en América Latina", RevisLO de P:xtensión Cultu-
ral, Medellín, Universidad Nacional de Colombia, 1989, pp. G-24, p. 7). Par·a evitar· caer en (-!stas
confusiones, se utilizará aqtú el concepto de ordenamiento espacial como equivalente a lanrlrcape.
52 Véanse, por e.iemplo, las Instrucciones de 1559 para juntar a los indios de los términos de
la ciudad de Sa.ntafé en pueblos, en A.G.N. (Bogotá), Caciques e Inrlios, 49, ff. 752r. a 753r·.
;J D<·h<' subrayarse que ••ste planteamiPnto se aplica a las comunidades nar ivas v a la
poola ción procedente de Afri rn. cuyos patrone~ culturales <'r-..tn distintos a los cw·opeos, como
también a 1~ población procedente ele España. \.omo lo ha prec-isado Foster. el diseño en forma
d1· dame ro qu e se impuso e n Hispanoamérica no coü1cide co n el de las ciudades y pueblos
que prevaled:-t en España al lll(Hnento de la c·o11quista {Ceorgc i\L Foster, Culwra .r Conquisra. La
lleren.cia EsptJ!io/a de .{mérim 1~)601. 1" ed. en espaiiol, :IIéxico, tl n iver·sidad Yeracna.a11a. 1962.
pp. 71-95;.
:>l lbid.
35 Sobre este problema véase James S. Dunean y Nam~y Dunean, •(R.e)J'eading the Landscape•,
Eniliromnent and Planning D: Soáe1:y and Spoce, Vol. (i, 1988, pp. 117- 126, en especial pp. 123 4.
'" Resulta interesante anotar la silllili tud que p•·es<~nt.~n las l'elaeiones y crónicas del siglo XVI,
algunas descripciones de' la Se!,'l.Uicla mitad del siglo XVJTI ,Y l<tS na J'I':lCiones de los viajeros del siglo
XIX. Se aprecia en estos textos el interés y el asombro p<w el medio ambiente, por la geografía. 'f;¡l
actitud, que es menos común en los escritos ele ob:as épocas, resuh<t explicable si ~e consi dc•·a que
tanto los cronis tas trmp1-anos. como los científicos y viaj eros de finales del siglo Xvlii y del siglo
XIX, t'Slahan "desculwiendo'' el medio y atm no lo habían incorporado como algo natural.
.-.; Luis SlrifJ1eJ', .El Río Cesm: Relación de un Viqje a La Siena Ne.<•ada de Santa Marra en 1876.
Bogot.~, Tmpl'enla Nac ion~l, 1986; .E l Rio San Jorge (1880), Cartagena, Tipografía de El Anuncia-
dor, s.f. (ca. 1920) y El Alto Simi. Historia del Primer .Establecimiento para Er:1racáón de Oro en 1844
: 18TI ), Bogotá., Ban·anquilla, Ediciones Gobernación del Atlántico, 1993.
38 Striffler se•ialó, ¡·efi l'iéndose al panorama qne ¡wesenta el recorrido por el río San Jorge,
que: ~s i este extranjero ha subido en tiempo de lluvia, puede decir que ha hecho cinco
jornadas seguidas sin ver tm pedazo de t ierra fuera del agna." y luego aiiacle que podrá
describir el recorrido: "tal cual se les apal'<>ció en la estació 11 del año en qu<~ f'fN~ lll:ii'O rl ~ "
excur·$[Ón, sill poder· dar la meno r idea dP sus variac:iones periódica.s, n i de las inmediaciones
de la línea que se les h izo seguir. Sobre tales nociones tan inexac.:tas estJ·iba la fama universal
que tienen val'ios países poco frecuentados." (Luis S triffJcr, El Rfo San Jorge, p. 92).
•9 Sobr(' la compleja at·ticulación cntrt' la eos t urnb 1·e, la norrnativid;¡d y la conside r;¡ción de
un orden como legítimo véase Max \Vebe r, EwMm[a .r Sociedad (1922), 3" rE:'irnpresión, 2 Vols.,
Méxieo. Fondo <le Cultura Económica. 1977, T. 1, pp. 18- 31. La importancia polltica de la tradi-
cián o la eostmnbrt; p;u·¡¡ efectos de l;1 consel'\'ación del poder, ha sido resaltada por Nicolás
Maquiavelo, El Príncipe, Obras, Barcelona, Editorial Vergara. 1974, pp. 121 · 5.
00 !'Jo he eneonn·arlo estudios sobre esta institución para la ~ ueva Granada y tampoco para
ou·as colonias hispanoamericanas.
(>1 Sobre los \.h imi la Yéa5E' Gera r· do Rt- i<'lre l- DoiJJiatoff. ••Mitos V CuE'nt OS ue los lnciios
Chimila '• BolfltÍI de A rqueologia, VoL l. J\o. l. Rngot.'i, Servicio Arq ueológiro l;¡cional. 1945. pp. 4-
10 y ··Etnografía Ch im ila•. BoleliÍI de ilrqueolog/a VoL 2. No. 2. Bogo1á, Scevi(:io Arqu eológico
i\"acionnt l04G. pp. 95- 155: Carlos Alber·w l:1·i he, "Un rnarco teórico df' fl efe rcucia para el
Estudio de las Relaciones In terélJ1Í<'Ils: r\ n~lis is del Caso de los Cbimilil>, Bogotá, Cniversidad
de los ¡\ nd<'s. TPsis de Grado para o plar 1~ Licenciatura en Antropologí:r. 1974: "'Chimila··.
lnsti lulo C-olombiano de _-\ntropologí<~. ln!mr/urrión a la Colombia Amf'rinrlia. Bogotá. i nstituto
Colombiano uc .-\ntropología. HJS7. pp. :) 1-62: -La Etnografía de la SiNT~ N~>vada de Santa
.\[art:t ~ las Ti e nas Bajas Ad~-acentes •. Cado, .\1 hPrto r ribe coord.,. Geogrnf/n flumana de Colombia.
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!\ac ional de Colomb ia. H)S4. Soh r'l• los indígenas Tum o- Cuna o Cun;1 - Cu n11 ase ntados a l
Hn·o¡·r·id1•n te de l.a proYincia di" Car·tng<·n:l. véase Patricia Vargas. Los E'iltb!'m y los Cuna: Impacto
y RPru·ción an1e la Ocupación Esp(//iolo, siglos YV! y XVII, BogoL:Í. lns lil utn \.n lomb ia no d e
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Carolint> :\ . \\'illiams. -Resistance and 1\ehellion on t11e Spani:;lr Fr·or~tier: :\ati\e Responses ro
Colonization in tite \.olomhian Chocó. 1670 169<r. HAIJR, j9 .~.. Hl99. pp. 397 -424: .. Descrip-
ción ó r·elac-itín dd Golfo dd Da1·ién e lsuno df"l mismo nombr~· .. escrita por Antonio _-\n>yaJo Pn
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amba~ 1"11 .\11tonio R. Cuen·o comp. . Colación de Documentos fnédi1os ,tobre la Ceografia .r la
Historia de Colom~ia. 4 Vol:;.. Bogot:.'i. lmpr·enta de \'apor Zalaonea llcnnanos y Casa Editorial rlt"
J. .J. Pérez, IR91 - 1894. T. II. pp. 251 273) 27"'1-291, rt>specti,·amente): Hermes Tova r• Pi nzón
:,co mp.¡. • Df"scr·ip<•iú n de la P r· o, incia d el Ü¡u•ién a Nort"t: y S ur. i\.fedios dt~ Poblarla al S m y
D i>cu r·~o Refll'xi' o sobre la Co nq uis1n, lX>I' el Te nien te del BaLalló u d f' l'anamá Dn. )fanuel
Por el contrar·io. en las llanuras del Caribe la ráp ida y l<>mprana disminución de la
población indígt"na, no pPrmitió Ja conformación de un entr·arnado de aseutmniPnlos q ue
sir'\ iera de base pru·a dar amplia di' uJgnción a las p:tutas culttwales e uropeas y arrjculadas
con las de los indios y los africanos.11'l Sólo sobrevivió un ulirnero reducido de pueblos.
García de \ 'illalba• . ."'-CHSC: ~o. 3. Bogotá . l'niH•r-,;idad !\'aciou:1l ele Colomhi:l, 1965. pp. l'tí 194.
La documt·ul;~ción sohr·r los Cuna C:una tambic~ u es abundante: veásf'. pnr- ejemplo. \ .C.J.
\SeYilla, . Santa Fe. 552. 488 y 385: A.C.l\. (Bogot:i . .l!ilicias_r.lfnrina. 12:3. n: fi40r·. a 642r.: 1/i/icias
y Marina, 125, ff. 404r·. :~ 413r. e His/l)ria rivil. J4. n: !123r. a lOOGr.
61
L:~ irn po rtanc i:1 y las cons•·<·u<·ncias pdc·l icas c¡n~> !<•nía par•a hr co r·ona f'l contar' con
fnnciouarios sobrt> los que t>jf'rda su conti'Ol Ira s ido dt•.>tacada por· i\lagali Sarf;rtti. Spanis/¡
Bw-em,cmtic Patrimonia/ism in America. Berkt>l_,. California, 1966, quit>n clasilica al Estado rolonial
espaiiol romo una hurocroacia p:rlrimonial, con hase f'll l o~ planleami<>ntos de \\'f'ber sob r'C' la:;
relacion es patrim o ni;llcs de dorn i~t;rrión y la o rga ni zación es tnttd parrimo nial (vé:br iVTa" WeJwr,
.f:conom/o )' Soáerlarl. T. 1J, p p. 7:)'.¡ 847).
v¡ Eu In r·egión c~ribe se p rc>scnlan SE'rias dificultadi"S par·a precisa r la magnilud de la C:lÍda
demogr"ílica de la ¡wblación. conrv consecut>ncia de la invasión europeo~ en el siglo X'l. dehido a
CJliE' la información cwm tiL11i,·a con que se <'UE' Ilta E'~ lllll) rt>d ucida, como lo discute Cc•nnán
Colmenares, Historio Ecom)mica y Social de Colombia 1537--1719 (Hl73). 3a . .-el.. Bogotá. Edi.ciont>s
Ten:l"r ~ Ju ndo, 1983. pp. 106-8. Sobr'f' f'ste problt>rna vé:Ulse. :uit' m:ís, Hermc:~ Tovar· t'l ni. (comps.:,
ronvoc(I/OI'Ít1 . p. 22: He rrm·s To,·ar· (COillp.). Relacione.~)' T'tsitas (/ lns -lndes. S. \'1 /. 4 \'ols .. Bogotá.
Colcuhur-a. Instituto dt> Cultura Hisp:ínic·a, 1991 1996. T. JL pp. 1í í9 ,. !.a rstación drlmiedo o la
desolación f!t:fpersa. El ('rtribe rolombiano M el siglo \1 '1, Bogo1:i. -\riel His ror-ia. 1997: Jor·gt· Orlando
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Tirrradenrro J' los Orígenes de Barranquil!a. Es!JJdÜ)S y Documentos para una Geografta Histórica del
Deparlamenro dcl.4tlámico, Bogotá, Baneo de la Repúb lic::1, 1987, pp. 57 y SJ.-4. Lo re lativo a la
rli sminución del nCm1ero de pueblos en la región Carilw ·~n d siglo XVl se discute en Marta Hen·era
Angel, "Desaparición de Poblados Caribeños en el siglo XVY, Revisra Colombiana de Anrropología,
YoL 34, Bogotá, L1stituto Colom biano de /\nli'Opología, ene rcr dicicmbre de 1998, pp. 124 165.
61
Para informaeión resp<~ero ;;¡ la pohl:lció n indíge na de los Ande:; centrales en el siglo XVI y
..;obre su proceso demogr{Jico a lo largo de e,;e siglo véase H~'rmes ToYar (comp.), No lw;r Caciques
ni Seíiorer, Barcelona, Senda i Ediciones, 1988, pp. 81-90 y W3-117 y Hermes Tovm; .. Estado Actual
de Jos Esturl ios d<> Demografía Histórica en Colombia•, ACHSC, No. 5, Bogotá, Universidad
.\acional de Colombia, 1970, pp. 65 -140; Ju~m Friede, •Algunas Considemcimws''; Germán Col-
menares, His10ria y La Prooti¡cia; Jaime .laramillo Uribe, .. La Población Indígen:1 dr" Colombia <~n d
'.lomento de la Conquista y sns Transformaciones Posteriores•, ACHSC, t\o. 2, Rogo1;Í, U n i vcr~ i dad
.\acional de Colombia, 1964, pp. 239 293; Juan A. Villamarín, ·EneomendP.r·os and ·l nd ian$ in the
FMmaüon of Colon ial Society in the Sabana de Bogotá Colombia - 153i to 1jft0- », 2 Vols.,
Brandeis Cniversity, tesis doctoral, Departamento de AnU'opología, 1972 } Juan A. Villam.a r(n y
J ud ith Villamarín, • Colonial Censuses and '1:1-ibutary Lists of 1Jw Sabana de Bogotá Chibcha:
Sources and Issues•, Da vid J. Rohinson (ed.), Sl/Jdies in Spanish American Population Hisroq,
Roulder, Westview Press, 1981 , pp. <í:i- H2; Ma r·ía Ange les Eugenio Martínez, ThbUlo y Tinbajo en
.\"ueua Granada. (De .hmé11ez de Quesada a Samh~, Sc,·i lla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos
de Sevil!a, 19ii y Ju lián R.uiz Rivera, Fuentes para la Demogmfía Histórica de Nueva Cranada,
Se' 'illa, Eseuela dt· EshH.lios Hispanoamericanos de Sevilla, 19i2 y Encomienda y Jl1úa en Nut>va
Granada en el siglo )¡Vfl, Sevilla, Esctiela de Estudios Hispm1oamericanos de Sevilla, 1975.
G.\ Sohrr. <'Stas r·efor·mas en las regi.ones estudiadas, véanse: los informes de los virreyes en
Germán Colmenart•s (c:omp.), Relaciones e Informes: Francisco Antonio Moreno y Escandón,
Indios .r Jft>sti::.os dt> la _:v ueva Granada a Finales del siglo XVII! (liiD), Germán Colmenar'es y
Alonso Vale nc ia, (COlnps.), Bogotá, Biblioteca del Banco Popular, 1985. Con t·clación a las rf'for·
tUitS adelantadas en los Andes centrales véase: Josefina Chaves de Bonilla (comp.), •Informe del
.la:; distancias entre ellos fueron frecuent~m~nt~ grandes .Y el número de sus habil.antes
pqueño en comparación con los de Santafe o Tunja.~'" Las ciu.dades y las villas asum.ie-
como parte de sus funciones la ad.m.inislr.ación de los indígenas y no se desarrol laron
"tuciones específicamente diseñadas para administrar a los pueblos de indios y a la
ción que se asentó lejos de las ciudades y las villas.
El manejo administrativo CJUe se le dio a las eorn unidades indígem1s caribeíias
· ntó así un carácter rn<Ís «privado» y menos aj ustado a las normas del Estado
nial. Pero adem¡\s, el reducido número de poblados indígenas y la limitada pre·
ia de otro tipo de asentamientos desde los euales las autoridades pudieran con-
ar a la pob lación, pet·mitió la proli f~ración de esp aeios en los cuales los indios,
.lit;esclavos hnidos, los negros, zambos, blancos desertores de las xnilicias, mulatos y
·tizos transformaron y recrearon sus paütas culturales, sin la supervigilancia per-
enle de los portadores de la ideología y política oecidentales. La posib.ili dad que
~iero n los pobladores para organizarse siguiendo pautas distintas a las estableci-
4as por el Estado eolonial, unida a la mayor vulnerab ilidad del á.rea frente a los
~m i gos del imperio esptuiol, hizo que fuera necesario dat' un mayor peso al contt·ol
.ülita r. Desde el punto de vis ta adminis tr-ativo este fenómeno se expresó en la fre -
cat>ncia con q11 e allí se instaurawn las capitanías á. guerra, institueión que no operó
C!D las provincias de Santafé y T\.mja, donde fueron los corregimientos de indios las
.Udades administrativas básicas .
F ue sobre la base de esta organización espacial. y política claramente diferencia-
a se aplicaron las reformas borbónicas. Es precisamente al considerar la dimen -
<J Uf>
• • política del ordenamiento espacial, que se obtiene una mejor comprensión de la
rtancia tJUe se dio a la reorganización espacial y políti.eo·· adminislr.aüva de la po·
"ón en el s i.glo XVIII.';.; Hacia 1740, j unto con el establecimi e nto defínitivo del
Bogotá. ~'\!·chivo General de la Nación, HJD6, pp. 59- G:) y Jost~ Agustín Blanco Barros, El Norte de
Tirrrademro y los Orígenes de Bnrmnqu.i!la. Es/lidios .r Documen/OS pnra UIW cf~ogrrffla Histórica del
Deparrame/1/o de/Atlántico, Bogotá, Raneo de la Reptíblica, Hl87, pp. 57 y 81- 4. Lo relativo a la
d i:>rninución del número de pueblos en la región Caribe en d siglo xvr ;;e di~cute en Marta Herrera
Angel, "Desaparición de Poblados Caribe1ios en el siglo XVT", R l'vÚirJ í.olombiana de AntropQ/ogía.
\ "ol. 34, Bogotá, lnst.Íint.o Colombiano de Antropología, ener·<H.!idemb re de 1998, pp. 12!¡-}65.
61
Para in(iwmación r·espeet.o a la poblaei6 n i n d íw'n'~ de los .~\ndes centt·ales en el siglo X\il y
sobre su proeeso demogníJi~:o a lo largo de e;;e siglo véase Herrnes Tovar (comp.), No hay Caciques
ni Seíiore~, Barc.eloM, Sendai Ediciones, Hl88, pp. 81 -~lO y 103- 117 y Hermes Tovar, "Estado Actual
d e los Es1udios de Dernografía Histórica en Colomhian, ACHSC, No. 5, Bogotá, l'niveesidad
~acioual de Colombia, 1970, pp. 65- 140: Juan Friede, •Algunas Cons ideraciones~; Germán Col-
m<"na res, Historia y La Provincia; Jaime Jaramillo Cribe, •La Población Indígena de Colombia en el
)tomento de la Conq uista y sus 1hmsformaciones I'osteriores•,ACHSC, _\lo. 2, Bogotá, l!niver·sidad
.\acional de Colombia, 1964, pp. 239 -293; Juan A. Villamarín, ·Encomenderos ami ln dians in t.he
Formation of Colonial Society in the Sabana de Bogotá Colombia - 1537 to 1740- •, 2 Vok,
Brande is University, tesis doctoral, Departamento de Anu·opología, Hl72 y Juan A. Villam:arfn y
Judith Villamarín, •Colonial Censuses and Tributary Lists of the Sabana de Bogor;~ Ch ibch;l:
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Granada m el siglo )(Vff, Sevilla, Escúela de Estudios .Hispanoamericanos de Sevilla, 1975 .
G.; Sobre esl~% t•efor·mas en las regiones estudiadas, véanse: Jos informes de los virreyes en
Ge rmán Colmenares (comp.), Relaciones<' !nfimncs; Francisco Antonio Moreno y Escandón,
l11dios )' Afeslizos de la Nueva Granada a Finrdes del siglo XVI[] (1779). Ce rm[m Colmenares y
:\.lonso V:1lencia, (cornp~.}, Bogotá, Biblioteca del Banco Popular. 1985. Con relación a las rcfor-
ma3 :1delantadas en los Andes centrales véase: Josefina Chaves de Bonilla (eomp.), ·Informe del
\ 'isitado•· real Don :\ndrés B1•nlugo y Oqueudo sobre el est:Hio social ~· econt'rmico de la
poblac-ión indígena. blanca ~- mcsti7.a de las proviueias de Tunja ~ \ '{-Jpz a mediados del siglo
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(19i6- 1.9S6). 4 Vols., 2" ed • .Bogot;í, Ca rlos Valcnr·ia Edito res, 1980 HJ8(), T. .f\~ pp. 5'1A- 7lA y
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segunda rniwd rie l siglo XVTII>, , tG'HSC, No. 21. Bogotá, Unive rsirhd ~acional , I ~J93. pp. 40- 63;
.lor·ge Enriquf· Conde, •Espar.io. Sociedad y Conl1ictos en l::r Provincia de Car·tagena. 1í40-
1815·.Tesis par·a <rpt:u·la .M~est1·ía en Historia, Bogotá, Universidad .\'acional d~ Colombia, 199::1.
publicado postf'riormeute, con el mismo tÍI11lo. Barranquilla, Fondo de Puhlil'aciones di:' l;¡
r ni,·et-sidad del Atlántico. 1999.
'"' .'\lgun as ele las obras publicadas eu el siglo.\;\. incluyen m:rp as sobre el período colonial.
<> laborados. al par·ecer, cou b8se en la inforrnació n ~¡ ue propc¡ r·do11an los doeum enLos de
:rrr·hi vo. LamentalriPnH~nte la infor·mación de ('slos ma ¡)as u o siem pre coincid<~ con la qut>
ofrecen los docLUJJentos v, eomo no se indican sus fuentes, resulta ruuy difícil de establecer
el origen de las inconsisLencias, por lo que result;w poco confiables (vé~mse, por ejemplo, los
mapas quf. se incluyen en liJaría Dolo t·es Conzález Luna, Res¡:;uardos y Consejo Regional de
P la ni ri<:ac ió n - CORPES- de la Costa Atlántica, Jfapa CuLtural del Caribe Colombiano, Bogotá,
Corpes de l.a Costa Athíntica, 1993).
"' En este sentido han sido particularmente enriquecedoras las lectu ras de Pierre Bourdieu,
Tlu: 1-ogic of Praclice (1980), Sta nford. Stanford l iniversit:y Press, 1990; Owline of A 'i1teo1:Y of
Practice (1972). Cambridge, Cambridge University Press, 1993 y Language a!UI .s:rmbolic Po<ver:
Jacques Le Goff. Time, Work, and Culture In rhe J1iddle Ages ( Hlí7}, Chicago, Lnivel'siLy o f'
Chicago Press, 1980; Fernand Braudel, El Jlediterráneo :r el Nundo !11edilerrán.eo 1?1l la .Epoca de
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1-<:n los Andes prima la moulai'ia (,·éase i\fapa No. 2). El paisaje se ve emnarcado
por gigant('scas elevaciones que se encadenan unas con otras, caprichosamente, formando
'alles, pt·ccip ieios, suaves pendientes y abr·uptos cortes en las rocas. 1 Arriba y abajo,
' \'{o¡ursc descripciones de e.slus paisajes correspondientes ill siglo X\ 1Tl CJ J ¡\lej:md ro de
ll u111holdt. "Desc¡•ipción de la Saba11a ele Uogotá~. Enrique Pf.rez i\rbc hícz (comp.), Alejandro dr
1/umbokh en rolombia. E.t:trrwos dr sus Obras Compilados, Onl<.:nadus )' Prolo~Jados COl/ Omsión dd
Cclllenario rfp sn .1/uerle, en 1859. Uogotá. Em111'f'S:l Colombiana de Petróleos, H159. pp. 144- 166:
Dtnid Rohinson <·ornp. , .llil Leguas por . lmér·ira. /)p Lima a Caracas Jitf0- 1741. /)iario de don
!ligue/ de Stmli5l<·lxm . l3ogotá. Banco de la R''l>1íbli1·;¡, ·1992 y Josef \ntonio Pi!JIIIo. •YtincraJ.;o".
parte 5". índic•· de las carreras. pp. !H- 24/. Sobl'(: las características gf'ogrííliras de los \udcs
cenlr·aiC!s ,[.ase \lfred Hettner. Lf¡ Cordi/lrrn de Bogotá. Resultados dP l'ioje.< )' Eswdios (1892' ,
Bogo1á. f.dic·ioncs del Banco de la Rq>iíblica. 1966; Pablo Vila. "Regiones Nrr turales de Colombia
(t 'n E11sa.w Geográli co)», Colombia. No. 1, IJJa1·zo ilhril de 1944. pp. :)- 10 y ~·ucva Ceografta de
Colo111biu. ,-lspectos Político, Fúico, lfumrmo y F:ronómico, Bogo tá, Lihn;ría Colo mbiana Camacho
Rnld::ín y C:ia., 1945, pp. 31-45 y l/5- 9 y Ernesto Cuhl, Coloutbia: Busr¡u<:Jo dr· Sil Ceografia Tropical.
:2. Vols., Oogotá. ln;;riruLo Colowbiano de Cult ura , H)76. T l, pp. W 21, 3'1-G7. 74- 89.
l. LAS l l.A.NUR.-\S DEl CARU~E Y lOS .\N(>ES t..~TRALES: LA PEP.CEPC10N Ol!L E!WACtO Ct()<;RAFICO
L
MAPA NO. 2
LLA d1JRAS DEL C AREE y A_,\fDES C ENTRALES
].\:L\PA DEL R EL11WE
Cabo de la Vela
Santa Marta
VaJie Dllpar
•Tenerife
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.Monipox
'Cáceres
• . o Pamplona •
~aragoza R .. •
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Remedios
1 •
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d}\~nse~. m~•riquóta
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1 Nueva
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Granada
Provincia de
Cartagena
l . L\S llA.-..;uR.\S DEl CARIB( \ 1()5. A '-lli:,S ("f"-"TRALES: LA Pf~<.:EPOO~ OEL ESP.\ClO C EOGR."\FJCO
t\:!vDF.S Gr.~TRAT,ES
2
Por su posición geoasn·onómica • El principal factor determinante de variaciones regionales
de temperatura a n·m;és de l tenit.orio es la altitud, ...•; en términos generales en el territorio de
la actual Colombia «la ¡·1\mper·ann·a dismin uyl\ en un grado centígrado po r cada 184 mi\O'os di\
aumento de altura sobre el nivel del mar.• (Ernesw Guh l, Colombia: BosquP,¡(), T. l , p. 181). Véase
mmbién Pablo Vila, Nueva Geografía, p. ()~) y Contralol'ia General de Cundinamarca, Geografía
Económico de Cundinamarca , La Población y el Territorio, T. J, Bogotá, Imprenta Departam ental,
195i , p. 77 . Otros autores proporciona n estimativos un poeo diferentes, de acuerdo con los
cuales la temperatura baja 2/3° C por cada ·100 metr·os de as~;enso sobre el nivel del mar, es decil;
-¡• C por cada 147 ml\tms ('fhomas van de1' Hamme n y Enr·ique GonzAlez, "Historia de Clima y
Vegetación del Pleistoceno Super-ior y del Holoceno de la Sab<ma de Bogotá", Boletín Ceológico
VoL XI, nos. 1-::l, Bogo tá, Servicio Geológico Nacional, 1963, pp. 189-226, p. 205).
~ Véase, por ejt)mplo, la descripción que hizo de Alejandro de Humboldt del Salto del
lequendama, en Enrique Pén:z Arbelaez (comp.), AÜ;jrmdro de Hwnbokü en Colombia, pp. 103- 7.
' i\.G.K. (Bogotá), Visitas Bolivar, 6, f. 653r.
> Como consecuencia ele este tipo de fenómenos murió en 1785 Roque Gutién·ez, uno de
los más efic.ie ntes h erbolarios de Mutis, al represarse y desborda1·se la Q ttebt':¡da S eca, que
desemboca en el río Magdalena, en la cercanías de la dudad de .H onda (Guillermo Hernández
de A.lba (comp.), Diario de Observaciones de José Celestino Mutis (1760- 1790), 2• ed. , 2 Vols., Bogotá,
Instituto Colombiano de Cult.tn·a Hispánica, Hl8'l, T. I!, pp. 024).
6
Sobre condiciones de culrivo e n los An des cen t r·ales e n el si.glo XVIII véase: A.G.N.
(Bogotá), Visitas Bo/iCJar, 6, ff. 623r. a ()25r.
7
Alejandro de Hum bold1 y A. Bonpland, Ideos paro una geograj(a de lás plantas más un cuadro
de la nantraleza de los ¡múes rropicales, ba.wdo en las ohsf~rvaciones J" mediciones que se realizaron
entre los paralelos tOnlatintd norre htwa 10• lalitml sm; durante los ailos de 1799, 1800, 1801, 1802 .Y 1803
(1807), Bogotá, Jardín Botán ico "José Cele~tin o l\{ utis", 1985, pp. 21- 25; 35- 46; H8- 101 y 103-
105 y Pablo Vi la, Nueoo Ceograjla . pp. 261--2.
l. lAS LI-•NUR-'5 flfl CAR16E Y LOS -""DES CENTRAlES: LA PERCEPCIO N DEl ESPACIO C~WGRA FICO
.Allí donde la humedad es mayor y las estaciones secas poco marcadas. el bosque se
prolongará hasta aproximadamente los 3.900 metros sobre el ni, el del mar. Por el conl1'ario,
donde la humedad es mf'nOJ' y las estaciones secas son más prommciadas , ese límite
bajará a los .3.200 m etros sobre el nivel del mm·. 8 ~(ás allá del borde del bosque es Jj[ic il
hacer producir la tierra .v toler·ar· ('l frío y la humedad . 1\lás abajo, hasta los 2.000 mell·os
de altura, las turmas, los fríjoles, batatas, ñames, ib ias, cubias. arracachas y ahuyama::;
twlivas, comparten e.l espac io con el trigo, la cebada, los garbanzos, las lentejas y las
alve1jas verridas de Europa . El maíz, '"trigo de los indios'', se da bien a esa al 1w·a, pero
produce más cosechas anuales en tierras nuís bajas y cáJidas, donde se da junto con el
plátano, la caña de azúcar·, e l arroz y la yuca.9 E l tono de los verdes varia desde el
grisáceo de los pár·amos. hasl:a el exuberanl'e esmeralda y limón de las lierras bajas.
"'El color auzl {sic por azul) del cielo se tor·na más p1'0fw1do ~ oscuro mientras rnás e
g<u1a altlU'a. La altnr<t del lugar de ubicación modifica a un mismo tiempo la disminución del
peso. el f,'l-ado de calor del agua 1Lin-iendo,la intensidad de los rayos solares y su ref'r:lcción.- 10
Color y luz están í:ntimamen te relacionados con la elevación del terreno, al igual
c¡u e la tendencia al uso de calmosas mantas o delgados trajes .
Por el contrario, en las llanuras del Caribe, desde e l valle del río Cesal' hasta las
ser.·mnías de San .Terónú.n o, Abibe y Ayapel, lo q ue rápidamente acapara la atención es
e l agua (véase Mapa No. 3). Los ríos, caños, arroyos, l::ts ciénagas y el mar establecen
cje:s de referencia que con trastan con los de las cordillet·as andinas. En los A.tH.les, con
frecuencia, los ríos y quebt•::tdas se perciben com o ohsláculos en los caminos_ll En la
r=========================,---------------------------------~.- ~
Ciénaga r '-•
limitas provinciales Rio Hacha \
Cga. Gra.dó·,-
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Cartagena e ...
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12 La pr·ovincia de Cartagena ·•por la ramazón ele sus ríos, ciénagas y cao1os, la hace tralicable
por a¡,>ua• (Anton io de la Torre y Mir·anda, "Noticia Individual~, p. 40}. Véase también Orlando
Fals Borda, Historia Doble, T. I, p. 2f)B. Sobre las diferentes posibilidades de navegación en
inviemo y verano véase Lu is Su·iffler, .E l Rio Cesar y El Río San Jorge y Francisco Javiel' Vergara y
Velasco, Nu.eva Geografía de Colombia ( 1901), 3 Vols., Bogotá, P ublicaciones del Banco de la
República, Archivo ele Economía Nacional, Hlí4, T. !, pp. 365, 368 y T. Il, pp. 368, 438 y 580.
11 1\ .G. N. (Bogotá), Testamentarias Bolíoar, lO, ff: 685r. a 695v. y Josef Anton io de Panclo,
"Y tinerario ~, p. 130. Sobre las actividades económicas de las haciendas en la costa Caribe en el
siglo XVIIJ, véase Hermes Tovar Pinzón, Hacienda Colonial y- Formación Social, Barcelona, Sendai
Edieiones, 1988 y i\dolfo Meisel Roca, "Esclavitud, Mestizaje y fliocienda en la Provincia de
Cartagena: 15~~-1851 " , Desarrollo y Sociedad, No. 4, Bogot:i, CEDE, Universidad de los 1\ ndes,
1980, pp. 227- 277, pp. 255 y SS.
11 José M Dc- Mier (comp.), Poblmniemos, 1'. I, pp. 305- 7; A.C. l. (Sevilla), Santa Fe, 519; Pedro
Sirnón, Noticias lfiswrial<~> de las Conquistas de Tierra Fimw en las Indias Occidentnfl'.s (l(i2G), 7 Vols.,
Bogotá, Biblioteca del Banco Populm; 1981 1982, T. VI, p. 50í y Antonio Jul i:in,LaPer/a de América.
Provincia de Santa Marta (ca. 1787), Bogotá, Biblioteca Popular de Cultura Colombiana, Hl51, pp.
101-2. Luis Navarro García, "El Privilegio de los Regidores en el i\basto de C:1rtagena de Indias",
Anuario de Estudios Americanos T. XXXVIII, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Arnc:ri e<~nos,
1981, pp. 173-214, pp. 203 -4, nota 4.9, transe1·ibe un documento de 1746, según el cual el ganado
que se llevaba de la villa de Mompox. a C:;u tagena debía embalsm· o atravesm· h·es veces el río
Magdalena. En ese mismo artículo (pp. 185-6) se hace o·ef'ereneia a la declaraci6 n de un criador de
ganadu, hecha hacia 1745, de acuerdo con la cual había perdido un vaquero, 50 cabezas de ganado
y ~) eaballos, cuando ll'a.nsportó 250 reses "nadando desde Menchiquejo", cerca de :Mornpox,
hasta los pl.ayones de Bocachica, cerca a Cartagena, en tiempo de crecientes, es decir de ilnriemo.
os i\.G.K. (Bogotá), Empleados Públicos Bolívar, 4, f.897r. y Consulados Colonia, 1, ff. 245r. y 250r.
w Juan de Santa Gertrudis, Maravillas de la Naturaleza (ca. 1775), 4 Vols., Hogolií, Bam~o
Popular, 1970, T. I, p. 78. Véase también i\.G.N. (Bogotá), Poblaciones Várias , 5, f 37.3 r. y José
.r
Agustín Blanco Barros, Sabanalarga: sus Orígenes Fundac1."ón Definitiva. Bogotá, In~tit.ulo
Colombiano de Cultura , 19í7, p. 72.
lí i\.G. . (Bogotá), Curas )' Obispos, i, r: 989r. .Y V. y Visitas Ro/ívar, (), lt ()fl!)r., 692r. y V. y Cerardo
Reid(ei--Dolmatof'f' (comp.), Diario, pp. 44- 5.
" t\ .G.N. (Bogotá). Juicios Criminales, 201, f. 154r.; Caciques e Indios, 1, 1: ::lí4v.; Visitas Bolivar, 6,
f. 34o·. y v. y Juicios Criminales, 184, f. 34r.
•~ A.G.N. (Bog<>t<t), Curas y Obúpos, B, ff. 977r., 986r. y 988v.; Caciqu<:s <: Indios, 1, r: 403v.;
J1l'scekínea Colonia , 22, ff. 43J: a 45r.. 52J•. y 53r.
Es más , en las llanuras del Caribe el conce pto de montai'ia que comparada con
de los Andes, es una pequeñ a elevación28- tien e en su sentido de mo nte, de montuoso,
ronnotnrión m u~ particular y de una importancia que no tuvo eu los Andes centrales
el siglo \ \ lll. Po r· ejemplo, la salJana de Bogotá, donde estaban ubicados la gran
oría J e los pueblos de la provincia de Santafé, fue d escrita como llana y sin montes,
que cir·c tmdada por la coedillem. 29 Según Pando, el ad ministrado r· de coJ•rcos, en e l
ino de Santafé a Facatati vá (Yéasc \1a pa No. 4), "Se atravi esa e l anch uroso llano
u P loma e l nombr·e del rio Bogota f¡[u]e pasa por· el centr·o, .... d e bellísimas praderas
arbol ninguno ''.'10 Smrt.a Gertrudis la describía como:
"Esta pampa, que es del todo llana. tiene una vista 111U) alegre, p orque está llena de
r asas a n·cehos poblada de indios y mestizos, con vari<ldas arboledas y sembl'el'Ías d<'
maíz, h<•bas y papales, con s us hat·das o paredes d e tapia. Todo lo que es pasto com ún es
La Perla, pp. 1.09- 10, llam¡tban q ue br·adas a los r·íos p e que 1i os o torre n Le~. La doc t.u'tl c n tación
d eja lransluci r un sen ti do scmejau lc, como f'll e l c as o dC' I sc ñalami <~ nto seg ún e l cual el
<liTO) ito dt> Taron se in t roducía en la quel)l'ada de ~lc)l'en o {·\. (;.N. ~ Bogotá ' , .1/iscelánt>n
Colon in, 10, f. 26/v.' .
r, \.(; . : . (Bogot:1), Poblaciow ?s licu·ias , 11, r: 742r. y ,11úccldnea Colonia. 10. ff. 2 61ív. a 270r.
~· En las llalliJt'IIS del Corilw la alnu·n p r•omedio no pas<J d e 300 m rs. sobr·e d 11Ívo'l del mar
' Emesro Guhl. Colombia . T. 11. p. 147,.
:!!1 Juan López de \'el:~ sco, Geografía y Dt'srripción Uuic·rrsal de la$ indias (1374), ~Jai'('OS
J iménC':t. de 1:~ Esp~1 da (comp.), Madrid, Bibliotcc:1 de /\ulo rPS l~s pairo les, HJ71, p. 1Sl.
"" Josef '\ n1o11io Pan do. ~Ytinerru·i o ~. p. 9U.
M.Al'i\ No. 4:
A \lDES Cc:l\ TMLES
llEUE\ E Y AsE.\T\ \IIF.l\T OS J\ 1EII:CIONADOS eN EL C.\.PÍTli.O
.
-- ";
i
1
e Ciudad Laguna
• Otro tipo de Ciénaga
Asentamiento f\...' Limites Aproximados
r-.--.--~~--~~~~~-
SO km.
Por el co nlrario en las Jlan11ras del Caribe la montaita, conce bida como lo
D •utuoso,'l.~ como el monte, es decir lo que está cubierto por espesa Yegetación,19 estaba
~ :\.G.I. (Sevilla). Sama Fe, ::; 18 y 504 y En•eslo Restrepo Tirado, Hisrona de la Provincza de
Santa Marta (1929), Bogotá, Cokuh.ura, 1975, pp. 185.282.292 y 319.
" A.G.l. (Sc,·il la), Santa Fe. 488. Otros se1ial¡unientos, relativos al Caribe, s•)b •·e huid a el<·
l o~ indios al monle, cuando por algl"m motivo ~e rebelaron o afronlaron silu:H•iones difíciles
para ht snpt>•·vivencia en \ .G.N. (BogoLá), l't:~iras Cundinamarca. 7. n: G22v. y 623r. e lfis10ria
Edesiásüca, 15. f. 243,·.
12 ,\.G.t. 'Se, illa). Sall/(f FP. 488.
n lb id. Sohre estos pnlcnc¡ues .' la guen·,, que se adelant•Í co ntra ellos ('n 1'1 siglo \:\ lT.. véas<'
Roberto An·áwla. Palenque, Primer Pueblo Lihrt• de América, Cnrtagena, Ediciont>s Hcmáudc~.
1970 y .tv!aría del C.u·men Bor..-r• 0 o P lá, Palenqii<'S ,/(,Negros en Cartagena de India.~ 11 fines dd siglo
XVJJ. Sevilla, Escuela de Estrnlios Hispano- A nw ricanos, l97'1.
11
.\.GJ. Sc,illa¡. Sama Fe, 1034. fl h. y 81v.
<:•• \.C. ~. (Rugotá, hsiras flolivar. 6. ff. 688v. 68!lr..' 693r.
lll A.G.l. (Sevilla). Sama F(', 5::>2.
17 José M. Dc- Mier (comp.). Poúlamiemos. T. l. p. 214.
l. L.),.$ llANURAS DEL CARIBE Y LOS .WOES CJ:"NTRALES: LA PCRCEPClON DEL ESf>ACJO CGOCR.'\FICO
c. L:\ E ST\CIOi\.\LfDAD Ei\ 14-\S LLA1\IJitJ\ S DEL CARIBE ' LO M ICROCUIIIAS DE
LOS A KDES Cr~NT!IALES
De otra parte, aunque lo que se entienck en los Andes por montaita, es decir, la
gran ele\ aciÓn, que impresiona. ([Uf' impacta ,\' CJUe siempre f'Stá presente ('01110 p unto
de rcl'erencia, no sen con ocido en extensas zonas de la región Cw·íbe, lo~ d~·snh·eles
del t.CI'l'eno tierwn alLí u na impo rtancia fund amentaL Muchos cerros, ('11) :1 altura es
relativamente pequei1a, en compal'ación eon las moutañas andinas, son per cibidos como
grande~ l"levacioucs c¡ue ofrecen serias dificull ades para ser l ran~itados. Pe ro además,
son esas elevaeion<'" del leneno. ap<u·entemenle pequeíias, las que no son cubier tas
por las aguas CHanclo llegan los meses de JlnYia, de irwierno, de f1·ecuentes • IPwpestades
de aguaceros, huracanes, rayos y CPtltellas»:;" Es en estas tie rras más altas donde los
pobladores ubicRu s us viviendas al resgnar-do de las agnas, cuando llegan las crecien-
tes tl<- 1 río en el invierno.5'; E s ttllí donde se ¡wecle marü e n e r· el ganado t:nando las
tif't'r:~ s bajas quedan cubiertas por las aguas. ::.G • \ los Lenenos <~ l evados qurda rt>d ucida
la tierra útil de las extensas llanur as caribei'las Jw-ante el im·ie mo.j;
Y es 4 ue los c iclos de im iemo y de verano ejercen su impacto sob re los Andes
cent.rales y las llanuras del Caribe, p ero d e distinta mauera. Ambas regiones exp erimentan
el venwo o estación seca durante el último mes del año y los primer os de l siguiente,
luego de lo cual llegru1 las llnvias del jnviemo. Estas duran hasta finaliza¡· el afto, pero se
\·en interrumpidas por· un bl'eve período seco conocido como el veranillo de San Juan,
debido a r1ue tiene lugar· hacia el 24 de junio, fecha en qne los católi cos C'elelmuJ la fiesta
de esC' sa:nto."8 Este c iclo, caracte r'Íslico d e la zona interlJ·opical en crue esi:Ín ubicados
tant o los Ancles ceutrales com o las llanuJ·as dt>l Caribe, p11e d e verse también como
compuesto de dos verru10s y dos inviernos gue se suceden eu urJ mismo aiio,·;9 aunque
los períodos secos son m:ís cortos en los .\ndes ce ntrales!~'
* L ______
Sin embar·go, el impacto de la periodicidad de las lluvias difiere en cada región .
..1 pesar de la coincidencia temporal del ciclo invierno- verano entre la región Caribe y
)a:; .\ndes centrales, la topograña int1·oduce diferencias radicalc~s c~ntre una y ot1·a ::í.rea.
En lo:> :\n.des los ramales de las cordilleras hacen sentir su preseneia, dando lugar al
frnómeno de la distribución vertical de las precipitaciones, con tres pisos de nubes
eruatoriales en las zonas montañosas. Dentro de tal distribución, los niveles má:.ximos
w precipitación se localizan <"lehajo de los 1.500 mts. sobre el n ivel d el ma.r. 6 1 Las
-~mas alLuras en la llanuras C[u·ibeí1as - exceptuada la Sierra Nevada de Santa l\'larta-
~ en esa ár·ea de mayor pluviosidad, por lo cual, en general, las ár·eas cercanas a las
Cordilleras andinas son las más húmedas. En los Andes cenlt·ales, por· el conlrario, la
•tensidad de las precipit:1eiones se ve matizada por la altura.ú2 Cien metros arriba o
:IL:ajo e n la pendiente de la montaña, el encajonamiento en n n valle, la ubicación al
llon:le cie una sabana o en medio de ella definidn el mierodima. Y los Andes centrales
soo. eso: multiplicidad de climas y microclimas.6 'l 'Cna o dos horas de viaje por una
~pada pendiente ll evan a experimentar el cambio entre el intenso frío, acompa.iiado
.., n•rdcs grisáceos que se pel'ñlan desd.i bujados ent1·e la neblina, y un clima Lemplado,
en el que se anuncia la intensidad y el brillo de los verdes de las tierra:; c¡\l idas.
En este contexto, el clima definido por la allw·a tiene en los Andes centrales un
impacto mayor que el invierno o e l vct·ano. En e.l sig.lo XVIII, en los bordes de la
sabana de Bogotá, un pueblo que perdía sus cultivos en las tierras altas, como conse-
aaencia de las heladas o bajas temperaturas nocturnas, podía sobrevivir gracias a lo
4llpK' había cultivado en las tierras bajas.1;.1 Desde luego, en los Andes centrales lmnbién
laa~ diferencias entee el verano y el invierno y se establecen ciclos, au nque menos
.arcados que en la región Caribe. Viajar e n el período lluvioso resulta much o m~is
*momdo y difícil que en verano. 6; En la sabana de Bogotá, un brillante y cálido día de
• sto de mediados del siglo XIX, el cielo azul y el aire despej ad o, acompañaba la
siega del trigo. Era el veranillo de San Juan . Ochenta peones se~ movían metódicamente
ftl la misma dirección, acompañando los golpes de la hoz, con cantos y el grito de gea,
1J1M- gea. Ese era el especl.áculo de la hacienda . En las estancias, eran los domingos del
11~raniJlo los días en que se convidaba a otros esLancieros para segm· los pequeños
~ aales .r.c. La chicha acompañaba la faena, que culminaba eon una fiesta. Segadores y
anarradoras1;; intercambiaban miradas y coqueteos, que terminaban en casamientos.1;x
La gran hacienda y los pequeños y medianos cultivos se veían todos pautados
ndicamente por la sucesión de meses lluviosos y secos . La necesidad de mano de obra
paro_ cumplir las tareas agrícolas se concentraba en ciertos meses del año. La hacienda
:ruplía estos requerim ie ntos mediante la contratación de peones . Los pequeitos y
mt<dianos estancieros recurrían al intercambio de lrab<~jo, práctica que tenía su origen
"' Ernesto Cuh l, Colombia, T. J, p. 188, .Ciclo Anual de Lluvi:lS». Sob1·e d ~rea ~ndina,
espccífic:u:nente sobre la provincia de Santafé, se incluyen observaciotws solu'·e el dima, atllHJtle no
tan completas como las existentes sobre tas llanuras del Caribe, en Hermes T<wat· Pinzón (('omp.).
Vo ha¿)' Caciquet, p. 149.
fi lErnesto Cuhl, Colontbia, T. [, p. l8G.
(;l lbid.
¡;, Ibid .
l. LAS LUNURAS DEL CARIBE Y LO$ ANDES CE.I'ITRAl.ES: lA PERCE.f'CION DEL eSPACIO GEOGRAfiCO
en el pasado prehispánico. La estacionalidad en la demanda de mano de obra af(~ctaha
también a aquellos que se veían obligados a trabajar para otros, ya que n1uy pocos
t:rab<üadores agrícolas conlaban con nn trabajo estable. Su vinculación con la hacienda
dependía de los requerimientos estacionales de mano de obra por parte de ésta.w
Las ciudades, villas, pueblos y parroquias andinas no escapaban de eslll St1<~esión
de sol y lluvia. Los frutos de cosecha que se pueden consumir dependen de la estación.
Las casas y caminos deben construirse o l'epararse en el verano. En el invierno se
percibirán los daúos y se marcarán las goteras que hay que tapar cuando vuelva a impo-
nerse el sol. Pero en la ciudad o en el campo Jos ciclos son caprichosos. Una ligera
llovizna o una lluvia lorrencial en medio del verano, en enero, puede haeer fraeasar la
ciega o un día de triHa. 7° Con ti·ecuencia unas horas o días de sol ponen una nota de
alegría dentro de un riguroso invierno. A veces las variaciones son tales crue el verano
pm·ece invierno y el invierno verano?' De otra parte, d verano o el invierno pueden
prolongarse más de lo acostumbrado. En 1735 los indios de los pueblos del partido de
Zipaquirá, en la provincia de Sant<Úe, pedían que se les rebajara el tributo, ya que las
muchas lluvias no les halrían dado lugar a las labcH'es de la tierra y hab.ían perdido sus
sernenteras. 72 En 1766 el corregidor del partido de Bogotá se quejaha de que los
"continuados veranos, hielos, mugues, y olras epidemias" habían dejado tan pobres a
los indios, que algunos se habían lransfOl'rnado en mendigos, otros estaban ded.icados
al pillaje y muchos abandonaban sus pueb los.i1 En 1776 se experimentó un rigm·oso
verano en los t\ndes centJ'ales y hubo escasez generaL En muy pocos lugares la continua
sucesión de días calurosos y noches particularmente frías perdonó los cultivos . Esos
días soleados, en los que imperaban la luminosidad y el intenso azul del cielo, eran
también secos y sin lluvias. Además, anunciaban noches en las que la ausencia de
nubes permitía ver el magnífico espectáculo de un cielo tachonado de estrellas, pero
también que el calor se escapara rápidamente, dando lugar a las temidas heladas, que
resultaban tanto más destruc:livas para los cultivos debido a la seqtúa imperante.:;~ En la
ciudad de Tunja y su comarca fne la "anbruna tan terneraria .. .que se morían; los mas de
nesecida".7:. Se le llamó el aúo del harnbre.76 El exceso de lluvias también podía ~u·rasar
con los eultivos. Con freeueneia, la pérdida de cosechas por el verano o por el invierno
y las hambrunas subsiguientes venían acompañadas de epidemias, como las que se
reportaron en el corregimiento de Bogotá en 1782 y 1uego en 1793- 1794, de las que
muchos indios murieron .77 Los registros de defuneiones aumentaban regularmente
frecuencia se aprec i ~ esta aso(:iación (además de los doctuuentos citados, véanse hls cuentas de
los Lributos presentadas pot los corregidores de Guatavita entre 1697 y ·1730 en A.G.I. (Sevilla),
Contaduría, ·1595; la relac ión de ÍllgJ'esos y gastos del cura del pueblo de Chivatá, en juri.sdi.eción
de la ciudad de Tu nja, de 1783, en la qu e hace refe rencia a la pérd ida de los f1·utos por t:l
''verano cruel de aquel año" y a los crecidos gastos po1· el "calam itoso" ti~:mpo de epidemia de
viruelas (A.G.N. (Bogotá), Curas y Obúpos, 13, ff 662r. a 680v.) y Curas I Obispos, 25, Jl 87fir. y H10r.
y v., donde se menciona la gran peste de 17?5, la notoria necesidad que experünentó el r·c ino
en el a1io 1776 y el caos qu e generó entre la población indígena la política d<: ag1·egaóón de
pueblos adelantada en 1 ?77, cuando aún la población no se reponía de los desastres causados
por el hambre y la epidemia).
;s Martha Emilia Galana, "Localidades S<tba neras siglos XVII XIX. Un estudio de demografía
his tórica~, 2 Vols., Bogot<Í, Informe final prt)Senlado a la Corporación de Estudi os Antr o.pológicos
p¡mt el Desarrollo - CEAD- y a COLClli;NCI AS, mecanografiado, enero de Hl91, T. JI, p. 34.
; ,¡ Ibid., T. II, pp. 27- 34, 7~80 y 124.- 9, .incluye las series de defunciones de los pueblos de
Sopó, Guasca y Cachancip<í, en la provincia de SanLafé,y muesr.ra la ocu rrencia de este fenómeno.
Otras referencias a esta epidemia no so n tan clar;ls o no procesan información que pe nni t<t
confi rmar, ampliar o rechazar estos resultados. Por ejem plo, el cura del pueblo de Chivatá, en
jurisdicción de la ciudad de Tunja, se refirió a los efectos de la epi.dcmi.a de viruela de 178'1 en
su pueblo y Ot1·os com:H·eanos y tambié n al fuerte verano t¡uc se experimenr.<'í en ese ai1o
íi\. G.! . (Bogotá), Cu.ms y Obispos, 13, ff 6()2r. a 680v.). Según una solicitud para relevar a los
indios del partido de BogoLá del. pago de tributo, la escasez y la epidemia se experimentó en
!782 y 1'783 (A.C. '. (Bogotá), Tributos, 20, f. 57h. a 572v.), lo que podr.ía indica1· que allí la
t:pidcroia llegó antes que a los pueblos de Sopó, Guasca y Gachanci p<Í. José María Caballero,
Diario (ca. 1819), Bogotá, 1\kaldía Mayor de Bogotá, 1990, p. 45, a.notó que en 1í83 fue la peste
grande de viruelas. María I-Iilllelda Ramírez, "Las Jl,·i ujeres y la Sociedad de Santafé de Bogotá
a fínes de la Colonia (1750- 1810)", Tesi.> para optar el gra do de Maestría en Historia, Bogot;í,
ü niversidad Nacional de Colombia, 1996, p. 17, se refiere a la epidemia de viruela en la ciudad
de Santafé de 1'782- 3 (esla tesis Cue recientemente publicada bajo el títu lo de Las Mzyeres )' fa
Sociedad Colonial de Sama Fe de Bogotá, 1750-·1810, Bogotá, Instituto ColornbiarH> de Amropolo·
gía e Histo ria, 2000}. Renán Silva, Las epidemias, p. 30, aclara que la epidemia debió detc~ctat•se
a mediados de 1782 en l¡¡ n:gión Caribe, llegar hacia noviembre a la ciudad de Santaf'é y tener
"su punto más alto, en cuanto a la gravedad de l contagio, ent:re diciembre y enero." de 1783.
Según el virrey Caballero y Góngora la cpi.demia se declaró en 1?82 en las provin cias de la
1·cgión Caribe y en 1783 se expandió "por· Lodo el Reino" (Germán Colmenares (comp.), Reladon<'S,
T. 1, p. 416). Nótese, en todo caso, que si bien scgú u los 1·egistms de defunciones de los pueblos
de Sopó, Gachancipá y Guasca, la epidemia hizo mayo1·cs es LJ·agos en los meses en los que
usualmenle Jjene lugar el primer período invernal del año (.Martha Ernili.a Ga la1·zn, "Loealldades
Sabaneras", T. 11, pp. 27- 34, 76-80 y 124- 9), según el cura de ChivatÍI en ·178.) se registró un
fuerte verruw (1\.G.N. (Bogotá), Caras .r ObL~pos, 13. ff 662r. a 680v.). Estos scrt<Jl¡¡rnientos podrían
es tm· indicando enLonces que en 1783 se presen tó una perturbación en el ciclo dio táLico y qu e
en los meses de marzo a .mayo de ese a 1~1 0 no necesa1·iamente se presen taron las lluvias
acostu mbradas. Una mejor corn¡.H"CIJ$ ión del proceso requeriría de estudios que permitic ra11
r·eco~tstn1ir la hi~LNi a del clima a lo largo de ese siglo, con Jos que no se cuenta.
m José María Caballero, Diario, p. 55.
l. LA$ LLANURAS DEL C:\RIBE Y LOS .~NDES CEN.r RALES: LA PERCEPCION DEL ESPACIO CEOCRAFICO
t'CStli t-a allí incluso m:is cor11plejo que en el área andifla. En las llanuras del Caribe.
aproximachunente entre abril y noYiembre. se experimenta el período inwmal. E la
estación de continuas lit" ias, de frecuentes lor·mcnlas de truenos v ravos. cuando
"'de un instante á otr·o se forman horl'ibles Turbonadas; y df'sgajándo~e la~ l\ubPs con
c\gua se convierten en ríos las Calles, y los Campos pru·ecen dilatados Mart>s;". 81 En
es ta época el calor, de por si agobiante a todo lo largo del arl.o, es más in tcnso.~2
Desde mediados <'k jttnio hasta agosto e l invier·no se ve brevemente int.ernu11p ido
por el verani ll o de San .l11a11. En esos días se r·eeoge <>1 maiz que se ha sernhriHio al
comenzar las lluvias.s-1 Otuante los primeros meses del iuv.ierno, antes del veranillo, la:>
ll nvias son menos intensa~. El s<>gnndo período iuvernal no sólo es más fuerte, s ino
que con las aguas "icnc un gr:m viento b ramando de norte a sur y otras df' sur a u orle.
Se conside,·aba a esros fenómenos más como lnlf"acancs que como Yendantles. pon.¡ tu:'
du raban poco y derrumhahau los árboles. echaban :-~1 s u elo el maíz y anegaban las
ca noas qne cogían sin abrigo en el río Magdalcna. 8 i Femández de Oviedo describía
que después de uno de esros huracanes, él había
",·isto en rnontf's muy f'Spcssos y de geandissimos anoll's pn espacio de media legua
y dr llll quarto de legua contin uado estar todo e l mor11't' h'astornado y derribados todos
los arvoles c:hieos y gnntd cs v las rayzcs de m uchos dr llos p:;~ ra a rr·ib a" .8"
Paradój icamente, e n ricmpo de vendava les, es decir, d u ra n re los meses d e
se pliembre, octubre ·" parte de noviembre, el mar esraba H1<lS claro y quieto, por lo 1p rt'
era tiempo de la pesca de la pc l'la. ~ Ad emás, las lluvias fonnaba11 pozos CflH' lwopor-
tionaban agua potable en la seca zona costera del no1· o riente de la ciudad el<' anta
J\larra. 8' En las llanuras del curso bajo del río }lagdaklla. por el contrario, con el aumenro
tle las lluYias y de las crecientes de los ríos, los peces se rf'fugiau eu las ciénagas~ que.
a su \·e:¿, se transforman en lagunas. La productividad de la pesca se ,·edtH'P. al míuiwo,l!9 .
al tiempo qtre Sf' facili ta el Lrál~co t1uvial. 00 Los secos callees de los afluentes J e l r ío
Ces~u· se llenan de agll ~t y Huyen hacia él, haciéodo lo navegable. 91 Al aurnentar el nin·d
d e las aguas, los r íos S in ú , San J orge y Cauca q ucd:tn cornw .t.icados y las embarcacio -
n es pued en pasar de u no a o rro.IY2 Con base e n <~ 1 conocuniento de estos fe u óm <~ nos
81
Jo rge Juan.'" \n tonio de Ulloa, - ca,·tagena en el año de 1 7'35~. p. 290- Sobre los' cndavalc~
.' turbonadas f(lll' rmpezaban h¡¡cia mediados de llt<IJ'O en la costa Ca1·ibe. también hizo
refe•-encia Joscf .\nt o nio !'ando. ~Ytinerario -. p. 145.
82 Jorge Juan ." ,\nt onio de Clloa. "Cartagena··. p. 290.
Sl H t>rmes Tovar Pin 7.<Ín ¡comp.). ReladOtlf.S y l'isitns. T. H. pp. 'H3 -4.
~1 !bid. En el siglo '\\"111 .\ntonio de N~n!Íez y la TonT tie r·efería a este tiempo como de
n·ndava les (Antonio Narváez y la Torre, •Pn>Yin(:ia de Sanra i\ htrt<l) .Río Hacha de l Vi•'r'l'.l nato de
Sant;lle • (1778). Alfonso Mún e1·a (comp.). En~r~yos Costeños. De lo ( olonia a la Rep!Íhlia': 1770
1890. Bogot~. Colcultura. IHH'Í, pp. 31- 73, p. IÍ'Í. l~s lc informe ap>u·N:e transc ri to t r11nlt i <~n c•11
Antonio B. Cu•••·vo (comp.), Coleráón, T. Il, pp. 173- 202).
¡¡;; Gom~~lo Ft'r·nánde?. dP Ovi.. do, De la Nawml 1~·rl·toria de las J1¡r/ios ( 1.526}, edici6u b('~ÍnJi l. '
Chape! Hilt. Tht• tlr tivt• r-si ~v of Nortlt Carolina l)ress, 1969. p. ~0.
""Anton io dc N:tnáez ~· Laton·o>, -Provincia ele Sn nln J\Jarra". PP- 44- 5.
K; Ihid .. p. 43.
llS GuillcmJo Hem:índez de Alba /comp.. Diario. T. T. p. 72.
89 _\mparo ~lurilln Posada et al .. Un .1/unt!o que se mue<~c lYJIIIO el Río. Historia Regional del
hizo en el siglo X\1 i,Tl et'Ht('S Tovm· Pimón (comp.:. RP!ariones y 1í:~itas, T. JI. p. 292.
91 FrwH:isco .Ja,ic•· Ve•·!!W'<t.r \ 'f• lasco. Nue<>a CPogrr!/ffl, T. JI. p. 36;3 y Luis StJ·ifller,EI R1o Crs(lr. p. 2 L.
" 2 Franeisco Javier Vcrga,·a y Velasco,.Yueva Ceogn~¡ia, T. 11. p. 530. Véast> una clescripri<ÍII llllt)
coJ11 plew de f•slos fc u óut c nos, en lo que teHÍa q t<<' vr·r' <'O n lM ríos San J orgt> y CHuta. <' l t Luis
Strifn ~ e, El Río Surl Jorge.
L LAS LLANURAS DFL CMUSC Y tOS .\NUES CENrRALES: LA PERCEP(.10N DEL ESPACIO CEOGRAI·ICO
MAP.A · ro.6
\"HJ E EK LiNEo\ IW C J' \ t:KTRE EL RÍO C ESAR Y t\) ¡\l'EL PHOPLTESTO POR STBIFf'L ER
roo José _\f. De ) lier (comp.;, Poblw11inuo.r, 1~ I, pp. 47 .1 50: Francisco Ja,ier Yerga r':l .r \'elasc
Nue<'a Geografía, T. 01. p. 8G8: Odando Fals Borda.Histona Doble. T. J. pp. 23B 24B ~· T. lll, pp. 5/A
6013; Luj~ Strifller, t:lllío Cesar, p. 21 y El Río San Jorge, pp. 3 1, 50 y 69 y Adela ida Somüís, ·'Estructtu
Ganadera e n el Cal"ibe Colombiano Dur~mt<' el siglo XVIII ", Boletín eh· !listori.a .r Antigiierlllfles, Vol
LX..\:{11. No. / 90. Bogotá, Academia Colornhiana de Histori:r, 1!)95, pp. 6"11 G:l9, p. 623.
ror Francisco Ja,·ier Yer·g:u·a y \ dasco. .\'ueva Geografíñ. T. ll. p. 578 .1 Orlando Fals Bord·
Hisroria Doble:r. JI J. pp. 57 A y 60B.
ter! Luis Str·illle r, E'L Río Cr-.~ar. p. 21. Par·a una detallada descripeÍÓil dt> estos prO<:<:sos, Yéa~
L uis Striffie1~ El R/o San Jorge, l'n especial pp. 49 y ss.
rol En 1742 d cura del p t~ r·li do de Salnmalarga co r11.:e p1uaba que 1 ~ feligresía podría
corrgr·egarse en La Po uedera. a o r·illas del r·ío Magdalena, ya que allí el le r·r-eno era aho y. po
tauto. libr·e de sus irrlrndacioues (,\ .G.~. (Dogot;í}. Poblaciones 1 hrias. 5. f. 3/ 3 r. y v.).
rol lnlorme de Antouio de la Torl'e y Miranda sobre nnc,·a~ pob lacioucs en et Da ri én, J/8
A .GJ . {Sevilla), Santa Fe, 552.
ro• Ernesto Cuhl. Colombia. T. T, p. !88. c uadro ·Ciclo .\mw l d<· Llnvias•; Pablo Vila, Nue<
Geografía, pp. 106 7: James Ralp h Krogzemis. - \ Histot•ical Ceo¡;1'aphy~. p. 30 y Ol'lando F
Borda. lliftoria Doble, T. lll. p. 51 \ . Estas obse rvaciones. cu términos generales, coincid('ll co
las hechas en el siglo XVI sobre los meses en los que se experiment.'lha el verano ,r el irn·iern
(Gonznlo Fe mández de Oviedo, De la Nranml 1-f.rstoria. p. 2:3 y IlerrnPs Tova!' Pinz1Í11 (comp.
Relol'iones.rVisitos,'t: 11, p. 291 y 314).
roo Jorge Juan y .\ntouio d e Lllloa. ~C:rr·1agena~. p. 490. Sobre el efecto refrescante d
esto~ \ien tos y{-¡IS(' también .\.G.l\. (Bo¡;oi<Í1• Poblaciouf'.f 1arias. 8. r. 95r.: Joscf .\n toni
Pando. - \ tinerari o". p. 145; James Krogzemi s. -.\ Histo r·i c<t l Geography"'. p. 88; Lan<·e Grah
Tl1r Pofiúcal EconOm.)', pp. 103- 4 y Luis Lu ciano Napo león Bonaparle Wyse, '·EJ Ca nal d
Pan:rrná", (1886), C;r rlos María 1IP la Cond:mrine y Lu is l. uciano Napolt-1ín Honapurt1: ·w ys
La lmérira J!eridionnl, Bogotá, Colcultlll·a. 19D2. pp. 163- 213, pp. 186- 7 y nota 117.
ro; \lonso de Zamora, Historia. T. lii, p. 62. l
\ .G.N. (Bogo ttÍ.J. Poblaciones l'orias, 8, t: i2r.: Ado lfo J\!eisel Roca. -r:sclmitnd, Mc~ ti:.:aje
Hli! 1
Haci<•uda", p. 25í y ErnesLO Gu hl , Colombia, T. H. pp. 148 y 152. E;;t<' l!'nÓmeJw ya ~e observ
en el siglo XYl (H e nnes Tovar Pi nzón (comp.). RektciOili'S .Y ilisiws, T 11 . p. 292) y Sil práctica '
manten ía eu la segunda mitad del siglo XX. aunque se not:ilian ya li rnilaciones por la llegada d
colonos y el es tabl ecimiento de cercas. qnP impedían la moúlización dp los g¡UJados (Jam
Ralph .Krogzcrnis, "A Historical Geography~. pp. 51 y 59).
l(fr lle rrues Tovar Pinzó n (romp.), Rcloá0t1es y Visitas, T. 11, pp. 3 13- 4. En 1742 <·1 cura d
S:1lranalarga indicaba que c u di cie mbre los pobladores ,va te nían re cogidas sus cosechas
('IIIJW~.aban a lalmll' 1.\.G.N. (Rogolá' . Poblncionrs Vñrias, 5, n: 'l7'k y 374r:' .
°
11
Franciseo Ja, ie r·\'ergara ~ \'('lasco. . \"uc••a Geografia.T. 1, p. 344: Orlando Fals Bor·da. H1:~ro ·
Doble, T. l, pp. lSJ\ . 19!\, 23B .24B; !\.G.N. (Bogotá), Poblaciones Var·ias, 5, ff 373v. y 374r.; Lu is
Strilller, El R!o Son .lorgl', p. 55 y Mm·ía del Cm'men Borrego Pl<\, Palenques, p. 5.
11 1 O d ando Fals BOI'da, Hútoria Doble. T. lll, pp. 20A 23A; Luis Strit11er, EL Río San Jorge,
gf.ne t·o de juegos, poniendo tanta cantidad á tal ó a tal sucrt(~, ó ea t·t a " (Diccionan:o de
/ (utorirlades, Vol. JI, T. IlL p. 53lj.
119 /\.G.N. (Bogotá), /V/i!irtils )' Marina, 127, ff. 886r. a 889r; i\ntonio Joscph Carcía, Kalendario, p.
1. I.AS U.•NURAS DEL CARISE Y LOS A~DF.S CENTRALES: LA PERCEPCION DEL ESI'AC:I() GEOGR.,ACO
abundaban las tierras donde el ganado pudiera pastar durante los meses de sequía . Por
controlarlas entraron en largos y a veees feroces conflictos los vecinos y los pueblos. En
1810 los inclios de Ciénaga iniciaron 1m pleito con tra Felix PaJar, el nuevo dueño de las
tierras que .l indaban con el pueblo, porque éste intentaba dar por terminado el intercambio
que había funcionado entre los propietarios de esos terrenos y el pueblo, consistente en
pasar en invierno sn ganado a las tierras de los indios, que no se inundaban, y en verano
permitir que ellos llevaran a pastar su ganado a sus tierras, ya que en esa época escaseaba
el agua en las de los indios. l21 En 1791 los pobladores del sitio de San Antonio lograron
que las autoridades desolanm y lumbaran el sitio de Pedraza, recientemente fundado,
cuyos vecinos querían apodeNu:se de esas tierras que en invierno se intmclab~m, pero
que en verano servían de refugio aJ ganado. 122
En esas tierras y en otras similares, los hatos 121 se dispersaban y sólo se podían
unir y juntar en los abrevaderos hacia principios de junio, cuando eon las primeras
lluvias se fructificaban las s<tbanas y pastos y el ganado tenía suficiente agua para
manlenerse.L24 Era un ganado que se había tornado bravo en la libertad de la llanura y
que sólo podría t'eunirse cuando instintivamente buscara el agua. En marzo de 1741,
en el contexto de la guerra eon tra Inglaterra, en Cartagena había escasez de carne. El
virrey envió órdenes perentorias a los dueños de los hatos para superar la emergencia.
Sin embargo, su excelencia tuvo qu e esperar pacientemente hasta qu e lloviera. No
había otra forma de retmir al ganado. L25
En el siglo X VUI el verano era también la época en que con mayor frecue ncia
los indios «bravos» atacaban y eran atacados . 121; Sin el estorbo de las lluvias que
dificultaban el paso por los montes y libr-es de las tareas agrícolas, que se real izaban
durante el invierno, los hombres de ambos bandos se preparaban para la gnerra.l2i Se
1211 Informe de Antonio d e la Torre y Miranda sob re nuevas poblac iones c-m e l Dm·ién, 171rl,
!\. G.l. (Se,iiJa), Santa Fe, 552.
121 .'\.G.N. (Bogotá), 'llérras Magdalena, 2, ff. 803v. y 804r.
122 A.G.N. (Bogotá), Poblaciones Varias , 8, ff 31t~ a 32r. y 36r. a 50r.
121 lx'l palabra hato l:iene varios significados. Aq\Ú se \L~a en el senLiclo de "rebaño ó rnanáda que
const.1 de muchas ca.bézas de ganado~ {Diccionario de A.uton'.dades, Vol. II, T. rv, p. 131). En Colornbia,
Cub:¡, Santo Domingo y Vene;.:uela s i{¡lú1ica tmnhién: "Hacienda de campo d estirJada a la cría de toda
cla5e de ganado, y principalmente del mayorM(Diccionario de la. Lengua. Erpaíiola, 'f. ll, p. 1088).
l2·1 José M. De- Mie1· (comp.), Poblamientos, T. l , p. 56.
I2J lbid., p. 55 y 58.
1
~; i\.G.N. (Bogot;\), Visitas Bol!var, 6, f 6981'.; Conventos, 15, f. 523v. y 537v.; Caciques e Indios, O, ff.
550v., 557v. y Caciques e Indios, 12, fl: l5t:, 24 v. y IÍ4v.; José Ni.colá.s d e la Rosa, Floresta, pp. 206, 268
y 296.; José M. De -M'.ier (comp.), Poblami.cntos,T. I, pp. 59-GO, 82 y 249 .Y T. !ll, p, 14'i;A.C.l. (Sevilla),
Sanca .Fe, 522. Las observaciones en el sentid o de que los indios atacaba.n en verallo a.hundan; sin
e mbargo, se han encontrado referencias a ataques Chirnila realiwdos en mes es cons id e 1';~dos d e
invierno, como el que tuvo lugar el 17 d e scptjembrc d e 1766 en el m onte de Garupar (A .G.N.
(Bogotá), Juicios Criminales, 184, ff. 32r. a 64r.). Es probable que en el verano, en la provineia de
Santa !Vlarta, el o·ánsit:o por al{¡lmas áreas s e d ificultara d ebido a la escasez de agua. E n l765, po1·
ejemplo, una pa rtida co ntra los Chimila que salió por la falda del cafio de Michichoa se vio
obligada a reg1·esar y salir' al sitio de Santa Ana, a orillas del río Magdalena, "por la total falta d e agua
en el pl'cscnte tie mpo de verano" (A.G.N. (Bogotá), Caciques e indios, 9, t~ 669v. a 670r.).
127 En h época se hi c ieeon vario~ seiialamieut.os sobre la predil.ección por real izar los
ataques du1·an Le el verano. Se observó que en los meses de inv iemo, abril y mayo, en los
qu e a bundaban las lluvias, la pobla<:Í<Ín preparaba y hada sus labra nzas y s emenLetas. En
junio, época de ver<mo, cuando cesaban las ll uvias, los mo r-a d o res ya ha bían conduido sus
faenas agrícolas (José M. D e-Mier (com p.), Poblamientos, T. U , pp. 284 - 5). La csta<:ionalldad
d e la gnen·a, en funció n del ciclo agrícola, ha si.do ind icada por Dnby, en el contexto de ]¡¡s
guerras feudales europeas (C eorges Duby, EL Domingo de Botwines (24 (sic. por 27) de julio
d e 1214) (HJ7:'l), Madrid , Alianza Editorial, 1088, p. 34). Re s pec to a la incidencia de la
t>stationalidHd cl imál ica sobrt> las acc.in n cs guc r·n~r·as, véa se tamb ir! n Fern~ nd l3rmrdr;l, ¡:;¡
Jfedilerránl'll. T. I, pp. 324 337.
!28 José ~ 1. D e-M.i.. r· (comp.. Poblamil!ltiOS. T. ll. p. 401.
, !/sitas Bolí<'ar, 6. n: fi98,·. y 699r.
1:... . \ .• G.i\. l3ogotá
1
nu Robe rt o Arrázola. Palel/{¡ue, pp. 8S, 182, 239, 247 y 2 S?.
111 lbirL pp. 124. 1!)8 .v 251 .v José M. 0(•- M}el.' (cr~rnp.) . Pob!runientos. T 1, p. 1:.!.
m . \.G.~. (Bogotá). Curas y Obispos. 1'1. 1: 988r.: Caciques t> fudios. 46, f. 230\'.: José ~L DI' Mier·
co111p.,. T. l. pp. 40, 171 y 191 y \ .G.l. (Sevilla), Sanltl Fe, 600 y llil. E n 1757 e l obispo d <' S anta
~l:.nta ¡u·1otó yue nv hnbía podido •·enlizar su visita por ser iuvierno. é poca r·n I(UC los cam inos
.' los ríos se ponían intransitables y adt• ruás. había conocido riesgo de enfm·ur ar con las aguas
_\.G. L IS"'';lla, Sama Fe. 523). De la Torre: \lirancla prr:>('isó que los mejores rueses para iuiciar
1'1 cs l ~blecinriento ele poblaciones entre 1'1 Sinü .r e l t\txat.o, eran e nero y 1\: lll·ero, purqu~> r:> l
tiempo era m:.ís seco )' l:1 é p oca l'l'it la d e los rnej o t'es vientos (A.G.I. (Sevill a), Santa F~:. 552).
111 José ~1. De- Micr (co mp.:, f>oblamienlos, T. 11. pp. 284 5: Juan Frietk 1comp.l. Fue11tes
l. lA> lL'-"UlV.S O~l C.\R!BE Y LOS ·'"PES CLVI MI ES; L\ f'ER('EP<10)'1 DEl ESP.\CIO GEOCIL\ACO
imponía entouces tonuu· medidas pan1 defenderse del agresor. Los Chirnila abandonaban
-us pueblos: raneheríos y se refugiaban en los montes.12li Los habitantes de los pueb los,
, , .. su partt>. se veían precisados a estar todos con las arm:ts en la l!lano. Decenas clt>
' "cinos organiza ban corrt>t'Ías p¡u·a n eutralizar Jos ataques de los ind ios . 1 ~1 Durautf' el
-i ~J o anterior J;;¡s entradas eontra Jos palenques d e cimarrones, que se h a hían establee ido
... 11 la espesura de los montes en la p rovincia de Cartagena, sólo eran 'iables de ll eYat'
a cabo dnratl te el wrano. 110 Partidas integradas pot' c ientos dt> hom b res, entre ellos los
:ndios Pintados de esa provincia y de la de S anta Marta, eutraban e n busca d e Jos
t>sd avos que habían huido de sus amos. 1'lJ Era l<uHbién en e l verano Cllando se pre fe t·ía
., podía realizar ciertas aclividades, como la co ngregación d e poblaciones, la apcrllll'<l
.Je <'a minos ) ltas ta las \ isi las paslon'l les.m
En los m<'ses de marzo y abril , al finali~ar f'l verano. se preparau las tierras qut>
..,E' cultivaráu al llegar e] imriemo. m Se den-iban los moutes y se hacen las qucmas. 1•11
En las áreas más secas df' las ll<ulnr::~s, hacia e l noror·i e utC'. e l fu ego pu e d ~> s urgir
..tf·c idPntalmC'ul e. n.; En f'l siglo XI~ Luis Strifflf'r (:aracterizó esta é pora como los fuegos
i1·l mes de ma t·w. durantt> la cual se presentaba una especie de fiesta noctu r·na, de
:n·an magnificencia, pleua de juegos d e luces y humos. 13G Pero además, éulles de empezar
d invierno s u c ede en a lg unas p a r-tes de' las llanura s d e l Carib e lo que se ría
-thsol ntament<' irnpensal"> IC y f<mtásti<'o en el mundo a.udino: ¡los ríos <'ambian su C'ur-
'll! ¡las aguas ck los caños dejan de <'onfluir al río y es el río el quf' <~porta s us ;.¡guas
tu rbias a sus cai1os aflnC'ntes ! Así, t>n el verano, cuaudo las lluvias dis m in uyen
d nís ticameule . los caüos de l bajo río San J orge fluy en t>n di recc ió n norte h asta
•lt>semhocar en el río. 117 E n marzo o abril , sin e mbargo, las aguas turbias de r slc río
l-' ~'ll<'lran p o r la desembocadura de sus afluentes y cambian su curso. lle,·áudolas en
nn con tinuo n,,jo y reflujo en direr<'ión sur. 1'l8 Llega entonces nuevamen te e l período
·ie iuvierno. En abril y ruayo, cuando eaen los primeros aguaceros, ~e hacen las siem-
b ras. no Es también el Liernpo d e u ejar harbeclléulclo las tierras cpw se dejarán <?n des -
e,;taeionnlidad d imMi<'a so bre h1s accion es guerreras, vé;¡se tambi é n F<· mand B rat tdr.l, El
:l.tedit('lníneo , T. 1, pp. 324-:ro.
128 José M. De-~l i(' l' (co mp.). PoMamienlOS. T rr, p. 401.
129 \. C.~. ¡Bogotá . 1 isitas Bolí.·ar, 6. ff. 698,. y G99r.
(comp.). T. l. pp. 40.17 1 ·' IHI y A.<..;. l. íSevilla).Swua Fe, 600 y 1171. En 17:i7 el obispo d t> S~u1ta
~ {arta :u1otó q u e no h;1bía podido rt•alizar su Yisita p01· S('r inviemo. épora en que los ("<\lll inos
y los ríos se ponían iutra11sitables ~· adernás, había ronoeido riesgo rle enfermar con la~> aguas
,.\.C.l. tSe' illa). Santa Fl'. :i23). De la Tort·e y Miranda precisó que los nwjores meses pa1·a Í11iciar
el es tablecimiento de pob laciones ('lll•·e el Simí .Y e l Atrato, Ct'an cuero .Y febrero, po•·que PI
tiempo era más seeo J la é poca era la ele los mPjOrf•S ,·ientos (A.(;.[. (Se,·illa). Sanw Fe, 55:.1).
m J osé M. D t>- i\ lit•r comp.' . Poblamientos . T. 11. pp. 284 5: .l uan Fri c dc .comp.' . Fuentes
D ocwumtall's. T. \ l. p. í 1 ~· :\.G.l. St·villa¡. Sama Fe. 352.
111 Luis Striflle1·. F:l /Uo Cemr. p. 11 .1 y Juan flc Santa GerLmdis. Vara"illas, T. 1, pp. 52 3.
1'1.; Luis Stt·ifller, El Rlo Cesar, p. l 1 l.
l. l.'S llANURA.< 1>€t CARIBE Y LOS .\N I>~ <'~OR.illS: LA PERCfl'<lON DEL ESPACIO GEOC!v\HW
ranso. 140 Las agua;:; <'ubr en nu evamente las extensas llan uras bajas y sólo queda n
descubierto alguJlas orillas e lt-vadas de los caños y un o que ott·o camellón .'4 1 El ci
dt> <1handon o df' las tier-ras inundadas se rC>pite.
D. Sr:DENTAHtSMO Y Tn \ S tllf~L KCt'
E sta t t•ashLm ~a twia ha s ido la re~ptt rsta adaptativa dada po r los pobladores d
la región Caribe a Pstos ciclos ele inundación y st-quia. al menos durante los úiLimo ...
siglos. 112 S iu emba rgo, e n t-sa r egión se !t a n afrontado los cam hios cíclicos del díma
a tt·avés dt> otro tipo de respuestas. E n tn' los siglos lX A. C. y X II D. C. e n a lguna.:-
:ÍrPas de las llanurfrs d el Caribe se cou sLJ·uy(, rou grandf:s obras h idráulicas, para regular
f'l c u•·;;o y e l JÜ\ e l dr las agna;; 1 ~'1 ~lediante la combinación de camellones Mtificialt -
." d e <>xteusos sistNuas de d t·enaje. se pudo e'Xplotar la r·iea fauna I"ibereria, a l üenrw•
que se 111antenfan c ui LÍ\'OS mixtos estables d e fr utal es y tubér c ulos y se aumcntaba · a
rertilidad d<" la tiel'r:.l. L os Calll c llones y E'l sistema dP d renaj('~S p erm iti('rou q ue l
áre a inundable pudi!"ra ser p !"rmanent e meule habit ada y cHitivada, mant eJ1iéndo t'
así una p•·odu<:-rió n ag•·ícola con tinua. ca p ~•z d e soste uer poblacion es con una alta
densidad ckmográli ca. Mientras c¡tJe <:-on e l s istema d e roza y qu em::r se pued e s us
u na pob l::rción aprox imada de 70 habit<u1les por krn 2 , el ele dren aje en zon as panw.•.•v''""
pueci<> sos tene •· alre dedor cJe. 1.000. 1 ~ 4
Cesnr. pp. 1J 1- lt5: Francisco J ;l\ iPr \ erg;u·a) Yelasco. Xue,·a Ceograjln.T. ll. pp. 62'~
RantÍI'<'7, del. Valle y Edgar Hey Sinning, l.n 1llojana: PoMtllniellfo. Pmdllcción )'
J\l o111 pox. Costa ' o rl e Ed itnn•s Colomb ia Lr d a., 199to , p. 125. Es de '" ' o tar qu e d<> la
Miranda 1· lnlormc•. p. 44 precistÍ (jllf' las si(' lllhras se ha<-i:tn tres \'Ct'i'S 31 ario COII l :trios
En la dt•scripció n dP la ,;IJa dt• Tt>n erife d~> 1580 se indicó que en 1'1 á rea COIII!'Ilt:aba a 1
dcsd•· abril h:1s1n lllt!diados d<· jun io y .. a •·, Las p rinu· •·as aguas SI' 'ienbra e l llla,, z~ .
r<'cogc chmmtc <'1 ve ran illo, des d e mediados d e junio h>~sla fmalt-s •t•· agosto; en st>p
voh ía a llovl' l', •·o n tllás fuPrza aú11. .1· vokíatt u sembrar ut;)Íz <'Uando s <· l"'esentabilll las u n m e:m>
aguas. Este tt1:1Ít se •·ecogía a fines d(' dici<'mhre .' pri1w ipi os de rnt•ro fHernws Tmar
l'omp . . Relaciones .r 1ísitas. T. 11. p. 314 .
110
José l\1. !)¡• ¡\fier (c01np. . Pob!amit•ntos, T. 1, p. 263.
'" Clemencia Pla7A'IS y ;\ n:. María Faldu'IÜ. 4senwmiPnlos p,~·hispánims. p. 10.
112 En el s ig lo )\ Vl uno dr. los rnejotPS rcp;u·tirni enl os de la provincia de Cal'ta¡:;c"'' Pra
l:¡ P"'" incia del \ t:'nila, que· 1'11 lengua d<' los indios ;;(' dice .llogr111r;i o .l!o¡mm;i. Es ta. e n l
di' 'f'l':.lllO estab<t ~>n tierra fimw .' duran!<· ,. ¡ imicmo quedaba con' ertida ett i.>la. cll' unas
ll'g 11:1s de longi lud .' tres di' ancho • los .1 ndios dl'l d icho n•p:u·tim.'''' III O til'nett ltt'<'f'<la
o tr;ls cosas ft l('l' a dt• dicho l<'t'nly(n )o• y pnr ello se :1s ig n ó co n h1s •labran.;-as qu e tie n en
tic n1po de cre<;ieute ft n •rano f't•<"ra de lo q ue le atajo el r(o• (H•• rfn es Tov:tr· P inzón (•
·e
Relaciones y l'isims. 11.. pr. 3í8 9\. Sohrc la ll'ashuma ncill d e los po hl ~d ores del :Írf'a en
,\ 1'\ "':as<> Luis Su;fllet: El Rt'o San Jorge~· f:l Río Cesar y Fr-anciseo Ja, il't' \ erga•-a .1 \
Ceograjia, T. 11. pp. j84- Wn. Sob re !'Sta ITashumancia. qu<> se ha id,·111ificado co11 un
:Htfi b io . e n p;u·Ji<'u lar por p:tl'll' de O •·lnntto Fa ls Borda. se obsl'rm 'lll l':
.. Este ritnw a ufib io. combinado y complej o, q ue e l riht· r:1no d o n1i no a la pcrli·c1:ión
l('<'llo logía propia qut• ha d l'sarroll:.u.lo a lravés dt> los siglos desd e la <~ poca prceolour
'i~l o poco af,.,·laclo por la nlo:Canización .' otro.; ••ll'mentos d•· la a~•·i t·uh111'<1 mod<·•·u:L •
Doble. T. 1, pp. :l'Í B' .
11
' Sobre kJS .. arnellon<'S p reh is p:.ín i1·os ,·éase C lc m cnci:.• Pl azas y '\na Ma•·ía foa
Ast'llllllnielllos PN·/,ispánico.~ .' Cle mencia Plazas t'l :~ 1. . La S ociedad llidráulim Z emí.
,Arr¡wvlúgico dr 2.000 mios dr 1/isloria en las Uauuras riel C11ribe <olombiano. Bogo1:í . .
Reptíhlica. 1993. l.o rl'lati,·o a la datación do· ('Stos canwlloncs fue !Otilado ck Cl
el al.. La Sociedmf Hidráulica. pp. 10 ~· 1:!6. \ éase t:Hnhién Jatues .1. l'arsous. •Los ~--· .. ·--- ~
Cu tl ivo:; Pre l:.lispá11iros•. O l'l a11do Fals Bo ...l:. (Historio DoMe. T. I, p. '32B¡ indica q•u· los
eons rru.) emn I('JTazas ~ gl'ícol as e n el C:e rro rl• · Bar co. ce•1;n d e las btH'IIS d!' l río Ccsnr.
ni Cl<:mencia Pl~ 1.as 1' Ana ~ l:.u·ía Fa lch t·Hi. Asentamienlos Prehispáuims, pp. GG- 71.
adccuacióu de tiNTa~ llll'dial1lc la c(lllSlrueci,í u de obras hidráulicas ett e l período pn·l
1'11 o tras ár<:'a~ rlt' \rué •·ica. \rase _\ lflWI 11. iemens. Tierra Configurada. lmwstigaciones
1 de las auloricl:ldcs.
Pero en las llanmas cnribetl.as Jos mecanismos de adaptación al m<'dio y la act iviclad
'mica presionaron en un sentido totalm e n te opn csto. La ley ordenaba, p ero la
m ía disponía. E n un medi o <·íc licamcHt(' acuático, en el qu f' SC' estableció un
f'ro nóm.ico que requerí:~ el continuo d <'splazamiento d e m.ercan<'Ías .' la utiliza-
1estigios d1• !lgricuftura Prw-olombina f'll Tir:rras lnundahles Costeras desde el11arte de Veracmz. hasta
Be/ice. ~l é- \ieo. Consejo Nacional p;W:l la Cultura .' las /\rlcs. 1!)8!): :\.ndrl•w Sluyter. "'l nl('nsivc
wetland ago·icu!tnre iu ~!csoameri<:a: Sp:wc. Tiro{' and Fonn-. lmznls oftlw . lssoámion of.4nwricml
r;eograplwrs. 84 4 . I!J91, pp. 55/ 384 y Jan ice Oarch t>d . • f>rained .helrl . lgriculture in Cmtml
and South lmerica. B \R lnte rnati o n:1l Series l8!J. Oxfonl. Bi\ rt, 1981.
11·' En los An<k~ l'l"lliTales la m il ;~ noinera y urb.~ ""' ;~l igual qur f•l c:o neicrlo ngríco l~ , fc) o7.al>an los
despla;r,;unientos Leu opomles dt> rni tayos y conce1·1ados. con fi·ecut' Hc i:l a grandes disr:uwi01s. <·omo
en t>l easo de (;¡ n·misión de indígt·nas a las mi11as de Mariquil:t. E11 a111bos casos st· disro1aron
mN::mi smo~ para controlar los dt"spla7~"1Jnientos .' t•vit;or la huida d<· los i11dígcnas qne, al p;m~ccr. no
fue r·o¡¡ muy ""'i t.osos. E n los -\ndcs cen n·a les 1·l ('Oneierto ob liga iMio fue s up r•irn id o e n. 1720 .l' la
mita en 172!l (1\.G. '. (Bogo1ft), Milicias y J!arina, 1!6. ff. 533''· a 5'-lGr. v Caciques e indios, 72, 1: 323q · v.).
Sob re la lo rma como oper-at·o n l;~ rn ila y el eotu.: il·rlo en los i\w lrs c·e ntrales. an l<•s de su s upresión
'éase Gt>rm:ín ColJJJel1:11"1'5. Margarita de Mdo y Oarío Fajard o t·ornps . . Fue111t-s documentales pnm la
his1oria dt'llmbajo en Colombia. BogoL-í. l "ni,·c o-sidad de los .\nclrs, 1968: ~l:wía \.ngeles Eugt'nio
) (artínez.. 7iibutoyliY1br!io ." Juliá.l1 Ruit. Rivera,Encomit'nda.r .lfita .\' •La l'l:ll:r n(' Mariquita e11 ('!siglo
\.\ l l: .\lila ." Prod ue.:ión• (1972), Cnarlf'mos de lb:1·toJia. No. 5. Tunja. Ed ie·iorws Nu1•srra ,\nl._;,.¡c,,, 1979.
IIG \'útSI'. por ej("111plo. ·\.G. '· (Bogot..-í), Caciques t• /i¡Jios. 12. ~~ 30Gr. y,·.: raciques e l íulios. 49.
ff. 2\:h-. " "32r.: Caciqw·s e Indios. 56. IT: "3 16r. a 354r.: .1/i.w·elánea ( olonia . 12~. n: 2·3r. a 14'·· 1/rreyes.
9. f[ III 'Íl". a 1123r., lliliáas r .1/rmiw. ll6. IT. ()()9t·. ~ GíOr.
11; S(• encue n tra;l rcferen~ias :J 1~ utilizació u dt· mulas p:u·n ll t>var la p md nc·ción agr íeu la de
los pueblos a la ciu dad de San L;of~ o a on·os lugares para s u w·nta, como por ejc- no plu. :\ .G.N.
Bogo1á). Cariques e !rubos. 17. t: íO~:k : Cums y 0/nspos , 49, f. 3!)2,·. .1 Visitas Cwufi,wnlflrca. 7. fC 889r.
~ 89 1r. ) \. "l?lmbién h ubo indígenas de l pH rlirlo de l3o{'"o tá <po<' ,;e hicieron llJTieros y se fuero n
a Quito) a Parnplona .' no \Oh·icron \ .G.:\. l.logorá . .l!ifrt'/án('a Colonia. t:H, lf. 25\·. a 2(·h.l.
c1on de abundante mano de obra para llevarlo a cabo, los hombres, o por lo menos
buena parte de ellos, tenían que vi<~ar de un lado a otro pennanentemente. El transporte
por río hacia necesario el empleo de numerosos pobladores en las labores de la boga;
otJ·o tanto sucedía, aunque en menor medida, con el ganado.148 La movilidad ·
por el comercio y el trtulsporte, fue uno de los resultados más evidentes de la complej
articulación de medio- adapLación- economía que se dio en las llanuras del Caribe
el período colonial. La movilidad fu e también uno de los factores que tuvo un
impacto sobre la organización política de la población, ya que fi·eeuentemente le
lia burlar la acción de las autoridades. 149 IIacia mediados del siglo XV1II, por e .1t:ulD l tJ.
varios indígenas del pueblo de "l:'llaigua, acusados de t1echeros, argumentaron d
el bando que les prohibía pasar al margen oriental del río Magdalena. Indicaron
posiblemente se había publicado mientras estaban en H.onda o Zaragoza, a donde
habían desplazado trabajando como bogas, lo que facilmente podían demostrar. 150
E. DrvERSIDAD v Mov1LITJAD EN LA H.EGróN C ARIBE
Sin embargo, ni las Hanmas del Caribe, y menos aún la región costeüa del norte
país, tienen un carácter homogéneo. m Si bien su contraste con el área Andina
llevar a percibirlas de esta forma, en la medida en que las variaciones en su interior
menores que las que se presentaban con los Andes, una mirada al interior del área lo que
pone en evidencia es su diversidad. A medida que se avanza hacia el stu· el clima se hace
más húmedo y cálido y los per·íodos de verano 1nás cortos. Fray Juan de Santa Gertruclis
Motaba que al subir de Cartagena hacia lVfompox y luego hacia Honda, el calor se hacía
más intenso y disminuía el. refi:eseo de la brisa. Seüalaba que no entraba el viento, porque
a ambos lados del río Magdalena, a pesm· de ser la tierra muy llana, ''todo es monte real muy
espeso, y así muclúsirno el calor que se padece".152 Mompox, sin embargo, parecía llevarle
la delantera, en este sentido, a toda la región Cu·ibe. 1·,.; El jesuila Toebast la describió en
1G81 como "¡Una ciudad que es eomo una hoguera encendida!" 154 Según Santa Gcrtrudis,
todo era monte cerrado, donde no se había visto jamás un soplo de v.i.ento. Mompox:
"Propiamente es un infierno chico. Por las noches no se podía parar en la cama :
quitaba el colchón, wenos; me quitaba la túnica, tampoco; me ponía desnudo sobre
los ladr·illos, y no podía parar. De estos calores nos salió a todos un sarpullid o corno
sarna e n todo el cuerpo, con una comezón que nos traía locos."•:.;
118 En el siglo XVIII las embarcaciones más grandes, los champant?.~, ocupaban entre 12 y 24
bog<~s (i\1:u·í~ Angeles Eugenio Marl.[nez, "Reapertura de la vía Car:~rc--Vél ez. El asiento de Bias
de la Terga (l754t , Anuario de Estudios Americanos, No. XLl, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-
Americ<utos de Sevilla, 1984, pp. 513- 552, p. 530). Se¡,rún un cálculo qu e se hizo en el siglo
X\ :1 Jl, se util izaban sf!is hom bres para movilizar lOO reses, en el á.rea l:l ntre Mo rnpox y Carl.agena
(Luis Navarro García, "El P eivilegio". p. 203).
" 9 1\.G.l\'. (Bogotá), Curas y- Obispos, 25, [ 442,·. y 44Gv. y Milicias)' Marina . 148, f. G57r. y Milicias
y Marina, 130, f. 320r.
o:;o A.G.J'l. (Bogotá}, Juicios Ci-imina!es, 201 , ff 47 r. a 5lv.
m .Jaime Jammillo Uribe, · Ideas para una Caraclco·ización•, p. 67; Eduardo l'osada Carbó, El
Caribe, pp. 26 33 y Hermes 'Iovru·l' inzón, •El Estado Co.lon.ial Fo·ente al Poder Local y Re¡,>ional•,
Nova Americana i\o. 5, Torino, Guilio Einaudi Editore, 1982, pp. 39-i7, p. 4~l.
1"2 Juan de Santa Geru·udis, ¡llara.vi!fas, T. I, p. 60.
" ·1 "i\'fornp<ls es uno de los s itios más calientes d e América.", anotó Hmnbolot en su
diario y luego r epetía "Mompós. Ya he menc:ionado arriba el esp~uüoso calor de esr.e lugar."
(Alejand ro de Humboldt, -- Di:.u·io d e Viaje por el Magdalena" (1801), An íbal Noguc~ra Mendoza
ícomp.), Crónica Crande del Río Magdalena, T. l, Bogotá, Fondo Cultural Cafeteo'(). MCMLX XX,
pp. 145- 171, pp. 150 y 152).
' 5 i llbnucl l3riccño .l:iu l'c~gu i , Los Je.miws en el Magdalena. 1-hsroria de una Misión , Bogotá,
E(Ütorial Kelly, 1984, p. 29.
pci'<'Cpcwn del c lima tampoco era homogén ea. J\Iientras q ue el frai le y sus
ñeros. que eran d1;1petones, es deci1· recién llegados a i\.rnér icA, sudaban por e l
una "sei'iora arrel>osada con un reboso de bretaña. nos salutló y me dijo: Padt·e.
e Dios, .) que frío hace." 1J6 Lo c¡ue para los recién llegados era tu1 "ard iculc clima
e wfoca ) desalient,'l aun a los in·acionales'', ,_;; <ple dis uadía a m \Ichos ft.mciomll'ios y
a aceptnr cargos en la región , para otros formaba parl e d e lo usual y coLidüuto.
l na r elatividad s imilar en la percepción de la fauna se observa respec to a los
·tos. que fueron la pesadilla d e v iaj eros y funcionari os cpH~ vi$ il ~1ban la n'gi6n . 1:;.q
lambién fray Juan, q nicn con su d ivertida y fres ca narraLiva, nos permite ~•r •·ec i ar
fenómeno. Cuenta el frail e q ue en el pue bl o de San Pedro, a orillas d el río Magda·
le preguutó a un indígena por qué los pollos y las gnllinas casi no ten ía11 plumas
le respondió qut> por las picach.u·as de los mosquitos ~·· com o «>n ese pueblo no
· ri to mosquito alguno, creyó q ue era una broma. El indíge na le aclaró q ue en e l
los animal itos estaban en el rno nl e, pero que en la n oche los vería:
-Ent•·e dos luces se armó hr mesa para cenar. Apenas nos sentamos cuando oigo t¡ lll'
el monll" se ,·cnía acercando un ruido como nn aguacero. Yo dije: \ a Yi enc el
~e ro. Pero el indio me res pondió: Padre, no es aguace r·o; son los rnosquitos q uf\ .Ya
- n . Ello {si.c) ten ía mos po ll~>s asados y huevos escaldados. Yo a la que vi llover
m i La nto m osquito. que e ran unos pocos los qu e w~ n ían por d elan te a dal' el a,·iso.
·un htw,·o. me agaeh é, y pu cs t<~ la capi ll a. ~~ toda prisa me Jo comí..' s in embar go
dieron bastantes piquetes. \o tcnía la cama compuesta, y tirado el toldo. Vestido me
·en ella .. .los demás padres hubieron de desampa r·ar la mesa, y lra('er lo :mis uro,
('on u n huevo en la numo, cwd c;o n una presa de asad o; y los indios comiénd ose lo
quedó. ~ estaban ellos retozando a ca.rcajadas." 130
Pero adcmás de lns d iferen tes perce pciones sob re el medio ambien tf>, la gran
"dad que p r esenta la región Caribe se apreci:~ incl uso a l inte ri o r de sus
- nes. Desde el ¡.>unto d e vis ta geogr álk o las llanuras earibe ii as se exli enden
b ier•·a Nevada de Santa Marla y el o ccidenle de la sf'n'a.rúa de los Moti lones v
basta. las estrib:~ciones de los :\..J; des. es decir. hasta las serrauías de Abibé, S~
.\yapcl y San. Lucas (véase Mapa Ko. 7). Induycll el valle d el Cesar, la Depre·
.llomposina , el valle d el Sin ú y las serranías y plan icies eos teras .160 Las llanut·as
parte de lo q ue se conoce en la actua li dad eomo In «región costeña del norte
....... U...'-\;tfJl\S OEL CAniR( Y 1~0~ ANDES CF.N"n(AJ ES: LA PERCEPCION t)f:L t::$PA<.:i0 GEOCRAFICO
M APA ro. 7
StllRECIOKE ' OE 1,>\ R ECJ(}~ C ARIBE S J•:G(i\ P _\BLO YIL:\
Cartagena e ~
,. ·.·2
Tolú
•
Lago de
Maracaibo
del país», 161 que comprende, además de las llanuras del Caribe, la península de l.a
Guajira y la Sieaa Nevada de Santa Marta. Pero dentro de toda el área ni e1 valle del
Sinú; ni la eosta Magdaleniense, cp.te se ubica entre ese vaJJe y la desembocadura del
río Magdalena, en doHde se levantan las serranías de !Vlaría 162 y Piojó, de a.lturas inferiores
a los 500 mts. sobr·e el. nivel del mar; ni la Sierra Nevada de Santa Marta, con elevaeiones
hasta de 5.700 metros sobre el nivel del mar; la Guajira o la D epresión NlomposinaW'l
se consl'it.nyen áreas homogéneas.
La Depresión :Momposina, la última de las subregiones antes mencionadas, la ele
mayor extensión y la que en el siglo XVIII ejerció un mayor y más amplio impacto sobre
las llanuras earibeúas, sirve de ejemplo parH ilustrar esta diversidad . Es est:.~ una extens:J
{u·ea que en buena parte coincide con el de.lta interior que forma e.l bajo río J\'lagdalena.
Su delimitación, sin embargo, resulta di.ñcil de precisar debido a la variedad de des-
cripciones que se clan sobre los territorios que la integran. Germán GaJvis considera
q11t: el valle del Cesar no forma parte de la Depresión MomposinaYYí Por el contrario,
según Fals, la Depresión «comprende las zonas inunda.bles y cenag-osas ele los ríos
Magdalena, Ces~u; San Jorge y Cauca en sus cursos b:~os. • 165 Pablo Vila precisó que:
«Desde la Gloria a Zambrano, el Magdalena atraviesa esta región (la Depresión
Momposina y el Magdalena centml) de Sudeste a l\'or·oeste. Por la deJ'(~cha afluyen al
gran río, el Cesare, y por la izquierda el Cauea y el San .Jorge.»166
StrifXlex; para dar una idea
•de la extensión delll<mo en el que se confunden las aguas, basta deci r que se <~xtiend e
desde Ayape/hasta el pie de laSierra Neoada deSama Marta y desde las primeras alturas de
Zaragoza y Simitihasta el pie de las altipümicies de las Sabanas en las cost.as delAt.hí.ntieo.»1Gi
Estas descripciones se preeism1 un poeo más al considenu· el relieve. Según Vila
la Depresión i'vlomposina se halla denlro de un cuadrilátero de montañas fonnado por
las lineas orográficas de San Jerónimo, María- Piojó, la Sierra Nevada de Santa Marta, la
Sierra de los Motilones y los extremos de las serranías ele San Lucas y Ayapel. 168 Es
decir, que a grandes rasgos, Ja Depresión Momposina se extiende desde la Sierra
Nevada de Santa Marta hasta Cáceres y Zaragoza y a lo l:u-go del tío Magdalena en el
tramo comprendido entre la Gloria a.l sur y Zambrano al norte.
Como se puede observar se lrala de una vasta área que, a lo largo de los ríos
San Jorge y Cesar, tiene una longitud aproximada de 350 Km. 169 A esa Depresión
convergen, no sólo el río Magdalena, euya importancia fi1e capilal en términos de las
Gubl (Colombia, T. T, p. 119) quien afirma que tiell(~ una extensión de 130 km. en su parte más-
anehn y í5 km. en s u p;u·te más larga, aunque no precisa sus límites (salvo Kl flanco, p. 112), ni
p~r¡•¡·c· c·onsid erat' que"" prolonga desd e la Sierra Nevada de Sallta Marta, tal como lo phmtcan
Vil11 ,. S trifflcr. ya citado;;.
r7ll Se trata .del ma.}or· de los l'Íos inte randinos que CotTCH ;¡ lo largo de Jos t\ndc;; e u Sm·
\m (;t'ica 'Pablo \ 'ila . .\'ueva Ceograjia. p. 100). En 1801 \]ejandro d e llumho ldt ("Diario de
\ iajc". p. 159\ observó : ~Todos los artkulos...que nect·sitan Santa Fe. l'opn,, án ,1 e n par'tc también
d Ch ocó. son impor-tados a tra,·és d el Río Gt·;mdc (t·ío ~lagdalena¡.-.
r;r \ unque a1·tualmente la na,egac iiin por el río Cesar se ha \Ísto limilada por· la sedimentación
."el hnjo ni,cl del río, en orras époc.:as fut· impm'tante. Grandes e mbarcaóones se desplazaban
desdP e l t•ío i\ fagdalena hasta Sagu<•J·o, el mayor puerto en el río Cesa r. uhi cad o a menos de 10
km. al s ur de Valledupa1' (Jamt's Ralph Krogzemis, "A Historien! Geography", pp. 58- !J).
Lttm ~ ntnh lerneute el autor no in dica hr fecha a la que hacen refi>rPn c ia <·stas observaciones; en
el I'(HII<'XIO d e la obra es posib le que si! refieran a la primera mitad del s iglo XX. En el siglo
X'v1 11 [¡, u;wega ción, al menos f'.JI a lguuos trayectos del río, se vio liu1itada por el temor de JoB
:11aqu,..s Chimila (José M. Dc- :;¡:lier (co mp.). Poblamientos, T. 1, PI'· 3::l3 y 308- 10) y só lo t'fl la
, ¡,;c;~da del 70 de t'Se ~ iglo se reportó que• e~La ba libre del pelig ro d e los atat¡ues indígenas
tihid., T. lTI , p. 74- 5); Antonio Julián sugiere que ést.<t era trna impo rtante YÍa del eonlrahando
/.,a f>edtt. pp. 281-2.
m Pablo Yila. • R,·gi ones :\aturales•. Colombia. l\os. 3 ~- 4. p. 12.
"' Lui s Striffic.-r, El Río San Jorgt'. p. 6.
¡;; Pablo\ ila . .\'ueva Ceograjia. p. 49.
r;:. Luis SJ J·illler, El Río San Jorge. JJ· 6 .
r;r. Los p la,,oncs se consideran <' Í(<nagas periódicas, en parte alim~ntadas por los ríos, a
tra\'éS .' po1· <'llcima de los dicJUPs aluviales natm·ales. que forma" IM ríos ('11. sus orillas (Ernesto
Guhl. Colombia, T. L pp. 119 y 12:!).
¡;; t\. (;.~. (Bogotá), Juicios Criminales, 20 1, f. 17r.
r;ij ICi\C, Atlas de ('olombia , m¡¡pus d<• .. Ecología VegeraJ., pp. !'í 1, 57 y 61.
l. lAS li.ANUIUS O~l C.~RIBE Y lOS A:" DES CENTR.,Liil>: LA PERCEPC!ON OEL ESP., OO CEO<:i\.\FlCO
L
<111nal es superior a los 27° centígrados. 179 p<>ro mient r·as a1 nororiente d<" la Depresi6n
1\lomposina. en la prm·ineia de la Guajira. la precipitación promedio anual es lllU.\ baja
(en Ríohacha es de 802 rnru. anuales). en l\Iompo'<. en la parte central de la Deprc>sión
es de 1./68 mm, al surocci(lente en Majagual, es de 2.950 mm anuales y en CáC('J'C'S. en
el extremo sur; es de 3.898 mm. 180 Se tiene entonces que dentro de la Depresión se
expt· rimenta un in c>rcrnenlo gnrdual en la pluviosiclad ((tle va desde te n·e rr os
semidesérlicos a l nom rien le, hasta zonas bastante húmedas al sw·occidente, en los límites
con la región m ontaüosa a11dina .IS 1
En parle como resul tado del régimen d e lluvias d el á rea nororiental de la De-
p resión, los cambios que se ¡)l'CS<>ntan en el paisaje c>nh·e la estación lluviosa y la seca,
son dramátieos. ..-\.1 empnar el invierno, el 28 de abril de 1742. la defensa de Cartagena
hacía imperioso el t>mío de ganados a esa plaza. !\ pesar de lo angustiante que r·csul-
taha esla situación . el capataz encargado de conducir e l ganado desde El Dilmio. en la
pro,·incia de Santa \ tarta. encontró que en todo el monte les llegaba el agua al cstl'ibo
) en los amagamientos o qn~hradas tenían que ir a n:~do. Por este motivo decidió reli r·ar
la hacierJda «por que dice se le entregó no para que la perdiera como recon ocía 1
pérdida de seguir viaje. »182 Mrí::; de un siglo despu6s, e n 1876, Striffler recor-ri() esta
misma zona dtn·ant·e lo" días más rigLu·osos d el ve J·:~n o y refirió que uno d e sus aconJ
par'íantes consid er ó que el Diluvio estaba mal nombrado, ya que a llí «escaseaba lo q u~
en e l diluvio bíblico lrubo con tan to t>xceso•. 1 x~ A pesar de la lejanía temporal e11tr<f
amhas observaciones, su contraste es útil pru·a ejemplificar las anotaeiones que S!t
en cuentran en la dornmentación colonial sobre las marradas diferencias que p r·csen
taba el paisaje en t>l invie rno y en el verano y la for·ma cómo ciertas acti' idadC's aclctui
r·ía n un carácter eslacional. 11';
El suroccidl'ntl' de la Depresión no escapa al marcado contraste que se esta-
blece entre e l Yerano y el invierno y a la est :~c i onnlidad de las acli.vidades qu~ ;l
deriYa de los cambios medioamb ientales, pero éstos p resen tan un carácter distintJ
O tra descripción de S tr·iiTic r·, a pesar d<> corresponde r a l ~ig.l o XIX , tamhi~n pu e
res ultar il ust1·a tiva :
•La ciénaga de D01i(( f.ttisa es 1111 punto inter·esant~ (!11 crw.lquict·a t>stación del ari o;
cuando llena de agua. ('S w1 11J<U' con LU1 oleaje br:11 ío al menor viento, que inrposihilita
entonces el tránsito a lns pir·aguas rlel país.... En la esbtei(Íll seca se transforma en tma llanw-a
sin la menor sombra; por lo cuaJ nadie se arriesga a pasarla con el sol de nredio día_,.rl!:i
En lo qne tiene que ,-er con el clima se obsen·a e ntonces que al inter·ior· de la
De pr·esión .\Iomposina S<' pr·ese ntan , en términos gen c r·ales, cier·tas earaetcr·ística
COHtuues, como por ejemplo la P~istencía de ciclos cs t:~ ciouales, la transformación d<' la
ciénagas e n playones y de los playones en ciénagas y la trashumancia de h ombres ~
animales pero, al mismo tiempo, una gran difer-encia e rt las condiciones que irnperall e
la parte nororiental, es dec·ir· e 11 la provincia de Santa .Ma r·ta. y e n .la surocciclP.ntal (provi11ci
\.G.t\. (Bogo tá). CurM :r Obispos . 13. r: 9S8 r·. y Vúiras Boftí,ar. 6. r: 698v.: José Nieol:ís •le la
11 1
"
Ros~/"fo':ewt, 1_1p. 206_.\ I~G _v .José M. De- ll·lie•· (comp.), Poblamie!IIOS . TI. pp. 40, :m-GO, 82 y J9l.
Lu•s StnlfleJ·, /:/ R10 San lo1ge, p. 39.
' 81' \ nlonio de X;u,·áez ~ La l cHT<" . • r,.o,;•wia de S;utta i\1;ut a". p. 49: José 1\i<'olás dt la Rosa.
Flores/fr. 1'1'· 172- 3 y \ ntonio Juli:ín. Üt Perla. p. 101 .
ts: J(•Sé \licolás de la Rosa. Flore.ff{f, p. 21/. describió la riqueza agrít·<•l:l dt• \ 'allcdupat·.
t:.< F.n las ot;Uas del Cau<'a ;w pmducía cacao, con el que se abastecía :\lom pox 1José Jg:nacio
dt• Pou• ho. "lnfom1e del Real Co nsulado de Cartagena de Indias a la S upr·t•nl a Junta Pro,cineial
d<· la tui ~ma" (1810). Alfonso J\ líirt<· r¡¡ \<·omp.). EIIS{f.)'OS Costeíios. pp. í!J - 224, p. 144). Sobre la
pmtlLJ('<"ÍÓn de oro en la ¡mwinda (ibid., pp. 89 y L32).
'~'' J osé 1icolás de la Hosa observó que de la provincia de Sanla ;VIarl:t se haeÚU1 Frecuentes
~;~ cus a la de C;u·tage n< • • po r ser ttllí la c•·ía tan moderada q tw no <tl can za a lo que n ecesita.>•
(Fiol'f'Sia . p. l i5). •\ntonio .Juli;ín. La Perla. p. 10.1 , ind it-:a qu~e Sant<• ]l·l;~rl a p roveía de carne a las
ciudades d(· Simití, Guamocó y a o iTOS pu r blos de la f"'o,·inci¡¡ de Zaragoza.
'!" José lgnar.io de Pomho. •lnforlllC•. p. 8:1. Es tr. autor indica que se cobraba un real de sisa
po•· la canw de v¡¡ca y dos por la de puen·o .r lf"e cu muchas pa•·tes el precio de esas ca rn es e•·<~
de sólo() a S •·cales libid .. En la :.egunda mitad del siglo\\ III la acli\i(f:td gnnlldCr-J. de la
p1-o' incia ¡¡,. C::u·tagena se concenu·aha ••u las ~abauas de Tolú. la Depre:.ión .\lomposina, <~n el
partido d<' Ticrradcntro y en menor eseala eu las inmediaciones df' la riuclad de Cattagena
\ del~ ida Sourdís, · Estruclllra dt la Ganadería- , pp. 614 5). \ éa:,e lamhié n ll e nncs To,·a•·
l'illl'.tÍII. TTnrirnd" Colonutl, pp. !H- 7.
1:\1 \utonio Julián ano tó que esa villa era •de gran comercio• (L" P<•tlrt, p. 201.). Según
\lcj;11 td ro de Humboldt, " Diario de Viaje .. , p. 149, en Mompm. "se hctct' ll tan tos negocios. si no
nd ~ rpu\ en Cat·tag(·~na, ··
J. LA~ 1 tANUR..l,S OEL C:\RIBE Y lOS :\NOF$ CENT!:tAU!S: lA PERCEP<.1 0:-l DEL ESPACIO GEOGRAACO
r
de los mercaderes, sino qtH' también la villa estaba próxima a desaparecer por· estarl
destruyendo el río. Se proponía que Mompox se juntara con Tamalameque. 192 La inieiat:i' .
sin em.IJa.rgo, no se llevó a efecto. En 1580 se indicó que en Tamalameque y f'n i\lompo\
descargaban las merca<.lul'tas que subían los bogas de Tenerife. 193
A finales de l s iglo :\VI[ la ciudad de Tarnalameque había crecido bast:mle ~
contaba. ?on ~~n activo f'omercio, yero a principios ele febr-ero de 1708, un ince n~o
consmruo cas t un centenar de v1v1endas en la ca ll e real. T<wto las casas de bahuequc
como las de teja fueron deslruidas. 194 La ciudad no pudo recuperarse de este d esastr~.
Hacia 1720 el dinamism o económico de la ci udad ele Tamalameque cedió en favor d ~l
de .Mo1n pox. En esa fecha las autoridades se quejaron de que los vecinos ~e
Tamalameque estaban abandonando la ciudad. Los de mayor cauda l se ha bían ido
para Mompox y la gente pobre para Simaná. 19:; De aJH en adelant e la supremacía de
Mompox se hizo indiscutible. A Mompox llegaban los ganados de la provincia de
Santa :Marla. 100 De El Paso, en esa provin cia. se llevaba carne y sebo a Cartagena.
Mompox. al río Cauca y de allí a la tiert·a del ot·o, es decir a la provincia de Cáccres ~
a Antioquia. 197 De Vaiiedupat· se sacaba cordob:í.n. s uela, sebo, quesos, ca me s:Jiatla 'í\
corarnbre 198 a l pe lo par::t M.ompox, Tamalarneque, Tene t·ife, río del Cauca, Zaragoz.al.
provincia de Cáeeres y Aut.io quia. 199 También ll egaban a Mompox los p1·odueto
agríeolas de la parte s uroccidental de la Dep1·esión Moruposina. El cacao producido ;
orillas del río Cauca abas1ecía a Mompox .~ 1
Por Mompox también transitaban las mercancías p 1·ocedentes del ue\'o Rei.no.
que bajaban por Honda y pot· Ocaña ~; los oros de las minas del sur de La provincia de
Cartagena ~' del norte de la de .-\..nlioquia.201 En las cajas de :M ornpox se fundían '
quinlaban los oros que se sacaban de las orillas d<" los ríos San Jorge. Callea, 'echi ~
otros que descendían de las montañas de Guamocó. 201 Con la reactivación dC' la minería
anlioqtteña en el oriente de la pm,incia, en el área de Santiago de Arma de Rioncgro.
durante la segunda mitad dPI siglo XVIII, se le dio mayor importancia al camino hacia
el r.ío Magdalena, por e l que salía el oro y entraban rne r·cancías procedentes de Santafé.
Tunja, Vélez, Cartagen::t , Mompox, Buga y Popayán .203 Ocaí'ía, por su parte, ab::tstecía d ·
panela a Ca1·tagena, Mornpox, la provincia d e RenJ edios y las ciudades de S imití
Cuamocó, a cambio de ropas y géneros de España, que s~ adquirían en Mompox y d
polvo y puntas de oro que se producían en las áreas mineras. Ocaíia también abaste
cía de sábanas, medias, camisas. toallas, rua11as, sobretoldos y otras J.>rendas de algodón
a la costa Caribe ) a las orillas del río ~Iagdalena. 201
192
A.G.I. (Se\illa). Sama Fe, 16 y Juan Fr·ieclf' (<'omp.). Fuentes /)o('uml'ntnles. T.\ J. p. 402.
'"1 He rmes To,m· Pinzón (comp.), Rrlru·ionl's T Vúilrts. T. JI. p. 32:-i.
1 1
~ José Nico lás de la 1\osa, Fforesw, pp. Hl2- '1.
1
~• •\.G.I. (SI'\'Íiln), Sama Fe . 519: 1\.G.N. (Bo¡;ot;í), !fúiOri(l Eclesiástica, ·15 fl: 1%r. a 1:36v. y Jos
M. De-Mier (eornp.). Paú/amientos, T. IIL pp. 149-:íO.
1.x; José Nir.o lás di' la Rusa. Floresta, pp. l/5 y 20G .Y ss; Anton io Juli;ÍII, [(J Perlo , pp. 100
los del toro. \·aca. buey ,) 11r;1tho de cabrío: !Diccionario de 4utoridnde.r. Vol. L T. IJ, p. 589).
lru Nicolás de la Ro~a. Flun•sta, p. 21/.
200
José Ignacio de Pon1h0. clnfomle•, p. 144. En las nlárgt•nes del río ~lagdalcna también
había pro~ucción "del rnás CXt)11~sit? ~cao" r~:-r:,nán Colmcu;u·cs. (comp.). Relaciones. T. l , p. 20;>J
20I i\lejlllldro de Humboldt, D1ar1o de V1aJe . p. l49.
312
José Ignacio de Powbo. •lr1forme•, pp. 8!)..!)0) Ol'lando Fals Borda, His1oria Doble, T. l. p. 124
21l'1Víct.or :\lvarez, "De la Región a las Su bregion·~~ 1'11 la Historia de Antioquía•, VI 11 Congreso
Nacional de Historia de Colombia, Frorlleros, Rf·gi()n f'S .r Ciudades en la Histori(l t!f• Colombia
Bucaramanga, l'n i VPJ'Sirl~ d ludustrial de Sautall(ler. 1992. pp. 151- 176, p. 161.
:m T..:mce Cmh n. Thr: Política/ Economx, p. 1. afi11na que -tJu' Colomhian coasl bctween Lake
\ fa racaib o and the Culf of 1' r·abá could be labeled r.hc litto ral of con rraband.- ("la costa
Colombiana, enrr·e e l Lago d e M:u·aeaibo y el Golfo de llr ah:í, podía ser ca ralo¡;ada como elli rm~JJ
d el contraband o.''). Antonio J uliíi n, La Perla. p. 285, indicó qu e el com erc io ilíc ito s ubía por e l r·ío
\trato y m{ls ltacia el orien tP, l!n la pro\'incin dP Cartagena, por varias cién agas confina ntes <:on
inú y To!tí y por el canal dr•l Dique: luego en San ta Marta, po r la ciudad, por río Hacha y
también por· Rahía Honda.
:JOO Jean Paul Deler. Ecuador. Del Espacio al Eswdo Xacional. Quito. Ediciones Banco Centr·al
t. l AS LlA.''tlR!.S DEL CARIBE Y LOS .-..'lOES Cf 'll'RAU'S: L' PERctP(;IOI'I OH ESP.,CIO CEO<;RARCO
sus sen·icios en la \luc' a Granada. Pocos e1·an los presidentes. virreyes. arzobispos )'
oidot·es que podían escapar del viaje Cartagena-Santafé y si se \·eían obligados a hll<'t>rlo.
1enían que hacer uso de las embarcaciones que surcaban el río Magdalena y pcrnoc1ar
en la villa de ~1ompox. 211 0 1ro tanto sucedía con las jerarquías menores. Algunos
Ulu'Ócratas, científicos, fi:ailcs .Y sacerdotes dejamn rorlos pero sentidos testimonios de
su paso por las riberas del l\lagdalena. en las cr•e la villa siempre aparece, diluida cnu:e
e l bochorno y el calor, que dejaban al escritor sin e necgías para ver m:.ís all:.í de la
incomodidad que le causabaJl.
F:videnternente Mompox merecería un esturlio a profundidad que moslrara la
forma como desde allí se articuló el comerció neogranadino. Sus conflictos cornaciales
y administrativos con Caelagena, al igual que sus períodos de auge y de decaclencia en
el siglo X VIII, también amer·it.arían mayor atención. 211 Sin embargo, este n·ahajo Ho se
centra en esa Yilla. sino en el territorio que la alimentó con sus ganados, sus produt·tos
ngr·ícolas y su oro) que tm·o en ella a su capital admillislrali,·a. Se trata ele u11 área que
presenla una gran diversidad .'· al mismo tiempo. una fuerte' articulación. Tal <H·I irula-
ción trascendió los límites político-administrativos quP. se fijaron desde las primeras
dhadas del dom inio colonial. al establece1· el 1·ío Magdalena como límil e entre las
provincias de Santa Marta .Y r.artagena. Esta es una de las ra:t.orws que invitan a estud i ~tr
ambas provincias como conj unto. La otra, no menos importante, es la vatiedad de formas
de poblamiento que presentaba la Depresión Mompo::;ina e n el siglo xvnr.
Est:l CMac:
leríslica hace que se constih1ya en un magnifico ejemplo de las particularidades que
asumió el poblamiento di' la rosla Ccu·ibe colombiana. Pero además, la artjculación t1ue
presentó la Depresión ,\ [omposina en el siglo \;nll no fue est..í.tica y no se circunscribió
a los que, deni.To de cier·la pe rspecti,·a. podrían considerarse como sus lúnites geográficos.
El área que se artknló ecouóu•ica y políticamente con Mornpox fue mu_y fluida. A veces
llegó casi hasta la ciénaga de Santa l\Iarta por el norl e y hasta la desembocndura del
Sinú por el occidente. 1\Jgo similar sucedió con sus pobladores, que con frecue 1tcÜt se
desplazaron de un lugar a otro, sin preocuparse rnuchn por las disposiciones del ~::; lado
para evitarlo.
Precisamente por la fluidez del tenitorio raribeño y de sus pobladores se tr:~ l ará
en lo posible de pt·esenlar una visión global de las llanu •·as Carihei'ias y, a unque el
gmeso del trabajo se centrará en la Depresión l\lornposina, sus límites se asumirán
con flexibilidad, para no limitar artificialmente una dinámica que se cat·aclerizó más
bien por su fluidez. Cr·eemos que la cornpr<'nsión y c ont•·aste de las forr~~as de
poblamiento de In re gión Caribe y las f(Uf' primaron en los Andes centr·a les
neognUladinos enriqul'cerán no sólo la visión sobre las pautas de poblamiento de una
y ot•·a <Írea, sino que también llamarán la atención sohr·e 1 ::~ impmtaucia que esas p:wtas
han tenido sobre un a configur:H·ión regional de l país,m que dista mu ch o de ser
homogénea y cl<u·amc ntc delimitada.
m r\.G.l\. Bogotá. Juicios Criminales. 201. f: 220r.: \n ónim o, ~rll \ 'irrey Apoplégi<·o. Di:wio de
la subida por el Río ,\lagdalena del E.x~no. Sr.\ lrrey don Juan Díaz Pimienta y lo onn-rido hnsta
Sil FallE-cimiento. 1782. •\níbal \ ogtlet-:t "lendoza 'comp.;. rróniM Crande del Río lfagd(l/('11(1. T.
1, pp. 12!l 139 y José \l. Ot·-~ lier 'comp.' . Poblamiemos. T. lll . p. 180.
210 Sohre estos punto~ resulta ilustrati\·o el documento plohlicado por Gustavo 13cll l.t>11ous
,comp.). ~conn·abando r inl~·o·rscs ..omerciales en ~lompós cn ~· 1 siglo .\VIII". Revista 1/u('//lls,
·o. 20, Barranquilla, U11 ivco~~id~d del Norre, l!J87. pp. 47 66.
m La importancia (lP 111~ pautns de poblamiento para l ;~ comprensión de la cou tigunu.:iún.
regional fue iJldicnda hn\·<) ya varios afws por Gernuín Co l mr>n;~rcs, ~Hegión- ación '', _pno no
se h an realizado esfur•o7.os s istc.::máticos por desarrollarla.
i\ lfl~ distintas posibilidades y lim itflc:ion es que ofrecía la geografía de los Andes
crntrales )' de las llanuras del Caribe a los pobladores del siglo XVlfl, S(~ articulaban
brnas d e poblamiento que presenta bruí rwu·eados contrastes} Eu los And es cent1·ales
predominó un 1ipo de ordenamiemo espacial ele carácter relativarne ute homogéneo, que
ft':flejó .' r·efo r·zó e l control que tenía e l Estado colonial sohr <' la poulación. 2 En la
~ón Cu·ibe, por el c:on tt'<rrio, lo que sobresa le es la helerogeneicind dP las formas de
' Saho los trabajos de Gemoá.n Colme nares, -RI'gión- i\acitin- ~- -EI n·ánsito a sociedades
camp<'si uas de dos sociedades esdavistas en la \ueYa Granada. C:11t.,gcna .Y Popa.1án. JiSO-·Js:>o-
198i ,. Rt'vista Huellas, No. ~J. Bamuoquilla. Lninorte, 1990, pp. H-24. no St' han adelantado est1Jdios
comp:m11i\ OS sobre las formas de poblamiento vigentes en la Nut>va Granada en el s·iglo XVJIL
Fahio Zmnln·ano y Oliver Bt>rtt;\o·d, Ci11rku/ y'lerrirorio, pp. 25-01, prese ntan u11<1 gent'ra liz~v:i<ÍII pao·a
el per íodo colonial. p<'ro s u~ plalllttuni cnt<)S r es ultan do>rnasi;1d o globales y ~pmtitn muy poca
f•v id(' n(' ia para sust.entar sus afi m taciones. E l artículo rl<~ Jaime Salcedo S alcedo, "Los PueiJio; de
Ind ios en el uevo Rt'ino de Cnmatln y Pop~y~n·•, Hamón Gutiérrez (coord .). Ptu'blos de Indios. pp.
1i!) 203. inclnye ~lguno,; elementos <'olllpM·illi\ os ¡·('lativo~ a los pueblos dt~ indios organizados
en el siglo X\'1. Sobre el poblami ento n<'ogr·anMiino <'n diversas áreas de l IC<'I'ilo ri o. distintas a las
rl c las regiones <'onsidcradas en este es tudio. vé:lst': Ge rmán Colmena rrs. ~ cast;Js. patrones de
poblrunienro -= \ngela l. Guzmán. PoblamiNtto .r Crlxmismo y Poblamiento r 1/irlorim: Cal'_\· \V. Crafl;
-Spanish P:-.rishcs- ~·-cofradías in tJw \'cw Kingdom of Granada: La.' Fratcmitics in a S panish .
\ mcrican Fmuticr Soeie~·~,l'h.O. Thf·sis, l"niw:•-sity of\Yisconsin, l!li~. cap. liT: \Iberio Corradine.
. lm· .r -lrquitectura en Santander. Bogotá. rnivcrsidad Nacional de Colonohi a, J9S6 ~· -t;rbanism o
esp:titol <·o¡ ColomJlia. L{)s ptwhlos (((- indios~. Ramón GutiO.:lT<·z fCoo rd .), Pueblos de Indios. pp.
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Blanco Ban·os. Sabanalarga y El.\'orte rú: Tierradmrro.
1
Una propot•ci<ín considerable de los estt•dios sobre la región C:.ribe se han centrado e u 1<~
ciudad de Cartagena, véase Sergio Sola.no, Biltliogra.f/a llistórica del Cari!Je Colombiano, Barranquilln,
Ediciones ·u ninortc, 1990. Sobt•e la historiografía de Cartagena véase IIaro]do Calvo Slf'V<'IItiM
y ¡\dolfo Meisel Roca (eds.). CMtagena de Indias y su Historia, Bogot;Í. Universidad Jorge T;1dco
Lozano, Secciona! del Caribe ) Ranco de la ltepúblira, 10HS.
:. En los ca píhtlos I\ .' , . !>C profundiza lo ¡•el:lli1o al ord enamiento espacial de ros pueblos
de indios y de los sitios y al control político que ~ste llevaba aparejado.
duigía a reforza!' ese dominio. En los Andes centrales el objetivo fue otro. La sujeción
de la poblacióu al ordena.nliento colorúal no estaba en cuestionamiento, lo que se bust:Ó
fut> auecuar su ordenami ento espacial y administrativo a los cambios demográficos que
~ ha bian opt>t'ado al interior de la sociedad. Las prf'cisiones qu e se harán en este
npílll lo aportarán elementos para compren de•· cómo se articuló el ordcn:Hniento espa·
naJ con el t:ontrol terrjtorial y político en las regiones cons ideradas.
!\. T!POLOGfA DE LOS ASENTAMIENTOS CONTROlADOS POR EL E s·¡:,\1)0 EN LOS
ANDES CE TRALES Y EN LA REc.JúN CARmE
- lnhabitcd space - start.iug w;th the l10usc- is the pri>ilcgcd site of the objectification of
the generative schemes, and, r·hrough the divisions and lúenll'chics itestablishes
bel:\vccn things, bclween people and between pracliees, this matct·ialized syst.em or
dassilication inculcates ami constantly rein.forces tl1c principies ofthc dassificatiou
which constitutcs the arhitr¡¡rincss ofa cultw·t::'1;
Parte como resultado de la poca atención que han recibido los asentamientos
oudeados de las áreas rurales hispanoame ricanas, se presenta uw1 gran confusión
~p eeto a los tipos de poblad os alrededor de los cual es se organizaba la vida cotidiana
de la población sornetida al Estado eolou ial. 7 Aunqu e u na mirada superficial pueda
identificar fácilm ente a un pu eblo con una part·oquia y hasta con una YiJia. se trataba de
a;entamientos con características muy distintas. 8 En la sociedad colonial las divisiones
iales establecidas por el Estado, se veían complementadas y reforzadas con las normas
~Ia tiqts al ordenamiento espacial de la población, al cual iba aparejado un tipo de
«ganización admiuistrativa. 9 La parte central de una ciudad o de una villa era oct~pacla
por los "espaiioles'', rnientTas que en la pet·iferia, en los Uacnados arrabales, se asenta-
ban los indios qul" prestaban sus senicios a los "espai'iolcs., allí radi cados. Hl Fuera de
~" poblaciones para '"españoles .. , en las árt>as "rurales .. se erigieron los pueblos de
mdios para la población nativa. rlonde los '"españoles" no debían rcsidir, 11 salvo
6 Pien·c Bourd ieu, Tite Logir Q( Practice, p. 76: '' El cspario hahil:tdo - empez11ndo por el de hr
casa- e:; el lugar pr·i'"ilegiado par·8 la objeti\"IICión de los esq ut>m;lS gcnerati,os. ~lcdiante las
di'"isiones ~ jer~trc¡uías q\te est.1blece entre cosas. personas y prác1icas, este sistema d(' dasificación
materializado ineulca y conslantcmcnte reftrt>t7JI los principios de clasificación IJ UC constitu~l'n
In arhih·ru·iedad de la cultunt."
7 David Hohinson, "Cban ~;i ng settlement".
~ Es usuid que en los es1udios sohrt> r l poblamiento y l;t organi zacifl n po lítica en 1:1
período colo ni al estos t~nninos se usf'n en forma muy laxa. \ -éase. por c·jemplo. t\núwn.v
McFarlane. Colombia . pp. 353 y 365- 8: .Jor¡;t· Enrique Cond<· Calderón. " Espacio. Socierbd-,
s.p., capítulo 1\: Gilma Mor·a de '1()\"at·, ~ PolJiamiento~. pp. /¡Q- 41 .'· ~lm·garila Canido. Reclamos
.r Represrntnciones lltu·iariunes sobre la Político c•n c/_Vuevo Rc•inu de Granada. 1770 1815, Bngol{l,
llaneo de la República, 1993, pp. 113- 125.
9 Ma¡p tus Mi)rner, T.c1 Corona Esp(u/ula: ~Las Comvn i d;rucs~ y La tlfezda de Razas en la
His10ria de 4mérica Latino ("1!)67). Buenos 1\ircs. Paidos. 19G9 y Jaime Jararnillo Uribe. "Mestizaje
y diferenciación social en el l\uevo Reino ele Cran;lda en la segunda mitad del siglo X\111" .
.-lCHSC. :Xo. 3. Bogot.-í. CniYer,.idad Kacional M Colombia. 1!)65. pp. 21-48.
10 Da,;d Kohinson. -EJ S ignificado de ·Lu¡;·:u,.". p. 13 . Aonqu('. como lo indira el autor. en
algunos casos es1os pobladores se ubicaron incl u~o dentro de In c:iudad misma, rlebc subrayarsr
que llO lo hacían en calidad di' vecinos, que gozah;ln del pri,ilegio de ocupar el área eentnu de las
cit1daJes o de lits villas. En '1807, por ejemplo, f• l agente del fi sr.ill del ct·.i men en !:1 ciudad ele
Sanutfé pedía aumento de sut>ldo y precisaba que '"i,·ía en w1a (' :tsa en la plaza mayor ''que debe
mantener ¡x¡r ser aparente p:tl':l su destino· 1 \ .G.\. (Bogot.-i), .Einplrados Públicos Cundinamarca. 4. f.
-:¡82r.). Sobre la ocupación del IÍ1-ca central~ su I"f'lación con la Ol"¡)<llli7.ación jerál'í¡uica de los cenu·os
urbanos en lil sociedad colonial véase, tambié.n. Al;m Durston. "Un 1·é¡,,>imen urba nístico", pp. 71- 3.
11 Rec-opilación de Lryes de los Reinos de los Indias (1681). ~Vol~ .• 4" impresión, Madt'Íd, por la vi1.1da
de D. Joaq uín Ibarra. MDCCT.XXXt\ J, T. n .libm VI, tilulo IU, leyes XXI y XXH. lc:s1as disposiciuucs
fueron ¡·citN·ada~ pOStl'ri onnente: \·éase, po¡• l'jemplo. 1\iclia rd Konetzke (COID p./, roiPcrión d.e
Documenms pnm la flistoria de la Fomwción Social de flispanoamérira 1493 1810. 3 \ 'ols.. .\h1dri<;l..
Consejo Superior dt· lm t·sligaciones Científi t:<~~- t9:i8. \ 'ol. 111. T J. p. 285-6. \ éase también Jos..l·i na
01a,·es de Bonilla ,comp.¡. " [nforme-. pp. 15~,_; y Hi9 y \. G.J. St·villa, .'>ama Fe. 397.
12 Robert \\'rst. f. n Minena de Aluvión ('I/ Colombia durante el Período Colonial :, 1952J. Rogouc.
lmpr~>n ta Nac iomd, 1!)72. pp. 80 -5; Hcrmes Tov11 1' Pinzón, !ladenrlo. pp. 45- 58: Angela T. Guzmán.
Poblmniemo e Húrl)rios. pp. 79- 84 y 124 138 y Rafi1C·I t\nLonio O íaz, F-sdrwirllrl, Re{{ión ,r riudot
¡;;¡ Sis1ema f!_"'sclao¡:~w (;r{¡ano Regional en SanU(/t de Bo¡:;ouí, 1700- 1750, Bogotá, Centro .l;;diLm'i11
Javeria110 CEJ:\. 200 l. pp. :'.6- 58, 118· 9 y 127- 132. j
13 Soi>rf' la ¡·elación entre la ol'ganización dt·l ¡·;;pac·io y la intexiorizac i<ín de las jcrarql.lía;,
sociales ~ raciak~ en el <:aso de las ciu dades hispanoam ericanas véase Da' id Hobinso u, -I.i
Ciudad colon ial...
14 Co1110 S<' \Crá .:on más dt•tallt• en el capítulo r.: dist>nlimos de lo plaute:Jdo por Juan Fricd
Los Chibchas bajo la Dominación Esprulo/a 1960 . 3<~.. cd .. Ro¡;utá. La Carreta, s.f. ·' por ¡\lagnu~
Morne1: -L'\s Comunictades- y La Corona, q11iP.ncs asuu1en <JUP. todos los -Ycciuos~ qu<- aparece •
registrados en los t·c·nsos de los -\ndcs centrales habitabau en los poblados iudígcnns o en s
r~>sguardos y. por· lo lllJIIO. se consti tuían <·n hab itan tes "ilq;alt·s·· de los pueblos, 'Jll(' conlra,·e¡
n ían las normas de scgT<•g;1ción espacial. Sohre f"Stl' problema vé:1sf" .Jorge Orlando ~lelo, ~,; Cuántll
Tierra ~ ·ecesi ta 1111 Indio pan~ Sobrevi.vir·?~, C:acNa, 1os. 12- 3, Bogotá, Colcu.ltma. lni7. pp. 21$ 3~
y Mana Herrera '\ugc· l. Poder Local, pp. 89- 90; ·' J>op ulati ou, Territ ory and l'owcr- y ~ F.s p~•·io '
Poflel'": .Josefiua \.h¡r vcs de Bonilla (comp.¡. "lnfiJrmf"'' y Joaquiu de ,\¡·Ósl~>gui y Eseolo. " htlimue
13 Véase, pM ej c•mplo, llc·nnes Jo,·ar Pinzón (c:ontp. ). l?elaciones.r VL:~iLrt~. T. 111, pp. 274. 279,281
)' 28!J y Reropilación. lilli'O r\: LÍtu lo V. ley Xl_v títul o \il l , 1<·.) U. Uc cualquier ro l'ma COIWiCt:l(' Jl¡un;~
la atención sol)l'e los d istintos si;,rnifícados que se le dnb:ln (v se le thUl) a la p:llalwn¡nwblo: -El
lugá r tÍ Ciudad yuc esta pohlado dt• geme.~. -s<' toma t:uubien por el conj unto d .. gentes quo:;
habitan el lu gár.~ .Y -s<' llanta 1amhien la gente común .' ordinaria de algun<l l.iudad ó población.
á di;;tincion de los i\obk·s~ Dirciounrio de Awondades. \ 'ol. lll. T.\: p. 422 . Solwf" 1:! ambigüeda
del con cepto ' éa,c igua lm<·nt<• Syh ia Broadbent. Lo.t Cltihdws. Organiwcióu Socio Polirica . scri
latiuoamer·icana C\o. 5. llogotá. l'nivt'1-,;idad Nacional de Colombia. 1964, p. 19.
' 6 J aime Salcedo SalcPdo. Crbcwismo Hispano lm('rimno, pp. 121- 5. Uua ex('r·pción e'}
este semido pm·cl'ci'Ía 1~rcse n t_: 1·~e en la_ pro,'Ít~c ia dt• Popay<in: en la relación d(' los pueb lo~
_r s 1t1os q ue se clabu •·u en l;~li . se h 1zo rcf eren t:1a ¡¡ ~lgunos asentamteu tos . r.:on ro po
t•jernplo a Tuluá, i ndi d ndos•~ : "este pueblo es de lib res y tdgunos pocos in dios " (l·lc rJHe.
To,·~r r t a l. (t·o n• ps.). CiJIIvucaloria, p. 327; suh rnyados 111Íos).
11
\'ra~e. por t:jt•nrplo. Recopilación, T. H.libr·o \ .título 111. l<.'y l.Véase tawhién David Robinson.
-El significado''.' "La Ciudad colonial-.
l$ Sobre eslt· punto resuha ~i gniticativo lo planteado pnr Bom·dieu, t'll <'1 sentido 1k t(UC:
~u y su·rl(:tu ring thc per·ception wh ich social ngents havr of tht> social world, 1 ht' act of
narning hc lps to eslabli,;h the structurc of this wol'ld, .. . i11uicates to SOI II COII C that he possesses
such nnd S11ch properl}· and indic:lt('S to hiw at tht• time that he musl eondu<'l lrir11self 'ÍI1
act·ordancc ";th the social cssencc "lrich is thcrcb) assignt·d to him.- Pi erre Bourdieu./.anguage
and Symholic Power. pp. IO::í-Q :
"•\1 I'Slnrct:tu·m· la ¡H'rcepción <Jl•C los actor·c·s so<'· iales tienen dt>l mund o social, el acto de
nombn11· <ryuda a es tírblecer la I'Sinrctura dt> e~e mundo, ... le indi ca a a lg uieJJ qu e posf.('
determin~das caracLI'rÍslicas y. ::tl rn ismo tiempo. que se dc L.e co mp ortar de :lcuel'fto con l:t
esencia so<'ial que <k l'Sta fonna " él se le asig:ua.-
19 Sobre el carácter temporal.\ transitorio dt• las mis ion<.' S ,·éanse las quejas de los' irTcyes
sob r'f' su poco -<rdelantamiento". que se rdkjaba en (Jl' e hahía un rc·has que SI' habían
mant<'nido como t·., lcs duranl.t~ ruás de un siglo (Germán Colnrcnares (C'(>mp.). Relacione.1·, T. 1,
pp. 128 y 167· 17'1~ . E11 una rt>al c·édula dt> 17 f(¡ se ordenahn informar sob re el estado de las
mision~·s de Bect>rril. en la pr·o,·incia de Santa \ !arta. con f'l fin de decidir· si se transfi)l'nrahan
en pueblos de indios. Esa modificación haría que los indios conn·ih••.YCr<m con el diezmo y
denr:{s emolumentos y li mosnas que dllJ'Ían para viv ir a los 4 religioso~ radicados en dlas. con
lo qLH; qued~ ría ''ma5 dt•sahogado mi lh·al hcr·ftl·io" (J\.C.1. (Sevilla}, Santa Pe, 518). SolJre el
particular 1'1 obispo de Santa Mar'Lil co nceptuó c¡ue, a pesar dt> las solici rudes para que se
hic iese doctri na o pul'blo y st> PIH'Ornendasl'n los indios. no era COI1\f'niente hacer ese
cambio \ .C.I. Se,illa. Sama Fe. :íiS ~· \.G.~. Bogotá' .!Ji.rtoria F:c/esi(Ístim . 15, f. 24ír.) "·,·
Sobre el tr ibuto que se obligaba a pagar a los ind ios a los que se les había asi gnado doctriner
V(;asc i\.G.N. (Bogouí), Caciques e indios, 1, re373r. a {¡()9v.
20
Jct·ónimo Bécker y .José María Rivas Groot, El Nuevo Reüw de Granada en el siglo XVJJ]
Madrid, Imprenta del Asilo de Huérfanos del S. C. de Jesús, MOIXXI, p. 62.
21 A.C.l. (Se._;Ua), Santa Fe, 385. La magnitud del. terri torio que csa1ba por fuera del cmm·o.
colonial se aprecia más claramen te en los infórmcs tardíos, que reflejan una mayor información
sobre la situación del vi rrein:llo. Véase, po1: ejemplo, el informe presentado por Moreno y
Escandón en 17í2 en Germán Colrnena.l'cs (comp.), Relaciones e !J¡formes, T. I, pp. 165- 190. :·
22
Este problema se lTat.<trá en det.alle en el capítulo VI. Véanse por ejemplo las des<":.:ipcione ·
sobre las misiones de Becerril en la pro"incia de Santa Marta elaboradas durante las p 1·irru:ras
décadas del s iglo XVIII en i\.G.l. (Sevilla), Santa Fe, 518; A.G.l\. (Bogotá), Convet1ws, G, n: GG(k o
6(i8v. y 99()r. a 998r. y Corwentos, 9, 16r. a 2lr.; las de las misiones de los capuchinos en esa m i sr~
provineia, e¡ ue P.stuvier·on en funcionamiento entre mediados y fines del siglo XVlll, en t\.G.N .
(Bogotá), Conventos, 15, f 490r. a 587v. y José M. De- Mier (comp.), Poblamümtos.
2'.l Vé~UJ.se los !llapas No. 1, en la lntrodueción, y No. 9, que se incluye m;{~ adelante en este
<'~lpítu lo, en los que aparecen los pueblos aquí mencionados. 1\ diferencia de Jo tlue sucedía en
la juri ~dicción de la ciudad de 1\mja, en los Llanos Orientales d control de la pohlación indígena,
era restringido y la actividad misionera era importante (véase Jan e Rauseh, Una Ji'ontera de la.
Sabana Tropical. Los Llanos de Colombia 1531- 1831 (1984), Bogotá, Banco de la República, 1994).,
Sob1·e los indígenas U'wa o 'Iunebo véase Ann Osbom ,E!Vuelo de las T[jeretas, Bogot.<Í, Fundación
de investigaciones Arqueológicas Nac ionales, l3;mco de la República, 1985; La Cerámica de los ·
Tunebos. Un Estudio Emognffico, Bogotá, FT1\ N, Banco de la República, 1979 y Las Cuatro Estaciones.
Afiwlogía J' l5structura Social emre los U'wa, Bogotá, Banco de la República, HJH5.
21
Hermes Tovar Pinz<Sn (comp.), No hay Caciques, pp. 87 ·S; Antonio B. Ct~ervo (comp.),
Colección de Documentos, T rv, pp. 192- 99; A.G.N. (Bogotá}, Curas X ObiSpos, 26, ti 120r. a l28r·.;
!'obLaciones Boyacá, 1, 78r. a l51r. y 220r. a 224v.; Josefina Chaves de Bonilla (comp.), "lnli)rm e~,
pp. 136- 7 y Alba Luz Bonilla de Pico, "El Res¡,'l.tardo Indígena de Chita en la segunda mitad del
siglo XVlll", Tunja, Tesis de ·M acstda en Historia, Universidad Pedagógica y T<:enológit:a de
Colombia, 1999, pp. 120-1.
r. Es tos indígenas estaban concentrados básicamente al extremo oriental de la ciudad de
1'tmja; véase visit.a el <: l\Ioreno y Escandón al c.otTegimienlo de Chita en Ft·ancisco Antonio Moreno
y Escandón, Tndios )' /vle.stizos, pp. 144- 71.
:!!l \ "éansl' por· ejemplo las descripciont>s sobre las misiones <k· BccerTil en la provincia de
Santa l\far1a elaboradas dur-<tnte las primcr·~s dé<·adas del siglo \.Ylll en :\ .G.l. \S<·villa). Santa Fe.
518: :\.G.\". 'Bogotá¡. Com'entos. 6. ff. 66()r. a 668v. y 996r. a 99..<!r. y Convemos. ~J. l(k :1 2J r.: las de las
mision<"s de los capuchinos en esa misma pro,;ncia. que t'Sh.IYieron en fun cionamiento enfl·t'
mediados ~· fines del siglo X\111. en A.G. \. ~ogotá). Convenios, 15, f. 549,·.
v \"éanse listados de ornameuros de pueblos de misi ón de la pr·o,·incia de Santa .\!arta
en A.G.T. (Sevilla;, Santa Fe, 5 18 y en A.C ... (Bogotá). Con11entos, 15. r. 5!¡9v.
28 Sobr·e las provincias de Santa ~lar1a y Cartagena véase Antonio de Bedstegui, "Defensa
clel Gobierno del virrey Eslava"". Cerrnán Colmenares (comp.). Relaciones, T. T, pp. 41- 101, pp.
.(¡8-5i: José ;icolás de la Rosa , Floresta, pp. 17!) -244 y el informe del gobt>l'llador de Cmiagen~
Juan Pimiertti• (1776) en Fr<mcisGO Antonio Moreno y Escandón. /ndios .r M<·.,·tiz.os, pp. 84 7. Lo
r('lalivo a la pr·ovincia de .1\ntioc¡uia puedP apreciarse en Jt.•an AJ"ttonio )'Ion y Ve! arde, "Suscinta
relación de lo ejecutado en la vi~it:~ a Antioq uia ...", Emilio Robledo (comp.), Bosquejo Biográfico.
T. 11. pp. 295-365. Para Jo relativo a las provincias de Tur~a. Smnafé. ~ l 111·iquita y Neiva Yéase
Basilio \ 'irente de Q,·iedo. Cualidades. pp. 81- 323. Una visión gener·al sohr<' e l virreinato se
aprecia en Josef Antonio Pm1<lo. ~ Ynfonne"" . pp. 248-300.
l9 A. G. 'í. ,Bogotá:. CurasxObispos. 29. tl: 140r. a Jf)tk Sobre los pueblos dt' indios neogranadinos
en el ~iglo \\1II ,·éase: Jaim<> Salcedo Salcedo. ~Los Pueblos de Indios-; \n gela l. Guzm<Íll.
Poblomil'nto y L'rbanismo y Poblamiento e His1oria.s: Magnus J\lorne•·. "L:~s Co munidades·· y La
Corona; Alberto Corradi ne, Arfe )" Arquifectura y -1_1,·banismo español''; Ju an :\. Villamarín,
"Encomenderos and lndians""; Juan A. Villamar·íJ·I y Judith E . Villamaríu, ~Chibcha Settlemem~;
Diana Bnnnett, -Tierra y C<Jmunidad'"; Fr·anciseo Zulu.aga. Los Pueblos rle Indios m la Colonia, Ca!i,
t'nive•·sidad del Valle, 1979; Amado .-\ nt.on io G u e r·r~;~¡·o Rincón, La Pro"incia de Cuanentá; Jairo
Gutit"IT('7. Ramos y Armando M:Jr1Ínez Garnica, La Pro<>incia de Carcfa Ro ..im y Armando Martíne1.
Ga,·n ic·a y Amado Anton io Guerrero Rinr:ón, La Pro<Jincia de SolO; .Je~ nn e Mavis Burford de
Bur.hanarl, ··Puehlo, Encomienda": floher·to Yelandia, Fomibón Puehlo de la Real Corona, Bogotá,
lmpmnta Distrital de Bogotá, 1983: M:u1a 1fcr·r<'ra Angel. "Espacio y Pode:- r·'': ~Population. Territor:v"
.' Poder Local. Aunque en siglo \.\111 Mérida ya no formaba p<111C del corregimiento de Tunja.
COll"iene tener en cuenta el u-abajo de F.dda O. Samudio _\.. ·Los Pueblos ele Indios de ~fér;da".
~a <¡u<' ilustra aspecros importallles de la l'onfiguración de los puehlos dt> indios neogranadinos.
10
Basilio \ iceme de Q,iedo. Cuali<lades, pp. SJ-323.
" Se entiende po¡· Yecino: "El que habita con otros en un misrno barrio. casa. IÍ pueblo'', así
como -el que t ien<> casa, y hoga•· e u 1111 Pueblo, y contribuye eu él en las cargas, lÍ repí•rtimientos,
~ un que acrualmente no viva en tll."" {Diccionario de Azaoridades, Vol. III. T. VI, p. 418). l.nicialmente
en la Nue\· ~ Granada y. en gener·a l en Hispanoamérica. s~~ daba e l nomb re de <>PCÍnos a. los
habitru11es de las ciudades y villas. En la ~ueva Gr¡u1ada, luego ele l a~ r·E>fotrnas del arzobispo
l.ígartf' en 1622, c·on la agregm·ión de población no indígena a los pueblos, a estos vecinos
a~regados se les llamaba, por ejPmplo. -vt>cinos de la ciudad de Tunja. ·' agregados al pueblo de
Tequía. de Chita. ele Soatá, dP SátiYa. etr.. que ahora tienen mal entendido. pues ya por
eosturnbl'e y desidia de los (.'Ju·as de eiud:1dPs. están constituidos •-ednos tales dr: dichos pueblos los
d.ic.b os e.sp~ño lc:.·· (Flasilio Vi.cen te de Ovi~<lo. Cualid(l{/r-s, p. 117; ~ubl'ayados nues tros). Debe
anotarse que Ü'~>~f'do utiliza aquí el términ o ~Pspañoles'' p:wa referj,·.o><' ~ la pohlac:i<ín no indfge·
na. en ¡;eneral. Lo r•dati,·o a la~ reformas d1• l garte se ll)irará en el c.~pítulo IV.
.,.~ \lagnus )lon u.>r~ -Las Com~midades·) La Corona. Este problema ha sido discutido en
Marta Hc rre1•a Angel. ·Populatioll. Territot! • } Poder Lum/. pp. 50 64 } 89· 90.
1
'' La for·ma como se d istribuyó el espacio en Jos pueblos de i:ndi.os de Jos A11des eenLrales
se discutirá. en detalle en el capÍtiJIO IV.
ll Lo rclati,o a la organización de los pueblos dP u1dios de la regió11 Caribe se dis<:ute en el
l'apítulo Y.
"" .'\.G.l\. .. Bogotá,. JMicirL;y.llarina . 126. f. l26r..' Y.
v. Véase enpít ulos IV y 'V
r- Basilio Vic·nrLe de Ovied(). Ciwbdcuh-s. Véase tarnhi én Gary \ .Vendell GrafC ''Cofradías". pp.
í 9-IOO. Sobre estM diferencias en la provincin de Sautaf~ ..,éase Marta HE'tTera 1\ugel, Poder Local;
-Population- y -F.~pacio y Poder·-.
... !Jircionario rlr AUioridadt•s. \ ol. 111. T. \ : p. 115. Este sentido del lt'•·mino fue resaltado en
1/79. cuando 5<' autorizó que la iglo>~ia rlt>l pueblo de Zipaquit-á se o>rigi(•s•• r11 patToquia. En esa
oportunidad t•l ar1.0b.i spo 'in·e~ Cahallt••·o ~ Cóngo1<1 preci~o que ••1 •·adrtC"r de parroquia lo
t<"n ían lamhif n los pueblos de indios .' que, po1· tanto. los que aJlles 1"1·nn f¡·Jig-J'<'Ses del pneo lo
de ind it)S, qurdaban dentro dt"l mismo (('ITÍto c·io y ~deben seguir· d<· l JJci s mo modo'' (Antonio
Cnb:tll~c·o .v Góngora. Decreto de EreN·it)ll rl<· la Parroquia de la Santúimn Tri11idar! y Sanil.lllon.io di'
Pculua tfe Ztj>aquirá, agosto 3 de 177.<J, Edició n Facsímil. Bogotá. Pr·e~i d e nc ·ia rito la Rep ú blica, 1979,
p. 9 .' Roberto \ etandia, Encidop<·dia fh~tórica de Cundinamarco, 5 Vo ls., Rogot~í , Biblioteca clt"
-\ulot·es Cundin a marqueses, 197~J- l~JS2. T. V, p. 2.672). Sobt·e es lt" p•·oh lctna Yéase también, en
la mi~111a ol)I'<J, pp. 2 .671 · 8~: Robo>•·to 1\'la ría Tisnc.s. Copzi:ulos dF Hisloria 7JpaquirC!ia (1480 1830).
Bog()tá, 1956. pp. 33 4 y 5:$-.()0 y );l Rn·opilación. T J. libro J. título 11. J...." 11 , en que se habla de las
-lgl<·sins C:ateclrales y Parrot¡uial ..s dr F.spni\oles ~· nattu"ales de nu;·stt·as In dias".
1'1 l.;rs tres definiciones fut"I'OII tomadas del Diccionario di' Autoridadt•s. \'ol. lll. T. V. p. H5.
\'~;l~(· también Gabriel .\lac·tínn Rcy<"s. Funcionamiento Sorio- Emmímico. pp. 19 ~- 89 96.
10 'E<;te es el caso de los barrios indí~enas que había en los ah·Nkdorcs o> incluso dentro dt"
la~ dudades o ,·mas y que. por Lcnrr párroco~- formar pac'l<' do> s u p:u·roquia, tenían tal carát'lt>J'.
F:n la ciudad de Santa!(\ por ('j emplo. F'er-nández de Pit>dra hita l)I'IX'isó hacia 1688 que o>n la
ciudad bahía a )¡•ededOJ" de 3.000 vecin o~ E>spaiioles y tmos 10.000 i11dins "Poblados los m:is e11
lo elrvado de la ciudad q ue; ll;uua n Purhloviejo. y en otro burgo q ue tirnen al norto>, y ll acu;m
P-uc•blo nuevo" (Lttcas Fe t'n¡\ndez de P i ~><lrahil::t , Historia C:P.!Ifrttf de las Conquistas deí Nut'<•o
Rl'ino de Cranada (1688). -í Vols .. Bogr.1á. Bi.bl.ioteca Pop ul a t· dt: Cuh ura Colo m.binna, 1942. T. 11 ,
p. 133\ Puehlon uevo, al p;11·ccer quedó com¡wend ido en la pa rroquiu de las !\'ievo>s (Fund::tC"ión
\li sión Colomhi:t, HL>wria de Bogotá. '1 Vol s.. Bogotá. Vilk·gas Editort>s. 1988. T. l. p. 108 y Juli{~n
\ 'arga¡, Lesnws. Ln Sociedad dt• Santa Fe Colonial. Bogotá. Cinep. 1990. p. ()2.
11 1;·cr: significa -que la persona dE> qu io>n se· h<lbla tiene las \ eCE>S. 1Í ~H ti OI'idail d~· aquella.
que signili c:l 1:1 m7_ con que se ((mna la composición.- Diccionario de .·luloridntlt>s. Yo l. liT. T. YI.
p. 4/6. \ éaso> Lamhién. Gar:,· \\. Gran: "Spanish P:l•·ish<"s~ y -('.Qft-adías-. p. /8.
12 Sohrt> las parroquias neogranadina~ 'Pase: Gabriel ){artínez Reyes. Funriontuuienw SO<'io-
Económit•>; \ngcla l. Guzmán. Poblnmienlo .r l'riHuu:~mo y Poblamiento e Hútorias; Cary \\: G1·aO:
~spaní$ h Parishf's- y~Cofradías ... cap. IJI ; ,\,·m ~ndo :\fartínez Camicn. "Eirt'gi lllt>n el<' la p:U'I'oquia-;
~mndo \n1on io Guerrero Rinró n, /,n f>nwinria de Cuanemá: Jairo C lll ié r·t·t·z Ra mos y Armando
\:J arlfn<:l. Ga rni ea. La Provincia de Cui'I'Ífl Ro<'im y Armando J\im·tín el. Ca rll i('a Y Amado Antonio
Guf't·r·r· r·o R incón, La Provincia r/r.: Soto. . .
"~ Sob•·e (•stn punto el c u•·a Oviedo p1·ecisó: -Los lugan:s de espa•io les qne en es~g.
Arzobispado llarn;tn par..-oq uias.. ." (Basil io Vicente de Ovicdo, Cualirlarles , p. 79; pos terio l'ment~
p. 93, introduj o unn obscn ·;tci6n similar).
11
!bid .. p p. 8 !- 323 .Y A.G.N. (Bogotá), Poblaciones Varias , 7, f [ 326•·· a 6GOv. La ley disponí~
q ue la re:~ !1aci: cnda aP?J'I3 r·a un tercio d el ~aJo¡· de la_co r •s~rut:ci óJ~ de las iglesias pnrro;¡u i nle~
(Recopdacwn, lrbro T, tr ru lo 11. lt·y Il l}. A lmes del s1glo XVTTJ, s•n embar·go, se busco hace
recaer todo el peso de la co nst ru cción de la iglesia en los Yecinos (;-éase, por ~jemplo, A.C.N
!Bogotá). Poblaciones Boyará. 1. f. 8r·.) v.). Precisamente uno d e los requis iros q ue debíaq,
cumplir los vecinos que aspi raban a la er·ección de parroquia en los Andes ce niTal es. era e
de presentar una csc•·itur:• o torgada po•· el 'ecindario n1ediante la que SI' aseguraba la
congrua del párroco \los 50.000 maraYedís de su e..:tipendio). el sostenimiento de las c·ofmdía
~· mantener lámpara y oblata lA.C . ~. (Bogotá), Poblaciones Tarias. 7, ff. 327r·. a '{28, . ." 450 r. a
452r.; Antonio Caballero y Cót•go ra, Deaero: Roberto \ elandia, Enciclopedia , T.\', pp. 2.671
2 y Gary Wendell Graff... Cofradías ", cap. 111).
45 Sobre el particulnr resulta ilustnttivo e l e"pedien 1e relativo a la e.r ecci6n de la pa r·t·oquia
de San Juan de la Vegn, aunque no se encue ntrn rlenlTO de las regiones considerarla~·, sino e1
la vecindad de la provincia de Santnfé, a 1:• qu e per·Leneció durante algu nos ~r'ío s (i\.(;.N
(Bogotá), Curas .r Obispos, 29. ff. 140r. a 1.64v.). Véase también Antonio Caballe•·o y G6ngo r
DecreTo y (;ahr•i¡ol 1\Jar1ínez Reyes, Funcionamien/o Socio- Eron6mico, p. 83.
16
:\.G .•~. 'BogoráJ, Poblaciones Boxacá, 1, f. 1/r. y v.; Roher'lo Velandia. Enciclopedia, T. V, p. 2.67,
y -\n tonio l.ahall ~ro y Góngo1·a. Decrero, pp. 21- 22.
'' A.G.:\1. Bogotá,. Poblaciones Bopuxí.. l. ff. 17r. a 18 r·.
48 A.G ..\ . (Bogotá. Poblaciones Tarias. /, 1: 459r.: en d f. 4//r. se precisaron los límites de la
j urisdicción de la pan'Oqu.ia.
49 Yéase la -suscinla Relación r del oidor Juru1 Anton io i\ lon r \'elarde f'n Emilio Robledo
(comp.}, Bosquejo , pp. 29:'>-363: Diego de Peredo, .. ~otic in Historial.de la P rovincia de Cartngen
de I<•S Indias ari () de 1772" (José A. Blanco B. - comp.-). ACHSC, ~o. 6-7, Bogotá, Un iversidad
i'i'aeional, 1971 - 1972. pp. l HJ- 154, p. 137; A.G.I. (SeYilla), SMia Fe. 552. En algun os c11sos 1
palabra lugar sf~ u1il i1.6 c:omo sinónimo de sitio (A.G.l. (Sevi ll a), Sallto Fr, 1034).
concepto de .~itio. al menos en el siglo XVTTT; en tales casos, usualmeute, apa•·ece subordinado
Q formando pa•te de una parroquia o de un pueblo de indios. V~a~e, por ejemplo, A.G.N.
(Bogotá), Poblaciones Boyacá, 1, f. 86r. y ;Jfiscdánm Colonia, 44. f. 9l'k F.n la tesis de GruT Wendell
Craff. ··Cofradías"", p. 79, aparece uua r·~fe¡·encin al sitio de Clric¡uinquir:í. en el siglo XVII.
''' \ éanse h\$ obseJ'\ACiones que al r·f'specto hizo el cu1'a Basilio Yicente de Ovicdo.
Cualidades, pp. 91- 32'!. \'rase también G;lr} \\ endell Gralf, '·Cofradías-. p. 71.
><; .'\.C.l. (Se"illa), Sr1111a Fe . 1171 . Según de la Torre y i\'[iranda este sitio, :t dos leguas d
C8J·tngena. fue fund ado dt> nuevo. Ello de lineó j' repar·tió solares a 50 ved nos, en total 230
pf·r·sonas :A.G.J. (Se,rilla). Srm1a Fe, 600 y 107!í).
:.; A.G.l. ISeYilla), Sonia Fe. 11 71.
:.~ Gt>nnán Colmenart·~ romp. . Relaciones e Informes, T. l. pp. 50-l . En este sei'ralarnien1o plled~
apN'<'Í:u~e el uso del término si¡,¡, para referirse a asentamientos que no contaban con iglr~ia.
~ Sobre este problema ,·éa~•· el estudio de Adriaan C. \ an Oss. ((1//wlir Colonialism. sobrt' la
parroquias en Guatemala du r<lllle el p eríodo cl)lvnial ;- Margarita Ganido, Rec/flmos J
Rcprrosmtariones, pp. 261 4.
00 Solwe la articulación entr~~ la iglesia y el r.:stado, a partir del pa1 r·on:11o real. y lo que ¡.(si
significó en té r·minos de l fin¡urciamiento parroqu ial e n e l easo chileno, vé:~ se Delia i\.f. F lusc he
" Ch\~t·c h ancl Stat<" in 1he Diocese of Santiago, Chi l... 1620- 1677: A S tudy of Rural I'ru·is hcs"
Colon in/ ! ,a/Ül American Historiad Rc"iew, 4 ('!\. 1995. pp. 2.<í 1- 259. Véru1St' lambiéu varios ejl'mplo.
sobr<: las acti vid:~de~ administrati,·as de los curns en los :\ndes centrales en )larra HeJTCt'a;
_\ .ngel. Poder Local. capítulo ITl.
61 Las quejas .;;obt·e la escasel de curas fOil la r't'gión Carib~> abundan e n la docunwntación.
VC.:ase. por ejemplo, -\.G.l. {Se, illa¡. Sa111a Fe, 523. :J IS y A.C.N. (Bogotá). Curas y Obi~pos, n. fl. 97!k a
1003r. 'véase también Bernard LavaiJ é, "E vangl•li l,:lCión y explotae ión coloninl: el ej e mp lo de las
doctrinos en los Andes (siglos XVI \VHf . Rabúla. ·o. 11. Hueha. Patron:Jto l'r.:l\ i:ncial dt· H uch·a del
Qui_nto Centenario del Desc u1>rimiento de Aml-r;ca. 1992. pp. 22- 33. p. 27.
m Sohr'(' lo:> anexos o 'ice parroquias en la región Caribe' hse: José :\ico l:ís ele la Rosa. f1oresla,
pp. JíS 2'{6 y 241-44 y :\.C. l. (Se' illa), Santo F..-. 552, 103~ y 1 1? l. En la pro,~ncia de San1afé no
se han e11contrado '~Mos de pue hlns u otros tipo de ascJ1ta•nientos an,~xos. mientras qn<' en
1imj~. a n• ediaclos d(' t siglo XVJJl. los asentami entos que se podrían ~ si111ihu: a los ant>xos t'ran
alrededor del l1°o Basilio \'icente ele Q,iedo. Cualidades. pp. 119- 160; .
"' Jos.: \(. De--'lit'l' com p.,. Poblnmientos. T. l. p. 83.
c.' y,;a$c, por ejemplo, el infor·mt> ele la dsita pastoral del obispo de Cartagena presen tado en
1764. ,1 1 igual q u~ la nómina de <·ur;~tos <rue pr<eparó en 1\.C.l. (Sevillil). Santa Fe, 10l.¡.
n:. F. n lo que tit'llt' que ver con C:artagena ,·éas~> D iego d1• Peredo, "i\oticia H istori3l .. , p. 137
y :\ .G.I. Sc\illa\. Sanw Fe. 1034: a·cspecto a Santa -'rart.1 ,·~ase '\ .G.L {S"'illa. Sanla Fe. 552; José
:\icolás de la Rosa. Floresta . pp. 169 2~4 )' Jos.: :\1. De-~lier com p.;. Poblamienros. T. 1, pp. 66 -71.
j
de un cura inter·ino al que tenían que ir a recoger a su curato. al otro lado deJ r·ío. todo
los domingos y a Yeces en la noche para atender a los moribundos. En tiempo de
im;emo, cuando el río crecía. muchas veces les era imposible transportar al religioso.
lo que iba en detrimento del cumplimiento de sus obligaciones religiosas. En es~
caso los indios contaban con la suerte de que el c ura lo hacía de buena voluntad.(~; Nd
les había sucedido lo mismo a otros, como los de Tablada, más al sur, cuyo in tcrin,o
nwstraha '" bastante repugn:msia" y lu ego, cuando éste muáó, el cura nombrado p refir~"
hu ir, que tornar posesión del cargo.6'
b. Las Agregaciones de los Andes Centrales
En Jos Andes centraiPs se registraron en Jos censos de principios del siglo XVI·
fr·ecuentes casos de agregados. pero usualmente no se precisó si se trataba de part'ntelc¡<;
o agrupaciones que compartían el mismo ase ntami en lo del pueblo al que estaban
agregados. 68 Posteriormente, en la visita de ArósJ·egui de 1755- 1760, se registraron s~·
l:t.raciones en las que se hahía ordenado a las comunidades de un pueblo agregarse 13.
otro pueblo, que allí no sign ificaba, como en la región Caribe, mantenerse en s 1
asentamiento y depender, para efectos de la ad min istración religiosa, del asen tarni ent0
al que se agregab~ .~~ ~o q,ue significaba la agregació n de p ueblos en los ~<.~es cen t.r·aJ~
era croe la pobl.acwn l~ldigena del pueblo <~gregado debla asent.ar.se defimlmunen le ~~
el pohlado al que hab1a quedado agregado.' 0 En algunas oportumdades la orden no e
cumplió o sólo se cumplió parcialmente, como sucecüó con Usatan1a, que f11e agrega~'a
a Fusagasugá. pero algunos indios continuaron viviendo en el antiguo asentamiento. Eh
este caso la iglesia se mantenía en pie, pero no contaba con or.namentos.í1 En la
jur·isdicción de la ciudad de Tnnja se presentaba un fenómeno similar.n
F:ntonces, los pueblos agregados de los Andes centrales se diferenciaban deo lo·
pueblos anexos o agr·egados de las llanuras del Caribe, en que los primeros debí '
residir en el asentamiento al q ue estaban agregad os, mieniTas que se asumía que ló
segundos con taban con un asentamiento distinto, sin q ue por ello se conside(·ar·a CJUj
in cumplían con las disposiciones es tatales.i~ En realidad, la escasez de curas en la r~·
gión Caribe era tal, que terminaba siendo el Estado el que incumplía con su obligación
de velar por la adecuada administración religiosa d e los ind ios.
De esta forma los puehlos y sitios anexos ele las llanuras caribeñas estaban e l
una situación muy distinta a la de los pueblos agregados de Santafé. Por lo g~neral .
;
1
Con relación a los cabildos. conviene anotar en lodo caso que núentras que en lo
i >\ndes centrales los pueblos de indios n o contaron con cabildos ci,; Jes. t>n la rcgió¡¡r
80 A.G.N. !Bogotá). Visitas Bo//,•nr, 6, f. 62i,.: subrayados nti<'Stros. Este L~::xto forma pm'Lt:: de
la earta envin da en 17?9 al vir-rey por Agustín Ycaría. ind ígena del pu eblo de indios d e
Vir·aeachá. a nombre de tonos los indíg~n"s del pueblo. La ('(r municación buscaba evitar que·
~1 pueblo l'ul'nt :rgregado. tal l'omo se había onlrn~do. ru de Si~choque. ambos ("11 lajm·isdic-l'i<'"l
dt> la C'iudad de Tunja.
51
J os~ lína ChaYes de Borrilla 1comp.. " Informe-. pp. 1 ~ 1 2 y _ \.G_N. Bogotá}, ¡·,:filas
n.mdinamarrn. 8, f. 780r. a 78 1t·. \"arios purhlns de indios t·tt la jurisdi('t:ión de Trmja fu(•ron
transforumdos en panoquiati dumnt:e la vbita de Berdugo y <t ot.r·os se les quit ar·on p~u·J~· de las
tie rras df' sus resp~<'fÍ\OS resguardos íOrlando Fals Bor·da , "' lndian Cor r grega tions~, p. 343 y
.)Iaría Dolor·es Gonzál('7. Luna. ··La Política R~formista de los Hesgrrardos en el siglo XVTll".
Seminario de Hist or·ia de \ allado lid. Eswdios sobre Polítim l ndigmista Espa1iola f'll América
:'iimposio Conmf'morati<·o de/ 1 Crntenario del Padrf' de lns íasas. Tercera< Jomadas . lmericnnis10s
df' la Cniversirlad de Valladolid, ·~ Vols. \"rulado!id, Sl'"miuario de H istor·i~ de América, tfn iv<·r·sidad
d<· Valladolid, 197i, T. lil, 201 - 2 19, p. 205). Ar·óstegui y Escoto ,,i~iLó la provincia d~ S;wtafé
pocos atio> dC$pués, pero no Jr;lllsformó pueblo:; Ctt parroquias, sino que le qu itó o dismin uy6
la;; tje1-ras a los r·esguardos de v:u·.ios pueblo~ í;\h1rl a Herrera An¡;<·l, Poder Local, pp. 60- 1: sobre
estos reco rtPs ,·éase también \!arta Fajardo c:ornp.). ~.\spec tos de la Política solwe Tier-ras de
Indígenas l'rl el :\ue,·o Reino ck Granada ~n l;r S<'glUlda mitad <1<·1 ~iglo \.\'111 -• . líHSC no. 4.
Rogotá. lnivrrsidad .\acional ele Colombia, 1969. pp. 139 158).
;;:¡ 0(' ]¡¡ documentació n :;(• desprende qn1' se entendí~ pM corregimien1o.~ tenues de indios
aquel los tjll!' contaban con un a reducida població n ind igena ív,\;rse Francisco Antonio :Yloreno
y Escandón. l irdios, pp. 42-~ ~· 46-7}.
81
G~mr¡Ín Colmenar('s. /,a Pro<,incia . pp. 78-92.
s; Fr<~n cisco .\ntonio \l oreno ~· Esl'andón. Indios. pp. 64- 3. La Jw1ta (;('nrral de Tribunaii'S
la intt>graban el 'it-rey. los oidores. el protector y el fiscal de la .-\udit>u(·ia. el regente ) los
contadores del Tribunal y Real :\udi~ncia de cue ntas y el l!·sor·cro oliciru r<•al de la Reru Hacierrd<t
y Cajas (ibid., p . 65). Véase también Diana Bernnen, "Tierr:r y l.ormmidad", pp. ·114- 172 e ln PS
Restl'epo T\icaurr.e, "La sup resió n df'l resguardo de Taseo y su traslado a So~:lra", Sem.inario de
Hisroria d e \ alladolid. Estudios sobre Polílica Indigenista Espa1iola e11 ,1mérica (Simposio
Conmemorativo de/ l. Centenario del Padre de las Casas. TerCI'ras Jornadas 4mericanistas rlt: la
Cniver.<idad dt 1nllarlolid¡. 3 \ols., Yalladolid. Seminario de llistoria el~ Antét·ica, l.niversid:rd de
\alladolid. 197i. T. IIL pp. 22 1 258, p. 225.
55 Yéase .\.G ..\. (Bogotá¡, Poblaciones llclrias, i, ff. 326r. a 4331'., 443,-. a 667r., (i58,·. a 709v.; Cums
y Obispos . :w. rr. 140r. a Hi~ v.; Jaime SaJc:efiO Salcedo. Urbanúmo l-lúpano-AIIIt'IÚ'ano, pp. 151 - 2;
indígenas sólo quedaban pobladores no indios o "'blancos" dentro del territorio
pueblo transformado en parroquia. La actividad del cura se cent r'aba en estos pobla·
dores y corno autoridad "civil" quedaban él o los alcaldes pedáneos. Las autoridade
indias se mudaban j unto con sns comunidades. Como resultado de tal medida s
daba fin a la dualidad territorial. étni.ca y administrativa de los pueblos de in di os.
Ahora bien, una difer·encia central en t r·e un pueblo de indios y una parroq ui·
de ~ españo l es"' radicaba en quién se responsabilizaba por la ~congrua susten tación~
del cura o párroco y los gastos de la iglesia. En el caso de los indios el pago de lo
emolumentos del cura lo asumía el encomendero o, en su defecto, cuando eran vaco ·
la corona/ 11; mientras que en los asentamie.nt.os de vecinos, ell os eran los que debíap
cubrir e~>e pago.87 Por eso para lelamente se informaba a los vecinos del pueblo qu
había sido agregado, que si dc:-seaban seguir cor11'ando con los servicios eclesiásLico
que hasta ese momento les había prestado el cura del pueblo, debían tramitar ante las
autoridades la erección de la respectiva parroquia. 88 Estas gestiones P.l'an necesarias
para que el arwbispado le5 autorizara la asignación de un cura. De igual forma, com
con la agregación se despojaba a los indios de las tierras del poblarlo y del resguardl .
los vecinos debían proce<.ler a partici.par en el remate de esas t.ierras. 89
Como resultado del pr·oyecto de u-ansformación de pueblos de indios en parroqui ,s
de blancos, lid~>rado por la Audiencia de Santaf~ en la década del 70 del siglo XVIU 00
en los Andes centrales se demolieron 46 pueblos. 9 1 Adicionalmente, se ordenó ~
demolición de otros 8 pueblos y se propuso la extinción de 15 más.92 Esta agita~a
gestión se \'ÍO bruscamente interrumpida por la oposición con que el regente recibi
la medida. 91 El funcionario iudicó la conveniencia de elevar consulta al rey y, entre
tanto, su~>pender las demoli c innes ,~" determinación que fue acatada por la Audiencia.
Jnés Restrepo Ricawtc. '"La supresión del resgua rdo de 'lasco~; Ma ría Dolores Gonzál ~z Luna.
·"La Política Refonnista- y Diana Bonnett, "Tiena y Comtmidad··, pp. 553 590.
''" lln argumento que comúnmente se esgrimía a favor de las agregaciones de los pueblo,
de indios ) de su erección l'n par1'0quias era el di' qul' ello liberaba a las cajas rc.~l es de lo>
gastos que generaba la iglesia ~ su cura (A.GS. íBogorá), Poblaciones Varias, i, IT. 70'k :< 704:
véase también Curas)' Obispos, 29, f. 140 r. y v.). En Fómeque los ,·ecinos se r·f'ft'rían al mal
estado en que se encontraba 1 ~ iglesia y a1iadían que su reparación correspondí~ a su rn<~jestaa
por ser puehlo (A.G.N. (Bogor.{t), Poblaciones Varias, 7, f. :UHr. y v.).
~7 Gary \\'t~ndell Cm1l: ·'Cofradías", pp. 82 9.
«>~ ll no de los requisitos q ue debían cumplir' los vf'cinos que aspiraban a la ere~:ción i.le
parroq uia era el de pr·esent:tr una escritura otorgad a por el ,·ecindario mediante la que se-
asegurab;~ la congrua df'l p<Ír•-oeo nos 50.000 mara\(•dís de su estipendio), PI sostenimiento Cle
las cofradías y mamenf'r la lámpara y oblata (r\.G.N. tRogotá}, Poblaciones 1nrias, ?, ff. 327r. a 328\..
41?Y. y 450r. a 452r. y Rohc:rt o Velanclia, Euciclop<'rlin, T. 5, pp. 2671 2).
&J E l procedimiento qtw se siguió puede ve•·se en A.C .. J (Bogotá), Pob!t1ciones Varias, 7,
1ilí;k a ?09v.
00 V~ase texto de la det·er·minación ele la Audi Pncia en Francisco A1llon in i\Toreno y Escanció
Indios)" l{esn"zos, pp. 64- G. .
Ul A.C.\. (Bogotá,. F:stadísn·ca ( lne:ro Colonia). l. f. 517r. y,.. ~ Odando Fals Borda, fndian
4
Congregations~. p. '3'13- 4.
7.! :\.G.X. (Bogotá). Esradístirn (.-tnrxo Colonia). l , f. 5 1ir. .r v. Yéas~· también Francisco Antonio
J\Ioreno y Escandón. Indios.
'n La. decisión p~lítica de lle,ar· a <".abo las agregaci on~s se vio seriamente cu~stjonad<J poríl
concepto advl'l"SO del Itegen te Gutiérrez de J>i1ieres ((;ermán Colmenares. La Provincia, 19 ·
7). Véase texto del concepto del Regente en )•lar·garit.a Gonzál~!z, F,{ Resgllfudo en el Nue<•o Rei o
de Granada, Bogotá , lfni vers idad Naciona l de Colombia, Hl70. pp. 154 L81. Diana Bonnett
anota que .Y'1 ~ntes de la ohjt>ción del reg~nte. el p•·otector de indio~ Francisco Javie1· Sema !' 1
oidor José Joaquín Yasco :- \'argas habían cuestionarlo la gestión de i\lort>no ~- Escandón, por uo
ajustarse a las disposiciones IPgales r Tierra ·' Comunidad"", pp. 157- 162).
n• A.C.:'~. (Bogotá'. Poblariones Trárias. 7. fi 392r. .r 4041-.
~j l1i.,t-s Rojas, Corrrgidores, p. 51>7 ~· ~larta Ht-rr·<'ra Angel. Podr·r Loml. p. GR.
'x; V~ase te:\1:0 clt- t-SIW> capitularioncs en Pablo F.. Círdenas i\r'nsla,E/ movimiento comunal df' 1781
e.n el N11evn Reino de Granada (19Ci0), 2 Vols., 2a. cd .. Bogotá, TeoT('I' Mtmdo. 1$)80, T. 11, pp. 18-29.
g; .\.C.:\1. (Bogotá' . Poblaciones IYtrias. 7. f. 6~l1Ír.. suhra~ adM nuestros.
"".\ .C.X. 1Bogo1á . {rchil•oBt>rnardoJ (aitwlo, l"tsitas. T. l. caj:~lo2, doc. 4.1f. t r·. a 38Y.:Poblacione.s
Tárias. 7. ff. 658t·. a 660r.: Empleados Públicos íundinamarca . 1, r. 9 1lr. y v. En ('! caso de Zipao.¡uirá.
el pueblo más importame de la provincia, lo~ inclígena;; l'tuc:ro n restituidos a sus tier'l'~>$, ¡.¡ero el
asentamiento pasó a ser panoquia de -blancos" con agregac:i<ín del pueb lo de indi os (:\.G. -.
1Bogutá'r , Estadística (·lnexo Colonia). l. f. 533r.\. Los indígenas d<· Fontibón n<> pudieron reto mar
a su purblo. por·qu~: éste Ya hahí;o sido ocupado por los -vecinos- (Juan A. \ 'illarnarín y Juclith E.
\ illarnar·ín, "Chibdoa SettJemeut-. p. íl y A.C.\ . •Bogotá), .1/i/icins y Jlariua. lt6, f. 52lr. ~ ,·.).
w Germán Colmcnar·es, La Provincia. pp. 197- 99 y A.G.N. (Bogotá), Visitas Bolívar, 6, fl 606r. a
655r. Scglm el resu111 en ele pueblos de esa jurisdicción. pr(·parado por el oidor Berdu go en
17:35- 1756. había 66 puPhlos 1Magnus .\'lorrwr. "Las Comuroidó.ldes'', pp. 87- 8). En m1 li~tado de
los asentamientos de esa jurisdicción. fechado en 178/. sólo aparecen r·egisu-ados 28 pueblos
'Uiiscs nojas, Corregidorf'S, pp. 583 fi,.
wo Sobre la He,·oh1f·ián de los Com un eros véase P<1blo E . Cár·den;¡s Acosta, El ;1/o,,imiemo
Comunal: John Lecldy Phehm. El PueUo .r el Rey. La Revolución Ccnnurtem ('11 Colombia, 1781 (1978),
la. ed. en Pspañol. 13ogoL1, Carlos \nlencia Ecü1or•es. 1980: ;\l¡u·io Aguilent Peña, Los íomuneros:
Guerra Social y Lucha Alllirofonial. Bogotá. l:niversidad '{aeional de Colombia, 1985 ~· Hans ·
.Toachim konig, En el Camino hacia la.\'nción. _\aciona!t:ww en el proceso de formación del Estado .r de
la ,\ación rlf' /o Nue('(l Gmuada, 1750 1856 (1988 ~, Bngotá. Banco di' la República, HJ94, pp. n7- 147.
101
En la j urisdicción <le; la ciudad d~~ Tunja, donde la pr·oporción ele p(lrl'oquias era mayor, en
·178i había un total clt- 4<'1 pueblos y parroquias. d e los cuales 2!l eran pul'hlos de indios (f' l 64%)
y 16 emn parroquias ,..¡ 36°o . l liSf'S Rojas. Corregidores. pp. :'íS~-586.
1 En el Cuaclr-o No. 1 se aprecia gnl' había más ciudades y ,-illas en las llanuras d
Caribe, que en los Andes centf'itles. La proporcton entre ciudad es y villas, respecto
otro tipo de asentamie11tos. era tnmbién rnucho rnayor en la región Caribe qne en 1¡-
1
1
Andes. En la proYincia de Santa i\I~uta había 5 ciudades y una \illa que, en conjunt .
ejer·cían s u jurístticción sobre 26 pueblos de ind ios y 22 s itios, cs decir· r¡ne, en pt·om.. ·
f
j
t
dio. cada ciudad o Yilla controlaba ocho asentamien tos. EH la provincia de Cartagena
i 11pt·eeia qtw su estwctura adm.inistratiYa presentaba mayores semejanzas con 1:~ existenf
<'n Santa M<u'"La, que eon la que prevalecín en SíuHafe o en Tunj<'l. HaJ)út s iete ciudadf
o Yillas que ejercían su jurisdicción sobre 68 pueblos y sitios (véase 1\l;¡pa ~o. '10).!!:·
Las ciudades y 'illas cartageneras controlaban. en pmruedio. un m<~.' or mí mero · e
pueblos y s itios qne las Je Santa Marta: 10 (frcnl.e a los 8 de esta 1.í ltima).
Las propot·ciones antes sei'laladas II<'Yan a preguntarse por qué. mientras en l s
Andes CE'Jtlrales las ciudades controlaron numerosos asentamientos. en las prmincia~
d(-' la rc,gión Caribe el n{unero de puehl os y sitios a ca1·go de rada ciudad o vi lla fq,"<-
rt>latiYalllente reclurido. Como explir.ación de este fenómeno puede plantearse que ;Ja
estructurn administratiHl de los corregimientos, que se estableció f'n los Andes centr·ales
cn el sig'lo XVl, permiti6 que una sola eindad controhu·a LUl número rel:ll'ivament.e al o
de pueblos. 106 En las llnmu·as del Caribe, por el couu·ario. las ciudades y villas asnmiero 1
d irectantente la aclminis!J·ación de los pueblos y luego de los sitios de su jmisdicción.
si11 la inr ermedi ación del corre~ im i ento, lo que les hacía asumir una mayor
administr·atiYa por· asentamiento.
1112
~·~al'rrt 1-len:c·,·: :\.n~el , Pod:r Local, l~ap. I y "~spa:~) y I'od~r~. Esta estnJ.l'nu·u a~minisll<l~3
<>sraba v•g<>nte en 1;()(). Se trato de mod1ficar hac1a 1J JO. med•ant<> la transformac•on de ,·;u~]"'
pueblos rle indios en parroqui:~s y la agregnción o fusión de los co•,·egimientos, <'alifieado~ ya en ~
momento de "tenu e~·· l,véase al •·especto Francisco Antonio J\ loreno} Escandún. Indios y :1/esuzol .
101
Basilio ViccntP de 0\'iNio. Cualidndes, pp. 288-9.
101
lhid .. pp. 1 19- 160 y 288 9. En <>Ma ob•·a <>1 autor· suministra dos listildos de> p11ebl ·'
y parroqu ias de la jurisdiccicín de Tunja. que pr<>sentan :~lgunas diferencias. J::n las pp. ll!t-
160 mencionó 11 p;nTnc¡uias .' 1 Yicepa•Toquia y en la~ pp. 288-~J , cinco parroqu.i as y 1rd'a
pan·oquia ag ..egada.
H\\ .Para 1:~ elaborari6u de est<- mapa. la infonnación relati\a a los puPhlos de la pro,·iueia dt-
Sau tn Marta~<- romó del listado qur- ~icolá~ Gil, obispo de S;u•ta "'larta. presentó dr- los cv•·atd;
<jlll' había <' 11 su obispado (A .G. I. (Sevilla), Santo Fe, 552). El info n n<> no es i ¡Í fechado. p~
dt-hió prescnta•·se durante el c-jt·rcicio d<· las funciones dr <·ste ohispo enn·e 1756 y 1760. El
listarlo correspondiente a la provinl'ia de Car-tagena se tomó del inforr11~: de visita del obispo Je
esa pt·ov:incia. presentado <>n 1?64 :,A.G.T. (Sevilla).Srl!ltaFe, 1034). Según tVI<1ría DoloJ•es Conzál
L11 na. Res{ilmrdos. p. 92. la visita se reali7.Ó <'ll 1í()O; sin e m ku~go. dPI informe del obispo
detlu<'<' que dtu'Ó un par d<> años ~ s<> finalizó a priJ•cipios de 1764.
100
"'!arta Herrera -\ngcl. Poder /,ocrd. capítulo 11 1.
.-·,
1 Cti.p•
Gua~:ayos, G~iciln\
•
1 SatlvanOC'!e '
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..., • Usaqu:én , l ..,
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Villa
• SoecM T~so,' Cnc;ach; \ '·J• Cabeza de Corregimiento
J . ® f ómequc•
•
_• - Usme '
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~quo Ubaque
•Cá~éza ..
1 Poblado (pueblo o parroquia)
Limite Corregimiento
l ..-fosaga.:or 1 •
J
_.
1 une
~ • Pasea; Fooca • f\1 Limite Región
...,®,.:
1.. . P9ncli • .,.._.. .. ...-·-·-· SO km .
Límites y ubicaciones aproximados
M .HA
fuE' nt(-S: \laría Clemencia Ramírez y :'-laría Luf"Ía Sotomayor, ·Sub·regionnlíza<·i ón de l Altiplano
Cnndihoyacensf': Reflexion(-S Metodo i<Sgicas». flp,.•i.lla Colombiafla de J"{nLmpolop;ía, vo l. XXVI.
Bogotá, Instituto Colombiano Je Anu·opo logía. Hl86-1988. pp. 173-20J. mapa ::'l'o. 3. · Cacicazgos
y di' ísíón político-;~chnüli~trativa dtu·:Uitc la colonia•; .-\.C.:-.. Bogot.-l:. J"ifilas Cundiuamarca. 8. fi
i94v. a 833Y. bi.,,; Basilio \"irente de o, ieJo, Cualidades. pp. 119-160; Lli~··s Rojas, Corregidores.
pp. 5 18-523 :· ~lagnus ;\J or·nr~r, •Las Co rrnrnidndes•, pp. 87·88.
'ot:Js: l Se in<·luye el ('or·regimie nto dE' Ghi1:1. ya qu e m1nquE' no ~ra .Muisr11, formaba parte ele 111
jw·isdirción de ln ciudad cll' Tunj;~.
2 Las rliferenCÍib en cuanto :r asentamiC'ntos quE' presenta este Mapa. con el X 9, r-adican en
buena parte en lns distimos datos q lit:' sLuninisu-a Oviedo res pecto a. las p;HTOCJU ÍD.S (véasf' nota
4 de l Cuadro No. !).
M.HA
~O Km. - ·- Limites Aproximados
Fuen tes:A .G.~\i. (Bogotá \, Visitas Cundinnmarca. 8. ff. í94v. a 833Y. (bis): Basilio Vicl'11le de Oviedo
Cua/idacles. pp. 119-160; Uisf's .Rojas. Corregidores. pp. 518-523 y ;\Tagnus ,\lon1 e•; •Las Comuni·
darlf's •. pp. 87-88.
Fuentes: :\ .G.l. 'Sevilla;, Santa Fe. 552 ). •o34: A.G.N. ~Bogotá), VIsitas Cuurlínamarm, 8, IT.
¡!j!iv. a 833v. ~bis), Basilio Vicente <le Oviedo, O.mlidades, pp. ug- 160, UJjst~s Rojns,
ConY?g¡dores J ·Juslicias Mayores en Twy(¡, T unja, 1g62. pp. :íiS-52') y ~1agnu,; Mon •er.
-¡..as Comtu'údades", pp. 8;-88.
\otas: ' Los datos ele la provincia de Crutagena son de IJ&í, los de la p•-o,ineia de Santa
Marta de <'.a. r¡58, los de b l)l'Ovíncia de Santafé 1it::>-r76o) los de Tunja dr: ca. r;61.
• Se incluye aquí a la ciudad de Cáceres que para efectos dP la jmisdicc.íón
edesisística pertenecía al obispado de Cartagt>na, pero en lo civil dependía de la
provincia de Antioquia.
1
En la proYÍ.n<'ia de anta ~lana había además dos núsiont>S. Los datos de Santa
\Iarta no i.nch1yen los ele la jurísc~ cc.;ión de Río Hacha.
" Corno se anotó anteriormt-nte. Ü\ it>do stuY1irústra elatos distintos sobre los pueblos)
parroquias existentes en las pp. ug-•6o, donde desniJJió los difer-entes ascnt.amientos,
y en l:ts pp. 288-g, donde presentó tm resumen discrimírmclo por <'Ol1'egimientos. Los
datos de la dt>scri¡x:icín detalh1da -quP pareceu ser los JJ~<ÍS confiílhles- fueron
cotejados ('.Orr los listados de la visil:t de Vl'rdugo y Oquendo a la pr-ovincia de Tuqja,
tJ'a11Scritos poi' Rojas y por \lomer. ya c:itados, y sobre esta base St" obtuvit>I'On los
datos que se 1wescntan en c,;te Cuadm. .Es Lle anot.1.J' que las princi palc~ diferencias
entrP la lista de Oviedo y la de Verdugo l'adican en que el primero incluyó a las
p:=m"O<¡uias )-d segundo no~· en que la Üsla de (),·iedo, por· ser posterior a la visit.a de
Verdugo, inclllyó los mmbios cr1e hizo el oidor en la acl.ministl';l('ión de los pueblos.
\lienl.ras que en el listado del oidor se~ regist1~1ron 6j pueblos) dos pueblos
<~o<rreg<ldos, en el de Ü\>iedo se registraron 61 pueblos y 8 agregados que, a.l p<u-ecer,
corresJ29nden a las agregaciones de Vt>n.lugo.
• Ciudad
o Villa
• Sitio
o Anexo
• Pueblo de Indios
t. Anexo Pueblo de Indios
A Misión
f' t Límiles Aproximados
100Km.
M.HA
F uc•ntes: " .G. I. Seúlla. . Santa Fe. 552 .Y 1034 y J!apas y Planos Panamá. 339: A.G.N. (Bogoui'. IJapo!eCfl
2. 1281: 1/apoteca 4. 23í:\: .I/apoteca 6. 96: IGAC. ·ltlas de Carrograjia Hi.<rórica, láminas '\L ~· LL .
ur. Solwe las fechns d e fundación de las ci t• d<~Ci es y v illas vi>;lst- María d el Cnrmeu Bo•Tego .PI<i,
Cartagena de Indias. pp. 3- 5; COR PES, .11apa Cullltrnl. pp. 46-9: Orb lldo Fals Hot·thl , Historia Doblf',
T. 1 ~ U 1: Juan Fri t?d e. Los Chibrhas: Trinidad Miranda. L(l Cobf'rrwción de Sallfn .1/nrta :J5i0 16i0).
SeYilla. Consejo Superior rle 1"' e~tigaciont>s Científicas. Escuf'l:l dt' Estudios His¡xmoamerica-
nos. l9i6: Dif'go d e Pe •·edo, '' Noticia H istorial- y Hermes Tova1· Pinzún, Relaciones)' ¡¡,:,itn.s. U.
10" De he anotarse q ue no hay estudios sobre el orclt-Jlll lll ie nto p o lí1ico- adntini s 1rn tiv o
ele la región d urante e l pei'Íodo colo nial, q ue permitan preciMII' la lógica de r·se ordenamiento
en el siglo X\'L
tm J.loría Dolore s Gonzále7. Luna. Resguardos Coloniales. pp. 23 y 4~ 46 ~· J os<' :\ gustín Rlanco
Barros. ¡:;¡ Xorte de 7i'l'rrodentro, pp. 177- 9.
110 V <':~se un ejen1plv de este tipo dt.' man ejo en l:l p •·o"incia de c~,·1 agc n a. auncpu' p:l ra el
s iglo XVTI , en Marí<~ del Carmen Ron·cgo Plá. "Ca 1'l;1gena de Lnclias en 1633: perfil dt> l uu g rupo
de poclf'r". María Jus1ina S:u·abia \'it>jo et al. eds.). Emre Puebla de los Angc•les y Se<'llln. St•,'ÍIIa.
Escuela el<· Estudio:. 1lispano- '\mericanos. 1997, pp. 303- 3 15.
' 11 \'~:B<' :málisis dP los datos de t>s l.. censo para la prm Ítlcia de Carlagt·na en Adolfo ,\ lcisel
Hoca y María _'\guile1·1• Díaz, -carl::~ gc n a de Indins t" n 1777''. Sobre el p:u1ido de Tien·:~dr·ntro,
tambié n <'u la pro' int:ia de Canageua, véase José AgliSlÍn Blanco Ba rros. ~ E l Ct>11SO del
Depa•·tanwuto dt>l :\tl:íul ico Partido <le TieiTadenti'O) en e l aiio 17/T. flolellít de In Snciedad
Geográfica de Colombia". \ 'ol. 27. ~o. 104. Bo¡!Olá. Hli2. pp. 28í 323.
Cuadro ~o . 2
Llanuras del Caribe y Andes Centrales
Población Discriminada según la Clasificación de los Censos'
ljJ8-!779l
Provincias
total
Fuentes: A.G.N. {Bogotá), Milicias y Marina, 137, f. 901r. y Hermes Tovar Pinzón et al.
(comps.), Comm(:atoria, pp. 82-8:3 y :379-:382.
1
)lotas: Se utilizan aquí las categorías del censo y el orden que establece para
inc.orporar- a los diferentes sectores en que dasifica a la población.
2 Los censos de Sanw fé, Cartagena y s~mt~l Marta son de 1778; el de la
'uxisdicción ele la ciudad ele Tmú1 es ele 1779.
Gráfico ~o. 1
Llanuras del Caribe
Composición Demográfica de la Población
1i78
esclavos blancos
-,
9% 12%
\ ...
\
indios
18%
libres
61%
Fuente: Hermes Tovar Pinzón et. al. (comps.), Convocatoria, pp. 82-3.
'.!'...
- - - - - - - -- - - ----- ·--·-- - - --·---,
Gráfico No. 2 1
1
Andes Centrales
Composición Demográfica de la Pob !ación 1778-l779
1
esclavos
l
lihres 1% bJancos
34% l 37%
1
ind ios
28% 1
bi én era mayo1· en los Andes cenuales, ya que el territorio era meu or. 11 "
"cionalmente el Cuadro p•·oporciona una base para compa1·ar la composición
•lml10gráfica en las llanuras del Caribe y en los Andes centrales. Esta se aprecja con
·- clal'idad en los Gráfieos Nos. 1 y 2.
En el Gráfico _ o. 1 se aprecia que en las llanuras del Caribe en 1778 la población
~-o r-itaria era la de libres <.le "todos Jos colores'', sector que rep•·esenlaha rnás del
tiJO'(I de la población. Los indígenas aventajaban a los blancos y a los esclavos. pero la
.¡{erencia euu·e unos y otros era menos significativa que la q ue se presentaba entre
eito:o tres sectores _r los .. libres··.
Un panorama muy distinto era el de los Andes ceniTales (véase G•·áfi.co No. 2), donde
b H•nt.aja de los ''libres'' sobre ol-ros S<'Ciores de la población no era lan marcada. Tmnpoco
ID eran las diferencias entre uno y otTo sector de la población, si hien los ''blaHcos" se
ftl03lil uían en la 111ayoría (37%). Este último sei1alarrúento dehe r·elativiza.r-se, ya que corno
_. aprecia en el Cuadro \lo. 2. el predominio de los blancos se daba en Tunja pero no en
Santaft\ donde la proporción de indios y lilwes era similar y superior- a la de los blancos.
Se- aprecia igualmente que la población esclava en los Andes centrales era mucho menO!'
1IJe en la región Caribe.
Estas cifras y })I'Oporciones •·esultan de gran importancia para Prltender los
pn:x:esos sociales, económicos y polítieos que se vivían en una y otra región., aun que
lamentablemente la escasez de información cuanlitativa sólo permite formular algu-
.&il5 hipótesis. La invesligac.ión que se adelantó en la provincia de Snntafé mostró
1lJ.e los cambios en la composición demogn'úica de la población tuvieron un mllrcado
11 2 Esto se aprecia en el Mapa !'io. lL so bre dens idad de lo$ asentamienws, que se Lncluyc
111
Ma1·t.a He1Tt! l'a Angel, Poder Local. .
111 Hermes Tovar Pinzón, Hacienda Colonial, pp. 45 87 y "Orígenes y Cal'aCLerístieas de l ;;
Sistemas de Terraje y Arrendatniento e11 la Sociedad Colonial clmantc el s iglo XVILI : el CJo
Neogranadino" (1982), en AA. 'vV, Peones, conciertos y arrendamientos en América Latina, Bogolá.
Universidad Nacional de Colornbia, ·¡937, pp. 123- 53.
' 13 Carlos Marx, "P1·ólogo de 1<,1 \.ontribuci6n a la Cr:ítica de la Economía Polí1ic:a", Carl Ma1 . ~
Federico Engels, Obras Esco~idas, i\foscú, Edit<wial Progreso, 1969, pp. 186- HlO.
11 G El concierto agrari.o cornpul~ ivo se suprimió en 1720 (A.C.N., ¡}/ilirias)' ¡lfarina, 116,,íf.
533v. a 536r. y Juan A. Villamarín, ';Encomendel'os", pp. 198 9). En cuanto a la mita urbana Juln
.'\ . ViJlamarín, ibid., p. 181 indica que ya para ·¡ i41 había sido abolida; sin embar·go, :1 pm'Lir de~;~
documentación encontrada y que el autor citado utiliza, podría pensarse su ~upresic5n ~ e
simultáll~a a la del conci~rto. a~·ario _co~npulsivo (A :G.N., Reallludt:en.cia Curuiinamarca, 1, f. 71 _r.
y v. y f¡;flftcws .r ;'vlanna, 116, tl 533v. a :->36r.; en el capitulo Ill nos 1·eier•remos a este tema). La ll;llla
minera fue suprimida en Ii29 (A.G.N., Caciques e indios, 72, f. 323r. y v.: véase transcripción del
texto de la Cédu la Reill que prohib.i.<S la remisión obligatoria a las minas Cll c(,J'm;~ n Colrnefl(ll'. ·.
et a!.; .f'úen/.('S documemale~. pp. lü8- 70). ·
11
' Sobre la art iculación enrre control económico, político y espacial, véase Hew-y Lefeb
The Produr.tion of ~pace y David Ha1·vey, Tlle Condition o/Postmodemity, pp. 22() 239.·
118
:\larta Herrera AngeL Poder Local. ·
119
t\dolfo \leisel, "Esclmitud, Mestizaje y Hac iendas~, p. 265.
•:J~ .\.G.l. Se,illa. Saflta Fe. 488, 518. 519 ·' 521 : Jorge EnriquP Conde Calde1·ón. "Espnrio.
5ociNlad", <:-apítulo 111: .Jo~é -\gustín .Bianc<) B:lrms. Sabanalarga, pp. :ífi-67; ~-Orlando F'als-
Borda, H1:<toria Doblt•. T. T, p. ll4.B: Gilma \l o r·a de Tova1: "Poblamiento y Sociedad··) Pil~r·
.\ loreno de ."\ngel, Antonio de la Torre.
' 1 ' Debe anotar~P (¡ue algunos pueblos y e n es peci.al. las paiToquiaB que apa recen al norl:<"
de Tu nj<~, como por ej~ n rplo, Gachantivá. 11>q ni rr. C1pitane:jo y ~'l ogotes, p<'rteni:'CÍan en realidad
11 l:1 jur·isclicción de y,:(cz. Oviedo, sin em har·go. las incluyó en la di' Tunja y as( se han regist r·ado
C' n "' tnapa ' Basi lio \ "icente de O dedo. Cualidades, pp. 119 !()()' . En el caso de (~ac-hnntid
(),íedo precisó que estaba en la jurisdicción de \ élez. pem lo iucluyó por cuanto )r;¡J.ía sido
ag¡·pgado a )lonquirá.
122 S~>giÍn la ,-isita de 15()0 habí3 en la jurisdicción dt• la r·iur!ad de Tunja 114 prwhlos
Hennes ToYar Pinzón ,comp.). Xo ha:r Caciques. pp. 86-90) ~ ~' " 1í55- 1756 su núm~>r·o ~P. lrabía
r<'dllcioo a 66 (i\lag11 us .\liil'ller, " l ,as Comunidades", pp. 87- 8), e-s decir, que se ha])í;t JH'<'sen-
tad.-, una rl ism inución de l 42'X'- Según Colmenares, La Provincia , p. 73, había más po) e h los: !46
en 1560, Jo que habría significado una dismin ución aú n mavor (dd 55%). En la pt·o, irwi:1 de
San tafé la d isminución (]p pueblos parecería haber ~ id o ur t'TIOS d rástica: en !5(i0 lrabío 52
pueblos. excluidos lo~ P~nclrf'S 1Hennes To,ar Pinzón ('Ornp.'r. •\'o hay Caciques. pp. 78- 81 _r en
1/35- 1760 el núml'ro era el mismo )!arta llern:.·ra .-\.ngel. Poder L()C'fl/. pp. í0- /1 . Juan E.
\ ill:nnat·ÍII y Juclith F.. \'illamarín. - CJlihrha Settlernent-. p. 26. SPñalan que• en la Sahana de
Bogc)I:Í ,lo que corre:.po11dc a una parte de la pr·m; ncia de Sant.afé) lrabía 77 pueblos de indios
en la Jécada de 1590, qu e quedaron r~>clu cidos a 2í en 1810. La d i~pat•id:~d entre estas cifr·as y
las anteriores parN'C ob!·• decer a las difcn•ntes fechas y un idad<·s ''"·r·ito ria les con qu e se
tra haja. pero también :1 ([ ' ~~' los VilJamarín ~> labora ron el cuadro de pueb los existentes a finales
del siglo XVL integrando listados preparados en <live¡·sos <n'ios: 1556, 1559, 1.571. 1575. 1505 y
160 1- 2 ;ibid .. pp. '14- .)'. lo que tiende a iuu·oducir distorsiones difícil<•s de precisa•·, al menos
en f'l f'Stado actual df' las invf'stigaciones sohr·(• los procesos de fracciomuniento ;· reagruprunirnro
rl f' unidades política~ y de parentesco. como por ejemplo. los pu<'blos y las capit:mías. F:n la
Mapa No. 10
Llanuras del Caribe
Asentamientos Nucleados
1758-1764
• Civdoo • Pueblo de l()dioo
Olillla A Anexo Puet>IO t!C 11\dío$
• Sitio A Misión
o Anu.o ....,._ LlnWtos Aproxim3do$
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-- 100Km.
Fuenlt'~: .-\.C.J. :scülla,, Santa Fe. 552 y 1034 y .llapas y Planos Panamá, 339: :\.G. \'. •.Bogotá\ .1/apot«tt
2. 1284: .lfapoteca 4. 23i:\.: .I/apoteca 6. ~.16; lG--\.C. .-Jtlos de Cartogm.flaHistórim, láminas XL y U\.
fat>nles: A. G.N. (Bogotá}, J!úitas Curulinamarca , 8, ff /94v. a 833v. (bis}; Basilio Vicente de Oviedo,
Cualidades. pp. 119-160; 1;1ises Rojas, Corregidores, pp. 518-523 y Magnus :Yl()mt:t; •Lts Comuni ·
dades•, pp. 87 -88.
región Caribe s e p resentan seri as difi<'u ltades para p res(•utar cif1·as gl ob;~ l es d e b id o a
in fo rma c ió n c u ~n ti l~l iYa coll que s e <'u en la es m uy redu c ida, co m o lo d iscute G
Colm e1Jurc:s, Historia Económica, pp. lOG- 8; ¡;in e mburgo, info rmació n parc ial y me n os
pe rm ite ap re r ia r· e l f'~> nó meno. E l p1·o ble ma d e la di s rn in ue ió n d e l núme ro de pu
¡·egión Ca1·ibe en t'l s ig lo \ Vl se disc ute Pn Marta H e n·e ra Ang~> l. "Desapari<.'ió n ele vr' '"~''·~~
Sobre la rlr-:.ístiea d ismi nución de la po bla,· ián en la regió n C:aribe \'éase: H erm cs l<wru·
Ln e.slación del miedo: {{)JII'OCaiOria. p. 22 y Relnriones .r r'isüas, T. l L pp. 17 79: ) la ría del
80J'r'E'g<> Pl::í, Cartngr'lla . pp. 50~· 209: Germ:íu Ü1lmenares. Historitl. p. 108: ,\Jaría Dolores
Luna. Resguardos. p. 39: Jul ián Rniz Rin•r:t. Los Indios . pp. 59-65: Jo'<)C' Ol'lando ) lelo.
Colombia . pp. 7G- í 8 y Jos~ Agustín Blat•co R;uTos. El :\'one. pp. 5? y 8 1 4.
m Alfonso t\Ui ne1·a. " Ilegalidad y Fro ntC1'a, 1700 1800 .. , .Adnlfo ~ l e is ~> l Roca (ed.},
Económim _r Socitd del ((cribe Colombiano , Bngoi;L Ediciones Uni n mt<:, Ct!res y E coe "•'.0.' "!.''"-
1994. pp. J l l- 154, p. f J't calc ula que p Or lo lll('l1 0S Ull 50% de la pohlar- i6 n ele las prOVÍ11
Car·tageua. S an t.1 .\la1•ta .\ Guaj ira vivían al mar·gen de la Yida ins ti lu(·io nal.
121 .\ nto nio .Julián. La Perla . p. 193 y \J a u ut>l .Br·icei1o J:hm:¡,•ui. Los Jesui10s . pp.
1
:z.; A.G.:\. ,Bogotá), 1'isitas Bolívar. 6. f. 69<ft.
l:lli Gerardo Re ic-h('l- Dolmatoff ~comp .. /)im·io. p. 105.
y 1075. Las fundacionl\s y refundaciones de Latorre y }[iranda fueron realizadas entre nol'iemh1·e
de 1774 y ma rzo de 1778 (Orlando Fals Borda, HI'swria Doble, T. rv, pp. 59B-60B). SobJ•e la labor
fundadora adelantada por· de la Torl'e y Miranda véase: A.ntonio de la Torre y )'J.iranda, ":'l o Lie i~
Individual", pp. 33 -78; O d ando Fab Bor·da. HI'stvria Doble, T. IV. pp. 53 A 711\. y 53 B- 71 B, en
particular el mapa "Viajes y Fundaciones de A.n tonio de la Tone y :Miranda en la Pl'ovincia de
Cartagena 1774- 1778~, p. 6lB; Jorge Enrique Conde, "Espacio, Sociedad y Conll ietos'', s.p.,
capímlo lii y Pilar :'11oreno de :\ngel, Antonio de la Torre y Miranda.
131A.G.N. (Bogot<i), Miscdánea Colonia, 22, fl~ 76r. a SOr·. y 40v.
m .fm·ge Enr·ique Conde Calderón, "Espacio, Sociedad y Conllictos'' capítulo TTT; José Agustín
Blanco Bartos, Sabanalarga, pp. 56-67 y Orlando Fals Borda, Hú10rio Doble, T. l , p. 114B.
m Antonio de la Torre y Mi randa, "\'oticia Individual~; Üt'lando Fals Bol'da, Historia
Doble, T. I\~ pp. 53A- 71A y 53B- í1B, en particular el mapa ·'Viajes y Fundaciones de Antonio
de la Torre y Miranda en la Provincia de Cartagena 1774- 1.778", p. 6'1B; Jorge Eu rique
Conde, ··Espacio, Sociedad y Conflictos" , s.p., capítulo III y Pilar iVlo r'eno de Angel, Antonio
de la i orre.
1
" Cerardo Rei chei- Dolmatoff (comp.), Diario, pp. 7 y 100.
Convenciones
FundacioMs o Refimdadones
F~a Sicios Pueblo;; Fundadores
1740·1751
1774- 1777
• Miar. ?Crcz y otros
de la Torre
177$-1790 * de la Siena
.r ; ~Imites Provinciales
• Ciénaga
Fuente~: Germán Colmenares l cot~tp. ). Rf'!aciones e Informes. T. l. pp. 50-2; José )l. de _\{ier· l com~ .
Poblamientos. T. l. pp. 1/1- 't 184-'i. 26/-8 y 292-5: T.lll. pp. 73, 122. 12t.., 132: A. C.f. (SeYilla.. S(u(t''
F('. 600 ·' .llapas y Planos Panamá. 339: A .GX (Rogotá, , Jiapoteca. 2. 1284: Poblaciones 1arias. 5 f
58r.; O dando Fals Borda, Historia Doble. T. 4, m~pa • \ iajes y Fundacione,; de Antonio de la Tor:rt>
)' i\linu1da en la Pro,incia de Car1:agena 17/4. 1778•, p. 61B. Este m :•p<~ f"tw repr·od ucido tambi~n
en María Dolores Go nzále:r, Lu.na,Resguardns, p. 1'35 . Esta autora tam bién incluy e e l mapa o.
•P'nndaciones de D. José FerJ1:rnrlo d e Mie r en l::t gobernación ck S~ n ! ;) Marta (174.0-1753) ...
1'!2 y .. fundaciones de D. Agustín de la Sien·a en la gobernación el<· Santa Marta•, p. 134; di'~<'
~notarse que algunas de las ubicaciones que SI' plantean en esos •napas no se acogen en el qllC"
atJIIÍ se pt•esenta: \\'adsworth Clarke Dougl:1s, cP:nterns•. pp. 85-/; Cados Albt>t1o l "ribe, •lln
l\lal'l"<>•. pp. 194-197 y Cerardo Reichcl-OolmatoiT ·comp.). Diario.
. . . . ...l..!.-
~ocupación las "cancheras"''l:> (asentamientos que presentaban ciertas similitudes ~on
la;. - rochelas"), pero se t rataba de tm problema secLtndario. 116 El v.irrey Flores (1776-
J::-82 había adelantd1d o algunas gestiones para reducir tmas cancheras ubieadas en las
inmediaciones de la ciudad ele SantaJe.m En el inf(mne del virrey Cabal lero y Góngora,
fr.ehado en 1789, el mandatario expresaba su preocupación por e rradicarlas, indicando
1IJe estaban formadas por vagos, que se refugiab an en los montes y guaridas "en donde
,.,_. ("Ometen los más execrables delitos y se fm:jau y confabulan robos y ratet:Ías y acaso
.edios de alterar la tr~m qui.lidad p1Íhlica." 13S El virrey Ezpeleta (1789- 1797) atmque no
. la;. eonsideraha tan peligrosas, publicó en 1790 unas ordenanzas de vagos, pax·a que las
.autoridades los persiguieran y recOé,'Íeran, con el fi.n de evitar "que de vagos pasen a
4rlinc uentes, y de aqu í a fo rajidos en los monr.es." 1 ~9 Este señalamiento es importante
:!-3 que sugiere que las autoridades difere nciaban a lo::; vagos de los habitantes de las
atncheras, es decir de las gentes que se refugiaban en los montes p ara mante nerse al
.argen de la normatividad colonial. De cualquier forma, el carácter seeundario de las
omclwras en los Andes cen tl'ales, se pone ele manifiesto en las apreciaciones del vü·rey
Jlendinueta (1797 1803), quien ohse1-vó: "Los forajidos en los bosques parece se con -
~lan con vegel·ar lib remente, pues en 14 a ños no se ha oído decir que turben el
ilOSiego público ni que salgan de sus guaridas a cometer alguna violencia,". 140 Los
fb.nteamientos de los virreyes permiten aprecüu· que, a diferencia de lo que sucedía en
la región Caribe, en los Andes centrales este problema era marg-inaL 141
De otra pat·te, e n las provineias de Santa .VIa ri a y l.a Guajira fueron los "indios
ilraYos" los que acapararon la atención de los administradores coloniales. Según el
informe de Antonio de Narváez y la Torre en 1778 había en la provincia de La Guajira
3()_000 indígenas no s ome tidos y en la d e Santa Marta 10.000 aproximadamente,
•ientras que en una y otr a provincia el mímem de "Blancos, indios reducidos, mulatos,
_.gros libres, y esclavos, y denuís castas" ascendía a 3 .780 personas y a 25.000 o
11l000 almas, respectivamente. 142 En la provincia de Santa M.ar ta, a pesar de que el
IMÍlllei'O de indígenas '"bravos" era menor, s u control se exte ndía:
" ... desde el río de la Magdalena, hasta los pueblos de Molino y Villam• <~va, situados en
los confines de la prm.;ncia hacia el o1·iente; y desde las i nm<~dia ei ones de la ciudad de
Sarna ·Marta hasta Tamalamequc, última ciudad hacia medio día, ... " . 1 4~
Según Julián estas tierras se llamaban Tierras de Clúmifas no porque toda el área
fuera ocupada por ellos, sino porque:
~ ... libre e impunemente giran, COITen y salen por ella con flechas en las manos Jos
chimilas para asesinar pasajeros y hacer daños a las haciendas que eneuentJ'an, y matar
a los esdavos que rodean los ganados, o trabajan en las sementeras." 14'
ll1 lbid·
~ ~~ A l fonso Mímera (comp.). Ensay·os Costeííos , p. 48.
110 Lola G. Luna. Resguardos. pp. 69-:iO. Yéasc lamhiéu .losé .N icolás ck la Rosa. Floresta ,
206 ~ ~s y .An tonio Julián. La P¡>r/a y el ('apít:ulo \l.
1 7
~ En los Andes ce ntraiPs las quejas ele los adn1inistrad o res coloniales respecto a 11 ~
comunirlades apuntaban funda rn entalrllC::nte ha¡_;ia las deficiPn(·Üts en 1'1 cono<·irn iento d1l.a
doctrtna cr·iMi ana. incluso en áreas marginales.\ éase. por ej emplo. la documemación ¡·elath· al
tras lado d e 1111<1 comun idad rle in dígenas Tunebo. asentada e n jurisdicción del pueblo leo
Gnac¡uuayas o Guara Vairt~. en el f'xu·emo noro ricnlal de la jnl'isdicción d<' la ciuchtd de T11 ja
.\. G.\'. Bogotá. (itras .r Obispos. 26. fT. 120r. a 128r:.
118
Germán C:olmen:Hes (co111p.), Relaciones e Informes. T. l. pp. 5~ 4. G ilma Mo•·a de ToE
~Pobhuu iento y Sociedad··, p. 47. p lantea q ue 111 St~cción de los Chilll ila y la fttnd~tc i ó n de pueb'o;
cumplían tma función (';;tratégica c•n la co: ·umut·a de la guen-a con ln glaterr;t. Debe ;ltlotal'se ut-
el proce~o puede ve1·se desde esta pe1·specti':1 d untnre la guerra. pero que posLerio nn enteja;;
f"u.nclaciones t11viel'on un carárt'er estmt t>gico en función a la g~tf'rra conu·a los Chimila.
li'l \laría Dolores Goncilrz Luna. - J.-a política de pohlación~. pp. 10~- 104 y Jost> .1\I. Dr .1\ er
lcomp.1, Pohlamicnws, T. l. pp. ll/. 112 4, 159 Gl.
~~.o Orlando Fals Bo rda, Historia Dob!P, T. 1, pp. l OGI\ ··111 \ y 112R 11413; Lo la G. L t1a.
Resguardos. pp. i2- S y mapa No. 2. "Fun dacionc~ de D. .losé Fernando de \ lier en In gobem<J~f·n
de Smlla .\la1'UI l749 l/53/. p. 132; .To~é Aguslín Blam·o BalTo~ 'comp. . Dos ro/oni::.aciones r/
s~gf~ :\VIl isír por XVJH) .e'~ la Sim-;1 Veuada di' S~rr/.(1 Marta,, ~~g~ttí, ;\;·chivo Ge~1eral de. la
J\ac·ron. 1996. pp. 13- 4: A.C., . ' Bogotat Poblacwnes f,or¡as. 8, ff. 3SJ- B): Jo,;p M. De- Tilter :com •
Poblamientos. T. l. p. 176 y Gil ma \Ior·¡¡ rle To,·::u·. ~Poblamiento y ~ociedacl-. p. 49.
1'11 Lo la ( ~. Ltma, Rrsguardos, pp. 80 In y mnpa No. 4. "Fu ndaciones ele D. AgusLín de la S ie
Pn la gohE"rmtció n el e Santa ~\J mta ( 17 7(i~ ". p. 114 y ''Ln Política l h -! Población". pp. 11 6- 118.
Estos problemas, que no se p rese ntaban en los Andes centra les, donde se eje rcía
~control del territori o y la población que YÍYÍa alm~.u·gen d e l orclen colonial e1·a reducida
! 11lli<'ada en espacios marginales, reflC'jaban las d i(ícult a<les del f:~tado colonial para
qercer un control efectivo sohre eJ ár~8. D e o1r:1 parte. la forma como esos pr·oblemas
foil!' articulaJ"Jan y entrel"ejía n, en especia l f'n la zona lirnítrofe eutre ambas provi.ncias.
P" nía en e' idencia la ambigüedad jw·isdic<'ional entl'e . anta \l arta y Cartagena. A
~ de que la demar<:ación de los territorios dP estas dos proYincias caribciias hahía
~ .fosé M. Dt-- 1\fier (comp. l. Poblaminllos. T. l. p. fi1 . Véanst> también referencias :11 palenqur
1 2
de Papares. al n ol·te de la pr·ovincia de ~ anta .\larta. en _-\.G.I. ,Sevilla,. Sonta Fe. 518.
m José 111. 0(•- :\fier í('ornp.. Poblwni('li/Os. T. 1, p. 167.
1:. 1 Cerard o f\ciche i- DolmatoiT (comp.). Diario. p. 7 y i\·l;u·w Fajm·do (comp.), "Jnfonn<-'s soh1·e
los 1ndígenas de· San Cip ri ano •. pp. 16 1 2 .r 168- 9. Sobrr la~ m igrac iones de los Chocoes a rsta
áJ.•t>a y a la del Sinú 'éase tambiéu B. l.e Ro~ Gordon. El Sliuí. pp. 21, lí 1-46' 84- 92. Esre autor
pre('isó que a estos indígenas se les había clasificado como Catíos, J)<'I'O refutó tal aprecia<·ión.
Los <:a.lilicó de Choco<-'s y ohser·vó que $e auwdc nomin ahan r:m berl•cs ~pp. 21. y 86 7}. A.lgun ~,;
de las palabras cn idioma indígena quc apareC'Pn c·n e l Diafio cie Fra) Josepil Pala<"ios (Gerardo
1\eidrei- Dolmato ff comp. . Diario) fueron idenrificadas COIIlO Ember3 por la antt-opóloga !\ída
Gálv~z comunicación personal, Bogotá, julio 6 de !997).
15j \!arta Fajardo (comp.¡. "Info rmes sobte los Tndíg<·Has-, pp. 161- 2.
l.ll> Y.::as!'. p01· ejeu1plo. :\.C ..\ . lBogo1á . Juici'u.r Cáininalt•s. 184. ff. 3 11: a 1/7r.: Juicio.•· Crim ·
20 1. ff. Ir. a 46Lr·. \ [/sillls Bolíc•nr. 6. 1f. 6/81·. a 703r.
1 ;~ \'éase Josi ,\ l. De- \li t>r (comp.), Pob/amicll!os, en par·ticular el T. r.
ux, A.C.l. (Se,>illa), Sonra Fe. 1034. en parlkul¡u· el infor·me que dio en '17G3 c~l cabildo cdesi ~ ·
de Sanla .\Jarta solwe los IHOlÍ\ os que t U\ ieron los obispos de esa diócesis p~m ejercer juris
sobre lo;; pueblos de El Yuca!. 'Jetón, Zambrano .' Pei'ión. que ~e haUaba.n dt'niJ'O de Jos lúnit~
la dióc<.>sis de C:uiagena ) la queja del obispo de C.'lrtagena al r>especto. en el informe de la<-·~
la p1-ovincia que re;1li7.Ó t-n 1760 (A.G.L (Se,i tla), Santa Fe, 1021í).
rü• ·\.G.:\. (Bogotá). JII isceldneo Colonia, JO, f. 242r. y A.G.l. íS evilhl), Sa11ra h, 523.
HC \ .G ..~. (Bogot(t·. , Xegros y Csdavos J /agdnlena, 3, f. 925r.
M \"c;a nse. por ejemplo. lo~ informes de las agc -egaciont>s de pueblo~ hechas por ;\lo
Escandón : por· Campuzano ) L;utz. en Francisco r\nt onio .\loreno y Esc;Uldón. Indios.
Es liSual qne las desnipciones generales del -virreinato de Santafé"' indique n los
territorios q nf' ~ste compr·enclía. 1 F:s probable qtu' con tales delimitaciones, al iguHI que':'
•.'on las elahorndas en estudios de otras Ppocas. sf' buscara pmporcion:\1' ¡.nmtos dE> r·efe-
"1>ncia hásicos para enmarcar otras obserYacioues sobr·e instituciones o enlidad<.>s que
Jllerf'sabau más a los aulor·es de •·a les descripciorres. Sin eud)argo, al tralar de utilizadas
,,~mo fueniP.S de ÍnÍormaci6n p~u·a en tender cuál ent el Lerri lo r·io ueJ vir•r•f>i nato y córuo se
"Uhdividía, llama la atención sn relativa inconsisten<'ia. Este f<'nómeno S<' aprecia incluso
.-r¡ los diYersos nombr·es que e l terrilo r·io recibió desde el siglo .\.\ J. gE>ner·ando nna
l., nfusión qtl<' Sf' mantll\o ,-igent<> en el siglo '\\lll : .'\ue' o Reino de Granada y Tierra
1 \;a~<·. por «>j«>n•plo. Francisto José de C1ldas, -Estado <k la Geografía del \ ·ineinalo d«>
Santalt: el«> Bogot:!. con relaci<)n <Í la ec-ono111ía y al co mf'reio, por D. Fr<uJc isco Jos~ de Calda;;,
ind ivid uo rtlf.r•itorio de lil F.xpeuición Botánica del Re ino. y e nr3r'gado del Oh.:;e,·vatorio Jh tro-
nóm ico rle «':'il <l capital" {11\07). F..J. \ erga ra y \ elnsco íeomp.1. . I111W1 Ceogrnjia . T. lTJ. pp. IW)-
1179. pp. 1163-4; Basilio \ "iceutc de Q,if'do. Cualidades. pp. 15 23: Fr-ancisco -\n1onio .\ l or·eno y
Ese-andón. -E,;t.ado del \ irr·einato d«> S:~utafé. :'In«>' o Rt·ino de Gr·:mada- 1772 <. Ger·mán
Colmenar·es ,comp.; . Rl'laciones 1' Informes T. 1, pp. 1:1JÍ- 5 ~ Pr·an<"isco ::;¡ h<•s ln:. '":\punt..s
Reser-vad o~-, ib [d. , T. 11 , pp. 35-.152. Véase otra 1J·anser•ipci611 de este te xto e n Fr•:mcisco S ilw·s-
tre. Descripción di') Rc:mo de San/o Fl' di' Bogotá ( 17!)8), PananHÍ. lmprt>nta ~acional. 1927. l na
tt'atlscrip{·ión parcial rle los apuntes, que omite los apart«>s r·(•l::lli' os a lo~ actual«>s territorios dt>
Ecuador-:-· \ en«>zuela. fue publicada bajo el título '"D«>:><Tipción d«>l Reino d«> Sant.afé d«> Rogot;Í
esc-rita en 178!r, F J.\ er·g:n·a y \ e lasco ·t omp., . Jurwt Ceograjta. T. lfL pp. 11 7H- 1207.
~ Josef .-\.mon io Pando. "Ytinera•·io'". p. 24.8.
3 Francisco SiiYcstre. ~,\puntes R«>sen·aclos'", ¡¡. 'l:'í.
• Ocana
• Pamplona
.
Tunja
VIRREINATO DE $
O DE LA NUEVA
San Francisco
de Quito
AUDIENCIA
DE QUITO
.. ~
.. •
Valladolid
',
.. ,
,
. Maynas .
Jaen de los
Bracamoros ,
,.
,
,
Virreinato
M.H.A. ' - - ... .. del Perú
Fu~nlE"s:)T:~ría T~•-esa G:trridn CondE". La Primera Creación . .\lapa. p. 57 ~ Get·m:ín Colmenares eomp.
R elaciollf'S. T. l. pp.IYt-6 y T. 11. pp. 39-41.
DE VENEZUELA
'' ....... ......
-- \
GUAYANA
,
,,----- ..... __ ____ XIIII ...
_.., ,
1
San Martín \
O DE SANTAFE
lEVA GRANADA
tiíl enAménca
Te(l'1;~. e~"iol
• cap.'!al Wrcir.ato
¡
ancho sólo tienf' hacia el occiclentc sus límitf's en el _\lar del Sur·. y hacia el orientl" ;parle
e/('/ sur se ignomn. por atr'aYesarse Jos p;iramos que Hlll a los l.lanos de San ~l::~rtín, :\lto
Orinoco y río l\ egro) los que siguen por los A_ndaquíes hasta el r·ío 1\fanu"íón, ~· por Quito
hasta la línea diYi~o r·ia con Portugal, y por Jae rr de los Bmcamoros y :VIainas con los
indios ge ntil ~>s. y los Corregimientos de PilU·a .'· Chacbapoyafl, pe r1·e necicnte.~ fÍ Lima."i .
Lo antes transcrito pemril<' apreciar In existencia dt> áreas escasamen le <'Onocida
y sobre las coalt>s e l Estado colonial LuYo poco control. 8 Pero también hubo partes cu. a
denott tinación fue adquiriendo con el tiempo dil'en~ntes significados . Cald as, para e'·.
ta r co nfu sione s. p t'<'c.i só que e l vineinal.o, a l cu :tl denominar·ía Nueva Gr a nada, corrí-
pr't>nC.Üa ·'el Nuf'VO 1\ein o, la Tier·ra F.ir·me y la Provincia d e Quito."9 Oviedo acla ró e1
sentido original de l:t rlenominaei()n ...\luevo Reino de Granatla" en tiempos de Quesadi:
pero adoptó la C'l.l rapolación del nombre a los territorios adya<"entes. 10 En lrltimas, las
denonrinaciorws y las delimitaciones jur·isdiccionales reflejaban el nwyoe o menor control
políti co y económico d el Estado colonial sobre las di versas zo nas del tenitor·io y la}
transformacion es q u e stúrió esa lcrritoria.lidad a lo largo d e In colonia. Adi e ionalmente.
dado que el. or·d<'namienlo administrativo de nn territorio pr·oporciona la estructura ~·
partir de la cual se organiza y <"Onlrola a la población, 11 tales diYisiones. denorninacio\
nes e incluso sus confusiones y arHbiYalencias. e'l.pr·esan las peculiarid<tdes de es
cont rol y de esa o rg11nización, por lo que amerit:tn Lma tna)OI' ret1exiÓJl.
A hora bi en, la ex.islenci:t de áreas poco C'ouocidas, sohre las que el Estado tu
poco control, se aprecia no sólo en lo que tlJYo que ver con las del iJnitaciones te rTi toriales
mayores. <.:omo la d~>l 'irreinato, sino también en el manejo interno de las prmincias:
En esle sentido res rrlta significatiYo. por ejemplo, que el gobf'ruador dt> Cartagen~
anotara en el infor·m e que prese r1 LÓ en 17í6, r<'specto a la c r·ración de eon<>gimienl.o
en esn provincia, q r1 <> tenía en " la asigna<.:ión d<> términos algu na co nrw;ión por 1~ ·
despoblado de la tierra y su gra nde extens ió n.". 12 El St~ t"í a l ami e nto del func ion:tri
permite Clltfe\'el' las dificultades t¡Ue tll\'0 para ejer•cer lUI ereciÍYO COntrOl SObre .
territorio de la pro,incia a su car·go. por el de conocimiento que teuía d e la misma:.
Hjspanoameric~tnos, l~f)5; Hn riolo~t lé_Tienda ele Cuc•·vo_, ~~ ~~for·r,.l· F;conóm.ico y ~n l í1 ic~ so~re l~i
Nueva Granada (ca. 17~4). E('()nOIIIIG Colomlllana, vol. 9, ¡\o. 2:'l. Bogot.a. rnayo de 19,J6. pp. 189-196 '!:
los infonni'S de éste) o tro;; fl.lllCion;,uio,; t\"latiiOS al tcm:l t'"l'l .\.G.I. rS.. vi lla). Sama F(', "1!)5.
; Fr·ancisco Sih·estrl'. -.\punte Re.>l'l'l·ados~. p. 99: los s ubra~·;Hlos son nut·slr·os. Este
deseono<' itniento di" los límites del ,·irTI'inato también fue ser'l;rhrdo por Sih-c;.tr·e Da,·id J.
Hobinson (c-omp.), Fra!ICÚf'O Sift,estrc. p. 483j: - ... tUl \'irr<:'ynato cuya extensión pas.a dt• 800 leguaS'
por· lo l::n·go, y que no se 11' conoseu lírn ili'S por lo <U1.clro:''. Todavía en ISO'! el vir rey i\l<•ndinueta
S<" quejaba de ·' ... la st•nsible fahn de tm mapa geogr(Jfico de l R eino, so bre cuya t•xa<;lirnd pueda
coJlt(II"Se .. -J paraJ hacer u_na dem;H·caci6~1 precisa riel tt>r•r·i• ?rio qtrcdebín npr·op ia t·s<' a es~é¡
Obrspado: Pedr·o \lendmue1a. ~Relacron del Est;rdo d!'l .\uc"o Remo de Cnwada .... l803 ·~
Germán Colme nar('s ·<'omp . . Relaciones. T. 111. pp. 5- 191. p. 13 .
s Prec:isamentc con 1'1 Plnn Geográfico, l'ot'tl1ado b<tjo la dit·ección de Fr·ancisco .-\ntonio
Moreno y Escandón. se bns(·~bn contar con una visión tn ús I' IAra del tctriror·in neogranadino
(FranciS('O Antonio ó\foreno .)' EAc;wdón, ~ .Es 1 ado''. p. 15:'i).
9 Fr·ancisco Jo:;é de Caldas, "l!:stado- , p. 1163.
10 Basilio\ tl'entc Uf' (), iedo. Cua!idarl,~f. p. 16. 'obre las entidades tl"tTitol'ial!'s y admi~tisu'íllj,,as¡
que quedaron cohijndns bajo el nombre d<· ·\ue'a Granada" en d istintas épocas ' éasl" t;unhi'
-\nthony .\JcFarl<tttf". Colombia. pp. 2~-.J .
11
Dominique 1\lar·gairaz, "La fonnation".
t2 Franci~co Anton io ~.l o reno y Eseand6n, indios .r Jfesli:.os, p. 84.
'¡
TaJP:> clificultades, si.n e mba rgo, no p:H·ecen ser tan extremas como las que llevaron a la
·~•>rona a darle facu ltades al virrey Eslava en la ctécada del 40 del siglo XVIII , paea
a.imilir capitulaóones d e nuevos descubrio:úentos ;: pacificaciones c r1 la cuenc::t ele la
la:.;una d e .\laracail)O, La Cnaj1ea, Santa ~larta ~ el Darién. 11 Se t rataba de le r·r1torios
que. en la práctica, estaball bajo eJ control de los indígenas Motilones. Guajiros, Chimilas
~ Cunas, a pesar de Sil importancia estratégica para .l a defensa del imperio y de la
ct-rcanía de algunos de ellos a áreas de continuo tráns it o, como pOI' PjernpJ.o el río
~lagda l ena. en el caso de los Chinrila.
Por Pilo no es gratuito que parte central dP las reformas adelantadas por el l•:stado
colonial en Hi spanoamé ri ca. y más concretame nte en la u.eva Granada en el s iglo
\:\ ll l, hubiera girado e11 tomo a la reorganización espacial y polílico- administrali\·a de
la población. 14 e discutió y definió el problema de l.a instaur·acióu o no del 'irrei.nato.
mt'dida qut> r·edefirúa no sólo la jerarquía política del ,;\l uevo Reino, ,;ino tambit>n e l
terr itorio que le quedaría s ujeto, así como la relación entre su cenLro políti co y las
dife ren t~s un idades adm in is tt·ativas que lo confMmaban. '0 Un prirn.er i ntent.o reformis-
ta. 1"1 de 171/. ha.bfa sido motivado por las colisiones entre los gobernadores pro' incia·
le" y las audicn<'ias de Sa ntafé y Panamá, re,·estidos todos de similares fun ciones y
jerurquía .JG El segundo. éste si definitivo, ordenado en 1738, rnarcó el c:orn ienzo de una
e).t<'nso procf'SO de reorga nización político- admin istr ativa. que afectó a l::t población "de
todos los colores·· que se había asentado al margen de los núcleos ur·banos, a la que
'~ía en pequetios poblados contr olados por el Estado y a las comunidades indígenas
;;.ou retidas o Jlo al control colonial. ';
La refor·rna adquirió características completnmente diferf>ntes al interior.· del virreinato,
ra.J romo lo señaló el regf"nte \lSitador e nliérrez de Pili eres.•~ Aunque se buscara es1n hlecer
un pa trón común para el poblamiento. t>l procedimiento no podía ser· Pl nusmo. 19 l'na
13 Germán ColwcrHtrf's (comp.). Relaáorws (' lnformt>s. T. l. pp. 65 6 .' José t\1. De Mie1'
komp.). Poblomiemos. T. l. pp. 22 25.
" Sobre estas J<'formas eu qrias proYutcias dcl terTitorio nt>ogr:Uladino. '¡;an~c: los i.nfor·mes
de Jos 'irTe~·ps en Ccnná11 Colmemrres (COmp.¡. Relaciones e fr((ornw~; Francisco Antonio ~ l.o r•eno
y F:scan dón, Indios)' .lft>slizos. Con relación a lns adelantadas .. n los Andes Cen lrales véase:
Josefina Chaves d e Bonilla (comp.). ''l nfon nc" : Joa quín d .. •\ ró~tegui! Esro to, ''lnformt>" y
Diana Bonnf'tL. ~TierTa ) Co munidad". ResptTIU a las reformas llevadas a rnho (•n d Car·ibe.
incluido el norte de la pr·m·incia de :\.ntíoquia, ,·éase: José ~1. Oe-~Iier ,comp.), Poblamiemos:
Antonio de la Torre! ~ li ra11da, -Koticia Individual" Cerarclo Rf' i<·lrei- DolmarofT (cornp.), Diario;
O rlando Fals- Borda , Hi.~loria Doblt>, T. rv, pp. 53.-\--71A .l' :i .J R 71B; Marí::r Dolores Gonz~ l (·z
Ltma, "La Po.lítica de J'()b l ación~: Pila r· Mo reno de Angel. .'lntrmio de la Torr<·; Gilma il lo r·a d~
Tovar. "Poblamiento .' SoeiPdad-: Jorge Enr·ique Conde, "Espa<"itr. Sociedad) Co nni ctos". capir ulo
lll: Da,·id J. Robi.nson romp. ·. Francisro Sil<·e.strr y Emilio Ruhleflo 'comp., . Brw¡mjo Biográfico.
1:; Sobre' la creación del ,; ....einato "''a,;e ~l.aría Teresa (;;m·ido Conde. La primera creación del
Virreina/O; Rartolomé Tie nda de Cuervo, '' Info rm e Económit;o.. y .'\.G.I. (Sevilla), S anta Fe, 185 ~
Germ án Colmenares, "F'nc·l(n·es ele la Vida Políti.ca Colonial".
16 ~larín Ter·esa C:trrido Conde. Ltt Pninera Crraáór1 del 1lrránato . p. 1i.
1; \ éa"f' Germán Colmenares co mp.. Relaciones e lnformt·s. Los docunlelltos trarHrr·iros
por José ;\l. De .i\lie•· !'omp.J, Poblamientos. ilustran ~obrt' lo ocurrido e n la p ro,·incia rll'
Santa ,\htrl;l en el siglo XV III. Resp~<·to a .l as r·ef'ormas qu e tuYieron h1 gar e n las pro vincias
de Saul:1rt:, Tunja y Ca rt agena en 1~ década de l 70 de l siglo X VIl!, v~ase F'mnc.isco Antonio
Mot·eno .' Escandón. Indios y Jl esli:.os.
'" \'éas<· In transaipeión del extenso concepro del r·t-ge11te sobre el p:1rticular. fechado en
1779. en ;\largarita Gum.<ílez. El Resguardo. en la 1" edir i1íu, l'niYersidad A\wional de Col<) mhia.
19í0. pp. 154- 181. 1
19 En el. plano d e lns reformas m ili 1a 1·cs se ha hecho un plantemni en ro similar. Véa~<" Allan
Kuethe. Reforma Jii!itrtr y Sociedad M la :Yue(•a G'ranarla Z773 !808 (19713\. 13ogotá. Banco de la
RepúhlÍ('II. 1993, pp. n y 82.
cosa era des pojar a Jos indios d <' sus tic 1Tas en S antafé o Tunja. donde ab undaban 1~
pueblos de indios.' otra. muy distinta. fl·aLar de hacerlo NI Santa Marta. doude m<ís de ·t1
mitad d el territor-io era ocupado por "inclios hravos'' que, junto con los de los puebiQs.
''emphn_naban" o cubr.ían de flechas a los ll'anse~ntes. F~mentar [~Sent:an~entos de veci.ni,;
·' redu cLr a poblados gPnte de .. todos los colores en la Costa Car1be tem a nnas cai'3Cter<JS-
licas completamente dife re ntes que despojar a los i.ncügenas de sus poblados ~- eri~ r
parmquias en Jos Ande~ centrales.
El ante•·ior fenóm en o dirige la aten<'ión hacia las difel'Pnc ias entre·~ 1
o rdenamient·o económico. social , polític:o .Y espacial de los A ndes ce ntrales en e l si~o
XVIIJ, f1·ente al que se o bservaba en las llanuras del Caribe po1· la misn1a época. 20 • u
compren ·ión invita a rf'fle:-.:ionar sobre la forma como se articularon las •·eformas 1
s iglo X\~ 1I, con e l orde na mi f'n l?, pref'xistente. Este sNá el te1~1a que se anal izaL·á ln
este eaprlu!o, <'entt·ando _In a::nc•,o n, ~n tres ¡~r~b l en~a s que h1v1eron gran 1m_p_ortan~¡a
eu lo l'f'latn·o a la organ1zac10n poht1co admm1stratJYa de los pueblos. los S1t1os y {a;,
parroquias de las llanuras del Caribe y de los A ndes C<!ntrales. El primem de e llos ~
e l de. las demarcaciones j t_Jrisdiccional es de las provincias: q.ue f uer:on relatjvam_e3 e
def.imdas en los :\udes. mientras q ue en las llanul'as del Caribe t uv1eron un ca1·act r
más a.mbigno. Se p lantea que <>sa ambig üedad jurisdircional expresó las dificulta ;.
que tuvo e l Estado colonial para ha cer vale r demai'Cfleion es jurisdi ccional es e
rompie1·on el o1·dena.miento terTitorial prehispánico. sin ofrecer una alterna tiYa 111! ,.
vent:ajosn tanto respecto a las condiciones que ofrecía el m edi o, como al nuevo tipo t>
o rdenamiento que se haJ)Ía insta urado. Pe 1·o ade111ás, como se ha visto eu los anter·io~;.
capítulos. la ambi,·alencia jurisdiccional no sólo expr<'sÓ las dificultades del esta{lo
colonial para imponer una determinada delimitación jurisdiccional, sino que, a su v z
dificultó la cimentación de su contTol polítjco en e l área.
El segundo problema que se discutirá f'n es1f' capítulo es ('! relaLi,-o -al
corregimiento ele indios o de nnturales, qne se estableció f'n los Andes Cf'ntra.les desde
el siglo X\11, donde ocupó un pa pel central e11 el ordenRmiento polítieo- aclministTa J·
' o de la región. En la región Caribe. por el contrario, el con·egimienlo d e indios sólo t>
r 1·có en e [ siglo A. VIII y su papel en el campo adrnin istrali,-o fue muy seeundario. Este
problema rem it f' a la gestión de las villas y ciudades, y en partieular a la d e sus eabildo ·.
que asumieron un pap<>l más directo .' · :lCtÍYO en la administJ·ación de 1:-~s pobiM:ione;.
de su jw·isdicción, allí donde los corr Pgimientos de n aturales n o se instamaron te~
pranamcnte. El ti po de admiui s Lración que se dio en uno y otro caso tuvo unl s
características diferentes, ya que implicaba un 111ayor predomi11io de los intereses ~:y
presentados en los cahilclos, all í donde ~>.stos tuvieron una ITta) OI' parti cipació u e nJ.l
o rdenamiento político d <' las pnhlaciones de su jurisdi crión.
20 Sobrl' ~> 1 siglo XVIU algunos trabajos d ~ caráctec· genc rJI proporcionan un;• idea de es· ,
dil'e1·encias: Germán Colmen;u·<>S, ·' Regi6n- . ación'': Ja ime Jarami ll o Eribe, ~ rd eas pa r<~ 1 · a
cnmcterizatión- y .\nthon.' .\lc.l-'arlane. Colombia: esta última obra l't'Siúta útil !;Obre todo en el camA-o
rlrl ordenamiento econ<imíco. E11 lo relativo a la organi7.aC'ión mili1ar véru;c .\Han J. l'ul'llle. Rifo~a
-11ilit~r. I\es pecto ~ l~ o'-garúzación d e las ha('irndas y lo~ pnde1·es locales véase He n nes Tovm· Pu:nótL
-El E.stado \.olomaJ y HrH'lenda Colomal. Otms estud1os, cent rados en un;1 u otm de lil~ 1'eg10~-{·
c-onsideradas. que penniten aproxi.IJlar»~> a estas dili>renci<l$ son. en rl raso de los Andes c;:om:ral1
Juan i\.. Vill:una rin, '·Cueomend<>l·os and lndiHIS-; Ceml;Ín Colmt>nares. [.rt Pro<•inci(/ de Tun¡(-
Odando Fals Borda. Ci11npl'.sinos de los Andes. Est11dio Sociológico r!l' Saucío (1955). 5a. ed., Bogo~.
Edi1otial Punta de Lam.1. 19/9: Ct1illermo Hcmández Rocb-ígucz. DI' los ChibdJtls y .\.!;uta Herre'
-\ngei.Poder Local. En lo <¡ue tiene qu~ \ er con la región C.aribe. ,·é:~st>: 0 1·lando FaJs Boro:~. HistoT
D~hle: Adoll~ Meisel Ro_ca (e d.¡. Hú~oria_F.,·onámica_; Lance. ~ ~·Jhn, The Po~i~~:~·a/ Economy: t\lfowf
\h mera. El !·racaso: Ma na Dol01·es Gmmtlt'z Lun11. ·La Poli lira de Pohlac10ll v HPS!!llflrdos: Gilni'a
\!m-a de Tovm: ~Poblamit'nlo .~ Sociedad· .' Jor¡:¡t> Enriqur Calderón. &pacio, .~()(7cJad J' rnnjlirt .
( J. 2 2 )
El tercer problema que se tratará en este capítulo es el de las capitanías á guerra,
l.Ula institución que se generalizó en la región Car.ibe en el siglo XVIII, pero que no se
illitatu'Ó en los Ancles centrales.21 Se plantea aquí que el protagonismo de las capitanía..:;
;a guerra en la región Caribe reflejó y expresó una diferente estJ'Uctmación del ordenamiento
~lítico en la región. F:ste se caracterizaba por una reducida presencia ele las justicias y
dt>l clero y una cierta preponderancia del estamento militar. Tal ordemuniento contrasta
•:"l:ln el de los Andes centrales, donde la presencia de las justicias y del dero fne mHyor
que la del estamento militat; eJ cual era prácticamente inexistente, al menos hasta la
n.-forrna militar ele finales del siglo.22 En términos generales las gestiones a cargo del
capitán á guerra fueron diferentes a las del corregido!'. ·rales diferencias dejan entrever
que las lal)ores de policía23 en la región Caribe tuvieron un carácter bien diferente a las
dt> los A.ndes centJ:ales, ya que frecuentemente excedieron el campo de lo policivo y
penetrawn en la órbita de lo militar, es decu~ de los asuntos atjnentes a la guen·aY
Solwe la base del estudio de los 1r es pmhlemas mencionados, se plantea que la
pn:-ponderancia de tmo u otro cargo -cor-regidor o capitfm á guerra- no fue accidental o
ro~'UJltural, sino que obedeció a la dinámica política y' a las estructuras del ordenamiento
político vigentes en una y otra región. Estas djferencias se ar6culabao con las clificultades
..tm.inistt·aüvas que acarreó la ambigüedad jurisdiccional entre las dos provineias y con las
.,ficiencias en el ma.ne;jo político que significó una mayor privatización del pode1· en J.as
bltu·as del Caribe, donde las ciudades y las villas tuvieron w1 papel predominante en la
a.imin istraeión de los pueblos. A.mhos fenómenos ponen en evidencia que el apoyo
~tucional con que contaron los funcionarios estatales en los Andes centrales fue mucho
.ayor que el que tuvieron los de la región Caribe.
El problema del apoyo institucional se vincula estrechamente con los tipos de
,.:,der (civil, religioso o militar) que se privilegiaron en una y en olra región. En los
21
Hasta el momen to no he encontrado estudios sobt·e el funcionamiento de esta institueic:ín
en la :'\ ueva G•·anada o en otras colonias h ispanoamericanas. Tampoco se han encontrado
refereneias precisas sobre su establecimiento, aunque sí sobre su cre~c i ón en u••a dete rminada
área. como por ejemplo, la de la capitanía á guerra en Loba, Cartagena, en 1744 (A.G·.N. (Bogot;í.),
Empleados Públicos Bolívar, 3, ff. 900r. a 907v.). En la revisión de la base de datos de los índiee~ del
A.G.i\. (Bogotá), que incluye alrededor de 40 fondos, la primera relet•eneia al eal'go es de 1715-
1720 y corresponde al .nombnun iento ele capitán á guerra en la isla ele Cuba (A.G.t'i. (Bogot;í),
Vin·e.r·es, l6, JT. tB'l - 5); todas las demás referencias son posteriores a 17:{!).. 1/40. Esporádicamente
se encuentran referencias al ftmcionario en la documentación de las prinJeJ'HS déc<ldas del
siglo XVUI, como por ejemplo en los rela Li,·os a la insurrección de Mnrnpox f;n 171'1 , donde se
menciona al capit<Ín á guerra y juez de canoas ele Mompox (1\.G.l. (Sevilla), Santa Fe, 3G5} o en
el infom1e del gobernador ele Santa Marta sob1·e las salinas de Ciénaga, p•·esentado en 1?13, de
acue1·do con el cual había una capitán á guerra en el pueblo de Ciénaga (A.G.l. (Sevilla), Santa
Fe, 504). En 1\faria Dolores Conzález Luna,R~~~guardos, p. 57, apare(:e una rel'el'encia a un capitán
á guerra dw·an te la visita de Vargas Campuzano a Cartagena, en 16?4-5.
n Véase Allan Kuethe, Reforma Militar, pp. 107. Hasta 1781 Santa1e sólo cont.qba con una
compañía de alabarderos, creada en 1750 y compuesta por 65 hombt·es (ibid., pp. 206- 7). Je:m-
\[arie Lonco!, "Caballero y Góngora Pacificador de Jos Comuneros en la Nueva Granada (1781-
1784f , Anuario de Estudios Hispanoamericanos, T. XXXIX , Sevill::l , Escuela de Estudios 4
'j
Hispanoamel'icanos, 1982, pp. 133 157, p. 134, fH'eeisa que e ntre 1783 y 1784, luego de la
J'ehelión de los Comuneros, llegaron al centro del Nuevo Reino hasta 3.064 militares. En la
Relacú1n rle Mando del virrey Ezpeleta se anotó que "en lo inte•·io•· del Reino no hubo Cuerpo
alguno de tropa veter:ma hasta después de la conmoción popula•· ocurrida en el año de 1?81;"
(Germán Colmenares (comp.), Relaciones e Ir¡formeJ, T. n, p. 284).
21 En el siglo )\VIll se entendía policía <:omo ~La buena orden que se observa y guarda en
las Ciudades y Repúblicas, cumpliendo las leyes ú ordenanzas, establecidas para su mejor
gobierno." (Diccionario de Autoridades, Vol. lll, T. \~ p. 81..1).
21
Mil itar: ~serYir en la gu ~rra, exereitarse en la milicia." (ibiel., Vo l. II, T. IV, p. 569}.
.J
Andes centrales la presencia de autoridades de canlcl<'r' ciYil (cor-l'f•gidores . alcalde
pedáneos y auto ridades indígPnas) y religioso (curas) se articuló y estructuró alrededo:r
ele la organizació11 de la población indígena. Al disminuir ésta y am ue n k"'t l' e l número
de mestizos o vecinos, la esl n rc-tnras clisei\a d as para ac! ministnt r· a los indígenas
eslm'ieron en capacidad para controlar a <>sos nueYos pobladores. La fortaleza de es
estructura que articulaba el poder civil y el religioso hacía p1·ácticamente iunecesaria ·
presen cia del poder militar.
En la r·Pgió n Car·ib e In •·ápida disminución de la población indígena, r·edujo j l
eslim nlo eC'onómico y el inle•·és polítiC'o por co nsolidar una estrw'lllra adm.inistraliva.
dt>pendiente de la C'orona. que asegurara el control de la población. 1.a presencia del
poder civil y clc-1 religioso Pn PI área fue in iPrmiten te, poc-o estructurada e inef'ic ien e
en términos del ordenamien to político CJI H" la corona estaba inte1·esada eu establece· .
Dt:- otra parte. los cont1ictos armados, bien fue r-a con gru pos indígen as no som etido ,
con palenquer·os o con otras potencias eu ropea s, fortalecie r·o n la p resencia militar eh
el área. El incremento de la población .. libre de todos los co l o n~s ·· no aumen tó lo:.
incentiYos para establecer una administración ci,j l y religiosa •·ealm ente eficiente en 1
área. Esos pobladores eran en general "miserables'·, es deci r. carentes de cir·culante,
q ue no in eentivaba la p•·esencia de eu•·as y j us ticias c:·¡l li ficaelos. Lo m ili tar continuó
p r·iv-il egiánelose e n té r·minos del contro l sobre la població n.
A. L ...s Dr\lSlOXES }l lRISDICCIOX_\LES: L-\s P R0\1-'Cl-'S
2
' Basilio Vicen te de 0\"i('do. Cualidades, p. 15; subrayados nues tros.
26
Gernl<in Colmenarl's 'comp.. Relaciones. T. I. pp. 176 9.
~; :\la ría rlf'l Cannen CómE'z P~t·ez. Pedro rle H1•rrdia y Cartagena de Indias. St'' illa. Escue~~
de Es tudios Hispanoamerica nos. 1984. p. 12. Hasta medianos d<·l siglo ~\1 In idt•a ele que la
línl'a equ i llocc i ~l estaha ce rca de l11s roMas del Ca ri be era n: lativamentc frecul'nte y St'
dt•,·ivabll r\e la r·n·enc iíl de que el con ti J)(•nLe ame ricano l't'a un co nj unto de isJas de t ~mn ño
reducido. .En 151í .~ 1539 se afi nnaba que las 1nont<t ñas de A.b rdn, ce rca n la desernb ocadum
del !\trato a un poco más dE' 8 g1'ados falill.1d norte), estaban debajo de la línea f>quinocci, l
por haber allí wrruga~ ·' niguas Juan Friede. Los Hél~er en la Conquisra de 1ene=.uda. Caraca .
Edición Eclim!'. 1961. pp. 94 99 .
21< \ -éa.sl' por ejemplo el ma pa di' la pro,incia de Car1agena prepa1-ado por· Ju;m Lóp1'7. en
l í87. en .-\.G.:X. {Bogotá). .lfapoleca, 2, 1284; hay otJ·a N>p ia de este ma pa, en 111ejor es t ~do, e 1
A..G.l. (Sevill<•), Mapasr Planos Panamá, 'l3H.
:N J osf'f .\n lonio .Pando. -Ynforme". p. 302: s u hr·;t:·ados nues11·os. Sf'g1ín Cc1·ardo Reiclwl
DolmatoiT. Dolos Hisrórico -Cultnmles sobre las 'li·ibus dt' la A.ntigna CoberntLCÍÓn de Sama Jlarln.
Bogotá. Banco de la Repúbli<'a, 1951. p. 55. en la lirl'rarw-a histórica del siglo X\ l sobrE' la conq uisra
C'l concepr u rl <.> provincia se uülir.ó <'n primer luga1' p1m1 d istin guir· regiones geográficas. s in C[IH" Sf'
11' cüera Llll sr·nrido admin isrrativo, pero muchas verl's ~se aplicó n un rerrir orio t1·ibal mal defi nido,
rrue en ocasiones aün estahH ;;i11 conquistar o coloniz;H·.''
0
' Sobn? In nonnal izadón del l enguaj e co mo me cn ni s rno de pod er véanse lo;:
planr~>amientos de Pif'r'r·e Botn·dieu. Languagl' nnrl.~rmbolic Power. pp. 43- 5i.
" Janu•s J .orkhart ·' Strr:u-t n. Schwat•tz. Enr?r l.ntin rimt>rica . pp. '{í-49 . Dcl('r fOI'IllUia l':'>lt'
p r·oblema a un ni,el aún ru ás gcneral, al lw,.<· is~r que la dema J·cari<Ín de los dos primeros
virreinatos e11 e l siglo \ V I "fu i.' mantenida sobre e l istmo de J'anarn;Í, <'rl el lím il e de las áren~
culttu•aJ¡~;; p recolombinas JJH:so:unPl'ican a' andina~, mi entras que I11S Aurlie ncias creadas f'Jl <~ 1
s·ig lo X\1 ,.n e l área andin a r<~ producían. má,; o rn e n os fie lm e nte. los gr·a11des focos Pino-
c ulturales a ndinos Jeart Paul Oclc1: Ecuador. p. 27 .
't! Orad !'~ Cibson. Los A::.u•ms, pp. 92.
n Jack A. Licate. Crf'ation of a .l!e:rican Ltmdrcape.
" .\!arta 1-:len·era :\ngf'l, Porlt>rLocal. capítu lo l.
·~. Véase m~pa tlel terTit.orin del Zipa a la ll <·gada de los esp;lrioks publ'i cado por Ana María
Falcheu.i y Cle mencia Plaz<J~ ele l'i'ieto. El Territorin de los Aiuisca.t o la llegada de los Eparloles.
CuadeJ'nos de Antropología No. J. Bogotá. Fn ivcrsi<;lad de los Andc•s. 19i3. p. 62 y e l mapa Xo. 3 .
"Cacicazgos y di' isión políüro--administraü,·a dur.antP la Colonia· publicado po1· .\!Mía Cle m encia
Ramirez .' ~laría Lucía Sot.oma~·or. -Subregionalización- .
16 Est a supe rposic ión se aprc<"Ía en el mapa No. 1, - Cacicazgos .' d ivisión político ad ministratiYa
d n rantl" 1 ~ Col o nia~ puhl icado po r• ~la r ía C le rncncia Ramír·,.z y ]'daría Lu c ía Sotomayor,
"Subl'egional iznción ··.
MAPANo.14
-~\!DES CE~TR.-\LES
C-\CIC:AZGOS PREHISPA.\lCOS \ JURJSOIC:C10~ES COLOi\L-\LES
Divisiones Prehispánicas
Villa
Cabeza de Corregimiento
Poblado (pueblo o parroquia)
Fuentes: ~la.-ía Clemencia Ramírn y María Lucía SotonHl.'or. ·Sub•·egionalización del Altipla1w
Cundiboyacense: Reflexiones i\Ietodolrígicas•. Revisrn rolombiann de Amropologín. ,·ol. ;\X J
Bogot~, Imtituto Colombiano de Antropología, 198n-198S, pp. 17{-201. mapa ~o.'!, ·Cacicazgi"
y d iYis ión polítko-adrniniSIJ'Illiva dur;w tc la colonia•; >\na María Fakhetti y Clemc Ji c,;ia Plazas, f."/
Territorio de los .lfuiscas, mapa •Territorio Muisca a la lll"gada de los rspa•io les•: A.C.i\'. (Bogota.
1isitas rwulinnmarca. 8. IT. /94,. a 83"k . bi~: Basilio \'in•nte de Q,iedo. Cualidndl's. pp. 119-160:
l lises Rojas. Corregidores, pp. 518-523 y "agnus )1ümer. •Las Comw1idades•. pp. 87-88.
1
~ ~R<'Iaci ón
de Pedro dE' Heredia 1 15'-ri)'". 1lnmes ToYaJ' Piuzón comp.). Relnrionl's y Visitas.
T. 11. pp. 367 73. p. 367.
"!$ - In formación solwf' d \ 'all<' de los Pacabtt<')'<'S Coro Dic·it>Jnhrl' de 1533;~. lll'•·mes To,·ar
Pinzón (comp. ¡. Relnciom~q - V/siras. pp. 85-122, p. t06. Véase tmnbi(:n la capitulación pm-a kt conquista
<le Santa Marta hecha con Alo nso Luis de Lugo rn Juan Friede I,C<l i np.). Documen1os f111Jr/iws para la
His10ria lit' Colombia . 10 Yols .. Bogotá, :\rademia Colombi;ma de Hiwwia. 1955- UJ60. T !TI , p. 166.
'l9 J osé ¡\icolás clf' la Rosa. Floresta . p. 25S: s utwayados nueslros.
fO luid.
11 Henues "loYar Pinzón. ~El Caribe Colontbi;mo en la Historia del siglo XVI~, Relaáones .r
Tisiras, T ll. pp. 17- 80, p. 61 - /6; H rnning Bi;;c h nff. --Die spanisc· h indiansc h"
•\use in onde t·setzung in rler not· dlichen Sierra . '~>vadn rle S;m tn Marta (150 t- 1GOOf , Brouul'f'
.rlmerikanislische Swdien ~o. ll. J3c) J111, 1971. p. 4.98 e --lndígf'nas y f.s pal'íoles c•n l;l Sierra Nevada
de Santa ~Iarla Siglo \ V1" , R e<'ÍS/a Colombiana de .4ntropologí(/. ~o. 24, Bogol<Í. Tnstitnto Co-
lombiano de :\ nu·opología. 1982 1983. pp. i5- 124. p. 84: Gec-rarrlo Reiche i- Dolmatoff. Daros
Hislórico-Culmralf's, pp. 58-61 .'·"Ii·inidad \liranda \'ázqut>z. La Cobunnción . pp. 1í -42. De cualquic•r
forma no comiene perclc·r de ,;s\a la obsc•t-varión de José .\'ic·ohís de la Rosa. Flo!Y'stn, p. 269, t>11
el se11tido de que posible tuent e en algtuws gru pos los agoreros y mohanes trataran de que los
f'5f)3 1~ 0ies cr~yf't<m -que eran <'Mi in finitas las pa tY·i:1 licl:.Jd.ei'.
correspondencia entre la extensión de la región Pasto-Pol)a,ván (considf~rada como un
t:ampo de tmnsición de las h erencias etnot:u lt.urales) y elluga•· de desanollo del (:onjun-
to de los distin 1os límites coloni¡.les.".42
El texto alerla sobre la necesidad de mirar cada jw·isdicción en par6eular, para
establecer cómo se- hizo la transición entre t>l ot·denamiento territorial prehispánico ~, el
colonial, antes de- avanzar condusiones. También alerta sobre la imposibilidad de gen ·
r<'l lizar e invita a considerar dife rentes perspectivas. El estudio de este fenómeno e n J~
!Jan u ras del Caribe y en los Andes centrales m uestra parle de esta v;n·iada gama e
posibilidades y ofrece nuev::~;; hipótesis. Algunos procesos sugieren que una rápid _,
súhila •-uptura de las estructura:; de ordenamiento territo•,ial preYiamenlt> estahlecids.
dificultó la cirnenlación del nue' o orden que las desconocía . Esta parece ser la situación
qne se presentó en la dernarc:lción jurisdiccional de las f)I'OYincias de Cartagena y Sana
]\1arla, que st: eslabJeci<'i en l(mna r.nuy temprana en e l siglo XVJ, cua n do aún vast1s
te rritorios de alllhas provincia~ eslaban sin explorm· por las IJUestes europeasY A pesy
d<' las dificull:1des para conocf'l' cómo se disl•·ibLúa el ten-iiOl'io entre los distintos grupa:;
étnicos que habitaban las dos proúncias a la llegada de los europeos. la documentación
y la e,idencia arcpwológica coint:iden en sei1ala•- t}\le el río \l agdalena. al menos entt;e-
'f~n e rife y Tam:ll::unec¡ue, no l<>nía el carácte•· dt> línea divisoria que se le dio luego de Jp
f'onquisla44 (vé::~se · 1apa No. 15). 1" Antes de la invasión Pm opea los Makbúes ubicadí:f,;
entre Tenerife y Trunalameque ocupaban una y otra banda del río y h::~hía una estrecha
relación entrf' ellos. Según lo indicó Pedro de Heredia t'n 1541:
12 Je;w Pnul DPler, "Ti€'mpos y Espae ios de una Ho rogénPsis: Los Tf'r'f'itorios F•·onte ,·iz~;.
cnLre Colombia y Ecuarlcu·", Chan ta l Caillnwt _y Xime11a Pachó n (co.n•.ps.}, .Fromcra _y Poblomient~
Esrudios tfe Historia _r Antropología de Colombin y Ecuador, Bogotá, Inslit uto .FJ'ancés de Est uclili "
.-\nrlinos. Instituto Amazónico de lnYestigaciones Científicas ~ Departamento di' -\n tropologia
de la rni\l"rsidad de los \ndes. 1996. PP- 21 ~0- p. 35.
i 1 Ya l'n 1532 se le dio a Pedro de f-!(•rNiia. gobernado•- de Crutagl:'nll. licen<'ia p;u-;1 rescatar
) sujetar a los indios -cJc:sdt" el Río Gmndt> q ue esd en trl' la provinei:t de Santa i\larta
C:wtagena y ho~ta el río Granue qul' está en el goHo de Urahci"' (.Juan Friecle (c•ornp.), Docume.ntO~
T. ll, pp. 271 :.!74 y 2/7- 28'-!;. En ese m is rno año se pree i ~ó: "l'or cuan lo los limites d e la
prmincia rlt> <:artagena ' --· _ llt"f,'<Ul hasta 1"1 Río G•·and e. q1u• parte los tér111in os entre la rlicha
prmincia _, la de Santa \farra. PI cual dieho •·ío e islas que en t>l están clesrubie11as clizqul' los
Yecinos y momdores de In pt·o, iucin de Snnt01 ~ l arta hnn g:111ndo : descuhiN·to po•- su industria
) trabajo. Pot· ende. pOI' la prt'sente decl;H-aulOS el dicho río parta los té nninos de las dicha>
provineia~ ul' Cartagena y S;l nta ) la rta." (Juan Friede (comp.}, Documentos, T. 11, pp. 349-350). !Jt
.Recopilación, T. ll, libro V, tít ul<l L ley X. nlli fii'Ü I'Stos límit<"s.
H :\ sí lo s ugi ... rl' la R elación <lt" Tamalamcqu" de 1579 Y lo ¡·onlirma la Rt· l:wión de Tene•-ift"
de 1580 'H erm ...s ToYar Pimón .comp._ Rt'laáones _r T'isitos. T. lL PP- 292. :.!9/ 30~ ~· 1 12.
t·especti-:unC'nle _, u n infornu· dt' Pedro rlc llcredia sohn· .'llompo:x fcch;ulo en 1541 .Jua~
fl'iedl' comp. 1, Dowmentos, T. \ ' L PP- 176 ." 179- 180); en la \ isita de 1:iliO se indicó que los
naturales de ~ l ornpox, Tenerife y Tamalamequt• era n -de la ltli,;ma calidad y condi<'iÓn- (Hc rm'
Tovar P itnón (<;omp.),. fo hny (ruú¡ues, p. 1.07). E11 el campo de' la etnohistoria y la a rqueo lng•
n~,1se, Cerai'IIO Rl'ichei- Dohua toff, Datos Hl:rtóriro- Cultumles, pp. 56 y 105- 108: Clemencia Plaz.¡ts
¡•t a L La Socie-dad Hidráulim. pp. 117- 125: .Ana \lal'ía Groot de :\!ah echa. -La Costa :\tlántica".
_\e\.\'\ .. Colombia Preluspánicn. pp. 16- 52. pp. 29- ''10. La3 refc•·c·n<'ias de los t-.-on istas sobre estc
punto no son tan clara'i. El Íluit:o que menciou ó a los :\lalebítes fui' Simón inrlic-ando que eran
los de la villa de \l o mpox. En c uanto a las confrontaciones e nl•t · los indígenas •le las riberas el l
~ragda lenn ~· los ~~uropeos puso de man ifi esto que los at.aqt1es <·o n t t·a los espat'i<Jles provenía. t
de amha~ ribe r<JS de l río. Tam.b i ~n tlo('umentó la tut ión entl'e los sel10res d e amhas ri~eras _r,ar .,
atacar a un grupo de soldados. mtegranrt>s de la huesrc que. a l u1an do de Quesada. mvad10
altjplano cunrlihoyacense Ped•-o Simún. _\otirias. T. IIL pp. 110 ~- 134: véas<' la referencia
~Iompo:.. Pn el T. n: p. 581 .
1
ls Lam entablnnl'nte no s" e ncontró informarión ron fechas s illlilares pam l;¡ jurisdicc ión
de la eiudad (le S;mta Marta ~ par~ la pr-o, in cia de Cartagen n, que pc• rmítiet'a incl uir en el Map
citado lcrs grupos indígenas rle: estas j uri scl ier.iones.
'..
Cí.,ags Gr::mde
~· ~
dG Santa MMta
J t~ , - .... ,
1~": 1 '
1 :fArgollas '
1
\. 1
..
,1
---~- / ' 1
1
: Caraagena " ~ ... , 1
1
• ~ , / t ' 1 ,.. - .....
~ J) ..f.... t .~.~·
~~}
f·
Caribes
'\ \
1 ' Chimila
"
1
r /
Ytotos ,~,
1
1/ .,
-'7 1
~~ .<
1
' 1 ' \
Blanca
Provincia de
Cartagena
Limites hipotéticos
entre los grupos
Ubicación Aproximada
100 km
loi.H.A.
ll':Hennes To"ar Pinzón ¡.<·omp.). Relaciones )' Vúitns. T. ll. pp. 89, lO! , 103. 107, 208, 2 15, 221 , 2:í0,
272. 2Ui, 3 12. '327 y i:'íO.
Comiene subrayar. en totlo caso. que esta falta de definición jurisdi ccio nal
'0 importantes consecuencias en términos administr·ati,·os. en la medida en que
4tfic ultó el control sobre la pobl<1ci ón. En efecto, la di\'is ión jurisdiccional enlr'e las
;;.; St-gún el fis<'al del Consc>jo de 1nd ias no ¡Jodía ''ningun juez eclesiastico, ui
excrcer· jlll·isdi<'<'ion en territorio ageno, aunque las personas qu1! r·esidru, en el, se:m Orllm;r1:llria-;,_
y or·iun(las del su.\0.- :A.C. T. Se\illa). San/a Fe. 10%;.
;;¡¡ Sobre el particular conviene recordar· lo serral:rdo por )lichel de Cc:rteau (The
-.;iii) ncer·ca de hl:
-ambi~uit;"• tllal subvertc•¡J fr•om within t:he Spanish coloni7.Rr·s' -succ¡•ss'' in imposing
own culture on 1he indigenous Indians is well kll0\\11. Sul.)lnissive. and ~''en conse n
their· subjection. tl!e lndinn~ '~\ podría alradirse que tambi~n otms sector·es de la "v""'u"-"
never·thP. less oflen made o/ the rituals, repr·esent~'ltions, allCI laws imposed nn ther.n
quite difl'erent fro m what th cir conquerors (}" luego los demás sectores dom inantes}
mind: lhe~ subver1ed them nol b.v rejecting or ahering d1em. hut b_r using them \\ith
to ends ~nd refen·nc('s forcign to rhe sys tem d1e_r had no choice but to an·e¡n.-
- l;r amhigüed:Hl que s uhvit·tió desck cll"ntro el ·'éxito- dt• los colonizaclo-.·es españ
impont·r S il cultur·a sohee lo~ n¡¡tjvos indígcna5 es bien conocida. Estos tílt.imos, aunque
Y aún consi ntiendo r·o n su somNimiento. co u frecu<'ncia hicieron dt• los rituales. re¡weser1taé41·~..,
:~· leyl's que se les irnponíru1 ulgo ro talmente distinto de lo que los conq11istadores
me11tc; uo sólo los subvirtic•n.n eechazándolos o a ltc;>rándolo~, sino también usá11d
fines y re ferentes <~e nos a ese sistema que C"llos no tenían más opción que aceptar.~
_;; -\ .C.~. :Bogotá,. ,VrgtYJs .r Esclavos .1/agdalena, 3. ff. 930r. a 93 k y 925r:
:.. Esto se apr<>cia. por ejte>m plo. en un largo proceso adelant:•do contra varios llltlll<<"B•
acusalii>S de particip¡¡t· en ataques dt" ·indios lwnvos~. e n In proYillt'il! de Santa
terminó sitmdo n·an,itado pot· [¡¡s justicias de Mompox. t'n la provincia de Car·rag<'na,
est~s 1Íitirnas impidif"r·on la p<u"tieipación rle los jucc<~S p oblado res samar·ios, con
estahan enfrentada~ ·,·éase -\.G.X ;Bogotá . Juicio.r Criminales. 201. II h·. a 4ol\'.).
50
T.o re!atíYo al papel que juf'ga el ordenami ento t>spacial para efectos de u·ans
orden social en algo natura l ha sido subrayado pM James S. Duncau y . ;ancy Our.1CaJl.
the Laudscape'", pp. 123- 4. Aquí esa idea se hace extensiva al problema de las
p olítico admínistmli\·a~. )a c¡ute> formaJl part1: del sistema de clasificaciones qul" J>N)p<'*"Ktllll
las bases para la división de los terr·itor·ios jurisdiccion¡¡les. Sobr"f' el par·ticular con
la atenció n sobre las expl ir.~ c iones qu e ofreCI" Pierre Bow·dieu (Ou1/ine, p. 104)
dasificaciones y su papd en la incorpot•ación dr· un deter·minado o•"<lcn social o
··Sclwrn<'s of thought and perceptíon can pr-oduce the objecth;t:y tlrat they do
by produeing misr·ecognition of tire limits of the cognition that the) make possible.
[(nmding irnrnediate adhf'r·ence. in thc doxic mode. to the \\ Orld of tr::rdiLíon expPr'Íen
~nallrral \\Odd- ancl taken lor grantecL The instt'uments of knowledge of rhe social w<1wlrl~,,....
this case "objccJÍ\ ely poli ticaJ instruml'nts wbich rontribute 1·o tbe rc·production
wol'id h.v produci11g imnwdiaJe adhcrr·nce to tlw \\OI'ld. sc<·n as self-cvident and
which lh t>y a•·e JJH' product and of wlrich they •·eproducc the Slrtlchm's in a tr¡¡n~lormed forq1
The politic:rl function of dassifications is never more li ke ly ro pass unnoliced than en d1e case '•f
relari, e l:· unrli!Terentiaü·d social form;Hions. in "hich tire> pt·evailing l'lassifie:)LM.v system
encomlters uo t'i\ al or rurtagonistic prinriple.~
, '·Los esqut·rn:~s de p<'nsamiento ) ele percrpción puerlen produc ir la objct i' irlad qu<'
P.fectiYatn (mte produc:-en s61o med ian il" la prodt~cei6n dt• un r·econoeinriento e rró 11eo de l~
lím ilt"S de cognición que har.t> n posible, logran(lo así la inmediata adlr erencia. t·n forma di"
cloxa. al mundo Ir-adicional t•xperimentMio como el -mundo naluml" :· que se da por· sentadQ.
En los Andes centrales, con la instauración del COITegim ie nto de indios e n 1593,
.,e dio lu gar a una reo rganiza ción terriLo rial qL.te. en a lgunos casos, s iguió a g r·ande!;
~gos el ordenamiento territorial prehispánico.'a La estructura misma del corregimieuto
f'a, m·ecía f'Ste fenómeno. ya que básicamente de lo que se tra taba era ele colocar' la
adminis tr·ación de var ios p ueb los en manos de un funcionario nombrado por la co rona.&-:!
Ello significó la reagrupación del territorio, (¡ue se había fragmentado como ronsf'-
t"Uencia de la asignación de pue blos a los enromenJeros. Aunq rre se de:'>eonoccn los
rriterios en que se basó esta reagrupación, es decir, la asignación d e .l as jnristliccio nes
de cada m rregintiento. es factible que. a l igual que en ~ l éxico. se tendiera a preservar
i<h límites prehispánicos de lo::> grandes racicazgos, por razon e::> de con\'en iencia. ya
•:¡ue su previa existenc ia facil ita ba su consolidnción .6'!
entre los cor-r('gidores de indios de la ciudad de Twrja y las justicias de (¡¡ ciudad pueden
t!l1 Rnríl :\fricano ~fri cano y Reau·iz Consuelo Arch ila Soto (com ps.), ··Colcc<:ión el(' ,.,., ......,,'!:"......,
sob re a husos df' nuLor.idarl. co metidos en la pnwi11cia de Tn11ja duranlc la segunda
s iglo X\.-Hr. Tuuj:~, trabajo d~ g rado para oplar e l1 í1 u lo de licenciado c·n Cie ncias ele' 111 Educación.
llnivers id ad r crlagógica y T(' tuo lógica de Ttrllj a. ru ecanografiado. t991.
'" Yéase. por ejemplo. A.C.N. (Bogot.<íl. Cabildos. tl. 11'. íOr. " 7.iY. y Ulises Rojn s. Corregidort'S.
pp. 3íl 81.
" Sohrl' !'Sic problema en el siglo :\\"1 , (-a,;e \[aría :\n gt•lt•s Eugenio ~lar·tíncz. Tribulo .r
Trabajo . pp. :i1i 550.
;:¡Las cr·ít ir·as contra los ~:a l>il dos . formu ladas en la seguno01 ruitad del siglo )\Vlil, acu san ;r
<'Stas cor p(H'ó1t"Íones de imped ir obras cons idc·radas d e interés cou uín , por Jos i11l <: r'I'SI'S pel'sonalcs
de sns miern lwos. Véase, por <•jcmplo. la ~¡nc ;;e ex presó en <:1 bo r rador p1·ep~r·arlo por l'l 'irrey
sobre el estahlt·cimiento de llll corregidor de ~:iudad en San tal~; -\.C.I. (Se, illn' . Stmw Fe. :552: t·l
doctmlento Jl(J tiene fecha. p~·ro po1· su contenido ~- refer>t>n('i<l al establecimic.> IIIO de las inh'll·
dencias par'('C'Pría haber sido prrparado por· C"\balle r-o y Gúng<>ra 1782. lí89-) o lo iJ1dicado por
e l fraile capuc-hino F inesu·ad sobr·e la.~ aetitudcs obstruecior¡ist<ts de estas cvrpo•·aci0nes r<:spcc·
lo a la aper"ltrr ·a de cam inos (J oac.(1rLn de Fi.ncs trad. ··EJ Vasallo"'. pp. 126-:l~J) .
;~ Debf• ~flOtarse. s i n t> m ba r·go. que hacia rina tes de l siglo ;\ VHI esla pro ... imidnd rambi(-n
se Yio como un pe ligro para que asumiera los inre ceses n·a les yéase, por ej e mp lo. A.G.J .
•s~",· illa . Sama Ff'. 5:321.
; ¡ Se <'nti('nde aquí el roncepro de larga duración t'n el sent ido que le da Fcrn:md Br·au<.ld.
La His10ria, rn especial e l capítulo 3•, - La Lar¡:!ll Dm·acióJr- y El .1/edi!erráneo. en paJ~Iieulat· el
capítulo\; - La unidad IHlllla na: t'uLas y ciudades, c i.udades y t'llllls-.
sión ~ l omposina, llama la atención sobre su ar·ticulación y el papel que, en ta l sentid·.
jugó la Depresión )· t>n particular. su centro político: la Yilla de .Mompox .
l . Diversidad en las Llanuras del Carihe
La proYincia de San ta 'Iarta - si se excepiÜa el ál'ea ribereña del r·ío i\l agdale.na
.Y el perímetro urbano de algunas de sus ciudaues, como la eapital o Valledupar- -e
mantuvo fuer·a del control de las autoridades eoloniales. 75 A todo lo largo del dom·
colonial se presenlaron con fi·ontaciones at'madas c:on los in dios y aunque muchos hab n
sido r·epartidos en encomiendas desde el siglo XVl, no "servían a sus amos"' por
contrarse "r·ehe lad os~ .;n A estos conflictos se sumaron los que se mantuvieron con o~
escla\ os huidos, que se refugiaron en palenqu es ) que atacaron c iudades. p ueblo ~
estancias y las incur· iones de los piratas, qttt> se presentaron en par·t:icular en las ~as
costeras." Sin embargo. el fen ómen o del cimarrouismo mmca fue tan generalizado
como en la pro\ inc:ia de Cartagena, posiblemente por· el temor de los esclavos hui o,
a los ataques de los ind ios.í8 Sin embargo. hubo escl:n·os sublevados que amp n¡¡z~<m
con fugarse a dond e los "\ ndios Bravos.. , como lo hicieron en 1.768 los del hato el
Rompedero, ubicado entre el río Ñlagdalena y el pueb lo de Ciénaga. 711
En buena parte, como consecuencia de la convulsionada situaei6n que vtvla
provincia, desde el siglo XVI sus vecinos Jogramn impedir la gestión el e los visitadó
la Rosa. Flore.<W; .'\ nt onio Julián. La Perla; .\nr onio de .\an·áez y LlllOI'I'f'. - rr·O\·incia de Sanu
.\lat·tar : José i\1. Dl>- ~l i \'1' (comp.), Poblamientos: Emeslo Restrepo Timdo. fhvtoria; \\ 'ndsw rt~
Clarke Douglas. - Pallems of ludian vVarfnr.- in the ProYi nce of Santa ~[arta ~ . Ph. D. Th ¡,_
History. Univcrs il.y of\\ ris('onsin, 19'74: Carlos i\ lbP. I'IO Cribe. "Un m ~ r<:o t e61•ico~, - Chi!llila ~, !....1
l•:mogl'afía'' )' "La Rebelión Chimila"; 1\farian•H' C:ard ale de Schrirnpff, ~T,;dmiqu es'', T. I~f'
122- 5; !\-Jaría Dolores Co nzá lez Luna. "La Políticn" y Trinidad :'>firanda Vá1:quez, La Coberna ·r:
;; El perm¡u1cnte estado dt> gut>JTa con la~ conun1idndes nativas. las confJ"()lltnciones cori lOS'
escla,•os lmidos y lo ,·clatiY<> a los ataques de los pi•·aJa.s en la provincia dt> Snn r.~ .\ lar'ta ha S'lrio
documentado por crn<:sto Rt!su·epo Tirado. Historia. \'~..ase también C<'rardo Reichel Dohna ñ.
Datos Histórico Culturales. pp. 'l -41: 1iinidad 'fi,-anda \ ázquez. La &Jbrrnrlrión, c11p. 11 : la lnfonn:..
ción sobre la jorn;~da tJ,. Tairona de 1:571 ~- las R(·J:\ciones del siglo \ '1 de Sallla ;\Jru·ta. '~t.llt"duga.r:
Trunalameque y Terwrife t>n Hermes ToYa•· Piuz<ín .comp.. Relaciones. T. JI. pp. 226-9. 125-1 "·
246, 252. 288 90, 313. 327 .' '{l!H- 52.
;s DolCP) Romero J::u·amillo. "CimarronnjP .l Palen q ues en la provincia de Snnta i\'[a,· a~.
ReiJÍSta Huellas, ~o. 42. 13<trranquilla. Uniwrsid;td dc• l No1·te. diciembre de 1994. pp. 33 42. p. -i.
indica que a diferencia de lo que sucedió e11 Cartllg<" na 1'1 cimarronaje II(J dio luglll' n numero .-.,.
palenques y qu e la hu id <• d~: ..selavos tuvo u11 ('n r:ícter más individual y <5sro~ , en general ,...,.
di¡··igie_ron fun dnmelltallll_e nte a asentrunient.os nrb;uws o rnral:s ya e~tablc<:idos. Véase _tamhi2n.
del m1smo auto•-. F.sdavttud en la Prowncza de St11110 Marta 1191 ··18.>1. S<.nta Mal'l.n, Fondol l<é
Publicaciones de Auto•·cs ·\J;¡gdalenienses e ln;.t·ihJio de Cultu ra y Turismo del Magdalena.
19/í, pp. 169 188. Sob,·e organización de l pal<· ..qu<" r¡ue se estableció a p1·in c:ipios del si~J,.
XV III sobre las cabet·eras del l'Ío Palomino. en la \'e•·r il'nte norte de la Sierra Ne\arln de Sant.l
'la11a. ,·éase A.G.L Se,;lla . SnnM Fe. :304 .' 518. Respecto t>l poblado de San Lorcn:>.o, confot·mad~·
po•· negros fugirh·os. que fue o•-ganizMio pot• fray Sil\('~1 ..,. dt> la Bata h acia 1741 ,·f:tM' José l.
De-lllil'l' comp. . Poblamiellfos . T. T. p. 61. Con relación a los palenques en· esa pro' incia er.
dife¡·enLes pe•·íodos véase Ernesto Restrepo Tirado. Hútoria. pp. 154. 163, 230, 2()0. 2()5. 2 -:.
270. 306. 3 llí \ '115.
;,¡ A.C.:\. •.'Rogorá). .\ egros y Esclavos ,lfngt!nlena. 3. IT. 923v. y 912v. Yéase también AntiiQJl.'
Palenques en Colnmb ia: siglo XYL W , Ht:~roria :r E spacio. Re<>istn de Estud!CR
l\f<:Fa d~nl', '·C.iu1nt·•·ones y
Históricos RfgJi)Jtnlt>s No. 14. Cali, Depart.<mlcnLo de Historia de la lin(ve·rsidacl del Valle. jLUÜO, 1 L
PP· 5:3- jl\, pp. 6'{-'Í.
F:n la provincia d(' Cartagena , exceptuando igualmente el área •·ibereila del río
llagda lena, aunque en e l s iglo \.\1 tambi é n se presentarou confrontaciones con los
indíge nas, y más aún con esclavos que se refugim·on en palenques y con pi•ala:;.81; la
ml'omiendn operó con mayor regularidad. Sin t>rnhargo, allí tampoco se crearon institu·
cion!"S controladas por la Corona que mediaran las relaciones cn t r·e los encomender·os,
1-:b cabildos y las comunidades. Los mayor·domos y calpixques, mencionados e11 la visita
deo \1elcho r· Pérez de Arteaga (1560),8' no tu,~ero n ese carácter. E n 1572 huho un intento
por legitimar su geslión, reglamentar sus fw1ciones y dotarlos de vara de justicia con el
fin rle qut> protegieran a los indígenas. prendienu1 a los delincuentes y capturaran a los
qut> lruyeran de las floll:rs y armadas. 88 Estn iniciatiYa, que les huhi ~>ra dado el carácter
"'' Al pareeer ht única '~sita llevada a <;abo por un oidor a la provinc·ia d(~ Santa Marta en el
siglo XVI, fue la de D iego de! ·arwíez "" t5í2 y no se han encon rr·ndn los documentos relativos
a la misma {l\l!lría Dolores Gonzálf'z L lnHJ. /1Psguardos, pp. 43 y 59).
~ 1 José \1. De- i\l ica· (r-omp.). Pob!amienlos, T. T. p. 63.
"2 A.G.l. (Se' illa\. San/a Fe . 5W .
.... !bid.
8 i lbid ~: .-\.G.l. .Se,illa. Santa F.. , 521. Fra~· .A11tonio ~lonr'O~ .' ~l l'n~ses fue obispo de Santa
.\tarta desde 1í 16 y aWHfUe en 1í35 S\' n·tiró a la ciudad df' C!IJ'1agena , contumó intediriendo
con los asuntos del obispado hasta 1í38 !José ~icolás de la Rosa. Florc·.tlrl, p. 348 y :\.G.L (SP, illa),
Sa111a Fe. 522 y 523).
s' A.G.N. (Bogotá). Hú1oria F:desiáslica, !5, (f. 255r·. y 260v.
86 ~ l aa·Í;1 del Carmen BorTt>.go Plá. Ca1'1agena. pp. 261- 262, 272 y 42!) 435 )' Marfa del Ca rmen
Gómez Pérez, Pedro de Heretlírl, pp. 254 25\:l.
87 ~laría del Carmen Bor·rego Ph\. Cartagenn. pp. 14? y 18í. Los calpixqnes y mayoa·domos no
e•·an indígellas: algunos eran !'s(·l:wos dt'l encomendero y aMuabnn <'omo capataces di' los indios.
:s« l bid .. p. 200. Tal n·forma les hubit>rn ronfcrido atribuciones judiciales sobr.;- pobtadOCl">
no indígena,;. en ciet1a fomta similares a l:1s d<>l corn~gido1' de nat:urak" dt> los :\ ndes <·entrJ,.,._
ljlj !bid .. 1'· 203.
00 !bid., pp. 229 233 ) i\laría Dolores Gonzálel Luua, Resguardo.<. pp. 159 188. La ¡·efo na
t•eglament<í las celacione~ en u·e las conJtlltid:ldes. los e ncomenderos y los rnayordo11ws.
"' A.G.i'i. (Bogo tá), Visitas Bu!t'vat·. 1, ff. !o5r. 11 4\Jv. Las o nlenanzas fu e ro u tr·ansc·,·itas po r Ñ ana
Dolo res Gonzá lez Lu na, Resguardos, pp. 1G2 :1.
m ~ l aría del Carm en Ro r·rego Plá. Crlrtagena. p. 230: }la ría Dolor·c·.~ t.·onzález Lun:.•, Resguar/Jr;..c.
pp. 159- 188: ,\ .GS. (Hogoi;Í). 1'isilasBolí"ar, 1, f. 47v. La.Rr>copi/ación •lilwo VI. útulo ITT, 1<>.1' XX ll
establecía qu<> los calpi'<t¡ues o mayordo1110S de los encomendero,;. autes de Pl11t'ill' a ''~
pueblos. se deberían present;u· ante el goh<'mador o ant~> la AudieJJcia para que les diera b
cotTCS[JOndiente licenci;t.
~·s Robetto Ardzo la. Palenque: .\laría del Cnrmen Bon·ego Plá. Pall'lu¡un y "C:H1:tg<'n. rk
lud ias en 163'r; O dando Fals Borda, HiswriCI. T. l. pp. 52A- 72A.: Gabrir·l 'lfa rtí:nez Reyes (t'<>m¡;-
rart(ls de los Obispos de Canagena de Indias /)umn.te el Período Húpdnico 1534-1820, J\·fcd~ lta.
A<•ademia Colombiana de ll isto t•ia Ecl esi:í~Li('a, 1986, pp. 189- '393: Jotié M. De· :\:Liel' {co' lp..-
Poblamiemos. T. 1, p. 61 ." -\.C. l. (Sevilla). Sal/la PI•, 1075.
9 ' H.obcrto Arrázola. Palenque y .\laría del C1rmen Bon·ego Plá. Palenques.
Uüas y terrenos ribereños, como contra los que tTansit.aban p o r· el río, protagonizados
por la p()blación nativa de la provincia de Santa ~larta y por esclavos cimatTon e~ de la
pl"''irtcia de Cartagena. 100 Es decir que allí. en la Depresión \lo mposina, eorUluían los
,.-ot •lc'nHtS JeriYados del deficiente cout.rol político en esas dos pro\ incias.
En PI siglo .:\\11ll t>stos ataques fuer·on conlinuados por los "'ind ios bravos ~ de
.. provi ncia de San ta ~ far'la y. e n m eno r me d ida, por pa lenq ueros asentados en 1 :~
pu,;ncia de Cartagena. q ne robaban a los tr·:m seúntes. 101 A pesar de los pelig ro:; no
_. mten 11 mpió la circu lació n por el río, ni se libero a la población nativa, p t·im e r·o,
lrrwgo a la esdaYa y después a la libre. de las tareas de la boga. En el siglo AVI buena
parte de la activi.dad desarrollad¡¡ po r· los visitadores real<>s ~ n el área se dirigió a
~lamc- nlar· esta actiúdad. que fue Yista como la principal causanlt> de la desaparición
. . la población indígena. 102 Uno de los aspectos más importantes de esta ¡·eglarnen·
laciou. para efectos del tema aquí tra tado, fue que su apliC"ación y vigilancia 11 0 ;;e
&gnó a un funcionario C" IICar·gado de la adminis tr·ació n de los i nclios. 103
Es decir, q ue e n e l á r ea r·ibereiia uel r ío Magd a le na n o s e estab lecie ro n
ilrrtititucionf's que mediaran las rehteiones enlTe las com unidadt"s y sus encomende ros,
c:wJ~Do sucedió en los Andes ct>ntrales con el corregidor. Las justicias locales y con ~ll:~s
lat5 '--a bildos y los tenie ntes de gobernadot' asumier·on la administración de la población
ftJ :.:eneral ~- entre ellos. la (le los indios. Luego lo harían con los escla,·os )'
r--ter·iomwn te C'On los libres. Los cabildos, en especial el de \ Jompox, desarrolla r·on
«Sta!:> actividades con g r·an independe nc ia de Jos funcio narios de l:1 Co1·ona, a los q ue,
parias a s u poder, p ud ie r·on res istit· en fo rma r e lativarn eule eficiente. En l 560, po t·
«jt-mplo. PI Leniente de gobem ador de Mompox expidió unas o rdenanzas que buscaron
imita r los excesos de la boga. Como res¡.>Uesta a sus med idas los encom enderos se
amotina ron . lo golpearo n. mmpie1·on su Yara de justicia, lo encarcelaron ~' lo
4rsposeyemn de sus bien es.' 0" En 1711 e l gobernador de la provincia enYiÓ a un
comis ion ado para real izar una visita en e l área de :Mornpox. El cabil do de la villa
'"' .-\.n tonio Ybot Lecí11. l.a Arteria Hist6rica, pp. 25- 6.
100 lbid .. p. 36 .' ,\ (aría cld Carmen Borrego Pl:i, Carltlgena. p. 282.
101 Antonio .lulián. /,a Perla, p. 193: .\lauuc·l Rric·c r'ío Jáuregui. Los Jesuitas. pp. '12-'{: A.C.!\.
Bogotá. Visitas Bolívar. 6. f. 69Ch·.: José .\l. D~" \lic·1· 'comp.\. Poblamientos. T. l. pp. "12. 189.295 r
'316 y Geranio Reichcl Oolmatoff ~comp . • Diario. p. 105.
102 Los seJ1alamientos al J'especto so11 lllllnrJ·osos, véanse, por ejemplo. los dortll11c~ nt os que
transcribe Amonio Ybot León, La Arteria Histórica. pp. 2:31- 319: las obs1'rv.1rio nes del JJI'(tSidente
Vene ro de Le iva en Juan F riede (com p.), Fuentes Documemafes, T. V, p. 184; 1~ Descri p(·ión de
Tenerife de 1580, e n H.e r·mes 1·ovar Pinz<Ín (('omp.}. Relaciones, T. 11 , p. 3 1(). En la cornis ión general
de la \lSita d e Villaboll!l se afirmaba que por· <~ 1 t r·nh;~o de la boga del río gt-andc· de In Magdalena
se habían arabado _,. C'Onsumido murbw; ind ios, w•ro que en ese momenro no se podía C\'Ü.ar ;a
que era indispensable para el comercio entr·r esas provincias •·con las di' avajo- :'\.G.X (Bogotá..
1isitas Bolívar. l. [ 3r. .
" 11 Por ejl'rnplo. en las ordenam.a,; sohre la boga del teniente de gob!'r·nado1· ele :\(ompox y en
las del oidor Pére1. de :\rteaga, runbas M 1560. se e ncargaba a las justicias en general: en las de la
.~ud i enci a de Santafé d e 1576 tanto a l a~ jus ticias en general, como :r lns vi~i tadores de canoas. al
alc':r l d~ y juez de cru1oas .V al €'Scr·i ban o: en las de 1598 d el enviado de: la Audiencia ele Snn111í<:
~liu·tín Ci!rnacho, a] juez de canoas y a un funcionario q ue se nom])l'arÍit p~u·a visitar las em har'C<l·
cione,; y w•rifi car el cumplimiemo de las o rdenanza.-; (Antonio Ybo r LC"6n. Lrl Arteria fliSLórim, pp.
24 t. 248- 9. 246-67. 308 .~ 319\.
"'' lhid .. pp. 59 64.
,,
protagonizó entonces un levantamiento y logró oponerse a las disposiciones del ·~
hernador, a pesar del apoyo que éste recibía del presidente de la Audiencia. 10';
Pero el poder y la independencia del cabildo de Mompox, que ejerció su inl1ue ·
i'
adrnini~trativa en extensas áreas _d_e las provincias el~ ,Cartagena y ~ru!ta Ylarta, no !
expreso en un mayor control político sobre la po.blac10n. Las descnpc10nes del ob .· f
samario, correspondientes a principios de siglo, al igual que las hechas posterio.rm~·
por jueces pobladores 106 - nombrados por func~ionarios de la Corona y no por los cabil , :
permiten apreciar que en la Depresión confluían las problemáticas de una y otra .
vincia, articulando ambos procesos. Como ya se ha visto, los llamados "indios bravo
Cb.imilas atacaban el área ribereña del río Magdalena. Buena parte de la pobl~ a ~. ó
"libre de todos los colores" asentada en el bajo río Magdalena, a una y otra band· d.
río, .cor"?pmtía el modo de. vida de los arrochelados ~e la provincia Cartagena. 107; ~~ ?e
un fenom.eno que se aprec1a.ba a lodo lo lar·go de las nberas, hasta arnba ele Tamalam · ·
y tam.bién en los alrededores de la ciénaga de Zapatosa.
Es decir, que si bien en la organización administrativa de las provincias carib~
se dieron importantes variaciones, sin que las diferencias que se a1wecian coú1c . a
sus los límites jurisdiccionales, se observan elementos en común. Entre estos úl' \(
cabe resaltar el que no se desarrollaron mecanismos administrativos que establE_¡i'
ran un m ando unificado de los territorios jurisdiccionales y m ediaran .las relaci(¡n•
entre los cabildos y las comtmidades indígenas, primero, y .luego la población es~al
y libre. E.n Santa i\ilarta, la misma dificultad para someter a la población nativa, · u
difícil fijar pautas administrativas. En la pt·ovincía ele Cartagena, donde la situ i.:i
resultaba menos explosiva y se facilitaba la introducción de mecanismos admi tr.
tivos reguladores, se establecieron mayordomos, que no adquirieron el caráctd <:!
funcionarios del Estado. En las riberas del río Magdalena, el carácter vital de -: $1
Como parte ele este esfuerzo, durante la adrninistt·ación del YÍrrcy Eslava (l?lí0-
1 ~49) - con la re inst.auració n d el virre inato, en el contexto de la guetTa con 13 Gran
Bretaña-, se establecieron \'arios corregimientos de indios en las llanuras del Caribe. 111
' in e mbargo, una década antes de la posesión del vin·ey, e l func ionamiento de estos
~'o rregimí entos en Jos AndC's centrales ya se había transformado radicalmente y, c-orno
:;e ' erá a continuación, el tipo de corregimiento que se instauró en las ll;:~nura s de.l
Ca.·ibe presenlÓ más semejanzas con e l nuevo tipo de corregimiento que se bahía
e,;tablecido en los Andes centrales, que con el que había operado tradiciomdmente.
En e fecto. has ta m ás o menos 1730 una de las actividades cPntrales d e los
C'Orregidores de natul'ales en los Andes centrales había s ido la <.l e dirigir y coonlinar
las actividades de la mita y el concie rto que los indíge nas es taban obligados a desarro·
llar. Periódicamente el corregidor dehia organiz<u· el e nvío de 11n grupo de indíge nas
mitayos a las minas ele Mariquita o a la c- iudad para el t rnbajo en obras que allí se
requirier:m. así como los concie rtos entre los indígenas y los hace ndados de los
alredeclores. 112 Al supr·imirse el concierto o bligatorio hacia 1720 y la mita minera en
Ca11agena, en li 14 en A.C.I. ,Sevilla\. Santa Fe. 488 o(') que presentó el obispo de S anta Marl.a
sobre la t't:ducciótJ dP.I pal1mque situado ('11 el río Don Diego en 1710 (A.G.J. (S eYilla). Santa h ,
518). Sobre la forma <'OJUO se enfrentó PI problema de los csclaYos huidos y(-ast> Robl't'lo
Arr:ízola. Pnfenqur y .\.laría del Carmen Borrego Plá, PaLenque.~.
''' A. G.N. (Bogotá), Empfrados Públiros BolíwLr ,?. f. 304r.: José i\f. De- 1\l'ier (comp.;.Poblamieutos.
T. l. pp. 86 88; Germán Colmenan•s comp., , Rclaciom:s e informes, T. l. p. 98 y .\laría Dolo res
Gon1..ález Luna, "La Po lítica di' Pobl11eióu-, p. 88 y Resguardos Coloniales, pp. 84 5. Sobre el
pa•·tic ular resuha llamativo el q ue Pste \'irre.r creara también un corregimiento ~ \ !Uez., donde
tan tpoco se crea ron con·egi mi entos de indios en el siglo X VI (véase f.o t•elativo a la cr~'l.cíón del
cort'<'gimi<'nto de V élt:z en Germán CoLme uares (comp.), Relariones e l nforml's. T. I. p. 74).
1729 , 1'1 corregidor S~' vio re legado de su coor·dinación, salvo en los casos de los in ·.J
que vo luntariam ente quisie r·an concertarse. 113 Con e llo lo q ue q uedó a su cargo f'ri ·
recolección d el trib uto indígena, la adm inistración de justicia entre Jos pobladores ~
cor·r·egimi ento, 1~ ~uye¡·vigilancia de la, l~bor de !o.s curas y el ctue la !?oblación ''ivi'e1
en -or·den .' polrc1a . 11 i Fuer·on estas ulnruas acondades las que aswmer·on los nu •~
cor·re gido res creados eu la llanuras del Caribe. Sobre el particuhu· el informe sobre ~
gestió n dP Eslava sucin tamente precisó que había establecido corregidores dP i.ndi.
en las j urisdicciones de \ é lez y d e la villa de San Gil , pa r·a ~ q ue los ate n dies~ e~
justieia, corrigiese sus excesos y las d istracciones de la Doctrina" y, más adelan te, in , i
qu e de ntJ'o de las med idas tomadas para e l a umen to de la Real Hacien da había erim
·'Concgirnieutos para la cobnuua de trihutos".' 15
Pe r·o la aparent·f' similitud entre las funciones de los nue\'os corregimiento
las lla11ur·ns del Caribe y las que ya alrededor de 1740 cumpl.ían los estahlecidos ha•
más de un siglo en Sanlaf'é y Tunja. se \'eía afectada por las realidades loca les. EJl ·
provincia de Santa Mar·ta, con algunos pueblos ubicados a uno y otro lado de las rüJ
del r ío :V~ag~ a lena - corno .•·esu l ta:~o de la arn!:i?i i~dacl)_urisd ieeional ya m enc io nada(.
nguroso mvterno y la confronLacwn con Jos Chtrmla d1hcult:mdo el abasto de la plaza •
C::trtagena en el contexto de la guerra con lnglaterr-a,116 los nuevos corregidores t
otras prior·idades. En 171í4 e l r·ecientemente e r·igido corregidor· de naturales de Teneri
SI' ocupaba de actuar "contl'a los indios pintados. mestizos ~ mulatos que con muer(P,..
robos hosti lizan la provinc ia de Santa Marta ". 11 i Otro tanto hacía Francisco del Cro:n
el mtevo corregidor de Va llecl upar, sólo que e n su caso éste no era su único car go, ir
q ue se unía al de " teniente de gobernador, j ust icia mayor, juez de comisos y cobr·ar
de r~nt~lS reales'· de las <.'Í udad~s de V~Hedupar y la de P.r.:~e b lo l 1 ~evo.' 18 En la Vf1,C
provrncta. cuyos pueblos aledanos al no Magdalena tamb1cn se vemn afectados por
'·problema Chimila". se consideraba como una de las prioridades en términos del
blecimiento de los corrcgirnieulos e l -tener suje tos-- a los indios y <>\Ítar sus -sa lida. -
ataques . 119 Se obser'Va aquí que las características de un área irnl)l'imían un sello parti u.l
en d funcionamiento de ins tituciones que, fo rmal o legalment e', eran semejantes. :
Pe r·n las actividades desarrolladas por los Corl'egidores e n la r egión Caf'ib ~
sólo diferían de las de su s colegas de Sa n La!'é y Tunja en aque ll os as pec tos qu eo k
funcion arios deseaban n'saltar en sus infom1es a la Corona, s ino también e n ac ti\'idad
m en os lícit.as. En l757 el cor·r·egidor de Tolú. Pf'dro de Alica. er·a acLtsado por los caciqu
de los pueblos de Sru1 'licolás de Bai'Í. San ebastián de rabá ~ Cereté de hacer!
trabajnr para él ;· pagal'les su trabajo ··en géne ros''. principalm e nte en ropa, al pre<"
q ue le par eeíaY0 Se tra taba tle una práctica qtre comúnnwntr llevaban a cab~ ¡,
COI'r·cgidores del Perú y algttii OS en Méx.ieo, junto con el r e parlo forzoso de mereru\Gi
rrz Marta Herrera Angel. "El Co rregidor-. p. li y Poder Local, pp. IS)- 55: María Ana.-,
F:ugt"r1io Martínez, Tributo .r 7/'(lbajo y Juli;í.n Ruiz Hiwt·a. Encomienda y .lfita . pp. 3 1.1 149.
•u \l:u·ta Herrera -\ngt>l. Poder Local. pp. 154 155 y ~ El Cort•egidor·-.
111 l\larta Herrem Aug~l. Poder Local. C':lJ)Ítulo !11.
115
Germán Colmcn¡u·es (comp.), Relaciones e info rmes, T. I. pp. 74 ;· 98.
11 " lbid ., pp. 42, 46- 7 y 66 ,Y José M. D<:- Mier (comp.), Poblru11ielllos, T. I, pp. 36 42.
2
i\larta He rre m An geL "El Corregido r·~ y Podf.r l-ocal. p. J6i.
' '
1 2
~ A.G.l. (S evill a), Sant(l Ff' , 488. Au n qu e f'S La p rát·tica e s e n e ier1.o Sf' nti do <•s im ilnbl e a l
repar to d e me rcancías. que llevaban a cabo los corrf'gidon:s d e l Pc n "r y e n mt•rrtll" 111cd id a los df'
\lé.\Jt' O, en ]a región C~r·i he rtO tUYO la impo r·t:Hl<' ia , n i e l papel ar" li c uJiodor que j ugÓ en Jos
'irr·einaLos .mencionados. Sob re el re parto ele mt>rc:wcías en Perú y l\ lhieo, Yéase: Jorge .Jwm y
· anlal·ilia y :\.ntonio d.- Ulloa, .Yoricias SecrP!tls de . lmérim. )826 . 2 \ 'ols.. Bogotá. Banco Pop rolar·.
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121 Fr'llncis<"o .-\J1tonio Il lor-eno y Escandón. ludios .r .1/esn"::.cs. pp. 44-~:'í .
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Fuentes: A.G. L (Sevilla), San la Fe, 552 y 10% y José i\.ntonio !11ol"eno y Escandón, Indios)· ;1/esti~-<JS. pp.
!\'ota: Se tomaron como base los listados de pobl;_¡cion es d e L758 -1764; véansc no mbres de
asemtmlienlos <'ll el \ lapa No. 10.
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Cga. Gra~ ,
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' 2 ' En el infor-me de lJ/0 no se propor·cionó el nombre el<- los pueblos tJIIf' inregrabat ~
co rTf'gimient.o, sino sólo s u ntímero. De orr·a prute tampoco se indi cr'> el núnrer·o de puebl
qu(• contabn d co rre&'Üni f'n lo de Tolú. en la provinc:i:l de Cartagc' n::t (lbid., pp. lj~ 44). . :,
otr·os 9 corr<'gimientos habí:. un total clf' ~3 pueblos: 12 en lo,; Ir-es co n<'gim ien tos e
pr·o,incia de Santa _\[arta ) 21 pueblos l'n ~Pis corregimientos d<' la pro,incia di' Cru1agej . -
S<' asume qttf' "'' d séptimo c-orregimiento de esw ríl ri.ma proYirrr'ia. el de Toltí. había c~a
pue blos - q ue t".> ~>1 promedio de pueblos que ten.í~ n los otros co r·r~gi.mientos-. SI' tendt:i"
total ele 24 pueblos en los s i<•t<' conegimie nt os de la pmvincia de Cír rl agena y d n :\() puebig5
los 10 corregimi <'nt os de las dos provinci:.s. Debe ru1ola r~~e. sin emb:u·go. que e n PI Listadó
curatos presentado por el obi~1>o de la pro,; neia de Car·tag..ua en 1i G'I se registmr·ou sól~
pueblos en el corn'gi.miento dP Tolú (A.C. !. SP~illa. Sa111a Fe. 103/í' . r' ifra es ta últ ima 1c.
acog•'r-se, ru·roj::tría tul total de 14 p ueblo;; en los cot-r<'gi n,i entos de lns dos provi nc·ias.
m :\.C.f. (Sevilla), Sanra h. 1034.
l:)(; El ejem plo ru:ís claro e11 •·stl' sentido es el del corrcgimil'nto del Retiro. Oh:;C:rvese «¡,n
\ lap:r ~o. 16 qu<' ('11 rnedio de los dos pueblos de indios d .. este con"<'girniento hay dos s ·
En olt'OS casos. como por eje mpl o f'll Tenerifc. en medio <le los pueblos Pstaba la villa.
r:r. .José )f. D<' \li ..r- (comp.), Poblamientos. T. l. pp. 66 7 1.
por ej e m plo, d e las gesli ones relativas a los test.amenlos, las causas mortuorias, lo s
irutrumen los púhlicos ele es('r·itmas d e obligaciones y de más, así c:orno d e las manif(::s·
taciones de los ganados para r l abasto del Yecindario. 'lfi l<'s funcio nes. argumeJltaha e l
abildo. correspondían al alcalde or·clinario y a los regidores d e la ,.¡lJa.m El esc:í 11tlalo
ron el qu<' se desll rrolló el conflicto llevó a l::t Audienc ia a rnullu tanto ;¡ J a lcalde de
T()lú. cor)l o al corTegidor-, per o el (~tll o final d el tribunal dio la razón al C:-1hi ldo. 111
La decisión <.le la .-\udiencia en el caso del partido del Si rní significaba que lns
funciones asignad::ts a los eorregimi e ntos rec.;ientemc nt e instaurados e r1 las Uanuras
del Caribe variaban respeclo a las q u.e ejercía n desdl' hacía más d e un sig lo los e xis-
tentes en los A.ncles <'entrales. en tUl aspecto aparentemente iutrascendelllf'. pero qu<'. .
ladas las circuns ta ncias, resultaba de la m a; or importa ncia. En S<mtafé los corregido-
~ de indios, a pesar de lt1 disminución de la població n indígen::t de su ju r-isdicción y
df' que en el siglo \VIII per·dieron algtrnas di' sus fun ciones -como por ejemplo la df'
><iministrar mitayos . no Yieron disminuido su poder. Eu bue na rned ida esto se e.xplica
r>()r la presencia y aumenl o ele la población vecina d e los corTegimientos q11e, dado el
manejo de éste corno una l!Jtidad lenitorial contimw .v la funf·i ó n de eje r·cer justic·ia
...Jbre indios y no indios gue terúa e l funcionario. qu{"dó bajo s11 ca:rgo.r~~ En la región
...a.r·ibe. la decisión de la Attdinteia t'<'Specto a l o:-orregimicnto del S in ú, priY:~ba aJ co·
rrt'gidor d<" tales funciones, con lo c ual los caJ, ildos de las villas y ciudades mante nÍRn
,.¡ control d e la w ayor par·te del terTi torio y de la poh laC'i6n.
Lo anterio1· explica. en parte. el que la pr·esencia cfpJ funcionario no res ulte tan
marcada pn las ll:~n u ras d e l Caribe, <'O m o en Santafe y 1hnja, y que no intervenga en
~t i\· i dad cs que. cnnsiderandn la trayectoria d e sus co legas anlÜnos, se espe1·at"Ía que
'bum iera. Por ejemplo. cuando en l766 se adelantó wr proceso contra 'arios indi os y
testizos de pueblos y si tios ubicados en los alredPdor·es de .\l o mpo:-., ncnsados de
participar en los <~ l aq ues pe rpetrados por los ··i ndios h r·avos" en 1 ::~ provin cia de San1a
I:!S \ éas.-, por ejemplo. -\..G..\. Bogotá . Empleados Públiro.f Bolívar. 3. ff. o97t·. a i!.ll:h.: Empleados
P1íblicos Bolivor. 24. ff. :nsr. a 54h: Empleados PIÍUicos Bolfc·ar. 29. ff. 485•·· <1 487Y. :v 5-~ ¡ ,.. a 542Y. ,\
C(/bildos. 5. IT. Ir. a 82r.
•:.:> Pa1·tido: ··Se llama tambien t• l clistrúo ó lf'lT.i tório. que está <'011l prehendido de a lgun:t
jtll·iscliccion ó aclministracion d.- una Ciudad principal. que si" llama s11 c~beza.~ Diccionario de
Au1nridades. Yol. lll. T.\; p. 141).
l'lO .-\..G.0. (Bogot:l). Empleados Públicos Bol/var, 1 ff. 741 r. y 75:3r.
•<:? Rn·opi/ru·iú11. lib•·o \ . título Jl. ley L Las (·apilanía;, á gueera no se m encionan ui t'll el ú
:\:\] del liltro \1111 e~> l:llj, o a Jos capitanes. 11 i t•n t:'l ín di r~> gE>n~>ral de la Recopilru·iófl .T. 11 l. pp. -
9. La refl'l·f•rw ia st• o lttm o a tJ•a,·és del Dicdmwrio dt· . lutoridades. Vo l. l. T. JI , p. llí8. Soll!'e
akaldí:1s pcd:ÍtH•;rs no St' I"Jlconu·ó referencia ;¡l¡,:uu a ell b1s mencionadas leyes. Los IÍiulos HL
TJIJ .' , . del liJ,·o \ ; t'l' b li\os a los difere ntes alc·aldr•s. no b s menrionan. ni <~parC('C l'efc t·cn ci: .1.
~· ll a;; en < ' 1 índ i•·•· g¡•net•al. T. 111, pp. 3 6.
113 .-\.\..\'. (Bo¡.:o~<í). Caciques e lildios. 45. f. tí.i r.
111 Gc•·no{J n Colmt> n:Jn's (romp.). Relacione.,· e lt!fiJ/'IIII'S, T. 1', p. I!J2.
''' \. G. T. Sel"illa . Santa Fe. 385: el conct>pto rue pre~ent;~do pnr Jo1·ge Yitlalouga. quien
había sido Yirre) enLJ'e ti' 19 y 1723. durant e la J)l'imt'r-a instaur·ación del 'i1Teinato.
6
" Germán Colmt>ll31't'S comp. . Relaciofi('S i' ¡,!formes. T. l. p. 192.
,¡; !bid.. p. 162.
l iS Francisco :\11LOIIÍ<> "\lol'('JlO ' Escandón , Indios r 1/rsti:..os, pp. 42- 3 ." '\.C.N. (J3ogorá},
Emplf'ados Públicos Omdinomarca. 1: Jl 226r. ~ :.U h. .
1 9
~ Antonio Joseplr c;;,rcía. Kalendario. pp. ~J(i- 108.
1.:.o Diccionario de . lutorid(ldes . Vol. l. T. Jl. 1'· l lí8.
ni Ibid., f. 900v.
IJJ Ibid., ff. 900v. y 902r.
LV. ibid., f. 902v.
tú Es probable que la ac umulación de var-ios cargos que frecuentemente se observa elli f"'
Caribe. estmiera asociada con la poca importancia relativa de cada l lllO de ellos. Esto ~e ded!.ke-
de Jo an.ot.ado por Moreno y Esc:mdón t'especto a las alcaldías mayores de. la Andiencial lt-
Santafé, en el sentido de que por ser rnuy tenues y no con1ar eon sueldo tijo estaban agrega::,¡;
a los capitanes á guerra, tenientes de oficiales rea les y adminis tradores de la real hacie a
(Francisco :\.ntonio ~foreno y Escandón, Indios .r Mestizo.~, p. 43).
ns :\ntonio Joseph García. Kalendario, pp. 96-lüi y 234-252.
IY.J Allan J. Kuethe. Rejórma ¡lfilitar . Sobre la documcnlaei<Sn relativa a los capitanes á gu >r::1
véase, por ejemplo, el índice del fondo Empleados Públicos Bolívar, d el A.G.: -. (Bogotá). '
too \ 'éanse los índices de los fondos iltfilicias y Marina y Empleados Públicos del i\ .G.N. (Bogo
' 6 t :\.GS. (Bogotá), Empleados Públicos Bolívar, 4. f. 892v.
t<l2 !bid., ff. 895r. a 896v.
a r~etllceptwi&agu.etra dc!.OC¿
\l~ 'fhtno**Pf'OX.modos).
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f ut>nt<·s: -\.G. I. Se' ifla . Santo Fe. 552) 1034: .llapas .r f>lnnos Panamá. :no.' A.(;._\¡, Bogot.-i), F:mpleados
Públicos C'undinamarm_ 1, ff. 228r: a 22\k .' .lfapO!('I'( I 2, 1284.
'ota: Sobrf'. l¡ts jurisdicciones de l a~ otras cnp i llli1 Í~~. no ~e ha encontJ·ado infol'lll:lC'ión sir nilar a la de la
•·apitnnía á gt reiT:l d<' Lobn
'"' Ibid
1;1 Véase, por c•jrmplo. :\.C.L (Sevilla¡. Srmw Fe. 1011\: A.C ..\. (Bogot¡\). Poblntiones 1'nrias, . Ir
lr. a 3v.:Empierulos PtÍMiros Bolívar, 4, ff. 89il'. ~ ~JO h.:.\'egros.r Esda()os Jfagda[r,,r,, '{, f'l: 9 tOr.. 9íl ~
y V. y 922r. n 92fir.; Lutce Cr·abn. The Politita!: .losé \l. rk M.ier.· (comp.), Poblnmil?ntos. T. n: lfL
23? 239: C ustaYo Bctt Ll"mus (comp.), "Con1 1'1tbando e ln tt> reses Comerciales'', pp. 52 y ; ~
And10ny 1\JcFarlarH', ~C i m mTones y Palenqnc·,; ~ . ·
r;:; Diccionario r/P rl11torirlades. VoL II, T. I\~ p. 9~. ~
16
; Véase. por· ejemplo, el tipo de documentación que se produjo con n·la c:icSn a \los
1"' .\. C.~. Bogotá . Poblaáonl!s larias. :). fT. tíJ/t·. a 460r.
1 8~ éa;;t- Cllpítulo \ l.
\.
181
A.(;.N. (Bogolá). Juirios Crimin(I/Ps, 184 . fr. 5iv.. 66Y., 69v. y l!.í2r.
' lbid .. ff. 32\. a 31r. \' 18v.
18
,
,·•...
l
j
1\·. LOS PUEBLOS DE l~DIOS DE LOS A~DES
CE.\TRr\.LES Y EL COl'TROL SOCIAL Y POLIT ICO
DE LA POBLACIO N RURAL
IV. 1 t>~ PUEBLOS DE DIDIO) l)L 10 ' A:ODF.S CE:<TR.HfS Y EL <..ONTRUI. SOCIAl Y POUTLCO DE LA PO HI~CION RUI\Al
qU<~
consolidación del poder colonial en los Andes centrales, tema en el que se centra e
capílulo, por lo las dos primet'as partes del m ismo se dedicarán a este proble.:f"
!~
En la prirner.a p~trle
de es.l e se ca.p~tulo el c:~msiclerará d~seií~),
de los poblai~,~ j
de los pueblos de md•os y se d1scnt1ra lo relattvo a su consolidae•on a lo largo l~-:
período colonial. Se busca llamar la atención sobre aquellos elementos del disett•:>
de los pueblos, que a la vez que reflejaban las características del ot'denamiento ~'""
se buscaba imponer (entre los cuales se incluían elementos de corte prehispáni , .
definían espacialmente las jerarquías hásicas del orden coloniaL Igualmente se pla . ea
que la discusión sobre las congregaciones de indios e n pueblos, ce ntrada en si }a;.
normas se cumplieron cabalmente, pierde de vista el papel de "campo de batalla-
que j ugó el espacio y su ordenamiento en términos de .la impos ieiú n de un nt~•·.•
orden, primet·o, y luego del mantenimiento de la dominación. 4
Posteriormente, la segunda pa•'le del capüulo se cent1'a en las medidas rela · a..-
a la administración religiosa de la población que se tomaron eu las primer-as déca a~
del siglo XVll y c¡ue, en el mediano y largo plazo, tuvieron un profundo impado e La
organización espacial y política de la población, que trascendió el plano de lo religi~ ....
1 Estas medidas hieie •·on posible que la población no indígena asentada fuera del ....
blado indígena y de sus resguat·clos formara parte del pueblo de indios, sin por , lo:.
1 contravenir las normas de segregación espacial de .la corona. Pe•·o además, al mirqy as
con algún detenirniento, se observa que, en el m ediano y largo plazo, la medida lle~ ~
subvertir un elemento básico del ordenamiento espaeial colonial, como lo era el dJ b
centralidad, aJ colocar a los indígenas en el {u·ea central del pueblo y, por tanto, 1. fté'
mayo•· preeminencia, mientras que los vecinos quedaron ubicados en la pe r·iferia.~ La
medida también tuvo un profundo impacto en lo relativo a la organización soc~ · ~
política d.e los pueblos, a.l lransfor·rnar el poblado o caserío indígena en un espaei . d<!>
permanente contacto entre la población indígena y no indígena de Jos puebl.o . rlt>
indi.os, que afectó además los c•·iterios ele vecindad y el establecimiento de jurisdicci · ~
administrativas, tanto en el plano de lo religioso, corno de lo civil.
En la tercera parte del capítulo se considetan las relaciones entJ'e los in di ; ~
los vecinos de los pueblos de indios. Básicamente se plantea que sería simpl:>t.a
considera•· que éstas tuv ie ron un carácter uniforme y se enfatizan las disparid ·• f>5.
sociales y jerárquicas existentes al interior de las categorías "indio" y "vecino". Sonrt"
esta base, se llama la atención sobre el surgimiento en el siglo XVHI de los orc;jones•.un
sector de campesinos l'icos, que puede cons.idera•·se como una elite rui'<:J en forma~· t'>n
y se indican las diferencias de o rden social y j erárquico existentes al interior d · as
c?n:uui~ades indígenas. Con base e!1 estos señalamientos ~e plan~ea , a n:• ~ner : de
h tpolesls , que ent•·e los sectores mas pobres y de menor .Jerarqma las düe:ren,.ao-
raciales tendían a ser 1nenos in.lportantes y que adqui1·ían mayor importancia e . la
medida en los individuos ascendían en la esca la socio- econórnica y jerú.rquica.
En l~ cu.ar'l~~ parte del capítulo se analiza l~ ir~1portancia :1ue, para, efectos ·.~ <4
control soc1al, jugo el poblado en los pueblos de ut(ltos, en partJcular el area cen~ L
al haberse erigido en nn espacio fundamental en términos de la socializaeión d . la
población. Se resalta igualmente el control que 1:11vo e l Estado colonial para defi' ir
los tiem pos y los espacios para la socialización y el alcance de esta capacidad,: al
' El papel del espacio en térmi.nos de la dominación y de la t't:s istencia a la misma se dis~ t~
eon base en los plameamientos de Michel Foucault, Discipline rwd Punis!t y rle }lichel d;o
Cel'teau, Tite Pracáce..
:; Respecto a la importancia de la centralidad en el ordenami ento social y HL·bano colo· ¡ai
v~:1se David .J. Rob inson, '' La ciudad colonial" y A.lan DurslOn, «Un régimen urbanístico".
..~
~oermiürle incidic .11 0 s6lo en la estTuctura de t•epresentaciones df'l grupo. sino tam -
r.iPn e n su estructura d e orga nización como conj unto.1;
Por tí lti.mo se con side r-an la pla7.a .r la igl!"sia de los pueblos 1le indios, en tanto
·.¡ut> eseenat·ios en los que se! materializaba el poder. St> :maliza el papel que jugó In
~-lalll en términos el<> la escen ificación dP las ce1·cmonias políticas y de la difusióu de
~ men s<~es que el Estado colonial estaba interesado P ll diYtdg::u· entl'e la población.
~ considPl"a igualm e nte el poder s imbMico qul' adquit·ió este espacio y que lo llevó
~h i é u a constituiJ'S!" e n un escenario privilegiado para exp['esar la inconfocrnidad ,Y
1"{ desacue rdo frent e a la dominación. El templo se estu dia t>n térmi nos ele su c:tpacidad
pru-a lugraJ' que la población incorpora r-a el or dPn jerárquico de la sociedad .. tanto lllc-
é.antr el uso habituaJ de este espacio. qu<' se orga nizaba d e Acuerdo con esos p ~u·áme t r-o,;
.rrárqu icos, com o la mhié n e n el d esar•·ollo d e las acli,·idaeles requerid as para s u
-.antenim ien lo y consen ·ación.' En ambos casos se estudian Aspectos especílieos del
papt>l q ue desemp<>iinm n la ~ plazas e iglesias p ueble•·in as, lo que, conv.ieJie sn brayar·,
iiiD.plicó descal'tar rnurhas ott·as facetas que ofr·cef' ll estos Pspacios .Y que me recen un
~d io más detenido. De igual forma, oLros espacios de los poblados, como las cárce-les.
durhel'Ías. plll perías ) tiendas. por ejernplo. no fueron <.:onsiderados e n este Pst udio y
~rita n un tletallado estudio e n térmi11os del co n1t'ol social y político sobre In població n.
Los tc·mas dPsa r-rollados a lo la rgo del capít ulo se dir·igen a most•·ar q ue el
narniento espacial de los pueblos de indios j ugó w 1 papel fundamen tal rl<'nlro del
..ceso w ediante el l'ual la población intericwizó el ot·dC'n jerárquico de la sociedad
nial. Se u·ata de un probl ema cPntral en r·é t·minos de la dom inación , ya que al
ar a tm nsfor m<Lt" el orde n social. político e idPológico del Estado colonial en algo
l. se asegur·ah a su legitimidad y. con ella. su dotninación.8
.-\. I•:L Pn:RLO DE b-o1os Y sr Co'{SOLIDACi ó . 1 E!\ ws A "lDES CEJ\'THAI.ES
BueJta parte dPI territ01·io que en t>sle n·ahajo se denomina Andes cenn·ales coincidía
el que, a la llegada de los <'Spaiiolf's en 1517, ocupaban los indíge nas suje tos aJ Zipa
al Za({tJ e, sei'tores de BogoLá y de Tunja respeclivamenle!l (véase fll:tpa No. 1'Í). En es la
· • 1 con t•·olada por los \huscas la conquista se consolidó e n form a t<'mprana. A pesar
caos~ la mortalidad ind ígena que se pr·odujo como consecue ncia de la invasión, wr
ro rel!"lt ivarnente alto dP población sobrevivió. 10 Los indígenas rueron repartidos P n
•· Estos problemas se analizar·on uti liz:mdo los plantcami~>ntos fonnulados ah·Ni~>dtH" del
manejo del Liempo y del espnrio por J'ie n·e Bo urd i ~>u , Out/in~ o.fa Tl1eory oj Pmc1ice ) The Logic
oj Pmctict>. S oh •·e rl papel qut> j ugó la p laza como espacio ele ~oci;lli z~l e i ón véas... David .J.
Robinsnn. "F:I s i gn "ific·ado~ y :\l¡¡n Durs ton, "L"n rég-imen urbanístico-.
~ La in('<u·porarión del sistt>ma jedr·qu ico de la sociedad m~>diante el uso co tidiano del
templo se trabajó con base en los sei'lal::unientos de Da'"id J. Rohi nson. ··ta c·iudad colonial- ,1
-EJ sen tido-.
~ Lo r~>l atiYo al pa pel de l m·de11am it>n 1·o espacia l en la incMpo rac ión del o •·dt"n social .r
p<~lítiro como el or·clen natu r·al se desan·olló a par-tir· del aná lisis que hacen sobrE> ~>Sie tema
James Du ncan ~ \aocy Dunrao, .. H~> reading rlP L:uH.IscapP- ~ Pierre Rou rdie u, Owline of a
ThMr)" oj Pmcrice.
, PPdeo Agu ado. Rrcopilución Hútorial ("1 581), Juan Friede (comp.). 4 Vols.. Bogo t~. Ribliotet:l
tie la Presidt'nc·ia dE> Colombia. 1956. T. J. p. 263 y )05. En el P"'trerno noro r-iental. donde en el
;igln \\ 11 [ había indígenas l>ajo el régi rnrn de misiones. la pohlarió n no era ~l u i sr;a. sino
Larhc •i bid, p. 333.: - gru po co nocido tanrbi é n co n los nom hrt>s de Tu ne bo o l l \ v<r- . VéasE>
tam hié n .ll!an Fl·iede, ··.-\.J gtulflS Consid t>rar' iones-. r•· 7.
10
r::n 1560 había e n los \ n d<·s ce ntrales 89.197 indígenas Lri.butm·ios lrer·me;, Tcm 11· Pi nzón
co rnp . . .\"o hay C(lriques . pp. í8-91 . En los p•·im~>r·os años rle la im asión el C'Oncepto di'
indígenas tribu tarios era rr n tanto rPI:Hivo. l ·s rr:l lrnente inr luía a los homb•·es c:~s :~dos. sin
conside r·ar ""los 'ir·jos n i los man cebos rle hasLa qu inc e a ri os y por <":tsar." (Pf'\lru :\.gund o.
encomie ndas entre Jos conquistadores antes de 1540 y debían pagarles tributo. 11
pués de la matanza de los principales señores y caciques qu<' se hizo en Tunja en
al descubrirse el intent o de rebe lión q ue habían acordado con los de Bogotá.
indigenas volvieron a intentar acciones bélicas a gran escala para expu lsar a los "'"J'""r
les. 12 E 11 1549 la corona espaiiola ordenó a las autoridades de la Audiencia de
junta r a los indios en puehlosY para que los ··natl.trales se pueblen y jw1ten en
pue blos despar10les y gente pulitica... 14 Las acti' idades para po ner en práctiea es l~ .,r
den se inieiaeon por lo me nos desde 1559. cuando el oidor Tomás López adela ntó gt..,.,-
tion es y Yisitas para ..PI juntar y poblar de los ymlios natma l t>s ··. ~., Los encorn e nd~~
fucl'on obligados a construi r· iglesias de piedl'a y t~j a en los nuevos poblados, a mant' nf.'l'
cura e n e llos y a sufragar los gastos de la iglesia, util.izando pa,·a e llo parte del Ll'ibuto R"M'
les daban los indigenas.'r, Todos estos fact·orcs tuvieron corno resultado el que, a pesar
de la reticencia eon que los indígenas y los e ncomenderos recibieron la orden de reduc-
ció n de los natiYos a pueblos. la medida lograra cierto nivel de consolidación. "
.\l1ora bien, lo qtH' se ordenó en estf' pt·imer momento. fne que se cons t.ruy ra11
asentar11ie ntos en los que los i11dios 1·esidieran en forma permanente y qu e estos tuvi
- ... su yglesia en un Cé111Lo de la pla<;a al o¡·iente el altar de t>l g•·anclo r y tamar1o qü¡
fuc•·e el pueblo .V algo mayo•· y a otro canto hagan la casa del cac;ique y se11o•· elt
rawnable grandor y a otro la casa de su cabi ldo y carc;:el Y a o tro las de los má
priuc;ipa les y tras esto por sus calles se pon gan los demas solat·es y ponyendo los de
tma parentela y conos<;en<;ias en un bai'l'io..... 18
Al bosquejar la descripción de l orde namiento espacia l que debían
pueblos. se podría obten er un trazo como el que aparece en el Esq uema 1o.
Se aprecia eu este disetio la concentració n del poder políti co y religioso
de la plaza. La iglesia, y <'!O n ella el cristianismo, se erigía como fnente única y su
Recopilación. T. l. p. 404 . Ps decir que. cn ténnin os generales. lo$ tributarios eran lo;;
rasados. cuva edad o~c-il:tha entre los 15 r lO$ 55 a iios.
11
Ped1·¿ Agu:1 do, Recopilación. T. J. p:
3/ 9. En un sentido cslrin o estos primeros
1m·iero11 el caráctN· de -ne pósitos" y no habían sido legaliz;1cl o~ mt>diante la expedició n
cc;dn'Jas de encomit>u(l<l . q u!' fue posterior (ib id ., p. 365}. ,
12 !bid., pp . .33!1 14 1 y ·~55- 359 . Véase tamb ic'- n J uan Ft·icdc, ''A lg unas Considera
pp. 7 8.
n Juan Villama rín. • Enc-omenderos a nd lnd i;uJS•. p. 127. \'é:Js<· !'l l.!'xto de la R Pal
rxpedida en 1549 en Juan Friede. Documl'ntos luétlilos, T. \ . pp. 154 5.
10
:\.G..\. ~Bogotá . Caáquer e Indios. 49. f. /6:i r·.
t:. ! bid., ff. 75l r. a /SÜ\. Gt'rmán Colmenru-es, Historia Eronómim, p. G1) !.a Pro<'ináa . pp. 72
16 Las Leyes ciP In d i a~ o rden aban c¡ue. con los tributos pn gado~ por los indíge na....
edifi caran iglesias c11 l;1:; c:abereras de los pue blos de indios y SI' pHgaran los salarios
ckw Lri ner·os !fiecopilacitín . T. 1, libro. I, título JI . ley VI y 1i rulo XIIT. I<'y \:V!IIl).1ambién
u los f'ncomenderos a p1·ow••r lo necesario parad 1;1.1llo divino (Rt·,·opilación, T. 1, libro I,
le) \XIU).Véaseta mhi t'.11T. H , libro V!. títul o lfl.lc"~· V.En la proYinr·ia ti•: Sa11t.afé la con
masi' a de iglesias de picrl 1':l .' teja tuvo luga r r•n la segu nda mi tad del sigl o .\\ ' I .
primt>ros aii os del siglo \\'.)[ Ro berto \ e landia. Fontihón Pueblo dr la Real Corona .
Tm pt'f'nta Oistrital de Bogotá. 1981. p. 70 y Enddopedia, T. 11. pp. 73i. 8 10. 824. 868. 930.
1026: T.HI. 1198. 1889: T. 1\. pp. 2.082. 2.096. 2. 185. 2.246 y 2.3 10 _,. T. "-1'· 2.640).
juri~dicción de la provi11cia <le Tunja el Jli'Of"I'SO pan•ce haber sido un poco más lento .) a
del ~ igl n .\V 1 todm·ía haJJía iglesias di' tapia y paja. al igual que de baharcq ue (José Moj
Rrlnción de Visiw s Coloniales. Pueblos. Reprmimientos y Parf'ialidades lnd,~·enos de la r rtl<lnlt:w
Tta!in.r de los Partidos r/(' !.a ?alma, ;lfu:.o, Vé/r:; y Pamplona. limjn. Pub li r;;1ciones de la "''~'"''""""•
Ro.' art>nse de Histori a. t94fi. pp. l- 100\.
,; .\larta Herrern ~ ngcl. Poder Local. pp. 5 1 61
Tunja-. pp. 445 í .
•~ .\.G.:\. Bogot:í . Caciques e Indio.,·. 19. f. it>tk
DDDDD A B
DO DO
D D Casa del
Cacique
Casas ·
de los
Principales
DO DO e
Casa del
Cabildo
y Cárcel
DDDDD A, B, e y D = parentelas
f'•t-n tc•: l'laboraclo con ha~<' c•n lo 01·denado po1· la lnst J·urció n pa1·a junta•· ." pob lar H los indios de
Santafé. firmada por Tomás López en 1559 , \ .G.X ,BogoL'Í'. (arit¡llf'S e /lidios 49. n: 76<i r. ;1 767Y.
.\· 752r. a 75'lr..
l\'. 1 o; l'UEBLOS DE l:-10105 DF 1m A \10[5 CE:'<TIULES 1' EL CONTROl SOC'l.'L Y POUTICO DE LA f'ORLAC:I0\1 RURAL
de lo sag¡-ado; se excluía t0111 lmente la sncralid ad p reh ispáni ca. 19 l n duso la orientació.
cardi nal del al tar res po ndía a tm a tJ·ad icióu litúr·giea cristiana de acuerdo con la cual ! -
fielt>s congregados en
La iglesia debían mi..ar hacia el oriente. 20 En lo que se r·efiere .
poder político. por el contrario. e.l espacio se com partía entre el or·d en tradicional ) ,.
nuevo. Se asenlal.HHl en el f'Spacio ce ntr'<U, por' u n a parte, la casa d el cacitprc y señ o r·,~'
com.o lns casas uP los pr inf'ipales y, p or o l.ro, la casa del cabi l.do y cárcel. Los primer "-
reprcsental)an l!! aceptación del poder de las for·mas políticas de cor te p r·elúspánicn.
recontext ualizadas si se quiere. pero a tín presentcs. 2r El cabildo r cárcel. por su p~.-.
expr·esaban el Ol'den político y rep resiYo de lo n uevo, m ient ras que la ind icación soq!'>'
la creació n d t~ barTios habitados cada w •o por parentelas, reí1cj a cierto r'cco noc írni('l 1• •
de los núcleos de parentesco nativos. 22 Es decir, que como lo observa :Ramón Gut.iér:r;eL
el pttC'hlo de indios uo puede ' erse únicamente como un¡¡ prolonga('ión física.'
morfológica dt> las pob lac iones para españoles, .' a que dentr'O de e llos subs istieron
rasgos <..l e la or·ganización in terna d e las comu n id ades ind [gc n as . 2~
Con relaf'ión a los lt>r'r'C'nos que se distribuían en este espacio d e l p ueblo a , ...
indios es de resaltar que se olorg-cillan para las casas y los solares. o s<·a para q¡w construyerau
Yiviend:Js y cultinu·an pequei10s huer·tos. 24 Las instruccio nes de 1559 establecie¡r.n
19
L a dt>t ennina<-ión de construir e l tt>mplo en un lugar t'('lltra l de 11 11 asenta mietl!•
dept-ndit>rulo de la posibilidad dt> irnpont.>r la religión que repr·~>s•·ntaba. se ohsl"n ·a en 1.-
albores d1·l t·r'istianisnro. En el año 1 12. cuando Const:.mtino conqrr islÓ a Ro nra. •·onsu·uy 1
catedral ca i<í lif'a fue¡·a d<' l centro de la c iudad. para no i11s ult ar los scuti mi entos (!el ,·on»erva ·• 1"
pagano. En Cnnstantinopla. la ciudn d que é l c ri"Ó ,Y que po r esta m iti tna razón ('8 l<t ba libre d :...
oposición con~ervadora. In constntf·ción de iglt>sias St' p r·oyectó l' " e l área <'~'~ ttral (Ricl'úl:-~
J...¡·autheimer. T/,ree Chn'stirm Capitals. 7bpograpl~r nnd Politics. Rome, Lonstaruinople, 1/i/rm. Berkclr ,
l. 11i1 ersi~· of California PrP:.s. 198~. pp. 14- 70r
20 Alru1 Dursron. ·r11 r?gim en u rbnnístico", p. 06.
2r Sohr'l' l:l s u pe rYiw rw ia ele l;1s :ll t l o ridad e~ tmrl icio na les \'l uisf':rS d ent l'O d<· la s ocic a:
t·olonia1 Yéasl': S1 lvia Bro;rdhent.Los rlúbchas: H(·r·ules Tova r Pinzón. La Forma ció" Social Cl!ilk: '
l9í0 . 2a. ed. ('Or;·egida y aumentada. Bogorá. CIEC. I!JSO: Juan .\ .\ illamarín _,. .ludilh F.. \'illama ·
"Kinsbip anrl !nlteritan<'<' \mong ÜH· Sabana dt> Bogotá Chibcha al tbe Tim<' of Spa.l)¡i-·.
C_?llCJtH'st'·, E1!1110logy. 19~:-í . pp. 173- 179 ." i\Ia.rt;r Herr·e r·a Angel. ··~~tloridades !ndíg1m~s", p ~ !•
3;:~ (u n:~ vers rou de este ultr mo texto, q ue presen l a a lg u na:; rn ncllftcacrvnes. fuP puh le cada • • ·~
e l mismo ótulo en Amado ·\. (;uerrero Rincón. Cullura polítim, moc•ilni.:mos sociakr T vio/ene~ ....
la /ri,·toria de Colombia. 111/ Congreso .\af'ioual de Hú1oria de Colombia. l3uearamanga. 1-,\i,·ersi ":
lndusrr·ial de ;url::~nder·. 199't pp. 79 IO!J.
22 Es de anota t· que $1? tra tó de un;t ;H"eptación t·e lati,·a, :a <'fUe $1? impusiero ll medidas toi.-
COIIIO la res u·ic~..:ión a la movi li d ad de kr po bla ció n indígena segt'rn sus pa trones de res ídet~r~
tradicionales. las cnales lltvic r·on un imp;~ct n impo•·tm rl e sobre ,,¡ l'tu1cionamiento llel s istemr¡; '""
part>ntesco. que no se 'e t't'Ocj;ulo en el onlenruniento de la tra7~~. Sobt·e el s isrema d<t parent~-« ·
y los pau·ones de t-esidencia \luisca. así como sobt'í' las limil:wiones que se impusio::r·on véa ....
Sihi a Bt·oadbenl. /,os íflibdws; Eduardo Londoño !.a,erde. "Lns Cacirazgns :\luisras a la lleg;•u
de los Conqt Listado res E~paño lt"s: e l caso del Zac.a1.go o Reino de Tu nja··, tes is prc~entada~~~
o pt;u· la lic·enciatura en :\J1lropología, Bo¡;otá, Cniw r·sidad di.' IM Andes. 198:1. pp. 142-152; J 1:.u:.
\ illa.m;uín .' Judith \'illrul1arín, - Kinship". pp. 173- .1 i~l: Carl R IM'Ingebaek. ,lin-eados. Poblamt ·.·
1' lntegracicín !:.'mica efllrf' los l/uiscas. Siglo \1'/. Bo¡!oi;Í. Bru1co d<' la República. !98i, pp. 151 ' '
\!atta HerT(' r'n. Poder l.oml. pp. 83-i.
'' Ra món ~uti ét:r<'~. " Las .red~H·:~ i,o n~ts ,indígena.~ e n el tu·!•n nismo .:ol o t~ i nl. Inlegra<l•;
2
cnltural y pe t'Ststen n as . H:~ m on G utr e r·r·('z 1ed .). Pueblos de bu/10.~. ()¡ro UrÚflliWI!O en la R(l!:f· ..
Andina. Quilo. Ediciont>~ :\h.\':l-Ya la. 1993. pp. ll- 63. ¡ · n planteamit>nto simil:u~ :nUJque miran<1<
t-l prob!Pm:l desde una persp!'ctiva distinta. puede ' l't'Se en Ja!'l.. \nthony Lira te. Cn:ation
.1/e.rican f.t111rlscape.
21
Sob r·f' este pun to r·nbe intlion· que 110 cnmparl i11r os el e:;q uellla de o rdNtnmier•to espa!:'tll.
de los rt-~guardos t¡tH' inc lttye .\'larga r·iLa Gonzál.ez c rt stls dos tí il jmas e di e iones t.lel li b r.o i.,
Resguardo eu eiXue•·o Rf'ino de Crmuula . 2a. ed .. Bogotá, Editorial La Cm·reta, lnédrto:;, 197~. ;
'H y 3a. NI.. El :\nco•·::~ Editores, 19!12. p. 37. ~in indicar las fuentes en que- se basó
e lahor:trlo. Oe acuerdo con t-1 est¡u<"ma m('ncionado. a los lado~ dt•l ('t'ntrn espir itual y
atbuinistrativo - mru-cado por· la iglt-sia ~e encontrarían las parcf'las rlt> uso in di' iduaL L'ls otras
l l't"~ cuartas partes del resgr)ar·do <c'~tarían di,;diclas entTe las tierras dC' rxplotarión colectiva )
los hosques y pastos co.nun<lll's. El ~squcma de González confu ndt:: los so lare~, que se asigna·
han dentro del asentamien ro dt>l poblad<> o case río. con las tie1T:IS de to.~o incliviclual que se
distribu ían en el resguardo para los culti vos y cría ele gru1ados. El eoru-:eplo de "solares- asociado
a lns c-nsns de v iv i end~ eh· los p\reblos de indios se encuen l"l'<l r:11t iV en la docu mentación
l1'11tp r·ana, como en la tardía . En efef'lO, se uti liza ya en la orden dt> jtll tr:lf· pueblos de 1559 y
taro hi én es com ún a final es dt' l s iglo XVI 11. A.sí. po•· ejemplo, cuando t>u 1779 se visitaron varios
purblos agJ·egados por Moreno y F:seamlón. se ave1·iguó "si tienen solat·<·s ..rt el pueblo donde
fabric-a r· ~us tlls::rs" Yéase A.G.X "IJogoLá . Caciques e Indios. 49. ( 7GGr·. .r ¡,:~i/([s Ro/íl'ar, 6. t: 616r.:
también 6 171-. ;. 6 18r·.. En 1:~ ,;sita de \ illabona ~ Zubiare a 13 jurisrli<·<·ión dr la ciudad de
Pamplona en 1628 se indir:~ba qu<" ~n Jos solares semb1·ru·rul fruralt-~: deru:ís semillas." legum·
h•·e y en los rf'sguardos labr-.mzas pru·ticnlares de u·igo. cebada. maíz..' 11<':1... para sustento de
ario.' \ f ' l .\.( ;.'J. Bogotá. 1'isiws Boyacd .r Smuander. H. ll 590,·. y 59 11·.. E.n los resguardos
también debía dt>s:m·ollarse la c•·ía de gru1ados 'A.G ..\1. t.Bogotá. l ·,:rilas íundinamnrca. 7. f. 434v.,.
De otra p~•·rl'. l'n las tierras del resguardo sólo una propor("ifÍll d P las ti erras. que no era
m a~ori r a1·ía, se d(·fímita ba par·a su explotación colectiva, bosq ut>s .' p:tstos <:omunal.es, la demás
se dist ribuí:l I' IHre p:;u·celas de uso ind ividual. Véase el esquema del puühlo y del resguardo de
Cota p ub licado por Luis \\' ies ner:. ·'Supl'l'vivencia de las instirt tcio.ws M11 isc:t;; - El ¡·esguardo
de Cotn (Cundinarna r<"a)"', lfn~uaré, ol. 5. No. 5, Bogotá. U nivf' l's id~d :11:iona l ele Colornb.ia.
Hl8i . pp. 2'l.i- 259, p. 256. e l q ue. aunque tampoco indica las fut·ntts usadas para elaborado,
retl eja las dl'~c-r·ipciones doc umentales de l o•·denamiento r.spa,·ia l dt• los r·rsguardos.
;¡.;.\.C ..\. Bogotá •. Caciques e Indios. 49, [ 76G.
Y. Robf'r·ro YPiitndia. Enciclopl'dia. T. 111. p. I 'W~. 1 \31'3 = O.S!t •nts.
r- .>\f;¡n D111'$ron. -rn
régimen urbanístico-. p. 85, plant<·a qtue> en lo~ siglos \TI ·' X \"ll.
denu·o del mar(·o c:onreptual de los espnr10les. estaba arraigado t-1 e<>•H·epto ele San .-\gusún -df"
la dudad como metáfora de la humanidad~. así como la idea df' qtw "La romunidad w ·bru1a es
por esencia un reflejo o prolongación de la Ciudad Celestial."
:lS Ln rl'l!tción e nt1·e el uso cotidi ano del espaeio y el S<'Jialami<· uto del orden jerárquico ha
sido resaltMia pa•·:J t>l caso de l.as ciudades por Da"id R.ohinson. "La ciudad colonjar, p. 274.
~ Vt'MI' lo 1-clativo a estas adaptaciones en Edda O. Samudio, ''l .os Pneb l o~ de Indios": Al1e1to
CoJ'l~tdi r tt,, Artr?)" ~rquilectura y Marta ll ~ rn' '''l Angd , ·'Ord<:>namiento l::S J)ncial". pp. 104- 6.
(\. lOS PUEBLOS DE r.\0(0 5 or; !OSA~Ol='.S C€N'l'R \ lE~ \' Fl CONTROL SOCIAL Y POLmCOOE LA J)O tR.ACI()N R.UR.AI
nas.'IO Con esta medida se despoj ó legalmente a los indígenas de s us lien·as ancestrale--
a l darles la posesión (no la propiedad} de las tierras que, en concepto de la c:o ron~
eran suficientes para que las cornunidad<'s desarrollaran s us actividades agrícola,
Las lie•-ras que se c¡uittli'On a los indígenas se decla rai'On realengAs, esto es ele propi,Clad
de la corona, y se pusieron a disposieíón fe los parücuhu·es crue quisieran componttllh
o, en otras palabras. colllpr¡i•·seJas a la co•·ona. 12 En el caso de la Sabana de Bogo~ La
creació n de los resgua•·dos en el siglo '\\"1 lcgiti.rnó el despojo de aproximadamentt> ...:
95?~ de las tierras de los indigenas. 33
.., Las reformas d•·l pr-esidente Condlez c-obijaron otros campos de la economía." la po m.-.
c-olonial. entre ell o~ los mecanismos par·a la distribución de 111 m:mo de obra ind íg~>na n ..
.\ue'a Granada. \ "éas••: Juan friede. •De l:t encomienda Indi~n~ a la l'•·opiedad TerriloriaJ ' ~
Influencia sobre el Mestizaje•, ACHSC, ' o. 4, Bogot.-\, v niver·sidad Nacional. 1969, pp. '35 1 ~
.. La Conquista rlel T~>rTi to rio y el Pobl:mri f'rHo •. Manual de Historia de Colombia (1978), 3 'iok.
Bogotri, Pr·ocuhura. 1984. T. 1, pp. 11 9- 222. p. 220; Gr. rrnán C:olm~>n nres. «i.n Formaeión ~e la
Eco nomía Colonial (1500 1 740)•, Jos~ Antonio Ocarnpo (ed.), Historia Económica de Co fotw·•
' 1987), 2a. ed.. Bogotá. Siglo XXI Editor·f>s, 1H88. pp. 13-47. pp. 30 32 e Historio Económica. pp.
165 170 y Herrn es TO\ar PinlÓn. HaciPlul(l Colonial. pp. 63-()5.
11
\ éanse los phlnteamientos que. sohre f'l particular. hicif'r·on los oidores Ber·dugo, duru:1r
su , -isita a los p11ehlos df' la jurisdicdón de las ciudades d!" Tunja y \ élez :Josefina Cha,•e¡• dr
Bonilla. '"Infonnc", p. 132). _,. Aróstegui en su visita a los pueblos de la j urisdicción de Santék
;.'\ .C.:--. (Bogotá), Viritr~s Cundinamarca , 8, ff. 788,. a 790v.).
'F! Juru1 Fr·iede. "Oc la encomienda iudinna .. , pp. 52- 5.
11 Juan A. Villam;u·ín .• ] laciendas en la Sa h:ln a de Bogot:.í.·Co lornbi~t. en la época cnloni:rl: 1 ~.._
1810•. Enrique Flor·cscano (ed.), Haciendas, LMifimdios .Y Plani(Jr·iont'.~ en América La fin(/ , M' ·c:u
S iglo :\Xl Editores. 1 ~)75, pp. ~2/ - 345. pp. 327- "145 y Juru1 Yillam~rín y Judith E. \'illamaro.
·Citihcha Settlemenf·. p. :; l. En el período colonial la Sabana dr Bogotá formaba p:u·te de i;a
prc:" incia de Sruuafé. En <·1 <·aso del resguardo dt· Chita. en la jur·isdict·ión de la ciudad de Twr_¡.a..
Alba Luz Bonilla de Pico. ~F:I Resguardo", p. 1'1 6. calculó que a los i~tdígPnas se los habí:l dPsp9]a•:M.
del 8G~-o de sus tierras :HH"<'slrales.
11 NIal'la Herrera Angel. Poder Local, pp. 5 1- fi2. La bibliog ra í'ía relativa al tema 1ien t- a
id<' II Li fiear· e l proceso dP <'o ngr·egación de indios en pueblos, con la u:'i ignación de Tesgua~~h....
De •·s la forma se d e,:;cs tim<ul las impli caci o n•~s que tuvo sob r" la población indíge• a la
con fom1ación de poblados y, además. se co nfunden dos espaeios que. como el e;~ se~ío ~ el
resgua rdo. tuvieron una función." un carácter distintos. Véase por ejeurplo. Guillermo Hcmár;~dez
1\odrígut>z, De los Chibdws. pp. 300-8 y )largaril<~ \_,onuilez. El Re.<g/llmfo. J• ed., pp. 13- 16. Ll
clara difer·enciaeión ent re una .Y otra medid;~ S<' puede aprec iar· en Juan A. \"ill ~mart:l..
'" Encomenderos ancl lndinns··. pp. 127- 30 y 14'Í- 151; Juan Yillamar·ín J Judith E. Villarn,arr.::..
'" Clribcha Settlement~ . pp. 39~;)2 y Roberto Vc landia, Enciclopec/i(l y Fot~tibón, aunque desqe e
punto de vista analítico la vitiilin de l problema sea un t.'lnto foruwl _v no permita <lprc<~i:u; la,;
impli<·aciones de tm a y otra llte<Üda. Un señal:rol i<~ n l o sobre las disto rs iones generadas :ti mirw-
la territorialidad indígena ~ól o f'll ftmción al resguardo y a la ncc<•sidad de no confundí•·
par1c cJ tesguar·do, con el conj un to del ordcn:uniento de las eomu11idades indígenas, po.-.iot-
'ersl.' Pll Armando )larlÍIH~7. c~ rnic·a, - El Pro~·ecto de la Reptíblica de lo~ Indios". :\.mado \.
Cucrn·ro Rincón comp. . (it!tum Política, .1/ovimiewos Sociales y 1iofencia en fa Historia de Co/om};._
T'/ /1 Congreso ,\'acional de Historia dt• Colombia . Bucaramanga, niversidad Tnd usu·ial de Sa ntand~
1992. pp. 111- 121. Diana Bonnett, "Tier•r·a _, CotTHu rida(r. pp. 193 4. cuestiona la crítica cru . 1~
for·¡nuh1do a la identifi cacióu e::ntre el easer·ío de indios y el resgua rdo, ar·gi.rmentando q~ b.
diferencia q ue establezco c nt•·e estos espacios (Marta Herrera 1l,ngcl. "O r·denruniento E pa-
ci:~ r· , pp. HS- 9). tiene S LI btlse Pn la separación tempora l enu·e la cr<,aeión de los pueblo cM-
indio;; .v la asignación de resguardos y en la distinta rno1jvar.ión que ambas medidas tuvier'n.
Pl:u1lea qu~> las dos gestiones. la congregación de indios y el establecimiento de resguarde.,_
constituyeron momentos consecuti,·os d<>nlro del proceso de conforlllación de las dos rcpúb)jc;.,_
adoptarr1 1¡¡ medida, p<'m la apropiación de tales tÍC!rt•as no contaba aún con un fundamPnto
legal ;JuMl Friede. -oc la f'ncomienda indiana-. pp. 35- 40). Hacia 15:;1 f'n los alr·e<.lt-dores del
pueblo d<' indios de Foul ibón. ubicado <"er·ca a la eiuclad de Sant;~f<:. hab ía muchos ,·ecinos
'·blarH:os- qut> iban a misa~ su iglesia (Roberto \elandia. Fontibón. p. 3G;. Sobre el :•sentamiento
de pohl:ldores "espar1oles" e n el va.lll" d<' Facatativ<Í. a finales del s iglo X\'.1 y X\'1 1, vt'ase .fe:an nc
l\favis Burfo1·d de Bucltanan, "Pueb lo, Enco mi.er.1d<r y Resgua r·do", pp. 61 4.
16 Fr·anrisco DomíJ•gut>l. ~ Compaf1y, -Los pueblos dt> Indios"; Fr·;mc isco de Solano, "Políti<:>a
1\' . LOS f•tl f RI O~ DE I~DIOS DE LO:s ,.\ "\l)I·S Cf...~'I;ITR...._LES Y El CON"! FtOI. SOCJAl Y POLm CO Ul:. l.A POBl:\CtO:"of ;tURAI
EsQUEMA No. 2
D rsTRIBl;Ció!\ DEL E SPACIO DE LOS P uEBLOS DE l i\•m os
LFEGO DE LA A SIG.:\ACIÚN DE RESGl i.•,HDOS A H\'f\LES DF.L SIGLO XVI
Pueblo de Indios
(casarlo)
Tierras realengas
o Resguardos
D Caserío
A. 8. C yO = parenlt!~
Poblars e y des poblarse pued e ver se e nton ces com o e l rno,·erse f'n l re dos
c-oHw<'p<' io nes del mundo y eso tenía un pr·o f'undo impacto."¡ Al g nn ~ts com uniclacles,
lS l.esley Byrd Simp,.:on, Studies li1 tire Admim:~tmtion oftl!e Indians in .\i>w Spain. f The I.A«'S
of Bur~s of 1512. 11. Tlll' Civil Congregatiou. Bt•t·k<'lcy, t : ni,·ersity of C:tlifornia Press. 1934.
"' Germá n ColmPn::lre,;, Hisroria J::coi/(Ífnim, pp 67- 8: Alher·to Co r•radine, -1- rbanis mo
fo:sp:-..io l", p. 158: :\rn1 111 Jdo \fa1·t ínez Garni<':~ . -F.I P1·oyecto", p. 114 y .ln ime Salcedo. " Los
P ut·hlos d e In dios~ . p. 1S:J.
10 Juan A. \'illamarín v Judith E. Vi ll ~mn,·ín , "Chi bcha Settlemenr". Véasl! tambié n J uan i\.
M'l ículo se publicó a mrtliados del siglo \ \ . pcrn que la ,;gencia di' los r·t'sgua.rdos se manril'n<'
rn los albores d PI siglo \\:J.
12 \.G.X Bogotá . ((l('iques e Indios. 49, f. ii5r. a ííív.
n lb id .. f. 758r.
11 lbid., f. 7661·.
¡
1r. Ibi cl .. IT. 775,·. 11 777,. •¡
lfo A.C.!\. (Bogo t:i' . v,:,itas Dmdinalltarm. 7. f. 952v. Yéanse 11111l\('1'0S()S ejemplos de e :WIS 1
:
dt·lluncias en Roberto\ 'rl:mdia. Enciclopedia y <'11 Juan y Jnclith \ illam:J•·Ín. "Chibcha Seulelllt'lli''. '
¡; En este st-ntido coi ncidimo s con lo que p lantPa Peter Cerhard .-n su anículo
- Congregacion<'s- . •·e~pecto al prol'111ulo impacto que Lu,·irt·on l~s l'ongn· gacioncJ> so lwP
1\'. l-OS PUEBLOS r>F INOJO~ OE LOS :\NOF.S c.r._~TRAlES Y El CONTROL .~CIA I Y PO Lrr!CO DE lA POBtACIO.'I' RURAL
M .r\ PANO . 18
A:-~D ES CEXfRALES
A.LGUNOS ASE~'L\MlEr TOS Y ASENT\i\HENTOS M ENCIONADOS Er EL C APfTULO
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Villa • Parroquia
Limites Aproximados
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:· ·mo Guasea en 1576, se introdujeron en el n uevo paLTÓn ele poblarn íento,;s al rne-
po r· un tiernpo.49 Otr as, como Guatavita, en la vecindad de Guasca, en esa misma
:1•:·;;
~.,:>ea, tenían pocas casas utilizadas como "cozinas" (sic) y Saleehe {¿Cha leche?), tam-
~~n vecina a Guasca, tenía 250 bohíos vacíos porque eran también "cozinas" (sic) de
!-)~ indios. 50 Las aclividacles de poblamiento y r epob lamien to ordenadas por las
autoridades coloniales, deben estudiarse entonces dentro de todo el contexto de
so:-metimiento ideológico de la población indígena y la resistencia que ello o riginó y
ao únicamente en términos si la ley se cumplió o no.5 l El espacio y su ordenamiento
a;.mn ieron el papel de "campo de batalla", en el que se entraron a dirimir los intere-
-;.;s de vencedores y vencidos, primero y, luego, los diversos conflictos que surgieron
21 inte rior de la sociedad coloniaL Un estudio detenido del proceso y de su comple-
j·dad, resulta fundamental para entender cómo surgió de e llos una nueva concep-
ci.)n del mundo, que incorporó elementos de vencedores y vencidos, dominados y
dmninadores, dentro de un nuevo sistema de significados.51
Adicionalmente, es importante resaltar las observaciones de FaJs Borda, en el
i<'lltido de que las leyes de congregaciones dieron lugar a procesos sociales de gran
;.ign ificación den1Yo de la configuración de la sociedad neogranadina. 53 Como se ha
:Odicado en otros tnbajos y se precisa mtís adelante, buena parte de los pueblos de
:ndios creados a partir de estas congregacion es, se consoLidaron en el siglo XVII e
incorporaron dentro de su jurisdicción a pobladores no indios. 54 Paulatinamente esos
~oUeblos empezaron a constitu.irse en un referente útil para identificar a los pobladores.
[1 caserío empezó a ganar un significado que no habían previsto los legís.laclores .
.\demás de constituirse en un espacio para transformar a los indígenas en "gente
~itica ", 55 es decir, para incorporarlos al orden colonial, sin--ieron para ejercer el control
·k la creciente población mestiza de los alrededores . Con el paso del tiempo muchos
pueblos de indios no sólo terminaron por ser las cabeceras de los actuales municipios
e>)lombianos, sino que también han si.clo, como lo plantea Reichel- Dolrnatoft: espacios
'ffi los que se han amalgamado tradiciones culturales diversas.56
las culturas indígenas y sobre la necesidad de tenerlas en cuenta al buscar entender las
tradiciones prehispánicas, p:ll"a no ide ntificar elementos que fueron producto de la
conquista. como si fueran prehispánicos.
8
" Silvia Broadbent, Los Chibrhas, p. 5<l .
·!9 En 1639 el oidor Carvajal 1\nconLr·ó que vivían dispersos y los repobló (Roberto Velandia,
el proceso de aplicaeión Je la política ele poblamiento en la Sabana di\ .Bogolá y la res istencia
presentada por tos in dígenas , sobre la base de que la resistencia se p•·esentaba,
fundamentalmenl.e, al nucleamiento, ya que en tiempos prehis ¡n1nicos los indígenas vivían
dispersos. Pensamos que el problema central no radicaba en gue hubiera o no un mJdea.mieniO
previo, sino en el hecho de que hab ía un ordenamiento espacial distinto, que respondía a otros
valores culturales y a ou·o lipo de organiz.ación social.
>"l Orlando Fals Bol'da, "Tndian Congregations~, pp. 332 y 351.
51
Marta Herrera Angel, Poder !;ocal; "Population, Territory ancl Power" y ".Espaeio y Pode1·".
:,; A.G.N. (Bogo tá), Caáqut.>s e Indios, 49, f. 765r.
~., Ge rarclo Reichel-Dolmatoff (comp.), Diario, p. 15.
IV. LOS PUEUlOS DE I~DIOS DE lOS .~NDE.<. CENTRAU~S Y f. I. CONTROt. SOC...:JAL '1' POUTICO DE 1-o\ POBLJ..CCON RUR.>\L
(171)
B. L". TRANS FOlULACLÓN DEL CASERíO DE LOS l l\'DI.OS Et l! ESPACIO DE
CO!'ITLFE.'\CIA DE I NDI.OS y VEC.I, os
_ En _1622, cu~ndo ;1
arz~hispo Fernando de Uga1·~e r:alizó su vi s ~~a past~tal en ;) 1
~ uevo Remo, que mdma las JUnsdlCcwoes de la prov:mcHl de S<Ullafe y la cmdad W
Tu nja, encontró numerosos "Espa•1 oles, Mestizos, Mulatos y ~egr-os q ue rcesiden T\
las Estanc:ias fuera de las Ciudades y Villas", en las irunediaciones de los pueblos ~.,.
indios:;; Estos pobladores tenían dificultades para asistir a sus parroquias, qu e et'l'l
sólo las de sus ciudades y villas , por lo que ordenó que fueran atendidos por l~,;
doctrineros o curas de los pueblos de indios.58 Esta medida tuvo un .i mportante impacto
en la organiz~ción espacial y política ?e_l_a población, que exce~ió el l~Ja_no de lo religiol •
y, en el mecbano y largo plazo, 1nc1cho en aspectos de c~Jraeter clVIl, como el de • a
vecindad y el establecimiento d e jurisdi cciones. Pero además, el cambio, legitima o
por el arzobispo Ugarte en las p•·imeras décadas del siglo XVJI, introdujo una innovaeij,n
que, a lat go plazo, subvel'tiría los padun etros del ordenamiento espacia.! colonial. ~l
efecto, nn aspecto que sobresale dentro del d isei'io de las ciudades, villas, pueblos ' e
indios, parroquias y sitios, tanto en el siglo XVI, como en el XVIII, es el damero, con a
plaza y la iglesia en el área central.59 Este diseño, como lo ha señalado Rohinson\ t
<~onsidel'ar la ciudad colonial his panoamericana, "simboli zó relaciones centrales ~
periféricas. Un habitante citadino sería conocido como central o marginal dentro de a
sociedad urbana, por la localizaci.ón de su residencia y/o trah<\jo,".60
El añadir jurisdi<-:cionalmente a los poblados de indios un espacio ocupado p r
vecinos, co locaba a estos últimos, de inmediato, en la pe1·ife ria. De esta forma, dent:ro,,J('
los cánones del ordenamiento espacial colonial, los in dígenas, por su centralidar-
c¡uedaban ubicados en una situación de p•·eeminencia frente a los vecinos que se aS\e-
gaban. Conviene subraym; sin e mba•·go, que en el momento de expedirse la medida , ,('
no era un problema. El arzobispo precisó que su alcance se limitaba a los vecinos ~1e
por su pobreza no t nvie1·an casa habitada en las ciudades.61 Lo dispuesto no cobij1)a
entonces al encomendero, o al gnlil hacendado, sino sólo a los pobladores blan cos, m,:;,.
tizos, negros o mulatos pobres.62 Es deci1· a gentes cuya condición social no era eentfal
dentro del orden colonial. Desde esta perspectjva la mecüda no entraba en contradiccl· n
y
en el de los-~ t •ebl os de ind ios vé_anse las instruceiones d~ ::orn;is Lóe~z r::~ jun~:_r pobl:_u: ~1$
md10s de bo9 en A.G.N. (Bogota), Caczques e l ndws, 49. fl. ¡Qfk. <• 76;v y ;:->2r. a ;o3r.; el d1s . o
que se utili 7-<Í para Jos sitios en la región Car ibe se aprec ia Ctl el ''Plano de las l\uevas Pobla'i,!,,_
nes~ que se in c;l uyó en el ma pil de la proYi nci a de Cartagena de Jl~<lll Lóp~z, ~laborado con bf;.("
en los datos recopilados por Antonio de la Torre .v Mu:a.nda en li77 (A.G ..N. (Bogotá), Jfapotp
2, 1284). Véase t;1mb ién David Robinson, "El sign ificado de 'Lugar'".. p. "12 y AJan Dmston; "' ·u
régimen urbanístico··.
r.o David Robinson, ·'La ciudad colon ial", p. 277.
Gl La medic.b se rest ringía a los "Españoles, }lestizos. Mulatos y negr·os q ue rresiden en a~o
Est<mcias fuera de las Ciudades y Villas'' (A.C ..\. {Bogotá), Múcelám:a Colonia, 6, f. 625r.).
62 Tal p ri ncipio se ratificó e hiw más explícito aiios más tar<le, a c·:~ íz rl~ los eonfli o:;
jurisdic.cionales surgidos en tre los euras d~ los pueblos y los de las ciud;¡<Jes y las villas.· Ea
1663, e\1 e l cu•-so de un litigio q ue tu vo lugar ~ntre el cura de la ciudad de Pamplona y e dd
pueblo de Surat<! y Real de Vetas, e l arwb ispo de la Sueva GnUlacla precisaba que la me · ida
cobijaba a los que no tenían casa y vecindad en la ciudad (ibid, f. 626r. ~· v.).
En lo (1ue tenía que ver con los criterios de vecindad que se m<m~jaban en la época,
.d medida del <u·zobispo Ugarte dio lugar a qne paulatinamente los "españoles" agl'egados
1 los pueblos terminaran por ser considerados corno vecinos de estos. Sobre el particular
~ cma Oviedo precisó, a mediados del siglo XVIII, que las medidas del m·zobispo fue ron:
61
Lo relati vo aJ crecimiento dt>..mográ lico de los vecinos se ha conside rado en :Marta Iferrera
:\.ngel, Poder Local, eap. 1l y en este texto e n el eapítu lo TI; lo r·elativo a los orejones se mirará en
el aparte C de este capíiuJo: ~Ind i os y Vecinos: Segr·egac.;ión, ln tegración y Jer<u'qlúas''.
111
}\unque en los pri me r·os ari os de la conquista hubo perm;wente escasez de doch·ineros,
:va desde 1555 se indi<:aiM que en d Reino, que incl uía las provincias de Santafé y Tunja, hab ía
suficientes religiosos par·a atender· <~ la eonve rsión de los ind.ios (Roberto Vela.ndia, Fomibón, p.
27). De otra parte conviene recordar· qu~~ a los alcaldes indios se les autorizc:í para que prendie-
ran~· dettl\'ieran en la drcel a mes1 izos y negros en <tus<:ncia cid cor·r·egidor [Recopilación, libro
Vi. titulo llL ley XVII Y Josefina Chaves de Bo11illa, "lnforrne", p. l9J ). Estas autori dades, que
abu ndaba n en los pr.reblos de indios, j ugaron un pape l de gran importancia dentro de la
estructura adminis1ra1iv:~ de los asentam ien tos rurales de los Andes centrales, a l igual q ue
otras au to ridades indígenas, corno caciques, gobernadores, cap itanes y ten ientes indios de
cmTegidot' (:llarta He r·l'era Angel, ":\.utoridades Indígenas~~ .
IV . LOS PUEBLOS DE INDIOS DE LOS !INDES CENTRALFS l' F.l CO:-ITROl SOCIAL Y POU'OCO Df LA POSI.ACION RURAL
ESQLE:~LA- o. 3
D TSTRfRI .CI(>N DEL E SP•\ CTO Jt iR!SDICClONAI. DE LOS P UEBLOS DE Ji\'DTOS DE LOS fu'\ •.::.-
CF. TR >.Lf.S. LUEGO DE LA.S REFORMAS DEL A:RZO AlS PO 1JCA.RTE E~ 1622
-
CJ Resguardo lndlgena
Caserío Indígena
vir-reyes. audiencias ,1· demás funciona rios que se guar·daran los lírr:rites jurisdiccio nales defin idos
por esas leyes o por <:ostwn.b re legíLimam ente inll'oducitla {Recopilación, T. JI. libro V, títu lo 1, Ley
1). Dcn tro de es ta pen;pecti,·a. los límites de la jlll·i~di ccióll eclt>~i::ística podían for·mar· p~ 1te de
I'Sa costumbre c¡ u P e ra legitimada po r la coroua.
IY. LOS ?UESI OS Df. 1:'1/0IOS D E LOS .la~OES CI:~TRAlF..S Y Fi CO.'Il'"J"A.OL )()t"I:\L Y POUT JCO OE l.A P0BLAC10N RURAl
jurisrlicciones distintas a las del respectiYo párroco. Cuando los vecindarios t>ran rt-
cidos. tm sólo akaldf' era nornbr·ado para adm.inistrar dos o tres pueblos·' cuando,
el contrario. eran demasiado numerosos, se nomhtaban dos alcaldes para un sólo R
blo. 10 Dado qu e el establecimiento de las <tlcaldías pedáneas fue uu fenórut>rto po~ r--
rior a la i.nstaura ció n de los curatos/ ' este ej emplo sugiere que las j urisdicci
eclesiásticas sei1aladas a los pueblos se utilizaron para efer.tos civ.iJes. De la mi
(()J'ma, cwwdo en 1795 se tl·amitó la segregación de Tenza y La Capilla, en jurisdic
de Tunja, se demarcar·on los límites de las jurisdiccionPs eclesiásticas y se indicó.
serían los mismos que di' id ieian las jurisdicciones de los alcalcles.n
.-\hora bien. como se ha podido apreciar, el ordenamiento dt>l t>Sp:l<'ÍO qu
dio en los pueblos rle indios de los Andes centt·ales permit ió que. a la yez qu~ ,..,_
cum plían las normas de segregación espacial que establecían que los indi os~ k->
' Prinos no debían viYir en el mismo asentami ento, ambos grupos es tableei
fref'nentes contaclos.i1 Tales relac.iones se vieron estimuladas por difenml es facl'
Algunos vecinos desatendieron las normas de segregación y se establecieron ~ ~.
resguardo y en el cascrío ind.ígena, con lo qne tales ,·elaciones adcruirieron 11n c-aY.á~
ter má~ estrecho. ito De. otra p~rte, los requerintienl.~>s d e man_o de obra. indígen.J "'~
las h.a:le~lda_s y estan c•as _vecmas a los pueblos, as• como el n~~er~<:ll11b10 de la j!"':-
duccwn mlhgena fnvo rPCrP ron sus contactos con otr·os grupos.'·' Sm embargo. ~w 1
tr·;wés de la articulación espacial ele la dualidad indio- Yecino en los caseríos dé; :.-~
pueblos de indios y de la period icidad de los con tactos qnf' ese espacio propi<'· ~.
:o A.G.l\. Bogotá). Empleados Ptibli.CJJs Cuurlint1marm, 1, fT. í62r. a 7/ 7r.: Empleados f?u"t r
Cundinamarro, 4, fT 82r. a 84v.: 435r. y v.; 458r. ·' ' ·; ínr. y \.; 869r. a 8/0r. y 9S4r. a 9t'l:h.: Pobltu; . -
Boyacrí, 1, f 155•·· ." v.; Josefma ChaH'S df' Bnuilla ,t•omp.), - Informe\ p. 189. J
i t No se conoc4:'n fechas exactas sobre d f'Stahkt iJui t·nto de este cargo, pero su gt-rH~rali~<·• ..,
en la provincia de Snnrafé tuvo luga r· en ln St>gu11da ruitarl del siglo XVJll (Marta ll(•rTI'r·a An;~.:.
Poder /,oca!, p. 127). :'\1 parecer en la jur·isdicción J c la ciudad de limja estos car·gos se t'ffi l~~.,~ ..
a es1:<1blecer en forma más t:emprana. En Chiqtri nqui,·á, por ejemplo, ya desde J()ft2 sn nnr.:;w-¿,.
aJ ca.lde pa11idario o pt>Ciánt>n, pOI' el nurn eroso VE·ciudari o con que contaba (Josc,lina Clrasl'• :..-
Bonilla (comp.J. "lnfo1•me". p. 163).
~1 A.G.i\. Bogotá'! . Poblarirmes Boyacrí. l. IT. J5r. a ·181·. Debe anotarse qu .. f'll t'l •·;•so de ~--=
·' La Capilla se esrnbnn dt>finiendo jurisdin ·iones parr·oquiales ~· no 1wecisanwnt<· dr pt ·~ .....
de in dios. a pesar de lo cual la ohser•ación n>sulta signíficatiYa. sobre todo lf'nif'ndo l'rt cu~ -r.a
que. en lo t·elati' o a límitf'S. las Leyes de Indias establecieron que se rlf'hían guar~ r .....,.
señaladas en esas lf')f'S. f'n los títulos de los oficios o las que estuvierf'n dt'finidas ··por tt~· ~
costumbre legí1iu1amrntr introducidos,- ,Recopilación, T. 1.1. libro\'. título l . lt•y r .
;, Como sP ha inrlitn do, en este pun to d isentimos de lo plantearlo por- .r,.,,¡ Fri<'d . ·.s
Chibclws ) pot• ,\lngn u ~ i\li.irrl CJ~ "Las Comunidades" y La Corona . quienes asttiiiCII qucn··"l·:to
los ··vecinos'' q ue np;u·•·c:e n registrados en los rcn ~os habitaban en Jos poblados i1 1dígena. •· _,..,
s us resguardo;; y. po r• lo t:lnto, se consti.tu(an rn habilantes ..ilegales" d e lo,; pue blo ';...,
contra,enían b s ~torm ¡,~ de segregación. Que es to no em así, se aprecia ;d IJ;1cer una le·:-_:-t
detenida de l o~ iufo nr H·s de Berdugo y Oquendo ~· también de J\r6stegtli y F.seolo (Jose1~--a
Cha,·es de Bonilla (l'Ornp.' . -Tnforwe- y Hermes Tomr Pinzón (comp.), ·' h•fonne··,. Jorge Orla· ;)l•
i.\Ielo. -¿Cuinta ri!'1Ta nc·c·esita un indio para sobr·evi,·irr. pp. 28- '{2. indica ya la inconsist r ...a
de est.'l informac·ión al contrastarla con la que pt·opo•·cionan las visitas addantada:; al or·ien ~
territorio llt'OgnlJiadinu en la segunda mitad df'l siglo \\'111. Este problema se ha discn ti · -s
.\larta Ht'rTCI-;1 ~n ge l. Poder Laca/. pp. 89- 90 .' -Population. Tet·r;tor; · and Power-.
7 ' Con hasr en los datos que apol'LÓ :\róstegui $Obrt• los Yecinos de Jos pueblos d a
prm·inC'ia dt' Santaft;. sr ha calculado que. a mt>diados del siglo \v1JI, los vecinos que \'!\ ..JIIIt
radicados "" los poblados indígenas o en sus t't>sgunr•tlo~. t•n contr·a de las disposiciones 1~-..~
represenl;th<H• el 3.5"6 del total de la poblaci6n indígena de los pueblos y el 4.3% de la pobJi,·.· 11:
total de vec inos d<· esos pueblos (il:l a rta He•·rf'ra Ange l. Poder LocaL. pp. 89 90).
7·' .l o~e f"in n Chavf's de .Bonilla tenmp.), - luforntt'" , pp. 175 6: Gennán C olme ~ ...,.,_·
Maqp ri t;~ de ]\·lelo y Dacío Fajardo (co111.pti.). F11cntes documentalrs y Her:mes To,•ar Pirl'<· ·!..
H([cienda Colonial. pp. filí - 72.
:,; Jaime .laramillo l. rihe, ~,\lesti7~'1jt> y Difert>u .. iación-. p. 3/. SohN' el¡wuhlema d('lmestizaje
t•n la i\ueva G ran ada, 1·éas¡,, adcm;is, !llagnus Mornc1.: .. Las Co rnuuidades Indígenas.., !.a Comna
t.:17)aí'íola .' !:a .Jfe:.da de Ra:.ns: Peter· \V3de. Cent<' nef!ra. j iación Jüsti:.(l. Dinámicas de las idemit/(ldes
raciales en Colombit1 ' 1993 . Bogotá. Editorial l "uiYPr·sidad de .-\ntioquia, Instituto Colombia no
de :\JJtl·opo logía. Sigi<J dC'I Hondm " Edi tores Y F.d iriones l iJJÜHldl's, 1997; J o rge O dnndo •\ lt·lo,
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FronLerns. .\o. L Bogot:í. CenLro de lnvt.• stigaciom·:. de Hist<>ria Colonial dPI Instituto Colomhia-
no de Cultura Hispánica. 1!)!J/. pp. 57- 0 1 .'· l:lt>3 tri7. Patiiio \ fillán, '' 1ncl ios ·' ,\(,•stizo~. 1-a sociedad
colon ia l y los concep tos so lwe las rastas'·, '\.mado A. GuerJ•<· ro R in('<Ín (con q>.i. Cient'ia . Culwrn y
llentalidades rn la IListoria de Colombia. V/JI f"ongr(•so .\acional de Historia de Colombia. Ruraramanga.
L ni,·ersidad lndu slr'ial de Santanrler. 1991. pp. 4 1 /().
;; En t;;rminos gener:1 l•·~ era poco fref· ue n te q u<" los ind ios luYieJ·an ~us \·Ív iendas <'1 1 las
á rt·as deslin:tdas par·a ser hahitada, por lo ..; vet"inos. pt•ro había excepciones. Por· ejemplo. en
f<}mcqut>, en 1/99. sobrt> Jtn to1al de 6i8 familias de vecinos. 8 (el 1.2%) f'ran indíg(•nas
•\.G.:'\. (Bogotá). Poblaciones Vnrias. 7, ff. .3.171·. a 180r·.). Por PI con l ra 1·io. e u lo.s pu<'h los de To ta ,
\longuí e lsa. en jurisdicri6u ele la ciudad ele Tunja. nu :;t> regislJ·aron iudígenas viviendo en
el :ír·ea destinada a los ' erinos. en lo~ padront>:; le\"lmtados Pn 1/// -\. G .~. Bogo1á¡, 1/isceltÍIIf'a
rolonin . 44, ff. 92·h a 945r.;.
;s A.G. ~. :'Bognt;íl. Pobloriones l í1rias. 7. 11: ·~37r. n ·~80r. r lli>celántn Colonia. tí4. 11: !)241· a ~451·.
"' :\.C.\'. ·Bogotá . Poblaciones 1arias. /, r: 38h. .
ro :\.CS (Bogotá;. t i<if(IS Bolíwu·. 6, f. 648v.
1\'.! o.;; PUEBlOS Oé i'\.UIOS OF I.OSANOFS ~Nl'RALES Y r:r CONTROLWCIAI \' POLn'l!'O OE l:\ f>OtU.A.(,O:"t R\11\,<\l
Estos señalamientos ponen al desc ubierto la diferenciación económica y
cial que existía dt>ntro del sector de vecinos en e l siglo \.\ III) la confor·mación dt-
u na n ueva e lite local. Esa e liiP. estaba integrada por vecinos v.i nculados con las la o-
res agropP-cnarias y posiblem<>rtte con e l comercio locaL que h abían log rado acuJ u-
lar medianas fortunas._-\ diferencia de la elite que había dominado el panora'(na
político de los pueblos en los siglos \ \ ' 1 y X\' 11 no formaba Plll'te de la elite de le
ciuda d es. S u preemin en cia se re s tringía al ám hiLo d e l p u eblo en el que residí :'-
eventualrn<>nte, se proyectaba haeia los p ueblos vecinos; sin emba r~go, en térn:UJ> <.;;
de podPr no podía competir con los grandes hacendados. esos sí miembros de la,
e lites capilalinas. 81 Este fen óm eno lo formuló con bastante claridad el fr·ailc Fines, d
(·n 1783 .s2 Segú n 61, la p oblación dl"l Nuevo Reino podía di vid irse bás icamen t , en
lres sectores: el ele los españoles, entre quie1res se contaban 110 sólo los oriunfl~.;
de España. si no también su descendencia nacida ~-a en territorio americano, p,l-ro
que mantenía su adsc r·ipcíón espai'iola, debido a las pautas de nacion alidad es~lt'
ciclas po r· la metrópoli. Ese sector interna mente presentaba jerarquías, pero c,~llo
conj unto. formaba el sector más .. distinguido" de la sociedad. El segundo gr~• !N
estaba integrado por "b lancos-. sohre los cuales indicó que:
"l'n os, entre P-Ilos, son labradores, q ue en e l ~~~~ino llantan orejom:s, empleándose en
el cultivo de las tierras y en la cría de ganados, cuya aeción fuera de ser· mu_v útil. es mu~
honrosa: que goz<t de muchas 11l'eeminencias.. :·.81
El te r·cer gr upo, c up pos.ició n socioecouóm ica era la rn ás baj a de n tro d la
sociedad, estaba integrado por· los indios. los mulatos, los negro~. los zarnhos y dem~
(•astas.84 Estas obsenaciones sobre lo que se podía considerar· como la estratificaci<,.
SOC'ioecoJ~ómic~ y ''acial de _la sociedad ueogranal~_ina en los Andes centra les, res~ta.a
de gran rn Le res, en espectal por lo que =-e ee! te r e a lo s ore;ones. Est e secto ~ tk
campesinos ricos puede cousiderar·st> como una elite rural en f"ormación y te rmino
por d~sempeñar un papel de gran importan cia en la G uerra d~ Iudepcndencia .'-
lttf'go en las guer·r·n~; civiles del siglo A.IX.s:. Su rápido ascenso social a lo lar·g~dd
siglo XVIII quena s ugerido por In forma como se lo pe reí bió. Por ejem plo, el ,~ura
Oviedo. que escribió a mediados del siglo ::\:\"11 1, se refir·ió a ellos y precisó qu\ a~
se llamaba a los campesinos. E:! tono despec1ivo que utilizó para des igmu· a ,tt
Sf'Cto r, pe rm ite eslnb lece r q n e no lo~; tenía por " s uj etos d e consi d e rac ió n ''.56 Iti
larde, en 1775. f'l cura df' Gadtancip~-í los calific-aba ya de ''Hact>ndad os, q ¡ueJ llanra-
61 Camilo Pat·do L ; maiia. Haciendas de la Sabt11Jr1 (1946), Bogotá, Vill~gas Ed iLOI'es. 1988 ,;r,i
María Restrepo .' Sáem: y Raimundo Rivas. Ct·nealogías de Sanrafii de Bogoffí, Bogot:í , Lili)'(',.
Colombiana. 1921:1.
82 Joaquín dt· Finestrad. ··El Yasallo-. pp. 10'! 4.
m os Orejo nes ..." .87 En 1783 se ha 'i slo como F'inestrad ya los tenia por gentes muy
u ti les. que además desemperiaban una labor honrosa. 88
Las disparidades al interior de las comunidades indígenns tambié n quedan a l
.-lt>scubierto en los padrones y. eu general, en la documentación. De una partP estaban
las autorida<ies indígenas, Yat·ias de ellas identificadas con el titulo de don y, de otra,
los indios del común . En el caso de algunas autoridades. como los caciqtt ~s, gobernn-
rlores y eapitanes, su posic ión d en\ ro de la t:'Omunidad pro ven (a de la articulación
rn tr·e principios de descendPncia prehispánicos y las estructur·as jerát·quicas hi spa-
"'\as. Esto se aprecia t'n varios expedientes relacionados con los procesos de elección-
aclamación de estns autoridn<les, en lo;; que se precisó que sólo algunos linajes ind ígenas
podían ser elegido;; para ocnpae cierto tipo d e cargos como el cacicnzgo. De Ol'ra parle.
lo,; indígenas de los pueblos est.aban d ivididos en capitanías, quf' or·iginalrnente habían
-.ido grupos unidos por parentesco.89 En el siglo XVlll se aprecia qu<> al interior de Jos
t:'('sguardos a las capitanías $e les reconocía la posesión aneestr·al de tiet·ras, ind epe n-
dientementP de que sus miembros huhie ran disminuido. Durante- su visita a los pueblos
ie la pr·ovincia de Santafé , t>l oidor :\r·óstegui se quejabn de:
"'baver hallado los pueblos compuestos de var·ias parcialidades // y o cap i.umias, .Y
que cada una de estas tenia rlhididas las tierras del resguar·do para sus lahor·es con la
perniciosa costumbre, que a los de una parc:ialidad no se les permitía trabajar en tierras
de otras. eomo algunas se <>xtinguiesen por disminucio11 de los yndios de~ forma que
Yeni;:ur a quedar tmo o dos: estos se hacía n dttCl'íos de toda aque lla tierra y a1urque las
otr·as parc:ilrlidades se amncntasen) tuYiesen ll<'7.f'sidad de e lla. no lf's consent ian labrar
en ellas. mas antes las arrendaban a es pañoles~- mestizos o disponían ele ellas los curas
o capitanP-s por lo que nwchos yndios estaban .si n ellas~.!Kl
Las afirmaciones del oidor per·miten apt·ecüu· que la d istrihución de los recur·sos
1'roducti,·os al intt>rior· de las comunidades no era eqnitaliva r que s<> presenta han
eond iciones para que unos indígenas tuvieran mayor <H:C'PSO a t.icr·ras que otros.1H La
tiocumenl.ación también pone en ev idencia la exis t:(~nc i<:J de otl'OS factores de diferen-
r-iación social y económica al interior de las com unidades ."· dut·ante la sPgunda mitad
el siglo X\ lll, la proliferación de <'Onfiictos entre las <'api.tanías.<l2
Ahora bien, en cuanto a las relllC'iones en tre indios y vecinos, g r·upos que, como
~ ha visto eran bastante heterogéneos. la información resulta e:-.trem11d:unente contr·a -
díctoria. Frecuentemente se afirma que esas relaciones fueron conflicti, as en <>xtre-
moH1 Ouas versiones permiten apreciar algnnos matices de estas relaciones. En J 776,
por eje111p lo, el cnra del pu eblo Pesca, en la r rovincia de Tunj a, al ser interrogado
--41bre es le punto afirmó que en los d os mios que lle' aba como cma allí:
.. no solo no he e:-.perim entado ritras. discordias, ni nralquerenc:ias entre los Yndios,
y los Blanc:os agregados a s u;; resguardos, sino antes bien. una U!Yión tan Ch ristiana,
r- A.C.:\. Bogot.-i). Bemm-do 1 C'a.)Y'Nio. .lliscelrínr-a, Vol. l. raja 20. dor. 17, f. L6v.
"" Joaquín de FinesLrad. ··EI Va,;¡¡llo... pp. 10.'1 - 4.
xrr ~larta HPrret•a .-\ngc•l. ..Autor·idarles Indígc>nas".
00 A.G.X. IRogotá\. l ¡:~itas Cundinnmarca. 8. f. 792r y '·
9 ' Para d caso dt> \léjico. lo r·datiYo a las dispar-idades eeow) micas al interior de~ las
com unidades indígenas ha sido resalla do. por ej1-mplo, por i\ rij Ouwene<'l, S hadow.1· over Aná!nlf/('.
02 \ 'éa.se. pnr f'jemplo • .A.G.N. (Bogor<i). C'aciques e Indios. 10. ff. 41 r. a GG r.; Cariq111·.~ e Indios. 17,
fl: (i:i2 r. a 720v. y Caciqui'S l' fndios. 2:3. fT. 656r. a 714Y.
91 \'éast'. por ejemplo, Jaime Jar;:~millo lrilw, -\Iestizaje y Dift'renciación Social-, pp. 23 y
30 31. Se 1.r3ta de una ¡rpreciación que ya se h acía Pn e l período colonial; véast' Josc•fina
C:havcs de Borlilla (comp.)...lnforrnc··. pp. 171:1 0; A.G.N. (Rogot.:í}, Pnblnáones Boya<-tÍ, 1, [. 73v.
f>oblaciom·s 1arias. 7. f. 4071-.
IV . LO~ PUI:BLOS DF 1:-.'0IOS DE l.OSA 'J('>fC:CEt\IIRAlE~ Y r.I. CO!\:I ROL SOCIAl ~· POUTICO I >P I.A POBLAClON RURAL
quf' no t..'ln solo conserva entre ellos la p<•z,y el sosiego, 6 qui etud, sino aun ,·erdadera
sociedad, con a lguna respectiva dif'¡'•·cnci<• entce torlos;".!J.i
Segú n <>1 cura. los 'ccinos de ··mejor classe. nobilidad. y conveni<>ncia" e r,
·· propicios a los .~ ndios en lodo lo posible. mitandolos a todos sin dislinccion.
chm·itali,·amente, no solo no haeiendo les daüo alguno, ni ¡'n sus pe•·so nas. ni <>n · u~
bienes". Por su pa•·te los vf'r inos de c lase in fe1·io r·, conocidos como p l<·beyos, terhan
con ellos tan con tinuo trat o. que pasaba a ' eces a ser "estrecl•ct.~, al punto que corn'f1lll
~ bebían los unos en casa de los otros alternativamente y los más en una mesa y tw
plato, de tal suertE' que en est<ts acLivi.dades y e11 otr·as parecí:m todos ser ele una mi m~
"Ciasr", .. cal·idacl" y "costumbres", y Sf' ayudaban unos a otros e n armoniosa .Y útil cCJm-
pai1út.9.; Las observariones d e l cura, si bien parecen hace1' dPmasiado énf:Jsis el la
armonía existente en las relaciones entre ambos grupos, ponf'n ue
manifiesto qu~ i.a
forma como Sf' relacionaban los Yecinos con los indios depPndía en huf'na medi.d · ·k
su posición soc:io económ ica y jedrqui ca . Desde ~sla perspP.ctint, los vecirws "nob ¡>..-
de los pueblos probablemenle se aleja rí;;n1 tanto de los indio s como d e los vec' w,
"pleh<'yos-. miPnll'as que enll'f' estos tíltimos las difi>rencias se•·ían rnenor·es. 96 Sugi t>n
estos seJi.alarnientos lfLte C'nlre los sectores más pobres } ele menor jr•·arquía soC.l"
econÓ111ica las clifereneias racia les tenclian a sn m e nos imporlanles y qnc> la seg1·ega 1!··n
racial úlquiriría mayor im.porlancia al subir dentro de la esca la socio económica ' -t>
t•·ata de UJI p•·ohlema que 11merita im rstigacione!> más profundas, que <·stán por f~·r2
de los objeti,os ele este t~>xto. pero sohr·t> el cua l la documl'ntación oh·c>ce e'.idenci...._..
C{l lf' per111iten formula•·la al menos como hi pótf'sis.
F:n té rm i.nos del orJena mieuto espacia] y político de los pueblos este asp . t.-:•
llailla la ateneión sobre t>l andamiajC' que susl<>ntaba las C'Slructu•·a s de pode • .'.a
quE> a las jerarcp.tías acept:tdas por el conjun to de los habitantes Sf> les confiri er••n
cargos aclrninistraLiws e n los pueblos, dotándolas así de un poder legitimado por rl
Estado. IC:n efeet o, a los li•wjes indíge nas gue tradicioua lrncnte debían ocup ar '·"'
cargo de dirección política. se les n ombró en e llos como J'<'presen 1;m l es del po(it:T
del F.stado coloniat.f'' En PI ámbito dC' los ' ecinos fueeon los or(JOlles o -nobles~ ·k
los pueblos Jos que pudiPron aspir:~r a cargos ptíhlicos, con•o las alcalclíus pedánt-a.;
o la rC'col.ecció.n d e diezrnos y al.cabalas. 9R Pero, d e otra parl e, c>ra precisa mente de ck
el centm del cas<'rÍo del pn<>blo de ind ios, que C'l Estado rolonial ejercía su pod r ~
infhrPneia sobre los vecinos. al igual que sobre los indios. fi'uf' la n ecesidad de ),"'
verinos ck acudir al mC'nos seman:~lmenle a los caser·íos de los pueblos. para aten 1~
a las exi.geneias re ligiosas. lo que gt>neralizó y d io continuidad :1 esas relaciones E!
caserío del pueblo se erigió así <"11 u n espac·io que favoreció e l gue se r•u tinizaran 1~
relueiones entr·r ambos grupos y. además. en e l eje a partir del ena l se ejel·cio .-}
contml político de indi os-' ,-ecinos. Pant el f'fec ltl el poblado ofreció un espaci . ._
mientras que las obligaciones re l igio:>as e s t ab lecieron tiempos de forr,..a,a
coneurrf'ncia a la ig lesia. E~ta articulac•ión mold eó u na cotid ianidad, dentro d la
III OI'aban cknlro del resguardo lo hndan COL1 !'O l"PlltÍmieu i O ue los ind i o~ )' ·'todos · <•.:.
df>Sendi:eu ]ll':> de ellos.' llijos de loo IIIÍSlllOS :\'atueales. y p(o;r eSSO )es IWrmiten OCCUf1..:'
aq uellos ped;~sillos de li<m·a. que] occt•paban sus :tseend 'ie•Út·~·· .' miadía que la mayor·ía ·)<"
lo, que óliT<'rHiahan pedn1.os de tie n·a indígena o nan ciegos o cojos o sumamente po.b~"<">
,.•u;.N. (Bogotá), Curas .r Obispos, 29. e 20 Ir·. y Y.).
~; :\la•·ta l lc·rrera AJ1gcl, ":\utor[dadl·~ Indígenas".
gs .\!arta II!'ITt•ra.-\.n gc i.PuriN Local, pp. 111 3 .' \laurit·e Philip Rrun¡;ardt. •·Tithf' Productior--.
p. 1'~ .
Un domingo de agosto d e 1717. día de Snn Lorenzo. f'l capitán de la parcia lidad
indígena de Chucasa. del pueblo de indios de Fómequt>. confrontó a '[iguel Guaseo
frC'nle a la pinza, en la puerta de la iglesia . Con malas paJahras, en presencia de los
illdios y ,.ecinos que salían de misa, le cob ró <ios pesos Cjll c? debía d C' lributo. La ene -
mistad entre ellos e m de vieja data y 1:~ afrenl n había sid o pl'tbli ca. Esa tarde C uaseo,
des pués de h:~blnt· un enlo con un vecino del pueblo, fue a la casa de Slr capitán r lo
apuñaló. El cura docteinero de F ómeq u e mandó llan rara otTO \'ecino q11e ate ndía en l'er·mos,
par·a que le aplicara algunos tetnedios. Las h er·idas eran muy graves y sus esfuerzos no
tuvieron éxito. Sólo .11" quedó asistir· al entierro d e l capitán. C unsco sali ó huyendo. Ruscó
<t Pasqual de Sargas. a qttif'n le conlÓ lo que había pasado y con su üuui lill se fue> hacia
el pueblo de Chipasaque y de allí a In ciudad de Santafé. Los ant<::ccdf'ntes dt> Guaseo
no eran los rrrejores. Era pública voz v lama qne> cuando fue sacristán de la iglesia r· obó
u na cruz y un (·andelero de plata, a,;í como dinero de las cofradías. Aunque alegó estar
f' brio al mome nt o del a lnqne, no e r·a conocido como bebedor. S ó lo un:~ q~z. c Hanclo
Ju li¡)n ~l elo. 'ecino del Yalle de fómeque, fue a la casa de Guaseo lo encontró algo
bebido. pero no privado del todo. 100
Las declnr·aciones de los i.ndi os y vecinos iJ1It>t't'ogados pm· el corregidor del pn•·tido
('Ua nd o se capltn·ó a Gnnsco, permiten entreq >r algunos aspectos d e la for·rna como
transcurrían los días de Jiesta en Jos pueblos de indios de los \ ndes cenl r·ales. El domingo.
.Jí;¡ en que la nsislencia a misa era obligatoria, los indios y los H:cinos se congregaban en
la iglesia. ror Ese dia el poblado se an imaba con lu presencia de vecinos que, junto co tl sus
l[unilins, llegaban d e sus cslancias. dC'spués ele un \'i¿0e c¡ue. por lo gene ral. se prolongaba
t>l\lre 1 y 3 horas.r 02 A.lguuos indios. rC'misos a ...-i,it· en el caser·ío. fuera por· necesidad, por
,u stuna pobr·e1-a o por· contar con un:~ ma_,or inde-pendenci11, se despla1.aban desde sus
tif't·ra,;; e11 e1rc::;gua.rdo.l01 El caserío reunía entonces a indios y a vecinos qujenes d epartían
f'JILI'<" sí, conrp:.ll'tían el t·ecinto del tem plo y las pt"édicas de l cur·a. 10"
.·\ demás de los tlomingos, el san toral de la iglesia st> i'i:~laba ott·os días de fiesta
.;¡ut'. por su importancia, eran sole111nizados no sólo con la relehración de la misa . si no
99 Fiesta: "El d ia qu(' la lgles ir1 ('f'lebra <'Oll IIHtyÓr solen •nid ad que o t ro~. mandando se oyga
ll[issa .' se gnste en obras santas. ) p•·ohibiendo 1'1 t.-abájo st• nil: como son los D omingos. las
Pascua~. lo~ dias de los \postoles .' algtmos d<· \ ucstra St-1-1ura y de nt•·o,; Santos. F.,ta con
propiedac'l se suele llama•· Fiesta d<· guardar. ú de precepto... F.l primt'•·o m:mdarnit'11to de la
Iglesia es. qu" todo C ri s tiano. qu~ ti<'nc uso dt' ra7.Ón , oyga ~1issa cntém l o~ Domingos y Fiesrns
rl <· guarda•··" {Diccionario de /J.uroritladc-s, VoL 11 . T. Jll. p. 747: ~ uhra~·ado e n <·1 origina l}.
100 :\.(~.l\. ' Bogotá•. Caciques e 1111/ins. 49. tT. 711 r. a 74<h.
101 o\. G.~. Bogotá . 1í:nins Bohí·ar, fl. f. 63~k .'"Josefina Chan·s de Bouilla _comp.\ "IJJI'onne...
pp. 154 5 ' 159- 60.
•~r- -\.C.\ . iJ3ogotá;, f>oblncionf's Bc!ra('(Í, 1. f 8/v. Sl'gtín un <Tnso levantado en 1799 l o~ vecinos d e
Fómequc <•srnban asen t<Jdos a Llll:J di stancia pronwd io de cAqsi 2 horas d el poblndo (A.G. ·. ( IJo~OLá),
f>oblaáone.< l imas. 7. tr. 33/r. a 11ilk. •.
¡
•m Francisco .-\ntnnio -'lorenn ~· F.scandón. Indios y .l/rsti:AJs, pp. l:iO. 171 ~ 221 ~ A.C ..\r.
Bogotá. 1i:n·tas Cwulinnmarca. 8. IT. i9(h-. y 791•: Durante l:i ,·isita que s•· aclelrultó al J.llH•blo df'
i
Busbanaí. f'JJ jurisdiC'I'ÍIÍn de la c iu dad de Ti111ja. en 1777, ~e estableció que la mayoría de los
indios h:rhiraban e n s11s es tru1cias .l' 110 te1úan casns en e l pt•<'blo, deb id o a que allí no viv!Ía e l
c ura . sino l'n el pueblo de ToLasín, del que:- tamb·ién estaba cn<'argadu 1Fr·ancisco Anton io
:'lloreno .' F.scandón. Indios y .1/esti:.os. p. 210 .
10' .\ ,(;,\, ,Bogot:i. Curas)" Obt:<pos. 25. ( 3/"h.
IV. LOS PUEBJ.OS J)r "OJOS DE LO$ .• 'lOES CE\ITMJ.F.' Y El CONTROl ~OCIA l. Y POLITICQ DE lA PO BL~CIO'' RUR.~L
( 1 8 1)
que se acompaiiabru1 d<> otros ritos v actos <'Speciales, que en aJgw10s casos se p1·olo
gaban <hu·ante ..-a1·ios días. 1o:; La cuaresma y las pascuas, por eje111plo, fijaban tiemp •·
en que la conresión ) Ja conntllión , además de la ruisa, eran obligatori::ts. También ha-l!lí<'~
otras fi estas, corno lns de los santos pal 1'0nos o las de las cofradías, a las que e n - "'
pueblos se tenía p:u·t icular devoción. cuya celebración, aunque era general en el senti o
de que la ma~·oría de pueblos las realizaban, tenía lugar en días distintos en ca a
pueblo. 1011 Todas ellas tenían cmno s u eje a In iglesia. 10j En otras celebraciones, com~el
regocijo por el nacimiento del Pl' irnogénito del rey o por· el triunfo de las armas esp añ.~a:.
<:>H una guerra internacional, el Estado jugaba un pape l central. Estas celebracioll"'"
tenían un carácter e't1·aordina1'ÍO, que dependía de la ocurrenria de esos evenlos. .n
tales conmemoraciones también se contaba con la participación de la iglesia y la c~e
brac.ión d e rituales, corno la misa o el Te Deurn en el templo. Con f'r·ecuencia l»s fie~a,.
reLigiosas que se celebraban anualmente o las que se realizaban para festt>j aJ' eve~o:>
de tipo poiÍlico. se acompailaban de bailes. juegos. máscams :· representaciones mí.i si-
cales o lentt·ales 108 Su escenar·io pri,ilegiado era enlonres la pla?.:t. aunque nsualm n-
le se contnra con la p<lrticipación del cura para su preparación. ·
Era usual que los domjngos, una vez concluido e l rito de la misa, algunos in~o:>
y vecinos se quedaban merodeando por el poblado. En algunos casei'Íos ese día tamhlén
tenía lugar el mercado. 1w Era necesru·io preparar con anticipación los productos qu
llevarían a vender y aprovechar para comprar las provisiones. 110 A falta de mercad
pulpería e ra un buen lug<H' para adquirir velas, pan, sal, jabón, cacao, tabaco, azú
panela y otros peoductos necesa 1·ios para la subsistencia. 111 La a!lnf'ncia de gente
caserío ese día era también a pro' echada pOI' jueces y parroquianos para adelantar
irwestigaciones, pone¡• oemandas. hacer p1·egones, reaJi1.ar los cobros) lleYar a la e~'~
ce}
a los rernisos.112 Por eso, para aquellos ind ios y veci nos que tenían deudas pe ndie ~
con la justicia, e1·a mejor no dejarse vrr por el ca:;erío en esos días . 1 1 ~ El caso. e
Guaseo, del que se habló al comenzar este aparte. con si itu~-e un ejemplo de la dináriuca
que adquirían los poiJlados dunlJile los días festivos, cuando confluían a él las gentes
del pueblo. Las exige ncias sagrad11s no só lo fijaban un tiempo y un espacio prop1~io
para cump lir con las necesidad<>s profan::~s , sino que favorecían e l que a éstas se le::.
diera un sentido distinto, que podia magnüica1· los resquemores,\ confliclos. ya qu st>
10:. J\ntonio Josc ph Gm·cía.J,:o ft'ndario , pp. 12. 51 y A.C .. . (Bogo tá), Pob!aciol1t's J.(,·ias, 7. il
407r. Y 408v.
u:i Sobre las cofradías en los -\ndes cl'ntr·ai<'S ,-éase Gan· \Vendt>ll Gmff, -cof,·adías~ v M -¡
Luda Sotoma)ot·. "Or¡pnización sot·io-política de las cofr<Hlía~ -.Revista ('olombiana de AmrvjJO!.~
V()I. \.\IX, B()gotá, In~Lituto Cololllhiano <k Antropología. 1992, pp. 155 189.
m;. ;o•· elem1~l?, e n 1799_el c tu·a de _:aus(l afinnah:1 r_rue todo;; los 1ueses se ccl <' l~ rab la
deWICJOn al :-.antiSiliiO eon DliSa y pmees10n y la de las Anunas con miS!I (A.G... (Bogota), C <
_,-Obispos. 25. f: -"132r. y "-'
lo< -\.G.X Bogotá _ Curas y Obi<pOS, 26. f. 1()5,-. y :\.C.L i'Se,illa;. Santfl Fe. 397.
o<l'J Jo~efina Chaves de Bonilla. ··lnfo nHf''-, pp. 1i4) _-\ .G.X. ~ Bogot:ÍJ . Competenc ,<
Cundinamarca, 5, f. 95ir.
110
Josefina ClHl\CS de Bonilla. " l nfol'm e", p. ·¡ 74 y A- .C.~ . (Bogotá\ ('aciques <'Indios, 49,· II
198r. ' 206,-.
11 1- .\.G.X. Bogotá_ Finms .·lmioquia _,- Boyacá. tomo ünico. f. 515r. y'·.'- Josefina Cha,·es t-
114 "P ubl ica voz y fama: Phrase con q ue se dá á entender que alguna cosa se tiene
corrien temente po1· cierta y verdadera, por assegurarlo casi todos." (Diccionario de Autoridades,
Vol. ITT, T.\~ p. 421). En la documentación del siglo XVIII es fre~uent.e encontl'ar esta expresión
o la de "público y notorio~. en particular, en los inlel' t·ogatr)J·ios (véase, por ejemplo, A.G.N.
{Bogotá), Fábrica de Iglesias, 11, f. ?r. y Ca~iques e fndios, 4~), ff. 712r. y 7:371-. a 738v.), lo que resulta
indicativo sobre el peso _jurídico que se le d~tba al conocimiento público de los hechos.
115
Por la descripción que se da dd tn1co o trucos en un diccionario de la época, pcu·ecer.ía
similar al actual juego de billar. Tnwos: '"Juego de destreza, y hahilidad, que se ex.ccuta en 1ma
mesa dispuesta a es te fin con tablillas, troneras, barra, y bolillo, e n d q ual regularmente
_juegan dos, cada uno con su taco de madera, y bolas dt> marfil de proporcionado tamaiio,
siendo el fin principal dar con la bola propia á la del contrario, hacer barras, bolillos, 1abli llas,
echar trucos altos y baxos... Tambien se juega con n·es holas, y se llama Carambola." ([)icciona-
rio de Autoridades, Vol. ITT, T. \11. p. 370).
116
A .C.!'\. (Bogotá), Visitas Cundinamarca, 8, f. 801v.
11' María f. lara Llano Restrepo y Mareela Campuzano Cifuentes, La Chic/m, una bebida
/e.rmnnada a travh d<? la lzistoria., Bogotá, !CAN, Co kultunt y Cerec, 1994, pp. 50- 2. Gilma Mora
de Tova.~; Aguardiente _F Conflictos Sociales en la N urw1 Granada Siglo XVJJ/ , Bogo!.~, Un ivo::rsidad
Nacional de Colombia, Hl88, p. 158, Ull!es tra la asoeiación entre el consumo de agua rdient<~ y la
celebración de las fi estas a lo la.~·go del año.
118
~-\. G.I\'. (Bogot<í), Fincas Anrioquia y Bop1.cd, torno único. f 5181: y v.; Visiras Cundinarnarca, 8, ff:
801r., 806v. v 80Sv.; VISitas Cundinamarca, ?, f. 66r-.; A.C l. (Sevilla),Santa Fe, :>,m y Josefina Chaves de
Bonilla, "J.r{forme", pp. 158- 9. . , .,
11
~ Gui lle¡·mo Sosa Abella, Labradores. Trjedores y Ladrones, p. 68.
120
Josefina Chaves de BoniiL-1 (comp.), ulnfonnc", pp. 159 60.
12
' En 18(X) va rios testigos declararon que el cur·a del pueblo de Ctútiva se quejaba de la falta de
alcalde pedáneo, deb ido a que por ese motivo no podía conse¡,'llir que los veci n o~ ;~si stieran a misa
los domingos y :;1 precepto anual (.-'\.G.N. (Bogot:i), Poblaciones Boyacá, 1, Cl: 'EíSv. a 159r-). Las Leyes
de h1clias aulorizaban a los alcaldes pam castigar Coll un día de prisión y seis u ocho azotes al indio
que faltare a misa el día de fiesta (Recopilacú!n, libro \ 1, título III, l<>y XVI).
IV . 1 OS PUE'BLOS D E i~O I OS D E LOS ANDES CFNitt.ALES r EL CONTROL SOCI:\t Y POtri1CO f>h 1 :\ l'()Rl,..>\ClON RUR:\l
.J
Se tenía corno •·csultado la obligatoria reunióu de !11 población mea! en las iglesias de 1 ,
pueblos dP indios. durante días específicos. De esta ionna, el temp lo. al igua l q ue - d
plaza ubicada por lo general al fre nte de su entrada pr·incípal, veÍ!UI realz:Jdo su papel
escenarios privilegiados para f·t~ l t' bración de aeto~ r·it na les y la re¡wes<>ntacióu de ac : ,
de podet: All í, en los días festivos, tales actividades involucraban al con junto de la pob a·
ción y no sólo a los indígenas o a los veeinos que, lr·ansgt·ediendo las not·mas de se~·
gación espacial. 'ivían en el pueblo. '¡
El . entido de sinct'Onizar tiempos ) espacios para los rituales ..' nosotru'
aiíadii'Íamos t.amJ)ién que para la representación de actos de poder, ha s ido •·ealz ,_,
por Bourdi e tl. quien afirma q ttt' :
"Tl u~ r<'ason why suhm issio n lo !"he collective rhythrns is so r igoro1rsly dcmandecl is
that the ternpo ral fo rms or the spati;ll str'ttcturt>s slnrcl'.u t·e not on ly tbe gronp's
represe11lilt ion of the world but llu: gi'Oup itself. whidr ortlet·s itself in accorrlatH:e witH
this reprc::;entation:- . r2:!
Lo pl:~nteado por este autor destaca rnlonces la importancia que tieney l
establecimjenlo de tiempos y espacios detinidos para el desarTollo de acUYidades co lee~,a,
c?mo un l~~rcnnismo para ac1 1.1:.:tl' no sólo so_h re. ~t ei;lrurtura de rept·es:n larione~ del ~:ti!,10.
smo tamb ten sob1·e su estructura tle or-ganW\ClOI1 como con¡un Lo. 121 Eslns constdentcJot t-.....
llaman la ::~ l c nrión sobre la imporl a11ciu dt> la iglesia y la plaza df• los pueblos, que ~
construyemn <'11 escenarios en los que se materializaha el podet· y cuyo uso se prh.i ] ·1)
p<u-a la cdelwación de ritos _,. p:lt':l la escenificación de actos simbólicos de poderP~
E. L-\ Pl .-\7.-\ ' u I cLESr \: r:scF.~AR J os o LOS Qlt. sF. :\1.-\TERL\U Z.\B.-\ F.t.
PODER
Dada la importancia d<>l raserío de los puc•hlos de indios, el ,·e.~ lo del capítu5 ~
dedicará a analizar en detalle· <'Spaeios como la pl:1za y la .igle;;;ia. q 11r fueron e:;cen· (>..
prhilegiaclos tanto en lo que tuYo que 'er con el c-ontrol político sobt·e los habitantes de
los pueblos dr indios. como en la generalización .' •·egularización de las relacio t",.
entre indios y 'ecinos. Lo que se hu se-a observar es rómo se expr·esai'On las relacion,....
de poder· t>n e l poblado. Cómo en su iglesia ~ <'11 su plaza los f'mas. las autorida le--.
ind ias, los co rregidores y los alcaldes pedánt>os rnaterial izaron su autoridad. D bt-
anota rse q ue las posibi lidades ana lílieas q ue ofrecen estos espacios s0 11 múltiples, p ro
que aqu í ::;ólo se estudianú1 h<ísiramente dos aspectos: el papel de la plaza tanto cór lO
espacio cornr'm y público que scn·ía para divulga.· los meusajes qn<' <'1 Estado coloniJI ~
sus administradores buscaban pnhlicitar y, segundo. el p apel de la igl<'sia como espa<'io
de r-atificación ~ ¡·ef(,rzamiPnto de las jer·:.u·quía5 .'· eventualmente. como espaeio para ,.¡
m l' ie n·e Bourdieu, Outlim• 1¡[a 7/¡eo'T ofPrae!icf'. p. 163: .. La ra:r.Ó 11 po1· la cual la sw nisi • .a
los ritmns colecti,·os se r.xigf' t•n forma tan riguro.<~l. t·S q ue las foriJ1 as ten•piW:l lf's o las estruct
espat•i::tle, esiJ·ucturan no sólo la repPesentación d<·l 111Lmdo. si.no ¡¡) gmpo f'll ,í mismo, qu ~
ordena Pn concordancia eon <':.In rt>pt·esentacióu."
121 Re~pec:to a este prohll'ma Bou¡•dieu también anota que: .. all thc a<·tion:. pPrformed i11 31
strucltwed :.pace and time an· immt>diatel~· c¡ualificd s; rn holil'ally and fu1wli<Jil as .;tructtlr-31
exerf'ÍSI'" through which prac·ti(•;tl maslel)· of the ftlltdan ot>nlal schemes is eo uNtitutt>d." (P ienT
Botn·dit•u. 7/¡e Logic, p./:)', : -todas la" acciones ej<'culacb" t>n espacios~· tÍCIII.J!OS esu·uctura.do-..
de inmedi mo se cualificau ~ i • nbúl i ~·mnente y opr¡·a11 co rno ejercicios <'~ l ruc l u rales m edia lt~
los cu:liC'.~ Sf' adquiere la maestría práctica de los csqut: JT!as fundametll alcs.''.
121 Eu lo que tiene c¡uc V<'r t'OII las ciudades hispa"o' """t'Ícanas. cstns pmhl t~mas han do
trabaj:rdos por DaYid J. Robinson. • La Guclad~ y .. El sign ifiC'.ado~ . AJan Dur;;ton, "1; n ré~ffi
urhaní,riro ... los analiza respecto a los asentamientos t'<>lon ial••s -twhnnos" en genera l. a los q¡w
definl' l'omo tales en ¡¿;,·minos d<' comunidad ··polítirn.. p. 60 .
l~n medio del pohlado estaba la plaza. esp acio com(in .' pliblico. a la cual. en
pt.lt'hlos como Sim ijaca, le fut> demarcada una extensión dt' noventa Yaras t> ll c uadro.
llli<>ntra;; q ue en Facatatiqí se le asignaron sólo 80 var·as en cu:tdi'O.m En e lla se levantó
dur--.utte e l p l'imer siglo dt' dominación colonial la p icota, lugar' de castigo y d e esc~u·nio
púhl ico.':!(1 De otTa parle, en el espacio d e la p laza. la parte Cr·ontal a la p uerta d e iglesia
loe la que más se utilizó corno punto de e n<'ue uLro para la rc'alización de diverso:< :wt os
._,. porl<'l' que afectahan n los h abitantes del pueblo.'2;
Fut> f'n la plaza donde en 1689 el COITf'gi d or de Zi paq u it á hizo juntar· a los
~~b., rnador·es, capit<HWS. indios e indi:1s d e Chía y, en prt>sencia de s u c ura d oct r·incro,
41>1 de C:ajicá y de testigos espaüoles, les leyó e l despacho d e l P r·Pside nLe de la Aud ie ncia
para que proced ieran a aclamar a su gobernndorYR Tambié n e n la plaza, en las pu t> r'tas
~!k- la iglesia, despu P.s de mi:;a, el corregidor de Bogotá eo nvo c;Ó a todos los ind ios de l
fM.•eb lo de· Zipacón. inc luidos mujf'res y n ii'los. y en presen cia rl t>l cur a, el g-ob<:' m ado r:
lo~., c·apit anes. los Yecinos : dem ás residen l f'~ del valle. p r <"g¡ rn tó a los indios a quién
~..,rtenec-í:-r el cacicazgo. Fuc así como el 22 d<> di<'iembre de 1í05 los indios pidieron
'f\lt' se pusiera e n su o licio. -como a su cabeza legíti ma- al h ijo del eacique difu n to. ~
Utro t:"rnto había h ech o en la ··p laza pub l i e:~ .. del pueblo d<' Hoj:w á el anteceso r' d e ese
('t"Jrregidor· en 1701. ' 10 S<> trataba de una c<>rcmonia que, con e l paso de los aí"w:;, seguía
tt>nien do <'1 rnisrno escen ::u·io, aunque la aclamación se dtr.i.gie ra <1 legitima!' a otro tipo
·"it> au lorid:1des in dias. En U h :~qu e, en 180 1. por ejemp lo. se ad;iruó al teni e nt e indio
oie~pu~s de misa. en las puertas d e la iglesia. nt
Lo comlÍ n en estas ceremonias ele ada m ación de a utori d adf's in d ígen as fue
t>nt onces q u<>. después de misa. el correbridor reuniera c>n la p laza. frf'nte a la p uc r·ta de
la iglesia . a todos los indígenas, pm·a leerles la orde n clt>l p res ide n te de la A udienria y
prrgt tn lar: les quién debía asmnir el cargo. TrH·Jos los indígenas, inclnidos las uwje res y
los jóvenes, designaban ni s11cesor. Al acto asis tían. en calida<l d e testigos, e l cura del
pueh lo _v "es pañoles" : lo veci n o s d el p u eblo. V:~ri os as pectos sobresale n d e o<>s ta
11;:wse. entre otros. \ lartin Rolland et al., Forum N P/a~a .Jlayor dans le Jlonde H ispanique.
Colloqm: interdL<ctj;liuaire (nsn de l elázque:. .1/odrir/28 octobre 1!176. P:r.r·ís. Edi tion~ E. de 13ur<'tll'd.
WíS y \ figu cl Hojas .\l.i..'\, /,n PlawJfayoJ: .6'1 Urbnnúow. Tnslrummto de Dominio Coloniol, Rarcl'l<>r JH,
.\! 11.-·hnik Edito res, IHí/l.
J28 .-\.C.X (Bogo tá). Coáqo('S e Indios . 10. r. \) 171·. y V.
•:o; !hiel.. f. 958r. ,. '·
110 \ .. GS (Bogo.tá. Cndt¡ues e Indios. 17. lf 767,_ y 76ik
111 -\.C.:'\. Bogotá. (ariques e indios. LO. f. 6891·.
1\".I.OS PtJFRI 0~ Df i:"'OIOS DE LOS A:":DL' \F=.N~AtES Y El COT'-o'IR.OI SOCIAl Y POUl'tC() 11F LA P08l ACION RUkAl
reremonia que de tiempo en ti empo tenía lugar en los diferentes poblados de 1 -
Andes centrales. Se obsen a que la plaza se usó no sólo como un espacio pal'a la Lont;,
de dC:'cisiones. siuo tambi én para hacer pública la detenninación adoptada por el común
y. de esta Jonna, legitimar la autoridad del favorecido. La práctica de la aclamación
elección, que tenía su origen en las h·adiciones indígenas del iu·ea. resultaba fundamental
pant garantizar la autoridad de los líderes. 112 Como lo planteabu un cura, cuando m
cacique u otro dirigenr e no era elegido ele esta forma , s u auroridad clifíc.i lmente r2
::~cept ada por los indígenas.rn De esla fol'ma, en el des;;u·r·ollo de estas ceremonia, . La
plaza no sólo se usó como un espacio para decid ír, ;;in o lambién para dat publicid a
la decisión de la comunidad. como un mecanismo para legitimar a las autoridaues ·
Sol)l'esale también el papel que asumían los participantes t>n la ceremonia; _,:a
que si bien en este caso la plaza se u6lizaha como un si tio de inclusión para las gent~
del pueblo, en la medida en que todos podían asis tir·. no todos jugaban el mi smo
pap<-1. Los indígenas eran los protagonistas y los veci nos y/ o ··espaüoles'· los testi~n:..
Debt- snbrayar-se aquí la ambivalencia en tre "vecino" y -espaii ol'" ya que se usaba tan t.,
parn dt"stacar el carácLer '·n oble'' de los vecinos parti cipantes. coruo pal'a indicar la
pr·esencia al acto de rniemlwos de la elite citadina que contaban con haciendas el\ ~
pueblos. m Es decir, que lo que se buseaba er·a est:1bleee r· la importancia social que en
el ámbito del pueblo, tellían los pobladores no indígenas que par·ticipaban corno t.esti ~~
ll abía así una ratifí?ación de lns dife•;:encias al inLer:ior dt"l grupo de veci nos, dentrq, c:k
la cual se establecJa como .. narural yue los testrgos fue rau los que ocupaban (uu
posición social más dt"stacada. 1'16
Pero además. la u istribución de f unciones dentr·o dt"l ceremonial tenía Olr:b
implicaciones. Los result:ldos de la ceremonia afectaban fundamental me nte a la
poblaciÓn indígena, per'O la d irecciÓn ue) 3Cl0 I'Ol'I'CSj)011dÍa a una autoridad -españo-
la": el corregidor·. En calidad de testigos participaban el cu.-a y. como ya se ha visto. IO>o
Yecinos. Esta asignación de fuHciooes dentro de la ceremonia subrayaba la s uj eció : c:k
los inclíg~nas a las autoridades españo las y también su papel subordinado en su re l a~ióa
co11 los vecinos, en particHiar con los más prominentes de ellos. El papel de teSt.J.:¡:!()).
Cl'a parte importante del ceremonial. Como Le Goff anota: '' the presence of spec~o~
creates a symbolic social space in the midst of tl1e symbolic material space.'' 117 D a~ d
iV . l OS PUEBLOS DE ~":"DIOS DE LOS Al"J>r:.$ C€NTRAU:S Y EL CONTROL ~CIAL Y POLJTlCO DE LA POBL\CJON RUfV..l
l'ambién en la plaza se forma lizaba la iniciación del Juicio de Reside ncia, eomo
hizo Pedro de Galavis en Zipaquirá, en 1753:
" ...estando en la plaza de este d[ic]ho pueblo como a las onze del dia segun e l sol~.
presentes la ma.ior pm·te de los vez[in]os e yndios, then[ien]te cap[itane]s alcaldes, .
demas de d[ie]ho pueblo...p[o]r vos de tm :vndio calentano, q[uie hizo oficio de pregoner~
en altas e inteligibles voces se pregono y publico a la letra el despacho de comission de :
exe[lent.isi]rno s [eilo]r Virrey // de este reyrw...y se ahrio el Juicio de Residencia ..." .l45 .
En este caso el mensaje era diferente al deJa ceremonia d f: elección- aclama 'ón
de las autoridades in dígenas, al ·igual que el papel de la gente del pueblo. De · na
parte, iba dirigido a todos los grupos, haciendo explícito el poder del rey para impi rr
justicia sobre todos sus vasal los. De otta, se ponfa de manifiesto la potestad J'eal " ar2
ca m~ i ;~J' a Sl~S fnncionari~s y se p:üiaban ~os se~t~miento~ de insatisfacc ió~ q~· la
achmmstracwn del corregtdor h ub1era pod1do or•g111ar. 146 1üdos estos mensajes man
diri~id_o s a refor~~u· .la legitimida~ de 1:
~~L~toridad.. r;al. ~::afirm~l~~m -~: ~>~~~~ i,p~te~~ia
del 1.e)' sobre el cO nj unto de sus vasallos y ,u autondad petrel JUzg,u y ca:,l:lgc\1 cual~ 1M'
exceso cometido por los funcionat·ios •·eales. Consolidaban también l.a imagen de . ~
la corona encarnaba la justicia y planteaban explíei tamente qne estaba interesad· €'D
defender y pmtege•· a todos los súbditos del rey. 11' Se ponía de n umifieslo igualm~ . llf'
q ue aún el poderoso era impotente frente a.l poder real. Los vasallos de la corona ·.
gentes de diferentes "tipos" y jerarqlÚas, pero Lodos ellos estaban sujetos a su ma · (\.
La plaza, en un día de mercado, cuando confluían a ella indios y vecinos, era el ln..g-4
idóneo par·a dal'i e la más amplia divulgación a estos mensaj es.
Además de las ceremonias de aclamación y de l.os J uicios de Rc~s id encia i lf.o;.
corregidores, que tenían lugar con relativa lrecu~ncia, había ott'as actividades, m 'hQ
menos frecuentes, que requerían de una éU11plia clivnlgación . Este era el caso, por- e' rn-
plo, de las visitas a la tietta. En esas oportunidades los oidores de la Audienc.ia, des · 1éos
de misa, eongregahan a los indios y a los vecinos en la plaza y desde la puerta . la
iglesia, les in formaban sobre el ohjeto de su visita y lo que fre nte a ella debían ha~ · _:-tt
También en la plaza, los o idores hacím1 que, en presencia de los indígenas, de los ve · ••*
y las autoridades, los medidores juraran medir "fielmente'' las tiertas. 149 Aquí con ~ ·
s;1braya·r, que estos ~~edi~l~re~, q~~e verificarían l~s l~m~te_s ~el resgum:~o, era~1 v,ec:!~, ..li
fi,s decn que, en este c<t::.o, al t:::>ual que en los p• ocesos de eleccwn-acl<lllldClO ~ t>i
problema que se d~bati~ inleres<~a fw1d~menta lmen te a ~os ind.ígenas, pero los ve;~ct>
aetuaban como testJgos. 1" 1 A.demas los vecmos eran t1un.b1en los encargados de medj!<b
resguardos de los indios y los que declaraban sobre si las tierras eran suficient~s o
excesivas pm·a Jos indígenas del pueblo. 152 En estos casos los vecinos ya no sólo :
m A.G. ~. (BogoÚ), Visiras Cundinamarca, 7, íf 13:-lv. a J34v. Vistias Bolívor, 6, ff 607r. a 655, E!!
algunas oportun idades estos veeinos ostentaban el título de don ívéase, por <:j cmplo, ibid. , J.: 63 r.
l \'. lOS PUERtO~ U f 1'\UIO'> DE LOS ..\~DES CE..'./TR:\lE.S Y fl, <"ONTROI 'CK:I.o\l Y POLITIGO DE L'\ POf.U A CI O~ RURAL
En algunas opo r tun i dad~s el pel igr·o de que el castigo gener·ar<~ desór dene-
entre la poblaC'iÓn o las consideraciones sobre la gravedad del deli to hacían qu e p~
su ej eeución se utili7.ara una plaza de mayor resonancia q ue la pueb le rin a. En el ¿..;:,
de los azotes que se debían aplicar· a los indios de Chía. que se mencionó a nteriorme1 t>.
PI corregidor· solicitó a la Real :\.udiencia que e l eastigo se real iz:t t·a en la p laza a..
Zipaquirá en un día de merC'ado. ya qtH' de realizarse en Chía pod ían presentru¡' c:-
alborotos y al teraciones, por ser los reos de ese pue blo. Además, a la plaza J e Zipaquira
asistían los i.ndios dt~ to~os l.?s ~ue~)~os .. de l corregimiento, por lo cua l " ...producir~.;u
cxernplar e ffecto el cas ttgo... ·, anad w el corregtdor. 160 j
En el caso de \figuel Guaseo. indio tributario df>l pueblo de Fómeque, quien e-u
17 19 dio muert e a su capi~1.n. 1 61 la pena se ~jec u tó en la plaza de la capital. 1<:1 indio. al ~
apresado ai'tos después, fue remitido a la cárcel de San ta f~, donde se concluyó el peoceso. ,;.
AUí la Real Audiencia lo condenó a pena d~ m uerte
- ...que se execut.a ra sacan dolo de la Rr.a 1 Carzel don ele se halla en bt'S I ia de Alabarda,
con soga al pesqueso y sera / 1 condusido por las calle,; pnhlicas que se acostumbra con
pregone m pot· delante que publique sn dclicto asta l:t piasa ma..ror ele cll:t clonde es tara la
horca, le!Jantada de donde sera ahorcado por el .Y(inistt·o Executor de .J n~ticia asta que
muera naturalmente, desp u e~ de lo qua! le ser·an <'Ortadas la eavesa _y manos, que s
fijaran en un palo, y pn!'sto en el camino q ue sale desta eiudad para cl [icJho pueblo d ,
donde ninguna persona las quitaran, ...r 16,
El uso de las plazas de la capit.1l para ejecu ta¡· l:t "'pena ordin:tt·ia"' para el delir ..
de homicidio se presentó tamb ién en otras oportunidades, com o en el caso del in ~·
de S iachoque. José María S ichac:á, en 1792, q uien fue (:ondenado a ser a horcado e
plazuela de Sa n Victorino, en S antafé. 161
S in embargo. no fueron siempr e l<~s plazas capitalinas o pneblC'rinas las escogí ;c.
para castigar los delitos m a} ot·es. En algunas op<lrtunidades se ordenó que el pre~·
fu Pra :jecu_tail_o Pn el l u~ar rle los he~ho s. como_ oc~rrió con el ind io de Faca tat};'á..
B1c1on no V1chJvena, en 1!07, por el delito de parncrdw . Dada la gravedad del hech la
Aud ie ncia or denó tod o un cc-rerno nial: ,;cría sacad o de b prisió n a l:t cola de un ca a
llo, con la soga a la garg<~~1 t a y 'oz de pregonero q ue ruanifest·ar a su delito. En esLI
fo1·ma sería paseado por las calles del pueblo. ha~ta llegar al sil io a donde había cometí<!··
el homicidio, en donde ser·ía colgado en una soga d e tres palos hasta morir. Luego ~ lf'
cor t<u·ía .l a mano derecha pnra fijarla en el sit·io. se lo coloC'nria en un ccron, cuba, e un
o saca junto con una m ona, un gallo, una víbora y un gato y, finalmente, seria lanzad a!
río grande dt> Bogotá. 165 Aunque se nos escapa la simbología que esconJe esta cond~ 1a.
110 cleja de llamar la atención el uso de anima les CfUe cotno el gallo y el gato, se asoetan
más fácilmeniP con prácticas de hechicerÍa, que con castigos Pjemplare de" los tril.mnak-
Oe <'ualquiel' forma, lo que interesa resaltar aq uí es el carácter público que se daba"'
ciertos aetos, como los castigos ejernpla,·cs, y resa ltar el pape l. que en est.e sentido jt <r(,
la plaza. corno espacio privilegiado para ~scenificar aque ll as repr esentaciones con la-
que el Estado ." s us autoridades buscahan impactar a la población y logt·nr, igualmentt>.
que sus m ensajes fuer·an ampliamente conocidos por ésla.
IV. LOS PUEBL05 1>f, INDIO!. Ul· 1OS A:-IDES CE~'TRALf.S Y EL CONTRO l ~CI,, L Y PO U11CO DE LA PO KLAClON Rl!ML
de la Rea.l Audiencia pa1·a que hiciera "formal averiguación" sobre los procedim'
del corregidor Pedro de TovarY'
Otros castigos, de cat·ác1-et' inegular, también hacían uso de la plaza y
piwt.'1. En Chocontá, en 1695, el corregidor ordenó al indio alguacil del puebl.o
trajera el cah::~llo que tenía en las estancias de los indios y como
" ...no bolvio con la bt·cvedad que deseava lo mando amat·rar en la pi<;ot.a en donde
le dieron por su orden asta diez asotes en que no prosiguio por aver ocurrido el
Cura Doctánero de d(ic]ho pueblo con la notisia q[ue] se le dio de la
estraña q[ue] en d[ic]ho ynd io Alguasil se execut.-lra por cuias persuasiones e""'."''""'"
mando cl[ic)ho Corrcg,[id]ol' suspender el castigo q[ue] avia prensipiado, ...". ;·,
El ejercicio de este tipo de actos ilegales, bien podía dar lugar a una exp
pública de inconformidad contra las autoridades. A este corregidor, por ejem
indios de Cuatavila se le amotinaron cuando apresó a su eacique. La plaza fne
de difusión de !a noticia, que se dispersó en1Te los indios, cuando éstos salieron
iglesia.'" 6 De igual forma la plaza podía ser espacio de agresión conlra las
En 1802, en el pueblo de Ubaque, las indias de una capitanía enfrentada con el
insultai'On en la plaza del pueblo, en presencia de indios y blancos, según lo '-'"'"'!'!i!~
el corregidor de Bosa comisionado para investigar el enfrentarn ienlo. m A.c.¡uí se
en evidencia un problema de particular importancia: la reacción de la población
uso que en tales cir·cunstancias se hacía de la plaza .
El castigo legal o ilegal, así corno otros problemas pod.ían dar lugar a rno
en tales casos, las autoridades que hahían implementado la .medida podían aLraer
sí la furia de la comunidad. Incluso Jos curas, cuya figUl'a se veía J'efor·zada por· d
de lo sagrado y pod ían hacer castigar a la comunidad con la terrible pena
excomunión, fueron objeto de la ira de la población. ,;s En esas oportunidades la
ocupó un papel eentl'al, no sólo cuando allí se escenificó el aclo causante
ineonformidad, sino también pol'({Ue la plaza había adqui.rido un sign if)cado p
especial. Su ubicación central en el conLexlo de nn orden que p1·ivilegiaba la central
su capacidad par·a congr ega t· a la población del luga•· y el uso que se le había
como espacio para la toma de decisiones y para divulgar las disposiciones y
estata les la hahían transformado en el espacio "natural " de la actiYidad poi
común de la población. Este espac io había adquirido un pofler simbólico
des preciable, entendido éste como "a powe1· of constructing reality, and one
tends lo establ.ish a gnoseologica/. order: the irnmediate rneaning of Lhe wodd". 1i 9
ello la pla~a no só.lo resultaba de gran 111'ilidad en términos de la dominación, sino
también s e constituía en un espacio idóneo para escenificar la inconformidad
desacuerdo. Sus características físicas, al igual que la carga simbólica con la que
había provisto mediante su uso cotidi.ano, hacían dP. ella nn espaeio privilegiado
insurrección, como se demostró du1·ante la R.evo.l ución de los Comuneros en 1
Como se ha podido aprcci1-u; en los pueblos la plaza oeu p<Í - y posiJ¡Iemente todavía
ocura un lugar ¡wiv-ilegiad.o ¡xu·a la di fusión de los aetos de poder·. bien fu era para rcforz;:.l'lo:;
<) para <'xpresar inconfomlidad o rebeldía frenle ;.1 su ejercicio. Pt>m la plaza, est> gran patio
t-n que se congregal)a a los pohladorcs para que Yieran lo qut· se les quer·ía rttostrar. no fue
.;>) t'mico espacio de difusión de la inf01mación. l.<l iglesia cornpart-ía ese pri' ilf'gio, aunque
··cm 'ariaeiones, que inducen a eonsiderarla desde el ptmto dr \·isLa político más corno
un ti nglado donde S<' euseñ<uxm y s~ inter:iorizahan los pri.Dcipios que fim.dament;~ban la
d ominación . E se _e ra el espacio donde el cuea doctrinero ensei1aha con sus prédicas los
principios que-debían regir para qtte los homhr·t>s viYiera:n f'n "policía". Sin e rnbargo. no
siilo sus palab-ra~~estaban cargadns de un con tenido pedagógi<'o. sino tambi<'n el uso
rotidiano del _espatiO--.:Y la o r·ganización de las acti,idades que df'sanollaha la población
par:I-(Jotar el recinto y j)~u·a llf'WII' a buen tém1inn las actividades religiosas.
2. La Ig·lcs ia: lo Sagrado y las Jerarquías
Dmante las últimas décadas del siglo '\Yl nmchas de las iglesias tle bahareque ·'
pa.i~ que se habían construido en los Andes centrale;;, f"ueron reemplazadas por
t>dificaciones faJJricadas con piedr·a. ladrillos y tapia. A finales del. siglo est;¡ sustitución
ya estaba bastante avanzada y se con tinuó en los l)l'imer·os años de l sigu.ienle. Hacia 1600
lo~ oidores Enríquez y Gómez <le :VIena conlrataron la construcción de por lo menos
qui nce iglesias en los pueblos de la prn,.in<"ia de Santafé. 1s1 Eu la jnrisdicción de la
ciudad de Tunja aunque el p•·oceso de sustitución de templo,; parece habe r s ido más
lt-n lo que en Santaf'é, también c;:;taba bastant e ;wanzado hacia finales d el s ig lo XVJ:. 'M
Las nuevas edificacicm4?s de lad•·iiJo, p ied.r.·a y te:ja, en algunos casos, y en olt·os ele piedn.t
~· n tbiertas de paja, 18:'·!en su nH1)0rÍa medían u rtas 51 varas de largo, por IL. dt> ancho y()
dt> alto. 181i Por lo general. contaban con dos puerlas. dos o Ct tatr·o Yentanas. ca mpanarios
•1t> \res ojos, pilas pat·a el bau¡jsmo ! el agua bendita ) , e11 algunos casos. capillas.IS/ El
aflar ma~orse resnltaha. elevando !'!l nivel de su piso, que quedaba una" tr·es o cuatro
~radas más alto q 1w C'l del res lo Je la iglesia. ls:l Este sería e l diserto básico de las iglesias,
•1uc se man tendría en las conliHwts adic iones. reparaciones ." reconstrucciones de los
templos a lo largo de los siglos \VII y X \ "UL t> ineluso a finn les tlel siglo \1\. 189
1889: T. J\: I'P· 2082. 2096. 218J . 2246 y 2310! T. \ : 1'- 2640_
'"' José \l ojic-a Silva. R,·farión. pp. 1. 100.
•>t"· lhi«L
•ss RobC'•1o \ elandia, Enádopcdia. T JJ. pp. ili. 810. 824. 86H. 910, 982 y 102(); T 111, p p. 1198 .\
1889; T. 1\-; pp. 2082, 2096, 2185, 2246 )" 23 10 .v T. V, p. 2640.
,,.; Ih id .. T. ll, pp. 670 y 7"37 8: T. 1V, p. 2087 y T.\', p. 2641.
ll'S !hieL T. 1f. p. 2641 ~ Rolw rto \ "elandia.l-on/L'l)(ín. p. 70. Da' id Hohinson. ·'La ciudad colonial~. p.
273. ha llamado In atención sobre el c-arácte•· silllhcíliro de esta elt•\ari6n_ Sobre el pmticular C"n la
Rrropi/acióu.iibro JUl. órulo \ -11, ley\111. se J>ll'C'i,6 que para quE' 1"1 l<'111plo -de todas p:H1es sea \Ísto.
.' mejor \E'Ilt"l"tldo. esté algo Jf',<ltli:Jdo del suelo. dl' fol'lna que se hnyn <IP entear por g"J·:tda~_ ..''.
IR~ En r l fonflo Fábrim rl<' fg!C'sias del A.C. "11 . (Bogotá) I"I'Jl"·'a n numerosos f''p ed icnt~>s
rt•lativos a las co• J strucdone~ y reconstrueeion('S de las i gl E'sia.~ d e tos AndE's r.en t••aiPs: sohrf' b,;
IV. LOS PUEBlOS 0F I''TUOS 0~ LOS .'\~DES C EST~AI S:S Y EL C0'"TR0 l SOCIAL Y POtiTtCO OE LA f008LACIOX RURAl.
Como se puede apreciar, la iglesia no era , a diferencia de la plazn. tUl pati
g1·an tamaño. Por el contrario. se trataba ele una edificación costosa, que debía re~
y, a la vez reafirmar, la impo rtancia que las autoridades y la población daban a4':,·
que expresaba la jerarquía Sttprema: Dios. 190 Pero esta construcción no sólo servÍir ·)
escenario para reflejar y reafirmar la jerarquía divina . En. lo::; actos qu e a~
desarrollaban. el cura. es d ecir el mediador con la divinidad, ocupaba el lugar ce4..
Era el gran maestro d e cere mon ias, qw~ oficiaba la rnisa, bau tizaba y casaba. 19 J
iglesia era S\ t espacio y allí se ratificaba permanentemente su jerarqnía. De otra ~
sn vinculación con lo sagrado expandía s u preemineucia más allá de las fronter~¡f:"'"'
pueblo. Au11que dentro de la jerarquía eclesi:lstica su papel no fue1·a signiG.cativoc ...-
el ámhilo d e lo profanO el ca 1·ácter sagrado Je SU papel, al igual que la p osici ón S~ .ü.
y el proceso educ:=~tivo q ue se le exigía para desempeí1ar el cargo. lo nh·elaba co~. ·
miembros de la elite citadina. 192 Este papel se puso de maniliesto en las cerem~ ·:.:
de la ci.udad que se escenificaban en los p u eblos como, se verá a continuación;'
En general, las ceremonias estatales que teuían lugar e n Jos poblados er~ ·
cm·ácter local e im·olucraban a sus habitantes. Sin embargo, en situaciones especial'"'
las iglesias puebler·inas fueron escenario de ceremonias vincu ladas funclamenta~e-:.
le al poder virreina! y a l de las ciudades. Este fue el caso. por eje111plo, ele las cer . -
n ias de recepción que se hacía a los 'irre) es y sobre las cuales hay descripci r,.-,.
r e lalivarnente detalladas para La segunda mitad d e l siglo XVIU. 1w1 Seg1ín éstas, pa-·
dt>l ceremonial tuYo lugar en algunos put>blos ubicados en el camino entre Honda ..1
capital del >ir.reinato. En 1761 , para recibir al virrey Pedro Messia de la Cerda, e l C~L)
de Santafé coordinó los festejos que se le har·ían al virrey en los pueblos de indi~ :)i'o
Facatalivá y l"ontibón. En este último pueblo el alca lde citadino acornpruió al ca.r · la.....
dt>l virrey basta llegar a la pue1·ta d e la iglesia. Una vez allí,
"'En el pórti<:o est.<than esperando los señor<>s de la Real Audiencia con garnacha
el Cm-a dió a besar a ·. E. la cruz. teniendo un cojín carmesí para que hincase la ¡·od~.
y tomando el pa lio en la puerta, subió el cuerpo de la lglcsia... .".'~" :}
Se tr·ataba de un ceremonial d e la ciudad que, Pn algunas de s us pa1·tet. -
traslarhlba a los pueblos prov inciales. Su importancia, como conjunto, se reflejó · ~
hecho ele que el Cllbihlo dejara constancia en sus actas de la prog1-amació n del e . ¡ ......
e l cual seria dir·igido por sus m áximas autoridadesw; Otro tanto suced ió en
cuand o se hizo e l recibimi e nto del Yirrey Amar _,. Borbóo. En esa oportunida ,
T1·ibunal.es Reales esperaron al virrey en la puerta de la iglesia de Fontibón, para
ingresnr al recinto, donde se ofició el Te Deum .196
Rcpübl ica. 1992, pp. G9 v 283- 4; \-la11a He r-re r·a Ange l, Poder I.ocnl, pp. 1~3-"140 y A\01 Y.
Zamora. HisLoria . T. 1\( pp. 7i- 8.
191 Pedro .\!afia Jháñez. -Recepc·ión d~ un virrC"y en S;wtafé-. Colombia Ilustrada, 7889-
,.... proclucción facsirnil aJ~ fc>mando Uribe Rest1·e po (comp.'. Bogotá. Banco de Bogotá, 197
't ma~·o l5 df' 1889. pp. 4i- 8.
m• E nrique Orteg¡r Ri.cat!rte. con la colaboración de Ana Rueda Briceño (r:omp.), Cnbi!.
Sanlafé de Bogouí Cabe::.a del. \"uevo Reino de CHmada 1538- 1810. Bogotá. \l inister·io de Edu ~
~acional. Publicaciones del :\rehi'o Nacional de Colombia. MCMLYIT, pp. 164- 5.
193
lbid .
t!)C; Pedro .\Iar·ía Jbáriez. Cró11icas., T. IL p. 250 y Roberto ' elandia. Fo11tibón. p. 107.
w; Pedr·o Ma ría Tbá•iez, Crónicas, T. 1. pp. 'WI - 6 .Y Robr•·to Vc> landia. Foutibón, pp. 104 107.
l!JIS A.G.i"i. ' Bogotá. Competendtls Cundinomarm . 5 . f. 8801·. Sobre el parljcu lar ~:refiriéndose al
C'aso de las ciudades. Da' id Rohin son. ~La ciudMI roloniaL p. 2'7 4, ha indicado que, en la iglo.>sía:
-En In parte dc,hmtera de la na''C' se enconu·aban asien1os para aqurllos de• mostrado J'ango
social. Cuanto más ce rcano se ub icaba el as ic·nto (o J'eclin¡•tn •·io} al alta r·, m(ls alto e l status.
Fami lia v linaje, cJe,·oción y dot.~t· i ones, comtínmPnte gm·;UJ t izaban asienlos en un patrón q ue
•·ellejaha C'i orden social. Ln ro.>cién llegado lenía solamentr qHe alender a los servicios rf'ligio -
sos para saber quiénes eran los poderosos ~ los ricos.-
199 Roberto \ rlandia, Fonlibán, pp. 73- 80.
lV . LOS PUERJ OS DE IXDfOS Of 1OS .\.SOE$ CENTR.I\1 FC: ' l:l COi'o'TROl SOCIAl V PúliTICO OC LA PORI _-\.("10~ RURAL
<r 9 S)
los jndios hubie1·an s ido desplazados de los mejores luga1'es dP. la iglesia, sa
posiblemente. en los casos de las principales élUlOridades indias. r:l hecho es q t> 11
1800 los vecinos df' l'ómeque buscaban la ereeción de panoquia r para ellos esl '·--
lo que tenía qne w~r con la iglesia. significaba que fueran los vecinos y no los .ind-
Ios qne estuvieran '·apoJerados'· de la f.'dificaciÓII y de la c ustodia de las alhaja ~·
e l culto.200 Años étnl es, en 1772, los vecinos de r<usagasngá también habían pedi(J,, ila
erección de pa ,·,·oq 11ia: alegaban que ellos h nhfm 1 fabricado la .i g lesia a su OQ ta ~
eran los IÍníeos c¡uc S lls l e t~ taba t' la conservación del c ulto divino.201 En o t1·as paJa lntio.
e l den~cho de posesió n sobre la iglesia y s u dotación tambié n d t> not~iba la 'imponanfill
relativa de uno u ot ro SC!ctor de la población. En Fómegue. en 1799, había 686 ('
de familia "hlanc>as~ y 1í 1 indias, incluyendo J'f'S<>rva dos ~ solleras. 202 En 1755 ~t.il
<'ll Fusagasugéi había 107 'ecinos cabeza de familia.\ 85 trihuta1·ios. 20' de los Ql a;~
en 1799 sólo quedaban 22. incluidos algunos ausen te:;. 2111 En ambos casos los ,..._'!-
JWS) las autor1dadC'S alegaban que quedaban rl1ll) poc>os indios, mientras qu~ ··iS
'Pc-inos aumentaban día por· día.2t)j
F:n el c::rso eh' Tunja este proceso se erupezó a dar en forma mucho más leruf!ra.oa
y con características un poco diferentes. Desd!' po r· lo menos 1732, por f'jempt . l...»
vecinos del p ueb.lo dt>l Cocuy tJ'amita1·on infruetuosarnenle ante las autoridades a·"~
y ecles iás ticas la cr·ccción del Cocuy en parroqu.ia. 201: Sólo se le;:; autoriz6 pa r·a ~~
> icepa,·roquia, pei'O hac>ia 1752 se ordenó s u denwlic ión :v e l traslado de las alhaja, .~
la 'ic>eparroquia a la iglesia del poblado df' los indios. Sin embargo, hacia l76,. ,.-
logró la erección de pat•roquia. sin qnf' <>llo implicara, e 11 un pr·inre1· momcn, "· ta
demolición del puC'blo de indios del Cocuy. De e:>ta l'orma. tanto el pueblo d e iu.jt<~~o
del Coeu.\. como la par·1·oquia del Cocuy. ubicados uno al lado del otro. co11tabarr .,:•
s us caseríos . plaza e iglesia independientes .20' Los ,·ecinos habían Jogr·aclo crear Lm
Pspacio propio dentro d e l eual su centralidad estaba asegurada. Es probable que ~
<>sfuerzo hubiera estado \ i nculado con la t·ern prana importancia demogd!i c<t~ ~ t> ;...,
n~ci uo~ en la jurisdicción eh" !?_provincia d~_Tu,: rja. q u ~ a mediad os del siglo X 1} ,.-
expreso en u na mayor· 1woporcwn ele poblacron hlancn que la q ue por la Jn1srna ~<..:2
se present:1ha en la provincia de Santafe 208
De otra parte la posición soc>ial de la .. nobleza'' citadina también se veía resalada
con Ja construcción de templos privados. :\o en ' ano gr·andes hacendados. conro Anoru~~
de Cab,·e,·a )' Dá\alos) s u esposa i\Iagdalena fh> Subia y Loyola. poseían su p,rro¡-
ora tOJ·io en una de sus baciemlas de baté. que en 1126 tenía f'l c>a1·::ict ·ir
'iceparroquia.200 Por su parte Pedro Tovar· } Buen día. dueiw de la hat"ienda La Calt>ra..
logr6 congt·egar a lrede do,· de la hacienda y de su capilla a numerosos aJT<'ndatarH.~
:m .<\.G.\. :sogot!Í). .\ olftría la. de BogoLá. libro IIÍU. f. l6:'k Incluso en e~tP c·a,;o, <'1 1 c¡a.. ~
ora1orio ~ .. <'JH' Ollll'abtl en la propiedad de lo:. ha c:~ ndD<los, se precisó que lo que había ,;
¡wrte nt'r.ía ;l l:1 mac!J·e de Dios y, por tanto. no ,;<· inc·luyá rn <·1 inv<" nt:ario.
Este uso jerarquizado de los espacios, que afectaba a vivos y muertos, con toda la
carga pedagógica que llevaba implícita, no e ra, sin embargo, paLI'.inwnio exdusivo de Ja
igles ia. Algunas actividades que se adelantaron e n la plaza e incl11so las procesiones
qne se organizahan pot' el pueblo podían también reflejar las jerarquías en el uso del
espacio. La narración hecha por fray Juan de Sm1ta Gertrudis sobre su actividad pasto-
ral en Tuuja, alrededor de 17:)8, ilustra sobre este problema. F:l fraile cuenta que después
de muchas discusiones sobre el lugar en el que realiza¡·fa su prédica, se escogió la
plaza. Allí se colocó un eSCéU-lO para el corregidor, los alcaldes, l'egidores y demás señores
de la ciudad, oiTos escanos se colocaron para los ¡·eligiosos, mientras c¡ue los mereaderes
::;e ''hicieron para sí ttn tablado muy decente".21 5
Lo anterior quiere decir que también en la plaza S t~ jeTa•·quizaha el espacio para
el desar-rollo d e acLividades especiales. Pel'O lo que sobresale del uso jerarquizado del
espacio en la iglesia <~S su cotidianidad. Sem:ma tJ·as semana los "principales'' tolmtban
su lngar en la iglesia. Semana tras sernana los participantes en el rito cristiano podían
'•isualizar quién era quién en el pueblo. Se trataba d e un proceso de enseñanza per-
manente, con el que se interiorizaha un ordenamiento social, una clasificación ele las
perso.n as en función a su je1'a1'q uía dentTo de la sociedad.
Sin ernhargo, la iglesia no sólo era una eons tr-ucci.ón costosa, con espaóos
seilalados para las perso~tas más o menos irnpot'lantes, sino tamhién un recinto que
t'equer.ía de múltiples aditamentos, que era necesario sufragar. Y slúl:·agar los ornamen-
IV. LO$ PUEBLO$ DE 1:-1010$ DE LOS A :>lOES CEN TR A I,~S Y F.l CONTROl 50CIAI. Y POLITICO DE L~ PO B L~CI0:-.1 RURAL
tos de la iglesia era un mecanismo muy tlti l para refonar el prestigio económico, socif
y polúico de los individuos. '.larnbién lo era para el cura, quien en s u hoja de servició',
y en variados documentos, buscaba dejar testimonio de las mejoras hechas en la igldia
) de los omamentos adquiridos con sus dincms, así como de la coorclinaeión de ac · ·
dades tendientes a hermosem· d temp lo.
Así, por ejemplo, en 1704 Juan Francisco de Galarza y Delfín, cur·ll de Un ~
Queca, ali•·maba haJ)er servido en el pueblo seis años. durante los cuales había
~ ... procurado a expensas cie mi co•·to pecul io continuo lrnbajo y apli cacion la
mayor deceneia y venerasion del culto divino por haver hallado aquella yglesia casi
anuynada y destituida de un todo y h:wer repar~r d() haziend())ll toda de teja, con:
sacr·istia ,Y baptisterio; que no tenia y los ornamentos necessarios para su se•·vicio y
mayor decencÜl: ... " .2 16
Estos argumentos, además de su buen compor·tamienlo, los esgrimía el cura
su aspiración para que se le confiriera "... alguna prebenda; o beneficio de mayor utili~d:
.' renta ...··. 21; De igual forma, en la información hecha en 1783 sobre Diego Ter .
tesorero de la catedral, posiblemente para obtener una mejor posición dentro d la
jer·arquía eclesiástica, una de las preguntas iba dir·igida a r·esaltar las ohr·ns que había
adelantado com.o cura de Gachetá. 218 Sobre el particu lar uno de .los testigos pre~()
<lue cuando llegó a ese curato había encontr·ado la iglesia casi arru inada y l<1 l evantó (~e
cal y canto a su costa. sin pensionar a la Real Hacienda. ni al feligr·csado, utili7.anclo Sól(•
lo que le producía el beneficio o curato. 219 Por su parle, ya a comienzos del siglo XI\.
el cura de Bojacá se cui.daha de anotar todos los años en el libro de cuen tas ¿eJ~
cofradías. las reparaciones que había hecho, "a s u costa" y sin ayuda de indios y vec~;..
en los inmuebles dPI curato del pueblo, la mayoría, al parecer, en la casa cural. 220 •
Este lib•·o de cuentas de la cofradía permite entrever igualmente algunos aspe&~Y-
relativos a las don aciones del cura. y los fieles a la iglesia. Un primer as pecto ~ll""
sobresale es la concentración de las donaciones que apar·ecen con :nombre p r·opi ~en
el año comprendido enLre abrí] de 1804 y mar7.o de 1805.211 Esta concentración, al i!!tta!
que el tipo de clonaciones hechas. coinciden con la constmcción cie una capilla dedicada
a Nuestrn Señora de la Concepción . De 1 <~ inversión hecha en est.a capilla, cuyo mo to
total se desconoce. las cofr·adías aportaron , pO.t' lo menos, 247 pesos, con lo q ue cos a-
ron. en su totalidad, el altar de la virgen. Para romper y hacer el arco de l t~ capilla, :h
cofradías dier·on 32 pesos, mientr·as que el corregidor Andrés Pin zón y Zailorda aport<•
el resto. Además el funcionario costeó en sn totalidad la constmcción del camarín d~ la
capilla, in cluidos mMeriales, pngo de ofi_ciaJes, los dorados, _los cristales_, la mes; d('
caJones del alta1; sus llaves y las baranrhllas del comulgatorw de la captlla. F:ntr~ el
cura. algunos vecinos del pueblo.' de Santa.te ~-los indios (en ese orden se mencio~n
reunieron 240 pesos. q u. e unidos a 100 pesos de las cofradías, sufragaron la corona. H~
la virgen. hecha de oro, con esmeraldas y piedras preciosas.222 Por su parte, don ~. o~
~:.nado 10 no,·illas,trl aportó 25 pesos para dorar y dar bermellón al altar de la virgen,
m.i~nlr·as que los olr·os 2í pesos se sacaron de las cajas de las cof'r·adías. 22ó
m lbid .. f. 3/lr.
221
!bid .. f. 438r.
m lhid., f. 438r·. ' ' ·
226 lhid .. f. 438r. ·, '·
~2' El monto el~ la don:1ción no se especifica en todos los casos, por lo cual 11o st• puede
est.ah i<'Ce r con precisió u la importancia relativa de las mismas; sin embargo, a grande~ rasgos,
<'l'eem os que el orden St>1'~:1lado coincide con el monto de los gastos de cad::~ don ar¡t~· .
:m El patacón o peso di" plata equiYalía a 8 1'e ales (A. M. Barriga Vi llalba, Hútoria r/¡- lo Casa de
la .1/onfda, 3 Yols .. Bogotá. Banco de la H.ep(lblica. 1969. T. L p. 301:·, en el siglo X\1 fl l'n los
\ndes ce ntrales. usua lmt>nte a tUl trabajador o jornaler·o se le paga ba 1 J'ea l diario (llermPs
'Jo,ar· Pinzón. Hacienda. p. :n nota 102).
-La hizo desbaratar r·ecdificandola de nuevo Jesde la puerta hasta. el altar pt·[in~:ip] al
lf'\ tllltandole una lwni uosH capilla mayor que no tenia ponit::ndo en puhliro seis altares
de d ifer·entes ymagenes ha siendo una nllli devota de la i\fadre de Dios de la Soledad a s11.
costo t'on su bestua1·io de taf'etan dohle y toeas de seda, mu i desentes, y sus andas mui
(:uri osas San Juan ." \lagdalena vestidos dt' nuevo y a su solis itud, se aliñaron y
p~'di s ionaron , l.as dcmas ymagenes. que 11¡1\'ia en la clfic]ha 'glesia ... .''. 2~~
.\iladían los religiosos que el costo de las obra) aclor·no de la iglesia habr·ía
podido alcmlZal' los 3.000 patacones, pf't'O que sólo se habían gastado 1.200 patacones,
dPbiJo a -]a aplicat[i]oll quf' tubo" el eOJTegidor·. quien había logrado que los indio,:;~
\eci(ro,.; s irviet·an de peo nes y condujer·an gratuitam e nte las nwdf'J~as y que el dinel'O
par:~ pagar los materiales y a los oficiales lo lrabía solicit:1dn pr·estaclo. Por todo lo cual,
añadían los religiosos. " ... le <limos siemp re las grasias }'le o.fresimos darla presente
ee rtiiic:1ción), que en t"aso nesesario jlll'amos. en deYida fot·ma ...... .2~:;
Dentro de Lodo este conjunto de d o n::~<'iones es de res<1ltar· la ausencia de las
au lor·id¡¡des indias como pat·ticipanles con noml)l'e propio. Ella refleja la decade ncia
q ue su frían estos pobladores. En los siglos .\ \'l y XVII los caciques de los pueblos
de los _\ndes centrales SC' habían destacndo por· su liberalidad par·a dotar a la ig lesia
•l e orH<Iln entos y de r f'C'I II'.'WS para su ornamentación. 23G Es1a liberali.dad ya no se
ohst>r·va en el siglo \.\'111 , cuando la pauperi1.ación de las cornunidadcs se ve reflejada
en s us autoridad es . .F.n 'arias oportltnidatles los indígenns se negaban a acep tar
l'ie rtos <'ar·gos de autoridad eu sus comunidades, para eYit::~r· ta mbiéu coiTf'J' ron el
¡..ago d<' los tr·ibutos d<> indios ausentes o remisos a pagat' <'Sta imposición. 2 '1' Con
fn·c ue11 c ia est·as autorid::~des e illcluso Jos mismos corregidor!'s atirmar·o " q11e e l
(oc up~"· estos cat·gos les había ocasion;•do la ruina, al sel'lcs embargados sus bienes
•.'uando no hicieron lo~ <'Ol'fespondient es pagos.ns
P!"ro el hecho d~> que st> hubLera disminuido la capacidad de las autoridades
ind ins para reforzn r· su je rarquía con las donaciones a la iglt>s ia. no implica qu e los
apcwtcs d<' las comunidndt>s. como conjunto. f'ueran clesprc-t"inbles. S u ruonto. sin em·
!'largo. s<' dt>sdibujaba f'n la ti·agmentación. F.n efecto, sus aportes. al no tene1· nomlwe
i
i
l m r\.G.X. (fiogotñ). Re.<idencias Cundinaiii!II'Cft, 4. r. 694 r. y v.
:
¡ ~-"' .l hid., f. 694 v.; sulwava dos nuestros.
n ; Jbid., f. 694v.; subt•a,·~dos nuestJ·os.
1 "~; \ 'éase Roh<·•1o \ elat;dia. Fonlibón.
( ~r, :\.G._\, Bogotá . 1/i/icins y .l!arina . J 16. fl: 66!-Jr. :l 670r.
! "' :\.G.L Se,·illa . ron~aduria. 1595.
i1
í 1\' . 1 OS PUEbLOS DE !:V DIOS n r, 10~ A.' Jf>ES CENTRALES Y F;l. CONTI<OI. SOCIAL Y POIJTICO !)~ 1A PO HI Al'IO N RllfiAL
<2 O I )
11
L__
propio, como sí lo tenían los de los vecinos/39 podían se1· reducidos a la nada al
mento de reclarnm· la pmpiedad de las alhajas de la igle ia. Y esto fue precisamentt- 1t
que sucedió cuando se produjo la extinción de algunos pueblos de indios d ,_.
Andes centrales.1 l0 De inmed iato los Yecinos alegaron que ellos habían dotado ;. :a
iglesia, que ellos la habían reconstruido, que t-Ilos y sólo ellos sufragaba n los gá!-~-:•
del templo. Buscaban así evita1· que los indios se lleYar-an consigo - como tenían ' ~
cho a hacerlo-2'u esos or-namentos que por ai1os los habían enorgullecido y q11 e, ttO»
se ha visto, terúan un costo nada despreciable. Al costo económi.co de los adoro ~'- >t
unía un valor- emocional, que hacía del templo un im pOI'tnnte factor de ide nti d~o -:P
los pobladores con su entorno social. ·
Corno se puede :~preciar, los pueblos de indios desempeñaron un im pot.lax::.JP'
papel en la est1·ucturación de las relaciones de poder y sirvieron como efectivos can~
de socialización política. a traYés de los cuales el Estado colonial logró establccet· coota•._
~ difundir sus meusajes tanto ent 1·e la población indígena . como entre los Yecino iA
iglesia sirvió además como un medio en que se manifestaron y reforzaron lasj er~qu.a
socio- económicas y políLicas. Las inversiones en su ma11tenimiento y emhellecimtt':a.
se constituyeron en un mecanismo propicio pan1 gener·ar procesos de acción colef'GL
a Lravés de los cuaiPs no sólo las autoridades loen IPs pudieron reforzar su poª-f''" ~
estrechar sus vínculos, siHo que también ofreció posioilidades para expresar y r ' ror
procesos de ascenso (o deseenso) social de indios y vecinos.
Adicionalmente, el Mdenamiento espacial bás ico de los caseríos o poblado- :r
los pueblos de indios adquirió un significado t>special para sus habitantes, qu\ h..ao
que la ubicación y forma de espacios y construcciones, como la plaza y la iglesia. ~
transfonnaran en algo natural. algo con lo que un poblado debía contar para pod,.er ~
leuido como tal. Esta in teriorización de una forma de estructurar el espacio ll :.!.
consigo también la act"ptación de la ex.lstenci:~ de j erarq uías naturales, fu ndamenta•laoo
en las diferencias económicas, sociales y raciales. 2~ 2 Se Liene entonces que las a::..
jerarquías, por derecho propio, debían ocupar los lugares centrales,· no sólo del poi:Jl;,.x._
sino de la sociedad eomo conjunto. El centro, sin en1b¡¡r·go, correspondía a Dios y ~1 ~
autoridades supremas, q ue estaban por encima de todas las demás jerarqufas. De ~
fo1·ma, el orden soeial , político e ideológico del Estado colon ial devenía en el o <1""1:
natural. Su legitimidad estaJ)a asegurada.
-\\ hat one sees when one looks al geog"~-aphíes is stttbbornly s.imultanE>ous,
but language rlictates a setluential successioo, a linear· now of sentcnrin l
statements bound by the m,ost spatiaJ of ea1-thly constraints, the irnpossibiJity
oftwo objects (or words) occupying the same precise place (as on a page). All
that we can do is re- collect and creatively juxtapose, experimenting with
assertions and insertions of the spat:ial aga inst the prcvailing grain of time.'' 1
Las reflexiones de oja llaman la atención sobre la multiplicidad de procesos y
percepcionf'~ simultáneas del espacio, que se expresan en varios njveles. Este fenómeno
.>e e' idencia con mayor claridad en la región Caribe, posiblemen te por los conflictos que
allí se vivían. A la relativa homogeneidad que p •·esentaba el ordenamiento espacial de
los Andes centTales, fundamen tada en los pueblos de indios, se contn1puso la coexisten·
cia de variados modelos de ordenatiúenlo espacial que predominó e n la región Caribe.
Estos. en su mayoría, no fueron una expresión del control estatal sobre el territorio. sino
pt·ecisamente lo contrario. En términos de las relaciones de poder europeas el Ccu·ibe
neognlJladino pertenecía a España, sin emhargo, otras potencias te disputaban Pste
domi nio y buscaban, al rnenos, r·est•·tngir el monopolio comercial que ejercía la metrópo-
li.2 Estos conflictos de orden internacional se expresaron en el ordenamie nto espacial
de la región , sobre todo en las zonas coste•·as. Ciudades amuralladas como Cartagena, o
fortificaciones como las dE' Santa Ylarta se constituyen en un ejcrnplo de este fenó meoo. 1
1 Edward \\.Soja. Postmodern Ceogmphies. The Reassertion ofSpnu in Crilical Social T!teoty
1989,, 4• impresión. Londres y :-lue'a York. \ crso. 1994, p. 2:
-Lo que w1o ' <" <'uando núra lo geog•·áJico es obstinadamente simultáneo, pe•-o r l lenguaje
eslabiN·e una sucesi<ín ~C><·nencial, un fluir lineal de planteamiento~ o•·ganizados en <) raciones
unidas po•· el más ~'-'p:u:ial de los constr-~::i•irnicntos terresn·es, la irnposibilidad de que dos ol~jetos
(o dns palabras) ocupen el mismo luga•· (conto en una página). Todo lo que podemos hace r es
•·ernlrctar y yuxtapone•· creativamente, experimentando con a~cveraci ones e inserciones de lo
esp11cial <'Ontra el prevale<'irnte cüscurrir de l Liempo."
2
Este confliclo. yue se expresó en la piratería} en e l contrabando. por· <~emplo. tu,·o hondas
r<'pPr·rusiones en (>] Caribe neogranad ino. que no ser.in consideradas en este estudio. \ ·éas(>:
LaJICI' Grahn. Tite Politim l Economy y Clu·istiane Laflite Caries. La Costa Co/f)mhiaJZa.
1
En lo qu(> se refiere a la hisl<.11·iografía de la c:iudad de Cartag<•na, sus murallas y
c·onsl-rucciones milita•·es han acaparado In atención de 1)11 buen Jl\Íme•·o de investigadores
(véase Rodolfo Segovia Salas, ··c anage na de Indias: his to.-iografía de sus fo rtificaciones~ y
Hermes Tovar Pinzón. "La Histori ngr·¡¡fía sobre Car·tagena de ludias en el siglo XVIII", ambos
ariÍru los en Haroldo Calvo Stevenson y Adolfo Meisd Roca (eds.\. Car1ngena de ltulias, pp. :3 19
\ . PUEStoS DE !:>(DIOS, 5ITIOS Y ROCHEIJ\S e.'l L• RECIO~ <.:AR<Af : IJ\ SU8\USIO~ DEL OROE.'I SOCIAL COI.O).'IAL
Sin e mbargo, las disputas territoriales no p t~ovenían un rcalllcnte de l exlet
Al interior de la misma r egión exl'ensas áreas e ran controladas pM grupos indíg .o
no sometidos (véase Vlapu i o. 19). En la p rovin eia de Santa Marta varias comunt•li-
des. a las que se les daba e l <'alifícativo genéri co c!P "Chimilas'' . utant.Pnían su dornin»
sobre elter·ritorio central de la ¡wo,in cia. 1 Lna situación si r11ilar se presentaba ai
oriente.' nor- o riente dP la c iudad de OC'aria <'011 indígenas a los c¡uP se clenonmlat..
.\lotilont>s. quienes además Ot'ttpal)an territOI'ios de las prO\ lJI(.:ias d~ \laracaibo ~ •ir
.i\.férida.j b:n e l sur- occident<' de la provit1cia oe
Cartagena, los Cuna--Cuna tan~Jin.
r!lanteuían su indepenc~eucia fre nte a l ,impe l'iO.r. En es~os terrii'OI..in,:;, que estaba r~
fu era d e l con trol colomal. 1 <~ Autonom1a de lns comunrdades uallV<'IS, a las que uaJ-
ruente se IC'S clenorpiuó como '"indios br~n·os", S<' rt>flejó en s u o r·dcnamit>nto espacial
que se est r·uctm·ó en función de sus pará111elros y no sigui e ndo la nonnatividM
establecida po1· el ~~stado. 7 Adicionalmente. otros territor·ios l'ue ron ocupados 1-'"·,..
escla' o" huidos o palenqueros, igualmente al margen del control rolonial. 8 Allí •am-
bién el espacio Sf' organizó de IH' t1 erdo eon los cr it <'J'ios de sus h abi tanles. Sin embil:..~
en(;') s iglo XVIII estos territ orios fueron me1.1os extensos qne e.n el siglo XVJJ , cua11•)e.
el fenóme no del cimarroni,;mo alcanzó su má;-...imo apogeo\' y, en todo caso, m. <'tM.
menores t¡ue los de los iHdígPnas no sometidos.
De o lr·a parte. e:>tahan los territol'ios sobl'e los qne e l F:stado colonial tenia ~
mayor con ti'OI o por lo meno éste no le era dis putado abiertame nte. Lo que tamh,...
p1·irnaba aHí c r·an formas de o rdenmniento espacial muy diferentes a las que selialaba 6
modelo de ordenamiento es pacia l legal. La u·ash umancia que se pr·acticaJ)a para hae...,.
frenLe a los ciclos hídricos an11a les, la mov.il idad espacial que in 1ponían los 1·eq ••n-
miPntos eo rnee_c~ales en e l áreu. 10 y la abundancia de espac~os dc~ h a1itados o con ¡:>~"li
pobladores factl1tah:m el que las estructuras ciP Mgaruzacwn soC'w l operaran con r&a.'' .r
~ 21 85. r·c>spectivamenle. Soh rc> las fortaleta" de Santa .\(arta. 1·éasc Juan .\lanuel Zapav·-....
Hú10rit1 de las Fortalezas t!r Santa .liarla y Estudio ; lst'sOr pam su fl¡-stauración. Bogotá. Acaifc:rr:a
\.o lo n1biana de Hisloria. 1980. \'éase tambit' n Srr·gio Solano (comp.), Bibliografta Históric~.
1
!..ola. C. LUJ1a. Resguardos, pp. 69 . 70. Vt-as<~ tam.hi é t.l José Nicolás dt> lit Rosa. Flores~tp•
20G y ~s . .Y Antonio Ju li ci n, La Perla . Véase <':Jpíwlo VI.
~ A n tonio J ulián , La Perla, pp. 208 -211 .' Jos<~ ~icol ás de la H.osn, Floresra, pp. 275 '
ti -\.C.l. fSeYilla). Sflnta F{'. 552 .r 385; :\.G.'i. , Rogot:í;. Historia Civil. 1 ~. !l2'lr-. :l IOO{h.; Mi .· •
l/(lrina. 123. ff: 6':1ír. a (l'ÍIÍJ·. y Germán Cohnen:tl't>S <'Ornp.' . Relaciones e Jnformt~f. T. 1, pp. 14 :-
; En el caso de la prm·in cia de Santa .\hu·ta bll' fcnáme11o se aprecia l'll algunos d ¡..,
documPntos transcrito~ por José )l. De- :\li(·t· t·ot~~p. i . Poblamientos. en E>s¡wcial en e l I Jl
Hespt>cto a la prol'incia de Ca rtagena r·eoulta ilustnttiva la -DE>srTipciá n ó relación del <JI»
de l Dari.:n t' l,;t mo de l mismo nomh1·e" <'scril ;l por Antonio Arévalo 1'11 17G l y la ·'Descri 1·~
de la PJ'OI'incia del üar·lc n" hecha por ~;:! ohis )JO ele Panamá en J7q 1 (:-1111bas en Anton(• ll.
Cuer\'0 (comp.}, Colección, 'f. 11., pp. 251- 27'1 y 273 291, respectivanl<~ nl c).
~ HohN·to Arrázola, Palenque: María dt? l Ca t·mrn Borrego J>Já. PniNiffiii'S y "Cartageoa ~
Jn Jias e n lfi'H": Orlando Fals Borda, Hú toria. T. l. pp. 52A · í2A: Gab r·irl :'>l:lrtínez Reyes {co p.
(nn(ls, pp. 389-393 y José .\1. DE>- .\Iie r: Poblamientos. T. l. p. 61.
~ Ro herto Arrázola. P(l/enr¡lle: .\[aría del Ca.1·men Borrego pJ,í. Pflll'nqurs y - cartageua ·~
l ndi:L~ t'll 163T y Orlando fa!~ B<Wda, Hiswria. T. l . pp. 52B--54B. JaimE> .laramillo l;ribe. •Escla''"'
,r Sc:1ion~s ea la SociE>d:td Colombiana del s ig lo .\ YIIl•. ACHSC. j\ o. l. Bogot.'Í. univers~;..l
\hu·ional de Colo mbia. I!.Jii'1, I'JI· 3-62. p. 6 )' 42. J)Ol' p) conu·ario. afinlla q1H' e n el siglo xvrr,l :a
i.lllJNI'\ancia de la insiÍ ill\:ÍÓu de la esclavitud Jlegá a s u apogt"O y l o~ pmblemas de la rebe~J•.o
c?~:.lava, el cimarronismo .'' los )Ja.lenqu~s adquirieron muchas.~e<.:cs_la s ctu·ac te t·ístic~s.d.e gu~rr:a
c·tvll . Por Slr parte Anthotl_l' i\fe Farlane. "Cnna.rrone::: .~ Palenques . pp. ::J5 6, se mues tra uliCJalm ltt-
t·,ntlc>loso sobre este p un to ~ seiíala que faltan bases cuan ! itatints para fundamentar· ¡r¡J¡
afirmación en uno u OLJ'O S<'ntirlo. pero al fmal de ~u artículo pp. íi 8 plantea que. ~a pes. d.-
las sug<'r·cncias de Jarrunillo. p:~t·N:e que los palenques en el siglo :'\\'ITl eran pequetios i~
<':tr:Í('tc r· trru1sitorio v mu~ f'S<':lSOS nw.néricamcnte:·
10 \ 'éase capítulo. l. ·
• Ciudad
o Villa
• Sitio
• Anexo
• Pueblo de Indios
-" Anexo Pueblo de lndtos
• Misión
,.. • Límrtes Aproximados
:::;:] ~~rg~~~M;5 1ndlgenas
Q Palenque
100Km.
fu<·ntes: .\lapa ~o. 10; Amonio Julián, /,a Perla. PI>- 188 y 208-211: Lo l ~ Luna,Res~unrdo.~, pp. 69-íO;
-\ G .l. (Se, ·illll \ Sr¡nta Fe. 488 y !i!i2: Gerardo Rrich el-Dolmato(f (comp.). TJiario, pp. :H y 103.
\'.?\lEaLOS ot 1'1010.;, 'mOS Y ROCHElA~ f'- LA RECIO:-< CARil!F: 1., S\18\tRSIO:-< DEL ORO['I "'CI.'\1. COlO:<!Al
laxitud. 11 Este fenómeno se veía reforzado por e l poco inte~·és que mostrahar1 cura .
jueces por asentarse en e l flrea. El agobiante clima. unido a la pobreza de los !'eligres:e·-
resultaha poco estimulante para los sacerdotes, al igual que para las justicias. 12 Por· ell•L
no sólo había pocos aspirantes para ocupar estos cargos. si11o que buena parte de ell•"
no reunían los requisitos exigidos para proYeerlos. por lo que terminaron por ser ocu-
pados, en el mejor de los casos, por personas consideradas como poco idóneas. 11
Así, la organización t>spacial de los pueb los de indios y la de los sitios d
Jl anu.•·as del Caribe estuvo rnuy lejos de ajustarse al modelo de ordenamiento espa ial
legal impuesto por la coronn. También lo estaba e l o rdenamiento social ele sus hab'tan-
tes. Muchos de los indígenas ¡·educidos a pueblos de indios continuaban practi~do
sus costumbres ancestrales , incluidas sus prácticas religiosas. 14 Era relativam ntt
frecue nte que los indígenas de los pueblos de indios. solos o en compañía de; k.s
"in dios bravos- y hasta de '·Jibtes de todos los colores... atac::tran casas .' hacien~. •
los transeúntes o a ot•·os pobladores.~'' En términos de las autoridades colonial~ ~
o rdenamiento social de lo ..libres de todos los colorPs- tampoco era salisfa<:LOJ'io, t>IW
caso, que se ha enrnnt r·aolo evidencia arqueológica sobre el mantenimiento de pr:ict icas
sas y de enterramiento ('n tre los indigenas i\luiscas y Tunehos (U \va) de los Ande~
clmante fases tardías drl pe ríodo colonial {i\fonika Therrien , -I'ersistencia de pnicl icas
nas durante la coloni<l en el altiplano cundiboyacense··, Boletín ;l1úseo del Oro, No. 40,
Banco ele la Repübli r u. 1996. pp. 89- 99 y Felipe Cárdenas An·oyo, "El Enmochilado de
Cn caso de Momifi<·ariún r-r• PI s iglo XVIII D. C .. para In .!\ntropología Física Aelli:JI-.
~lora, Felipe Cárd~>nas Arroyo y Miguel Angel Roldán (ed~.), Arr¡ueología, V Congreso ·
.4nn'Opologta. .llPuwrias riel Simposio de Arqueología y Anti'Opo!ogía Fúir-a, Bogotá. Ll« uaJLi.uo
de Antt-opología dt• In Fniversidad de los .\.ndes. iC.\S. COUTLTI-R..I\. s.f., pp.
embargo. estas acti\ idatlcs o no fueron detectadas. por hnher:;e p1-acticado en forma
cia. o no causa1·ou tanta alarma entre las auloridadl'~. I'Clllln sí p:u·ece haber sucedido en
casos documeutados <'n la~ llanuras del Caribe.
1
~ A. C.!. (S~>, illa¡. Sa/lfa Fe. 523 y 552: A.G.:'l. ¡Bogorá¡. 1i:1ito.r Boli1•ar, 6, ff. 673r. a 703r.
Criminales. 184. ff. 11 1'. n 177r.: Juicios Criminales. 20!. ff. l1·. a 46 1r.: Poblaciones Vnrins. 5,
460r.: PobÍacioues 10rias. 10, ff. 1611: a 164v.; Jos~ M. De .Mie r íi'Ornp.), Poblamim tos, T. I,
9 y 175- 77 ." T. JJ, pp. 39- 44 y Germán Colmenares {comp.). Relaciones, T. I, p. 185.
V. PLJE81 O~ ()f INDIOS, SITIOS Y ROCHEU.S E:-1 L' REGIO:< C.,Rl6E: L' SUSVERSION DFJ. O RD!ú'l SOCI.\1. COJ-0~11.,1
veían como cstrecham<'nte interrel:lcionadas.2~ no fueron recibtdas con e-1 mismo inl
por· parte de los hacendados.' comerciantes qne controlabru1 el área. Allí. la reorganizact r,
espacial de la población fue mucho rntÍs tardía (se inició pn'tclicamenl e <:on las gesti().9e-;.
de la Torre .Y :vlirmda, 1774- 1778) y l'ue liderad:'! por personas que. corno el men ci on~do
la Torre o como el fraile Palacios de la Vega . no eran de la región. S u gestión s~ ,¡o
intederida por· los "magnates-, como peyorativamente denominaron lo. jueces pob~lic:.
res a las personas allí rad icadas, qu e contabaJ1 ron pode r· e iufl.ucnrias. Este recj.t'a.zo
pr·obablemen le fue respaldado por la elite de la ciudad de Cartagena co11 intereses ~ d
área.2:; Es posible que el rne nor djnamismo económico ele la par·te cen t r·o--oecident:d !-
sur· de la pro' incia de Car·tagena. que se refleja en la pobreza de los ,·ecinos de Slti
ciudades y villas, como por ejemplo Tolú y :\.ynpeL 26 no se aj uslar'a a un ordenami 1to
que privilegiaba a las grandes for11m as y. sobre t>sla base. e l establecimie nto ele estiictt.6
niH~ I es jerárquicos, fundanrentados en el contt·ol ele los medios de proclucción. 2i
En el tt'asfou do de estos intereses llama la aten<·ión la ambi ' a le ncia qu ~
reflejaba en las actividades de reorgao [zación de la pohlació n, que permanentem nte
asociaban el sometimien to de los indígenas "bravos'· y f' l eoJJlrol de la población .. ~...,.-
Mu eh as vec<'s resulta difícil estah l<'cer si un a de estas a{' Lividacles pt·imaba sobr la
otra. Como elemento articulador de esta amhh·aleucia surge la hipótesis de que f'll.a
refleja tm carn bio en las relaciones sociales de producción. que halwía tenido su rt~
haría 1730. Ta l crunbio hab ría significado la ruph.rr·a del modelo esd:n,isLa que pred o~ I~
en .e l siglo '<VIl y _la c t·cciente, im po 1·t·anc~a q~e, ~n, té rnri nos d~ l ~lesa JToll o des las.
acttnclacles productrvas. adqu1no In poblacron "hbre ' .-~ Los r·equen rrt Jf> ntos de control
de estos poblador·es no sólo habr·ía n hech o neresal'io t'f'or gani zat su ordenami nto
espacial, sino lcunbién ejercer el monopolio de los medios de pr-oducción, de tal s ~rte
quE:' se víe.ran !'orzados a vende!' o a interc~unJJia r' su fu e r;:;a d e trabajo, e n aras d
arceso a los mismos. Desde esta perspectiva resultaba import.1nte despojar a los '' inr jor:¡
lH':l\OS- ele su territorio. máxime si se tiene en cuenta que :llgunos libr·es se aliaban c011 _
ellos, a cambio del acceso a s us recursos prorl11rtivos. 29
En términos tempo rales esta ntplur·a dd modelo esdav ista en la región Ca 'be.
coi ncicliría en f(,rma aprO\ .imada con la qne l uvo lugar en los A.ncles c('ntrales, cQil d
rnodelo basado en la oposición en1re la -república de indios~ ~-la -,·epública de Psptui()-
lt>s".'lO En amhos casos sur·gía como sector al g u<' se requerí::~ contr·olar el de los "yec~o,;.
<: '' li!Jres''. Los "libr·es de todos los col o~·es'' d e h~ región .C<u:ibe. coll\o los m es ti 7.~;, o
· •ecmos" de los Andes centrales. no len ran el caracter de 1nchgenas, esclavos o bl ~rOi
~ 11 lugar den tm de la sociedad colonial resultaba ambig uo. por ucci r· lo menos.3 Sw
" Sob•·e el p:u·ticular \'ktor .\ harez ha r·<'~llltado quf' al mestizo se lo define y dc>finía m~
por lo que rw e~. r¡u e por lo qu<' '"~ 1Jorge Od:•n•lo :\lelo <·1 al.. "La R<•lf'\rulcla de h llistori:l
Colo n in! Pn el. :11unclo de- Hoy-. Revista Fronteras. Vol. 1., ;\o. 1, Bogotá, Ccnt i'O de Invcsti gacio lf':> !
l
o rdenar para controlar - ntdttd herrero onscl
r l'cciente irnportm1cia dentJ:o de la sociedad hacía neces::u'io crne :w establecie r-a un tipo
de ordf'nHrniento espacial; político que permitiera controlal'los.·l2 Drsde esta perspectiva.
el objf'tiYo de la política de poblamiento que se adelantó en el siglo X\ lll fu<" la misrw1
C'll ambas r'rgiones. Buena parte de la diferencia 1 .·adi caba en que mientr;1S el mestizo
andino había sido incorpo•·ado al orden colonial. mediante su articulación jurisdic<"ÍO·
ual ~- espacial a los pueblos de indios. no había sucedido lo mismo eon los llamados
.. libres df' todos los colores"' ca,·i.bei'i.os.
En este capít ul o se incurs iona en f'l p r·nblenw del ordenam iento espacial )"
político de los tenitorios con l rolados por el Estado en la •·egión Caribe f'll el iglo
.\\"liT Yéas<> )lapa \o. 20 . 11 l ln prime•· aspecto q ue cabe l'O?sul1ar· es que si bif'u el
dominio que ten ía el Estado co.loni.al sobre los Lerritori.os baj o su control en la regi6n
Caribe e•·a precario. éste no le era disputado ah iertarncn le por s us habitantes, a dife-
rencia de lo que su<'edía con el territorio ocupado por los -indios h1'H\ os·· :~~ La primera
pMLe de f'Ste capítulo presrnta una df•scripción panorámica de la forma como se
distri buía la población de esos terriLo•·ios a p ri neipios del siglo XVIII. M 11estra e¡ 11e
rsos espacios estal)::~n integ•·ados a los mercados coloniales y, s;llvo en los palenquf's
de las ) Jontañas dr \laría. con los qu~ se capit11ló en 1714, .Y el<" otros pequeño:;
rt>ductos de palenqueros, no se percibía la presencia de amplios seetores de pohlación
f•·ancarnen tf' hostiles al control. colon ial. Allí ab undaba. )3 a principios de l s iglo XVIII.
una población hetProgénea. r uya variPdad sf' •·eflejó en la denom iuación que se lf's
dio: - libres de todos los colo•·c>s".·J.; La relativa importéUlC'ia de estf' sector dr la pobla-
ción se ap recia e n p] temp •·ano establceim ie nto de siúos, distribuidos prácticam ente
por todo el territorio. mien tras que los pueblos ele indios no tenían una predominancia
;,imilar n la de sus homónimos de los -\_ndes <'Cnlrales ni. por lo general. se- configu-
I'UrOll en ejes de con trol de la pobla ~ ión "libr<' ~ .
La sE'gunda parte del capítulo estudia Jos pueblo,; de indios y los s itios. Aunque
en p•·incipio S(' pe11só en separar el estudio de unos~, otros. como sería aconsejable. <'1
de Historia Co lon ial de l lns tiLulo Co lomb iano dr Cultura l lispánica. IH97. pp. 177 198. p. 1!:!"1~ .
Sobre estt> punto .~ refiriéndose al problema de l mestizajf' <' " la .:'\ue\'11 España . .for·ge Klo•· dt>
.-\ha -El \[estizaje, de la .:'\ueva España a r\7.tlán. Sobrf' t'l rontrol y la clasificat"iÓn de las
identidades colectivas·, llnna Kalzew led.}, New Horld Orrltn. pp. 1:-12 139. p. IT~) ~CJ'íala que;
'"Pm·a que gentes <li vcrsas CU)"O t'ln ico elemento distin tj vo es comp:l r'lir una St' J'i(• de rasgos
físicos comunes. puf'dan s<'r'socialu oficiaLnf'nl<' rN·onocid:~s como gwpo !'ultural o ··,·aeialmente··
diferente. debe e:-.islir una nece..;idad social qu<' justifique tal acción ... Históri!'anrent.e. esta
nerf'sidad ha ap;u·ecido cu3ndo las cambiantes condiciones materia lt>s ¡tecnológi(::ls, fUlrulCÍ(•ras
o denwg•·áficas) o las demand ns gube rn amen.trul's (...) JJO pu eden ,e,. adecuadall~<' ntc satis f"~>
chas por las ideologías dominantes o los conn·ncionalismo~ sociales.'"
~ :\dolfo ;\leisf'l Roca. -Esda,·itud y ~leslizaj e". p. 265.
11 .\o eubre lo:> lcr·ritorios contJ·olados por los ··tndios Bravos": Chimil:rs y J.\lotilt) J1<'S ,13arí¡ en
.la pro• ineia de S:u11a \l :~rta )" C 11na Cuna en h• ele Cart:Jg<' " " a med i í~e l os del s iglo XVIII. La
deli mitación de los lt;>rTil orios de <;>sle último gr·upo a fllf'(liados del s ig lo .X\' 111 <'S en cierta
medida avbitraria y obt>dece a que se carf'<'C de inform;wión global ,ob1·e Jos :l:\l'ntarnientos
cxistentes en la provincia de Carta¡rena dun1111<' la priruera mitad del siglo AYIU. Sobre l:l
pro~· i nci~ de Santa :\[arta Sf' cueJ •ta con infMmac ión ll i<Ís te mprana , que se1·(¡ disentida c:n
capítulo Vl. i\ o se km ext• luido las á r·l'as on•padas por los palenqut>s ¡q;ase ,\[¡¡p:1 ro . 19). ~>n
b\1ena wedida debido a que "' tamañ o: las caracte!Íslica:; que m~ierón en el siglo XYIII. los
asimilan lll<is con los problf'lnas r·elati,·o;; a los arrochf'lado,;. que se t•studian <::11 rsiE' capítulo.
t l E l p roblema de los ··indios bra,os" se estudia e n el <"<~pÍlulo \'l. " pa1·t.ir d e l es tudio de ca,;;o
de \c)s in dí:¡enns C: hi miJa .
.,, El ro~lct>plo "libres de- rodos los !'oloJ"t'S.. llama l<r alPnción. 1·ntre ott·as c-osas. por su
s<·ntido met<rfórico. D esignaha a los pobladort's rl<' las diwrs<rs grunas rat·iales de !!llí el calili<'a·
tiYo -de todos los colores" .' que eran lilwes. es df'cir·. qur no est:.~ba11 sujetos a algún tipo riE'
senid u mbre. po •· lo que e.x1' luía a los esel:wos .1 n los indíge-nas.
\". PUEftl OS Dt C'OIOS, SITIOS Y P.OCHF.L~\ 1·~ i..A RECIO:OO. CUUSE: L\ SUR\.FR$10~ DEL OA.I'>N SOCL... l COl ONJ.\l
J
11-\PA No. 20
L LANCRAS D EL CARifJE
T ERRITOR IO BAJO CO:\TRO I. DEL E ST.\DO C OLONI -\L HACIA i\fEDLillOS DEL S IGLO .t
y POBL'\CIONES MENCIONAD.'\S F..' EL CAPÍTULO
•o Ciudad
Villa
Sitio
Anexo
Pueblo de Indios
A Anexo Pueblo de Indios
Misión /
/'l Limites Aproximados
Territorios bajo control
EJ del Estado COlonial
Territorios de Indígenas
D no Sometidos
TERRITORIO
"CHIMILA"
$,
100Km.
M.HA
Fuentt-s: Mapas Xos . !O) 19: Antonjo Juli:in. La Perln. pp. t88 y 208-211: Lola Lunn. Resguardos. pp:
70; A.G.I. (Sevilla), Santa Ft>, 488 y :í!):.!; Gen\)'( lo Reichei-Oolmato!f (com p.), Diario, pp. 34 y .·
16 Véase. po1· ejemplo. David Robin son (co mp. ), Mil Leguas. pp. 160- '\80; AlejandJ'O de
IItunboldt, "Diario de Viajt>'': Anó nimo, "Un Virrey Apoplégieo: y Juan d<· Santa Gert'l'udis,
lfaraviffas. T. l. pp. 55- 81.
·¡; EsLe problema se co u ~idern aquí desd<· una perspt>ciÍ\ a cent rada f'll algunos aspecros
específicos: en el capín1lo , -, se considera desde una per·specli,·a m ás general.
lS \ 'éase. por ejemplo. el caso de la confornta<·ión de los asentamientos de Luh:1 la \Tueva y Loba
13 Vieja en las Tierras de Loba, que analiza Orl<liJdo Fals Bo1·da, Historia Doble. T. l. pp. 51A-72A.
19
V t>ase <.:apíndo .1.
\' . PUEBLOS r>e i~OIOS, smos Y ROC:m;:~"S EN tA REGIOS CARIBE; L"- SUB\'ER$10.:-\ ()€J.. ORVE.~ SOC1Al COlO~L\l
para ejercer este control lite nec-C'sario r·ec:urrir a mecanismos de C'Ontrol ele tipo
·'horizontal" , en el que los regalos, agasajos . bebidas y fiestas jugaban un pa1wl centn, •
El IC'ma tratado eu estt> capítu lo ofreC'e serias dificultades, ya que la documen: u•:e
e.s muy pnrca en detalles. Sobre las prirnel':ls décadas del siglo :'\\111. por ejemplo,_ .. ;,r
han encon trad o c!Pscripciones r·elat ivas a la o rganización espacial de Jos asentami~ll•.ti...
Se desconoc:f' el diseiio <.le la planta física de los pueblos ,t sitios, al igual que la fiJ
cómo se distr·ibuían indígenas .' lihrt"s dentro del espacio jnr·isdiecional
as~ntamientos . En cuanto a los canales de coutrol poL\tico establecidos por l<t coro a.
aprc:'c-ia que operal)nn en ftwma muy deficie11 te y aunque es perceptible la ex i sten~a
otro tipo de mecanismos medinnte los cuales los seerot·es de mayore t·eéu
eslr.'lJctura.béln el control de la población, la evidencia documental rf's ulta ins
para precisados. A pesar dt.> est os vucíos, a lgunos aspectos pueden irse clih , ".~." "'"u"
problematizando. con la idea de que futuras inn!;;t.igacimws a'anc<"n en este <·<mlp
ello algunos de los p lanteamientos de este capítulo tienen un carácter hipotético y
A. L\IDíGEHS. Escr.wos Y LrrmEs Y Sti .\RTI Cll L.KJóN coN LOS MEHC.MJOS
CO LO.\L·\ LES
10 S oh re f"Stc tipo de forma~ de contr·ol '~ase \lat'Cel )bus,, The Cifl. Forms nntl fim
e:rchnnge in archrtic sorieties (1925,'. 2' re impresión, i\OI{olk. Routledg~> and l-:1·gan Pa
1974, en especial pp. GH 81 y P iet·r·e Boudi<'Lt, TAe Logic of ProctJá, pp. 171 197.
il En e l .Mapa ~o. 20 aparee!" con el norubrt? rlr• Puetio.
42 Josfi Nicolás de la Kosa. F/orPsta. pp. g¡g y 203 5 y Cuiller·mo Hcrnández de \lbal ( q,_
í
Docwnent?s,_T IJ_, pp 2:)$) 62. . . . . _ t
l 11
.lose •rco las de la Rosa, F/oi'('Sta . pp. 208 !) y A.C. !. St?vrll:l), Sama Fe. a18.
~~A.C.\'. Bo~otil. (i)/IC'I'IIIOS, 6.11: 666r. a 6ti!k y 99!'ir. a 99(h·.; ('onventos. 9. ff. l6r. '' 2lv.:
F:c/l'siástica. 15. 246 r. a 249r.: A.C.!. 1Se,;11a. Santa Fe. 504. :)18. 519..>21. 522 y :i2:J: E ,,.....
··..V
.
J Re;;n·epo Tirado. Hislorio, p. 392 .\ .José M. Dí" Mie r (c·omp.), Poblamientos, T. L pp. (il- 5. (',;-.-
los e;;tudios e tn ogr·:ífi ros co nll'mporáncos. 1·ar·ios de estos grupos, r·omo po r· Pjemp '' ~
.\ ca.nayutos. Pnmpanilla~. Tup<'s .' Coyaimo~. t?ran ~ub grupo~ de los \ uko Yukpa. mieiH~
q ne los )loti lones spn los actualm!'nte Llenominadv, Barí, quí" en su idioma sign ifica ~... 1r
(Kenneth 'Ruddle, Tllf• )~tApa Culti(lotion SJ"~>f<'m. A .Ytur(r of Sh({ring Cnltit~<ttion in Colomot "-..J '
l'ent>;ue/n. Bt-rkelc~; l.'niH~r~ity of California Pr·ess. 1974. pp. 19 12: Orla11do Jar·nmillo G ,,,.z..
-Ynko Yukpa-. -Ban- , -Los Yuko Yukpa- y -Los Bari. los dos pr·imeros ;rrtículos fut'I'Oll pt'll·lt-
cados po r el Instituto Colombi;r no de .'\J'Jtropología, Introducción a la Colombin.4mcrindia. 61.•;-~
tá. lnstilulo Colombiano de .'\lll l'llpologín. 198/, pp. 75- 81 y G1- 73. J'l'~pectivamellte; lo. d.,..,
úls imos en Carlos .\Iberio Cribe coord .. Ceograjia Hwnmw df Colombia .. \'ordest<' l!ulí .,.::...
Bogotá. lnstit11LO Colombiano dí' Cultura Hi~pánica, HJH2. pp. 294- 339 .r 'Jí2- 24!), n~spectt\i
rnl"nte y Ma r•irrnne CM·rhlle de SC'Iu·imp ff, "Techniq\tc·s", pp. ''.27- 52 y tí12-46;. fhoddle T·~
YiJ/,pa. p. 19' afirma (illí" a fines dl.' l s iglo \\ 'l!l]os ('JpnchÍIIOS l'f"COHO('Ían :\los difereh~
subgntpos Yuko Yukpa t:omo p.,,.,,·uecient('s a una unidad.
".'\.C.T (Sf'1illa). S(lnta Fe. 504 _, 518 ~· >\.GS . •. Bogol;ÍJ, Historia Eclesiósrir-a . 13, f. 245\
\ pesar tle las r eferen cias a la f.d)Un dante pohlación esc l ::~ , a en la provinc ia de
Santa J\la r·ta, ta n to en la parte \Wie ntal. como al occideale, soh re las rib eras dt>l río
\l agdale na dond e era empleada en la boga, los pal(~ nq u es fu e r·o n r'elativamente eseasos-'' 1
Sólo ~r ha encontrado informac ió n sob re organ ización de estos asentam ientos en la
vertie nt e no r'tt> de la Sierra ~evadn. como e l que se estableció sobr·<' las cabeceras del
río Palonr it to a principios del siglo , V LII ~2 y el poblado de San Lorenzo, conformado
por· negros fugitiYos . qnc fue organ izado por fra~· Sih·est•·c de la Bata hacia 174 .1.51 Es
probable que el riesgo de ataques indígenas fuera un obstác-u lo p11ra que los esdaYos
huidos buscaran ¡·efugio en el •·teJTÍlOI'io Chimila- . Sin embar~o. hubo casos en que
esclaYo.- subleYados amenazaron con fugarse a donde los -Yudios BraYos··. como lo
hicierou eu 1768 los del bato del I\.o111pedero, ubicado en tr·e e l río Magdalena y el
puf'blo de Ciénaga.54 En la p rOI Íll<"ia de Cartagena, por e l con t r·a •·io, los p alenq ues
"" :\.C.I. !Sevilla). San/a Fe, 519 ~· 521. Como ya se se i'ta ló, fray Anto ui o \ ·lon roy y ll-leneses fue
obis po d<· Santa .' \'hu·ta d esde 17 16 ~· en 1735 se retir·ó a la c iu d nu rl l' Cartagen a, pero con rjmt6
interlir·i•·n d o con los astmtos del ohisp~do h :·t~ r ;:o 1718 (Jo;;é ' it:olás de .la Hosa. Floresta, p. '148
.' \.(;.J. iSt·Yilla¡. Santa Fe. 522 ~ 52"~J.
~~ .\ .G.I. oSe, ·illa'• . Santa Fe. 5t9.
l ' .\ .GS. '"Bogotá . Jli.scelánea Colonia . 10. f. 245v. ~ Jos~ :\irol~s tlt.' 1" Rosa. Floresta . pp. 206-7 y 217.
"' \ .G..\. 1Bogotá. Jliscelánea Colonia. 10. 11: 16/ír. a Ji·ír-.
·"' Jo~~ :\icolás de I<J Rosa. Floresta. p. 207.
" Dokt>.1· Romero Jaramillo, "'Cimarronaje .'· Palenc¡ut>s-. p. }'Í. iuclica que. a diferencia de lo
qut> ~ucNii6 en Cartagena. e l cinl:u·r-onajt> no dio lugar a rruuwr·o~~ls pall'nc¡ues .r que la huida
d<- C'scl:n·os tuvo un caráctet· rn:ís individual y ~stos. en g<:ncr·al, se dirigieron fundamenLalmt'll·
tt• a as•·utaonientos urbanos o r u rn lf'.<. .'a c~ tablt>cid.os. Véase t;uubién. del mism o autor, E<r/al'i·
1ud r11 /al'rovincia de Santa .llana 17.9!- 1851, S :1 nt:~ M:u1:.t, Fondo rlf' Publi cacion es d e Aut or·<>s
}lagd a l<· n i<·nses e Instit u to de C ultu r·:t y Tu r·ismo d e l :\"l:tgd;li er ta. ·t977, p p. 169 188.
:.2 ·\ .GJ. :S evilla). Santa rf, 50<í .Y :i1R. De acue rdo eo n la ub ic:H'ión q u e s e se ri ala, los
intrgr·:ullcs ele este palenqu e se llabi'Í:1n esr:rblt•r id o e u la jurisdit:ción de la provincia del Río
Jcl Hacha. Al p<!t'ecer en e"a mi:.ma :irt>a t>u esos años o u n pocn cl<'spués e l padre Anck és de l
Piro s:tc6 de las cercanías de Río rlt>l Hach;l :1 los n.egro5 die' un palenque y los fundó f"n e l
pohlado clf' S:u1 .-\ntonio de Guach:wa o <i<' los Pa lenques. en el camino entr·e Río d.-1 Haclra ~·
Santa .\farta. En 1"/10 e-1 gobt>rnatiOI' r·t>c-ono<.'ió la libertad de sus intcgmnte:\. así como la rnr(''·;r
ruuda6ün y se les dotó dt> cm~: sin embal'go. eu 1718 se lc'xtinguió .'· se a:>t>ntar·on t>n un pa•·:~e
ecr·t·ano a la ciudad A.G.l. S<>' illa, Sama Fe. 504 ,. 518: .\laría del üu·nrrn .\l«'!n:t G<Jr-cía, Sama
.\/arta dura11te la Guerra de Surt>sión Española, Se,~lla, Escuela de Estudio,; Hi;;pano- Am<:rÍ<.'a·
nos de Sevilla, 1982, pp. 105- K F.rncs tu Res trepo Tirado, His1oria. p. 106 y \\'ad swo rt iJ Clarkc
Oouglas. •·Patterns of Jn<iian \~."arfa r'<'~, p. 68}.
:.i José M.. De }lit'l" (<·ornp.). Poblomirmos, T. 1, p. 6 1. .-\:ntonio .JuliiÍn (La Perla. p. 68) tambié n
k we referencia a pa lt>nqut>s s i w~do• cu las faldas de la S ierTa 1\l."v~cl ~ .¡,, Sa uta Marta.
~i '\.G.)i. •,Bogotá}. _Vegros y F:.~davos Magdalena . 3, ff. 92'h. y H12v. ~· An d 1o ny iVk Fad ane,
-r.imao·1·ones y Palt>mlut:s''. p. 63.
\.PUEBLOS Of 1'\:0IOS, srTlOS Y A.O CHE(.A.:) E~ LA RECIO~ CARTBE: L-\. SURVt::RSlOS Of:l OMUf;" ~<.1.U COLO<ror:JAL
habían sido numerosos y cubl·i cr·on una extensa ár·ea de la provincia. Luego de las
incursiones contra ellos, a finales del siglo XVII,:í:> subsist[a un palenque en las montaña~
de María. r·elativan1e11te cercano al río Magdalena. En las pi'ime1·as <Meadas del siglo·
XVIII, con la in len encíón del obispo de Cart.agena, se llegó a un acuerdo para trans-
formado en sitio y dotarlo de cura y justicias.56
Sobre t>l río ~Iagdalena , a] nor·te de la ciudad de Tamalamcque. el sitio de El
Banco estaba conJormado por negros criollos libres, que hacía 1680 se habían asentado
en ese lugar, procedentes de las minas de Loba, en la vecina provincia de Cartagena.57
De allí, por las riberas del río Magdalena, hacia Santa M.arta, había varios pueblos de
indios. al igual ttue abundante población libre. En 1721 el obispo de Santa MaJ·t.~
informó que enlre la Yilla de Tt'nerife y la ciudad de Tamalameque hab[a establecido
numerosas agregacio nes. de 500. 800 y hasta 1.000 personas.;;s Adicionalmente en
esta área. al otro lado del río :\Iagdalena estaba la villa de :\Iompox, cuya población en
1721, según C<íJcu los del obispo, ascendía a 6.000 u 8.000 pe t·sonas ..;9 Esta villa
presentaba u na mayor variedad de estratos socio- eeonómicos y contaba entre sus
vecinos con personas calificadas de "nobles''.00 cuyo poder les permi tía desafiar a las
autoridades de Cartagena y de Santafé.61
En el partido de Tierradentro. al norte y oriente de la ciudad de Cartagena,r.1 la
población parece haber sido abundante ya a comienzos del siglo '<Vll l. Subsistían
varios put>blos de indios, había varias haciendas y trapiches trabajados por esclavos y
también sitjos ue libres."1 Se trataba de un área clave para las comunicaciones entre la
ciudad de Cartagena y el río Magdal ena, al igual que para e.l abasto de la ciudad.64 En
términos del apmvisionamient o de esta plaza, ott·o tanto sucedía con el partido del rÍQ
Sinú, aunque allí el riesgo de piratas e "indios bravos" amenazaba el transporte de la
producción.63 A principios del siglo XVIII se conformaron varios pueblos. integr·ados
por indígenas ··t 1rabás- que huian de los Tunucuna. a veces llamados "'Cuna- Cuna",
'·Darienes-, ·•Chocoes" y "Caribcs"'.liG Estos indígenas estaban ubicados al sur del río
Sinú y su presencia desestimulaha el asentamiento de otros poblado•·es en el área. 6i
~~ Robc•·ro Anázo!a,Pa/enr¡uc; María del Carmen Ror·r·ego Plá, Palenques de Negros y "Cartagena
de Indias en 1613" y Orlando Fals Horda. Historia, T. l. pp. 52A-n A.
:,; A.C. l. !Sevilla), Sanm Fe. 4SS y 552 y Gab•·iel Ma1·tínez Reyes (comp.,, Carf{L)', pp. 389- 3.
57 José ~icolás de la Rosa. Floresta. pp. 194- 195.
l9 -\.C. l. (Se,;Ua). Santa Fe. 5 19. Hacia 1737 un jesuita que pasó pot· la ,;Jia también calculó
que estaba habitada por tmas 8.000 personas . 'fanuf'l Briceño Jáuregui, Los JesuittL1·, p. 41 ).
m Man~1el Fkiceño Jáuregui, [.os Jesuitas, p. 4·1.
m A.C.T. (Sevilla}, Sama Fe, 36:1. .
•n E l partido de Tierradentro, uhicádo entre el río Magdalena y el Canal del Dique, corres·
ponde. a grandes rasgos, con el actual departamcnLO del AtláJltico.
61 Jos~ Agustín Blanco Barros. El.\'orre de Tierrfldenn"O. pp. 74-íi. 8 1 4. lOfo-1 11. 137- 156,
176- 77. 229- 241 y Sahanalarga, pp. 44 7: .\.G.T. Sevilla . Santa Fr, 365 y 488 y Jaime Jaramillo
t:ribe. -Esclams y Señores-. pp. l{)- 7.
Gl Josr Agustín Blanco R:m·os. El.\ orte de TierrrufMtro. pp. 116-124.
r,\ A.C.K !J3ogotá),Hisroria Ci111L. '14.1I 924r. y v .. 930r.. 954J'..) 978r. ~· v. y A.G.L (Se,illa),Santa Fe, 552.
'~1 A.C. T. (Sevilla), Santa Fe. 48/'l y 385. De la doc umentación se deduce que inicialmente
estos pul"blos no se organi?.aron c:orno pueblos de indios, ni como p u<~h l os de misión, sino
r omo pueblos agregados. atcndidos por un teniente df' cura. Es pt·ohahle que esta modalidad
hnbiera podido t>stablecerse debido a la falta de con t •·ol eclesüístico ~ civil que hubo f'n la
pro' incia desd•• fine$ del siglo '\\11 y principios del \:\ lll..\demás de los conflictos cnu·e f'l
poder chil y ('1 eclesiástico. en la pr·ovincia la prescnci<~ df' los obispo,; durante las primeras
décadas de l siglo .\ \'III fue espo r·ád ira (Gabriel i\IartÍn('7. Reyes (comp.' . Canas. pp. 382. 368 y
452 y ,-\.C. l. (S ... villa), Sama Fe, <Í88).
" .\.C. l. (Sevilla), Sama Fe, 552 y José Ignacio de Pombo, -Informe~, p. 195.
7
101
:\.C. l. 1Se,illa}. Santa Fe. 488 j A.C.~. ffiogot:i), ¡lfilicias y .1/anira. 125. n: 404r. a 413r.
m -\.G.l. ISe,·illa), Santa Fe. 488.
;o Her1nes To,·ar Pinzón. Hacienda. pp. 93- 103 y _\.G.I. (Se,·illa). Santa Fe. 488.
;r :\.G.I. ,Se,·illa). Santa Fe. 488 y :\.G ..:\/. Bogotá). Curru y Obispos. 25. n: 454r. y 462r. y'·
72
La formaei6n de palenques tuvo su ma.,or auge en los siglos:\\ 1 y X\11. <'Arando la trata
de esclavos fue mayor ,Orlando Fals BMda, lfi5toria Doble, T. l. pp. 52B- 54B, 52A-59A, 60A
72:\ ). Véas1· también Jorge Palacios Pr•c<·i~tcio, 1-a Trata de Negros por Cartagcnrt de Tndias (1650
li50) ,Tunja, UniYersidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, 1973; Rc,bei·ro Arrámla.Palenque;
v lll11rín del Carmen Borrego Plá, PfiiMques .
,., David Robinson (comp.). h ·ancúto Silvestre, pp. 157- 162: Beatriz A. Pariiu> Millán, "Riqueza,
Pobrezn y D iferenciación Social en 111 An tioquia del siglo X\Tlll~, l\·leca nog,·afiado, Medellín.
informe Final de la Inwstigación ··CJilsP.s Sociales y Razas en A.ntioquia dur·ante el siglo XVlif",
CniYersidad d e Antioquia, s.f., pp. 44 1-4Ci2: Germán Colmenares. ~La for·ma<"iiín'·. p. 37: A.G.N.
Bogorá:. Curas y Obispos. 25. fl 5 161·. a 525r. Sob1·e los pobladores de la pcyuefta ciudad de
irnití. en el extremo suroriental de la provincia de Ca.rtagena. Santisreban se1ialó que ··sus
poco::: 'ecinos tienen haciendas dt: cacao y aztícar y trabajan las UlÍIUl:l de C uamayo {por Guamocó)
;. otros nombr-es que distan n·es .' cuatro días de camino por montai•as muy pantanosas y me
inform:tron que en el preseme era ran poco el que se sacaba que no correspondía al trabajo y
a las e:-.pensas." (David Robinson (comp.). Vil !.eguas. pp. 166 7).
' Orl~tndo Fals Borda, Historia Doble, T. T, p. 62.\: Jorge Juan y Anwnio de Ulloa. "Cartagena··,
7
1". PUFatOS DE l'!>lOS, smos Y ROCHELAS E.'< lA RECIO:< CARIM:: U st!BYFRSION OU OllOE"< >0<.1AI. COLONIAL
p ob lación provinci::d s ujetn al control estatal d iGcilrn ente podía se-r clasificadu como
"española". Solwesal e en la docUinentación la te mprana eeftwe neia a nume rosos sitio$
de libres. Estos sitios no estaba11 co nC'entrados r n un área en particuhu'. s i no que s
encontraban en todo e l tenitorio sujeto al Estado colonial. intercalados con los pueblo
de indios .7ll ~o se aprecia crue el pueblo de indios hubiera as umido el carácter ele ej ~
alrededor de l cual g irara la población libre, cotno se ha v is to sucedía e n los Ande:o
centJ'ales con los ' 'ecinos. Allnquc> haJJía lib r'es ngr<>gados a los pueblos. cr:J fr-ec uent "
que a los pueblos se agregaran sirios e incluso se Jaba el caso de sitios agrtg<Jdos ~
otros sitios. Estos {utimos :>e constituían así en núcleos distintos. <'On frecuen<·in hastan~
alejados de Jos puPblos o sitios a los CJ.IIe estaban agregados. El sirio de San Josc>ph d~
los ~ li l agros,80 por ejemplo, est.nvo agregado al <'tHato de San .\.nto nio de Sabanalarg:'
del cual dist.<1.ha 1 'Í. le¡;.'· uas 8 ' Estos agr·egados c·o.n tpar·tían al eura, cuando lo había, ~·
f11erou administrados por tenientes de cura.Kl Su alto n ümero llama la a teJl ción. U
ejemplo. entre mul'hos. es el del puehlo de San F,·ancisco de Si ncelejo, al que estab ·
agregados 12 sitios.ll1 :\dicionalment e. en los documentos, en particuhu· en los •·c>lativos
a la pr·ovin!'ia de Cartagena, también se hace frecuente refe,·encia a pob ladores asentado
en estancias. hahtaciones y ·'buj [o:, ~, 8~ lejos u~> los asentamientos nucleados .
Abo t·a bien, si se ha<'e abst racción dP la c lasificación df' los asent am if'ntos e:
función de su adn1inist ración. para tene r 1111 cuadro global de la región Caribe en l ·
primPr·as décadas d PI siglo X\ ll L se aprecia una sociedad en la q¡1e bahía cie rta espe..
cialización de la p•·ochwción. En PI oriente y sur de la provincia de Santa l\[Mta primab~
la gan::tde ría, al flOI'~ri en te y c_ent_I'O-occi~lent; de In de Cartage na .la é:g¡·icul lura, en r
parte s ur de esa m1srna prov m cHt la rnrnen a y e n las r. rhe ras del r·1 o Mngclalena e
transpo1·te comercial : la agricul tura. La mayoría de estas at"li"idades se aniculaba
interna ~ externanwnle mediante t>l C'omercio. -\dic ionalmenle. tenía lugar un actiY
comPJ'cio ··cte paso-. q ue se transportaba por la rrgión. peco n o e ra producido en ellá~
ni se d estinaba a su consumo. P::~rte de toda I'S:t actividad, e n especial e l coruercio " el~
paso", la ga nade 1~Ía d e la pmvincia de Santa :\'larta y la agrictdlur:a en los partldos d~
TiPrrade ntro :· el Sin tí. estaba bajo e l control d e gentes que vi' ían f"n Ca•·tagena y en
:\fompo>.. Eran los rentms nudeados más grandes de la región : los que p•·csc.'ntabari
una jP•·arquización de tipo pi•·amidal más esuirta.s.;. Fuera de <'Sos dos cent•·os urbanos
}"~ en menor medida de las cimlades Je Santa ~larta y ücaña. el panorama t·esultaba
mucho más compl ejo . La elite do tJtinante por lo general no ,;P, ¡·adicó ftH"ra de esas
ciudades. Su control de la produrc ión se ejerf~ ió n través de mayordomo,; y. e11 otros·
casos. median1 e <'1 arreudamienlo de s us tienas a terceros .86 Estos Jnf'canismos no
eran los l1lás idóneos para fOJtalrC'er la \er'ticalidad de las jeJ'arqlúas. pero aseguraban
una producción de e'ced entes que a1tmentaha los 1uer·cados coloniales. Esta dinámica
7'l A.G.J. tSf'vi lla), Sama Fe, 41l!l. 519 y 52 1 y .Jo~é .~icolás de 1;; Hosa. Florf'Sln, pp. 168- 244 . .
:;o Es proba.ble que se lral<' df' .Jolojolo. tu.' o nombre complt'h) e m San Jos<"ph de Jolojolo
-\.C.T. SeYilb . Sama Fe, 600 y 10/5 .
61
l\o se prí>cisa la fecha. pC<'O Sf' indica qu<' <'~lo tenía lug-ar- antf'S del obispado de Casiani.
es decir, antf'S de l/13 v\ .G.L .Sf'\illa. Santn Fi!. 488¡. Cna lcgu:t f'CJlUYale ap··o--imadamente a
3.5 km :una h on; de camino); 14 leguas a u nos íl km.
s:l A.G.I. :Sed Ua). Santa Fe, 488.
,., SaJ)an et.~ de Mercado, Sa loa uc• Grande. Juan G ranados, P<ttró n Diego, BtH'Ilavista. Los
Boquet·ones. La:. Angustias. El Pot;·ero. El Rin c<Ín dt> ,\lorroa. S:d>ana de en \lcdi o. Chocho y
Sabaneta de Solórzano ibid .
~· lbid.
!l.l \ éansc do·scripciones que sobrt' los patrones de jerarquiza<'ión soeio- racial ,;gl'nlrs en la
ciudad de Cao·tagf'na. en las priull"r[<S décadas del siglo XVlll, en Jot·¡;r- Juan y Antonio d<" Ulloa,
··Cartagena"', pp. 280 í . Sobre ~ [mnpo>- véase Odandn l'als Borda, Historia Doble. T. l. pp. 12:'> R- l 26B. ·
"" Orlanclo Fa.ls Borda. Hiswrio DoMe. T. l. pp. 6iR- i2B y ll8R 123B.
"Las pocas ,·iYiendas. las casas dispersas en el ,·íu Magdalena ti<>ncn <' lt
alto g•ado la belleza de todas las plantas del mundo t•·opical... La Cf'l '(':liiÍ:l ck
las vi,·iendas humanas se anuncia pot·las matas de plátano... hay alrededor dr
las viviendas un lugar despejado q ue uno anhela' r•·d:ul<>nnnentc en la r•·ofll-
sión de la w•getación del trópico, en el que ha;· peque i'íos grupos de árbo l e.~
1ít iles... Las rnsas todas de cañ<t dt> barnbú y de la misma forma."8i
Como ya se indi có , has ta e l momen to no se han e n contrado desctipciones
tempranas que propo rcion en una idea sohre e l ordenamiento espacial de los pueblos
dt> indios~ los sitios en la región Caribe duran!~> las priruems dPcadas del siglo \\ lli.
Sólo dt>sde l/40 se t>mpiezan a enco ntrar las dt> algunos ,·iajt>ros que dejaron rá pidas
anotaciont"s sobre Luro q uf\ o tr·o de los as~> nt an•ientos que en(·<.mU·ar·on eu sus •·ecorridos,
en :::u •nayoría ubicados e n las riberas J e l río MagdaJen a. ~8 f<:n este sentid o el ··e lato de
SantistC'han resulta afort u uado, ya q ue •·eali7,Ó su v iaj e eual!clo ::.penas se claü a coril [(•u zo
a la gestión d e pobhuni<'nlo impulsad a por el virrey Eslava ( 171t0- 174H). S us <lllOIM:io-
nl~s p~> r·rniten aprec iar que antes de que S I' implemenla•·a esa política, los s itios y
puf'hiM ubicados sobre e l río. en tre )lompox y BaiTanquilln. f'staban a una distancia
promedio un poco m a~ or Jt> e-los leguas.O!l
El número dt> pobladores d e estos s itios y pue b los era muy var iaJJle . C uando
f' n 17-'Í3 las autoridades orde n aron re u n i,. e n el sitio del Te tó n a tod os Jos m o radores
de los contornos. para que p udieran ten er ".lu e'l. y Cura p •·op io", se h izo un censo de
la mn_vOI' parte ele e llos. 00 Fueron conLabi lizad os H sitios J isiJ'ihu idos en 21 lcgrJ as,
eu los qne YivÚU1 922 pe•·sonas, '-todos pa ..dos·'. El que con centraba mayor poblarión,
e l sit io dt>l Tetóu. tenín 252 personas. mientras qu e los más pequeños d e ellos.
C uasímar ~- La ~Iuerte. sólo le níau entre 12 .' 15 pe.rsonas.91 Estos sitios debían quedar
reunidos en uno sólo. mientras que al pueblo de Nuestra Se ñora de la Cande laria y
S an Pablo del Tetón le fueron agregados los p11eblos Zárale y P lato, de indígen as
.. P intados'', acusados d e pa rLicipar e n (·mboscadas "Ch im íl a·'.f'2 Más d e 500 iudíge nas
fucru11 rt>rm id os en esLe pneblo, sin agregnción de libres. por· lo que el cura le mía n o
con ta •· <'on algún auxi lio en caso de que los indios st- rebelar·an. 93 Ya a él le h<tbían
"" A.G.i\. (Bogotá', . .l/ii'il'iasy .llarina. l26. n: l:llk ;¡ l 'l lr. y Visiu¿r Bolí<'ar, 6, fT. 678r. a 679v.: :\ .G.T.
Se,illa). Santa Fe. :32'3: Germán Colmena t·es ~rornp.). Relaciones e il!fomu•s . T. [. pp. 48 54.' .fosC: M.
n...- 1\lier 'colllp.. Poblamienws. T. J. 66 í J. \.a lw anotar que en t"l docmnento Sf' men ciona a
'lur· tra Señorn de la C·mdehu·ia y San Pablo df'l Tetón como si fupr·a un sólo pueblo ~- no dos.
t'Omo su largo nomJ1re parecería indicar · -\.C.X. Bogot!J'. .1/iliáas y .1/aniw. 126. 1t l2'i r. ·' 129t·..
11
' .\.G.:\. Bogotá . . 1/i/icias T .llarina, 126. IT. 127r. a 13lh.
V. PUF.RLOS m; NOJO~. SITIOS '\' 1\0CiffiLAS tN L.>\ REGION CARmr-: LA :.-.llBVER..'ii0:-1 DEL OR Ofi~ SOCIAL COLONlAl
"sacado machete" porque los obligaba a acud ir a doctrina, confesarse y oír misa
intentab;¡ castigarlos cuando no lo hacían. 94 Se observa aquí un fenómeno inve r·so
seí'íalado respecto a los Andes centrales, dond e el avecindamieulo d e la poblacij"n
no indíge na a los pueblos había promovido su incorporación ::rl orden colonial. .J:!;n
este caso, los indígenas se mostraban remisos a asentarse e n las cercanías de Jo,
libr·es. que podían ser·vir· de apoyo a las autoridades coloniales, par·a colocarlos baj..
su control.s.; JI ustra este cas o que el ordenanliento espacial basado en la agregacion
de vecinos a los pueblos de indios, que operó en los Andes centrales, se consliltt ó
en una estralegia de dob le sentido, en la medida en que faci litó el que se control l'a
tanto a la población indígena, como a la de los vecinos.96
Una rt>unión de asentamientos, similar a la del sitio de Te tón. se ordenó hacer
en el partido de Tierrade ntro. en el extremo norte de la provincia de CarLagena en
1 í42, según lo info1·mó el Yirrey Eslava al final de su admini stración . Según t>l
documento. e n los alredt>dores de Sabanalarga, en una circunferencia de 19 leguas, la
población vivía en 52 sitios, donde:
" ...car·ecían de todo pasto espiritual y de la snbordinación ¡¡] cw·a y a la j ustic.i.a, y así
vivían tan licenciosamente gue no había exceso que no cometieran, sin poderlos conrener; 1
pues abrigados de los m 1:~mos montes, bosques y sPivas, con la única senda que dejaban para la
entrada a sus pajizas habitaciones, se escondían al rneno1· ruido que escuchaban por el
latido de sus penos, ...-. 97
Aunque en medio d e estos 52 sitios habín una igles ia, al c ur·a le resulla'ha
imposib le administrar y controlar espiritualmente a una población esparcida en n
área tan gnuJde. 98 Para administrar los viáticos a los moribundos, por ejem plo, el ct ra
podía ver·se obligado a '"andar- diez. y ocho leguas. nueve de ida y otras tanl as de vue'lla
por c¿uninos inundados y m ontuosos. con la indecencia de llevar el sagrado viático 'in
luces ) con el riesgo de caer· f'n algún arroyo pantanoso."99 Expresa así el informe del
virrey cómo la lejanía enLTe los sitios dificullaba al cura el control de la población, al
obligarlo a reaJizar grandes desplazamientos para desernpeilar los deberes de su ofi i(l
y, además, le facilitaba a la población hu ir de cttr'as y justicias, en caso de que esto,
trataran de imponer su autoridad. 100 Pero además, ese manejo del espacio daba luga} a
que se sometiera a los símbolos sagrados a situ::rciones que no eslaban en consonanc '
con su alt.a jerarquía. El princ:ipio pedagógico de reverenciar a la deidad, represen~da
en el viáti<'o. a su paso hacia la casa del moribundo, resultaba deslucido, por decir lo
n:enos. al c~esplazarse por "caminos inundados ) m.o~tuosos", en lu g~r. de haced? ~la
vtsta de felrgreses que exprcsar·an su respeto a r-rodillandose antf' t>l nat1co, asum1t>nao
9
~Tb id. , fl 126r. a 13 1t:
!l> !bid.
útJ Un caso similar se obserTa e n d pueblo de Ve nero, en la provincia d <' Santa Mat-ti.
establecido en 1780 con indígenas Chimila. <'U_\"0 cura señaló que el establecimienro de veor·
nos le había permitido perseguir y redu cir nue,·amente ¡r puehlo a los indios que se escapabat:
!)osé ~r. 0 1!-.\lier (comp., . Poblamientos. T. 111. pp. 122- "131 1. Solwe la corwenicm:ia de a'ecindar
-espariol e~- a los pueblos conformados con indígenas Chirnila rt>cientemente sornerirlos. véa·
se t:tmbién A.G.l\. (Rogoi:Í), Caciques e Indios, 46, ff. 226v. a 230v. y 26 Ir·. y Y.
"; Cerm<ín Colmenares (comp.). Relaciones e ¡,!fo rmes, T. f , p. 50; subr·ayados nuestr·os.
08
Jbid, pp. 50- 1. Solw e la reorganiz.ación de la población en estn área véase tamh it'n .Jo é
Agustín Blanco B3rTOS, St~bana{arga. pp. 57, R4 y 88 y A.C. -. {Bogotá}, Poblaciones Ví'1rittf, 5, fl'.
369,. a 374,·.
91
Germán Colmenai'('S. Rt>laciones e Informes. T. l. p. 51: subray<~dos nuestros.
100
La facilidad con que la población de la región Caribe huía del (·onwol de las autorida~
SI' menciona en varios rlocumentos, véast>, por ejemplo. A.G.l. (Sc,·illa), Santa Fe, 521 y 5::~2
Véame también ejemplos en Orlando Fals Bor·dn. Historia Doble, T. lll. p. 87 t\ .
101 Una idea sobl'e la importancia de l transporte del viático lo proporciona una e~u·ta del
gobernador de c~u·tagtma al Consejo de Indias, en la que seiiala que cuando salía el vi<ítico dos
o más soldados debían CltSLodiarlo, en seí'ial de acatamiento y reverencia, terciadas sus armas,
con la bayonet.1 puesta y quitado el sombrero. Estos soldados debían ubic<U'Se a los <:ostados
del sacerdote, a ci.e1ta distancia, para no estorbar al cura que lo transportaba y a los que lo
acompaiiaban (A.G.I. (Sev:illa), Santa Fe, 1034}.
102 Germán Colmenares, Relaciones, T. I, p. 51.
l()'l !bid.
0
' ' .José 111. De-Mier (comp.), Poblamientos, T. 11, p. 44.
lO.:. Un ejemplo de estos conflictos fue el que sostuvieron los primos José Fernan<io de Mier
y Guerra y .J ul ián de Trespalacios, marqués de Santa Coa (José M. De- Mier (com.p.), Poblarnient.os,
T. I y Il y Orl.a ndo Fals Borda, HisiOria Doble, T. 1, pp. 94B- 102B y 94A- l02A).
106 Juan d<~ Santa Ge1.trudis, ll{aravillas, T. 1, p. G8- 9.
V. PU EBLOS D E IN DIOS, SITIOS Y ROCHELAS EN lA RECJON C.,RIBt: LA SURVF.RSJQN {)f;l. ORDeN SOCIAL COLONHI.
:\Iagdalcn~. se ¡u1ega ba~ en la; c r·ecit.>ntes del río. r·es~tl.tando ir_lhabit ables Jur·ante trfJ.'
o cuatro m e~a·s d e l ano. razo n poL' la cua l ln s frurnhas los Lhau dPspohlando y~.,
clispersab:w. ro; Cu ando Hum bnlíll viaj ó por d Magdalen a en 180 1, o bservó: ·'Se , 1
much ísirnas casas y p lant.-:~cion es ais ladas junto a l11 rih era." 108 0 1m lanto s u cedía en '1~~
riberas de los rios Cauca y San Jo rge. a donde no ha.hía llegado l;¡ gestión pobladora de
La Torre y \l iranda (1774 1778,. 109 Pero incluso los sitios que esle f'uncionario hahía
reorganizado. pocos añ os después. en 1781 . seguían presentando los m ismos -dPfe' -
LOs .. que anles. ··por la suma pobreza de sus veci nos". 110
Las ca lles fo r mando r uMirkula, "tirarla :• cordel", tam¡.>oco ofrecían buen·~,
perspectivns ('11 uua •·egión ('ll la que son los espac ios li neales a lad.o y lado de los río¡.
y no los cuadr·aJ os. los q ue e l agua d eja a l des<'uhie rto duran te el in v.ierno.m E l sitl})
de .Ylajag ual sobre el Brazo d e la J\lojana, q ue ronec ta los r·íos Canea y San Jorge- w
no tenía m:ís "que tma calle, po1· esttat· toJo ce1·rado de montte,'' .m Para congl'egar en él
a la poblarión arrochelada Palacios de la \ ·ega hizo abrir· un terreno de 400 ·varas d,e
lar·go ~- 30 ele anc ho. detrás de la t'urica calle dellugar. 114 De esta form a ('11 la reorganiz:1ción
del espacio de C"ste asentamiPn to se mantuvo el d i;;<>i'lo linea,.n:; En una isla que forma
el río .Magda len a, Morales, e l ::lSC"nlaruiento C[U~' a la vista d e los viajeros se llevaba las
palmas por su agradable aspecto, estaba sobre u n a bnrranca y eonslaba "ele una mt~
larga caJJe de rasas bajas con s u parroquia dond(' los <1rboles fr·ll l.'lles de las huer tas.
los silWSII'('S del campo rorman el sitio deli('ioso-, 116 que P31';'l Santa Geru·udis era "'efi
lllejor ele rnnntos tiene el río.'· 11 ; En esta desrr·ipción se destacan la larga calle ) la
Yegetación. La parroquia . <'S decir la iglesia. más que constituirse en ("jf! del asenta-
miento, acomp;ui;lba a las casas bajas. La narrarión de GosselnHln, corres pondiente
las primeras décadas del sig l.o X IX, esboza el carácter artic ul ad o r que tenía f! l r~ :
dentro de· r~s l c ordena mil"n to. a l precisar que, en Morales:
-Tres d t" sus costados f's t<Ín nxleados por f'Siwsns bosques, t>n los que hay plantaciones
dt> cacao. caña dP- ~IZIÍcary maÍ7. El ol ro lado lo J'ipga el anrho río y se adoma de e'\tensas
alamedas d(' palmeras. por enlr<> CU)OS tronc-os ('S posible obsPnal' la t·iht>nt opuesta.
colmada de bosqut>eillos que suben h<H~ia la lejana c:onlillera de S irnit í. ('11 cuyos azules
perfiles la "isla se pierde." 118
10; ,'\ .G.L (Se,·illat Sama Fe. 1Oi5 y Jos~ ):f. De \·1ict (co mp.). PoblamientO.f. T. UI. pp. J 13- 121.
A l pn•·cr·cr su<"etiía algo s imilnr eon a lgunas de lns poblaciones reo rg:•nizadas pcw .\[icol' y C ttel·ra
Jost; \l. DP ~\lit>r :comp.. Poblomimtos. T. lll, p. 15i .
'~ -\lejandi'O dt> Humboldt. "'Diat·io de \)aje". p. J;n.
•lll '\.G ..\. Bogolá . Curas y Obispos. 13. r: 99(Jr-. .r "· y .lliscelánea rnlonia . 22. fT. 31r·. :t 102r·. ~>
GPr':lrdo HeidJt>l- DolmatofT comp. . Diario.
11o ~\ .C. l. ¡ c,·illa), Santa Fe. ll il.
111
\ ' éase c~ pítulo l.
"~ Di111as Bud e l, /Jiráonnrio. pp. 31 i - 8 .
" 1 Gerardo He ichel- Dolmatvn· (<"omp.}. Diaril), p. ii.
111
1bid .. p. /8. C na ,·ara E'C(llivalc> a 0.84 m rs. (~Inri~ Herrera A ngel, Poder Local. p. 56, nol:l 217).
El tPrreno ct.pti,alía a T~6 mis. de )¡u·go por 25 mls. tlt• aucho. lo que lotnliza 8.46/ mts~. y t'n ~1
se congregamn 116 familias o rn:.ís ihid .. p. í9. por l•> CJIIP a cada f:unili:1 SI' le otorgarou C'omo
má.,imo í'3 mt~~.
:' l)pne anotarse qnP <'~lE' no parec-e ha ber sido el ca~o de las fttml¡u· io•ws de la Ton<! )
11
)lirarHia. <:uyo plano d isertado para las nueva;; ftm dacioi•es r·eproducía e l di sc••io de cua(Lrícula
>·c~:1 $<" t> l plano en d rN·ll:1dr·o del i\Inpa de C:Rrtngena, hech o por Juan l.ñpc·,,, con basE> e n los ·
i11Cor·rncs cJp la Torre .1 \ li r·andn en A .C .:N. (B ogo1 ~}. Mapolt:ca 2, 1284.¡.
116 1),1, id Robinson (<·<)tllp."·, Jtil Leguas, p. 167. :\ lejandn• d<" H u mboldt. ~ o¡,, ·io dt> Viajt>', p.
158. señaló que en ~loralcs había "tma hermosa .' l:wga avenida tle palmns r\c cot'<).'. .
u: Ju;rn dt> Santa Ccrtr·udi~. 1/m·a<~illas. T. 1, p. 69.
us Cu·l .\ugust GossPlm~n. l l.aje por Colombia 1825 y 1826' IS'~O. Bogotá. Publicaciones del
Banco tlt- la República. -\n:lti\11 dP Economía '\;~cic.nal . MDGCC'\"\\ 1 1. p. 139.
11
~
Orla ndo Fals Borda. Historia. T. I . p. HJR .'" :13 13 y T. lll. p. 2 1R.
1
~:\.lejaudr-o de HumJ)()Idr. -Oim·io de \"iajr ... p. 145.
121 Juan do• Santa Gt>rtnrdis, 1/ara"iL/ru. T. 1, pp. 52: :-.uht•;rpdos nueso·os.
122 :\ .G.I. Sc,·illa),Sal!la Fe, 552; véast> capítu lo l.
m An<Í ttilltO, ··Un VirT<·y'·, pp. 132- 3. En 1757 e l obispo de Santa Ma rta in dicaba que l<tti
ig lesias dt> ;;u obispado er<Ht de• .. un a f~ b ri c:<t c nrleh le, y etrb ic rtas de pa lnw:· (A.G.I. (Se~ ill a) .
Saura ff. . .i2'l '• .
Segúu clc~cripciorws d<· la époc-a 1:• palma em
121
LUl m<~tt•r·ial de poc-a duración .losé M. De
\lier conrp.. Poblamieulos. T. l. p. 168 .
r:r. :\nóuirno, ··t' n Virr·p~·-, p. 132.
V. PUE.BLO.S or 1"010"-, \ITIOS Y ROCHELAS f="l l-A REGIO.'l C-\RtBE; L>\ SUAVF.RSiO;-J DEL ú KUE:'\1 SOClA( COLON (AL
de Yucal et·a ~ una cosa lastimosa, su fábrica es de cañas y tierra y tan maltratada,
puerca e indecente que no puede tenerse aquel justo respeto d ebido a la casa l:it-
Dios". 121; Durante su visita a la provincia de Cartagena, el indignado obispo cons~o:
··el deploraJ)le estado de las Yglesias; pues en tmos Lugares, no ay absolutam[enjte :..1
estos. sitve de tal una ramada solo proporsionada pata alvergue de Brutos, pero no pa5
habit.acion siquiera de los mas Yiles esclavos: en otros es una desprcsiable Hermita con
paredes de cañas;~· en otros linalm(en:te aunque esta regular lo mater·ial de su falwica. se
halla desproveída de los parametros necesat'ios para la celebrac.ion de los Divino
oficios, y adrrúnistracion <le Jos santos Sacramentos, siendo pocas las que se ven orna
mentadas de lo preciso para la decencia dd culto Oivino,''.127
Se repetía el problema de la "decencia., que debía rodear e l culto divino · la
constatación de que, con fr·ecuencia, no se le otorgaba a la deidad el trato Uf'
correspondía a su jerarquía. sino incluso m enor que el rese1-vado para el "más ,;J
esclavo". Este punlo res ultn de la ma~·or importancia, ya que, como lo ha r·esaltadn
Douglas: .. people's behaviour to their god corresponds to their beha\'iour to each other....
religions forms as well as sot~ial forms are generated by experiences in tbe samf'
dimension." 128 Dentro de este orden de ideas, no resulta exmn'ío q tte la población no
colocara a las autoridades terrenales, inclttidas aquellas que estaban e n la cúspide d
podet· virreinal, a distancia y por· encima del común de los mortales. Así, cuando. E."n
1782 el \'Írrey Pimienta pasó por las llanuras del Caribe, hacia Santafé:
·Tna seiiora 'iuda de \fanllel de los Gómez. que según dijeron las geutes del pueblo
son los más acomodados, cm·ió a la Excma. [la 'irreinaf dos huevos ) unos bizcochos
duros como una piedra y le pidió permiso para irla a visitar."' 12'.l
Si para esta señora acomodada en el contexto en que vivía, es decir "miserable-
en términos de las elites de Cartagena y de :Mompox, la distancia que la separaba d la
virreina e r·n prácticamente nula. otro tanto sucedía con el regidor· de la ciudad de Sim\ti
Este funcionario, a pesar del prominente cargo que desempei1aha. fue calificado como
"miserable'·. al igual que -todos los habitant!'s''. 110 El regidor. contra todo lo que d~l
tro del ám.l.>ilo poHtico colonial podía considerarse como "apropiado'·. •·ecurrió al virn>~
para contarle "que para presentarse tenía prestada una capa de lamparilla, y corr la
mayor sinceridad pidió al señor Virrey cuatro pesos para comprar una y prese nta se
con decencia en el Cabildo ,,v su Excelencia SC' los dio." 131
Las anteriores escenas, que contrastan con la solemnidad con que se recibía a
los virre) es en su obligado paso por los pueblos de indios de los .\u des centra]e,.
permiten apreciar la laxitud de los parámetros jerárquicos dentro de los cuales ,.,
movía la población de la región Caribe. Este desenfado y esta carnar·adería sobresalen
aún más si se considera que pocos meses atrás e l or·den político vit-reinal había sufri'dn
el fuerte ilnpacto de la Revolución de los Comuneros (1781). La conmoción no ha ía
tenido eco en la región Cari be, donde buena pa r·t·e de la población mantenía un ord n
que poco se había dejado impactar por las medidas que buscaban hacer· más rígido' t-1
control colonial. 112 Con frecuencia el que no podía huir de las arremetida,
I'!G De los que Uan1ó "magrrates". se quejaba Palacios de la Vega. :t quien en 1788 se le inició
1111 r•·oceso del que eSLU\'0 ddt>rrdiéndose hasta su muerte (A.C.N. (Dogotá), lfiscelánea Colo-
1/tfl. 22, f. 1 53r.). Sobre Jos problemas que tuvo de la Torre cou los q1tc también denominó
~1 oagnates~, gente del área qttc corJtaba con poder e influe nci;~s y cuyos vínculos Uegaban a las
altas esfe.-as de poder en C:111·agc nn y en Santafé, como se rleducc de los documentos, véast>
A.C.T. (Sevilla), Sanw Fe, 552 y Pilar Moreno de Anget, Antonio de la Torre.
,,, Anóni mo, '·Un Vi l'l'ey~. ¡.¡. 132.
r'~' Alejandro de HLUnboldt, "Diario de \'ií~e", p. 149.
llfJ !bid., p. 153.
\. •uF&OS DE !~DIOS, SlTTOS Y ROCHHAS El< LA RECKll< CARlllf.; 1,, Stii!VfRSIO:< DEL ORDEI< SOCIAL COl ONI).I
J
Con amargurA eon cluía el geógrafo que: -1Jno es esclavo de s us remeros: ' 140 -~
soluciones q u e se le ocurrieron fue ron recu r·rir a la acción per mancn le de la policíJ .,.
p<•garles a los bogas sólo la mitad del din ero en MompoA. .' el resto en Honda. 141 Talh
medidas no contemplaban wut mejor rem uneración. a pesar d e que rec-:onoda que *
les pagaha muy poco: 12 pesos en 40 d ú1s, d esem p eñrul(IO uno d e los l ra b ~0 os rná;.
rudos que se conocían y adenH\s mn_, peligwso. 1 ~, 2 Cna solución similar, ha ada eL) la
uLiÜzaciÓn de c-:a pilaJleS á gueJTa, fue Ja que planteÓ u rquinaona 1'11 1807, CU)'O CS~t••
fu<' apoyado p or Jos di p ltl.atlos d el comercio, q u ienes se lo prPsentaro n al vir·!:l-~
lTrquinaoua resaltaba la capacidad de los bogas para IHúr de la embarcación a lo l3¡'!!'(•
d~> todo el recorrido y el poco r esp e lo que guardaball por las jer·arquías. Los eal.ifi . ,,..
de alt anero!'> e insu bordinados, una '·clase ele ge ~tt e s .. .abo mi nable'', q ne m iraba ·
des pr·ecio a los dueños de In carga) tenía nrnedren lndos a los píloros. quienes caree
de carácter ) le mían --al mas despreciable de su rri pulación m y.
D ét:adas atnb S a nliste ban h abía apreciado t>l p ro b l<'ma desdt> otra perspee· a.
Indicaba qut> no c r·n pr acl icable celebrar la feria de los galeones en la ciudad ot-
Cartagena y con duc ir· la carga por <>1 r·ío pa ra luego lleYal'la a l Perú, entre o tr as co as..
p o r·q ue sN Ía casi imp os ib le que los bogas incr!:'me ntara n el n úmero de viaj es \le
realizaban ror año. Se tral:lua de pobladores que. salYo por· su deseo d e ag uardienlr.
Yivían - e n lo demás c-:ontenlos con la sobriedad Pn el vestido v con la abundancia f!
plátan os, carnes, peces,''. ':,~ Con base en este conocimi e n to. f l y s us acon rpañan ~
les ofrec ie i'OII a los bogas "t'l r·efresco ele un frasc o de aguardienl<>··. para que. bajan·
do hacia ~lompo:-., acelerar·an la ' e loc-:idad dP la embarcación, a_) LJ(I;mdo a la corri~ r..
con los canale les. 11" Est os señal::unie nto;; llam a n la aten c ió n sob r·p d os ícnólne;-Joo;;
estr·echamente relacionados: prinH•r·o, la dicotomía entrP t>l reconocimiPnlo sobr·*·la
abundancia de alimentos d<> que d i sponír~ la pohlación --pobn·- de la r·egión la
c-:ondició n de ··miserable" q ue ¡:;e le atr·i b u ia y, segu n do, la impo rtan c ia qu!", dentro, le:>
estP sector. jugaban los m ecanismos exrr·a moneta rios d e intercambio económic!i ~
dominación políliC'rt-' 16 El p rime¡· rroblPma se ltace eYidente en la documentaci'"'n .
como se verá a co nti nuació n. El segun d o, ¡:;i n embacgo, no se h ace tan explíc it o, p oi. k.
qu e se desarrollará a man et'a de hipótesis .
l. H o m br es libres, altiYos, indóm itos y alc:-gres
Al go gue sobr·esale e n las descripciones sobre las llanuras del Car·ibe es la
asociación e ntr·e la --pobreza .. e .in<'luso la .. miser·in .. de la poblac ión _y la n]Junda. t>
comida d e q u e dis po nían. 1 ~; Huwbo ldt, po r ej empl o, resaltab a q ue er an "horubr ;..
t ¡u Lbid. , p. 149.
141 lbid.
Id~ (bid .. pp. (IÍ J- 9.
111 Pe.! ro l rquinaona -' Pardo. -Discm.,o sobrt> la \aveg:wión por t•l Río lit> la \Iagdal<>n -
(1807¡, Rt>dactor .·1mericano .'\os. 14. 15, 16 .\ 17, Cá diz. Imprenta Real, s.f:. p. 5.
111 David Ro binson rco rnp.). Jl il Lrguas. p. 174.
1\.·. lhi d .. p p. 169- 1/0.
r¡¡¡ Se hace l'(•fet·eneia aquí a $isterna;; en qu <' priman l o~ inten·a1nbio~ o --r·ega los-. q¡.4'
plamean ex.ige n<:ias o --<·o ntrapreslaeiones'', l'n el ~entido en que los t' ltt ie nd t"n ~'lltrce l Ma~.
The Cifl, en espt>c ial pp. 6!1-81: Pien·e Bourclieu. T/¡e Logir of Pracrirf'. pp. 171 197.
u; Santa Ct'r1ruclis uhsel'\·aha qLte la li<'r·ra era l;tu fecuuda, qut> !'acla c uatro mt>ses hahm
cosedw ele maíz .J uan dc- Santa Gertrud i ~ .. .llara,,i/las, T. J. p. 77¡.. En 1757 t>l obi~po d e SaJt~
).\-larra rscrib ía que e n d área de Va ll ed u pa l'. donde esta l> ~n uhi ('ado~ e l m:1yo1' tHÍ rnero ~
puebiM y sitios d t> la provincia. h:1hía c t-ec- ido núrn<'r·o de gauado ' a<'uno ~· caball;u: pt>I'O que e
alHmclaucia no ~<~<'aba al -país- de s u suma mist>ria. tanro por el rm>Jo valor de los ganados. com
porq rw los dut>ños d<' ellos ,·i,·ían en la prov inl'ia de Cartageu a, por((., que los naturales
qu edaban ni con la décima parte .\.G. L Sc,illa . StUtl(l Fe, 523 . D«" la Torre y "'li r..u ula ¡·esalraba
la abu n rl:1nte cacei'Í:l que se enco n11·aba en las .\lont;n1 as ele Marí:J y, a nn m ismo tiempo, ht
"desidin" t¡ue mosll'ltb~tn los pob ladores allí ¡•adicados ('\.C. I. (Sevill¡J), Sanlll Fe, 552).
11" .\ l<:jandro de l1 11rnbolclt. ··Diario ele \iaj t>.', p. 148.
119 lhicl.. p. 158.
c.n Juan de Santa Gt'rtn1dis. 1/amvilla.s. T. l. pp. :l2.
l:ol Jh id .. p. Ti.
V. f'UI'!I:&I OS DE INDIOS, Sr't lt):t '!' ROCHFI AS 1:'' L.<\ RF.Gf();-.¿ CARH3.E: 1 A StiRVERSION OH. OROEN SOC':JAL COI O~ I A L
v•v•r, pero ql•e en términos de la sociedad colonial eran -nüserahles". En la villa d.!
Ayapel, por ej emplo, había dificullades para confo rmar el cabi ldo, porque sólo hab~
cinco "espai'ioles" y entre ellos uno que ejercía el oficio de zapatero, cuya '"rniseri~
era tanta, que en su casa no había más que un taburete amarrado, donde se sentaba
a trabajar su oficio y no tuYo 1Ú ·¡O reales con que satisfacer los salarios ) costas el-
dos empleos que obtuvo. 157 Por falta de "españoles" para ocupar los caegos, era necesari
recurrir a los "mestizos" que componían la villa y era tanta su miseria "que solo co~;.r.
trato de cambio" por ··no haver moneda de ninguna calidad" . .:;s En los días de fies~
los alcaldes ordinarios y los de la hermandad andaban con sus capas y sombreros de
paja y los días de trabajo descalzosY9 El panorama que presentaba Tamalameq ue, eQ
la provincia de Santa ~arta. tampoco era el que correspondía a su calidad de ciudad
En 1797 se señalaba que estaba en una situación de suma decadencia, que en lugélF
de vecinos de ~lustre·· tenía a unos "pobres miserables y rústicos''. de tal suer·te qu~
'·los alcaldes ordinarios que anualmente se han elegido, han sido snjetos muy pobr~
(hasta de espíritu} y limitados''. 11' 0 r
_-\lejamiento racial de lo ·'espai'ioL pocos bienes materiales, falta de "propiedad'·
en el ,·estir y escasez de moneda conf1guraban según estas descripcioñes el caráct~
"miserable" de la población, independientemente de que se alimen tara bien o m ~
E~ términos ~el sis.tema colo~lia l no se lr~t.a~)a de un problema de poca rnonta. Si~J
mficaba In eX1stenc1a de un SlStema econom1co que no generaba todos los exceden
tes que hubiera sido posible obtener, en caso de que esos amplios sectores de 1
población, en lugar de estar bien alimentados, hubieran estado bien sujetos a la
exigencias de comerciantes, hacendados y mineros. Mano de obra abundante y barat:]
de la que pudiera disponerse po•· medio de mecanismos de coec·ción de tipo econ6~
mico o de tipo político (como había sido el caso de los indígenas mitayos, por ejem-
plo} era lo que el sistema colonial buscaba, en la medida en qne el Estado se apropiaba
de parte de ese excedente. Pero si el probl ema se mira desde la perspectiva de esos
pob ladores, se configura otro panorama. Se apreeia que el ca •·áct.er "libre" de la
población, no implicaba que fuec·an inmunes a los mecanismos de dominación. sino-
que, posiblemente, se manejaban otro tipo de mecanismos, que no E>ran los que
•·esultahan más rentables para el sistema r.olonial.
sel"'icio. 'las esto no fuera parte pat-a que ellos salieran con su intencióu; porque. C'o nsll-et'iidos
dt> necesidad, hicieran lo que otros hacen . .llas hay otra causa muy ma}'OI; la cual es que todas estas
provincias x regio,u•s son m.u:rJifrtiles. y a unB p:nte y a Otl'il hay gc·andes espesu ras de mont<tñas, de
cañ:1verales y de ou·as malezas. Y co mo los espai'íoles los aprietan, quc •nan las casns 1:!11 que
mol'an, que son de madera y paja. y ,·ansf' una legu:l de allí o dos o lo qu~ quieren.~- en tres o
C'IHtlro días ha«·en w1a C'asa.) en otros tamos siembc-an la cantidad de maíz que quie•·en, y lo
cogen dent:ro de cuatro m¡·~es. \ si allí lambién los 'an a buscat·. dejando aquel sitio van
adellUHe o vuelven atrás, y a rlnnde qu.ier·a que van o ew:ín hallan qué come•· y tierra fértil y
apa•·c·jada y dispuesta para dal'l t>s fruto; .r por esto sirven cuando quieren. .Y es en Sil mano la guerra
o lapo:., J' nullcn les folia de comer. Los del Pt!rtt siwen bien ~· son domables por<¡ue Jienen más
razón que éstos y porque todos fueron subjetados por los reyes ingas. a los <'nales dieron
tributo. ~ sin;éndoles siemprt>..' con aquC'IIa condició11 nascían; y si no lo qut>rí:m hace r la
necesidad los constreñía a ello, porque la tien·a del Perú Joda es despoblada, llena de montar'ias
y sien·as y campos nevados. Y s i se salían de sus pueblos .v valles <1 <~slos desie•·tos 110 podían
,;vic·. ni la tierra da li·ucto n i hay otro lugar que lo dé qut> los mismos valles y ¡.u·ovi11cias suyas;
de manera que por no morir. sin ninguno poder YiYi.r, h¡¡n de se•,·ir y no desamparar sus tierra,
que es bastante C':wsa y bue11a razón para declarar la duda susodich:l.-
137 A.G., . (Bogot~<}, Empleados Públicos Bo!tvar, 7. f. 595r.) v.
•ro• Ibid., f 59()v.
lj9 1bid .. f. 593v.
161 De In clocument;1ción se decl uee que los hundt>s eran fiestas en l a~ que se can1aha y
bailab¡¡ al soo ele tam bores y se cons u.rnía licor. Participaban e 11 ellos m ujer()S y hombres. podían
realizarse por motivos tanto religiosos como profanos .Y se celeb raban en e l campo. en los sitios,
villas y ciudadi'S, en las horas de la noche. En algunas oportunidades al bunde se le dt>no•ni·
naba 1<1111bién canjilón 1..\.G.X Bogotáj, Curas y Obispos, 13, ff. 989,·. a 99<h·.; Policía. 2, IT. j:Jiv. a
552v. y Jos¡. .\L De-.Mier :comp.,. Poblamienros, T 11, p. 94). En la actualidad se denomina bundr
a una danza foldórica en el árt'í1 del Toli.ma y tambitSn, en la región Ca ri be y costa del Pacífico. al l
ll
festejo fúnebre que se celelwa cuando mueren niños peqneiios. En estos casos el bunde
constitu~-e un rito en si mismo y se acompaña con C<mtos y danzas. La palabra bundt> se deriva
de wunde. tonada. canto y danza de la Sierra Leona. en .Vrica Occidental (Guillermo Abadía
\forales. Compendio Cener~l del Folklore Colombiano {19711. 3a. ed. corregida y aumE-ntada, Bogo·
tá. Instituto Colombiano dE' Cultura. 1977. pp. 223-6. 324 3~0. 393- 99 ~· 197-8). Com·ienE'
anotar que en la documeni:H:ión consultada sobre el hunde en el siglo XVIII. no se han
encontrado referencias sobre su r·elación con los átos fúnebres.
162
Véase ca pítulo IV
16
~ Get"<l.rdo Reichel Dolm:ttoff (comp. l. Diario. p. 96.
l&l En o1ro docwnento el bunde fue dE>s<'riro como w1 baile ridículo del país. común entre
1
la -gente ordinaria- (A.C.!\. 1 Bogot.-\), Policía, 2. tf 55h. a 552ü
16-' A. G.N. ¡Rogotá), C.!u·asr Obispos. B. f. 98!-Jv.
V. PUEal OS OE I~DJOS, SITIOS Y ROCHEL~ E>l L~ REGIO"< C•• RJBé: L' SUB\'ERSIO'< DEL ORDE.'I SOCIAl COLO;>(L•L
orde11. ni s~>paración de sexo;;_ l nos tocaban in;;o·urnenlos musicales. olros bailaba
louos cantab:m .. , ersos laciYos. hasiendo inde;;entes moYimientos con s us cuerp~ .-
En los interrnedios. no cesaban df' tomar aguardiente. guarapo y chicha. 168 .-,.
sel'i.alarnientos del obispo resultan de interés, ya qtw ponen de manif'it>sto V[-t.rios"a,,..
:n
pectos_q_ue ind ican C(U_e, c_i; rta mt"clicla, estas actividades llevaban i mplíci~o el desa rr~
:. lo
de acLtvJdadf!s de soctahntcton qne no eran del todo acordes con los par·a•netms qu' el
Estado colonial y. en particular la iglesia. buscaba inculcar entre la población. · o,.
espacios par·a S il realización. por <'j<'mplo, no se cit'<·unscribían a un cn lot·no cont:r a-
do, sino quP tt!nían lugar en muchos casos en campos~ desplohlados. egún el obi:s o.
•·Jo licencioso del paraje". entre otras cosas, debía ser tenido en cuenta p<H·<r "eoncid~r
las propor<>ion<>s que traen pa1·n el pecado" . 169
Las gcntes q ue concurrínn erau las de "in f(~ t·ior clase", lo <p1t> implicalxt qu ~ w
se tt·ataha rle reuniones contmlndas por los sectores dominantes, cuya participación e.,.
permitiera impone1· o. al menos, propagat' sns ·\'alores. 1' 0 Adicionalmente, las gente ,e
cong•·egaban "'sin o e[de]n ni ;;f' pa ración de sexos"', s in que se estab leciera ~a
jerarquización e ntr·e ellas. o por lo menos una qnc Sf' basara eu el sistema de clasificación
dominante. F:st<> s istema incluía la separación e ntre hombt'es y ntujeres. pe o
posib lementl' t::uubién . que se fijaran distan cias e ntre las gentes en fu nción a í:> U
condición raci.al y sociaL 171 Por {ti t imo la música y cl baile se acompañnJ1an ele "ver~"
lacivos", es dec it·. que se divulga ban mensajes contTar.ios a la mora l ct·istiana. En e ' tf'
punto es dable pensar que, ade nt<ÍS de --vet·sos laciYos··. podían difundirse otro tipo ~e
..Yersos" en los que se hicieran al usiones poco respetuosas y probablemenlf' crítica,
frente a las jerarquías coloniales. encubiertas por· c>l humor ~- por un nmhiente poco
propicio pat·a infundir t•espt>to hacia esas jernrq1 t ías. 1 ;~
Al considerar las implica<.:ionC's que pm·a efectos de I::J indoctri nación en la ideolok a
clorninan tf.' podía traer la gt>net·a liznción ele estos btt ndes, llama la al e nción el gue ~ ··~
autoridades civi lt-'s se mostraran permisivas y abogMa n t>n su favo r·. En 1791. por ~jemp .
el fiscal de la ,-\udieneia dt" Santafé señalaba qnc si bien en las fi estas no se deb '
pPemitir excesos. el ~pueblo"" tarnbi(in era acr<>edor a que de 1·it>mpo en tiempo se 1~
concedieran algunas diwrsiones lícitas. que hicieran rnás lleYadero el trabajo ele todo ·~l
a1'1o. 171 Una npn~ciación s imib1r for·mulaba Mier ~ Cuerm en 1753, respecto a las acusa-
168 lh id .. f 990 r
100 l hid.
1'0 Un ejemplo de ese tipo <1<- l'On n·ol se observa e11 e l easo de danzas y li¡;uras llamadas
diablillo;;. que se organi7aban para celebrar las festividades del Corpus <·n Cartagena. S
preseJlt'Íil fue prohibida por· el obispo en 1731. pcr·o luego fue autor·i1.a.la pot' el cabildo
eclesi<ístico rll' esa provincia, en ('(11lSidl'ración a qul' ·no {·ausaban irren~N·Ileia alg1ma. porqu
llegab:m postrados al pie dPl alta r y allí un ánge l que P'""<•<·ía, en tmos \'l'rsos a lo divino. los
repren rlía • .' ellos quedaban tímid o~ _v s~ ponían nceleradarmmtl' en fuga:· (Gab rit.'l Martíne
Reyes (C'011 1p.), Cartas, p. 49 .1). Se aprer i::t ~ quí que la pe li gros id ad (il'l'everE·ucia) del mt"nsaj e Cfll
tJ'aJ1smitíall <'slos diabl illo~:' que er;¡ <>bj elo de rechazo por parte de la diri ge11ei:.1, q uedaba no
sólo neutral iza da. si no reforwndo l o~ valores eclesiástico~. ;¡l ser esos diabli llos n~ prl'ndidos
por lll1 ángel. q ul' los ponía en fuga.
1 1 F:n una queja formulada por 1:'1 cabildo de la 'illa de \lompox r-especto a J¡¡;¡ <Ji,·l'r-siones
;
que se n·¡¡lizaban durante el cama,·al. en 11na isla al f1·entc a b ,-illa. se señalaba que asis1í:1n no
sólo hijos de familia en ese con\<''-IO r!f' alta jerarr¡uía , si11o larnhién escJa,·os y mttieres. o Sl'a.
pe1·soua.- de d iferente conclic·i<Ín social t :\. G .~. (Bogoi:Í,) , lli/it·ias y Marina, 127. f. 8861·.).
172
El que es te tipo de nreu~ajf's se escribíru1. se ap recia ('ll un pasqnín que en li63 it" fu e
coln<"·:rdo :U cura de M.agangur 1'11 la puerta de su <'a.~a. El e~crito, si bien no sobresale po r· su
sentido de l humor, muestra lll ll.' poco respeto por la figura dd cura} d("l mayo rdomo d<· b
iglf'5ia. \ éase tc,. to del pasquín e11 u;.\_ ' Bogotá . .1/i/iciasr .1/ari.nn, 127. 1'. ?!i'k
1;1 lbid .. f. 886r.
" 1 En el mismo donnncnto se lwhla drl baile del ('aujilc:ín (José .\1. J)r \fier (comp.),
Poblamif'llfOs, T. JI. p. 94¡.
¡;; Sob•·e el parlicuhll' véanse l a~ observaciones di." Pi<'ITC' 1\onrdieu. 0 11!/ill(', pp. 171- HJ7,
sobl'e 1'api1a.l simbólico y modos ele d<> JninM·ión.
76
' José M. De- J\Jie•· comp.). Poblamientos, T. U. p. 95 y Cr r;u·do Reicht."l- OolmatotT (comp.t
Diario. p. 68.
•~ A.C.!. Se, illa). Srmta Fe, 552.
173
En un sentido si111ila•· podría interp•·rtarse el hunde f[l tP precedió una insnneccióu de-
los vecino~ de San Gnónimo de Aya¡w l en 1785 :véase <kscrípción eu Ol'la ndo Fals Borda,
Historia Doble. T. III, pp. 8013 82B y 8.3A-88t\ y f\ .C.t\'. (Bogo L<Í), His-toria C'iwl. 18. ff. 250r. a :2701:) .
\". PUE8J.OS DE t'lOIOS, SmQS Y ROCHEL-\S ES L~ RCGK)X C:\RI8.e: L-'. SUBVERSéON I)FI OROf"':' soct\t COLO:"'it~l
~ ¡~¡¡ dependido funcionalmente de la participación o auspicio de los ganaderos o
·'blancos" más adinerados que de esta manera afianzan o agrandan su prestigio personal
con fin(~S de recre::tción o expansión lúdica. Así ocurrió con la generalidad de Jos
ricachones del siglo pasado, especialmente los de Sincé donde se ha preset'\·ado una
fuerte tmdición de corralejas.~ 1 ;s
Estas práeticas tampoco eran ajenas a las l.radiciones prehispánicas: ··e ntre los
Ytotos y Aruacos (señala una descripción del siglo XVI} el {i]ndio q ue mas eonbida a los -
otros a comer y beber ese tienen lí por Seíior e respetan como a tal" . 180 En el siglq .
XVIH los indígenas y libres que par-ticipaban en las emboscadas '·Chimila~ contra los
-españoles~, concwTÍ:tn a los poblados de los indigenas Chinti la -para festejarse cop
sus bebidas y fiestas. de lo que nace la resolución de s us expediciones para sus honu-
cidios e insultos .. . par·a regresar juntos a los p ueblos de donde sal ieron y fes tejarse
con los despojos y muertes que hic ie i'On." 181
Ahora bien, de tener alguna validez. la hipótesis que aquí se plantea, se tendría
que en los terr-itorios de la región Caribe que estaban bajo el control del Estado colonial;
coexistirían mecanismos de dominac ión. que si bien no eran necesariamente compatibles;
podrían haberse arti<.:ulado y apoyado m utuamente. De un parte, operar·fan los
mecanismos desarrollados por los sectores de "m ediana" comodidad asentados en lo~
campos, a quienes les resultaba n ecesario r ecurrir a estrategias de carác ter meno~
vertica l. con el fin de ejercer alguna iniluencia sobre la población ··libre'' _y así acceder
a la mano de obra requerida para adelantar sus actiYidades econ ómicas. Estos
mecanismos se articular-ían con unas condiciones de subsistencia que le permili an a la
población sobrevivir· co n cierta autar·guía, sin que fuera indispensable establecer v(n- :
culos pea·manentes, ta les como, po i' ejemplo, e l trabajo asalariado.
Pero paralelamente, un sistema econ ómico q ue asegurar-a la supervi, e ncia, sin ·
que diera lugar a la generació n de excedentes monetarios de consideracióu, sería
insuficieute para financiar los mecanismos de dominación diseñados por el Estado
coloniaL \,omo se ven:í en el siguiente aparte, en el que se consi dera lo relativo a los
curas, la "miseria" de la gente difi cultaba la incorporación en el á rea de los fun c ionarios
requeridos para sujetar a la población con un mínimo de eficiencia. Es más, también
lleYaha a que los curas y justicias que allí se establecían. po1' lo general , no contaran
con una formación satisfactoria. por· lo q ue tampoco se car:tcterizaba n por su eficacia
para imponer los principios y v:~ l ores impulsados por el Estado. Debe subi·aprse, en
todo caso, que las deficiencias que p1·esentaha la autoridad es t:~tal en la región, no
implicaban que el Estado pudiera considerarse como ausente. Lo que se tendría sería
un sistema de dominación que. dadas sus fallas y Yacíos, se vería en la necesidad de
apoyar se en sectores que utilizaban ou·os mecanismos de dominación, ajenos a los q ue
impulsaba el Estado. La articulación entre ambos habría permitido ejercer· sobre la
poblaci6 n LW control ¡.>recario, pero control al fm y al cabo.
3. Los cos tos del a limento <'sp iritual
En lo que tení:t q ue Yer con el ""'alimf>nto espiritual''. la ··mis eria" de estos
pobladores tenía un fuerte impacto, ya que para muchos curas el circu lante era i·
;
definiti,o. Según ~luti s. \!orales, pueblo tan pobre como los demás, distahn dos días
de Simití, al que es tahn agregado:
~De esa much11 distancia se siguen infmitos daños y ruinas espirituales, acrecentadas
por la impiedad del cw·a. Además de las 111uchas miserias temporales a que los tiene
expuestos su rnu(~ha infelicidad por la grande pobre1,a, po1· lo que careo~ n de médico.
cinüano, sangrador y botica (...), están privados del sacrificio tic la misa en los días de
precepto. y aún, lo q11e más quebranta, de las confesiont>s de Pascua, del ,;ático y unción
en sus ~~nfe¡·medades y de l bautismo las criatums; de modo que algunos han muen o sin
otra agua que la que pudo echarle un homb1·e o una mujer. en aC(ltellance, aunque haya
muerto de siete meses como ha sucedido. Dos aJ1os que el cura de Simití esutha en
posesión. Estos mismos se habían pasado sin confesión, ni otra misa que la que dicen al
pasar algunos religiosos q ue navegan el río. Cuando ha llegado d easo de confesan;e
algtmo con el eurn, lo pr·imero que le rreguntaba era si llevaba el peso (obvención para
el cura); al que le ¡·espondía que no lo tenía le hacía levantar de sus pies. Si alguno !leYÓ
menos de doce t'f'ales paca el bautismo. quedó su nii1o sin ser bautizado_so pena de no
serlo en toda la vida. si en ella no aprontase ese del'echo.-u12
La "'miseria" de la población, unida al hecho de que en últimas el sel' cura era un
oficio del cual debía obtenerse por lo me nos lo neces ~trio para vivir,' 81 gen e r::d:>n una
siLuación en la q ue la escasez de cm as era crón ica. También lo era el q-ue muchos de
e llos no fueran los m:ís idóneos. En 1757, por ej emplo, e l obispo de Santa :Marta se
quejaba de hal)er abierto el concurso para llenar los cur·atos vacantes, al que sólo se
presentaron cuatro c-uras. El obispo achaca.ba la falta de cw·as a la -suma pobrel-3. de los
naturales".JS-1 Otro tanto señalaba el ohispo de Cartagena en liBO, quien se quejó de la:
"universal rela_xacion, y cormpcion de las costumbres de los fieles, la infi delidad.
miseria, y desdicha de muehos vesindarios. la falta de Pasto espit·itual por carecer de
Parroeos un cr·ecido numero de euratos antiguos, y modernos sin al'hitrio pal·a
pi'Oveerseles, asi por la ~~scases ele Operarios, como por·q ue no estando aq uellos
suJicientem¡en]te dotados, no ay Sugetos de providad, q [u ]c los apetescan, nj se podria
o bliga¡.· a los Sacerdotes a que fuesen á servirlos e.xpuestos á mendigar, y perecer," 1s;
F:n 1768 en el obis pado de Cartagena había 193 sacerdotes seculares,'I!G de Jos
cuales sólo alrededor del 40% servían en los pueblos y silios de la provincia. 18i Ante la
[mposibilidad de hace1· que los curas seculares atendieran sitios y pueblos en los q ue
los ingresos eran mínimos, en 1781 el ob ispo decidió l'ecnrrir a las comunidades reli-
giosas de la pr ovincia en b u!;Ca de curas. A pesar de las ges liones que realizó en seis
conve ntos de la eiudad de Car tagena, su ilusti'Ísima sólo pudo conseguir un re ligioso. IAA
Eran relati' ame nte pocos los mie mbros del clero regular o seculm· que quer.ían
pr~star sus sen-icios en asentamientos donde la paga no resultaba satisfactOL·ia. En los
v. PUE8LOS De INDIOS, smos Y ROCHELAS E,_, L~ REGION CARIBE: t A S UBVER!>lO~ DEL OROFN SOCIAl. COWNL~L
pueblos de .i ndios, si la población tributaria era reducida, los curas no recibían la
totalidad del es1·ipendio de la corona. 1s.q A veces los curas preferían huir de sus curatos,
como había sucedido en uno de los pueblos por los c¡ue pasó Santa Ceru·udis y que
contaáa con unas 20 casas. 190 En los sitios los curas podían esperar un ingreso m uy
COI'to de una feligresía "miserable" y no estaban dispuestos a administrarles los
sacramentos si antes no pagaban los emolumentos correspondient es. 191 La escasez de
curas que quisieran atender a estos feligreses "miserables" tenía importantes conse-
cuencias en térrninos del contJ'ol sobre la población. A falté~ de curas, cuya presencia
era indispensabl e dentm del ceremonial cristiano, no se llevaba a cabo la congregación
semanal de la población en la iglesia pa1·a asistir a la misa. Se perdían así oportunida-
des para que los sacerdotes ineulearan con su prédica los valor·es que el Estado eolo-
nial buscaba imponer sobre la población. También se perdí.a el control que, por este
medio, se ejercía sobre los tiempos y los espacios de socialización, como se ha visto
sucedía en Jos Andes centrales. La plaza y la igJes.ia podían o no jngar el papel de
espaei.os que congr·egaban rHt.inariamente a la pohlaeión, dependiendo de la presencia
del eura en el lugar y de su actitud ante la feligresía.
4, "Miseria" y homologación del ordenamiento espacial
De la "miseria" no escapaban varias ciudades y villas. Salvo CaJ'tag<~na y Mompox
y, en alguna medida, Santa Marta, Ocaña y Valledupar, las demás ciudades y villas de l.a
región Caribe en poeo se dife1'enciaban de los pueblos y sitios. Los ingresos de la villa
de Ayapel no daban pm·a pagar los 183 pesos, 6 reales y 20 maravedís de estipendio del
cura. 192 En 1757, en la provincia de Santa :Marta, el obispo seüalaha c¡ne los pueblos y
sitios eran tan cortos, c¡ue m~jor pudieran llm11m·se caseríos, ya que la mayor parte sólo
contaban con 20 o 30 vecinos, mientras qne la población de las llamadas ciudades era
tan reducida, que la mayor eontaba con menos de 600 vecinos . 19~ Una percepción simi lar
expresaba el fraile .foseph Palacios de la Vega, quien recorrió la parte sur d e la provincia
ele Cartagena en la década del 80 del siglo XVIII. El fraile resaltaba el :
"inf'eliz estado en q[ule se hallavan las Ciudades, Sitios y Pueblos de la Pr-ovinei.a,
q[u]e no merecen semejantes nomb1·es si el de ranehería de una pobre Hacienda, q(u)e
aperHJS t1·es de todos los q[u]e h::n.ia visto tenían un diseilo de tale z," 19 ~
La observación de Palacios de la Vega llama la atención sobre un elemento centl'al
del ordenamiento espacial de la región Caribe. Aunque la documentación clel. área perma-
nentemente distjngue entre ciudades y villas, pueblos de indios y sítios, las descripciones
180 En 1782, por ejemplo, el eura del pueblo de Yucal sólo recibía 4 p esos por cada indígena
tributario, lo que a 1'rojaba un total de 14'Í pesos, ya que ese pueblo sólo contaba con 36
tributarios. En o 1Tos pueblos c:omo Piojón .} .\lorroa los curas sólo r ecib ían 80 y 60 pe~os
respectivame nte y en los de Sabaneta y Zambrano el pago tampoco era completo (A.G.N.
(Bogot<í). Curas J" Obispos, ·¡;:, n: 98:)r. y v. y 99 11'. y v.). El obispo de Sant~'l Marta sei\aló que este
ti po de pago se d<tba. a los intel'inos, pt:m q ue esos curatos difícilmente se podían provc~er en
propiedad. ya que "p01' sus malos temperamentos, o. por lo agrio y dil atado de sus c;uninos. no
suele aver Curas propietarios que se opongan a sus doctt·inas,~ (A.G.l. (Sevilla), Santa Fe, 520).
!90 Juan de S anta Gertruclis, Jfaravillas, T. l. p. 18. E l obispo de C:art.agena t amb ién se
quejaba de las fugas de los cums, clebido a que no recibían un ing1·eso qne les permitiera •ivir
con algún desahogo (A.G.\ . (Bogolá), Curas :y Obispos, 13, f. 991v.).
191 En 1740 el obispo de Santa :'v1arta se habia visto obligado a hacet· un<t rebaja en el m·ance\
de lo que se cobraba a los vecinos de Río Hacha por lo~ seYvic~ios religiosos {A.G.S. (Bogotá},
Misceláuea Colonia, \ (), IT. 152\'. a 162v.).
l!l'l .>\..G.~. (Bogotá), Empleados Públicos Bolívar, i , IT. ()(Hr. a 602.r.
w~ .'\.G.T. (Sevilla), Sanw Fe, 52:1.
19 1 A.C.;.\. ~Bo~otii.) , Mi~;celánea Colonia, 22, f. \5~'"-
v. tJUI·HI OS OE J';\JDJOS, smos Y ROCHELA') 1:'1 1 .a, RfCI0!\1 CA1<16f: LA SUSVER.SJON DEL ORDt;N SOCIAl COI.ONI/&L
de esa época o en los contemporáneos.201 Tampoco se encuentra con frecuencia en los
índices documentales de los archivos/02 ni en los documentos de .las primeras décadas
del siglo XV1II. La palahm rochela es sólo un poco más común.:~n Seg{m el Diccionario
de la Lengua Espaiioln, es dE> uso en Colombia y YenezuE>Ia. donde significa -Bullicio,
algazara"' .~ Lna enciclopedia actual, que acoge palabras no aceptadas por la cademia
de 1:-l Lengua Española. da un sentido s imilar a la palabra rochela: señala que es de uso
en la América meridi onal ~· signi fica alboroto, bullicio y chanza. 205 Sobre la palabra
arrochelarse indica qu e se usa en Colombia y en Venezuela y significa "Piarnarse o
albor·ota:rse las caballerías'' y, en Venezuela, "ReuniTse pet·so nas o animales en determi-
nado lugar con ánimo de pennanencia."206 De otra parte el lexicón, también actual , de
201
Véanse. por ejemplo, Diccionario de A.worídarles; Diccionario de la Real Academia Española:
Joan C01·ominas con la colabm·ación de José E. PascuaJ, Dicáonwio Crilico Etimológiro Castellano
e Hispánico, 6 Yols., .\fadrid. Edito1-ial Credos, 1983; J. Corominas, Dírcionario Crínco Etimológico
de la Lengua Castellnn.a, 4 Yols.. :\fadrid. Editorial Credos. 1954: Rufino José Cueml, Dicdonario
rlc Construrción y Régimen de la Lengua Castellana . 8 \ols., Bogouí. lnstituto Caro~- Cnervo. 1994:
Esteban de Terrer·os y Pa.ndo. Diccionario Castellano C()ll la.~ l·oces de Ciencias y Artes y sus rorres¡>on·
rlienles en las tres Lenguas Francesa. Latina e Italiana. 3 Yo ls .. .\ladriJ, Imprenta de la \ iucla de
lbarra, Hijos y Cornp;uií;~, MDCCL\.XXVI; Martín Alonso. Enciclopedia del Tdioma: Diccionario
Histórico y Moderno de la Lengua Espaiiola (siglos XJI al X\). Erimológiro, Tecnológico, Regional e
Hispanoamericano. Madr·id, Aguil:ll', 1958; Sehasüán de Cobarruvias y Horozco, 'n~mro dr In Len·
s·ua Castell(/Jw o Espcuioln (1611), Madrid, Ediciones Turner, 1977 y Rafael María Baralt, Dirriona·
rio de Calicifmos, Buenos Aires, Joaquín Gil Edito•; 1945.
:!0:! . 'o aparece. por ejemplo. <::n la base de datos que contiene los índi.ces de unos 4!í ((.,ndos
del Ar·chivo General dt> la Nación. la mayoría de ellos del pe ríodo ('olouial. véase Archivo Gene•-al
de la Nación (Bogotá). El Presellfe del Pasado, disco compacto. Bogotá, :\.C.N.. 1996. T~unpoco
aparece en los índi<>es del A. G.l. St>,·illa). Santa Fe. aunque cJhe anotar estos son menos
dt>tallados que los del A.G.:>.. :Bogotá\. El legajo A.C. T. Se' illa). Santa Fe. 985. que es un
inYentario detallado de los documentos relatiYos a la prO\i.ncia de Car·tagena del período 1760
182i. .no menciona estas palabras. En la base de datos de la Biblioteca Luis .\ngel .l.rango de
Bogot.-í, estas paJahras tampoco aparecen catalogada,;.
201
Se ha encontrado en un doc umento fechado en li 11, relativo a las misiones ele los
Llanos, al or·icnte de l11 pl'lWincia de Tunja, que hace re fcrf'ncia a las ¡·ochelas para clellorninar
los asentamientos en Jos qt1e vivían los indígenas antJ:s de ser congr egados en pueblos (Anto·
rrio B. Cuervo {comp.), colecci6n, T. IV, p. 19()). Otras dos refc,·cncias co rTesponden al siglo , VII.
E n un documento fech11do en 1619. la palabra fue util izada po1· un fraile contra tul inquisidor
de Cartagena al que acusó ele comete•· g1·andt>s iniq uidades. Señaló que:
"tiénenle los malos por as ilo y ciudad de su refugio: así le llaman la Ginebra, la Ro(·hcla, las
rnontañas donde se acogen los foragidos. J lo dice más dt> algtulas ,·eces, muy sin mt>luldre, que
los malos le han menestc~1· a cil,...' 'el documento está transcrito e11 José To1ibio )ledina, La
lmprema de Bogouí y la luquüiáón en Cartagena de Indias .1904 y 1899. respecti,·amentc;. Bogotá,
Editodal ABC. 1952. p. 194: subrayados míos).
En una 'isita que se practi(·Ó a los trapiches de Tocaima y \'flt>z en 1692. se mencionó la
formación ele rochelas. en t>l st>ntielo de retmión de esclavo" huidos y otras gentes en roclrt>las
[Rafael Anto nio Díaz, &c/aCJillld. p. 130).
~· ReaJ Academia Española, Diccionario de la Lengua Espruiola, T. 11, p. 1804.
z·.
2m .Vue¡>a Enciclopedio./,()1'01/SSe, ed., 11 Vols.. B;wcelc)rrlr, Edit oliaJ Planeta, 1984, T.~) , p. 8587.
206 Ihid, T. 1. p. i l ~. En es te sentido resu lta sin rom:<Ít.ico que uno de los pocos trabajos
r elativos a los arrochelados se centre en Jos Llanos ele Colombia y Veneznela. donde el co neep-
to se utilizó tanto respecto a lo$ lrombres, como a los animales (Miquellzard, Orejanos, Cimarro-
ll('.f y Arrochelados. B;n·celona. Sendai Ediciones, 1988). Según este auto r son frecuentes los
datos sobre emnbes o ¡·ochelas en los que se refugiaban los indígt>nas u·ibutarios que querían
e ludir tanto el pago del tributo. como cuaJquier tipo rle conti·ol por parte de los blancos y
donde muchas 'ec('s com~\Ían con gentes de otras etnias, l¡unbi~n fugitiYos del control colo-
nial tibid, p. 38). Se habló igualnwnte de rochelas cl.e inglcs<'s. vinculados con el comcr(·io ilícito
(ibid. p. 66}. F.n lo que tiene que Yer con los animales observa que muchos cuadrüpcdos dt•
origt>n europeo (eq uinos ~· vacunos). escaparon y -algunos llegaron hasta las sabanas donde
dt>\ inieron sah·ajes, or-Pjanos o mostrencos, recupt>rando 1 :~ perdida libertad y (:n m:madas se
anoch elar on en lugares concretos del Uano." (ibid, p. 35: subr:1yaclo nuestro).
21!i Proporciona corno ejemplo: "En esa casa de Alfonso siempre tiene que hahé una rochela."
(Consuelo Ar·aujonoguera, Lexicón del VaLle de Upm: Vt;ces, Modi:~mos, Giros, fnte~jecáones, Locuelo·
nes, Dichos, Refranr:s y Coplas del Habla Va!fenata, Bogotá., Instituto Caro y Cuervo, 1994, p. 2()0;
bastardillas en el original).
ws "Edrnundo es un grandísimo rocl!elero y por eso peliiJmos" (ibid.; bastardillas en el original).
:w Sobre el pt·oblema del arrochelamiento ll~unó la atención Gerardo Reichei- Dolrnatoff,
quien transct·ibió parte de los diarios de Joseph Palacios ele la Vega, fraile que durante algunos
ai)os buscó reorganizar- a la población arrochelada en la pa.rt(: sut· de la provincia de Cartagena.
Estudios posterior·es han hecho referencia a este fenómeno, pero salvo el de Gustavo Bell
Lemus (Cartagena rle Indias: de la CoLonia a la República, Bogotá, Fundaeión S imón y Lola
Guberek, 1991, pp. 75- 103) sobre los primeros :dios de la repúbliea y el de Mic¡uel Izard,
Or~janos, Cimarron1~' y Arror:lwlados, acerca de pobladores asentados en los Llanos colombo-
venezolanos, que también recibieron este calificativo durante finales del período colonial y en
el período repl¡bllcano, pocos estudios han hecho algún esfueno pm· profhndizar en el tema.
2IO A.G.N. (Bogotá), Poblaciones Varias, 5, f. 370v.; subrayados nuestros. El documento tarn·
b ién ap¡u·ece transcrito en José Agustín Blanco Barros (comp.), Sabanalarga, p. 83.
m Véase, por ejemplo, José M. De -Mier (comp.), Poblamientos, T. I, pp. 167, 182, 220 y 304; T.
Ul, p. 11 O; Gerardo Reichel·-Dohna1off (eomp.), Diario; A.G.N. (Bogot:i), Jllhw:ellmea Colonia, 22, ff.
2jr. <1 265r. y A.G.l. {Sevilla), Santa Fe, 552, 600 y 1075.
V. PUEBLOS DE INDIOS, Sm OS Y ROCHELAS EN I.A REGION CARIBE: LA SUBVERSION DEL OROEN SOCIAL COLONIAL
con el mayor abandono, a la cnvriagez y otros vizios. prop ios de una vida soez defrauclall-
do los R[eale]s derechos por cuantos medio!; encontraban, siendo pe1j udi ciales a e '
Estado, sin ser daJJle a los Pn t-rocos atender a sus i\li_n islt-rios y ynposible a los Juezes
c-ontener sus eszcsos s(~ me c-onfio la comision. para que por lo opuesto. redutizieudolc
a 'ida zibil. reuniendolos en Poblaziones, gozasen dP los bencfí.zios de la soziedad. d
que voluntariamPnte. se abian pt·ibado y reconozif'sen, como r·econozen. el Yerdadcró
Dominio,: vasallajP a v ¡u('Stt·a] ~ ! ;ajest adj ."2n
La descripción que hizo de In Ton·e llama la atención tanto sobre el o rigen dt-
estos pobladores, como sobre la forma en que vivían. Resalla s u cru·ácte r· de próíileo-.
de ~a j usticia, a~í co mo s u "div~rsidad de cast.-:ts", la ~u al , it•dicó, existía en otras
de ·aq uel rontm e nte", es d ectr, que no era exc iiiSIV:l d e los an ochelados. Sobre la
pi ('-.
f'o rrna de vida q ue llevaba n sf'ñal(, su aislamiento (d f' l::t SO<" ir dad colonial), s u des nt ~ f!Z
y vicios (alejamiento del or·dennmiento social coloni al;. la evasión d e l pago dé Jo ..
derechos reales, YÍ\ ir fuera del control de curas~ jueces y. en esa medida, no reconoct>r
el dominio y nsalhje del t·ey ,alejamiento del OJ"den polítiro colonial). Las obsen acin-
nes del funcionario precisan la forma como las autorirl:tdf>S colo niales concebían d
arrochelamiento. el pt·ohlema •·aclica en q ue con hase en f'sos criterios no se apree1a
una diferencia significa ti' :1 e ntre un sitio y una J"ochela. [)e hec-ho de la Torre no establecio
rna)ores d ife ,·encias, ya CJLH' sus c il'ms de poblamien to in<'iuycn las de sitios q ue exi3 · an
y q ue él r e unió de nuevo. 211 Auncrne podl'Ía pe nsarse que lo hizo para maguific· 'U
gestión, los cen sos l.evanlados por P~1lacios d e la Vega pe t·n•ite u apreci:tr que la rnay :ía
dt> la población caía d<>nlro de la categoría de a t'roche l ados.~':' S us eludas respecto , ...¡
u n asenta mien to era o no ar,·ochelado, resultru1 atín m::ís significativas. Por ejemplo: n
1787 cuando Palacios df' la \ cga se dirigía al sitio de .\lajagua l. adelantan do s u 1abo e
dest,·ucción de rochelas. r·ecibió un chasqui co11 mensajes del capitán á guerra ) del
c ura df' ese si6o. .\mbos le solicitaban qne se dirigi e ra proutfunente al lugal' para
actual' contra gentf's '·le,antadas·· tle su jurisdicción. en los sitios de Sapo, Palrnaritq, ~
Zapala. 2 u; A~i cionalm_~>nt<' el rnra le infol'ruaba ~quf'. mes e ~ ~ t rás. había recibido uija
Ol'dcn supenor del VIITf'~ para el ··desmembro dt> esos st ttos y qne a pesar de s(l-.
" mbanas" reconvenciones no lo había logrado, por lo q ue solicitaba la ayu da d e l ft·ail e.~ •
Por va1·ios m o tivos Palacios d e la Vega empetc) a sospechar sobre las version; :o
dt>l capitán á gue na y dPI cu ra acerca d e estos asenl nmie nlos, y antes d e lomar·s . a
Palrnarito, que según ese capitá n era de "levanlad os". C'n vió unos espías s uyos pal·a
obtPner ruás información sob1'f' <.'1 luga t·. Según estos úllimos allí había n nas 39 cas. .'
"según a' ian nollado uo de gcnttC' levanttada". Como parte de su argumentación pa:ra
sostener este punto se1ialru·on que había estanco real de tabaco. un teniente de capit~n
á gue1·ra y un recaudador de nlcabalas. 218 A pPsa1· d e estas obset·,·acioues el fraile e
tomó el asentamiento. luego de lo cual empezó a haci'J' algunas indagaciones. egdl\
los pobladores las tie1Tas en qnf> e llos estaban eran las {micas hábiles de los aln>fkdot· '
par·a pastar los ganados. Además ernn buenas para las laJwanzas de maíz, <uToz y o t-ro
frutos y el lugar ahastf'C·ía lodo~ los sit ios y pueblos del río Cauca. 219 '
2 1 ~ Canchera: '" Llaga. IH•1·i(b G rande·· (Real Aca de uti:-. E~p:-. rJOla , Dircionario de la Umgu
l::.spaíioLa, T l. p. 384'r . t:sta ¡xdab t•a no aparece en t> l /Jit,t:ionnrio de .-.tulorídades.
211 .\.G.l. {SeYitla}. Santa Ff'. 1075.
1 " A.G.l. Se,·illa\ Santa Fe. GOO.
21 :. En el capítttlo 11. se precisa. por ejemplo, que ~e~ttn el cen~o que se le-:u11ó en t>l sirio de
.:"-.echí. alrededor del !)'$"o dt> la población YÍYÍa t>n l'OI'ht>la!o.
216 Gerardo Reichel Dolmato{f comp.). Diario. pp. 60. 6'1 y 69.
21 ; :\ .CS. Bo~otá .Jlisreltínea Colonia, 22. ff. 46'.) 571-.
218 Gerardo Reichel- Oolm:lloff comp.), Diario. p. ()3.
219 Ibid .. pp. 66 68.
\', I'IJUU 0:- Of I'(DIOS, S.mOSY ROCHfJ.AS F.N lA f\FCI (')N C'ARIRF: L\ SUBVERSiON DEl. ORDEX S0t1;\L C'OI.ONIAL
donde se alojaban ·'gran numero de negros esclabos fugitivos de sus amos"' y qu
según información que recibió el fraile Palacios de la Vega se conectaba con el Sint.l.
el grupo encaegac!o de rPorganizar los asentamientos no pudo entrar, por falta d~
vaquiano, esto es de persona que conociera el camino. 210 En el Caño de Barro, entr,e
la ciénaga de Ayapel y el río Cauca, a unas 18 horas de navegación desde la Yilla ~e
Ayape l, se había asentado un g1·upo de zambos, que se dedicaba a la pmducción ·e
labaco y aguardi e nte de con trabando, en con1pañía de mujeres a las CJtlC habían
raptado. 231 De allí, en dirección hacia el río Ca uca, a unas JO horas de navegació,
había otro grupo de gentes, entre ellos hombres que habían huido de la justÍCJi!
luego de cometer un asesinato y mujeres que habían escapado de sus mar·idos. 232
Se podría pensar en una variada gama de asentamientos, cuyas liger~
,·ariaciones al ser ubicadas imaginariamente en una línea, en un extremo s
calificarían de sitio y en el otro de rochela. Sin embargo, el punto de corte entre
unos ~ otras resulta n ebuloso por decir lo men os y lo que sí sobresale en es~
contexto es que la distancia del asentamiento o entre los asentamientos se constitu\i
en un elemento crítico, ya que dificultaba el control de la población por parte d
las autoridades .211 El problema de base, sin embargo, radicaba en las autoridade
mismas, ya que se most1·a ban poco interesadas por ejercer ese control o a l
por hacerlo dentro de los parámetros establecidos por la corona.
D. EL ÜRDEJ1:\..\ UE. 'TO SociAL Y LA StJJWERS Jú~ DEL O.r.DEN CoLOl\'li\L
Estas gentes no asistían a los oficios religiosos, morían "sin rec-:ihir s~cramento
alguno" y no contribuían con los gastos de la iglesia.~·Jii Al morir, sus pari.entes y vecinos
los enterraban en los campos y se mudaban a otro lugar.217 De esta forma muchas de
estas personas no llegaban a tener contacto directo con los representantes de la iglesia
y el Estado colonial, ni con los valores que estos debían divulgar entre la población.
~1omentos importantes de su vida, como eran la muerLe de deudos y vecinos, no se
articulaban socialmente dentro del rito católico. Según el cura enlre eslas gentes hal)ía
muchos indígenas procedentes de diferentes pueblos y provincias, que habían huido
de ellos. Había también indias, zambas, negras y mulatas que habían escapado de sus
maridos y otras que habían sido robadas de sus pohlaciones .238 Estas gentes, por lo
general, vivían en "mal estado", es deeir, que sus relaciones matrimoniales no habían
sido sancionadas por el rito católico y en otros casos no podían sed.o, porque se trataba
de personas previamente casadas. Había allí también mujeres que habían sido lleva-
das contra su voluntad. 2~9 Adicionalmente, según el cura, cuando hizo:
"diferentes diligencias pam reducirlos a buen viviT, experimenté grandes dificultades,
por estar dichas gentes ostin adas en sns vicios: y aunque como Vicario pweedí contra
algunos, hallé que los medios suaves no producían efecto."2<10
Estos pobladores no sólo habían escapado, sino que también se resislian a
suj etarse nuevamente al ord en social colonial. Sin embargo, no parece que la
información del cura hubiera dado lugar a algún tipo de acción estatal para recuperar
el conu·ol. En realidad, se trataba de un Lema marginal dentro de su escrito, cuyo
objetivo central era el de informar a las autor·idades sobre la organización de los
palenqueros y sus propuestas de capitulación .w
El cura de San :'J"icolás no hizo referencia a la situación que se vivía en los asentamientos
donde hahía justicias y párrocos, corno sí lo hizo treinta años después el obispo de Santa
~larta, quien describió las prácticas sociales de la población de su jurisdicción. En 1720 el
prelado expresó su preocupación porque con el aumento ele la población y su asentamiento
lejos de los curatos, los pastores no los podían atencler.242 Muchos Geles vivían a tres o cuatro
días de camino del cw·ato más próxirno.2'11 Con ello se incorporaban algunas:
215 Roberto A.rrázola, Palenque, p. 98. Esle documento también aparece transcrito en Ma1-ía
de Roberto Arr:ízola, Palenque, p. 98. Según su transcripción h abía mujeres fugitivas de sus
maridos "y otras de diferentes poblaciones", mienu·as que según la transcd pción de María del
Carmen Borrego Phi, Pafe,u¡ues , p. l 22, habfa mujeres fugitivas de sus maridos "y otras robadas
de diferentes poblaciones," (Sllbrayado nuestro).
2"!9 Roberto Arrá.zola, Palenque, p. 98.
210
Ibid.
241 Este in forme sirvió de base pa1·a la exp~dición de una cédula real que causó gran
JJ1alestar entre .los duei\os de esclavos de Cart.agena, por lo q ue se tr ató de invalidar el conteni-
do del informe, mediante declaraciones de tesligos que afirmaban que el cura no había visita·
do el {u·ea y que había sido privado del curato por el obispo por no cwtlpli r con sus ftmciones
(Ibid., pp. 114, 191, 195, 205-..{} y 237 y Ma1·ía del Carmen Borrego Plá, Pale!u¡ues, pp. 63 -69).
212 A.C.I. {Sevilla), Sama Fe, 519.
V. PUF.Rl.OS O~ INDlOS, SITIOS Y ROCHELA.;; EN LA RF.GrON CARIBE : 1.:\ SUBVE.RS.ION DEl ORDEN SOCIAL COLONIAL
"corrupciones pecaminosas con el titu lo de cosltunht·es, como e•·an u nos Bí1ptism
y CasarnienlOs, no solos faltos de las disposisiones del Santo Consilio, sino con
peligro de nulos. Los primnos po1' echados e l agtw ygnorantes sin la de,;da fcmna pa
el abuso de no rraerlos ó lleYarlos a las ' glesias. :v Jos segundos por no guar darse a
forma en el cu~·dado y rigo•· el. e las Ynformaciones. y reC'ados assi de cspai1olc-s C'I'Íollo · '
Yagos.y sobre los •·iezgos de casados dos H·zcs. odC' impedim[eut]os que los anul:m ....-.-
Se confirrna en la desctipción del obispo lo que ya se vislumbr::~ha en la de nL~
de San l\icolás: la po blación no sólo se estaba al ejando Je la ortodoxia crisliaua. sin . 'lt.r.-
introducía innovaciones en los rituales que r-egulaban prácticas sociales, corno el baq:tr:<liJI(<
y el matrirnonio. 2i 5 Al vivir lejos del pasto espi•·itual, sin oír misa, sin asisLic a jubil'. s.·•
"d.escubiertos"24; dd S~u1úsirno Sacramento, los toques de campanas a agonía, mn
honras y án1mas, ~sV~bleC'iclos por la iglesia para "Lene•· horror al pecado". Jos habitaJi!o.
perdían ese horr·o r.2\ti y, con él, la necesidad de :~Cerrarse a la ortodoxia cristiana.
Pero no eran únicamente estos pohbdo•·es. asentados lejos de los curas, 1 .
introducían inno,·a<'iones que es!'.andalizahan al obi po. Los mismo cw·as desarr<fi:at...
prácticas que los colocaban por fuera dt- la ortodo~ia. Satisfacían a todo gén :· lir
personas en su deseo de obtener un mayor pr·estigio. casándolos en sus propias
por el interés de los cuatro pesos que le pagaban. Así:
'-yba t'l C'lll'a ñ todas las cassas de !\egi'Os, ?11 u latos y todo genero de gentes, puPs ; ...
uno quel'ia pe•·der los quatro p [eso]s n i el otTo dej:tr 1le ser menos q[uc J los dc·mas r e<T ·,,
\ fularos y Mestizo.c;, guardes 1~ o no f:l Santo Conzilio que dispone lo contrario.".241J
Se habían int.roduciclo unos "vayles que llamau Bundes p<u·a !es tejar a la\· r;~
y a los Santos f•n l o~ días de sus :Yiisterios y fiestas. l<u• lo•·pes y laúvos, ql iC :~ la: nl""'.m
y modPstia rlP "HPStr·a] exJcelenci]adisonar·a~ .l:;O Por si fr rPra poco. no se r·eza% n a,.
oraciones mandadas. como por ejemplo las coll'tas.2 ' 1 se oficiaban misas despu~, 31-
media noche y. en las n•i sas de aguinaldo se leían unas que llamaban epútoldl. -.~.-
f
213
Est:1s quejas se repetían posteríor111e nt!' 1•n li:"í7 ,A.G.l. s .., illaJ, S{IIIUt Fe, 523). Tan:.:..-
se formularo n en Cartagena. como lo híw f'l <'lll"a d!'l pueblo de Timir·igua<'o. re fírié nrlo r ;. -
sitios en 1743 !A.G . . {Bogotá). Poblaciones l" (rntts, 10. n: 20':k a 204v.).
211 A.G. J. (Sevilbj, Sama Fe, 519.
"' La cos1111nbre de hacer bautizar a los niños por e l padrino y no po r (·1 1' 111'11. ha , €'~
2
rt>gisrJ•ada in<'luso en la música del siglo \X. etmiO en e l C'HSO dt>l Me1•engue d e l co•. ,•....n.-
vallenato H~tf:lel Esca lo na. una de cuyas estrof¡¡s din~: ~No S<" preocu pe compadre. qu _-. · .iP-
hauLizo :1! p e lao· 1.\ lerengue de Rafael Esca lona. tilt~lacln ~El Villanuevero~. sf:' .
216 Jubilt•o: ··Rigu rosa menre signific:1 la so lemn idad y cerc uH>I1Í<l F.c lt>s iasrica. collJiq.r ~ ·
e
Papa publíca la l'OII<"I'SÍ<Íil <¡ue hace de gracias ln<htlgénritlS, ~ la Tglt-sia 1JIÚ\ t>J'$áL La q:..u.. ..
a
p1·inc-ipi o SC hn('Í¡¡ dt- C'it'll t>ll Cit>n aiios: desput'S St' rt'dtiXO ci nrH«:"llta. \ ulr im:llllente a\ - .:or
y c i11CO.-. Ta u1bi rn .. St> llnman por extension las demás g r·ae ias, i11d u lg~ncins .' pe •·dolllf·· :-•
c onrrd cn lo~ Sw11o~ Po ul ifices en q ualqu ie1· li empo... S 11ele n con<'<'d<'r·sc· t·s t:ls con w.~ ..:.,...
o
de Jubiléo. c¡ur ~ i gnifi<"a libl:"ttád l'rmissi ón: dife re n ciase de la iudulgr·.n c ia. so lo Pn los a·.-~
y gmcias qu e :>uclen :wompaiiarlt': eomn son la fac u ltad de e legi1· coufl"sscu·. la nbsoluciOiij,•:~ .•!•
casos resE> rvados ,. censtí1·as, la c·onmu raeion de votos. &c." /Diccionario de Autnridarll's. VOl L "':
I\~ pp. 323...1¡_: lnt¿ ttu·d ill as en e l o •·iginn l). · ,
2
" ~Desrulwi ¡· uf SeiiO I; ¿,el SaCI'I\i11(•JliO. Expon e rle en público ala , ·ener·neion .Y c ul '
Fieles'· (ihi d., Vo l. 11, T. 111, p. 144).
~~s :\ .C. l. ¡Sc,i lln'. Sama F<', 519.
21
~ lhid. \"éasc ta111hié" A.G.I. (St>villa. Snmn Fe. 521.
2
;o .\.C.T. Se>"ill :~ . Snntn Fr•. :>19. Corno \ 11 se señaló, estos bailes conocido;; <"OIIIO h ;;,... •·
canjilón fueron frt>tuentemente nitiendos por los obispos y por otras auto•·idades \ .G
Ua. Sama Fe. 521: .\.C.X 'Bogotá , lfilicios_r 1/oriun. 127. f. 8591·.: Curas y Obispos. 1'3. 11: ggg,¡.}, '-'.t ~
p ero también lli\Í er-on sus defeusm·t>,; .Jos.: )1. De )liet· comp.. Poblamientos. T. 11. pp. 9-i -
231
Colecta: .. e llama tambien la o racion lJI I<' ~e sohremiade á las que usa la lg lcs· ~- -
Oficio Ec les iá>tico de la ~[issa- (Diccionario de Anloridadf's. \'ol. l. T. Il. p. 408 1.
d
eran unos Ynfamatorios, y noticia de los adulterios, y de los amancevados, y de los
jugadores, y de todo quanto entre todos pasava, y esto era muy oydo y zeleln·ado.''m Por
el interés de escuchar estas epístolas y de participa r' en los hundes y demás festejos,
concurrían gentes de los pueblos y estancias vecinas, abandonando sus casas, así
estuvieran d i stan.tes. 25~ Por el contrario, ni estos, ni los que vivían cerca de la iglesia, a
media legna o menos de camino, iban a misa,2'>4 salvo a aquellas que, como las de los
aguinaldos, se veían enriquecidas con la chismografía locaL
La ortodoxia cristiana res ultaba aburrida a estos pobladores, que encontraban
más divertida una ceremonia en la c¡ue se les informara sobre los sucesos locales, en
especial sobre los mtts coloridos. Bailar y beber era pm·n el los mucho .tm1s interesante
que o1·ar por el rey, escuchar la doctrina cristiana255 o las prédicas sobre el deber ser en
este rrmndo. Los curas, por' su parte, se encontraban más cercanos a estos pobladores
que recreaban su mundo, que a la ortodoxia, cuya continuidad estaha a cargo de la
l.nquisición. 256 El obispo, a su vez, consideraba "Q ue el Doctor gue mejor cura es el
Doctor blandura", no por tener un canícter dado a la conciliación ,237 sino debido a que
habí.a gran permisividad en la jurisdicción vecina o sea la de Ca1·tagena- , por lo que
fácilmente se le huían los clérigos e incluso los secn lar·es.2';s Sobre el particular se
quejaba de que "siendoles forzoso para el vivir pasar a Mompox, y Cartagena, Lodos los
días, por estar tan ce1·ca y enfrente, y allí no es pecado, no ay excomunion, no hay
prohivición de tanto",2:>9 le era necesario pasar por alto muchos excesos. Expresaba
aquí el ob ispo su dificultad para control. ar no sólo a la feligresía, s ino tamb ién a sus
curas, en ese mundo caribeño en el que la movilidad espacial y la ambivalencia juris-
d.ir.cional hacía más fácil evadir el castigo.260 A diferencia de lo que sucedía en los
pueblos andinos, la <~xistencia de una iglesia dotada de cura no reforzaba las Cl'eencias
y comportamientos que el Estado colonial buscaba i nculcar enue la población. En el.
templo las palabras incorporaban lo cotidiano en elt·ito. F:l cura casa])a a las ¡xu·ejas en
sus casas, trasladando la ceremonia a la inti.midad de las viviendas, para realzar el
prestigio de los desposados y de sus familias . La iglf!sia se hacía más humana y el
templo adquiría un simbolismo distinto al de los .-\ n des centrales.
Las justicias, por su parte, también se adh erían a estas novedades. Los juegos
proh[biclos, como uno lhunado risa, 2f.l se pet·mitían pol' el interés de los que andaban
de lugar en lugar comercian do sus mercancías, ya que gracias a estos vendían más de
prisa sus géneros.262 Los ear·gos de justicia no se rotaban como estaba mandado ya que,
con el argumento de que no hahía quién los desempei'iara, per.n:wnecían encargados al
252 A.C.L (Sevma}, Santa Fe, 519.
251 Jbid.
25 1 !bid.
2;; A.C.L (Sevilla), Santa Fe:, 521.
256 t\ .C.L (Sevilla), Santa Fe., 519.
25
' EJ obis po que describió estos hechos fue fray f\ .nton io Monroy y Meneses yuien, en su
confrontación con los capuchinos y con las au tol'ldades que no lo apo_ya1·on, demostró tener t Ul
canícte1· poco dado a la concili ación.
258 :\.G.I. (Sevilla), Santa Fe, 519.
259 lhid.
En general, la docmnentación confirma las quej!l<; del obispo. En J722, por ejemplo, varios
1liitJ
vednos que ostentabmJ el titulo de don o el ca.·go de eap itáJ1 abandona1·on el vecindario de
Tarnalarneque, en la provincia de Santa ~vlarta, y establecieron su resid eu<.:ia. en 1\·fornpox. en la
pro' incia de Cartagena, para evadi r las consecuenc-ias de la orden de excomLulión que había dado
COnLl'a ellos el secretm·io del obispo samario (A.C.!\ . (Hogo1á), Hi~torw Eclesiástica, 15, n: 134r. a l36v.}.
' El docurnento no descJ·ibe en qué consistía, ru he €'JlcontJ-ado i nfor-rn:{<~Ón sobre el particulm:
26
11>2 A.G.T. (S evilla), Santa Pe, 519. Sobre la práctiea de juegos prohibidos véase tambi én 1-\.CJ.
(Sevilla}, Santa Fe, 521.
v . PUESLOS DE INDIOS, SITIOS Y RO CHELAS E); LA REGIO N CAI\181; : l A SU6VER>ION DEL ORDEN SOCIAL COI.ONIAL
mismo individuo añn Iras año. 2r.~ Se sugiere aquí también, qut>. las autoridades
de los sitios de las llanuras del Caribe, al igual que las religiosas, t>staban más cer<'..a
ese mundo en el que ...-ivian . que a las órdenes impartidas desde ultramar. ·
La generalización de las prácticas antes descr·itas fue criticada por el obispo,
su actitud no se car·aclerizó por la utjlización de epítetos ex~t>.sivamente rlerH<Yrn,ntPC'I
agresivos contra estos pobladores. Una actitud aún más positiva frente a la JJVV1c.\'-'.&:'ll"
pobre de la provincia se obserra en el libro de de la Rosa. Hahla de los vecÍJ10S, la
labrador-a, Jos negr'OS ct·iollos libres y de los mestizos, evaluados en fwlCión a su
vida'' y laboriosidad, más que desde una perspectiva genérica c¡ue los estigmatizara.
Otra cosa muy distinta sucedió después de 1740, cuando la forma d e vida
estos pobladores empezó a ser c:r·iminalizada, en des:l'rrollo de las medidas de po ·
ordenadas por el Yirrey Eslava (1740- 1749). En el partido de Tierradentro. en la
norte de la prmincia de Cartagena. se a.fit·mó que su modo de vivir "'hacía cierta
nancia~ con el "barbat·ismo- de los indios Pintados, sobre los que se detectó conwuua.OJg•
pr acticando sus antiguos ritos. 26.5 El cura obscr...-ó que sus feligreses vivían
'·alarbes"266 y dos hacendados del área, Andrés de :Madarri ag::~ y Francisco Pé re7.
colaboraron c:on el vir·rey para reor.ganizar1os. 21" A.rnbos lo hicieron en cahdad de
cionarios del Est.ado . .\ladarriaga fue capitán á gu('rra y Pérez Var·gas alcalde pectaneo:~~...
Este último, procedió a hacer quemar las vi,·iendas ele los que se negaban a
sus asentanüentos y a ordenar la captura y remisión de los fugitivos en calidad <i
presos a la eiudacl de Cartagena. 26H Igualmente c¡uemó las casas ele los considerad: ~
indeseabl.es y los expulsó del área. 270 Su solicitud al virrey para que a los que se hab~
escapado a otras jurisdicciones se les hiciese capturar· ··y amarrados se traigan a vista de
los Yecinos de esla fW1dación" , luego de lo cual fueran multados o emiados a la fábii-
ca.:r; 1 es decir, a trabajos forzados, permite apreciar cómo la forma de vida de est~
po~lador:es _rasó de .s: r consid:rada "des,arreglada" para tr·ansform.arse e~ delito. u~
actttud snmlar asum1o pocos anos despues Joseph Fernando de M1er y Guerra, en:c~
gado d e repoblar y r·eorganizar la población de la provincia de Santa Marla. 272 1\:f ':
radi('llles aún se mostraron de la Torre ) Miranda y Joseph Palacios de la Vega, c¡uiene
años más tarde. cent1·aron su gestión pobladora en la provincia de Cartagena .27·1
Se observa también que por la misma época en que sf' crirninalizó el modo ~
vida .de estos "libres de todos los colores", se les empezó a denominar arrochelados
La aparición y generalización de es ta palabra se nticuló con su persecución. S "'
embat·go, ni la generalizació n del término, que más bien parecía un epíteto, ni
cacer·ía de estos poblador·es pat·a co ngtegarlos en poblados, los e rradicó.m Pero en e
2 ;?; José M. De- Mier (comp.), Pob!amie1Uos, T.I, pp. 168 y 178; 1\.G.~. (Bogotá), Curas y Obispos,
:lSI lbid., p. 53: otro testigo afirmó que fueron sólo 40 (A.G.N. (Bogotá), Miscelánea Colonia,
22, f. 44v.
282 A.G.N. (Bogod), Miscelánea Colonia, 22, f. 39v. y Ge¡·m·do Reichel- Dolmatoff {eomp.), Diario,
pp. 37-42. La descripción de algtmas de estas agresiones es bastante cruda e incluye elemen-
tos que indican la importancia de estudiar con mayor detenimiento las prácticas sexuales y
reproductivas de estas sociedades.
V. PUEBLOS DE i?4DlOS, SlTtOS Y ROCHEL.<\S EN L\ REGlON CARrBE: L:\ SUS\'ERSION OF.L O RDE~ SOCL>\L COl.ONlt\l.
En la descripción que elaboró el fraile sobre el. rapto de estas mujeres - q <:
seg1ín él. se basó en lo que Je había relatado una de ellas- , la agresión, la violenc· · ~
induso el sadismo ocupan un papel preponderante, que llama la atención sobre i ),;
fenómenos sociales vinculados con eslas p1·ácticas. Entre tales fenómenos sohresa n
los conflictos y Jas tensiones existentes al interior y entre las agrupacio nes que h.abi~n
.las llanuras del Caribe, que a la vez que se expresaban en estas agresiones, se v~n
reforzados por ellas. El rapto en sí mismo, que por lo que se apreeia en la docwnentacfln
er-a relativamente fre cuente, puede consiclera.1·se desde esta perspectiva. De una raf.:-
existe la posibilidad de que enu·e las eulturas nativas rigieran sistemas de parenteS!J'(•
que limitaran el númet·o de nmj<~res elegib les para el m.atrimonio, lo cual, unich;¡.l
lugar en que debían residir los eón:y11ges luego del casorio y a las condiciones asocia<ij,;
con este patrón resideneial, generara corno posible alternativa de solución el rapto ·l!€'
mujeres. Un ü po de organ.ización de estas c~u·acterísticas fue documentado a rnedia.
del siglo pasado entre los lróka, subgr·upo de los Yuko, 28~ asentado al oriente del r
Cesar.·, en la ver·tienle occidental de la Sierra de Perijá, en territorios que durante.·
período colonial formaban parle de la provincia de Santa l'vlarta.284 En Oll"OS casos
211
~ Gerarclo Reichei- Dohnatotr y Alexander L. Clark, "Pru:entesco, Pa.-entela y Agresión elitl',¡,
los Iroka",Joumal de la Socif.11i des Américanisces, N.S., ,\o. ;m, París, 1950, pp. 97-109, pp. 97 y 1 _;
Véase también Gerardo Reichei- Dolmatoff. "Contribuciones al conocimiento de las tJ·ibu..:. e-
la región del Perij:í", Revi\fa Colombiana de Antropologia, Vol. lX, Bogotá, Instituto Co lombi~ .:•
de Antropología, 1960, pp. 161- 195, pp. 184-5 y "Los Indios Motilones (Etnografia y Linglif · ·
ca}", Revisra del Instituto Etnológico Nacional, Vo L Il , No. ·¡ , Bogot<Í, 1945, pp. 15--115, pp. 68 ·
Entre los lróka el matrin1orlio es polígino (el hombre se casa con var·ias nH~jeres, con las · O?
convive en fo rma s·imultAnea); el patrón de residencia es ma rr ilocal (al casarse usualmen~IP."a
pareja reside en la casa de la esposa) y entre las fm·mas institucionalizadas de matrimonio ri:)'a;
comu nes li gur·an el levirato (el hom bre se r:asa con la viuda de su hermano), el sororato el
hombre se casa con la he rman a de la esposa cuando ésta fallece) y el matrimonio entre prir..
eru~ados (h ijos de hermanos de distinto sexo q ue el progenito.-). El matrimonio entre pri ·
paralelos ¡l1ijos de hernumos del mismo sexo que el pi"Ogenitor) no es aceptado cultura.lme~
ya quc se considera incestuoso. La combinación de esta;; instituciones causa: .
"una sensible escasez de muje res elegibles t.:n las innrediaci.ones. Si un homb re se casa · n
una población y su hermano se casa all í rn ismo, es casi seguro que este último se casfu•á con ·
herm<ma o con una prima paralela de la HH\jer de su he rmano. El matJ·imonio enll"e los hijo '"
hijas de estas dos uniones se prohibe entonces, y;¡ que son primos paralelos... Si en cambio r;,
hombre se casa en una poblaci6n y su he~r·rnano se casara en otra, los niños tampoeo podrí ,
casarse entre sí por ser así mismo p r·imos paralelos... .
Ya que el matrimonio polígino es la regla general y es además una expresión del status ·
una persona, la necesidad de casarse fuera de la población es muy sensible para los hombr ' ·
A este aspecto del pres tigio se agrega otJ·o no menos importante: generaciones de matr"
nios entre primos cr11zados, tíos y sobrinas y ocasionales casos de incesto entee medio hennan ' .
han resultado en defectos hered itarios tales como la polidactília, enanismo, ... Estos fenómen
preocupan considerablemente a los indígenas.
Esta situación, explicable en pequeños gn~pos aislados, es consecuencia y causa de agr
siones intratribales. Por un lado un hombre teme casarse en otro gru po donde v ivirá <:o
elemento extraño y por oo·o lado trata de robar mujeres en grupos vecinos para llevarlas a
pohlación, exponiend o ésta a la veng;una colectiva de los vecinos. Los lróka y sus ''ecinos s
principa.lrnente horticultores, cazadores y guerre1·os, es tando la subsistc ncia econórnica d
grupo en su mayor parte en manos de los hombres. El matrimonio matr-ilocal de un jove
representa así un a pér-dida gr·ancle para su grupo y significa además pru·a él una S<~vera .-est.ri
ción de su ar.rtor-idad ya que vive entonces en el seno de otra fiunilia donde tiene deLerrn inad·
obligaciones económicas para con su suegr-o . .i\1 mismo t iempo d j oven rnu(:has veces n
eneue nt.ra dos mujeres elegibles en su caserío y recurre .sólo o en com pañ ía de otros al ataqu
m·mado y al rapto de nn\jcre:; en otra población." {Gerardo f\eiehel- DolmatofT y Alexander L
Cla1·k, ''Pa.-entesco", pp. 106- 7).
284 Como ya se señaló , según los estudi os etnográficos eouternpo ráneos, varios grupos
ind ígc nas ele la pro,·i ncia de Santa Marta, que en el período colonial se denomina ron Aeanayutos;
PampaniUa~. Tupes ~- Coyaimos, eran sub gr\lf)OS d e los Yuko Yukpa. :mient:ra~ que los \lotilones
son los arll.almente deno nlinaóos Barí Kc rllJPth Ruddle. Tlu~ Ji,/pa, pp. 19 22: Or·lando Jaramillo
Góm<'7.. ··Yuko-Yukpa~. "flarí'". '"Los Yukn Yukpa'" y ~Los flnrí"' -' 1\larianne Cm·dn lc> de Schrin•pfl
"Technique~·· , pp. 327 52 y 432~ 46}.
2&; Sobr·e e l o·áfico dt> ('Sr-iavos véase J o rge PaJa<'ÍOS Prec iado, La n'0/0 rk Negros, p. 13. quien
sei\ab '1"~' se daba una pmpon:ión ele muj<·•-..s ele 1 a 1 •·•·s,wcto a Jos va1·o ows.
""" \d olfo :\Ieisel Boca. -F,sclavitud-. pp. 25 1 2. En las llan11ras del Cn rilw los ataques de los
esclaYos fugiti1·o~ contra los indígt>nas. las loacit>ndas ~· lo,; lr·anseúntes en los caminos S<'
pt•esenJ:u·o" desde e l s iglo '\\"1. aunque fuc r(m más frecu<'nlt•s en el siglo \'11, en partic ul:ll"
en la pnlVincia de Cartagc11a. Algunas refr rcru;ias y descripciones de estos <ll<l(.[lles menci on~ n
e l rapt o de rnuj <"rPs (véase, por· ejemplo, .f\.oherr o Arrázolo, Polenque. pp. 4 1 2, 45- 6, 83, ·¡¡ () 7,
1 W. 193. 198, 200 y 222; \lar·ía d<' l Carme11 Bon·<!go Plá. Palrngw.~, pp. 8 3. 85 y 122; José i\1. D~>
)lier corrrp. . Poblamiemos. T. l. p. 12 ~ :\ .C.l. Sp,·illa. Sama Fe. 10341. \ ,:<1St' lambién 0.-lan dn
Fals Bor-d:1. 1/isloria Doble. T. l. pp. 52B 53 B.
28
; F.n ¡,[gmws casos l11 s autoridades o ht<·11ían el apo_,·o d .. Jos indíg<"n:ts di<·iéndoles que los
esclavos hrr.idos ihan a atacados para quil¡u·les sus muj c r·es, como lo hi;w e l gobernado,· de
Cartag<'n(t e n l.604 con los indígenas ele Urnb:í (Roberto Ar·.-:íw la, PalemJIJP, pp. 45- 6). Sobre 1'1
apoyo d~do por los grupos al(~ctados ' éa$e l<UJtbién ibi d .. pp. 124. 193-4, W7- S. 208. 222, 248
y 251: \far·ía del Carmen Borrego Plá. Palenques. p. 83 y -\.C. l. Sevilla\. Santo Fr. 1034\.
m L3 donrmentación temprana tam bié n permite cntr·.., PI' que a lgu nas de esas pautas
culnll'alcs fo rmaban parte de la or·ga:nización ~ocia! nativa. f.:n lG09, durante la ,·is ita de \ "illahou~
a Cm1agena, se hablaba de las idolatrías comelidas en mayor uwdida por caciques y capitanc,.
que t.enínu c:n sus casas muchas m uj eres por mancebas~· se mezclaban co n parientes (i\.G.! .
(Bogot:í). llisilas Bo//<Jar, 1, f. '12r.). Sobr<' r~l<' Lema véase 1arubién Virginia G ul.iénez de Pin<:da
y Ro lwrto Pineda Gira ld o. 1/iscegenación .r Cnltura en la Colombia Colonial liSO· 1810. 2 \'ols.,
Bogotá. Cokiencias. lJ nin·o-s idad de los -\udes. 1!)99. T. L pp. 281-4J4.
w Cc r·ar·do Reiche i- DolmalofT lcomp.. Diario. p. 42. Ln poliginia hace o·cfc-n•Hcia a homlll'cs
que rucn l~n con pluralidad de mujeres o esposas; la po lian d r·ia constitu.rc la :>iluación it•,·c rsa.
en la que 1~ mujer cucn1n c:on phu·alidad rl~· lwmbres o esposos.
200
A.G.J . (Bogotá),Jltúre/cínm Colonia, 22, ff. 76r. a 84r. y ~)flv. a 1011-.
\". PUEBLOS DE I"DIOS, smos Y ROCHEL\S f'. LA RI'CIO>I CARIBE: L\ SUBI'ERSION Or.L ORDEl" SOCt\ L COt.O>IIAI
Sus obsen·aciones confirman esta apreciación y precisan que también eran usuales l~
relaciones sexuales eutre p adres e hijos -al parecer, padre t' h ija o h ijas , sobre la:s
cuales indica que no eran conside r·adas corno "cosa grave".291 Este sef1alam ie nto resul::f
importante, ya que también podr·ía estar indicando niveles de continuidad de los ¡sr· ·
c ipios de parentesco nativos o incluso la incorp01·ación de pautas de parentesco afric · "
en la conformación de las familias. Sobre este pLulto, pero referido fundaroentalment
a los indígenas. señala Gutiérrez de Pineda: ·
"Pa.ra entender nlgunas uniones indígenas, incestuosas a nuestr·os oj os, debemos
r·ctom ar al concepto de parentesco indio. Su sistema unilineal cognativo excluía al
paterno. E llo explica la serie de matTimonios aparentemente cndógamos de la conn mi·
dad americana. Las •·elaciones de los p•·imeros cronistas están llenas del impacto causado
sobre ellos por· las uniones matrimoniales entre padre e hija. ) entre med ios hermanos ,
por parte de p11cl re. Y no era que tale!' uniones fuer<lll síntoma de depravación moral: más
bien se ve en ellas la fue•-at directriz del parentesco uterino y de las regulaciones de
clases matr.imonialf:S. Para la men talidad nativa americana eran permitidas, aee pt~'ldas,
desproústas de principios de incesto. porq ue sus contra,ventes no figuraban en la estruc-
tura de parentesco como consanguíneos, de ahí su licitud. Por ello se presentaba en los
siglos X\1 y XYII l<1 sohreviYencia de esta ' aloración. en los matt·imonios de un indio
con u n.a m ujer y la hija habida en ella."292
Se tendría e ntonces qne los matrimonios e ntre pad•·es e hijas y e nL•·e medí · ·
her manos por parte de padre no se ve rían "como cosa grave", porque posiblemen'
dentro de sus parámetros culturales no eran considerados incest uosos. Padre e hijl
por ejemplo, pod1·ían no ser considerados como pa.rientes,291 en caso de c¡ue se partiera
ele la base de q ue la consanguinidad sólo se establecía por vía materna. A.dicional ment~.
algunos dat~s sobr·e la s creencias as o ciac~as c~n l ~s ~wáe.ti cas sexuales (au11que no r\
s ulta claro s1 se relllClonaban con e l matnrno n•o) mdicanan q ne estaban estructurada¡
solwe w1 sistema que articulaba elementos cu lturales d i,·ersos. incluido el cristian ismo.
Por ejemplo, Yarias mujeres c¡ut> forrnahan pa1·te de una de estas familias le expresaron
al fraile que ellas no ,.¡,ían m alamenle y que para que nadie supiera sus faltas "no mas
que con sus par ie nr es lo acian ",294 e n una clara alusión a sus intercam bios sexuales. ,
La generalización de est e tipo ele organ·izaciones familiares indica iguaLT1ente qu9
no se trataba de un fenómeno l'eciente, sin o resultado de un relativamente largo procesO'
de recreación culturaL al margen de los parámetros señalados por el cristianismo y, en
últimas. por el Estado colonial. De otra parte, las tendencias endogámicas q ue se aprecia.l)
en las descripciones documentales, alertan sobre la im portan cia que para esos grupoi
podía tener e l fortalecimiento de la cohesión social de sus integr<tntes.295 Es fac li.ble qu .
:!!Ir :\.G..:\. Bogotá , Curas .r Obüpos, í, f. 996r. Yéase también A.C.~. (Bogotá). .lhsceláne~
Colonia . 22, ff. 911-.. 92v.: 98r.: y G(:'r;u·do Reichel- Dolmatolf (comp.). Diario. p. 105. La prácti
gcn('r·alizada de relaciones sexuales entre padres e hijas, hermanos y con cuñadas L<unbién fu
rcgisu·ada por de la Tor•t·e y Mira nda. ·Noticia individ ual", pp. 48-9. .
292 Vi.rginh Cutiérr·ez de Pinedu, La Familia en Colombia. Trasfondo lu:rtórico (1963), Medellín~·
donde ~:\ consanguine is someone who is defined by the society as a consanguine. and ~blood~
n: lationship in geuetic sense lws not necessal'ily ;rnything to do wilh il,- (Robín Fox, Kinship
arul Marriage (l9G7), Mid cllesex, Penguin, 197 1, pp. 33-4; subra)'<IUOS de l autor): Se considera
p;~ rit;n tes a las personas unidas por relaciones de "consanguinidad r·eal, p utativa o li <.: tieia", en
Las que ~un cons(IJlg¡ríneo es alguien q ue es defmido por la sociedad como ta l; la rel:ición de
"sangre- en 1u1 sentido genético no necesariamente tiene que ,·cr con esa definit'ión,-.
291 Ge•·ardo Rcichei-Dolmatoff tnunp.), Diario , p. /3.
2!).; Sohrf' el pru1icular es importante considerar los serralamientos de Bourdieu que, aun·
que r(:' feridos a otro contexto, pueden arrojar· luz sobre las pr·ácticas sociales aquí consideradas.
Este nui.OI' resalta lir importancia de los rnatrimonio~ endogámicos, par:J <,1 mantenim i("nto de
la co hesi ón social del grupo. a la par que.' los matrimon ios exog~ímicos resu llan import.~ntes para
que el gr·upo est<Jhlezca nueYas alianzas o las fortalezca (Pierw Botll'dieu, Omline, p. ~2). Robi.Jr
Fox (J..'inslu¡J and Marriage, pp. 175 207) también resalta la importru1ci3 rle la exogamia en
t érmino~ del establecimiento de alianzas con otJ·os grupos.
296 Ad t)lfo l\Ieiscl Roca, "Escla,·itud, Mt>stizaje y Haci endas~. p p. 25l- 2. Como lo anota el
autor. la despropor-ción entre los sexos en los asentamientos de esclaYOS .' de cimarr-ones fue
mucho nr a_1or en los siglos X\ 1 .' XVII, pero. al menos entre la poblacióu esclaYa, fut> común
lambién en el siglo X. VIII (.Adolfo Meiscl .) MarÍ:J Aguilera, "\.a rtagena d.e indias en 17/T}.
.Beatriz Paúiio Millán {"Riqueza, Pobreza y Diferen ciación Soci~1l" , pp. 448-H) aporta d<tWS sobre
la despr·opo1·ción en! re los sexos en las zonas minera;¡ tt finale..s dt>l siglo ::\\111. En Cácer•es. por
ejemplo. en 1796, <'1 63% de los habitantes eran hombres. Est:l cifra. conviene anOl:\1'. co rres·
ponde no sólo a la población del asent<Jrni ento, sino también a la que se diseminaba t!ll tre sus
ríos y qu~bradas en busca dt' o r·o. Adicionalmente, Itas cifras discriminadas rlel censo de 1788
penuit('n apt·eciar c¡ue. en algunas pru'tes, como por· ejemplo en Cáceres. el desbalan c:e entre
los sexos no sólo :~rectaba a la población escla,·a, sino también a los libres dt> todos los colores.
en una pro porción incluso liger~J mente superior a la <¡uf' se cl~1ba entre los csclaYos: E>l 62% de
los libres e nm homb r·es, mient r·as q ue en <~1 caso el<~ los esclavos sólo el 59% eran hombres
(Hermes Tovar et al. k·•)mps.). Convocarorin . pp. 110-111).
2!); A.G ..\ . (Bogotá). Jliscelánea Colonia, 22. f. 4lr.
\ ". PUC:BlOS DI- ISOIO.S, SIT10S Y R.OCHEL\S E~ lA RECIO~ C:\Rl8E: \.A SUBVERSION llFI ORDE~ SOClAI COLO~IA L
c¡ue abandona1·a la roch<'la en qu<' 'ivía y se avecindara e n el sitio d e Nechí.301 Segtí.n
fra ile ese teniente no só lo vivía NJToch elado. s ino que cometía d e litos muy gran
<'orno el de "'asegura•· todos los oros q . por allí pasab a n~ . qne eran mucho:> y n
manifestarlos en las c-ajas reales. entr·egárselos "n su Patt·o n" que residía en .)lagangu' : -
La informació11 también pone en evidencia qu e a Ia escasez d e curas y it
actitud que asunúa n se les otorgaba un impo rtante fHlpe l. al exp licar· la sitw1e ió n ' tti"
!;e 'j,·ía.103 El sitio dt' Snn Josef d<' Ojo Lar·go CO ilstaba de trece rllnch os, li iHl igle
caída, otra haciéndose ~· la casa o ~h ujido del Sr. Cura... A pesar del número de ca~ -.
e l sitjo sólo e •·a habi tado por unas seis pe rsonas. t\l ser· interrogado e l cur·a so,f"
' . l . / / •
<'Orno se .log rnba mant e ner con ta n poco vee1n c ano, contesto q 11t tema un h ato .:-
ganado de unas 1.000 ca bezas, alg nnas crías de cerdos y que s u he rmano prE>para.Jia
carnes q11<' 't>ndía en Zaragoza .Y de es lo se sosteuía ."~H F.n ge n e1·aL los curas
n~gahan a atender a ge nte ·'mise ,·ahle"'. que no disponía de rPc u rsos para pagar
ser·vie ios. U~1o de los <":a lalo gad?s corno arru;helados, que vivía sobr~ . el río C:~?' . .
f
s .-
c·e rca d e can o de Ba rro. d eclaro q ue> no hahrn \'uelto a ~~ ~~wn· a sus h Jj OS a hnut1til<F.
porque no tt'nÍa dinero y el cura se negaba a impartiriPs este sa<'ramento si no ·
ha<'Ían el cor·¡·espondi<'nle pago."10:; Quejas en este sent ido abundaba n.
Los an te riore!:i seúalanü en tos indica n q ue los nbusos y las prá<:ticas de 1
au lo l'i.dades presionaba n a la población a co locarse por fue r:a de los pn l'áruetros legal
El arrochelamienlo o el ordenar la 'ida cotidiana por fuera ele las pautas marcadas p
la sociedad dom inantt> no era siempre un deseo o nna decisión de un ind.i, id uo o ·"
w1 grupo, sino una situación a la que se veían abocados por las :~ul o •·idades . Se con ·
g uraba así u na especie de círculo Yicioso, ya q ue> el Estado colonial no contaba en e!
región con un sector de población. relati,·ruue ntc n umer oso. al que hubiera capacitad.
para desempe riar cargos administratiYos. bien fueran estos <'ÍYiles o r e ligiosos. Pa:'
que la congregación de la población en ase nt.a rnientos n ucleados tuviera per011111enci
y sin·i era pa rn establecer un control r'elativ:u11Cnl e estricto de la poh l;¡ción, era necesari',
contar con l'tu1cionar·ios ), <'ll parti cular con Cllf'<lS. c u_, a formación los hnbiera cnpacitad .
para desempeñar su labor con cierta eficiencia. Esto implicaba asegurar'les un ingres .
que justific:u·a su pe1'111anencia en las áreas rurales de la región Caribe. Pe ro e r·a ahf
donde se presentaba f'l mayor tmpiezo. La "m iserable" pob lación d e l <lrea, q ue d isponía
de abundan Les rec ursos para YiYi r. no tenía .'"· C'n m uchos casos, no l<> in tere!:iaba su f,·agar ·
a estos funcionarios. El i rnperio t>spañol. sicmpr·e parco. por JJO dC'ci1· aYa ro t>n sus
gastos, no <>staba dispuesto a financiar· una empresa semejante. El corolario: pohlaclo -
r·cs que se a rticulaban ··a su manera"' al orde n colonial, que se re urría n y socializaban
pnr· fuera d e ese orden. S u existen cia d em ostraba que e ra posible sobrevivir de ac' uerdo
con pautas soci:~ l es di ·tintas a las que establecí"a sociedad colonia l ~· que. en h uena
medida, los iudi,iduos podían s11:>1raerse d<> sus normas y de su cont•·ol. ~ 1 ira do el
problema dPsde esta pt>r'spectiva e l a1·rochelamiento se constituía e n un reto. F.l poder
y con ello el peligro d el :;tr·t ochelmniento d erivaba ele su capacidad para ofrecer al terna-
ti, as via bles de super·vivencia, al r11argen de las estruct t1r·as de podP I' estatales.
301 Lo •·elativo a <'Sie> problema s•· lrasluce a rodo lo largo de s11 ya citado Diario, transcrito po r
G~ra •·do ll.eicbel- D ohnatoff, al ign~d que en varios rl.ocumentt1S ele- archivo: A.C., . (Bogotá). :J!isce·
lánea Cokmia, ??. fl: ·~ 1r. a 265r.: Curas y Obispos, 7, n: 9S'k a JOQ6,. y Milicias .r .lfarina. t 33. t 8?ív.
1tX! Cc rardo Reichf"I- DolmatofT con1p.,. Diario. p. -'18 y :\.C ..\. Uogolá . .1/iscelánea Colonia,
22. f. 1501·.
301
Ct' r<~rdo Reicht• l- D olmntoff (comp.), Diario y A.C.N. (Bogot<Í). ) !úcelánea Colonia, 22.
ff. 27r. a 264r.
M Ce rnrdo Rcichei - Doln•atoiT (comp.). Diario. p. 93.
'lfl"• !bid .. p. 4S.
«en los contornos de la Nevada la risa poco se practica.. . ele un lado del
Magdalena se rie i del otro solo hai jente seria ... Desde que llegamos a Plato
observarnos que el r·uido humano cm·ecía del elemento risa, lo que casi Jo
(Ulonadaba. Los niüos jugaban en silene·io, i llegué a sospechar que el opuesto
de la risa, el llanto, tampoco existe.»1
Un tema recurrente en la documentación sobre el nororiente de la Depresión
Momposina en el siglo XVIIT, es el de la confrontación entre los "indios bravos" y la
"población española". La guerra se entJ'omete de una f.orma u otra cuando se considera
et poblamiento, la demografia y la organización económica, políti.ca y sociaJ de esta área.
Kl carácter invasor c¡ue asmne el tema no es gratuito. Al mirar la h i.storia de la banda
oriental del bajo Magdalena se observa que la guerra fue eom(m entre las comunidades
c¡ue la habitaban y que se conLinuó luego de la invasión europea.2 A lo largo de los
siglos sus protagonistas cambiaron, así como sus motivaciones, su intensidad y su ritmo. 3
Algunas de las culturas que participaron en la guerra se extinguieron; otns se debilit.:'tron
q ues de que fue objeto la zona costera durante e·l período colonial, corno t·esuhado de la acción
de los piratas y ele los conllictos que sostenía España con ot1·as potencias eltropeas. En algunas
oportunidades los corsarios incm·sionaron en la Depresión Mornposina, como sucedió en 1660
y lfi6~1 , euando llegaron hasta Tenerife, pero fueron repelidos (José Nicolás de la llosa, Floresta,
p. l86¡ o hacia J670, cuando subieron 60 leguas por el río )iagdalt>tUI, hasta las bodegas de
Barranca :Ernesto Restrepo Tirado, Historia, p. 277).
~ Es to se ap recia en la obra de E mesto Rest.repo Tin1do, H istoria, qu e abar·ca todo el
período colon ial.
j Luis Stt·iffle r, El Rí.o Cesar, pp. 46. 50, 51)' 117.
6 Una actitud similar encontró Bolinder a principios del siglo XX entre los Chiruila (Gerardo
5 Henri Lefebn·e. TlzeProduction ofSpace. p. 245: "El espacio políti~;o no se establcre tínicamente
mediante acciorws (generando un lugar: un orden legal o una legislaeión meclirurlc In ,·iolencia
material): la génesis de un es pacio de es ta naturaleza l.ambién. presupone tma pníctiea, im:\genes.
símbolos, y la co ns1rucción de edilicios, poblados y de rela<:iones ~nciales loealir.adils.".
9 En la Intr·o<hrt:ciún se ha explicarlo la conveniencia ele diferenc:iar dos niveks rle análisis:
tt>rritorio y onl<·narniento espacial ·' los criterios que se han utilizado para el cfeclo.
' 0 Se entiende aq uí t>l concepto di' irleología como lo derme Bourdieu: sirviendo "particular
interests which thl'." tencl to present as universal interests. shared by the group as a whole.-
,Pierre Bourclieu. Language and S;mholic Power. p. l67j: "sin·iendo intereses particular·es. que
e llos tienden a pr·ese ntar como interest>s gtmerales, compar·r:idos por el grupo como conjunto.-.
ll James Dnn('OII , ''Sites of Reprcse ulation. Place, time and tbe disc;ourse of thf' Othe rr.
James Dtmcan y David Ley. Place!Ddlllr<'IRepresenwrion (1fl93), ¡• reimp resión, Londres y Nueva
\ork. Routledge, 1~)!:.14 , pp. 39 . 56, p. 44.
12 Homi K. Bhahha, "The Other Quesliou: Differenee, Discl'imin¡¡tion and the Dis< 'Ottrse of
Colonialism". 1\. Fe1·guson et al , Out Th<'rf': margtitaliullion and Comemporm)"Culrure.s, Cambridge.
mT Press. 1990. pp. 71- 87, p.75.
n Pi erre Bourdieu. Language and Spnbolic Pocver. p. 40: "un consenso práctico entre porta\'(>ces
o grupos dt> portaYoces con intereses pa r·cial o totalmente d ife rentes.r .
11
Sobre c-1 parric-ular convicní" recordar· lo precisado por Dubv, en ~·1 Sí"nrido de que la _
iclc'ologías no ronslituyen: ..
·'un reflejo de lo vivirlo. sino ll" proyí"<'lO de acción sobre <il. Par·a qne la a<·ción tenga algun:
pMihiJidad de Sl't" l'lieaz, la disparidll rl enlrr la repcesenlación imaginari¡¡ y las ··,·ealid;Jdes- d
l:1 'ida no d~>hC" ,..,,. demasiadv grande.- Ce01·gl's O u by. /,os tres órdenrs o lo imaginflrio del
fiwdolismo (1978. 2' í"d. en español. Barcelona. -\t·gor. Comp:1ñía del LiJJt"~> S .. \ .. 1983. p. 29).
" \\adsworl h Clorke Douglas. "Patterns o f lr,d ian \\ arftu·~·, p. 94.
1
10 Sobre los Cbirnlla véa~<r G<'r·ardo Reic heJ- Dohnatof!: '' \'litos y Cuenros·· y "Etnog•·afía\
Car·los Alberto l"•·ihe, ··t:n m:u-co tt•órico". ··Chi ntila··. -La Etnografía" y ··t." Rebelión Chimila ·
y -\\"t·. the eld<>r bmthers-. pp. 85- 11 4: ¡\Jarianne Cat·dale de Schrimpff, -Tt>chniques- . pp.
122 82: \laria Trillos Amaya. Leugu(ls .-'tborígenes y .\lagda Lalincil' Sarmi<"nl<>. -Recopilación
E t••o- Histórica-.
17
Sólo a.lgw•os de los historiadores qu e han tmb"jndn la región Caribe, co rn o por ejemplo,.
Jos~ A. Blanco Barms, Orlando Fals Ronb, J\laría DolorC"s Gonuíle:r. Luna y HernJes Tov:u' Pinzón,·
acostumbran acornpaiiar sus l e'av~ con mapas distinros a los rec¡uer·idos par•~ i"a ri litar ci(•rt.."l
ubic·:~c-ión geneml. -\di<"ionalmenle se h:H"I' necesario un mayor trabajo de sistem:uit~1ción de la
información rclnli,·a a los asenta mi(•ntos) accidenl<·~ geográficos desde el punto de vista
histür·ic-o - . ya qu e frec uenteme llt<~ se presentan inevnsistencias r~n la in forrnaei r'111 y resulta
mu) d ifícil estahll'ccr í"l or'igen del pr·oblema. En esre st>nlido el Atlns del Caribe Colombiano
CORPES. .llapa Cultural . que inclu;v<· algunos mapas del período l'nlonial. resulta mn.v útil,
pero lamenrahlemente JJO incii <"a sus fuentes.
··. i hablamos del terreno qne ocupan como propio los <:himilas, rloncl!'
tien r.n sus bugíos, o ranchos de paja, y sus lalwam.as) platanares. es corto y
n •ducido... . Pe ro si discurrimos d el campo. de s us corre rías y molestas
excur·sionl's. es casi toda la provineia de norte a sur, de oc:eidente a orientc.
Todo lo que no f'S habitado. o no está inml"<liato a poblaciones,... s·ude llamar-
se tierras de chimi/as ... , no porque toda ni siern pre sea habitada de ellos, s ino
porf1ne libre e impunemente gimn. corren y s:tlen por e lla con flechas... par:~
;1sesinar pasajeros y hacer daños en las hac:íendas que encuentran , y matar• 11
los P~claYos quP rodean los ganados, o tr·ahajan eu las se ment eras.". t~
Los st>i'tahunientos de Julián, r·eligioso jesuita que recorrió parte d ~> la provincia
en el siglo XVIII, pone n en eviden cia que la capacidad de los '·Chimila- pat'a ag¡·pdir y
pone r en pe ligr·o la \·id as y biPnes de los "es paí'íoles~ definía, seg ún estos últimos. sn
territori o. 1~ Para e llos el H•rfito rio ··Chimila·· eomprendía n o sólo las tierms que estos
utilizaban p:.ra es tablecer s us asentamientos ~ cultiYos. sino tambié n aqueiiHs en las
que desplegaiJan s us accioues gueneras .~'O S e trata ba de un es pacio qne no podía ser
transitado li.b r·erne nte por los súbditos de la cor ona, sin p o ner en riesgo sus Yidas }
euya explotac·ión r.con <lmiea se d ificu ltaba por el peligro de• los a taques indígenas. Los
mismos fun c ionar·ios estatales daban a estos te rrenos el nomJ>r·e de territo rio - Chimila'·.
Así. po1· ejemplo. en 1i 56 el go bernador de Santa Marln autorizaba haeer entTadas "en
los Ten itorios, y Ha\ritaz[íonejs de los Yndios de la BadJar·a Naciou Chimila'". 21
Lo indicado por- el n·ligioso re mite a otro elemento que también formaba parte
de la noción de territo rialidad _v del control territorial q ue man ejaba n las autoridades
colo llial es. 1 hacer rcferencia a los poblados, indicó que 'Todo lo que no es habitado.
o n o está inmediato a poblaciones.... suele llamar·se tierras de chimilas."22 Este punto es
importante :ya que en !\mé r.ic-a una de las manifestaci ones físicas d el control colonial
español sobre un territorio dado lo constituyó la e-.:istencia de ciudades, v illas, p ueblos
de indios, sitios y pm·mc¡nias, e ntre otros . .En estos asentamientos se debían r adicar las
auto ridades ci,iles, milítar·es y religiosas a tra,·és d e las c ualcs Sf' ejer·ría PI control
impe t·ial sob1·e los pobladores d e las colonias?: Mirada desde esta p erspeetíva, la noc ión
de tPrrilorialidad estal) lecida lle' aba implícita la existe11c ia d e uu orde namie nto Pspacia]
y administraliYo qne nsegurara ('l co ntrol sohr·f' la població n.
A ltora b ie n , d ada la t'Streeha rt>la(•ión f' ntr e el o rde namiento e s paci a l }
administ mtiYo. frecuf'nlemente la existencia d e asf'ntamientos controlados por c l Estado
eolonial perm ite establec-er si un terr.ítori o estaba realm ente bajo con tml del impe r·io.
:\lgnna,; excepciones confir·ma11 la t egla, ya que la au encía d e poblados •f'spaí'io les•
2' Jos{> Nicolás de la Rosa, Floresta. p. 206; José :'>1. De- .iV!ier, Poblamientos, T. I, p. 64, 189 y 360 .
:\.G.N. !Bogotá). Historio Eclesiástim. 15. f. 276r. ) , . ; Ernesto Restrepo Tü~Mio, Historia, pp. 382,
401 y 412 _,. :\.C.T. {Se,·ina;, Sama Fr, 289 ~· 385.
'.!.' \:ntonio de .:\an·áez y Latorn:, ~ynforme", p. 4/.
:!6 A.n1onio Juliárl. ht Perla. p. 199.
27 Ibid.
1~ Véase. por ejemplo, A.C., . (Bogotá), H istoria EclesiástiM , 15. ff. 272v., 247r., 248 r. y v.;
l 'isitas .Bolívar, 6, tr. 686r. a 694r.; Poblaciones Varias. ll , f: 740v.; Poblariones Varia.,._ 10, ff. 161r. a
164,·.: Juicios rriminales. ·ts4, ll 32r. a 63v. ~· Juicios triminales, 201, ff. Ir. a 58r.: -\.C.I. (Se,illa),
Sanca Fe. 504. 518. 522 y 289: José M. De- Mier (comp.), Poblam;entos. T. l. pp. 81- 2: 144 5. 150,
15 1. 1 j 9. 196- 203. 222-229 y 324: José Agustín El~ neo Barros, El .\orte , p. 2Li l ~· Ernesto
Restrepo Tirado, Historia, pp. 335.
:!'J A.G.N. (Bogotá}, Juicios Criminales, '184, ff. 32v. a ~3r., 57v. a !'í8t·. 66v. y 68r. a 69v.
'" Julián opinaba que las actividades de poblami.-·nto ¡•esultahan poco efectivas pa1·a reducir
a los Chimila .) que habían sel'\rido fundamenta.lmenll' para facilit.~r r l <·omercio de ronu·abando
Antonio Julián, Ln Perla, pp. 195 8).
11 A.G.:\. ' Bogotá). Juicio., Criminales, 184, ff 321·. a 63,·.; Juicios Crimino/es, 201. ff. 1r. a 58r.,
r /siras Bolívar, G. rr. 678r. a 703 r.; Hi.Horia Eclesirística. 15, ff. 254v. a 212Y.: Poblaciones Vnrins. 5, ff.
Provmdade
Maracaibo
"'
Provincia de 0
Cartagena
e:
o .,
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..... ....
11)'
-.....
e c.,p;w Provincial -~
•
O \lila
Ciudod
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Provinci.e de
Santa Mot1M
~ \'
~ -:_ , Temtorio 'Espa~~or
! ' · L;
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-·:;;:;;:, T o - "Crumila'
l!!!l
•
gJ
m.ls do 1.500 mts. s.n.m.
mb do 2.500 mts. s.n m.
Ciónegas
'\
100km
Fuentes: Lo •·dativo a los asent:nu icn t.os controlado$ por el Estado colonial se elaboró con base en la
información que suministra .José J~icolás de la Rosa. Floresta, pp. 178-223, excluyendo aquellos
que 11 0 existían al comenzar el siglo X\·l ii; la delimitación del ten·irorio ·Chimila• l1i zo con base
en la información que se suminisu·a en A.G.K. (_Bogotá). Conventos, 6. 0: 666r. a 669\·. y 995r. a
996v.y 9, ff. l6r. a 21v.;A.G.T. (Sevilla), Sama Pe. 518, 5i9 y 504 y José iVI. De-Miel; Poblamientos, T.
I, PV· () 1-65 y T. JI, p. 47.
'\uta: ~o se cuenta con un listado dt> las poblacíon e~ existl'ntes en la vt>cin:~ p•·ovincia de Cartagena
CO JTeSpOndient t;> a estos arioS.
457J: a 4601'.: Poblaciont'S l on'as. 10. II 16lr. a l&k ·' José i\1. Df'-i\fier comp, . PoblamÍf'IIIOS . .
l. pp. 144 5. 150 y 324.
~ A.G.N. tBogotá" Juicios Crimiunles. 184. ff. 32,. :c 33r.. 5?v. <1 ii8 r. 66>, y Gllr. ~ 69v.
3' Sob 1·~ d papel df las pníclicn;; social es en !;, construcl'ic'n r de las nw lidades ohj eti v ·
ckl tiempo ." del espacio y en el p r·oe...so de rep rodu cción ~ u·:~rrsformación de las rel;wion ·
5ociales. '~a se DaYid Har·\'ey. The íondition ofPownodemit)'. l"ll p<trticular· los capítulos 12.1
y 14 di' la parte 3•.
·¡ : Alllonio Juliá:u. Ln Prrla . pp. 25- 34 y 66 94; .Tosé J'llicol;ís de la Ros::o. Flores/a. pp. 170-
185, 1!13, 207-9; 236 241¡ y 251 y .'\n1 0c1io de , a¡·,;i<•:r. y la To1Te, <Provincia•, pp. 31..8. aun <¡ tte
de :mota1· que este últ irno. cuyo t>S<'rito es posLc· rior al de los antece dNlll'S. no muPstc·a un
,;sión tan optimista dt>l pasado.
'lj :\m onio Julián.La Perla, p. 27.81 y lOO: J o~l- .\icolás dP la Rosa. Floresta, p. 1/3. 185,2
20? .!) y 2'i8 240 y Anl onio de .\la•·";Írz y la Torre. •Pro\'Ülcin•. pp. 48 9. Ot ros factor~s qur s
mencionaron como causa del rleeaimiento y cJ c;spoblamienro (k la pwvinc·iu fueron los at.aqu ·
ele los pi1·atas y los conllictos en u·e los prel~rl o~ (>clesiásticos y los gobe rn ado t·es (José ~'l. D
\fier. Poblnmientos. T. l. p. 63 y ..\ntonio Juli:ín. La Perla. p. 238' . En un pel'íorlo tcmpran
también se mencionan los conllictos enn·e gobcrnadorPs. como en PI caso de Ba~tidas. Palomi ,
'Y Gareía de Lt>1•ma. en el siglo X\ l. \ rlc• sucesi\'OS ¡:;obernaclOI'eS qut• fueron negligen tes t'r·er
a la defen~a de Santn Mm·La, perm itiendo que fuera repelidamente sat1ueadn pm· los indios ·
por los pira t.as (Jam es 1\al ph Krogzcmis, "r\ Hist.orical Ceography~, p. 22}. El dt>r:}\Ím ienlo de ·
ciudad fue temprano. si se considera q-ut> ya en las pt·ime..a~ dérarlas del siglo \\' !l. \'á1..quez
Espinosa indicó que la ciudad "ha ido a ml'n OS- . po•· l;~s H'jaciones de lo,; gobernador
\111onio \ ázquez de F:~pinosa, Compendio .r lJc~cniJción de las Indias Otcidentnlt>s .ca. 1628 29
Chm·les llpson Clark íComp .), \Vash ington. The Sm itltsoclian lnsti t.ntion, Hl48, p. 295),
~ Jos<: \iicolás de la f\ osa, F!orestn. pp. 20fi. 2 1O."' 258.
...
culLurales de los indígenas del área, en particular de los Malebúes, Chimilas, Xente
Blanca y Caribes. 3' Una de l.as pocas l'efereneias sob re d tema en los documentos
citados, seiiala que a tm grupo indígena ubicado en los términos de la v.illa de 'Ienerif(~
se le denominó C:u·ibe, aunque no comía carne humana, porque sus int.egra nl·<~s hablaban
apresuradamente e imiLaban la lengua de los Caribes de Dominicét.~s Sólo en el caso de
tos Tupes, que según la Relación del Valle de Upar de 1578 estaban .<.lexos de aquí», se
indicó que se comían a los "yndíos convecinos y de paz que sirven a los españoles " . 1'~
En el siglo XVIII más que anLropofagia .lo que pa•-ece registnrse en los ataques
"Ch irnila" son aetos ri luales con los cuerpos de los muertos, c¡ue arrojabm1 la sospecha
de que se practicaba la antJ'opoíagia y cuyo objetivo fue enviarle un mensaj e al enemi-
go, infw1diéndole miedo y, evenlualrnenLe, vengarse de la vicüma en los casos en que
existía conoeirni.enlo y animadversión. p revias.40 La antropot:1.gia, en todo eas(), no es1~1ba
del todo ausente de las tradicion es culturales de este gn1po, aunque no parecería
tenet' una eonnotación positiva. Por ejem plo, en los mitos y cuentos Chimilas recopilados
por Reichel- Dolmatoff en 1911, aparece una narración relativa a este tema, según la
cual dos indios se comieron a otro, debido a que le habían dado muerte durante una
riña y no querían q ue el eaeique se enterara y los castigara, ardid que resultó exitoso.4'
Sin enlh~u·go, también se dan casos de tergiversación de la infonnaeión que dan con -
tinuidad a la idea del can.ibali.smo indígena. 42
Se podría entonces para:fh<sea•' a de la Rosa indicando que el apelatjvo de "CaribP.s"
se les daba •pot' el hot't'oroso y ahominahle vicio de atacar pobladores sometidos a la
corona espaü.ola» .Y no someterse a la «pax hispana". Las implicaciones en el uso del térmi-
no, sin embargo, iban más allá de la sirnple adjetivación y distaban de ser ingemras. Se
trataba de presentar una visión simple y pol ariz~1da de la !'(didad, creando un estereotipo,
que a la vez que hacía más f.·ici.l identjficación del '·enemigo", lo esügmatizaba,"¡ con lo q ue
se le daha tm soporte ideológico a la confroutación.44 En este caso espeeí(íco, al calificárselos
de Caribes se daba fundamen to legal a su C<'l.plura y venta como esclavos. F'ue ésta una
pníctjca arnp.lia.nen le ulilizada en el Ca1'ibe dumnte el siglo X\11, que se continuaba apli-
Todolella fue atacado por: Chimilas, qujcne~ •lo descuart izamn y se lo comieron .» {Las Misiones
Capuchinas en el Nue<Jo Reino de Granada, hoy Colombia (1648-1820), Bogotá, Ed iciones Seminario
Seráfico .\lisional CapuchiJ10, 1959, pp. 181-82). Sin ernba1·go, el do<,;wncnto que cita como Cuen le
en fa p. 198, nota 17, no dice eso (A.G.N. (Bogotá}, Con<Jentos, 15. t: 509 y ss.) y el que ci ta en la nota
anLerÍOJ' (. 198. no la 16: A.C. N. (Bogotá), Converuos, 15, o: 5871~ y ss). lo que afinna que el fraile fue at<u~a
por indios Tupe~ quienes lo "martirizaron~. Otro docmnento del mismo tomo precisa que lo dego-
llaron)' descuar¡jzaron A.G.N. (Bogotá), Conventos, 15, f. 5481: Los Docwnentos citados po r· Ale<1cer· (lf.
50<Jr. a 512v. y 58ír. a 592v.) aparecen U'aflscritos en José M. De--Mier: (comp.}, Poblaméntos, 1, pp. G·l -
66. Es de anotar, en todo caso. que las notas de pie de p<igi na r·dativas a este punto en la oi_H'il de
Akacer presentan algún err01; ya q11e· se repiten las nwneradas como 16 y 17, pp. 181-2.
n Sobre este tipo de prácticas véase James Ouncan, "Sites of Rep t·esentation », p. ftl¡.
~ Es te tema lo desarr olla Homi K. Bhabha, ~The Other Question '', p. í 5, hac ieudo
1
1
~ En ·1520, po r t<iemplo, en In info rmación adelantada por el juez de residt>ncia de La E~
ñola, se pr·<'cisaba qut' indígenas de las is la~. coslas y tierra fir me eran Cariht·s y, por tanto, pocilllr.
y debían ser tomados por· esclav~s para <'1 seJ,icio de los españoles:" cuáles er-.1 Cuatiaos_. no~
~lU I' se ~aba a los _mdrgenas amr g~s, o df' paz. a l~s que no se debra esclanzar {'OUEL\ . T. l. ~P·
379 y 2;8, n o ta o. 1). La esd11v1tud di'! los Car·rbes est<tbn amparada por l:l.~ Leyes de 1n a~
(Rf'ropilación . libro VI, título JI, le.' XIIT) ~ mantenía su Yigencia en 1j55, cuando se hizo referen ia
a 111 norma. indicando que la esclaYitud -en ningtín caso, lugar ni tjempo pueden sufrirla
(Indi os) de la Améri c:1, no siendo Caribes_. ..- (Richm-d Konetzke. Co/f'cción. Yol. 111. T. J, p. 277).
¡¡; Debe anotarsf:, sin ernba r·go. qu e si bien la captlu'a y e l sometimient o de Car·ibes a.
esclavitud era legal, al menos hasta mediarlos del siglo X\"lll. la forma como se adelantAba
práctica en la prm;ncia de Santa Marta no lo era. ya qu<' se dal>a muerte a los adult os y
capt1.1raba a los m enores, lo q ue expres>rmente estaba pro hibido por la ley (A.C. . {fl ogo
. H isroriaEc/f'Siflstica, 15, ff. 255 r· .Y 260v. y Rf'copilatión.liJJro VI. título 11, ley XIII\.
'i .\.G.X (Bogotá), Historia EclesiástiCfl. 15. f 247r.
1ll Ibid., f. 272v.; SrLbrayados nuestros.
1
" Ibid., f. 274v.
Jtl José l\1. De- .Micr 'comp.), Poblamientos. T. l, pp. 61- 2. La denominació n de estos indígeu -
llama la atención po r su similitud con la de los indígenas de la pro,incia dp CoyaiuHt,
hab itaban en el ach1al terri torio del Tol.ima (Pedro S imón, ,Voridas Historio/es. T. V, p. 262 y T. \ 1, p ·
345 y 359); si n emhat·gn, no se ha encontrado evidf' ncia de relación c)ntre esto~ grup os. Ca •
auotar que st>gtín Guill er·mo :\ hadía .\loral<'s '2.300 tlrliciones ni ~ocabulnrio Folklóri('o Co/ombi ··
B<>gotá. Bibliorpca del R:mco Popular, 1994. p. í5¡. en Mtúsca ~¡nima significa plaza de mercad ,
Esle térm ino no aparc~c:e t'egistrado ni por plaza, ni por· mercarlo en el diccionario transcrito P3·
~laría Stella Gonzále~ de Péret (CC>mp.}, Dicr-ionario .r Cramátira Cflibcha. Manuscrito ;lnónimo de
Biblioteca .Vadonal de Colombia (ca. 1605- 1620.. Bogotá. lnstih1to Caro y Cut>JW, 1987, pp. 279 )' 2
lt José \l. De Mier (comp.), Poblamienlos. T. l. pp. !:i'1- 5. Como se indicó en el ca pítulo\: van~ ·.'
de es tos grupos, corno por ejemplo los A<:anayutos, Pampanill as, 'l\tp!'s y Coyai.mos (o Coy(l m · -.
den o minad os tambi én Tocaiu1os), eran s ub- gmpos de los Yuko- Yukp a , mientras que ,
\l otilon es son los actualmente denominados B:.rí ,Kenneth Ruddl e. The }ukpa. pp. 19- _;
......
o <:-
(;
o
<:- Provincia de
0 Maracaibo
o
Provincia de
Cartagena
o
.......
......
/'-,
. "--_'>.'.·
\
) ·t ·/.;·
.;.
,
Provincia de
Santa Marta
o
... -........_ ~1
Nueva
Granada e Gapitat Provincial
e Ciudad o Vdla
Orlando Jaraonillo G6 mt-z. ~Yuko- \ukpa" , ·'B:·H'í"', ··Los )"nku \LLkp<t .. J "Los Barí" .v Maria• ' :,.
Cardale de Sehrimpl'f; ···re<'hniques··. pp. 327- 52 y 4q2 46).
j Véase, por ('jf·mp lo, el informe del virrey C:ahallet'O y Góngora de 1i8~ íGt-t'mán Colme na
2 ,
icomp.). RelaciOfl(~t 1' ¡,~(on11es. T. I, p. 394).
5
~ Véase, pot· t>jt>mplo. José .\1. De-~[ie t· (comp., PoblamiMtos. F.st<~ <lpelaiÍIO se lo pusicroo
espai1oles en el siglo X\ l. porque allí hab ía un indio principal que se llamaba Ch)lnila Hcr:~
1oYar Pinzón C'OIIIp. . Relaciones .r risitas. T. TI. p. "1 12. En la mitología de t!St' gmpo. recopila
mediados del $igl<) \\. la narmción relati1·:l :l l:l creación pr-ecisa qut> en ese m omento no•r
llamaban Chimila. sino Parl'lclrt' ,Gerardo Rc·idwl Do lmato fT. "\litos y Ct.tt'Jlt<)S~. p. 5. Acttd.:·
mente los Chimi.la se denominan a sí mismos comn e/11' P/1/Utl.:.a elle: gente y enuaka: pr-opio) ).
los que no son Chirnil:t los denominan ene kongrttlll' Á·on{(ratte : o tt·o): ene taartt ,1aara: len
denominan a su lcn¡;{U[I ·' a la española taara kongrale ~~! arta Trillos Am:ty:•, "Eu e l.aam"'. p. 77)
>'o Dadas las conside racionf's que se hace n ('n c' l tt>xto ·' que a partir d<' la documentac ión ,
difícil diferenciar· ent.o·P u11os y (>U·os g rupos, al nwno, t>n el nive l ele a nálisis qu<" se adelantó.
el resto del texto se utj liwo·¡i el tc' rmi no Chimila p<lr:) rl t>signar aJ conjunto de gru pos indíge _,
no so metidos q ue ocupal> an e l {t re(l y sólo se colocad "Ch imila" entre co tttillas, c uand o • ·
requiera enfo tizar su plumlidad.
•• Sobre este punto cabe rcc(lrda r lo anotado rn c·l (·apítulo anterior. ruando se hf'
referencia al rapto rlt> mujeres. ya que los Tocaimos loan sido identificados como un suti;
l!rupo de los Yuko \ ul..t>a. entre quiPnrs r·ige un si$1Prna de· p:u·entesco que limit;~ rl nt'un<;
ro de muj e o·es t'legihlt's parad matrimoni o .' establece un patrón residencial que. unido a 1
ccmdicioncs :lsoci:~das con ese patr·ón, plantea como po,.ihle altt>rnativa de solución <'1 mptt>
de, n~ttj!.'r<'s _C<·r-ardo ~eichel DolmatofT ~ :\[exande r l.. ~:lar~. -¡>a~entesco, Pan·"lela .' Ag~
ston . pp. ~J.' 106: Gerardu Heochei- DolmatofT. - Conl nlnwwnes . pp. 184- 5 y · f.os ln di ,
Motilones", pp. ()S 69¡. l)p haberse dado nna situación ~iuri l ar en t>l siglo XVUJ. es lnct.ib
pe n sao· q u f" l:l t>nem is tad en tre l o~ To(·a imo) los Chi ou ila pudo verse alimen l·acln por l
escasez relativa de muj P.res y la práctica del rap1 o.
56
Antonio Juli:<n. L(l Perla. p. 174: subo·a.vr,clos nues tTM.
37
José M. De· Mier (comp.), Poblamie!llos, T. L pp. 9- 12 y pp. 66-8 y A.C. . (Bogot:~), Visitas
Bo!íom, 6. f. 679r.
58 Roberto A.rrázola, Palenque, p. 124.
59 A.C.N. (Bogot:i}, Historia Eclesiástica, 15, f 272r.
60 José M. De- MieJ: (com.p.), Poblamientos, T. l, pp. 9- l2. Lo relativo a l.a sal.ida y reducci.ón
voluntaria de los Pintados a pueblos fue narrado tarnbiéJJ por Jos é l icolás de la Rosa,
Floresta , pp. 188- 190.
61 En el siglo XTX, par;~ el caso de los Yuko- Yukpa y los Motilonf;s (B::Jri), s~~ mantuvo la
opos.i ción ".i ndio manso- indio bravo~, pero ya no en función a su asenlam.iento en poblados
controlados por el Estado, sino del grado de hostilidad qne manifestaban, según se del"i.va de
lo señahtdo por Ke:nneth R ud d lc, 7'/u: Yukpa, p. 2 1.
denunciaba y se co ntaba con evide ncias cla ras ue que los ~indios mansos", red ucido~
a puPblos, par·ticipaban en las emboscadas de los Chimila y, en algunos casos, se afir-
maba, eran los lÍnicos atacantes y se disfrazaba n de Chim.ilas para encub r·ir su iden~
dad. Es más, a esta comprobación se unía la de la participación de zambos, choló .
mestizos y mulatos personas no clasificadas como indios- en estas correrías. 62
Lo a n te r·ior in dicar·ía que e l sistema ele clas ificac ió n q ue se utilizaba servl'a
más pa r a en c u brir cier tos ht>ch os - e n fun ció n a inte reses específi cos- , que pa:s:a
hace r claridad sobre e llos. Se IJ·ataba de e nc uadrar la exper ie nc ia cotidiana de n
ele e~;tereotipos fren te a los cua les ya se hab.lan definid o las acciones a seg uir. S i
mira con det enimiento, lo que se calificaba com o ·'ataque Chimila.., o de «indios bravo ,.
resultaba ser un fenómeno diferente al que se expresa ba con esas pa labras. Podna
pensa rse que las con tradicciones q ue ofrecía el sistem a de clasificación. como la
an teriormente seña lada, obededan a la dificul tad de concilia r •categorías pur·as•, tal~
como «indio», «Chi mila », «blanco•, con las m ixturas que ca racterizaba n la socieda1!
Tales contradicciones tendrían como result<1do el que, con frecuencia, los conce pto:s
que se utilizaban en realidad no indicaran nada. 03 El le ng uaj e resultaría engai1oso,
tratar de darle algún nombrP a lo d.i.Yerso, a lo que no cabía dentr·o de los esl rech
límites de una palabra, de una categoría. de un conceplo.1>4
62
Véase. por ej emplo. José i\1. De- Mier (comp.). Poblamientos, T. 1, pp. 86 y 151 y T. ll, pp. 1
:\ .C.l\. (Bogotá). 'visitas Bolí••ar. 6. f. ()86r.: Juicios Cniuinales, 184, IT. 31t'. a 17/ v., en especial ff. 32i
y 33r. y i9r.: Juicios Criminales. 20 l. fl 6\·. y 1h.: Caciques e Indios. 9. fT. 552r. a 553v., 592r. y v., 6601:.
685v. a 68í,·. )" Gerlllán Colm<>n~ rcs ;com p.). Relaciones e Info rmes. T. 1, p. 185.
m S obre este pun to Jorge 1\.lo r de Aha r EJ ~ lesti zaj e~ . pp. 134-5) ano111 que en el sigl
XVIII, como resultado del íntet·és de fun cionarios, in teleen1ales y ;u·t.i.stas por el ordenami en t~
social y conceptual, en el con texto rle las Refo rmas Borbón.icas, se hi1.0 u n esfue¡·zo po r racio
nalizar la tem1i nología racial y com·ertirla en w1a nomenclatura lógica. Tal acth;dad. ¡·r~alizada e
función de las ~spiracíones de unos pocos y en un contexto de inte1·e:;es cono·apuestos, ~ hiz
fracasar to ri os (•»tos esfuerzos o los volvió manifiestamente fa\sos.-
61 S obl"(· t>ste punto Ilona Katzc:'w ("La pinttH"<J de castas. ld<>ntid¡¡d y esrratili cacíó n social e
la l\'ueva España··, llona Katzew (cd.), New JVor/d Orrlers: Casrn Painting in Colonin! Latifl A merica.
·ew York, A.mcrica11 Societ:y A.J't C allel) ", H}fl6, pp. "108- 118, p. 10), observa <¡u~ la:; .n um erosas
categorías que se utilizaron p::lra denominar ~ k1s castas (o se~ a la población n•ixta. desde el
punto de vista •·a.cial), refl<!jahan la im posi bilidad de crear un sistema de clasificación y
rep•·esentación fijo.
55 A.C.!\·. !Bogotá). Histori(l F.c/esiásn'ca. 15. r: 261r.
66 \ 'éase. por ejemplo. A.G.l'í. (Bogotá). Juirio.f rrimúur/e_s. 184, ll'. 32r. a 63,.: Juicios Criminaln.
analítica resu lta interesanle la conceptuali1.ación que hae~ Eeo de los rasu·os y las huellas.
Sobre estas 1ÍIIimas precisa tille constiruye•l un conjunto dt> rasgos que puedc>n transmi6r o
no un cont!'n irlo. según el sistf'ma en <JIH' vay:u1 insertos. Por ~u parte los r(lstros. pued<'n 1
l<'e t·se como tl'xtos (limberto Eco. Tratado dt• Semiótica General. Rarcelona. Editorial Lumen.
1995, pp. 32 1 ~ 325).
l
68 Las mnn ifes1aciones espnci::.les de este fl'n<Ímcno ofrecen in teresantes posihilid:1des aualíticas
qut> no serán dt>s:l.rrolladas en este trab1\io. per·o sobre las cuaJe~ <oonviene llamar la atención.
00 A.C., . (Bogotá). Histori(J F.c!csiástica, t5, f. 271.
11
VI. ~ORlO Y OP.OE.'J,\.~10 ESPAOAI: Ft C.\50 DE LOS"C"I-IIMILA"
algunos zambos ) mestizos se ideutiiíca ban más con los indígenas qu<' con Jos ··cspa
rioles-'0 La documenla<'iÓn no pecmilc precisar más este pr·oblerna. pe ro sugiere ~
posibilidad de que el sisterna de clasificación de estos poblado r·es presentara ditereuci' ,
sign ificativas r<~s pecto a l qne manejn han las au toridades C'olonial es.i 1 Lo a n te ril}jl·
signifkar.ía que mientras df'ntro de la dasificación oficial un z~unbo no Sf' considera
ü1dígt>na, para los nüembros de la <'Omuuidad s( lo fuera. Po•· ejemplo. Ro(JUe Sab·
Górnez, era cholo porque su padre era indio r s11 madre zarnha. Él no enl considera 11
i.ndígena por las autoridades, ni vivía en el pueblo de indios de :Hl padre, pel'o
acompru1aha en los ataques que realiznbru1 lo:> indios de ese pueblo·' los Chimila.t,'!
La diYersidad de int e reses f'ntre la población sometida ni control colonial
apreein en for ma aún más dnra en la docnmenla<·ión . Para nwdws pobladores pohr "
de la provinc ia t>ra claro que las gest io nes de las autor idades Leudientes a apropim·
del te nitorio ··Chirnila'· atentaban <'Ontra sus intereses. En 1766 uno de los implieado.;
en los at..'lques flecheros afir·mó quf' su objeti,·o f'ra e\ ilar que se trru1sit.ara ¡.>Or aqueUQ-
caminos) señaló que aunqut> Joseph Fernando de Mier y G uerra se esforzara p r
conquistar a los Cbimila no lo logra r·ía, porque lo::; que rea li7.n ban los ataq ues erRn 1 ,
indios de los pueLlos ubicados en las cercaníns de las r·ibt>ras del río \'lagdalena. 73
su \><'Z el procnr·Mlor de la <'ansa obsl"n ó que los indios mansos acompaíiahan a le-
bra\·os a hacer sus alaquPs -p[o]r conservar la amistnd p[ar]a poder lograr sin riesgos a
pesca)' cortes de 111.adera, y palma q ¡u]e ay en aq tLella Provincia"_;, J acinto de Hereera.
un mulato or.iundo de las sabanas d e Tolú, q nie n fue inte rrogado pM los jueces ~~'"
~Iompox por sosp<'charse s u \ incula("iÓIJ con los indios bnwos. fue aún 111<Í.s <:>xplici
Afirmó que posiblementP los ataques S<' realizaban para impedit·
··eJ que si'' lranciten nq tte llos Caminos, Ríos y Carlos. para qu(' no se saquen maderas,
ni hagru1labranzas en aque llos •nontcs. ni nt~:>nos se pesq tJf' en aquellas Sirnagas, eon lo
qne se quitanut las poblaeiones que ay en aquella PrO\ incia, para que ninguno habite en
ella. a lo que SP persuade e l confessante, po•· que sabe que á quantos topan los ) ndios en
/' aquellos citados parajes <Í tantos les dan mue•·t e. a exepcion de algunos que se les
eseapan, ó heridos, rot·que no pu(~den cogerlos, o acabarlos .. ."'':·
;o E11 1747 se apresó a .Juan )folin¡¡, a li as Sardina. mestizo, po r >H'tos sospPdaosos de flcch~
Rt:
en las c:cre:\n:Ía:; de E l lhn co, en las •·i lwL"as del río )Jagclalen~• . <:n la ba.nd;a e],, Santa i\Iar·ta.
.1727 liiol ina había si.tlo desterrado dl'l área. por t- ncontrársclo '' incu lado con este tipo · ,..
muertes 1.\ .G ..\f. Bogot<i'. 1úitas Bolívar. fi. f. 701 r.. ·
11 En rl raso de \"uPYn Espal•a JorgE> Klor de -\fy¡¡ -El Mesti7.,1j('... p. 135:. indira la exislenQ¡.
de diferc~tcia» enu·e la csl,.atilicación so(·ial establ cc·i d::~ por la ley.~ 1:1 que imponía la ren lid '
social. Acli,. io nalmente. •·••s peC'to a estr p.-oblema, co111'iene tcJw a· c'll cuenta las vincularion
que se hahía11 establef,ido en tre los indígt-nas Clt inrila y los pue blos de in dios de las ribe•-.
del río ~lagdalena. En 1598. por ejemplo. t'l visitador· Martín Camal'! ro contabiliz<) t"ll las doctrinas;
de los alr·eded01•es de T<·n er·ife 298 indígenas Chi rnilas. homlm':.. 'inculnr!os a la bo¡ra. que
represen tah:ua el 45'?., n!' los i.ndígenas lwm.bres re11sados en esa,; docu·inas \lar·ía del Canne
Borrego Phi, '"Visita de Ma,.tín Can1acho a los Indios Bogas ele .l a Cobe•·nación de Santa !VIaa-ta-
. 111uario de r:.~tl)c/ios AmericriiJOS, T. XX'\VJI I, Sevi lla, l':s<:'uela ele Estud ios H is¡na n(Jamerican os,
I!JSl. pp. 2i t ~03. Cuad•·o i\o. l. '·R~>pa•·tin1ient os dr Doctrinas ele Tene•·ife e fectu:~clos por
\Jartin CamadlO en 1598-. p. 29~). Esta alta propor-ción de Chimilas en las doctrinas de los
alrededores de Te nerife se ,·inculaha con las '·en tJ'Ildas·· que se h:tcían en 1:• ¡woúncia d<· Santa
Illa.rta en bu~ca de in díg(•nas, que luego eran vendirlos como esclavos (ihid. p. 285). M:1u1·icio ·
Tovar y Raúl 1.irdaneta (" La Encom ie nda", p. 7) S08li!"nen qu e lo¡; indígenas d<:l pueblo y
encomiend;¡ rl•· Cozcon·urio. a Milla~ dl.'l ,.¡o ~lagdalen<L ~ran Chirnila.
;2 .A .C.\. Bo~otá. Juicios íriimitales. 18~. f. 39, _
71 lb id .. IT. (-)()v. y 32\·. <t ~3r.
¡4 Ibicl., r. SGI . .
; J lbicl .. ff. 57v. y 58r. E n l ;~ rl~elll<'ación de Domingo Antonio de Jesús, na tural del pucbl() de :
Gegua y tri.butario del pueblo de Menchiquejo, tamhiP.n apat'ece como móvil de los at.aques la
destrucción de los nuevos poblados y que se desocuparan esas tierras (ibid., fí'. 68r. a 69v.).
~6 !bid., lf. 59v. y 60r.
7~ Son muy pocos los estirnatiYos sobre la población que habitaba el Territorio Chirnila.
'" Este mapll fue elaborado con base en la inform ación que sumi11istró José . ico h\s de ] ~
Rosa. Floresta. pp. 17&-??3. cxdu~·endo los a~entamiento.; <¡uf'- según otras fuentes. no existían
a principios del ;iglo X\ 11I: los pueblos de misión de Becerril, Xuestra Señora del Topo y San
.Josef de Polo, Tu, Tu, Tu, in tegrados por ind ios Acanayutos y algunol; Tucuyes. q ue ya 171
q uedaron agl'1~ga dos a Becerril /A.G ..N. (Bogotú), Conoemo.~. 6, rr: 6G6r. a 669v. y 995r. a 996v.; (onoemos
9, ff 16r. a 2h-. e HistoriaEdrsidstim, 15. ff 246r·. a 249r.; A.\..1 . (Sevilla}, Santa Fe, 518, 5 19 y 504): el
pueblo de misión del Rincón. en las sabanas de Jagua. integrado por indígenas Pampanillas J
Tucuyes (A.G.I. (Se,i llaJ. Santa Fe, 518 y 5t9;. A1mque El Paso del .l.delantado fue fundado en
1594 y había allí una hacienda en 1629 (véarm: Juan Flórcz de Ocáriz, Cr:nr:alogias del Nu<wo Reino
de Granada (1674), edición facsimilar d e la de JG74, 3 Vob., Bogott\. ln~t iLttto Caro y Cuervo
Insti tuto Col01nhi<1no de Cul n.u-a Hispánic~r. 1990, T. l. p. 127: A. G.~'i. (Bogotá). Fondo Poblaciones;
Catálogo e Jndict'. p. 4:3. doc:. 268 y d In dice df'1 Fondo luidos Civiles Bolívar. del mismo archiYo, T. 1L
ff. 910- 940). no se incluyó en la nómina df' cm-atos quf' elaboró el obispo en 1722 (.\ .G.I. (Sevilla).
Santa Fe, 519). Sin crnha:rgo se ha colocado en el mapa .rn q ue, al par·ecer, su exclusión obedeció
a una omisión, puesto que f'Ste sitio se menciona en la doc wlJ.en taci ón de fines del siglo XV1J j.
prirwi pios del siglo XVH1 (po¡· ejemplo en 1696 en A. G.L (Sevilla). Santa Fe, 504); en l7n se.
indicó que Joseph Antonio de Pei'ialosa era vica rio ) juez eclesiástico de los par·tidos de San
~ligue! de Calenturas y Paso del Adelantado en A.GJ . lSe,iJla:, Snatn Fe. 518j.
;,¡ A.G.K (Bogotá), Historia EclesiásliM. 15. f. 2i4r·.) A.C.L \Sevilla), Santa Fe, 518.
110 A. G.T. (Sevilla). Sama Ff'. 504, 518 y 5 1H; A.C.i\. (Bogot¡\), (onventt~v, 6, ff 666r. a (i(i9v y 995r. u
!)!o)6v.; Conventos, 9, f[ 16r. a 21 v.: Convenros. 15, t: 5Cmr.;Hi.ston'n Eclesiástico. 15. n: 246r. a 249r'. V Ernesto
Resm>po Tirado. Historia, 328. 1'{5 y 408. ·
s• A juzgar por la información de d .. la Rosa. Floresta . pp. 238-243. numerosos pueblos)'
parroquias habían desapar•e<'ido en los siglos anteri ortos: al menos i parroquias y 1 1 pueblos de
ind ios, sin considerar los agr·egados. T.as ;\r·eas más alcc:tadas por la desaparición de pueblos de
indios eran Santa Marta. Va lledupar y Pue blo Nuevo.
lll A.G.l. (Se,illa , S<ulfa Fe, 504, 518. 519 y 520 y :\ .G.:\1. ,Bogotá), l/iftortil Eclesirístiro. 15. fl'. 163r.
a 316r.: este iiltimo documento se contin1ía hasta el f. Cill Y se refic•rC' fundanlentalrnf'nte a las
acti,id¡¡des mis ioneras e11tre los Guaj iros y ¡r) conflicto cntrf'. el obispo y las misiones t·apuchinas.
Provincia de
Maracaibo
Provincia de
Cartagena
o '
.....
...
'lt
• Gapilá Prov'ncial . (l:)
e Ciudad .,. ~Tg~ode \'-
O Vdla o '
• Sitio A ~~~~do
o Sitio agregado
'- .
t-=-\ Te:ritorio éspall<lr \
Terntorio "C~'milo"
"//;/
Fuentes: José ~icolás de la Rosa. Floresta. pp. 178-223; -\.G ..'l. (Bogotá). Com•f'IIIOS. 6, ff 666r. a 669v. y
995r. a 996,·.y 9. IT. 16r. a 21v.: \ .G.T. (Sevilla). Santa Fe. 518. 519 :- 504 y José ~ 1. De-Mier.
Poblamientos T. I, pp. :H-2 y 61 -65.
~ota: Según f'Studios e\11 ográlicos contemporáneos. vario,; de estos grupos. como por ejemplo los
Acanayutos, PampaniJias. Tupes y Co_vaimos, enut su b-grupos de los Yuko- Yukpa, mientras que
los ~lotilones son los actualmente denominados Bar·í (Kenneth Ruddle. n1e Yukpa. pp. 19-22;
Orlando Jaramillo G<'>mez., • Yuko-YuJ..-pa• ." · Bnrí•j.
" Jos~ \il'<)lás de la Rosa. F/nrf'sta. pp. 178-22'3. En la notil'ia bibliográfica U<' la obra 1p . 3*.
se indica crue t>sta M· rernúnó di' C'~crihir en 1789 ',~i c-) y se publicó "" l742 (sicJ. f),, nr.t<enlo ~J;
las fechas que i!pnrecen en e l tc.>.Lo (pp. 197. 228 y 236} parecc•r·Í:l r¡ ue se ter m inó el e escr· · •
bac-ia 1740. Segrí u est~s _mismas f(.('~tas _puede d cd ~tci_,·se que.'" r·ebti1·o a las poh l:-t~iones f¡
escnto entn: 1720 y 1t2o y quP ltana l /37 SP r·c·dacto el cap ttu ln sobre las pa r·t·o<Juras que ·
habían extinguido en el ctu-so d<' los dos siglos :uuer·iores pp. 2'{() 244. Es de anotar que~
la nóm ina de rumtos que presenl!Í 1"1 obispo el.. Sama .\!arta c·n 1722 :- que di.-(' ·'~'~' la mis
con leves difc r'Pncias a la que •·xi;,tía en lí J:í 1.. \ .C.I. (Se,;lla, . Santa Fe, 519). st' mencion
pdcticam entc lO$ mis mos cu ras (J l< e e n el l.ís1ado d f' de la Ro~a. Au nq ue la c:;l r·uc rura d
~unJJos listados c•s d is tin ta , lo q <t(' 110 siempre pe r·ntite compar·ar. de 9 casos coru p;wah lf's, en
los C'uras son los m i ~mos en a , rJ,¡¡s lisras. Co n base en lo ant.-r ior, se ba establecidl
ll"ntativamente co111o li>C'ha del informe de de la Ro,;a el ario de- 1í25.
M Sobre <:>1 P:,lahlt>cimiento d(' estos asentamientos 'éase :\ .GS. Rogo tá:. Conventos, 6.
()(ifir. a 669v. ,. 995r·. :1 !JH6Y.: Conventos. 9. fT. 16r. a 2 h . c Historia Erll'siástiM . 15. 246t·. a 219t·.. A.G.
(Sevi.lla), Sa~trt ¡:;.. :i lS, 519 y 504 y ~·l aría del Can ne n ;\Lena Garcín. Sama ,lfarra, p p. 99- 105.
"-' _\. G.T. íSc•villa),Sama Fe, 5 19 v 52 L
8G Este sitio (·t'(l San Joseph ck Ba rranC'as. En li'Í5 se adelan ta ba un proceso pu ra ddinir -:s
correspondía a la jur·isclicción ele \'aiiNiupar o de Río dt•l Hacha :v. S('gÚ n el vir·re_y Esla-a (1
1í49 . no se h:~bía podido form:~li7.ar ,.¡ estableC'imiC'nto de w1:1 pnrroc¡uia allí. dPhirlo a
obispo insistía eu que los 'ec in os reopaldasen sus obligaciones para d l)ago de la cougrua
G '-'" <'1 -
./
Provincia de
Maracaibo
Provincia de
Cartagena
) o
e Capital Provincial
e Ciudad • ~~ de
o
\
O vmo
• Sitio
o Sitio agregsdo A Misión
= C3n<no
\ -' Territorio "E.spoñol· ',
.••.:.::/ Te.l'lftorio ·c~mila" \
O mis de ·1.SOO mts. s.n.m. '
•
o
más de 2.500 mts. s.n.m.
cw.-.agas
\
Umrtes y uticacioMS
aprox.n.xtos
100km
cura ante un notario <'cl<'siástico ..-\.G.::\. {Bogotft). Jliscelánea Colonia. LO. ff. 137r. a 324v. y
Germán Colmenares 'comp.\. Relacionf's e informes . T. l. p. 54).
s; .-\.GJ. (Se\illa. Sama Fe. 504 )" 518: Ernesto Restr·epo Tirado. Historia . p. '-106 y José ~L De-
i\'fier (comp.), Poblamientos, T. 1, p. 61.
s.~ t\.G. L (Se"illa), Santa Fe, 522) 518 y A.G.N. (Rogotá¡. Hisroria EclesiástiM, 15. f. 272v.:
89 A.G.L (Sevilla). Santa Fe, (;04 y 518 y A.C . . (Bogotá), Hútoria Eclesi~<lita, 15, f. 247v.
00 Véase, por ejemplo, A.C.!. (Sevilla), Santa Fe. 504.518 y 519. Es de anotar· quf. las menciones
sobre e•m·ada de mercancías po•· Rio de la Hacha y Cartagena fueron co nsta.n les a r.odo lo largo
del períod o. La r·uta que empe1.ó '' mencionarse menos, ~ 1 avanzar el siglo XVlll, fue la de la
desembocadura del r·ío Magda le na, en especial por ('1 pueblo de Ciénaga. al p;H·eeer cuando
éste estaba ubicado cerca a esa desembocadura (A.G.T. (Sevilla·). Santa Fe, 504, 518, 5 19, 521 y
522). Cna información sobre el contrabando adelantada eu \l om pox en 17?6 indica qul'. hacia
mediados del siglo X\'111. disminuyó notablemente por I'Sa vía (Gusta,·o Bell Lemus (c:orn p.).
··Contr·abando-. Esta caída pudo f'Siar 'inculada con los f'sfuerzos para controlarlo que se
adelantaron por esos años ' l .:uH:e Grahn, Tite Politicnl. p p. 96. 11/- 120 y 192) ~- quf' pudieron
presionar el establecimiento d<' nue,·as mtas y la re;~c:l i' ación de otras.
9 ' En l696 Granda observó que en la provincia ele Santa Marta estas eran las únicas dos YÍas
del contra bando exister1tes pOl' tierra (A.G.L (Sevill~) , Stmtn Fe . 504).
tr.l AnLOnio Julián, Ln Prrla, pp. 195- 8 .
.n Hacia li4 '~ se impmticron 'inso·ucciones para for.·rnar pueb los en las rnil1as de Mal'iqu ita
(.A. C.K [Bogotá), Minas To/ima , 4. (f 550r. a 553v. y Minas Tolima. 5, ff. 335r. a 34'1r. y 67 lr. a G80v. y
Germán Colmerr ar.-~ (comp.), Relaciones e Informes, T. 1, p. 63.).
" Gi lma l\Jo¡-a d e Tovar, - Poblamie nto y Sociedad-, p. 47, afirma ~¡ue la sujeción de los
1
ció a Ylier y Gu er ra, duelio de Jos potre ros de Sant a ~l arli ca, al n orte el e ·r enerife a
cloude llegaban los g<u1ados transportados desde Vll lled upar. al activarse el earnino e- ·
tr·e esa ciudad y Tenerife. m En términos df'l con flic to te •·r·ito rial con los C h·im ib 3.
importancia estratégica ele este C<Lmino fue mncho nHt)OI'. ya q tw atravesó el centro dt>l
te r·ritorio que esas comunidadf'S tenían bajo su contl'Ol. Paralel<tn•enle con la reaperiUr.-t
de est<> camino, que se •·ealizó <>ntre 171t0 ~ 1 /42 .m se ftwda•·on y r·eorganizaron \at·i -
poblados. Hacia 1/40 se establecieron los pueblos de S uestra Sei'iora del Rosar·io .'
San Antonio de \ laroC'aso. de indígenas :\rnacos. en la ,·er·t iente nororiental dP la Sierra
Ne,ada de Santa Jlarta. en la jurisd icción de Yallednpar. 111 En 1741 se in iciaron gesll ·
ncs para crunbiar la 11 biC'aC'iÓn de los pueblos de indígenas P intodos, asentados sobre-la
mar gen oriental del río Magdalena, y pasarlos a la occide nta l. con el fin de dificultar 11
pa rl icipación en los ataqu es de '·indi os b ravos". 11 :; E l tr·aslaclo fin almente se realizó
involucró a o tros pueb los q u e, como los a nteri.o res, pertf!n.ec ía n a la jurisdicción d.
Tenerife, donde no sólo se cambió la ubicación de los asen ta mif'n tos, sino que · l'
proyectaba •·educir los 13 pueblos existentes a 1. 11" O t•·o tan to se hizo en In vE."ciJ
provincia de Ca:rtagena. clonde 8 pueblos del río Cauc11 quC'daron convertidos f'n tres.
En 1742 se en<'argó a Francisco Pér·ez \ a!'gas. un ha('e ndado del partido 4
Tiel'radenlro. 118 en el extremo uorte de la proYincia de Car·t;¡gena, entre el Canal rl~l
Dique y el río .\1agdaJena. que reorganiz¡¡ra a los pobl<'ldor<'s del área. Su con<'<'nt •·ació~t
se lle\'aron a caho las ngr·egaciones y los tr;¡slados no l'<'sult >J muy claro en la doeu rnc'rllació n. De
al'uerdo ron el ¡WO.) ecto de ag1·egación citado. que sr hiw <·n 1742. ~-a para entom·<·s .) de los
pueblos hahúUl sido u·a;;IMiados a la proYincia de Cru1ageua Zamlmmo. Coscurrucio. Ca racoli.
Hincapié y :\lalamhil() . La agregación y el u·aslado de lo~ pul'hlo~ dE' Pintados (Za1·at<' .' Pl:~t o
parece que efecti,·:u11rnre ~e Jle,·ó a efecto 'GE'rmán Cohnrn arc·~ c-o•up.. Rektciones e Tnfimnf's.
T. l. p. 49 . En la rE-lación de cur·atos M la prmincia d<' S;urtll ~l:trta de 1758. de los n put>blos
e.Jstentes en 1742. \:1 sólo St' mencion:won dos: El Mon·o ,. Zamlwano 'A.C.L Se,·ill:~ . SaJJifl Fe.
552. En el 'rapa :\o. 25 se ha asumidv que las tl·aslnl'i(;ll<'~ .' agt·e~aciones ~e hicil"l'<m como
fueron propue$WS E-n E-1 in lo rme. salvo f'H los casos t·u quE' f'sos pueblos ya h¡IIJÍ:tll s iclo
trasladados a lil pr·m incin de Cart;¡ge na.
1¡; Germán Colu rnr~ri"S (com p.), Relaciones e lnfonncs, T. 1, p. 7'~ .
118 José i\1. De- '\tier· (comp.). Poblamientos. T. 1, p. 294 5.
Provincia de
Maracaibo
e::
Provincia de
Cartagena ) o
' ,r--
o
\
Asentamientos Existentes Asent~.mie nlos Fundados
antes de 17 40 o roorganlzados 1740·1751
•
•
Capital Provi~l
Ciudad o Villa
A
•
Pueblo
Sitio
\
• Sitio 6. Misión
.A. Pueblo - Tf3slado o agregaclón \
~ Misión Nuevo camino
'
'
Camino
~
- l Territorio ~espafl01"
O más de 1.500 mts. s.n.m. \
..-:~~:/ Territorio "Chimila"
Umltos y ubicaciones nproximadcs
•
~
mas de 2.500 mts. s.n.m.
100km
Fuente: A.G.I. (Sevilla), Scuua Fe,552; José \>L de Mie r (eomp.), Poblamientos, T. I, pp. 28, 36, 39, 42, 66·8,
162-73 y 311-6; Germán Colmenares (cornp.), Relaciones 1' 1/~(ormes, T. l, pp. 48-52 y José Agustú:1
Bl an eo BalTos , El Norte, pp. 108-110.
119 A.C. K Bogotá). Poblacion€'s 1arias, 5, ll: 372r. a 37•h: y Josf Agustín Bl:uH·o Barros. El _Vo '_
1
de Barmnqllilla, p. 157.
120 Germán Colme nares {comp.), Relaciones e Info rmes, T. l . p. 50; subraya dos n uestros.
121 José Agustín Blru1c0 Barros. Sabaualarga, pp. 57. 84 y 88.
m A.C.!\. (Bogorá). Poblaciones Tli-lrias. 5. 1". 370r. ;¡ ~74v. y José :\ gustín Blanco Barro
Sabanalcuga, pp. 7 1- 9, 81 y 95 D.
123 (;e,·mán Co bnenares (comp.). Relaciones e Triformes, T. 1, pp. 50--2.
en el mapa de las fundaciom·s de Mier y Guen-a entre 1749- 1753 publicado po•· María Dolores
(;onz;íle7. Luna, Resguflrdos. p. 132, aunq ue corno se puede ver en los M11 pas ' os. 12 y 25. n .
com pa r·timos algunas de las ubicacio nes q ue propo rciona esta au lora: San Sebas ti án de
Buena\'ista se funcló en las •-ihE>ras del •·ío )fagdalena ~- er·a un asentamiento d istinto a San
Sebasti;í.n dE' Rábago. pueblo dE' indios Aruacos (Tjka) que existía de tiempo atrás y a donde las
nutori dad~?~s decidieron asentar población no indígena: varían también las uhiraciones fiE' , uestra
Señora d<· Bar rancas (Guama!). Santa Crm. ele San J()seph o de Pizarro _y San Vicente de Fe r·rer
/Cascajalr Las fuentes aquí utilizadas para la ubicac ión de esos asentam ientos fueron: San
Sebasti:ín de Rábago (José i\f. De- i\lier (eomp.), Poblamientos . T. l. pp. 159 60, ISO J. 184- 7,
lfJ0- 1, 191-4, 206. 2 19,247- 53,257- 66, 26R, 272- 5,277 83.307- 10. 322-'{6, 355; A.G.l. (Sevilla),
Sama Fe. 521 y Er11es w Restrepo Tirado. f!túoria, p. 406); San Sebasti;Ín de Menchiquejo, que
al parecer es el mismo San Sebastián de Buenavista que aplll'ece e n los Ma pas de l JGAC
.\ .G.S . ,Bogotá), Juicios Criminaln. 184. f. 120r. ~-José M. De-Mie1· {comp.). Poblamientos. T. 1, pp.
167, 246, 289- m , 302 y 304); Guama] (José \l. De-Mie1· (comp.}, Poblamientos. T. l. pp. 162-66,
246, 285 9 y 304}; Snnta Cruz d~· San Josep h (José 1'1'1. De- ;'lfier (ro mp.}, Po b l amie nto~,'r. I, pp. ~
292-5. 302, 306, 355- 7 v Emesto Restrepo Tirado. Hútorw , pp. tíB- 4) y Caseajal (Jos<( M. De- ·
\lier· (comp.,, Poblamientos. T. 1, pp. 167. 302. 304. 347- 53). También ,.a,·ían la3 grafías de '
Chimích ~que {sic por Chimichagua) y Tnmalequi to (sic por Tamalameq uito).
l2<1 Algunos auto res le atr iJ, uyen a l\fi<·r y Gucn·a la fun d:lción de 22 pob laciones (véase
Orlando Fn ls Borda, llúLOr ia Doble, T. I, pp. 112B- 1 14 B: Gilma Mora de Tova•·. ''Poblamiento", p.
:;~ ~· ~laría Dolores Gouzález Lu11a. Resguardos. p. ?6,; sin embargo. 1'11 la Relación de :llé•·itos de
~lier y GueiTa. formada en 1768. dos años ;wLes de su muerte, éslí~ >Ólo tnenc·ionó 13 poblacion es:
Sama Cruz M San Josef: Nuestra Señora del Carmen de Rarra neas, San S ebasrián de !\lenclliquejo,
Santa _'\J1a de Buenavist:a, Santa Bárbara rl<' Pin Lo, 111 t"!st r a Seiio rn de la Candelaria d el Banco,
132 Sobre San Sebastián de Rábago v la fundación que allí se; tmt.ó de estahlecer véase: J
M. De- Mier (comp.), Poblmnienros, T.vL ·pp. 159 160, 180-l, 184- 7, 190-l, 193- 4, 20(), 219, 247-
53, 257-66, 268, 2n- 5, 277-8:1, 29r->-300, 307 10, 322- 36, 355 y T. n, pp. t8- 25, 72- H2, 105- 120;
129- 30, 137- 44 , 151 - 4, 169- 70, 173- 180; i\ .G.I. (Sevilla), Sama Ff~ , 523; Jos.: Agus l ín Blanco
Barros (comp.), Dos Co!onizo.cione.s, pp. 7-8 y 11- 22; Ernesto Restr-cpo Til·ad <>, Historia , p. 406 y
Antonio Julián, La Perla, pp. ·121 - 2. Carlos Alberto Uribe, "La Etnografía~, pp. 20 y lÍO, irlentilica
a San Sebasti<in de I\á.bago con el actual .\'aubusímake, capital de la nación A1"1 1uaea o ljka.
m Véase la asociación implícita que hiw .Mier y GueJTa entre la participaóón de indígenas
reducidos a pueblos y libres en los ataques de (lecheros, el U'Miado de los pueblos de indios a b
otm banda del río Magdalena y la congregación de la gente libre dispersa de la provincia de Sant:'l.
:\tarta en su ca1·t.a dirigirla al vi rrey en 1749 (José .M. De- Mier (comp.), Poblamientos, T. I, p. 176).
1 ~1 A.sí lo exp resó en 1752 Mim· y Guerra (José M D<:;-M ic~ r (eomp.), Poblamientos, T. II, p. 27).
m lbid., T. I. p. 360.
)"jt; lbid., T. Il. p. '188.
11; lbi.d., p. 2] 5.
118 En 1752 :'l·{ier y Guerra se quejaba de las per·secuciones de que era objeto, por "envidia
y emulación" íibid .. p. 19). Véas~ también ibid., pp. 100-1.
1'9 Estos conflictos, aunque no siempre los inteJ"eses que los alimentaban, se tJ•anslncen en
la documentación. Sobre el con.Oicto entre l\Iie r yTrespalacios véase, por ejemplo, i\.G.N. (Bogotá),
Juirios Crimino/es, 201, ff. lr. a 461v:., en pnrtieular ff. 90r. y ss.; José M. De ·\, 'l.ier (rornp.),Poblamientos,
1 ''~ Esta disputa, que se prolongó a sus sucesores, tuvo origen en el manejo de los bienes d~
Juan Bautista de Il'lier y Guerra, tío y suegro de Mier y Guer1·a y de Tl'espalacios (véase Orland~·
Fals Borda, Húwria Doble, T. l , pp. 93A--102A). El connic'tO permite observar cómo la existenci\i'.
y el establecimiento de lazos de parentesco no siemp re sirvió para cohesionar a la elite, sin~
que, en algtmos casos, dio lugar a fuertes pugnas que, con frecuencia, terminaron por expresar~ .
se en el campo de lo político.
" 9 En esta área se fundó posteriormente el pueblo de indios Chimila de San Angel, como .
se aprecia en el Mapa . 'o. 27, c¡ue se presenta más adelante. ·
0
" José M. De- Mier (comp.), Poblamientos, T. JI, p. 129.
151 Ibid.
1" 1 A..C.N. (Bogotá), Negros y Esdavos Magdalena, 3, fT. 92'1v. a 926r.
15
~ José M. De- Mier (comp.), Poblamientos, T. II, p. 47.
154
Ibid., pp. 128.-9. Véanse también los señalamientos de Trespal<tcios sobre el "vergonwso"
retiro de los habitantes de San Angel, a r·aíz de un ataque Chirnila en A..G.N. (Bogot<í}, Poblaciones
Varias, lO, ff. 105v. y 116r. y v.
l l l José M. De-)lier (comp.). Poblomir•n!os, T. T!, pp. 17. 23-4, 26. 99 100, 171- 2, 187-8 y 2 14-
11. Al p;weccr algun as de estas poblaeiones no se estab lecieron y 01Tas n o se conso lidaron.
Llama la :tt.ención, sin embargo, qu(' ~ los p ueblos de .in dios que posteri01·mente se establecie ro n
con inclíg<•nas Chimila sometidos, se k s huhier;m as ignado varios de esros nom bres, como se
pod1·~ ap reciar más adelru1te.
17
"' >\n tonio Julián. La Perla. pp. 200- 1.
u ; Miguel A . Asturias. Le.rendas de Guatemala . 10" edición. Bu('nos Ai res, Editorial
Los:ula. 1990. p. 61.
ll8 Cerardo Reichel- DolmaroiT, n atos Histórico-Culturales, p. 105 ) Car·los ·\l berto Uribe, · La
EtJlOgrañ;~o. p. 47.
Sobre las entradas realizad:~s tlurautc la segunda mitad del siglo :'\\"11 ,·pase, Emesto
•l'l
Reslrl'po Tirado, Historia. pp. 27 1. 280. 287 y 289 y A.G.I. 1Sevilla). Srmw Fe. 521. Sobn: las
enll<ldas rrali7.adas durante la prinH~ I·~ mitad del siglo xvm véase: A.G. I. .Sevilla). Santa Fe. 504.
518, 519, 520,522 y 289; A.G. 1• (Bogouí), Hútoria Eclesiástica, 15, ff. 260v. ~ 26 1v., 264.r., 2/lv. y
274r. a 275v. y Visitas Bolívar, 6, ff. 6~J8r..Y v., 68/r. a 689v, 690t·. y 691r.; José M. De-.Mier· (comp.),
Poblomienros, T. I, pp. 11- 12, !)7 8, 106- ?, 118. 120-1, 125, 151, 15'3, 159 y 255 y T. II, p. 188; José
~icolás de la Ro:-a. Floresw. pp. 206 .' 168: EI'II<'SIO Restrepo Ti.-:tdo. Historia, pp. ~ 1 2 ;.- 335
:\ gustú1 Blanro Brwr·os. El.Yorte. p. 241.
•m A.C.K. rBogotá' . Histori(l Ef'lesiástica, 15. II 255r. y 260v.
'" 1 H.e rmcs Tovar Pinzón. «El Cm·ibe co.lombi11no en la histo•·io riel siglo XVI», en Re
y Visitas . T ll, pp. .lí 80. Soh•·c· l:1.s cacerías el<· esrlnvos ind ios t>n e l siglo XVII véase E
Restrepo Tirado, Historia, pp. IHtí 298.
•r.2 Este Ílllt'l'~!. por los territ<wios Chimila apar'l'ce indic~tdo en la carta qu<' etwió el
de Santa .\fat·r:'l al rey en 17'l'l. oponiéndos<' :l las iniciati"as de ronquista qul' .1po~·
gobernador .\ .G.I. Se,illa), Srmto Fe. 522).
un F:n 1766 e l prefecto C;lpuchino Antonio df' A lcoy habla ha flt• ' er -exti ngn ida la bárb . .
n:u· iún Chimi la -y ,·educida :ll se r·vicio ele Dio~ y obediencia a nu t:i:tro soberano,~ (.Tos<:' M.. D
\l il'r (wmp.). Poblnmicntos, T. 11. 335).
"" José .\l. De- \l ier (comp.}. PoblamieniO.L T. JI , pp. 226- 7.
!G:o Jbid .. p. 2~6.
IR; lhid.
UD !bid., P- 244.
170
Ibid.
171
Ibid., p. 263.
m !bid .. p. 250; el te:-.to transcr·ito form:t parte del diario de esta entrada. elaborado por :e_
pr<'sbítero Tom:ís Campu7.ano.
''' Ihid., p. 255.
1
'~ lbid .. p. :388. Ajuar o axuár: "Lo qu<' lleva la muger t¡uando se casa dt' atavíos y ¡¡)haj :' ·
assi de su persóna_ como para e l ad orno ) sc nicio dt- su casa: ~- lo ma~ común es tomar esta v
por lo que ti ene cada uno en su casa, pa r·a su seJ'\'Ício y adorno.- (Diccionario de fiutorida .
Vol. 1, T. l , pp. 50i-8).
r;s José M. De- Miet• (comp.), Poblamienros. T. TI. p. 388 y 390. Por ejem¡.rlo. un indíg
Tocaímo que formaba parre de una de las expediciones puni1i"as organizadas por· las autorida -
coloniales. fue atacado por Chimílas emboseados cu:rndo, d<·s:H:mado, se separ() del grupo pa
a;vudar· a transpo rta r· a un enfermo (José M. De- Mier· (comp.), Poblamientos, T. Tl. pp. 319 20)-
r;~ lbid .. p. 336.
177
Antonio JuliáJJ. La PPrla. p. 184.
o;s Buque: '·... se enli.ende y dic.e de lo que en si es gr<mde. y capaz de contene o· cantidad
co nsiderable de alguna cosa:'' (Diccionario de Autoridades, Vol. J. T. 1, p. 715).
o;,¡ Fanega de sembraduo·a: ~El espacio de tiena en que se pued~> sembrar un a fauega de
grano- (ibid .. \ ol. 11. T.lll, p. i 19). En 161 L eu la po•ovincia de Canagena, se precisaba que la fanega
de tierra debía tener 1.400 varas en cuadr·o. es deeir, que por cada frente tenía 350 vao-as (José
Agustíu BlanC'o Barros. El ,Yone. p. ~801. Sobre Ja base de que \U'la v;~ra es igual a 0.84 metr'Os. la
fanega de semb1-arl ura equiYalía a un cu:~rlrado de 294 metros en cada uno de sus lados.
oso F.n d c~onte~t o del documento se entiende conuco como una construcción par·a :llmace-
namiento de granos.
181 José JI!. De Mie r (cornp.), Poblamientos. T. H, pp. 252· 3; subr;1yados nuestros.
182 lbid., pp. 247 58.
l6l Ibid .. pp. 237- 9.
131 lbid., pp. 238 9.
rs.; El Tedéum o Te Deum es 1m cántico dE> acción de gracias dE> la iglesia católica.
Sin embargo los Chimila tenían po<'a,; t•azones para celebnu·, para nlegrarse. En
los ~u1os s iguiettles las tuYierotl aún menos. A finales d e lí64 Andrés Pér·ez Rui
Calde rón, gobernador de Sa11la .)tarta, ob tuvo autorización d e l v irrey para real.íz~i;
una "general salida'' . que se inic ió en febrero de 1?65. 191 D e> Santa Marta se cnviarí ,
1rnos 100 hombres anuados y, a un mismo ti empo, deber·ían salir par·tidas de otro
luga res como Pueblo 2\ue,·o, San A.ntonio. Sitio 2\ue,·o (Santa Cruz clt> S an Josef\
Tene rift> r otras Jos serían organizadas pot· .\li er 1 Guerra y saldrían de los poblado
ubicados arriba d e Tenerífe. Esas paetidas deberían dirigirse al centro tle l territori
Chimila y, fin a lmente, cruzar·se o jnnt:u·se. 192 S e trataba d e una especie de operaciÓJ~
r·astri llo. 193 En t> 1 c urso de es i os ataques se> obser vó qu e las en Lradn s realizad<Jf
anter·iormente habían te nido un fuerte im pacto sobre los GJrimíla . L as escuadras
habían cruzado la provincia p or diYersas partes y sólo habían encontrado huellas
r·anC'herías sin habitantes; se concluyó que los \. himila eran pocos y se habían reLira·
do n las orillas d e l río Magdalf'na. 19" En sus riberas se Vl'Ían muchas y frecuentes
hut>llas de su paso. Además, los Chimila, cpr<' no solían des pojar de sus bienes a los
que E>mhoscahan, ahora hurtaban bastinwntos <le los YecitlOS asentados en las eibe·
ras dt>l :\Iagdalena. 19:, Estos robos indicarían que las continuas destrucc io nes y que·
:.ooo Con frecuencia In pa•1icipaci<ln <'ll las entradas no era ,·olu nt:u·i:l .Y S<' p1>esentaban casos
de deserción y de insubm·dinaC'i<Ín. Por· ejemplo. en la salid¡¡ cpu· S<' lrizo eu 1768 desde Santa
~larta. al mando de José Joaq uín dt> Z<íiiiga. la partida de zambos se fi(>, oh•ió sin su autorización
ihid., pp. 383-391 . --\dirionalrnrnlr ,.¡ mit·do de los pa<1i<'ipanlPS 1'11 las <>n tr:ulas a las flechas
Chimila se hacía sentir·. ya c¡u<' ev ita han arlelantarse para rcgistTar el 111011le ilJid .. p. 41 1).
:!QI lbiu., p. 280.
:!IX: !b id., pp. 280-5, 2H2-3, '-1 10 12. 3 15- 20 y 321 -6.
~'U'\ lb id., pp. 291 - 348.
~lit lbid., p. 347,
dad de esta estrategia de sometimiento. 205 Rápidamtnte el cabildo de 1:~ ciudad asumió
la dirección y luego lo hizo el nuevo gobernador. 200 Las salidas gen e r::~les continuaron
peacticándose ese año de 1767 y el siguiente. 207 En reali dad, no dejaron de darse a 1
largo de ese siglo. Sin emb::~t·go, la ruptura de las bases alimenticias que les hab í~:n
permitido a los ''Chimila" enfrenLar el hostigamiento de los '"españo.les" era ya un hech .
El hambre y el Lrauma que se siguió a tal rup1 11ra, proporcionaron unas co n<licion~
altamente favorables para el d<:'sarrollo de epidemias. que acabaron por diezmar a ta'
población sobrevi,·i ente.200 Se procedió entonces a reunirlos en pueblos de indios (véasf'
~lapa No. 27), cuya ubicación en el centro y en el borde oriental de lo que había sido
territorio '·Cb imila'·, refleja su destrucción. Allí, las apreciaciones sobre la abundanc;ta
ele comida con que contaban los indígenas hasta las ''entradas generales", se ITocó p r
una percepcióu de acuerdo eon la cual se trataba de una población "miserable".
B. EL ÜRDE.\':UIIE~TO ESPACIAL CHI.\UL~
"":. !bid .. p. 366. P él'ez. Rui:r. murió el 2 de cnem de 1767 (Ernesto Restrepo Tirado,
Hi~1oria. p. 430 .
n; .losé :.\1. De- :.\fiet· '<'omp.l, Poblamienlos. T. Il. pp. 366 y ss.
~' !bid .. 373-417 y Marianne Cardale de SchrimpiT, "T<'dmiques-. T. 1, p. 124.
208 Los Chimila sobrf'vivientes fueron ;tfectados por varias epidemias de viruela, una Pn
1790 (C:ldos Alberto u ri be Tobón. ·Un i\/[arco Teórico-, p. 190} y OtJ'a en 1797 :vadsworth Clar-ke
Douglas, "Pan:erns of lndi:tn Warfare", p. 85).
200 Como lo indica Pi er-re Bourdieu. The Logic, pp. 66-79, aunque en ftmc ión a on·o contexto.
la elica<'Ía para manejar· unas determinadas pautas sociales no depende de qu(~ S<~ conozca o se
sea <'<)11Sciente de su lógi<'a intema.
210 -\.G. \. Bogotá~ . Historin f.rlesiá.wea, 15, f. 274Y: subrayados nuestros.
2u !bid .. f. 2/5r.: subrapclos nuesll·os.
Fuentes: \ :Vadsworlh Clarke Douglas, • Pattems•, pp. 85 y 87; José M. De-Mier, Poblamientos, T. lll, pp. 73.
~l9, 122 y l24; A.G.N. {Bogotá), /V,!apoteca 4, 360A; Carlos A.lbeJ10 Uribe, •Un Mm·co Teórico•, pp.
194-97; A.G.N. (Bogotá), Poblaciones Jlrzrias, 8, f. 58r. y Marí.a Dolores Gonzále7. Luna, Resguardos,
pp. 80-l y Mapa No. 4, «Fundaciones de D. Agustín de la Sierra en la gobernación de S<mta Marta
(1776)•, p. 134, aunque, algunas de las ubicaciones por ella señaladas, no se comparten.
126 7. Este p lanteamiento se hace, a pes:<~· ele la clara evidencia documen litl que e l mismo
autor presenta en el s<>ntido d<' que sí lo est<1ban. En su ll'abajo -en mn•·co teó•·ico", pp. 170- 1,
~e presentn tambi~n la <"Videncia docum en ra l res¡wctiva. aunqt ~<' no S<' c ues tiona s u validez.!,
2 "' Véase discusión de estr prohl('ma. est'tldiatlo con l'l'laci<Ín a planteamientos sinJilares
hl'chos sobre las cong1·cgacionrs en pueblo> de iJ1Ciios arl('[an1arlas en 1:• pro' in cía ele Santa.fé
N I el siglo !\ \:1 , en Ma11a Herre ra A11gel, ~orclena 11 1iento F.spacial".
~ Dado que el c•oncepto de .. pueblo" ti('ne \arios significados distintos al tle asl'llt;unicnto,
eomo por ejemplo, la gente de un país, de una etnia o de un luga r e incl uso el ele gente
"común", se utilizará en lo posible el coneepto de poblado, para precisar' que se hace refel'encia
específicamente a las características del asentamiento.
22 r Manuel Frm1cisco de Jl..fesa, quien había vivido entre los ~ indios bravos", informó en la
declaración que hizo haeia 1754, sobre la existencia de cuatro poblados indígenas y proporcionó
algunos elementos sobre su ubicación . Estos pueblos fnet'On: Lata, Yare, Nengra y otl'O cuyo
nomhre no espeeifieó. Según su declaración para llegar al pueblo d e La ta , saliendo de San
Fernando, a orillas del río Magdalena, pasaron por el potrero de Tamacal, sobre el r ío r\riguaní,
subieron al cerro de Minas y llega¡·on a ese pueblo que est:~ha en las cabecetas dd río 1,ópe7..
(A.G.N. (Bogot<1), Poblaciones lklrias, 10, f. l62r. y v.). En general en la cartograña de los siglos Xv1II
y X.lX, se hace referencia a.l alto de Minas (no al cerr·o de Minas}, al que se ltbica al oriente del río
Ari.guaní (véase mapa del siglo XVIII en A.G.N. (Bogot.-i), Mapoteca 6, No. :14 y la Carl:<l Comgráfic~
del Estado del ~1agdalena de 1864 en i\.G.N. (Bogotá}, M.aporeca (), No. 7}. EsLa ubicación con es-
ponde con la que indicó Striffler en el siglo XIX, en su descripción del v iaje entre Plato y
Valledupar (Luis St.riffler, El Rfo G<>ar, pp. 67- 70}. No coincide con la que aparece en la plancha
NC lS. l l dellGAC, del siglo XX, que lo ubiea entre la quebrada Chimicui<~a y el arroyo Mulero.
En el Mapa No. 28 se ha Hhkado el al! o de .\Iinas siguiendo lo señalado en los mapas de los siglos
XVlll y XIX y la descripción de St.riffier·. El r·ío López se registró en clos mapa.- del siglo X\11Il
(A.G.N. (Bogotá), Mapoteca 6, Nos. 60 y~)()) entr'<: los ríos Ft·ío y Sevill;r. En esa ál'ea la plancha No. 18
del JGAC no regisll'a ríos, siuo quebradas, entJt~ ellas las queb!'adas Oribueca y la quebrada Lata!.
Se ha asumido que esta última es el mismo río l .ópez de l que habl:,~ e·l doeumento y, sobre esta
base, el puehlo de Lata ~e ubicó en sus cab<~ceras. Sobre el pu<::blv d<:: Ya •·t~ se pr·ecisó que
distaba cinco días del de T,ata y esLaba en el camino pa ra Río Hacha, lo que indica1ía que qued::~ba
al norte de Valledu¡.HH'. En el mapa de fas "Tr·ibus Preeo lombinas segt'!n los aetuales Kogi"
(Ger·ardo y Alicia Reidrel-Dolmato[~ Eswrlios Antmpológicos, Bogotá, Insütuto Colombiano de
Cultura, 1977) apar·ece la tribu ·Yarineke, nombre que p resenta cierta simili md eon Yare. en una
uhi<:ación simi lar a la ind icada pa ra este úllimo pueblo; allí se ha sitnado en el Mapa No. 28. El
pueblo de Nen gxa estaba en las cabeceras dd r·ío Fr·ío y del peq ut>ño, euyo nombre s<· desconoce,
se indicó que estaba a.b<~j o del sitio de San Antonio, haciendo fr·ente al Real d<:: la Cr·uz :A.G.f\
(Bogotá), Poblaciones Varias, 10, f. 162r. y v.). De fa me nción que se hizo al puehlo de ~ l tw:ur1 ;Hios··
Or<'jones en 1744 (José M. De-Mie r· (comp.), Poblamientos, T. 1, p. AA), se desprende que f!st.aha en
los al rededores del caño de Palma, que se une con la cién:~g:;~ de Ch ill<)a (mnbos apru·ecen en In
planeha clel IGAC, 1:2:>0.000, NC l8-n). Sohrt> los <:ua tro pueblos meJH:ionados en la salida de
1766 (José ~. De-"r1ier (comp.), Poblamientos, T. II, pp. 3:16-48), se pre<'..isó que estaban e11U'e los
sitios de ;\'uestr·a Señor:;~ del Car·men de R:;u·ra.neas (Guama!} y Chimiehagua, en la sal>ana del
_ egt·o, p~m ni esa sr.tbana, ni los :m ·oyos meneionados en el respect ivo diario se han podido
identificar. Se han colocado en el mapa tres poblados Chimila entr·e Guamal .Y Chimichagua,
asumiendo que el otm era el ya n~ e ncio nado en 1744. En D66 el indígena Domingo Antonio de
Jesús hizo r·P.fP. rencia a un pw:blo grande de ind ios lw~vos , euya ubic<1ción plantea prohlemas
q ue, po r· sus caracter-ísticas, se indican rnás aúelante en e l texto. En .Marta ·¡::¡·en·era Angel ,
~Co nforn taci ón Territorial y Reordenaruiento Espacial. "Chimilas" y "Españoles" en la Provincia
de Santa Marta, siglo XVTTT", en prensa, Memorias del !! Seminario de Hi:;toria Regional. "fndígena.s,
Poblamiento, Polúica y C11hum en el TJr:partamenLo del Cesm;" Valledupa•·, Univesidad Popular de l
Cesar, Mapa No. 6, S<~ incluyó una ve r-sión :.mterior de C'S te mapa, qne presen1·a algunas variac:iones
l'esp<~eto a la ubicación de los pueblos de "Indios l3 r·avos~. debido a q1le cuando este articulo se
envió a imprenta no se hab ía logrado es tablecer la ubicación del do López.
_ de _.,_,..
CXro posible ubk:<'leiOn del Pueblo
·or::~n ele de ln cl lO$ Bravos"
Cepi:al Provincial
• Clu4ad o Vi!a
Pueoloo Sirio
Fuentes: José M. Dc-Mier, Pob la m ieJll.O~, T. I, p. 88 y T. ll, pp. 336-348: Cnrlos Alberto Uribc. • La
Et11ograña•, p. 47. · Chimila•, p. 5'~.• La Rebelión Chimiia•, pp. 126-7 y •lln marco tcó•·ico•. pp. 170-
1; 1\ .G.\'. (Bogotá¡. Poblaciones Varias, 10. O: l62r. y v.) A.C.X fBogotá . Juicios Criminales. 184, t: .
70v. l.o relatiYo a las forma como 8e hizo la ubicación de los poblados y las fuentes uti lizadas para
el l'fecto apa•·<·een en la nota de pie de ptigina en r1ue se ll\Pnciona po•· primera vP.z este mapa.
\'ota: Como se señala en la nota 221, t'Ste .\lapa modifica la ubicación de algunos asC'nLaruientns de '
•Indios BraYos• que ofrece una •ersión ante rior , !arta Herrera Angel. •Confroutación Tcrrito·
riah. Mapa . o. 6), debido al hall azgo de muwa informaeión.
222 Sacabocado: "ln;;tt-umento de h ierro, calzado de acero sólido hasta la mitad, con un
cañuto á la parte de abaxo en disminudón, con sus corres afilados para I'Omper lo que se
necescita para el uso, ó adorno." (Diccionario de Autoridades, Vol. IU, T. VI, p. 6).
22; Chaguala: "Nombre que se daba al pendiente que los indios llevaban en la nariz" (Real
u na descripción del siglo XVI sobre los indígenas que habitaban el áre;1, tanto los Xente
l31anca, corno los Chimyla acostumbraban a horadar y engalanar sus o1·ejas con grandes adornos
(Hermes Tovar Pinzón (comp.), Relaciones y Visitas, T. II, pp. 339-40).
226 A.G.N. (Bogot<i), Poblaciones Varias, 10, f. 162r. y v. y Carlos Alberto Uribe, "La Etnografía",
p. 47; "Chimila", p. 53; "La Rebdión Chimila", pp. 126 ..7; "Un marco teórico", pp. 170- 1.
:a; A.G.N. (Bogotá}, Juicios Criminales, 184, f. 70r.
226 Es de anotar, sin em bar·go, que esto fu~ más común en el siglo XVI. Véase, por ejemplo, el
mapa de "Tierra y Nuevo Rei.no de Granada y Popayán" de Hessel Gen'itz. de 1633, que apareee en
Agustín Blanco Barros (comp.), A !las, carátula y p. 26. Conviene anotar que aunque este mapa es del
siglo xvn, la información cartográfica que suministra se ajusta más a las descripciones de cronista_~
temprruJos, como Gonzalo Fernáudez rle Oviedo y Valdés, !listona y Pedro Cieza de León, Crónica,
que a las que se hicieron posterim·mente, a finales del siglo XVl y principios del siglo XVII.
,_j
ataques de los '·indios lwa,os·· no pnr·<>cen prO\<'tur de e,:;a zona. En todo caso. com·i ~
dt>j ;;u· ~)ierta la po~ibilidad de su ubicac!ó;n allí. De ser así indi;::u·ía que los _"indi ~
bravos comprornet1dos eu estos at."lques vrvtaJ1 al pu~ de las senamas de los :Motrlones :
Pe1·ija ~-que, por tanto, posiblemente no eran Chimila, sino pt>rtenecienLes a alguna de ·
comunidades cpre estudios etnográfiros realizados en el siglo .\_\. clasifican como )uko.j
Como se puede aprecim~ t>l t>jercicio de identificación de los poblados ChiiDl~i
muestra _gue es n_ecesario estudi~· ~on ma?'or· rlt' tenimi:nlo las dift>r-t'n Les. ct~lltrras .·
han habrtado <>1 area. ~a que la rnlormacJOn presenta frec uentes contradrccwnes, qu_
t>n buena parte. se deriYan de nuestra ig.not·ancia sobre ellas, sus transformaciones, i.
for·n_Hl cómo se r·elacionarot? entre sí y s u tendencia o capacic_la_d para mantenerse_ ~n ··
terrrtono que ocupaban. Sobre los grupos que han sobrcvlVldo llama la atenc1on ·
qu~ en la acnralidad mantt>ngan definida Sll identidad, con relativa claridad, a pesar d
los numerosos contactos inter.· étnicos que se aprecian al menos en t>l siglo X\ I
Est e es el caso, por ejemplo, de los Ijka, con quienes los Chimil a se uni eron pai
r't'll li zar emboscadas y, al parecer, ~e c~mpareutaron a través de mat r·imonios.2·lo Otr
tanto sucedió con los Pintados. También hay f'\idencia sobre la presenria de zambo
de mestizos, de blancos entr·e ellos algunos desettores de milicias , negros - t>n cier
los casos esclnvos huidos . que fueron acogidos por los Chimila y se 'incularon co
ellos mecüan t<' enlaees matrimoniales r.on indígenas de ese grupo. 211
Resperto al tamaiio ele los poblados r-esulta interesante la comparación que
Domingo :\.ntonio de .Jesl'ts entr·e los pueblos de menor- lamrui.o que r•odeaban el puebl
3'
grande de indio:; bravos ) el de .)fenchiquejo. 212 Esta obsel'\ ación no sólo oft·ece
principio- posibilidades de comparación, sino que llruml la atención sobre la i:rnportanc~
de· consider-.:rr los pobladns de indígt>nas no r·ed ucidos, e n 1·érminos de su relación co:'
los pueblos ~- sitios exist~ntes en la ~poea. Lameutal)Jemt>nte las cifras son escasas y n
se han encontrado datos sobre la población de Jlenchiquejo en esos ailos_:m Otr
información relativa al taruaii.o de los poblados fue la que suministró Manuel Francisc
ele ¡\ lesa "natural de las sabanas de Tolú", en la ¡:wovineia de Cru1agena, quien vivió en
los indios Chimila alredPclor de un aiio?~ 1 5Iesa precisó la P~istencia de cualTo poblados~
PI pueblo df' Lata, en las cabeceras clel río Lóp~z, que tendría ltnos 'Í00 indios gnmdesJ
f utwa de mujeres y muchachos; el pueblo de Yare, distru1te ci nco días del de Lata, en e~ ·
camino hacia Río Hacl1a. con unos 300 indios gt'ru1des; el pueblo de 1 engra, sobre 1~
SPtTruúa del río Frío, con más de 1.500 hombJ'<'S y otro p11t>blo más chico, cuyo noru.bre
desconocía, ahajo del sitio de San .\ntouio, que hace feente al Heal de la Cruz.:ru ~\unque.
221! Véasl!, por ej<>mplo. Kenn e th Ruddle. Tln• lítkpa. pp. HJ 27.
2.'0 Josr i\1. De- ;\(i('r· 'comp. \. Poblamientos, T. 1, pp. 97 8. 106- ?, 118, 144 -5, 150 '1. t59 y
324 y 11 , pp. 155- fl.
:rn \'~;ht>. por cjt"lliplo. :\.C.:--. Bogot.-l. Juif·ios Criminfllrs. 184. ff. 50,·..' /Or. y Poblaciones
T'árins. 1O, t: 162r.
212 A.G.X (Bogot:í), Juicios Criminales, 184. r. 70r·.
21
~ E11 el ce nso dC' 1í72 se pr('st-n tó la i ni"Mmación snlwt> i\ lench iq u e-jo. junto con la de
Chilloa, su agregado. al igual que ('Jl el censo de 1779 ,véansc estos censos <'ll Diego dt• Pcl'edo,
-~oticia HistoriaL p. tlíS} HernH'S To,ar• PimtÍn comp.. C01wocatoria. pp. 470· 486'!. St-gún el
censo de 1779, las propon·iones eran las siguienLPS: libres 910. indios 535. blancos 43 y <·sr la,·os
7, para u n total ele 1.:325 personas. F. l censo rl.c 1772. levan t:.rlo por el obispo. no i.n cluye la
población Jota], sino las almas el e <·onfesión. P. n ese censo la población de Menchiqu<~j o y
Chill oa. ubil·ados a tUJa distancia de 2 lt>guas. se <lisc rimin ó al'Í: -228 naturale~ dt> confrsitín y
en 154 familias de libres agregadas. 586 almas dr <-nnfesión y 11 t>sdaYos-.
2." A.C.'\ . (Bogotá). Poblaciones T'arir<s. 10, f. 161,·. ~- '·.En PS1e c-aso la palabm n:HuraJ no pa•·ece
hacer n-fcrenc ia a in dígr·na, sino a pc<'snna nadda en las saba <tas de Tolü.
:' Carlos Alberto U rihe, "La Eh1ogr3fla~. p. 4i: "Chim ila". p. 53: '·La Rebelión Chimila''. pp.
21
126- /: -l_ n marco teórico-. pp. 170 1 y -\.G.~. ( Bo~otá' . Poblaciones 1ñrias. 10. f. 162r. y'·
Aiiadc d aut01: que ·'Por un lado, por lo menos la cuarta parte del períurrlm de la
vivienda, C{llf'da abierta haeía la p la7.Uela.''1·m Según Bolinde r~ quir.n enconlrÓ indígenas
Cbim.ila en t-1 área de l río Ariguaní (al pa rf'cer en e l curso medio de l río), había ~'dos
pueblos contiguos, uno con ocho chozas ~ d otro <:on dos.''240 Bolinder no pn1porciona
infotmación sobre la estructura de los poblados. pe1-o sí sobre las viviendas cp•r, según éL
~ó lo contaban con tma puerta, a menudo muy b<ya, que obl igaba a los illdígenas a agacha:r-
SP para e nt rnr. En el interior la hu era escasa, ya que sólo ocasionalme nte cont.aban con m1
orificio en el techo.241 Estas obsenaeiones indican Yariac iones en las características de las
, -iYiendas. en esle caso en el dis<'i'lo de Jos Pspacios c¡nt> conectaban el interior con el
e:-.1erior, pf'r'o también la existencia de un tipo de disei'lo en la ubicación de las casas, que
llevaba a lns obsenador·es a percibir como poblados asentamientos de dos y ha:;ta ocho
casas. Estr p1mto es importante ya que i.ndica•·ía q ue para los observadores, la percepci ón
de un grupo de casas como pueblo o no. no estaría vin<:ulado fuml;unentalmeule con
fiwtores de cM-áeter cuantitativo - el número de casas- , sino con otro tipo de c~u-acterísticas.
En tma enrrada cont1'a los ~Ch imi la"", en la que se encont r·aron tres pueblos ent n~ B:uT~ul
cas y Chimichagua, e l n{unero de casas no e r·a mayor quf' t:l de esta;:; narracion rs: 3 pue-
blos. con 11 casas : 'arios r~mchos, esto es. rntre 1 y :3 C"asas por poblado, además de los
ranchos. 2 u 1. n sei'ralamieulo similar hiw el capuchino _\leo.'. qnif'n infor-mó que los in dí-
g<'nas Chiruilas captw·ados en una enlrada que se hizo en '1763. en 1u r área que no ind ica
pt"ro que al par ecer es taba entre los ríos Garupo l y A.riguaní, alinnarcm que su nación se
compmúa de muchos pueblos nury pequeilos, a corta distancia unos de otros.~n Poster io r·-
tnentt.> precisó que los pueblos f'ran 10 y qtle cada uno tetúa eno·e 3 y 4 casas.m
po•· José :\1. 01."-.\lier (comp.), Poblamienlos. ·r U pp. 237 · 9, 247- 59, 306 348 y 380-416, pe1·o sólo
dos dP ellos p1-opo•·cionaron la infonnación mínima pat-a hac('rlo: el de la t?xpedición ql•c salió
di? Ciénaga en 17('i'Í 1ibid.. pp. 2'33 239) ~· el de la que salió de Tent>rife en julio de 1?66 (ihict,
pp. 321 6). Algunos de los dilll'ios que transcribió Dt>- Mier ta mbi én aparecen transcritos en
Ge•·m·ti o Andrade (comp.). "Expediciones de Conquist~'l··, A. C.HS. C, No. 3, p. 155 194.
218 .losé M. D c-Mie1· (comp.). Poblmnienlos, T. IL pp. 21?-8. La n:m·ación qu<" se incluye a
con6nuación fue t'laborada con hase en el diario finnado por Ju:m Antonio del \'illar. De la
narrarión se desprt>nde que es tu' o a cargo de la ent1-arla, ya que el capitán á guerm sólo los
encaminó haci.a Río Frío y no nwn ciona la p•·t>sencia de soldados o jeli's militares que no fueran
indígenas. La cles(' r·ipción no es textual. pero s igue 1nuy de cerca el escrito; en "'lrios casos se
han omiljdo las comillas para fatilita r la lectura.
Convenciones
casa grande Chimila o
casa Chimila o
rancho Chimila
candelitas o fogones
2 1eguas
::
- pcen:e
~
Palma
,.\; d/'"
g 1 R.M~alena ~"-" ----'~
~··~~
· ~
se repartió
~ l.eg:nle
~ yueal "'
ro:z<t- •
1oeg...a
--- 111..11111111111111111 1
""'""••
candelitas
•
p~.t-enteato d¿
dos estados
M .H .A.
21r' Ranchea~: -F,,.mar ranchos <'n una parte <J :womodars<' ,. , .ellos~ iR<';tl Ac.ademin Es~<,..
\boriginal ,\m it7.onia: an Erhnohis lorical Approach-. AmerÍ('{III .Jntíquity. \ 'ol. 1¡(), No. 2, 1981.
pp. 364- 377. p. 365:
·a bull't-r 7.0nc is simpl.' an uninhab ited area whil'h srpa1·ates t\1o or mor·(• competing
human groups. Th c condition of tompclition is importan\ to the defini1ion, for it su~gests 1ha1
huffer zones are to be Yiew<"d as contested no- m<Hr's lands t:\1 hn 1ha.r1 as are as in '' h ic-h
C"onditions of the ph)'sica l environmcnt a lone pr•evenl or rli scourage h unra n scttlement.''
"una 7.ona de amo1~iguam i entu es simplemem e un área tlt's hahirada qne separa dos o más
grupos h um anos rivales. La s ituación de rivalidad c•s im po r·tante para [~ d!"finic ión, ,Ya cpH·
s ugiere q u" l~s zonas de amor·tiguarniento deben ser· vist<rs como '·rierr·as tic nadie" sohr~> las
ruales e:xisl<"rr connictos. más quf.' cot11o áreas en q ue h s condirionf's fís icas del medio :rm-
biente pre1 it:>ncn o desestimulan d asentamienLo lrurn;mo."
:r.c; Genwdo R<'ichel DolmatoiT. · Emografía Chirnila•. pp. 109 10.
····...~
,. ,.' ..... ~ ' ..
..... ........: .......
___.---·o·• \
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'.., ~'
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'<8>•
• 8.
6.6..
6.
julio 1" a 16 de 1766
Convenciones
M.HA.
-.
enramada de media agua
rarx:hos de trtnsito
...
•c..
••
L =Legua . Fna legua es la distancia que luta pe-1-,;ona puede recorrer en una hora;>, por tanto, depende
dP l<1s <'aracterísticas del terreno; en un trayecto que no resente maym·cs dificultades se calcula en
:í.!í km aproximada mente.
1 = C.lsa ele mayor tamaí'lo descrita co n cie rto clel'aJle
Fu<> nt••: José .\'l. De-f.-lier, Pohla.lllÍI?ntos, 11, pp. 321 -6.
Según los datos etnográfi cos de mediados del siglo XX, cada agrupamie,:,i
territorial Cbimila se componía de individuos de común descendencia matdlin~.
bajo la autoridad de un cacique, que podía ser hombre o mujer y quien ejercía ft.mcl -
nes sacerdotales. Reichel duda que a estas unidades, que él llama •grupos locales•, JI:'
les pueda dar el nombre de clanes. debido a que no observó rasgos de totemismo. ·•
Sin embargo, lo que resulta interesante par·a el problema del ordenamiento espaci :
que aqu.í se estudia, es que cada asentamiento estuviera ocupado por un grupo múdt
por lazos de parentesco, que tendía a fragmentarse de tiempo en tiempo e incluso'j
ent1·ar· en enfrentamientos con los miembros del grupo al que anteriormente pertenecm".
Se evidenciaría en estas observaciones la estrecha articul ación existente entre J~,
est.J·ucturas de par(>ntesco Chimila y su ordenamiento espacial. lo que coincide con Je,
análisis relativos a la forma corno este último expresa y refleja no sólo unas necesidad', ,
de supervivencia, sino también las pautas de la cultura en la que se inscribe.,
Adicionalmente, llama la atención sobre la larga duración de estas estructuras, a pes-K
de la s difíciles circ unstancia s de supervivencia étnica que han afrontado es ~
comtu1idades y que las han colocado en Yarias oportunidades al borde ele la extincióry
Además de las casas, chozas, ranchos) rancherí'as, el documento sobre la entrada.
a Jos ríos Frío y Sevilla menciona la presencia de cultivos (yuca les, palmares, \ijagual~l
rozas), que se encontraban indistintamente al lado de las casas o en el camino enff
unas y otras, lo que contrasta con las observaciones etnológicas de mediados d
siglo pasado, en el sentido de que los cultivos estaban en los alrededores de las
viviendas.:!&J Lo anterior podría explicarse por la disminución de los terrenos de 1
ronclusiones
1
M tu' J'll.)' Edel.nan. The S)'mbolir Use.~ o.fPolitir~~, U rbana. U niversily of' lllinois Pt~ss, '1964. p.
95: J\l ircea Eliade, Lo Sagmdo y· lo Profano CW57}, 8ava. <'di6ón, Barcelona, Colección Labor, 1992,
pp. 25 61; Ditvid J. Robinson. "La Ciudnd ~ :v "El sign ificado"; Oenis Cosgrov~, 17u, Palladian
Landscape. Gt>ographical Cltange Anrl lts tu/rural Represcntations In Si.rtef'llth - C('ntur:r Ita/y.
Uni\'er.;ity P:u-k_ P~nnsylvania S tate l ni' c r·~il~· Pr·css. W93. pp. 1 D: James Dunca n. Tlu! Cit)'. p. 19
y ~The Po"!'r of P lace-~· Henr: Lef'ebHP. Thl' Pmdurrion of~pace.
2 .lames Duncan. The City. p. 17.
1
Ed"ard T. HalL The Hidden Dimension. pp. 1 -'~: James Duncan .' 1\anc.' Duncan, -~Relreading
the Landscape": James Duncan. The Ci~r, pp. 11- 24 y Denis Cosgro,·e. Thf' Pnlladüm, pp. 5- 9.
1
.J:une-s Duucan. The city. p. 18.
l //;¡(/.' p. fi.
6
/llichel Fouc:1ult, DisoiJ!ine aud Puuúh.
7
Mirhel de CerLeau. The Pramá>. Sobt·~ los mecanismos de rf'sislr.nc ia Pmpteados por los
sectOI'es dominados véase tamJJiéll .J :~ u ws C. Scott. lfleapons ojlf,e U1í·ak
C.:O:'IClUSIO:<ES
de batalla" en el que se entran a dirimir los intereses contradictorios que se <leb
en el seno de la sociedad. Son estos problemas los que se estudian en este trabajo,
sin anotar que la comprensión de la rorma como se ordenó el espacio en la soct
colonial constituye una importante vía de acceso parél la comprensión de una "] .....;.
gama de problemas, que no se conside ran en es t. e estudio. 9 .·
Para la delimitación de llls áreas en que se centró la investj gación, se ·consid ' ;·
ron las ventajas y dificultades que ofrecen los conceptos de región y de provincia.
optó por arücularlos ambos bajo el concepto de región, entendidn ésta como una
dad de análisis, establecida en función a la problemática est udiada, 10 que no ne
riamente tiene un cará cter homogéneo, pero que presenta significativos niveles. ·-
articulación y una estructut·a peculiar. 11 Sobre esta base este estlJ<iio se centró en · -.
regiones que. pa1·a facilitar la lectura, se denominaron llanuras del Caribe12 y
centrales. Estas dos regiones, integrada la primera por las provincias coloniales _.._
Santa ~Iarta y Cartagena, y la segunda, por la provincia de Santafé y la jurisdicci6 ·
la ciudad de Tunja, presentaban en el siglo XVIH - al igual que hoy en dia -
cont mstes, tanto en sus características geográficas, como en el ordenamiento espa · :
maª·-
político de su población. Su importancia en el contexto de la Nue'a Granada se ap •
al considerar que, en las décadas de 1770 y 1780, concentraban aproximadamente --:-
50% de la población y el 44% de los asenta mientos nucl eados de la Audienc~~ : ..
Séultafé. 1 ~ Adicionalmente, en ellas se asentaron las ciudades de Santafé y de CartagEte....:..
los dos centros de poder más importantes de la Nueva Granada en el siglo XVID
Los Andt>s centrales v llls llanuras del Caribe, cada una con diferentes mo .,.
de poblanuent.o, como lo sefwJó Germán Colmenares, 14 mantuvieron importantes)
manentes vínculos corneeciales y políLicos a lo hu·go de todo el período coloni
preponderancia económica, social ~- política de una y ou-a se expresó, con frecuen ·
pugnas y rivalidades que terminaron por configurar una temprana conciencia reb·
CO:-Itl.U510Nf$
de las expel'i encias en que se en marcaba ese acercamiento, la incidencia n o sólo del
medio, sino de la (om1a corno se lo percibía, sobre la " ida diaria de los pobladores de
las dos ¡·egiou es. Se j ugó con el tiempo, gracias a que el espacio geográfico, y más
p•·ecisamenle el cli ma y la topografía, p r('sentan nnas caracted sticas que unen al
cont inuo ruovimienlo de los cicl.os anuales, el del tiempo largo. Se viajó entJ·e el siglo
X\"1 y el s iglo XX, en b usca imágenes que permiti en111 articul a1· la dial éctica del
clima, dt" la topografía y de la hidmlogía. ('0 11 la de las sociedades.
Se destacó la import<meia que en los :\.ndes tiene la montmia y en el Cal'ibe el ·
agua. Dut'lll1te el período colonia l el tipo dP aclaptacüín que se dio a ww y otro medio
favoreció patrones de asentamiento celativarnen te seden tarios en los A.ndes central
mient:r~s que E>n el Cariht" se impuso _la trashuman cia._Los continuos desp~a1.a mientos;(
de un Importante sector de la poblac•on pobre del Carll1e se vieron favorec1dos por las(
condiciont>s climáticas, pero más aún, por los requerimientos de la econom ía r olon:iaL
pesa r de que las instit ueiones d iseñadas por la Corona para las colonias buscab ·,
controlar} limitar los desplazamientos de la poblaci6n, lo que pareiabnente se logró · ·
los Andes centrales, rn el ca.·ihP los requerimientos del comercio ·' de la g:madea ·
presionaron en un sentido opuesto. Los intereses económicos de los sector-es dominan·
.Y ron ellos los de la Corona primaron sobre las exigencias del poder. Una de las coru -
r uencias de este fen ómPno fue el menor con iTol políti('O que se tuvo sobre el Car·
tanto por p111'le de la Corona como. en cier·ta medida, de los sect or<"s dominantes.
Los r~1pítulos 11 y Ill analir.aron la organización política y ::~dministrativa de
pequeños asentamient os nuclcados rurales pueblos de indios, parroquias y sid
que. a pesa•· de su tamaiio relati , amente red ucido, en su conjunto albergaban de ..
de su ju risdicción a la mayor pa rle de la población ck sus respec-tivas regiones.18
desconocer los vínculos en tre est os pequeños asentamientos y las ciudades y villa$ -'"
las que de pendían desde e1 punto de vista atlminist:rativo, se huscó destacar la i..
taucia de los pequei1os poblados l'ul'ales, a mPtmdo relegados en el contexto de
estudios histo•·iográ1icos, cnya atención ha p•·iyiJegiado los grandes n{tcleos urban
El eslt tdio de la ti pología de> esos asentamientos, que se hi 1.o en el capíttuo
permitió e-stablecer im portantes diferenc-ias ent•·e los de las llanuras dd Cal'íbe 'i
"•
r6 nbre este fenó meno anota Stuart Schwar1z -The LandPd Elite-. l.ouisa Schcll 1J ob~
y S usan M.igden Socolow, The Courtlryside. pp. H7- 121, p 97¡: ·
"Despite images of' pluncl<'r'Pd empi r•es, fnJ:)led rr1 int>s, bustli ng eities. and bullion- ladcn · ._
the ('Olonies of Spain and Pornr~.-al in Amcri('ll were essenüall~· agr<n·ian societies. L1 them. p . .,.
80 pE>rcent of tlH• population r-rsided in t11e cotmll:'·sidP or in small rural towns and derived ••.- .:
livelihood fro111 agr·iculture (Uld li1estock or· from tJrc snhsidi:u:_-· acti1•ities connected to them."·
··¡\ pesar de las imágenes de im peri os t>:--poliado r·Ps, fahul osas mi nas, b ulliciosns ciud ' ·...,.
y fl ows c:u·gadas rl e tesoros. las colonias d<' Espni\a y Pol'lltgal en Améri cn eran <>senci -
sociedades agra ri~s. En ellas, posiblemente (•] 80 po r ciento de la población r·esidía en el
o f'll pequeños poblados rurales.' deriY~ba su subsistencia de la agricuhura y la ganadería
actiYidad<'s subsidiar-ias conectadas con ellas.-
()(' ou·a parte, algunos es tudios han rrws tr·Mlo la cornp iPjidad e itnpor·Jancia del or-denami
político de estos as <·ntamientos c·n el contr·xtn Hispanoantericano. Vé:tse, p or ejemplo, RQ -
Hasket l. l ndigcnous Rulers. :-111 Erlmohislut-y ofTown Covemmenl Í11 Co lonial Cuema
.-\lbuqrwrque: Cniwr$ity of :\pw \ )e,.ico Press, I!-J91: Florencia E. ~\[allor1. ··[ndi:ul Cornmw · · ·
Political Cultures. ;wd the S tate iu Latín ,-\rnct·ica. 1780- 19<JO"". Journnl o( Lani1 Amrrica11 Sn
24 t_ Q uinePn tenary Sr•pplemen t). pp. 35- 53: C:h:u·les Gibson. Los Aztecas. cnp. 7 y .Mm·ra He
A:ng<"l, '"AuLorida(ll's lndige nas".
19 Dérvid Robinso11. -ch:uJgin!{ St'Ul ement pa uerns~. Estn t<>ndencia s(~ aprecia en los estu
bibliogr-áficos de Ric·hMd _\ [orse, ··]i·ends a11d lssues- : Fr-ancisco de Solano. R.ichar·d .111. ~\io
Jorge Enrique Hardoy ~- Richard P. Schaedel. -El proceso tu·hano -: " oodmw Borah. -Trends
Recf'u t Stuclies- y Fred Bronncr, -ur·b:u1 Soei<'t_\'-.
:nyéase. por eje111plo. \Yilliam B. Taylo r·. t!agistrates ~ftlw Sacrul y -\driaan C. '1111 O~s. Catholic
Colonialism. Esros <'studios result;:~n particularmente impo r·tantes, sobre todo ;<i se tiene en
(·nenta el paprl qtH' jugó el dero senrlnr· en té1•minos d<· la or·gan[zaciún <le la poblnctón y lo
poco que se cnrrocc sobre este sector de la iglesia (Louisa S hcll Hoberman y Susru1 Migdtm
Socolow. f"lu' (owrtryside. p. 267).
21
Se ha <'nt<·ndido este corrn·pto Pn los términos en que lo definen Pie rrc Bourdieu,
Oruline y Jami'S S. Duncan y :\aney Duucan. -\Re)t·eading thc Landscape~.
22 En tér·minos del ordenamiento espacial. ' 'éanst> fas consideraciones qu<' sobre este
pr·oblema hact>n Ja<'k -\nthon.'' Lica1<>. T/¡<' Crearion ofa .l!eiimn !,andscape ~ Cha..JI's Cibson. Los
A.::tecas. caps. ·~ .' 4.
C"ONCLUSIO:>IES
reforma militar de finales del siglo. 23 Esta si.tuaci ón conu·asta con la que se presentó
en las llanuras del Caribe, donde la institución de corte militar representada por la
capita1úa á guerra se generalizó en el siglo X\'IIJ.21 El predominio de esta institución
en la región Caribe, que no ha llamad o la atención de los investigadores a pesar de
su protagonismo en esta y otras regiones, como por ejemplo la provincia de Antioquia,
ref1ejó y expresó una diferente estrurturaciéH1 del ordenamiento polítieo en la re-
gión, caracterizado por la reducida presencia de las justicias y del clero. En términos
generales las gestiones a cargo del capitán á guerra fueron d iferentes a las del cot'!'e-
gidor de naturales andino, en buena med ida porque las labores de po licía en la
región Caribe, a diferencia ele las de los Andes centrales, f•·ecuenternenLe penetraron
en la órbita de lo militar, es decir, de los asuntos atinentes a la guerra.
A la presencia relativa de uno u ob:o estamento, se sumó la capacidad que tuvie-
ron las autoridades coloniales, para ejercer un control efectivo sobre los distintos nive-
les administrativos. En los .'\ndes centrales, el gobierno pm·ticula.r de la f>I·ovincia de
SantaJé recaía directamente sobre el presidente de la Aud.iencia,25 lo qut> le facilitaba
a este máximo representante de la autoridad central, ejercer un mayor control sobre
sus asuntos. Las racultades del cabildo de la ci udad, en lo atinente al manejo de la
provincia, se veían entonces limitadas por los poderes del mandatario. En lo que tenía
que \"er con la jurisdicción de la ciudad de Tunja, los corregidores de indios también
actHaban bajo la dirección del presidente de la Audiencia, lo que le permitía al funcio-
nario m:mtener un importante control sobre las actividades de esos m.agistrados.".~e; Lo
anterior, a vesa•· del nivel de autonomía que tenía el corregidor de esa provincia, por el
hecho de ser nombrado directamente por el rey.2i
En las llanuras del Caribe, por el contrario, las ciudades, y t>n parl.icular sus
cabildos, dispusieron de una mayor rapacidad de injet·encia sobre los territorios de su
jurisdicción. Sobre buena parte de la región las autoridades centrales tuvieron pocas
posibilidades de inter\'euir en los asuntos administrativos. Con frecuencia, tal gestión
no la pudieron adelantar las autoridades de las r·espectiYaS capitales proYin ciales. En
este sentido el caso de l\lompox fue casi que exu·emo. Esta villa, a pesar de no tener la
jerarquía de una eiudad .Y de estar subordinada al gobierno de la ciudad de Cart.agena,
ejerció su autoridad sobre una e:\.1:ensa área de las llanuras del Caribe, mucho mayor
que la de su propia jurisdicción, que no se restringió al territorio de su propia provin-
cia, sino que se extendió a la vecina provincia de Santa ~Iarta. Sin embargo en las
Uanmas del Caribe la mayor autononúa de las ciudades y villas y, en particular de sus
cabildos, para administrar sus territorios jurisdiccionales, no se tradt~jo en un mayor
control sobre la población. Como lo ha señalado\\ -illiams, refiriéndose al caso del Chocó,
la administración de los territorios lejanos a la administración virreina! hacía posible
que las autoridades actuaran con mayor impunidad, lo que exacerbaba las tensiones y
aumentaba los riesgos de confrontaciones violentas.2ll Desde esta perspectiva, lo que se
:n Yéase Allan 1\.uethe. Reforma .llilitar, pp. l07 y 206- -;; Jean-l\la•·ie Loncol. "Caballero y
Góngora·· y Germán Colmenru·es (romp.). Rdttciones e Injormfs , T. II, p. 284.
21 Esla institución l.ambién se c' slableció en Yucatán. dc)ncle el c.orrcgimiento de naturales
tampoco operó (Robert. \V. Patch. •lfa.ra and Spaniard in Yucnuín 1648- 1812. Stanford, Slan!"ord
l'niversity P1·ess. 1993. pp. 30- 1 .
:!.\ Germán Colmcnart!S (con1p.' . Relaciones e fnJormes. T. ll , p. 56 y Pedro Simón, .~·oticias,
T. IV, p. 525.
21
; Clises Rojas, Corregidores, pp. 378-9.
:e Ibid. \jna excepción la constituían los corregimit'ntos de Sogamoso y Duitama. enlajuri~<Licción
de la ciudad de 1\mja. ~· el de Zipaquir.í. ~ Ubaté. en la jurisdiccióu de la ciudad de Srultafé.yue eran
prO\istos pM el re~· Fr;mcisco :\.ntonjo Moreno y Escandón./ndios )' .11/esti:.os. pp. 42- 3).
28
Caroline r\. \\ illiams, "Resistance and Rebellion", p. 40"1.
29
Sobre estos problemas véase Magali Sarfatti, Spanish Bureaucralic Patrimonialism.
'10Lo relativo al p apel del ordenamiento espacial en la incorporación del orden social y
político como el orden natura[, se desanotló a partir de los sei'íalamientos que sobre el particular
formulan Jawes Duncan y Nancy Duncan, "(Re)reading de Landscape" y Pien·e Bourclieu,
Out!ine ofa Theory of Praclice.
~· Sobre la importancia del templo, en términ os de la incorporación del orden jerárquico de
la sociedad, véase David Robinson, "La ciudadn y "'El significado".
12 Véas e, por ejemplo, Juan Friede, Los Chibc/ws, p. 226 y Magnus Morner, "Las
Comunidades", p 74.
CONCWSIONES
cenLralidad,'l'l el control de los dcsplazarnientos de la población y su congregación cons-
tante y rutinaria en Jugares y días establecidos. Estos tres principios, fundam ~ ntal es para
quf' la población interioJizara el orden social y jerárquico colonial, tuY.ieron una presencia
relativamente débil e inconst<ullt> dE-ntro del ordenamiento Pspacial de la región Caribe,
lo que propició el desarrollo df' pautas culturales c_¡ue, en mayor o menor medida . se
al ~jahnn de lo estahlecido por la normaLiv.idad coloniaL Se phulleó igualmente, que este
alf!jam.iento no fue de carácter coyuntural, sino t¡ ue se empezó a estrucl tJJ'ar en fol'rn!l
temprana, y se inscr·ibió en el núcleo básico de la sociedad: la famil ia. ·
De otra parte. el manejo del espacio que se dio en la región resultaba poco
propicio para que los símbolos sagrados de la deidad cristia na recibieran tm trato
acorde con su jerarq1úa. Una y orra vez se lee en la clocLUl1entación que no se cumpl íH
c.on la decencia debida al culto divino. Dada la correspondencia existente e ut.re el trato
que se da a la deidad y el que se otorga a los incliv;duos que conforman la sociedad. 31
este fenómeno fue asociado cou la tendencia que se obsen ó entre la población a
establecer relaciones de carácter más horizoulal - esto es, Ill<ls Je igual a igual- , incluso
con las máximas aulot·idad es virreinales, coutr·aviniendo los esLr·i ctos pt·incipios de
jenu·quización que imponía el orden social y polit.ico colonial.
Pero adrm ás, las gentcs cie las llamtr·as del Cari br. ''l ibres'' , -díscolas " e
~indisciplinadas ··.
cuyo número iba en ascenso. podían sobreYi\·ir prescindiendo. en
buemt medida, ta11to de la normati\ idad colonial. como de los grandes hacendados,
comerciantes y mineros.'1" El espacio del que disponían y la movilidad que propiciaba
la adap tación al medio favorec ían estas tendencias. Se planteó que posiblement e
estn no s ignificó q ue vivieran libres de todo control y aj enos a las red es de poder'
colonial y se propuso, a manera de hipótesis, que para establecer este control fue
necesario recurrir· a mecanismos de tipo más '·horizontal'·. en el c_¡ue los regalos,
agasajos. bebidas y fiestas jugaran un papel ccntraL'16
Ese capítulo también examiuó el pr:oh l('ma de las ll amadas rochelas. Se pudo
apreciar que su organización sorial no variaba s ign.ifieatiYamente de la q11e se dio en
los sitios, aunque había asentamientos cu~·a organización distaba más que la de otl'Os
de las pautas establecidas por la cor·ona. El p1UllO de corte en tre ambos r·esultaba, sin
embargo, excesiYilnlE'nte confuso, incluso para las autoridades encargadas de s u reor-
ganiznción. Lo único que sobresn le, en términos del estab lecimiento de algún tipo de
difer·en<:ia, es qu e la distancia del asentamienlo o en tre los asentamientos d iticnltaba
el control de la población por parle de las autoridades. Sin embargo, el p•·oblema de
fond o se originaba en las autoridades mismas ..\a que mostraban poca disposición por
ejerce!' ese contr·ol o. al menos, pOt' hacerlo denlt'O de los pM·ámetros es t:~hl ecidos pot·
la corona. Se pud o desarrollar as í en las llanu•·as del Carihe ILLl tipo de ordeuamient"o
social que, en últimas, suhvcr'1Ía el ord en colonial, no sólo porque se alejaba del
mismo, sino porque su existencia mostra ba que era viable sobl'evivir siguiendo pautas
sociale · distintas a las establecidas por la sociedad colonial.
El capítulo \l. estudió la confrontación territorial en tre el Estado colouial y los
"Indios Bravos", a pm·tir del estmlio de caso de los Chimila, uuo de los grupos c¡ue
l. ARCHIVOS
1. Sección Colonia
Cabildos: 5 y 11
Caciquesehuii.os: 1, 9, 10, 12, 17,25, 28, 42, 45, 46, 49, 56, 63y72
Censos Redimibles Tizrios Departamentos: 6 y 8
Competencias CundiJuunarca.:5
Consulados Colonia: 1
Conventos: 2, 6, 9 y 15
Curas y Obúpos: 7, 8, 13, 25, 26, 29 y 49
Empleados Públicos BolíPar: 3, 4, 7, 24 y 29
Empleados Públicos Cundinamarca: 1, 4 y 14
l?stadística (-4ne.xo Colorua-): 1
Fábric.a.deiglewas: 11
Fincas Antioquia y BO)'·acá: tomo único
Historia Ci~Jtl: 14.y 18
Historia.Ed.esiástica: 15
Juicios Criminales: 184 y 201
Jl1ilicias yMarina: 116, 121, 122, 123, 125, 126, 127,130, 133, 137 y 148
Mi.nas Tolim.a :4 y 5
Miscelánea Coloma: 6, 10, 22, 44 y 123
.\'egros.rEsdavosJ!agdalenn: 3
Notaría la. de Bogotá: 140
Notaría 2a. de Bogotá: 90
Pohlariones floyacá: 1
Poblar-iones 1árias: 4. 5. 1. 8, 10 y 11
Policía: 2
Quinas: tÍn ico
Real Audit>ncia Cundina.marm. 1
Residencia.\' rundinamaTca: 4, 5, 7 y 9
Testam('nfanásBolí(Jar: 10
Tit>rras .IMgdalen<l:1
Tribwos: 5. 15 y 20
Vim:yes: 9, 13 .r :16
Visitas Bolí(Jar: l y 6
Visitas Boyncá: 7
h:~itas Bo.racríJ' .\antander: 9
Vi.wias CimdLiwmarcLI: 7. 8 y 9
2. s~cción Mapoteea
JJapo1eca: 2, 'Í y G
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