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UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR

FACULTAD MULTIDISCIPLINARIA DE OCCIDENTE


DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES, FILOSOFIA Y LETRAS

SECCION DE PSICOLOGIA

CATEDRA:
Diagnóstico y Psicoterapia Familiar l

DOCENTE:
Licdo. Eduardo Armando Ramírez Hernández

TEMA:
Separación y Divorcio

ESTUDIANTES:
Albeño Martínez, Jacqueline Desireé. AM10145
Ardón Acosta, Bryan Javier. AA15065
Buendía Solito, José Mario. BS15026
García Pérez, Blanca Jeansy. GP11018
Linares Figueroa, Eva Jeanmileth LF10017
Pineda Guevara, Daysi Carolina. PG15027
Ramos Recinos, María Marcela RR15054
Rosales Alvarado, Violeta Ivania. RA15054

Miércoles 13 de junio de 2018

1
INDICE
INTRODUCCIÓN ..............................................................................................................................3
JUSTIFICACIÓN ...............................................................................................................................4
OBJETIVOS .......................................................................................................................................5
MARCO TEÓRICO ...........................................................................................................................6
Separación y divorcio historia .....................................................................................................6
Definiciones ....................................................................................................................................6
Valoración del divorcio .................................................................................................................7
Estilos interacciónales y comunicacionales en la ruptura.......................................................7
El divorcio como crisis ..................................................................................................................9
El divorcio como proceso .......................................................................................................... 11
A. Pre-divorcio: un periodo de deliberación y desaliento.............................................. 12
B. Divorcio: un periodo de compromisos legales ........................................................... 12
C. Post-divorcio: un periodo de exploración y reequilibrio ........................................ 13
Divorcio conflictivo y los efectos en los niños ........................................................................ 14
APLICACIÓN AL CONTEXTO FAMILIAR SALVADOREÑO .................................................. 16
Motivos de divorcio .................................................................................................................... 16
Divorcio por mutuo consentimiento ......................................................................................... 17
Divorcio contencioso .................................................................................................................. 17
Divorcio en el salvador .............................................................................................................. 18
Valoración del divorcio en El Salvador ................................................................................... 19
Errores de los padres al momento de divorciarse ................................................................ 20
Estadísticas de divorcio en El Salvador.................................................................................. 20
PARTE PROPOSITIVA: AFRONTANDO EL DIVORCIO DE MANERA FUNCIONAL ....... 22
ABC de los padres separados ................................................................................................. 22
CONCLUSIONES........................................................................................................................... 27
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ............................................................................................ 28

2
INTRODUCCIÓN

Al hablar de divorcio automáticamente, en la mayoría de casos, se nos viene a la


mente el proceso legal, de finalizar un matrimonio, pero al sumergirnos en el
concepto, encontramos que el divorcio puede verse desde más perspectivas que
solamente la legal.

Hablando de estas perspectivas, encontramos el divorcio como crisis, donde se


detectan cuatro categorías: desgracias inesperadas, crisis de desarrollo, crisis
estructurales, crisis de desvalimiento y el divorcio como proceso donde se
encuentran etapas y estadios dentro de las etapas: pre-divorcio, divorcio y
estadios: divorcio emocional, legal, económico, coparental, social, psíquico.

Luego de haber repasado teoría a cerca del divorcio, se expone una pare
propositiva, la cual consiste en un aserie de recomendaciones que como grupo
hemos redactado para afrontar de una manera pro-salud mental un divorcio en
nuestro contexto salvadoreño.

Posiblemente con ese pequeño aporte contribuyamos de manera microscópica


pero no menos importante a que las familias salvadoreñas y se den cuenta que el
divorcio no solo es el cierre de una situación que ha concluido en sus vidas, sino
también la apertura de una nueva etapa, lleva de igual manera de muchas
oportunidades.

Al finalizar el documento, nos encontramos con las conclusiones donde en una


página, en unas cuantas líneas, nosotros como grupo ofrecemos una postura y
una interpretación genérica de lo que se investigó bibliográficamente, adicional a
esto es importante mencionar que para la parte propositiva de la investigación se
consultaron estadísticas del juzgado de familia para hacernos una idea de la
realidad que se vive con respecto a las familias salvadoreñas que deciden dar
inicio a un proceso de divorcio; sin más preámbulo se procede con el documento.

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JUSTIFICACIÓN

A pesar que el divorcio ha existido desde tiempos antiguos, hasta la fecha en


sociedades como las nuestra sigue siendo un tema delicado y en su mayoría suele
ocurrir de manera conflictiva; es por ello que uno de los motivos para investigar
sobre la separación y el divorcio radica en conocer todo lo que implica este
proceso, pues se ha limitado a concebir el divorcio como un aspecto de corte
estrictamente legal, dejando en segundo plano los demás aspectos que están
inmersos en el mismo y que son predictores de los efectos a corto, mediano y
largo plazo tanto en las personas adultas que se separan como en sus hijos que
experimentan este proceso.

Otra de las razones fundamentales para abordar el tema es que se amplié el


conocimiento sobre el divorcio en El Salvador basado en las causales que se
encuentran en el código de familia, con el fin de mejorar la concepción o
valoración que se tiene sobre dicho proceso; ya que mientras mas datos e
información se conozca al respecto, las valoraciones sobre la separación y
divorcio darán paso a que puede transcurrir de manera menos conflictiva.

La finalidad que cobra mayor relevancia en la investigación sobre la disolución del


vinculo matrimonial, es la de proporcionar herramientas que permitan a las parejas
en proceso de separación una visión mas amplia sobre el divorcio y sobre los
efectos negativos que genera si se realiza de manera conflictiva, teniendo en
cuenta que cuando hay hijos de por medio son ellos quienes mas sufren, no tanto
por el propio hecho de la separación si no por como este es llevado y por la
inseguridad y desprotección que experimentan por las disputas de sus padres.
Saber explicar y cuidar a los hijos antes, durante y después de este proceso es
vital para preservar su salud mental y su bienestar.

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OBJETIVOS

Objetivo General

Conocer la dinámica en la que se ven inmersas las familias cuando se enfrentan a


un proceso de separación o divorcio.

Objetivos Específicos

- Describir las diferentes etapas que surgen durante un proceso de


Separación y Divorcio.

- Identificar los conflictos de interacción y comunicación que surgen durante y


después de una ruptura de pareja.

- Verificar cual es el proceso de Separación y Divorcio que se lleva a cabo


con mayor frecuencia en el contexto de las familias salvadoreñas.

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MARCO TEÓRICO

Separación y divorcio historia

La mayoría de las civilizaciones que regulaban la institución del matrimonio nunca


la consideraron indisoluble, y su ruptura generalmente era solicitada por los
hombres. Aunque en algunas de ellas, el nacimiento de un hijo le otorgaba al
vínculo el carácter de indisoluble. En muchas sociedades antiguas también era
motivo de muerte, como en la antigua Babilonia, en donde el divorcio podía ser
pedido por cualquiera de los cónyuges, pero el adulterio de las mujeres era
penado con la muerte (Martínez, Ramírez &Rivera, 2009).

Los hombres hebreos, podían repudiar a sus esposas sin necesidad de


argumentar la causa de tal actitud. También existía el divorcio por mutua discordia,
pero las razones de las mujeres eran sometidas a un análisis más riguroso que las
del hombre. También en la antigua Grecia existía el divorcio por mutuo disenso y
la repudiación, pero el hombre debía restituir a la familia de la mujer en caso de
separación. En Roma no se tenía el divorcio sino hasta el Siglo II a.C. y tuvo
similares características que en Grecia, aunque las mujeres que eran ricas por
herencia de su padre y descontentas con sus esposos, solían abandonarlos y
divorciarse de ellos sin mayores inconvenientes (Martínez, 2009).

Definiciones

La separación implica el cese temporal de la convivencia o vida en común,


manteniéndose, por tanto, el vínculo matrimonial. Suspende temporalmente los
deberes y obligaciones del matrimonio: la convivencia, la obligación de guardarse
fidelidad y socorrerse mutuamente. Tras la separación los cónyuges no pueden
contraer nuevo matrimonio con otras personas, pues el matrimonio subsiste. En
cualquier momento es posible la reconciliación, es decir, restablecer los deberes y

6
obligaciones del matrimonio: basta con una comunicación conjunta al Juzgado en
tal sentido (Loyola, Maldonado, 2017).

El divorcio implica la disolución o extinción definitiva del matrimonio. Tras el


divorcio cesan definitivamente todos los deberes y obligaciones del matrimonio, no
es posible la reconciliación, sino a través de un nuevo matrimonio. Los cónyuges
pueden contraer matrimonio con otras personas (Loyola, 2017, p.19).

Valoración del divorcio

El ciclo evolutivo de una pareja puede ser categorizado en diferentes etapas,


definidas por las características individuales, familiares y sociales sobre las que se
asienta su desarrollo. En los estudios de la pareja occidental actual se han
identificado fases que con frecuencia se presentan en este proceso, y
progresivamente se han ido incorporando variaciones en estas fases, que se van
adaptando a los modelos familiares más actuales (Bolaños, 1998).

La separación, ruptura, divorcio o disolución del matrimonio es uno de esos


fenómenos. Practicado desde hace varias décadas en otros países con mayor
desarrollo y presentándose como un fenómeno relativamente nuevo en países
subdesarrollados. De este hecho depende que el divorcio sea concebido de
diferentes formas, entre las que se pueden mencionar el hecho de valorar la
ruptura conyugal como un paso más en el crecimiento adaptativo de una familia,
como el final de la misma o, más bien, como un episodio degenerativo que dificulta
el desarrollo de los miembros que la sufren (Bolaños, 1998).

Estilos interacciónales y comunicacionales en la ruptura

Muchas personas deciden separarse en fases muy avanzadas de alejamiento


emocional. Son parejas que se han ido desligando progresivamente y a las que la

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ruptura no supone más que un nuevo paso en dicho proceso. Otras han podido
comunicarse sus insatisfacciones y deseos de cambio, han intentado alternativas
de relación y han llegado a una conclusión más o menos conjunta. Pero no es fácil
cumplir con todos los requisitos para una "buena separación". Son inevitables
unos ciertos niveles de conflicto.

Lisa Parkinson (1987) citada en Bolaños (1998) propuso una tipología de las
rupturas conflictivas basada en siete patrones:

1) Parejas "semi-desligadas": La pareja ha evolucionado por separado


previamente a la ruptura, y ésta ha sido manejada con un relativo bajo nivel
de conflicto. La aparición posterior de problemas prácticos en cuanto a la
custodia o las visitas, puede indicar la persistencia de vínculos emocionales
no resueltos entre los padres.

2) Conflictos de "puertas cerradas": Son parejas que evitan la confrontación


directa refugiándose, tanto física como psicológicamente, tras un silencio
que pretende indicar rechazo, ira o frustración, pero tras el que se ocultan
sentimientos de apego, dolor profundo y miedo al abandono. Este patrón
puede ser fácilmente transmitible a los hijos.

3) La "batalla por el poder": La separación puede constituir un intento de


desequilibrar el reparto de poder dentro de la familia. Aquel que siente que
más ha perdido durante la vida en común, puede ahora reaccionar
luchando por conseguir una posición dominante en el proceso, poniendo en
juego para ello armas como la culpabilización del otro, la utilización de los
hijos o la explotación de ventajas legales en el juzgado.

4) El "enganche tenaz": Un cónyuge intenta dejar al otro, mientras que éste


hace lo posible por evitarlo. Puede utilizar el chantaje emocional, a veces
bajo la forma de intentos de suicidio o autolesiones. En ocasiones, el que

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deja se ve impulsado al retorno, pero el intento de reconciliación suele durar
poco tiempo, y el que es abandonado se sentirá más lastimado y enfadado
que antes. Algunos autores han descrito esta misma situación como el
"síndrome del esposo ambivalente" (Jones, 1987).

5) "Confrontación abierta": Muchas parejas se sienten negativamente


conmocionadas y humilladas cuando se descubren a sí mismos
agrediéndose verbalmente de una forma completamente inusual. El
conflicto puede llegar a ser tan intenso que, inevitablemente, cada vez que
se produce una discusión se desencadena una brusca escalada de la
violencia. Ambos pueden sentirse avergonzados por lo que ocurre, al
mismo tiempo que incapaces de controlar sus reacciones.

6) "Conflictos enredados": Se trata de parejas que dan la impresión de estar


realizando una fuerte inversión emocional en un intento de procurar que su
lucha continúe. Son capaces de sabotear todo tipo de decisiones
relacionadas con su ruptura por continuar con la batalla. Reavivan el
conflicto cuando están a punto de solucionarlo. Su resistencia a encontrar y
aceptar soluciones frustra cualquier intento de ayuda legal o psicosocial.

7) "Violencia doméstica": Cuando se ha creado una dinámica en la que un


cónyuge (normalmente una mujer) es repetidamente maltratado por el otro,
la ruptura puede resultar algo inalcanzable. La conjunción de agresiones y
amenazas coloca a muchas personas en un permanente estado de temor e
intimidación que dificulta sus intentos de romper con la violencia o con la
relación. Dicho estado puede continuar mucho tiempo después de
materializada la ruptura.

El divorcio como crisis

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Pittman (1990) propone que una crisis se produce cuando una tensión (una fuerza
que tiende a distorsionar) afecta al sistema familiar, exigiendo un cambio en su
repertorio usual, y permitiendo, además, la entrada de influencias externas de una
forma incontrolada.

Este autor describe cuatro categorías de crisis:

1) Desgracias inesperadas: Son sucesos imprevisibles, cuyas causas suelen


ser extrínsecas a la familia (fallecimientos, accidentes, etc.). Su resolución
puede suponer un esfuerzo común para adaptarse a la situación, o puede
implicar el riesgo de una búsqueda de culpables que genere mecanismos
de ataque y defensa.

2) Crisis de desarrollo: Son universales y previsibles. Forman parte de la


evolución normal de cada familia (matrimonio, nacimientos de hijos, etc.).
Una superación adecuada facilita el crecimiento, aunque los problemas
pueden aparecer cuando una parte de la familia intenta impedirla o
provocarla antes de tiempo.

3) Crisis estructurales: Son recurrentes y se insertan en las propias pautas


intrínsecas de una familia (psicosis, alcoholismo, etc.). Suelen manifestarse
en un solo miembro, aunque afectan directamente a todos los demás, de
forma que dificultan cualquier posible proceso de cambio.

4) Crisis de desvalimiento: Ocurren en familias en las que los propios


recursos se han agotado o son ineficaces, de tal forma que dependen de
instancias externas para uno o varios aspectos de su supervivencia
(familias que dependen de los recursos sociales, incapacidades crónicas,
etc.).

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El proceso de divorcio inicialmente se ubica como una crisis del desarrollo, que
permite la evolución del sistema familiar. Sin embargo se debe tomar en cuenta
cómo y por qué ha ocurrido la ruptura del vínculo matrimonial, y con base a ello se
destaca como los miembros de la familia perciben dicha crisis (Pittman, 1990).

El divorcio como proceso

Al percibir el divorcio desde la categoría de crisis evolutiva, se concibe como un


proceso en el cual van transcurriendo diferentes etapas, cada una con
características propias de interacción, sentimientos y procesos formales e
informales (Bolaños, 1998).

Algunos autores Bohannan (1970); Giddens (1989) citados en Bolaños (1998)


distinguen hasta seis "procesos de divorcio" que una pareja debería afrontar
indefectiblemente para completar su ruptura. Todos ellos tienen que ser
abordados, y en todos puede surgir el conflicto cuando no se obtienen los
resultados deseados.

Los diferentes procesos no son temporalmente paralelos, aunque en algunos


momentos transcurren solapados, y se interrelacionan mutuamente. Así, la ruptura
emocional suele iniciarse mucho antes de llegar la separación física, y puede
prolongarse una vez finalizado el proceso legal. Este va íntimamente asociado al
económico, mientras que el social y el psicológico suelen ser los últimos en
resolverse (Bolaños, 1998).

Kaslow (1988) propone un modelo explicativo de las fases por las que atraviesa
una ruptura (divorcio), al que define como ecléctico y dialéctico, y denomina
"diacléctico". Con él pretende integrar diferentes interpretaciones, ofreciendo un
esquema sintetizador de etapas y estadios, así como de los diferentes
sentimientos y actitudes asociados a cada uno de ellos. El modelo,
esquemáticamente resumido, es el siguiente:

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A. Pre-divorcio: un periodo de deliberación y desaliento

I. Divorcio emocional. Hace referencia al deterioro de la relación y al aumento de


la tensión que conducen a la ruptura, se caracteriza por sentimientos como
desilusión, insatisfacción, alienación, ansiedad, incredulidad, desesperación,
temor, angustia, ambivalencia, shock, vacío, enojo, caos, inadecuación, baja
autoestima, pérdida. Las actitudes mas frecuentes en este estadio son evitación,
llantos, confrontaciones, riñas, negación, abandono físico y emocional, pretensión
de que todo está bien, intentos de recuperar el afecto, búsqueda de consejo en la
red social.

B. Divorcio: un periodo de compromisos legales

II.Divorcio legal. Legitima la separación y regula sus efectos. Aparecen


sentimientos como la depresión, separación, enojo, desesperanza,
autocompasión, indefensión. Se caracteriza por actitudes de negociación, gritos,
teatralidad, intentos de suicidio, consulta a un abogado.

III. Divorcio económico. Conlleva el reparto de los bienes y la búsqueda de


garantías que salvaguarden la subsistencia de ambos cónyuges y de sus hijos.
Suelen experimentarse sentimientos de confusión, furia, tristeza, soledad, alivio,
venganza. Es frecuente que se presenten actitudes como la separación física,
intentos de terminar con el proceso legal, búsqueda de arreglos económicos y
sobre la custodia de los hijos.

IV. Divorcio coparental. Regulación de las cuestiones de custodia y visitas


respecto a los hijos. Los sentimientos se vuelven más hacia terceros como la
preocupación por los hijos, ambivalencia, insensibilidad, incertidumbre. Se dan
actitudes como lamentos, búsqueda de apoyo en amigos y familiares, ingreso o
reingreso en el mundo laboral (sobre todo en mujeres), falta de poder para tomar
decisiones.

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V. Divorcio social. Reestructuración funcional y relacional ante la familia, las
amistades y la sociedad en general. Se va dando una transición en los
sentimientos que se experimentan; se pasa de la indecisión, excitación,
curiosidad, remordimiento, tristeza, al optimismo, resignación. Las actitudes dan
un giro y son concordantes con los sentimientos más positivos. Estas actitudes
son Finalización del divorcio, búsqueda de nuevas amistades, inicio de nuevas
actividades, exploración de nuevos intereses, estabilización del nuevo estilo de
vida y de las rutinas diarias para los hijos.

C. Post-divorcio: un periodo de exploración y reequilibrio

VI. Divorcio psíquico. Consecución de independencia emocional y elaboración


psicológica de los efectos de la ruptura. Los sentimientos conllevan a una
reorganización, estos son la aceptación, autoconfianza, energía, autovaloración,
entereza, tonificación, independencia, autonomía. Las actitudes se orientan a un
cambio significativo y las mas frecuentes son la recomposición de la identidad,
búsqueda de una nueva relación estable, adaptación al nuevo estilo de vida,
apoyo a los hijos para aceptar el divorcio y la continuidad de las relaciones con los
dos padres.

Carter y McGoldricK (1980) citados en Bolaños (1998) describen el proceso en


función de cinco "problemas de desarrollo" que se plantean en cada etapa y las
correspondientes "actitudes emocionales" necesarias para resolver
adecuadamente cada uno de ellos. Esencialmente serían:

1. Aceptación de la inhabilidad para resolver los problemas maritales y para


mantener la continuidad de la relación. Aceptación de la parte de
responsabilidad en el fracaso del matrimonio.

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2. Disponibilidad para lograr arreglos viables para todas las partes del
sistema. Cooperar en las decisiones de custodia, visitas y finanzas.
Afrontar el divorcio con las familias extensas.

3. Disposición para colaborar parentalmente. Superar el duelo por la pérdida


de la familia intacta. Reestructuración de las relaciones paternofiliales.
Adaptación a la vida en soledad.

4. Trabajar para resolver los lazos con el esposo(a). Reestructuración de la


relación con el cónyuge. Reestructuración de las relaciones con la propia
familia extensa, manteniendo contacto con la del cónyuge.

5. Elaboración emocional de las heridas, angustias, odios, culpas, etc.


Renunciar a las fantasías de reunificación. Recuperar esperanzas y
expectativas por la vida en pareja. Permanecer conectado con las familias
extensas.

Divorcio conflictivo y los efectos en los niños

En los divorcios conflictivos es frecuente que las disputas interparentales se


mantengan durante diversos años, permaneciendo los integrantes de la familia en
una situación traumática durante un espacio de tiempo considerable. Una de las
razones por las que el divorcio puede ser particularmente estresante para los
niños es la probabilidad de que sea precedida y seguida por un período de
conflicto sin embargo, aunque se ha constatado que la hostilidad entre los padres
disminuye significativamente en los tres años posteriores al divorcio (Arch, 2010).

Algunas parejas que entran en un ciclo perpetuo de alto conflicto y que utilizan los
juzgados como medio para el mantenimiento de sus controversias, entrando en un
círculo vicioso que satura los tribunales, supone una enorme carga económica a
los progenitores y contribuye al mantenimiento de la percepción de la pareja como

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un enemigo, dificultando la posibilidad de establecer una comunicación positiva
(Arch, 2010).

Los niños que más sufren son los que además de enfrentarse a la ruptura familiar,
se ven sometidos a estos conflictos interparentales que perduran tras el divorcio.
El peor efecto del mantenimiento de esta situación es el que sufren los menores al
verse posicionados de forma continuada en el centro de los enfrentamientos entre
sus padres propiciado porque frecuentemente el niño es el ultimo enlace inter-
progenitores para el mantenimiento de las disputas (Arch, 2010).

Arch (2010) menciona los efectos que puede suponer a los niños verse inmersos
en la experiencia del divorcio altamente conflictivo de sus padres son:

 El alto nivel de conflicto potencia el riesgo de efectos negativos tanto para


los niños como para los adultos durante y después del divorcio En el caso
de los menores, en función de sus características personales y otros
factores mediadores se manifestaran de forma internalizante (depresión) o
externalizante (problemas de conducta). Asimismo, en el caso de los
adultos, pueden apreciarse una variedad de repercusiones asociadas
(depresión, trastornos de ansiedad, problemas de autoestima, etc.)

 Se han indicado perturbaciones en la regulación afectiva o los mecanismos


de excitación emocional en niños pequeños expuestos a violencia
interparental grave o a conflicto parental repetitivo.

 Entre los efectos a largo plazo, se han descrito efectos en la salud física
propiciados por la exposición a los conflictos interparentales.

 En el extremo de la conflictividad interparental se encuentran las


situaciones de violencia familiar, la exposición de los niños a estas

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situaciones abusivas es altamente nociva pudiendo provocarles diferentes
consecuencias físicas y psicológicas, y propiciar ciertos aprendizajes
vicarios por parte de los menores en relación a los roles que están
percibiendo en su entorno más próximo.

APLICACIÓN AL CONTEXTO FAMILIAR SALVADOREÑO

Según el código de familia de El Salvador en el artículo 105 se conceptualiza el


divorcio como la disolución del vínculo matrimonial decretado por el juez. En el
artículo 106 de dicho código, se decretan los motivos por los que se lleva a cabo
un proceso de divorcio.

Motivos de divorcio

Art. 106.- El divorcio podrá decretarse:

1o) Por mutuo consentimiento de los cónyuges;


2o) Por separación de los cónyuges durante uno o más años consecutivos; y,
3o) Por ser intolerable la vida en común entre los cónyuges. Se entiende que
concurre este motivo, en caso de incumplimiento grave o reiterado de los deberes
del matrimonio, mala conducta notoria de uno de ellos o cualquier otro hecho
grave semejante.

En el caso del ordinal anterior el divorcio podrá ser solicitado sólo por el cónyuge
que no haya participado en los actos o hechos que originaren el motivo.

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Divorcio por mutuo consentimiento

Art. 108.- Los cónyuges que pretendan divorciarse por mutuo consentimiento,
deberán suscribir un convenio, que contendrá por lo menos las siguientes
cláusulas:

1a) La determinación del cónyuge bajo cuyo cuidado personal quedarán los hijos
sujetos a autoridad parental; y el régimen de visitas, comunicación y estadía que
hubieren acordado, para que el padre o madre que no viva al lado de sus hijos, se
relacione con los mismos;
2a) Determinación del cónyuge por cuenta de quien deberán ser alimentados los
hijos; o expresión de la proporción con que contribuirá cada uno de los cónyuges
para dicha finalidad; con indicación de las bases de actualización de la cuantía de
los alimentos y de las garantías reales o personales ofrecidas para su pago;
3a) Determinación de la pensión alimenticia especial que se debe prestar cuando
proceda;
4a) Expresión del cónyuge a quien corresponderá el uso de la vivienda y bienes
muebles en uso familiar; y,
5a) Fijación de las bases para la liquidación del patrimonio conyugal cuando exista
régimen económico de comunidad o para la liquidación de las ganancias o
determinación de la pensión compensatoria, en su caso.

Divorcio contencioso

Art. 111.- En los casos de divorcio contencioso, cuando hubiere hijos sometidos a
autoridad parental, los cónyuges acordarán a quien de ellos corresponderá el
cuidado personal de los hijos, por cuenta de quien serán alimentados o la cuantía
con que para ello contribuirá cada uno, así como el régimen de visitas,
comunicación y estadía de los hijos.

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Tales acuerdos serán manifestados al juez en audiencia común que señalará al
efecto; de no mediar acuerdo entre los cónyuges o ser éste atentatorio al interés
de los hijos, el juez decidirá en la sentencia de conformidad a lo establecido en los
artículos 216 y 217 de este Código.

La sentencia de divorcio dispondrá además a quien de los cónyuges


corresponderá el uso de la vivienda, y de los bienes muebles de uso familiar.

Si el divorcio se decretare por el motivo tercero del artículo 106 y los hechos que
hicieron intolerable la vida en común entre los cónyuges, constituyeren causa de
pérdida o suspensión de la autoridad parental, en la sentencia de divorcio el juez
decretará dicha pérdida o suspensión.

Divorcio en el salvador

En febrero de 2015 el Diario de Hoy entrevistó a varios abogados y a una jueza de


familia para conocer de manera más amplia como es el proceso de divorcio en El
Salvador; En primer lugar, los expertos explican que hay tres tipos de divorcio (o
causales de divorcio). Estos son: por mutuo consentimiento, por separación de
más de un año y vida intolerable.

De acuerdo a la causa que se establezca, así será el tiempo que lleve la


separación y los costos que implique para la pareja. El más común en El Salvador
es el de mutuo consentimiento debido a que suele ser el más rápido, más barato y
menos complicado, aunque ese “acuerdo” solo sea frente al juez, según explicó la
jueza del juzgado tercero de familia de San Salvador, Carmen Elena Molina.

Un divorcio de mutuo consentimiento en el que no se presente ningún desacuerdo


por bienes materiales, custodia de hijos o pensión alimenticia puede tardar entre
15 y 30 días para que sea aprobado por el juez, tomando en cuenta el día en que
se presentó la solicitud. Sin embargo, en todo el país la mayoría de tribunales

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están sobrecargados de casos y esto alarga el tiempo para que se consume el
divorcio.

Por separación de más de un año, en esta causal de divorcio la pareja debe haber
permanecido viviendo en casas diferentes por más de 12 meses y tener pruebas.
Generalmente los jueces se basan en testimonios de amigos, familiares y
conocidos del matrimonio como método de verificación.

El tercer tipo de divorcio es por vida intolerable, es el más complicado de los tres y
el que suele llevar más tiempo (también puede durar años). Implica altos costos en
pago de honorarios a los abogados y es el más desgastante para la pareja que
busca su libertad pero que ya no soporta ni verse. La causal de vida intolerable
comúnmente se presenta cuando hay violencia intrafamiliar, alcoholismo e
infidelidades. “Jurídicamente esta es la causa menos común, porque es la más
complicada para divorciarse. Pero en la realidad es la más frecuente porque
incluye el maltrato o las infidelidades”, afirmó el abogado Mirón (Diario de Hoy,
2015).

Valoración del divorcio en El Salvador

En El Salvador y en los países subdesarrollados y con fuertes creencias religiosas,


el divorcio es un tema considerado incorrecto, malo, como un error, como un
pecado. Suele ser común que cuando una pareja ha decidido optar por el divorcio,
de manera casi inmediata las personas que se van enterando van condenando
este hecho y es frecuente que se culpe a la mujer por el suceso ocurrido.

Aunque se ha dicho que el divorcio más común es por mutuo acuerdo, la realidad
tras el proceso legal es diferente. La causal numero tres del divorcio que alude a la
vida intolerable es la que lleva a muchos matrimonios a la disolución; entrando
aquí dos situaciones de gran relevancia como lo son la violencia intrafamiliar y la
infidelidad.

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Al analizar a la sociedad salvadoreña, se destaca que existen remanentes muy
marcados y arraigados a la cultura del machismo, es precisamente esta cultura
machista la que lleva a culpabilizar a la mujer y a verla negativamente cuando por
las causas de infidelidad o de violencia ha decido divorciarse, pues ante los ojos
de la sociedad al fin y al cabo “el hombre es hombre” y tiene derecho a todo, y por
lo tanto la mujer es “mala” por no “aguantarle” ni perdonarle esos desplantes a su
“marido” (Argueta, Rivera, 2013).

Errores de los padres al momento de divorciarse

Uno de los errores mas frecuentes al momento de llevar a cabo un proceso de


divorcio es tomar a los hijos como mediadores y mensajeros entre un cónyuge y el
otro. Sumado a ello se encuentra el hecho que uno de los padres o ambos
empiezan a hablar de manera negativa sobre el otro, generando en el niño una
gran confusión, sentimientos de angustia e impotencia, todo ello contribuye a que
el proceso de separación que ya de por si le significa un dolor emocional al niño,
sea experimentado de manera mas traumática y conflictiva (Argueta, 2013).

Estadísticas de divorcio en El Salvador

A continuación se presenta un grafico que reúne las cifras de divorcio en el país


desde el año 2012 hasta mediados del año 2017, donde se puede observar una
clara tendencia al incremento de los divorcios por año. Con un aumento de
aproximadamente 43.7 % teniendo como estadística que por cada dos
matrimonios existe un proceso de divorcio que se lleva a cabo.

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Consolidado de divorcios del año 2012 hasta julio de
2017

Juzgados de familia

TOTAL 6656

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PARTE PROPOSITIVA: AFRONTANDO EL DIVORCIO DE MANERA
FUNCIONAL

ABC de los padres separados

La separación puede abrirles caminos nuevos, como personas y como padres. Lo


que más resalta al principio son las exigencias y las dificultades, pero luego
aparecen proyectos, energías, capacidades y aptitudes que estaban bloqueados.

En cuanto a los hijos, como la unión entre los padres les da seguridad y confianza,
muchas veces rechazan la ruptura y esta les causa un hondo y prolongado
sufrimiento. Pero en ocasiones si con la separación se disipa el clima de tensión o
de abierta pelea, los padres tienen la posibilidad de entablar con sus hijos una
relación más íntima y afectuosa, de guiarlos y fijar límites más claros.

El rompimiento de la pareja puede estar acompañado de dificultades y de


sufrimientos: de angustia y depresión, rencor y rabia, sentimientos de haber sido
traicionado, abandonado, despojado y humillado; dificultades económicas, a veces
súbitas y catastróficas, que no dejan dormir; alejamiento de parientes y hasta
amigos íntimos; torturadas relaciones con quien fue la pareja. A continuación se
sintetizan aquí en tres puntos los elementos básicos para que los padres puedan
guiar y educar bien a sus hijos.

Letra A: Proceso educativo después de la separación

Educar a un hijo es ayudarlo a emanciparse, a ser a la vez personal y solidario,


libre y cuidadoso de los demás, creativo y comunicado con el resto. Los hijos de
padres separados tienen que ser educados para poder emanciparse antes que los
otros. Esto pueden lograrlo siempre que tengan un padre y una madre que les den
afecto, los guíen y les pongan límites, y que los actos y decisiones que les atañen
sean motivo de diálogo, acuerdo y colaboración entre los padres.

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Para que esto sea posible, en primer lugar los padres deben observar una
conducta coherente con la separación. Esto no significa que los ex-cónyuges no
puedan ayudarse y aun quererse después de la ruptura. Pero, puesto que han
debido separarse, cada uno ha de aprender a respetar la privacidad del otro y a no
usar a los hijos en un afán de permanecer de algún modo unidos

El segundo requisito es que los padres separados comprendan que los dos deben
estar presentes en la vida de sus hijos. Y que es imprescindible que mantengan
entre ellos un diálogo, aunque sea mínimo, centrado en la crianza y educación. A
veces esto es lo que más cuesta. La separación provoca a menudo un reparto de
"papeles": uno resulta el victimario y el otro la víctima. Para esta última, vengarse
y despojar al otro de dinero, de bienes, de amigos, de parientes y hasta del cariño
de sus hijos, aparece como lícito. A menudo un progenitor trata, consciente o
inconscientemente, de excluir al otro de la vida de los hijos: les habla mal del otro,
o provoca con su tristeza que los hijos se queden en su casa en lugar de compartir
tiempo con el otro, o toma decisiones importantes sin consultarlo.

Los acuerdos y la colaboración El primero de los acuerdos entre los padres será la
forma en que presentarán a los hijos la separación: cuándo les hablarán, quién y
cómo. Para hacerlo, quizá necesiten un consejo de alguien más experimentado.
Es conveniente también que convengan en cómo informar sobre la separación en
los colegios de los hijos. Y el modo de ayudarlos a comentar ellos mismos la
noticia a los amigos y demás personas con quienes se relacionan habitualmente.
Si todo esto no lo hicieron a tiempo, nunca es tarde para hablarlo y aclarar las
cosas. Un acuerdo muy importante gira en torno de la mal llamada "tenencia" de
los hijos. En realidad, a los hijos no se los "tiene": se convive con ellos y se es
responsable de ellos. Cuando los padres se separan, uno de los progenitores
convive con sus hijos más tiempo por semana que el otro. Es común y por lo
general beneficioso que sea la madre quien pase más tiempo por semana con los
niños menores de cinco años. Pero cuando crecen, otros factores entran en juego
y la decisión se hace más compleja. Frecuentemente, los hijos de padres
separados están muy unidos entre sí. Este espíritu de ayuda y protección mutua

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entre los hermanos es muy importante para la evolución de cada uno de ellos y
para la familia como un todo. Pero los cambios que trae toda separación hacen
surgir también conflictos por una nueva distribución de las funciones y de la
autoridad, y se producen situaciones de celos y enfrentamientos. Los padres
tienen que estar atentos: estos problemas, dentro de lo posible, han de ser
hablados por los padres entre sí y con sus hijos, para que no se pierda el impulso
positivo que se mencionó. De la calidad del diálogo, de los acuerdos y de la
colaboración dependerá la calidad de la vida de los hijos y de los padres.

Letra B: Los hijos necesitan del padre. ¿Qué pasa si está ausente?

Es común que se piense que los hijos precisan de la madre. Pero a veces se
olvida que la figura del padre es igualmente importante. Este es el punto crucial de
la separación: un padre cuya figura resulta borrosa para el hijo retrasa su
evolución, lo lleva a imaginarlo como un "héroe" o como un "villano" y le impide
adquirir una adecuada confianza en sí mismo y una buena integración de su
identidad. Esto tiene graves repercusiones que se pondrán de manifiesto en la
adolescencia. La función paterna es asumida a veces por un abuelo, un tío o la
nueva pareja de la madre. Pero el padre sigue siendo el padre, y si está ausente
no le dejará al hijo un modelo que, en su momento, le permita llegar a ser un buen
padre él mismo.

Muchos padres rehúyen ver a sus hijos porque esos momentos están
acompañados de dolor y frustraciones. Les cuesta acercarse a la casa donde han
vivido y donde ahora tienen que ir a buscar a sus hijos. El encuentro con la ex
mujer (y a veces con los ex suegros) puede dar lugar a una situación de tirantez,
provocando discusiones y enfrentamientos, y hasta la misma presencia de los
hijos revive situaciones y recuerdos penosos.

El hijo debe sentir que el padre lo quiere, tanto por el tiempo que pasa con él,
como por el compromiso con que asegura su desarrollo y educación, a través de
una contribución en dinero. Si las dos cosas faltan, el hijo se siente abandonado.
Pero aun aquel hijo que convive parte del tiempo con el padre, se resiente

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psicológicamente si éste no ayuda a mantenerlo. Por eso, también el padre que
atraviesa un momento crítico en el área laboral, debe colaborar todo lo que pueda,
aun si la madre está en buena posición o tiene un trabajo mejor remunerado. La
madre, por su parte, debe hacer saber siempre a sus hijos el aporte del padre y el
esfuerzo que significa para él. Resumiendo: el modelo de un padre que, a pesar
del esfuerzo que implica, cumple con los aspectos expuestos, servirá a los hijos
como modelo, a pesar de la separación, para construir en el futuro su propia
familia sobre una base de amor y responsabilidad.

Letra C: La relación entre la madre y sus hijos: ¿Qué riesgos afronta ahora?

La ruptura trae problemas especiales, que exigen de la madre una mayor lucidez y
espíritu de lucha para cumplir dos tareas importantes. La primera - sobre todo
cuando es ella la que convive mayor tiempo con los hijos- es crear un clima
propicio donde ellos puedan crecer con confianza, sin angustia, inseguridad o
tristeza. Pero muchas veces no puede responder a tanta exigencia. Es común que
se deprima, ya que toda separación implica una profunda pérdida. A esta herida
en la autoestima puede sumarse una sensación de soledad, de desubicación
social y de desamparo económico. Su tristeza afectará la relación con sus hijos.
Puede ocurrir entonces que alguno de los hijos se transforme en el protector de la
madre, o que ocupe el lugar del padre ausente; a veces dormirá con ella, la suplirá
en la conducción de las tareas del hogar y en la educación de los hermanos, la
aconsejará en las decisiones a tomar, la criticará por sus vacilaciones, etc. La
madre puede convertirse en la hermana, la hija, la novia o la socia de sus hijos. Si
esta situación se hace crónica, inhibirá la evolución normal de ellos, porque
llevarán una carga desproporcionada a su capacidad. Los sentimientos que sufre
la madre son normales pero sus efectos son nocivos para sus hijos. Si la situación
se cronifica, probablemente algunos terminarán pegados a ella, sin poder
emanciparse, y a la vez odiándola por haberles impedido acceder al padre. La
madre, ante todo, debe estar alerta a las palabras y a la conducta de todos los
días: tratará en lo posible de ir eliminando el menosprecio y el resentimiento para
no desfigurar la imagen del padre. Poco a poco, procurará reencontrar las

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cualidades que alguna vez apreció en él y se las comunicará a sus hijos. Así,
algunas madres pueden recordar los momentos en que la pareja fue feliz, en que
desearon tener esos hijos y se alegraron con sus nacimientos.

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CONCLUSIONES
En primer lugar se debe tener en cuenta la diferencia que existe entre separación
y divorcio: a pesar de las diferentes tipologías que se plasman en este archivo
acerca de la separación y el divorcio, no se debe perder de vista que los más
afectados en el subsistema pareja es aquél que aun quiere seguir en la relación
aún cuando la otra parte ya no quiera y que por ende todo este entramado de
emociones va a desembocar en los hijos, más aun si estos son niños o se
encuentran en el proceso de adolescencia, no ayudando esta situación para que el
proceso de separación o divorcio concluya de forma más saludable física y
emocionalmente.

El divorcio es un proceso que no debe “terribilizarse”, sino considerarse muchas


veces como un proceso saludable para el subsistema pareja; el cual es
considerado como el subsistema más importante dentro de una familia, y el que
establece las pautas de interacción dentro de la misma, y si ese subsistema pierde
progresivamente esas pautas de interacción entre sí, la vía más viable es el
divorcio, y de esta manera se evitaría, primero que el subsistema hijos sufra los
mayores daños por los conflictos en la pareja, y segundo que la pareja puede
restablecer su vida.

De esta manera determinar el divorcio sólo como la finalización más saludable de


una etapa de la vida y no como la finalización o estancamiento del desarrollo de la
vida en general esto ayudará a potenciar una mejor perspectiva para la educación
y crianza de los padres hacia los hijos facilitando que las relaciones afectivas sean
más constructivas entre cada uno de los miembros.

Es de conocimiento vulgar o popular el dicho: “Mejor solo, que mal acompañado”,


bueno pues en el caso que la vida en conjunto de la pareja sea destructiva, no
aporte a la autorrealización de las dos partes, ni este siendo placentera o
facilitando plenitud, pues se debería considerar por una parte tratar de resolver los
conflictos que se tienen, pero por otra, en caso de que la vida en conjunto sea ya
imposible de llevar se opte por la finalización más sana de la relación.

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