La juventud es una etapa de la vida que incluye una serie de
transformaciones fisiológicas y psicológicas, en donde los jóvenes
empiezan a experimentar cuestionamientos ante explicaciones que en la infancia se aceptaban como seguras, por ejemplo, la existencia de un Dios Todopoderoso y justo. A ello se le suma el deterioro de las familias y la notable falta de valores auspiciada por la sociedad, lo que lleva a los jóvenes a tener un vacío existencial en donde intentan refugiarse en el materialismo y el consumismo para sentirse vivos y con un objetivo, pero solo consiguen una felicidad efímera y no la paz completa que pueden encontrar en Jesucristo. Ese vacío solemos llenarlo con objetos, con el hedonismo, el placer y los vicios y lo único que encontramos es alejarnos más de aquel que tanto nos ama y de su voluntad agradable y perfecta. Por ello nace la necesidad de formar un grupo juvenil en la parroquia Nuestra Señora de la Providencia que tenga como misión hacer que los jóvenes de nuestra comunidad tengan una experiencia personal de encuentro con Cristo, donde podamos formarnos en la Fe y ser cristianos auténticos, libres, alegres y responsables Pero ¿Por qué un grupo juvenil? En primer lugar, porque el grupo es una respuesta a la sed que tiene el joven de afirmarse personalmente y socialmente. El grupo afirma su propia personalidad, ya que ahí se siente conocido, aceptado, estimado y realizado. En el grupo el joven se relaciona con otras personas de su misma edad y aprende a comunicarse. En el grupo se satisfacen sus necesidades básicas de toda persona: afecto, aprobación, seguridad, apoyo y solidaridad. Pero el grupo no es sólo un método pedagógico adecuado que ayuda a madurar la identidad personal y social de joven. El grupo es algo más: es una experiencia de Iglesia. En el grupo el joven experimenta vitalmente a la iglesia como una comunidad que cree en Cristo, que comparte y celebra la fe, que vive en amor fraterno. El grupo es, por tanto, el ámbito ideal de experiencia de la fe y del inicio de la vivencia comunitaria de la iglesia. Todo bautizado es y debe ser Discípulo (es decir, SEGUIDOR DE CRISTO) y misionero. Y no podemos seguir a Jesús sino es en grupo... la misión se realiza en grupo. En la medida que vamos conociendo a Jesús vamos cambiando (de ser individualistas a ser solidarios), vamos tomando conciencia de nuestra responsabilidad de preocuparnos por otros jóvenes. Cuando hablamos de “grupo” nos referimos a un conjunto de personas unidas por el afecto, que desempeñan una serie de funciones, observan unas normas comunes y tienden a determinados objetivos con intereses y valores compartidos. Lo que constituye a un grupo son, ante todo, las relaciones de afecto que existen entre los miembros. Ahora bien, si queremos formar un grupo, antes de ponernos de acuerdo sobre los objetivos, las actividades y las organizaciones, es necesario lograr un clima de compresión aceptación y respeto. De esta manera los jóvenes que se reúnen no serán una suma de individuos si no un grupo de amigos que se estiman, se apoyan y se ayudan. Es importante, por tanto, que las primeras reuniones del grupo favorezcan este clima de confianza y de comunicación sincera. Para lograr esto son necesarias dinámicas de relaciones humanas que tienen una triple finalidad: facilitar el conocimiento, crear un clima de confianza y de comprensión, favorecer la participación de todos. ¿Qué se busca ofrecer en el grupo? - Tener una experiencia Cristo. - Formarnos en la Fe - Ayudar y acompañar en el descubrimiento y vivencia de la Eucaristía. - Vivir en comunidad la Fe. - Motivar la Fe por medio de retiros espirituales y jornadas de oración - Implicarnos con las actividades parroquiales a fin de que el esfuerzo del grupo se vea plasmado - Implicarnos en la vida diaria: familia, amigos, estudios, trabajo… - Profundizar en la oración desde la experiencia de encontrarse con ALGUIEN que libera y salva. - Potenciar la relación familia-parroquia - Ayudar a integrar Fe y Vida. - Profundizar en hacer razonable la Fe. La Fe no es irracional. - Educar para vivir el amor como vocación (don, entrega, responsabilidad). - Implicar en experiencias de compromiso y solidaridad. EL SERVICIO CONSISTE EN - Dar testimonio de nuestra Fe como jóvenes. - Participar en las reuniones de formación y coordinación. - Propiciar a nivel parroquial, arciprestal y diocesano nuestra formación y vivencia integral como creyentes y jóvenes. El SER, el SABER y el HACER. - Propiciar una vivencia evangelizadora en los jóvenes. Una experiencia personal y comunitaria de encuentro con Jesucristo. - Compartir con otros jóvenes el proceso integral y continuo de crecimiento y personalización de la Fe. - Animar y ayudar a descubrir y vivir la oración como un encuentro de amistad con Cristo en la Comunidad. - Posibilitar la integración de los jóvenes en la Comunidad Parroquial y en la Diócesis. - Participación y preparación de encuentros y Eucaristías. - Preparación y celebración del sacramento de la Reconciliación en los tiempos fuertes. - Encuentros de oración y convivencias que animen a vivir una Fe madura y responsable. - Participar en actividades de compromiso y solidaridad. - Formar desde la unión Fe-vida. - Potenciar el diálogo Fe-cultura. - Cuidar las cuatro dimensiones: Formación, oración, celebración y acción. + Formación: Acompañamiento, Biblia, actualidad, actualidad juvenil, catecismo, revistas, conferencias, etc. + Oración: Seguir a Jesucristo. La alegría de creer. Invitación a dialogar y escuchar a Dios en la vida. Iniciación personal y comunitaria. Oración comprometida y compartida. + Celebración: Participación en la Eucaristía. Celebrar la vida y la fe. La iglesia es de Cristo. + Acción: Obra social Se hace importante resaltar el hecho de que el grupo en caso de constituirse “no será cristiano porque pertenece a una Parroquia, sino por el espíritu que lo anima” ¿Cuáles son los rasgos que definen a las primeras comunidades cristianas y que deben tener los grupos cristianos?
-Tener a Cristo como centro de vida.
-Un grupo cristiano es un grupo de seguidores de Jesús, tiene a Cristo como el amigo común, como centro de unidad, como modelo de vida. -Un grupo cristiano se alimenta de la Palabra de Dios, se deja interpelar por y juzgar por el evangelio. De esa manera, los acontecimientos, los proyectos, la vida de grupo, etc., se juzgan a la luz de las actitudes de la vida de Jesús. -Compartir y celebrar la fe. -Sentirse iglesia. Para ser cristiano un grupo tiene que tener conciencia de la Iglesia, sentirse Iglesia. Necesita, por tanto, ser un grupo abierto a otros grupos juveniles y de adultos, un grupo cerrado no es un grupo cristiano, es una secta. Se necesita, también, estar unidos con los que presiden la comunidad parroquial (sacerdotes, religiosos, diáconos) e integrarse plenamente a la vida pastoral de la parroquia.