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LIBROS Universidad Nacional

CONMEMORATIVOS
40 AÑOS FCHE
de Colombia El Centro Editorial de la Facultad de Ciencias Huma-
nas y Económicas de la Universidad Nacional de
Facultad de Ciencias Humanas y Económicas -150 años-
—150 años— Colombia - Sede Medellín fue creado en 2012 (Acuer-
do 039 del Consejo Superior Universitario). Es respon-
1975-2015, 40 años creciendo, escribiendo
y publicando. Reseña histórica de las Renzo Ramírez
Renzo Ramírez Bacca
Bacca sable de editar o reeditar publicaciones propias o en
publicaciones de la Facultad de Ciencias Editor
Editor colaboración con otras instituciones externas a ella.
Humanas y Económicas de la Universidad Cuenta con un comité editorial, que es el órgano

Universidad Nacional de Colombia —150 años—


Nacional de Colombia - Sede Medellín Desde 1867 la Universidad Nacional de
colegiado responsable de los distintos procedimien-
Lina Marcela González Gómez Colombia ha sido protagonista en la historia
tos que conlleva el trabajo de edición y que sigue los
del país. Sus estudiantes, egresados y docen-
Historia de la Facultad de Ciencias lineamientos generales que aprueba la Universidad y
Humanas y Económicas, 1975-2015 tes han participado activamente en la cons-
la Editorial de la Universidad Nacional de Colombia.
Juan David Montoya Guzmán trucción, reconfiguración y crecimiento de

Renzo Ramírez Bacca (editor)


María del Pilar Ramírez Restrepo todas las regiones, desde el pensamiento
Renzo Ramírez Bacca es su director. Formado como
Luis Felipe Vélez Pérez académico hasta la intervención social, en
Juan José Velásquez Arango Ph. D. en Historia es también director-editor de la
retribución a los requerimientos, necesidades
revista digital HiSTOReLo. Revista de Historia Regional
Knowledge, Culture and Society y demandas de la población.
y Local. En calidad de profesor-investigador fue
Peter Burke
editor académico de varias compilaciones de textos
La Facultad de Ciencias Humanas y Económi-
resultados de investigación entre las que se desta-
OTROS LIBROS PUBLICADOS cas se une a la conmemoración de los 150
can Estudios comparados de historia moderna y contem-
POR LA FACULTAD años de la Universidad Nacional de Colom-
poránea. El caso de México y Colombia (2011); Miradas
Marco Tobón Mejía: un escultor bia con un llamado a su quehacer y a sus
de contraste. Estudios comparados sobre Colombia y
en busca de nuevos horizontes memorias, en un esfuerzo por recuperar los
México, (2009), (coeditado con Alexander Betan-
(Santa Rosa de Osos 1876 – París 1933) sistemas de conocimiento construidos, la
Marta Fajardo de Rueda court Mendieta); Ensayos sobre historia y cultura en
gestión de un país distinto promovida por
América Latina (2008), (coeditado con Alexander
sus estudiantes, docentes y administrativos,
COLECCIÓN FOLIOS y la lucha incansable por conocernos desde
Betancourt Mendieta); Identidades, localidades y
La horrible noche: el conflicto armado regiones. Hacia una mirada micro e interdisciplinar
adentro y comenzar a significar a Colombia
colombiano en perspectiva histórica (2007), (coeditado con Álvaro Acevedo Tarazona); e
Forrest Hylton con todas sus particularidades.
Historia local. Experiencias, métodos y enfoques (2005).
La culebra sigue viva: miedo y política. Además, es autor de varios libros y artículos en
Yobenj Aucardo Chicangana-Bayona
El ascenso de Álvaro Uribe al poder revistas indexadas sobre aspectos historiográficos,
Decano, Facultad de Ciencias
presidencial en Colombia (2002-2010) teóricos y metodológicos de la disciplina Historia, y
Luz Margarita Cardona Zuleta Humanas y Económicas
temas relacionados con la caficultura, historia
Ciudadanía, pueblo y plaza pública. laboral y agraria, poblamiento y colonización
Campañas presidenciales en durante los siglos XIX y XX en Colombia.
Colombia 1910-1949
Darío Acevedo Carmona Facultad de Ciencias Humanas y Económicas
Sede Medellín
Universidad
Nacional
de Colombia
-150 años-
Homenaje
Consejo de Facultad de
Ciencias Humanas y Económicas
Sede Medellín

Renzo Ramírez Bacca


Editor
Centro Editorial FCHE
2017
Universidad Nacional de Colombia –150 años–
Homenaje
Consejo de Facultad de Ciencias Humanas y Económicas
Sede Medellín

©Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín


Facultad de Ciencias Humanas y Económicas
Centro Editorial

ISBN: 978-958-783-162-7 (papel)


ISBN: 978-958-783-164-1 (POD)
ISBN: 978-958-783-163-4 (Digital)

Primera edición
Medellín, 2017

Preparación editorial
Centro Editorial Facultad Ciencias Humanas y Económicas

Corrección de texto: María Mercedes Molina – Andrés Vergara


Diagramación: Melissa Gaviria Henao – Hernán Gómez Rivadeneira
Fotografía de portada: Unimedios - Sede Medellín

Impreso en Colombia, 2017

Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier


medio sin autorización escrita de la Facultad de Ciencias Humanas y
Económicas de la Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín

378.009861
U54 Universidad Nacional de Colombia -150 años- / Renzo Ramírez
Bacca, editor. -- Medellín : Universidad Nacional de Colombia.
Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, 2017.
353 páginas : ilustraciones.

ISBN : 978-958-783-162-7

1. UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA - HISTORIA.


2. UNIVERSIDADES – HISTORIA . 3. EDUCACIÓN SUPERIOR –
HISTORIA - COLOMBIA. Ramírez Bacca, Renzo. I. Título

Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia.


Sede Medellín
Contenido
7
Prólogo
Yobenj Aucardo Chicangana-Bayona

9
Introducción
Renzo Ramírez Bacca

15
La Escuela Nacional de Minas y los aportes de la Planta Metalúrgica
Nacional de Medellín a la industria minera colombiana, 1933-1942
Juan Óscar Pérez Salazar / Yohana Rodríguez Vega / Marion Weber

31
Camilo Mayo Caicedo, el primer arquitecto “negro” de Colombia
Luis Fernando González Escobar

51
La historia, los instructores y sus editores en la Universidad
Nacional de los Estados Unidos de Colombia, 1868-1875
Renzo Ramírez Bacca / Elidio Alexander Londoño Uriza

83
La divulgación científica en los orígenes de la Universidad Nacional
Jorge Manuel Escobar Ortiz

97
La Ingeniería Industrial en la Facultad de Minas
Andrés Felipe Zamara Correa

119
Antecedentes históricos de la llegada de la primera
mujer a la Universidad Nacional de Colombia
Yesenia Morales Mejía
131
El Carnaval Universitario: apuntes históricos y estado del arte
Luis Felipe Vélez Pérez

163
La ciudad de los nuevos capitanes. Una analítica de las prácticas
de consumo en Medellín (Colombia, 1940-1955)
Juan Esteban Posada Morales

195
Naciones indígenas y recursos naturales, un debate entre naciones.
Situación de la Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia
Itzamar Nataly Cuervo López

211
La Reforma Rural Integral en el Acuerdo de Paz de La Habana
Isabel Cristina Ruiz Córdoba

241
Blanca Ochoa de Molina: “Fui profesora de muchas asignaturas, según las
circunstancias y las necesidades de la carrera [en el Departamento de Antropología]”
Profesora Emérita de la Facultad de Ciencias Humanas - Sede Bogotá
Por Rubén Darío Acevedo Carmona

305
Eugenia González Castrillón: “Yo creo que se debe intentar de nuevo y
propender por consolidar la cadena productiva de la guadua en Antioquia”
Profesora Asociada de la Facultad de Ciencias Agrarias
Por Elidio Alexander Londoño Uriza

329
Luz Mery Restrepo Cuervo: “…Muchas personas
marcan la vida de uno en la Universidad”
Funcionaria Biblioteca Efe Gómez
Por Alejandro Martín Naranjo

337
Índice onomástico y analítico
Prólogo
Aquellos que carecen de los conocimientos más
básicos de la historia de su propio país y sus particu-
laridades sociales, económicas y políticas, difícilmente
pueden comprender la riqueza de su territorio, de
su patrimonio y de su memoria. Nuestra contempo-
raneidad e, incluso, algunos lectores de la moderni-
dad han promovido el aislamiento de nuestro tiem-
po histórico, considerando que el mismo es ajeno
a los tiempos remotos, con lo cual se ha fortalecido
la indolencia y la miopía, no solo del pasado sino
también del presente más inmediato.
La historia no se dedica a repensar frases de
grandes maestros, o a elaborar exégesis eruditas de
académicos y políticos, sino a comprender íntegra-
mente los alcances y matices de sus trabajos, al
tiempo que rastrea las particularidades de la po-
blación y sus sistemas simbólicos, desde su génesis
hasta las derivas que se presentan en ellos.
Si bien en algún momento se comprendió como
función del historiador el papel de repositorio en-
ciclopédico de los grandes hombres y los grandes
hechos, queda la duda sobre la viabilidad de pensar
a Colombia por fuera de sus artistas, literatos, pensa-
dores, académicos y la población anónima que día a día
gesta y configura los cambios, sobre todo aquellos que
han sido poco visibles para la lupa de los historiadores.
La historia de nuestra Universidad no ha sido aje-
na a esta visión, donde se reconocieron fechas y nom-
bres insignes en medio del logro de uno de los proyec-
tos más ambiciosos y democráticos de ­Colombia, al
8
Universidad Nacional de Colombia –150 años–

articular las Escuelas de Jurisprudencia, Medicina, Ciencias Naturales,


Ingeniería, Artes y Oficios, Literatura y Filosofía. Posteriormente, se incluirían
en este proyecto la creación de las Sedes Medellín, Manizales y Palmira, más
las Sedes de Presencia Nacional: San Andrés, Amazonía, Arauca, Tumaco y, en
un futuro próximo, la Sede de la Paz en el Cesar, para constituir una universi-
dad pública, de carácter nacional y al servicio de los colombianos.
Desde 1867 la Universidad Nacional de Colombia ha sido protagonista en
la historia del país. Y sus estudiantes, egresados y docentes han participado
activamente en la construcción, reconfiguración y crecimiento de todas las
regiones, desde el pensamiento académico hasta la intervención social, en
retribución a los requerimientos, necesidades y demandas de la población.
La Facultad de Ciencias Humanas y Económicas se une a la conmemo-
ración de los 150 años de la Universidad Nacional de Colombia con un
llamado a su quehacer y a sus memorias, en un esfuerzo por recuperar
los sistemas de conocimiento construidos, la gestión de un país distinto
promovida por sus estudiantes, docentes y administrativos, y la lucha in-
cansable por conocernos desde adentro y comenzar a significar a Colombia
con todas sus particularidades.
Esta obra es un esfuerzo por presentar las voces de algunos de esos per-
sonajes, un intento por recuperar la memoria de la Universidad Nacional de
Colombia y el trabajo colosal que ha realizado para el país al cual se debe.
Es un llamado a la reflexión académica, crítica y constructiva, a partir de la
cooperación y la colaboración. Con suerte, será la primera de muchas más
obras que construyan una memoria institucional y conmemoren el sesqui-
centenario de la primera universidad del país.

Yobenj Aucardo Chicangana-Bayona


Decano FCHE
Introducción
En 2017 es la conmemoración de los 150 años de
creación de la Universidad Nacional de Colombia
(unal). Efemérides que celebramos convocando a los
distintos estamentos a pensar y escribir en torno a la
Universidad —conservando la memoria y preservan-
do el pasado institucional y académico—, y a que se
expresara el conocimiento individual y libre —mante-
niendo el espíritu de libertad de pensamiento— de los
interesados de nuestra institución en esta trayectoria.
No por otra razón propusimos este espacio para pre-
sentar una serie de artículos y ensayos resultados de
investigación; además de textos derivados del ejerci-
cio analítico y reflexivo individual, y entrevistas que
representaran memorias de algunos de nuestros pro-
fesores y administrativos.
Hay que advertir que la Facultad de Ciencias
Humanas y Económicas (fche), recientemente cele-
bró sus 40 años de creación. Y, de igual modo, se
­desarrollaron proyectos editoriales conmemorativos
que forman parte de la historia de nuestra univer-
sidad. Es el caso de Historia de la Facultad de Ciencias
Humanas y Económicas, 1975-2015 escrito por Juan David
Montoya Guzmán, María del Pilar Ramírez Restrepo,
Luis Felipe Vélez Pérez, Juan José Velásquez Arango;
y Facultad de Ciencias Humanas y Económicas 1975-2015,
40 años creciendo, escribiendo y publicando. Reseña histórica
de las publicaciones de la Facultad de Ciencias Humanas y
Económicas de la Universidad Nacional de Colombia, coor-
dinado por Lina Marcela González Gómez.
10
Universidad Nacional de Colombia –150 años–

En tal sentido, la invitación es a leer y consultar esta compilación de tex-


tos escogidos y seleccionados gracias a la Convocatoria para la publicación de un
libro abierto de ensayos por la celebración del sesquicentenario de la Universidad Nacio-
nal de Colombia, aprobada por el Consejo de la Facultad de Ciencias Humanas
y Económicas, y avalada por el Comité Editorial de su Centro Editorial.
Las propuestas fueron escritas y enviadas por estudiantes, profesores,
administrativos y egresados de la Sede Medellín. Los textos fueron someti-
dos a una revisión académica a ciegas y avalada por el Comité Editorial.
Visto del anterior modo, qué mejor espacio que este libro para aquellos
interesados en conocer fragmentos de nuestra historia institucional y de
algunos de sus actores.
La primera sección sobre artículos y ensayos de investigación y reflexión
inicia con el texto “La Escuela Nacional de Minas y los aportes de la Plan-
ta Metalúrgica Nacional de Medellín a la industria minera colombiana,
1933-1942”, escrito por Juan Óscar Pérez Salazar, Yohana Rodríguez Vega
y Marion Weber, estudiantes y profesores de la Facultad de Minas. Como
su título lo indica, los autores analizan el cómo del aporte de la unal a la
naciente industria minera colombiana a partir del caso de la Planta Metalúrgi-
ca Nacional de Medellín y del liderazgo del ingeniero civil y de minas egresa-
do de la Facultad de Minas Hernán Garcés González. Luego, el profesor Luis
Fernando González Escobar, adscrito a la Facultad de Arquitectura, ofrece el
texto “Camilo Mayo Caicedo, el primer arquitecto ‘negro’ de Colombia”, un
trabajo que responde a su interés por la historia cultural de la arquitectura en
Colombia y que aborda el tránsito del arquitecto chocoano Mayo Caicedo por
la unal a finales de los años treinta y comienzos de los cuarenta. El autor se
interesa en estudiar y resaltar su papel pionero en cuanto a su identidad étnica
en la sociedad colombiana de esas décadas.
La Facultad de Ciencias Humanas y Económicas (fche), representada en
Renzo Ramírez Bacca y Elidio Alexander Londoño Uriza, propusieron el tex-
to “La historia, los instructores y sus editores en la Universidad Nacional
de los Estados Unidos de Colombia, 1868-1875”. Los autores indagan por
los orígenes de la enseñanza de la historia y las humanidades en la Univer-
sidad Nacional en el período 1868-1875. Reflexionan en torno al espíritu
del proyecto de educación propuesto, las características que impulsaron la
instrucción de las humanidades desde la Escuela de Literatura y Filosofía,
y los principios que dirigieron el aprendizaje de la historia al servicio de la
construcción del Estado-nación. Adicional, sobre la utilidad de las publica-
ciones históricas en el proceso de enseñanza académica de los estudiantes,
y la importancia de la creación de datos (o acervo documental) para la
11

Introducción
c­ onformación de una historia nacional que complementara el desarrollo de
los conocimientos históricos impartidos desde la Universidad. Es un texto
que contribuye a conocer la historiografía nacional colombiana e incluso la
historia institucional y académica de la Universidad. En esa misma línea, la
de los orígenes, Jorge Manuel Escobar Ortiz ofrece el texto “La divulgación
científica en los orígenes de la Universidad Nacional” en la década de 1870.
Como estudiante del programa de Doctorado en Ciencias Humanas de So-
ciales se centra en las llamadas conferencias populares, una estrategia de divul-
gación del conocimiento dirigida a los estudiantes y público interesado, y
acobijada por las seis escuelas con las que se fundó la Universidad.
En el mismo enfoque, pero ahora en torno al programa de “La Ingeniería
Industrial en la Facultad de Minas”, Andrés Felipe Zamara Correa, en la
actualidad estudiante de séptimo semestre de la misma carrera, se intere-
sa por los antecedentes de la Facultad Nacional de Minas y la creación y
transformación del programa de Ingeniera Industrial. Otro ensayo, escrito
por Yesenia Morales Mejía, historiadora egresada de la fche, resalta los
antecedentes de la mujer en distintos escenarios de la vida colombiana,
pero en especial en torno a la “llegada de la primera mujer a la Universidad
Nacional de Colombia”, admitida para el programa de Medicina en 1935. El
estudiante de maestría en Historia, Luis Felipe Vélez Pérez, se interesa por
“El Carnaval Universitario: apuntes históricos y estado del arte”, motivado
en su resurgimiento, que se dio en la Sede Bogotá en 2010, y por ser una
expresión —social y popular— de nuestros estudiantes.
Hasta aquí los textos sobre el pasado y los orígenes de programas, facul-
tades, egresados y estudiantes de la Universidad Nacional.
La convocatoria ofreció también un espacio para los formatos de “ensayo
libre”, que en este caso son “textos abiertos con un enfoque y tema definido
por el autor”. En tal sentido estudiantes y profesores han podido presentar
sus avances académicos y preocupaciones intelectuales relacionadas con
problemas contemporáneos de la sociedad colombiana. Es el caso de Juan
Esteban Posada Morales, estudiante de doctorado del programa de Ciencias
Humanas y Sociales, quien ofrece un análisis sobre las prácticas de consumo
en Medellín entre 1940 y 1950 en su texto “La ciudad de los nuevos capitanes”.
También la profesora y egresada de la Facultad de Arquitectura Itzamar Na-
taly Cuervo López es sensible al tema de las “Naciones indígenas y recursos
naturales” en la Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia. Y la estudiante del
programa de Maestría en Ciencia Política y catédratica Isabel Cristina Ruiz Cór-
doba, sobre “La Reforma Rural Integral en el Acuerdo de Paz de La Habana”.
Estos últimos temas, de gran actualidad en el acontecer de la vida nacional.
12
Universidad Nacional de Colombia –150 años–

El segundo bloque de textos lo conforman varias entrevistas. Estas gi-


ran alrededor de tres mujeres: Blanca Ochoa de Molina, profesora eméri-
ta de la Facultad de Ciencias Humanas, Sede Bogotá; Eugenia González
Castrillón, profesora asociada de la Facultad de Ciencias Agrarias, Sede
Medellín; y Luz Mery Restrepo Cuervo, funcionaria de la Biblioteca Efe
Gómez. Son testimonios de mujeres valiosas de la Universidad, por la cali-
dad de su servicio público y académico. En tal sentido, sus entrevistadores
representan el interés de profesores, egresados y estudiantes de la insti-
tución. Ellos son: el profesor Rubén Darío Acevedo Carmona, el egresa-
do Elidio Alexander Londoño Uriza —ambos historiadores—, y Alejandro
Martín Naranjo, periodista y comunicador social de Unimedios.
Finamente, pedimos a los autores que respondieran sobre la moti-
vación de su propuesta y la celebración de los 150 años de la Universidad.
Hemos querido entonces introducir, de modo breve, cada texto con sus
propios argumentos, a modo de memoria y reflexión para las comunidades
universitarias y la sociedad colombiana del presente y del futuro.

Renzo Ramírez Bacca


Director Centro Editorial
Facultad de Ciencias Humanas y Económicas
Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín
Camilo Mayo
Caicedo, el primer
arquitecto “negro”
de Colombia
Camilo Mayo Caicedo,
el primer arquitecto
“negro”* de Colombia 1

Luis Fernando González Escobar


Facultad de Arquitectura
Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín

La celebración del sesquicentenario, más que el acto conmemorativo


en sí, implica la posibilidad de reactualizar el papel que ha cumplido y
cumple la Universidad Nacional de Colombia en la construcción de saber
y en la manera como ha incidido en la sociedad colombiana, en general
y en sectores étnicos y regionales en particular. En tal sentido, es impor-
tante destacar personajes egresados, de la misma Universidad, pero que
no han sido reconocidos y visibilizados de la manera debida; de ahí el
interés particular por destacar el surgimiento temprano, junto a la carrera
y facultad de Arquitectura, de uno de los primeros arquitectos “negros”,
nacido en el Chocó, como parte de la contribución a esos procesos históri-
cos que se deberían incluir en un libro conmemorativo.
Las condiciones de esclavización y de subordinación de los grupos étnicos —in-
dígenas y negros—, ha conllevado que en la historia colombiana se invisibilicen

* Acojo para este texto el planteamiento que hace Pietro Pisano de utilizar el término “negro” en-
tre comillas, pues este plantea que “utilizar términos contemporáneos como ‘etnia’ y ‘afrocolom-
biano’ en un estudio sobre el pasado es un anacronismo. Las palabras, en efecto, son el producto
de un contexto, en el cual tiene un significado específico que difícilmente puede ser atribuido a los
neologismos. Así, el ‘negro’ de los años cuarenta no tiene el mismo significado de ‘afrocolombia-
no’[…]” Ver: Pietro Pisano, Liderazgo político “negro” en Colombia 1943-1964 (Bogotá, D. C.: Facultad
de Ciencias Humanas/Departamento de Historia-Universidad Nacional de Colombia, 2012), 22.
34
Universidad Nacional de Colombia –150 años–

Sobre el autor o cumplan un papel subalterno en la construcción de


la idea de nación; por los intersticios se ha valorado
Luis Fernando
el papel de algunos pioneros, quienes en esfuerzos
González Escobar
Profesor Asociado de la generalmente solitarios, tozudos y contra todas las ad-
Escuela del Hábitat de la versidades, lograron destacarse en el mundo político,
Facultad de Arquitectura intelectual o profesional del país.
de la Universidad Nacional
de Colombia - Sede En la búsqueda de visibilización de los aportes
Medellín. Arquitecto de la gente negra a la construcción de la nacionali-
constructor, con dad colombiana se han hecho múltiples esfuerzos,
Maestría en Estudios
especialmente en los últimos decenios, luego de
Urbano-Regionales y
doctor en Historia por la promulgación de la Ley 70 de 1993 o de “negri-
la Universidad Nacional tudes”. Esto implicó también un cambio de para-
de Colombia - Sede digma en tanto comenzaron a tener importancia
Medellín. Fue
las dinámicas colectivas y territoriales. Pero no
coordinador de la
Maestría en Hábitat por esto deja de ser importante seguir el rescate
y director de la de aquellos personajes que, en algún momento
Escuela del Hábitat, en histórico, plantearon con su accionar puntos de
este caso entre junio de
2014 y junio de 2016.
quiebre en distintos espacios de la política, la cul-
Le fue otorgada la Orden tura o la academia, entre otros.
Gerardo Molina de la En el caso específico de la gente negra y en el
Universidad Nacional
campo político, se ha puesto en valor el caso del gua-
de Colombia en 2016.
Correo electrónico: jiro Luis Antonio “El Negro” Robles, graduado como
lfgonzal@unal.edu.co abogado en el Colegio Mayor del Rosario, quien fue
presidente del Estado Soberano del Magdalena hacia
1873 y llegó a ser ministro de Hacienda y Fomen-
to en 1876, en el gobierno de Aquileo Parra. En la
­literatura se destaca el mompoxino Candelario Obeso
(ver la figura 1), con estudios frustrados de ingeniero
en el Colegio Militar, pero graduado de maestro en
Bogotá, por ser una voz temprana y pionera de la
poesía negra en América. Así como los dos an-
teriores, se podrían mencionar otros nombres que
han salido del anonimato en que estuvieron por
desconocimiento, racismo, prejuicios ideológicos o
sesgos históricos, y que ahora son reivindicados en
su verdadera trascendencia.
Generalmente, muchos de estos casos están
centrados en las profesiones escolásticas, muy
propias de la heredad educativa colonial que se
35

Camilo Mayo Caicedo, el primer arquitecto “negro”* de Colombia


prolongó por varias décadas en el siglo xix, y muy pocos se han referido a
las profesiones liberales, que comenzaron a establecerse en el país a partir
de la enseñanza y estudio de la ingeniería en el Colegio Militar en 1847; sin
embargo, de la ingeniería se ha rescatado como pionero a Manuel Baena,
natural de Remedios (Antioquia), donde nació en 1888, quien escribió
sus experiencias en el libro autobiográfico Cómo se hace ingeniero un negro
en Colombia, publicado en España en 1929. Fue el primer bachiller negro
graduado en Medellín, en noviembre de 1910.

Figura 1. Monumento a Candelario Obeso, el poeta mompoxino,


en el cementerio de su pueblo natal

Fuente: fotografía del autor, 2014.

Después de intentar ser ingeniero en la Escuela Nacional de Minas y


desistir, se graduó en la Facultad de Matemáticas e Ingeniería de la Uni-
versidad Nacional de Colombia en septiembre de 1923. A pesar de los
­penosos esfuerzos iniciales de su madre y durante muchos años por él
mismo, tuvo que dejar el país, pues sus capacidades no fueron ­valoradas
36
Universidad Nacional de Colombia –150 años–

y su condición racial lo condenaba a recibir puestos inferiores a su


condición de ingeniero, incluso llegando a ser contratado como cadene-
ro o simple ayudante de otros ingenieros como él, por lo cual se fue de
Colombia y se radicó en España a partir de 1927.
Hay otros pioneros menos conocidos que irrumpieron en ámbitos y
profesiones que incluso apenas despuntaban en el ambiente académi-
co colombiano. Este es el caso de Camilo Mayo Caicedo, quien sería el
primer arquitecto negro graduado en Colombia, en momentos cuando
la arquitectura misma buscaba su autonomía académica y profesional
frente a la ingeniería en las primeras décadas del siglo xx.
Mayo Caicedo perteneció a una generación de jóvenes que salieron
de la entonces Intendencia Nacional del Chocó, a los centros educativos
de Popayán, Medellín y Bogotá en la primera mitad del siglo xx, en busca
de profesionalización. Mientras en el interior del país, especialmente en
la ciudad de Bogotá, estaban en boga los discursos eugenésicos de per-
sonajes como el médico boyacense Miguel Jiménez López o el literato
y sociólogo antioqueño Luis López de Mesa, quienes hablaron de “razas
superiores” y “razas inferiores”, herencias biológicas o raciales negativas,
cruces mestizos con elementos hereditarios dispares, degeneración de
las razas, decadencia de la “raza colombiana”, taxonomía de las razas
donde las de origen africano ocupaban el último lugar del escalafón,
entre otras lindezas propias de estos discursos, del Chocó y otras lo-
calidades con población mayoritariamente negra, salieron jóvenes que
buscaron a través de la educación un posicionamiento social. En el caso
específico del Chocó es reconocido un representativo grupo formado en-
tre otros por Ramón Lozano Garcés —graduado en Derecho y Ciencias
Políticas en la Universidad de Antioquia—, Diego Luis Córdoba —abo-
gado, con estudios iniciales en Medellín y después en Bogotá, donde
se graduó en la Universidad Nacional en 1932— (ver figura 2), Manuel
Mosquera Garcés —abogado de la Universidad Externado de Colombia—,
Adán Arriaga Andrade —también abogado, graduado en la Universidad
de Antioquia a finales de la década de 1920—, Daniel Valois Arce —otro
abogado, graduado en la Universidad Nacional en la década de 1930—,
quienes salieron a partir de la década de 1920, y luego de estudiar y grad-
uarse ocuparon los espacios políticos, llegaron a la Cámara o al Senado,
fueron ministros, entre otros importantes cargos locales —en Medellín—
o nacionales —en Bogotá—.
37

Camilo Mayo Caicedo, el primer arquitecto “negro”* de Colombia


Figura 2. Diego Luis Córdoba1

Fuente: La Defensa, Medellín, 21 de febrero, 1947, 3.

Esa imagen de prohombres, encabezada por Diego Luis Córdoba, exaltado


como el padre del departamento del Chocó, está determinada en gran me-
dida por corresponder a quienes organizaron y controlaron la nueva estruc-
tura política regional, iniciándose cierto culto a la personalidad debida a
los intereses políticos de las vertientes partidistas; algo que, incluso, se
prolonga hasta nuestros días; esto, a su vez, implicó dejar de lado a otros
coetáneos que también surgieron en aquellos años, impulsados en buena
medida por los apoyos que brindó la Intendencia Nacional del Chocó.
Por aquellos años la llamada Educación e Instrucción Pública comenzó
a ser valorada y tenida como un factor fundamental del cambio social, al

1. El dirigente chocoano Diego Luis Córdoba inició estudios en Medellín y los culminó en la Universidad
Nacional en Bogotá. Llegó al Senado y fue uno de los más caracterizados líderes del Partido Liberal.
38
Universidad Nacional de Colombia –150 años–

punto que para el año de 1927, la “cuarta parte del presupuesto global
de la Intendencia, [era] dedicado a mejorar ‘los hijos del pueblo’”,2 como
señalaba en un informe el Director General de Instrucción Pública, a pesar
de la crítica y oposición de algunos sectores sociales. No solo se mejoró la
infraestructura —como la construcción de la Escuela Modelo en Quibdó,
construida como un templo para la educación con sus formas a manera de
un Partenón—, sino que se premiaba a los mejores alumnos en las escuelas
públicas de toda la Intendencia,3 o se becaron muchos estudiantes para los
estudios superiores, las que llamaban “pensiones intendenciales”, muchas
veces magras o difíciles de cobrar por los problemas presupuestales, espe-
cialmente después de la crisis económica de 1930.
Algunos de los beneficiados que estudiaron y se graduaron como
ingenieros fueron Luis Mosquera Garcés —de la Universidad Nacional—,
César Arriaga Rentería y Ramón Mosquera Rivas, entre otros.4 El más
reconocido de ellos es Mosquera Rivas, tal vez por su condición de par-
lamentario y por la labor cumplida como gobernador del Chocó, más que
por su misma obra, entre ellas su tesis de grado “El Istmo de San Pablo”,5
con la cual se graduó como ingeniero Civil y de Minas, en la Escuela
Nacional de Minas de la ciudad de Medellín en 1935.6 Un caso singular
es el de Luis Felipe Valencia Lozano, quien se graduó de ingeniero en la
Universidad Nacional en 1928, hermano del entonces intendente Jorge
Valencia Lozano, quien siendo chocoano era miembro de la élite en el
poder, por lo cual no se le incluye y reivindica en estos procesos de ne-

2. Revista del Chocó, Quibdó, núm 1 (1928): 20.


3. Es muy representativo de esto lo que recordaba el ingeniero Ramón Mosquera cuando estudió
la primaria en la década de 1910: “Respecto a premios adjudicados en las escuelas públicas de la
antigua Intendencia del Chocó, hay que destacar que era una loable costumbre que estimulaba a
los estudiantes para superarse en conducta y aprovechamiento. Dichos premios no eran cualquier
librito de cuentos: para los estudiantes de cuarto y quinto año de primaria, se adjudicaban obras
clásicas, como Don Quijote de la Mancha, La divina comedia, La Ilíada, diccionarios de la lengua castel-
lana y novelas de renombre como Robinson Crusoe”. Ramón Mosquera Rivas, Recuerdos de un hijo de
mineros (Medellín: Editorial Difusión, s.f.), 20.
4. Entre el grupo de chocoanos que estudiaron en la Escuela Nacional de Minas entre 1930 y 1935
estuvieron, además de Arriaga Rentería y Mosquera Rivas, Rubén Castro Torrijos (se retiró en el
preparatorio), Benjamín Ferrer Ibáñez y Julián Mayo Córdoba.
5. Esta tesis de 1935 fue rescatada y publicada en 2014 como volumen 66 de la Colección Bicen-
tenario de Antioquia por la Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín, junto a otros textos
escritos por Mosquera Rivas, con prólogo de su hija, la arquitecta e investigadora Gilma Mosquera Torres.
6. Ver el libro autobiográfico de Ramón Mosquera Rivas, Recuerdos de un hijo de mineros (Medellín:
Editorial Difusión, 1985).
39

Camilo Mayo Caicedo, el primer arquitecto “negro”* de Colombia


gritudes, pese a la labor que desplegó con diferentes proyectos, entre
ellos el diseño del primer acueducto de la ciudad.
El quibdoseño Camilo Mayo Caicedo fue una excepción. Ni abogado, ni
ingeniero. Se decidió por la arquitectura, la cual en ese momento resultaba
algo indefinible, en tanto era considerada apenas una especialidad de la
ingeniería, principalmente desde que se creó el Departamento de Arquitectura
en 1928 en la Facultad de Matemáticas e Ingeniería de la Universidad Nacional
de Colombia, en Bogotá.7 Las mismas autoridades universitarias eran poco
optimistas con el desarrollo académico de la arquitectura, pues como lo
indicaba Julio Carrizosa Valenzuela al ministro de Educación en mayo de
1931, a pesar de los esfuerzos no había “sido posible despertar el entusiasmo
por esta especialidad”, inscribiéndose muy pocos estudiantes y manteniendo
fundamentalmente el primer grupo de alumnos que se registró en 1928 al
momento de la apertura. Las razones esgrimidas por el directivo era la falta
de orientación profesional que no les permitía conocer la diferencia con la
ingeniería, y “sobre todo a la falta de afición por el dibujo que es fundamento
de esta especialidad”.8 Si bien esto es controvertible en el presente, en ese
momento era considerado como un hecho básico.
¿De dónde le vino a Mayo Caicedo entonces ese interés por la arquitectura,
si llegaba de una ciudad supuestamente con poca tradición arquitectónica?
Según su propia memoria, el entusiasmo temprano por la construcción y el
dibujo se le despertó en la ciudad de Quibdó. La construcción tradicional
en la ciudad era en madera; pero hacia 1916, cuando se construyeron las
instalaciones de la primera planta eléctrica, se utilizó por primera vez el
cemento, lo que llamó su atención, y se lo comunicó a su propio padre,
por la rareza y plasticidad del material al momento de prepararlo.9 Por otro
lado, en Quibdó estuvo por varios años el catalán Luis Llach Llagostera,
quien había vuelto procedente de Costa Rica, y en este segundo periodo
en Quibdó, a partir de 1920, diseñó y construyó obras de gran calidad
constructiva y arquitectónica, las que fueron inauguradas en 1926, como

7. Respecto a este proceso de emergencia y consolidación de la arquitectura dentro de la enseñanza


académica, ver Luis Fernando González Escobar, Del Alarife al Arquitecto. El saber hacer y el pensar la
arquitectura en Colombia 1847-1936 (Santafé de Bogotá: Editorial OjoXOjo, 2013).
8. Archivo Central e Histórico de la Universidad Nacional de Colombia (Achun), Sección Facultad de
Matemáticas e Ingeniería, leg. 113, Bogotá, mayo de 1931, f. 434.
9. El montaje inicial de la planta eléctrica estuvo a cargo de la empresa de ingenieros antioqueña
Cock, Sanín, Villa & Cía. (formada por los egresados de la Escuela Nacional de Minas de Medellín,
Julián Cock Arango y Gabriel Sanín Villa), quienes fueron los responsables de la parte constructiva
del edificio a partir de 1916, pero fue la empresa barranquillera Weesselhoet & Poor que se encargó
de poner a funcionar la maquinaria en 1920.
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Universidad Nacional de Colombia –150 años–

la Penitenciaria, la ya referida Escuela Modelo o el Cementerio San José,


aparte del hospital, que no era obra de Llach. Mayo Caicedo recordaba con
emoción que le encantaba ver trabajar en su oficina al arquitecto catalán,
admiraba sus planos y lo consideraba un formidable acuarelista.10 Tal vez
ese influjo fue el que se llevó primero a Medellín, donde llegó a estudiar la
secundaria en el Liceo Antioqueño, precisamente en 1926, y luego a Bogotá,
cuando fue admitido en la Universidad Nacional.
Aparte de este influjo específico que mantuvo en su memoria por siem-
pre, es necesario resaltar la manera como los padres de estos pioneros fueron
artífices fundamentales en incentivar los anhelos educativos. Su padre,
Camilo Mayo Córdoba, fue un comerciante que había nacido en el pueblo
minero de Negüá hacia 1893, pero se radicó en Quibdó y estudió solo hasta
cuarto de primaria con el maestro Lisandro Mosquera; para él fue suficiente
con labrarse “un camino en la vida” como comerciante de abarrotes, telas y
bisuterías. Su padre fue el primer comerciante negro que entró en relaciones
con los siriolibaneses mayoristas, conocidos como “turcos”, y comenzó a
disputarles una pequeña porción en el mercado local que dominaban con
suficiencia en la denominada “Carrera Primera”, espacio de control social y
económico de las élites locales (ver figura 3). Pese a las adversidades, como
habérsele incendiado en 1914 el almacén misceláneo que tuvo en la avenida
Alameda Reyes, en el cual se quemó las manos y el rostro tratando de salvar
las mercancías, volvió a levantar su negocio comercial hasta tener su propio
almacén en la llamada Carrera Primera, o del Comercio, dominado por la
elite blanca, mulata y siriolibanesa, siendo el primer negro en la misma, al
que luego se le sumó Misael Moya, ubicado muy periféricamente en lo que
se llamaba entonces “La Cabecerita”. Su padre fue un factor determinante
dado que al ejemplo comercial, la superación de las dificultades puestas a
los negros y la segregación etnoespacial, le sumó el incentivo de la lectura.
En una ciudad sin luz, alumbrada con espermas, recibía el periódico El Tiempo
cada 15 días —venía por tierra en mula, primero a Medellín y luego a Quib-
dó—, con lo cual era uno de los pocos negros que tenía suscripción y lo leía,
además de su propia biblioteca. No quería que su hijo se quedara allí sin
estudiar y deseaba que “fuera algo o alguien”; por eso mismo el viaje a Me-
dellín y luego a Bogotá, con apoyo intendencial.

10. Camilo Mayo Caicedo, entrevistado por Luis Fernando González Escobar. Bogotá, mayo de 1992.
Sobre este arquitecto catalán ver: Luis Fernando González Escobar, Luis Llach En busca de las ciudades
y la arquitectura en América (San José de Costa Rica: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 2004).
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Camilo Mayo Caicedo, el primer arquitecto “negro”* de Colombia


Figura 3. Publicidad del comerciante Camilo Mayo C., padre del arquitecto Camilo Mayo Caicedo

Fuente: Biblioteca Luis Ángel Arango, A.B.C., Quibdó, 21 de abril de 1917.

Camilo Mayo Caicedo fue presentado a la Universidad Nacional el 29 de mar-


zo de 1932, junto al también aspirante chocoano Juan R. Córdoba, para ser
matriculado en el curso preparatorio de la Facultad Nacional de Matemáti-
cas e Ingeniería.11 Ya estudiaba en ese momento la carrera de ingeniería otro
quibdoseño Luis Mosquera Garcés (1912-1962), quien años después sería el
responsable de construir algunas de las obras diseñadas por Mayo Caicedo.
Admitido, Mayo Caicedo, inició estudios a la edad de 19 años, aprobando
todas las materias de primer año, que era preparatorio (ver figura 4),12 en
cambio su compañero Córdoba las perdió todas. Es ese mismo Córdoba que
haría parte de la revista Choconía, pensando más en la poesía que publicaba
allí o en la revolución que promovía el grupo literario de la revista que en la
ingeniería o la arquitectura.
La Intendencia Nacional del Chocó les hacía seguimiento a los estudiantes
para evitar el pago de las pensiones sin que ellos cumplieran con sus activi-
dades. Por lo que en noviembre de 1931 la Dirección de Educación Pública
del Chocó, por intermedio del Ministerio, solicitaba al rector de la Facultad
de Matemáticas dar cuenta de cada uno de los estudiantes chocoanos. Por lo
mismo, el 3 de mayo de 1933 su padre Camilo Mayo Córdoba le escribió al
rector de la Facultad de Ingeniería, Darío Rozo, la siguiente misiva:

11. Achun, leg. 122, Bogotá, 29 de marzo de 1932, f. 60.


12. Achun, leg. 122, Bogotá, 30 de noviembre de 1932, f. 227.
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Universidad Nacional de Colombia –150 años–

Por ha ver[sic] un decreto de la Intendencia que obliga a los alumnos pen-


sionados por dicha entidad a presentar en la cuenta de cobro el certificado
en papel común, por los estudios del mes que se cobra, ruego a Ud. Muy
comedidamente se sirva ordenar que por mediación de la Secretaría de la
Facultad se me le expida a mi hijo Camilo Mayo Caicedo estudiante de 2º
año de ese plantel, certificado cada 30 del mes para que él a la vez, me lo re-
mita. Este certificado debe hablar sobre su conducta, asistencia, aplicación
y aprovechamiento durante el mes que termina.13

Figura 4. Notas de Camilo Mayo Caicedo en la Facultad de Matemáticas e Ingeniería de la


Universidad Nacional de Colombia, en la ciudad de Bogotá, el 30 de noviembre de 1934

Fuente: Archivo Central e Histórico de la Universidad Nacional de Colombia (Achun), Sección Facultad de
Matemáticas e Ingeniería, leg. 0133, núm. de Índice 1302, f. 165, Bogotá, 30 de noviembre de 1934.

El año de inicio de actividades académicas, por parte de Camilo Mayo,


estuvo marcado por las disputas de sectores que reclamaban el deslinde y
reglamentación de las actividades del ingeniero civil y del arquitecto.

13. Achun, Bogotá, firmada en Quibdó el 3 de mayo de 1933, f. 88.


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Camilo Mayo Caicedo, el primer arquitecto “negro”* de Colombia


Si bien desde febrero de 1928 se había establecido el Departamento
de Arquitectura, este seguía subordinado a la Facultad de Matemáticas e
Ingeniería, y se otorgaba el título de Ingeniero-Arquitecto como una es-
pecialidad de la ingeniería, situación que duraría hasta octubre de 1936,
cuando se creó una Facultad de Arquitectura autónoma.14 De este periodo
entre 1928 y 1936 son estudiantes y egresados personajes que han sido
reconocidos en el ejercicio de la arquitectura como los casos de José María
Cifuentes, Carlos Cristancho, Carlos Páramo, José Durana, Eusebio San-
tamaría, Gabriel Serrano y Alberto Wills Ferro, estos dos últimos los más
reconocidos en la historia de la arquitectura colombiana, por sus oficinas
de arquitectura o por proyectos emblemáticos como la Biblioteca Nacio-
nal, diseñada por Wills Ferro. Todos ellos antecedieron la llegada de Mayo
Caicedo, pues Wills Ferro presentó su tesis en 1932, cuando él apenas inicia-
ba sus estudios, y Serrano en 1934, cuando Mayo avanzaba en los mismos.
Precisamente en ese año Mayo Caicedo cursó las materias correspondientes
a la especialidad de Arquitectura, junto a Eduardo Caro, José de Jesús Cas-
tellanos, Julio Matiz, Gustavo Mora, Francisco Salcedo, Jorge Valbuena y
Diego Zubieta.15 De este grupo se graduaron varios, entre ellos Zubieta, en
1939, y Castellanos, en 1940, pero Mayo Caicedo lo hizo en 1941, con el
primer grupo de estudiantes de la ya consolidada Facultad de Arquitectura,
al punto de ser considerado uno de los primeros arquitectos graduados en
la Universidad Nacional, y así se ha destacado en las diferentes efemérides
(ver las figuras 5 y 6).16

14. Hasta antes de la creación de la Facultad de Arquitectura, la Facultad de Ingeniería estaba dividida
en tres escuelas: Escuela de Ingeniería, Escuela de Arquitectura y Escuela Anexa de Artes y Oficios.
Con el acuerdo del Consejo Directivo se creó la Facultad de Arquitectura y Bellas Artes, para el fomen-
to y la enseñanza superior de las artes plásticas, así como la formación de arquitectos, pintores, es-
cultores y decoradores. Pero al año siguiente se dividió en dos secciones: Arquitectura y Bellas Artes.
15. Achun, Bogotá, 12 de noviembre de 1934, f. 362.
16. El grupo de primeros arquitectos graduados y oficialmente reconocidos como tal, lo forma-
ron: Hernando Pinzón Isaza, Efraín Argüelles, Humberto Chica Pinzón, Manuel Jácome Ramírez,
Hernando Vargas Rubiano, Roberto Franco Solano, José Antonio Porras, Gustavo Mora Toscano,
José Fuentes San Juan, Alberto Iriarte Roche, Alfonso Perdomo Escobar, Gilberto Rodríguez Jara-
millo, Luis Davis Vásquez, Gabriel Solano Mesa, Ernesto Muñoz Navarro y Luis Francisco Busta-
mante. En: Eduardo Angulo Flórez, Cincuenta años de Arquitectura. 1936-1986. Universidad Nacio-
nal (Bogotá: Asociación de Arquitectos de la Universidad Nacional, 1987), 21-22. Pero como se
puede apreciar en el texto, hubo otros graduados con antelación del proceso de 1928-1936, solo
que quienes se graduaron en 1941 —en su mayor parte— son del grupo que iniciaron estudios en
1937 como Facultad de Arquitectura.
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Universidad Nacional de Colombia –150 años–

Figura 5. Camilo Mayo Caicedo en la reunión de arquitectos egresados


de la Universidad Nacional de Colombia

Fuente: Eduardo Angulo Flórez, Cincuenta años de Arquitectura. 1936-1986. Universidad Nacional
(Bogotá: Asociación de Arquitectos de la Universidad Nacional, 1987), 77.

Figura 6. Camilo Mayo como profesor de la Universidad Nacional, en los actos


de graduación del arquitecto Federico Pérez Forero, 1960

Fuente: Eduardo Angulo Flórez, Cincuenta años de Arquitectura. 1936-1986. Universidad Nacional,
(Bogotá: Asociación de Arquitectos de la Universidad Nacional, 1987), 123.

Realmente Mayo Caicedo formó parte de los arquitectos de la Generación


de la transición académica, aquellos que iniciaron la formación en el Depar-
tamento de Arquitectura y terminaron en la Facultad de Arquitectura de
la Universidad Nacional de Colombia, en momentos en que esta era la
única facultad de arquitectura del país. Fueron sus maestros, entre otros,
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Camilo Mayo Caicedo, el primer arquitecto “negro”* de Colombia


el arquitecto y urbanista austriaco Karl Brunner (clases de urbanismo), el
arquitecto colombiano Arturo Jaramillo (profesor de edificios y dibujo ar-
quitectónico), el pintor Domingo Moreno Otero (quien daba las clases de
dibujo artístico en la Escuela de Bellas Artes), el chileno Julio Casanova;
también los arquitectos colombianos Guillermo Herrera Carrizosa (com-
posición arquitectónica), Alberto Manrique Martín y Carlos García Prada,
quien fue profesor de Historia del arte y teoría de la arquitectura.
Por la misma razón, los planteamientos estéticos oscilaron entre una
vieja tradición historicista, que aún tenía vigencia, y una modernidad
incipiente que no se consolidaba de la debida manera pese a los diferentes
intentos y planteamientos que procuraban arquitectos como Carlos
Martínez Sanabria. Entre estos dos extremos, unas propuestas modernistas,
con muchos elementos Art Déco y nacionalistas de corte neocolonial, uno
de cuyos abanderados era el profesor García Prada junto con Guillermo
Herrera Carrizosa, quien fue el primer Decano de la Facultad. Precisamente
unos proyectos tempranos de Mayo Caicedo muestran esas características
estéticas. En 1939, aun sin graduarse, en la revista Ingeniería y Arquitectura
de Bogotá publicó un texto corto con dos ilustraciones (ver figura 7), en
las que daba cuenta de unas obras propuestas para la Intendencia Nacional
del Chocó, en esos momentos regida por Dionisio Echeverri Ferrer. No
cabe duda de que de alguna manera le estaba retribuyendo el apoyo
brindado a sus estudios superiores. El anteproyecto para el Hospital de
Istmina —la segunda población del Chocó, en la región del San Juan— y
la propuesta para el Hotel Intendencial son el contraste de la búsqueda
de una arquitectura tropical acorde con la realidad del medio del primero
versus los intentos de una arquitectura protoracionalista, que rompe con
la composición clásica, con volúmenes de planos limpios y especies de
brise-soleil para controlar la incidencia solar en una de las fachadas. Estas
ambigüedades son las que destaca el arquitecto Carlos Niño Murcia en
dos proyectos de Mayo Caicedo cuando era profesional: la Concentración
Escolar de Girardot de 1942, un “proyecto de planimetría clásica pero
de expresión ciertamente moderna”,17 y el Hospital del municipio de
El Carmen de Atrato, también en el Chocó, diseñado en 1945, con una
concepción claramente “tradicionalista”.

17. Carlos Niño Murcia, Arquitectura y Estado. Contexto y significado de las construcciones del Ministerio de Obras
Públicas, Colombia 1905-1960 (Bogotá: Centro Editorial Universidad Nacional de Colombia, 1991), 149.
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Universidad Nacional de Colombia –150 años–

Figura 7. Anteproyectos elaborados por Camilo Mayo Caicedo para el Hotel


Intendencial en Quibdó —arriba— y el Hospital de Istmina —abajo—

Fuente: Ingeniería y Arquitectura, núm. 7 (1939): 37.

Diferente lenguaje, decididamente funcionalista y muy acorde a los pos-


tulados de la arquitectura moderna, fue el empleado en proyectos como el
Hotel Citará y el edificio que luego se conoció popularmente en la ciudad de
Quibdó como el “Ocho pisos”, de los cuales entregó los planos en la adminis-
tración del gobernador Miguel Ángel Arcos, hacia el año de 1958.

Figura 8. Presentación de varios proyectos de Camilo Mayo a las autoridades del Chocó, 195818

Fuente: Archivo familiar de Miguel Ángel Arcos.

18. En 1958, Camilo Mayo Caicedo hizo la presentación de los proyectos para el Hotel, el Edificio
Ocho pisos y otros proyectos arquitectónicos a las autoridades del Chocó, presididas por el Gober-
nador militar, Miguel Ángel Arcos, durante la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla.
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Camilo Mayo Caicedo, el primer arquitecto “negro”* de Colombia


Figura 9. Maqueta del Hotel Citará, diseñado por Camilo Mayo C.19

Fuente: Archivo familiar de Miguel Ángel Arcos.

Ahora bien, buena parte de su actividad profesional descolló en el tema de


la vivienda de bajo costo o económica, especialmente después de participar en
los cursos del Centro Interamericano de Vivienda y Planeamiento —Cinva—, un
proyecto creado por el convenio del gobierno colombiano con la oea en 1951,
y que inició actividades en Bogotá en 1952. Como su nombre lo indica, se
trataba de investigar y hacer trabajos experimentales para resolver problemas
técnicos constructivos, con el fin de planear e intervenir en el problema de
la vivienda en América Latina, tan en boga por aquellos años. Mayo Caicedo
tenía alguna experiencia de diseño de viviendas como las de la Cooperativa
Ferrocaja Ltda., en 1948 y 1949, o para la Caja de la Vivienda Popular del Dis-
trito, en 1950. Luego se dedicaría a la búsqueda de materiales y tecnologías,
de procesos constructivos, para la vivienda popular.
Aparte de su actividad profesional, tuvo su actividad académica como
profesor de la Universidad Nacional de Colombia, precisamente en el área de
la construcción, donde además fue Secretario de la Facultad de Arquitectura
hacia 1954, y en la cual se jubiló en 1986. También en la Universidad
La Gran Colombia, donde fue uno de los profesores fundadores de la
Facultad de Arquitectura en 1951, de la cual participaron otros profesores
de la Universidad Nacional; allí también fue profesor de construcción, y
asimismo llegó al puesto de Secretario en la parte administrativa.

19. El hotel fue construido y funcionó como tal; y luego de múltiples reformas, hoy es sede de una
institución universitaria.
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Universidad Nacional de Colombia –150 años–

En realidad se conoce poco de la obra de este arquitecto chocoano


y, con la excepción del libro de Carlos Niño Murcia sobre Arquitectura y
Estado, los demás libros canónigos de la historia de la arquitectura no lo
incluyen. No se trata de un prejuicio sino de la falta de estudios espe-
cíficos de orden regional y local, una gran carencia que se trata ahora
de subsanar, para que de esta manera se pueda trascender al escenario
nacional estableciendo el sentido real de su aporte. También es cierto
que los propios coterráneos chocoanos poco lo han valorado, ni aquellos
que reivindican a los héroes y pioneros étnicos. Curiosamente, el único
homenaje, la poca memoria que lo recuerda, ha sido por parte de una aso-
ciación cooperativa de profesores pensionados de la Universidad Nacional
de Colombia, que le han puesto su nombre al hostal de su sede campestre.
De ahí que se deba hacer un trabajo que reivindique su proceso social;
pero, sobre todo, es necesario inventariar, evaluar y reconocer su obra; un
reconocimiento que aún está por hacerse, obviamente dentro del canon
arquitectónico y no desde el relativismo cultural. Pese a todo, Mayo Caice-
do fue un pionero para la gente negra de Colombia, y en el surgimiento de
la disciplina arquitectónica en el país.
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Camilo Mayo Caicedo, el primer arquitecto “negro”* de Colombia


Fuentes documentales
Archivo Central e Histórico de la Universidad Nacional de Colombia
(Achun), Sección Facultad de Matemáticas e Ingeniería.

Archivo familiar de Miguel Ángel Arcos.

Biblioteca Luis Ángel Arango.

Bibliografía
Angulo Flórez, Eduardo. Cincuenta años de Arquitectura. 1936-1986. Universidad Na-
cional. Bogotá: Asociación de Arquitectos de la Universidad Nacional, 1987.
González Escobar, Luis Fernando. Del Alarife al Arquitecto. El saber hacer y el
pensar la arquitectura en Colombia 1847-1936. Santafé de Bogotá: Editorial
OjoXOjo, 2013.
González Escobar, Luis Fernando. Luis Llach En busca de las ciudades y la arqui-
tectura en América. San José de Costa Rica: Editorial de la Universidad de
Costa Rica, 2004.
Ingeniería y Arquitectura, núm. 7 (1939).
La Defensa, Medellín, 21 de febrero, 1947.
Mosquera Rivas, Ramón. Recuerdos de un hijo de mineros. Medellín: Editorial
Difusión, s.f.
Mayo Caicedo, Camilo. Entrevistado por Luis Fernando González Escobar.
Bogotá, mayo de 1992.
Niño Murcia, Carlos. Arquitectura y Estado. Contexto y significado de las construcciones
del Ministerio de Obras Públicas, Colombia 1905-1960. Bogotá: Centro Edito-
rial, Universidad Nacional de Colombia, 1991.
Pisano, Pietro. Liderazgo político “negro” en Colombia 1943-1964. Bogotá: Uni-
versidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias Humanas-Depar-
tamento de Historia, 2012).
Revista del Chocó, Quibdó, núm. 1 (1928).

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