IMPORTANCIA DE LOS ESTILOS DE APRENDIZAJE Y ESTILOS DE

PENSAMIENTO EN LA EDUCACIÓN

Todas las concepciones pedagógicas han destacado siempre la importancia

de los estilos de aprendizaje y los estilos de pensamiento en la educación. Al
recorrer cada una de estas teorías encontramos diferentes apreciaciones pero en
general todos coinciden en que la escuela puede y debe propiciar no solo el
aprendizaje con habilidades de pensamiento, sino además permitir que los
docentes e investigadores presten mayor atención al estudio y comprensión del
proceso mismo de aprendizaje y en particular al conjunto de factores relacionados
con la personalidad del alumno que influyen en la efectividad de dicho proceso,
entre los que ocupan un lugar importante estos estilos (Hutchinson T. y Waters A.,
1987).
De acuerdo con Martín (2015), el estudiante debe enfrentarse a su
experiencia de aprendizaje de forma totalmente idiosincrásica. El profesor puede
reforzar el proceso de aprendizaje diseñando tareas que exploten habilidades
cognitivas específicas, o requerir varios tipos de habilidades, o bien dejar que el
discente trabaje con libertad y a su ritmo, haciendo las cosas del modo que mejor
le funcionen y más cómodo le resulten. Sin embargo, como lo señalan (Garza y
Leventhal, 2000) cuando se trata de rebasar el pensamiento teórico para aplicar
los fundamentos pedagógicos a la práctica, el docente se enfrenta a varios
problemas que trascienden en el proceso educativo, estos estilos de aprendizaje y
de pensamiento aún son desestimados en la concepción didáctica actual
presentándose para la mayoría de los profesores como un concepto confuso cuya
consideración y tratamiento en el marco del proceso docente-estudiante/docente
estrategias de enseñanza, aún resulta difícil para ellos lo que limita en gran
medida la efectividad del proceso de enseñanza y aprendizaje.
En razón de ello, la literatura reconoce a los estilos de pensamiento, como
aquellos elementos que nos distinguen como seres humanos para hacer
determinadas actividades de tipo físico o mental. Asimismo, algunos autores
consideran necesario realizar una distinción entre habilidades y procesos de
pensamiento. Las primeras, pueden ser: comparar, clasificar, inducir, deducir o
analizar, otras; mientas que las segundas, en palabras de Marzano (1993),
requieren un mayor grado de complejidad, en este sentido, realiza la siguiente
distinción: habilidad para resolver y analizar situaciones (es indispensable poder
realizar relaciones, transformaciones y establecer consecuencias); habilidad para
tomar decisiones (es necesario realizar clasificaciones y relaciones); habilidad
para responder o resolver situaciones utilizando un pensamiento crítico y por
último, habilidad para realizar productos originales, creativos, novedosos,
adecuados según la situación planteada.
Ahora bien, en cuanto a los estilos de aprendizaje, la psicología cognitiva
estudia su naturaleza. Según, lo señalado por Paredes (2008), existen varias
definiciones del término “estilos de aprendizaje" proporcionadas por varios
autores. Sin embargo, la mayoría de autores lo definen como las preferencias
características en la forma en que un estudiante percibe y procesa la información
(Felder, 1996). Del mismo modo, el citado autor, señala que los estilos de
aprendizaje indican las preferencias de los estudiantes por diferentes tipos de
información, diferentes formas de navegación, o diferentes formas de interactuar
con esa información. Por su parte, otros autores lo conceptualizan como
comportamientos distintivos que sirven como indicadores de cómo una persona
aprende de su entorno y se adapta a él.
Para otro autor, Rodgers (2000), la “individualización” de la enseñanza de
resulta un proceso impostergable, el cual exige ante todo reconocer que: 1. los
estudiantes tienen diferentes necesidades, estilos de aprendizaje e intereses los
profesores tienen diferentes habilidades, estilos e intereses. 2. las estrategias y
actividades individualizadas de enseñanza–aprendizaje son aquellas diseñadas
para anticipar y responder a esas diferencias. 3. las diferencias individuales
observadas son de diferentes tipos: se pueden diseñar estrategias y actividades
para acomodar estas diferencias a diversas formas de enseñar.
Lo expuesto en líneas anteriores, permite deducir la Importancia de la
didáctica para que los docentes consideren los estilos de pensamiento y de
aprendizaje en la enseñanza de los diferentes contenidos curriculares. La
enseñanza es una actividad humana por medio de la cual se ejerce influencia en
la vida de otras personas y esta influencia tiene una intencionalidad educativa,
pero, para ello, se considera necesario que el docente reconozca la importancia
de tomar en consideración las características individuales del estudiante, así como
sus habilidades de pensamiento básico y superior. Aunado a lo anterior, también
es de gran importancia el conocimiento y desarrollo de estos estilos para lograr la
efectividad del proceso formativo y el crecimiento personal del estudiante, estos
estilos han de ser vistos como las principales vías que tendría el estudiante para
ampliar potencialmente sus formas de aprender y poder adaptarse mejor a uno u
otro método de enseñanza.

Referencias Bibliográficas:

Hutchinson, T. y Waters A. 1987. English for Specific Purpose: A learning–centered

approach, 1 ed. Cambridge University Press.

Felder, R. (1996). Matters of style, 6(4), 18-23. (A. Prism, Ed.)

Martín G., M. (2015). Software de autor y estilos de aprendizaje. (U. C. Madrid,

Ed.) Revistas Científicas Complutenses, 108-113.

Garza, R., & Leventhal, S. (2000). Aprender como Aprender. México: Trillas.

Marzano. Robert (1993). Assessing student outcomes: peiformance assessment

using· the dimensions ciflearning, ASCD, Alexandria.

Paredes Barragán, P., & Rodríguez, P. (2003). Incorporating learning styles into the
user model. (Towarda, Ed.) In Advances in Technology-Based Education
Knowledge-Based Society, 774-778.

Rodgers, T. 2000. “Methodology in the New Millennium”, Forum April 2000. Vol.
38. Number 2.