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Después de las elecciones: una mirada desde el psic... | Página12 https://www.pagina12.com.ar/228338-despues-de-las-elecciones-una-m...

Las recientes elecciones nacionales expresaron no sólo la opción por uno u otro candidato, sino la disputa
entre dos modelos que se oponen: neoliberalismo o democracia nacional y popular. El triunfo de la fórmula
Alberto Fernández-Cristina Kirchner significará un cambio de gobierno, de modelo, y también una manera
distinta, igualitaria e inclusiva, de concebir la democracia, otro rol del Estado y formas ideológicas
diferentes de construir subjetividad.

Más allá del evidente desmantelamiento de la economía del país que generó la gestión neoliberal, el mayor
daño producido fue el volumen de odio inoculado a la sociedad, a través de la grieta y de un dispositivo de
segregación estimulado diariamente por los medios de comunicación concentrados. El odio, expresión de
la pulsión de muerte, enfermó la cultura, dividió lo social y condujo a los racismos, la xenofobia y al
hombre como lobo del hombre.

Una parte de lo social consumió el veneno del odio y adhirió al modelo neoliberal mientras que otra parte,
también afectada por el virus neoliberal, resistió y no se transformó --como esperaban los disciplinadores
del poder-- en un cuerpo victimizado o despolitizado, pasivo y miedoso. Contrariando el programa de los
expertos se puso en juego una cultura militante que fue logrando la movilización de afectos políticos, como
la alegría y el entusiasmo, en una dirección democrática. Con una fuerte apuesta en los vínculos, la
militancia tomó un sesgo colectivo pocas veces visto, con múltiples expresiones y formas estéticas.
Se fue gestando una cultura solidaria atravesada por Eros --lazos amistosos y compañeros-- que enlazó
cuerpos y relatos poniendo en juego una ética antineoliberal que alojó el sufrimiento y abrazó. La libertad
no se basó en el individualismo neoliberal, sino en la creatividad con otrxs y en la posibilidad de hacer con
lo que no había, consiguiendo una sublimación colectiva sostenida con el cuerpo, la inteligencia y el
entusiasmo del pueblo.

Una unidad social construida desde abajo, a pulmón, produjo un cuerpo político palpitante y activo, capaz
de desafiar el despojo y la muerte cotidiana que proponía en los hechos el gobierno de Cambiemos. Este
sector comprendió y experimentó que la política de Eros, la unidad, es el mejor antídoto contra la
grieta del odio antipolítico que destruye el tejido social y constituye la principal estrategia del poder para
perpetuarse. Sin desconocer la institucionalidad, aporta una democracia plebeya de cuerpos y afectos en la
calle, que concibe a la militancia como una forma de vida. Este modelo rechaza la postura neoliberal de
basarse sólo en individuos representados sin activismo político, pensando en contrapartida a la ciudadanía
como un involucramiento activo en la comunidad política, que pretende construir un “nosotros” conforme a
la voluntad popular.

El resultado de la contienda electoral expuso problemas que, para hacer posible la gobernanza y la
convivencia democrática, habrá que resolver políticamente. Un sector importante de lo social suscribe los
valores neoliberales, defiende la propiedad privada sin considerar otros derechos, pide mano dura, afirma
que paga sus impuestos no para mantener vagos que viven a costa del Estado, no adhiere a la igualdad y
entiende al ciudadano como un consumidor y un individuo poseedor de derechos, cuya actividad política se
limita a ejercer el voto. Este sector se opone el ideario del Frente para Tod@s, que concibe una democracia
inclusiva y un Estado protector y solidario con los sectores sociales necesitados. El Frente ganador
promueve un pacto social que incluye a todos los agentes productivos para poner en marcha la economía,
llama a un compromiso activo de la ciudadanía, proponiendo una recuperación ética para terminar con la
grieta y la instalada lógica de la venganza.

Hay dos modelos que se oponen, dos maneras contrarias de concebir lo común que serán
disputadas y se dirimirán en la batalla cultural que habrá que dar.

El Frente de Tod@s derrotó en las elecciones no solo a un partido o coalición política, sino al aparato de
poder concentrado de los medios de comunicación, a las operaciones judiciales, al FMI y a la CIA. Sin
embargo, el triunfo electoral y el cambio del gobierno no implican que ese poder esté desactivado; por el
contrario, sigue operando a través del odio y el miedo con el objetivo de desestabilizar al nuevo
gobierno. Dar la batalla cultural y vencer políticamente la concepción neoliberal constituye un elemento
clave para reconstruir la democracia.

Para el tratamiento del odio y la guerra, Freud propone dos estrategias: la sublimación, que implica un
cambio de fin de las pulsiones sexuales y hostiles, y apelar a Eros, pues todo aquello que establezca
vínculos afectivos actúa contra la guerra. Estas estrategias aplicadas a la política se traducen en lograr
desinvestir las sedimentaciones sociales de odio que se han naturalizado, reconvertir la grieta en
conflicto político entre adversarios y denunciar judicialmente las operaciones. Esta sublimación
supone elevar la dignidad de la política a la centralidad de lo social, en lugar de la economía fría y dura
donde las deudas se pagan pero la gente queda afuera.

1 de 2 08/11/2019 0:12
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La recomendación de Freud de apelar a Eros podemos traducirla en dar lugar a un amor político o sostener
una política del amor. En este punto vale destacar que Lacan, en el Seminario Aún, da al amor un nuevo
enfoque: ya no es cuestión de lo ilusorio, mentiroso o narcisista que disimula el amor propio con la máscara
del amor al otro, sino que se trata de una sensibilidad, una afinidad que no implica identidad. El amor es
signo, un afecto de lo inconsciente entre dos hablanteseres, que reconoce al otro. Si el síntoma designa la
relación de un sujeto con su goce, relación que no hace lazo, el amor es el síntoma que consigue
anudar y es capaz de construir lo común con el otro con el que no tengo nada en común. Un amor
político.

Nora Merlin es psicoanalista y magister en Ciencias Políticas. Autora de Mentir y colonizar.


Obediencia inconsciente y neoliberalismo.

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