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Las artes visuales

El complicado juego entre la autonomía local y el panhele-


nismo se réfle¡ó donAe más en las artes visuales. Por un lado,
cada potis tenia las mismas necesidades que cualquier otra: no
había- metrópolis ni ciudades catedralicias, de forma que la di-
ferencia entré Te¡as, por ejemplo, y un lugarejo como Queronea,
la patria de Plutarco, poblaciones ambas de Beocia, consistía
sólo en el tamaño. Por otro lado, a pesar de que eran numerosas
las variedades locales, había notable uniformidad en los gustos y
en loS deseos, que iban cambiando con las épocas más que según
los sitios. Salta- esto a la vista en muchas cosas; en la rápida di-
fusión del tipo dórico del templo por toda la Grecia -propi4mente
dicha y por=los países griegos de Occidente; en la facilidad con
que sé .irovían áF una parte a otra los -arquitectos y los escul-
t-ores que dierorr la pauta; o, dentro de la esfer4 priv-ada, en la
dominánte posición {rre cons".'toó a 1o largo de dos siglos o más,
y por todo il ámbito del mundo griego, la- cerámica ateniense de
iinas pinturas. No hace falta exagerar tales hechos par4 poder
seguif afi.rmando que el griego 4el período clásico, .dondeqrriera
qu-e trabajase, se bncontraba en un ambiente relativamente fa-
miliar.
'---' p-rf"
universalidad se reflejaba y tenía a la vez sus raíces en
ror que ünían a la comunidad con las artes.
Grecia clásica"r"""1.s
ia ".i.""ñiri-ár fue un riundo en el que apenas existieron pa-
lacios o grandes mansiones particulares. En la isla de Delos los
arqueólo{os han des,cubierto=en loS últimos años casas. de doble
-ricamente áecoradas para los mercaderes italianos que
his-toria,
155
llegaron a Ia isla en los siglos.rr y
habían conquistado ya er úedit..ía.r* r a. J. c., cuando los romanol
en un centro der comercio marítimo. oriental, y ra convirtierol
largo tiempo un gran santuario pannlie.ri.o,A.rt", había sido durantc
estatuas; pero hubo que agua.áar lleno ae templos y dl
a los romanos pu.u ,".
", ll
isla mansiones particüI..".';;;;;..iáá
ra griega y aun la escultura i" "rpr"ndor. La arquitectul
I f;;;a -eran artes públicas, en
el sentido estricto de este ua;áti"o.-ErrL.
templo y más tarde el teatro to, edificios públicos, el
ron en i*p"itur.iu a rodos ro. fárt"
inmecliaramenre reracior;;
"rrl
al.il.;';[';l?§:;.^flfJ.H.T
;;;;i'ffi,;. Alrares los había por do-
quier: en las Duerlas,.en tas ptazas
y
catrtes... pero ni Ia sede d;;.';;;dt."a oi.ás s¡t¡os de reunión, en las
la Casa del Conselo. lou.. Ia pnix ateniense, ni
propiamente hablando, edificios
sos' y ninguno de e'os ".1n,
ru.'.on."üiJ;,;i ."tigio.
aspectos, dentro del rango lo estético ni en otros
que queramos denigrar con
ael parienJn ",
o del Erecteión. No es
esto a los eoifici;;- priffi;;;;,f,r,J.
grregos les prodigaron_ sus
atenciones, lt _,r*o que Io
to,
con objetos tan pequeño.."*" hicieron
una escala de valores que elevaba
iur'_ár","0r, (fig. l7); pero tenían
al templo por encima de lodos
los demás edificios v a las g.r;;;r-;.;t,r^
por encima de toda"orra esc"ulr.rau. =-'*'*45 Lte d. Arenea
Atenea o de de Zeus
El Estado era, por ende, casi er único patrocinador
Dada rá de las
ffif'r#'Hffi::Í.'. ";i;.,r.;u d,.1" ;;i;;-lá,i.u, ,,o
;;áü-G.r";'#"b.,J;J:q"XX, j",,i:::;:"tf,""X.#1ili: j:f ,.]i
los tiranos)' ni comisiones ae periios-plor".ionutes,
dad actuando a través de sus sino Iá comuni-
consejos v Ios magistrados.é.gunor".tr.¡"nL"r, las asambleas, Ios
los impuestos v las
L; ;lr_os hombres que fijaban
fSsas
y up."bub;;Jos trarados d,e-paz,dispo-
nían también ía realiz..ió" á;";:;;,
conservaban , oun^n::: Et arte púbticas, Ias vigitaban,
de la vida aiariá, ño ,rru cosa ;;.-;i;" que se producía at fito
aparte u É qr" se dedicaran
nales ratos de ocio ocasio-
nistas y estetas' Er arte
_o_.qestiiaq3 ."i ".p".1A goce de ricos coleccio-
se harlaba
plos, Ios reatros, los pórricos u iul,rtu de todos en los tem-
museos' En Ios hogares se veÍan a;;;r;),'los cemenrerios..., no en
tÍsticos jarros y .opu., pomos para tambíán hermosas monedas, ar_
cosméticos,- espejo, y jryrr,
munecos de rerracota--pára t"s'.hilrilrá..,
«de arre»' No había aui *á. bien que -oü¡"rc,
ni retáü;';;;;o.s ni busros'de famiria.
res' pero el cabeza de familia
hijos) podían tener una esrela airuná-io también su esposá o sus
-_á._ol
á" esculpido (fig. 1g). 17. Monedas griegas de Sicilia
!56
1""" seguro
^-^ lbellamente
cas
que muchos no podían proporcionarse
pintadas para su vajilla, y entonces se la
Rhys Carpenter: «las especies aparecen y se van manteniendo de
la manerá más asombrosa en su forma pura y definitiva", hasta el
con elementos más sencillos y Uarátos, ásl como punto de que «uno viene a creer en su pxistencia real y objetiva".
fueron enterrados bajo losas io."u*.rr-á hbraAas ;;;;"'; "td-; Los artistas trabajaban ateniéndose rflares inteligentes y claros;
de inferior calidad, pioducidas ,riiá.'-
Las finanzas influían también"r, bastante en las comunidades; a su vez, los clientbs y patronos sabían de antemano lo que que-
el.número y el tamaño de sus templos y t."t.* rían obtener.
ralmente, de sus recu_rsos, y a veceJ Ia calidad i"püái",-"","- En ningún aspecto se dio entonces la incansable búsqueda o
artística. Finanzas
aparte, no todo tempro ni toda estatua resurtaron grá"a"r- demanda de estilos y concepciones nuevos y extremadamente in-
dividuales a que tan acostumbrados estamos hoy día. Entre los
1:^?Il-:,-:"*o.tampoco piárá-;;;;"i ni cada,oda del coro, "u.II
ni griegos, quien hacía a veces el papel de salirse de tono o de rebe-
cualquier vasija ó cuaJquiei
"uau esterá funel;rtr:-üür;"irrl"t,rriru,
larsé era el fllósofo, no el artista. E,ste se limitaba a expresar los
zonas enteras en que la calidad fue siempre pobre,'co*o,
po, valores aceptados por la sociedad; ni se apartaba de ellos, ni lu-
ejemplo, ta de ra cerámica del sur de rtaria, q.rd
r.
tando, sin más, la de Arenas. No ofrtu"il,=y" p*^l.ri""gia" rábiiáuúá i*i- chaba contra ellos.
que pueda parecer et decirlo, ,ega-á^ten..."-lu'n.*"v
::?J_ty:
rmpresrón de que, en.todos los campos, la cañdad _"t
,rrárro, rrurt"
el sigto rv- fue norabremenre arra,^y rá p.ó;;tó"
mal hechos, .feos y desacertados,'ielatiiamente pequeña, á"iár'r"*t"¡."
aunque
to- lgvu de ignorarse. Er mantenimienio de tan erevado niver se
debió a más factores que al solo d.e la excelente
artesanado, si bien requirió, desde Iuego, magnífióos
p."pá.""i¿o AA
desarrolto se verificó,- que sepamor, s'irr' artincás. Su
articutada: ésta vino después y r"" áuiá d, "i;;;; ;;"'JJteti"u
artistas; estuvo marcadó po. ,r., ñt,ó;fos-iÁi""
.canOnico--áu"=iurtu ¿"
cierto.punto supo evitar h Lniformid;á;1""u.á"t".cual re ribró de r.ñI
notonía, que conduce 4 ra. ester,idad
Mucha de esa impresión canOnica, í " a ;;;rr'i'á"iá.i!""i".
que
percibe el observador, es, en último término, tan inmediatamente
O" ,rp.
con gran anterioridad a pJatón, q"iri, i""l"ro ártJr-aJr-iüforur,
"üI"ilári"o.
se entreveró en ras artes ra noción de que
er número era ra crave
de la armonía.
Así, el templo dórico se construyó teniendo
en cuenta unas cuidadosamente
ples, por ejemplo, _proporciones fundarnentat"s a merruao-Áriv ,ir"_
la que se establecía entre la altura a"lá,
lumnas y tas distanciai entre ,"; ;j;;: Hruia "*
.egtas-áe piápJr"i¿r,
el la escultura, como lá que n¡aUa"fa que debía mediar entre dos
Iíneas perpendiculares , trazadá una dé tetilla
lo largo del torso y midiendo ," lr"nit"a. u-i"iifü,í *r" u
La cerámica tenia también ,u.lo, cánones y tipos propios.
De esta noción general y de las *th.; que dio
unos prototipos, tanto para los_teñrplos como orig"-r, ."í,-rliaron
para las figuras va_ 18. tstela funeraria de Damasis
roniles o tos jarros y ánforas. R"rÉ;r; ¿e h terámicu,-?ru trata (Museo Nacional de Atenas
li"rro
158
Errq mismo prrede decirse de los egipcios,
lo que
^-_-
j::r_l bien poco sobre las retáciones que hubiese signif entre ul
artista
"q:;":^r g-riego v .r, bbru o entre el artista
|"r"";;fff;;;.t"tt"
que,T.^l?:^X:-?:-" j;;;,,a", "..,,ii,,.*'u,"ui."{
::..,li :".i" desnidos,
"," por representar muchachos - son conocid",
: ]:y
j,: !,: :: i q"á J momen to su"#;iinspü
ración
1".#X.".egipcia, pero en menos áe un"4.""
: _T,
sigro
.ar
r,os ;;;i;;.";#;";3
dleron una modaliclad tan lograda u
Io poseyó tan consumado ni iátentO *.u.t" que ningún egipcio
tarlo de iguat modo en 2 000 ;á; siqruera, que sepamos, orien,
¿ü
de Arquítoco, como lo. .,]í.;.;;i, también
19). Como Ios poetas a
1.,1|t^t1
vreron sus personaridades definidas. los artistas tu.
cierto que el idioma Do coo;
1i9i ..: vocablos para distinguir-al-a-itista
o al «arte» del arte-
sano y la n¿¡1s5¿¡Ía», pero este hecho
escultores, Ios ceramiitas y tos pi;;;", se exagera fácilmente. Los
hábito de firmar sus.obras "-p;;r'¿;;; adquirieron pronto el
verdaderamente revorucio-
nario en la hisroria der arte-i. Eiull-"*uid""É;;;.,lir¿i"i_
dualistas; acepraban en su ¿area disposicioner-;;;;i'"1;; ""arror,",
concretos y sóro después explorabán y
libremente, poniendo .us posibilidades y
en lueó p.., l"á"
imaginación v su invenri"á. cl'Láááári.ardetalle su habilidad, su
".rilru
Iíneas principares der partenán que ni una sora de ras r

chos de sus espacios o


.r áür""ür"mente recta y que mu-
inrermedios no son der todo iguares.
-vanos
forma conro rctino
]á1.,;.i.]"
.;"á-;i;;yor de todos ros te-Ápros
Los casos de llamativa «originalidad»,
cales de lo acostumbrado Ias separaciones radi-
un ejemplo de los ".;;-;;;;;ros _el de Erecteión es
o se los rechazaba _T:,r,
._lltJ:"; ('fig..' t4,l_ y se tos aceptaba
.rápidament.e por'doquier, con la asombrosa
rapidez de que hav tanlas noticias .r, ú rrirtoi,u
to fenicio, cuando al nn 1""-u¿*ltiá; e;1"g. j"i'u,,uU"_
ción de Ia moneda ;. los griegos, y Ia acuña_
movimiento, ra vitalidad:91 go, "¡"*pi", íamitiares¡. No óbstante, el
v lá tá-.,i.á'J.
algunos campos más que en "";.É;.iu"ffii!ri..o,
otros, dlraná muv
,1?!3',t:;;:.
no.podía menos de suceder, las
^,^,-C.-oy porÍticas que acaecieron duánte transformaciones so_
:111"r
trco y romano traieron Ios períodos herenís-
las artes. Muchas
aL gs f;;i;;;.
-i.át".to.u,
^consigo "rráiá", cambios también en
desempeñaron ahora monarcas autócráticos de las mismas tas
siones, algunos ricos bienh+h..;;;-;;;iculares. y tiranos o, en oca-
marse, técnicamente, Aún puede lla_
a aquel tipo aé protección .pr,ro."árgá ¿"f 19. Kouroi, Apolo de Tenea
(Munich, Colección clásica nacional)
t60
Estado" que Ios monarcas helenísticos ejercieron con
-actividadpolíticos,
francos propósitos así en el interior .o-á el exte.
rior-, pero de corazón era individual. En un sentido, el",individuo
desplazaba ahora a la comunidad como centro de atención de Ia
sociedad entera. Al nivel de los reyes esto se manifestaba en el
constante auge de lo grandioso y de lo ornamental; para demos.
trar el poderío y la-.magnificencia del patrono. En la iegunda mi.
tad del siglo rrr, Hierón II de Siracusa hizo construir- un altar
de piedra junto al teatro, para celebrar Ia festividad de Zeus Ereu.
terio, el cual altar medía más de r80 m de largo por unos 23 de
ancho t.rrjl rarripas especiales a sus dos extiemos por las que
se hacía I, subir a los
animares que se iba a sacrificár. Er Gfan
Altar de Pérgamo, encargado poiEumenes II en el sigro siguiente,
e_ra un gran cuadrilátero de 36 x 34 m adornado coñ dos-magni-
ficos frisos continuos, er exterior de los cuales medía 135,5 m.
En la esfera privada, el nuevo individualismo se manifestó en un
mayor lujo de las casas particulares y en la escultura de retratos
(.f.9.-20). Algunos estudiosos se sobrepasan
un tanto lanzándose a
hablar de una completa decadencia én el arte griego Ae tá epo"a
helenÍstica; sería, sin embargo, difícil negar quJexperimentó cam_
bios fundamentales, varios de ellos esbozidos yu .t siglo lv.
",
La arquitectura y la urbanística
El territorio griego estaba lleno de gente, pero, arquitectóni_
camente hablando, estaba vacío; excepto algrrnás cor.eitraciones
de templos, que se erguían a distancñ de iás ciudades, los edifi-
cios más significativos se hallaban en los centros de éstas. con el
tiempo aumentó su número, y vinieron a apiñarse tanto que, ordi-
nariamente, los centros de las ciudades daban impresión á" d".or-
den. Las murallas eran fuertes pero irregularei, .o., pr"rtu, u
menudo sin ninguna relación con las princifales arterias interiores
(en agudo contraste con ras pobraciones -medievales). Las calles
eran es.trechas y tortuosas. La plaza pública, el Agora, tendia a
convertirse hacia sus bordes en un caoi, pues los edif,cios se apre-
tujaban los unos contra.ros otros, cualquier hueco se aprovechaba
para hacerlo servir de tienda y por toáas partes se aliaban esta_
tuas se habían puesto lápidas con dedicalorias. El de Atenas es
-o
un claro. ejemplo; aparte de la conservación, en su centr;. á;
ár.ea a cielo abierto y s-l^n pavimentar, que mediría unos ""
diez acres,
ni una sola idea se colige respecto a lá arquitectura de su Agora. 20. cabeza de bronce, slglo V antes de J. c. (Munich, colección clásica nacional)

162
O también el de la aglomeración de Delfos, donde Ia Vía Sacra tenía poco en cuenta las condiciones de los terrenos irregu-
que subía serpeando la colina hasta el templo principal de Apolo lares como éstos solían ser- y las maneras de vivir-tan y actuar a
estaba bordeada de objetos y edificios votivos que sé fueron icu- que estaban habituados los griegos. Entre otras cosas, como Aris-
mulando siglo tras sigio, hasta que algunos de'los il; ;;;g"; tóteles hacía resaltar (Política, VII, 1330 b), se le podían oponer
se hundieron y otros fueron derilbadoi. graves objeciones desde el punto de vista estratégico y militar; la
oI-a estatua ae oro á" ii";;;i;r""ul rri"¿ era obra de praxí- vieja disposición de las calles y de los edificios, al azar, confundía
teles, que fue su amante; la estatua se ia dedicó ta Apolol Friná siempre a los asaltantes, impidiéndoles, si habían logrado entrar,
misma. A continuación, siguiendo este orden, hay dás seguir avanzando o retroceder con desenvoltura. Y, en general,
de Apolo, la una dedicada for los Argólidas ¿á Bpía""iá "itutrru. las ciudades-estado carecían de riquezas y de organización cqn las
t-p;;;-
dente del botín ganado a los persas, la otra, poi Ios de -MLgara, que poder hacer efectivos tales planos. Iban.edificándose según
para conmemorar la victoria que obtuvieron sobre los atenienses crecían, de acuerdo con sus necesidades y maneras peculiares y
cerca de Nisea. El buey fue dedicado por los de platea en ocasión con el estado de su tesoro a cada momento dado.
de que, _junto con los demás helenos, lograron echar a Mardonio Una fundación tardía como era Olinto, que se desarrolló du-
[general persa], hijo de Gobrias, fuera dJ su territorio. Hay a con_ rante la segunda mitad del siglo v al nordeste del litoral egeo,
tinuación dos estatuas más de Apolo...» constituye un caso raro de ciudad clásica con trazado regular.
. . Esto escribía Pausanias, en ei siglo rr d. J. C., en su Descrip_ Pero, en ésta como en tantas otras cosas, fue la época helenlstica
ción de Grecia (X, 15, l), y_la *ayorla de los monumento, a qú. la que vio el cambio decisivo, el triunfo de la regularidad del
se refiere en esta trreve selección fueron erigidos en el sigid v plano, a Ia que sirvió, por así decirlo, de heraldo la reconstrucción
a. J. C..Evidentemente que nada puede haber:más ahistóricó" que de Priene en Asia Menor, empezada inmediatamente antes del ad-
esos sitios limpios y despejados que han quedado como muestias venimiento de Alejandro.
una vez llevadas a cabo algunas de las modernas excavaciones. La Si se examinan los planos de las ciudades helenísticas con un
realidad. era más bien, con frecuencia (aunque no sie¡rpre), un poco más de atención se advierte al momento otro rasgo muy
desbarajus-te; proporciones maravillosarnente ármoniosai. en ei edi- significátivo: el Agora ha quedado en ellos cerrada por los cuatro
ficio singular codeándose con la totar farta de equilibrio y de ar- lados, eomo si con esta sencilla evolución arquitectónica se qui'
monía, en lo estético o en lo funcional, del grupd de edifióios. siese proclamar que el libre movimiento y las reuniones libres del
La idea de trazar un plano urbanístico i"gütuoo. es atribuida pueblo eran cosa del pasado. No sólo fue esto lo normal en las
por la.tr-adición griega a un tal Hipódamo de-Mileto, que floreció nuevas fundaciones de los monarcas y tiranos helenísticos, sino
a. mediados del siglo xv. Aunque los arqueélogos han irallado re- que se propagó igualmente por el antiguo mundo griego. En Ate-
cientemente que el plano rectangular y- en fo-rma' de parrilla es nas, el edificio que mejor caracteriza a la nueva era es la estoa
mucho más antiguo, pues se siguió yi en la construciiór, de tu doblemente historiada, de más de 38 m de longitud, donación de
Antigua Esmirna no después del siglo vrr y acaso también en al- Atalo II, rey de Pérgamo del 159 al 138 (hermano y sucesor
gunas colonias de occidente, la tradición era, en efecto, exacta. de Eumenes II); de su sencillez primitiva, este pórtico pasó a ser
Aristóteles sabía bien lo que decía al hablar de r,la or"í, ,moda gigantesco, el edificio que dominaba toda el Agora, y en su parte
hipodámicar. Las pequeñas factorías coloniales establecidas en te- del fondo estaba lleno de tiendas,
rrenos vírgenes no fueron el modelo que siguieron,'de ,hácho, en I-a estoa de Atalo era aún, en esencia, un edificio puramente
su d.esarrollo la mayoría de Ias ciudades g.iegas. Hipódamo ápa- griego: la combinación de sólidos muros al fondo y por los lados
reció como un reformador, un pranificado-r (i tamui¿n un teóri- con hileras de columnas abiertas y espaciadas regularmente a lo
zador de utopías políticas) y, según todos los indicios, se le dieron largo del frontis, la planta rectangular, el tejado cubriendo toda
algunas oportunidades para que pusiese en práctica áus ideas: en la e§tructura y \a abundancia de esculturas en los huecos y ado-
el Pireo (el puerto de Atenas) y quizás en otras partes. La resis- sadas a las paredes eran, digámoslo así, constitutivos de la arqui-
tencia a la novedad era fuerte y prevaleció por cierto tiempo. Su tectura griega. Desde cerca del 600 en adelante el templo ordina-
paso hacia adelante era demasiado abstracto y matemático-fbrmal, rio fue rectangular, de sólidos muros y con la parte central (la
164 r65
cella) cubierta de tejado, bajo el cual se cobijaba
la deidad, una miscétánea dá ou¡etás ,-otiro. la imagen dE
i
último, rodeando el conjunto, ü .álr..rnata, también ;;r;;;l ooo
"i bajo tg:
chumbre.
, Desde el siglo vr.r s9 construyeron también edificios púbticos
de piedra. El mármol, abundante"e" ór..i,
I

.on ,uri.áuá il;;;;;


y texturas, se hizo de uso general en et sigio-;r;;;;;ób;";i
siglo v, y aun entonces_ raras veces, fue eimpleáao
canteria de grandes ediñcios (como en la acrópotis p"á Láu ra
material más común qigui-ó silndo L pi"a.u at"nieorul. nr
caliza. Los techos se
hacían de madera v plinchas o tejas i."i,orur;
de mármol' sobre Iás moldurar por-i"das partes ;
í "rr";'"áror,
se apricaba
gin!u{a, lreferentemenre roja, urüf i,-á" otros colores brillanres.
El ladrillo solía reservarse para los edificios p.i;;;oE
terial tan pobre como el aa^oUe pu* 1á, .onstruccionesI "i'*._
sin importancia. pobres y

. En. nada se percibe tan claramente el carácter


arte griego como en sus remplos, ya sea p* canónico del 21. Partenón, fachada oriental -Construido en 447-438 antes de r C'
límites como por lo que respecta"á h flexibilidad
i; ;;;r"ihf."'u lo.
dentro de ellos.
Excepciones aparie,- los temptos se- distingue"
.
sobre por el «orden»: dóiico o ¡Onico"1fier.-lá-y-ill.;;;; JJ otros
-todo
segu,ndo.es_más grácil y más elaborado,
pl
piteles de las columnas-.con mayor afán
trata las"bases"y lo, .u-
decoratiro, p.."renia e,
Ios frisos varias notas distintivas ae t".ro. y, en el conjunto,
un ritmo arquitectónico diferente, menos "ril cuadrádo, menos iigiao catedrales medievales, no se veían obligados a elevarlos hasta el
y matemático, más suave a ra vista. (EI lramado cielo ni a tener en cuenta las necesidades físicas y emotivas pro-
es,.en modo alguno, un o-rden independiente, o.á""-"o.i"tio ,ro pias de las grandes reuniones de devotos. Los templos se concebían
derivación más ornamental del jo"i"i,
sino ;;-;¿l; iólo pu.u sér vistos desde fuera; en tanto no se hubieron de edi-
rná.r'iápJriJ*"'Eri",oao ""u ficar los palacios y villas helgnísticos, los arquitectos griegos se
caso hasta la época romana.) Déntro dé
cada q"" preocuparon muy poco por los interiores. El este-.aspecto, nada
a menudo se ven notables variaciones en los".d;;;;;;r;'; a"taitár, ^tu.,
rante siglos y hasta er finar, esencial semejanza fr"Uá A,r- al irior cómo nuestra impresión ordinaria: v€mos
.
El Partenón no fue sóIo er mayor iri""}á a" uq,r"tiu ."tr"-ür-i"mptos. "*p.r"tto
las ruiiras, miramos por entre ellas, paseamos por dentro del Par-
sino también su culminación, á"t".iár -." u.q.,it."r,r.u, tenón o de los tempios de Paestum. Lo que los'griegos-veían erá
muchos años al fin der compietarnente diferente en lo material, aparte todas las asocia-
siglo
cambio .v. La pintura y la escultu; h;biu" experimentado ya un cionás psicofógicas y emocionales, y éllos se contentaban con acer-
considerabte y seguirían aún
nándose; pero la arquitec-tura, ";;I";i;;*;'fllriJ."i*
g"rrárul,
á aquelia esfructura rígida, de ánguloT rectos,-.contrapun'
se detuv" á- tipo "atse
teada por ias columnas. Seguiamente que támbién edificaban en
".,
de estructura fijado muy a los comlenzá., "i
el período arcaico.
Al menos en lo que ál templo atañe había "r, q""';;;t* planta redonda, a veces al ónsffui. templetes,.pero con más fre-
factores que estaban^esrrecharne"t" ."lu.io""ár¿ ao. iuencia en sus teatros. Sin embargo, en el sentido vertical, nunca
tica- religiosa de los
;";;;ll "oi
ir'^pra"- se apartaron dé la columna o clql muro recto techados con cu-
.gri9g9s y q";-i;; ceremonias del culto se
-como bierás poco elevadas. No empleron ni el arco ni la bóveda, co-
celebraban al aire lib¡e. "ltor tl*p1or
el culto, sus arquitectos, a diferencia ¿" to,no eran rugares para nocidos'desde hacía mucho pór los babilonios'y por los egipcios
constructores de las y empleados por estos puebios, aunque normalmente en ladrillo'
r66 r57
la democracia.» No obstante, en menos de una,generación' cam-
biaron las tornas; la democracia, triunfante, rica, confiada en sí
misma, imperialista, guiada por Pericles, volvió a la Acrópolis' que
era un lugár veneru.ráo, hizo de ella no sólo su más importante
centro rel-igioso, sino como" el símbolo visibte del poderío y de la
gloria de A"tenas. El hombre que recibió el encargo, al menos ofi-
Iiosamente, de llevar a cabo este programa fue Fidias, el más
célebre de los escultores griegos, natural de Atenas, que realizó
obras en muchos sitios, entre ellos Delfos, Tebas y olimpia. Des-
graciadamente está muy lejos de ser claro y preciso hasta qué
trabajos que se
irr.tto le corresponde dé hecho gran parte dedellosPartenón
efectuaron en la Acrópolis. Los arquitectos (fig' 21)
22. Friso del tem.plo de Assos (Museo del sus esculto-
Louvre.l
fueron Ictino y calícrates. No se sabe quiénes fuesen
res; evidenternente debieron de ser muchos, pero, cas,i seguro' sería
unsc,lohombreelresponsabledelaconcepciónydelosdiseños.
Aunque este homúre bien ' puede haber sido Fidias, no hay
pruebas ciertas de ello.
A los griegos no les guslaba el iadrillo, y hacer arcos Lo que la carrera de Fidias puso perfectamente de manifiesto
es cosa rnucho más.complicacla. euizá, pugs, la de piedra
sospecha a.L que
los griegos fuesen oingenieros p".o o.riá.es, 5¿5¡"
por que-r su arc¡uitectlrra se orientó hacia er u"r""",á'áJpuia-'"*pticu.
porciones y cie lo r¡rnamental _cuando cambié i;l o.o_
bien hacia nuevas concepciones formas. O algo_, y ,o *a,
1, acaso la razón fuese
más psicológica, una inércia, Ia falta de atracción
cosas de distinto modo. Sea como fuere, a los
por hacer las
la tarea de explorar las posibilidacles del arco y
romant, ." i", a.¡o
de la bóvecla, v más
tarde las de la cúpula, o sea, et mérito .1.-;;.ñ;"-."i.lJd"i,*-
tura, para lo cual usaron el ladrillo y iuego el
htrmigón .oáo to,
materiales más idóneos.

La escultura

Al reconstruir Ia ciucrad después de la crevastadora invasión


de los persas, los atenienses se cledicr.á,., lo p.i_".o
eI Agora y u ug.unaa,
.se despreocuparon de la Acróporis. Esta elección fue
motivada, sin ducla, p"I ü urgencia a. ie.mp.ender la vida
sobre una base de órcien, y,"u"u*, p..-1, falta diaria
de fonclos. pero
resulta tentador ver también un motivo psicorógico
expresado por
A¡istóteles_-en una generalización bien coiocida.-y
(Política, VII, 1330 b): .Una. ciudadela rro _lf-.árÁuAu
para la oligarquía y para er góbierno facrópoiis¡ .i u p-p¿.ito
moná.qrrióo, riurápuru 23. Friso de Sogen' 525 antes de J' C' (Museo de Delfos)
"l'ru.to
168 169
fue la especialísima unión que sé daba entre la escultura y
arquitectura (tanta que el escultor podía ser la figura prinCi
en la elaboración de un proyecto). Éstatuas dentro" y aeiante
los templos o en las tumbas y en los palacios, capiteÉs laü
mente labrados rematando tas columnas, jambas'y dinteles
pidos sirviendo de marco a las puertas; cáda uno"de estos ras
tenía tras sí una historia de sigros en er Egeo y de milenios
Egipto y en el Orienre próxirno. pero los-griegoi il;;a;j;'J,,
una novedad esencial, suficiente por sí misma -para dar á susri
templos un carácter único; unierón la escultura a lo t""to"i"Ji
como elemento integrador de la estructura, desde las elegantes
molduras y las antefijas decoradas hasta las metopas, l,o, ];;;", y
los frontongs (figs. 22, 23 y 24), en los que los artistás fuerán .a_
sólo
ll::: "9 sinodetambién
mitología,
representar caracterizindolas a las figuras de la
de introducirlas en sugestivoi g.rrpo, y
-no'puluron
de referir sus hazaña,s. Aunque los edificio, ,

-iÉ*o,
ya en su revolución de un tipo relativamente fijo, en .u*bio
relieves alternaron con los désarrollos en estatuas exentas lo.
hasta
muy entrada la época helenística, como se ve en el altar de pérga-
mo. Este mismo fenómeno se advierte ar otro extremo á. tu
cala, en las monedas. "r-
Aqqí el tipo
.bargo, la novedad careció en absoluto de elasticidad. y, sin em_
del grabado, con profusión de p.rro"á¡.. V
temas, parece no acabarse nunca; las monedás griegas son incom_
parables, y cada polis, cada liga o reino, por pequeñlos que fuesen,
procuraban encontrar artistas de priméra hti que diseñasen
y
acuñasen sus monedas cuando q,rerían hacerlas (ng.
iZJ.
Sería casi verdadero, p_ero n-o enteramente, deci-r qie toda la
escultura griega de hasta finales. del siglo v (y mucha'á" iu po.-
terior) estuvo directamente asociada a l-a religión. En los teápt<rs
su temática era, como es de suponer, religiosaf pero también
de ellos eran sus conexiones cón ro rerigióso más frecuentes ae
d;;; 24. Metopa del templo de Hera' siglo Vl antes
de J' G' (Museo de Palermo)
to
que a primera vista podría parecer. Nos equivocaríamos, por
e¡em-
plo, si pensáramos que muchas estatuas áe atletas
bronce. del auriga hallada en Delfos (fig. 251--e.ur,-corno
la de asradeurmicnto de la comunidad (o del .tirano) a quien aquellos
las. estatuas
.*..p-"io.r.r. ;il"Ñffi;u" t"pt"i""tado' Como las odas' tampoco
felnués q:.to.do, el auriga fue erigido'ei el gran ,u"t"uii"'punf,._ en cuanto in$ividuos; no
-renrco corfie ph exvoto dedicado a Apolo. Los certámenes atiéticos ;;;;;;;;tá" .i" r,"tr'o con los atletas y"una cosa de
constituían una parte integrar de ros r"itir"r"r ..iigi*"r,"Tár"gri"- eran, en modo alguná,-tát'át"t,'sino idealizaciones' indis'
era
gos consideraban natural honrar a los dioses realiiando'actos las más significativas es que un mismo.tipo a dioses'
-empleado
Las fami-
va- criminadamentq parJ ttp¿:;;"i* -a hombrés
v
lerosos y esforzados,. no menos que con bellos poemas, ,roUt"a muchachos desnudás aparecen tituladas
sentimientos, sacrificios y pregariás. Las estatuas de los vence- liares estatuu, ur.ui.u'-á" tAdolescente" (fig' 19)'
dores, lo mismo que las óAás óorater, a veces gqmo «Apolo» y otras veces- como
cuando la evidencfa es
"iu,
una demostración del distinción que hoy 1Oü poá"t"os hacer
170 111
por ejempto, si se trara de
lltli:l
se conserva ra basa'con ur estatua funeraria, o
sl
una inscrip.iór-ou
Er desnudo. com: dr.; .;;li;;;:"*
Crark, «es una forrna
a¡,.
l?i,::',1.iH*lf .*.
prorundas, pr". "r:J;*t§;'rjxt::moraopáLl.*,,,-u'if
,. áa*,."i"Jr"; ;:ri:".t::,.1,,.,.s1. raíces son muy
de Ja época arcaica, cuando en Ias costumbrei
se inició
,, 19.'i.,,
nudosenros j,.soll."¡J,áu;;;"i;.1;X..,:.1i",r..:T.".,ji*.":
como uno de los rasgos
ctistintiios .r"-i;r griegos respecto a ro§

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É
26. Nacimiento de Afrq¿¡¡u. del llamado trono de Ludovisi (Roma)
:1
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E
,*
bárbaros. Como forma artística, el de_snudo fue, durante más de
un siglo, únicamente desnudo tnasculino. El desnudo femenino
hizo su aparición, con tesitacioqes, en el siglo v (fig.
.-y 26), pero no
floreció, en realidad,- hasta lo.- .iglos sigriientes, siámpre ae
una manera restringida. Las deidu¿[s masóulinas, Apolo, Zeus, po-
seidón o cualquier o'tra, se reptesentaban por lo iegular desnu-
das; entre las diosas sólo Afrq¿ita. Una é.posa lefrtima podía
tener un monumento fúnebre; .Friné tuvo.su estatua en Delfos.
Parece innegable qLle estos hecho5 de la historia del arte guardaron
íntima relación con otros pertenecientes a la historia de la sexua-
lidad todo con las funqlor-,", sociales de la pederastia y
de las-sobre
cortesanas-.,Es astmisrho innegable que en estas escul-
turas, aun en las más arcaicas, había matices eróticos entrevcra-
dos con otros religiosos. En cie¡1o sentido la obra de arte habla
llegado a hacerse autón-oma, al lropio tiempo que conservaba su
estrecha conexión con las varia¡ funciones ] aótirriaaaes socialcs
25. Aur¡ga, estatua de bronce a las que servía. Difícilmente_se hallaría un eje*plo clc la rcprrg-
(Museo de Delfos)
nancia de los griegos a dividir sus ideas en óompartirnic^tr¡s t.s-

17!
tancos; la línea entre lo raico (en su ideal expresión) y Io
,:- j1:t:: . t9 'ú"ru"o'y
religic
:lif^ _y .esnirjtuat, . entre el amor
divino, entre la quietud y el movimiento, no
"r, "iiia" -: --
cultura ni en_ninguna otra de sus formas de expresarr..
á.i,ü
Para el observador moderno, las esculturas'arcaicas tienen
inconfundibleairehierático,maSnoyaasílasclásicas
E, parte, el cambio se debió al áumento del dominio de
materiales, p-iedra y bronce, y a un conocimiento más
-
detallado del cuerpo humanó. pero hubo más; los ..ti.i". "*u"1o'
eran ajenos al ambiente intelectual de su tiernpó, y ," ;;ii;;¿","
diferencia (digamos) de la egipcia, les ¿aba libería¿ p.."?p.
rar, Añádase que se.esforzaban por hallar el ideat y d;i;
elrcamino. paia lograrlo'era ;i á" l;;;;p"_;
:l::: j1".,1-i,?y"
ciones matemáticas. De aquí -la famósa paradojá ;.ib"iá;
P_linio el Viejo (Historia Náturat, XXXIV, 65) a Lisip;
¿-§"
el escultor favorito de Alejandro Magno y, junto con praxíteles,
T1:r-::,Ii:,,-gortunt" ctet
desarrolló en-el siglo rv: «Decía .nuevó esiitó naturufirti.o-q""
a menudo q"; ;il,rt-iro, á,ilt"I
:i:.^l"ljgl"sl.representaban- a los hombres como son realmente,
mientras que é1, en cambio, los representaba como pil"í;';;.;J
Gran parte de la historia de la esóurtura griega podriu-"r.riuirr"
en términos rnatemáticos, indicando ros m¿a'utos q,r" ,L- our"r-
vaban enrre los disrintos erementos de ra figura h.,d;;u;
laciones mutuas, elementos que se concebán como otro's
rir, ,"-
planos,,más bien que sólidos. Hasta finales del siglo w l* Gntos
Lriutrru,
se diseñaban pSfa que se las viese de frente, con perfiles
correctos
en las cuatro direcciones de ros puntos cardinaies: por derante, 27. lerracota, guerrero a caballo
por detrás y por los lados. En c.ranto a los templos, sé tendía
repetición y al orden, el genio individual de^l esculto. rruiluuua la
salida en los matices, pero no intentaba innovaciones .aJicates.
Esta tendencia, afprtunadamente, nunca se convirtió en férrea
ley; los escultores nunca se anquilosaron deteniéndose en ra psi
cología del arcaísmo o en la ¿el clasicismo del siglo v, sino que tras que se le han arrancado al mar o han sido fruto de diversas
avanzaron, a menudo con pasos imperceptibles,- para situarse excaváciones nos dan idea exacta de lo que fueron los grandes
siempre en posición apta antó las nuevas concepciones y ros
cam- bronces clásicos. Los romanos eran apasionados admiradores de
bios de gustos. Ia estatuaria griega (muchos emperadores romanos tenían esta-
Aparte de la escultura arquitectural, conocemos hoy grandes tuas de sí mismos y de sus favoritos en las que aparecían repre,
esculturas clásicas, casi todas por numerosas copias romáas.
Er sentados como dioses y héroes griegos), y hacia comienzos del
bronce, en particular, era demasiado valioso .r;;
;;;-lü. siglo r lo más tarde fueron ya capaces de hacer copias estupen-
respetasen para siempre las formas que una vez se ie^habíai ""
dado dÁ, por el procedimiento llamado del «punteo»' La confusión
y no se le fundiese de nuevo si se piesentaba ra ocasión;
iálo to, en que nos pone nuestra dependencia de aquellas copias no se
eventuales hallazgos, en estos últimós años, de algunas ou.u, debé a que no fuesen bastante buenas algunas lo son, pese
*a"s- -pues
174 175
a muchos efectos de Ia incompetencia y a deriberadas modifica-
ciones- sino a que el proceso selectivo obedeció a fos g;tos ae
las.épocas posteriore-s. En especial, un tipo ae estatua
nZ-á".upu-
recido tan por compreto que,- salvo brevet descripcione,
o reproducciones der mismo en monedas, la impresi¿n lit..arius -áet
con-
junto de Ia escultura griega crásica se falsearía ri
i" lu ."rt.ingi.s"
a lo que hoy puede contemplarse en los museos y colecciones.
En- la Antigüedad se alabó mucho a Fidias po. ,rr,
.
«crisoelefantinas" de Atenea (en la cella d.el paránón) y "rtut,;u,
(en Olimpia). El acljetivo descriptivo no significa áL Z"r,
-ár'qrl
biertas de oro y marfil,, elementos que en gran cantidad contri.
..r_
buían a formartas, pero es difícil no relacion; h"y;;;;dl
.ele-
fante", que en el vocablo suena, el gran tamáño de aquellas
estatuas, que eran verdaderamente colosales. Tambié.,
otra de sus Ateneas, la prómakhos, grandioso bronce -.iya ".u "'rro._"
lean a-
ción le llevó nueve años y que sobreialía por encima der partenón
y del Erecteión entre los cuales fue erigido «segrin ,"- * fu,
monedas atenienses de la épocu ,ornurrá¡. E" ;; urp..to, "r, po,
tanto, la escultura cayó en las contradicciones a"f urit.ápr*o._
fismo; cuanto más se idearizaba la figura de un dios, menos'podía
distinguírsela de ra der hombre; la única urt"."áiirá--á'rlJ
cabía
escoger para representar inconfundiblemente a ra divinidid
de agrandar las proporciones haciendo su efigie *".fr,
era ra
Ályo,
las de los humanos. A diferencia de ra romana, Ia arquítectura qlr"
cfá1qq griega evitó en conjunto la megaromanía ie qr"="r"i.rar."
el-Coliseo, pero no pudo librarse por óompleto de eliá
en cuanto
a las imágenes que introdujo ,on"to sanctorum. 28. Anfora de cuellÓ
"n "i
Las corrientes sucesivas reflejaron no tanto nuevos desarro-
lJ9: 9" la religión como un cambio de las relaciones
dividuo y la comuni.da-d, cam_blo que culminó en el""tá ir-
"l
.eemptazo
del mundo de las poleis por el helenístico. fu ,.f.".".ri..i¿;
O.f
ideal no cesó, pero cada vez fue satisfaciéndores *""tr-u
rár; pu-
tronos de los escultores. El secularismo, que empezó
a reflejarse
por primera vez en la escultura a finales ael ,üro-v, f^u-e'-resal_
tando ¡nás y más con el correr del tiempo y sim-urtáneamente
tipo ideal fue subordinándose a la individuaridad personar (figu- el
ra 20). Los políticos, los oradores y hasta los filósofos fueron
honrados con estatuas que eran verdaderos retrái;;y,-po1
puesto, en la época helenística se hicieron.retratar ,r-
así Iós ieyes y
sus consortes. El arejamiento del idear dio paso a la
irrupcidn de
lo trivial en el campo clel arte _en seguidu ." u.,r..áu
Comedia Nueva-; no sólo en los peqüeños objetos "Io A. a. l"
ortiitl"i, .29. Detallé' de vaso funerar¡«¡
del. llamado estilo geométrico
176
terracota (frg. 2v), sino incluso en los mármoles y en
los bronces,
en la elección de los asuntos y en la manera de tratarlos. , vecinos bárbaros; los etruscos y otros pueblos de Italia la impor'
siquiera Ios dioses y ros héroes quedaron inmunes: ahora
Ni taban en grandes cantidades y hacíarr también grán número de
se-con-
vrrtreron de nlrevo en i.dividuos determinados., como ro habían imitaciones; pero los civilizados pueblos de Oriente nunca mos-
sido siempre en los antiguos poemas heroicos p"r" traron el más mínimo interés pór tal producción. Todavía más
.;;bi;; curioso; aunque las ciudades griégas fabricaban siempre su propia
en la.tragedia ni en hJ artei monumentales^der últímo"o, "" pÁrioao
cacharrería barata, la mayoiía áe eilas decidieron, andando el
,

anterior. Las Afroditas helenísticas son mujeres que sé rubo-


tiempo, confiar la factura de las piezas más finas a muy pocas
{za1 I eue se enamoran y son, inconfundiblémente, p"rrárrufiau- *arrór,'costumbre que inició Coriñto y que después de mediado
des
.individuales, en ura io.ma q.r" ,r,rrr.u se dio en la estatua el siglo vr siguió casi exclusivamente Atenas.
clásica.
Ño pionunciarse contra la calidad artesanal de la cerámica
corintia".dócir que su pintura era sólo decorativa, en el mismo
La pintura sentido en que lo son lós vestidos más bellos o los más hermosos
empapeladoi ae nubitaciones. Las vasijas se hacían con ñnes uti-
Los colores, que-.los griegos apticaron con profusión a litarios. ---es digno de nota lo raramente que se encuentra, entre
.
esiatuas, se han perdido casi por completo en los ,"rtá.--qr"
sus los innumerablis vasos; tazas y copas griegos, algún objeto no
ellas. quedan. I o mismo de loi que décoraban a" funcional, meramente caprichoio- y se tal decoraba, por ende,
los muros de los para hacerlas gratas, pero no para convertir su materialidad en
pórticos, templos palacios helenÍsticos. E igual sucede
I
plnturas'murales. La.historia de la pintura giiega cán hs ün sostén o cañamazo sobre el que pintar «una obra de arte»' En
hay que escri_ cierto modo, y désele la explicáción que sq'quiera, los atenien'
birla, por consiguienr.e, partir de una ae ius"proáú""1árr.,
-a
cu-ndarias y no del todo favbrables, la cerámica;
,"- ses consiguierón impulsar esta noción de lo «útil y bello-", de lo
o, si no, u lur" A" .funcional, en la rnedida en que estllvo a su alcance. Sobresalie-
referencias de la literatura de hacer deducciones.
¡r
cerámica pintada y áe ésbeltas formas tuvo en Grecia ron.en cubrir las superficies curvas con escenas, a menudo de
, . .L1 una complicada composición. En una primera fase, que llegó a la
::,^l1r^iTnterrumpida desde los albores de la Edad del Bronce, máxima perfecciSn duraite la tiraníá de Pisístrato, emplearon pin-
del períodc¡ Micénico; una fiistoria sin igual entre
lT.j:^:lr-"s
los pueblos contemporáneos y, probablemente, entre tura negia aplicándola sobre la arcilla; esta arcilla, vrra vez cocida,
otros ,pueblos del mundo. La Eáad oscura se hizo
cuálesquiera se volvía de un color predominantemente anaranjado, aunque a
en este
sentir también veces tirando a amarillo y otras tirando a rojo.
campo, pero la cerámica fue la primera de las uii.,
recobrarse. Puede que ailá por el año 1ó00, con Más tarde, hacia finaies del siglo vr, se «inventó» la técnica
Atenas u-to .u- "r, consistente en invertir el procesol pintando de negro.el fondo
Deza, comenzara a reaparecer Ia cerámica
de primera calidad, -sobre el que habían de deitacar la's- figuras, que se dejaban del
algunas de piezás se fabricaron prorrto de monumental
-cuyas,
tamaño y adornadas soramente con dibujós geometricos-Ái-i.rt.o-
color de ia arcilla. Al nuevo estilo se le conoce con el nombre
ducirse más tarde las figuras humanas,- fueron también convencional de oestilo de figuras rojas, y al anterior- con.el de
e[as tan de unos dos decen-Ios se
alargadas, estilizadas,e oi-rreale^s,, y se lás dispuso
g;,rpá;?" "eStilo de figuras negras». En el espacio
tuf impusieron l-as piezal de figuras rojás, mientras que las"de figuras
modo que parecían (figs- 2 y más que ñg.rru,""frir_árár, ulgo virtualmente de hacerse.
-29):
así como extensiones del módelo-geoméirico. - El dejaron
negras :
sentido de lo apropiado les faltó iaras veces a los cera-
Los desarrollos sucesivor u írerán compricando progresiva-
mente, pues técnica, forma y decoración avanzaron mistas y pintores de Atenas. Así como las formas de los objetos'
mucho, y di_ con todb y ser variadísimas, se ajustaban exactamente a sus fun-
localidades griegas desempeñaron en el proceso paneles
Y:....u:
orsnnfos.y de muy marcada individualidad. ciones, asi también la pintura sé adaptaba de la mejor manera
y utilitaria fue universar entre ros, griegos, queLaracérámica pintaaa a los espacios curvos y, hasta cierto punto, al uso a que estabq
[evaban Lonsigo destinado cada objeto.
en todas sus emigraciones. Además] exlortaron argo
de ella a sus Muchas piezas de cerámica se empleaban en menesteres re'
178 175
Iacionados con la religión, ya fuesen
ya utilizadas para contener o derramar sepultadas en las tumbas,
nes; y sus dibuios eran los más conveni.nt". el aceite de las ribacio-
fúnebres o lragmentos mitológi.o, pu.u-", ;;;; escenas
parte de los objetos de este riut"iiuiI cosas así. pero la mayor
corriente. de las pe.rsoñas, se fabricaban para el uso
v
tenÍa límites, vendo'desde lá ""i."."r su temática decorativa no
tics, sin pararse en barras p";-it.b;i;. a ro miritar o a Io domés-
obscenos' Los decoracro.*r á"
i;;;r;ntos libertinos, grotescos u
bertad que a los escultores res"ul¡ár*goruuu., en esto de una ri-
árá-i"guau y desde luego hacían
uso de ella con alegre desenfado y
fir..ro.u imaginación. Sus li_
mitaciones no eran otras que ras iniáentes
con que trabajaban;.a_sus pinturas a ras materias mismas
última instancia, variedad ,ig"ir*^iir"."les faltaba p;;f;;;;"d y,
nos colores y en el siglo v -r" rri.il.o"arrrq,r" i" ,?áü"i1, ""
con veraduras de branóo en el tras-fonáoUellirimo.-va-ül^], "re*_
pecto muy distinro-del de los rojos «ro cuar res daba un"opu.
as-
y n"g-.1, tu gu_u .i;r"iá siendo
muy restringida, por ro que ie ácha'en
etecto monótono' contribuia u u..,*"riu.ro seguida de ver cierto
bre de trazar con nítida ,""" lár'.á"io..ro.la persistente costurn-
eliminándose, asÍ de todas ras figuras,
et sombreado, ;;;;;; muchas posibilidades.
Acá y allá se perciben
esfuerzos debidos. ".rr".rá,
sin duda,
iJI ,,rp".r. rales limitaciones,
u ülín"."cia de la pintura mural
y de cuadros' Er fururo á" iá pr.l".á'?ri"*u
terreno, no en el de,la cerámióu estaba en este último
pintarse figuras en las tu ,ilti_os del siglo rv dejaron de
hasta nosotros. Hav, no"uri:árJ; ;;;;g""a muesrra ha llegado
oUétaíte, irAiJo, indirectos, por
podemos saber, p.í*"oo, que. los que
la pintuiá mural era muy abundan-
te ernpeiaria
-probablemente
miento mismo de la arqüitectura"^p;;;;r" en_ boga
ornato exclusivo de roJ edificios p"air.á.,
"or,"iiJ.,r.gi
,Iá""*"rrtul_j segundo, que era
en la época hetenística, r"i prlá.íi";;;.r, incluyendo enlre éstos,
rrollo fue mucho más ientolque-;1"üi, tercero, que su desa-
tura; y cuarto, que gradual-""tl i;;; arquitectura o ra escul-
a representar sus fiquras con efectos -t*
aprendiendo los pintores
el efecto tridimensio".ul. a" y sombra y a producir
1"rcr" ñán"iráguoo a la posteridad Ios
4ombres de varias .ir¡9.ig"ai.-oii';r";"
glo v, el más famoso de todos que viviqron en et si-
fu" ep.i.s,'que
después de Fidias. fu"- .i-pi"t";^"d"1; floreció una centuria
parangón es oblisado, corte de Aleiandro. El
gl muyo. identificó en absoluto
"r;ú; sepintor,
con Ia mentatidid a. p"ri.lá., ;ü;;;.
con la det mo-
narca conquistador que dio comienzo
á tu epo.u helenística.
t80

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