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Preguntas sobre la eficacia: vanguardias, arte y política

Adrián Gorelik

6
del cardenal Bergoglio.3
No se trató de un encuentro aisla-
do del arte y la política en la cultura
argentina; por el contrario, la muestra
fue el punto álgido de un ciclo en el
cual el arte argentino viene actuali-
zando algunas preguntas sobre la van-
guardia, el arte y la política. En la se-
gunda mitad de los noventa se acen-
tuó el interés del campo académico
por el movimiento artístico de los años
sesenta, ese núcleo mítico de las van-
guardias argentinas con el que cual-
quier reflexión sobre el arte y la polí-
tica debe medirse; galerías y museos
emprendieron ambiciosas muestras
históricas; la crítica internacional re-
novó su interés por el arte político de
las regiones periféricas (condenadas a
pagar en la moneda del compromiso
social y político su derecho a existir
en el mundo del arte globalizado); fi-

1. Entrevista con María Angélica Melendi en


“Hicimos esa exposición para salir definitivamente de la Historia del Arte, y ahora 1997, citada en la tesis de doctorado de la autora:
estamos en la Historia del Arte por su causa.” A imagem cega. Arte, texto e política na América
León Ferrari (a propósito de Tucumán Arde)1 Latina, Belo Horizonte, Faculdade de Letras da
UFMG, 1999.
2. “El oro de Moscú” (sobre la muestra de
“Uno de los reclamos habituales contra el arte moderno versa sobre su fácil deglu-
vanguardias rusas que se expuso en el Centro
ción por los mecanismos institucionales. ‘A la final todas las vanguardias van a Cultural Recoleta en 2001), ramona 11, Buenos
parar al museo’, dicen esos críticos. Parecieran lamentar que no las quemaran junto Aires, abril/mayo de 2001.
con sus autores.” 3. La muestra del Centro Cultural Recoleta
Roberto Jacoby2 (Buenos Aires) fue curada por Andrea Giunta,
quien tuvo también a su cargo la edición del
excelente catálogo, León Ferrari. Retrospectiva.
1. La repercusión de la retrospectiva Justicia, agresiones de militantes ca- Obras 1954-2004, Centro Cultural Recoleta /
de León Ferrari, uno de los artistas tólicos, marchas en defensa de la MALBA, Buenos Aires, 2004. Estaba previsto
más productivos y provocadores de muestra y grupos de oración en la que se mantuviera abierta desde el 30-11-2004
nuestro medio, excedió los círculos ha- puerta del Centro Cultural que parecí- al 27-2-2005, pero fue primero clausurada por
una orden judicial a finales de diciembre, luego
bituales y obligó a definiciones políti- an protagonizar rituales de exorcismo, reabierta por otra a comienzos de enero, y
cas e institucionales. Decenas de car- convirtieron la retrospectiva en un hap- finalmente cerrada a mediados de enero por
tas en los diarios, presentaciones a la pening con la participación especial decisión del artista.
nalmente, la crisis que eclosionó en dad, el arte será la eficacia y la pertur- por descontado que el ámbito de las
2001 ofreció un terreno de nuevo fér- bación”, sostenía en 1968.5 Desde es- creencias y de la moral no deben so-
til para que la clásica pregunta del ar- ta óptica, su muestra fue un éxito, por meterse a la crítica pública. La segun-
tista moderno sobre la proyección po- la cantidad de público y porque puso da pasa por alto la realidad del finan-
lítica de su obra se revalidara social- en el centro del debate político y cul- ciamiento público y privado en la Ar-
mente.4 tural algunos de los temas predilectos gentina.
La crisis le dio visibilidad a los de su obra: la intolerancia religiosa, el El debate sobre el financiamiento
artistas que habían sostenido una obra rol de la Iglesia, la libertad de expre- de las obras artísticas controvertidas
de denuncia social y política en los sión. Logró movilizar las fuerzas de se originó en los Estados Unidos en el
años anteriores, como el grupo Escom- la reacción católica y las fuerzas marco de la ofensiva cultural neocon-
bros (que se inició en 1989 combi- opuestas, que acudieron en su defen- servadora de los años ochenta. Pero
nando preocupaciones sociales y eco- sa; obligó a desplegar uno de los últi- allí la discusión sobre el uso del dine-
logistas); puso nuevamente en vigen- mos reflejos progresistas que le que- ro público tiene lugar sobre el fondo
cia la obra de artistas que no habían daban al gobierno de la Ciudad, que de una larga tradición de apoyo priva-
abandonado desde los años setenta su sostuvo con dignidad su posición fren- do a la creación artística. En la Ar-
experimentación en el conceptualismo te a tantas presiones. Fue exitosa por- gentina, en cambio, esa tradición es
político, como Víctor Grippo; y, so- que fue clausurada por una jueza (“la casi nula: el grueso de la experimen-
bre todo, rearticuló el universo temá- muestra habla de la intolerancia; la tación artística o científica no existiría 7
tico y las formas de producción de los clausura la comprueba”, sostuvo Fe- aquí sin el impulso estatal, más allá
artistas a través de la irrupción de una rrari entonces) y reabierta por una sen- de las pocas excepciones históricas
realidad de miseria, cartoneros, fábri- tencia de la Cámara de pocos antece- (como el Instituto Di Tella) o de la
cas tomadas y piquetes (alimentada dentes en la Argentina, en especial el incipiente aparición de unas pocas fun-
también, independientemente de la vo- dictamen del juez Horacio Corti, que daciones y museos privados.
luntad de los protagonistas, por el cir- recorre con agudeza el debate estético
cuito internacional). La crisis produ- para definir la dimensión crítica del 4. Sin ánimo de ser exhaustivos, conviene
jo, además, una confluencia con la lí- arte como “uno de los motores para mencionar, entre los trabajos de investigación
nea principal de relación entre arte y su desarrollo” y, consecuentemente, la histórica, los ya ineludibles libros de Ana
Longoni y Mariano Mestman, Del Di Tella a
política recorrida durante la transición libertad de expresión artística como “Tucumán Arde”. Vanguardia artística y
democrática: los derechos humanos. una de las obligaciones indelegables política en el ’68 argentino (El Cielo por Asalto,
La denuncia de las violaciones de la del orden jurídico, que debe proteger Buenos Aires, 2000) y de Andrea Giunta,
dictadura y la memoria habían sido la el arte crítico justamente porque pue- Vanguardia, internacionalismo y política. Arte
argentino en los años sesenta (Paidós, Buenos
cantera privilegiada para la experimen- de ser “molesto, irritante o provoca- Aires, 2001), así como la entrevista de Guillermo
tación política del arte argentino. Po- dor”.6 Si para una tradición artística Fantoni a Juan Pablo Renzi: Arte, vanguardia y
dría decirse que la crisis desencastró que genéricamente podemos identifi- política en los años ’60. Conversaciones con
la relación entre arte y política de su car como conceptualista, la obra no es Juan Pablo Renzi (El Cielo por Asalto, Buenos
Aires, 1998). Entre las iniciativas museográficas,
vinculación con esta temática y le dio sólo la obra sino sus repercusiones las más impactantes fueron las muestras de
una problematicidad que la causa de sociales e ideológicas que revierten so- reconstrucción histórica “Experiencias 68” (que
los derechos humanos parecía haber bre ella completándola, esta muestra volvió a montar en la Fundación Proa en 1998
eludido. Así, hoy atravesamos uno de produjo un máximo de efecto artístico. la famosa exposición del Instituto Di Tella que
la dictadura de Onganía había clausurado) y
esos momentos en que se vuelve La oposición a la muestra tuvo la “Arte y política en los ‘60”, que expuso en el
evidente, parafraseando el célebre co- enérgica dirección de la Iglesia, que Palais de Glace en 2002, ambas muestras con
mienzo de Adorno, que nada en la re- la convirtió en un caso testigo, como muy buenos catálogos a cargo de los respectivos
lación entre arte y política es evidente. hace cada vez que se discute un tema curadores, Patricia Rizzo y Alberto Giudici (Cfr.
Instituto Di Tella. Expriencias ’68, Fundación
Nadie como León Ferrari reúne en de su agenda ideológica o moral. Por Proa, Buenos Aires, 1998; y Arte y política en
la Argentina los hilos del arte y la po- un lado, los grupos católicos más ra- los ’60, Palais de Glace / Fundación Banco
lítica desde los años sesenta hasta hoy. dicalizados organizaron una violenta Ciudad, Buenos Aires, 2002). Sobre la
Su obra, apreciable por primera vez campaña de hostigamiento; por el otro, proyección internacional de este período
argentino, cfr. el importante volumen editado
de conjunto en la retrospectiva, per- se desplegó un discurso “a la defensi- por Inés Katzenstein y Andrea Giunta para el
mite ensayar algunas respuestas a las va”, que presentaba a la Iglesia como Museo de Arte Moderno de Nueva York: Listen,
preguntas sobre la politicidad del arte una institución desarmada frente a la Here, Now! (MOMA, Nueva York, 2004).
de vanguardia, su eficacia y su posi- agresión de la irreligiosidad dominan- 5. “El arte de los significados”, ponencia en el
I Encuentro Nacional del Arte de Vanguardia,
ble absorción por el museo y la histo- te. Sus argumentos básicos fueron que Rosario, agosto de 1968, en A. Longoni y M.
ria del arte. la muestra ofendía la sensibilidad de Mestman, cit., pp. 138-142.
los católicos y que, en consecuencia, 6. El dictamen del juez Corti puede leerse en
2. León Ferrari definió muy temprano el estado no debía financiarla. Se tra- www.BazarAmericano.com junto con otras notas
contra el cierre publicadas en los medios en
sus principales preocupaciones estéti- ta, por cierto, de dos falacias. La pri- esos días. En ramona 48 (marzo 2005) también
cas en la dimensión de la eficacia: “El mera ignora que todo arte crítico ofen- se reprodujo el dictamen junto a una
arte no será ni la belleza ni la nove- de siempre alguna sensibilidad y da reconstrucción de los acontecimientos.
Esta peculiaridad argentina quedó das por la publicidad, indistinguibles lo que ocurre en el arte y la cultura le
de manifiesto cuando, apenas comen- de la publicidad misma? Una parte del es indiferente. Por eso sigue siendo
zadas las presiones de los grupos ca- problema queda, sin duda, del lado de un contrincante a la medida del arte
tólicos, casi todos los escasos patroci- las instituciones criticadas (su indife- político: allí la provocación mantiene
nadores privados de la muestra de Fe- rencia cínica) o del público (su ano- su sentido.
rrari retiraron su apoyo, y hasta el mia, según los diagnósticos pesimis- Pero esto también impone un pre-
director-dueño del principal museo pri- tas sobre la industria cultural). Pero cio al arte. Creo encontrar dos expre-
vado, Eduardo Costantini, que tuvo otra parte queda del lado del arte: la siones de este precio en la muestra de
colgada en el MALBA una de las repetición rutinaria de dispositivos que Ferrari: toda su dimensión política fue
obras más famosas de Ferrari (“La ci- alguna vez impactaron y que hoy sólo subsumida por el debate sobre la li-
vilización occidental y cristiana”), par- encuentran un sentido político en los bertad de expresión; y su capacidad
ticipó de la edición del catálogo de la catálogos de los artistas. El arte ha in- de provocación se activó sólo para los
retrospectiva y había pensado inicial- ternalizado la política como una va- sectores ideológicamente más reaccio-
mente ponerla en su museo, admitió riable más de su lógica institucional y narios de la sociedad. Ello afecta sin
que si hubiese previsto el escándalo de sus procedimientos; sin embargo, duda cualquier juicio sobre la efica-
que iba a producir la muestra no se la relación entre arte y política se si- cia. Por supuesto, la libertad de ex-
habría involucrado con ella. En ese gue enunciando como si nada hubiera presión es el piso fundamental que pre-
8 contexto, la Fundación Telefónica cambiado. cisa la politicidad del arte, y ninguna
anunció que dejaría de dedicar su es- Algunos gestos artísticos de gran batalla por ella puede ser desestima-
pacio cultural a exposiciones de arte.7 intensidad política (organizar una te- da. Pero el arte político trabajó siem-
De modo que decir que una muestra levisión comunitaria, como hizo Mun- pre sobre los límites de la libertad de
como la de Ferrari no tiene que ser tadas en la Barcelona franquista; teñir expresión para movilizar otras visio-
financiada por el estado equivale a de- el agua de las fuentes de rojo, como nes críticas, utópicas o proféticas. Al
cir que esa muestra no tiene que ha- intentaron hacer, en 1968 en Buenos convertirse la religión en el núcleo de
cerse en la Argentina. Aires, Margarita Paksa, Roberto Ja- la politicidad del arte (el debate sobre
coby, Pablo Suárez, Juan Pablo Renzi los contenidos de la muestra de Ferra-
3. De todos modos, los argumentos y otros para homenajear al Che; pin- ri se concentró en su crítica a elemen-
presentados falazmente por quienes tar cruces en el pavimento, como hizo tos doctrinales del catolicismo –en es-
militaron para que la exposición se ce- Lotty Rosenfeld en Santiago durante pecial el infierno–, más que en su crí-
rrara suscitan algunas cuestiones que la dictadura de Pinochet) se vuelven tica política a la institución –la
llevan a problematizar la dimensión insignificantes en nuevas circunstan- participación de la jerarquía de la Igle-
política de la muestra. cias. La eficacia en la relación arte/ sia en la represión), la capacidad mo-
En primer lugar, es evidente que política pasa por una línea móvil que, vilizadora se restringe necesariamente
la eficacia política lograda por la de modo permanente, desplaza la fron- al mínimo común de la libertad de ex-
muestra tiene todo que ver con el ar- tera de lo que puede ser absorbido, no presión, en lo que podríamos llamar
gumento de la ofensa religiosa y el sólo por las instituciones y el merca- una eficacia de segundo grado, inde-
oponente que ésta supuso, la Iglesia do, sino también por el hábito o las pendiente del tema ideológico o polí-
católica. No sólo en la Argentina, en nuevas condiciones socio-políticas. Ig- tico de la obra.
todo el mundo hoy parecen ser las re- norar esto hace que muchos artistas Un ataque a la existencia del in-
ligiones y sus instituciones casi los celebrados como contestatarios sean, fierno sólo puede ofender a una mino-
únicos blancos en condiciones de re- en rigor, apenas el recuerdo ritual de ría recalcitrante. En culturas seculari-
accionar ante una provocación del ar- lo que alguna vez provocaron. zadas como la nuestra, se lo observa
te y convertir esa reacción en un acon- Pero este riesgo se desvanece cuan- como expresión de una tradición cul-
tecimiento político. ¿Qué gobierno eu- do el objeto de la crítica es la religión, tural de irreligiosidad blasfema (que
ropeo o qué eurodiputado reaccionaría como quedó demostrado en la mues- remite, por lo menos, a la Ilustración),
frente a una instalación sobre la euro- tra de Ferrari y, con mayor dramatis- con lo que el filo intelectual del arte
burocracia como las de On Transla- mo, en el asesinato del cineasta ho- queda mellado, porque ha cambiado
tions, de Antoni Muntadas –para men- landés Theo Van Gogh, o en las fat- el universo de ideas afectadas. Por eso,
cionar a una figura histórica del arte was contra artistas que cuestionan el el debate sobre el infierno entre Fe-
político–, y, más aún, qué persona del dogma islámico. Ni siquiera la absor-
público aprende algo en ella que no ción por la publicidad logra neutrali- 7. El debate sobre Ferrari coincidió con una
esté en el menú diario de los medios? zar ese mensaje, como probó el es- muestra de arte político en la Argentina en el
Espacio Fundación Telefónica, “Entre el silencio
Cuando Jenny Holzer y otros artistas cándalo suscitado por las campañas de y la violencia”, ampliación de la realizada por
colocan sus a veces ingeniosos carte- Oliverio Toscani para Benetton. El arteBA Fundación en Nueva York en 2003,
les en la vía pública (como en el ciclo fundamentalismo religioso está en al- curada por Mercedes Casanegra. Ante el anuncio
organizado por la ciudad de Nueva za en todo el mundo y, en tanto la de Telefónica, la curadora general del Espacio,
Corinne Sacca Abadi, que había puesto una serie
York en Times Square), ¿quién se sor- religión busca imponerse especialmen- de importantes muestras de arte argentino,
prende ante estrategias ya incorpora- te en la dimensión simbólica, nada de abandonó sus planes para el 2005 y renunció.
rrari y Bergoglio –una vez superada judicial, que probaba que el mensaje se encontraron en su punto de máxi-
la primera estación de humor surrea- de la vanguardia era inasimilable para ma intensidad revolucionaria. Para que
lista– difícilmente interpele algún nú- las instituciones: como coherentemente aquella experiencia de vanguardia tu-
cleo intelectual hoy significativo. To- advirtió Ferrari, en ese instante se viera lugar no alcanzó con que la di-
dos estos problemas exceden al artis- “comprueba” la verdad corrosiva de mensión política engranara con las di-
ta, en tanto él no puede restituir a la obra. Sin embargo sería difícil no mensiones artística e intelectual; fue
voluntad una dimensión política o in- coincidir en que el principal triunfo también necesario que ese acoplamien-
telectual externa a las coordenadas de político fue la reapertura, cuando la to tuviera efectos sobre el trabajo de
su tiempo y sociedad. Pero la refle- justicia falló en defensa del artista y los artistas. Esos efectos fueron los que
xión sobre su obra no debería eludir- de la institución pública, lo que cues- llevaron a la vanguardia a enfrentar y
los, para evitar que la defensa se con- tiona aquella otra verdad de la obra, agotar, en un brevísimo tiempo, todos
vierta en un acto de condescendencia. al mostrar que los valores políticos re- los dilemas que genera, en las propias
El argumento sobre la financiación ales (la defensa de la libertad de ex- obras, su relación con la política y la
pública de la muestra, por su parte, presión) funcionaron en un plano ra- sociedad.
enfrenta la cuestión del arte y la polí- dicalmente diferente del de los pro- Sabemos cuál fue el camino de la
tica con su límite más crítico, al me- puestos por la política del arte. Pese a radicalización del arte en la Argenti-
nos desde una posición de vanguar- toda la resignificación pop o posmo- na. Un primer paso se dio entre la pri-
dia: ¿puede imaginarse paradoja ma- 9
yor para una idea vanguardista del arte
que su principal logro sea una movi-
lización en defensa de las institucio-
nes, para colmo, del estado? Sabemos
que esta paradoja existe sólo si se sus-
cribe una definición de las vanguar-
dias artísticas como la que propuso la
Teoría de la vanguardia de Peter Bür-
ger, que establecía como criterios el
carácter destructivo y el combate con-
tra la institución. Con esa definición
prácticamente no podría usarse el tér-
mino vanguardia para referirse a mo-
vimientos artísticos en lugares como
la Argentina, e incluso quedarían fue-
ra sectores fundamentales de las “van-
guardias históricas”, como el construc-
tivismo ruso o el neoplasticismo ho-
landés, por no hablar de disciplinas
completas, como la arquitectura.8 Si
dejamos de lado esa perspectiva, uno
de los resultados políticos de la mues-
tra de Ferrari –la defensa de la insti-
tución pública– dejaría de ser paradó-
jico: quizás en la Argentina de hoy
esa también sea una tarea de vanguardia.
Pero, al mismo tiempo, la cuestión es derna de muchos de los postulados que mera y la segunda mitad de los sesen-
más compleja, porque Bürger acierta recorren el ciclo del romanticismo a ta, cuando la política pasó de ser parte
en la identificación de un deber ser las vanguardias, la reunión del arte con de la identidad de los artistas a ser
que las vanguardias destructivas here- la vida, el combate a la institución y la parte de la identidad de las obras –de
daron del arte romántico y transfirie- provocación del público siguen inscri- acuerdo a una fórmula muy efectiva
ron al arte contemporáneo, dotándolo biéndose con más propiedad en el ho-
de una forma particular de entender rizonte teleológico de la revolución que 8. Peter Bürger, Teoría de la vanguardia (1974),
en las instituciones de la democracia. Península, Barcelona, 1987. En la edición
su relación con la política.
española, el prólogo de Helio Piñón ya desarrolla
Allí reside la explicación de un estas críticas. En algunas de las intervenciones
conflicto evidente en el juicio sobre la 4. Por eso cualquier reflexión sobre de las mesas redondas sobre vanguardias
eficacia de la muestra. Desde un pun- las vanguardias, el arte y la política argentinas organizadas por el Centro Cultural
en nuestro país tiene que volver sobre Ricardo Rojas en 2002 se advierte el proceso
to de vista clásico –que Bürger repre-
de crítica a Bürger en la reflexión local
senta–, el momento de mayor eficacia los años sesenta, la escena primordial (Vanguardias argentinas, Libros del Rojas,
de la muestra fue su cierre por orden en la que estas diferentes dimensiones Buenos Aires, 2003).
de Silvia Sigal.9 El segundo paso con- en sus intenciones antiinstitucionales; Se trata de una obra que puede ser
dujo a la convicción sobre “la insufi- el abandono del arte tiene el sabor del inscripta fácilmente en el ciclo de la
ciencia de toda relación (artística) con sacrificio al que se autosomete el de- conceptualización, pero en la que la
la política de la revolución” –y aquí la rrotado. Desde el punto de vista de las materialidad llega a ser tan poderosa
fórmula es de Beatriz Sarlo.10 Enton- ideas políticas, era tal la saturación dis- como la idea y, al mismo tiempo, mu-
ces se arribó al punto de no retorno de cursiva sobre todos los temas en que cho más ambigua y compleja, agre-
las vanguardias argentinas, que sigue coincidía el arte con el mundo inte- gándole posibilidades de lectura e in-
irradiando dilemas sobre nuestro pre- lectual y político (la denuncia del ham- terpretación.12 La más recurrida de
sente: el abandono del arte. Pero no bre y la opresión, del imperialismo y ellas en los días del conflicto por la
un clásico abandono por la política, el la dependencia, la celebración de las muestra retrospectiva de Ferrari, ar-
tipo de abandono que hizo suya aque- luchas por la liberación en la convic- gumentada incluso en el dictamen del
lla famosa respuesta del Che sobre qué ción de la inminencia revolucionaria) juez Corti, es la indecibilidad sobre el
pueden hacer los artistas o los intelec- que es legítima la pregunta ¿para qué juicio que la obra –no el artista– pro-
tuales por la revolución (“Yo era mé- reiterarlos bajo el formato del arte? nuncia sobre si Cristo es cómplice del
dico”); sólo unos pocos artistas aban- (De hecho, era ésa la conclusión de bombardeo o ha sido nuevamente cru-
donaron el arte por ese camino. quienes instaban a abandonar el arte cificado por él (o ambas cosas a la
Uno de los aportes de las investi- por la política.) vez); es decir, si la obra denuncia la re-
10 gaciones sobre el arte de los años se- Es en la propia experimentación ar- ligión o lamenta su derrota en la tierra.
senta de Andrea Giunta y Ana Longo- tística, entonces, donde es posible en- En esa ambigüedad reside su vi-
ni y Mariano Mestman, fue advertir contrar un nivel de eficacia política e gencia: junto al admirable procedi-
que la radicalización política del arte intelectual: en el momento vanguar- miento (el ingenioso montaje de la fi-
tuvo una lógica y una dinámica pro- dista, la libertad de pensar y forzar los gura de Cristo sobre el avión), otra
piamente artísticas: el proceso que lle- límites de lo dado rebalsa la mera bús- serie de cualidades propias de la rea-
va a la vanguardia de la experimenta- queda de originalidad del arte moder- lización, como el tamaño, obligan a
ción con los materiales al concepto y no e irradia hacia las otras esferas del una contemplación severa, quasi reli-
del concepto a la desmaterialización conocimiento y la acción con una pro- giosa, aun cuando el montaje tiene su
tiene raíces en el campo artístico del ductividad imposible de encontrar en costado irónico típicamente Dadá. En
período. El principal impulso en la es- los discursos explícitos. Así parece un caso así, ¿el ingreso al museo es
piral de radicalización era la convic- funcionar la eficacia vanguardista. Y, una derrota o un triunfo? Se trata de
ción de que “los riesgos del academi- paradójicamente (si nos atenemos a sus una obra que ni siquiera pudo ser ex-
cismo”, en términos de Juan Pablo propios términos), esa eficacia no mue- hibida en su momento, y que sin em-
Renzi, acechaban las experimentacio- re en el museo. Una obra puede entrar bargo quedó como una de las expe-
nes más extremas desde el momento al museo como documento de época riencias que marcan un antes y un des-
mismo de su concepción, llevando a (y eso no debería ser criticado, ¿acaso pués en la cronología de los años
una “indefectible absorción y consu- el museo de arte no es también un sesenta. Quizás ésta sea la paradoja
misión” de la obra de vanguardia por museo histórico?) o como obra de ar- de la política de la vanguardia: pese a
quienes eran los destinatarios del ata- te, pero cuando esto último ocurre es su voluntad de romper con el arte y
que.11 Por eso, los artistas de vanguar- muy impactante la iluminación que se adherir a un mensaje político explíci-
dia cumplen un abandono diferente del produce más allá del cambio de to, cuando perdura lo hace como arte.
evocado más arriba, producto de que contexto o del paso del tiempo: la No porque el tiempo la desprenda de
su tarea política principal fue la sub- emoción y el conocimiento parecen in- su mensaje político, sino porque fue
versión del marco institucional, y de cluso más intensos porque el tiempo capaz de expresarlo y, a la vez, tras-
que comprobaron con impotencia la ha comprimido en la obra sus diver- cenderlo. Y quizás allí resida la dife-
capacidad que éste demostraba para sas capas de sentido. Tal parece ser el
neutralizar los desafíos más extremos: fondo de la crítica al reduccionismo 9. Silvia Sigal, Intelectuales y poder en la
en esa comprobación, la radicalización institucionalista que aparece en la cita década del sesenta, Puntosur, Buenos Aires,
encuentra su límite propiamente artís- inicial de Jacoby, tomada de un ar- 1991.
10. Beatriz Sarlo, La batalla de las ideas (1943-
tico y explica su autoconsumación (en tículo que defiende la actualidad de 1973), Ariel, Buenos Aires, 2001, p. 103.
el doble sentido, de perfección y ex- las vanguardias rusas: no hay moda, 11. Juan Pablo Renzi, “La obra de arte como
tinción). reproducción en tarjeta postal o en li- producto de la relación conciencia ética -
En medio de ese vértigo, terminar bro de mesita ratona, capaces de do- conciencia estética”, ponencia al I Encuentro
Nacional del Arte de Vanguardia, Rosario,
en el museo o en la historia del arte mesticar la fuerza revolucionaria de agosto de 1968, en A. Longoni y M. Mestman,
era terminar sin más, porque evitarlo esas obras. cit., pp. 138-142. Ver también G. Fantoni, Arte,
era el sentido mismo de la práctica Y algo similar ocurre con “La ci- vanguardia y política, cit.
artística. ¿Cómo pensar la eficacia de vilización occidental y cristiana”, la 12. Para un análisis agudo de “La civilización
occidental y cristiana” y su recepción, ver
aquellas obras? Desde el punto de vista famosa obra de 1965 en la que León Giunta, Vanguardia, internacionalismo y
de sus objetivos manifiestos, es fácil Ferrari ensambló un cristo de santería política, op. cit., y León Ferrari, catálogo de la
observar la frustración de los artistas sobre un bombardero norteamericano. retrospectiva citado.
rencia entre “La civilización occiden- mula una potencia revolucionaria a la los montajes con noticias de diarios
tal y cristiana” y muchas de las obras espera de los actores y del tiempo en para exponer en crudo el discurso po-
de crítica religiosa que Ferrari ha re- condiciones de descifrarla. La van- lítico e ideológico de Occidente, en
alizado en los últimos años, como las guardia, en cambio (y aquí la referen- Tucumán Arde o Palabras ajenas); el
de la muestra “Infiernos e idolatrías” cia clásica es Benjamin), apuesta a la período de exilio en Brasil, donde re-
(2001), de las más revulsivas en la re- pérdida de autonomía, pero no a cual- toma la experimentación espacial y
trospectiva, pero en las que es difícil quier tipo de pérdida, sino a una que gráfica de inicios de los años sesenta,
ver más allá del “mensaje”. suponga una revolución en los medios a las que suma, como nuevo tipo de
Por supuesto, esta disquisición pue- de producción artísticos tan extrema textos producidos por medios mecáni-
de no interesarle al propio Ferrari, como la de las fuerzas sociales revo- cos (plantillas y letraset), los planos
siempre dispuesto a rechazar las de- lucionarias y que, justamente por eso, de arquitecturas y ciudades, dispositi-
mandas de “artisticidad”. En 1965 es- pueda articularse con ellas. Así se di- vos obsesivos de precisión y locura;
cribió, ante las críticas a la serie de ferencian dos nociones de eficacia: una y, finalmente, el retorno a la Argenti-
“La civilización occidental y cristia- rechaza la praxis, aunque confía en que na en los años ochenta, y con él, el
na”: “Es posible que alguien me de- ésta anida en el contenido de verdad retorno de lo político, centrado en el
muestre que esto no es arte: no ten- de la obra; la otra, la multiplica por tema de las violaciones de derechos
dría ningún problema, no cambiaría de dos, porque la busca en la producción humanos de la dictadura y en la com-
camino, me limitaría a cambiarle el de la obra y en sus efectos externos. plicidad de la iglesia, institución so- 11
nombre: tacharía arte y las llamaría Aplicando esta línea argumental al bre la que irá enfocando su obra más
política, crítica corrosiva, cualquier co- curso de las vanguardias argentinas, y más hasta llegar a la denuncia del
sa”.13 Y lo repitió con diferentes in- podría verse que así como el concre- infierno. El retorno de lo político es,
flexiones ante las últimas críticas a su tismo de los años cincuenta fue el pri- también, el retorno de los procedimien-
obra. Como credo de artista es indis- mer movimiento de politicidad ador- tos del período de radicalización:
cutible, pero insatisfactorio a la hora niana en el arte argentino (y Tomás montajes de texto, montajes de objetos,
de pensar su obra (excepto como par- Maldonado era muy consciente de ello collages. Pero la peculiaridad de este
te de su poética). Y, sobre todo, de cuando proponía un arte capaz de pre- último período es que ya no abandona
defenderla: porque la defensa de su figurar científicamente una nueva re- la experimentación formal que había re-
muestra se hizo en nombre del arte, alidad), en los años sesenta tuvimos cuperado en Brasil, manteniéndola en
porque era una muestra de arte en un nuestras primeras vanguardias propia- paralelo con su producción política.
museo de arte, y por lo menos los crí- mente benjaminianas: todo el proceso Esta superposición de experiencias
ticos y los intelectuales que la defen- de conceptualización / desmaterializa- en los años recientes, manifestada co-
dimos tenemos que poder argumentar ción fue el de la búsqueda de una do- mo nunca en la retrospectiva, resulta
en consecuencia. ble praxis revolucionaria, estética y po- doblemente perturbadora. Por una par-
lítica. Pero, en su propia historicidad, te, porque frente a la idea de consu-
5. De todos modos, la pregunta polí- las vanguardias concluyeron volvién- mación radical que supuso el fin del
tica clave para la última etapa de la dose adornianas. Primero, al abando- ciclo vanguardista de los años sesen-
obra de Ferrari es otra, y aparece cuan- nar el arte; luego, desde finales de los ta, parece decirnos que es posible de-
do se la examina en una perspectiva setenta, al retomarlo, ya sea en las va- tener el tiempo vertiginoso de aquella
temporal de larga duración. Las van- riantes del “retorno al realismo” de ar- historicidad y, en la búsqueda de una
guardias argentinas podrían pensarse tistas como Pablo Suárez o Renzi, o eficacia análoga, apelar a sus mismos
en el vaivén cíclico entre modernismo del “retorno a la abstracción” de artis- procedimientos como quien busca en
y vanguardia, con sus diferentes con- tas como el propio Ferrari, que en su una caja de herramientas disponibles.
cepciones de eficacia en la relación exilio brasileño recuperó el trabajo ex- Por otra parte, porque aquellos diver-
entre arte y política. Me refiero, claro quisito sobre la forma en sus escultu- sos “retornos adornianos” del arte de
está, a una idea de modernismo dife- ras de alambre y en sus “escrituras”.15 los años setenta permitían intuir no só-
rente de la que han banalizado las crí- En este sentido, la muestra retros- lo respuestas a una nueva situación de
ticas de las últimas dos décadas, redu- pectiva de Ferrari permitió periodizar censura y represión, sino muy espe-
ciéndolo a mero instrumento de mani- su producción en términos políticos,
13. León Ferrari, “La respuesta del artista”,
pulación ideológica; una idea como la evidenciando cierto carácter represen- Propósitos, Buenos Aires, 7-10-65, reproducido
expresada canónicamente por Adorno tativo de su trayectoria: los inicios co- por Longoni y Mestman, op. cit., p. 72.
que, testigo del fracaso de las vanguar- mo artista abstracto; la radicalización 14. Sigo en este tema el sugerente análisis de
Andreas Huyssen, Después de la gran division.
dias históricas, resaltó la capacidad de de los años sesenta, donde la política
Modernismo, cultura de masas, posmodernismo
absorción de la industria cultural.14 Es- va ocupando todos los espacios (des- (1986), Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2002.
ta idea de modernismo apuesta a la de la “Carta a un general”, de 1963, 15. Andrea Giunta ha mostrado la carga
autonomía porque, en sus propios pro- en que una de las “escrituras” que ve- revulsiva y política de los retornos al realismo;
por ejemplo, en “Juan Pablo Renzi, problemas
cedimientos, el arte construye estrate- nía realizando como experimentación
del realismo”, Punto de Vista 74, Buenos Aires,
gias críticas frente a la mercantiliza- abstracta se convierte, por el solo efec- diciembre 2002. Sobre el “retorno a la
ción de la sociedad capitalista y acu- to del título, en texto político, hasta abstracción” de Ferrari, ver catálogo citado.
cialmente una reflexión aguda de los uso del espacio público para la pro- manos en su relación con el arte. Hoy
artistas sobre sus relaciones con la po- testa en el nuevo contexto democráti- puede verse que el movimiento de los
lítica y la sociedad; una mirada auto- co, en el que las Madres y los orga- derechos humanos le dio a la politici-
crítica sobre aquella omnipotencia re- nismos de derechos humanos dejaban dad del arte un ámbito donde se man-
volucionaria, más abierta, frente a la de ser sus exclusivos protagonistas. De tuvo una dimensión de lucha y resis-
tradición vanguardista argentina, a po- modo que, en parte por las acciones tencia no totalmente asimilable, en la
liticidades más complejas y plurales artísticas, la lucha por los derechos hu- que los artistas podían mantener su fi-
del arte. La apelación a modalidades manos ratificó en los primeros tiem- delidad a las viejas convicciones polí-
“modernistas” y “vanguardistas” en el pos de la democracia el carácter inno- ticas del arte de vanguardia sin verse
último período de Ferrari, en cambio, vador para la política argentina que obligados a revisiones complicadas. La
deja enormes dudas acerca de cómo había tenido en la dictadura. Una efi- política, como el arte, tiene esas para-
reflexiona él, en sus obras, sobre aquel cacia que estuvo en directa relación dojas: es notable que un movimiento
momento fundamental del arte argen- con la fuerza que asumió el espacio innovador en tantos aspectos haya po-
tino, constitutivo además de su figura público en esos años, en una impronta dido tener una función conservadora
de artista. Aquellos procedimientos, muy trabajada por el propio gobierno, en otros –cuya expresión radical se ex-
nacidos de la voluntad de subvertir la como el lugar recuperado para la fies- presa en los sectores de los organis-
institución del arte, ya no están acom- ta y la protesta. mos de derechos humanos que reivin-
12 pañados de una crítica a la absorción Pero esa fuerza inicial de la rela- dican in toto las ideas políticas de los
o la manipulación, de modo que su ción del arte con los derechos huma- sesenta/setenta. El arte no es, final-
sentido ha mutado inadvertidamente, nos se fue extinguiendo, hasta tocar el mente, tan diferente de la política: mu-
quedando hoy como respuestas que se grado máximo del convencionalismo chos de los protagonistas de los tem-
demostraron fallidas a una pregunta e institucionalización en el Parque de pranos ochenta pensaban (el gobierno
que dejó de hacerse.16 la Memoria.17 Entre las ganadoras del de Alfonsín en primer lugar) que la
Hay, en ese aspecto de la obra de concurso para el Parque, una obra ex- resolución de los problemas argenti-
Ferrari, algo muy representativo del te- presa esto más que ninguna otra: con- nos pasaba por la recuperación de al-
rreno en el que se debate la relación siste en una serie de carteles de trán- gún momento anterior a la dictadura.
del arte y la política en la Argentina de sito que transforman su función vial Han pasado más de dos décadas, y
las últimas décadas. A diferencia de lo original para informar sobre diferen- se ha podido reconocer dolorosamen-
ocurrido en otros campos artísticos, los tes aspectos del terrorismo de estado. te que no era así. Quizás el contexto
procedimientos de la vanguardia en las La obra es del Grupo de Arte Calleje- de reapertura actual de la pregunta so-
artes visuales se volvieron tan disponi- ro, que realiza intervenciones sobre los bre las relaciones arte / política, cuan-
bles como convencionalmente acepta- carteles en la calle y coloca señaliza- do los derechos humanos siguen sien-
dos: cuando las artes visuales recupe- ciones frente a los ex centros de de- do una dimensión fundamental pero
ran una relación explícita y pública con tención o las casas de militares, acom- ya no la única del arte tensionado por
la política, a la salida de la dictadura, pañando los escraches de HIJOS. En la política, permita buscar nuevas res-
lo hacen bajo la forma del “Siluetazo” esos casos, la intervención artística puestas. Esto no va a ocurrir de modo
(la ya célebre acción artística realizada buscaría alterar la norma del espacio automático ni sencillo, y seguramente
en la Marcha de la Resistencia de las público. Pero si ése es su propósito, habrá todavía muchas expresiones del
Madres de Plaza de Mayo de diciem- ¿qué significan los mismos carteles miserabilismo que ha aparecido casi
bre de 1983), que combina los recur- cuando son construidos ad hoc para como primer reflejo artístico ante la
sos del happening, la producción co- ser expuestos en el parque-museo? crisis, por no hablar de los brindis en-
lectiva, la provocación del público, el ¿Qué queda de su provocación? La tre cartoneros y artistas en Palermo
arte de los medios y otros procedimien- institucionalización deja aquí de ser Viejo. Pero es evidente que se ha
tos puestos en forma por la vanguardia una metáfora o una referencia abstracta abierto un nuevo escenario para el de-
de los años sesenta, pero que ya esta- y afecta todo el sentido de la obra. El bate. La obra de León Ferrari seguirá
ban desde hacía tiempo en los museos, problema ya no es el ingreso en el siendo, sin duda, una referencia insos-
extendidos a toda una serie de obras museo o en la historia del arte; el pro- layable para su desarrollo.
no necesariamente caracterizadas por blema es que se ha roto toda reflexión
su vocación política. Por eso es que las significativa sobre las relaciones entre 16. La nueva situación de la escena del arte se
relaciones entre el arte y la política ten- la propuesta artística, la política y el puso de manifiesto inmejorablemente en el
drían que haberse podido pensar de mo- marco institucional. hecho de que ni siquiera la página de arte del
diario La Nación pudo acoplarse al repudio
do diferente. Ahora bien, en términos más ge- contra la muestra que el mismo diario impulsó,
Durante los primeros tiempos de nerales, creo que el cuestionamiento porque no puede dejar de aceptar la obra de
la democracia, el impacto de acciones de los procedimientos artísticos para Ferrari como un signo inequívoco del arte
como el “Siluetazo” permitieron elu- referirse a la política no fue necesario realmente existente.
17. Sobre el Parque de la Memoria, veáse
dir esa necesidad. Esas acciones sin- durante los años ochenta y parte de Graciela Silvestri, “El arte en los límites de la
tonizaban la temperatura de los tiem- los noventa en buena medida por el representación”, Punto de Vista 68, diciembre
pos: fueron capaces de resignificar el rol que cumplieron los derechos hu- de 2000.

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