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Reseña sobre La Nariz.

Juan Esteban Cuervo B.


Universidad Nacional de Colombia
Estudios Literarios

Si alguien no tiene un espectro imaginativo amplio, es decir, puede aceptar cualquier situación literaria,
acoplarse y seguirle la corriente, le será muy complicado leer La Nariz, un cuento Ruso, de los
llamados Cuentos Peterburgueses, escrito hace un largo tiempo, en 1836, por un maestro de la prosa de
su tierra: Nikolái Gógol.

Gógol (1809-1852) fue un autor durante la época del auge de la literatura Rusa y se codeó con
Aleksandr Pushkin, gran amigo suyo, lo cual ya coloca en cierto nivel su figura como escritor. Sus
obras son muy prominentes y marcaron el camino que seguirían los siguientes escritores rusos, siendo
una de las más grandes influencias de Dostoyevski, además de estar dentro de las Grandes Letras
Europeas. La Nariz es uno de sus cuentos más famosos, además de ser entretenidísima y de una calidad
enorme.

En resumen, la historia nos cuenta sobre el acontecimiento que le sucede al mayor Kovaliov: un día,
cuando se despierta por la mañana su nariz ya no está. No contento con eso, el narrador nos dice que la
nariz alcanza un puesto igual al de su dueño, Consejero de Estado, y se pasea por la ciudad, hasta
acabar arrestado y devuelto a su origen.

Y así, como se lee, es el cuento, pero hay un detalle esencial, y es la crítica de los tipos (como los
llamaba Gógol) de personajes que hay en una ciudad como San Petersburgo. Y es que estos personajes
dejan de ser monarcas, nobles y personajes de importancia para pasar a ser un funcionario, un barbero,
un policía, etc, y esto fue uno de las características que más agradó de él, además del uso de contraste
en estos, aunque no salgan de la esfera de los 'ciudadanos comunes'. Todos los personajes aparecen
retratados de una forma peculiar -caricaturizados, pero en muy pocas palabras, a veces solo con un
diálogo, o con una acción suya- lo cual aumenta mucho más la gracia del cuento. Porque ese es otro de
los grandes elementos que tiene La nariz, y mucha de la obra de Gógol: el humor, la alegría y la
hilaridad que se forma a partir de esa situación absurda y esos personajes cómicos que aparecen
metidos allí, con un propósito mayor del que se puede suponer, y que, los no-rusos (aún más de esta
época) no pueden entender, la crítica mordaz y agresiva que hace el autor sobre la sociedad de su
época.1 Por esa falta de entedimiento, muchos de sus lectores lo calificaron como un escritor
humorístico más, sin saber esa potencia que tenía en él.

Pero este humor va ligado junto a una poética que define a su autor: llorar através de la risa. Gógol
señala de forma evidente los vicios, las debilidades y los fallos que tiene la humanidad, todo esto
mientras se burla jocosa pero satíricamente de esas cosas. Por otro lado, no hay que caer en la
interpretación. Por ejemplo, basada en que Nariz en ruso sea masculino, lo cual puede dar a entender
algo más “picante” sobre lo que simboliza esa nariz perdida. Aún así, lo mejor, sería tomar la literalidad
del texto y disfrutarlo como está. Quizá si sus escritos hubieran sido escritos varias décadas después, se
le habría colocado como simbolista o como impresionista, pero lo cierto es que Gógol usa un estilo
típico del Realismo mezclado con una situación fantástica 2, que, aunque lo coloque en el absurdo, no

1 Esto según Pablo Shcostakovsky en su libro Historia de la Literatura Rusa (Editorial Losada, Buenos Aires, Argentina,
1945, página 210) en el capítulo sobre Gógol. Refiere también una actitud de Pushkin cuando leía una de las obras de
Gógol: tras reirse después de leer un fragmento que retrataba a Rusia se lamentó por la situación que revelaba esa verdad
que había escrito su amigo.
2 Ídem
resta verosimilitud al texto o al menos a las descripciones que hace, ya dichas antes. Esto porque Gógol
no se explaya explicando por qué se ha caido la nariz de Kovaliov sino que solo coloca la situación y
ya, sin más.

La nariz es, pues, un cuento maravilloso, de una gracia que genera risas después de casi dos siglos,
aunque sea una lástima solo apreciar una traducción. Su estilo sencillo, irónico y mordaz -en algunos
momentos- produce un gran efecto, estas características lo podrían colocar como un bufón, que se burla
de la sociedad pero al que se le perdona la ofensa porque ha hecho reir a su público. Es, así, un ejemplo
de cómo aplicar el humor en la narrativa; terminaré, entonces, con unas palabras suyas:

“Qué es una comedia sin la verdad y la malicia”

X-2014

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