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MATRICULA: 2153014443
Grupo: HF02
Trimestre: 17-P
La educación en las comunidades indígenas, como estrategia
para la formación de una identidad nacional durante el siglo XIX.
1878 hasta el 6 de julio del mismo año. En este ensayo José María Vigil se remite a recalcar la
importancia de recuperar la Historia Patria con la finalidad de formar un carácter común entre los
mexicanos, que principalmente logre aglomerar la identidad nacional y junto con ello, México sea
capaz de hacer frente a las naciones más “modernas y desarrolladas” del mundo, procurando
enaltecer el papel de la nación en el siglo XIX. A partir de esa búsqueda de una “identidad común”
Dentro del campo formativo el interés del genio mexicano estaba centrado en los saberes y
movimientos extranjeros - centrando especial atención a los clásicos; no obstante, nos dice Vigil,
que dentro de la realidad mexicana el imitar a las grandes naciones obstaculizaba el camino hacia
mexicana. Para 1878 la Historia ocupaba un lugar secundario dentro de la educación, pues a partir
de la segunda mitad del siglo el positivismo había entrado a México, en donde la preparación de los
ciudadanos estaba inmiscuida en la educación científica y literaria, siendo Gabino Barreda uno de
los principales exponentes de dicha corriente. Dentro de los objetivos principales que nos expone
Vigil en su obra se encontraba el colocar los conocimientos mexicanos al mismo nivel que los
europeos, pero ¿Cómo lograr que un Estado-Nación apenas creciente pudiese alcanzar a las grandes
potencias?
Siguiendo el discurso del autor, se presenta una crítica al positivismo, pero ¿por qué? Vigil ve al
positivismo como una corriente en donde solo se aglomeran acontecimientos en lugares y fechas
específicas, más no se les da una relación entre sí. Él confronta la extensión del positivismo contra
la significación y la utilización que se le puede dar al estudio de la Historia Patria, además de acusar
La utilidad de este ensayo para el presente trabajo es analizar el método pedagógico propuesto por
sociedad. El autor nos procura el mantenimiento de los rasgos identificativos de cada pueblo; dicha
preocupación bien podría terminar por “desunificar” a la nación, empero el argumento dentro de
esta propuesta se basa en la interminable fuente de inspiración que podemos encontrar en nuestras
“propias cualidades”.
Vigil nos infiere – al igual que Lucas Alamán y José María Luis Mora – que la comprensión de las
obstante, la ruptura con el origen del pueblo a partir del hispanismo se desarrolla en la propuesta
del carácter – y posiblemente el porvenir – de los pueblos mexicanos, aunado a que estos últimos
Entonces podríamos asegurar con toda seguridad que la utilidad que el autor veía en el estudio de
la Historia Patria era que cada ciudadano de la nación aprendiera a amar y conocer a México. Es
aquí entonces que la obra de José María Vigil cumple el cometido para nuestro presente trabajo, en
sus ideales - posiblemente utópicos – referentes a que la enseñanza fuera impartida – me atrevo a
decir igualitariamente - en todos los estratos sociales, en especial en las comunidades indígenas.
Tenemos que aun en la segunda mitad del siglo XIX la raza indígena era vista con inferioridad debido
al imaginario colectivo en donde la figura del indígena seguía siendo el grupo sucumbido por los
españoles, que aun consientes del nacimiento de la nueva nación y del “derrocamiento” del régimen
absolutista, no se sentían parte de tal Estado, y por lo tanto mucho menos gozaban del sentimiento
fielmente que el gobierno era el responsable de la sociedad y por lo tanto tenía la obligación de
atender las aspiraciones generales de la nación, por lo tanto, Vigil sugiere crear nuevas vías de
enseñanza que precisamente enaltezcan la patria, haciendo uso del término población
“cosmopolita”, ocupando el único mérito que realza del positivismo, el no quedarse atrás en el
El interés por utilizar los discursos de Don Gabino Barreda como fuente primaria es brindar
anteriormente con José María Vigil que constantemente se buscaba imitar los modelos y estructuras
de las naciones más desarrolladas, a las cuales el positivismo les aseguraba mantenerse a la
vanguardia. En un caso muy particular fue Barreda quien introdujo a México el positivismo, como
una corriente que consolidara las expectativas que se tenían del país, tanto en el interior como en
el exterior.
En el “Discurso pronunciado el 14 de septiembre de 1869 por Gabino Barreda” podemos notar esa
añoranza que el ponente tenía por el científico Humboldt, quien según el mismo Barreda era el
personaje que se repetía en todo México debido a su gran amor por la ciencia, al mismo tiempo de
prestar un servicio a la humanidad, y que además enlazaba a nuestro país con otras naciones. Don
Gabino aseguraba también que el naturalista por medio de sus viajes y de su obra había logrado
“estar en todas partes a la vez, y todo, en cada una de ellas”1 refiriéndose evidentemente a todo
territorio de la antigua Nueva España y otras partes de América, un cometido que debía de ser
alabado por centrar su atención a cuestiones geográficas y económicas, denotando una vez más los
intereses que en el siglo XIX se tenían por la ciencia, característica del positivismo.
Contrario a lo que aseguraría Vigil, Barreda en su “Discurso pronunciado por el señor doctor Gabino
escuela, laureando el eminente artista, señor Juan Cordero, de dio un testimonio público del
gratitud y admiración por el cuadro mural con que embellece su edificio” el autor asegura que los
modelos de otras naciones deben de ser imitados, empero aclara que imitar no es lo mismo que
copiar.
Barreda en un principio menciona que los conocimientos generados en la nación serán los que lleven
a la inmortalidad el nombre de México, sin embargo, esclarece que la ciencia y las artes son dos
aspectos distintos del conocimiento y que no hay relación entre ellos. El autor manifiesta una
predilección hacia la ciencia, argumentando que es el saber que de facto tiene mayor utilidad para
la nación; en otras palabras, nos infiere que los mexicanos deben de sentir un espíritu de “ciencia e
industria”2, en donde desde mi perspectiva el cometido de la enseñanza para Barreda es que los
ciudadanos aprendan a “obrar”, ahí el provecho por retomar sus Estudios en esta investigación.
1
Gabino, Barreda, “En honor del Barón de Humboldt. Discurso pronunciado el 14 de septiembre de 1869 por
Gabino Barreda” en Estudios, selección y prólogo de José Fuentes Mares, México, Ediciones de la Universidad
Nacional Autónoma, 1941, pág. 130.
2
Gabino, Barreda, “Discurso pronunciado por el señor doctor Gabino Barreda a nombre de la Escuela Nacional
Preparatoria de México en la festividad en que dicha escuela, laureando el eminente artista, señor Juan
Cordero, le dio un testimonio, publico de gratitud y admiración por el cuadro mural con que embellece su
edificio” en Estudios, selección y prólogo de José Fuentes Mares, México, Ediciones de la Universidad Nacional
Autónoma, 1941, pág. 140.
Incluso he de hacer hincapié en dos frases pronunciadas por Barreda en los dos discursos analizados
que – me parece – expresan de manera muy clara el por qué utilizar su obra para este estudio:
- “Humboldt ha logrado (…) alcanzar una nueva vida en la memoria de las futuras
generaciones”.3
- “Orden y progreso hemos tomado por divisa, orden y progreso habrá siempre en nuestros
Hemos de tener presente que la formación de una identidad nacional que incluyera a cada
raza y/o grupo social conllevo todo un proceso durante todo el siglo XIX. El hacer de la educación
un sector primordial para el gobierno y para la sociedad estuvo rodeado por debates en torno a los
cambios de estructuras políticas y administrativas, así como la constante resistencia por parte de
los habitantes a abandonar la tradición virreinal. Durante el periodo post reformista México se
encontraba en una economía estancada que poco a poco iba en decadencia. Para 1877 Porfirio Diaz
alcanzo subir a la presidencia en gran medida con el apoyo de inversionistas extranjeros; al llegar al
poder, la preocupación de Diaz recayó en el estancamiento económico que sufría el país, dejando
3
Gabino, Barreda, “En honor del Barón de Humboldt. Discurso pronunciado el 14 de septiembre de 1869 por
Gabino Barreda” en Estudios, selección y prólogo de José Fuentes Mares, México, Ediciones de la Universidad
Nacional Autónoma, 1941, pág. 131.
4
Barreda, Gabino, “Discurso pronunciado por el señor doctor Gabino Barreda a nombre de la Escuela Nacional
Preparatoria de México en la festividad en que dicha escuela, laureando el eminente artista, señor Juan
Cordero, le dio un testimonio, publico de gratitud y admiración por el cuadro mural con que embellece su
edificio” en Estudios, selección y prólogo de José Fuentes Mares, México, Ediciones de la Universidad Nacional
Autónoma, 1941, pág. 144.
Dentro de los aspectos descuidados por el nuevo presidente, la educación - tanto superior como de
primeras letras – seria vista en el país con fuerte desaliento. Marta Robles nos ofrece una visión
general de la situación educativa en México, donde ella misma nos argumenta que “De los 9 millones
de habitantes que existían en el país, en 1880, más del 80% estaban condenados a la ignorancia y a
la pobreza”.5
Dice Robles que para las clases acomodadas era una constante el recurrir a instituciones en el
extranjero; el regreso de los afortunados hijos de estas familias acomodadas significaba en algunas
reintegrarse a la sociedad como maestros en los institutos de enseñanza, que aun a pesar de contar
con poca pero preparada docencia, no lograban consolidarse como instituciones sólidas.
¿Qué pasaba con el resto de la población que no podía financiarse un viaje al extranjero para
continuar con sus estudios? Nos expone la autora que en un primer momento surgieron las Escuelas
de Artes y Oficios, pues recordemos que el interés del país se enfocaba en el crecimiento de los
mercados nacionales y extranjeros, qué mejor manera de generar mayor capital que explotando el
sector manufacturero; de esta manera las escuelas antes mencionadas tenían por objeto – con la
corriente del “modernismo” - el enseñar y acostumbrar a los habitantes a realizar alguna ocupación.
Era pues disposición de los investigadores y docentes mantener a flote las instituciones, sin
embargo, en su dura lucha por organizar los centros educativos se encontrarían con un gran
principio el propósito de este trabajo será analizar la educación en las comunidades indígenas para
integrarlos a la formación de un carácter nacional unificado, pero ¿Cómo acercar a los pueblos
5
Marta, Robles, “Nación Semicolonial” en Educación y sociedad en la historia de México, México, Siglo XXI,
1993, pág. 67
indígenas a los principios liberales teniendo como fuerte opositor a la Iglesia católica, que se
esforzaba por mantenerse arraigada a las bases del antiguo régimen? Los religiosos en materia
educativa daban prioridad a mecanismos de control institucional que a formatos pedagógicos que
permitieran una verdadera enseñanza de los conocimientos. Robles retoma a Justo Sierra – otro de
los grandes exponentes del liberalismo de la época - del cual nos dice que “Sierra afirmaba que, con
sus acciones, la convicción de que sin hombres bien preparados se hace imposible el gobierno y el
progreso nacional”6, podemos notar entonces que Sierra también era simpatizante de la pedagogía
Una vez más la crítica presente en el texto de apoyo es la constante admiración de los modelos e
Staples
aceptación del carácter nacional simpatizante con el partido liberal, considero que es esta fuente
quizá la que mayor relevancia y que probablemente nos esclarezca las condiciones educativas en
las comunidades indígenas. Staples hace énfasis en la decadencia por la que paso la educación
educación a menos que representara una amenaza para las clases acomodadas, que – al igual que
la Iglesia católica – en su mayoría se preocupaban más por mantener controlada a la sociedad que
6
Ibidem, Marta, Robles, pág. 71
por brindarles conocimientos – probablemente por miedo a posibles levantamientos y/o
mantenerlas en la inferioridad.
Veremos alrededor del siglo XIX como el intento de establecer unidad nacional que incluyera a todos
los mexicanos se intentaría llevar a cabo por medio de una educación universal. No obstante, hay
que recordar que las comunidades indígenas eran grupos marginados en cuanto a la igualdad
jurídica. Constantemente, nos dice Staples, se debatía en el país si los pueblos de indígenas
figuraban como pueblos de razón o no. Por parte de las poblaciones indígenas se presentaban
estos pueblos parecía no dejar más opción a los oficiales de gobierno que la de procurar que la
educación en vez de seguir una pedagogía acorde a las ciencias, acatara los ya acostumbrados
métodos (virreinales) de enseñanza para soportar los abusos de las clases acaudaladas.
Debido a la constante crisis que atravesaba el país después de cada guerra, las comunidades estaban
productividad implicaba reducir el financiamiento que se tenía para la educación, en donde una de
las principales problemáticas era la imposibilidad de pagar a maestros. En primera instancia se trató
sacar de la ignorancia a los indios por medio del castigo, pero de esta manera se violaban las bases
de los principios liberales, en donde utópicamente los indígenas también formaban parte de la
ciudadanía, por más pobres que fueran. La principal discusión respecto a la educación y ciudadanía
de los indios residía en que, como nos dice la autora, “los indígenas instruidos no se convertirían en
instrumento y juguete de las facciones”7, en otras palabras, el bridar conocimientos a los indígenas
7
Anne, Staples, “Una educación en desventaja. El México indígena (1821-1854)” en Grupos marginados de
la educación (siglos XIX y XX), María de Lourdes Alvarado y Rosalina Rios Zuñiga (coords.), México, Educación
IISUE, 2011, pág. 355
representaba también una posibilidad de rebeldía y levantamientos populares, lo que terminaría
por privar a la sociedad de su mano de obra y sus servicios – muy mal pagados cabe mencionar.
También se pensó incluso en que la educación solo fuera permitida en niveles avanzados, dejando
la educación de primeras letras como una vía opcional. Pero el propio José María Luis Mora estuvo
en contra de esto, pues pensaba que la instrucción desde la infancia podría evitar que los indígenas
fueran llevados a la leva, según la autora. Es aquí donde la educación indígena comienza a tener
cometidos dentro de la identidad mexicana, como lo eran la modernización del Estado, el garantizar
una población obediente a las leyes y a la nación, además del progreso nacional. Ya mencionadas
las anteriores metas llamó mi atención una en este capítulo, el de “destruir las diferencias entre las
castas”, en donde “una propuesta era la de fusionar al Colegio de San Gregorio con el de San
Ildefonso”.8 La anterior idea conllevo muchos esfuerzos y si bien no se logró, al menos se consiguió
crear un sistema de becas que permitió que alumnos de ambos colegios tuvieran la oportunidad de
estudiar el la institución opuesta, con el cometido de que más allá de aprender, también se fueran
formando maestros bilingües, puestos antes ocupados por algún párroco o pudiente de la
comunidad.
Otro de los quehaceres de la propuesta educativa era conceder la ciudadanía a los indígenas, pero
una vez obtenida también impulsarlos a que mejoraran su condición económica y ser parte del
mercado nacional. Expone Staples que “la norma era incorporar a los indígenas al sistema educativo
estatal y posterior nacional, aprovechando representantes tan nobles de sus etnias como Ignacio
Ramírez y Ignacio Manuel Altamirano”9; no olvidemos que estos fueron un indígena y un mulato
respectivamente que sobresalieron y lograron una ascensión social; asimismo como ellos muchos
8
Ibidem, Anne, Staples, pág. 355
9
Ibidem, Anne Staples, pág. 357
otros indígenas que llegaban a tener algún éxito eran merecedores de ser “noticia” en las
comunidades.
Por último, Anne Staples nos brinda una reflexión acerca de las propuestas de enseñanza a los
pueblos indígenas, y de los expositores de dichas propuestas, incluyendo a Vigil, aunque sin restarles
- “El saber hasta dónde respetar sus formas de vida y hasta donde ponerlos en contacto con
de nadie”.10
A pesar de los esfuerzos de los liberales por crear una identidad nacional en donde se exhaltara la
imagen y las virtudes del pasado prehispánico, las comunidades indígenas seguían al “margen” de
los ideales liberales y en el olvido de las autoridades civiles. Dice la autora que “se idealizó al indio
de soberanía del pueblo mexicano”11, no obstante, la realidad del imaginario colectivo seguía siendo
que los indígenas eran “gente sin razón”. Staples retoma una vez más en este capítulo a Mora en
donde argumenta que el autor hacia responsable de la inferioridad de aquellos pueblos en los casi
Interesante es que en este capítulo retoma la crítica con la que termino en el capítulo anterior: el
grado de cultura que los indígenas debían adquirir, o en otras palabras, hasta que grado de cultura
les permitirían llegar sus capacidades. El principal déficit se presentaban en las comunidades
10
Ibidem, Anne, Staples, pág. 372.
11
Marta, Staples, “Tierras y pueblos distantes” en Recuento de una batalla inconclusa. La educación
mexicana de Iturbide a Juárez, México, Colegio de México, 2005, pág. 342.
indígenas estaba el idioma. Según la autora Lorenzo de Zavala fue uno de los mayores partidarios
de la supresión de las lenguas indígenas, argumentando que cada dialecto, a excepción de la lengua
apoyándose del buen indígena Ignacio Ramírez, nos expone que una solución a la repulsión por
parte de estos pueblos se encontraba en – al igual que nos argumentaría Vigil - “dejar a los
indígenas sus trajes, costumbres e idiomas, pero exigirles participar plenamente en la vida moderna,
progreso”.13
Para concluir podemos decir que la constante dificultad para agregar a los indígenas a la concepción
del nuevo régimen fue un proceso de larga duración y con múltiples obstáculos: empero la respuesta
Bibliografía
Fuentes Primarias
Ortega y Medina Juan A., Polémicas y Ensayos Mexicanos en Torno a la Historia. México, UNAM [IIH,
[http://www.memoriapoliticademexico.org/Textos/5RepDictadura/1878NCE.html]
12
Ibidem, Marta, Staples, pág. 343.
13
Ibidem, Marta Staples, pág. 350.
Barreda, Gabino, “En honor del Barón de Humboldt. Discurso pronunciado el 14 de septiembre de
1869 por Gabino Barreda” en Estudios, selección y prólogo de José Fuentes Mares, México,
Barreda, Gabino, “Discurso pronunciado por el señor doctor Gabino Barreda a nombre de la Escuela
artista, señor Juan Cordero, le dio un testimonio, publico de gratitud y admiración por el cuadro
mural con que embellece su edificio” en Estudios, selección y prologo de José Fuentes Mares,
Fuentes Secundarias
marginados de la educación (siglos XIX y XX), María de Lourdes Alvarado y Rosalina Rios Zuñiga
Staples, Anne, “Tierras y pueblos distantes” en Recuento de una batalla inconclusa. La educación