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MONOGRAFÍA
AUTOR:
BUSTAMANTE QUISPE, EBER ALEXANDER
CORAL REATEGUI, JHOSIMAR
GARCIA AÑAZCO, PAOLO
GARMA GARCIA, ARNOLD MARTIN
GUERRA LANCHA, KARLA DANIELLA
RAMIREZ TORRES, SHANTALL NICOLL
SANCHEZ CHUMBE, MAYRA
ASESOR:
JHON CRISTIAN FUENTES VÁSQUEZ
TARAPOTO – PERÚ
2019
INDICE:
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………………………………………1
LA CONFIRMACIÓN…………………………………………………………………………………………………2
DELIMITACIÓN CONCEPTUAL………………………………………………………………………….........2
FUNDAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN…………………………………………………………………..4
CLASES DE CONFIRMACIÓN……………………………………………………………………………………5
LA CONFIRMACIÓN FORMAL………………………………………………………………………………….5
LA CONFIRMACIÓN NO FORMAL……………………………………………………………………………7
EFECTOS DE LA CONFIRMACIÓN…………………………………………………………………………….8
LA RATIFICACIÓN……………………………………………………………………………………………………9
EL RECONOCIEMIENTO…………………………………………………………………………………………10
LA TRANSACCIÓN………………………………………………………………………………………………...10
CONCLUSIÓN……………………………………………………………………………………………………….11
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS…………………………………………………………………………….12
INTRODUCCIÓN
Para conocer más profundamente la confirmación del acto jurídico comenzaremos por
desarrollar el concepto de anulabilidad que se fundamenta en la protección del interés
privado del legitimado para accionar, de ahí que frente al acto anulable, la parte afectada
puede optar, si tiene necesidad en la protección, por demandar judicialmente para que
se declare su nulidad, o , si ya no tiene necesidad de protección, puede convalidarlo
mediante confirmación o puede dejar que transcurra el plazo de prescripción para
ejercer la acción de anulación (prescripción extinta o liberatoria o sanatorio), o renunciar
a la acción una vez que ha cesado la causal de anulabilidad. Una vez vislumbrado el
concepto de anulabilidad podemos entender mejor que es la confirmación. Que se
define como una forma de convalidación de un acto anulable, por medio de la cual el
titular de la acción de anulabilidad manifiesta expresa o tácitamente su deseo de querer
la validez y eficacia definitiva del acto anulable. La confirmación encuentra su
fundamento en el principio de conservación del acto jurídico. La confirmación implica la
renuncia a la acción de anulabilidad (acto negativo), pero es algo más que una simple
renuncia, es una manifestación de la voluntad expresa o tácita de que se quiere
mantener el acto libre de toda amenaza de destrucción (acto positivo). El acto anulable
es eficaz desde su celebración, produce loas efectos que le son propios como si se
tratara de un acto sano sin defectos o vicios que afecte su validez, aunque está
amenazado de anulabilidad, la confirmación suprime la amenaza de anulación y asegura
la validez y eficacia definitiva del acto que ya ni podrá ser impugnado de anulabilidad;
la extinción de la amenaza de destrucción del acto no significa que la confirmación tiene
efectos retroactivos, sino que simplemente el acto y sus efectos ya producidos dejan de
estar amenazaos de ser destruidos mediante anulación.
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LA CONFIRMACIÓN
-DELIMITACIÓN CONCEPTUAL
-La confirmación es un acto jurídico en virtud del cual se convalida otro acto jurídico,
anulable, por adolecer de un vicio o causal de nulidad relativa. Como ya lo hemos visto
al ocuparnos de las características del acto anulable (Supra N° 238), la confirmación
solo es posible respecto a la nulidad relativa pues ella se fundamenta en la protección
de intereses privados los cuales, precisamente, pueden conducir a la anulación del acto
jurídico, aunque el legitimado para accionar puede no hacerlo y confirmar el acto viciado.
Lo mismo no puede ocurrir con la nulidad absoluta, que tiene como características no
admitirla (Supra N° 23.4), pues constituye una sanción más rigurosa al fundamentarse
en consideraciones de orden público y así preceptuarlo el artículo 220 del Código Civil.
La renuncia a la acción anulatoria, como hemos visto en los casos de error (Supra N°
78), dolo (Supra N° 90), violencia (Supra N° 100) e intimidación (Supra N° 113), no
puede ser anticipada, sino que tiene que ser posterior a la celebración del acto jurídico
que puede ser objeto de impugnación para su anulación. Por ello, el acto confirmatorio
puede celebrarse a partir de la celebración del anterior, y en cualquier momento, hasta
antes que prescriba la acción, pues, como dicen los Mazeaud, el titular de la acción de
nulidad relativa no está obligada a revelar sus intenciones antes de la expiración del
plazo de prescripción y le es ilícito esperar algunas circunstancias favorables hasta
manifestar su voluntad de confirmar.
Como la decisión de accionar queda librada a la voluntad de quien está legitimado para
hacerlo, la confirmación constituye un acto unilateral, pues se forma con esa sola
voluntad. Por esta característica, y porque además es abdicativo de un derecho y
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convalida una relación jurídica en la que pueden existir derechos para la otra parte, el
acto confirmatorio no es revocable.
El acto confirmatorio, por su razón de ser, no es autónomo, desde que queda ligado al
acto que confirma y no crea una buena relación jurídica, confirmatio nihil dat novi, ya
que solo redime al acto anulable de sus defectos y vicios.
La doctrina suele usar la convalidación como indicativo de todo hecho o acto que haga
desaparecer la impugnabilidad de un acto jurídico. De este modo, la confirmación viene
a ser una especie del género, que es la convalidación. Esta, entendida como género, es
todo hecho que da lugar a la eliminación de la posibilidad de invocar un vicio o causal
que sustenta la pretensión de impugnar un acto jurídico que se califica de anulable. Así,
puede haber una convalidación ex voluntate, que viene a ser la confirmación de la que
no estamos ocupando, y una convalidación ex lege, que es consecuencia del transcurso
prescriptorios o de caducidad respecto a la acción para intentar la anulación del acto.
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dado a la abstracción y sus formulaciones buscaban situaciones concretas. La
subsanación de un acto viciado se producía mediante hechos convalidatorios y
mediante excepciones que el Derecho Pretoriano creaba y reconocía.
Nuestro Código Civil de 1852, que adoptó en buena medida el modelo napoleónico,
legisló también sobre la confirmación en relación a los contratos y su nulidad, pero la
llamó ratificación (art. 2283).
El Código Civil de 1936, que incorporó la Teoría del Acto Jurídico, incorporó también la
figura de la confirmación, con ese nomen iuris, y, tomando como fuente del artículo 148
del Código Civil brasileño de 1916, la refirió a solo los actos anulables.
FUNDAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN
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La doctrina le asigna muchas otras características como, por ejemplo, la de ser un acto
integrativo o, como indica Garibotto, de segundo grado, pues requiere de un acto
preexistente afectado de nulidad relativa y al que se integra con la finalidad de sanear
sus vicios.
CLASES DE CONFIRMACIÓN
LA CONFIRMACIÓN FORMAL
El Código Civil ha previsto como acto confirmatorio formal cuando es celebrado con las
formalidades prescritas en sus artículos 230 y 232, pero cuya formalidad tiene solo el
carácter de ad probationem (Supra N° 65). De ahí que consideremos que la forma de la
confirmación expresa es voluntaria (Supra N° 67)
El criterio del Código francés se irradió a la codificación civil, siendo receptada también
por el Código Civil de 1936 que, como hemos indicado (Supra N° 3.6) es el antecedente
inmediato del Código vigente.
El artículo 230 del actual ordenamiento establece que “salvo el derecho de tercero, el
acto anulable puede ser confirmado por la parte quien corresponde la acción de
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anulación, mediante instrumento que contenga la mención del acto que se quiere
confirmar, la causal de anulabilidad y la manifestación expresa de confirmarlo”. La forma
fue adoptada por la Comisión Revisora y, como ya hemos indicado, registra como
antecedentes a los artículos 1132 y 1133 del Código Civil de 1936.
Adicionalmente el artículo 232 señala otras formalidades: “La forma del instrumento de
confirmación debe tener iguales solemnidad a las establecidas para la validez del acto
que se confirma”. La norma fue tomada del Proyecto de la Comisión Reformadora y
registra como antecedente el artículo 1134 del Código Civil de 1936, cuyo tenor ha
aceptado.
Pero no basta la mención del acto que se requiere confirmar. El artículo 230 exige como
requisito que, además, el documento con el que se celebra el acto confirmatorio de
contenido a la indicación por el confirmante de la causal que hace anulable el acto que
está confirmado. Se trata, entonces, de que quede probado que el titular de la acción
anulatoria tiene pleno conocimiento de la causal que puede invocar. Así, el incapaz
relativo cuya incapacidad ya ha cesado, el errante, la victima del dolo, de la violencia o
de la intimidación, debe explicitar el conocimiento de la causal que le permite impugnar
la validez del acto que celebró y está confirmado.
Por último, el artículo 230 exige la manifestación de voluntad expresa del confirmante,
la cual, obviamente, debe constar en el documento y dirigida directamente a la otra parte
del acto que queda confirmado y a los que puedan tener interés en dicho acto.
El artículo 232 que, como acabamos de ver, señala formalidades adicionales, dispone
que el documento que contiene el acto confirmatorio debe tener las mismas
formalidades a las establecidas para el acto que se confirma. Estas desde luego,
tampoco tuvieron el carácter de ad solemnitatem pues de haberlas tenido y haber sido
inobservadas, el acto sería nulo y, en consecuencia, no podría ser subsanada por la
confirmación.
La norma del articulo 232 tiene el carácter de imperativa, pues utiliza la expresión
“debe”, pero no sanciona con nulidad su inobservancia, corroborando, así, que no se
trata de una formalidad ad solemnitatem, por lo que somos del parecer que sería un
rigor excesivo que se pudiera considerar la nulidad del acto confirmatorio por no darse
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cumplimiento a lo dispuesto por el acotado numeral 232, máxime, si como veremos, el
mismo Código Civil admite la confirmación no formal, aunque también con manifestación
de voluntad expresa. Así, por ejemplo, para la celebración de una compraventa las
partes pueden adoptar la forma que estimen conveniente y, si la celebración por
escritura pública y la compraventa debe ser confirmada, el documento que de contenido
al acto confirmatorio debe ser otorgado mediante escritura pública, pero, de no
cumplirse con esta formalidad, el acto confirmatorio subsiste y puede ser probado por
medios probatorios distintos.
LA CONFIRMACIÓN NO FORMAL
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La confirmación no formal mediante una manifestación de voluntad tácita esta también
contenida en el ya acotado artículo 231 cuando hace mención a, “si existen hechos que
inequívocamente pongan de manifiesto la intención de renunciar a la anulabilidad”.
Como puede apreciarse, la frase transcrita guarda perfecta coincidencia con la noción
de la manifestación de voluntad tácita que contiene el artículo 141 (Supra N° 41.2).
La interpretación que dejamos sentada del artículo 231 y de la que inferimos la dualidad
de la manifestación de voluntad para configurar la confirmación no formal expresa y la
confirmación no formal tácita, la sustentamos en la concordancia de los artículos 231 y
141. Sin embargo, debemos señalar que el acotado artículo 231 genera una confusión
pues hace referencia a una confirmación resultante de la ejecución total o parcial del
acto jurídico anulable, que lo hemos interpretado como un modo de confirmación no
formal expresa, y a la existencia de hechos que inequívocamente ponen de manifiesto
la voluntad de confirmar el acto anulable, que lo interpretamos como un modo de
confirmación no formal tácita, en aplicación del criterio que hemos dejado expuesto al
diferenciar la manifestación de voluntad expresa de la manifestación de voluntad tácita
( Supra N° 41.3).
EFECTOS DE LA CONFIRMACIÓN
Como ya hemos visto a lo largo del estudio que venimos haciendo, la confirmación tiene
por finalidad hacer que el acto anulable surta sus efectos abinitio, de manera plena y
definitiva, y estos son, en esencia, los efectos fundamentales interpartes. Por eso, los
efectos de la confirmación deben analizarse a los terceros, pues la consideración a ellos
es la más importante, máxime si los efectos interpartes se reducen a mantener los que
ya venía produciendo el acto que se confirma.
Precisamente, en atención a los terceros, el Código Civil advierte, como regla general
en el artículo 230: “Que, salvo el derecho de tercero, el acto anulable puede ser
confirmado” Por eso, como bien lo conceptuó el maestro León Barandiarán, el acto
confirmatorio no es oponible a terceros (Supra N° 125), pero siempre que se trate de un
tercero adquirente de un derecho a título singular, en este caso, su calidad de terceros.
En relación con los terceros adquirentes a título singular, el Código Civil no hace
distinción según hayan adquirido el derecho a título oneroso o a título gratuito, con
buena o con mala fe, sino que simplemente deja a salvo su derecho, siempre que,
obviamente, se haya generado en un acto válidamente celebrado que legitime la
oponibilidad al acto confirmatorio.
Por eso, consideramos que la regla general debe ser interpretada, simplemente, en
protección del legítimo derecho del tercero adquiriente a título sin lugar. La hipótesis la
explica León Barandiarán con ejemplo de la venta de un inmueble que realiza un menor
a primus y luego, llegado a la mayoría de edad, ese mismo inmueble lo vende a
secundus y después confirma la primera venta. Como explicó el maestro, la
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confirmación de la primera venta no puede perjudicar a secundus y este puede oponerse
a la confirmación del acto practicado con primus.
LA RATIFICACIÓN
Por el acto ratificatorio se subsana la falta del consentimiento que previamente debió
prestarse y se aceptan los efectos de los actos jurídicos celebrados de manera anómala
o irregular, liberándose de responsabilidad al representante que excedió o violó
facultades, al falso representante, o al gestor, según los casos. Como anota de Cossio,
en la ratificación se trata de un acto jurídico que no pudo nacer como verdaderamente
vinculante hasta que la persona, en cuyo nombre o beneficio se celebró, preste su
consentimiento, es decir, ratifique el acto.
Tanto el acto confirmatorio como el acto ratificatorio son unilaterales y receptivos, pues
en el primero la manifestación de voluntad se dirige a la otra parte del acto anulable y,
en el segundo, la manifestación de voluntad se dirige al seudorepresentante y al tercero
con el que contrató, así como al gestor y a los terceros frente a los cuales realizó la
gestión. Pero ambos se diferencian en que en la ratificación se trata de un acto
celebrado por persona distinta del ratificante, que no ha sido parte y que lo pasa a ser
perfecto de la ratificación, mientras que en la confirmación se trata de acto por quien ha
sido parte en el acto anulable.
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EL RECONOCIEMIENTO
El Código Civil se ocupa del reconocimiento en el artículo 1205 que precisa: “El
reconocimiento puede efectuarse por testamento o por acto entre vivos. En este último
caso, si para constituir la obligación primitiva se hubiera prescrito alguna forma
determinada, el reconociendo deberá practicarse en la misma forma”.
LA TRANSACCIÓN
La transacción viene a ser, así, un acto abdicativo de derechos para las partes que lo
celebran, mientras que la confirmación es abdicativa solo para quien está en la
posibilidad de ejercitar la acción anulatoria por causal que lo legitima y sin estipular
nada, pues su finalidad no es otra que la de permitir la eficacia ab initio y definitiva del
acto jurídico anulable anteriormente celebrado.
Como puede apreciarse, la transacción es, pues, un acto jurídico que difiere
sustancialmente del acto confirmatorio. Al extremo, que ella misma puede ser
confirmable, pues según el artículo 1308, in fine, si la obligación dudosa o litigiosa fuera
anulable y las partes, conociendo el vicio, la celebran, tiene validez la transacción. Es
más, el artículo 1309 permite también transigir: “Si la cuestión dudosa o litigiosa versara
sobre la nulidad o anulabilidad de la obligación, y las partes así o manifestaran
expresamente, la transacción será válida”, aunque en relación con esta norma debemos
precisar que si se trata de una obligación nula lo que se configura no es una confirmación
sino una conversión (Supra N° 233).
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CONCLUSIÓN:
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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:
-COVIELLO NICOLAS, Doctrina. Doctrina General Del Derecho Civil. UTHEA, MEXICO.
1949.
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