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EPIDEMIOLOGÍA
El síncope es común en la práctica médica, alrededor del 20% de la población ha tenido algún
episodio en algún momento de su vida. Constituye del 1 al 3% de todas las consultas de
emergencia, motiva del 1 al 6% de las admisiones hospitalarias, correspondiendo en el 80% de
los casos a mayores de 65 años6 . El estudio Framingham que compiló 5209 pacientes entre 30
y 62 años, libres de enfermedad cardíaca o neurológica al momento de la inclusión, mostró que
3% de los hombres y 3,5% de las mujeres desarrollaron un síncope en el transcurso de los 26
años de seguimiento.7 Otros autores basados en poblaciones americanas de 45 años de edad y
más, mostraron que 19% de los estudiados habían padecido al menos un episodio sincopal.8 Es
frecuente en mujeres jóvenes en las que el primer episodio tiene lugar entre los 10 y 30 años,
con un pico máximo en adolescentes de alrededor de 15 años siendo el síncope reflejo la causa
más común. La incidencia de esta patología (Framingham) aumenta luego de los 70 años de
edad desde 5,7 episodios /1000 personas/año, en varones con edad de 60 a 69 años a
11,1/1000/año entre los 70 y 79 años siendo en estos casos de peor pronóstico. El síncope
reflejo es la causa más frecuente de síncope en cualquier contexto, con predominio mujeres,
seguido por el síncope secundario a la enfermedad cardiovascular. La evolución del síncope
puede ser benigna pero también puede ser causa de lesiones serias o evidencia de eventos
cardíacos letales. La población que sufre síncope es heterogénea, por lo que el pronóstico varía
según la causa que lo produce.
FISIOPATOLOGÍA
ETIOPATOGENIA
Las causas que producen sincopes son múltiples, desde procesos banales hasta otros capaces de
poner en situación crítica al paciente. Se pueden clasificar en sincope de causa rfleja o
neuromediado (60%), el sincope ortostático (15%), el de origen cardíaco, que pueden ser por
arritmias (10%) o de causa estructural (5%) y el de causa desconocida, el resto. A continuación
se analizarán cada una de estas causas. Síncope reflejo o neuromediado Se caracteriza por la
falla transitoria de los mecanismos autonómicos del control cardiovascular. Son situaciones en
las que los reflejos cardiovasculares que son útiles para controlar la circulación se vuelven
inadecuados en respuesta a un desencadenante, como consecuencia, se produce vasodilatación o
bradicardia y por lo tanto una caída en la presión arterial y en la perfusión cerebral global. Esta
función suele ser normal cuando se hace una evaluación fuera del síncope. Su fisiopatología se
relaciona con la activación del reflejo de Bezold-Jarish. Este reflejo se produce cuando la
hipercontractilidad cardíaca en un ventrículo con un volumen disminuido produce la
estimulación de los mecanorreceptores ventriculares inervados por el nervio vago, que a través
de sus fibras “c”; se conectan en el bulbo, con el núcleo del tracto solitario produciendo una
fuerte estimulación del vago y una inhibición de los núcleos simpáticos situados en la médula
ventrolateral. Este reflejo determina la aparición brusca de bradicardia e hipotensión con
vasodilatación, que lleva a la hipotensión cerebral global transitoria. Cuando predomina la caída
de la presión arterial debida a una pérdida del tono vasoconstrictor en la posición vertical, se lo
clasifica como síncope vasodepresor, cuando predomina la bradicardia se denomina
cardioinhibidor y es mixto cuando ambos mecanismos participan en forma simultánea12.
Dentro de este tipo de síncope se puede mencionar:
CLINICA
La evaluación del paciente con sospecha de síncope comienza con la historia clínica cuidadosa,
la cual no siempre es fácil de realizar sobretodo en pacientes añosos o que presenten trastornos
de conciencia aún no totalmente recuperados. Se debe interrogar en detalle los síntomas
inmediatos, así como los premonitorios, los antecedentes personales y familiares y la evolución
inmediata. Si se logra definir un determinado patrón, el diagnóstico puede ser evidente sin
necesidad de realizar otros estudios. La pérdida de conocimiento característica del síncope
puede ser brusca o ir precedida de un período breve de malestar general, mareo, sensación
nauseosa, sudoración y disminución de la visión. Puede detectarse un dolor precordial como
sucede en el sincope producido por un episodio cardíaco isquémico, o por un aneurisma
disecante de aorta. Sin embargo el propio dolor intenso puede ser el desencadenante de un
sìncope vasovagal. Cuando la pérdida de conocimiento se instala en forma brusca se acompaña
de caída al suelo y gran palidez. Estas caídas son las responsables de traumatismos que pueden
ser graves y que se evidencian sobretodo en pacientes añosos. El rostro permanece pálido, frío,
con aspecto cadavérico, la piel se cubre de una sudoración fría, las pupilas están midriáticas y
no reaccionan, la respiración es lenta y superficial, el pulso puede ser lento o taquicárdico, pero
difícil de percibir y la presión arterial está muy disminuida. La pérdida de conciencia por lo
general es breve, de algunos segundos o minutos; en caso de prolongarse pueden aparecer
convulsiones. El médico debe interrogar las circunstancias en que se desarrolló el síncope: crisis
de tos, sofocación, pérdida de líquidos, (diarrea o vómitos), pérdida de sangre oculta, (melenas),
administración de insulina, excesiva actividad física, cambio brusco de postura, donar sangre en
días anteriores, dolor violento (cólico nefrítico, obstrucción arterial aguda), cateterismo,
escalofrío previo, abuso de café, vértigo, sudoración profusa, angustia entre otros. La crisis
vasodepresora, ya sea síncope o lipotimial, suele tener una causa aparente como por ejemplo
una intensa emoción con temor (miedo a sufrir una punción venosa), shock, dolor intenso, o
gran agotamiento, a veces ocurre en pacientes que están en un ambiente sofocante, mal
ventilado, en una habitación llena de gente y con estadía prolongada en posición de pie.
EN EL EXAMEN FÍSICO:
BIBLIOGRAFÍA:
1. DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA, Real Academia Española. Madrid 1925,
Talleres Calpes, Río Rosas 24, 15 ed, : 1115