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Propiedad Agraria.
La orientación que el Derecho Agrario da al problema de la tierra, de instaurar formas más justas
de goce o explotación, lleva a establecer como fin de aquel derecho, “facilitar el arraigo de los
cultivadores a la tierra y su acceso a la propiedad de la misma”. Estos fines permiten postular,
dentro del Derecho Agrario, un sistema de propiedad posesiva, sin intermediación, donde la
posesión deja de ser un simple hecho y pasa ser el elemento esencial de la conservación de la
propiedad.
La propiedad como derecho de usar, gozar y disponer libre y exclusivamente de una cosa, aun
con las limitaciones o restricciones establecidas por causa de utilidad pública, sin su efectivo
ejercicio mediante actos materiales de posesión, es insostenible para el Derecho Agrario. Por ello,
la propiedad que postula el Derecho Agrario, supone un nuevo concepto donde la posesión es un
elemento integrante, el cual además se constituye en el elemento conservador de la propiedad
misma. Mas que facultad, el propietario tiene ahora el deber de usar de la cosa y si no cumple con
tal deber, pierde su dominio. Por ello, la propiedad agraria ha dejado de ser perpetua para
convertirse en temporal y condicionada.
Hoy en día en Venezuela se siguen los siguientes criterios concurrentes para calificar a un terreno
determinado como rural o urbano:
1. Su ubicación en un área calificada por los organismos competentes como rural.
2. Su o explotación, o sea la actividad agraria.
No obstante, se carece de una normativa general y propia para definir las áreas agrícolas o
rurales, por lo que de acuerdo con la legislación vigente, serán agrarias aquellas áreas que no
hubieren sido calificada como urbana o de expansión de las ciudades, por Organismos
competentes.
Entonces, de acuerdo con lo expuesto, podríamos definir Propiedad agraria: Como aquel
inmueble que situado fuera de las áreas urbanas o de las áreas de expansión de las ciudades, es
derecho exclusivo del poseedor, de aprovecharse económicamente del predio rural, que de
manera continua, directa y efectiva explota, en su propio beneficio y en el de la colectividad y
que se extingue cuando el poseedor deja de utilizarlo o lo utiliza inadecuadamente, o cuando cede
su explotación a terceros.
Contenido tomado del texto: Duque Corredor, R.J: Derecho Agrario Instituciones. Tomo I.
Editorial Jurídica Alva, S.R.L. Caracas- Venezuela. 1985. P. 184, 188-189.
Afirma el profesor Duque Corredor en su libro Derecho Agrario Instituciones (Tomo I), que
Jurídicamente no puede sostenerse que en Venezuela la propiedad agraria es una institución
específicamente distinta de la propiedad del derecho común. Sin embargo, es preciso reconocer
que el derecho de propiedad de fundos rústicos esta hoy determinado por preceptos
constitucionales de gran contenido social, por previsiones legislativas que imponen limitaciones,
restricciones y obligaciones, y por una planificación espacial; todo lo cual le da una fisonomía
especial frente al concepto tradicional y civil del derecho de propiedad.
Para allanar el presente subtitulo, presentaré un cuadro comparativo entre la propiedad civil y la
propiedad agraria. En el primero tenemos la propiedad genus o commune y en el segundo la
propiedad especial. Ambas propiedades exhiben disimilitudes muy marcadas, por la materia, que
al final de cuentas son las que se imponen en cada derecho. El análisis comparativo que nos
hemos planteado tiene como punto de partida la determinación del objeto del derecho agrario, del
cual fluye axiomáticamente que derecho agrario no es derecho civil. Lo contrario, a nuestro
juicio, resultaría flojo o nada verificable.
1. a) es dinámica o de actividad;
2. b) es de producción de seres para la salud y vida humana;
3. c) tiene profunda proyección social;
4. d) es funcional;
5. e) es especial (species);
6. f) está al servicio de la colectividad, con la producción y productividad agrícolas;
7. g) está ligada a las fuerzas de la naturaleza y la vida (naturaleza y vida = actividad
agraria); y,
8. h) es instituto típico del derecho agrario.
A estas inherencias de la propiedad agraria, que la diferencian con tanta nitidez y evidencia de la
civil, agregamos otras, que están unidas o son inseparables de la agrariedad, nota mayor que la va
dotar ciertamente de tipicidad, veamos:
A diferencia de la Ley derogada, la vigente Ley de Tierra y Desarrollo Agrario nada menciona
acerca de los elementos que conforman la noción de función social de la propiedad. Sin embargo,
la exposición de motivo del referido texto legal establece que a los fines de lograr los objetivos
del referido texto normativo se afecta el uso de todas las tierras con vocación para el desarrollo
agroalimentario, sean estas de origen publico o privado, con la intención de sustraer las misma de
la aplicación del derecho común para dar paso a un régimen orientado por el interés social y el
efectivo cumplimiento de la función social, definida por el legislador como la “productividad
agraria”.
Esta noción de productividad agraria es señalada por el propio legislador como un concepto
jurídico indeterminado utilizado como patrón de medición de la relación existente entre la tierra
con vocación agraria y su función social. A este respecto, se establecen tres niveles de medición
de la productividad del fundo: Finca ociosa o inculta, finca mejorable y finca productiva.
Dicho todo esto, puede afirmarse que la función social de la propiedad se encuentra conformada
por aquella necesidad inminente de adecuar las tierras de vocación para la producción
agroalimentaria a los requerimientos de productividad establecidos por el Ejecutivo Nacional, en
el marco de la concepción de la propiedad como un derecho social y a los fines de erradicar el
sistema latifundista y dar cabal cumplimiento a los elementos establecidos en el artículo 19 de la
Ley de Reforma Agraria, que si bien fueron derogados desde el año 2001, continúan siendo un
indicador patente sobre el estado de productividad de un fundo agropecuario, perfectamente
adaptables a la realidad actual del medio rural venezolano.
En el uso habitual del término, en la época contemporánea, muy cargado de rasgos peyorativo, se
extiende a los latifundios como caracterizados por uso ineficiente de los recursos disponibles.
Según el profesor Ramón Vicente Casanova, el latifundio es una forma compleja. En su comienzo se
identificó con la gran propiedad. De ahí su nombre. Hoy en día, otras acepciones nos lo presenta como
un abuso que pueden cometer aun las propiedades medianas o pequeñas.
En consecuencia, el latifundio reviste varias formas, dicho fenómeno puede presentarse en tres formas:
Latifundio económico. Latifundio social y latifundio natural.
1. La renta trabajo, cuando permite el uso de una parte de sus tierras, a cambio de que los usuarios
le labren el resto.
2. La renta producto, cuando el uso ajeno de sus tierras le reporta al dueño una parte de los frutos
cosechados.
3. La renta dinero, cuando el usuario paga un alquiler o canon de arrendamiento por el uso de la
tierra.
Latifundio natural: Debe su aparición a circunstancias geográficas, fundamentalmente. Está
constituido por esas tierras marginales, alejadas de los centros de consumos y aisladas por la
carencia de vías de comunicación. Tierras baldías, abiertas a la colonización.
El latifundio natural tiene como único titular al Estado y se identifica con los inmensos baldíos radicados
en la periferia del país.
Propiedad civil
Nuestro Código Civil (CC), define la propiedad como “el derecho de usar, gozar, y disponer de una cosa
de manera exclusiva con las restricciones y obligaciones establecidas por la Ley”(artículo 545 CC).
Uno de los derechos más importantes que se reconocen al hombre, de mayor tradición constitucional, es
el derecho de propiedad. Proclamado por primera vez como derecho natural en la declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano de 26 de agosto de 1789, fue el estamento burgués quien
apoyado en las ideas de la revolución francesa, colocó como eje central de toda su elaboración político-
social el derecho de propiedad privada. El concepto de propiedad derivó de dos grandes documentos
con los que se abre y se cierra el ciclo revolucionario en el plano del pensamiento: la Declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano aprobada por la Asamblea Constituyente de 26 de agosto de
1789, por una parte, y los artículos 544 y 545 del Código Napoleónico de 1804, por la otra.
En la Declaración de los Derechos del Hombre, se prohibía toda privación del derecho de propiedad,
considerándolo sagrado e inviolable. Se aseguraba así, de modo permanente, la plena vigencia y eficacia
del derecho de los particulares sobre los bienes que poseían. De otra parte, con esta Declaración se
reconocía el carácter imprescriptible del derecho de propiedad y su condición de derecho natural, al
establecer que "ningún legislador ni actual ni futuro podía desconocerlo o disminuirlo lícitamente" .
Asimismo, el artículo 544 del Código Napoleónico definió la propiedad como "el derecho de gozar y
disponer de las cosas del modo más absoluto, siempre que no se haga de ellos un uso prohibido por las
leyes o los reglamentos" . De igual forma, el precepto contenido en el artículo 545 del citado Código,
corroborando la disposición que le antecedía, previó la imposibilidad de que cualquier ciudadano sea
pudiera ser obligado a ceder su derecho de propiedad, y que si ello fuere impuesto por razones de
utilidad pública, habría de serle reemplazada su cosa por una indemnización justa y previa.
Los principios señalados permitieron establecer un sistema socio-político en el que se reconocía a los
individuos plena y absoluta libertad para que dispusieran, conforme a su propia y exclusiva voluntad, de
los bienes que incorporasen a sus respectivos patrimonios. De esta manera la propiedad privada fue
concebida como un derecho al que se le reconocen los caracteres de absoluto, exclusivo, ilimitado en su
cantidad, perpetuo y transmisible. Se consideraba, por tanto, que el derecho de propiedad le confería al
propietario la posibilidad legítima de realizar con sus bienes actos de cualquier clase, incluso de gozar de
ellos de una manera absoluta. Sin embargo, este carácter absolutista e individualista de la propiedad
ocasionó en muchos casos que la voluntad individual de una minoría de propietarios fuese la que
decidiese, libremente y sin trabas, sobre el empleo y destino de los bienes que la naturaleza puso a
disposición de todos los hombres. La doctrina liberal individualista llevó a tal extremo esta concepción,
que incluso sólo se le reconocía derecho al sufragio a los ciudadanos propietarios.
Ante el profundo desequilibrio social que ésta tesis clásica acerca del derecho de la propiedad estaba
causando, surgió la necesidad de reformar las premisas que le servían de fundamento. Fue así como en
su proceso de evolución, el Los Estados de Derecho fueron madurando socialmente, comenzó a acoger
acogiendo las tendencias doctrinarias que propugnaban nuevos esquemas para la protección de los
derechos sociales, entre ellos, la propiedad. Así, bajo la influencia de pensamientos y doctrinas diversas,
muchos de ellos ajenos al derecho, se llegó a aceptar la idea de que detrás de toda relación de dominio
existe una concepción social de la propiedad dirigida a compatibilizar este derecho con los intereses
públicos. De esa manera nace la idea de la función social de la propiedad, la cual se traduce así en la
sujeción de dicho ese derecho a las contribuciones, restricciones u obligaciones que establezca la ley con
fines de utilidad pública o interés general.
En cuanto a los caracteres del derecho de propiedad en general, remítase a la bibliografía sugerida o
equivalente.
La evolución del derecho de propiedad en el derecho venezolano puede ser analizada en dos etapas
claramente influenciadas por las corrientes doctrinarias que, en un principio, consideraron a la
propiedad como un derecho absoluto e ilimitado y que luego evolucionaron al punto de permitir su
limitación por razones de interés social.
Podemos distinguir así una primera etapa que se extiende de 1811 a 1914 en las que los textos
constitucionales consagraron la propiedad como un derecho absoluto, sujeto solamente a concretas
restricciones legales, y una segunda etapa que se extiende de 1914 a la actualidad en la que se consagra
la propiedad como un derecho que, por virtud de su función social, está sujeto a las restricciones y
limitaciones que imponga la ley con fines de utilidad pública o interés social.
La propiedad como derecho absoluto (etapa 1811-1914).
Así, la Constitución de 1811 disponía en su artículo 155 que la "propiedad es el derecho que cada uno
tiene a gozar y disponer de los bienes que haya adquirido con su trabajo e industria". La Constitución de
1819 mantuvo esta regulación de la propiedad en su artículo 12, reforzando aun más su carácter
absoluto al disponer que la facultad del propietario de gozar y disponer de los bienes que hubiese
adquirido con su trabajo e industria pudiera ser ejercida libremente. Asimismo, en su artículo 15, se
disponía que "nadie puede ser privado de su propiedad sino con su consentimiento, a menos que la
necesidad pública o la utilidad general probada legalmente lo exijan. En éstos casos la condición de una
justa indemnización debe presuponerse".
Siguiendo la orientación absolutista del derecho de propiedad, las Constituciones de 1821 y 1830
establecían que nadie podía ser privado de la menor porción de su propiedad ni ésta podía ser aplicada a
ningún uso público sin el consentimiento del propietario o del Congreso y, en caso de que el interés
común legalmente comprobado así lo exigiere, debía presuponerse siempre una justa indemnización.
Esta regulación se mantuvo, salvo ligeras modificaciones en las Constituciones de 1857 y 1858, con la
particularidad de que, en la primera de ellas, se destacó el carácter inviolable de la propiedad.
Posesión civil
Fundamentalmente la posesión consiste en una situación de hecho o estado de hecho de la cual derivan
consecuencias jurídicas que, de ordinario, vienen a proteger en mayor o menor medida esa situación o
estado de hecho.
“Cuando una persona ejerce un dominio de hecho sobre una cosa, independientemente de que sea o no
el propietario.”
Asi podemos tomar como punto de partida la idea de que la posesión es un señorío o dominio de hecho
que de ordinario produce consecuencia jurídica que la protegen en diversas medidas.
“La posesión es la tenencia de una cosa, o el goce de un derecho que ejercemos por nosotros mismos
o por medio de otra persona que detiene la cosa o ejerce el derecho en nuestro nombre (art. 771 CC)”.
1. La de quien tiene la cosa o goza del derecho por sí mismo o a través de otro.
Precisamente, esa distinción, de acuerdo con la doctrina francesa, italiana y la nuestra, es el fundamento
de la distinción legal entre posesión y detentación, ya que la ley califica como posesión a la primera de
dichas situaciones (tener la cosa o gozar del derecho por sí mismo o a través de otro.); pero no a la
segunda (tener la cosa o ejercer el derecho en nombre de otro).
Entonces, el objeto de la posesión, es una situación de hecho que genera consecuencias jurídicas, los
cuales recaen sobre derechos reales, únicos susceptibles de posesión; pudiendo nombrar entre ellos: la
propiedad, el usufructo, la servidumbre, el uso, entre otros.
Asimismo no se puede poseer un bien que no sea susceptible de propiedad, según lo establecido por el
Código Civil, este tipo de posesión no acarrea efectos jurídicos alguno (Art. 778 CC), es decir, aun cuando
se trate de derechos reales, no todas las cosas y derechos reales son susceptibles de posesión, sin que
pueda adquirirse la propiedad de dicha cosa o derecho.
Por tratarse la posesión de una situación de hecho que genera la imagen de un derecho, ésta solo puede
recaer sobre cosas corporales.
Elementos de la posesión : La posesión propiamente dicha implica dos elementos, uno material y el otro
psicológico: “Corpus” y el “Animus”, respectivamente.
El Corpus: Conceptualizado como el poderío o señorío que ejerce sobre las cosas. En fin, consiste
siempre en el ejercicio de hecho de un derecho.
Sujeto de la posesión: La posesión como hecho, la pueden tener personas jurídicas (porque la ejercen a
través de sus órganos de representación) y las personas físicas, si bien deben tener capacidad de
entender y querer(si no tienen estas cualidades se pueden obtener a través de su representación legal).
Es un hecho, ya que el poseedor tiene el poder físico que se ejerce sobre la cosa, poder que está
valorado en si mismo, independientemente de que sea o no conforme a derecho.
La propiedad implica la posesión, pero ambas pueden existir separadamente; ya que hablamos
de la propiedad sin posesión cuando la cosa se encuentra en poder de un tercero, que la retiene
con ánimo de dueño. En cambio cuando se habla de posesión sin propiedad se tiene la cosa sin
ánimo de dueño, sin el derecho a su propiedad.
Posesión Agraria