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FORO 1.

LA EDUCACIÓN DE NIVEL SUPERIOR

1.- ¿La educación superior de México en el siglo XXI, muestra una


evolución con respecto al siglo pasado?

No cabe duda que el panorama de educación ha cambiado por


completo en este nuevo siglo, ya que la educación tradicionalista poco a poco
está derrumbando. Es la misma sociedad la que se va apartando de las
regulaciones y limitaciones excluyentes impuestas por la jerarquía organizativa
que dice que la Universidad está "abierta a las comunidades". Sin embargo, la
apertura institucional es sólo para aquellos que sepan adaptarse a la estructura
organizacional; para aquellos 'buenos ciudadanos' que sepan obedecer las
imposiciones de sus superiores. Pero en realidad le cierran sus puertas en la cara
a los que actúan y piensan diferente; a los que cuestionan la 'transparencia' con la
que se ejecutan las decisiones importantes. Todo lo que represente un 'cambio' se
convertirá en una seria amenaza contra el sistema vigente.

Nuevos centros sociales de enseñanza y aprendizaje formal/informal se


establecen en las dimensiones digitales. Las comunidades de práctica, redes
cognitivas, entornos de colaboración y redes de apoyo profesional, están tomando
mayor interés por parte de la sociedad hiperconectada. Las personas se han dado
cuenta que las instituciones siguen manteniendo sus estructuras burocráticas,
mientras que los problemas se siguen acumulando por falta de atención temprana
y decisiones adecuadas.

Una representación del siglo XX y XXI, en la educación, sería la siguiente:


2.- ¿Qué retos enfrenta en el presente la Educación Superior?

El proceso de globalización ofrece un gran potencial de crecimiento


económico y abre nuevas oportunidades, pero reservadas para los que tienen
capacidad competitiva, pues excluye, en forma creciente, a los que no la tienen.

El mejoramiento substancial de nuestra competitividad implica, entonces,


conocimiento, tecnología, manejo de información, destrezas; significa elevar la
calidad de nuestros sistemas educativos y la preparación de nuestros recursos
humanos al más alto nivel posible, formar la “inteligencia científica” de nuestros
países. Competitividad implica incorporar el progreso técnico a la actividad
productiva. Hoy en día no sólo compiten los aparatos económicos y las empresas,
sino también las condiciones sociales, los sistemas educativos y las políticas de
desarrollo científico y tecnológico. En realidad, es la sociedad entera, el país
mismo, quien compite y no sólo el sector empresarial. “La carrera económica y
geopolítica del siglo XXI, afirma Hernán Gómez Buendía, es una carrera entre los
sistemas educativos”. Tal sentimiento abarca los sistemas educativos, sin que
escapen las propias universidades. El reto consiste en transformar la
incertidumbre en creatividad.

Simón Schwartzman, menciona una lista de retos que enfrenta la educación


superior:

1.- Los sistemas de educación superior continuarán creciendo.

2.- El proceso de diferenciación debe seguir ampliándose, a pesar de las presiones en el sentido
contrario.

3.- El factor dinámico de los cambios futuros no será dado por el componente de investigación de
los sistemas universitarios

4.- Los recursos públicos para la educación superior no seguirán creciendo en la misma proporción
que el número de estudiantes.

5.- Hay muy pocas oportunidades de reformas profundas de los sistemas de educación superior.

6.- El papel de las agencias internacionales en la financiación de la educación superior deberá


también ir cambiando.

Con este podríamos decir que, La globalización es un factor que abre


puertas, pero solo para quienes están preparados y se encuentran en un estatus
social, para los demás que no están capacitados para los retos y cambios que
involucran la globalización no se encuentra oportunidades con igual proporción. Y
que para la educación tengan un futuro mejor debe comprender los cuatro pilares,
que son: “aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender
a ser”.
3.- ¿Una alternativa de progreso para la sociedad es aumentar la
oferta de profesiones?
Es importante señalar, que la sociedad se encuentra en un crecimiento
constantes hablando de forma demográfica; a tal punto que se ha sobre pasado
los espacios para cumplir la demanda en el ámbito educativo, lo cual llevó al
gobierno a abrir más instituciones o ampliar la matricula en las ya existentes; con
esto se podría decir que se siguen formando nuevos profesiones que en un futuro
no muy lejano contribuirán en la sociedad.

Pero que sucede cuando estos egresan de las diversas licenciaturas, para
cubrir diferentes aspectos en la sociedad, pues se encuentran con la realidad que
vive nuestro países, la demanda de espacios para ejercer sus profesión, esto
puede deberse, a que en el sector laboral no existe los vacantes suficientes para
que los nuevos egresados pueden trabajar en ellos.

La diversificación es otro fenómeno importante que ha caracterizado a la


educación superior mexicana. Si bien es cierto que el ideal universitario de un
remanso intelectual donde se forme a los estudiantes en humanidades, artes y
ciencias sigue siendo una aspiración importante para las IES (especialmente las
públicas), la realidad contemporánea ha influido grandemente en la modificación
de las concepciones sobre la universidad y sus funciones. Olivé (2001) y Díaz
Barriga (2000) entre otros, han puesto de manifiesto cómo la educación superior
mexicana ha sufrido importantes transformaciones funcionales y ha tenido que
acoplarse a las necesidades "profesionalizantes" que la sociedad y el mercado
laboral están marcando. Las transformaciones del sistema educativo superior
mexicano se pueden dividir en dos: 1) la profesionalización de los programas de
estudio en instituciones públicas y privadas, y una adecuación a las necesidades
del mercado y 2) la instauración de nuevos tipos de instituciones que atiendan
directamente las necesidades de formación de los profesionales en el mercado
laboral.

Según Díaz Barriga (2000) existen tres etapas que caracterizan la


tendencia profesionalizante de la educación superior mexicana: a) el lapso
llamado "el proyecto desarrollista", entre 1950 y 1970, especialmente vinculado al
desarrollo industrial, b) el llamado "desarrollo compartido", entre 1970 y 1982
y c) la etapa de la "modernización" que inicia en 1982 y aparentemente se
mantiene en nuestros días.

La conformación de nuevos tipos de instituciones de educación superior y


de la figura de profesional asociado o técnico superior universitario (TSU) fue otro
mecanismo de adecuación profesionalizante que siguió el sistema de educación
superior mexicano. Villa Lever y Flores–Crespo (2002) narran cómo el gobierno
mexicano creó en 1991 el Sistema de Universidades Tecnológicas con la premisa
de que este tipo de institución prestaría un servicio importante a los sectores
productivos "permitiendo a los estudiantes llenar satisfactoriamente sus
expectativas de formación académica y desempeño profesional" (Villa Lever y
Flores–Crespo, 2002). La expectativa es que las universidades tecnológicas
puedan: a) contribuir a la conformación del capital humano nacional, b) diversificar
cuantitativa y cualitativamente la oferta de estudios superiores y c) ampliar las
posibilidades laborales a los pobladores de regiones económicamente
desfavorecidas.

No obstante, a los esfuerzos del gobierno en el ámbito educativo, para que


existe un progreso en la sociedad, los resultados no son muy alentadores.

4.- ¿Es posible desarrollar en la universidad y educación superior


procesos educativos que desarrollen las habilidades, conocimientos,
actitudes y valores de los estudiantes?

Entre las finalidades de la institución universitaria destacan, además de


proporcionar una preparación técnica y profesional adecuada, contribuir a la
formación de personas maduras, reflexivas y críticas, y despertar en el alumno
universitario el interés por cuestiones cívicas (Llano, 2003). Se podría decir que
esto supone dos aspectos: uno crítico y otro participativo. De ahí que la
universidad no puede conformarse con ser una mera transmisora de saberes
instrumentales, sino que también ha de reconocerse como colaboradora en la
educación de futuros profesionales y de futuros ciudadanos.

En este sentido se apunta a fomentar en los alumnos el desarrollo de dos


tipos de competencias (Veldhuis, 1997; Naval, 2000):

• Competencias intelectuales. Facilitan a alumnos la conquista del pensamiento


crítico, ayudándoles a ser ciudadanos reflexivos capaces de plantear una crítica
abierta y constructiva ante las realidades sobre las que reflexionan. Entre estas
competencias destacarían, entre otras, el liderazgo personal, la integridad y la
capacidad de tomar decisiones.

• Competencias participativas. Ayudan a los estudiantes a incrementar su


compromiso cívico y a ejercer una ciudadanía activa de un modo responsable.
Entre éstas destacan especialmente las habilidades de comunicación, las
habilidades de negociación, la capacidad de resolución de problemas y conflictos,
la iniciativa, y el trabajo en equipo.

Para promover una educación ciudadana en la educación superior, el


desarrollo de competencias intelectuales y participativas constituye una de las
posibles vías para fomentar el pensamiento crítico de los universitarios, para
despertar su preocupación por involucrarse en la mejora organizacional, y para
incrementar el compromiso cívico que facilitará la revitalización de las
democracias.

El desarrollo de competencias profesionales, al igual que cualquier otro


contenido educativo supone adquirir conocimientos, suscitar actitudes favorables
para la acción –que dan a las competencias su carácter predictivo y estable en el
tiempo (Cardona y García–Lombardía, 2005)– y desarrollar habilidades que
permitan su ejercicio de un modo eficaz. Los conocimientos, las actitudes y las
habilidades se adquieren y desarrollan mediante la docencia, la orientación y el
entrenamiento, respectivamente. Existen diferentes metodologías para fomentar
ese proceso, tales como la lectura y la reflexión sobre diferentes textos o la
realización de distintas actividades individuales o en clase, entre otras.

En definitiva, se trata de ayudar a descubrir el valor de poner la libertad


personal al servicio de la mejora personal, profesional y social.

Referencia Bibliográfica:

 Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación


Superior (ANUIES) (2001), Anuario estadístico 2001, México, ANUIES.

 CAMACHO, V.; PINEDA, L. y BARREDO, C. La Universidad Dinámica o


Proactiva”. Tendencia de la Educación Superior en el Nuevo
Milenio.http://bvs.sld.cu/revistas/mciego/vol9_02_03/educamed/em5_v9_0203.htm

 DELORS J ET AL. 1996. Learning: The Treasure within. Report to UNESCO


of the International Commission on Education for the 21th Century. París:
UNESCO Publishing

 DÍAZ BARRIGA, Ángel (1995), Empleadores de universitarios. Un estudio


de sus opiniones, México, Miguel Ángel Porrúa, pp. 15–46.
 La Educación Superior en el Umbral del Siglo XXI. Caracas, Venezuela.
Colección Respuestas, Editorial CRESALC-UNESCO; 1996.
 Latapí Sarre, Pablo. (1998). La Educación Superior en el Umbral del
Siglo XXI. En Un Siglo de Educación en México. Tomo II. (pp. 298-324). México:
F.C.E.

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