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ANEXO 1.

LAS EMOCIONES A TRAVÉS DE LOS CUENTOS

Como hemos ido comentando a lo largo del curso, la educación de los niños no consiste
sólo en enseñarles a leer, a escribir o a contar. La parte más importante de la
educación tiene que ver con las emociones. Los sentimientos o emociones como la rabia,
la ira, la soledad, la tristeza, la inseguridad, la tensión, el orgullo, el desamparo, los celos,
la frustración... son intangibles y mucho más difíciles de comprender que los contenidos
académicos.

Para que los niños puedan expresar lo que sienten, es esencial que consigan entender qué
les pasa. Los niños lloran muchas veces al día, porque aun no saben expresarse con
soltura y porque tienen baja tolerancia a la frustración. No tienen sus emociones
identificadas y eso hace que sea mucho más difícil para ellos canalizarlas.
Si un niño está enfadado llora, si está triste también, si tiene miedo también... Se trata
de una coctelera de emociones.

Lo mejor para identificar y canalizar esas emociones es ponerles nombre, validarlas y


empatizar con ellos. Por eso los cuentos son una forma amable, sencilla y divertida de
explicar a un niño qué le está pasando, qué sentimientos genera en él una determinada
situación, cómo expresarla... Resultan un buen recurso para ayudar a los niños a
naturalizar cualquier proceso, ayudándoles a canalizar y gestionar emociones.

Concretamente, el cuento nos brinda un contexto ficticio, con personajes ficticios y


escenas que en un principio, no son de verdad. Aún así, este contexto les da a los niños la
oportunidad de sentirse identificados con él, empatizar con sus personajes, con sus
vivencias... sin sentirse directamente atacados o señalados. Eso les permite poder hablar
de algo que les preocupa sin estar hablando directamente de ellos. Pudiendo hablar y
expresar cómo un personaje se siente ante cierta situación, los niños están empezando a
hablar y a expresar sus emociones propias.

Los cuentos pueden servir para trabajar en clase las siguientes situaciones:

- Bullying
- Separación de padres
- Nacimiento de un hermanito o hermanita
- Muerte de un familiar
- Cambio de residencia
- Hábitos saludables, alimentación, higiene...
- Situaciones cotidianas del día a día

Hablando de lo que les pasa a los personajes fictícios del cuento, los niños pueden
empatizar con todos los personajes y acabar hablando de una situación real para ellos. Es
interesante ir haciendo pausas a lo largo del relato del cuento, para cuestionar a los
alumnos con preguntas como: “¿Cómo creen que se siente este personaje?”, “¿Qué creen
que hará?”, “¿Cómo creen que se sentirían ustedes?”, “¿Qué creen que harían en tal
situación?”. Es importante, mientras se cuenta el cuento, no señalar o poner de ejemplo a
ningún niño de la clase que esté pasando por una situación similar a la de algún personaje.
Recordemos que lo que pretendemos es ofrecerles a los niños un medio no invasivo con
el que identificar sus propias emociones, así como una vía de expresión para que ellos
mismos sean los que se expresen si quieren.

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