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Filosofía de la Educación

[1º 2019-D]

Trabajo Práctico Nº1

Alumno: Gonzalez Gil, Analia Paula

Profesor: Adán, Alejandro

Universidad Virtual de Quilmes


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Hobbes, en su obra Leviatán, menciona un “estado de naturaleza” caótico, en el cual el
individuo se encuentra en un estado de guerra permanente. Nada puede ser considerado justo
ni injusto. Además, en la descripción de dicho estado, no existe la propiedad privada.
Solamente pertenece a alguien aquello que puede tomar y conservar. El filosofo agrega que la
socialización solo se logra cuando existe un poder capaz de imponerse.

Con todo ello es manifiesto que durante el tiempo en que los hombres viven sin un poder
común que los atemorice a todos, se hallan en la condición o estado que se denomina guerra:
una guerra tal que es la de todos contra todos. Porque la GUERRA no consiste solamente en
batallar, en el acto de luchar, sino que se da durante el lapso de tiempo en que la voluntad de
luchar se manifiesta de todo suficiente. (Hobbes, 2005, p. 102)

Según Hobbes el Estado nace como consecuencia de un contrato que se origina por el interés
de los individuos de vivir a salvo del miedo a la muerte violenta Por otro lado, el autor
menciona tres causas de guerra:

La primera causa impulsa a los hombres a atacarse para lograr beneficio; la segunda, para
lograr seguridad; la tercera para ganar reputación. La primera hace uso de la violencia para
convertirse en dueña de las personas, mujeres, niños y ganados de otros hombres; la segunda,
para defenderlos; la tercera, recurre a la fuerza por motivos insignificantes, como una palabra,
una sonrisa, una opinión distinta, como cualquier otro signo de subestimación, ya sea
directamente en sus personas o de modo indirecto en su descendencia, en sus amigos, en su
nación, en su profesión o en su apellido. (Hobbes, 2005, p. 102)

A través de este pacto, que da origen al Estado, los individuos ceden sus derechos naturales y
los delegan en una sola persona: el soberano, quien debe administrarlos para asegurar la
autoconservación de sus súbditos. En caso de incumplir con esta obligación deberá rendir
cuenta a Dios.
José Luis Romero (1987), hace referencia a los pactos entre las nuevas sociedades urbanas
previas al siglo XVII,

Lo que puede percibirse es que quienes se aglutinan por intereses comunes y quizá porque
aprovechan alguna ventaja ecológica común, hacen entre si un pacto. Primero quizá
desarrollen ciertas formas cooperativas espontaneas, hasta un momento en que deciden
someterse a reglas: algunas establecen quien ha de mandar; otras, cuales son los actos ilegales
y hasta delictuosos. Resta segunda gran experiencia es la del pacto, la del contrato social, la
del que elemento aglutinante de una sociedad es el consentimiento entre las partes. De aquí
arranca lo que finalmente será elaborado y teorizado en los siglos XVII y XVIII. (pp. 100-
101)

Thomas Hobbes es considerado el padre del Absolutismo. El autor escribe El Leviatán en el


siglo XVII. En esa época, Inglaterra era gobernada por la monarquía absoluta y atravesaba la
Guerra Civil. Como respuesta a ese conflicto, Hobbes manifiesta la necesidad de renunciar al
Estado de Naturaleza y nombrar a un Estado que termine con la guerra y se ocupe de la

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seguridad de las personas. De esta manera, se podía llegar a un acuerdo y erradicar los
conflictos violentos en la sociedad.
Por su parte Locke describe un “estado de naturaleza” pacifico, en el cual los individuos se
reúnen según dicta su razón sin nadie superior a ellos sobre la Tierra. Sin embargo, existen
dos fuentes de discordia que podrían desencadenar en estado de guerra: individuos que traten
de aprovecharse de otros y algún conflicto que pueda surgir entre dos o mas individuos y que
no haya un juez o un árbitro, ya que vencerá el mas fuerte y no el más justo.
En oposición a Hobbes, en el “estado de naturaleza” mencionado por Locke, existe una ley
natural que lo gobierna y establece que nadie puede perjudicar a nadie porque los hombres
son iguales e independientes. Asimismo, nadie puede perjudicar a otro en su vida, libertad,
salud o posesiones. Según Locke, un hombre tiene derecho a juzgar y a castigar a quien no
respeta la ley natural.

[Es] un estado también de igualdad, en el que todo poder y jurisdicción son recíprocos, al no
tener ninguno más que [los que posee] otro: no hay nada mas evidente que el que criaturas de
la misma especie y rango, promiscuamente nacidas [para gozar] de todas [y] las mismas
ventajas de la naturaleza y del uso de las mismas facultades, deban ser asimismo iguales entre
sí, sin subordinación ni sujeción. (Locke, 2006, p. 17)

Con respecto a la propiedad, Locke afirma que precede al gobierno, ya que existía en el
“estado de naturaleza”. Ningún poder supremo puede despojar a ningún hombre de su
propiedad sin su consentimiento; dado que los individuos entran en sociedad para preservar
su propiedad.
Locke explica que en el “estado de naturaleza” todo era compartido por la humanidad para
lograr su autopreservación. Además, sostiene que cada individuo es propietario de su propia
persona, de su trabajo y la labor de sus manos.

Por ende, cualquier cosa que ha sacado del estado en que ha sido suministrada por la
naturaleza y en el que esta la ha dejado, [y] con la que ha mezclado su trabajo y a la que le ha
añadido algo que es suyo propio, la convierte, consecuentemente, en su propiedad. Al haberla
sacado de l estado [de posesión] común en el que la naturaleza la puso, le ha anexado, por
medio de dicho trabajo, algo que excluye el derecho común de oros hombres. (Locke, 2006,
pp. 45-46)

Cabe destacar, que según Locke el estado de guerra convence a los hombres para que
ingresen en una sociedad en donde el gobierno actuara como juez y protegerá los derechos.
Por lo tanto, el objetivo de los hombres al unirse a una Republica y someterse a un gobierno
es la preservación de sus propiedades.
John Locke es considerado el “Padre del Liberalismo Clásico.” Cuando el autor construye su
teoría sobre el surgimiento de Estado, en Inglaterra se disputaban el poder entre Católicos y
Protestantes. Los primeros buscaban establecer un gobierno universal encabezado por el
Papa; mientras que los segundos habían ascendido al poder, eliminando todos los vestigios
feudales.

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Analizando ambos autores, Hobbes y Locke, con respecto a la educación, podemos decir que
Locke otorga la tarea de educar al padre. Este último deberá proporcionarle a su hijo, a través
de tutores, una “buena educación.” En cambio, Hobbes le asigna al soberano el deber de
educar al pueblo. Geneyro (2007) indica que,

El criterio axiológico de la utilidad que impregna y distingue a las actividades burguesas;


inscripto en las categorías de libertad, de seguridad, de propiedad privada y de trabajo del
liberalismo económico y político, irrumpe en los escritos pedagógicos de la modernidad; se
discute que contenidos son más útiles para alcanzar los fines educativos que responden a
dichos requerimientos. […] La función económica de la educación queda así instalada. Por
otra parte, debe destacarse que también desde ese ánimo utilitario se sustenta tempranamente
la concepción de la educación como inversión. (p. 250)

Como hemos mencionado anteriormente, la creación del Estado Moderno trajo como
consecuencia, la necesidad de formar un ciudadano que no estuviera al desamparo del estado
naturaleza.
Entonces, gradual pero crecientemente, la educación fue concebida como un proceso de
socialización que lo pretenderá adaptado y conforme con un conjunto de indicadores
culturales y normativos; compartiendo con los otros individuos, como mandato, ‘un fondo
común de verdades’. Este fondo común de verdades, lo ‘sacro laico’, apunta sin duda a una
cierta identidad cívica, que refiere necesariamente a una determinada homogeneidad.
(Geneyro, 2007, pp. 254-255)

Rousseau también se refirió a la educación. El filosofo propone al ser humano como un ser
racional en donde la educación colabora con el progreso humano. Rousseau sostiene que las
personas educadas son las que pueden ejercer la voluntad popular con la finalidad de
integrarnos en una sociedad donde se haga respetar la ley, la cual nos hace igual a todos.
La transición hacia el Estado es percibida por Hobbes y Locke como favorable; mientras que
Rousseau sostiene una visión contraria a ambos. Según Rousseau, incorporar los derechos
civiles en el estado de naturaleza sólo mejoraría el estado de naturaleza y no la sociedad
civil.
Finalmente, me gustaría resaltar lo expresado por Geneyro (2007) en cuanto a la legitimidad
del Estado Moderno. El autor afirma que en Hobbes y Locke se buscaron planteos que
legitimaran el Estado Moderno. Sin embargo, dichos planteos tuvieron como consecuencia el
surgimiento de “algún malestar de la civilización occidental moderna” (Geneyro, 2007,
p.255).
[…] se argumentó que la ‘libre donación’ de ciertos derechos naturales por parte de los
individuos libres e iguales […] a una autoridad estatal, era la condición para ahuyentar los
miedos y desamparos del ‘estado de naturaleza’ […] la igualdad de sujeción abría al
horizonte de una seguridad y una libertad promisorias para el individuo. Sin embargo, en su
desarrollo histórico, puede advertirse que la seguridad y la libertad no fueron promisorias para
muchos, mas bien experimentaron inseguridades, desamparos y temores en dicho estado
social. (Geneyro, 2007, p.255)

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Bibliografía:

Geneyro, J. C., "Educacion y ciudadania:vicisitudes de algunos legados de la Modernidad", en J.


RUBIO CARRACEDO, A. M. SALMERON Y M. TOSCANO MENDEZ (eds) Etica, ciudadania y
democracia, Contrastes, Colección Monografia, Anuario N 12, Malaga, 2007, pp. 250, 254-
255.

Hobbes, T., Leviatan o la materia, forma y poder de una republica eclesiastica y civil , Buenos Aires:
FCE, 2005, p.102.

Locke, J. , Ensayo sobre el gobierno civil, trad de C.Amor y P. Stafforini, Bernal, Buenos aires: Editorial
de la Universidad Nacional de Quilmes/Prometeo 3010, 2006, pp.17, 45-46.

Romero, J. L., La mentalidad Burguesa, Madrid, Alianza, 1987, pp.100-101.

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