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TEMA 1.

PRAGMÁTICA Y COMUNICACIÓN LINGÜÍSTICA


El término pragmática aparece usado por Morris en el campo de la semiótica (teoría de
los signos) en 1938, refiriéndose a la división en tres partes que se da en la semiótica:
la sintaxis, la semántica y la pragmática.

Dentro del significado de pragmática se dan unos elementos, los signos, (el lingüista
Saussure estudia el lenguaje como sistema de signos. Considerado el padre de la
lingüística moderna). La lingüística es el estudio del lenguaje como sistema de signos,
nuevo del siglo XIX. Saussure está muy vinculado al nacimiento de la semiótica como
ciencia que estudia los signos. La lingüística parte de la constatación de que en todas
las lenguas hay signos (el signo es como una moneda que tiene dos caras: una cara el
significante, la forma, la expresión, lo que se oye [el lenguaje se compone de signos
sonoros, de secuencias de sonidos (estas secuencias de sonidos confieren un signo,
que a su vez conforman el lenguaje]; y la otra cara de la moneda es el significado, el
contenido, aquello a lo que se refiere).

Los signos del lenguaje humano son las palabras, que cada una tiene un significado
distinto al que se adquiere al formar una oración (sistema complejo de signos). Al
juntar signos se establecen unas estructuras jerárquicas llamadas sintaxis:
posibilidades combinatorias de los signos para configurar significados de carácter
superior. La sintaxis forma parte de las gramáticas.
Sintaxis  posibilidades combinatorias de los signos.
Semántica  relación entre los signos y lo que denotan.
Pragmática  relación entre los signos y los seres que los interpretan

Así pues la interpretación del signo está abierta e influida por el receptor, por la
persona que lo interpreta.

En lingüística el término se empieza a usar en los años 80. Y aparece en estos años con
mucha fuerza como disciplina dentro de la lingüística. A partir los 80 la pragmática es
una nueva disciplina que se estudia desde la lingüística, desde las características del
lenguaje humano, estrechamente vinculada a la semántica.

Chomsky, gramático lingüista más famoso de los últimos tiempos y que más polémica
ha suscitado. Ha pasado por todas las disciplinas de la lingüística, sobre todo por la
fonología y en la sintaxis. Habla de la semántica.
Distingue distintas facetas o niveles del lenguaje humano (los signos del lenguaje
humano son las palabras):
- La fonología: estudia las secuencias de sonidos (fonemas) que integran las palabras
del lenguaje humano.

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- La morfología: trata de ver la capacidad de distintas lenguas para formar nuevos
signos, los cuales son ilimitados. Estudia la formación y el análisis de las palabras que
formar el lenguaje humano.
- La sintaxis: estudia las reglas de formación de las oraciones. Estudia las posibles
combinaciones de las palabras para formar las oraciones que conforman el lenguaje
humano.
- La semántica: estudia el significado de las palabras que conforman el lenguaje
humano.

El significado es la imagen mental que percibe el referente. Los nombres acogen a todo
el conjunto indefinido e indeterminado del referente. No hay un referente concreto
hasta que las significaciones no las establezco yo mismo con un contexto
predeterminado. El significado es el pensamiento y el referente el objeto en sí mismo
real. El significado global de una palabra es un conjunto de significados comunes de las
experiencias individuales de cada persona.
Competencia gramatical  Conocimiento del código (forma y significado)
Competencia pragmática  Conocimiento del uso apropiado según el
propósito y las circunstancias.
La pragmática es una disciplina que crece a gran velocidad en los últimos tiempos. Se
ocupa de la comunicación que es algo que va mucho más allá de la interpretación
literal de las oraciones.

La relación de la pragmática con otras disciplinas


Tanto la semántica como la pragmática se ocupan del significado de las palabras y las
expresiones lingüísticas.
La frontera entre ambas es difusa. Hay palabras que significan lo mismo para la
semántica pero no para la pragmática. Para el significado exacto de una palabra, no se
tiene que tener en cuenta solo la semántica, sino también la pragmática.
La semántica tiene que ver con las condiciones de verdad de las oraciones. Todas las
afirmaciones son verdaderas o falsas. Solo existen algunas paradojas como la paradoja
de Epiménides:
Todos los cretenses son unos mentirosos.
¿Decía Epiménides la verdad siendo cretense?

La pragmática va mucho más allá de las condiciones de verdad.


Tiene que ver con las intenciones del hablante: CÓMO SE CONSIGUEN COSAS CON LAS
EXPRESIONES LINGÜÍSTICAS.
Es una teoría del uso de la lengua para conseguir los propósitos deseados.
“Hace mucho calor aquí”: Detrás de esta afirmación suele haber un propósito.
Normalmente la persona que realiza esta afirmación espera que el oyente “haga algo”.

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La pragmática tiene que ver con la gramática y el léxico: marcadores pragmáticos
(bueno, anda, entonces…); también con las pautas entonativas: fenómenos prosódicos
(enfatizaciones, curvas de entonación…). Tiene mucho que ver también con la
sociolingüística, con los usos sociales de la lengua: vinculación con las normas de
cortesía, por ejemplo.
La semántica se ocupa de lo que el significado tiene de universal. El significado
universal permite el entendimiento. La pragmática mira el significado desde el otro
punto de vista: aceptando el punto de vista universal, hay muchas diferencias que
tienen que ver con el contexto, con la situación, con la persona…

La importancia del contexto y la función


Necesitamos un gran conocimiento del contexto para interpretar y producir las
oraciones adecuadas. La pragmática nos hace conscientes del nuevo sentido y la
amplitud de la palabra CONTEXTO. El contexto va mucho más allá del contexto
lingüístico.
Hay también una DIMENSIÓN SOCIOCULTURAL que forma parte del contexto (saberes
compartidos, identidad social de los participantes, creencias, afectos)

El lenguaje cumple dos grandes funciones:


- Función representativa: Una manera de representarnos e interpretar el
mundo que nos rodea.
- Función interpersonal: Tiene que ver con la actitud del hablante y la actitud
del oyente o las modificaciones que el hablante espera del oyente.

Teorías pragmáticas
Las teorías pragmáticas son teorías más centradas en lo sociocultural (cómo los
hablantes usan la lengua para conseguir sus propósitos). Se centra más en el análisis de
los actos de habla: de las conversaciones, los debates…
Ejemplos: Teorías cognitivas, Teoría de la relevancia (Grice, Sperber y Wilson)

Métodos de investigación
La pragmática investiga sobre la oralidad. Lo que más importa son los actos de habla
espontánea.
El problema que se da es que la propia investigación puede romper la espontaneidad.
Las nuevas tecnologías y la posibilidad de grabar, analizar, etc., han permitido el
estudio de la oralidad.
Otros datos:
Datos escritos en la prensa y la comunicación periodística.
Datos de radio y televisión.
Juegos de role-play
Todos estos datos se convierten en transcripciones para su codificación y análisis

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TEMA 2. EL SIGNIFICADO Y LA PRAGMÁTICA
La semántica se ocupa del significado de las oraciones independientemente del uso
particular de un hablante en un momento y una situación determinada.
¿De dónde has sacado ese vestido? Se puede sustraer una interpretación
semántica y otra interpretación pragmática de la anterior frase.

La referencia
El significado está íntimamente ligado con la referencia. Pero la referencia varía según
el contexto.

Mi profesora de lengua  REFERENTE: Carmen Aguirre / Teresa Rodríguez Ramalle

Deixis
La palabra viene del griego y quiere decir señalar, apuntar. Las palabras deícticas son
las que señalan; apuntan a un referente que varía según el contexto. Son elementos
cuyo significado depende exclusivamente del contexto:
Personal – Yo, tú…
Lugar – Aquí, allí…
Temporal – Entonces, mañana…
Discursiva - Además, entonces…

La presuposición
Es todo aquello que no se dice pero que se desprende directamente del enunciado.
¿Cuándo vas a dejar de pelearte con tu mujer?
Presupone que el interlocutor está casado.
Presupone que el interlocutor no se lleva bien con su mujer.
Presupone que el interlocutor discute habitualmente con su mujer…

Juan no aprobó el examen.


Presupone que Juan se examinó…
Las presuposiciones dependen de nuestro conocimiento del mundo.

La influencia de Grice
Importancia de delimitar qué es lo que se dice y las implicaturas de lo que se dice: un
significado mucho más amplio que va más allá de lo que se dice.
Grice trata de conciliar lo que es el lenguaje real de la gente y el lenguaje idealizado de
la filosofía. Grice nos dice: “Las palabras significan lo que la gente quiere que
signifiquen”.
Principios de cooperación: La búsqueda de implicaturas va a surgir precisamente por la
existencia de unos principios o máximas de cooperación que se dan entre la persona
que habla y la que escucha. Hay determinados elementos lingüísticos que provocan la
búsqueda de implicaturas:
Es una pensionista, pero es muy activa.
Pero señala una oposición o contraste entre los dos contenidos. Por eso
esta oración implica que los pensionistas son en general gente inactiva.
Las implicaturas surgen muchas veces porque existen proposiciones incompletas que
es necesario completar:
No tengo nada que ponerme.  No tengo nada que ponerme (para ir de manera
adecuada a esa fiesta).

Las explicaturas: Dependen de factores extralingüísticos o lingüísticos, pero que no


tienen que ver con la deducción lógica de los dichos anteriormente. Son casos típicos
la saturación y el enriquecimiento libre:
– ¿Qué tal fue el la fiesta?
– Regular no hubo suficiente bebida y la gente se fue pronto.
Tenemos que “enriquecer” el significado de la palabra bebida (bebida
alcohólica) para entender el mensaje.
Saturación: encontrar los valores apropiados para las palabras

ANEXO

HUMPTY DUMPTY

Sin embargo, lo único que le ocurrió al huevo es que se iba haciendo cada vez mayor y
más y más humano: cuando Alicia llegó a unos metros de donde estaba pudo observar
que tenía ojos, nariz y boca; y cuando se hubo acercado del todo vio claramente que se
trataba nada menos que del mismo Humpty Dumpty.
[…]
--No te quedes ahí charloteando contigo misma --recriminó Humpty Dumpty,
mirándola por primera vez-- dime más bien tu nombre y profesión.
--Mi nombre es Alicia, pero...
--¡Vaya nombre más estúpido! --interrumpió Humpty Dumpty con impaciencía. --
¿Qué es lo que quiere decir?
--¿Es que acaso un nombre tiene que significar necesariamente algo? --preguntó
Alicia, nada convencida.
--¡Pues claro que sí! --replicó Humpty Dumpty soltando una risotada: --El mío
significa la forma que tengo... y una forma bien hermosa que es. Pero con ese
nombre que tienes, ¡podrías tener prácticamente cualquier forma!

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--¿Por qué está usted sentado aquí fuera tan solo? --dijo Alicia que no quería meterse
en discusiones.
[…]

--Me la dieron --continuó diciendo Humpty Dumpty con mucha prosopopeya, cruzando
un pierna sobre la otra y luego ambas manos por encima de una rodilla-- me la
dieron... como regalo de incumpleaños.
--¿Perdón? --le preguntó Alicia con un aire muy intrigado.
--No estoy ofendido --le aseguró Humpty Dumpty.
--Quiero decir que, ¿qué es un regalo de incumpleaños?
--Pues un regalo que se hace en un día que no es de cumpleaños, naturalmente.
Alicia se quedó considerando la idea un poco, pero al fin dijo: --Prefiero los regalos de
cumpleanos.
--¡No sabes lo que estás diciendo! --gritó Humpty Dumpty--.
--A ver: ¿cuántos días tiene el año?
--Trescientos sesenta y cinco --respondió Alicia.
--¿Y cuántos días de cumpleaños tienes tú?
--Uno.
--Bueno, pues si le restas uno a esos trescientos sesenta y cinco días, ¿cuántos te
quedan?
--Trescientos sesenta y cuatro, naturalmente.
Humpty Dumpty no parecía estar muy convencido de este cálculo. --Me gustaría ver
eso por escrito --dijo.
Alicia no pudo menos de sonreír mientras sacaba su cuaderno de notas y escribía en él
la operación aritmética en cuestión:

365
-1
-----
364

Humpty Dumpty tomó el cuaderno y lo consideró con atención.


--Sí, me parece que está bien... --empezó a decir.
--Pero, ¡si lo está leyendo al revés! --interrumpió Alicia.
--¡Anda! Pues es verdad, ¿quién lo habría dicho? --admitió Humpty Dumpty con jovial
ligereza mientras Alicia le daba la vuelta al cuaderno. --Ya decía yo que me parecía que
tenía un aspecto algo rarillo. Pero en fin, como estaba diciendo, me parece que está
bien hecha la resta... aunque, por supuesto no he tenido tiempo de examinarla
debidamente... pero, en todo caso, lo que demuestra es que hay trescientos sesenta
y cuatro días para recibir regalos de incumpleaños...
--Desde luego --asintió Alicia.

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--¡Y sólo uno para regalos de cumpleaños! Ya ves. ¡Te has cubierto de gloria!
--No sé qué es lo que quiere decir con eso de la «gloria» --observó Alicia.
Humpty Dumpty sonrió despectivamente.
--Pues claro que no..., y no lo sabrás hasta que te lo diga yo. Quiere decir que «ahí te
he dado con un argumento que te ha dejado bien aplastada».
--Pero «gloria» no significa «un argumento que deja bien aplastado» --objetó Alicia.
Cuando yo uso una palabra --insistió Humpty Dumpty con un tono de voz más bien
desdeñoso-- quiere decir lo que yo quiero que diga..., ni más ni menos.
--La cuestión --insistió Alicia-- es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas
cosas diferentes.
--La cuestión --zanjó Humpty Dumpty-- es saber quién es el que manda..., eso es
todo.

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TEMA 3. LOS ACTOS DE HABLA: HACER COSAS CON PALABRAS
John Austin: No solo usamos la lengua para describir el mundo que nos rodea, son
muchas las cosas que hacemos con la lengua.
Te apuesto 5 euros a que mañana llueve. (Apuesta)
Hacer una apuesta es un Acto performativo
Mañana llueve. (Aserción)

Levinson señala que algunos actos performativos están vinculados a ceremonias


preestablecidas y el contexto tiene que cumplir unas condiciones indispensables o
requisitos (´felicity conditions`).
–Os declaro marido y mujer.
–Le condeno a 10 años de cárcel.
En el primer caso el contexto tiene que ser una iglesia o un juzgado o
ayuntamiento y el hablante una autoridad. En el segundo caso el
contexto ha de ser un juicio y el hablante un juez.

Actos performativos implícitos y explícitos


En algunos casos se emplean términos que señalan de manera explícita y expresa el
acto de habla:
Te prometo que te prepararé una buena comida. (Acto performativo explícito –
Promesa)
En otros casos el acto performativo puede quedar implícito:
Te prepararé una buena comida. (Acto performativo implícito – Promesa)

Austin: una teoría generalizada de los actos de habla


Austin va mucho más allá y considera que todas las expresiones, incluso las asertivas
constituyen “actos de habla”.
Austin distingue tres tipos de actos que se pueden producir al realizar una oración:
- Acto locutivo: Es un acto consistente en decir algo.
- Acto ilocutivo: Es un acto que se realiza al decir algo: pedir disculpas,
agradecer (dar las gracias), preguntar…
- Acto perlocutivo: Son los efectos o consecuencias que producen los actos
ilocutivos. Estos efectos se producen en el oyente.
Manos arriba
Puede ser interpretado como una amenaza.
Los actos perlocutivos son exitosos cuando los efectos provocados coinciden
con las intenciones del hablante. Si algo no es interpretado como un insulto,
por ejemplo, no podemos decir que el insulto se haya producido; a pesar de
que el hablante haya tenido intención de insultar.
La teoría de Searle sobre los actos de habla
Searle profundiza en la idea de que hablar una lengua es participar en un
comportamiento que respeta unas normas, y considera que se tienen que dar unas
condiciones para que los actos de habla puedan llevarse a cabo.
Condiciones para el acto de “dar las gracias”:
· Condiciones de contenido: un acto pasado A realizado por O (oyente)
· Condiciones de preparación: A beneficia a H (hablante) y H entiende que A
beneficia a H.
· Condiciones de sinceridad: H se siente agradecido por A.
· Condición esencial: H realiza un acto de habla de agradecimiento.

Tipología de los actos de habla


- Actos asertivos o representativos: el hablante expresa algo sobre el mundo
que le rodea que piensa que es verdad (afirma, niega). Niega, asevera o corrige
algo, con diferente nivel de certeza:
"Este invierno está nevando mucho".
- Actos directivos: el hablante intenta obligar al oyente a ejecutar una acción:
Termina tu trabajo.
- Actos de compromiso (compromisorios): el hablante asume un compromiso,
una obligación o un propósito:
Te prometo que voy a ayudarte.
- Actos declarativos: el hablante pretende cambiar el estado en que se
encuentra alguna cosa:
Declaro inaugurada esta exposición.
- Actos expresivos: el hablante expresa su estado anímico, su estado psicológico
o su estado físico:
Hoy no me siento bien.

La clasificación de los distintos actos de habla puede ser problemática. Las fronteras
entre unos y otros puede no ser clara y un mismo acto de habla puede pertenecer a
dos tipos al mismo tiempo.
Aquí hace mucho calor.
Puede ser una aserción y un acto directivo: una petición encubierta de
que se abra una ventana.

Actos de habla directos e indirectos


Esta distinción se establece porque muchas veces no decimos literalmente lo que
queremos expresar. Sin embargo, el oyente no tiene ninguna dificultad para
interpretar y averiguar nuestra intención debido a la realización de inferencias.

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Tipo de oración Acto de habla
Imperativa Mandato
Interrogativa Pregunta
Declarativa Aserción

Hay una correlación entre los tipos de oración y los actos de habla. Sin embargo hay
caso en los que un acto ilocutivo se realiza de manera indirecta, utilizando un tipo de
oración que expresa en circunstancias normales otro acto de habla diferente. Por
ejemplo:
¿Me puedes pasar la sal?
Es una oración interrogativa, una pregunta, pero está funcionando como
una petición, un mandato. El acto de habla es en realidad un mandato o
petición. No estamos preguntando sobre la habilidad o capacidad del
oyente para pasarme la sal.
Los actos indirectos de habla son muy frecuentes. ¿Por qué? La forma indirecta es más
“educada” que la correspondiente directa: Contesta el teléfono. ¿Puedes contestar el
teléfono? ¿Podrías contestar el teléfono? ¿Te importaría contestar el teléfono?

Los actos de habla como rutinas


Saludos y despedidas:
Hola ¿Cómo estás? / ¿Qué tal?
Hasta luego
Disculpas:
Lo siento
Agradecimientos:
Gracias
Si de verdad queremos disculparnos o agradecer solemos hacerlo de manera menos
rutinaria. Diferencias entre las lenguas.

ANEXO
Resume el siguiente texto y clasifica después los distintos actos de habla que se mencionan
en él.

La expresión de buenos deseos hacia nuestro prójimo: ¿un acto de habla cortés automático?
Domnita Dumitrescu

(California State University, Estados Unidos)


3. Los deseos situacionales: fórmulas lingüísticas y contextos de uso

Los deseos situacionales son fórmulas lingüísticas fijas que una lengua -en nuestro caso, el
español- pone a la disposición de sus usuarios para que éstos las empleen en situaciones sociales
específicas. Estas situaciones -que a menudo conllevan una alta carga emocional, y crean la
expectativa de un comportamiento verbal adecuado por parte de los miembros de una misma

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comunidad sociocultural- incluyen, principalmente, fiestas y celebraciones colectivas o
individuales, pero también otros eventos, públicos o privados, que ocasionan alegría o, al
contrario, angustia y sufrimiento (esta caracterización se inspira en la de Tannen y Öztek, 1981,
quienes clasifican las fórmulas de cortesía en griego y en turco según su empleo para eventos
felices o para eventos que provocan angustia o dolor).
Entre las fiestas comunitarias más importantes para las cuales existen fórmulas rituales de
deseo en el mundo hispano están la Navidad, el Año Nuevo y, en una medida bastante menor,
las Pascuas Floridas (la Semana Santa) y/o las Pascuas de Pentecostés. También, varios de mis
informantes mencionaron el Día de Reyes, el Día Guadalupano, y algunos de los que llevaban
más tiempo de residencia en los Estados Unidos enumeraron las fiestas típicas de ese país, como
el Día de Acción de Gracia (Thanksgiving), el Día de las Madres (también, del Padre e incluso
de los Abuelos), o el Día de los Enamorados (San Valentín), que los hispanos estadounidenses
acostumbran celebrar con gran frecuencia. En todos los casos, las fórmulas empleadas son
bastante estereotipadas en lo que concierne tanto a su estructura sintáctica como su contenido
léxico-semántico.
La estructura sintáctica predominante es una frase nominal en que figura un sustantivo (a
menudo en forma de plural) precedido casi siempre del adjetivo «feliz» o del cuantificador
«mucho». Entre mis datos aparecen con alta frecuencia: ¡Feliz Navidad! o ¡Felices Navidades!,
y también ¡Feliz Nochebuena! y ¡Felices Pascuas! (en Navidad); Feliz (o Próspero/Venturoso)
año nuevo, Felices Fiestas, Muchas Felicidades (con motivo del Año Nuevo); Feliz Pascua (al
final de la Semana Santa); o, según el caso, Feliz día de Reyes, Feliz día de San Valentín, Feliz
Día de Acción de Gracias, Feliz Día Guadalupano, etc. La otra fórmula sintáctica, quizás
menos frecuente en este caso (aunque predominante entre los votos interaccionales, como voy a
mostrar más adelante) es una oración desiderativa o imperativa indirecta, del tipo: Que tengas
un próspero año nuevo, Que pases una bonita Navidad, Que Jesús te traiga muchas cosas
buenas, Que todos tus deseos se cumplan, etc. He aquí también el comentario que hace al
respecto un informante en el Corpus de conversaciones coloquiales recogidas en
Valencia: «llegan las fiestas y dices que el año que viene te traiga muchas cosas buenas, que
pases unas felices fiestas, o sea que...» (Briz y grupo Val.Es.Co., 2002: 357).
Estructuras sintácticas muy similares se dan también en el caso de las fiestas y
celebraciones individuales, como, por ejemplo, el cumpleaños y el onomástico de una persona,
la boda, el bautismo, el aniversario de un matrimonio, las quinceañeras (en México), etc. Feliz
cumpleaños, Feliz Día (de tu santo), Feliz santo, Feliz aniversario, o simplemente Felicidades
(en tu día)son algunas fórmulas que ilustran el patrón nominal ya señalado. Por otra parte, Que
tengas un feliz día de tu santo Que todos tus deseos se cumplan, Que cumplas muchos años
más, Que tu matrimonio dure para siempre, etc., son algunas fórmulas que ilustran el patrón
verbal.
Los deseos situacionales arriba mencionados suelen ocurrir en la secuencia de apertura de
la interacción, sustituyéndose a los saludos habituales, o inmediatamente después de éstos, pero
no antes: sería aceptable, al llegar a casa de una persona que celebra su cumpleaños,
decir: Buenas noches, Feliz cumpleaños (aunque lo más habitual, según mi propia experiencia
con hispanohablantes, sería expresar el deseo en lugar del saludo), pero sonaría raro decir: Feliz
cumpleaños, Buenas noches. Es posible, por supuesto, reiterar un deseo situacional en el curso
de la interacción (especialmente como brindis) o al final de la misma, a guisa de despedida, pero
lo importante es que la primera vez hay que formularlo al principio de la interacción (y que si a
uno se le olvida momentáneamente esta obligación social, es habitual disculparse por el retraso,
diciendo, por ejemplo: Ay, perdón, se me olvidó decirte «feliz cumpleaños», o Disculpa, ni me
dio tiempo felicitarte, etc.).
Es interesante comentar, al respecto, la relación que existe entre el deseo y el saludo, un
acto de habla con el que el deseo está estrechamente emparentado en su origen. Efectivamente,
según Kerbrat-Orecchioni (2001), varios saludos derivan etimológicamente de la expresión de
buenos deseos, por ejemplo, «saludar» y sus equivalentes en otras lenguas románicas como el
francés o el rumano, proviene de «desearle salud a uno» en latín; y la despedida inglesa Good-
bye es una alteración de la fórmula antigua God Be with You, cuyo equivalente en español «que
Dios te acompañe» (o en rumano: Dumnezeu cu tine) todavía se usan como despedidas entre

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personas creyentes, probablemente más en el ambiente rural que urbano. De ahí que Areiza
Londoño y García Valencia afirmen que «en términos del acto de habla saludar se podría
entender como desearle cortés y sinceramente al otro que se encuentre bien» (2003: 79). Sin
embargo, es de observar que en la actualidad, el saludo, a pesar de su parentesco genético con el
deseo, ha perdido la fuerza ilocutiva de este último y se usa simplemente como señal de
reconocimiento entre los interlocutores, razón por la cual, en el modelo de la cortesía propuesto
por Kerbrat-Orecchioni (2000, 2001), se clasifica como un FFA (face flattering act), o sea,
como un acto de habla con una carga de cortesía más alta. Esta carga de cortesía más alta los
acerca a otro tipo de «regalos verbales», los cumplidos, que, al igual que éstos, no sólo se
pueden, sino que incluso -como he mencionado en la sección anterior- se deben agradecer. Los
saludos, en cambio, aunque son también actos de habla corteses, no son FFAs, y por esta razón
no se pueden agradecer, sino solamente devolver. Compárese: Buenas noches/Buenas
noches (saludo) con Que tengas (una) buena noche / Gracias, igualmente (deseo); o Buen día /
Buen día (saludo argentino) con Que tengas un buen día / Gracias, también vos (deseo). Es de
notar, además, que el deseo siempre les sigue por tratarse, por lo visto, de un crescendo de
cortesía cuyo orden no se puede invertir. Y finalmente mencionemos también que otra
diferencia importante entre el saludo y el deseo es que este último tiene contenido
proposicional, razón por la cual no se puede realizar en forma no verbal, como es a veces el caso
del saludo.
Las fiestas y celebraciones colectivas o individuales ocasionan, además, el empleo de otros
deseos situacionales, directamente dependientes del desarrollo ulterior de la interacción. Los
casos más típicos son los brindis que se hacen antes de beber y las fórmulas que se emplean con
motivo de las comidas. El brindis más usual en español es ¡Salud!, a veces expandido en la
forma ¡Salud, pesetas (o: dinero) y amor, pero está ganando terreno rápidamente el anglicismo
onomatopéyico ¡chinchín!(ya incluido en la última edición del DRAE). También es frecuente
mencionar por qué o por quién se brinda (por ejemplo: ¡Por tu éxito!, ¡Por nuestra
amistad!, ¡Por nosotros!, o ¡A tu salud!, ¡A la tuya!, ¡A la nuestra!, etc.). La fórmula más
habitual asociada con la comida es «(Buen) provecho», usada antes de empezar a comer o
cuando alguien ya está comiendo y otra persona pasa por su lado. Por ejemplo: «Sixto jamás se
movía durante las comidas. Todas [las clientas] deseaban: -Buen provecho.» (J. A. de
Zunzunegui, en Steel, 1985: 62). (Sobre el uso de provecho al final de la comida, véase la nota
6). Otro ejemplo interesante, que combina en un solo par adyacente, los deseos asociados con
ambas actividades, comer y beber, es el siguiente, de R. Marqués:«(José se levanta, va al
armario de los licores y toma la copa que se había servido. Vuelve con ella. La alza). J: -
¡Salud! M: -Que le aproveche» (R. Marqués, citado en Steel, 1985: 62).
Por último, hay otras situaciones felices en que, si no es obligatorio, sí es al menos muy
recomendable (y usual) expresarle buenos deseos a su interlocutor, tanto en español como en
otras lenguas. Además de las fiestas y celebraciones ya mencionadas previamente (y que
Tannen y Öztek, 1981, incluyen en el subgrupo de las «ocasiones»), se consideran eventos
felices las «ganancias» en sentido amplio, o sea -según las autoras citadas- las «llegadas» y las
«nuevas posesiones». La llegada de una persona que ha estado ausente por un tiempo más o
menos largo se suele «celebrar» en español con la conocida fórmula de¡Bienvenido/a!, a la que,
a diferencia del griego y del rumano, lenguas en que es obligatorio contestar con una fórmula
cuyo significado exacto es «bienhallado». no le corresponde ninguna reacción verbal rivalizada.
Las nuevas posesiones pueden incluir la compra de una casa, de un nuevo auto, o de otros
bienes de valor, así como la expansión de la familia al tener un matrimonio (más) hijos. En
español, según mis informantes, casi no hay fórmulas estereotipadas para expresar buenos
deseos en tales situaciones, aunque sí es común felicitar a los nuevos padres de las criaturas o a
los nuevos dueños del coche, de la casa, etc. En el caso de estrenar alguien una prenda de vestir
nueva, mis informantes mexicanos aludieron a la costumbre de recordarle a la respectiva
persona la obligación del «remojo», pero no usaron expresiones de deseo, sino a lo máximo,
usaron algún tipo de cumplido, como ¡Qué bien te va esta nueva blusa!, ¡Qué linda pulsera!, o
una exclamación de aprecio: ¡Qué padre! Otros usaron exclamaciones con adjetivos
diferentes: ¡Qué chivo!, ¡Qué chulo! (dicho por un informante de El Salvador), ¡Qué
regio!, ¡Qué bacán! (Perú), y sólo los informantes colombianos mencionaron fórmulas
como ¡Disfrútalo! o ¡Que lo disfrutes! para alguien que acaba de adquirir un bien material que
hacía tiempo deseaba tener, o una ropa cara.
En este aspecto, me parece que el español contrasta claramente con el griego, el rumano, el
turco, y quizás otras lenguas de la Península Balcánica, cuyos hablantes, en vez de felicitar o
halagar al interlocutor en las situaciones citadas, usan fórmulas de deseo muy ritualizadas, que
siempre aluden a la salud, la felicidad y a la longevidad, los tres valores más apreciados, a
juzgar por la profusión de deseos que los menciona; en las respectivas culturas: se le desea a
uno que Heve la nueva ropa estando en buena salud, que posea la casa, el auto, etc., en buena
salud y/o con felicidad, o que la compra que ha hecho sea de buen augurio, y que los niños le
vivan muchos años y le traigan mucha felicidad. En este sentido, el castellano se acerca, al
contrario, al francés (que en tales situaciones, según Katsiki, 2001, contrasta con el griego de la
misma forma) y, diría yo -basándome en mi experiencia de convivencia estadounidense-, con el
inglés.
Las situaciones que provocan angustia y/o dolor son, básicamente, situaciones de crisis
personal, incluyendo los casos de enfermedad, muerte y las separaciones largas (quizás porque,
como dicen los franceses, partir, c'est mourir un peu...). En español, a una persona enferma se
le suele desear Que se reponga / Que se mejore / Que se alivie / Que se recupere pronto, y a una
persona que estornuda (acto que puede anunciar una enfermedad) se le desea ¡Salud! o se le
dice ¡Jesús! A diferencia de las fórmulas asociadas con eventos felices -que, como se ha dicho
antes, se usan en la secuencia inicial de la interacción- los buenos deseos asociados con la salud
del enfermo se suelen formular en el momento de la despedida, o sea, en la secuencia de
clausura de la interacción, en lugar o a continuación de un saludo de despedida. Por su parte, en
el caso del fallecimiento de una persona, es habitual dirigir los deseos para el difunto a los
familiares del mismo, probablemente con la intención de aliviar su dolor al asegurarles que el
ser querido que acaban de perder no sufrirá. Las fórmulas castellanas más usuales son: Que en
paz descanse, Que en Gloria esté o Que Dios lo/la tenga en su gloria. También se usan frases
como: Te acompaño en el sentimiento o Lo siento, pero estas fórmulas no son deseos
propiamente dichos, sino más bien descripciones del estado anímico del locutor, con el
propósito de mostrarle al interlocutor que se solidariza con su dolor. Es interesante observar que
los hispanohablantes (como los rumanos, por lo demás) suelen formular el deseo de que el
difunto descanse en paz cada vez que se le menciona el nombre en una conversación, a menudo
prescindiendo incluso de la palabra que. Un ejemplo de este tipo se puede ver en el siguiente
pasaje del Corpus de Valencia: «mi cuñada, en paz descanse, (énfasis mío) tenía / por
naturaleza un poquito los ojos saltones / como la tía Remedios» (Briz, 2002:211).
Con respecto a las despedidas, lo más usual es desearle a la persona que sale que Tenga un
buen viaje o un feliz viaje, pero no es habitual, de acuerdo a mis informantes, formular deseos
explícitos para que uno regrese sano y salvo, como es habitual en las lenguas del área balcánica
(ej., en rumano: Sā te întorci sānātos/sānātoasã, «que regreses sano/sana» o Sã ne vedem cu
bine!, «que nos veamos con bien, en buenas condiciones». Lo mismo que en el caso de las
despedidas de una persona enferma, los deseos relacionados con el desarrollo sin incidentes de
un viaje se formulan después del saludo convencional de despedida, y no antes: ¡Adiós, buen
viaje!, pero no: ¡Buen viaje, adiós! (cf. lo comentado más arriba).

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TEMA 4. LA IMPLICATURA
Paul Grice: Muchas de las cosas que decimos no tienen sentido si nos atenemos al
significado literal. Por ejemplo:
Doctor, me paso el día durmiendo.
¿Cómo pasamos del significado expresado con la oración al significado real de lo que el
hablante quiere decir?

El significado va mucho más allá de las palabras mencionadas


Significado expresado literalmente  Significado implicado
Información explícita  Información sugerida
Doctor, me paso el día durmiendo.
Es obvio que esta oración no puede ser literalmente verdad. ¿Cuál es su
significado real, el significado que los hombres deducen? ¿Cuál es el
significado que se infiere?
Las inferencias no son rasgos de significado inherentes a las palabras. Por eso las
inferencias que hace un oyente no tienen por qué coincidir completamente con la
implicatura que el hablante ha intentado.
Ejemplo:
Película 51st State Frederick: Yo told me to take care of him. De Sousa: Oh, shit!
I meant to take care of him, not fucking take care of him.
En esta película de gangsters, Frederick le pide a De Sousa que se ocupe de una
persona. Frederick se lo pide en sentido literal, pero De Sousa lo entiende en
sentido figurado y lo mata.

Implicaturas convencionales e implicaturas conversacionales


Las implicaturas convencionales dependen de los elementos léxicos utilizados.
Pero contraste: “Pedro es profesor, pero es muy simpático”.
Además, idea de refuerzo de lo dicho anteriormente.
Así pues, idea de explicación, aclaración (decir lo mismo con otras palabras)
De manera convencional utilizamos hipérboles: exageramos. Las frases hechas están
llenas de estas expresiones.

Las implicaturas conversacionales dependen del contexto y la situación: Si algo no


puede ser le buscamos un nuevo significado para hacer que sea verdad.
Doctor, me paso el día durmiendo. No puede ser verdad, por lo que se intenta
una búsqueda de un significado de exageración.

Lo que intenta descubrir Grice es cómo los interlocutores descubren el significado


último cuando este no forma parte del significado explícito. Según Grice, entre los
interlocutores se dan unos esfuerzos de cooperación que hacen que se busque el

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significado implícito cuando sea necesario y que permiten que la conversación fluya de
manera perfecta y natural.

Máximas de cooperación de Grice


Cuando hablamos seguimos ciertos principios de cooperación, Las máximas de la
conversación (Grice, 1975, Logic and conversation):
- Máxima de cualidad: Afirmamos aquello cuya verdad estamos en condiciones
de aseverar, aquello que pensamos que es verdad.
- Máxima de cantidad: Hay que dar la información requerida, no ser prolijo, ir al
grano.
- Máxima de relevancia: Hay que decir lo que es importante.
- Máxima del modo: Tenemos que evitar la ambigüedad, evitar la información
poco clara y desordenada.

La conversación está dominada por ciertas convenciones. El oyente asume que el


hablante conoce estas máximas y las tiene en cuenta cuando habla. Si en una
conversación una de estas máximas parece no respetarse, el oyente tiene que buscar
un significado que sea diferente, que cambie o añada información al significado literal,
para que las máximas se cumplan.
– ¿Quieres que te prepare un café?
– El café me va a espabilar.
¿Cuál es el significado? Necesitamos información contextual.
La máxima de la relevancia unida a la de la cualidad nos lleva a la búsqueda de nuevos
significados.

Pragmática neogriciana
Se han propuesto nuevas máximas, como “sé educado”.
· Leech (1983) propone seis máximas relacionadas con la educación: tacto,
generosidad, aprobación, modestia, acuerdo y simpatía.
· Horn (1984) le da un estatus privilegiado a la máxima de la cualidad y reduce las
otras máximas a dos principios de inferencia pragmática: el principio Q y el principio R:
- Principio Q: Haz tu contribución suficiente, di tanto como puedas.
- Principio R: Haz tu contribución necesaria; no digas más de lo que sea
necesario decir.
Estos dos principios son complementarios.
· Levinson propone una revisión y una reducción. Distingue 3 niveles de significado:
1. El significado que tiene que ver con las condiciones de verdad.
2. El significado que se puede deducir sin claves contextuales.
3. El significado que depende del contexto.
Incide en el principio de cantidad: “No digas menos de lo necesario”. “No digas más de
lo necesario”.

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Incide en la máxima del modo: “Evita la obscuridad y la prolijidad en la expresión”. Si
algo se dice de una manera “extraña” tiene que transmitir una información “extraña”,
no habitual.
Según el principio de cantidad ¿Cómo interpretamos las oraciones?:
El niño llora, la madre lo coge.
La madre y el niño están relacionados.

Sperber y Wilson: la teoría de la relevancia


Sperber y Wilson van mucho más allá y proponen que todas las máximas, en realidad,
pueden reducirse a una: La máxima de la relevancia.
Sperber y Wilson (1995): “La comunicación no “sigue” la máxima de la relevancia
porque esta no puede ser violada, aunque se quiera. El principio de relevancia se aplica
sin excepción”.
Esta teoría busca saber qué sucede en la mente de los hablantes cuando hacen
deducciones para encontrar el significado.
La teoría de la relevancia está basada en una concepción amplia de la relevancia y en
dos principios:
--‐ Principio cognitivo: Incorpora estímulos externos y representaciones
mentales internas que rodean la captación del significado (visión, olores, frases,
pensamientos, recuerdos, conclusiones, inferencias anteriores)
--‐ Principio comunicativo: Cuando comunicamos algo estamos diciendo de
manera implícita que tenemos algo “pertinente” que comunicar.
Una simple tos puede ser utilizada como algo pertinente que comunicar. Si algo es muy
“ostensible” puede ser utilizado como un acto de comunicación.
Pedro: – ¿Quieres café?
María: – El café me va a espabilar.
Contexto tienda: “¿Quieres que compre café?”
Contexto casa: “¿Quieres que te prepare un café?
María necesita estar despierta / María necesita descansar. Tenemos que
asumir que María es completamente relevante en su respuesta. El
contexto, entonces entra en juego.
Los principios de cooperación buscan interpretación a oraciones aparentemente
absurdas o más costosas.
– Necesito que me prestes 200 E
– En el bar de la esquina necesitan camareros.
No voy a prestarte el dinero

El papel del hablante y el oyente en la teoría de la relevancia:


Sperber y Wilson ven la comunicación en términos de entorno cognitivo (el grupo de
estímulos perceptivos y de conocimientos y hechos que forman las experiencias de un
individuo) y las inferencias y asunciones potenciales que un individuo es capaz de hacer
cuando percibe un determinado estímulo.

Los interlocutores tienen que procesar de manera dinámica las “claves” textuales y
contextuales en tiempo real, de manera simultánea al procesamiento del habla: es una
tarea del oyente, pero también es una tarea del hablante.
Sperber y Wilson piensan que el hablante tiene más responsabilidad que el que
escucha.
Es tarea del hablante hacer una correcta valoración del conocimiento y la información
contextual que tiene su interlocutor para predecir las inferencias que este hará en la
búsqueda del significado de la oración. Esta valoración de las posibles inferencias hará
que el mensaje tenga tantas oraciones y tanta información como sea necesaria, pero
no más de la necesaria.

Según Sperber y Wilson 1995:


“It is left to the Communicator to make correct assumptions about the codes
and contextual information that the audience will have accesible and be like to use in
the comprehension process. The responsability for avoiding misunderstandings also lies
with the speaker, so that all the hearer has to do is go ahead and use whatever code
and contextual information comes most easily to hand”.
Es decir, la tarea del hablante es más importante porque tiene que
valorar constantemente lo que el otro sabe y conoce, y tiene que pensar
qué inferencias hará con este conocimiento para ajustar su discurso y
dar la información justa y necesaria para ser entendido.

Esto es una novedad y un cambio en el tratamiento que Grice da al papel del hablante
y el oyente. Para Grice la tarea del que escucha es más importante que la tarea del que
habla, porque es el que tiene que realizar las inferencias, las deducciones lógicas que le
llevarán a descubrir el significado último de lo que está escuchando. Esta idea es la que
vienen a cambiar Sperber y Wilson.

Ambos participantes van construyendo el discurso. El que escucha, cuando llega su


turno de intervención, tiene que informar al que habla y darle pistas para que este vea
si su mensaje y sus intenciones están siendo o no comprendidas. Esta información le
servirá al otro interlocutor para seguir avanzando en su discurso.

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TEMA 5. PRAGMÁTICA Y DISCURSO
El sintagma es el discurso. La gramática es el código. El eje sintagmático se da entre los
componentes del discurso, entre elementos presentes en el discurso.
El eje paradigmático no se da en el discurso, son las posibilidades que se podrían dar
en el discurso. El eje paradigmático son elementos no presentes en el discurso, pero
podrían estarlo. El sintagma es la sucesión de acontecimientos semióticos.

Un discurso del tipo que sea, tiene una serie de componentes efectivos. Al analizar
estos componentes efectivos hablamos de la relación sintagmática (eje sintagmático).
La palabra código significa aquí “repertorio de signos”.
Relación sintagmática  elementos efectivos
Relación paradigmática  elementos posibles
Eje sintagmático  descomponer
Eje paradigmático  clasificar

Jerarquía de la estructura de significación de los signos lingüísticos: morfemas –


palabras – cláusulas (oraciones subordinadas) – oraciones – discurso

Estructura del discurso


Cada tipo de discurso tiene una organización predeterminada: discurso institucional,
discurso académico, discurso conversacional informal, discurso telefónico...
Sinclair y Coulthard son pioneros en la caracterización de la estructura del discurso.

Ejemplo de un discurso académico – escolar: Profesor – alumno


Profesor: organiza y dirige el discurso Ejemplo:
Profesor pregunta: ¿Qué tipos de discurso conoces?
Alumno contesta: Discurso conversacional.
Profesor glosa y valora la respuesta y amplía o pregunta de nuevo: Muy bien, y
¿qué características tiene el discurso conversacional?

Unidades del discurso oral


- Transacción: uno o más intercambios que tienen un único tema. Una o más
transacciones constituyen una conversación.
- Intercambio: unidad interactiva que consiste en dos turnos producidos por
dos hablantes diferentes.
- Turno: es lo que dice el hablante actual antes de que el siguiente hablante
comience a hablar. Consiste en uno o más movimientos. Movimiento: es lo que el
hablante hace en cada turno para comenzar, continuar o finalizar una intervención.
Consiste en uno o más actos de habla.
- Acto: es la unidad más pequeña. Señala lo que el hablante quiere comunicar.

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La organización secuencial y la toma de turnos
En la conversación informal los hablantes no hablan al mismo tiempo: toman turnos
para hablar. ¿Cómo sabe un nuevo hablante que llega su turno para intervenir?
¿Cuánto puede durar un turno? Los hablantes parecen saber cuándo ha llegado su
turno para intervenir, cuándo pueden hablar y cuánto deben esperar.

Schegloff y Jefferson sugieren una serie de reglas que se llevan a cabo para regular la
toma de turnos:
- Regla 1. Se aplica en el primer “momento relevante de transición” (transition
relevance place).
a) Si el hablante actual A selecciona a un nuevo hablante N en su turno,
entonces A tiene que dejar de hablar y N tiene que ser el próximo que
intervenga.
b) Si A no selecciona a N, entonces cualquier otro participante puede
seleccionarse a sí mismo.
c) Si A no selecciona a N y ningún otro participante se autoselecciona,
entonces A puede seguir hablando.
- Regla 2. La regla 1 se aplicará hasta que se produzca el cambio de interlocutor.

Estas reglas dan cuenta del hecho de que en las conversaciones cada vez habla una
persona y solo una, aunque está claro que se producen conversaciones en las que unos
interlocutores se solapan con otros, pero esta situación no es la deseable.
Hay distintas formas de invitar a uno de los interlocutores a tomar su turno; la más
habitual es hacer una pregunta a uno de los interlocutores. También podemos
dirigirnos directamente a esa persona.
El código de las miradas es también muy importante para dar turnos, para evidenciar
nuestro interés en tomar el turno o para señalar que vamos a continuar hablando.

La adyacencia
Los pares de adyacencia se producen cuando dos turnos de distinto interlocutor se
producen uno a continuación del otro y el primer miembro del par predice lo que dirá
el segundo miembro del par.
Son secuencias de habla que reúnen los siguientes requisitos:
--‐Son adyacentes.
--‐Están producidos por diferentes hablantes.
--‐Están ordenadas como primera parte y segunda parte.
--‐Una determinada primera parte requiere una determinada segunda parte: el
ofrecimiento o la invitación requiere aceptación o rechazo, el saludo requiere
saludo…
Los pares de adyacencia más típica son: ofrecimiento/invitación – aceptación /
rechazo; saludo – saludo y pregunta – respuesta.

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A veces entre la primera y la segunda parte del par pueden intercalarse otros
elementos.
– ¿Me puede dar una botella de ginebra?
– ¿Tienes ya 21 años?
–No
–Entonces no.
Aquí la segunda parte del par se queda pendiente porque se ha
intercalado una nueva pregunta.

La organización de preferencias
En los pares adyacentes hay una estructura de preferencias. La noción de “marcadez”
está detrás de esta idea.
Preferido No preferido
Petición Aceptación Negativa
Invitación Aceptación Rechazo
Pregunta Respuesta esperada Respuesta inesperada

Cuando escogemos como segundo miembro del par lo “no preferido”, el discurso
cambia. Normalmente nos disculpamos, damos explicaciones, dudamos, hacemos
pausas, etc. La respuesta es más larga y estructuralmente más compleja.

La apertura y el cierre del discurso


La conversación telefónica señala muy bien estas aperturas y cierres del discurso.
Están más estructuradas que las conversaciones cara a cara:
Ring
a) El que contesta:
– Dígame.
b) El que llama:
– Hola, María.
c) El que contesta:
– Hola.
d) El que llama:
– Soy Claudia.
e) El que contesta:
– Hola Claudia.
a) El que llama:
– ¿Cómo estás?
b) El que contesta:
– Muy bien, ¿y tú?
f) El que llama:
– Te llamo porque quiero saber si vas a poder venir a mi fiesta de cumpleaños.
g) El que contesta:
– Sí Claro. ¿Cuándo va a ser?
h) El que llama:
– El sábado a las 5 de la tarde en mi casa.
i) El que contesta:
– Estupendo. Sin problema, allí estaré.
j) El que llama:
– Bueno, me alegro mucho.
k) El que contesta:
– Entonces nos vemos el sábado.
l) El que llama:
– Nos vemos el sábado. Adiós.
m) El que contesta:
– Adiós, hasta el sábado.
Todas las preguntas y frases emitidas hasta la última son rutinas de
saludo y toma de contacto, tanto las preguntas como las respuestas.
Estas rutinas van seguidas del primer tópico de verdad de la
conversación.

Tipos de discurso en situaciones institucionales


Cada situación tiene unas rutinas y unos procedimientos diferentes:
– Discurso en una conferencia.
– Discurso en el aula (profesor / alumno).
– Discurso en un programa de radio o televisión: entrevista, tertulia…
Es muy interesante señalar la estructura de poder que transmite a través del discurso
en cada uno de los tipos.

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TEMA 6. LOS MARCADORES PRAGMÁTICOS DEL DISCURSO
Cuando hablamos usamos muchas palabras que tienen un significado muy reducido o,
incluso, no llegan a tener significado, pero están apareciendo continuamente en el
discurso oral: “Bueno”, “¿no?”, “entonces”…
Hacen el discurso más coherente, más expresivo, más natural y nos ayudan a ir
construyendo lo que vamos a decir, nos dan tiempo para pensar, mantienen el
contacto con nuestro interlocutor…
Si hablásemos igual que escribimos, nuestro discurso sería plano, brusco, poco natural.
A este tipo de palabras le llamamos “marcadores pragmáticos del discurso” con un
valor pragmático (de significado añadido). Es complicado analizar estos marcadores
como formando parte de la oración.

Características
- Aparecen típicamente al principio de la oración, y están fuera de la estructura
sintáctica: Hombre, bueno, pues, mira, entonces…
– ¿Qué me aconsejas?
–Hombre, no sé. Yo abordaría directamente el problema. Es lo mejor, ¿no?
- Son elementos cortos, muchas veces formados por una sola palabra.
- Tienen muy poco o ningún significado.
‐Tienen un valor sociolingüístico y estilístico.
‐ Son típicos del discurso oral.
‐ Son elementos muy frecuentes.
‐ Están estigmatizados y vinculados a una falta de facilidad de expresión.
‐ Muchas veces se repiten y se convierten en muletillas.

Función pragmática
Función textual: inician o cierran un discurso, señalan una frontera para indicar un
nuevo tema, puede ser una manera de marcar que continúas con tu turno o que
terminas tu turno, y sirven para hacer arreglos en nuestro un discurso.

Estos marcadores pragmáticos son típicos de los textos narrativos orales. La narración
oral se hace más espontánea y expresiva cuando usamos estos marcadores.

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TEMA 7. EL SPANGLISH
El espanglish o spanglish es un fenómeno sociolingüístico que no está considerado
como una lengua en sí. Es libre, no tiene normas, es espontáneo, oral, y para muchos,
una seña de identidad. El spanglish es una manera de expresarse, un hecho, una
realidad lingüística de la que hacen uso hombres y mujeres de origen hispano en
Estados Unidos y bilingües por derecho.

José del Valle: “Mucha gente cree que el spanglish es consecuencia de un


conocimiento defectuoso de la lengua, y eso en algunos casos es cierto. Pero, en líneas
generales, caracterizar de esa manera el spanglish sería distorsionar la realidad”.

El espanglish es un español salpicado de palabras y expresiones inglesas, que se habla


en las calles de Los Ángeles, Nueva York o Miami por los latinoamericanos y españoles
que habitan allí. Éstos conviven con dos sonidos, con dos idiomas (el oficial y el
exportado) que mezclan vocabulario, ya que no es exactamente la fusión de ambos.

El fenómeno social es de tal dimensión en Estados Unidos, que se ha llegado a traducir


el primer capítulo de El Quijote (por Ilan Stavans), aunque esta postura ha sido acogida
por la mayoría de filólogos como una extravagancia que lo único que hace es crear
enemigos a una manera de hablar que es tan intangible como el propio hecho. El
término spanglish ni siquiera figura en el diccionario de la Real Academia Española.
Humberto López Morales apunta: “Al no ser un idioma, pues es evidente que no tiene
ni gramática ni tiene un vocabulario fijo, como tampoco tiene criterios de corrección
idiomática.”

Los jóvenes son los más acostumbrados, si son bilingües, al intercambio de los dos
idiomas, ya que es una forma de identificarse y de conocerse mejor con otros que
comparten la experiencia de haber nacido o haberse criado en los Estados Unidos. Los
niños de padres hispanohablantes crean palabras que no son más que el reflejo de una
realidad en la que el español está cada día más presente.

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TEMA 8. EL LENGUAJE DE LOS JÓVENES
En la actualidad, los jóvenes manejan un vocabulario bastante diferente al del mundo
de los adultos, un lenguaje a mitad de camino entre la diversión y la provocación que
resulta incomprensible para todos los que no pertenecen a su mundo.

La gente joven siempre ha tenido una manera más informal de hablar, con términos
provocativos que demostraban su rebeldía y su rechazo al mundo formal y autoritario
de los adultos. Muchos de los términos que han manejado y manejan los jóvenes están
tomados del mundo de la marginalidad.

Lo que diferencia a los chicos y chicas de hoy de los de generaciones anteriores es su


gran capacidad de crear gran cantidad de términos; de tal manera que podemos llegar
a decir que los jóvenes tienen un lenguaje propio, con un vocabulario que va
aumentando y cambiando día a día. Internacionalmente, para los hispanohablantes
que llegan a nuestro país, les resulta novedoso este nuevo fenómeno lingüístico
juvenil, diferente al conocimiento del castellano que tienen. Incluso dentro de España,
la diferencia entre una región y otra son también considerables.

Hasta ahora, era el espíritu de rebeldía, las ganas de transgredir, lo que caracterizaba
la manera de hablar de la juventud. Sin embargo, hoy vemos mucho más en esta forma
peculiar de hablar unas ganas enormes de diferenciarse. Buscan palabras nuevas que
no utilicen e, incluso, que no conozcan los adultos para diferenciarse de ellos, para
crear un mundo propio.

La vitalidad, la risa, la libertad sexual, el desenfado y la búsqueda de estados de


conciencia placenteros están detrás de la mayor parte de los neologismos utilizados
por este gran colectivo. Son palabras nuevas creadas para acciones y situaciones
específicamente juveniles. Las nuevas palabras surgen con los nuevos
comportamientos.

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