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PRINCIPIO 22
Artículo 1.- Los indígenas tienen derecho, como pueblos o como individuos,
al disfrute pleno de todos los derechos humanos y las libertades
fundamentales reconocidos en la Carta de las Naciones Unidas, la
Declaración Universal de Derechos Humanos y las normas internacionales
de derechos humanos.
“La vigilancia ambiental debe conseguir que las leyes sean adoptadas o
reformuladas de forma a reconocer, promover y consolidar el proceso de
democracia participativa con la participación popular de las comunidades
campesinas, indígenas urbanas o rurales en la vida política, jurídica y
económica de los países”.
“Los ciudadanos son uno de los mayores recursos para la fiscalización de
las leyes ambientales y sus reglamentos. Ellos saben de la riqueza de la
tierra y de sus atributos naturales más íntimamente de lo que un gobierno
puede llegar a hacerlo. Su número los hace más efectivos que cualquier
agencia gubernamental. Los ciudadanos son omnipresentes, están
motivados e interesados en la calidad
ambiental”
Cabe señalar que algunos países, como los Estados Unidos de América
(USA), brindan particular énfasis al rol de los ciudadanos en la fiscalización
ambiental a través de acciones judiciales. En efecto, en USA las diversas
normas ambientales recogen la figura de los denominados “citizens suits”
(juicios ciudadanos) a través de los cuales se implementa el “citizen
enforcement” (fiscalización ciudadana)
La Ley General del Ambiente reconoce como uno de sus principios básicos,
el referido a la participación ciudadana en la gestión ambiental:
Los actores clave del presente caso como parte de la sociedad civil son:
las comunidades nativas involucradas del proyecto, la población de
Pichanaki, CARE Asháninka y el Frente de Defensa Ambiental,
principalmente. Otros actores relevantes son la empresa Pluspetrol, y el
gobierno nacional y local. El Frente de Defensa Ambiental liderado por
Roberto Carlos Chavarría,opositor clave del desarrollo del proyecto en la
zona, convocó un paro el 22 de setiembre de 2014, el cual duró
aproximadamente 4 días y culminó con la promesa del gobierno de la
instalación de una mesa de diálogo, que fue instalada hasta después de
5 meses, lo cual generó que el conflicto suscitado en el paro se reinicie
en febrero de 2015 con enfrentamientos que dejaron el saldo de 1 muerto.
En febrero de 2015 se programó la instalación de una nueva mesa de
diálogo; sin embargo, no tuvo existo debido a que los opositores y
representantes del gobierno no se pusieron de acuerdo sobre el lugar de
realización. Paralelamente a dicho suceso, el Organismo de Evaluación
y Fiscalización Ambiental (OEFA) instaló una oficina de atención de
denuncias ambientales e información al ciudadano en Pichanaki con la
finalidad de fortalecer el trabajo de fiscalización ambiental que se realiza
en Junín. Finalmente, el gobierno programó una mesa de diálogo para el
22 de marzo de 2015, de la cual no se tiene mayor información. En el
presente caso no se denota una posición clara respecto al desarrollo del
proyecto por parte del gobierno; sin embargo, a partir del análisis
expuesto se puede apreciar que las autoridades involucradas en la
revisión del proyecto se limitan a lo dispuesto en la normativa vigente,
verificando el cumplimiento de las formalidades legales, y no se
preocupan por realizar trabajos de campo en los que se verifique la
adecuada implementación de los mecanismos de participación y que las
preocupaciones en torno a temas ambientales sean incorporados de
manera adecuada.
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