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Bulletin Hispanique

Andrés Sánchez Robayna, Poetas canarios de los Siglos de Oro


Ignacio Arellano

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Arellano Ignacio. Andrés Sánchez Robayna, Poetas canarios de los Siglos de Oro. In: Bulletin Hispanique, tome 94, n°1, 1992.
pp. 362-363;

https://www.persee.fr/doc/hispa_0007-4640_1992_num_94_1_4769_t1_0362_0000_2

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362 BULLETIN HISPANIQUE

Andrés Sánchez Robayna, Poetas canarios de los Siglos de Oro,


La Laguna, Instituto de Estudios Canarios, 1990, 41 p.

Breve, pero interesante y precioso librito, lleno de datos y


suge-rencias sobre el desarrollo de la poesía del Siglo de Oro en
las Canarias, terreno no demasiado conocido ni cursado por la
crítica, como señala Sánchez Robayna, quien apenas encuentra
como predecesores en su investigación ciertos estudios de
Valbuena Prat (Algunos aspectos de la moderna poesía canaria,
Historia de la poesía canaria), y Andrés de Lorenzo Cáceres (La
poesía canaria en el Siglo de Oro, La Laguna, 1942). Algunos
trabajos previos del mismo Sánchez Robayna habría también
que citar en la bibliografía anterior a éste, como su Museo
Atlántico. Antología de la poesía canaria, Santa Cruz de
Tenerife, 1983. Si bien hasta los años cuarenta muy poco se había
dicho « acerca de los poetas que conforman lo que Valbuena
llamó [...] la lejana escuela de la lírica canaria » (p. 9), los avances
últimos en el conocimiento del panorama de la poesía canaria
de los siglos XVI y XVII, permiten ya abordar un repaso de
conjunto de estos escritores, de variable dimensión e
importancia, pero marcados todos por su entorno geográfico.
Como subraya Sánchez Robayna existen ya estudios parciales y
ediciones de algunos de los autores más representativos : « Se
impone, así pues, no ya la revisión de las conclusiones que
ofrecen aquellos trabajos pioneros (sobradamente superados por
el tiempo), sino establecer un nuevo balance de lo que fue la
poesía renacentista y barroca en las Islas a la luz de nuestros
conocimientos actuales » (p. 10), y a este propósito se aplica el
estudioso a lo largo de estas páginas. La noción de lo « canario »
que justifica el título se plantea desde una perspectiva histórica,
no estética, es decir que se considera el lugar de procedencia o
nacimiento de los autores (p. 11). La mayor parte del libro se
dedica a sucintos pero ilustra-tivos comentarios biográficos y
sumarias caracterizaciones, gene-ralmente redactadas con
ponderación y rigor, de las obras de estos escritores, empezando
por uno de los más conspicuos, o el más de todos ellos,
Bartolomé Cairasco de Figueroa (p. 13-15). Cairasco se hizo
famoso por sus versos esdrújulos, publicados en tres colecciones
bajo el nombre común de Esdrujúlea, los cuales llegaron a
constituir una especie de moda o nota característica de la poesía
canaria aurisecular, logrando ser imitados incluso por Góngora.
Poema importante de Cairasco es también el Templo militante,
publicado en cuatro partes entre 1602 y 1614. Para Sánchez
Robayna « las difíciles pruebas a que Cairasco somete al lenguaje
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poético [...] convierten a esta poesía en una de las más válidas


contribuciones a la evolución de los lenguajes líricos del siglo
XVI, aquella que conduce invitablemente a la cornucopia
barroca » (p. 14). En las siguientes páginas se suceden los
apartados que tratan de José de Anchieta, poeta eminentemente
religioso (p. 15-17) ; Bernardo González de Bobadilla (p. 17-18),
autor de la novela Ninfas y pastores de Henares (Alcalá, 1587) ;
Antonio de Viana, cuya única obra Antigüedades de las Islas
afortunadas de la Gran Canaria, conquista de Tenerife y
apar escimiento de la imagen de Candelaria, constituye, a juicio
del estudioso « una de las obras de mayor entidad de este
período en Canarias, por más que no haya sido aún insertada en
el contexto de la historia de la poesía épica en España » (p. 19) ;
Manuel Alvarez de los Reyes (p. 20-21), poeta muy desconocido y
de obra breve de índole religiosa y moral ; o Silvestre de Balboa
(p. 21-22), que vivió en Cuba y escribió Espejo de paciencia hacia
1608. Al « Grupo de la Isla de la Palma », que domina la poesía
de la segunda mitad del XVII, pertenecen otros poetas de
relevancia en el conjunto lírico canario. Este grupo de la Palma
lo forman una serie de poetas unidos por lazos de amistad, como
Pedro Álvarez de Lugo, Juan Bautista Poggio, Juan Pinto de
Guisla o Fray Andrés Abreu. La nómina de los vates canarios se
completa con otros poetas ocasionales (p. 29), de los que han
quedado composiciones aisladas en preliminares de libros
generalmente : Serafín Cairasco, hermano de Bartolomé,
Rodrigo Núñez de la Peña, Francisco de Valcárcel y otros.
Sánchez Robayna termina su tarea con unas conclusiones
sintéticas en las que se esbozan los rasgos unitarios de todos estos
poetas, que sin separarse de los modelos dominantes en el resto
de España, se caracterizan quizá por la afición al esdrújulo,
muestra de un gusto por la palabra material y la musicalidad, y
que puede ser una clave de identificación inconfundible (cfr.
p. 32). Sin duda investigaciones como la que reseño contribuyen
de modo decisivo a trazar mediante aproximaciones a grupos,
núcleos regionales, academias, etc. las bases para una posterior y
necesaria visión de conjunto de la poesía del Siglo de Oro de
manera más completa y eficaz. La bibliografía, ordenada por
autores, de las p. 35-40, permitirá al lector interesado ahondar
más en estos poetas canarios cuya guía ofrece muy
plausiblemente Sánchez Robayna, a quien hubiéramos
agradecido quizá un poco más de amplitud en el tratamiento de
su objeto.

Ignacio ARELLANO

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