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3ú Historia de la filosofía griega, I


los escritores más prolÍf,cos de la antigüedad, poseeinos exclusivamente
tres cartas filosóficas a sus amigos (una de 1as cuales, aunque contiene
sentimientos genuinos de Epicuro, probablemente no fue escrita por él),
una colección de cuarenta Doctrinas capitales una de ellas una
mera sentencia o un breve parágrafo- y algunos -cada
aforismos.
En lo que toca a las restantes figuras principales de la filosofía griega,
incluyendo, por ejemplo, a todos los presocrátieos, a Sócrates (que no
escribió nada) y a los estoicos, sin exceptuar al mismo Zenón, dependemos
de citas y resúmenes de varia extensión, que aparecen en otros autores,
o de paráfrasis o exposiciones de su pensamiento, que a menudo reflejan II
prejuicios más o menos obvios. Esto, que constituye la difi.cultad más des-
tacada para Lrn historiador de la filosofía griega, debe ser valorado desde
el principio. Con excepción de Flatón y Aristóteles, la cuestión de la natu- LOS COMIENZOS DE LA FILOSOFÍA EN GRECIA
raleza y credibilidad de nuestras fuentes sale aI paso, inevitablemente, a
cada momento.
nec reditunt Diontedis ab interitu Meleagri
nec gemino bellun Troiawtm orditur ab oyo

Consideraciones puramente prácticas aconsejan no ir demasiado lejos


en la búsqueda del estado embrionario del tema que nos ocupa o, al
menos, no remontarnos a un tiempo anterior a su concepción.-¿Qu-é enten-
9.glgl p_or coneepción de la f,losofía griega? Esta se produjo cuando em-
pezó a cobrar forma en las mentes de los hombres la convicción de que
el caos aparente de los acontecimientos tiene que ocultar un ord.en sub-
yacente, y que este orden es el producto c1e fuerzas impersonales. Para
la mente de un hombre prefilosófico, no hay especial dificultad en dar
una explicación de la naturaleza aparentemente fortuita de casi todo lo
qLle acontece en el mundo. É,1 es consciente de que es un ser impulsivo
y'emotivo, que actúa no sólo movido por la razón sino también por los
cleseos, el amor, el odio, eI optimismo, los celos y la venganza. ¿No es
natural que trate de explicar el mundo que lo rodea del mismo modo?
Se considera, pues, a sÍ mismo a merced de fuerzas superiores e incom-
prensibles, que, en ocasiones, parecen tener poca consideración con la
lógica o la justicia. Sin duda, ellas son la expresión de seres con una for-
ma de actuar semejante a la suya, aunque posean una vida y un poder
superiores. Nuestra intención presente no nos exige entrar en las agitadas
regiones de la controversia antropológica, ni aun suponiendo que estas
observaciones se relacionaran necesariamente con los orígenes, u origen
último, de la creencia religiosa. Nosotros nos limitamos a observar que
se trata de concepciones típicas del I¡rliteísmo_-o-oo-lirlpuofri§gro, que domi-
naron la mentálidad primitiva de Grecia y que pueden estudiarse, en sus
detalles más pintorescos, en los poemas homéricos. En ellos todo tiene
una explicación personal, no sóIo los fenómenos externos y físicos, como
la lltrvia y la tempestad, el trueno y la luz del sol, Ia enfermedad y la
muerte, sino también esos impulsos psicológicos imperiosos por medio de
los cuales el hombre siente, igualmente, que está en poder de algo que
I,l
38 Historia de la filosofía gr¿ega, tr Los contienzos de la filosofía en Grecia 39
i
escapa a su propio control. una pasión reprobable es obra de Afrodita, I ciones nos lo muestran, es caótico e inconsecuente. La libertad e imespon-
un acto de locura significa eue «Zeus le quitó su juicio», las proezas so- sabiliclad c1e una voluntacl personal, más aún, las consecuencias impre-
:i
bresalientes en el campo de bataTla se deben al dios que ninsufló fuerza decibles de un conflicto de v<¡luntades contrapuestas, por slr arbitrarie'
dentro» del héroe. De este modo, la clebilidact humaria previene una de dad, sirven cle expllcación, mucho mejor, a nivel superficial, que la hipó-
sus necesidades más constantes, la necesiclad de una ü
La respon- tesis de un orden singuiar subyacente.'En su intento de explicar eI mundo,
"r",rru. tiene que
sabilidad por una acción impursiva, que eI que ra ha cometido apoyándose en una hipótesis semejante, los primeros filósofos, como dice
lamentar cuando f,i
nuestra significativa expresión- «recupera con razón Henri Frankfort, <<avanzaton con femeraria audacia apoyándose
el juicio", puede -utilízando
ser transferida del agente a una coacción externa. En ir en un supLresto no sometido a ningún fipo de prueba».
la época en qlle vivimos, ros factores impersonares (represión, complejo, F cLas explicaciones religiosas habían bastado para dar una explicación
trauma y similares), que han ocupado el lugar cle Afrodita o Dioniso, se t,
§ no sólo cle los acontecimientos cotidianos del mundo en que vivÍan, sino
usan en ocasiones de un modo semejante. ll tat-nbién de sus orígenes remotos. En este sentido, podemos observar un
La creencia de que ros hombres son juguetes de cliviniclades poderosas, avance considerable, incluso antes de que surgiera Ia frlosofía en sentido
pero moralmente imperfectas, puecle parecer que los sitúa en estricto, encaminado a postular una evolución sometida a un orden. La
una posi-
ción muy humillante y digna de compasión, y en Homero son tendencia a la sistematizacíón alcanza quizá su punto cuhninante en la
muy fre-
cuentes expresiones pesimistas sobre e1 desfino humano. pero Teogonía de Hesíodo. Con todo, en este poena, los orígenes clel cielo,
dicha áreen_
cia, al mismo tiempo, contiene una suposición casi arrogante de Ia tierra, clel océano y de todo aquello que contienen en su seno son
aparición de una actitud_ más filosófica tiene que clisipar), poiqr" tq.r"
fu
ui rrr"rro, representados todavía como el resultaclo de una serie de matrimonios y
da por sentaclo que los poderes que gobieinan el universó ," procreaciones debidas a seres personales. Los nombres de estos seres
o.rrpun
íntimamente de los asuntos humanos. Los dioses (con quienes, (Cielo), Gea (Tierua) y así sucesivamente- podrían dar Ia sensa-
hombres son jefes, puecren, incruso, estar emparentados pár
,i to, -Urano
vínculos de ción de que no son sino un disfraz transparente de los fenómenos físicos;
sangre) se preocupan no sóro del destino de ra humanidad hay que recordar, sin embargo, que Gea era una diosa genuina, que había
como un toc10,
o del destino cle las ciudades, sino también de las vicisitudes de los sido objeto, desde la más remota antigüedad, de la creencia popular y
indi-
viduos. si A prospera, mientras su vecino B se arruina, esto de un culto extenclido. En Ia cosmogonía de HesÍodo, la fuerza cósmica
sucederá
porque uno se ha granjeado el favor de un dios, y el otro, todopoderosa continúa siendo Eros, «el más hermoso entre los dioses
en cambio,
su enemistad. Los dioses disputan sobre si tos giiegos o ios troyanos inmortales». Es el Amor, el poder de la generación sexual, y su presencia
deberán ganar la glrerra; Zeus siente compasión á" ñé.tor, p.ro es necesaria, desde el principio, para iniciar las cópulas y nacimientos,
it"rr"u
insiste en glorificar a Aquiles. Los hombres pueden encontrarse consideraclos los únicos medios cle generación de todas las partes del
con ros
dioses y expresarles sus sentimientos. cua,cio Apolo, después universo, asÍ como de toclos los seres que 1o habitan. Qué influjo llegó
cle haber
engañado a Aquiles por haber tomado Ia forma humana a ejercer esta primitiva concepción del murndo, incluso sobre las mentes
dá Agenor, se ro
acaba confesando, el héroe enf*reciclo pro*umpe en su presencia: de los que buscaron por primera vez una explicación más natural e im-
«Tú
me has agraviado, Apolo, y si yo tuviera el poder, te haría personal, es algo que intentaremos determinar, cuando analicemos en de-
fug", t,
acción." A pesar cle la superioridad última de los dioses, la relación'fami_ talle sns respectivas aportaciones. Digamos, de momento, que, en su in-
liar entre la tierra y el cielo ha tenido necesariamente su aspecto satis_ tento de ver el mundo como una totalidad sujeta a un orden y en la
factorio y estimulante. Por influjo cle Ia creencia filosóflca más primitiva, búsqueda de stt arclté o principio, tuvieron precedentes en las genealogías
el «p¿d¡s de los dioses y de ros hombres, y su familia divina se transfor- del teólogo y en su idea del dasmós, o distribución de competencia y
lnaron en una «necesidad» impersonal, en una cuestión cle leyes naturares funciones entre los dioses principales^ Ahora bien, despojar de su vesti-
y de interacción cle naires, éteres, aguas y otras cosas extiañas», como rnenta a las representaciones antropomórficas, con todas sus enormes
sócrates las llama en e\ Fedón.aEsto tuvo que provocar en muchos una consecuencias para el libre desarrollo de la especulación, fue aportación
sensación de soledad y abandono, y no es de extrañar que el politeísmo personal suya I.
antiguo y colorista mantuviese su arraigo en núcleos considerábles, aun r El nacimiento de Ia filosofía en Europa consistió, por tanto, en el
después de que surgieran, en el siglo vr, cloctrinas cosmológicas más racio- abandono, a .nivel de pensarniento consciente, de soluciones mitológicas
nalistas.
For otra parte, para apreciar el logro extraorclinario de los pensadores t Sobre Hesíodo como predecesor de los cosmólogos filosóficos, véase O. Gigon,
primitivos, tenemos que darnos cuenta de que, dada la situación en que Der Ursprung, cap. I, y F. M. Cornford, Princ. Sayt., cap. IL Una de las figuras más
interesantes que se halla en la línea divisoria entre mito y filosofía es Ferécides de
se encontraba la reflexión, era lógico que la explicación religiosa fuese con
Siro, en el siglo vI, respecto al ctral véase la excelente exposición de Kirk en KR,
mucho Ia más natural y probable" EI mundo, tal y como nuestras percep- pács. 48-72.
r-
40 Historia de fa fitosofia griega, I Los contienzos de la filosofía en Grecia 4t
para los problemas q*e.atañe, al origen y a Ia naturalgza
der universo y
a los procesos que continuaron desarro[ánclose e, éL ia fe rerigiosa
y hacía que su inteligencia humana luchase contra sus secretos, Ambos
fue son productos comprensibles de la misma cultura material, clel mismo
sLrstituida por ra fe qlre era y sigue siencro ra base der pensumie"oto
.ie.,_ espíritu secular. Ambos, de acuerdo con su carácter peculiar, relegan a
tífico con todos slrs triunfos y todas sus rimitaciorr"u,
que el mundo visible esconde un orden racionar e ". decir, Ia fe ru,
inteligibre,,"rr-lr"
en los dioses a un segundo pla,o, y las explicaciones de1 origen y la natura.
leza del mundo como obra de divinidades antropomórficas no les parecen
causas del mundo ,atural tiene, que buscarse dentro -sus
de pi:ópi* tirrri más apropiadas que la noción de una providencia divina rigiendo los asun-
te§ y .en que la razón humanu ,-,rtóro-* es nuest.ro único
instruiiiento para ra investigaciónp La cuestión que vamos
y suficiente tos humanos. Por otra parte, una vez llegado el momento de abandonar
u ptu*"ur-rr", las formas cle pensamiento mitológicas y teológicas, su desarrollo se vio
a continuación se refiere a quiénes fueron ros autores de esta
revolución facilitado por el hecho de que, ni aquí, ni en ninguna otra ciudad-estado
intelectual, a las co,diciones en que vivieron, y a los influjos a q,e griega, las exigencias de una forma de socieclad teocrática impedían Ia
estuvieron abiertos.
libertad de pensamiento, como sucedía en los países orientales vecinos.
Sus primeros exponentes, Tales, Anaximandro y Anaxímenes,
ciudadanos de Mileto, una ciudad griega jonia, en Ia costa
fueron El ámbito en qlre vivieron los fllósofos milesios les procuró, simultá-
occidentár de neamente, el ocio y estímulo para Ia investigación intelectual desintere-
Asia Menor; ejercieron su actividad clesdá principios del
siglo r,,r. Er, ,,, sada, y la expresión de Aristóteles y Platón, de que la fuente y el origen de
época, Mileto, cuya existencia se remontabi ya a
unos quinientos años, la filosofía es el @sombro o curiosiclad 3, halla aquí su justificación. La tra-
era un centro que irradiaba una aso,.ibrosa energía. La
tiadición antigua dición nos los presenta como hombres prácticos, al mismo tiempo activos
Ia proclamaba metrópori de por ro menos noventa coronias y
ra investiga- en la vida política e interesados en eI progreso técnico; pero fue la curio-
ción moderna confirma la existencia de cuarenta y cinco de
enas sidad, y no el pensamiento de domar las fuerzas de Ia naturaleza con la
número asombroso en sí mismo 2. Una de las más ántiguas era -un
el empla- finalidad cle conseguir eI bienestar o la destrucción humanos, lo que les
zamiento comercial de ]dáucratis en Egipto, fundado a
mediados der si impulsó a intentar por primera vez :ufla simplificación grandiosa de
glo vrr' Mileto poseía una gran riquezá, que había obtenido
actuando los fenómenos naturales, lo cual constituye su principal título de gloria.
como un centro comercial cle materias primas y bienes manufacturaclos,
que llegaban a la costa procedentes del interior cre Anatoria,
En la aplicación de técnicas diversas para mejorar la vida humana, los
y meáiante egipcios de hacÍa mil años probablernente les dieran a estos griegos
la exportación de u'a variada gama de procructos manufacturados propios.
algunas lecciones útiles. La antorcha de la fiIosofía, a pesar de ello, no
Los tejidos de lana milesios fueron famosos en toda Grecia. De
esti modo, poclía lucir en Egipto, porque carecían de Ia chispa necesaria, de ese
el transporte de mercancías por mar, er comercio y ra industria contri- amor por la verdad y el conocimiento en sÍ que los griegos poseÍan con
buyeron a dar a esta activa ciuclad portuaria una posició, destacada
y tanta ftrerza y que encarnaron en su propia palabra phitosophíaa. Só1o
amplias conexiones, que se exte*dían hasta er Mar Negro por
er ñorte, motivos utilitarios pueden estorbar a Ia filosofía (incluyendo a la ciencia
Mesopotamia por er Este, Egipto por er sur y tas ciuáad* gri"gr.
¿"1 pura), puesto que exige un mayor grado de abstracción del mundo de la
sur de Italia por er oeste..su sistema de gobierno era aristocÉticá y
sus experiencia inmediata, uira más amplia generalización y un movimiento
ciurdadanos principales vivÍan rodeados de iujo e inmersos
en una rnás libre de la razón en la esfera cle los conceptos puros, cle Io que
que puede ser considerada de tenclencia humanÍstica y materialista. ",rltrrru
alto nivel de vida era tan evidentemente er producto cle ra energÍa,
su la sumisión a finaliclades prácticas puecle permitirr Que los objetivos
ra prácticos pueden mantenerse a la larga, aun dando rienda suelta a los
inventiva y la iniciativa humanas como para no reconocer a
ros dioses vuelos de Ia especulación científica pura, es verdacl, pero carece de rele-
deuda importante alguna. La poesÍa der jonio Mimnermo
,rru vancia. La fiIosofía no nació de una exigencia de necesidades o convenien-
",
apropiada de este espíritu ya a finales del siglo vrr. según "rpr.rio,
,i rrubiu cias cle la vida humana. La satisfacción de esas exigencias fue más bien
dioses, debían de tener cosas más importantes en qué p"i.ur,"r, que ttrrbar un requisito previo c1e su existeneia. Podemos estar de acuerdo con Aris-
sus cabezas con ros asuntos humanos. «De ros dioses no sabJmos
nada tóteles, quien, después de apuntar que la filosofía tiene su origen en el
bueno ni nada malo.» EI poeta miraba a str interior, a Ia vida
humana ¡.
asombro, añade: «La historia apoya esta conclusión, porque fue después
misma. Ensalzaba el disfrute de ros placeres der momento y cerebraba t.

la recogida de rosas en floración, ramentando el paso efímero á" rul"u""- 'r


3 Ar., Metaph. A, 982b 12; Plafón, Theaet. 155 D.
i
tud, y las miserias y crebilidades de la vejez" Ei fiIósofo de aqueira 4 Es cierto, e históricamente importante, que Ia palabra ooqla desarrolla este
mis-
ma época y sociedad ,riraba hacia afuera, al mundo de ra iaturaleza, significaclo de sabiduría filosófica a partir cle una connotación origi¡aria cle habilidad
en un oficio o arte particular. Un buen carpintero, cirujano, auriga, poeta o músico
poseÍa su particular ooQtc. Con todo, éste no e¡a el significado en las mentes de
z Plinio, N' H. v, 112: Miletus loniae caput... super xc urbitLm per clulcta il,nria quienes usaron la palabra Qr).oooqt«.
genetrix.. Cf. Hiller v. Gaetringen en RE, XV, 1590,
l

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I

I
4.2 Historia de la filosofía griega, I I llos comienzos de la filosofia en Grecia 43
de la provisión de las necesidades fundamentales, no sólo para la vida, .,
dente que estos griegos emprendedores viajaron por tierra a l\{esopo-
,!

sino para una vida cómoda, cuanclo surgió la búsqueda de esta satisfac-
tarnia y por mar a Egipto, y todos los testimonios prueban que los
ción intelectual.» Y también podemos estar de acuerd.o en esta cuestión
primeros f,lósofos no fueron unos reclusos, que se aislaron de este fer-
con Hobbes, que dijo poco más o menos lo mismo:
"EI ocio es la madre
de Ia Filosofía, y el Bienestar común la madre de la paz y del ocio: allí
merto de su tiempo, sino hombres dinámicos y prácticos, de los cuales
Tales, al rnenos, viajó a Egipto.
donde se dieron por vez primera ciudades grandes y florecientes sur:gió
Nosotros somos proclives a pensar que los estados de Egipto y Meso-
también por vez primera el estudio de la Filosofía.,
potamia fueron, durante el período de esplendor de sus civilizaciones,
un vistazo a la situación_gqggri!fiqa de Mileto y a sus relaciones con lugares donde la libertad de pensamiento estaba obstaculizada por las
las potencias vecinas será importante, también, para nuestro terna. situada
exigencias de una religión que ejercía el peso de una losa sobre cada
en la franja este de los pueblos de habla griega, tenía a sus espaldas el
rama de la vida y se utilizaba en interés de un gobierno central despótico
muy diferente mundo del Este. En efecto, como ha destacado un moderno
historiador de la antigua Persia, su ubicación y actividades Ia situaron
et el que el rey era Ia encarnación de la clivinidad, de Ra o Marduk, y la
clase sacerdotal que lo circundaba se preocupaba de qlre su autoridad
«en meclio de la corriente de] pensamiento oriental» 5. Esto es algo
que, por lo general, siempre se ha venido reconociendo, pero las conclu-
no disminuyera por incursión alguna de pensamiento libre. Esto es Ia
pura verdad, y uno de los méritos más impresionantes de los griegos con-
siones expresadas con r:especto a la dimensión real del influjo oriental
siste en su intolerancia ante tales sistemas. Sin embargo, estos abrurra-
sobre los filósofos griegos rrrás primitivos, rnuestran consiclerables discre-
dores imperios teocráticos no estaban carentes, en modo alguno, cle logros
pancias y, en ocasiones, se han limitado a ser meras conjeturas basadas
intelectuales. En este sentido se expresa un historiador de la ciencia:
sobre el prejuicio antes que sobre el conocimiento. Era difícil para algu-
nos filohelenos del siglo xrx admitir la menor merma de la orlginalidad I Negar el título cle hombres de ciencia a esos ingeniosos artífices que
crearon la técnica de la multiplicación y Ia división, que sólo erraron en
pura del pensamiento griego. cuando Ia inevitable reacción surgió, fue
una pulgada en las líneas cle la base cle 7553/q pies de la Gran pirámide,
igualmente difícil para algunos sentían que la adulación de todo que clescubrieron cómo seña1ar e1 paso cle las estaciones, tomanclo como
lo griego había llegado a limites-queinsospechados- conceder a los griegos uiridacl el lapso de tiempo entre dos salidas heliacales de la estrella sirio,
el menor atisbo de originalidad. De cualquier forma, no hace mucho sería limitar el significaclo del término más allá de lo que, en esta época ,
tiempo que el desciframiento, airn no concluido, de muchos miles de tabli- industrial, consentiríamos en hacerT.
llas de barro proporcionó materiales valiosísimos para una cabal apre- ; (,"t'
ciación de la ciencia y cle la fiiosofía de1 antiguo oriente próximo y, con- Para predecir un eclipse, como se Ie atribuyó que había hecho, Tales tuvo,
secuentemente, para una valoración equilibrada de lo que podrÍan haber sin cluda, que servirse de Ia ciencia babilónica 8. §e trataba, en última
enseñado a los griegos. instancia, de las civilizaciones humanas más primitivas y tenÍan en su r

Al abordar antes que nada la cuestión de los contactos y de Ia posibili- haber las técnicas fundamentales cle la domesticación de animales, la I
dad de un intercambio de ideas, tenemos que recordar que casi toda Jonia agricultura, la cerárrica,la fabricación de ladrillos, el arte del hilado, del j
estaba bajo el dominio de Lidia en tiempos de su rey Aliates, el cual tejido y de la metalurgia. Los egipcios y los sumerios fabricaron eI bronce,.-'
había conquistado Esmirna, y entabló combate con los milesios e hizo más útil, mediante una aleación de cobre y estaño y, en la fabricación
de sus famosos productos textiles, las ciudades jonias como Mileto copia- ¡;
un tratado con ellos 6. Aliates gobernó clesde alrededor del ó10 hasta el
560, un período que cubre casi toda la vida de Tales. Su hijo Creso com- ron la técnica asiática, que era superior a la griega.
pletó la conquista c1e Ia franja costera jonia y, tras su derrota a manos [,a deuda de los matemáticos griegos con Egipto y Babilonia era algo
de Ciro, en el año 546, ésta se convirtió en parte del Imperio persa. Estos que los rnismos griegos reconocían. Herócloto escribe que, en su opinión,
monár'aas, sin embaigo, parece que se sintieron inclinados a respetar el la geometría se inventó en Egipto y fue llevada desde allí a Grecia, y que
poder y la reputación de Mileto, que conservó, dentro de sus dominios, los griegos aprenclieron de los babilonios la división del día en doce partes
una posición de privilegio e independencia y continuó viviendo su propia y el uso del pólos y eI gruónzón, que eran instrumentos (o probablemente,
vida sin mayores interferencias. Eviclentemente, por este lado, que el mismo instrumento con nombres distintos) para marcar la hora y las
puede ser considerado pasivo, Ios milesios, al igual qlre todos los jonios, dos fechas astronómicas fundamentales de1 año, como el solsticio y el
tuvieron que tener multitud de oportunidades de entrar en contacto di- equinoccio. Aristótelés formula la afirmación general de que las artes ma-
recto con el pensamiento oriental. Considerando el lado activo, es evi- temáticas se inventaron en Egipto g. Los documentos cuneiformes leídos
7 W. P. D. Wightman, The Growth ol Scientific ld.eas, pág. 4.
5 A. T. Olmstead, History ot lhe Persian Empire, pág.
¡ Cf. págs. 56 y sigs.
208.
6 Hdt., I, y e Hdt., II, 109; Ar., l[etaph. 9B1b 23. Para una comparación cle estos dos pasajes
17 sigs.
virl. págs. 44 y 45.
44 Historia de la fitosofía griega, I Los cotnienzos de lcL fitosofía en Grecia 45
hasta ahora indican que, si ros egipcios fueron los primeros en geometría, (ulas ciencias que no tienen por finalidad
los babilonios llegaron a ser incluso más avanzados en aritmétIca. En ni la provisíór, .le pla."r ,ri d"
et a",p,J, á" nu" ras necesidades prác-
campof de Ia astronomíar/tas técnícas aritméticas se usaron por los
babi 1ll"""r'"'i;'?l
ticas ::::;:::i::::1,1:"*:
de Ia vida eStán satisfechas. oDe ..i" mo.lo,
este conocimr;;ilt;í#r";
lonios para predecir los fenómenos celestes con un notable grado de pre- por vez primera en aqlleilas regiones
cisión, y estas técnicas se desarrollaron alrededor del año t5ó0 a. c. Iu, q.r" los hombres tenían ocio.
Efec_ Ésta es ra razón por Ia cual ras artes "r,
tivamente, investigaciones recientes nos indican que, contrariamente yez en Egipto, pues alrí matemáticas surgieron por prirnera
que se venía creyendoj ra astronomía babilónica se basaba
a ro la casta sacerclotal poclÍa disfrutar cle ocio.»
en er cálculo Heródoto escribe también, .r, utgrrru
matemático antes que en ra observación, ro c*al Ia pone incruso otru purt", sobre las prebendas y
en relación privilegios inherentes a Ia condicián
más estrecha con Ia ,rentaricrad ¿re Grecia, tal y como, al .u""riotul, originados por las grandes
menos, ra repre- extensiones de tierra, que poseían ros templos.
senta Platónf En reración con otras ramas dei conocimiento, estaba exento de cuarquier otra crase a"
si un sacerdote era escriba,
ros documen- t.uuu;o. Es eviclente, sir,
tos paprraceos de Egipto, que se remontan al año 200 a, c,, que Aristóteles nos oli,l¡il:l':lX,ff";::
que las artes de Ia medicina y Ia cirugía habían experimentaáo -.on.i
evidencian "*uu.go,
derables progresos.
y. ér recarca
rleródoto de
o,.,,
",,las rimitaciones prácti.us'¿á-ra ffi,,if
;:"""1T.
"l1]i"Tlli; *X
Todo este arsenal de ciencia y técnica estaba aguarclando, por así de- geometría egipcia continúa
sie,clo la más probabrer0- Al sásten". q.,á-r^
cirlo, en el timbral de ros griegos, de mo¿ro que considerarres los pri- activictact interectuar desinte_
resada es un producto der ocio,
que
meros científicos equivaldría
-en eso estamos de acuerclo- a aplicar un "uid".,i" en Aristóteles tiene razón.
su error reside en transferir u.tu", g"o*"i.ía
signiflcado rest¡ictivo imposible al término. Ahora bien, si ellos .rá finalidad que poseyó en la Atenas á"LIiái. Egipto er carácter y ra
la ciencia, se suele estar de acuerdo, y con razón, en que ra erevaron "r"u.o, una educación liberal y era tema, po.
ry, doncle formaba parte de
a un tan?, de Ia investigación pura. En
plano completamente diferente.l-Lo que sin ellos se habría estancado, Egipto era er instrumento para m"ái,
ingenuamente, en un cierto nivel elemental logró, en sus manos, des- h tierra o construir las pirámide5 ,.
lEn Babilonia el comportamiento en la vida práctica se regía,
arrollos imprevistos y espectaculares, que no se encaminaron en direc- por en gran
ción a la mejor realización de fines prácticos. No fomentaron, salvo de ''édidu,En consideraciones religi,or* ; i^ rerigión era excrusivamente
astral'
f este sentido, Ia astronomÍu ,r., ro uuro,
un r¡odo accidental, el ideal de Bacon: «clotai la vida del hombre de infi
ios ".i.r¿i"-pr¿.'t'ü
1 ¡adicaba en Ia expricación que
nitas comodiclades". Es probable, sin duda, aunque en el pasado se ha ofrecía ""ru curtos der compor-
"
tamiento de ros crioses astrales. Las observaciones 'omures y cálcur,os q,e extraía
negado sin mucha base, que los frlósofos jonios se sintieran vivamente eran amplios y cuidados, pero vinculados
interesados por los problemas técnicos, pero no fue precisamente en esta ar servicio de ra reffin esta-
blecida. La filosofía griega¡fue, por el
esfera donde se sintieron más inclinaclos a ser cliscípulos entusiastas de contrario, sus comienzos, al menos
en lo que se refería a 10é dioses traclicionales,",
Ios pueblos vecinos; La peculiaridad de su logro especÍfico va mucho más agnóstica o-fa.iriru*".rt"
'allá. hosti!f
Nosotros llegafumos a vislumbrarlo, si considerarnos que, a pesar cle Estos pueblos, pues, vecinos y, en algunas
clue la filosofia y la ciencia son inseparables, mientras hablamos de ciencia . cosas, naestros de los
griegos, se contentaron con desariorlar,
egipcia y babilónica, es más natural, sin embargo, hacer referen eia a la *Jdirrt" ensayos y errores, una
técnica que surtía efecto. Ellos siguieron usándoru
filosofía de los griegds,, ZA gué se debe esto? por plantearse la cuestión de por qué surtía y no sintieron interés
Los pueblos egipcirrs'y mesopotámicos, clentro cle 1o que estamos i,for- efectá, sin duda p"rq""
ámbito de las causas continuaba gibernado por "l
maclos, no tuvieron interés por la ciencia en sí misma, sino sólo en la er dogma rerigioso, en
lugar de abrirse ar libre debate de la razón.
meclida en qlle sirviera a una finalidad práctica. según Heródoto, el sis- En esto reside Ia diferencia
fundamental entre ellos y los griegos. nt griego
tema cle impuestos se basaba en Egipto en el tamaño cle las parcelas rec- preguntó «¿For qué?», y
este interés por ras causas re ináujo inriediatamente
tángulares de tierra e1l que estaba diviclido el país, bajo un sistema de Ia pregunta sobre la generalizació".6Uf a otra pregunta:
propiedad privada. si una parcela veía reducida su área por la invasión sabe que el fuego es un
"gip"io duros y
instrumento útil. con ér fabricará ..r! lu¿iiitou
del rÍo Nilo, el propietario podía presentar una reclamación y se enviaba resistentes, calen-
a los inspectores reales a medir Ia reducción, a fin de que el impuesto
1o Cf. ,a interesante rliscusió¡
se pudiese modiflcar convenientemente. Al concecler a los egipcios el mé- sobre Hdt., II, 109, y Ar., Metaph. ggl b 2l y sigs.,
entre Macdonatd y J. Gwyn_ Griffiths 'rár.- ,
rito cle ser los primeros geómetras, Heródoto afirma que, en su opinión, _C.
""
Cn,1S50,
La_ inclinación práctica cle las matemátiáu.
li,;";;í;, ;;;\;.'
fueron estos problemas los que estimularon eI desarrollo de la geometria. -Il
valoración que pratón hace de era en Leves "cip"iu,
se avista en la inferesa'te
'i'iri.esi¿n.
tsiqi ; á"" "^*;;;rr* -"j"rápro
{¡!¡Jó!et9s, es cierto, atribuye los logros que consiguieron los egipcios Platón expresa su gran admiración e i"sía a'los griegos
a ,"gri, a"
en el campo de Ias maternáticas aI hecho de que los sacerdotes gáiua^n Egipto' La mavor parte de-ra aritmética "i
cle ocio para fines intelectuales, argumentando que el conocimiento teórico
"gip"i";; equivarente a ra rogrstica griega.
§(Vfd..el ensavo de Karpinski, oThe sourcei^"i ci""t Mathematics» er la tracrucción
I de d'Ooge cle la Introdttctio Arithrnetico., a" ñtO*u"o.;
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46 Historia de la filosofia griega, I Las conilenzos cle la filoso'fía en Grecia 47
tará su casa, convertirá,la arena en vidrio, templará el acero y extraerá f los egipcios. Fero no reflexionaron sobre ellas como conceptos singulares
los metales de su menal Con él lleva a cabo estas cosas, y le basta con i,l
susceptibles de análisis o de definición, ni se sirvieron de ellas como
gozar clel resultado en cada caso. Fero si, corno 1os griegos, uno se pre- si se tratase de la materia <<para>> o de las unidades constitutivas «de» gene-
Eunta por qtÉ 7a misn'ta cosa, eI fuego, hace todas estas cosas diferentes, ralizaciones aún rnayores. Para conseguirlo era necesario haber podido
ya no puede seguir pensando por separado en el furego que brillaba en ocuparse del concepto de un modo abstracto, como si se tratase de una
eI horno de cocer ladrillos, en el fuego que hay en el hogar y en el del u¡ridad con sll propia natrraleza. Luego se verá que surgen nuevas conse-
taller del herrero, sino que comienza a preglrntarse cuál es la naturaleza cuencias cle su naturaTeza, tal y conlo ha sido definicla ahora, y que puecle
del fuego en general: ¿cuáies son sus propieclades como fuego? Este construirse un sistema total científico o filosófico, lo cual fue inalcanzal¡le
avance hacia generalizaciones superiores constituye la esencia clel nuevo mientras eI pensarrriento permaneció a un nivel meramente utilitarío. En
paso dado por los griegos. Los métodos de los babilonios tienen un carác- eI campo de la astronomía los babilonios fueron capaees de acnmular
ter algetrraico y muestran qlle eran conscientes de ciertas reglas gene- datos que ejercieron su influjo durante varios siglos, basándose en una
rales algebraicas, pero oformularon sus problemas matemáticos, exclusi- observación cuidadosa y con Llna considerable maña para el cálculo. Fero
\¡amente, con valores numerales específicos para los coeflcientes de las a ellos no se les ocurrió usar este cúmulo de clatos como base para cons-
ecuacionesr. nNo llevaron a cabo ningún intento para generalizar los resul- truir una cosmología racional, como la de Anaximandro o P1atón. Este
taclos, 12. Los egipcios habían co,siclerado la geometría como una c*estión don de la abstracción, con slrs posibiliclades ilimitadas y (debemos añadir)
de campos concretos rectangulares o triangulares. tr-os griegos la abstraen su peligro inherente, fue la propiedad peculiar cle los griegos. El peligro
del plano de lo concreto y material y empiezan a pensar en rectángulos reside, por sllpuesto, en la tentación de correr antes de pocler caminar.
y triángulos puros, que tienen las mismas propiedades, ya estén encar_ Para la razón humana clescubrir por primera vez el alcance de sus pode-
nados en campos de varios acres o en piezas de madera o tela cle pocas res es una experiencia embriagadora. Tiende a despreciar la acumulación
pulgadas de longitud, o representados, simplemente, mediante líneas tra- pedestre de hechos e intenta elevar sus alas por encima de la evidencia
dazas en la arena. De hecho, su encarnación material deja de tener impor- disponible hasta alcanzar una magnÍflca sÍntesis que es, en sLr mayor parte,
tancia alguna; estamos ante el descubrimiento que pervivirá, por encima creación suya. IrTo se les ocurrió a los más primitivos filósofos de la
de todos, como gloria especial de los griegos: el clescubrimiento de la naturaleza gastar sus vidas en el examen, clasificación y correlación pacien-
forma. El senticlo griego de la forma deja su huella en cada manifestación tes de las distintas especies de animales y plantas, o en el desarrollo tIe
de su actividad, en la literatura, en las artes gráficas y plásticas, asÍ como técnicas experimentales, mediante las cuales poder analizar la composi-
en su filosofía. señala e1 avance desde lo meramenfe percibido a los con- ción de las distintas formas de Ia materia. No comenzaron así la ciencia
ceptos, clesde los casos individuales, percibiclos con la vista o el tacto, a ni la filosofía. Se empezó por preguntar a Ia gente pretendiendo hallar
la noción universal que concebimos en nuestras mentes escultura, Llna respuesta- sobre cuestiones que 1o abarcaban-ytodo, como «¿Cuál es
no ya un hombre concreto, sino el ideal de lo humano;-en en geometría, la génesis de las cosas que existen?», es decir, ¿por qué caltsa surgen en
no ya triángulos, sino 7a nafi,aleza de la triangularidad y las consecuen- primer lugar y cle qué están formadas? ¿El munclo entero está constituido
cias que lógica y necesariamente se derivan de ser un triángulo 13. en su esencia írltima de una o más sustancias? Ya he hablado del peligro
Generalizaciones elementales fueron evidentemente necesarias, incluso, de esta forma de actuar, que, indudablemente, un científlco moderno
para una ciencia y unas matemáticas prácticas y empíricas, como las de consideraría ridícula en su sentido literal. Sin embargo, si nadie hubiera
comenzado por primera vez a plantearse estas cuestiones últimas y uni
12 S. F. Mason, A History of the Sciences, 1953, pág.7; V. Gorclon Chilcle, citaclo 'r,ersales, la ciencia y la filosofía, ta1 y como nosotros las conocemos, no
por Wightman, op. cit., pá9. 4.
13 Arthur Lane clestaca perfectamente este punto en su libro sobt:e Greelc potterl,, hubieran podido nacer nunca.'Dada la forma c1e ser de la inteligencia
1948, pág. 11: «Se puede llegar a la forma por métodos empíricos, como un feliz humana, no habrían podido nacer cle otro modo. Incluso hoy, todo cientí-
acciclente que sobreviene con ]a manipulación experimental de un material; o ella fico cieberia admitir qlle slls experimentos serían infructllosos, si no se
puede ser un concepto clue existe en la mente, que lucha por convertirse en algo tan- llevasen a cabo a la lttz de una idea direct¡iz, es decir, apoyándose en una
gible con los medios que tiene a su clisposición. Su literatura, fllosofía y arte eviclencian
que la actitlld conceptual respecto a la forma no estaba más profunclamente arraigacla hipótesis formada en la mente, pero que aún no ha tenido comprobación y
entre 1os griegos que entre otros pueblos que conocemos. a juzgar por Ia <lecoración cuya fijación o refutación dependen de la investigación de un objeto dado.
'geométrica'.de su cerámica primitiva, es posible qlle, en esta época, hubieran estaclo Apegarse demasiado a los fenómenos, como postulatra la naturaleza prác-
completamente ciegos ante eI mundo circundante de los fenómenos naturales. Era tica de Ia ciencia oriental, nunca concluciria a la comprensión científlca.
imposible para ellos percibir un objeto y trasladar luego con fltriclez esta percepción
en una obra de arte figurativa. Después de Ia percepción, surgió el doloroso proceso
La investigación cientiflca, como un investigador francés ha expresado,
mental cle crear el concepto; en un vaso 'geométrico, podemos ver cómo se repre- presllpone nno sólo el amor a la verclad por sí misma, sino también una
sentaba el concepto primitivo de 'hombre'.» cierta capacidacl para la abstracción, para el razonamiento basado en

,1"
4B Elisto'ria- de la t'ilosofía griega, I
conceptos pllros palabras, un cierto espiritu filosófico, ya que
-en otras
la ciencia, en sentido estricto, nace de la especulación intrépida de los
filósofos más primitivos» 14"
Los mismos griegos tenÍan una frase que resume perfectamente el
sentido en el que fueron más allá qlle slts predecesores y contemporáneos"
Es la frase Lóyo,v6LEóv6¡¡. El impulso oa dar un ldgos» era típicamente
griego. Lógos no puede traducirse satisfactoriamente con una sola pala-
bra castellana. Enfrentados a una serie de fenómenos, sintieron la urgente
necesidad de trascenclerlos y dar una explicación de su existencia, en la
forma y modo particular en que existían. U"_1,íg9Lgo*pleto es una des- III
cripción que, al rnismo tiempo, explica. Junto a formá o-éstructurq, razón
o proporción, lógos puede significar, según su contexto, expticación, áéfl-
nición y aclaración éstas tipicamente griegas, y todas tan estre- LOS MILESIOS
-nociones
chamente relacionadas en la mente griega que pareció natural expresarlas
con una misma pala-t,ra ls. Como Aristóteles clijo, la única deflnición com-
pleta es aquella que incluye la cleclaración de la c4usa.
A) INTRODUCCIÓN

14 R. Baccou, Histoire d.e la science grecque, pág. 33. la tendencia, de la que se lamentaba Corn-
Consideramos superacla
ls Una explicación más completa de los trsos de ).óyoq se da en relación con
He¡áclito (págs. 396 y sigs-). ford en a escribir la historia de la filosofÍa griega «como si Tales
1907,
hrüiera llovido de repente del cieio y hubiera chocado con Ia tierra pro-
firiendo: '¡Todo tiene que estar hecho de agua! '». Signo del cambio de
perspectiva fue el hecho de que, al preparar la quinta edición de los
Fragmentos de los filósofos presocráticos de Diels, en 1,934, Walther Kranz
pllsiera en práctica la sugerencia del mismo Diels en su prólogo a la
cuarta edición, es decir, colocar al principio un capítulo de extractos
de primitivos escritos cosrnológicos, astronómicos y gnómicos, que en
Ias ediciones anteriores había quedado relegado a un apéndice. Esto
planiea la difícil cuestión, de si el trabajo presente debe seguir el misrro
plan. Una razón poclerosa para no obrar asÍ es la aLltenticidad, objeto de
continua disputa, y la fecha de los testimonios de esta tradició¡ «pr€-
filosóficar, qlre, en su mayor parte, aparecen exclusivamente conservados
como citas en escritores de una época mucho más tardía. I{osotros pode-
mos tener la seguridad de que 7a Teogonía de Hesíodo (la única obra con-
servada de su género) precedió a los filósofos milesios, pero, cuando
llegamos a los fragmentos de la cosmogonía órfrca o de la Teogonía de
Epiménicles, es difÍcil tener la seguridad de si ellos deben ser conside-
lados como si hubiesen influido sobre los milesios o, por el contrario,
como si debieran algo a los mismos milesios. De este modo, I{ern vio en
los fragrnentos de Epiménides eI influjo c1e Anaxímenes y R.ohde sostuvo
respecto de Ia Teogonía rapsódica, atribuida a Orfeo, que «en los esca-
sísimos pasajes en los que existe una coincidencia real entre las Rapsodias
y Ferécides, Heráclito, Parménides o Empédocles. el poeta de las Rapso-
dias es el deudor no el acreed6¡» r. La opinión más reciente se inclina,
1 Kern, De Orphei Epimenidis Plterecyclis theogottiis; E. Rohde, Psyche, App. 9,
«The Great Orahic Theogony,,. Una discusión general de esta cuestión puede verse en
Guthrie, Orphetrs and Greek Religion, eap. IV.
FILosoFÍA cnrnca, r.-4

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