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Areyto de a por
hombres
Prólogo de:
Manuel Figueroa-Meléndez
Areyto de a por hombres
ISBN-13: 978-1724278401
ISBN-10: 1724278401
8 – Gabriel Meroli
…que con la mirada tropical
desgarran el palpitar del cuerpo.
10 – Gabriel Meroli
y me encuentro de nuevo entregándome,
a aquellas palpitaciones de mi cuerpo,
envueltas en un hombre sin dueño.
…a Yaya le pido
que las caracolas del Mar Caribe se
[impregnen
en su cabellera incolora con sutileza.
…
12 – Gabriel Meroli
amar y ser amado. Ante esta necesidad el poeta reinventa y
reconoce su capacidad como creador y se valora en su
dimensión humana:
18 – Gabriel Meroli
Siéndose hombre, solo así,
palpo el gusto de este empeño.
Es entregarme al insaciable sueño
de hombres, culpable de mi
insomnio, y sin más razón…
roce fraternal.
busco entregarme al mínimo
escondidas bajo la Luna,
al fulgor entre las nieblas
quienes
mojándome con ustedes
efímero, mirar de agua soy
multiplicado por lo
prohibido
aúlla.
mi pecado al Eros
sudor del jardín de piel(es) al Sol
placer de mi hiel
Es mi mundo al inverso besos
20 – Gabriel Meroli
los diamantes que de tu piel brotan
se esfuman al tocarles,
es la lujuria dueña de mí y mientras
mi reflejo en carne duerme,
me escurro como serpiente de seda,
delicadamente me enrosco
a tu pierna, mordiéndola.
Mientras él se entrega a redes discordantes,
yo adoro la estatua caribeña
que frente a mí, añora un roce de caimito.
Me urgen las vibraciones a
los cabellos chocolate y me hurgo en
el epicentro de tu surrealista pantano.
Mi lengua te penetra la elástica rosa tela,
y con el asombro de mi mortal lengua,
arqueas el antes gélido torso.
Me adentro más profundo y tus
gemidos comienzan a salir,
te hago mío y con mis dedos te silencio;
siempre dedicado al encanto sexual.
El otro continúa en limbo
y yo prosigo susurrándote mil y
una vez mi nombre, E. B. Nates,
al oído para enamorarte…
cada día mientras hacemos del amor arte,
hasta que nuestros cuerpos
sienten elevarse.
Se forja el cosmos cuando el bastón
se funde con la galáctica rosa
náutica y de nuestros colores
se expulsa la purificación del alma.
Y aquí me tenéis, entregado por ti
y sin importarme un pito
lo que diga mi hermano.
22 – Gabriel Meroli
Chocolates,
pisco
sour,
diamante de labios.
Carne de pliegues,
chorrera de disfraces,
amatistas ovaladas
que transpiran la mirada.
Almohada ensalivada
como culebra de seda,
que a mi tosca alma enreda.
Astro, espuma,
es tu voz la que me abruma
y con tus pupilas la sed esfumas.
24 – Gabriel Meroli
Y me encuentro de nuevo entregándome,
a aquellas palpitaciones de mi cuerpo,
envueltas en un hombre sin dueño.
Tú,
sí tú,
haces que la cabeza
de mí pierda.
26 – Gabriel Meroli
es cuando estoy tomándo-té;
sorbo a sorbo como el riachuelo
que nace de tu espalda.
Clavar las garras por entre el lienzo mago
que se colora con mis uñas.
Olerte los líquidos de azufre
hasta embriagarme con tu lengua.
Desgarrarte la palpitación.
Bebiéndo-té, las mariposas del charco
se incineran al tacto de mis dedos
y es tu cuello fragancia vibrante
que mi cuerpo no puede alejar.
Recorrerte los muslos, mostrarte
lo que es el beso negro,
¡tan colorido!
Hacerte correr mientras de entre el fuego
mis ojos saborean el mar salado
que por mi exvoto apasionado
hoy entrego tragándo-té.
28 – Gabriel Meroli
El ingrediente secreto lo es echarse
toda emanación de sus pétalos,
aroma embriagante de cacao,
ante el aposento de sus raíces
que se dispersa del deseo.
(A ERC)
30 – Gabriel Meroli
Límpidos estos
cual sabor agrío son
sintiendo bocas.
Ombligos truncos
otrora rechazados,
hoy venerados.
Sálense dioses:
seda acaracolada
de manjar prieto.
Arropes libres
de tueste caribeño,
pósense en mi yo.
Soleadas son,
de pliegues arenales
van espumándose.
Eméticos van,
escurriendo mi psiquis
al yo palparles.
Siéndome de ti
al salir de este cuerpo:
fuego tornándome.
32 – Gabriel Meroli
Susana San Juan ante tu páramo mirar;
soy Comala y al corazón desplumado
lo echo a la peregrina.
En mi delirio maldigo toda la vida
y por mi resentimiento
heterosexualizo mi voz que amas
privándote a ti de lo que me privas.
Soy la Tatuana, que con el barco
hechicero escapa de tu alma-yerro
y en una falsa realidad,
cavo los ladridos de los perros…
que por ti, sufre amortajada.
34 – Gabriel Meroli
¿Quién diría! Han pasado años y aún sigues
impregnado en mi mente. Confieso que he caído bajo el
hechizo enigmático de tus ojos almendras. Me encuentro
preso en un amor prohibido. Mil veces he intentado sacarte
de mi mente, de mi deseo, de mi libido, sin embargo, por
entre mi piel te estrujas y es de mi alma agua que se escurre
por los surcos de la vida. Cargas en tus pecas el pecado
recóndito que aviva mi más dormido sentimiento cada vez
que me niego. Al costado del Sol, me ciega tu mirada y de
nuevo caigo en áreas grises. Juegas conmigo; con tu filosofía
me cundes del amor que tus labios sellan por temor.
Sabiéndome reo por tener sentimientos hacia ti… Eres el
dueño de mi Musa, el germen que infecta mi literatura, eres
las manos fértiles que mentalmente me impregnan, eres, y lo
sabes, el dueño real de mi cuerpo. Pero, por más que
queramos, jamás moveré mi orgullo. Eres tú quien debe
tomar rienda del dilema. Quebremos la tensión y
entreguémonos: lo veo en tu cuerpo, lo siento en tu piel.
E. B. Nates
36 – Gabriel Meroli
Foto por: © Tatiana N. Mercado