Sei sulla pagina 1di 4

COMPLETOS EN CRISTO

Decir que somos morada del Espíritu Santo es decir que Dios toma la
residencia permanente en el cuerpo de un creyente en Cristo Jesús. En el
Antiguo Testamento, el Espíritu venía y se apartaba de los santos,
empoderándolos para el servicio, pero no necesariamente permaneciendo
con ellos. Jesús reveló a Sus discípulos la nueva función que el Espíritu de
verdad jugaría en sus vidas:
Jua 14:15-16 Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al
Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para
siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque
no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con
vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
El apóstol Pablo escribió, “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del
Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no
sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues,
a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1
Cor 6:19, 20).

Cuando una persona pone su fe en Cristo como su salvador personal, el


Espíritu Santo le da al creyente la vida de Dios, la vida eterna, la cual es
realmente su naturaleza:
Tit 3:5-7 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos
hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y
por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros
abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por
su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida
eterna.
2Pe 1:4 por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas
promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza
divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la
concupiscencia;
El hecho de que el cuerpo del creyente sea semejante a un templo donde
vive el Espíritu Santo, nos ayuda a entender lo que significa la morada del
Espíritu Santo. La palabra templo se usa para describir el Lugar Santísimo,
el santuario interior en la estructura del tabernáculo en el Antiguo
Testamento. Allí, la presencia de Dios aparecía en una nube y se
encontraría con el sumo sacerdote, que entraba una vez al año al Lugar
Santísimo. En el Día de la Expiación, el sumo sacerdote entraba con la
sangre de un animal sacrificado y la rociaba sobre el propiciatorio del arca
del pacto. En este día especial, Dios les concedía el perdón al sumo
sacerdote y a su pueblo.

Hoy en día, no hay ningún templo judío en Jerusalén, y ya no se realizan


más sacrificios de animales. El creyente en Cristo se ha convertido en el
santuario interior de Dios el Espíritu Santo, en tanto que el creyente ha sido
santificado y perdonado por la sangre de Jesucristo. El creyente en Cristo
se ha convertido en la morada del Espíritu Santo de Dios. De hecho, la
Biblia también dice que Cristo habita espiritualmente en el creyente y Dios
el Padre, es decir, la Plenitud de la Deidad de Dios:
Col 1:27 “a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de
este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de
gloria”.
1Jn 4:15 Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios
permanece en él, y él en Dios.
Jua 14:6-11 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie
viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre
conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo:
Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace
que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a
mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No
crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os
hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en
mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de
otra manera, creedme por las mismas obras.
Jua 14:15-23 Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al
Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para
siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque
no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con
vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis;
porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis
que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. El que tiene
mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama,
será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Le dijo
Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y
no al mundo? Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra
guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con
él.
Jua 15:5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y
yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis
hacer.
Jua 17:20-23 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que
han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como
tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros;
para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les
he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú
en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que
tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has
amado.
ESTAMOS COMPLETOS EN CRISTO

“Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y


vosotros estáis completos en Él, que es la cabeza de todo principado y
potestad” (Colosenses 2:9-10).
Todo lo que Dios es, se encuentra en Cristo. Toda la gloriosa persona de
Dios habita y mora en la persona de Jesucristo. Todo lo que Dios es y todo
lo que puede encontrarse en Dios, está encarnado en Cristo.
Si queremos tener acceso a Dios, Jesucristo es el camino para llegar a Dios.
Dios en su totalidad, no una parte de Dios, está en Cristo. Dios está
representado perfectamente en la persona de Jesucristo. Jesucristo es el
DIOS-HOMBRE.

En el versículo 10 leemos que estamos “completos en Él” o


“completamente llenos” en Él. La palabra “completo” del versículo 10 está
relacionada con la palabra “plenitud” del versículo 9. La palabra incluye
integridad y perfección. El verbo en el versículo 10 está en tiempo
presente. Fuimos llenados totalmente, con el resultado de que seguimos
siendo llenados totalmente. Fuimos completados en Cristo cuando fuimos
salvos y ahora estamos en una posición de total suficiencia espiritual en Él.
El verbo se encuentra en el modo pasivo, dando a entender que es Dios, y
no el creyente, quien realiza la llenura y que se efectuó al momento de ser
salvos.
Esta es una verdad trascendental. Dios es para nosotros, en Cristo, TODO
lo que jamás podamos necesitar.
Cristo en toda Su plenitud está EN NOSOTROS (Colosenses 1:27). Cristo
es NUESTRA PLENITUD. No solo está Cristo en nosotros (Colosenses
1:27), sino nosotros estamos en Cristo (Colosenses 2:10). Estar en Cristo es
estar en el centro de la plenitud de Dios.
Jua 1:16 Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.
Efe 3:19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento,
para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
Efe 4:13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento
del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la
plenitud de Cristo;

Fuimos sellados con el Espíritu Santo en el momento de creer:


Efe 1:13 “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el
evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados
con el Espíritu Santo de la promesa”.
El Espíritu Santo es una de las tres personas de la deidad de Dios y es Dios,
es consubstancial e indivisible con el Padre y con el Hijo.

Potrebbero piacerti anche