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DIOCESIS DE VALLEDUPAR
Comisión Diocesana de Pequeñas Comunidades
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INDICE
1. De la Resurrección a la Ascensión
2. La Ascensión del Señor I
3. La Ascensión del Señor II
4. Preparación para la venida del Espíritu Santo
5. Reorganización de los Doce apóstoles I
6. Reorganización de los Doce apóstoles II
7. Pentecostés. Venida del Espíritu Santo I
8. Pentecostés. Venida del Espíritu Santo II
9. Pentecostés. Venida del Espíritu Santo III
10. Naturaleza de la Iglesia.
11. Origen y significado del bautismo cristiano.
12. Vida interna de la Comunidad naciente:
La enseñanza.
13. Vida interna de la Comunidad naciente:
La comunión de vida.
14. Vida interna de la comunidad naciente:
La fracción del Pan.
15. Vida interna de la Comunidad naciente: La Oración
16. Vida interna de la Comunidad naciente: Los prodigios
17. Nombramiento para servir: Diaconía de los Siete
18. Conversión y vocación de Pablo I
19. Conversión y vocación de Pablo II
20. Conversión y vocación de Pablo III
21. Pablo y la Comunidad de Filipos I
22. Pablo y la Comunidad de Filipos II
23. Pablo y la Comunidad de Tesalónica
24. Pablo y la Comunidad de Berea
25. Pablo y la Comunidad de Corinto
26. Pablo contra la magia y el sincretismo
27. Introducción a las cartas a las Iglesias del Apocalipsis
28. La Carta a la Iglesia de Éfeso
29. La Carta a la Iglesia de Esmirna
30. La Carta a la Iglesia de Pérgamo
31. La Carta a la Iglesia de Tiatira
32. La carta a la Iglesia de Sardes
33. La Carta a la Iglesia de Filadelfia
34. La Carta a la Iglesia de Laodicea
3
4
Introducción.
1
Es decir, la tradición que originó el Evangelio de san Lucas.
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Igualmente dejamos a los miembros de la comunidad que
preparen la celebración de Palabra que sigue a cada estudio a
partir de textos que aparecen en dicho tema y que sean
significativos para su vida comunitaria y personal.
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1. De la Resurrección a la Ascensión
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que había tenido antes de su muerte u resurrección y es que la
humanidad de Jesús es vital para la vida de todo cristiano.
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imperecedera (ver Lc 24, 5; Hch 3, 15; Rm 14, 9; Ap 1, 18). La
resurrección de Jesús no es un mero retorno a la existencia
humana, limitada y corruptible, sino como la realidad auténtica de
la vida definitiva.
9
que Lucas va en esta dirección. El contexto en que se encuentra la
indicación lucana nos invita a pensar, ante todo, en los cuarenta
días que Moisés pasa en la cumbre del Sinaí (Ex 24, 18). También
aquí la precisa indicación temporal tiene carácter de preparación,
tanto para recibir la revelación del Dios que le hace su
plenipotenciario como para desempeñar luego su misión de
proclamarla públicamente ante todo el pueblo.
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cuando, a pesar de todo. Dios deja que su Iglesia siga otros
caminos que se alejan de Jerusalén, esto no significa que Dios
haya faltado a su promesa, sino que Israel ha roto su fidelidad.
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2. La Ascensión del Señor I
Leer 2 Re 2, 1-18
a) Desaparición repentina,
b) Nube que oculta o transporta al personaje.
c) Signos cósmicos (truenos, relámpagos, eclipses de sol,
terremotos, águilas ascendentes)
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d) Presencia de testigos
e) Ratificación celeste (por medio del mismo personaje o por
otras personas)
f) Instauración de un culto al personaje divinizado.
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Nos encontramos, por tanto, con una narración que se atreve a
presentar con toda osadía la exaltación de Jesús. Naturalmente
que esta interpretación, como cualquier otra interpretación
teológica que se sale de los carriles convencionales, tiene sus
peligros. Lucas, al separar radicalmente la resurrección de la
exaltación se acerca peligrosamente a una concepción de la
resurrección que ve en ésta una mera vuelta de Jesús a su vida
anterior y no el acontecimiento salvífico central y definitivo. Más
aún, con su relato de la ascensión ha dado pie, sin quererlo, a una
falsa interpretación de la exaltación de Jesús, como si esta fuera
un acontecimiento sujeto a las leyes del tiempo y del espacio. Pero
en definitiva, lo que realmente esta aquí en juego es nada menos
que la concepción de la trascendencia de Dios.
4.- ¿Qué supone para tu vida este relato de la ascensión del Señor?
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3. La Ascensión del Señor II
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b) La segunda pregunta concierne a la extensión que habrá de
tener la salvación definitiva: «¿Vas a restaurar el reino para
Israel?». También esta concepción pertenece al ambiente de los
orígenes del cristianismo. Los primeros cristianos, provenientes del
judaísmo palestinense, estaban convencidos de que ellos eran el
verdadero y definitivo Israel; y vivían a la espera de que la palabra
de Jesús, que reivindicaba las pretensiones del pueblo elegido, se
cumpliese de un momento a otro, por medio de la conversión de
todo Israel a la fe en Jesús. Y lo cierto es que esta idea no es
totalmente ajena al mandato que Jesús da a los apóstoles de
proclamar el evangelio «en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y
hasta los confines del mundo». De hecho, Jesús no rechaza de
plano estas expectativas; porque el evangelio se va a predicar en
Jerusalén y en Judea, muchos israelitas van a entrar en el reino y
aun la misma Iglesia va a ser el auténtico pueblo, el Israel
definitivo. Lo que hace Jesús es corregir esa mentalidad: este
Israel se va a transformar, va a adquirir una nueva configuración y
ya no va a tener a Jerusalén como centro de su vida. La expresión
«hasta los confines del mundo» orienta el camino de los testigos
hacia Roma, capital de un imperio que abarcaba todo el mundo
entonces conocido. La fórmula se hace eco de la promesa
profética: «... te hago luz de las naciones, para que mi salvación
alcance hasta el confín de la tierra» (Is 49,6).
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proclamación de las palabras y acciones del Jesús terrestre, que
haga brotar por todas partes la fe.
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personajes son esas figuraciones angélicas, tan frecuentes en la
Biblia (ver Lc l, 26ss; 2, 9ss), cuya función consiste en interpretar
acontecimientos extraordinarios de origen divino. Un esplendoroso
vestido blanco es atributo frecuente de los seres celestes (ver 2
Mac 11, 8; Mc 9, 3, etc.). Las palabras de los dos personajes
encierran una recriminación dirigida a los discípulos; quedarse ahí
mirando nostálgicamente cómo el Señor desaparece, va contra las
instrucciones que Jesús acaba precisamente de darles (v. 8). Lo
que hay que hacer ahora no es lamentarse por la desaparición
corporal del Señor ni ponerse a calcular «los tiempos y las fechas»
que faltan para su segunda venida, sino cumplir su mandato:
lanzarse al mundo. No se dice con esto que sea superflua la espera
de una segunda venida del Señor en forma visible; al contrario, el
hecho de haber visto a Jesús subir al cielo tiene que dar a los
discípulos la seguridad de que va a volver.
1.- ¿Es intención de Jesús dar la fecha de los últimos tiempos, como
tantas veces han dado las sectas religiosas de nuestro entorno?
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2.- ¿La salvación es sólo para unos cuantos –p. ej. Los judíos- o para
toda la humanidad? ¿Por qué?
4.- La salvación que nos ofrece el Señor como un don, ¿cómo la vives
en tu comunidad y como la haces llegar a los demás?
5.- Elabora síntesis con los puntos esenciales en que se diferencia los
relatos de la ascensión para el mundo pagano y para el mundo
bíblico?
6.- ¿Qué actualidad tienen para ti y tu comunidad las palabras que los
ángeles dirigen a los Apóstoles?
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4. Preparación para la venida del Espíritu Santo
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dice haber conocido por la tradición una aparición de Jesús a su
pariente Santiago (ver 1 Cor 15, 7).
El lugar es una sala del piso superior. Las casas grandes tenían
debajo del tejado raso una habitación suplementaria, a la cual se
podía subir sólo por una escalera exterior: esta habitación, al revés
que la gran sala del piso de abajo, no estaba acondicionada para
los usos normales de la vida diaria (dormir, cocinar, comer, etc.).
Es una habitación tranquila, a la que uno se retira para orar o para
estudiar la Escritura (1 Re 17, 19ss: 2 Re 4, 10s: Dn 6, 11); es el
lugar preferido de los rabinos para sus reuniones. En este caso en
que no queda muy definida de qué casa se trata, el autor sagrado
pretende, como se ve en otros muchos casos del Nuevo
Testamento (ver el «monte» en Mt 5,1), dar una sencilla indicación
espacial (ver Lc 22, 12; Hch 10, 9; 20, 8).
21
En el v.14 a una frase de distancia —lo que no deja de ser
significativo— se mencionan otros dos grupos: las mujeres y la
familia de Jesús. El primer grupo son las mujeres que habían
seguido a Jesús, y a las que Lucas, en su evangelio, presta una
especial atención (ver Lc 8, 2s; 10, 38-42; 23, 49-55; 24, 10).
22
importantes de la de la comunidad primitiva: vida de oración (ver
Hch 2, 42-46; 6, 4), vida en unidad (ver Hch 2, 42.46: 4, 24; 5,
12; 15, 25).
4.- ¿Qué supone para tu vida este relato de la ascensión del Señor?
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5. Reorganización de los Doce apóstoles I
24
109, 18: «Que le empape como agua las entrañas, como aceite los
tuétanos»); en particular tenía los ojos tan hinchados que se había
quedado ciego (ver Sal 69, 24: «Que sus ojos se nublen y no
vean»). Al morir, el hedor de su cadáver descompuesto había
convertido aquel terreno en un sitio abominable para toda la
vecindad (ver Sal 69, 26).
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tiempos, sobre esta misma base. Jesús, por su parte, al construir
el grupo de los Doce, manifiesta claramente sus pretensiones
sobre este Israel definitivo y, al mismo tiempo, promete su
auténtica restauración (Mt 19,28). Por tanto, el número 120
expresa que las pretensiones y promesas de Jesús ya están
haciéndose realidad. Dado el carácter antiguo de esta presentación
y su tinte judeocristiano, cabe suponer que el número 120 no es
pura creación de nuestro autor, sino que él ya lo encontró en sus
fuentes. Lo que sí es ciertamente de nuestro hagiógrafo es la
designación de los miembros de la comunidad como «hermanos»
(ver Hch 9, 30; 10, 23; 11, 1, etc.).
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Cuando los primeros cristianos acudían a la Escritura en busca de
pasajes que, a su juicio, predecían acontecimientos de la vida de
Jesús o de la comunidad, no procedían como los exegetas
modernos. Hoy día nos parece fundamental la pregunta por el
sentido originario y el ambiente histórico de cada uno de los
textos; a ellos todo esto les preocupaba muy poco. Por eso no
tenían reparos en modificar ligeramente las citas del Antiguo
Testamento, cuando ello podía servir para expresar con mayor
claridad el carácter de predicción. Así se explica que el v. 6 haga
referencia al libro de los Salmos, como profecía de que Jesús iba a
ser traicionado por uno de sus íntimos. Se trata probablemente del
salmo 41, 10 («Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba y que
compartía mi pan, es el primero en traicionarme»), texto que
juega un papel importante en la tradición evangélica con respecto
a Judas (ver Mc 14, 18; Jn 13, 18). El autor de esa profecía no es
precisamente David —tradicionalmente reconocido como autor de
los Salmos— sino el Espíritu Santo mismo. Mientras que en otras
partes Judas aparece constantemente designado como «el que
traicionó» (=entregó) a Jesús, aquí se describe con mayor
precisión su modo de proceder: «el que hizo de guía a los que
arrestaron a Jesús» (ver Lc 22, 47).
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entrega personal a los demás, según la norma establecida por
Jesús (ver Mc 10, 43ss; Lc 22, 27); servicio que se opone
radicalmente a cualquier tipo de afirmación de la propia persona
por medio del ejercicio del poder. La palabra española
«ministerio», a pesar de sus múltiples connotaciones, puede
corresponder a este sentido de servicio, en cuanto comporta una
reglamentación de funciones y es inherente a ciertas personas
determinadas; pero de ninguna manera agota el sentido teológico
profundo de una absoluta disponibilidad personal con respecto a
los demás.
3.- ¿Para que recurrían los escritores del Nuevo testamento a estas
citas?
4.- ¿Cuáles son los principios teológicos para que se den estas citas?
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6. Reorganización de los Doce apóstoles II
El sentido original de las dos citas aducidas por Pedro (ver Sal
69, 26; 109, 8) no tiene nada que ver con una profecía de la
muerte de Judas; en realidad se trata de imprecaciones de un
inocente, injustamente acusado, contra sus enemigos. Estas dos
citas no reproducen exactamente el texto hebreo, sino que están
fundamentalmente tomadas de la traducción griega (LXX) que, en
algunos detalles, se desliga del texto original. Pero además
introducen dos pequeñas variantes con respecto a los LXX, a fin de
acomodar la cita a la situación de une se trata. El plural («terreno
de ellos»: Sal 69, 26) se cambia en singular («terreno de él»); y la
forma de «deseo» (Sal 109, 5) se convierte en «mandato», de
modo que la comunidad pueda ver en esta cita la obligación de
completar el colegio de los Doce, uno de cuyos puestos ha
quedado vacío. Y así, al mismo tiempo, queda justificado, en base
a la Escritura, el resto de la narración.
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ministerio apostólico —de esto se trata en este pasaje— como el
modelo originario y fundamental de todos los servicios eclesiales
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Los testigos del Resucitado son el auténtico punto de referencia
para la Iglesia, porque, al ser también testigos de la actividad
terrestre de Jesús, están capacitados para adecuar fielmente su
predicación a su anterior convivencia con el maestro. Con todo, si
apuramos con todo rigor estos requisitos, vemos que ni siquiera
los mismos Doce los cumplen estrictamente, ya que aun los
primeros llamados —y precisamente según el relato del mismo
Lucas (ver Lc 5, 1-11)— sólo entraron a formar parte del grupo
bastante después del bautismo de Jesús.
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lenguaje, caso frecuente en nuestro autor (ver Hch 4, 29).
Además, el predicado «conocedor de los corazones» aparece con
frecuencia en el cristianismo helenístico como calificativo de Dios
(y no de Cristo). Por último hay que notar la correspondencia de
significado entre «el puesto (topos) en este servicio», según se
dice aquí, y el «puesto (= suerte) en este servicio», del que se
habla en el v. 17.
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fue, sin duda, una acción simbólica cargada de sentido. El pueblo
de Dios, Israel, tuvo su origen en las doce tribus; y las
expectativas para el final de los tiempos se centraban en la
restauración de Israel como el pueblo de las doce tribus. Con la
elección de los Doce, Jesús reivindicaba públicamente sus derechos
sobre la totalidad de Israel y, al mismo tiempo, manifestaba el
plan de Dios sobre la restauración definitiva del pueblo (ver Mt 19,
28). Según los datos de la tradición primitiva. Jesús no intentó
preparar al grupo de los Doce para una tarea que habrían de llevar
a cabo después de su muerte, como tampoco tuvo la mínima idea
de fundar una «Iglesia» que habría de perdurar en el futuro.
Fueron Pedro y los Doce los primeros testigos de las apariciones
del Resucitado, después del Viernes Santo, los que tomaron la
dirección y más tarde llevaron a cabo la convocatoria de los
discípulos de Jesús en Jerusalén. Tenemos que imaginarnos a los
Doce, en el período inicial, no tanto como grupo directivo cuanto
como símbolo kerigmático que dio expresión a la idea que los
discípulos se habían hecho de su identidad: ellos eran el núcleo del
Israel definitivo que, según la convicción común. Dios ya había
empezado a reunir en aquellos momentos. La tradición en que se
basa el relato del Hch 1, 15-26 encaja perfectamente en este
cuadro, porque la comunidad tenía dos convicciones
fundamentales: primero, que había que reconstituir el número 12,
en cuanto símbolo escatológico y, segundo, que esta reconstitución
había que esperarla sólo de una actuación de Dios, es decir, por
medio de un sorteo que manifestase la decisión divina.
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grupo pertenecía Santiago, el pariente del Señor (ver 1 Cor 15, 7),
y probablemente también Bernabé; y nos consta además que
Pablo, a causa del acontecimiento en el camino de Damasco (ver
Gal l, 15s), fue reconocido como apóstol por las autoridades de
Jerusalén (ver Gal 2, 7ss).
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En decidida oposición a esta corriente, nuestro hagiógrafo
quiere establecer un criterio claro para reconocer la legítima
tradición eclesial. Esta tradición ha sido entregada a la Iglesia por
los «apóstoles», es decir, por un grupo bien delimitado y definido
de testigos, y comprende, como requisito indispensable, tanto la
proclamación de la resurrección como las tradiciones relativas al
Jesús terrestre.
3.- ¿Cuáles son las características que deben darse para poder
ser considerado apóstol?
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7. Pentecostés. Venida del Espíritu Santo I
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pudiera ser que los fenómenos descritos en los vv. 1-4 hubieran
tenido como escenario la sala superior donde, según 1, 13,
estaban reunidos los discípulos. Pero resulta que el v. 5 habla de
una multitud, como testigo presencial de aquellos fenómenos ex-
traordinarios. Y para una masa de gente parece que el lugar más
adecuado habría de ser el templo u otro sitio público; sin embargo,
no se nos da indicación alguna de un cambio de escenario. Sin
duda que esta cuestión tan concreta no le interesaba a nuestro
autor.
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comunidad jerosolimitana le costó muchísimo tiempo hacerse a la
idea de una misión que rebasase las fronteras de Palestina.
Tampoco puede ser de origen antioqueno, porque Antioquía fue el
primer centro de un trabajo misionero cuidadosamente planificado
y con objetivos bien definidos. Nuestro relato parece expresar la
reflexión de la comunidad antioquena sobre la esencia y
fundamentación de su empeño misional.
38
Preguntas de Asimilación y Reflexión
4.- ¿Qué supone para tu vida este relato de la ascensión del Señor?
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8. Pentecostés: Venida del Espíritu Santo II
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tanto, cierra un determinado período. Lo que se cumple con la ve-
nida del Espíritu Santo es la promesa veterotestamentaria de la
efusión del Espíritu (Jl 3) y el anuncio del Resucitado en Hch 1, 8.
Lo que se cierra es el período de espera y de preparación de la
comunidad (ver l, 12ss). Ahora, con este acontecimiento, se abre
una nueva época, el de la Iglesia que es el que nos interesa en
esta etapa de nuestra formación.
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tormenta, elementos numinosos para el hombre antiguo,
acompañan la manifestación de Dios en el Antiguo Testamento
(ver 1 Re 19, 11; Is 66, 15; Sal 50, 3). La imagen del viento
impetuoso sugiere perfectamente la venida del Espíritu, porque la
palabra griega pneuma puede significar espíritu y viento (ver Jn 3,
8; 20, 22). La indicación de que el ruido resonó en toda la casa
sirve para ilustrar la irresistible potencia del fenómeno (ver Ex 19,
18).
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manera, visiblemente objetiva, había presentado Lucas la venida
del Espíritu Santo sobre Jesús en su bautismo (ver Lc 3, 22). Con
todo, hay sus diferencias. Es verdad que tanto los discípulos como
el mismo Jesús quedan poseídos por el Espíritu, un Espíritu que
viene de Dios, una realidad que toma posesión de ellos aun en su
misma corporeidad. Pero una venida del Espíritu «en forma
corpórea» y «sobre él» queda reservada sólo a Jesús. Para Lucas,
Jesús es, simplemente y sin comparación posible, el único y
definitivo portador del Espíritu.
En el v. 4 vemos que quién actúa sobre los reunidos es el
Espíritu Santo. Y esto en el marco de los fenómenos anteriormente
descritos: los discípulos «se llenaron de Espíritu Santo». (Al
Espíritu de Dios Lucas le llama preferentemente Espíritu «Santo»).
Y en cierta manera quedaron invadidos por una poderosa fuerza
sobrenatural que venía de Dios, de modo que Dios mismo era el
que hablaba y actuaba por medio de ellos. La expresión «hablar en
diferentes lenguas» posee una gran variedad de matices. Por el
contexto inmediato (v. 6) puede entenderse hablar lenguas
extranjeras. No se trata del lenguaje corriente, sino de una nueva
manera de expresarse, de una glosolalia provocada por el Espíritu
y comprensible para los oyentes, por virtud del mismo Espíritu,
como una alabanza a Dios auténticamente profética (vv. 11.18;
ver 10, 46).
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necesitaba era un intérprete que pudiese entender la voz de la
divinidad y traducirla a un lenguaje comprensible. En las
comunidades cristianas implantadas en territorio helenístico es
posible encontrar alguna remota analogía con estos fenómenos.
Hablar en lenguas se consideraba como signo de alta perfección
religiosa, o como lenguaje de ángeles en labios humanos (ver 1
Cor 13, 1); pero como no se entendía, había necesidad de
interpretación (ver 1 Cor 12,30: 14, 9). Nuestro autor como buen
helenista, comparte estas visiones. Para él la glosolalia es un signo
legítimo de la presencia del Espíritu, aunque, desde luego, no el
único. Él cree que la glosolalia es un lenguaje que no necesita
explicación, sino que es el lenguaje universal de la alabanza y de
la oración.
1.- ¿La fiesta de Pentecostés tiene como base alguna fiesta judía?
¿Cuál y con qué esta relacionada?
4.- ¿Crees que hoy en día puede darse este fenómeno? ¿Conoces
algún ejemplo?
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9. Pentecostés: Venida del Espíritu Santo III
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desde todas las partes de la ciudad al lugar donde se encuentran
los discípulos. Se produce un desconcierto, porque cada uno les
oye hablar en la lengua de su propia tierra.
46
Libia que confina con Cirene»), otros de provincias romanas
(Capadocia, Asia»). La mención de Judea resulta de lo más
impropio, como se ha reconocido ya desde los primeros días de la
Iglesia. Si el acontecimiento de Pentecostés tiene lugar en
Jerusalén, ¿cómo se puede considerar a Judea como un país
extranjero? Aparte de que indudablemente en toda Judea se
hablaba el mismo dialecto arameo que en Jerusalén.
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Pérsico. De la lengua elamítica nos habla hasta el Talmud.
Mesopotamia, por el contrario, no es un pueblo, sino una región —
parcialmente habitada por partos— que debe su nombre a su
situación entre el río Eufrates y el río Tigris. Judea podría ser una
denominación política, en cuanto provincia del Imperio romano;
pero lo más probable es que el nombre se refiera a toda la nación,
incluida Galilea, según el uso lingüístico corriente del helenismo
(éste es el sentido en Hch 1, 8; 10, 37). Siguen los nombres de
tres provincias romanas en Asia Menor: Capadocia, situada en el
centro de la península: el Ponto, que se extiende por el norte a lo
largo del mar Negro; y finalmente Asia, que abarca la costa
occidental que da al mar Egeo. Los otros dos nombres son
regiones de Asia menor: Frigia es la parte oriental de la provincia
de Asia; Panfilia, en la costa sur, es la parte oriental de la
provincia de Cilicia. En tiempos del Nuevo Testamento, Egipto era
una provincia romana. Su capital, Alejandría, era uno de los
centros más importantes de la Diáspora judía. La lengua oficial era
el griego, aunque todavía se hablaba bastante el copto,
especialmente entre la población rural. Al oeste de Egipto se ex-
tiende la región de Libia; el texto la presenta relacionada de una
manera genérica con la provincia romana de Cirene («que confina
con Cirene»), aunque en realidad pertenecía a ella. Cirene tenía un
fuerte núcleo de población judía; algunos de sus habitantes
aparecen mencionados en algunos pasajes del Nuevo Testamento
(ver Mc 15, 21; Hch 6, 9; 11, 20; 13, 1). Los «forasteros de
Roma» son, sin duda, ciudadanos romanos residentes, aunque
temporalmente, en Jerusalén. También en Roma, lo mismo que en
Alejandría, la colonia judía era notablemente numerosa. La lengua
de Roma era el latín, aunque también se hablaba bastante el
griego.
48
de Creta y de los desiertos de Arabia porque sabía él
personalmente que entre ellos había muchos judíos? ¿Se trata de
una fórmula para caracterizar a los pueblos del mar y a los
nómadas del desierto?.
1.- ¿Por qué interesa resaltar el que hayan sido escuchado por
diferentes pueblos en diferentes lenguas?
4.- ¿Por qué hay un grupo que los mal interpretan y los toman como
personas que están embriagadas? ¿Qué quiere mostrar con ello
nuestro autor?
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10. Naturaleza de la Iglesia
¿Qué es la Iglesia?
LA IGLESIA ES MISTERIO
50
Leer 1Pe 2, 9–10
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leer y de gran provecho para todos porque demuestran que el
Señor está siempre con su Iglesia, hoy como ayer y mañana.
6.- ¿De todos estos apelativos cual es el que para ti define hoy en dia
mejor a la realidad de tu parroquia y de tu comunidad?
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11.- Origen y significado del bautismo cristiano
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A primera vista, parece que la frase: «en el nombre de Jesús»
consta de cuatro elementos: dos condiciones (arrepentimiento y
bautismo) y dos promesas (perdón de los pecados y don del
Espíritu): en realidad se trata de diversos aspectos del bautismo
mutuamente relacionados. El bautismo surte efectos de
arrepentimiento y de perdón, porque Jesús glorificado entra en
relación personal con el bautizado.
54
perdonaran los pecados» (ver Mc 1, 4), es decir, un rito de
purificación que simbólicamente confrontaba la vida anterior del
hombre con la venida inminente de Dios como juez y ofrecía una
posibilidad de salvación en ese juicio. La comunidad cristiana, que
vivía en la convicción de que con la muerte y resurrección de Jesús
ya había comenzado el fin, encontró en ese rito un signo visible, ya
configurado, para expresar esa dependencia con respecto a los
acontecimientos finales. Y era natural que se interpretara así, ya
que el mismo Jesús había reconocido el bautismo de Juan como
signo, de origen divino, de la conversión escatológica (ver Mc 11,
30). En el bautismo cristiano, el aspecto central, al que se refieren
tanto el arrepentimiento como el perdón de los pecados, no es la
inminente aparición del Dios juez, sino el reinado de Dios, la
salvación que Jesús había prometido y hecho posible (ver Mc 1,
15). Esto comporta un cambio estructural de la máxima
importancia. El arrepentimiento ya no es sólo una exigencia, sino
un don, una transformación de la vida real por medio del poder
salvífico de Jesús. Y lo mismo pasa con el perdón de los pecados,
que ya no es una condición para salvarse, sino que expresa la
realidad ya presente de la salvación ofrecida por Jesús. Esta
orientación hacia Jesús es capital para entender el sentido del
bautismo cristiano. Y así lo expresa la fórmula «en el nombre de
Jesucristo», que puede significar «invocando su nombre» o
«consagrándose a su persona» (Hch 8, 16; 10, 43: 1 Co 1, 13-15;
1 Co 10, 2; Mt 25, 19). El sentido de la formula es, a la vez, causal
y final:
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de Pascua, un puesto paralelo al que tuvo, antes de Pascua, la
llamada de Jesús a seguirlo.
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12. Vida interna de la Comunidad naciente:
La enseñanza
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vida» (ver Hch 4,32,34s) y «enseñanza» de los apóstoles (ver Hch
4,33), mientras que el sumario 5,11-16 se concentra
fundamentalmente en el tema «prodigios de los apóstoles» y no
hace más que una breve alusión a la «enseñanza» (ver Hch
5,12b).
58
Preguntas de Asimilación y Reflexión.
59
La comunión de vida no consistía en la comunión espontánea
de gente animada por los mismos sentimientos, para desarrollar el
crecimiento religioso de cada individuo, sino en la realidad
concreta de una poderosa actuación salvífica, destinada ya de
antemano a la comunidad. Los miembros de esa comunidad se
transmiten unos a otros lo que han recibido como don del Señor y,
en esa transmisión, la salvación recibida queda históricamente
configurada como comunidad de vida. Por eso, en últimas,
koinonía es Cristo que sigue viviendo en la comunidad y creando
comunión de vida mediante el don continuo de su salvación.
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dejaron de poseer todas las cosas, en cuanto empezaron a codiciar
la propiedad privada. Por el contrario, los primeros hombres y sus
sucesores obedecían, incontaminados, a la ley natural». El
historiador judío Flavio Josefo presenta, al menos indirectamente,
la comunidad de bienes que practicaban los esenios, como
cumplimiento de este ideal filosófico.
61
según 5, lss la venta del campo de Ananías fue una iniciativa
totalmente libre, pero de ningún modo extraordinaria, como se
deduce del contexto. Igualmente la mención de Bernabé (ver Hch
4, 36s) no hace referencia a un caso especial, sino que proba-
blemente es un ejemplo concreto de carácter biográfico de uno de
los personajes más significativos de la comunidad de Antioquía.
62
del don y, por otra, la evidente falta de una planificación
económica a largo plazo.
63
Con todo, el hecho de que Lucas presente aquí la comunión de
bienes como un ideal significa que esta concepción sigue la línea,
tan marcada en toda su obra, de la crítica a la riqueza (ver Lc l,
51ss; 6, 24; 16, 13; etc.). Lucas es el autor neotestamentario que
insiste con mayor énfasis en la pregunta: «¿cuál es la verdadera
actitud ante la propiedad y las posesiones?», una pregunta que
Jesús hace a la Iglesia y que debemos de tener muy en cuenta
para aplicarla a nuestra vida personal y a la de nuestra Pequeña
Comunidad.
2.- ¿Esta Koinonía era ya vivida o predicada por los filósofos antiguos?
¿Cita alguno representativo y que opinaba de ella?
64
Tomando la parte por el todo la fracción del pan significa la
celebración eucarística (ver Hch 20, 7; 1 Cor 10, 16). En los
primeros tiempos de la Iglesia, la eucaristía se celebraba como un
banquete, en el que adquirían particular relieve la fracción de pan,
al comienzo, y la copa de la bendición, al final, como recuerdo de
la última cena de Jesús (ver 1 Cor 10, 16; 11, 25). La
investigación sobre el texto bíblico de hace ya bastante tiempo se
inclinaba a interpretar la eucaristía que se celebraba en la
primitiva comunidad de Jerusalén, no como recuerdo de la última
cena de Jesús, sino más bien en relación con las comidas del
Resucitado en compañía de sus discípulos.
65
Preguntas de Asimilación y Reflexión.
3.- ¿Cuál debe ser el clima que rodee la Fracción del Pan?
66
Leer Hch 2, 42-47
67
Por tanto, según lo dicho, los vv. 24b-28 nos ofrecen un
fragmento de una oración muy antigua que, con lenguaje litúrgico
y apoyándose en Sal 2, ls, da gracias a Dios por su misteriosa
actuación en la pasión de Jesús. El ambiente donde nació esta
oración tuvo que ser la celebración eucarística. La relación entre la
obra creadora de Dios y la eucaristía se encuentra ya en las más
antiguas tradiciones litúrgicas (por ejemplo la Didaje; San Justino
y San Hipólito).
68
oración. El Sal 2, que originariamente celebraba la derrota de los
enemigos del rey mesiánico, de estirpe davídica, se aplica aquí a la
pasión de Jesús.
69
frase obedece a un esfuerzo por incorporar el mayor número posi-
ble de elementos que se podrían encontrar en el fragmento de
tradición incluido en los versículos precedentes. Por ejemplo, los
prodigios mencionados aquí se ponen en relación con la «mano de
Dios» extendida y con el nombre de Jesús, el «santo siervo» de
Dios (ver Hch 3, 13). El hecho de que el «nombre de Jesús»
realice prodigios es una prueba del poder de Dios. La actuación y
el comportamiento de los dos apóstoles, Pedro y Juan, se
mantiene aquí como modelo para toda la comunidad; ellos han
dado un testimonio valiente y, curando al paralítico, han demos-
trado la potencia del nombre de Jesús. Ahora la comunidad pide a
Dios asistencia y fuerza para hacer lo mismo.
1.- ¿La oración primitiva cristiana con que tipo de oración estaba
asociada?
4.- ¿Qué relación tiene la oración del Salmo 2 con el texto que hemos
analizado?
70
16. Vida interna de la Comunidad naciente:
Los Prodigios
Este tercer sumario, igual que los anteriores (2, 42-47; 4, 32-
35), tiene una función de síntesis, de articulación y de conexión.
Nuestro autor ofrece aquí una visión de conjunto de lo que era la
vida de la comunidad de Jerusalén en sus comienzos. En esta
descripción se recoge una vez más los elementos esenciales de 2,
42s. Ocupa el primer plano la actividad «taumatúrgica» de los
apóstoles y el consiguiente temor reverencial (Hch 2, 43). En
relación con esto aparece la unión que reinaba en la comunidad
(ver Hch 2, 46) y la enseñanza de los apóstoles con su probada
eficacia (ver Hch 4 ,33).
71
abrupta. Además, como se ha constatado muchas veces, entre el
v. 13a y el v. 14 hay una cierta incongruencia, porque la indicación
de que la gente guardaba las distancias con respecto a la
comunidad no parece cuadrar muy bien con la observación de que
muchos hombres y mujeres se adherían a ella.
72
La comunidad no queda en una situación estacionaria, aunque
respetada y rodeada de un halo de temor reverencial, sino que
más bien, por medio de la predicación de los apóstoles, va
ganando continuamente nuevos miembros.
73
Preguntas de Asimilación y Reflexión
2.- ¿Tenían los apóstoles poderes especiales como los tenía Jesús? ¿En
qué lo observas?
3.- ¿Qué quiere poner de relieve nuestro autor con los prodigios
narrados?
4.- ¿Cómo es visto Pedro en este relato? ¿Lo que el realiza se puede
generalizar a los otros apóstoles?
6.- ¿Crees que hoy en día pueden darse este tipo de prodigios? ¿Tu
has vivido algún prodigio en especial? ¿físico? ¿espiritual?
74
17. Nombramiento para servir:
La diaconía de los siete
75
Este pasaje no trata únicamente de la instauración de un nuevo
servicio comunitario que venga en ayuda de los apóstoles en el
ámbito de la atención caritativa. Sino que va más allá por una
serie de detalles que podemos apreciar y que nos invitan siempre
a nosotros a ir más a fondo en los servicios encomendados:
76
barrera lingüística constituía un problema considerable para los
judíos de la diáspora, de lengua griega, residentes en Jerusalén,
donde se hablaba el arameo. Por 6, 9 y 24, 12 sabemos que estos
judíos griegos tenían sinagogas propias en Jerusalén. De manera
análoga, el problema lingüístico de los judíos de la diáspora
convertidos al cristianismo, tuvo que ser especialmente agudo con
motivo de las celebraciones litúrgicas; de modo que todo hace
suponer que ya muy pronto se llegó a celebrar la liturgia en grupos
separados. Esto tuvo que llevar consigo, a largo plazo, la
constitución en Jerusalén de una segunda comunidad,
independiente aun en su organización. La dificultad que se
presentó con motivo de la atención a los pobres (v. 1), bien pudo
ser una primera consecuencia de la vida independiente que vivían
ambos grupos comunitarios, causada por la separación de la
celebración litúrgica.
77
pasar los últimos años de vida, porque deseaban ser enterrados
allí. Sus viudas no tenían ningún pariente en la ciudad que pudiera
echarles una mano. La situación de estas viudas se agravaba por
el hecho de que, al parecer, no estaban incluidas en la
organización social que se ocupaba de atender a los pobres. En los
primeros tiempos, la comunidad todavía no había desarrollado un
concepto análogo a la seguridad social a largo plazo. La
distribución diaria de los alimentos disponibles, sin una
planificación definida, estaba en consonancia con el carácter
entusiasta de la comunión de bienes, que sustituía la organización
por una absoluta espontaneidad. Los «Doce» salen al paso
inmediatamente a este reproche, convocando una asamblea
plenaria de la comunidad. El modelo administrativo que se
presupone en este pasaje difícilmente puede haber si creado por la
comunidad primitiva; más bien parece reflejar la práctica que
estaba en vigor en esta primera comunidad. Dos órganos
directivos aparecen uno frente a otro: de una parte, los dirigentes
de la comunidad —los «Doce», en este caso— y, de otra, la
asamblea plenaria
78
porque está pensando en el ministerio diaconal, que era corriente
en su Iglesia (ver Flp 1, 2; 1 Tim 3,8-12).
79
principios fundamentales de la tradición doctrinal de los apóstoles
(ver 2 Tim 2, 2) y la profesión de fe del ordenando en presencia de
toda la comunidad (ver 1 Tim 6, 12). Pero en todo caso, se trata
de un acto en el que se expresa claramente, la estructura
fundamental de todos los ministerios comunitarios. Son «servicios»
y están orientados a poner en práctica la norma encomendada por
Jesucrito a su Iglesia, que consiste en «servir». Su fundamento
radica en un encargo dado por Dios, que es a la vez un don; y su
ejercicio se concreta en determinadas situaciones históricas de la
Iglesia.
80
4.- ¿Qué diferencia de funciones existía entre el grupo de los Doce y el
de los Siete?
5.- ¿Qué condiciones debe tener la persona para ser nombrado del
grupo de los Siete?
81
18. Conversión y vocación de Pablo I
82
Muchas veces se ha hecho referencia a un posible paralelismo
de esta escena, tanto en el contenido como en la forma, con la
llamada leyenda de Heliodoro (ver 2 Mac 3). Cuenta la leyenda
que Heliodoro, jefe de gobierno del rey Seleuco IV, intentó saquear
el tesoro del templo de Jerusalén, pero una intervención de Dios se
lo impidió. Cuando Heliodoro estaba ya junto al tesoro, apareció un
caballo, montado por un jinete revestido de armadura de oro, que
atacó a Heliodoro con las patas delanteras; y aparecieron también
dos jóvenes vestidos con ropas magníficas, que se pusieron a
azotar al intruso (ver 2 Mac 3, 25s). Heliodoro cayó al suelo,
envuelto en una ceguera total, de modo que tuvieron que
llevárselo de allí, y tuvo que yacer, mudo y privado de toda
esperanza de salvación (ver 2 Mac 3, 27ss). Sólo cuando el sumo
sacerdote Onías, por consideración al rey, ofreció un sacrificio
expiatorio, quedó Heliodoro libre de su castigo. Los jóvenes se le
aparecieron otra vez y le mandaron dar las gracias a Onías y
anunciar «a todos el gran poder de Dios» (ver 2 Mac 3, 33s). Ya de
vuelta a su país, logró convencer al rey de la inviolabilidad del
santuario de Jerusalén (ver 2 Mac 3, 39). Cierto que la leyenda de
Heliodoro presenta una serie de convergencias con la narración de
la conversión de Pablo pero estos paralelos no afectan más que a
los puntos salientes de la primera parte de nuestra narración (w.
1-9), mientras que la parte central (w. 10-19a) y la conclusiva (vv.
19b-22) carecen totalmente de analogías. La leyenda de Heliodoro
no habla en absoluto de un encuentro entre el perseguido y el
perseguidor, ni de la conversión de éste. Pero, sobre todo, la
leyenda tiene una finalidad muy distinta. El ejemplo de Heliodoro
es una advertencia de que es peligroso atentar contra el templo de
Jerusalén y contra Dios, que en él habita. La leyenda nació cuando
reinaba un ambiente de hostilidad contra los judíos, y con la
intención propagandística de amedrentar a los enemigos del
judaísmo.
83
de transformar en siervos suyos aun a los aparentemente más
encarnizados enemigos de la comunidad. Es esa comunidad, que
pertenece a Cristo, la que es invencible.
84
Lo que le sucedió a Pablo a las puertas de Damasco fue
realmente un cambio radical de vida, que le supuso una verdadera
inversión de valores y lo convirtió en paradigma de la fuerza
transformadora que proviene de Cristo glorificado. Las referencias
al papel de Ananías y a la permanencia de Pablo en la casa de
Judas (v. 11) son probablemente expresión de recuerdos
históricos.
85
19. Conversión y vocación de Pablo II
86
Cuando Pablo está ya cerca de la meta, sucede algo inespe-
rado. Un relámpago fulgurante lo deslumbra y le hace caer al
suelo. La luz es el elemento clásico de la teofanía (ver Ex 24, 15ss;
Sal 29, 7; 97, lss; Ez l, 4ss; Mt 17, 2). La imagen de base de esta
presentación es que se rasga el cielo (Mc 1, 10) y la explosión de
luz, como un relámpago de fuego, envuelve totalmente a Pablo. Su
caída a tierra es algo más que la típica expresión teofánica del
terror que se experimenta ante la irrupción de lo sobrenatural (ver
Dn 10, 9; Lc 1, 12; Hch 10, 4). Lo que significa es que la aparición
ha dejado sin fuerza al perseguidor; de ahora en adelante sólo
será capaz de actuar como instrumento de Jesús, que toma
posesión de él. Todavía en el suelo, oye una voz que le permite
identificar la aparición. La voz viene evidentemente del cielo y ha-
bla en arameo, como se deduce de la forma del nombre: «Saúl»
(ver Hch 26, 14). El llamar a uno por su nombre es la forma típica
con que Dios abre el diálogo en las teofanías veterotestamentarias
(ver Gn 31, 11; 46, 2). Sin embargo, aquí sucede algo que no
pasa en el Antiguo Testamento; el que se aparece, al mismo
tiempo que se identifica, pide cuentas al destinatario de la
aparición. Jesús denuncia la actividad persecutoria de Pablo y se
enfrenta con él como el verdadero perseguido, al mismo tiempo
que como juez de la trasgresión cometida. La presentación refleja
claramente la idea de que perseguir a los discípulos es perseguir al
Señor (ver Lc 10, 16; Mt 10, 40; 25, 40). Implícitamente se
presupone que Pablo podía distinguir en el resplandor la figura del
que le hablaba, pero sin logar identificarlo. Esto se deduce del v. 7
donde se dice explícitamente que los compañeros de Pablo, al
revés que él, sólo oían la voz, pero no veían a nadie. Fuera de
esto, la narración no dice si Pablo vio a Jesús sólo en el momento
de producirse el relámpago, antes de quedar deslumbrado, o si la
figura siguió siendo visible para Pablo durante toda la
conversación.
87
acatar y cuyas pretensiones mesiánicas él ha combatido
encarnizadamente.
88
también de preparación para lo que ya en v. 6 se adumbraba como
próximo a suceder.
89
plan; toda intervención humana queda excluida desde un principio.
Lo único que se exige de Ananías es que haga efectivo el curso de
los acontecimientos que Jesús ya ha revelado a Pablo en una
visión.
2.- ¿En qué ciudad fueron nombrados a los seguidores de Jesús como
cristianos? ¿Por qué?
90
20. Conversión y vocación de Pablo III
91
contrario, será escogido para convertirse él mismo en miembro de
esa comunidad, y en ella y con ella adherirse públicamente al
nombre de Jesús.
92
después del bautismo. Pero aquí, lo mismo que en el episodio de
Cornelio (ver Hch 10, 44ss), es al revés. En ambas ocasiones se
trata de casos especiales, en los que Dios mismo es el que suprime
los impedimentos para el bautismo, mediante la donación del
Espíritu. Con todo, en este pasaje, y a pesar de la inversión del
orden. Lucas interpreta el bautismo y la donación del Espíritu como
actos mutuamente relacionados, que realizan la incorporación a la
Iglesia. Lo que desde luego no admite duda es que Lucas no
relaciona, en absoluto, esta imposición de manos con una
imaginaria ordenación de Pablo para un cargo oficial. Con todo lo
dicho, a nadie puede causar sorpresa que Ananías no comunique a
Pablo (v. 17) los planes de Jesús para el futuro del apóstol (vv.
15s).
93
directo. Y precisamente por medio de una pregunta retórica que, al
mismo tiempo, resume el contenido de los vv. 1s y exterioriza la
estupefacción del público ante el perseguidor de los cristianos
transformado en heraldo de Cristo. Esta constatación por parte de
los enemigos de la comunidad del cambio radical operado en
Pablo, implica un reconocimiento a regañadientes de la magnitud
del prodigio realizado por Jesús.
1.- ¿Por qué Ananías pone objeciones a Jesús para relacionarse con
Pablo? ¿Cómo reacciona Jesús?
2.- ¿Cuáles son las causas que Jesús alega a Ananías para facilitar la
respuesta de Ananías? ¿Cuál es la ultima respuesta de Ananías?
94
21. La Comunidad de Filipos I
95
b) El núcleo de los vv. 16-40 es un relato de misión, con
muchos elementos novelescos, que contaba las peripecias de Pablo
durante su evangelización de Filipos.
96
La genérica indicación temporal se refiere a una estancia de
los misioneros más bien prolongada.
97
los bienes, sino también las convicciones religiosas. El jefe de
familia se preocupaba de que todos los miembros de su casa se
incorporasen al ámbito salvífico cristiano, a no ser que ellos
mismos se excluyesen personalmente de ese modo de vida.
98
atención en este caso es que la palabra pythón no se refiere a la
mujer, sino a un espíritu que habla por medio de ella. Pero esto es
comprensible, desde el punto de vista del narrador, que quiere ver
en este suceso una analogía con las expulsiones de demonios
realizadas por Jesús. Para el narrador, la criada está poseída por
un demonio; y éste es el verdadero antagonista con el que se
enfrenta Pablo.
99
Preguntas de Asimilación y Reflexión.
100
22. La Comunidad de Filipos II
101
Idéntica finalidad tiene la descripción de las precauciones
concretas que toma el carcelero. No se contenta con meterlos en el
calabozo más lóbrego —se podría pensar en un pequeño
compartimento subterráneo— sino que además les sujeta los pies
en un cepo, dejándolos completamente inmovilizados.
102
También lo que sigue está expuesto a interpretaciones
divergentes, unas por el lado prodigioso y otras, al contrario, por
el lado racionalista y psicologizante. El carcelero se despierta de
improviso, y creyendo, naturalmente, que todos los prisioneros se
han dado a la fuga, desesperado quiere suicidarse arrojándose
sobre su propio puñal. Pero en ese preciso momento un poderoso
grito de Pablo logra detenerlo de su atolondrado propósito; y eso
que Pablo aún está en el calabozo. Más aún. Pablo se ha dado
cuenta en seguida de que ninguno de los presos se ha movido de
su celda. Y éste es el segundo prodigio. Evidentemente ha sido el
poder de Dios el que los ha mantenido en su sitio como
magnetizados.
103
y a Silas. La comida se desarrolla en un ambiente de alegría y de
entusiasmo colectivo por haber recibido la salvación. El relato no
ofrece indicación alguna que nos permita deducir que Lucas piensa
en una celebración de la eucaristía. Con este episodio, el evangelio
ha hecho en Filipos una segunda conquista, que hay que sumar a
la conversión de la casa de Lidia. No se dice cómo se llamaba el
carcelero; y esto es llamativo, porque generalmente la tradición
tiene buen cuidado en reseñar los nombres de los primeros
convertidos en cada una de las ciudades. Cualquier intento de
identificar a este personaje con alguna de las personas
mencionadas por Pablo en sus cartas (por ejemplo, con el Esteban
de 1 Cor 1,16; 16,15), no pasa de ser mera y simple conjetura.
104
retraso, la sombría imagen de los tutelares de la ley romana queda
un poco más despejada. Los pretores se personan en la cárcel,
para pedir disculpas escoltan personalmente a Pablo y a Silas fuera
de la prisión y les invitan cortésmente a abandonar la ciudad.
105
23. La Comunidad de Tesalónica
106
nombre en honor de Thessalonike, hermanastra de Alejandro
Magno y esposa del fundador de la ciudad, Casandro, de la
dinastía de los Diadocos. Durante la dominación romana,
Tesalónica fue la sede del procónsul de Macedonia. Pero al mismo
tiempo gozaba de los privilegios de una ciudad independiente, con
su propio consejo directivo y representación popular; las tareas
administrativas corrían a cargo de cinco o seis concejales
(politarcas). En una ensenada del golfo Termaico se abría un gran
puerto natural, que procuraba a Tesalónica una floreciente
economía.
107
cumplimiento en la vida y muerte de Jesús; lo cual significa que
Dios lo ha acreditado como el auténtico Mesías. Lucas ya ha
desarrollado este mismo tema con mayor amplitud en los discursos
kerigmáticos anteriores (ver Hch 2, 22-36; 3, 18; 8, 32-35; 13,
27-29 y Lc 24, 25-27.44-46). Aquí se limita únicamente a recordar
a sus lectores la temática esencial de la predicación.
108
Una tradición muy posterior lo presenta como el primer obispo
de Tesalónica.
109
2.- ¿Cuánto tiempo paso Pablo en esta comunidad? ¿Cuántas veces
predico en la sinagoga?
110
24. La Comunidad de Berea
111
la ciudad. La concordancia temporal con el episodio de Jasón (vv.
5-9) no queda clara. Desde luego, que según la mentalidad de
nuestro hagiógrafo, ese episodio tuvo lugar inmediatamente antes
de la marcha de los misioneros. Sin duda que, mientras duró el
motín. Pablo y sus acompañantes aún estaban en la ciudad,
probablemente escondidos.
112
mientras que en realidad Pablo hizo el viaje por tierra. Con todo,
es probable que Lucas haya pensado, más bien, que Pablo hizo el
viaje a Atenas por mar, en compañía de algunos cristianos de
Berea. Esta compañía era, por otra parte, necesaria, ya que Silas y
Timoteo se habían quedado en Berea. En este punto hay que notar
una ligera diferencia entre el relato de Hch y 1 Tes 3, 1s; según
esta carta, Timoteo acompañó a Pablo hasta Atenas y sólo más
tarde fue enviado de nuevo a Tesalónica. El relato de Lucas no ha
hecho más que simplificar tantas idas y venidas, con la única
intención de dejar a Pablo en Atenas completamente solo. Sus
compañeros sólo se encontrarán con él bastante más tarde, en
Corinto (ver Hch 18, 5).
2.- ¿Era intención de Pablo llegar a esta ciudad? ¿De dónde venía y a
dónde quería ir?
3.- ¿Los judíos de esta ciudad aceptan mejor el mensaje de Pablo que
los de Tesalónica? ¿Y los paganos?
113
25. La Comunidad de Corinto
114
movimiento comercial. Por eso. Julio César fundó la nueva Corinto,
que se llamó oficialmente Laus Julia Corinthus, en honor de su
fundador. César intentó borrar las huellas de la antigua tradición
griega, convirtiendo la ciudad en una colonia de Roma, poblada de
libertos romanos. La clase dirigente y la administración eran
puramente romanas; todas las inscripciones importantes de
aquella época están escritas en latín. Posteriormente se produjo
una afluencia de emigrantes, procedentes de Italia y Grecia, y aun
de las provincias orientales del Imperio —entre ellas, una
numerosa población Judía— con el fin de aprovecharse del milagro
económico de Corinto. El año 27 a.C. la ciudad fue declarada sede
del procónsul de Acaya. Dos puertos favorecían el tráfico de
intercambios comerciales: Licaón, en la costa occidental, y
Cencreas, en la oriental. El aspecto urbanístico de la ciudad se
caracterizaba por su espléndida plaza mayor, perfectamente
cuadrada, presidida por el templo de Apolo y flanqueada de
magníficos soportales, que albergaban bajo sus bóvedas infinidad
de tiendas y comercios. El lado sur de la plaza estaba ocupado por
la sede judicial (béma) del procónsul romano, una imponente
plataforma de pura sillería.
115
un matrimonio judío, Aquila y su mujer, Priscila (Pablo la llama
Frisca en Rm 16, 3; 1 Cor 16, 19; 2 Tim 4, 19). Este matrimonio
había sido expulsado de Roma, a consecuencia de la persecución
contra los judíos decretada por el emperador Claudio, y que, según
el historiador romano Suetonio, tuvo lugar el año 49 d.C. Esta
referencia es un dato importante para fijar la fecha de los
acontecimientos. Más adelante encontraremos un nuevo dato, en
este sentido, con la mención del procónsul Galión. Parece que
Aquila y Priscila habían llegado a Corinto hacía poco tiempo.
116
duda que en este cambio intervino además un factor importante
que, aunque no se mencione explícitamente, se puede deducir de
manera indirecta. Silas y Timoteo habían traído a Pablo de
Tesalónica y de Filipos un sustancioso donativo monetario; de
modo que en adelante podía prescindir, al menos en parte, del
trabajo cotidiano para ganarse la vida (ver Flp
4, 15s). Es claro que Pablo, a la larga, difícilmente hubiera podido
sostener su prolongada estancia en Corinto, si hubiera abandonado
totalmente su trabajo manual. Que de hecho no lo abandonó se
confirma tanto por la referencia de 1 Cor 4, 12 a las fatigas que le
proporcionó el trabajo con sus propias manos como por la
consideración —bien práctica, por cierto— de que el donativo
procedente de Macedonia apenas hubiera bastado para cubrir las
necesidades primarias propias y las de sus colaboradores durante
año y medio (y eso, sin contar eventuales gastos de viaje).
Como casi siempre (ver Hch 13, 45), la oposición de los judíos
a la predicación de la palabra no se hace esperar. Y esto da
ocasión a Pablo de significar con el gesto simbólico de sacudirse el
polvo de los vestidos la ruptura con la sinagoga, para dedicar su
actividad a los paganos. El gesto va acompañado de una palabra
que no admite equívocos. Pablo ha cumplido plenamente la misión
que se le ha encomendado de proclamar el evangelio al mundo
judío. Por tanto, la responsabilidad de las consecuencias que
pueda acarrear un comportamiento tan obstinado será de los
judíos y únicamente de ellos. La «sangre» es aquí una metáfora
para designar una culpabilidad grave, que pone en juego la propia
supervivencia (ver Mt 27, 25). En resumidas cuentas, lo que se
quiere decir es que los judíos, con su actitud de oposición, han
atraído sobre sí mismos la condena escatológica, con la que Dios
va a excluirlos definitivamente de la salvación.
117
Se puede pensar que Ticio Justo, debía ser un adepto al
judaísmo, dada la situación de su casa, próxima a la sinagoga. El
hecho de que Pablo estableciera precisamente allí el nuevo centro
de su predicación tuvo que ser considerado por los responsables
de la sinagoga como un gesto más de verdadera provocación.
118
experimenta una ratificación de la promesa que Jesús glorificado le
hizo en el momento de su vocación (9, 15). El oráculo no se refiere
a la situación interna del apóstol; de hecho, el narrador ni alude ni
quiere aludir a un posible miedo que haya invadido a Pablo y que
necesite ser disipado por medio de una intervención divina. Más
bien, la nota dominante de todo el oráculo es el aspecto teológico
y eclesial de la misión del apóstol. Lo que se quiere dejar bien
patente es que la actividad de Pablo realiza y pone en práctica la
propia actuación de Jesús glorificado y el encargo que él mismo ha
confiado a su elegido. El hecho de que el Señor mismo haya
decidido, por propia iniciativa, constituir en Corinto «un pueblo»
decididamente suyo determina y traza las líneas de la tarea
encomendada a su testigo y enviado. Nadie podrá poner
obstáculos a Pablo en el cumplimiento de esa misión. Aquí, igual
que en 15, 14, la palabra «pueblo» se refiere a la Iglesia, que Dios
mismo ha escogido de entre los paganos, para consagrarla «a su
nombre».
119
romano, L. Junio Galión. El hermano más pequeño de Galión era
Séneca, el famoso filósofo, poeta y preceptor de Nerón. Con el
pasar del tiempo, ambos hermanos cayeron en desgracia del
emperador, víctimas de las intrigas de la corte imperial. Galión
ejerció su cargo de procónsul en Corinto durante el reinado de
Claudio, y concretamente durante un período perfectamente
datable, gracias a un afortunado descubrimiento arqueológico. Una
inscripción descubierta en Delfos contiene un decreto de Claudio
concerniente a aquella ciudad, en el que se menciona a Galión, en
su calidad de procónsul de Acaya. El decreto fue promulgado a
principios del año 52.
120
Los judíos toman la determinación de hacer intervenir al poder
civil en su lucha contra Pablo. Se apoderan de él por la fuerza y lo
arrastran al tribunal del procónsul, para presentar su acusación
ante la suprema autoridad jurídica. De aquí en adelante, la escena
se desarrolla en la plaza mayor (agora), donde se halla reunida
una gran multitud en torno a la sede oficial del juez (hema).
121
desprecio de Galión por los judíos es la chispa que enciende la
cólera de la muchedumbre y la lleva a desfogarse contra el
desafortunado Sostenes. Sin duda que este personaje era el
sucesor de Crispo (v. 8) al frente de la sinagoga.
2.- ¿Cuáles son los temas principales citados en todos los sumarios?
122
26. Pablo contra la magia y el sincretismo
123
moraleja, expresamente subrayada en el v. 17, a modo de coro
final. El acontecimiento produce entre los habitantes de la ciudad
un saludable temor, porque muestra con toda claridad lo que les
espera a los que usan el nombre de Jesús con fines puramente
mágicos.
124
una verdadera caza de indumentos del apóstol para aplicárselos a
los enfermos y curarlos, o para expulsar los demonios. La palabra
«prendas» se refiere probablemente al turbante o al velo que le
cubría la cabeza. Pero la significación concreta de «pañuelos» no
se puede fijar con precisión: puede tratarse de un verdadero
pañuelo, que se llevaba en la mano para secarse el sudor del
rostro, o también del delantal que la gente se ponía para el
trabajo.
125
da a entender que el nombre de Jesús posee un poder radical
sobre él, porque todas las potencias del mal tienen que estar
sometidas a Jesús (ver Lc 4, 31-37). Pero, por otra parte, niega a
esos exorcistas todo derecho a referirse a Jesús. Nadie puede
usurpar este nombre, que sólo causa efecto si lo pronuncian los
que legítimamente pueden hacerlo, por estar consagrados y
sometidos al poder de Jesús. El demonio, además, establece una
diferencia bastante sutil entre Jesús y Pablo. A Jesús «lo conoce»,
es decir, reconoce su poder y se reconoce a sí mismo sometido a
él: en cambio, con respecto a Pablo, «sabe quién es», es decir,
sabe que es el único representante legítimo del poder de Jesús.
126
para conseguir tener acceso al dominio de fuerzas misteriosas y
ocultas. Así, poco a poco, se va erradicando de la comunidad el
peligro de sincretismo que flota en el ambiente.
3.- ¿Hubo cristianos que se convirtieron a Cristo para poder tener los
poderes de él y así aprovecharse de ellos? ¿Crees que hoy en día
pueda darse este fenómeno entre ciertos grupos y sectas?
4.- ¿Cuál fue la reacción de los que reconocen que utilizaron estos
poderes en beneficio propio? ¿Cómo combatieron el sincretismo y
la magia?
127
27. Introducción a las cartas de las Iglesias del
Apocalipsis
128
En el presente mapa encontramos las calzadas romanas que
unían las diferentes ciudades. El primer interrogante que nos
planteamos es: ¿por qué ha otorgado su preferencia a estas siete
Iglesias siendo que las había más importantes, más conocidas y,
sin duda, con mayor número de habitantes? ¿Por qué ha preferido
la obscura Tiatira a Colosas? ¿Por qué nombra Laodicea y omite a
Hierápolis, que está a menos de 10 km. de distancia? Los nombres
de algunas de estas ciudades a las que no se dirige el Apocalipsis
figuran en letra pequeña en el mapa.
129
cuatro ultimas se invierte el orden. Se trata de un pequeño artificio
literario que permite descomponer el número 7 en 3 + 4. El
comentario que vamos a proponer estudiará las cartas una tras
otra.
2.- ¿Por qué crees que el autor bíblico escogió estas y no otras
cercanas a éstas y más importantes?
130
28. La carta a la Iglesia de Éfeso
Leer Ap 2, 1-7
Aspecto histórico
131
La preeminencia natural de Éfeso le fue disputada durante
mucho tiempo por la ciudad de Pérgamo, su rival de siempre. El
año 129 antes de nuestra era, Roma pone fin a este bamboleo
incesante entre ambas ciudades estableciendo Éfeso como
metrópolis provincial.
132
dinero de los cristianos, que fueron duramente explotados. El
templo está dedicado a este emperador, que se atribuyó el doble
título de «Dominus et Deus», «Kyrios kai Theos», acompañado de
la precisión «pantokratór», todopoderoso, justamente lo que
denuncia el Apocalipsis. Frente a este monumento, obra de un
megalómano, se levantan las ruinas de un bonito pritaneo, casa de
los jueces y magistrados que gobernaban la ciudad y
administraban la justicia. La población constituye, evidentemente,
una mezcla abigarrada; cuando Pablo, el año 54, penetra por vez
primera en esta ciudad, donde se quedó tres años (ver Hch 18,
19-20, 1), hacía ya mucho tiempo que se había establecido allí una
importante colonia judía. El cristianismo echa allí sólidas raíces,
hasta el punto de que, desde esta ciudad, escribirá Pablo a los
corintios: «La puerta se ha abierto de par en par», hay que
sobrentender a su acción misionera (1 Cor 16, 9). En todo caso, no
menos de trece cristianos efesios son citados por sus nombres en
el Nuevo Testamento, y se puede decir que, tras la ruina de
Jerusalén, y, sin duda, incluso antes, fue Éfeso quien tomó el
relevo de la capital judía (ejercido en parte durante algún tiempo
por Antioquía) como Iglesia madre de todas las Iglesias.
Más tarde, Plinio tendrá razón cuando diga que Éfeso es la «luz
de Asia». De momento, la Iglesia allí se muestra floreciente y
desarrolla su combate contra el culto de Artemisa, cuyo árbol
sagrado tenía reputación de dar la vida. A esta población cristiana
tan modélica está dirigida la primera carta del Apocalipsis.
133
mirar hacia el cielo y no ambicionar una prosperidad terrestre,
aunque fuera eclesiástica.
134
prueba, sobre todo si esta es decisiva (Mc 13, 13); es una virtud
típica del apóstol (2 Cor 6, 4) y se opone al desánimo y al
abandono. Estos tres primeros rasgos —obras, fatiga, paciencia—
forman un conjunto que tiene que ser ligado, globalmente, al
testimonio en favor de la fe;
135
La amonestación apremiante (¡«pues»!) y la amenaza se
atropellan. La carta suplica a Éfeso que se acuerde de su caridad
de antaño y que produzca de nuevo las obras que inspira ese amor
al prójimo. El aviso es, en primer lugar, una llamada al orden, que
es la obra propia del Espíritu (Jn 14, 26) que cumple aquí su
misión; el aviso es, por otra parte, acción: en este caso consiste
en remodelar la conducta actual desde el impulso amoroso de la
primera juventud. Sin esto, el Señor mismo, que camina en medio
de los candeleros, vendrá en persona como un juez, cambiará el
lugar y el rango de la metrópolis eclesial suprimiendo sus
prerrogativas. Los efesios, familiarizados con las decisiones
provenientes del Pritaneo, sabedores también de la historia de los
sucesivos desplazamientos de su ciudad, han comprendido
ciertamente la advertencia.
136
en algo sin importancia en relación con la irrupción del Espíritu, se
pudiera hacer libre uso de ella. Será bueno observar aún que el
odio de los efesios no se dirige a los hombres, sino a sus obras y
que esta es también la actitud de Dios.
137
Conclusiones para aplicar a la vida
138
salvación de la comunidad, y esta difícil dialéctica exige, para el
enderezamiento de la comunidad, la conversión cotidiana de los
individuos que la componen.
139
29. La Carta a la Iglesia de Esmirna
Leer Ap 2, 8-11
Aspecto histórico
140
(ya le había sido erigido un templo hacia el año 195 antes de
Jesucristo), a Augusto, al Senado, etc.
141
La continuación del versículo da a entender que los judíos
están en el origen de la persecución: de ellos viene la blasfemia.
Esta palabra se traduce a menudo por «calumnias», lo que cambia
el sentido. La calumnia apunta a los hombres, la blasfemia es una
acción directa contra Dios: este es el sentido constante de la
palabra en el Apocalipsis (13, 1.5.6; 16,9.11.21; 17,3). Ser actor
en una persecución, que golpea el Cuerpo eclesial de Cristo, es
blasfemar directamente contra Dios, es amenazarle a él mismo, es
ponerle una vez más en situación de acusado.
142
La llamada a la fidelidad y la promesa de una corona no dejan
de tener relación con las características históricas de la ciudad. La
fidelidad de la Iglesia a su Señor, vencedor de la muerte, es
simultáneamente comparable y antinómica a la fidelidad de
Esmirna respecto a Roma. Si se mantiene fiel, la comunidad
cristiana también recibirá una corona, símbolo tradicional de las
victorias gloriosas (ver Ap 4, 4; 6, 2; etc.), que garantiza aquí la
inmortalidad.
143
enfrentamientos se describirán a lo largo del libro del Apocalipsis,
están ya en acción en la modesta y pobre Iglesia de Esmirna.
144
30. La Carta a la Iglesia de Pérgamo
Leer Ap 2, 12-17
Aspecto histórico
145
levantado contra el flanco de la colina: la ciudad baja cuenta con
otros dos: uno de la misma capacidad y el otro de 3.500 asientos,
y se aprestan a edificar un anfiteatro de 50,000 plazas por lo
menos.
Con todo, son los edificios religiosos los que mejor definen la
ciudad de Pérgamo. Es un centro cultural que atrae a mecenas y
turistas, pero es también un lugar de peregrinación, que atrae
tanto a enfermos como a sanos hacia el templo de Esculapio sus
fuentes milagrosas, sus «boukoloi» (curanderos) y su Academia de
medicina. Pérgamo sería algo así como Florencia unida Lourdes.
Pero Esculapio y su serpiente-insignia andan lejos de ser la única
atracción. Otras tres divinidades protectoras comparten su reino
sobre la ciudad. Dionisos tiene en ella su templo» y sus salas de
iniciación a los misterios; Zeus-Salvador es honrado en Pérgamo
con un altar monumental, cuya belleza se resume hoy en dos
pinos con ramas en forma de parasol crecidos sobre su sede;
Atenea-Nikéforos (la que da la victoria) era honrada, finalmente,
con otro templo en esta ciudad panteón. Atenea figuraba además
al lado de Zeus en el fresco que los representaba, sobre el altar de
Zeus, combatiendo a los gigantes: gigan-tomaquia que recuerda el
combate de los Atálidas contra la invasión de los celtas, que fueron
rechazados lejos hacia el este, a la región que iba a llamarse por
esta razón Galacia.
146
Mensaje dirigido a la Iglesia
147
podido pronunciar más que bendiciones. Después de esto,
aconsejó a Balaq que empleara a las jóvenes bonitas de su reino
para pervertir a los varones de los hebreos, conduciéndolos al
mismo tiempo a la fornicación y a la adoración de los dioses
locales. Los nicolaítas de Pérgamo, hijos espirituales del antiguo
adivino, erigen en doctrina (esta palabra repetida tres veces, es la
importante) la licitud de la manducación de las carnes ofrecidas a
los dioses y la fornicación, debiendo comprender esta última en su
doble sentido bíblico tradicional: el reconocimiento de los ídolos
(aceptando gestos o fórmulas convencionales) y los acoplamientos
inmorales frecuentemente asociados a su culto. En Éfeso, los
nicolaítas eran sexualmente libertinos, pero sus obras eran
detestadas por los cristianos. En Pérgamo, lo son ideológicamente
y la comunidad no combate esta perversión, aunque no se dice
nada que dejara suponer que los cristianos de Pérgamo pusieran
en práctica la doctrina de los nicolaítas.
148
La otra promesa es la de una piedrecita blanca que lleva un
nombre nuevo. Estas piedrecitas, o toserás, jugaban un gran papel
en las instituciones greco-romanas. Servían especialmente para
expresar sufragios: el guijarro blanco significaba «sí», el guijarro
negro equivalía al «no» (ver Hch 26, 10; 2. 26). Estas téseras
podían servir asimismo de pase. Correspondían, por ejemplo, a lo
que nosotros llamamos un abono para la temporada teatral;
llevaban en una cara el nombre del abonado y en la otra el número
de sesiones a las que tenía derecho. El símbolo era, pues,
elocuente para la gente de la época. La piedrecita, de color blanco,
tiene que ser puesta, por otra parte, en relación con el cielo, cuyo
color en todo el Apocalipsis es el blanco. Señala el derecho de
asociación de los cristianos de Pérgamo al mundo de los elegidos.
Lleva además un nombre nuevo, que no puede ser puesto en
relación más que con el Nombre al que se atienen los fieles de la
ciudad (v. 13 en inclusión). Es el Nombre nuevo de Cristo el que
figura en este «carnet de entrada». Por haber sostenido en la
tierra el Nombre, imperfectamente conocido, de Jesucristo, el
vencedor recibirá el conocimiento pleno del Nombre nuevo. Dicho
de otro modo. Cristo se entregará desprendido de todo misterio a
aquel que haya escuchado lo que el Espíritu dice a las Iglesias.
149
pero todavía hace falta enseñar una doctrina justa, pues de esta
enseñanza derivará la fe de los demás (ver Rm 10, 14.17).
150
Preguntas de Asimilación y Reflexión.
5.- ¿Que diferencia o semejanza hay entre San Pablo y esta carta del
Apocalipsis sobre la carne ofrecida a los dioses?
151
31. La Carta a la Iglesia de Tiatira
Leer Ap 2, 18-29
Aspecto histórico
152
Por lo demás, nada subsiste de la antigua Tiatira. En cuanto a
la comunidad cristiana, probablemente no debía ser muy
numerosa. Epifanio, que fue obispo de Salamina (Chipre) el año
367, afirma que al final del siglo II no había comunidad cristiana
en Tiatira. A esta comunidad de pequeña talla, aislada en una
ciudad de provincia sin grandes atractivos, es remitida la más
larga de las siete cartas, la que ocupa la posición central en el
septenario.
153
mesa (ver 1 R 18, 19). En virtud de esto es una mujer de
prostituciones (ver 2 R 9, 22) y su descendencia está abocada a la
muerte (ver 1 R 21, 20-24). Así pues, este personaje resulta apto
para calificar, sacándolo de la historia, a la mujer que corrompe
Tiatira. Hay que notar la escala ascendente de una carta a otra. En
Éfeso no se trataba más que de las obras de los nicolaítas: se las
detesta. En Pérgamo se trata de una doctrina elaborada: hay que
desmontarla. En Tiatira. las obras no reposan sobre una doctrina
(humana), sino sobre una usurpación de la Palabra de Dios, sobre
una falsa profecía. El Espíritu que habita en el Hijo de Dios (ojos
como llamas de fuego) se indigna de que se pretenda raptar a él
mismo, al Espíritu de profecía (ver Ap 19, 10 y 1 R 22, 21). Querer
apropiarse del Espíritu, es el colmo de la perversión. ¿Tiene esta
pseudo-profetisa algún vínculo con Sambata? Nadie lo sabe. Pero
se diría que esta mujer ejerce una profunda influencia sobre la
ciudad: se la designa como la «mujer» Jezabel, expresión que
tiene a menudo el sentido de esposa (comparar la «mujer
samaritana» de Jn 4,9 y sus cinco maridos: 2 R 17, 30-31).
154
pueden alcanzar, dicen, más que los secretos de Satanás, no los
del cielo, a los secretos de Dios sólo el Espíritu da acceso (ver 1
Cor 2, 10). Que estos cristianos se mantengan apartados de esta
supuesta profetisa: eso es todo lo que se les impone. Por lo
demás, el Evangelio que han recibido les basta para conocer lo
necesario de Dios; que se aterren, por tanto, a él hasta su muerte.
155
sus vanas investigaciones. Ahora bien, sucede que algunas
comunidades cristianas se encuentran cogidas entre los Espíritus.
Algunos se sienten obligados a «coquetear»—sino a «fornicar»—
con Jezabel, simplemente para sobrevivir, a causa de la condición
social en la que deben vivir.
156
Por fidelidad cristiana, comprenden la necesidad de retroceder
en su rama y volver a ser simples obreros al servicio de un patrón
pagano. Este, temeroso de caer en sospecha de dar trabajo agente
que desprecia o ignora a los dioses que les protegen, se ve
obligado a deshacerse de ella, así los bautizados se ven obligados
a bajar un nuevo escalón para, finalmente, verse reducidos a
esclavos o al ejercicio de empleos más que modestos. Los ídolos,
el dinero, la notoriedad, todas esas cosas se vuelven extranjeras a
la condición de los cristianos, para quienes la misma noción de
éxito social está abolida. Vuelvo a repetirlo una vez más: la
cuestión sigue siendo de la mayor actualidad.
5.-Te sitúas con nitidez ante el Espíritu tal y como nos pide esta
carta?, o en ocasiones te dejas llevar la Invoción al Espíritu para
beneficio propio y no de la comunidad o Iglesia en general.
157
32. La carta a la Iglesia de Sardes
Leer Ap 3, 1-6
Aspecto histórico
158
Mensaje dirigido a la Iglesia
159
La vestidura blanca recibida de Dios evoca la vestidura
incorruptible de ver 2 Cor 5, 4: se trata de revestirse de Cristo y
ser así transformado en una criatura nueva (ver Col 3, 10). El
tema del «libro de la vida» procede del Antiguo Testamento (ver
Ex 32, 32-33; Dn 7, 10; 12, 1): si bien este libro contiene los
nombres de todos los elegidos, no fija, sin embargo, un
determinismo radical. Los nombres de los creyentes están inscritos
y esperan a los mismos creyentes; pero estos nombres pueden ser
suprimidos, borrados, si, al juicio de Dios, los creyentes no obran
ya como elegidos. El nombre del elegido, salvaguardado en el libro
de la vida, será, pues, un nombre vivo (una persona) que el
mismo Cristo confesará, con gran solemnidad, delante de su
Padre.
160
más, con objeto de constituir al menos una célula viva en el
cuerpo muerto? Lo que se dice es más bien lo contrario.
Corresponde a la Iglesia de Sardes reconocer su dignidad,
ocuparse de ella, y si no lo hacen están condenados a muerte:
«Ponte en vela y consolida lo que te queda y está a punto de
morir» (v. 2). El «ghetto» no constituye, por tanto, una solución:
un grupo minúsculo, por muy ferviente que pueda ser, si no es
apoyado por una Iglesia, si no es consolidado por los desvelos de
una Iglesia, carece eclesialmente de futuro. La Iglesia de Sardes
puede recuperar la vida con este grupo, pero este no puede
sustituir a la Iglesia misma.
161
Preguntas de Asimilación y Reflexión.
2.- ¿Qué quiere aportar la carta a los cristianos que llevan una vida
fuerte frente a la laxitud de sus hermanos?
162
33. La Carta a la Iglesia de Filadelfia
Leer Ap 3, 7-13
Aspecto histórico
163
Janículo. Jano era el dios de los comienzos: abre y cierra el año
con el mes de Januarius (enero), que le está consagrado. Era
también el dios de las puertas (Janus / januae), de las que, en
Roma, era el guardián. Su templo poseía, en todas partes, dos
puertas, que permanecían cerradas en tiempos de paz: sólo se
abrían en tiempos de guerra, a fin de permitir al dios ir y venir en
ayuda de sus fieles. Estos rasgos no son despreciables para
comprender mejor ciertos aspectos de la carta a la Iglesia de
Filadelfia.
164
la Iglesia: eso es lo que escribió, desde Éfeso, a los corintios (ver 1
Cor 16, 9; 2 Cor 2. 12) y. desde Roma. a los colosenses (ver Col
4, 3). Nótese que esta apertura a la predicación del Evangelio es
una acción de Dios, del Padre. Por otra parte, el contexto pide no
dejar de lado la idea de que la puerta abierta es también la de la
Jerusalén celestial, como si el celo apostólico de los cristianos de
Filadelfia les garantizara la entrada en la ciudad de Dios. Nótese
también el solecismo «que nadie la puede cerrar».
165
estabilidad de su templo, como lo hacen los Doce con la Iglesia
terrestre (ver Ga 2, 9). Ya no habrá, pues, necesidad de ir a
buscar seguridad fuera de la ciudad. El vencedor llevará tres
nombres que establecen su identidad profunda: el de Dios, el de la
Ciudad de que es ciudadano, y el de Cristo plenamente conocido.
J. Koenn, en su estudio sobre el Apocalipsis, afirma que «la
imagen de la columna en el templo hace alusión a una costumbre
de la época, según la cual el pontífice supremo del culto imperial,
al final de su actividad, hacía construir una columna en el templo
con su imagen, su nombre, el de su padre, el de su lugar de origen
y la mención de su tiempo de servicio».
166
Estas cosas tan sencillas constituyen la fuerza de la influencia
de esta Iglesia y garantizan el éxito de su misión, a veces incluso
de un modo espectacular, que contrasta con los medios empleados
(v. 9). La acción misionera reposa, en efecto, sobre esos
postulados de pobreza real y espiritual. Si la Iglesia de es Filadelfia
prosigue por esa vía, ninguna otra Iglesia le podrá arrebatar su
corona, pues con esta actitud se vive la cima de la adhesión a
Cristo. En esta ciudad, que no es capaz ni de guardar su propio
nombre, la cristiandad guarda el de su Cabeza, que es fiel y veraz;
a cambio. Cristo la guarda de todo mal en la hora del peligro.
2.- Nuestro autor que doble realidad esta expresando cuando dice:
“He dado ante ti una puerta abierta”
167
34. La Carta a la Iglesia de Laodicea
Leer Ap 3, 14-22
Aspecto histórico
168
presentes en toda la ciudad, proporcionaban un alivio real. El agua
era muy caliente y muy rica en cal: se recomendaba no bebería,
porque provocaría vómitos desagradables. En Laodicea no hay
ninguna fuente de importancia en la sede. Por eso hacía falta
captar el agua bastante lejos, al sur de la ciudad, y traerla
mediante un largo acueducto. El sol le daba durante toda la
jornada, lo que tenía como consecuencia que el agua llegara tibia y
desabrida. Cuando la carta evoque la tibieza de la comunidad
cristiana, los habitantes de Laodicea comprenderán muy pronto.
169
y en la del prólogo joánico (ver Jn 1, 1-5). Desde el principio,
Cristo está a la cabeza de la creación y marcha delante de ella
hacia el término que le está asignado.
170
paradojas de los vv. 17-18 se prolonga aquí en cierto modo. En
lugar de castigos merecidos. Cristo le hace a Laodicea la más
inesperada de las proposiciones. El, que tiene las llaves (3, 7), él,
que es la Puerta (ver Jn 10, 7), él, que viene (ver Ap 2, 5.16.25;
3, 3.11), tímidamente, como un pobre, no se atreve a forzar la
puerta de aquella que se considera rica. Además, él, que puede
prometer el maná (ver Ap 2, 17), viene con las manos vacías,
viene a pedir que le den de cenar. Pero este giro de la situación
estaba ya anunciado, en cierto modo, por el título inicial de
«Amén». La coloración eminentemente litúrgica de esta
aclamación, tanto como el vocabulario empleado en este versículo,
inclinan a entender esta cena como una eucaristía. Esta no es
prometida «al vencedor», sino a los cristianos de Laodicea que
tengan bastante oído para oír llamar a la puerta.
171
ya no se encuentra en una posición de mendicidad con respecto a
Cristo y a Dios. Por tanto, si Cristo no tiene nada que darle, va a
vomitarla, a rechazarla lejos de él, con repugnancia.
172
frecuente a la eucaristía es donde la Iglesia de Laodicea encontrará
la renovación de su fervor. En espera de su conversión, que nadie
se atreva a tocar a Laodicea, la pobre rica: está previsto que se
siente sobre el trono de Dios, donde se ejerce el poder judicial.
¿Cómo podría dudarse de que sus juicios fueran misericordiosos?
3.- ¿Con qué tipo de amor es amada Laodicea a diferencia del amor-
agape con que es amada a de Filadelfia?
173
PAG
Introducción 3
1. De la resurrección a la ascensión 4
2. La ascensión del Señor I 7
3. La ascensión del Señor II 9
4. Preparación para la venida del Espíritu Santo 12
5. Reorganización de los doce apóstoles I 15
6. Reorganización de los doce apóstoles II 18
7. Pentecostés. Venida del Espíritu Santo I 22
8. Pentecostés. Venida del Espíritu Santo II 24
9. Pentecostés. Venida del Espíritu Santo III 27
10. Naturaleza de la Iglesia 30
11. Origen y significado del Bautismo Cristiano 32
12. Vida interna de la Comunidad naciente: La enseñanza 35
13. Vida interna de la Comunidad naciente: La comunión de vida 37
14. Vida interna de la Comunidad naciente: La fracción del Pan 41
15. Vida interna de la Comunidad naciente: La Oración 42
16. Vida interna de la Comunidad naciente: Los prodigios 45
17. Nombramiento para servir: la diaconía de los siete 48
18. Conversión y vocación de Pablo I 52
19. Conversión y vocación de Pablo II 55
20. Conversión y vocación de Pablo III 58
21. La Comunidad de Filipos I 61
22. La Comunidad de Filipos II 65
23. La Comunidad de Tesalónica 68
24. La Comunidad de Berea 71
25. La Comunidad de Corinto 73
26. Pablo contra la magia y el sincretismo 79
174
27. Introducción a las cartas de las Iglesias del Apocalipsis 82
28. La carta a la Iglesia de Efeso 84
29. La carta a la Iglesia de Esmirna 90
30. La carta a la Iglesia de Pérgamo 93
31. La carta a la Iglesia de Tiatira 97
32. La carta a la Iglesia de Sardes 101
33. La carta a la Iglesia de Filadelfia 104
34. La carta a la Iglesia de Laodicea 107
175