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MONICIÓN DE ENTRADA:
«De las manos de Dios venimos,
a las manos de Dios volvemos»:
ORACION COLECTA
Oremos:
Señor Dios,
ante quien viven los que están destinados a la muerte
y para quien nuestros cuerpos, al morir, no perecen,
sino que se transforman y adquieren una vida mejor,
te pedimos humildemente que acojas
a tu hijo(a) N.,
para que pueda resucitar con gloria
en el día grande del juicio;
y, si en algo pecó contra ti durante esta vida,
que tu amor misericordioso
lo(a) purifique y lo(a) perdone.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Primera lectura:
Lectura del libro de la Sabiduria 3,1-6.9
Las almas de los justos están en las manos de Dios
y ningún tormento podrá alcanzarlos.
A los ojos de los insensatos están bien muertos
y su partida parece una derrota.
Salmo 118.
R:Alaben al Señor, porque él es bueno.
Evangelio:
A tus manos encomiendo mi espíritu
Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a
ellas dos varones con vestiduras resplandecientes;
y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué
buscan entre los muertos al que vive?
No está aquí, sino que ha resucitado. Acuerdense de lo que les habló,
cuando aún estaba en Galilea,
Homilía:
¡Ha resucitado!».
Amigos míos,
este momento de Cristo es trascendental
para la humanidad entera,
para todos nosotros y para nuestro hermano(a) N.,
porque la suerte del Señor es nuestra suerte
y el ciclo de nuestra existencia recorre sus mismos pasos:
Seguraamente todos,
especialmente los más cercanos a él,
fueron testigos de las muchas cualidades
que tenia nuestro (a) Hemano(a)
y que tantas veces puso en bien de los demás,
de su familia,de su esposa(o), hijos...,
de sus amigos, vecinos y de otras muchas personas.
No nos resignamos
a que todo eso quede «hecho añicos»
por la muerte.
Pues miren:
por una parte
podemos conservar imborrable en nuestras propias vidas
todo lo bueno que de él recibimos y valoramos.
Y lo va a modelar en perfección,
ya irrompible para siempre, nuevo(a) y resucitado(a)
para la vida eterna, dichoso(a) y feliz.
COMUNIÓN:
Comulgar con Jesucristo es remarcar nuestro sello cristiano,
es incorporarse a su suerte.
CANTO O RESPONSORIO.
La fe y la esperanza de esta celebración,
la resumimos y expresamos ahora con esta canción
que entonamos antes de la oración final.
Te damos gracias
por todos los dones con que lo(a) enriqueciste
a lo largo de su vida;
en ellos reconocemos un signo de tu amor
y de la comunión de los santos.
Dios de misericordia,
acoge las oraciones que te presentamos
por este hermano(a) nuestro(a) que acaba de dejarnos
y ábrele las puertas de tu mansión.
Agradecimiento de la familia:
La familia de N: desea agradecerles su presencia,
Y las muestras de aprecio que sienten por nuestro(a) querido(a)
Hermano(a) N.
y sobre todo por su compañía y oraciones en esta eucaristía.