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Antappacay

Los pobladores de la provincia de Espinar (Cusco) exigen al Estado y a la compañía minera


Antapaccay S.A. el cumplimiento de los acuerdos asumidos en la mesa de diálogo que concluyó
en julio de 2013. Estos acuerdos están recogidos en un plan de acción ambiental y sanitaria, y
en un programa de inversión.

Como se recuerda, las manifestaciones por este conflicto provienen desde el 2012. La principal
exigencia era que la empresa minera eleve de 3 a 30% su aporte voluntario por utilidades
anuales. Las protestas causaron cuatro muertes, ocho heridos y 76 policías agraviados.

Cusco: protestan contra Glencore Antapaccay

Desde el día 20 de junio los comuneros de la comunidad originaria de Huancané Bajo, en la


provincia cusqueña de Espinar, acatan una paralización indefinida en contra de la minera
Glencore Antapaccay, exigiendo el trato directo para resolver los problemas socio-ambientales
que los afecta.

Mediante movilizaciones y un plantón pacífico, la comunidad exige el diálogo con el gerente


general con una plataforma en donde la principal demanda es el tema del agua.
Asimismo los comuneros de Huancané Bajo señalan que persisten con la medida de fuerza por
el incumplimiento de acuerdos que fueron adoptados en el mes de noviembre del 2018. La
empresa minera se habría comprometido en tomar medidas para reponer sus fuentes de aguas
contaminadas, implementar proyectos de desarrollo para la comunidad y tomar medidas
respecto a la presencia de metales pesados que afectan la salud de los comuneros.

Reclaman el trato directo con la empresa minera. El día 22 de junio los comuneros también
detuvieron, en la zona de Tintaya Marquiri, los vehículos de transporte minerales de las Bambas.

En Espinar, Cusco, se ubican cuatro cuencas principales: Apurímac, Salado, Apurímac y


Colca. Además, cuenta con 107 lagunas, logrando un área de espejo de agua de 82,2 km²
de superficie, que aportan 41,1 millones de m³ para las lagunas de las subcuencas del río
Apurimac y de 14,6 millones de m³ para las subcuencas del Colca. Aparentemente los
volúmenes de agua son abundantes; sin embargo, su nivel de uso para las actividades
agropecuarias es mínimo, por limitaciones topográficas, económicas y tecnológicas de la
zona.

El suelo en Espinar se usa en un 84% para el pastoreo, seguido por las áreas de cultivo con
10% y otros usos con 6%.

Los pastizales (70,7%), junto con las áreas de césped de puna y ciertas zonas de áreas de
descanso, son el hogar de una importante población pecuaria (ovinos, vacunos, camélidos,
equinos y otros). Por otro lado, existe una gran variedad de flora que es utilizada en la
medicina natural, insumos para la construcción y fabricación de herramientas, así como
materia prima para la cestería y artesanía. Los recursos mineros de la provincia son
especialmente cobre y hierro.

En la zona opera la minera Xstrata Tintaya, cuya explotación cuprífera culminará en el 2015.
Asimismo, la minera está por iniciar un nuevo proyecto: Antapaccay, que con una inversión
de más de US$ 1.400 millones, producirá 160.000 toneladas de cobre fino, cerca del doble
de lo que produce Tintaya. Existe un Convenio Marco firmado por la comunidad y la minera
en el 2003 en el que se establecen una serie de compromisos para promover el desarrollo de
la provincia; sin embargo, hay mucho por hacer.

La muerte de animales –sobre todo de ganado– fue el desencadenante de las protestas en


la provincia provincia. A partir de ellas, se señaló a la minera Xstrata Tintaya como la fuente
de contaminación de los ríos Salado y Cañipía. La comunidad campesina de Tintaya Marquiri
fue la primera en levantarse. Cabe señalar que los resultados de los monitoreos realizados
posteriormente establecieron que la muerte de animales se debió a factores naturales.
El paro indefinido fue el momento más turbulento en la zona. Se inció el 21 de mayo del 2012
en la provincia. La principal exigencia era que la empresa minera eleve de 3 a 30% su aporte
voluntario por utilidades anuales, situación rechazada por Xstrata y el Estado, pues se
consideró que la empresa cumplía con los requisitos de responsabilidad social y ambiental, y
porque el aumento afectaría la rentabilidad de la minera. A su vez, analistas políticos como
Jesús Amaya indicaron que el reclamo no era apropiado, debido a que Espinar no demostraba
una capacidad de gasto que justificara la lucha. El argumento anterior responde a que, al
momento del conflicto, el gobierno de Espinar ejecutava un porcentaje reducido de su
presupuesto y que, a su vez, era la provincia del Cusco que más recursos recibía por canon,
sobrecanon, regalías mineras y otras fuentes. En el 2011 ingresaron a sus arcas más de 156
millones de soles, pero apenas ejecutó el 45% de dicho monto.
Las violentas manifestaciones frustraron el primer intento de diálogo entre el gobierno y los
dirigentes de Espinar. Hacia el 29 de mayo, las protestas causaron cuatro muertes, ocho
heridos y 76 policías agraviados. Ante ello, se oficializó el estado de emergencia por 30 días
en Espinar.

El 13 de junio, representantes de Xstrata reiteraron su disposición a renegociar el convenio


marco en Espinar. Indicaron que sus aportes podrían elevarse de US$10 millones a más de
US$16 millones con el desarrollo de la mina Antapaccay.

Ante la coyuntura, y con la finalidad de atender las demandas de la población y conseguir el


desarrollo sostenible de la provincia, el Estado peruano instaló en Espinar una mesa de
diálogo el 21 de junio de este año.

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