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Dependencia y sistema mundial Adrián Sotelo

DEPENDENCIA Y SISTEMA MUNDIAL: ¿CONVERGENCIA O DIVERGENCIA?


CONTRIBUCIÓN AL DEBATE SOBRE LA TEORÍA MARXISTA DE LA DEPENDENCIA EN EL
SIGLO XXI
Adrián Sotelo Valencia**

Introducción

El presente ensayo reflexiona y debate sobre la vigencia de la teoría de la dependencia,


particularmente en su vertiente marxista (TMD), en la explicación y superación del modo
capitalista de producción en el siglo XXI. Al respecto, se colocan tesis centrales que se
contraponen a las de quienes sustentan la factibilidad de la fusión entre la teoría de la
dependencia y la del sistema mundial. Por el contrario, planteamos que la TMD contiene el
potencial teórico, metodológico y analítico para desarrollarse internamente sin fusionarse
necesariamente con otras corrientes de pensamiento como puede ser la teoría del sistema
mundial elaborada por los braudelianos y, particularmente, por el propio I. Wallerstein o con
cualquier otra corriente del pensamiento social latinoamericano contemporáneo.

Qué es la teoría de la dependencia y su objeto de estudio

Para abordar esta temática, es preciso destacar qué es la teoría de la dependencia, en


particular, la inscrita en la corriente marxista, para después compaginarla con la teoría del
sistema mundial.
La teoría de la dependencia surgió a mediados de la década de los sesenta del siglo pasado.
Es la corriente del pensamiento latinoamericano encaminada a estudiar las raíces del
desarrollo del capitalismo, el subdesarrollo y el atraso para discutir y, en su caso, destacar los
mecanismos de superación frente a esas problemáticas.
Advertimos dos corrientes de la dependencia: la que considera a este concepto como
coyuntural, es decir que puede ser superada en el marco del capitalismo. Aquí se inscriben la
mayoría de los autores cepalinos y, en particular, Fernando Henrique Cardoso y su escuela.

**
Sociólogo e investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA) de la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales de la UNAM, México. Agradezco al parecerista del presente artículo sus valiosas
observaciones que contribuyeron al mejoramiento del presente artículo. Sin embargo, dejo constancia de que las
posibles deficiencias son de mi exclusiva responsabilidad.
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Por el contrario, la vertiente de la TMD difiere de la interpretación de Cardoso y Faletto en las


siguientes temáticas que consideramos los puntos más destacables.
a) Primeramente, como él mismo lo plantea (Cardoso, 1976: 90-125), así como alguno de
sus seguidores (Weffort, 1992: 98-105), ellos niegan la existencia de una teoría de la
dependencia, a lo sumo reconocen un "enfoque" de la dependencia (también Sonntag, 1989).
En cambio Marini, por ejemplo, en su libro Dialéctica de la dependencia, expone que su
trabajo es apenas un esbozo para elaborar una teoría de la dependencia.
b) En segundo lugar, para la vertiente marxista de la dependencia, ésta es de naturaleza
estructural y sólo se supera con su abolición, que implica la superación del capitalismo y una
lucha antiimperialista. En esta perspectiva figuran autores de la talla de André Gunder Frank
(1974), Ruy Mauro Marini (1973), Theotônio Dos Santos (2002), Orlando Caputo y Pizarro
(1979) o los mexicanos Fernando Carmona (1964), Alonso Aguilar (2002) y José Luis Ceceña
Gámez (1963 y 1975). Por ejemplo, Aguilar (2002) en el contorno de la teoría de la
dependencia destaca que

"La dependencia es inherente a la expansión mundial del capitalismo. El éxito de los nuevos
países industriales de Asia derivó de haber hecho lo opuesto a lo que el dogma liberal pretendía.
La polarización es propia del capitalismo; pero la globalización liberal la profundiza, y además
agrava los problemas de los países subdesarrollados" (Aguilar: 2002: 294).

c) Por último, una diferencia gruesa entre la vertiente marxista de la teoría de la


dependencia y la escuela de Cardoso, se produce en el ámbito de la teoría. En efecto, mientras
que los autores de la primera escuela recurren al instrumental epistemológico marxista, según
Roberto Goto —quien releyó toda a la obra de Cardoso, ex-presidente de Brasil, expuesta a lo
largo de tres décadas en un sinnúmero de libros—, en referencia a uno de sus más importantes
libros, Dependencia y desarrollo en América Latina, escrito en colaboración con el chileno
Enzo Faletto, asegura que "…O livro adota o método histórico-estrutural e uma tipologia de
inspiração weberiana" (1998:107).
En otro trabajo de polémica con las concepciones de Bresser y Mantega destacamos que

"…el weberianismo dependentista de Cardoso y Faletto se expresa, muy claramente, en el capítulo


2 de su libro: Dependencia y desarrollo en América Latina, que concentra las reflexiones teórico-
metodológicas de los autores y donde ellos certifican que: 'De acuerdo con el enfoque hasta ahora
descrito, el problema teórico fundamental está constituido por la determinación de los modos que
adoptan las estructuras de dominación, porque es por su intermedio que se comprende la dinámica
de las relaciones de clase" (Martins y Sotelo, 1998: 73-93).
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Como vemos, a diferencia de la TMD, estos autores le atribuyen el predominio a "lo


político", es decir a los sistemas de dominación del poder y a las clases sociales como factores
esenciales en el análisis concreto de las situaciones dependencia, quedando francamente
marginados los elementos económicos planteados por el pensamiento marxista así como los
históricos estructurales fundamentales para la comprensión de la totalidad del fenómeno de la
dependencia.
Por último, reforzando esta idea de la influencia weberiana en el pensamiento de Cardoso,
(Martins, 2003) es contundente al afirmar con propiedad que:

"A visão weberiana da dependência se estabelece a partir das obras de Cardoso e Faleto. Para eles
a dependência é o paradigma de desenvolvimento de sociedades marcadas pela ambigüidade de
possuírem autonomia política, mas terem seus laços econômicos definidos em função do mercado
internacional. Sob a ação política formalmente livre e soberana pesariam os limites dessa estrutura
de dominação que condicionaria as possibilidades de desenvolvimento dessas sociedades.
Cardoso e Faleto constroem um verdadeiro tipo ideal da dependência. Embora utilizem categorias
marxistas em vários trabalhos, esses conceitos são claramente subordinados ao uso abrangente do
instrumental weberiano e perdem o vigor original" ((Martins, 2003:231).

Definición de la teoría marxista de la dependencia

Ahora paso a definir qué es la teoría de la dependencia en su filón marxista, pero antes
expongo su contexto histórico y teórico-político de su surgimiento. Bambirra (1978) propone
seis aspectos que influyeron en su formación.
a) Los análisis de Marx y Engels sobre la cuestión colonial.
b) La polémica de los socialdemócratas rusos y del mismo Lenin con los narodniki-
populistas en Rusia.
c) La teoría del imperialismo y sus alcances en la cuestión colonial en los escritos de
Hilferding, Rosa Luxemburgo y Lenin.
d) La polémica al interior del Segundo Congreso de la Comintern sobre las tesis de la
cuestión colonial.
e) La aplicación creadora del pensamiento de Mao Tse Tung y, por ende, de la experiencia
de la revolución socialista de China después de 1949.
f) Por último, la obra de Paul Baran escrita en los años cincuenta sobre el problema del
"subdesarrollo" sería otra gran fuente de influencia.
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Agrego otro elemento que se da en función del debate con las tesis levantadas por los
partidos comunistas latinoamericanos (marxismo endogenista) y con las tesis de la CEPAL

alrededor de su teorema "centro-periferia" impulsado por jóvenes intelectuales y militantes de


la izquierda revolucionaria identificada con los planteamientos de la revolución cubana y con
los ideales libertarios y justicieros del socialismo. Esta reflexión encontrará su sistematización
en la teoría de la dependencia de filiación marxista, en la medida en que es ésta doctrina, y no
otra, la que le proporciona los elementos teóricos y el método de investigación y de
exposición que posibilitan su constitución (para este punto véanse los trabajos reunidos en
Marini y Millán, 1994).
En cuánto al contexto histórico, la teoría de la dependencia surgió en Brasil al calor del
golpe militar que depuso al gobierno constitucional de Joao Goulart en 1964 y se sistematizó
más tarde en Chile, sobre todo, debido a las condiciones favorables que ahí ofreció el triunfo
del movimiento popular y la instauración del gobierno de la Unidad Popular en 1970. Por
último, en México experimentó uno de sus más fructíferos periodos (al respecto véase la
Memoria de Marini, s/).
A diferencia de otros autores ubicados en la teoría de la dependencia (Cardoso, Furtado,
Ferrer, Weffort), el intento más sistemático por edificar una teoría de la dependencia fue, sin
duda, el desarrollado por el brasileño Ruy Mauro Marini, principalmente en su libro
Dialéctica de la dependencia publicado por editorial Era en 1973 una verz que comenzara a
circular por el continente latinoamericano de forma clandestina, lo que revelaba su
importancia para la intelectualidad latinoamericana de aquél entonces.

El concepto de dependencia

A continuación expongo el concepto de dependencia, porque es la clave para comprender


en su justa dimensión esta teoría, así como las diferencias con otras corrientes de
pensamiento.
Marini define la noción de dependencia como una:

relación de subordinación entre naciones formalmente independientes, en cuyo marco las relaciones
de producción de las naciones subordinadas son modificadas o recreadas para asegurar la
reproducción ampliada de la dependencia. El fruto de la dependencia no puede ser, por ende, sino
más dependencia, y su liquidación supone necesariamente la supresión de las relaciones de
producción que ella involucra (Marini,1973: 18).
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Por su parte, para Dos Santos:

La dependencia es una situación donde la economía de cierto grupo de países está condicionada por
el desarrollo y expansión de otra economía, a la cual se somete aquella. La relación de
interdependencia establecida por dos o más economías, y por éstas y el comercio mundial, adopta la
forma de dependencia cuando algunos países (los dominantes) pueden expandirse y autoimpulsarse,
en tanto que otros (los dependientes) sólo pueden hacerlo como reflejo de esa expansión, que puede
influir positiva o negativamente en su desarrollo inmediato. De cualquier manera, la situación
básica de dependencia lleva a los países dependientes a una situación global que los mantiene
atrasados y bajo la explotación de los países dominantes (Dos Santos, 1974: 42).

Dos Santos aclara que la dependencia condiciona "…cierta estructura interna que la
redefine en función de las posibilidades estructurales de las diferentes economías nacionales"
(1974: 44), con lo que confirma su alejamiento, al igual que Marini, de las tesis
estancacionistas del desarrollismo.
Para Frank, la dependencia

no debe ni puede considerarse como una relación generalmente 'externa' impuesta a todos los
latinoamericanos desde fuera y contra su voluntad, sino que la dependencia es igualmente una condición
'interna' e integral de la sociedad latinoamericana, que determina a la burguesía dominante en Latinoamérica,
pero a la vez es consciente y gustosamente aceptada por ella. Si la dependencia fuera solamente 'externa'
podría argumentarse que la burguesía 'nacional' tiene condiciones objetivas para ofrecer una salida
'nacionalista' o 'autónoma' del subdesarrollo. Pero esta salida no existe ―según nuestro argumento―
precisamente porque la dependencia es integral y hace que la propia burguesía sea dependiente (1974: 13).

Objeto de estudio de la TMD

Con base en estas definiciones, el objeto de estudio de la teoría de la dependencia es la


formación económico-social latinoamericana a partir de su integración subordinada a la
economía capitalista mundial. Abarca el periodo colonial y la posindependencia, en la cual la
economía exportadora cede paso a la formación de una economía industrial capitalista
dependiente que forja su propio ciclo de reproducción; mismo que, en el plano del mercado
interno, se escinde en dos esferas: la alta, propia del consumo de las clases burguesas y
medias y la baja, que corresponde al consumo de las clases trabajadoras y populares que se
reproducen fundamentalmente a costa del salario. En la producción surge, así, un régimen de
superexplotación del trabajo (Sotelo, 1994), en el que, dicho sea de paso, algunos autores ven
la contribución más acabada y original del pensamiento de Marini 1T, como contrapartida de la
T,

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TP "El gran aporte de Marini a la teoría de la dependencia fue haber demostrado cómo la superexplotación del
PT

trabajo configura una ley de movimiento propia del capitalismo dependiente" (Bambirra, 1978: 69-70).
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transferencia de valores y de plusvalía que las economías dependientes realizan hacia las
industrializadas y cuya síntesis es el sistemático y enorme endeudamiento externo global de
los países latinoamericanos.
Es importante destacar que el marco teórico y el método de análisis de la teoría de la
dependencia es el marxismo ―afirmación ampliamente respaldada por el cubano Fornet-
Betancourt, 2001)― que parte de la teoría del valor-trabajo de Marx y de otras nociones como
ganancia, renta de la tierra, plusvalía y ganancia. Pero no se limita a ellas: aborda también los
problemas sociopolíticos y cuestiones más particulares que atañen al debate político, a la
cultura, la tecnología, el conocimiento y la educación.
Para analizar las formaciones sociales latinoamericanas la TMD parte de la circulación
mundial del capital; del ciclo del capital dinero y el capital mercantil para, posteriormente,
abordar la esfera de la producción interna de los países dependientes y, en seguida, plantear el
problema de la formación de sus propias esferas de circulación y realización en el plano de la
economía interna. Como resultado de la unificación de ambos procedimientos, es posible
abordar las situaciones concretas de dependencia y los fenómenos sociales y políticos de allí
derivados.2
Además, la teoría de la dependencia, del mismo modo que lo hacen las ciencias sociales, va
diversificando sus líneas temáticas esforzándose por alcanzar altura en la comprensión de los
fenómenos contemporáneos.

La teoría del sistema mundial

La teoría del sistema mundial es, sin duda, una de las más importantes corrientes teóricas del
pensamiento crítico contemporáneo. Además, la más cercana a la TMD, al mismo tiempo que
permite discutir y valorar su pertinencia en el siglo XXI. Sin embargo, consideramos que
ambas corrientes poseen sus propios marcos teóricos, metodológicos y analíticos como para
desarrollarse de manera autónoma.
Pero vale la pregunta: ¿puede la teoría de la dependencia fusionarse en la del sistema
mundial como expresión de una teoría para el siglo XXI?

2
TPMignolo (1997), de la vertiente posoccidentalista de estudios poscoloniales, no entendió este procedimiento
PT

del método de Marini cuando al criticar la teoría de la CEPAL y la del marxismo dogmático (cuyos pensadores
estaban "autocolonizados", según él), cree encontrar en Marini un recurso para entender América Latina en el
siglo XX a partir de "sus historias locales", cuando en realidad Marini plantea exactamente lo contrario.
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La respuesta de Theotônio Dos Santos es afirmativa al plantear la idea de que, al influjo de


la tendencia de los fenómenos sociales y humanos a proyectarse global y simultáneamente en
varios espacios y tiempos en escala mundial, es posible la integración con la teoría del sistema
mundial debido a que:

Las implicaciones de la teoría de la dependencia están todavía por desarrollarse. Su evolución en dirección a
una teoría del sistema mundial, buscando reinterpretar la formación y el desarrollo del capitalismo moderno
dentro de esa perspectiva, es un paso adelante en este sentido (Dos Santos 2002: 52).

Niemeyer Almeida Filho sustenta también la factibilidad de la fusión entre la teoría de la


dependencia y el sistema mundial porque, según el autor, esta última "…descaracteriza la idea
de la dependencia como una cualidad inmutable de algunas economías" (junio de 2005: 38).3
Aún más, Martins (2003: 264, nota 210) asegura que Dos Santos considera a la teoría
(marxista) de la dependencia de los años sesenta y setenta del siglo pasado como la primera
etapa de construcción de la teoría del sistema mundial a la que deberá de converger e
integrarse. Se entiende, por deducción, que la segunda etapa es la actual que supone la
construcción y ampliación de la teoría del sistema mundial. Sólo que habría que responder la
pregunta de cómo se habrá integrado sin desaparecer sus principios, conceptos y categorías.
Por la importancia que reviste este planteamiento vale la pena, aunque de manera breve,
hacer un balance de la teoría del sistema mundial y sus relaciones con la teoría de la
dependencia.

El planteamiento de Wallerstein
El objetivo que se propone Wallerstein en su monumental obra en tres volúmenes (1998 y
1999), es reconstruir la historia global del capitalismo y de la modernidad desde el siglo XVI
hasta la actualidad y crear una teoría correspondiente a ese proceso histórico que culminará en
la teoría del sistema-mundo capitalista (Aguirre, 2003: 37).
En el primer volumen de su obra, Wallerstein (1999, Vol. 1: pp. 489-502), esboza su
concepción de sistema mundial (word-system analysis) como un:

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El autor sostiene la pertinencia de la fusión de la teoría de la dependencia —que él llama: Aporte da
Dependencia particularmente en las versiones de Theotonio Dos Santos y de Cardoso ignorando los indudables
aportes de Ruy Mauro Marini—, con la teoría del sistema mundial cuestión que, en la práctica, presupone la
absorción y dilución de aquélla en esta última.
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"…sistema social, un sistema que posee límites, estructuras, grupos, miembros, reglas de
legitimación, y coherencia. Su vida resulta de las fuerzas conflictivas que lo mantienen unido por
tensión y lo desgarran en la medida en que cada uno de los grupos busca eternamente remodelarlo
para su beneficio. Tiene las características de un organismo, en cuanto a que tiene un tiempo de
vida durante el cual sus características cambian en algunos aspectos y permanecen estables en
otros" (Wallerstein, 1999: p. 489).

La perspectiva del sistema mundial posee una concepción analítica ―enmarcada en la


historia económica y social, más que en la perspectiva económica o cultural― que pondera
los procesos sistémicos por analogía con los organismos vivos, de donde se deduce que
mientras unas "partes" del sistema cambian, otras permanecen intactas. De aquí la idea de que
hasta la fecha existen economías–mundo, pero no imperios–mundo donde prevalece un solo
poder político; nublando de esta manera la verdadera dimensión del imperialismo liderado por
Estados Unidos, en el centro del bloque imperialista global actual que ocupa y domina todos
los espacios del sistema capitalista incluyendo a la economía-mundo.
Wallerstein considera que las economías de subsistencia y los sistemas mundiales son
formas del sistema social. Por su parte, los sistemas mundiales estarían constituidos
básicamente por los imperios-mundo y las economías de subsistencia. Una tercera forma,
"imaginaria", del sistema mundial, es el gobierno mundial socialista. Lo interesante a destacar
aquí es que para el autor, después de la era modera, cuya duración aproximada es de
quinientos años hasta la fecha, sólo ha existido una economía–mundo capitalista que se ha
visto imposibilitada para transformarse en imperio-mundo, lo que estaría a punto de suceder
con la actual "crisis de hegemonía" de Estados Unidos.
Por otro lado, la economía mundo posee tres divisiones: los Estados del centro, las áreas
periféricas y, por último, las áreas de la semiperiferia.
En la obra citada de Wallerstein, (1999; 144), se lee que en el siglo XVI:

"La periferia (Europa Oriental y la América española) utilizaba trabajo forzado (esclavitud y trabajo
obligado en cultivos para el mercado). El centro, como veremos, utilizaba cada vez más mano de
obra libre. La semiperiferia (antiguas áreas centrales en evolución hacia estructuras periféricas)
desarrolló una forma intermedia, la aparcería, como una alternativa extendida".

Esta visión pareciera acercar la teoría del sistema mundial a la de la dependencia, en lo que
concierne a esta división tripartita que supera a la propia teoría de la CEPAL, la cual trabajó
con el teorema bipartito centro-periferia.
De la siguiente proposición se pueden extraer dos resultados:
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"La arena externa de un siglo se convierte a menudo en la periferia –o semiperiferia– del siguiente.
Pero también, por otra parte, los Estados del centro pueden convertirse en semiperiféricos y los
semiperiféricos en periféricos" (Wallerstein, 1999, T.1: 493).

a) En primer lugar, la tesis que me parece correcta, sostiene que de un siglo a otro la
"arena externa" de la economía-mundo, los sistemas mundiales con los que esa economía
mantiene relaciones comerciales y de intercambio (Wallerstein, 1999: 426 y ss.), puede
convertirse en periferia o en semiperiferia de una economía-mundo.
b) En segundo lugar, se esboza una teoría de la interdependencia que resulta
problemática: postula que un Estado central ― por ejemplo, Estados Unidos, Alemania,
Francia o Inglaterra― puede trocarse en semiperiferia en el transcurso de un determinado
periodo histórico (un siglo, dos siglos).
Hasta donde yo sé, ninguno de los países centrales históricos (España, Francia, Inglaterra,
Estados Unidos) se ha convertido en periferia o semiperiferia, por lo menos hasta hoy. Lo que
si ha sucedido es el surgimiento de nuevas periferias derivadas del derrumbe de la Unión
Soviética y del bloque socialista en Europa, además de las diferencias estructurales entre esos
países capitalistas tanto a nivel regional, como internacional: niveles diferenciados de
evolución y posiciones en la jerarquía económica y geopolítica de la estructura imperialista y
neoimperialista mundial (para este tema véase: Pernett, 2005 que hace una interesante
radiografía del desarrollo de los eventos geopolíticos después del ataque del 11 de septiembre de
2001 contra las Torres Gemelas y el Pentágono centrando su reflexión sobre sus implicaciones
en la geopolítica mundial a partir de las repercusiones en Asia Central y Medio Oriente).
De aquí que resulte difícil de sostener la tesis de Niemeyer (op. cit., 45), que
implícitamente comparte con Cardoso y con la teoría del sistema mundial, respecto a que
"…existen especificidades en las estrategias nacionales que dependen de las condiciones
concretas de cada uno de los países, lo que abre la posibilidad para (impulsar) una política de
desarrollo que, en determinadas circunstancias de disponibilidad de recursos naturales y
tamaño del mercado, venga a acortar la brecha histórica de desarrollo con las economías
desarrolladas".4

4
Hay que aclarar que no se debe confundir el evidente desarrollo capitalista en la periferia respecto a la
superación de la dependencia estructural y del subdesarrollo. Son dos cuestiones distintas que merecen
tratamientos diferenciados. Esta confusión fue propia de los debates de la década de los sesenta del siglo pasado,
donde al lado de los impulsores de la teoría de la dependencia (Marini, Theotonio, Bambirra) que sostenían el
carácter estructural y de largo plazo de la dependencia, estaban los autores del "enfoque" así bautizado por
Cardoso y su escuela que vislumbraban la dependencia como "suceso coyuntural" que podía ser "superado" sin
superar el modo capitalista de producción. Al respecto véase la polémica de Marini con Cardoso y José Serra;
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Por el contrario, lo que se observa, por lo menos a partir de la posguerra fría, es una unión
estratégica del bloque imperialista bajo comando de Estados Unidos (¿unilateralismo
imperial?), que dista mucho de suscitar un panorama donde la diferenciación se resuelva en
la creación de periferias o semiperiferias al interior de ese bloque ni mucho menos en la
conversión de las mismas en economías desarrolladas. Más bien, la modernidad y la
globalización económica y del capital financiero, desarrolladas en las dos últimas décadas,
profundizaron la división internacional del trabajo y del capital en centros y supercentros,
periferias, semiperiferias y microperiferias debido a esos factores y a la crisis estructural de
larga duración que prevalece hoy día en la economía capitalista mundial (Marini, 1996).

La crítica de Hardt y Negri de la teoría del sistema-mundo de Wallerstein

Hardt y Negri, (2002: 307) cuestionan esta concepción del sistema mundial y de la
economía-mundo, pero con una visión completamente equivocada de la estructura del
capitalismo, cuando dicen que esa división real en centros, periferias y semiperiferias es
insuficiente para dar:

"…cuenta de las divisiones globales ni de la distribución de la producción, ni de la acumulación


ni de las formas sociales. Mediante la descentralización de la producción y la consolidación del
mercado mundial, las divisiones internacionales de las corrientes de mano de obra y de capital
llegaron a fracturarse y multiplicarse hasta tal punto que ya no es posible demarcar amplias
zonas geográficas como el centro y la periferia, el Norte y el Sur. En regiones geográficas tales
como el cono sur de América Latina o el sudeste asiático, todos los estratos de producción,
desde los más altos a los más bajos niveles de tecnología, productividad y acumulación, pueden
existir simultáneamente uno junto al otro mientras un complejo mecanismo social mantiene la
diferenciación y la interacción entre ellos. También en las metrópolis, el trabajo abarca todo un
continuo desde las alturas a las profundidades de la producción capitalista: los talleres donde se
explota a los obreros de Nueva York o París pueden rivalizar con los de Hong Kong y Manila.
Aun cuando el Primer Mundo y el Tercero, el centro y la periferia, el Norte y el Sur, estuvieran
realmente separados por líneas nacionales, hoy existe una clara influencia recíproca que
distribuye las desigualdades y las barreras según múltiples líneas fracturadas" (Hardt y Negri,
2002: 307, cursivas mías).

Debido a que:

"…la división de la esfera capitalista en centro, periferia y semiperiferia homogeneiza y eclipsa


las diferencias reales que existen entre las naciones y las culturas, pero lo hace con el propósito
de destacar cierta tendencia a la unidad en cuanto a las formas políticas, sociales y económicas

del primero, 1973 y 1978; de los segundos, 1978. En los últimos años Cardoso se encargó de enterrar lo poco
que quedaba de "crítico" de este enfoque para entregarse de lleno a promover el neoliberalismo y profundizar la
dependencia histórico-estructural en que actualmente se debate el Brasil de nuestros días.
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que surgen en los largos procesos imperialistas de la supeditación formal" (Negri y Hardt 2002:
306-307).

Según Hardt y Negri ya no existen diferencias de naturaleza, sino de grado, entre los países
imperialistas y los subdesarrollados. Lo que entonces anula la dependencia e introduce la
"interdependencia". Así, expresan que: "La geografía de un desarrollo desigual y las líneas de
división y jerarquía ya no estarán determinadas por fronteras nacionales o internacionales
estables, sino por límites infra y supranacionales" (Negri y Hardt 2002: 307).
Pero: ¿cómo se mantiene esa "clara influencia recíproca"; la interdependencia?
Los autores responden que "indirectamente" a través de las empresas transnacionales, de
organismos como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional y la imposición de
políticas neoliberales que de una forma u otra impulsan todos los gobiernos dependientes en
la actualidad, evidentemente no en beneficio de la segunda parte del argumento de Hardt y
Negri: la que "distribuye las desigualdades y las barreras según múltiples líneas fracturadas",
sino en detrimento concreto de los países de la periferia y semiperiferia del capitalismo que
siguen existiendo, independientemente de las tendencias homogeneizadoras del imperialismo
en escala mundial que son muy reales y perjudiciales.
Como se desprende del párrafo anterior, los autores ignoran que esas "similitudes y
diferencias", que apuntan como "evidencia" de lo insuficiente que resulta la división del
mundo capitalista en centros y periferias, originó un cúmulo de discusiones, clasificaciones y
tipologías ―las más de las veces imprecisas― justamente para delimitar esas diferencias y
similitudes histórico-estructurales al interior de los países dependientes, y entre éstos y los
capitalistas del centro. Por lo tanto, no hay novedad en ese planteamiento, sino confusión
cuando afirman que en "zonas geográficas como el Cono Sur ―en Argentina que ha
experimentado una de las crisis más violentas y profundas de su historia; en Uruguay,
Paraguay y Brasil― ya no existe la dependencia, ni el estatus de economías periféricas, por el
solo hecho de operar allí "enclaves" avanzados de tecnología, productividad y acumulación de
capital (versión muy cercana a los planteamientos del moderno pensamiento neoclásico).
En beneficio de la ambigüedad teórica y política, Hardt y Negri olvidan que esas no son las
determinaciones de raíz del sistema capitalista, sino las relaciones sociales de producción
basadas en la propiedad privada de los medios de producción y de consumo, la integración
imperialista de los sistemas productivos y de trabajo (Marini), de la circulación, del
intercambio y el consumo bajo el dominio del capital extranjero y de las empresas
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transnacionales; en América Latina, la sistemática transferencia de valor y plusvalía a los


centros y el concomitante aumento de la deuda externa, además de la superexplotación del
trabajo, la exclusión social de grandes contingentes de la población y la precariedad laboral en
el universo contradictorio del mundo del trabajo.
Por último, resta destacar que la concepción de Hardt y Negri, desprendida de sus recientes
libros, Imperio y Multitud, de ninguna manera se aproxima a la corriente del sistema mundial,
ni mucho menos a la teoría de la dependencia. Por el contrario, constituye un cuerpo "teórico"
enraizado en un resurgimiento de las teorías kantianas, de las teorías de Spinoza y Michel
Foucault y de autores del derecho constitucional que aplican una redefinición del viejo
imperio romano y lo convierten en la categoría Imperio que aplican a un supuesto estado
actual del sistema mundial con centro en Estados Unidos y su constitución política
expansionista.
Borón (2002), desnuda la filiación teórica y las raíces epistemológicas del pensamiento de
estos autores. Señala que ellos combinan la ciencia social norteamericana (relaciones
internacionales y economía política internacional) y la mezclan con la filosofía francesa.
Después usan un estilo y un lenguaje posmodernos, de donde resulta una especie de
eclecticismo "…que, pese a las intenciones de sus autores, difícilmente podría perturbar la
serenidad de los señores del dinero que año tras año se reúnen en Davos" (Borón, 2002: 15).
Para este autor las fuentes que utilizan Hardt y Negri en sus escritos (libros y artículos) se
enmarcan en el "establishment académico franco-americano", mientras que prácticamente
ignoran la literatura que se produce en América Latina, India, África y en otras partes del
Tercer Mundo, así como las discusiones respecto al imperialismo de los autores del marxismo
clásico como Hilferding, Luxemburgo, Lenin, Bujarin y Kautsky tan necesarias hoy en día par
fundamentar nuestras nociones contemporáneas sobre el imperialismo. Todo esto redunda en
la elaboración de una visión ideológica del imperio "…tal y como él mismo se observa desde
su cumbre" (Borón, 2002: 15-16). Visón parcial y unidimensional que desestima la totalidad
del sistema para conocer sus manifestaciones globales, esenciales, y no quedarse perdido en la
superfluidad.

Puntos de contacto y divergencias entre la teoría de la dependencia y la del


sistema mundial.
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A continuación expongo los puntos de discordancia y de acuerdo existentes entre la teoría


marxista de la dependencia y la del sistema-mundo.
a) En primer lugar, la raíz epistemológica de la primera es el marxismo en general mientras
que la de la segunda es un ecléctico de marxismo, teoría sistémica y las concepciones de los
ciclos de la larga duración de Braudel.
Las raíces de la teoría del sistema mundial están arraigadas en la perspectiva sistémica y en
las concepciones de la Escuela de los Annales dirigida por Braudel (véase Aguirre, 1997 y
para la Escuela de los Annales, del mismo autor, 1999). Se advierte que son totalmente
diferentes en sus principios y planteamientos epistemológicos respecto a la TMD.
En efecto, al respecto Aguirre plantea que:

"…no es posible entender los trabajos de Wallerstein sin esa múltiple herencia braudeliana que, en
primer lugar, implica la división de todos los fenómenos abordados del presente o del pasado desde
una óptica intensamente histórica, que los resitúa de modo permanente dentro de los varios registros
temporales de los acontecimientos, de las coyunturas y de las estructuras de la larga duración
histórica, para delimitar su verdadera profundidad y sentido, y así otorgarles su real significación
histórica específica...
En segundo lugar, es fácil reconocer la presencia de Braudel, y también de los primeros Annales en
general, en el esfuerzo wallersteiniano permanente de resituar, una y otra vez, los problemas
investigados dentro de una perspectiva globalizante o totalizante, que en su caso específico ha
derivado en la reubicación de dichos temas dentro del horizonte de la ya aludida dinámica global
planetaria del sistema-mundo capitalista en su conjunto...y en una línea que en este caso remonta a
los trabajos de Marc Bloch junto a los del propio Fernand Braudel" (Aguirre, 2003: 29)

b) En segundo lugar, en cuanto al método, la TMD recoge la concepción de Marx, Lenin y


Bujarin sobre la economía mundial para, en un segundo momento, ubicar el análisis particular
de nuestros países y sociedades. Al respecto, una de las diferencias más importantes entre la
teoría del World System Análysis y la TMD es el sobredimensionamiento que la primera le
otorga al factor "mundial" por encima de los factores nacionales y locales hasta quedar estos
prácticamente asfixiados en la lógica mundial:

"Así, lo que este segundo perfil de la visión de Wallerstein sobre capitalismo postula es que para
entender cualquier problema histórico o presente de los hombres, acontecido en cualquiera de los
momentos que abarca el período de los siglos XVI a XXI, lo que hace falta es remitirlo y conectarlo
de manera orgánica con esa dinámica y estructura primero semiplanetaria y luego planetaria del
sistema-mundo global. Lo que quiere decir que más allá de las dinámicas y los marcos de las
"sociedades", de las "naciones", de los "Estados" y hasta de las "macroregiones" y las
"civilizaciones", existe también una dinámica-marco más universal del sistema-mundo como un
todo, que no sólo es real y actuante, sino que influye de manera determinante en la irrupción, el
curso y desenlace específico de dichos acontecimientos, situaciones y procesos que se despliegan de
modo constante en su seno" (Aguirre, 2003: 42).
14
Dependencia y sistema mundial Adrián Sotelo

Mientras que la TMD, a diferencia de la teoría del sistema mundial, vislumbra la totalidad
de la economía mundial distinguiendo, sin embargo, al mismo tiempo, las especificidades
nacionales y regionales, la cuales abren un espacio teórico para estudiarlas y generar
justamente los elementos constitutivos de la teoría de la dependencia que también den cuenta,
simultáneamente, de la esencia y dinámica del sistema capitalista internacional.
c) En tercer lugar, una consecuencia, a mi juicio equivocada, de esta concepción del
sistema mundial por parte de los teóricos braudelianos, consiste en calificar sólo a ese sistema
como capitalista, pero no a los países y a las regiones en tanto tales, considerados
aisladamente aunque constituyan "partes" del sistema mundial. Aquí se retrocede, a mi
entender, respecto a las concepciones de la economía mundial de autores marxistas como el
propio Marx, Lenin o Bujarin que desde un principio establecieron la articulación dialéctica
―que no la suma― de las economías nacionales con la economía capitalista mundial.
d) Otro punto importante que destacó brevemente para evaluar las diferencias y rasgos
comunes de la TMD con la teoría del sistema mundial, es el relativo a las ondas o ciclos
largos que desempeñan un papel importante en ambas teorías sobre la dinámica del
capitalismo.
La teoría del sistema mundial utiliza los ciclos braudelianos relativos a la larga duración que
caracterizan a la estructura del sistema-mundo. Destaca, en primer lugar, la tendencia
estructural de la "expansión progresiva" y la "consolidación del sistema-mundo capitalista
por todo lo largo y ancho de los espacios del planeta" (Aguirre 2003: 48) Después describe los
ciclos hegemónicos que plantean el problema del auge y caída de los grandes imperios, desde
el holandés del siglo XVII, pasando por el inglés del siglo XIX hasta el actual, el
estadounidense en el siglo XX (Arrigí y J. Silver, 2001) que, según Wallerstein, hoy está en
"decadencia" (Wallerstein, 2005). Por último, también introduce el ciclo, cuya magnitud
supone dos fases: una (A), de ascenso, crecimiento y recuperación de 25 años de duración
aproximada y, otra (B) depresiva, de caída, también de aproximadamente 25 años de duración
(Aguirre, 2003: 51-54. Para los ciclos véase Izquierdo, 1979).
Es en este último punto donde existen similitudes y diferencias. Las primeras, debido a que
la TMD utiliza a la teoría del ciclo de Kondratiev al igual que la teoría del sistema mundial.
Las segundas, sin embargo, contienen dos interpretaciones opuestas respecto a la situación
estructural del capitalismo contemporáneo. Mientras que autores como Wallerstein, Amin o
Theotonio Dos Santos suponen que nos encontramos ante una ola de ascenso que se habría
15
Dependencia y sistema mundial Adrián Sotelo

originado en la época de Clinton 5 , otros autores (Sotelo, Chesnais, Brenner, Beinstein o


TP PT

Valenzuela Feijóo (que no necesariamente dependentistas), muestran, por el contrario, una


serie de indicadores de la economía capitalista actual dentro de un proceso macrohistórico de
crisis, recesiones y depresiones. La primera interpretación conduce a una actitud optimista
respecto al ciclo histórico de la evolución del sistema capitalista y de las luchas sociales y de
clases, mientras que la segunda plantea que esas luchas y el futuro de los trabajadores se
tendrán que librar en el seno de un proceso capitalista cada vez más parasitario, recesivo y con
graves tendencias al estancamiento estructural, la descomposición social y la guerra.
e) Por último un punto que considero esencial respecto a las diferencias entre ambas
teorías, es el relativo a que la teoría de la dependencia, a diferencia del sistema mundial,
pugna por construir una teoría y comprensión propias sobre el capitalismo mundial y el
capitalismo dependiente del siglo XXI, con el fin de encontrar las rutas de su transformación
económica y social más allá del orden existente. Observación esencial en la que Theotônio
Dos Santos insiste, al igual que Marini, y que recientemente es recordada en un trabajo por
André Gunder Frank cuando escribe que

"Theotônio…nos llamó la atención acerca de que nosotros mismos tenemos que hacer nuestro
propio estudio de la economía mundial…pues no se puede confiar en los estudios de la
problemática mundial y tercermundista elaborados por los que la manejan a su gusto, ni a sus
portavoces 'teóricos'…" (Frank, s/f)).

Considero que la tarea de reescribir y continuar con la construcción de una teoría de la


dependencia sobre la economía capitalista mundial contemporánea es justamente la
perspectiva que levanta la TMD frente a las demás corrientes de pensamiento, en particular,
frente a la teoría del sistema-mundo. Y no es por otra razón que consideramos que en la
medida en que se avance en esta empresa de construcción epistemológica, teórica y de método
se estará en condiciones de enfrentar y atajar de raíz la envestida eurocentrista y de la
ideología norteamericana contra el pensamiento crítico latinoamericano y las ciencias sociales
5
TP En la óptica de la teoría del sistema mundial y del ciclo Kondratiev, por ejemplo, Martins (2003: 271) plantea
PT

que en América Latina países como México o Chile (ya) se encuentran en la fase A del ciclo ascendente
Kondratiev, cuando afirma que: "O Brasil é forte candidato a impulsionar os níveis de descapitalização da
região, pois México e Chile são países que já ingressam na nova fase A do Kondratiev e estão em melhor
situação relativa na região, e a crise na Argentina talvez já tenha atingido seu ponto mais baixo". Tesis polémica,
pues si el autor tomara un período amplio, como el del ciclo neoliberal (1981-2001), constataría sin duda que la
tasa promedio de crecimiento en América Latina, independientemente de los comportamientos de la tasa de
ganancia cuyas causas se tendrían que analizar, fue de sólo 2.05%, mientras que el producto por habitante fue
negativo (-0.9%) y sólo creció, en los años 90 a una tasa de 0.15% (Sotelo, 2004: 71-72). Cifras que distan
mucho de ofrecer un panorama donde países como México o Chile, y mucho menos regiones como América
Latina, estarían internándose en la paradisíaca fase A del ciclo Kondratiev de 25 años.
16
Dependencia y sistema mundial Adrián Sotelo

de la región para comprender nuestra propia historia y, de este modo, poder encontrar
nuestros propios caminos de liberación.

Breve síntesis

Hago una breve síntesis de lo dicho hasta aquí.


La teoría del sistema mundial proporciona elementos muy valiosos al conocimiento de la
economía mundial y de los países latinoamericanos, sobre todo, con su retrospectiva histórica
de los ciclos largos ―de cien o doscientos años―, así como en sus aportes al conocimiento
del capitalismo mundial, cuya división internacional del trabajo reproduce y profundiza la
relación dialéctica entre centros, periferias y semiperiferias, cuestión que representa un
indudable avance al conocimiento de esta dinámica mundial y regional.
Pero, dada su naturaleza epistemológica, esa teoría no puede de ninguna manera fundirse
con la TMD. Consideramos, más bien, que a partir del intercambio y del debate con otras
corrientes progresistas de pensamiento —probablemente con algunos autores
neoestructuralistas-keynesianos (no con todos por supuesto) y con otros representantes de
expresiones marxistas—, a mi modo de ver, la TMD tiene que seguir su propia trayectoria
cognoscitiva, como importante corriente de pensamiento teórico y crítico latinoamericano que
tiene muchísimos elementos por aportar en el siglo XXI.
Sin embargo, pese a las diferencias entre el world-system análysis de Wallerstein y de
otros autores y la TMD obviamente de ninguna manera ello significa que no se puedan
establecer relaciones de debate y de intercambio conceptual y hasta de resultados en el
análisis contemporáneo de América Latina, por ejemplo, sobre el papel que ésta juega en el
actual sistema capitalista mundial.
El examen anterior me permite concluir que hay alcances y limitaciones de las principales
expresiones paradigmáticas del pensamiento social latinoamericano. En la actualidad las dos
corrientes más importantes que prometen superar esas limitaciones son la teoría del sistema
mundial y la TMD, aunque ambas marchan con sus propios medios y caminos, encontrándose
en algunos espacios, pero sin fundirse. Lo deseable es que esos encuentros sean cada vez más
duraderos con el fin de proseguir con temas de estudio y objetivos comunes.
En el caso de la teoría marxista de la dependencia, tendrá que perfeccionar sus métodos,
conceptos y categorías de tal suerte que pueda levantar hipótesis sugestivas cuya verificación
17
Dependencia y sistema mundial Adrián Sotelo

empírica permita comprender la esencia de los fenómenos sociales y humanos que hoy
determinan la realidad latinoamericana en la escena internacional.
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Dependencia y sistema mundial Adrián Sotelo

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