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Licenciatura en Historia

La educación en las comunidades indígenas como estrategia para


la formación de una identidad nacional durante el siglo XIX.

UEA: Historia de México III

PROFESOR: Doctor Brian Francis Connaughton Hanley

ALUMNA: Aldape González Sandra

MATRICULA: 2153014443

Grupo: HF02

Trimestre: 17-P
La educación en las comunidades indígenas, como estrategia
para la formación de una identidad nacional durante el siglo XIX.

Necesidad y Conveniencia de Estudiar la Historia Patria – José María Vigil

“Necesidad y conveniencia de Estudiar la Historia Patria” es un ensayo publicado en el

periódico El Sistema Postal, pronunciado en una extensión de 5 artículos, a partir de 9 de junio de

1878 hasta el 6 de julio del mismo año. En este ensayo José María Vigil se remite a recalcar la

importancia de recuperar la Historia Patria con la finalidad de formar un carácter común entre los

mexicanos, que principalmente logre aglomerar la identidad nacional y junto con ello, México sea

capaz de hacer frente a las naciones más “modernas y desarrolladas” del mundo, procurando

enaltecer el papel de la nación en el siglo XIX. A partir de esa búsqueda de una “identidad común”

el ensayo nos muestra una didáctica viable para lograr el cometido.

Dentro del campo formativo el interés del genio mexicano estaba centrado en los saberes y

movimientos extranjeros - centrando especial atención a los clásicos; no obstante, nos dice Vigil,

que dentro de la realidad mexicana el imitar a las grandes naciones obstaculizaba el camino hacia

un patriotismo y el desarrollo, puesto que no daba solución a las necesidades de la sociedad

mexicana. Para 1878 la Historia ocupaba un lugar secundario dentro de la educación, pues a partir

de la segunda mitad del siglo el positivismo había entrado a México, en donde la preparación de los

ciudadanos estaba inmiscuida en la educación científica y literaria, siendo Gabino Barreda uno de

los principales exponentes de dicha corriente. Dentro de los objetivos principales que nos expone

Vigil en su obra se encontraba el colocar los conocimientos mexicanos al mismo nivel que los

europeos, pero ¿Cómo lograr que un Estado-Nación apenas creciente pudiese alcanzar a las grandes

potencias?
Siguiendo el discurso del autor, se presenta una crítica al positivismo, pero ¿por qué? Vigil ve al

positivismo como una corriente en donde solo se aglomeran acontecimientos en lugares y fechas

específicas, más no se les da una relación entre sí. Él confronta la extensión del positivismo contra

la significación y la utilización que se le puede dar al estudio de la Historia Patria, además de acusar

a la ya mencionada corriente de llenar los estudios de intenciones preconcebidas.

La utilidad de este ensayo para el presente trabajo es analizar el método pedagógico propuesto por

Vigil en cuanto a la creación de una identidad nacional y su posible utilidad en la cotidianeidad de la

sociedad. El autor nos procura el mantenimiento de los rasgos identificativos de cada pueblo; dicha

preocupación bien podría terminar por “desunificar” a la nación, empero el argumento dentro de

esta propuesta se basa en la interminable fuente de inspiración que podemos encontrar en nuestras

“propias cualidades”.

Vigil nos infiere – al igual que Lucas Alamán y José María Luis Mora – que la comprensión de las

condiciones y problemáticas de la época encuentra sus cimientos en el periodo colonial; no

obstante, la ruptura con el origen del pueblo a partir del hispanismo se desarrolla en la propuesta

de estudiar de las razas preexistentes a la conquista, recayendo en éstas inherentemente el origen

del carácter – y posiblemente el porvenir – de los pueblos mexicanos, aunado a que estos últimos

no pueden prescindir de su pasado.

Entonces podríamos asegurar con toda seguridad que la utilidad que el autor veía en el estudio de

la Historia Patria era que cada ciudadano de la nación aprendiera a amar y conocer a México. Es

aquí entonces que la obra de José María Vigil cumple el cometido para nuestro presente trabajo, en

sus ideales - posiblemente utópicos – referentes a que la enseñanza fuera impartida – me atrevo a

decir igualitariamente - en todos los estratos sociales, en especial en las comunidades indígenas.
Tenemos que aun en la segunda mitad del siglo XIX la raza indígena era vista con inferioridad debido

al imaginario colectivo en donde la figura del indígena seguía siendo el grupo sucumbido por los

españoles, que aun consientes del nacimiento de la nueva nación y del “derrocamiento” del régimen

absolutista, no se sentían parte de tal Estado, y por lo tanto mucho menos gozaban del sentimiento

nacionalista. El escritor de “Necesidades y Conveniencia de Estudiar la Historia Patria” creía

fielmente que el gobierno era el responsable de la sociedad y por lo tanto tenía la obligación de

atender las aspiraciones generales de la nación, por lo tanto, Vigil sugiere crear nuevas vías de

enseñanza que precisamente enaltezcan la patria, haciendo uso del término población

“cosmopolita”, ocupando el único mérito que realza del positivismo, el no quedarse atrás en el

desarrollo del siglo.

Estudios – Gabino Barreda

El interés por utilizar los discursos de Don Gabino Barreda como fuente primaria es brindar

antecedentes – y quizá contexto – en cuanto a la situación educativa en el país. Hemos visto

anteriormente con José María Vigil que constantemente se buscaba imitar los modelos y estructuras

de las naciones más desarrolladas, a las cuales el positivismo les aseguraba mantenerse a la

vanguardia. En un caso muy particular fue Barreda quien introdujo a México el positivismo, como

una corriente que consolidara las expectativas que se tenían del país, tanto en el interior como en

el exterior.

En el “Discurso pronunciado el 14 de septiembre de 1869 por Gabino Barreda” podemos notar esa

añoranza que el ponente tenía por el científico Humboldt, quien según el mismo Barreda era el

personaje que se repetía en todo México debido a su gran amor por la ciencia, al mismo tiempo de

prestar un servicio a la humanidad, y que además enlazaba a nuestro país con otras naciones. Don
Gabino aseguraba también que el naturalista por medio de sus viajes y de su obra había logrado

“estar en todas partes a la vez, y todo, en cada una de ellas”1 refiriéndose evidentemente a todo

territorio de la antigua Nueva España y otras partes de América, un cometido que debía de ser

alabado por centrar su atención a cuestiones geográficas y económicas, denotando una vez más los

intereses que en el siglo XIX se tenían por la ciencia, característica del positivismo.

Contrario a lo que aseguraría Vigil, Barreda en su “Discurso pronunciado por el señor doctor Gabino

Barreda a nombre de la Escuela Nacional Preparatoria de México en la festividad en que dicha

escuela, laureando el eminente artista, señor Juan Cordero, de dio un testimonio público del

gratitud y admiración por el cuadro mural con que embellece su edificio” el autor asegura que los

modelos de otras naciones deben de ser imitados, empero aclara que imitar no es lo mismo que

copiar.

Barreda en un principio menciona que los conocimientos generados en la nación serán los que lleven

a la inmortalidad el nombre de México, sin embargo, esclarece que la ciencia y las artes son dos

aspectos distintos del conocimiento y que no hay relación entre ellos. El autor manifiesta una

predilección hacia la ciencia, argumentando que es el saber que de facto tiene mayor utilidad para

la nación; en otras palabras, nos infiere que los mexicanos deben de sentir un espíritu de “ciencia e

industria”2, en donde desde mi perspectiva el cometido de la enseñanza para Barreda es que los

ciudadanos aprendan a “obrar”, ahí el provecho por retomar sus Estudios en esta investigación.

1
Gabino, Barreda, “En honor del Barón de Humboldt. Discurso pronunciado el 14 de septiembre de 1869 por
Gabino Barreda” en Estudios, selección y prólogo de José Fuentes Mares, México, Ediciones de la Universidad
Nacional Autónoma, 1941, pág. 130.
2
Gabino, Barreda, “Discurso pronunciado por el señor doctor Gabino Barreda a nombre de la Escuela Nacional
Preparatoria de México en la festividad en que dicha escuela, laureando el eminente artista, señor Juan
Cordero, le dio un testimonio, publico de gratitud y admiración por el cuadro mural con que embellece su
edificio” en Estudios, selección y prólogo de José Fuentes Mares, México, Ediciones de la Universidad Nacional
Autónoma, 1941, pág. 140.
Incluso he de hacer hincapié en dos frases pronunciadas por Barreda en los dos discursos analizados

que – me parece – expresan de manera muy clara el por qué utilizar su obra para este estudio:

- “Humboldt ha logrado (…) alcanzar una nueva vida en la memoria de las futuras

generaciones”.3

- “Orden y progreso hemos tomado por divisa, orden y progreso habrá siempre en nuestros

actos ¡Gloria al arte, gloria al genio!”.4

Nación Semicolonial – Marta Robles

Hemos de tener presente que la formación de una identidad nacional que incluyera a cada

raza y/o grupo social conllevo todo un proceso durante todo el siglo XIX. El hacer de la educación

un sector primordial para el gobierno y para la sociedad estuvo rodeado por debates en torno a los

cambios de estructuras políticas y administrativas, así como la constante resistencia por parte de

los habitantes a abandonar la tradición virreinal. Durante el periodo post reformista México se

encontraba en una economía estancada que poco a poco iba en decadencia. Para 1877 Porfirio Diaz

alcanzo subir a la presidencia en gran medida con el apoyo de inversionistas extranjeros; al llegar al

poder, la preocupación de Diaz recayó en el estancamiento económico que sufría el país, dejando

de lado las necesidades y problemáticas que sufría el sector social.

3
Gabino, Barreda, “En honor del Barón de Humboldt. Discurso pronunciado el 14 de septiembre de 1869 por
Gabino Barreda” en Estudios, selección y prólogo de José Fuentes Mares, México, Ediciones de la Universidad
Nacional Autónoma, 1941, pág. 131.
4
Barreda, Gabino, “Discurso pronunciado por el señor doctor Gabino Barreda a nombre de la Escuela Nacional
Preparatoria de México en la festividad en que dicha escuela, laureando el eminente artista, señor Juan
Cordero, le dio un testimonio, publico de gratitud y admiración por el cuadro mural con que embellece su
edificio” en Estudios, selección y prólogo de José Fuentes Mares, México, Ediciones de la Universidad Nacional
Autónoma, 1941, pág. 144.
Dentro de los aspectos descuidados por el nuevo presidente, la educación - tanto superior como de

primeras letras – seria vista en el país con fuerte desaliento. Marta Robles nos ofrece una visión

general de la situación educativa en México, donde ella misma nos argumenta que “De los 9 millones

de habitantes que existían en el país, en 1880, más del 80% estaban condenados a la ignorancia y a

la pobreza”.5

Dice Robles que para las clases acomodadas era una constante el recurrir a instituciones en el

extranjero; el regreso de los afortunados hijos de estas familias acomodadas significaba en algunas

ocasiones la introducción de avances filosóficos y científicos, además en algunos casos, de

reintegrarse a la sociedad como maestros en los institutos de enseñanza, que aun a pesar de contar

con poca pero preparada docencia, no lograban consolidarse como instituciones sólidas.

¿Qué pasaba con el resto de la población que no podía financiarse un viaje al extranjero para

continuar con sus estudios? Nos expone la autora que en un primer momento surgieron las Escuelas

de Artes y Oficios, pues recordemos que el interés del país se enfocaba en el crecimiento de los

mercados nacionales y extranjeros, qué mejor manera de generar mayor capital que explotando el

sector manufacturero; de esta manera las escuelas antes mencionadas tenían por objeto – con la

corriente del “modernismo” - el enseñar y acostumbrar a los habitantes a realizar alguna ocupación.

Era pues disposición de los investigadores y docentes mantener a flote las instituciones, sin

embargo, en su dura lucha por organizar los centros educativos se encontrarían con un gran

conflicto: la intervención de los religiosos en el control de la enseñanza. Como se mencionó al

principio el propósito de este trabajo será analizar la educación en las comunidades indígenas para

integrarlos a la formación de un carácter nacional unificado, pero ¿Cómo acercar a los pueblos

5
Marta, Robles, “Nación Semicolonial” en Educación y sociedad en la historia de México, México, Siglo XXI,
1993, pág. 67
indígenas a los principios liberales teniendo como fuerte opositor a la Iglesia católica, que se

esforzaba por mantenerse arraigada a las bases del antiguo régimen? Los religiosos en materia

educativa daban prioridad a mecanismos de control institucional que a formatos pedagógicos que

permitieran una verdadera enseñanza de los conocimientos. Robles retoma a Justo Sierra – otro de

los grandes exponentes del liberalismo de la época - del cual nos dice que “Sierra afirmaba que, con

sus acciones, la convicción de que sin hombres bien preparados se hace imposible el gobierno y el

progreso nacional”6, podemos notar entonces que Sierra también era simpatizante de la pedagogía

social, conveniente a la nación y aplicable a las diversas razas en México.

Una vez más la crítica presente en el texto de apoyo es la constante admiración de los modelos e

instrucciones extranjeras, que minimizaban el valor cultural del país.

Una educación en desventaja. El México indígena (1821 – 1854) – Anne

Staples

A manera de antecedentes del porqué de la resistencia de los pueblos indígenas a la

aceptación del carácter nacional simpatizante con el partido liberal, considero que es esta fuente

quizá la que mayor relevancia y que probablemente nos esclarezca las condiciones educativas en

las comunidades indígenas. Staples hace énfasis en la decadencia por la que paso la educación

indígena después de consumado el antiguo régimen, argumentando que las preocupaciones de la

nación se centraron en la política y economía. Es de imaginarse que poco se debatiera sobre la

educación a menos que representara una amenaza para las clases acomodadas, que – al igual que

la Iglesia católica – en su mayoría se preocupaban más por mantener controlada a la sociedad que

6
Ibidem, Marta, Robles, pág. 71
por brindarles conocimientos – probablemente por miedo a posibles levantamientos y/o

mantenerlas en la inferioridad.

Veremos alrededor del siglo XIX como el intento de establecer unidad nacional que incluyera a todos

los mexicanos se intentaría llevar a cabo por medio de una educación universal. No obstante, hay

que recordar que las comunidades indígenas eran grupos marginados en cuanto a la igualdad

jurídica. Constantemente, nos dice Staples, se debatía en el país si los pueblos de indígenas

figuraban como pueblos de razón o no. Por parte de las poblaciones indígenas se presentaban

frecuentemente resistencias a la imposición cultural de las autoridades educativas. La educación a

estos pueblos parecía no dejar más opción a los oficiales de gobierno que la de procurar que la

educación en vez de seguir una pedagogía acorde a las ciencias, acatara los ya acostumbrados

métodos (virreinales) de enseñanza para soportar los abusos de las clases acaudaladas.

Debido a la constante crisis que atravesaba el país después de cada guerra, las comunidades estaban

obligadas a entregar la mayor parte de sus ingresos a los ayuntamientos; el entregar su

productividad implicaba reducir el financiamiento que se tenía para la educación, en donde una de

las principales problemáticas era la imposibilidad de pagar a maestros. En primera instancia se trató

sacar de la ignorancia a los indios por medio del castigo, pero de esta manera se violaban las bases

de los principios liberales, en donde utópicamente los indígenas también formaban parte de la

ciudadanía, por más pobres que fueran. La principal discusión respecto a la educación y ciudadanía

de los indios residía en que, como nos dice la autora, “los indígenas instruidos no se convertirían en

instrumento y juguete de las facciones”7, en otras palabras, el bridar conocimientos a los indígenas

7
Anne, Staples, “Una educación en desventaja. El México indígena (1821-1854)” en Grupos marginados de
la educación (siglos XIX y XX), María de Lourdes Alvarado y Rosalina Rios Zuñiga (coords.), México, Educación
IISUE, 2011, pág. 355
representaba también una posibilidad de rebeldía y levantamientos populares, lo que terminaría

por privar a la sociedad de su mano de obra y sus servicios – muy mal pagados cabe mencionar.

También se pensó incluso en que la educación solo fuera permitida en niveles avanzados, dejando

la educación de primeras letras como una vía opcional. Pero el propio José María Luis Mora estuvo

en contra de esto, pues pensaba que la instrucción desde la infancia podría evitar que los indígenas

fueran llevados a la leva, según la autora. Es aquí donde la educación indígena comienza a tener

cometidos dentro de la identidad mexicana, como lo eran la modernización del Estado, el garantizar

una población obediente a las leyes y a la nación, además del progreso nacional. Ya mencionadas

las anteriores metas llamó mi atención una en este capítulo, el de “destruir las diferencias entre las

castas”, en donde “una propuesta era la de fusionar al Colegio de San Gregorio con el de San

Ildefonso”.8 La anterior idea conllevo muchos esfuerzos y si bien no se logró, al menos se consiguió

crear un sistema de becas que permitió que alumnos de ambos colegios tuvieran la oportunidad de

estudiar el la institución opuesta, con el cometido de que más allá de aprender, también se fueran

formando maestros bilingües, puestos antes ocupados por algún párroco o pudiente de la

comunidad.

Otro de los quehaceres de la propuesta educativa era conceder la ciudadanía a los indígenas, pero

una vez obtenida también impulsarlos a que mejoraran su condición económica y ser parte del

mercado nacional. Expone Staples que “la norma era incorporar a los indígenas al sistema educativo

estatal y posterior nacional, aprovechando representantes tan nobles de sus etnias como Ignacio

Ramírez y Ignacio Manuel Altamirano”9; no olvidemos que estos fueron un indígena y un mulato

respectivamente que sobresalieron y lograron una ascensión social; asimismo como ellos muchos

8
Ibidem, Anne, Staples, pág. 355
9
Ibidem, Anne Staples, pág. 357
otros indígenas que llegaban a tener algún éxito eran merecedores de ser “noticia” en las

comunidades.

Por último, Anne Staples nos brinda una reflexión acerca de las propuestas de enseñanza a los

pueblos indígenas, y de los expositores de dichas propuestas, incluyendo a Vigil, aunque sin restarles

sus respectivos méritos:

- “El saber hasta dónde respetar sus formas de vida y hasta donde ponerlos en contacto con

la modernidad es algo que el Estado mexicano, hasta la fecha, no ha resuelto a satisfacción

de nadie”.10

Tierras y pueblos distantes – Anne Staples

A pesar de los esfuerzos de los liberales por crear una identidad nacional en donde se exhaltara la

imagen y las virtudes del pasado prehispánico, las comunidades indígenas seguían al “margen” de

los ideales liberales y en el olvido de las autoridades civiles. Dice la autora que “se idealizó al indio

precolombino por razones políticas, así se legitimaba la independencia, sustentada en el concepto

de soberanía del pueblo mexicano”11, no obstante, la realidad del imaginario colectivo seguía siendo

que los indígenas eran “gente sin razón”. Staples retoma una vez más en este capítulo a Mora en

donde argumenta que el autor hacia responsable de la inferioridad de aquellos pueblos en los casi

inexistentes aportes y su poco entendimiento de los modelos establecidos en el Estado.

Interesante es que en este capítulo retoma la crítica con la que termino en el capítulo anterior: el

grado de cultura que los indígenas debían adquirir, o en otras palabras, hasta que grado de cultura

les permitirían llegar sus capacidades. El principal déficit se presentaban en las comunidades

10
Ibidem, Anne, Staples, pág. 372.
11
Marta, Staples, “Tierras y pueblos distantes” en Recuento de una batalla inconclusa. La educación
mexicana de Iturbide a Juárez, México, Colegio de México, 2005, pág. 342.
indígenas estaba el idioma. Según la autora Lorenzo de Zavala fue uno de los mayores partidarios

de la supresión de las lenguas indígenas, argumentando que cada dialecto, a excepción de la lengua

mexicana, era “pobre, y carecía de voces para expresar ideas abstractas”.12

Posteriormente la autora trata la problemática de integrar a las comunidades indígenas a la nación,

apoyándose del buen indígena Ignacio Ramírez, nos expone que una solución a la repulsión por

parte de estos pueblos se encontraba en – al igual que nos argumentaría Vigil - “dejar a los

indígenas sus trajes, costumbres e idiomas, pero exigirles participar plenamente en la vida moderna,

“en la industria, en la agricultura, en el comercio, en la política y en el teatro de la civilización y del

progreso”.13

Para concluir podemos decir que la constante dificultad para agregar a los indígenas a la concepción

del nuevo régimen fue un proceso de larga duración y con múltiples obstáculos: empero la respuesta

más razonable a las necesidades de la realidad se encontraba en respetar los rasgos e

individualidades de cada grupo étnico en México.

Bibliografía

Fuentes Primarias

Ortega y Medina Juan A., Polémicas y Ensayos Mexicanos en Torno a la Historia. México, UNAM [IIH,

Serie Documental 8] 1992. 479 págs. pp. 257-278. Disponible en

[http://www.memoriapoliticademexico.org/Textos/5RepDictadura/1878NCE.html]

12
Ibidem, Marta, Staples, pág. 343.
13
Ibidem, Marta Staples, pág. 350.
Barreda, Gabino, “En honor del Barón de Humboldt. Discurso pronunciado el 14 de septiembre de

1869 por Gabino Barreda” en Estudios, selección y prólogo de José Fuentes Mares, México,

Ediciones de la Universidad Nacional Autónoma, 1941, pág. 127-133.

Barreda, Gabino, “Discurso pronunciado por el señor doctor Gabino Barreda a nombre de la Escuela

Nacional Preparatoria de México en la festividad en que dicha escuela, laureando el eminente

artista, señor Juan Cordero, le dio un testimonio, publico de gratitud y admiración por el cuadro

mural con que embellece su edificio” en Estudios, selección y prologo de José Fuentes Mares,

México, Ediciones de la Universidad Nacional Autónoma, 1941, pág. 134-144.

Fuentes Secundarias

Robles, Marta, “Nación Semicolonial” en Educación y sociedad en la historia de México, México,

Siglo XXI, 1993, pág. 66-80.

Staples, Anne, “Una educación en desventaja. El México indígena (1821-1854)” en Grupos

marginados de la educación (siglos XIX y XX), María de Lourdes Alvarado y Rosalina Rios Zuñiga

(coords.), México, Educación IISUE, 2011, pág. 335-373.

Staples, Anne, “Tierras y pueblos distantes” en Recuento de una batalla inconclusa. La educación

mexicana de Iturbide a Juárez, México, Colegio de México, 2005, pág. 341-371.

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