Sei sulla pagina 1di 9

MIGUEL ÁNGEL REYES ABURTO

DIAGNÓSTICOS DEL PRESENTE

VISTO Y NO VISTO: EL USO DE LA IMAGEN COMO DOCUMENTO


HISTÓRICO

PETER BURKE

CAPITULO V. LA CULTURA MATERIAL A TRAVÉS DE LAS IMÁGENES


El autor hace hincapié en los testimonios en los usos de las imágenes en el proceso
de reconstrucción de la cultura material del pasado, tanto en los museos como en los libros
de historia ya que las imágenes son particularmente valiosas para la reconstrucción de la
cultura cotidiana de la gente.
De igual manera menciona que las imágenes de interiores el efecto de la realidad
cotidiana es incluso mayor que en el de las vistas de ciudades. Habla de Pieter de Hooch
quien era un especializado en pintar interiores de casas y patios holandeses, llenos de madres,
criadas, niños, hombres en su cotidianidad, lo que al espectador puede ver ese pasado.
Por otra parte remarca que los cuadros, dibujos, xilografías del renacimiento en el que
aparecen sabios en su estudio, especialmente santos eruditos como S. Gerónimo o S. Agustín
han sido utilizados como testimonio del mobiliario de los estudios de los humanistas, sus
escritorios, librerías y atriles.
Posteriormente toca el tema de la publicidad, destaca que las imágenes usadas en la
publicidad quizá ayuden a los historiadores futuros a reconstruir los elementos perdidos de
la cultura materia del siglo XX, en la actualidad resultan más útiles como fuentes para las
actividades del pasado ante los bienes de consumo. En Europa a finales del siglo XVII fueron
testigo de la aparición de la publicidad a través de las imágenes, menciona el ejemplo de la
revista alemana Journal des Luxus und der Mode dedicada a las innovaciones en materia de
consumo.
Por otra parte menciona que durante el siglo XX los publicistas recurrieron a la
psicología profunda para apelar al subconsciente para apelar al inconsciente de los
consumidores, empleando técnicas subliminales de persuasión por medio de la asociación.
Menciona que quizá resulte inútil emplear el término subliminal en sentido lato aplicado a la
forma en que se crea la imagen mental de un determinado producto a través de la asociación
de un objeto con su imagen visual. Se trata de un proceso de manipulación consiente por
parte de las agencias publicitarias, de sus fotógrafos y se sus analistas de motivaciones pero
para el publico es en gran medida inconsciente.
Utilizando el testimonio de publicidad desde los carteles hasta los anuncios de la
televisión, los historiadores del futuro podrían suponer que el tenor de la vida del año 2000
era considerablemente más alta de lo que es en realidad para esto nos plantea que para
emplear esos testimonios sin riesgo de equivocarse, deberían estar familiarizados con la
convención televisiva de representar a la gente en mejores casas que las que realmente tenía
en realidad y llena de artículos mucho más caros que los que podía permitirse en la practica.
De igual manera menciona que las imágenes desde el lado positivo a menudo
muestran detalles de la cultura material que la gente de la época habría dado por descontadas
MIGUEL ÁNGEL REYES ABURTO
DIAGNÓSTICOS DEL PRESENTE

y no habría mencionado en los textos, el testimonio de la imágenes resulta valioso no sólo


muestran artefactos del pasado, sino también su distribución.
El autor menciona que para un estudio del uso de las imágenes como testimonio de la
utilización de otros objetos, podemos recurrir a la historia del libro (la historia de la lectura).
Un ejemplo que platea son los grabados franceses del siglo XVIII muestran a hombres leyendo
en voz alta junto al fuego o ante un grupo de hombres y mujeres reunidos para la veillée,
convirtiendo así el trabajo nocturno en un acto social.
Para Burke la historia de la cultura material, el testimonio de las imágenes parece
especialmente fiable en lo tocante a los pequeños detalles. Es particularmente valioso como
documento de la disposición de los objetos y de los usos sociales de los mismos. Las
imágenes nos permiten situar los artefactos antiguos en el contexto social original. Esta labor
de situación de los objetos exige al historiador estudiar también a las personas representadas
en las imágenes.

CAPITULO VI. VISIONES DE LA SOCIEDAD


En este capítulo el autor menciona al fotógrafo Roy Stryker quien presentó a los
historiadores lo que el llamaba fotografías (documentales) como un nuevo medio del que
podían valerse para captar elementos importantes, aunque fugaces, de la escena social. En
este mismo orden de ideas Burke dice que cabría calificar a muchos pintores de historiadores
de la sociedad alegando que sus imágenes registran formas de comportamiento social, tanto
festivas como cotidianas. Los historiadores de la danza, del deporte, del teatro, y otros
especialistas han estudiado el testimonio de esas imágenes con gran cuidado y atención al
detalle. En este sentido menciona a Whilliam Henry Fox Talbot (1800-1877) quien citaba su
obra como precedente de la suya, "en la escuela holandesa de pintura tenemos una autoridad
suficiente para utilizar como objeto de representación escenas de la vida cotidiana y familiar".
Un fenómeno que destaca el autor es el infantilismo, que a partir de los siglos XVI y
XVII en Francia y otros países se puede apreciar la aparición de retratos infantiles, de tumbas
de niños demostrando la separación cada vez mayor de los mundo sociales de niños y adultos.
Un estudio posterior y más detallado del tema sostenía que la imaginería de
comienzos de la edad media, mostraba un verdadero interés por la infancia como tal por su
inocencia y vulnerabilidad.
Por otra parte menciona a la mujer en la vida cotidiana, dice que un tópico de la mujer
es que ha menudo ha tenido que escribirse en contra de las fuentes, sobre todo de las de los
archivos, que han sido creadas por varones y que suelen expresar los intereses de estos. Como
en el casi de los especialistas en la historia de Egipto o de los comienzos de la Edad Media,
el silencio de los documentos oficiales ha remitido a los estudiosos de la historia de la mujer
a recurrir a imágenes correspondientes a diversos lugares y épocas que representaban
actividades en las que participaban las mujeres.
Las imágenes ofrecen sobre todo un testimonio valioso de los diversos trabajos que
supuestamente realizan las mujeres, muchos de ellos en el marco de la economía extraoficial
que a menudo pasa desapercibida a la documentación oficial. Los especialistas en historia
social pueden recurrir a testimonios de este estilo, siempre y cuando tomen precauciones de
rigor.
MIGUEL ÁNGEL REYES ABURTO
DIAGNÓSTICOS DEL PRESENTE

EL PRESENTE DEL PASADO: ESCRITURA DE LA HISTORIA, HISTORIA


DE LO ESCRITO

ROGER CHARTIER

CAPITULO. LA NUEVA HISTORIA CULTURAL


Chartier comienza hablando de la categoría de new cultural history entró en léxico de
los historiadores en 1989. Lynn Hunt escribió una obra con ocho ensayos, ella subrayó las
tres características esenciales que daban coherencia a aquellos trabajos cuyos objetos (textos,
imágenes, rituales, etcétera) eran muy diversos. La new cultural history propone una manera
inédita de comprender las relaciones entre las formas simbólicas y el mundo social.
En segundo lugar encuentra modelos de iligibilidad en diciplinas vecinas que los
historiadores habían frecuentado poco hasta ese entonces. En tercer lugar esta historia,
condujo a los historiadores a reflexionar sobre sus propias practicas y, en particular sobre las
elecciones conscientes o las determinaciones desconocidas que rigen su manera de construir
las narraciones y los análisis históricos.
En los años ochenta la nueva historia cultural se definió como aquella que rompió con
los postulados que hasta entonces habían gobernado la historia de las mentalidades. La
historia intelectual clásica, dedicada a las ideas que resultan de la elaboración consciente de
una mente singular, se oponía la mentalidad, siempre colectiva, y el contenido impersonal de
los pensamientos comunes. El reconocimiento de los arquetipos de civilización compartidos
por una sociedad entre los grupos sociales o entre los clérigos y los laicos. La critica de
Franco Venturi denunció la desaparición de la fuerza creadora de las nuevas ideas en
beneficio de estructuras mentales sin dinamismo, ni originalidad. Carlo Ginzburg amplió la
critica, rechazó la noción de mentalidad por su insistencia exclusiva en los elementos inertes,
obscuros e inconscientes de las visiones del mundo, lo que condujo a disminuir la importancia
de las ideas enunciadas racional y conscientemente, y particularmente las de los hombres y
mujeres de los medios sociales comparten las mismas categorías y representaciones.
Por otra parte Lloyd propone sustituir la noción de mentalidad con la de estilos de
racionalidad cuyo empleo depende directamente de los contextos de discurso y de los
registros de experiencias.
Además Chartier concluye que la cultura es un concepto prácticamente imposible de
definir. Chartier hace referencia a una cuestión que ha movilizado la new cultural history es
aquella de las relaciones entre cultura popular y cultura sabia, las maneras de concebirlas
pueden reducirse a dos grandes modelos de descripción y de interpretación. La cultura
popular es considerada autónoma, independiente, cerrada sobre ella y por otro se define
totalmente por su distancia frente a la legitimidad cultural. La fuerza de los modelos
culturales dominantes no anula el espacio propio de su recepción. Siempre existe una
distancia entre el dogma y la creencia entre los mandatos y las conductas.
El autor retoma a Ginzburg quien dijo que es inútil querer identificar la cultura, la
religión o la literatura popular a partir de practicas, de creencias o de textos específicos por
lo que es esencial esta en la atención que debe presentarse a los mecanismos que permiten a
los dominados interiorizar su propia inferioridad o legitimidad como a las lógicas.
MIGUEL ÁNGEL REYES ABURTO
DIAGNÓSTICOS DEL PRESENTE

Para concluir este capitulo Chartier dice que la new cultural history ya no se define
por la unidad de su enfoque. Sino que se define por el espacio de intercambios y de debates
construido entre historiadores que tienen como identidad común el repudio a reducir los
fenómenos históricos a sólo una de sus dimensiones y que se han alejado tanto de las ilusiones
del giro lingüístico como herencias apremiantes que postulaban el poder absoluto de lo social.
MIGUEL ÁNGEL REYES ABURTO
DIAGNÓSTICOS DEL PRESENTE

PARA PENSAR EL TIEMPO PRESENTE.


APROXIMACIONES TEÓRICO-METODOLOGÍAS Y EXPERIENCIAS
EMPÍRICAS.
HISTORIANDO UN PASADO TRAUMÁTICO ENTRE LA SEDUCCIÓN DE LA MEMORIA Y EL
HALLAZGO DE FUENTES

SILVIA DUTRÉNIT BIELOUS

La autora menciona la historización de los hechos del asilo diplomático en las


embajadas mexicanas del cono sur se ubica en la perspectiva de la historia del tiempo
presente de América Latina. La historia oral resulta el recurso sustantivo para convocar a la
multiplicidad de relatos que un contexto con escasas fuentes documentales impone para
alcanzar el dato mediante su formulación y registro. No obstante no se trata sólo de
recolección de testimonios. El oficio del historiador exige ir más allá de los hallazgos en los
testimonios, impone ubicarlos en la contemporaneidad de los acontecimientos y lograr una
ubicación interpretativa de los mismos. La autora menciona los problemas metodológicos
para la historia oral que se derivan del hecho de historiar el presente mediante el uso de
testimonios sobre situaciones traumáticas cuando estos son recogidos por un historiador
participante.
Dutrénit retoma ha Hobsbawn; cuando la escritura no es sobre la Antigüedad "sino
sobre tu propia vida es inevitable que la experiencia personal de estos tiempos de forma a la
manera de verlos, e incluso a la manera de valorar los datos a los que todos debemos recurrir
y luego presentar con independencia de nuestros puntos de vista sobre los mismos problemas.
Otro aspecto del que se preocupa Hobsbwan es del efecto que tiene el paso de los años en la
perspectiva del historiador y como ello influye en la lectura de documentos además de una
pauta general que tenemos sobre nuestro tiempo y que se impone a nuestra observación. Otro
punto que Hobsbwan reflexiona sobre los limites de la historia de la identidad para un
conocimiento universal. Discute la relación de la historia con el presente y plantea el alcance
y sentido del oficio del historiador: "el problema para los historiadores profesionales es que
su tema tiene importantes funciones sociales y políticas.
La autora menciona que los historiadores comparten su disciplina exige rigurosidad
en su oficio. Entiéndase como tal la comprobación de que todo lo escrito por el historiador
tiene una escrupulosa comprobación mediante fuentes respetables. Estas se distinguen de
narraciones memorísticas, muchas veces cargadas por el peso de la identidad de grupos e
individuos, y de análisis políticos y sociales que carezcan de datos confiables.
Por otra parte para el historiador, que el tiempo histórico corresponda al tiempo vital,
trae consigo una ventaja, profesionalmente hablando, respecto a quienes deben imaginar, a
partir del documento o fuentes, las circunstancias y sus repercusiones.
En este mismo orden de ideas la autora algunos desafíos que se le plantean al
historiador cuando opta por historiar su tiempo. Thomas Kuhn hace distinción para separar
la percepción de interpretación, cuando se percibe que preexisten sensaciones y las formas
de organizarlas, aunque provengan de la experiencia y de la educación que cada individuo
posee, no presuponen una deliberación consciente o interpretación de los datos. Para Kuhn
la interpretación empieza donde la percepción termina, para la historia tiene dos
MIGUEL ÁNGEL REYES ABURTO
DIAGNÓSTICOS DEL PRESENTE

connotaciones: cuando se hace historia del pasado, el historiador no pudo percibir y por ello
lo que hace es reconstruir a partir de datos de quienes percibieron o testimoniaron. Cuando
se hace historia del presente hay que preguntarse hasta dónde es separable en la percepción
de ocurrencias sociales el acto de percibir y el acto de interpretar.
Si la percepción que capta el historiador oral está filtrada por la memoria, lo que este
historiador va a utilizar es la memoria que le brinda el testigo pero no su percepción, lo que
la memoria recoge es una percepción valorada. El historiador es participante si no fue parte
de los mismos acontecimientos aunque pudo serlo o que estuvo en el mismo proceso que
concatena y vincula esos acontecimientos. Los acontecimientos que recupera la historia oral
del asilo diplomático son traumáticos para el participante y para el historiador; la distorsión
que produce el trauma en la memoria del testigo, la ruptura del olvido que genera la estrategia
de recordación del historiador, la sobreposición de la memoria traumatizada del historiador
sobre la evocación del testigo.
Muchas de las disyuntivas señaladas que se presentan al historiador tienen que ver
con los dos papeles de historiador y participante que buscan predominar en la pulseada. Los
documentos no dicen todo, eso es lo que sabemos, pero como historiadores sólo lo que deja
indicios documentados es posible de ser historiados. Esto depende de la mirada del
historiador, la evidencia de tensiones entre un papel y otro forma una red en la que se
sostienen historia, fuentes orales y el relato personal.
MIGUEL ÁNGEL REYES ABURTO
DIAGNÓSTICOS DEL PRESENTE

REGÍMENES DE HISTORICIDAD: PRESENTISMO Y EXPERIENCIAS


DEL TIEMPO.
FRANÇOIS HARTOG
Modernidad e Historia
El autor se remonta a 1994 aparecen los tres volúmenes de hacer la historia, dirigidos
por Le Goff y Pierre Nora que intentaban ilustrar y promover un nuevo tipo de historia que
respondiera a la provocación de otras ciencias humanas. La memoria no se contaba todavía
entre el total de nuevos objetos o nuevos enfoques y tampoco el patrimonio, la historia debía
comenzar ahí donde la memoria se detenía: en los archivos escritos. Los lugares de memoria
a partir de los lugares topográficos, monumentales, simbólicos, funcionales, donde una
sociedad consigna voluntariamente sus recuerdos y hacer la historia de estos memoriales, el
análisis de la memorias colectivas puede y debe convertirse en la punta de lanza de una
historia que se desea contemporánea.
En la memoria colectiva de Halbwachs trazó una línea entre la historia y la memoria,
en beneficio de una aproximación por la memoria, que despidió cortésmente al historiador,
reenviándolo a sus archivos y a su exterioridad. La memoria colectiva es una corriente de
pensamiento continuo, el historiador puede realizar su obra sólo a condición de colocarse
deliberadamente fuera del tiempo vivido por los grupos que asistieron a los acontecimientos
que tuvieron contacto más o menos directo y que pueden recordarlos. El modo de ser del
pasado es el de su resurgimiento en el presente, pero bajo el control del historiador.
Además la memoria es un instrumento presentista, los lugares no se hacen posibles
más que a partir de este doble reconocimiento: el cambio del régimen de memora y al entrada
de la historia a su edad historiográfica. Para llegar a una primera definición de lugar, como
lo que es a la vez material, funcional, simbólico, objeto reflejado donde se encuentra
retomado en el presente. Los lugares de memoria hicieron evidente una periodización de los
impulsos memoriales. La memoria consiste, al estar dentro del acontecimiento antes que nada
en no salir, permanecer en él y en remontarlo desde adentro. La historia es inscripción,
mientras que la memoria es rememoración y estamos en plena impugnación del régimen
moderno de historicidad, un orden del tiempo o encadenamiento de ondas temporales donde
se pueden identificarse. La incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del
pasado. Aunque quizá no sea menos vano extenuarse en comprender el pasado cuando no se
sabe nada del presente, retomando a Marc Bloch.
Hannah Arendt, él sabía que la ruptura de la tradición y la perdida de autoridad
sobrevenida durante su época eran irreparables y concluía que le hacía falta descubrir un
nuevo mido de relación con el pasado, consistente en instalarse por fragmentos del presente
y en sumergirse en las profundidades del pasado como el buscador de perlas.
Por otra parte los historiadores que, desviándose de lo nacional, tomaron en cuenta lo
económico y lo social, con sus temporalidades regidos por otros ritmos y no la sola sucesión
lineal de acontecimientos políticos.
Historias nacionales
MIGUEL ÁNGEL REYES ABURTO
DIAGNÓSTICOS DEL PRESENTE

En este apartado Hartog menciona que a lo largo de un siglo, que fue claramente el
de las nacionalidades, la historia nacional y la escritura, en nombre del futuro tuvieron de
hecho una vinculación parcial. En el caso de Francia, se trataba de un futuro ya advenido,
pero malogrado, difuminado o perdido. Ya había pasado 1789 pero sus promesas están
todavía por venir. Para escribir la historia de los ciudadanos, de los sujetos, del pueblo en una
palabra, que esta todavía enterrada en el polvo de las crónicas de la época, hace falta, de
hecho ponerse a leer los documentos originales y muy rápido, se necesitará acudir a los
archivos.
En este mismo orden de ideas para 1864, La ciudad antigua era ya una historia de las
instituciones políticas, pero de las antiguas, es decir el estudio de las revoluciones sucesivas
que condujeron hasta la formación de la ciudad. Por tanto, para comprender la ciudad, debe
partirse del examen en los orígenes, de dónde resulta que las primeras instituciones humanas
tuvieron, de hecho fundamentalmente peligroso: la primitiva creencia según la muerte no era
el fin de todo estaba en la raíz del primer vínculo social.
El autor de igual manera destaca que durante más de medio siglo, lo nacional no fue
ya el motor de la búsqueda: ni la escala correcta ni la profundidad adecuada. Tampoco la
escala cronológica sensata. Había causado demasiados daños y sus capacidades
cognoscitivas parecían agotadas. Fueron por lo contrarío, motivo de formas renovadas de
historia-ciencia, que tuvieron por horizonte el materialismo histórico, el cuantitativo, el serial
y como instrumento las fichas mecanizadas. Ahora bien, al rededor de 1980, que los modelos
científicos, naturalmente grandes consumidores de futuro y sólidamente atados al concepto
de progreso, lograron rendimientos decrecientes. Se inició un tiempo de detención, momento
de descanso en el que la mirada hacia atrás se volvió legitima: para abarcar el camino
recorrido, para tratar de comprender en dónde se estaba hoy en día y por qué. Pasar de lo
perspectivo a lo retrospectivo era una forma de tomar distancia: los individuos se
preocuparon por las genealogías y las empresas por sus archivos. El régimen moderno de
historicidad perdía su evidencia.
Hartog concluye este apartado diciendo que la aproximación historiográfica, por su
marcada preocupación por circunscribir los presupuestos, por cuestionarse sobre las
herramientas y las categorías movilizadas, aporta una contribución a este. Los lugares de
memoria explotaron al nuevo tratamiento de lo nacional máximo esta perspectiva, ya hemos
insistido en ello, hasta incluir a lo largo de su publicación la historiografía de propio
recorrido, conduciendo a un ensanchamiento de la noción de lugar. Con esos modos de
aprehensión de lo nacional como problema se rompe, en todo caso, con todas las historias-
memorias nacionales escritas desde el punto de vista del porvenir.
El momento de los lugares de memoria
Si los lugares nos sirvieron de entrada en los debates entre historia y memoria, así
como de proyector para esclarecer las relaciones entre la historia nacional y el régimen
moderno de historicidad, también son reveladores. Si pertenecen, por supuesto, al momento
en que se utilizan para configurar, la manera misma en la que procedieron nos ensena algo
más sobre nuestro presente. La permanente preocupación historiográfica ya señalada que los
atraviesa, es un testimonio en segundo grado de esta tendencia del presente a historiarse a si
mismo. Los lugares son también por tanto los lugares de este momento, o los lugares para
este momento.
MIGUEL ÁNGEL REYES ABURTO
DIAGNÓSTICOS DEL PRESENTE

Pero el presente contemporáneo preceptismo que lo acompaña se revelaron


difícilmente defendibles. De manera que la demanda de memoria puede interpretarse como
una expresión de esta crisis de nuestra relación con el tiempo, así como una forma de buscar
responderla
Cuando el historiador clásico comenzaba por establecer la separación neta entre
ambos. La historia no debería ser más que la ciencia del pasado ciencia pura; y el historiador,
una mirada que descifra sus documentos en el silencio de los Archivos. Al revés, la lógica de
Los lugares conduce a concebir el mismo historiador, en el ejercicio mismo de su profesión,
como un lugar de memoria.
Por último los nacionalismos han matado mucho y salvajemente. En forma e
intensidad variables, estas vueltas o estas aspiraciones, mas o menos exacerbadas, hacia lo
nacional, pueden reincorporarse, en parte, en una crisis del tiempo. Ni se les reduce sino que
son un componente, una expresión, una forma también de responder a ellas, que había ya,
por desgracia, dado sus pruebas. Pero la respuesta aparece aun mas desfasada en cuanto que
el régimen moderno de historicidad, con su bandera futurista o nacional-futurista, ha perdido
en gran medida su evidencia y su fuerza de arrastre.

Potrebbero piacerti anche