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Pasos prácticos en la traducción de

documentos
25 mayo, 2016 By Adrián 1 comentario

Hace poco, en PerMondo, la iniciativa de traducciones gratuitas para


asociaciones sin ánimo de lucro, nos pidieron información sobre cómo
llevar a cabo la traducción de un documento o archivo de forma
profesional.

Así, hemos creado este artículo que esperamos pueda servir a cualquier
persona (profesional o no) que quiera traducir textos de un idioma a otro
a hacerlo de una forma más sistemática y profesional.

Os dejo con el artículo de Thomas McGuinn, traducido del inglés. Como


siempre, si conoces a gente a quien pueda resultar útil, ¡compártelo con
ellos! A la iquierda encontrarás unos botones para ello.

Sobre la traducción
La traducción es el producto resultante de una serie de procesos: no se
trata solo de un simple traspaso de información de un idioma a otro y eso
es lo que lo convierte (en la actualidad) en un imposible para cualquier
máquina.

A continuación te hablaré de los pasos que te permitirán traducir


documentos de una forma más metódica y profesional.

Para conseguir una traducción de calidad y que se lea bien en tu lengua


de destino, es muy útil seguir un sistema. Por ello, puede ser muy útil
seguir una metodología bien estructura.

Puedes leer el artículo de principio a final o saltar de un título a otro


según lo que más te interese.

Antes de empezar a traducir


El proceso de realizar una traducción no se centra solo en la traducción
en sí. Es un proceso muy amplio en el que las fases pre y post traducción
son cruciales. Para hacernos una idea de la tarea que tenemos por
delante, podría ser útil apuntar unos puntos y preguntas clave que
debemos plantearnos antes de comenzar cualquier trabajo de traducción.

 Acepta el hecho de que no existe una traducción «perfecta»


 Pregúntate, ¿cuánto tiempo tienes para acabar la traducción?
 ¿De qué trata el texto?, ¿conoces el tema?
 ¿Para quién es la traducción?, ¿quién la va a leer?

Acepta que no existe una traducción «perfecta»


Muchos traductores viven inmersos en la búsqueda de la perfección.
Aunque ser perfeccionista es una cualidad admirable, es inevitable que
por ello no nos lleguemos nunca a sentir plenamente satisfechos. De
hecho, una mentalidad perfeccionista puede afectarnos de una manera
muy negativa en el mundo de la traducción, dado que la traducción
«perfecta» es prácticamente inexistente.Una vez que el traductor acepte
este hecho será capaz de traducir mucho más rápido y con mucha más
fluidez.

El plazo para una traducción


Al igual que todo el mundo, los traductores también tienen que trabajar
dentro de unos plazos y cada traducción debe tener una fecha límite, ya
que si no, tenderemos a alargar la ejecución hasta el infinito.

Que seas capaz de entregar la traducción dentro del plazo acordado


dependerá de diversos factores:

 Otros encargos

Todos los traductores deberían llevar un registro detallado de todos los


encargos que estén llevando a cabo en el momento, junto con un registro
de las respectivas fechas límite. Aquí tienes más información sobre
cómo convertirte en un gran profesional de la traducción.

 Otros compromisos

Los traductores son, lógicamente, personas con compromisos familiares


y otras responsabilidades. Asegúrate de tener en cuenta tus demás
compromisos cuando hagas tu plan de trabajo.

 Tu velocidad de traducción

Como traductor, es importante conocerte a ti mismo y conocer tus


limitaciones; puede que los traductores con experiencia puedan traducir
entre 2500 y 3000 palabras al día (en el blog de traducción jurídica se
habla de 2500 a 3500), pero cada uno trabaja a su ritmo y los traductores
inexpertos puede que solo consigan hacer 300 palabras por hora. Y,
aunque la velocidad no sea el objetivo de la traducción, ser rápido es
muy útil para calcular cuánto tiempo te llevará completar un encargo y
para saber si vas a poder realizarlo.

 Familiaridad y especialización

No hace falta decir que tu familiaridad con un campo específico y tu


especialización en este mismo tendrán un gran impacto en tu velocidad
de traducción. Especialízate en campos específicos, como por ejemplo
medicina o derecho, y así será más fácil la comprensión de textos
técnicos; gracias a una mejor comprensión de estos, tu velocidad
incrementará.
 Herramientas a tu disposición

Crea y usa glosarios de términos especializados. En el pasado, los


traductores especializados tenían que recopilar sus propias listas de
palabras y términos técnicos, con todo el esfuerzo que esto conlleva. Sin
embargo, hoy en día gracias a Internet podemos compartir nuestros
propios glosarios y descargar aquellos compartidos por otros. Aquí te
dejo un ejemplo.

Los glosarios son el complemento perfecto para herramientas de


traducción asistida por ordenador (CAT, por sus siglas en inglés),
como Trados o Across. Aunque es cierto que para empezar, Trados o
Across pueden ser herramientas de traducción asistida demasiado caras.

Merece la pena acostumbrarse al principio a utilizar sistemas más


simples (y gratuitos o con versión semigratuita),
como Wordfast u OmegaT.

Crear glosarios puede parecer un gran reto al principio, pero seguro que
mejorará tu velocidad de traducción si con frecuencia traduces textos
similares de un campo concreto. Por suerte, hay instrucciones bastante
útiles sobre cómo hacerlos.

Google Translate es para muchos traductores el enemigo público número


uno (quizás junto a tarifas bajas, agencias y errores ortográficos y
gramaticales). Con todo, es una herramienta que puede según el caso,
puede resultarte útil para traducir más rápidamente y que si no entiendes
el idioma en el que está escrito algo, puede darte cierta información
sobre lo que dice.

Sin embargo, si no entiendes el texto que tienes que traducir, NUNCA


deberías fiarte de Google Translate. Es decir, solo te sirve si no lo
necesitas, ya que te dará ideas para traducir algo y así, quizás te permita
traducir más rápido. También podría ocurrir que ralentice tu traducción y
te lleve a cometer errores. Para principiantes, no suele ser aconsejable
usar esta herramienta.

¿De qué trata el texto y a quién va dirigido?


Antes de comenzar a trabajar en tu traducción, es esencial que leas el
texto original al menos una vez para hacerte una idea general del tema
de este. De esta manera, sabrás qué información tienes que
buscar online o si tienes que buscar una fuente impresa. Así también
podrás empezar a pensar en el vocabulario especializado que tendrás
que usar.

La intensidad y la minuciosidad que pongas en tu primera lectura


dependerá naturalmente de la cantidad de tiempo que dispongas para la
traducción y de la longitud del texto.

La primera fuente de información viable siempre deberían ser libros de


referencia, información online y textos paralelos. La llegada de Internet a
nuestras vidas trajo consigo una cantidad sin precedentes de libros y
artículos, disponibles todos en un mismo sitio. A la mayoría de ellos
podemos acceder de forma gratuita y las 24 horas del día.

Aunque esto pueda parecer un tópico, Wikipedia es una fuente muy


valiosa de información que podemos utilizar para leer sobre el tema del
texto. Si consultas las páginas en el idioma de origen y en el de destino,
puedes encontrar la traducción de cierta terminología específica, como el
ejemplo del término económico de los dos links anteriores.

Otras fuentes de información que pueden resultar de utilidad son los


foros de traductores como los que ofrece ProZ y, para temas más
generales, WordReference. En estos foros puedes publicar tus dudas,
que más tarde serán resueltas por otros traductores. Además, puedes
responder a las preguntas de otros traductores para así aumentar tu
visibilidad en estos foros.

La primera lectura del texto original debería dar respuesta a las


siguientes preguntas, las cuales tienen una gran importancia para
cualquier traductor y cualquier texto:

¿Cuál es el estilo y el registro del texto?


El estilo y el registro del texto original también tiene que traducirse para
conseguir una buena traducción. Este aspecto es especialmente
importante a la hora de traducir textos de marketing, ya que el estilo
comercial de estos es la clave para hacer que los clientes compren el
producto. Si tu traducción hace que el texto pierda su intención
comercial, tu cliente final podría perder mucho dinero.

El registro formal o informal es algo a tener en cuenta cuando


traducimos, por ejemplo, de español a alemán; mientras que en español
el «tú» se utiliza con más frecuencia que la forma de cortesía «usted», en
alemán se utiliza con mucha más frecuencia la forma de cortesía «Sie»
cuando nos dirigimos a una persona adulta a la que nunca hemos
conocido. Sin embargo, puede que haya algunas excepciones en textos
comerciales alemanes en los que el vendedor quiere «acercarse» al
comprador.

¿Qué vocabulario encontramos en el texto?


Es muy importante que el vocabulario especializado se traduzca
correctamente.

Como ya mencionamos antes, los diccionarios especializados y las


referencias pueden ser de ayuda con esto. No obstante, el vocabulario
es algo que debemos tener en cuenta también a la hora de traducir
textos que no sean tan técnicos pero que, por ejemplo, tengan un cierto
trasfondo cultural; puede que en el texto original haya referencias a
comida o fiestas típicas que tengas que explicar para los lectores de tu
traducción.

Aún así, es importante que solo traduzcamos lo que tenemos ante


nuestros ojos, sin dar ningún tipo de valoración personal. Puede que
algunas partes del texto no se puedan traducir literalmente, por lo que
tendremos que encontrar la forma de sortear esta clase de obstáculos en
una traducción.

Generalmente, lo más importante es transmitir el mensaje que el autor


quiere hacernos llegar y no solo limitarnos a traducir las palabras y
expresiones exactas que haya usado en su idioma. La traducción de
referencias culturales es a menudo tan complicada que incluso ha
comenzado a ser sujeto de estudio.

Mientras que normalmente es útil aportar explicaciones referentes a la


cultura (después de todo, un traductor debe partir de la suposición de
que sus lectores no tienen conocimiento ninguno de la lengua de origen
del texto, o incluso de la existencia de este) algunos documentos pueden
contener palabras y conceptos imposibles de traducir, como por ejemplo:

 Nombres de marcas (Apple → Manzana)


 Nombres propios (George Michael → Jorge Miguel)
 Nombres de asociaciones u organizaciones (Real Madrid → Royal
Madrid)
 Leyes (pueden tener una traducción, pero se debe conservar el
original)
 Tipos de empresas (GmbH → SL.)

¿A quién va dirigida nuestra traducción?


El lector del texto determina en cierta manera el registro y el estilo de
nuestra traducción. Cuando tienes conocimiento de qué personas van a
leer el texto original y qué personas van a leer tu traducción, puedes
adaptar el registro y el estilo para ajustarlo a los futuros lectores.

Dudas y problemas a la hora de traducir


Después de haber leído el texto y de haber tenido en cuenta todos los
puntos clave que comentábamos al principio, estarás en una posición
mucho mejor para empezar a traducir el texto que tienes delante. No
obstante, hay muy pocos textos que no presenten ningún problema o
dificultad para el traductor.

Cuando nos surgen dudas al hacer una traducción y no podemos


resolverlas con los diccionarios o las referencias antes mencionadas, lo
más práctico que podemos hacer es preguntar a otros traductores.

Es muy recomendable para cualquier traductor saber manejarse bien en


foros y en persona, así como tener amigos o compañeros a los que
acudir en estas situaciones. Lo ideal sería tener un montón de amigos
traductores que sean hablantes nativos de tus lenguas de trabajo. Los
foros antes mencionados, como los de ProZ y WordReference, pueden
ser perfectos para esto.

Con todo, es muy importante que no nos quedemos atascados en las


partes problemáticas del texto. Si es necesario, haz comentarios
mientras avanzas en la traducción para así poder comentar con la
persona correspondiente las partes del texto original que te supongan un
problema. Esta persona podría ser un gestor de proyectos, el autor del
texto original o el mismo cliente.

Revisa tu traducción
Como traductores, ya sea como voluntarios o como profesionales, es
fundamental que cuidemos el resultado final de nuestro trabajo.

En lo que respecta a la calidad final, debemos revisar a fondo nuestra


propia traducción. Para ello, una herramienta muy buena que podemos
utilizar es el corrector ortográfico de Word o del programa que utilices
normalmente. Esto nos ayuda a evitar cometer errores causados por un
resbalón de dedos sobre el teclado o por estar pensando en demasiadas
cosas a la vez, como por ejemplo errores de concordancia o palabras
repetidas.

Aún así, se necesita una revisión más exhaustiva para asegurarnos de


que el significado y la terminología son correctas. Para empezar, es muy
útil alejarte de la traducción y dejarla «reposar» al menos un día antes de
volver a leer lo que has escrito. De esta manera, podrás evitar errores
evidentes que antes se te habían escapado. Puedes encontrar muchos
consejos online sobre cómo llegar a ser un mejor revisor.

Otro punto de vital importancia es una segunda revisión llevada a cabo


por otra persona. Las razones de esto son obvias: la segunda persona no
tiene conexión ninguna con la traducción y, por lo tanto, no está influida y
tiene una perspectiva más general que será de ayuda para encontrar
errores y para señalar fragmentos que podríamos mejorar.

El segundo lector no tiene por qué conocer el idioma original; de hecho,


si el segundo lector solo habla el idioma del texto final, esto le ayudará a
darse cuenta de si tu trabajo «huele» o no a traducción. Es muy
importante que cualquier traductor sea capaz de aceptar las críticas a la
hora de recibir consejos de alguien.

Otra parte fundamental de cualquier revisión es el formato. Aunque es


más práctico centrarse en el formato del texto original a la vez que vamos
traduciendo, esto es a veces una tarea imposible si utilizamos
herramientas de traducción asistida. Aún así, es importante respetar el
formato original del texto para que puedan utilizar o publicar tu traducción
sin necesidad de un trabajo adicional de edición.

El formato es especialmente importante cuando traducimos páginas web


o textos con imágenes y gráficos. Más que el simple hecho de añadir un
componente estético a tu traducción, si respetas el formato original
estarás ayudando a tu cliente. Si damos por sentado que el cliente no
conoce ni el idioma de origen ni el de destino, este será capaz de ver
cómo las diferentes partes de la traducción encajan con el documento
original gracias a haberle dado un formato exacto.

Guarda tu trabajo
Antes de explicar cómo debes guardar tu trabajo de una manera
inteligente, es importante señalar que debes ir guardando tu traducción
según vas avanzando, no solo al acabar. Cuando traduzcas un
documento, es importante que modifiques el nombre del archivo, de
forma que no lo pierdas y puedas luego encontrar el original y usarlo si
tuvieras algún accidente o problema. Lo mismo ocurre cuando se trate de
la versión revisada, con marcas, o de la traducción final: ¡modifica el
nombre!

Así, si el original se llamaba «traducir un documento.docx», la traducción


al alemán debería llamarse «traducir un documento_DE.docx» o, si es la
segunda versión «traducir un documento_DE_v2.docx»

Si ya has pasado la fase de revisión, la revisión realizada por ti podría


llamarse «traducir un documento_DE_rev.docx», la revisión comentada
por el cliente o por otro traductor «traducir-
documento_DE_rev_com.docx», tu segunda revisión «traducir-
documento_DE_rev2.docx» y la versión final «traducir-
documento_DE_fin»

Conclusión
Como traductores, es importante que sigamos una metodología bien
estructurada a la hora de trabajar, para así no perder la perspectiva
general de la tarea que tenemos por delante.
En cuanto a la traducción, podríamos decir que en términos generales
hay tres fases principales del proceso de traducción: lectura
inicial, traducción yrevisión. Sin embargo, como hemos podido ver a lo
largo de este artículo, cada una de esas fases puede estar dividida a su
vez en innumerables y complejos procesos.

Esperamos que esta pequeña guía te ayude a enfrentarte a tu trabajo de


una manera más organizada y estructurada, porque recuerda: traducir no
consiste simplemente en cambiar las palabras en un idioma por otras en
otro diferente.

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