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Propiedad Agraria: Concepto, Función social.

Propiedad Agraria.

Tomado del libro: Duque


Corredor, R. J: Derecho Agrario Instituciones. Tomo I. Editorial Jurídica Alva, SRL. Caracas.
Venezuela. P. 28-29. 1985.

La orientación que el Derecho Agrario da al problema de la tierra, de instaurar formas más justas
de goce o explotación, lleva a establecer como fin de aquel derecho, “facilitar el arraigo de los
cultivadores a la tierra y su acceso a la propiedad de la misma”. Estos fines permiten postular,
dentro del Derecho Agrario, un sistema de propiedad posesiva, sin intermediación, donde la
posesión deja de ser un simple hecho y pasa ser el elemento esencial de la conservación de la
propiedad.

La propiedad agraria, en consecuencia, es reformulada conceptualmente, vinculándola


estrechamente a la posesión y aunque sigue teniendo existencia y esencia propia, no puede sin
embargo definirse sin la posesión o prescindiendo de ésta. Si bien los elementos integrantes de la
propiedad, subjetivos (sujetos activos) y objetivos (cosas corporales e incorporales), continúan
siendo los mismos, no obstante su contenido, en virtud de la jerarquía alcanzada por la posesión,
si sufren una verdadera transformación. En efecto, ya el propietario no puede decidir si usa o no
usa de la tierra, porque en ello va envuelta la existencia misma de su derecho de dominio.

La propiedad como derecho de usar, gozar y disponer libre y exclusivamente de una cosa, aun
con las limitaciones o restricciones establecidas por causa de utilidad pública, sin su efectivo
ejercicio mediante actos materiales de posesión, es insostenible para el Derecho Agrario. Por ello,
la propiedad que postula el Derecho Agrario, supone un nuevo concepto donde la posesión es un
elemento integrante, el cual además se constituye en el elemento conservador de la propiedad
misma. Mas que facultad, el propietario tiene ahora el deber de usar de la cosa y si no cumple con
tal deber, pierde su dominio. Por ello, la propiedad agraria ha dejado de ser perpetua para
convertirse en temporal y condicionada.

Hoy en día en Venezuela se siguen los siguientes criterios concurrentes para calificar a un terreno
determinado como rural o urbano:
1. Su ubicación en un área calificada por los organismos competentes como rural.
2. Su o explotación, o sea la actividad agraria.

No obstante, se carece de una normativa general y propia para definir las áreas agrícolas o
rurales, por lo que de acuerdo con la legislación vigente, serán agrarias aquellas áreas que no
hubieren sido calificada como urbana o de expansión de las ciudades, por Organismos
competentes.

Entonces, de acuerdo con lo expuesto, podríamos definir Propiedad agraria: Como aquel
inmueble que situado fuera de las áreas urbanas o de las áreas de expansión de las ciudades, es
derecho exclusivo del poseedor, de aprovecharse económicamente del predio rural, que de
manera continua, directa y efectiva explota, en su propio beneficio y en el de la colectividad y
que se extingue cuando el poseedor deja de utilizarlo o lo utiliza inadecuadamente, o cuando cede
su explotación a terceros.

Contenido tomado del texto: Duque Corredor, R.J: Derecho Agrario Instituciones. Tomo I.
Editorial Jurídica Alva, S.R.L. Caracas- Venezuela. 1985. P. 184, 188-189.

La Propiedad Agraria como categoría distinta al derecho de Propiedad General.

Afirma el profesor Duque Corredor en su libro Derecho Agrario Instituciones (Tomo I), que
Jurídicamente no puede sostenerse que en Venezuela la propiedad agraria es una institución
específicamente distinta de la propiedad del derecho común. Sin embargo, es preciso reconocer
que el derecho de propiedad de fundos rústicos esta hoy determinado por preceptos
constitucionales de gran contenido social, por previsiones legislativas que imponen limitaciones,
restricciones y obligaciones, y por una planificación espacial; todo lo cual le da una fisonomía
especial frente al concepto tradicional y civil del derecho de propiedad.

Para allanar el presente subtitulo, presentaré un cuadro comparativo entre la propiedad civil y la
propiedad agraria. En el primero tenemos la propiedad genus o commune y en el segundo la
propiedad especial. Ambas propiedades exhiben disimilitudes muy marcadas, por la materia, que
al final de cuentas son las que se imponen en cada derecho. El análisis comparativo que nos
hemos planteado tiene como punto de partida la determinación del objeto del derecho agrario, del
cual fluye axiomáticamente que derecho agrario no es derecho civil. Lo contrario, a nuestro
juicio, resultaría flojo o nada verificable.

La propiedad civil (propiedad commune o genus):

1. Es rentista, individualista, egoísta, disfuncional, especulativa. Sólo está al servicio del


titular.
2. Es estudiada por el derecho civil y regulada por el Código Civil o propiedad general
(genus).
3. No es instrumento jurídico para la producción de seres primarios, como los destinados a
la alimentación diaria del hombre.
4. No le interesa los beneficios de las fuerzas de la naturaleza o de los recursos naturales
renovables.
5. La estructura del suelo puede pertenecer al mismo tiempo a diferentes propietarios (suelo,
sobresuelo y subsuelo).
6. Recae sobre bienes no productivos. Es ajena absolutamente a la actividad agraria, en la
concepción de la agrariedad.
7. Es ajena a la regulación del ambiente agrario y ecológicamente equilibrado.
8. Los bienes sobre los que recae —muebles e inmuebles— se ubican en el ámbito urbano,
industrial o comercial. O recae sobre bienes ajenos a la producción o actividad económica
primaria.

La propiedad agraria (propiedad species) Contrariamente a la propiedad civil, la agraria:

1. a) es dinámica o de actividad;
2. b) es de producción de seres para la salud y vida humana;
3. c) tiene profunda proyección social;
4. d) es funcional;
5. e) es especial (species);
6. f) está al servicio de la colectividad, con la producción y productividad agrícolas;
7. g) está ligada a las fuerzas de la naturaleza y la vida (naturaleza y vida = actividad
agraria); y,
8. h) es instituto típico del derecho agrario.

A estas inherencias de la propiedad agraria, que la diferencian con tanta nitidez y evidencia de la
civil, agregamos otras, que están unidas o son inseparables de la agrariedad, nota mayor que la va
dotar ciertamente de tipicidad, veamos:

1. En esencia está ungida de agrariedad.


2. Es concebida a fuerza de la realidad social, económico-productiva y ambiental.
3. Está reconocimiento como derecho fundamental está consagrado en la Constitución del
Estado (arts. 115 y 307).
4. Recae en bienes de naturaleza productiva de vegetales o animales —tierra agraria—
destinados al consumo o a la alimentación diaria de la persona humana.
5. Es instrumento jurídico del ciclo biológico de producción de vegetales o animales,
destinado al consumo humano.
6. Está ligada inescindiblemente a las fuerzas de la naturaleza.
7. Es activa, evolutiva, posesiva, especial y de intensa funcionalidad económica, social,
ecológica y ambiental por el gran despliegue de las actividades humanas ejercitadas por el
cultivador o criador.
8. Es instrumento jurídico funcional para los contratos agrarios, la empresa agraria y la
actividad agroambiental.

Cumplimiento de la función social de la propiedad en la legislación venezolana.

Durante la vigencia de la ley de Reforma Agraria


existió en el ordenamiento jurídico venezolano un sustento normativo que proveía al intérprete de
un listado de elementos con la intención de determinar si el propietario de un fundo con vocación
agraria daba cabal cumplimiento a su función social, es decir, si un predio rural cumple o no con
su función social, es necesario determinar si se ajusta o no las siguientes obligaciones , que de
manera concurrente enumera el artículo 19 de la Ley de Reforma agraria (derogada), y que en
síntesis son las siguientes: 1) La explotación eficiente de la tierra, caracterizada por el
aprovechamiento apreciable y por la aplicación eficaz de los factores de producción, de acuerdo
con la zona donde se encuentra y con sus propias características. 2) El trabajo personal,
representado por la dirección y la responsabilidad financiera por parte del propietario de la tierra,
salvo los casos de explotación indirecta eventual por causa justificada. 3) El acatamiento de las
disposiciones conservacionistas. 4) El acatamiento de las normas jurídicas laborales y de los
contratos colectivos. Y, 5) La inscripción del predio rustico en la Oficina Nacional de Catastro de
Tierras y Aguas.

A diferencia de la Ley derogada, la vigente Ley de Tierra y Desarrollo Agrario nada menciona
acerca de los elementos que conforman la noción de función social de la propiedad. Sin embargo,
la exposición de motivo del referido texto legal establece que a los fines de lograr los objetivos
del referido texto normativo se afecta el uso de todas las tierras con vocación para el desarrollo
agroalimentario, sean estas de origen publico o privado, con la intención de sustraer las misma de
la aplicación del derecho común para dar paso a un régimen orientado por el interés social y el
efectivo cumplimiento de la función social, definida por el legislador como la “productividad
agraria”.

Esta noción de productividad agraria es señalada por el propio legislador como un concepto
jurídico indeterminado utilizado como patrón de medición de la relación existente entre la tierra
con vocación agraria y su función social. A este respecto, se establecen tres niveles de medición
de la productividad del fundo: Finca ociosa o inculta, finca mejorable y finca productiva.

Dicho todo esto, puede afirmarse que la función social de la propiedad se encuentra conformada
por aquella necesidad inminente de adecuar las tierras de vocación para la producción
agroalimentaria a los requerimientos de productividad establecidos por el Ejecutivo Nacional, en
el marco de la concepción de la propiedad como un derecho social y a los fines de erradicar el
sistema latifundista y dar cabal cumplimiento a los elementos establecidos en el artículo 19 de la
Ley de Reforma Agraria, que si bien fueron derogados desde el año 2001, continúan siendo un
indicador patente sobre el estado de productividad de un fundo agropecuario, perfectamente
adaptables a la realidad actual del medio rural venezolano.

Evolución constitucional de la propiedad agraria.

En los Estados democráticos de derecho, la propiedad es uno de los derechos fundamentales. La


fuente más remota de la propiedad como derecho fundamental, es la Declaración de los Derechos
del Hombre de la Revolución francesa de 1789, y en nuestro país, la declaración de los Derechos
del Pueblo, adoptada el 1° de julio de 1811, por el Congreso General, que después declaró la
independencia nacional el 5 de julio del mismo año. Fue la Constitución de 1936, la que, además
de consagrar la garantía de la propiedad, introdujo los elementos de la función social, al decir
que, sin embargo, este derecho está sometido a los límites que establezca la ley. La Constitución
de 1947, precisó el carácter obligacional de la propiedad, declarando que ésta está sometida las
restricciones, limitaciones y obligaciones que establezca la ley. Y la Constitución de 1961, en su
artículo 99, estableció la garantía del derecho de propiedad, pero que en virtud de su función
social este derecho está sometido a las restricciones, obligaciones y contribuciones que establezca
la ley. Por último. La vigente Constitución de 1999, ratifica para toda persona la garantía derecho
de propiedad, y precisa que la misma comprende el uso, disfrute y disposición de los bienes, pero
que estará sometida a las contribuciones, restricciones y obligaciones que establezca la ley con
fines de utilidad pública o de interés general.(tomado del libro: Derecho Agrario Instituciones,
del autor Duque Corredor Román José, Tomo I. Pag. 334).
Latifundismo: económico, social y natural.
La palabra “Latifundio” viene del latín
Latifundium, vocablo que ya designaba una gran propiedad agrícola o finca de gran extensión.. Se trata
de un compuesto del adjetivo “latus” (ancho, amplio, extenso) y el sustantivo “fundus”, que designa
enseguida el campo que uno posee, la finca, el dominio rural.

En el uso habitual del término, en la época contemporánea, muy cargado de rasgos peyorativo, se
extiende a los latifundios como caracterizados por uso ineficiente de los recursos disponibles.

Según el profesor Ramón Vicente Casanova, el latifundio es una forma compleja. En su comienzo se
identificó con la gran propiedad. De ahí su nombre. Hoy en día, otras acepciones nos lo presenta como
un abuso que pueden cometer aun las propiedades medianas o pequeñas.

En consecuencia, el latifundio reviste varias formas, dicho fenómeno puede presentarse en tres formas:
Latifundio económico. Latifundio social y latifundio natural.

 Latifundio económico: Las grandes extensiones de tierra ociosa o insuficientemente cultivadas


definen el latifundio económico. Esta forma corresponde al concepto tradicional del latifundio.
La ociosidad es de fácil apreciación y la no inversión la caracteriza. A las tierras se las mantiene
ociosas por falta de capital para entrar en el proceso de producción. En consecuencia, están
marginadas de la producción.

 Latifundio social: Se refiere principalmente a la tenencia de las tierras. El latifundio social


descansa sobre la tenencia de la tierra. Su aparición se da cuando la tierra no es cultivada
directamente por el propietario, sino a través de medieros, aparceros, arrendatarios u
ocupantes, es decir por terceros. Esta es la forma de explotación que tolera el que la tierra se
utilice como capital rentable. El terrateniente, por lo general ausente, disfruta de su propiedad
mediante rentas.

1. La renta trabajo, cuando permite el uso de una parte de sus tierras, a cambio de que los usuarios
le labren el resto.

2. La renta producto, cuando el uso ajeno de sus tierras le reporta al dueño una parte de los frutos
cosechados.

3. La renta dinero, cuando el usuario paga un alquiler o canon de arrendamiento por el uso de la
tierra.
 Latifundio natural: Debe su aparición a circunstancias geográficas, fundamentalmente. Está
constituido por esas tierras marginales, alejadas de los centros de consumos y aisladas por la
carencia de vías de comunicación. Tierras baldías, abiertas a la colonización.

El latifundio natural tiene como único titular al Estado y se identifica con los inmensos baldíos radicados
en la periferia del país.

Propiedad, Posesión Civil y Agraria

Propiedad civil

El derecho de propiedad forma


parte de los derechos reales. Es uno de los derechos que el hombre tiene o alcanza sobre las cosas. Las
cosas objeto de este derecho pueden ser corporales o incorporales. Vamos a referirnos exclusivamente a
la propiedad sobre cosas corporales, a la propiedad corporal.

Estrechamente vinculado al vocablo propiedad, se encuentra la palabra “dominio”. La mayoría de la


doctrina utiliza los términos propiedad y dominio como sinónimo.

Nuestro Código Civil (CC), define la propiedad como “el derecho de usar, gozar, y disponer de una cosa
de manera exclusiva con las restricciones y obligaciones establecidas por la Ley”(artículo 545 CC).

Uno de los derechos más importantes que se reconocen al hombre, de mayor tradición constitucional, es
el derecho de propiedad. Proclamado por primera vez como derecho natural en la declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano de 26 de agosto de 1789, fue el estamento burgués quien
apoyado en las ideas de la revolución francesa, colocó como eje central de toda su elaboración político-
social el derecho de propiedad privada. El concepto de propiedad derivó de dos grandes documentos
con los que se abre y se cierra el ciclo revolucionario en el plano del pensamiento: la Declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano aprobada por la Asamblea Constituyente de 26 de agosto de
1789, por una parte, y los artículos 544 y 545 del Código Napoleónico de 1804, por la otra.

En la Declaración de los Derechos del Hombre, se prohibía toda privación del derecho de propiedad,
considerándolo sagrado e inviolable. Se aseguraba así, de modo permanente, la plena vigencia y eficacia
del derecho de los particulares sobre los bienes que poseían. De otra parte, con esta Declaración se
reconocía el carácter imprescriptible del derecho de propiedad y su condición de derecho natural, al
establecer que "ningún legislador ni actual ni futuro podía desconocerlo o disminuirlo lícitamente" .
Asimismo, el artículo 544 del Código Napoleónico definió la propiedad como "el derecho de gozar y
disponer de las cosas del modo más absoluto, siempre que no se haga de ellos un uso prohibido por las
leyes o los reglamentos" . De igual forma, el precepto contenido en el artículo 545 del citado Código,
corroborando la disposición que le antecedía, previó la imposibilidad de que cualquier ciudadano sea
pudiera ser obligado a ceder su derecho de propiedad, y que si ello fuere impuesto por razones de
utilidad pública, habría de serle reemplazada su cosa por una indemnización justa y previa.

Los principios señalados permitieron establecer un sistema socio-político en el que se reconocía a los
individuos plena y absoluta libertad para que dispusieran, conforme a su propia y exclusiva voluntad, de
los bienes que incorporasen a sus respectivos patrimonios. De esta manera la propiedad privada fue
concebida como un derecho al que se le reconocen los caracteres de absoluto, exclusivo, ilimitado en su
cantidad, perpetuo y transmisible. Se consideraba, por tanto, que el derecho de propiedad le confería al
propietario la posibilidad legítima de realizar con sus bienes actos de cualquier clase, incluso de gozar de
ellos de una manera absoluta. Sin embargo, este carácter absolutista e individualista de la propiedad
ocasionó en muchos casos que la voluntad individual de una minoría de propietarios fuese la que
decidiese, libremente y sin trabas, sobre el empleo y destino de los bienes que la naturaleza puso a
disposición de todos los hombres. La doctrina liberal individualista llevó a tal extremo esta concepción,
que incluso sólo se le reconocía derecho al sufragio a los ciudadanos propietarios.

Ante el profundo desequilibrio social que ésta tesis clásica acerca del derecho de la propiedad estaba
causando, surgió la necesidad de reformar las premisas que le servían de fundamento. Fue así como en
su proceso de evolución, el Los Estados de Derecho fueron madurando socialmente, comenzó a acoger
acogiendo las tendencias doctrinarias que propugnaban nuevos esquemas para la protección de los
derechos sociales, entre ellos, la propiedad. Así, bajo la influencia de pensamientos y doctrinas diversas,
muchos de ellos ajenos al derecho, se llegó a aceptar la idea de que detrás de toda relación de dominio
existe una concepción social de la propiedad dirigida a compatibilizar este derecho con los intereses
públicos. De esa manera nace la idea de la función social de la propiedad, la cual se traduce así en la
sujeción de dicho ese derecho a las contribuciones, restricciones u obligaciones que establezca la ley con
fines de utilidad pública o interés general.

Precisamente en el concepto de función social, descansa el fundamento de las limitaciones legales al


derecho de propiedad, pues serán éstas limitaciones, en definitiva, las llamadas a armonizar dicho
derecho con los requerimientos del interés general, evitando que éste se convierta en una traba para la
satisfacción de los intereses del grupo social.

En cuanto a los caracteres del derecho de propiedad en general, remítase a la bibliografía sugerida o
equivalente.

Carácter absoluto de la propiedad civil

La evolución del derecho de propiedad en el derecho venezolano puede ser analizada en dos etapas
claramente influenciadas por las corrientes doctrinarias que, en un principio, consideraron a la
propiedad como un derecho absoluto e ilimitado y que luego evolucionaron al punto de permitir su
limitación por razones de interés social.

Podemos distinguir así una primera etapa que se extiende de 1811 a 1914 en las que los textos
constitucionales consagraron la propiedad como un derecho absoluto, sujeto solamente a concretas
restricciones legales, y una segunda etapa que se extiende de 1914 a la actualidad en la que se consagra
la propiedad como un derecho que, por virtud de su función social, está sujeto a las restricciones y
limitaciones que imponga la ley con fines de utilidad pública o interés social.
La propiedad como derecho absoluto (etapa 1811-1914).

Reflejo directo de las corrientes que


veían al derecho de propiedad como un derecho absoluto, constituyen en nuestro país las constituciones
que se dictaron en el período comprendido entre los años 1811 y 1914 que consagraron a la propiedad
como un derecho ilimitado sólo sujeto a particulares restricciones legalmente establecidas.

Así, la Constitución de 1811 disponía en su artículo 155 que la "propiedad es el derecho que cada uno
tiene a gozar y disponer de los bienes que haya adquirido con su trabajo e industria". La Constitución de
1819 mantuvo esta regulación de la propiedad en su artículo 12, reforzando aun más su carácter
absoluto al disponer que la facultad del propietario de gozar y disponer de los bienes que hubiese
adquirido con su trabajo e industria pudiera ser ejercida libremente. Asimismo, en su artículo 15, se
disponía que "nadie puede ser privado de su propiedad sino con su consentimiento, a menos que la
necesidad pública o la utilidad general probada legalmente lo exijan. En éstos casos la condición de una
justa indemnización debe presuponerse".

Siguiendo la orientación absolutista del derecho de propiedad, las Constituciones de 1821 y 1830
establecían que nadie podía ser privado de la menor porción de su propiedad ni ésta podía ser aplicada a
ningún uso público sin el consentimiento del propietario o del Congreso y, en caso de que el interés
común legalmente comprobado así lo exigiere, debía presuponerse siempre una justa indemnización.
Esta regulación se mantuvo, salvo ligeras modificaciones en las Constituciones de 1857 y 1858, con la
particularidad de que, en la primera de ellas, se destacó el carácter inviolable de la propiedad.

Posteriormente, en la Constitución de 1864 se consagró expresamente a la propiedad como una garantía


constitucional en los siguientes términos: "La propiedad con todos sus derechos: […] sólo estaría sujeta a
las contribuciones decretadas por la autoridad legislativa, a la decisión judicial y a ser tomada para obras
públicas, previa indemnización y juicio contradictorio". A partir de éste texto constitucional se previó por
primera vez la propiedad como garantía constitucional y se relativiza o atenúa su carácter absoluto al
admitirse, también por vez primera, que ésta estaría sujeta a las contribuciones decretadas por la
autoridad legislativa y las limitaciones que se establezcan en virtud de decisión judicial. Esta regulación
se mantendría prácticamente incólume --salvo pequeñas modificaciones- en las Constituciones de 1874,
1881, 1893, 1901, 1904 y 1909.

En esta etapa de la evolución constitucional venezolana el derecho de propiedad, como puede


observarse, se erige en un derecho absoluto, de carácter inviolable y que podía ser ejercido libremente.
Era un derecho que no aceptaba limitaciones o restricciones, sino única y exclusivamente aquellas
derivadas de la expropiación con fines de utilidad pública o para la ejecución de obras públicas previo
juicio y pago de justa indemnización, en modo alguno aceptaba éste derecho la imposición de
limitaciones distintas. Sin embargo, como veremos, el carácter absoluto de la propiedad, característico
de esta etapa constitucional, fue abandonado en las Constituciones dictadas posteriormente, en las que
se previó la posibilidad de limitar la propiedad mediante medidas administrativas de diversa índole.

Posesión civil

Fundamentalmente la posesión consiste en una situación de hecho o estado de hecho de la cual derivan
consecuencias jurídicas que, de ordinario, vienen a proteger en mayor o menor medida esa situación o
estado de hecho.

“Cuando una persona ejerce un dominio de hecho sobre una cosa, independientemente de que sea o no
el propietario.”

Asi podemos tomar como punto de partida la idea de que la posesión es un señorío o dominio de hecho
que de ordinario produce consecuencia jurídica que la protegen en diversas medidas.

El Código Civil Venezolano (CC) define la posesión así:

“La posesión es la tenencia de una cosa, o el goce de un derecho que ejercemos por nosotros mismos
o por medio de otra persona que detiene la cosa o ejerce el derecho en nuestro nombre (art. 771 CC)”.

Se aprecia en la norma dos situaciones:

1. La de quien tiene la cosa o goza del derecho por sí mismo o a través de otro.

2. La de quien solo tiene la cosa o goza del derecho en nombre de otro.

Precisamente, esa distinción, de acuerdo con la doctrina francesa, italiana y la nuestra, es el fundamento
de la distinción legal entre posesión y detentación, ya que la ley califica como posesión a la primera de
dichas situaciones (tener la cosa o gozar del derecho por sí mismo o a través de otro.); pero no a la
segunda (tener la cosa o ejercer el derecho en nombre de otro).

Entonces, el objeto de la posesión, es una situación de hecho que genera consecuencias jurídicas, los
cuales recaen sobre derechos reales, únicos susceptibles de posesión; pudiendo nombrar entre ellos: la
propiedad, el usufructo, la servidumbre, el uso, entre otros.

Asimismo no se puede poseer un bien que no sea susceptible de propiedad, según lo establecido por el
Código Civil, este tipo de posesión no acarrea efectos jurídicos alguno (Art. 778 CC), es decir, aun cuando
se trate de derechos reales, no todas las cosas y derechos reales son susceptibles de posesión, sin que
pueda adquirirse la propiedad de dicha cosa o derecho.

Por tratarse la posesión de una situación de hecho que genera la imagen de un derecho, ésta solo puede
recaer sobre cosas corporales.

Elementos de la posesión : La posesión propiamente dicha implica dos elementos, uno material y el otro
psicológico: “Corpus” y el “Animus”, respectivamente.
El Corpus: Conceptualizado como el poderío o señorío que ejerce sobre las cosas. En fin, consiste
siempre en el ejercicio de hecho de un derecho.

El Animus: Es el sentido espiritual, en el sentido volitivo de querer poseer las cosas.

Sujeto de la posesión: La posesión como hecho, la pueden tener personas jurídicas (porque la ejercen a
través de sus órganos de representación) y las personas físicas, si bien deben tener capacidad de
entender y querer(si no tienen estas cualidades se pueden obtener a través de su representación legal).

Características de la posesión civil

 Es un hecho, ya que el poseedor tiene el poder físico que se ejerce sobre la cosa, poder que está
valorado en si mismo, independientemente de que sea o no conforme a derecho.

 El objeto de la posesión es toda cosa corporal in commercium.

 La cuestión de la legitimidad es ajena a la esencia misma de la posesión.

 El poseedor se comporta con la cosa como propietario de la misma.

 La propiedad implica la posesión, pero ambas pueden existir separadamente; ya que hablamos
de la propiedad sin posesión cuando la cosa se encuentra en poder de un tercero, que la retiene
con ánimo de dueño. En cambio cuando se habla de posesión sin propiedad se tiene la cosa sin
ánimo de dueño, sin el derecho a su propiedad.

Posesión Agraria

S egún el profesor Duque Corredor


Román José el estudio de este tema, requiere que se realice bajo un doble punto de vista. El primero
atendiendo a la orientación del Derecho Agrario y el segundo, mediante un esfuerzo de
conceptualización de la posesión agraria, en razón de que la posesión es un instrumento valioso para la
realización de fines económicos y sociales y para la transformación de estructuras agrarias. Además,
porque la posesión agraria surge como una reacción a la concepción civilista que vincula exclusivamente
la posesión a la titularidad de la propiedad. Este escrito es extraído de su libro Derecho Agrario
Instituciones. Tomo I.)

La orientación fundamental del Derecho Agrario


Según la más aceptable orientación del Derecho Agrario, este tiene como premisa
fundamental que todo hombre tiene derecho a ser propietario de la tierra, más en
razón de su trabajo que en consideración a un titulo. De allí, surge el
planteamiento básico de que “la tierra debe ser de quien la trabaje”, lo cual, en su
manifestación más pura, se traduce jurídicamente en que el hombre que labora la
tierra adquiere el derecho de llegar a ser propietario de ella, o a conservarla
mientras la explote. Es decir, que se reconoce a aquel un derecho especial a la
propiedad territorial, que se alimenta y fecunda en el trabajo (Palabras de Juan
XXIII).
El interés y el reconocimiento que el Derecho Agrario demuestra hacia el trabajo
productivo y continúo del hombre sobre la tierra, coloca a la explotación como
columna vertebral del derecho de propiedad. Así, el trabajo pasa a ser el derecho
mismo, y por ello, se protege y reconoce, para que se convierta en propietario el
productor que no lo es formalmente, o para garantizarle su derecho al
propietario-productor.
La posesión agraria es susceptible de una definición. Trataremos en consecuencia,
de exponer sus caracteres genéricos y diferenciales. Pero antes, es necesario
señalar que tratándose de posesión agraria a este concepto resultan
estrechamente vinculados otros dos, como son actividad agraria y predio rustico.
Aunque la propiedad y la posesión agraria están unidas existencialmente, por la
relación de continente a contenido, sin embargo, esencialmente son separables.
Pero dado que la propiedad agraria no existe sin posesión agraria, es necesario
caracterizar este tipo de posesión para diferenciarla de la posesión civil.
Entonces para llegar a definir la posesión agraria, tomaremos en cuenta los
siguientes elementos principales:
1. La posesión agraria ha traducirse en hechos de trascendencia técnica y
económica, como la producción y el aprovechamiento personal y social de
la tierra. Los actos posesorios agrarios, en consecuencia son siempre
económicos.
2. La posesión agraria está caracterizada por elementos objetivos y no
subjetivos, porque lo determinante para que exista es la actividad agraria
productiva y permanente y no la simple intención de poseer la tierra como
dueño o la buena fe.
3. Posesión agraria solo puede haberla sobre cosas o bienes, no sobre
derechos. Este solo existe cuando implique tenencia corporal de ese
derecho. No pueden poseerse derechos si no se ejercitan actos posesorios
agrarios sobre el bien donde recaen.
4. La posesión agraria por si misma representa el derecho a permanecer en el
predio explotado, y a conservar o adquirir la propiedad. No es una simple
relación fáctica, sino jurídica que debe protegerse.
5. La posesión agraria es inseparable existencialmente del hecho posesorio.
No puede haber propiedad sin posesión agraria.
6. La posesión agraria tampoco es absoluta porque está inscrita en los fines
sociales del Derecho Agrario que aspira una mejor distribución de los
recursos naturales renovables.
7. La posesión es el elemento caracterizante y obligatorio de la propiedad
agraria, sin el cual no puede existir. Los actos posesorios son necesarios
para la vida de la propiedad. Por ello la propiedad sin posesión agraria se
pierde.
8. La posesión agraria siempre será una relación directa, inmediata y
productiva con la tierra, de forma que tanto la posesión originaria
unilateral(ocupación), como la posesión derivada bilateral(transmisión por
cualquier causa), se pierde si no se continua o mantiene aquella relación.
Teniendo presente las anteriores notas caracterizantes, se puede definir la
posesión agraria, como:
“Posesión agraria, el ejercicio directo, continuo y racional, durante un tiempo
ininterrumpido de actividades agrarias, conexas y complementarias, adecuadas a
la naturaleza de las tierras propias o ajenas que permiten retener la propiedad o
adquirirla.”
También es la tenencia directa, productiva, continúa e ininterrumpida de un
predio rustico que justifica su propiedad. También posesión es el ejercicio de actos
posesorios sobre un predio rústico, es decir su explotación económica.
Propiedad y posesión
Por la relevancia social y económica que el Derecho Agrario atribuye a la posesión,
el uso de los bienes se convierte en obligación para los propietarios o en un
derecho de acceso a la propiedad para los no propietarios. El Derecho Agrario
modificó el ángulo civilista por el cual se definían el dominio y la posesión, y alteró
la importancia de estos dos institutos jurídicos. Esa alteración, descansa
fundamentalmente en la eliminación de la separación entre el dominio o
titularidad y el uso de los bienes. Propiamente, se postula que quien use la tierra
sea propietario, de forma que el que no la posea, la pierde o se le castigue por mal
propietario, permitiendo al Estado o a quien verdaderamente la use, adquirirla
automáticamente en propiedad.
Esta modificación lleva también a que se resienta o afecte el viejo contenido del
derecho de propiedad o sus atributos principales, fundamentalmente en su poder
de goce o en su facultad de disposición. Esta alteración aparece más marcada en
lo que se refiere a la propiedad agraria, por cuanto su elemento objetivo, lo
constituye el suelo agrícola, que representa la principal fuente de subsistencia de
la especie humana.
Corresponde al Derecho Agrario orientar esta sustancial modificación en lo
atinente a la posesión y el dominio. Por ello, en esta Ciencia Jurídica, el principio
básico sobre el cual descansan estos dos institutos, es la utilización de la tierra.
No se admite más que la tierra fértil se mantenga improductiva, ya que la misma
existe para ser utilizada, para obtener de ella el sustento del hombre
primordialmente y de animales. Lo contrario, es decir mantenerla ociosa es un
crimen de lesa humanidad.
Esta postura o intervención del Derecho Agrario, significa en cierta forma rechazo
a la teoría civilista tanto subjetiva de Savigny, como objetiva de Iherig, donde en
ambas teorías, la posesión se reconocía para proteger a la propiedad antes que a
la posesión misma.

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