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Si alguien se encuentra
normalmente de buen humor, con optimismo y con una actitud vital, se puede decir que es
alguien jovial.
La idea de jovialidad implica un estado de ánimo alegre y, al mismo tiempo, una energía
interior. Esta expresión de alegría es muy común en la infancia, ya que en circunstancias
normales los niños se comportan con vitalismo y buen ánimo.
Cuando afirmamos que una persona es jovial, estamos describiendo una cualidad muy
positiva, pues se trata de una manera de afrontar la vida huyendo de la melancolía o la
tristeza.
Sentirse jovial es una necesidad y existen una gran variedad de manifestaciones culturales que
están orientadas a este fin: la fiesta, el baile, el juego o el humor. De una manera espontánea
huimos de lo triste y buscamos aquello que nos resulta lúdico y que estimula la jovialidad. Es
tan importante este aspecto, que se expresa en contextos muy diversos. De hecho, existe una
moda jovial, pero también la decoración de una casa o el ambiente que se respira en un lugar
pueden ser joviales.
La jovialidad es aplicable a la personalidad, pero también a los pueblos. De hecho, hay culturas
con esta forma de ser. Los pueblos caribeños son conocidos por su espíritu desenfadado y
amigable, así como por unas manifestaciones culturales lúdicas especialmente alegres (por
ejemplo, el baile y la música). Su jovialidad está muy relacionada con la ubicación geográfica,
pues al vivir en una zona tropical el clima es apacible y hay muchas horas de luz. Así, las
circunstancias ambientales tienen un papel decisivo en el estado de ánimo, algo que también
resulta evidente cuando se trata de climas fríos, desapacibles y con pocas horas de luz.