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II.

REVISIÓN DE LA LITERATURA

2.1. Antecedentes

Carrasco (2016), realizo un trabajo de investigación titulado: “La Implicancia del proceso

inmediato por flagrancia delictiva al principio acusatorio y al derecho a ser juzgado en un

plazo razonable”. Tesis para la obtención del título profesional de abogado, de la

Universidad de Huánuco, concluyendo que:

Se concluye que efectivamente en el proceso inmediato por flagrancia no se respetan los

requisitos que debe tener toda acusación, transgrediendo así el principio acusatorio,

asimismo se da cuenta que esta vulneración es consecuencia de la excesiva celeridad

existente en este proceso, la cual deviene de la inadecuada interpretación del derecho a ser

juzgado en un plazo razonable. Se concluye asimismo corroborando las hipótesis

secundarias planteadas en la investigación; por lo cual se entiende que el plazo establecido

de 24 a 48 horas desde la detención para la recaudación de medios probatorios que

desvirtuaran la presunción de inocencia del acusado y sustentan la acusación fiscal en un

proceso de flagrancia tiene implicancia negativa en el derecho a ser juzgado en un plazo

razonable. Asimismo se debe cambiar el hecho de que el fiscal sea obligado a acusar una

vez pasado la audiencia de proceso inmediato y darle la potestad que en caso de duda

pueda pasar a proceso ordinario. Por ultimo pero no menos importante es necesaria la

implementación de la prisión preventiva en estos casos una vez que se cambie extendiendo

el plazo de vigencia de este proceso.


Santos (2014), investigo "análisis jurídico-comparativo de la posibilidad de prórroga del

plazo de investigación en el proceso penal.", tesis para conferírsele el grado académico de

licenciado en ciencias jurídicas y sociales, de la Universidad Rafael Landívar de

Guatemala, concluyendo que:

1. El Proceso penal guatemalteco y sus plazos de investigación han sido creadas para darle

celeridad a la etapa preparatoria, los cuales le dan un tratamiento jurídico permanente y

equitativo para todos los procesos penales que surjan en el transcurso del tiempo. 2. El

plazo de investigación que se impone en la audiencia de primera declaración del proceso

penal, es con el objeto de acelerar dicha fase, puesto que los plazos pueden ser fijados de

mutuo acuerdo, pero puede ampliarse el mismo si éste es debidamente fundamentado. 3.

Efectivamente el Código Procesal Penal no contempla una forma correcta de resolver el

plazo de investigación al caso concreto, sino únicamente el parámetro de tiempo en que

se puede realizar la misma. 4. En Guatemala, no existe ninguna figura, artículo o norma

que indique que los plazos puedan ser ampliados si el caso en concreto o tipo penal a

investigar sea de complejidad, gravedad o de impacto social, contrario sensu, la

normatividad analizada si contempla esa posibilidad de ampliar o prorrogar la

investigación cuando se vuelva compleja la investigación. 5. Las legislaciones extranjeras

como la argentina, colombina y peruana, son leyes que se acoplan y regularizan las normas

procesales con el objeto de llevar a cabo una mejor instrucción o etapa de investigación

conforme a la complejidad del caso. 6. La posibilidad de ampliar el plazo de investigación

dentro de los tres o seis meses según sea el caso, es una figura legal adecuada para la

correcta aplicación e investigación en el proceso penal cuando sean delitos de mayor


riesgo o casos que se vuelvan difíciles de recabar los elementos de investigación, pues

hacen que se mejore y den una serie de beneficios para la correcta administración de la

Justicia. 7. Se debe entender que la posibilidad de la prórroga del plazo de investigación,

no es igual a una forma de finalización de la etapa preparatoria como lo es la clausura

provisional, pues la primera es solo la extensión del término permisible que contempla la

ley. 8. Es necesario regular y contemplar los plazos prorrogables e improrrogables en el

código procesal penal y poder cumplir con las efectivas reformas que surgieron en el

decreto 18-2010 del Congreso de la República de Guatemala, pues benefician a todas las

partes procesales del proceso penal. 9. La compleja y avanzada criminalidad ha pasado

los estatutos o niveles de delincuencia en Guatemala, quienes han superado a un Código

Procesal Penal relativamente antiguo pues ha dejado de avanzar y legislar y contemplar

nuevas formas o figuras legales que coadyuven con los fines del proceso tal como lo es la

ampliación del plazo de investigación, aun conociendo que el sector justicia también ha

avanzado en el uso de la tecnología, pruebas de ADN, interceptaciones telefónicas, etc.

Cartagena (2016), Puno-Perú, realizo el trabajo de investigación titulado:

“inconvencionalidad del decreto legislativo no 1194 y sus efectos en la administración de

justicia de la provincia de San Román - juliaca”, Tesis para la obtención del título de

abogado, de la universidad andina “Néstor Cáceres Velásquez”, concluyendo que:

PRIMERA. El Decreto Legislativo N° 1194 que reformula el Proceso Inmediato, es

Inconvencional, por violar el derecho al Plazo Razonable y a la defensa del procesado, así
lo ha demostrado, el Derecho Internacional, la Jurisprudencia, Doctrina, y el 83% de los

abogados encuestados de la Provincia de San Román de Juliaca. SEGUNDA. Los

supuestos de flagrancia incisos 3 y 4 del artículo 259 del Nuevo Código Procesal Penal,

no cumplen con los presupuestos de Inmediatez Personal, Inmediatez Temporal y la

Necesidad de Urgencia establecidos por el Tribunal Constitucional, y la Jurisprudencia,

por lo que estos supuestos enervan el derecho el defensa del procesado ante un Proceso

Inmediato Reformado. TERCERA. A nivel del Ministerio Público, bajo la reforma del

proceso inmediato, afecta gravemente su actuación Objetiva, su imparcialidad y su

independencia, siendo sus funciones encomendadas por la Constitución Política del

Estado y la Ley Orgánica del Ministerio Público. CUARTA. A nivel del Poder Judicial,

bajo la reforma del Proceso Inmediato ha generado una sobre carga procesal al Juez de

Investigación Preparatoria y las sobre abundancia de sentencias condenatorias. QUINTA.

El Decreto Legislativo N° 1194 Proceso Inmediato para casos de flagrancia su implicancia

en la Administración de Justicia de la Provincia de San Román de Juliaca, causa un efecto

de Ineficacia, por no responder al derecho al plazo razonable.

3. 2. Bases teóricas de la investigación

3.2.1. Bases teóricas de tipo procesal


3.2.1.1. La jurisdicción y la competencia

3.2.1.1.1. La jurisdicción

A. Concepto

Según Couture, “la palabra "jurisdicción" aparece en el lenguaje jurídico con distintos

significados. Muchas de las dificultades que la doctrina no ha podido aún superar,

provienen de esta circunstancia. En el derecho de los países latinoamericanos este vocablo

tiene, por lo menos, cuatro acepciones: como ámbito territorial; como sinónimo de

competencia; como conjunto de poderes o autoridad de ciertos órganos del poder público;

y su sentido preciso y técnico de función pública de hacer justicia” (p. 23).

Etimológicamente jurisdicción proviene de la locución latina “iuris dictio” o “ius dicere”,

que significa; decir o mostrar el derecho.

Término jurisdicción, comprende a la función pública, ejecutada por entes estatales con

potestad para administrar justicia, de acuerdo a las formas requeridas por la ley, en virtud

de la cual, por acto de juicio, se determina el derecho de las partes, con el objeto de dirimir

sus conflictos y controversias con relevancia jurídica, mediante decisiones con autoridad

de cosa juzgada, eventualmente factibles de ejecución (Couture, 2002, p. 34).

Para Ticona (1998) la jurisdicción:

(…) es la atribución y deber conferido al órgano jurisdiccional por el pueblo a través del

Estado, para administrar justicia resolviendo los conflictos de intereses y las


incertidumbres jurídicas. La jurisdicción es el poder genérico de administrar justicia,

porque, el acto jurisdiccional o el acto de resolver los conflictos con la justicia es común

a los órganos jurisdiccionales que administran justicia; vale decir, que todos los jueces

están facultados y tienen el poder para administrar justicia, pero ese hecho de administrar

justicia está limitado a cada juez por razones de competencia. (p. 92)

Asimismo, Cubas (2006) establece:

Jurisdicción es el poder-deber del Estado destinado a solucionar un conflicto de intereses


o incertidumbre jurídica en forma exclusiva y definitiva, a través de órganos
especializados que aplican el Derecho que corresponde cual caso concreto, utilizando su
imperio para que sus decisiones se cumplan de manera ineludible y promoviendo a través
de ellas el logro de una sociedad con paz social en justicia. (p.133)

A decir de Ossorio (2012, p. 550) “es la acción de administrar el Derecho. Es, pues, la

función específica de los Jueces”.

Es la función pública, realizada por los órganos competentes del Estado, con las formas

requeridas por la ley, en virtud de la cual, por acto de juicio, se determinan los derechos

de las partes, con el objeto de dirimir sus conflictos y controversias de relevancia jurídica,

mediante decisiones bajo autoridad de cosa juzgada, eventualmente factibles de ejecución.

B. Elementos

Considerando su facultad de resolver litigios y ejecutar sentencias que en ellos se dicten

cuenta con indispensables elementos que son:


a) Notio, es el derecho del Juez a conocer un litigio concreto, luego de determinar si es

competente.

b) Vocatio, o sea la facultad de obligar a las partes a comparecer a juicio dentro del

término de emplazamiento en cuya virtud el juicio puede seguirse en su rebeldía, sin que

su incomparecencia afecte la validez de las resoluciones judiciales. Aun cuando se refiere

especialmente al demandado, es indudable que también comprende al actor, ya que este

puede igualmente incurrir en rebeldía, en caso de abandono de la instancia.

c) Coertio, es decir, el empleo de la fuerza para el cumplimiento de hacer posible su

desenvolvimiento, y que puede ser sobre las personas o las cosas.

d) Judicium, en esta se resume la actividad jurisdiccional porque es la facultad de dictar

sentencia poniendo término a la litis con carácter definitivo, es decir con efecto de cosa

juzgada.

e) Executio, corresponde la facultad de tribunales consistente en hacer ejecutar lo juzgado,

en el caso de que alguna de las partes no quiera con las prestaciones que el juez ordeno en

la sentencia, por lo tanto esta facultad puede ser ejercida en forma coercible (uso de la

fuerza pública), este elemento implica la atribución del Juez para ejecutar sus

resoluciones. (Hurtado, 2009, p. 8).

De lo expuesto, se puede acotar que la Jurisdicción es la potestad que tiene el Estado para

aplicar las normas establecidas según el caso en concreto, que pueden ser incertidumbres

jurídicas o conflictos de intereses, de esta manera dar solución o resolver de modo


definitivo, mediante una sentencia emitida por los jueces o tribunales de justicia después

de haber realizado un proceso respetando las garantías constitucionales de un debido

proceso.

3.2.1.1.2. La competencia

A. Concepto

Según Cubas (2006) señala que: “La competencia es la potestad de jurisdicción para una

parte del sector jurídico, aquél específicamente asignado al conocimiento de determinado

órgano jurisdiccional” (p. 138).

Es la limitación de la facultad general de administrar justicia a circunstancias concretas,

como son el territorio, la materia, el turno, la cuantía, etc.

El juez tiene el poder que lo habilita para conocer determinado caso y para ejercer

válidamente la jurisdicción, ese poder es la competencia. Podemos decir que la

jurisdicción es el género y la competencia la especie; todos los jueces tienen jurisdicción,

pero no todos poseen competencia. La competencia es la medida o límite de la jurisdicción

(Calderón, 2007).

En opinión de Peña (2010) “la competencia es la potestad que tiene el Juzgador de

avocarse a un caso determinado. En la doctrina procesalista se afirma que la jurisdicción

es el género y la competencia es la especie” (p. 108).

El NCPP, establece en el art. 19° que la competencia precisa e identifica a los órganos

jurisdiccionales que deben conocer un proceso.


Similar opinión tiene De Pina y Larrañaga (2007) quienes la definen como “la medida del

poder o facultad otorgada a un órgano jurisdiccional para entender de un determinado

asunto”. En otros términos, se puede decir que la competencia es aquella parte de la

potestad jurisdiccional que está legalmente atribuida a un órgano judicial determinado

frente a una cuestión también determinada (p. 88).

B. La regulación de la competencia en materia penal.

En concordancia con el artículo V del Título Preliminar del Código Procesal Penal,

corresponde al órgano jurisdiccional la dirección de la etapa intermedia y, especialmente,

del juzgamiento, así como expedir las sentencias y demás resoluciones previstas en la Ley.

(Jurista Editores, 2015, p. 428)

C. Determinación de la competencia en el caso en estudio

En el proceso judicial en estudio, sobre el delito de robo agravado en los Juzgados Penales

del distrito Judicial de La Esperanza – Trujillo y la Sala Penal de Apelaciones y

Liquidación de la Corte Superior de Justicia de La Libertad; siendo así la competencia

penal se determinó de acuerdo a los criterios de: territorio, conexión y grado.

3.2.1.2. El proceso

3.2.1.2.1. Concepto

Según Calderón (2011):

La palabra proceso viene de la voz latina «procederé », que significa avanzar en un camino
hacia determinado fin. Precisamente el proceso penal es el camino por recorrer entre la
violación de la norma y la aplicación de la sanción. El proceso penal es el conjunto de
actos previos (instrucción y juzgamiento) a la aplicación de una sanción, realizados
exclusivamente por los órganos jurisdiccionales (p. 17).

Así mismo Gómez (2003), considera que puede conceptualizarse como

el conjunto de actos procesales que se suceden temporalmente, de forma tal que cada uno
de ellos es causa del anterior y razón del posterior, en aras a la solución de situaciones
conflictivas con relevancia jurídica en virtud de resolución judicial definitiva y firme, que
exclusivamente se ha podido pronunciar en el marco del proceso. Presenta el proceso,
pues, distintos aspectos, a saber: dinámico, instrumental y sociológico (p. 105).

Pero, además, el proceso presenta una dimensión axiológica (Gómez, 2003) en la medida

que se configura el mismo como un sistema de garantías del ciudadano en orden a la tutela

de sus derechos; por último, cabría recordar el enfoque realista del proceso, con el que se

quiere aludir al conjunto de posibilidades, cargas y obligaciones que asisten a las partes

como consecuencia del ejercicio de la acción.

3.2.1.2.1.2. Funciones

Según Couture (2002), las funciones del proceso son las siguientes:

A. Interés individual e interés social en el proceso. El proceso, es necesariamente

teleológica, porque sólo se explica por su fin. El proceso por el proceso no existe.

B. Función privada del proceso. El proceso surgió cuando el individuo fue despojado de

la facultad de hacerse justicia por su mano, y cuando encontró en el proceso el instrumento

idóneo, para obtener satisfacción de su interés legítimo mediante el acto denominado,

sentencia proveniente de una autoridad.

La concepción sobre la naturaleza del proceso es, privada: el derecho sirve al individuo,

y tiende a satisfacer sus aspiraciones. Si el individuo no tuviera seguridad de que existe


en el orden del derecho un instrumento idóneo para darle razón cuando la tiene y hacerle

justicia cuando le falta, su fe en el derecho habría desaparecido.

C. Función pública del proceso. Porque el proceso es un medio idóneo para asegurar la

continuidad del derecho. El derecho se materializa, se realiza cada día en la sentencia. Su

fin social, proviene de la suma de los fines individuales.

3.2.1.2.3. El proceso como garantía constitucional

Neyra (2010), señala que:

Se reconoce en el Estado, el derecho y el deber de sancionar determinadas conductas de


acción u omisión que son punibles y cuyo ámbito de estudio y aplicación corresponde al
derecho penal; en tanto, son deberes del Estado averiguar y establecer la responsabilidad
de dichas conductas, entendiendo esto último como ámbito del derecho procesal penal. Es
así que, tanto el derecho y el deber asignado al Estado, forman parte del derecho en general
y como tal también de los medios de control social que buscan pues orientar y sancionar
comportamientos individuales en razón de determinados intereses y valoraciones de
interés general encaminados a restablecer el orden social (p. 57).

En la forma en que se expone, reposa en el Estado el deber de atender múltiples


necesidades entre ellas las de garantizar con un medio idóneo la solución de conflictos, y
si bien éste va consistir en la privación de algún derecho fundamental, a partir de la
Constitución en todo ordenamiento jurídico, como el peruano existe un medio que así lo
garantice, tal como se ha dicho está proscrita hacer justicia por cuenta propia.

3.2.1.2. 4. El debido proceso formal

A. Definición

En opinión de Romo (2008):

El Debido Proceso constituye una respuesta legal, a una exigencia social, y por lo mismo
traspasa las expectativas de las partes para establecerse en una garantía fundamental que
involucra un conjunto variable de situaciones (anhelos, expectativas, cargas,
oportunidades) que deben guardar ciertos aspectos mínimos que estructuren un esquema
jurídico determinado en la Constitución. (p. 7).
El debido proceso implica respeto, dentro de todo proceso, de los derechos y garantías
mínimas con que debe contar todo justiciable, para que una causa pueda tramitarse y
resolverse en justicia. Tal es el caso de los derechos del Juez natural, a la defensa, a la
pluralidad de instancias, acceso a los recursos, aprobar plazo razonable, etc. (Caro, 2007,
p. 149).

Según Alvarado (2009):

El proceso es un medio pacífico de debate mediante el cual los antagonistas dialogan para
lograr la solución, mediante resolución de la autoridad de los conflictos intersubjetivos de
intereses que mantienen y cuya razón de ser se halla en la necesidad de erradicar la fuerza
ilegítima en una determinada sociedad para mantener en ella un estado de paz (p. 12).

B. Elementos del Debido Proceso

Siguiendo a Ticona (1998)

El debido proceso corresponde al proceso jurisdiccional en general y particularmente al


proceso penal, al proceso civil, al proceso agrario, al proceso laboral, inclusive al proceso
administrativo; y aún, cuando no existe criterios uniformes respecto de los elementos, las
posiciones convergen en indicar que para que un proceso sea calificado como debido se
requiere que éste, proporcione al individuo la razonable posibilidad de exponer razones
en su defensa, probar esas razones y esperar una sentencia fundada en derecho. Para ello
es esencial que la persona sea debidamente notificada al inicio de alguna pretensión que
afecte la esfera de sus intereses jurídicos, por lo que resulta trascendente que exista un
sistema de notificaciones que satisfaga dicho requisito (p. 125).

En el presente trabajo los elementos del debido proceso formal a considerar son:

a. Intervención de un Juez independiente, responsable y competente.

Según Villavicencio (2009):

La conducta de los magistrados en la conducción de los procesos debe estar rodeada de


todas las garantías constitucionales que den solidez a sus resoluciones, las que deben ser
transparentes a la luz de la sana crítica para que no quede duda de su actuación (p. 362).

En este marco, se habla de un juez independiente, cuando el magistrado actúa

autónomamente, sin ser coaccionado por ningún tipo de influencia o algún tipo de presión

de algún poder público o de algún grupo o personas.


b. Emplazamiento válido

Al respecto, Ticona (1998) señala “el sistema legal, especialmente, la norma procesal que

está comprendida en este sistema debe asegurar que los justiciables tomen conocimiento

de su causa” (p. 128).

c. Derecho a ser oído o derecho a audiencia

Por este derecho, se busca garantizar a los inculpados la oportunidad mínima de ser

escuchados para que expongan sus argumentos de defensa, por el medio que ellos elijan

(Rifá, 2006).

d. Derecho a tener oportunidad probatoria

En el caso de este derecho, se centra en brindar la oportunidad para que los

imputados, puedan aportar en forma oportuna los medios probatorios idóneos para su

defensa, que permita esclarecer los hechos objetos de controversia, las cuales orientaran a

dar una sentencia que se ajuste al derecho (Rifá, 2006).

e. Derecho a la defensa y asistencia de letrado

Este es un derecho que, en opinión de Monroy (2005), “también forma parte del debido

proceso; es decir la asistencia y defensa por un letrado, el derecho a ser informado de la

acusación o pretensión formulada, el uso del propio idioma, la publicidad del proceso, su

duración razonable entre otros” (p. 134).


3.2.1.3. El proceso penal

Es el conjunto de normas jurídicas que regulan el proceso penal o la disciplina jurídica de

realización del Derecho penal (Sánchez, 2004).

Es la rama del orden jurídico interno de un Estado, cuyas normas instituyen y organizan

los órganos públicos que cumplen la función judicial penal del estado y disciplina los actos

que integran el procedimiento necesario para imponer y actuar una sanción o medida de

seguridad penal, regulando el comportamiento de quienes intervienen (Catacora 1996).

García (citado en Águila y Calderón, 2011) define el Derecho Procesal Penal como el

medio legal para la aplicación de la Ley penal y agrega que, entre la violación de la norma

y la aplicación de la sanción, existe un camino a recorrer: el proceso penal.

El proceso es el conjunto de actos que se suceden en el tiempo y que mantienen

vinculación, de modo que están concatenados, sea por el fin perseguido, sea por la causa

que los genera. El proceso penal permite aplicar la Ley penal abstracta a un caso concreto

a través de una sentencia

A su vez, Vélez (1986) lo define, como una serie gradual, progresiva y concatenada de

actos disciplinados en abstracto por el Derecho Procesal y cumplidos por órganos públicos

predispuestos y por particulares obligados o autorizados a intervenir, mediante la cual se

procura investigar la verdad y actuar concretamente la Ley sustantiva.


3.2.1.3.1. Finalidad del proceso penal

El proceso penal tiene por objeto la prevención de delitos y faltas como medio protector

de la persona humana y de la sociedad; artículo I del Título Preliminar del Código Penal

vigente. (Jurista Editores, 2015, p. 45).

3.2.1.3.2. Clases de proceso penal

El Código Procesal Penal del año 2004 (Decreto legislativo Nº 957), considera en el Libro

Tercero, el Proceso Común y en el Libro Quinto, los Procesos Especiales, sin definir en

qué consiste cada uno de estos procesos.

En consecuencia, son dos las clases de procesos:

- Proceso común

- Proceso especial

3.2.1.3.3. Proceso penal común

Se refieren a los que suceden habitualmente, para los que la norma procesal lo ha regulado

y denominado proceso común por lo que es habitual en materia penal, y comprende tres

etapas: preparatoria, intermedia y juicio oral. El proceso común, es para delitos del cual

por su generalidad, se derivan los otros procesos. El calificativo de común se refiere a que

por medio de ese proceso los Jueces y Tribunales pueden conocer objetos de toda clase

sin limitación alguna, habiéndose establecido con carácter general y atendiendo al proceso

penal, por medio del proceso penal ordinario podría procederse a aplicar la ley en todo

tipo de infracciones penales y con referencia a cualquiera persona (Montero, 2001).


3.2.1.3.4. Proceso penal especial

En el Libro V del Nuevo Código Procesal Penal del 29 de julio de 2004 trata sobre los

Procesos Especiales, como un novísimo ordenamiento jurídico que contempla nuevos

tipos procesales especiales a tramitarse en esta vía procesal, distinto a lo que se venía

tramitando en el código de procedimientos penales de 1940.

3.2.1.5. El Robo Agravado en el proceso común

El robo agravado es una pretensión que por mandato legal corresponde tramitarse en un

proceso común, esto se desprende de lo previsto en el Nuevo Código Procesal Penal, Libro

Tercero, Arts. 321 - 401. Así como lo normado en el art. 189 del Código Penal Vigente.

3.2.1.6. Los puntos controvertidos

Hinostroza (2012) son cuestiones relevantes para la solución de una causa, afirmadas por

los sujetos procesales, emergen de la confrontación de los hechos expuestos en la demanda

y la absolución de aquella.

3.2.1.7. La prueba

3.2.1.7.1. En sentido común y jurídico

Según Luján (2013):

La prueba es el elemento que permite determinar con certeza una conclusión sobre los
hechos ocurridos, en los cuales no estuvo presente. El medio de prueba es el soporte físico
o virtual que contiene la prueba, el medio de prueba puede ser viciado (cláusula de
exclusión), pero no invalida la prueba (excepciones a la cláusula de exclusión) (p. 480).

En sentido jurídico:

En un sentido jurídico, Florián (1998) sostiene que “prueba es todo aquello que en el
proceso puede conducir a la determinación de los elementos necesarios del juicio. En ese
sentido, "prueba", es aquello que confirma o desvirtúa una hipótesis o afirmación
precedente en el proceso” (p. 71). Así mismo Neyra (2010), citando a Roxin y
Mittermaniner, señala que “probar significa convencer al juez sobre la certeza de la
existencia de un hecho” (p. 544).

Según Carnelutti citado por Rodríguez (1995) “Casi toda la doctrina tiene conciencia que

la prueba es la demostración de la verdad de un hecho, realizada por los medios legales

(por medios legítimos) o, más brevemente, demostración de la verdad legal de un hecho”

(p. 37).

Rodríguez (1995) agrega: Para Carnelutti:

La verdad que la prueba trata de demostrar en el proceso es la verdad formal o verdad


judicial, a la que se llama verdad legal, para diferenciarla de la verdad material que, dadas
las limitaciones del proceso, no se puede hallar en este (p. 58).

De esta manera compartimos la conclusión sistematizada por Neyra (2010), quien señala

que:

La prueba, constituye una de las más altas garantías contra la arbitrariedad de las
decisiones judiciales. A partir de ello podemos concluir que prueba es todo aquello que
tiene el mérito suficiente y necesario para que en su calidad de medio, elemento o actividad
pueda formar en el Juez la certeza de haber alcanzado la verdad concreta que se produjo
durante el Proceso (p. 544).
3.2.1.7.2. En sentido jurídico procesal

En el campo jurídico procesal la prueba constituye un elemento muy valioso, en este

sentido Neyra (2010) señala que “la prueba es el modo más confiable para descubrir la

verdad real y la mayor garantía contra la arbitrariedad de las decisiones judiciales (p. 545).

Calderón (2011), por su parte señala que “El fin de la prueba no es otro que formar la

convicción del Juez acerca de la exactitud de las afirmaciones formuladas en el proceso;

por lo tanto, el único destinatario de la prueba es el Juez” (p. 272).

3.2.1.7.3. Diferencia entre prueba y medio probatorio

Para realizar una discriminación entre prueba y medio probatorio recogeremos las

definiciones de estas categorías, así, respecto a la prueba Villavicencio (2009), señala que:

La prueba es un medio u objeto que proporciona al juzgador el convencimiento de la


existencia de un hecho; desde el punto de vista objetivo, sirve para acreditar un hecho
desconocido, y desde el punto de vista subjetivo, es la convicción o certeza que tal medio
u objeto produce en la mente del juez; sin la existencia de la prueba no es posible dictar
resolución judicial que afecte el entorno jurídico de las partes, sobre todo, del imputado
(p. 493).

En relación a los medios probatorio o de pruebas, Hinostroza (1998), afirma que “Son
medios suministrados por las partes a los órganos de control (órganos jurisdiccionales) de
la verdad y existencia de los hechos jurídicos controvertidos, a fin de formar convicción
de dichos órganos sobre la verdad o inexistencia de ellos” (p. 124).

En el ámbito normativo:

En relación a los medios de prueba o medios probatorios, si bien la legislación procesal


civil no lo define, pero el contenido más cercano es la norma prevista en el Art. 188° del
Código Procesal Civil que establece: Los medios probatorios tienen por finalidad acreditar
los hechos expuestos por las partes, producir certeza en el Juez respecto de los puntos
controvertidos y fundamentar sus decisiones (Cajas, 2011).

De lo anotado se evidencia que un medio probatorio o también denominado medio de


prueba, constituye o se convierte en prueba si demuestra certeza y es convincente en un
juicio, de esta manera los medios prueba, estructura los elementos tangibles de una prueba.
3.2.1.7.4. Concepto de prueba para el Juez

Según Rodríguez (1995):

Al Juez no le interesa los medios probatorios como objetos; sino la conclusión a que pueda
llegar con la actuación de ellos: si han cumplido o no con su objetivo; para él los medios
probatorios deben estar en relación con la pretensión y con el titular del objeto o hecho
controvertido (p. 136).

3.2.1.7.5. El objeto de la prueba

Según Calderón (2011):

La doctrina moderna no considera como objeto de prueba los hechos, sino las afirmaciones
que las partes realizan en torno a dichos hechos. En el artículo 156° del nuevo Código
Procesal Penal se establece que los objetos de prueba son todos los hechos que se refieren
a la imputación, la punibilidad y la determinación de la pena y la medida de seguridad, así
como los referidos a la responsabilidad civil derivada del delito (p. 280).

El mismo Rodríguez (1995) precisa que el objeto de la prueba judicial es el hecho o

situación que contiene la pretensión y que el actor debe probar para alcanzar que se declare

fundada la reclamación de su derecho. Es decir, para los fines del proceso importa probar

los hechos y no el derecho.

Otro aspecto a considerar es, que hay hechos que necesariamente deben ser 50 probados,

para un mejor resultado del proceso judicial, pero también hay hechos que no requieren

de probanza, es que no todos los hechos son susceptibles de probanza, pero en el proceso

requieren ser probados; porque el entendimiento humano especialmente la del Juez debe

conocerlos, por eso la ley, en atención al principio de economía procesal, los dispone

expresamente para casos concretos.


3.2.1.7.6. La carga de la prueba

Para la Real Academia de la Lengua Española (2001), una de las acepciones del término

cargar es, imponer a alguien o a algo un gravamen, carga u obligación.

Jurídicamente, Rodríguez (1995) expone que la palabra carga no tiene un origen definido,

se introduce en el proceso judicial con un significado similar al que tiene en el uso

cotidiano, como obligación. La carga, entonces es un accionar voluntario en el proceso

para alcanzar algún beneficio, que el accionante considera en realidad como un derecho.

Precisa que el concepto de carga, une dos principios procesales: el principio dispositivo e

inquisitivo, el primero por corresponder a las partes disponer de los actos del proceso; el

segundo, que deriva del interés público preservado por el Estado. Si bien la parte

interviene voluntariamente en el proceso, es de su cargo aportar a la búsqueda de lo que

pide; caso contrario se atendrá a las consecuencias, que le pueden ser desfavorables. Pero,

como su intervención es voluntaria, puede renunciar o desistirse de su petición que puso

en movimiento el proceso, o bien puede dejarlo en abandono, no, precisamente, por

intervención extraña ni por coacción, sino porque es de su propio interés abandonarlo o

impulsar el proceso para conseguir lo que ha pedido. Este interés propio lo hace titular de

la carga de la prueba de todo lo que puede serle favorable, en cambio su desinterés no da

lugar a sanción jurídica, de ahí que se excluye del concepto de carga la obligación, porque

no hay tutela de un interés ajeno, sino el propio.


3.2.1.7.7. El principio de la carga de la prueba

De acuerdo a este principio la carga de probar le corresponde a los justiciables por haber

afirmado hechos en su favor, o porque de los hechos expuestos se determina lo que

solicita, o en todo por afirmar hechos contrarios a los que expone su parte contraria (...).

De ahí que se diga, el principio de la carga de la prueba implica la autorresponsabilidad

de los sujetos procesales por la conducta que adopten en el proceso, de modo que si no

llegan a demostrar la situación fáctica que les favorezcan por no ofrecer medios

probatorios o en todo caso los que hubieren presentado sean inidóneos, obtendrán una

decisión o fallo desfavorable (Hinostroza, 1998).

En el marco normativo, este principio se encuentra prevista en el Art. 196 del Código
Procesal Civil, en el cual se indica: Salvo disposición legal diferente, la carga de probar
corresponde a quien afirma hechos que configuran su pretensión, o a quien los contradice
alegando nuevos hechos (Cajas, 2011).

Sobre el particular Sagastegui (2003) precisa - El principio de la carga de la prueba sirve


sobre todo como regla de conducta para las partes y como regla de juicio para el Juez (p.
409).

En la jurisprudencia:

En el expediente N° 1555-95- Lima, VSCS, Alberto Hinostroza M. Jurisprudencia Civil.


T. II. p. 112, se precisa ―El Código Adjetivo preceptúa que la carga de probar
corresponde a quien afirma hechos que configuran su pretensión o a quien los contradice
alegando nuevos hechos (...) en la resolución solo serán expresadas las valoraciones
esenciales y determinantes que sustenten su decisión‖ (Cajas, 2011).
3.2.1.7.8. Valoración y apreciación de la prueba

Algunos legisladores utilizan los términos valoración y apreciación de la prueba como

sinónimos, pero existe estudiosos que marcan la diferencia entre ellos, así tenemos que

Echandía, citado por Rodríguez (1995) expone:

Los autores suelen hablar del sistema de las pruebas legales en oposición al de la libre
apreciación, denominado también de la apreciación razonada. Pero por pruebas legales se
entiende lógicamente el señalamiento por ley de los medios admisibles en los procesos,
sea en forma taxativa o permitiendo la inclusión de otros, a juicio del juez, en oposición a
la prueba libre, que implicaría dejar a las partes en libertad absoluta para escoger los
medios con que pretenden obtener la convicción del juez, respecto de los hechos del
proceso (Pág. 168).

Por su parte Hinostroza (1998) precisa:

La apreciación de la prueba consiste en un examen mental orientado a extraer conclusiones


respecta del mérito que tiene o no, un medio probatorio para formar convicción en el Juez;
agrega, que es un aspecto del principio jurisdiccional de la motivación de las sentencias y
es requisito indispensable de éstas. Pero a pesar de que es una obligación del Juez apreciar
todas las pruebas, en el respectivo fallo sólo expresará las valoraciones esenciales y
determinantes que sustenten su decisión conforme se contempla en el artículo 197 del
Código Procesal Civil (p. 125).

3.2.1.7.9. Sistemas de valoración de la prueba

Según Taruffo (2002):

Un aspecto importante del problema referido al uso de la ciencia en el proceso es que la


ciencia normalmente representa una fuente de conocimiento y de valoración de los hechos
de la causa: por esta razón· se suele hablar comúnmente de prueba científica o de scientific
evidence. Desde esta perspectiva surgen diversos problemas, como el de las modalidades
con las que la ciencia es adquirida en el proceso a través de la colaboración de expertos
(p. 100)

Además, señala Taruffo (2002):

De la prueba libre o de la libre convicción, como le denomina, supone ausencia de reglas


e implica que la eficacia de cada prueba para la determinación del hecho sea establecida
caso a caso, siguiendo los criterios no predeterminados, sino discrecionales y flexibles,
basados en los presupuestos de la razón. (p. 56).
Para Taruffo (2002), la prueba legal:

Pretende precisamente impedir al Juez que use los criterios de la discrecionalidad racional,
imponiéndole otros que en mayor o menor medida distinguen al juicio de hecho que se
darían según los cánones de la aproximación a la realidad; para este autor la prueba legal
es irracional, porque excluye los criterios racionales de la valoración de la prueba (p. 101).

3.2.1.7.9.3. Sistema de la sana crítica

Según Taruffo (2002):

En este sistema se propugna que el valor probatorio que estime a determinada prueba, lo
realice el Juez, hallándose éste en el deber de analizar y evaluar las pruebas con un criterio
lógico y consecuente, sustentando las razones por las cuales le otorga o no eficacia
probatoria a la prueba o pruebas (p. 101).

3.2.1.7.10. Operaciones mentales en la valoración de la prueba

Según Taruffo (2002):

Naturalmente, la adopción del criterio en cuestión hace particularmente difícil, en los


casos concretos, probar la culpabilidad suficiente que justifique la condena del imputado.
A su vez, este aspecto se vincula con elecciones fundamentales de policía de la justicia
penal: si partimos de la premisa de que, como sea, debemos minimizar la frecuencia de
las condenas (cualquiera que sea la razón por la que se lleva a cabo esta elección), sin
importar si las absoluciones corresponden a sujetos inocentes o culpables, el estándar de
la prueba más allá de toda duda razonable se convierte en el instrumento más razonable
para alcanzar este resultado (p. 116).

3.2.1.7.12. La valoración conjunta

Según Hinostroza (1998):

La valoración significa la operación mental cuyo propósito es percibir el valor convicción


que pueda extraerse de su contenido (...). La valoración le compete al Juez que conoce del
proceso; representa el punto culminante de la actividad probatoria en el que se advertirá
si el conjunto de medios probatorios cumple con su finalidad procesal de formar
convicción en el juzgador (pp. 103 - 104).
En lo normativo, se encuentra previsto en el Art. 197 del Código Procesal Civil, en el cual

se contempla: “Todos los medios probatorios son valorados por el Juez en forma conjunta,

utilizando su apreciación razonada. Sin embargo, en la resolución sólo serán expresadas

las valoraciones esenciales y determinantes que sustentan su decisión” (Sagástegui, 2003,

p. 411).

En la jurisprudencia, también se expone:

En la Cas. 814 – 01 - Huánuco, publicado en la revista Diálogo con la


Jurisprudencia. T. 46. p. 32; se indica: “Los medios probatorios deben ser
valorados en forma conjunta, ameritados en forma razonada, lo que implica que el
Juez, al momento de emitir sentencia, deba señalar la valorización otorgada a cada
prueba actuada, sino únicamente lo hará respecto de los medios probatorios que de
forma esencial y determinante han condicionado su decisión” (Cajas, 2011, p.
626).

3.2.1.7.13. Principio de Igualdad de Partes o Igualdad Procesal

Según Calderón (2011):


La Constitución y las leyes protegen y obligan igualmente a todos los habitantes de la
República. Pueden dictarse leyes especiales cuando así lo exija la naturaleza de las cosas,
pero no por la diferencia de las personas. Así lo declara el artículo 103° de la Constitución,
y también está reconocido en el artículo I.3 del Título Preliminar del nuevo Código
Procesal Penal (p. 67)

3.2.1.7.14. Las pruebas y la sentencia

Luego de valorar las pruebas y vencido el término probatorio el Juez debe resolver

mediante una resolución.

Esta resolución viene a ser la sentencia que deberá expresar los fundamentos en que se

apoya para admitir o rechazar cada una de las conclusiones formuladas por las partes; por

eso es aunque la ley procesal exija una sola prueba como es el caso del matrimonio que se
prueba con la respectiva partida del registro civil, debe entenderse que en la controversia

pueden presentarse otras pruebas que el Juez debe valorar previo análisis; así por ejemplo,

la parte que contradice el matrimonio puede ofrecer y presentar otros medios probatorios

con la finalidad de enervar los de la afirmación y que el juzgador no puede dejar de lado.

Según el resultado de la valoración de la prueba, el Juez pronunciará su decisión

declarando el derecho controvertido y condenado o absolviendo la demanda, en todo o en

parte. Pues todos los medios probatorios deben ser valorados por el Juez en forma conjunta

utilizando su apreciación razonada.

Concluido el trámite que corresponda en cada proceso, el juzgador debe expedir sentencia,

este es el momento cumbre en el cual el juzgador aplica las reglas que regulan a las

pruebas.

Según el resultado de la valoración de la prueba, el Juez pronunciará su decisión

declarando el derecho controvertido y condenado o absolviendo la demanda, en todo o en

parte.

3.2.1.8. Las resoluciones judiciales

3.2.1.8.1. Concepto

Según Pérez y Merino (2016) “Se conoce como resolución al fallo, la decisión o el decreto

que es emitido por una autoridad. Judicial, por su parte, es lo que está vinculado a la

aplicación de las leyes y al desarrollo de un juicio” (p. 89).


3.2.1.8.2. Clases de resoluciones judiciales

De acuerdo a las normas del Código Procesal Civil (Cajas, 2011):

Existen tres clases de resoluciones:

El decreto: que son resoluciones de tramitación, de desarrollo procedimental, de impulso.

El auto, que sirve para adoptar decisiones, no precisamente sobre el fondo, como por
ejemplo la admisibilidad de la demanda.

La sentencia, en el cual, a diferencia del auto, si se evidencia un pronunciamiento de


fondo, salvo excepciones como disponen las normas glosadas (cuando se declara
improcedente) (p. 210).

3.2.1.9. Medios impugnatorios

3.2.1.9.1. Concepto

Para San Martín (2003), “el recurso es el instrumento legal puesto a disposición de las

partes y destinados a atacar una resolución judicial para provocar su reforma, su anulación

o su declaración de nulidad” (p. 671)

Lairén (1990), señala que “los medios de impugnación, en su especie de recursos, son

actos procesales de la parte que se estima agraviada, por un acto de resolución del juez o

tribunal” (p. 479).

En este sentido Oré (2010), señala que:

Dentro del concepto restringido de recurso solo se pueden considerar como tales los
medios de impugnación que persiguen un nuevo estudio de lo ya resuelto, que
correspondería a un tribunal superior. Los otros medios de impugnación, carentes de
efecto devolutivo, se denominarían remedios, cuya característica es que será el mismo juez
o tribunal que dictó la resolución impugnada el que los examine y resuelva; aunque, en
realidad, ambas son formas de impugnación y no vemos por qué no pueda denominarse
“recurso” (como efectivamente se hace en nuestro medio, al menos) (p. 16).
3.2.1.9.2. Fundamentos de los medios impugnatorios

A. Falibilidad jurisdiccional

Véscovi (1988), señala que “los medios impugnativos (...) aparecen como el lógico

correctivo para eliminar los vicios e irregularidades de los actos, representando un modo

de buscar su perfeccionamiento. Y, en definitiva, una mayor justicia” (p. 25).

San Martín (2003), considera que: “el fundamento de la impugnación no es otra que la

falibilidad humana. Además, apunta que precisamente la impugnación tiende a corregir la

falibilidad del juzgador, y, con ello, a lograr la eficacia del acto jurisdiccional” (p. 672).

B. Errores y vicios

Alva (2004) señala que:

El fundamento de la impugnación es la falibilidad, como característica propia de todo ser


humano en general, y por ende también, de los jueces en particular; cuyos yerros, en el
ejercicio de su función jurisdiccional, tienen mucha mayor trascendencia e implicancia
porque deciden respecto de pretensiones ajenas a las propias (p. 24).

3.2.1.10. Los recursos impugnatorios en el proceso penal peruano

3.2.1.10.1. Los medios impugnatorios según el Código de Procedimientos Penales

3.2.1.10.1.1. El recurso de apelación

Para Gallina, citado por Jerí (2002), “la apelación es un recurso ordinario que entabla el
que se cree perjudicado o agraviado por la resolución de un juez o tribunal, ante el
superior, con el fin de que la revoque o reforme” (p. 77).
Por su parte, Hinostroza (1999) señala que:

La apelación es aquel recurso ordinario y vertical o de alzada, formulado por quien se


considera agraviado con una resolución judicial (auto o sentencia) que adolece de vicio o
error, encaminado a lograr que el órgano jurisdiccional superior en grado al que la emitió
(a quo) la revise (ad quem), y proceda a anularla o revocarla, ya sea total o parcialmente,
dictando otra en su lugar u ordenando al a quo que expida una nueva resolución de acuerdo
a los considerandos de la decisión emanada del órgano revisor (p. 105).

3.2.1.10.2. El recurso de nulidad

Chahuán (2001), considera que:

El recurso de nulidad es un medio de impugnación que busca invalidar todo el juicio oral
o solo la sentencia definitiva que se pronuncia en este, y que apunta a dos objetivos que
estarían claramente diferenciados: la cautela del racional y justo procedimiento, y el respeto
de la correcta aplicación de la ley, ampliado a la correcta aplicación del Derecho (p. 35)

Según Llanos (2003):

Este recurso sería el único que cumple con las características necesarias para
compatibilizar el derecho al recurso que tiene todo interviniente, con el principio de
inmediación propio del juicio oral, ya que se permite a las partes recurrir ante la decisión
del tribunal, pero a la vez se mantiene la decisión adoptada por los jueces en virtud de la
prueba percibida en forma directa e inmediata, a través de sus propios sentidos (p. 141)

3.2.1.10.2. Los medios impugnatorios según el Nuevo Código Procesal Penal

3.2.1.10.1. El recurso de reposición

Este recurso, según Jerí (2002):

Se llama recurso de “reposición” por la fórmula empleada antiguamente para plantearlo:


pidiéndole al juez que reponga por el contra imperio la resolución de que se trata, es decir,
no poniéndola en vigor o modificándose en lo justo en virtud del principio del derecho
ejus est tollere cujus est condere (p. 63).

San Martín (2002), considera que “el recurso de reposición es aquel tendiente a obtener

que en la misma instancia donde una resolución fue emitida, se subsanen, por contrario

imperio, los agravios que aquella pudo haber inferido” (p. 691).
Considerando lo expuesto, O´re (2010), concluye que: En tal sentido, se puede concluir

que el recurso de reposición es aquel tendiente a obtener que en la misma instancia donde

una resolución fue emitida, se subsanen, por contrario imperio, los agravios que aquella

pudo haber cometido (P. 39).

3.2.1.10.2. El recurso de apelación

Jerí (2002), hace hincapié que:


Si un recurso de apelación es concedido con efecto suspensivo, significa que la resolución
de primera instancia no deberá cumplirse de inmediato, debido que está suspendida su
eficacia hasta que se resuelva en definitiva por el superior. En cambio, si el recurso de
apelación ha sido concedido sin efecto suspensivo, significa que, con prescindencia de la
tramitación del recurso, la decisión contenida en la resolución apelada, tiene plena eficacia
y puede exigirse su cumplimiento (p. 85).

3.2.1.10.3. El recurso de casación

Oré (2010) nos explica que:

Una de las innovaciones del Código Procesal Penal de 2004 es la regulación de la casación
penal. En efecto, los artículos del 427 al 436 del Código Procesal Penal de 2004 insertan
en nuestro sistema de impugnaciones la figura de la casación, cuyo fundamento es el
principio y derecho a impugnar las resoluciones desfavorables, que es un derecho
constitucional que asegura la interdicción de la arbitrariedad y la unificación de la
interpretación de la ley penal sustantiva y procesal (p. 102).

Para Guasp (1998), “la casación es el proceso de impugnación de una resolución

Judicial, ante el grado supremo de la jerarquía judicial, por razones inmanentes

al proceso en que dicha resolución fue dictada” (p. 802).

3.2.1.10.4. El recurso de queja

Oré (2010), nos dice que el recurso de queja “es el mecanismo instrumental mediante el

cual se puede lograr la revisión de una resolución por la instancia superior, pese a haber

sido declarado improcedente el recurso impugnatorio ordinario” (p. 167).


Por su parte Vásquez (2004), asevera que:

La queja más que un recurso en sí mismo, es un procedimiento para llegar a la alzada; por
otro lado, Martínez Rave sostiene que la queja no es verdadero recurso, sino la manera de
asegurar que el superior pueda conocer de una providencia contra la cual se interpuso
recurso de apelación o de casación (p. 485).

3.2.2. Bases teóricas de tipo sustantivo

3.2.2.1. Pretensión judicializada en el proceso en estudio

Visto el petitorio de la demanda y demás piezas procesales, entre ellos las sentencias se

evidencia: que la pretensión planteada fue el robo agravado por las causales asalto y robo

a mano armada (Expediente N° 01880-2014-82-1618-JR-PE-01)

3.2.2.2. Robo agravado

3.2.2.2.1. Concepto

Es el apoderamiento ilegítimamente de un bien mueble total o parcialmente ajeno, para

aprovecharse de él, sustrayéndolo del lugar en el que se encuentra, empleando violencia

contra la persona o amenazándola con un peligro inminente para su vida o integridad

física, pero con las agravantes tipificadas en art. 189 del Código Penal.

También se considera que es aquella conducta por la cual el agente haciendo uso de la

violencia o amenaza sobre la víctima, sustrae un bien mueble total o parcialmente ajeno y

se apodera ilegítimamente con la finalidad de obtener provecho patrimonial, concurriendo

en el accionar alguna o varias circunstancias agravantes previstas expresamente en nuestro

Código Penal. (p. 146)


3.2.2.2.2. Teoría sobre el robo agravado

3.2.2.2.2.1. Ubicación del robo agravado como delito

Salinas (2013) manifiesta que el robo agravado está establecido como delito y que según

el artículo 189 del Código Penal, queda establecido:

La pena será no menor de doce ni mayor de veinte años si el robo es cometido:

1. En casa habitada.

2. Durante la noche o en lugar desolado.

3. A mano armada.

4. Con el concurso de dos o más personas.

5. En cualquier medio de locomoción de transporte público o privado de pasajeros o de


carga, terminales terrestres, ferroviarios, lacustres y fluviales, puertos, aeropuertos,
restaurantes y afines, establecimientos de hospedaje y lugares de alojamiento, áreas
naturales protegidas, fuentes de agua minero-medicinales con fines turísticos, bienes
inmuebles integrantes del patrimonio cultural de la Nación y museos.

6. Fingiendo ser autoridad o servidor público o trabajador del sector privado o mostrando
mandamiento falso de autoridad.

7. En agravio de menores de edad, discapacitados, mujeres en estado de gravidez o


ancianos.

8. Sobre vehículo automotor.

La pena será no menor de veinte ni mayor de treinta años si el robo es cometido:

1. Cuando se cause lesiones a la integridad física o mental de la víctima.

2. Con abuso de la incapacidad física o mental de la víctima o mediante el empleo de


drogas, insumos químicos o fármacos contra la víctima.

3. Colocando a la víctima o a su familia en grave situación económica.

4. Sobre bienes de valor científico o que integren el patrimonio cultural de la Nación.

La pena será de cadena perpetua cuando el agente actúe en calidad de integrante de una
organización delictiva o banda, o si, como consecuencia del hecho, se produce la muerte
de la víctima o se le causa lesiones graves a su integridad física o mental (p. 1008).
3.2.2.2.2.2. Fundamentación del bien jurídico protegido

El bien jurídico que se busca proteger en los delitos relacionados a la propiedad o

patrimoniales en nuestra legislación presenta algunas controversias, así se aprecia, según

Salinas (2013), que:

En el Código Penal de 1863 recogía como bien jurídico de los delitos patrimoniales a "la
propiedad". Incluso en el proyecto de 1916 todavía se propuso a la propiedad como el
interés fundamental a proteger. Sin embargo, el legislador de 1924 siguiendo el proyecto
de Código Penal suizo de 1918 prefirió e impuso el membrete de "Delitos contra el
patrimonio". Denominación que perdura en el Código Penal de 1991.

Esta controversia se aprecia en diversas interpretaciones legislativas presentada en


Sudamérica, como por ejemplo en Argentina, Chile, Ecuador y Bolivia se prefiere hablar
de propiedad yen Brasil, Guatemala, Panamá y México de patrimonio, generando por lo
tanto posiciones divergentes.

En este orden de ideas Salinas (2013), considera que:

De acuerdo al nomen inris del Título V del Código Penal "Delitos contra el patrimonio",
el bien jurídico protegido lo constituye el patrimonio. Entendido el patrimonio en sentido
genérico y material como el conjunto de obligaciones y bienes (muebles o inmuebles),
susceptibles de ser valorados económicamente y reconocidos por el sistema jurídico como
pertenecientes a determinada persona. En tanto que en sentido específico para efectos de
la tutela penal, constituyen el patrimonio de una persona todos aquellos derechos reales
(principales: posesión, propiedad, usufructo, uso y habitación, superficie y servidumbre;
de garantía: prenda, anticresis, hipoteca y derecho de retención) y obligaciones de carácter
económico reconocidos por el sistema jurídico. De ahí que algunos tratadistas propongan
que en lugar de hablar de "delitos contra el patrimonio" debe acuñarse la frase de "delitos
contra los derechos patrimoniales" (p. 910)

3.2.2.2.2.3. Ubicación del robo agravado como delito

Agravantes en el Delito de Robo

Según Salinas (2013), las circunstancias que agravan la figura del robo y, por tanto, el
autor merece mayor sanción punitiva son:

a. Robo en casa habitada


La primera agravante de la figura delictiva de robo se verifica cuando aquel se efectúa o
realiza en casa habitada. La acción realizada por el agente afecta diversos bienes jurídicos
protegidos por el Estado por considerarlos fundamentales para una armoniosa convivencia
social, como son afectación al patrimonio, inviolabilidad del domicilio y eventualmente
afectación a la vida, la integridad física, la libertad sexual, el honor, etc., de los moradores
de la casa (p. 1010).

b. Robo durante la noche


Constituye agravante el realizar o ejecutar el robo aprovechando la circunstancia de la
noche, entendida como el lapso en el cual falta sobre el horizonte la claridad de la luz
solar. Esto es importante tenerlo en cuenta puesto que, asi el horizonte este iluminado por
una hermosa luna llena o por efectos de luz artificial, la agravante igual se configura. El
agente debe buscar la noche para realizar su accionar de sustracción ilegitima de bienes,
pues sabe que la protección de los bienes muebles por parte de la victima se ha relajado y
que tendrá mayores posibilidades de consumar su hecho al sorprender a su victima (p.
1011).

c. Robo en lugar desolado


Esta circunstancia agravante es nueva en nuestra legislación. En el Código Penal derogado
de 1924, no aparece esta agravante. En cambio, el Código de 1863 utilizo la frase "robo
en despoblado o en camino público", que tiene una connotación totalmente
diferente a robo en lugar desolado (p. 1012).

d. Robo a mano armada


El robo a mano armada se configura cuando el agente porta o hace uso de un arma al
momento de apoderarse ilegítimamente de un bien mueble de su víctima. Por arma, se
entiende todo instrumento físico que cumple en la realidad una función de ataque o
defensa para el que la porta (p. 1013).

e. Robo con el concurso de dos o más personas


Esta agravante quizá sea la mas frecuente en la realidad cotidiana y, por ello, haya sido
objeto de innumerables pronunciamientos judiciales aun cuando no se ha logrado
establecer su real significado. Los sujetos que se dedican a robar bienes muebles, lo hacen
acompañados con la finalidad de facilitar la comisión de su conducta ilícita, pues por la
pluralidad de agentes merman o aminoran en forma rápida las defensas que normalmente
tiene la victima sobre sus bienes; radicando en tales supuestos el fundamento político
criminal de la agravante (p. 1019).

g. Robo de turistas y no turistas


Siguiendo con la materialización de un libreto de una obra teatral mal estructurado, el
Congreso de la Republica nuevamente nos volvió a sorprender con la publicación en el
diario oficial El Peruano de la Ley N" 28982, la cual supuestamente pretendía proteger al
turista nacional o extranjero (p. 1022).
h. Robo fingiendo el agente ser autoridad
Se configura cuando el agente para sustraer y apoderarse ilegítimamente de los bienes
muebles de la víctima, aparte de utilizar la violencia o la amenaza, finge ser autoridad,
esto es, simula o aparenta la calidad de autoridad que en la realidad no tiene (p. 1026).

i. Robo fingiendo el agente ser servidor público


Esta agravante recogida igual que la anterior en el inciso 6 del articulo 189 del Código
Penal, se configura cuando el agente haciendo uso de la violencia o amenaza y simulando
o aparentando ser servidor público sustrae los bienes de la víctima. Es decir, el agente
finge ser servidor o empleado público entendido como aquel trabajador que vinculado a
la administración pública cumple actividades concretas y de ejecución bajo subordinación
en relación del funcionario (p. 1027).

j . Robo fingiendo el agente ser trabajador del sector privado


Se configura cuando el agente haciendo uso de la violencia o la amenaza y simulando o
fingiendo ser trabajador de una empresa privada, sustrae en forma ilegítima los bienes
muebles del sujeto pasivo. El agente finge ser trabajador de determinada persona jurídica
particular (p. 1027).

k. Robo mostrando el agente mandamiento falso de autoridad


La circunstancia agravante también recogida en el inciso 6 del articulo 189 del C.P. se
configura cuando el agente mostrando o ensenando a su victima orden o mandato falso de
autoridad y haciendo uso de la violencia o la amenaza le sustrae sus bienes muebles de
modo ilegitimo. Debe verificarse el dato objetivo del tipo que la orden o mandato que
muestra el agente en forma directa a la víctima es falso, caso contrario, si se determina
que la orden era legitima o legal, la agravante no se configura (p. 1028).

l. Robo en agravio de menores de edad


La agravante recogida en el inciso 7 del artículo 189 se configura cuando el agente comete
el robo en agravio de menores de edad. No hay mayor discusión en considerar menores a
las personas que tienen una edad por debajo de los dieciocho años. Así está previsto en el
inciso 2 del numeral 20 del Código Penal, en el artículo 42 del Código Civil y en el artículo
1 del Texto Único Ordenado del Código del Nino y Adolescentes (p. 1028).

m. Robo en agravio de menores de edad, discapacitados, mujeres en estado de gravidez o


ancianos

Se agrava el robo cuando la víctima es un menor de edad. Sabemos que según nuestra
legislación se considera menor a aquel cuya edad es de un dia de nacido hasta cumplir los
dieciocho años. Se busca proteger la integridad física y afectiva de los menores de edad,
quienes son más susceptibles a cualquier daño de su personalidad a consecuencia de sufrir
un robo (p.ñ 1039).

n. Sobre vehículo automotor


Otra agravante que se ha introducido en el Código Penal por la Ley N° 29407 del 18 de
setiembre de 2009 se configura cuando el robo se produce sobre un vehículo automotor.
Aquí la agravante se configura cuando el objeto del robo es un vehículo. Se busca proteger
el patrimonio de las personas que cuentan con un vehículo en su poder. Consideramos
innecesaria tal agravante pues, en cualquier caso, era suficiente con las agravantes ya
existentes para imponer pena drástica a los que se dedican a cometer robos de vehículos.
Pero, en fin, el legislador pensando erróneamente que con ello se pone freno a los robos
de vehículos, así lo ha dispuesto (p. 1031).

ñ. Robo con lesiones leves en la integridad física o mental de la víctima


En la segunda parte del artículo 189 del Código Penal, el legislador nacional ha previsto
y sancionado otro grupo de supuestos agravantes, los cuales por su mayor injusto penal
merecen una pena más elevada que las agravantes ya analizadas (p. 1031).

o. Robo con abuso de la incapacidad física o mental de la víctima

La agravante no tiene antecedente en nuestra legislación. Se configura cuando el agente


haciendo uso de la violencia o amenaza grave y aprovechando de la incapacidad física o
mental de su víctima le sustrae ilícitamente sus bienes muebles. El fundamento de esta
agravante radica en la mayor facilidad para la comisión del delito del que se aprovecha el
agente, unido a ello la alevosía con la que actúa (1035).

p. Robo mediante el empleo de drogas y/o insumos químicos o fármacos contra la víctima
La agravante también recogida en el inciso 2 del segundo párrafo del artículo 189 del
Código Penal, se configura cuando el agente comete el robo haciendo uso o empleando
para tal efecto drogas, insumos químicos o fármacos contra la victima para anular su
resistencia de defensa de sus bienes (p. 1036).

q. Robo colocando a la víctima o a su familia en grave situación económica


No hay mayor discusión en la doctrina al considerar víctima del delito de robo a aquella
persona que por efecto del actuar ilícito del agente ha visto disminuido su patrimonio. La
victima puede ser una persona natural o jurídica (p. 1037).

r. Robo de bienes de valor científico o que integran el patrimonio cultural de la nación


De la lectura del inciso 4 de la segunda parte del artículo 189 del C.P. se evidencia que
estamos ante dos circunstancias agravantes por la cualidad del objeto del robo. Se
configuran cuando el agente sustrae ilícitamente haciendo uso de la violencia o la amenaza
sobre los poseedores, bienes de valor científico o cuando lo hace sobre bienes que integran
el patrimonio cultural de la nación. El fundamento de las agravantes radica en su
importancia y significado de los bienes objeto del robo para el desarrollo científico del
país y por su legado histórico, artístico y cultural (p. 1038).

s. Robo por un integrante de organización delictiva o banda


Aquí se recoge en forma aparente dos circunstancias agravantes diferentes. La primera si
el agente pertenece a una organización delictiva cualquiera y la segunda cuando el agente
es miembro de una banda. Decimos aparente porque a nuestra manera de ver las cosas,
organización delictiva y banda tienen la misma naturaleza y persiguen los mismos
objetivos e incluso de acuerdo a nuestra legislación merecen la misma sanción punitiva,
la única diferencia que podemos evidenciar radica en el hecho que la organización
delictiva es el género y la banda es la especie (p. 1039).

t. Robo con lesiones graves a la integridad física o mental de la víctima


La agravante se configura cuando el agente o agentes por actos propios del uso de la fuerza
o amenaza para sustraer de modo ilícito los bienes de su víctima, le causan lesiones físicas
o mentales. Las lesiones deben ser de la magnitud de los supuestos taxativamente
indicados en el artículo 121 del Código Penal. Si por el contrario las lesiones tienen la
magnitud de los supuestos previstos en el artículo 122 o 441 del Código Penal, la presente
agravante no aparece (1043).

u. Robo con subsiguiente muerte de la víctima


Esta circunstancia o supuesto es la última agravante de la figura delictiva del robo, la
misma que merece también la pena de cadena perpetua. La agravante se configura cuando
el agente o agentes como consecuencia de los actos propios del uso de la violencia o
amenaza para vencer la resistencia natural de la víctima en defensa de sus bienes, le
ocasionan o le producen la muerte (p. 1045).

3.2.2.2.4 Las causales en las sentencias en estudio

- Asalto y robo a mano armada


- Participación de más de 2 personas
- Durante la noche
- Lugar desolado

3.4. HIPOTESIS
El proceso judicial sobre robo agravado en el expediente N° 01880-2014-82-1618-JR-PE-

01; Primer Juzgado de Investigación Preparatoria – Esperanza, Distrito Judicial La

Libertad, Perú, evidencia las siguientes características: Cumplimiento de plazos, claridad

de las resoluciones, congruencia de los medios probatorios admitidos con la pretensión

planteada y las partes controvertidas establecidas, congruencia de los puntos


controvertidos con la posición de las pates, condicionar que garantice el debido proceso

e idoneidad de los hechos para sustentar la pretensión planteada.

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