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O también el de la aglomeración de Delfos, donde Ia Vía Sacra tenía poco en cuenta las condiciones de los terrenos irregu-
que subía serpeando la colina hasta el templo principal de Apolo lares como éstos solían ser- y las maneras de vivir-tan y actuar a
estaba bordeada de objetos y edificios votivos que sé fueron icu- que estaban habituados los griegos. Entre otras cosas, como Aris-
mulando siglo tras sigio, hasta que algunos de'los il; ;;;g"; tóteles hacía resaltar (Política, VII, 1330 b), se le podían oponer
se hundieron y otros fueron derilbadoi. graves objeciones desde el punto de vista estratégico y militar; la
oI-a estatua ae oro á" ii";;;i;r""ul rri"¿ era obra de praxí- vieja disposición de las calles y de los edificios, al azar, confundía
teles, que fue su amante; la estatua se ia dedicó ta Apolol Friná siempre a los asaltantes, impidiéndoles, si habían logrado entrar,
misma. A continuación, siguiendo este orden, hay dás seguir avanzando o retroceder con desenvoltura. Y, en general,
de Apolo, la una dedicada for los Argólidas ¿á Bpía""iá "itutrru. las ciudades-estado carecían de riquezas y de organización cqn las
t-p;;;-
dente del botín ganado a los persas, la otra, poi Ios de -MLgara, que poder hacer efectivos tales planos. Iban.edificándose según
para conmemorar la victoria que obtuvieron sobre los atenienses crecían, de acuerdo con sus necesidades y maneras peculiares y
cerca de Nisea. El buey fue dedicado por los de platea en ocasión con el estado de su tesoro a cada momento dado.
de que, _junto con los demás helenos, lograron echar a Mardonio Una fundación tardía como era Olinto, que se desarrolló du-
[general persa], hijo de Gobrias, fuera dJ su territorio. Hay a con_ rante la segunda mitad del siglo v al nordeste del litoral egeo,
tinuación dos estatuas más de Apolo...» constituye un caso raro de ciudad clásica con trazado regular.
. . Esto escribía Pausanias, en ei siglo rr d. J. C., en su Descrip_ Pero, en ésta como en tantas otras cosas, fue la época helenlstica
ción de Grecia (X, 15, l), y_la *ayorla de los monumento, a qú. la que vio el cambio decisivo, el triunfo de la regularidad del
se refiere en esta trreve selección fueron erigidos en el sigid v plano, a Ia que sirvió, por así decirlo, de heraldo la reconstrucción
a. J. C..Evidentemente que nada puede haber:más ahistóricó" que de Priene en Asia Menor, empezada inmediatamente antes del ad-
esos sitios limpios y despejados que han quedado como muestias venimiento de Alejandro.
una vez llevadas a cabo algunas de las modernas excavaciones. La Si se examinan los planos de las ciudades helenísticas con un
realidad. era más bien, con frecuencia (aunque no sie¡rpre), un poco más de atención se advierte al momento otro rasgo muy
desbarajus-te; proporciones maravillosarnente ármoniosai. en ei edi- significátivo: el Agora ha quedado en ellos cerrada por los cuatro
ficio singular codeándose con la totar farta de equilibrio y de ar- lados, eomo si con esta sencilla evolución arquitectónica se qui'
monía, en lo estético o en lo funcional, del grupd de edifióios. siese proclamar que el libre movimiento y las reuniones libres del
La idea de trazar un plano urbanístico i"gütuoo. es atribuida pueblo eran cosa del pasado. No sólo fue esto lo normal en las
por la.tr-adición griega a un tal Hipódamo de-Mileto, que floreció nuevas fundaciones de los monarcas y tiranos helenísticos, sino
a. mediados del siglo xv. Aunque los arqueélogos han irallado re- que se propagó igualmente por el antiguo mundo griego. En Ate-
cientemente que el plano rectangular y- en fo-rma' de parrilla es nas, el edificio que mejor caracteriza a la nueva era es la estoa
mucho más antiguo, pues se siguió yi en la construciiór, de tu doblemente historiada, de más de 38 m de longitud, donación de
Antigua Esmirna no después del siglo vrr y acaso también en al- Atalo II, rey de Pérgamo del 159 al 138 (hermano y sucesor
gunas colonias de occidente, la tradición era, en efecto, exacta. de Eumenes II); de su sencillez primitiva, este pórtico pasó a ser
Aristóteles sabía bien lo que decía al hablar de r,la or"í, ,moda gigantesco, el edificio que dominaba toda el Agora, y en su parte
hipodámicar. Las pequeñas factorías coloniales establecidas en te- del fondo estaba lleno de tiendas,
rrenos vírgenes no fueron el modelo que siguieron,'de ,hácho, en I-a estoa de Atalo era aún, en esencia, un edificio puramente
su d.esarrollo la mayoría de Ias ciudades g.iegas. Hipódamo ápa- griego: la combinación de sólidos muros al fondo y por los lados
reció como un reformador, un pranificado-r (i tamui¿n un teóri- con hileras de columnas abiertas y espaciadas regularmente a lo
zador de utopías políticas) y, según todos los indicios, se le dieron largo del frontis, la planta rectangular, el tejado cubriendo toda
algunas oportunidades para que pusiese en práctica áus ideas: en la e§tructura y \a abundancia de esculturas en los huecos y ado-
el Pireo (el puerto de Atenas) y quizás en otras partes. La resis- sadas a las paredes eran, digámoslo así, constitutivos de la arqui-
tencia a la novedad era fuerte y prevaleció por cierto tiempo. Su tectura griega. Desde cerca del 600 en adelante el templo ordina-
paso hacia adelante era demasiado abstracto y matemático-fbrmal, rio fue rectangular, de sólidos muros y con la parte central (la
164 r65
cella) cubierta de tejado, bajo el cual se cobijaba
la deidad, una miscétánea dá ou¡etás ,-otiro. la imagen dE
i
último, rodeando el conjunto, ü .álr..rnata, también ;;r;;;l ooo
"i bajo tg:
chumbre.
, Desde el siglo vr.r s9 construyeron también edificios púbticos
de piedra. El mármol, abundante"e" ór..i,
I
La escultura
-iÉ*o,
ya en su revolución de un tipo relativamente fijo, en .u*bio
relieves alternaron con los désarrollos en estatuas exentas lo.
hasta
muy entrada la época helenística, como se ve en el altar de pérga-
mo. Este mismo fenómeno se advierte ar otro extremo á. tu
cala, en las monedas. "r-
Aqqí el tipo
.bargo, la novedad careció en absoluto de elasticidad. y, sin em_
del grabado, con profusión de p.rro"á¡.. V
temas, parece no acabarse nunca; las monedás griegas son incom_
parables, y cada polis, cada liga o reino, por pequeñlos que fuesen,
procuraban encontrar artistas de priméra hti que diseñasen
y
acuñasen sus monedas cuando q,rerían hacerlas (ng.
iZJ.
Sería casi verdadero, p_ero n-o enteramente, deci-r qie toda la
escultura griega de hasta finales. del siglo v (y mucha'á" iu po.-
terior) estuvo directamente asociada a l-a religión. En los teápt<rs
su temática era, como es de suponer, religiosaf pero también
de ellos eran sus conexiones cón ro rerigióso más frecuentes ae
d;;; 24. Metopa del templo de Hera' siglo Vl antes
de J' G' (Museo de Palermo)
to
que a primera vista podría parecer. Nos equivocaríamos, por
e¡em-
plo, si pensáramos que muchas estatuas áe atletas
bronce. del auriga hallada en Delfos (fig. 251--e.ur,-corno
la de asradeurmicnto de la comunidad (o del .tirano) a quien aquellos
las. estatuas
.*..p-"io.r.r. ;il"Ñffi;u" t"pt"i""tado' Como las odas' tampoco
felnués q:.to.do, el auriga fue erigido'ei el gran ,u"t"uii"'punf,._ en cuanto in$ividuos; no
-renrco corfie ph exvoto dedicado a Apolo. Los certámenes atiéticos ;;;;;;;;tá" .i" r,"tr'o con los atletas y"una cosa de
constituían una parte integrar de ros r"itir"r"r ..iigi*"r,"Tár"gri"- eran, en modo alguná,-tát'át"t,'sino idealizaciones' indis'
era
gos consideraban natural honrar a los dioses realiiando'actos las más significativas es que un mismo.tipo a dioses'
-empleado
Las fami-
va- criminadamentq parJ ttp¿:;;"i* -a hombrés
v
lerosos y esforzados,. no menos que con bellos poemas, ,roUt"a muchachos desnudás aparecen tituladas
sentimientos, sacrificios y pregariás. Las estatuas de los vence- liares estatuu, ur.ui.u'-á" tAdolescente" (fig' 19)'
dores, lo mismo que las óAás óorater, a veces gqmo «Apolo» y otras veces- como
cuando la evidencfa es
"iu,
una demostración del distinción que hoy 1Oü poá"t"os hacer
170 111
por ejempto, si se trara de
lltli:l
se conserva ra basa'con ur estatua funeraria, o
sl
una inscrip.iór-ou
Er desnudo. com: dr.; .;;li;;;:"*
Crark, «es una forrna
a¡,.
l?i,::',1.iH*lf .*.
prorundas, pr". "r:J;*t§;'rjxt::moraopáLl.*,,,-u'if
,. áa*,."i"Jr"; ;:ri:".t::,.1,,.,.s1. raíces son muy
de Ja época arcaica, cuando en Ias costumbrei
se inició
,, 19.'i.,,
nudosenros j,.soll."¡J,áu;;;"i;.1;X..,:.1i",r..:T.".,ji*.":
como uno de los rasgos
ctistintiios .r"-i;r griegos respecto a ro§
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26. Nacimiento de Afrq¿¡¡u. del llamado trono de Ludovisi (Roma)
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bárbaros. Como forma artística, el de_snudo fue, durante más de
un siglo, únicamente desnudo tnasculino. El desnudo femenino
hizo su aparición, con tesitacioqes, en el siglo v (fig.
.-y 26), pero no
floreció, en realidad,- hasta lo.- .iglos sigriientes, siámpre ae
una manera restringida. Las deidu¿[s masóulinas, Apolo, Zeus, po-
seidón o cualquier o'tra, se reptesentaban por lo iegular desnu-
das; entre las diosas sólo Afrq¿ita. Una é.posa lefrtima podía
tener un monumento fúnebre; .Friné tuvo.su estatua en Delfos.
Parece innegable qLle estos hecho5 de la historia del arte guardaron
íntima relación con otros pertenecientes a la historia de la sexua-
lidad todo con las funqlor-,", sociales de la pederastia y
de las-sobre
cortesanas-.,Es astmisrho innegable que en estas escul-
turas, aun en las más arcaicas, había matices eróticos entrevcra-
dos con otros religiosos. En cie¡1o sentido la obra de arte habla
llegado a hacerse autón-oma, al lropio tiempo que conservaba su
estrecha conexión con las varia¡ funciones ] aótirriaaaes socialcs
25. Aur¡ga, estatua de bronce a las que servía. Difícilmente_se hallaría un eje*plo clc la rcprrg-
(Museo de Delfos)
nancia de los griegos a dividir sus ideas en óompartirnic^tr¡s t.s-
17!
tancos; la línea entre lo raico (en su ideal expresión) y Io
,:- j1:t:: . t9 'ú"ru"o'y
religic
:lif^ _y .esnirjtuat, . entre el amor
divino, entre la quietud y el movimiento, no
"r, "iiia" -: --
cultura ni en_ninguna otra de sus formas de expresarr..
á.i,ü
Para el observador moderno, las esculturas'arcaicas tienen
inconfundibleairehierático,maSnoyaasílasclásicas
E, parte, el cambio se debió al áumento del dominio de
materiales, p-iedra y bronce, y a un conocimiento más
-
detallado del cuerpo humanó. pero hubo más; los ..ti.i". "*u"1o'
eran ajenos al ambiente intelectual de su tiernpó, y ," ;;ii;;¿","
diferencia (digamos) de la egipcia, les ¿aba libería¿ p.."?p.
rar, Añádase que se.esforzaban por hallar el ideat y d;i;
elrcamino. paia lograrlo'era ;i á" l;;;;p"_;
:l::: j1".,1-i,?y"
ciones matemáticas. De aquí -la famósa paradojá ;.ib"iá;
P_linio el Viejo (Historia Náturat, XXXIV, 65) a Lisip;
¿-§"
el escultor favorito de Alejandro Magno y, junto con praxíteles,
T1:r-::,Ii:,,-gortunt" ctet
desarrolló en-el siglo rv: «Decía .nuevó esiitó naturufirti.o-q""
a menudo q"; ;il,rt-iro, á,ilt"I
:i:.^l"ljgl"sl.representaban- a los hombres como son realmente,
mientras que é1, en cambio, los representaba como pil"í;';;.;J
Gran parte de la historia de la esóurtura griega podriu-"r.riuirr"
en términos rnatemáticos, indicando ros m¿a'utos q,r" ,L- our"r-
vaban enrre los disrintos erementos de ra figura h.,d;;u;
laciones mutuas, elementos que se concebán como otro's
rir, ,"-
planos,,más bien que sólidos. Hasta finales del siglo w l* Gntos
Lriutrru,
se diseñaban pSfa que se las viese de frente, con perfiles
correctos
en las cuatro direcciones de ros puntos cardinaies: por derante, 27. lerracota, guerrero a caballo
por detrás y por los lados. En c.ranto a los templos, sé tendía
repetición y al orden, el genio individual de^l esculto. rruiluuua la
salida en los matices, pero no intentaba innovaciones .aJicates.
Esta tendencia, afprtunadamente, nunca se convirtió en férrea
ley; los escultores nunca se anquilosaron deteniéndose en ra psi
cología del arcaísmo o en la ¿el clasicismo del siglo v, sino que tras que se le han arrancado al mar o han sido fruto de diversas
avanzaron, a menudo con pasos imperceptibles,- para situarse excaváciones nos dan idea exacta de lo que fueron los grandes
siempre en posición apta antó las nuevas concepciones y ros
cam- bronces clásicos. Los romanos eran apasionados admiradores de
bios de gustos. Ia estatuaria griega (muchos emperadores romanos tenían esta-
Aparte de la escultura arquitectural, conocemos hoy grandes tuas de sí mismos y de sus favoritos en las que aparecían repre,
esculturas clásicas, casi todas por numerosas copias romáas.
Er sentados como dioses y héroes griegos), y hacia comienzos del
bronce, en particular, era demasiado valioso .r;;
;;;-lü. siglo r lo más tarde fueron ya capaces de hacer copias estupen-
respetasen para siempre las formas que una vez se ie^habíai ""
dado dÁ, por el procedimiento llamado del «punteo»' La confusión
y no se le fundiese de nuevo si se piesentaba ra ocasión;
iálo to, en que nos pone nuestra dependencia de aquellas copias no se
eventuales hallazgos, en estos últimós años, de algunas ou.u, debé a que no fuesen bastante buenas algunas lo son, pese
*a"s- -pues
174 175
a muchos efectos de Ia incompetencia y a deriberadas modifica-
ciones- sino a que el proceso selectivo obedeció a fos g;tos ae
las.épocas posteriore-s. En especial, un tipo ae estatua
nZ-á".upu-
recido tan por compreto que,- salvo brevet descripcione,
o reproducciones der mismo en monedas, la impresi¿n lit..arius -áet
con-
junto de Ia escultura griega crásica se falsearía ri
i" lu ."rt.ingi.s"
a lo que hoy puede contemplarse en los museos y colecciones.
En- la Antigüedad se alabó mucho a Fidias po. ,rr,
.
«crisoelefantinas" de Atenea (en la cella d.el paránón) y "rtut,;u,
(en Olimpia). El acljetivo descriptivo no significa áL Z"r,
-ár'qrl
biertas de oro y marfil,, elementos que en gran cantidad contri.
..r_
buían a formartas, pero es difícil no relacion; h"y;;;;dl
.ele-
fante", que en el vocablo suena, el gran tamáño de aquellas
estatuas, que eran verdaderamente colosales. Tambié.,
otra de sus Ateneas, la prómakhos, grandioso bronce -.iya ".u "'rro._"
lean a-
ción le llevó nueve años y que sobreialía por encima der partenón
y del Erecteión entre los cuales fue erigido «segrin ,"- * fu,
monedas atenienses de la épocu ,ornurrá¡. E" ;; urp..to, "r, po,
tanto, la escultura cayó en las contradicciones a"f urit.ápr*o._
fismo; cuanto más se idearizaba la figura de un dios, menos'podía
distinguírsela de ra der hombre; la única urt"."áiirá--á'rlJ
cabía
escoger para representar inconfundiblemente a ra divinidid
de agrandar las proporciones haciendo su efigie *".fr,
era ra
Ályo,
las de los humanos. A diferencia de ra romana, Ia arquítectura qlr"
cfá1qq griega evitó en conjunto la megaromanía ie qr"="r"i.rar."
el-Coliseo, pero no pudo librarse por óompleto de eliá
en cuanto
a las imágenes que introdujo ,on"to sanctorum. 28. Anfora de cuellÓ
"n "i
Las corrientes sucesivas reflejaron no tanto nuevos desarro-
lJ9: 9" la religión como un cambio de las relaciones
dividuo y la comuni.da-d, cam_blo que culminó en el""tá ir-
"l
.eemptazo
del mundo de las poleis por el helenístico. fu ,.f.".".ri..i¿;
O.f
ideal no cesó, pero cada vez fue satisfaciéndores *""tr-u
rár; pu-
tronos de los escultores. El secularismo, que empezó
a reflejarse
por primera vez en la escultura a finales ael ,üro-v, f^u-e'-resal_
tando ¡nás y más con el correr del tiempo y sim-urtáneamente
tipo ideal fue subordinándose a la individuaridad personar (figu- el
ra 20). Los políticos, los oradores y hasta los filósofos fueron
honrados con estatuas que eran verdaderos retrái;;y,-po1
puesto, en la época helenística se hicieron.retratar ,r-
así Iós ieyes y
sus consortes. El arejamiento del idear dio paso a la
irrupcidn de
lo trivial en el campo clel arte _en seguidu ." u.,r..áu
Comedia Nueva-; no sólo en los peqüeños objetos "Io A. a. l"
ortiitl"i, .29. Detallé' de vaso funerar¡«¡
del. llamado estilo geométrico
176
terracota (frg. 2v), sino incluso en los mármoles y en
los bronces,
en la elección de los asuntos y en la manera de tratarlos. , vecinos bárbaros; los etruscos y otros pueblos de Italia la impor'
siquiera Ios dioses y ros héroes quedaron inmunes: ahora
Ni taban en grandes cantidades y hacíarr también grán número de
se-con-
vrrtreron de nlrevo en i.dividuos determinados., como ro habían imitaciones; pero los civilizados pueblos de Oriente nunca mos-
sido siempre en los antiguos poemas heroicos p"r" traron el más mínimo interés pór tal producción. Todavía más
.;;bi;; curioso; aunque las ciudades griégas fabricaban siempre su propia
en la.tragedia ni en hJ artei monumentales^der últímo"o, "" pÁrioao
cacharrería barata, la mayoiía áe eilas decidieron, andando el
,