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EL AMBIENTE COMO UN DERECHO HUMANO.

SU RECONOCIMIENTO
CONSTITUCIONAL Y LA VINCULACIÓN CON LOS DERECHOS HUMANOS
EMERGENTES.

Este año se cumple el vigésimo aniversario de la reforma de la Constitución


Nacional realizada en el año 1994, por medio de la cual se incorporó entre otras
cuestiones la protección del ambiente en el texto constitucional. El resultado de la
reforma fue ni más ni menos que el reconocimiento formal de un derecho
preexistente1 y por ende de la vigencia del “paradigma ambiental 2” en nuestra
sociedad. El Artículo 41 de la Constitución en su primera parte quedó redactado de
la siguiente forma: “Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano,
equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades
productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las
generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo.(..)”(el destacado me
pertenece).
En palabras de Bidart Campos, ese marco normativo constitucional ha
llevado a afirmar que al derecho al ambiente ahora bien se lo puede ubicar entre
los derechos humanos fundamentales.3
De todos modos, como lo exponen Hutchinson y Falbo4 hay quienes lo
consideran un Derecho Humano Fundamental y quienes los consideran un derecho
instrumental. Los mencionados autores sostienen que esta distinción se argumenta
en el primer caso si el interés del titular del derecho es el último valor al que se
sirve y en el segundo caso si la justificación del derecho invoca el interés de otros
derechos para justificarse.
Así, hoy el derecho al ambiente es considerado un derecho humano, en ese
orden el Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha emitido varias resoluciones
dando carta de ciudadanía al medio ambiente como un derecho humano. La
Resolución 19/10, de fecha 19 de Abril de 2012, es un ejemplo de ello, en la misma
el Consejo de Derechos Humanos reafirma la consagración del ambiente como
derecho humano.
No obstante ello, a través la reforma constitucional del año 1994 se le
otorgó jerarquía constitucional a diez tratados de Derechos Humanos y se concedió
al Congreso la potestad de darle dicha jerarquía a nuevos instrumentos
internacionales de Derechos Humanos con el cumplimiento de las mayorías que el
propio Artículo 75 inciso 22 de la Constitución requiere para tal fin. Utilizando este
medio se han jerarquizado dos tratados más a los diez iniciales.
Ninguno de los Tratados de Derechos Humanos con jerarquía constitucional
reconoce explícitamente al ambiente como derecho humano, sin embargo, si
realizamos una interpretación armónica y contemporánea de ellos, según el
carácter natural de los mismos, encontraremos la tan ansiada protección ambiental.
Es decir que, no sólo encontramos referencias implícitas al tema ambiental (visto
como derecho humano) en la Constitución Nacional, pues existen normas que
complementan la recepción constitucional de los derechos ambientales por la vía
del otorgamiento de jerarquía constitucional a varios instrumentos internacionales. 5
Por caso, la Declaración Universal de los Derechos Humanos del año 1948,
dispone en su Artículo 29 Párrafo 3: “Estos derechos y libertades no podrán en
ningún caso ser ejercidos en oposición a los propósitos y principios de las Naciones
Unidas.” Asimismo la Convención Americana Sobre Derechos Humanos, ratificada
por Ley 23.054 del 01/03/1984, en su Artículo 29 establece: “Ninguna disposición

1 “Mendoza, Beatriz Silvia y otros c. Estado Nacional y otros s. daños y perjuicios”, CSJN,
08/07/2008.
2 LORENZETTI, Ricardo, “Teoría del Derecho Ambiental”, Cap. I, 2008, La Ley.
3 BIDART CAMPOS, Germán, “Manual de Derecho Constitucional”, T° II, p. 84.
4 HUTCHINSON, Tomas y FALBO, Aníbal J., “Derecho Administrativo Ambiental en la

Provincia de Buenos Aires”, Primera Edición, La Plata, Librería Editora Platense, 2011, p. 101.
5 HUTCHINSON, Tomas y FALBO, Aníbal J., “Derecho Administrativo Ambiental en la

Provincia de Buenos Aires”, Primera Edición, 2011, Librería Editora Platense, p. 69.

1
de la presente Convención puede ser interpretada en el sentido de:…Excluir otros
derechos y garantías que son inherentes al ser humano o que se derivan de la
forma democrática representativa de gobierno…”. En otro orden, el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales como el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos en sus Artículos 25 y 47
respectivamente establecen que “ninguna disposición del presente pacto deberá
interpretarse en menoscabo del derecho inherente de todos los pueblos a disfrutar
y utilizar plena y libremente sus riquezas y recursos naturales”. Asimismo el
reconocimiento del derecho al agua y saneamiento como derecho humano
complementan lo expuesto anteriormente.
Vale decir que los derechos humanos son derechos inherentes a todos los
seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo,
origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos
tenemos los mismos derechos humanos, sin discriminación alguna. Estos derechos
son interrelacionados, interdependientes e indivisibles. Los derechos humanos
universales están a menudo contemplados en la ley y garantizados por ella, a
través de los tratados, el derecho internacional consuetudinario, los principios
generales y otras fuentes del derecho internacional. El derecho internacional de los
derechos humanos establece las obligaciones que tienen los gobiernos de tomar
medidas en determinadas situaciones, o de abstenerse de actuar de determinada
forma en otras, a fin de promover y proteger los derechos humanos y las libertades
fundamentales de los individuos o grupos6.
Conforme lo expuesto entre los distintos caracteres que poseen los Derechos
Humanos podemos mencionar, el carácter natural, la transnacionalidad,
universalidad, inviolabilidad, indisponibilidad, interdependencia, indivisibilidad y
progresividad entre otros.
El carácter progresivo es el que más ha impactado en el derecho humano
que nos ocupa en el presente trabajo. Este gravita sobre el reconocimiento de
mayores derechos en función de la fuerte dinámica social.
En ese orden, podemos decir que una vez identificado un derecho
determinado como inherente a la dignidad de la persona humana, este merece
protección inmediata como tal. La progresividad, como aquí la entendemos, lo que
denota es que la “aparición”, es decir, el reconocimiento de los derechos humanos
se ha ampliado progresivamente y que esa ampliación es irreversible. Asimismo,
que el número y el vigor de los medios de protección también ha crecido de manera
progresiva e igualmente irreversible, porque en materia de derechos humanos, toda
regresividad es ilegítima.7
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos del año 1966, el cual
posee jerarquía constitucional, ha consagrado el principio de progresividad de
derechos humanos en su Artículo 5, que dice: “No podrá admitirse restricción o
menoscabo de ninguno de los derechos humanos fundamentales reconocidos o
vigentes en un Estado Parte en virtud de leyes, convenciones, reglamentos o
costumbres, so pretexto de que el presente pacto no los reconoce o lo reconoce en
menor grado.”
Como lo ha expuesto Mayor Zaragoza la defensa de los derechos humanos
no puede ser mecánica ni rígida, los nuevos derechos no irrumpen para sumarse
repentinamente, con carácter contingente, a una enumeración ya constituida. Hay

6 Organización de las Naciones Unidas. Oficina del Alto Comisionado para los Derechos
Humanos ¿Qué son los derechos humanos? Consulta 2 de Mayo de 2014, Web Oficial
http://www.ohchr.org/SP/Issues/Pages/WhatareHumanRights.aspx
7 NIKKEN, Pedro, “La Protección de los Derechos Humanos: haciendo efectiva la
progresividad de los derechos económicos sociales y culturales”, Revista Instituto
Interamericano de Derechos Humanos, Vol. 52, p. 72.

2
nuevas circunstancias históricas que nos conducen a su descubrimiento, a hacer
que se reconozcan, a desarrollarlos y potenciarlos.8
De todos modos, por más que el principio de progresividad nos persuada a
tomar al derecho al ambiente como un derecho nuevo, debemos recordar que este
derecho humano ha sido reconocido por la Organización de Naciones Unidas desde
hace ya muchos años, encontrándose en la Declaración de la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre el Medio Humano (Estocolmo 1972), Declaración de la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (Río de
Janeiro 1992 y 2012) y en la Declaración de Johanesburgo sobre Desarrollo
Sostenible (2002), entre otros.
En ese sentido, el derecho al ambiente aparece dentro de la órbita de los
derechos humanos de “tercera generación”. Esta clase de derechos, en
contrapartida a los de primera (Civiles y Políticos) y segunda generación
(Económicos, Sociales y Culturales) parecen presentarse como emergentes del
desmedido desarrollo de la sociedad industrial y la amplia deslegitimación del
sistema político que la forma democrática ha sabido conseguir. Motiva la aparición
de estos derechos la crisis de los sistemas capitalista y democrático, en búsqueda
de poner freno a los distintos abusos de poder y económico. 9 En suma, son años
éstos de derechos propios y ajenos al mismo tiempo, prerrogativas que pertenecen
a todos y a cada uno de los ciudadanos de modo compartido con el resto. Hablamos
de derechos humanos concretos que consagran y tutelan bienes jurídicos
colectivos, cuya legitimación procesal podrá estar tanto en cabeza de un sector,
grupo, clase o individuo.10
No debemos confundir los derechos de tercera generación, en particular el
derecho al ambiente, con los llamados “derechos emergentes”. Estos últimos son
derechos que responden a nuevas necesidades sociales, producto de la
globalización, del desarrollo industrial y cambio climático, entre ellos se encuentran
el derecho a la renta básica, el derecho al agua y saneamiento, los derechos
relativos a la orientación sexual y a la identidad de género, entre otros.
Los derechos humanos emergentes son un conjunto de derechos que por un
lado emergen después de haber sido “sumergidos” en el olvido, la indiferencia y el
menosprecio por parte de los Estados y el conjunto del sistema internacional; y por
otro lado, son todos aquellos derechos que surgen ante la rápida y constante
evolución de las sociedades globalizadas11
Su reconocimiento formal viene de la mano de la Declaración de Derechos
Humanos Emergentes del año 2007. Este instrumento no nace con vocación de
derogar ni desbancar el resto de los tratados de derechos humanos, sino más bien
su objetivo es darle mayor impulso.12
Dentro de los derechos que emergen, la Declaración menciona al Derecho al
Medio Ambiente, en su Artículo 3 dispone: “El derecho de todo ser humano y de los
pueblos en que se integran a vivir en un medio ambiente sano, equilibrado y
seguro, a disfrutar de la biodiversidad presente en el mundo y a defender el
sustento y continuidad de su entorno para las futuras generaciones.”
En suma, esta nueva clase de derechos pretende unificar la totalidad de
instrumentos internacionales de derechos humanos, dejando atrás las viejas

8 MAYOR ZARAGOZA, Federico, “Una cuestión de voluntad”, en AA. VV. Los Derechos
Humanos en el Siglo XXI, Cincuenta ideas para su práctica, Ediciones Unesco, Editorial
Icaria, Barcelona, 1998.
9 ESAIN, José y GARCIA MINELLA, Graciela, “Derecho Ambiental en la Provincia de Buenos

Aires”, Tomo I, Abeledo Perrot, p. 15.


10 ZONIS, Federico, “La calidad de las democracias y la eficacia del derecho ambiental”, JA

2011-I-976.
11 RAMIREZ, Gloria, “De la Declaración Universal de Derechos Humanos del Siglo XX a la

Carta de Derechos Humanos del Siglo XXI”, 2004.


12 PAREJA, Estella y GUILLEN, Aida, Naturaleza y Alcance de los Derechos Humanos

Emergentes: La Carta de los Derechos Humanos Emergentes, una respuesta de la sociedad


civil a los retos del Siglo XXI, Serie Carta de Derechos Humanos Emergentes.

3
clasificaciones, es decir tomando a los derechos humanos como un todo,
terminando de ese modo con la vieja clasificación en derechos humanos de
primera, segunda y tercera generación.
En este contexto de actualidad, la presencia del medio ambiente en la
Declaración de Derechos Humanos Emergentes refuerza su importancia y necesidad
de aplicación como Derecho Humano13.
A modo de conclusión, más allá de las extensas clasificaciones en materia de
Derechos Humanos, y sin perjuicio del desarrollo normativo internacional, el
DERECHO AL MEDIO AMBIENTE COMO DERECHO HUMANO, es uno de los derechos
que mayor mención y reconocimiento ha tenido desde su gestación, habiendo
contribuido a tal fin la legislación internacional citada y el reconocimiento que varias
constituciones han realizado del mismo, en particular en Latinoamérica.

13 PAREJA, Estella y GUILLEN, Aida, Naturaleza y Alcance de los Derechos Humanos


Emergentes: La Carta de los Derechos Humanos Emergentes, una respuesta de la sociedad
civil a los retos del Siglo XXI, Serie Carta de Derechos Humanos Emergentes.

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