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La norma de competencia judicial civil internacional en el contexto mexicano presenta una doble génesis, puede proceder

del Poder Legislativo mexicano (competencial autónoma), por otro lado, la normativa competencial puede proceder de
un foro de codificación como puede ser la conferencia de Derecho Internacional Privado (CIDIP) o La Haya, configurando
la normativa competencial convencional. No podemos determinar que de una interpretación literal del artículo 133 de la
Constitución se desprenda una indubitada jerarquía aplicativa de los convenios respecto de las normas de origen interno.

En el campo concreto de la competencia judicial civil internacional la normativa de origen autónomo es infra constitucional
e infra convencional. A contrario sensu, la norma competencial convencional es infra constitucional pero supralegal.

En México la competencia judicial civil internacional aparece recogida en una interesante variedad de cuerpos normativos
si bien respeta la “soberanía” dificulta su análisis, comprensión y, sobre todo, aplicación. La determinación de la
competencia judicial civil internacional en territorio mexicano se hace coincidir entre el reparto internacional con el
reparto territorial teniendo de esta forma un sistema competencial monista. Cabe resaltar que en México no existe un
instrumento convencional único que regule la competencia judicial civil internacional; observamos que los instrumentos
convencionales firmados y ratificados por México recogen el sector competencial en virtud de categorías jurídicas
específicas: alimentos, adopción, restitución, etcétera.

Las normas de competencia judicial civil internacional autónomas las definimos como aquellas normas que proceden de
la libre determinación del Poder Legislativo de cada Estado. Así, el origen de estas normas competenciales es puramente
interno. Ahora bien, surge la pregunta de si esta libertad de configuración es absoluta o se encuentra limitada, afirmamos
que esta libertad es absoluta; prueba de ello es la existencia de foros exorbitantes en algunas legislaciones, la inclusión de
estos foros exorbitantes tendrá repercusiones en la fase de reconocimiento y ejecución extraterritorial del
pronunciamiento emitido con dicho fundamento. Entendemos que el límite innato a la atribución de competencia judicial
civil internacional a través de la normativa autónoma debe venir impuesto por la probabilidad que tendrá de reconocerse
y ejecutarse su pronunciamiento en terceros Estado. Por lo anterior, resumimos que la norma de competencia judicial
civil internacional de origen autónomo implica la libre configuración y diseño por parte de cada Estado de su sistema de
atribución de competencia judicial civil internacional.

En otro orden de ideas la normativa competencial autónoma mexicana establecida en los diferentes Códigos de
Procedimientos Civiles es parecida, aunque no es idéntica. En un primer y necesario análisis de las normativas
competenciales autónomas podemos afirmar que coinciden en muchos foros de atribución de competencias. Por ejemplo,
encontramos: El forum actoris, El forum loci executionis, El forum rei sitae, El forum rei sitae.

El punto de partida necesario para entender algunas de las aseveraciones se sitúa en las afirmaciones de Trigueros
Gaisman al señalar: …la Constitución general reserva a las entidades federativas la competencia sustantiva y adjetiva en
materia de derecho internacional privado. Son los estados de la federación, a través de las legislaturas locales, los
competentes para emitir una regulación al respecto; el gobierno federal no puede intervenir sobre esta materia; no tiene
competencia para ello.

De estas afirmaciones se desprende que la materia de DIPr, con carácter general, no es de carácter federal sino estatal.
Lo anterior se desprende de la suma de los artículos 124 y 73 fracción XIX-P de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos. La redacción normativa competencial es diversa porqué está pensada para dar solución a los conflictos
interestatales, esto es, para y entre las diferentes entidades federativas. La normativa competencial autónoma mexicana
también presenta una función netamente distributiva; es decir, la función característica de las normas competenciales de
origen convencional. Supongamos que el domicilio del acreedor de alimentos está en Nicaragua y el domicilio del deudor
de alimentos está en México; a través de la normativa competencial autónoma mexicana (artículo 156 fracción XIII del
Código de Procedimiento Civil del Distrito Federal) se está señalando como potencialmente competente no sólo a sus
tribunales nacionales sino también a los tribunales de un tercer Estado.

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