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Suprema Corte de Justicia de la Nación

Novena Época Núm. de Registro: 21117


Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XXVIII, Septiembre de 2008, página 1053.

DENUNCIA ANÓNIMA. JUSTIFICA LA ACTUACIÓN DE LA INSTITUCIÓN MINISTERIAL PARA LA


INVESTIGACIÓN DE LOS DELITOS, PERO CARECE DE VALOR PROBATORIO.

AMPARO DIRECTO 3/2007.

CONSIDERANDO:

QUINTO. Para una mejor comprensión del asunto, es conveniente dejar asentados los siguientes
aspectos jurídicos relevantes del caso: ********** señaló como acto reclamado la sentencia de
quince de diciembre de dos mil seis, dictada por el Magistrado del Segundo Tribunal Unitario del
Décimo Séptimo Circuito, en el toca penal ********** en la cual modificó la decisión del Juez de la
causa y se le consideró responsable en la comisión del delito de uso de documento falso, previsto y
sancionado en los artículos 243 y 246, fracción VII, del Código Penal Federal, por el cual se le
impuso las penas de cuatro años de prisión y doscientos días de salario mínimo como multa,
equivalentes a ocho mil sesenta pesos. Inconforme la quejosa promovió juicio de amparo directo
contra la reseñada sentencia de segunda instancia, misma que constituye la materia del presente
fallo.

Ahora bien, debe decirse que del análisis pormenorizado de las constancias que integran la causa
penal, se concluye que es correcta la determinación del Magistrado responsable de confirmar la
sentencia de primer grado, en la parte en la cual estimó acreditados los elementos del delito de
uso de documento falso, previsto y sancionado en los artículos 243 y 246, fracción VII, del Código
Penal Federal, por lo cual es necesario precisar los elementos genéricos de tal conducta y su bien
jurídico tutelado.

Uso de documento falso:

a) La existencia de una conducta consistente en una acción, relativa a que cualquier persona;

b) A sabiendas, es decir, que tenga un conocimiento específico sobre la falsedad del documento
(elemento subjetivo específico);

c) Haga uso (verbo rector del tipo o conducta que se prohíbe);

d) De un documento (objeto material del delito);

e) Falso, se refiere a una característica específica que debe tener el documento en cuestión
(elemento normativo);

f) O de copia, transcripción o testimonio del mismo (modalidades del objeto material) y que;
g) Sea público o privado (elemento normativo de valoración jurídica), y

h) La lesión al bien jurídico que lo constituyen la fe y la seguridad jurídica inherentes a los


documentos públicos y privados.

Los medios de convicción de cargo que obran en la causa y que fueron reseñados en la sentencia
reclamada, tal como lo estimó el tribunal responsable, valorados en términos de los artículos 208,
284, 285, 287, 288 y 289, en relación con el diverso 286 del Código Federal de Procedimientos
Penales, son aptos y suficientes para de su adminiculación concluir la configuración de la prueba
circunstancial apta para acreditar los elementos del delito de uso de documento falso, previsto y
sancionado en los artículos 243 y 246, fracción VII, del Código Penal Federal, así como la
responsabilidad de los peticionarios en su comisión.

Como antes se dijo, el cuadro probatorio de cargo reseñado por el tribunal responsable demuestra
los elementos del tipo penal en cita, pues valorado en conjunto, conforme a las reglas de
justipreciación contenidas en los artículos 279 al 290 del Código Federal de Procedimientos
Penales, se acredita que la peticionaria el ocho de diciembre de dos mil tres y el trece de febrero
de dos mil cuatro (diligencias de naturaleza penal), se ostentó como licenciada en derecho con la
cédula profesional número ********** a sabiendas que ese documento público es falso.

Es así, pues la existencia del documento materia de la causa se encuentra acreditada con la fe
ministerial que de éste recabó la representación social de la Federación, la cual consta a foja
treinta y siete del sumario penal; su naturaleza como documento público encuentra apoyo en los
artículos 280 y 281 del Código Federal de Procedimientos Penales, 129 del Código Federal de
Procedimientos Civiles y 3o. de la Ley Reglamentaria del Artículo 5o. Constitucional, que en su
conjunto establecen que son documentos públicos aquellos que son expedidos por un funcionario
en ejercicio de sus funciones, como lo es el cuestionado, otorgado por la Dirección General de
Profesiones de la Secretaría de Educación Pública, según obligación contenida en el último de los
ordinales, el cual prevé que a toda persona a quien legalmente se le haya expedido título
profesional o grado académico equivalente podrá obtener cédula de ejercicio con efectos de
patente, previo registro de dicho título o grado, como lo es el de licenciado en derecho.

La falsedad del documento en cuestión, que la peticionaria lo usara a sabiendas y, por ende, que es
responsable del delito de uso de documento falso previsto en el artículo 246, fracción VII, del
Código Penal Federal, se acreditó con la documental pública en vía de informe, rendida por el
director de Autorización y Registro Profesional de la Secretaría de Educación Pública **********
en el que asentó que la cédula profesional ********** fue expedida el once de septiembre de mil
novecientos ochenta y nueve en favor de ********** con la que se le facultó para ejercer como
profesora de educación preescolar; documental pública que se adminicula a las diversas
consistentes en las diligencias de ocho de diciembre de dos mil tres y trece de febrero de dos mil
cuatro, en las que, respectivamente, ante el Juez Octavo de Distrito en el Estado, en la causa penal
********** y el Ministerio Público de la Federación adscrito a la agencia mixta, en la averiguación
previa ********** ambos con sede en esta ciudad, la amparista se ostentó con la cédula
profesional antes citada como licenciada en derecho; por ende, es evidente que si la promovente
hizo uso de ese documento sabía que era falso, pues estaba al tanto de que ella no había
acreditado ante las autoridades respectivas el haber obtenido el título de licenciado en derecho
para que ésta le fuera expedida a su nombre, profesión que necesita de título de conformidad con
el ordinal segundo transitorio de la reforma publicada el dos de enero de mil novecientos setenta y
cuatro a la ley correspondiente.

Por ende, asiste la razón al tribunal de alzada, al considerar que la responsabilidad de la ahora
peticionaria de garantías en la comisión del delito antes demostrado se encuentra debidamente
acreditada en autos, en términos de los artículos 9o., primer párrafo y 13, fracción II, del Código
Penal Federal, en tanto, los elementos probatorios de mérito, considerados en forma conjunta,
integran la prueba circunstancial perfecta con valor probatorio pleno, en términos de lo dispuesto
en los artículos 286 y 290 del Código Federal de Procedimientos Penales, la cual acredita el
despliegue de ésta por parte de la quejosa por sí misma, en forma consciente y voluntaria.

La anterior consideración se apoya en la jurisprudencia 276, formulada por la Primera Sala de la


Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en el Apéndice al Semanario Judicial de la
Federación 1917-2000, Tomo II, Materia Penal, página doscientos uno, que dice:

"PRUEBA INDICIARIA, CÓMO OPERA LA, EN MATERIA PENAL. En materia penal, el indicio atañe al
mundo de lo fáctico, porque es un hecho acreditado que sirve de medio de prueba, ya no para
probar, sino para presumir la existencia de otro hecho desconocido; es decir, existen sucesos que
no se pueden demostrar de manera directa por conducto de los medios de prueba regulares como
la confesión, testimonio o inspección, sino sólo a través del esfuerzo de razonar silogísticamente,
qué parte de datos aislados, que se enlazan entre sí, en la mente, para llegar a una conclusión."

No obsta a la anterior conclusión el hecho de que la impetrante en su declaración preparatoria


hubiese negado su participación, pues no logró desvirtuar las probanzas que giran en su contra,
por lo que su dicho aislado sin prueba que lo corrobore es insuficiente por sí solo para destruir el
cúmulo de indicios que demuestran su participación en el uso de un documento público a
sabiendas de su falsedad y, por ende, vulneró el bien jurídico tutelado, el cual es la fe y la
seguridad jurídica de un documento público.

Es aplicable al caso la tesis de jurisprudencia 492 que se comparte, sustentada por el Segundo
Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito, consultable en el Apéndice al Semanario Judicial de la
Federación 1917-2000, Tomo II, Materia Penal, página trescientos setenta y seis, que reza:

"CONFESIÓN, FALTA DE. Cuando del conjunto de circunstancias se desprende una presunción en
contra del inculpado, debe él probar en contra y no simplemente negar los hechos dando una
explicación no corroborada con prueba alguna, pues admitir como válida la manifestación
unilateral, sería destruir todo el mecanismo de la prueba presuncional y facilitar la impunidad de
cualquier acusado, volviendo ineficaz toda una cadena de presunciones por la sola manifestación
del producente, situación jurídica inadmisible."

No pasa inadvertido para este tribunal que el Ministerio Público de la Federación inició la
averiguación previa materia de la causa, virtud a una denuncia anónima, empero, en nada afecta lo
anterior a la corporeidad del tipo penal demostrado y la responsabilidad de la quejosa en el
mismo, pues la denuncia en esos términos sólo tuvo la función de poner en conocimiento de un
hecho delictuoso, es decir, constituyó la notitia criminis, la que sirvió de justificante al Ministerio
Público de la Federación para que con apoyo en el artículo 113, primer párrafo, del Código Federal
de Procedimientos Penales, iniciara la indagatoria, pues está obligado a proceder de oficio en la
investigación de los delitos que tenga noticia y no es necesario agotar un requisito de
procedibilidad, como en los ilícitos que se persiguen por querella.

En resumen, la denuncia anónima da legalidad a la actuación del Ministerio Público, pero no


constituye en sí una denuncia formal, pues no requiere satisfacer lo dispuesto en el artículo 119
del Código Federal de Procedimientos Penales, que establece la obligación del representante social
de la Federación, cuando se formula una denuncia por escrito, de asegurarse de la identidad del
denunciante, y evidente es que en el caso concreto no se satisfizo esa exigencia. Por ende, una
denuncia en esos términos no es apta para conferirle valor alguno, pero justifica la actuación de
aquél.

Apoya lo señalado la tesis aislada XVI.P.5 P que se comparte, emitida por el Tribunal Colegiado en
Materia Penal del Décimo Sexto Circuito, localizable en la página dos mil ciento setenta y cuatro
del Tomo XXIV, agosto de dos mil seis, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, cuyos rubro y contenido son del tenor siguiente:

"DENUNCIA ANÓNIMA. NO TIENE VALOR PROBATORIO PARA INTEGRAR LA PRUEBA


CIRCUNSTANCIAL. De conformidad con lo dispuesto en el artículo 113 del Código Federal de
Procedimientos Penales, el Ministerio Público y sus auxiliares están obligados a proceder de oficio
a la investigación de los delitos de que tengan noticia. Por tanto, si en la averiguación previa consta
la existencia de una denuncia anónima en la que se proporcionó información sobre actividades
delictuosas, dicha comunicación constituye sólo la noticia de esos hechos, en términos del citado
numeral, cuyo alcance únicamente es el de revestir de legalidad las actuaciones posteriores a la
denuncia, ordenadas de manera oficiosa por el Ministerio Público en la investigación de ese
supuesto delito, pero no constituye en sí una denuncia formal, pues se desconoce su origen y
quién la formula, lo que imposibilita tenerla como elemento de cargo toda vez que el indiciado
está indefenso al no saber quién le atribuye la conducta ilícita y por ello no puede considerarse
como un indicio que pruebe en contra del sujeto activo, de ahí que ninguna eficacia demostrativa
alcanza para integrar la prueba circunstancial."

Tampoco beneficia a la quejosa el que con aquella denuncia anónima se hubiera exhibido copia
simple de la cédula ********** a nombre de la sentenciada, la cual consta a foja diez del sumario
penal, pues como quedó precisado al analizar la actualización del tipo penal en estudio y su
responsabilidad en su comisión, el documento base del análisis de estos temas fue la copia
certificada de la cédula que obra a foja treinta y siete del mismo expediente y no la mencionada en
primer término.

Con base en las consideraciones expuestas, queda evidenciado que este tribunal no comparte la
consideración relativa del Magistrado responsable consistente en que la denuncia anónima y la
documental anexa a ésta merecen valor probatorio. Sin embargo, como quedó probado en el
estudio oficioso del delito y la responsabilidad, materias de la sentencia reclamada, lo anterior no
trasciende al resultado de las mismas.

A continuación, se sintetiza el primer concepto de violación expresado por la quejosa.

1. La quejosa se duele de que la resolución recurrida es violatoria de las garantías de legalidad y


seguridad jurídica previstas en los artículos 14 y 16 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, toda vez que el Magistrado responsable no dijo por qué no tomó en
consideración lo dispuesto en la tesis aislada del Tribunal Colegiado que citó en el escrito de
agravios de rubro: "USO DE DOCUMENTO FALSO. LAS CONDICIONES DE PUNIBILIDAD QUE LA LEY
ESTABLECE PARA LOS DELITOS DE FALSIFICACIÓN DE DOCUMENTOS, RIGEN TAMBIÉN TRATÁNDOSE
DE AQUELLA INFRACCIÓN PENAL.", por el contrario, se apoyó en una diversa. Tesis que resulta
aplicable al caso, en virtud de que tratándose del delito de uso de documento falso, además de los
elementos del delito previsto en el ordinal 246, fracción VII, del Código Penal Federal, también
deben de acreditarse las condiciones de punibilidad previstas en el artículo 245 del mismo
ordenamiento, como lo es que el falsario se proponga sacar algún provecho para sí o para otro, o
causar perjuicio a la sociedad, al Estado o a un tercero, en los bienes de éste o ya en su persona, en
su honra o en su reputación, cuestión que el tribunal responsable desestimó sin tomar en
consideración que a los acusados en las diligencias en las cuales la quejosa se ostentó como
licenciada en derecho no les irrogó perjuicio alguno. Tanto es así, que las tesis citadas en el escrito
de agravios y por el Magistrado responsable se complementan, no se excluyen, pues en el uso de
un documento falso es necesario que se satisfagan los requisitos de punibilidad del tipo básico
antes mencionados. Lo anterior es infundado.

En efecto, el artículo 14 de la Constitución Federal consagra la garantía de exacta aplicación de la


ley en materia penal (legalidad). Esta garantía contempla la protección del inculpado para que en el
juicio que se le siga no le sea impuesta por analogía o por mayoría de razón, pena que no
establezca la ley para la conducta que se ha cometido. Este principio básico del derecho penal
exige que la materia de la prohibición contenida en los tipos penales debe ser precisa y no
contener ambigüedades; de tal suerte que se advierta cuál es la conducta sancionable para que el
particular no quede sujeto a la discrecionalidad del juzgador al aplicar la ley. La garantía de exacta
aplicación de la ley en materia penal contenida en el tercer párrafo del artículo 14 constitucional,
deriva de los principios nullum crimen sine lege y nulla poena sine lege, que son aceptados y
recogidos en nuestra Carta Magna, al igual que en la mayoría de los países, con el objeto de dar
seguridad jurídica a los gobernados y evitar arbitrariedades gubernamentales. Por virtud de dichos
principios, cualquier hecho que no esté señalado por la ley como delito no será delictuoso y, por
tanto, no es susceptible de acarrear la imposición de una pena y, por otra parte, para todo hecho
catalogado como delito, la ley debe prever expresamente la pena que le corresponda, en caso de
su consumación. Con el propósito de que se respete la garantía constitucional de exacta aplicación
de la ley en materia penal, se proscribe la imposición de penas por analogía y por mayoría de
razón.

Este requisito de aplicación exacta de la ley penal se traduce en la tipificación previa de la conducta
o hecho que se reputen como ilícitos y que el señalamiento de las sanciones también estén
consignados con anterioridad al comportamiento incriminatorio. La analogía consiste en la
decisión de un caso penal no contenido por la ley, apoyándose en el espíritu latente de ésta y en la
semejanza del caso planteado con otro que la ley ha definido en su texto. En la analogía se aplica a
un caso concreto una regla que disciplina un caso semejante. Por tanto, la imposición por analogía
de una pena implica también la aplicación por analogía de una norma que contiene una
determinada sanción penal a un caso que no está expresamente castigado por ésta. Esta
imposición y aplicación por analogía es la que proscribe la garantía de exacta aplicación de la ley
penal, ya que la pena que se pretendiera imponer al hecho no penado en la ley no tendría una
existencia legal previa, violándose con ello el principio nullum poena, nullum delictum sine lege.

Asimismo, respecto del principio de legalidad en materia penal, es conveniente precisar que éste
no sólo obliga al legislador a declarar que un hecho es delictuoso, sino que también describa con
claridad y precisión el hecho o la conducta que se considera delictivo; esta descripción no es otra
cosa que el tipo penal, el cual debe estar claramente formulado. Lo anterior es así, porque la
máxima nullum crimen sine lege comprende necesariamente a las figuras típicas, ya que no puede
ser respetado si previamente no existe una delimitación del contenido, esencia, alcance y límites
de los tipos penales.

Las figuras típicas son las que delimitan los hechos punibles, razón por la que en las descripciones
del injusto que acotan y recogen, el legislador debe armonizar la seguridad jurídica y la tutela de
los intereses vitales que hacen posible la justicia y la paz social, para lo cual puede integrar aquéllas
con elementos externos, subjetivos y normativos inherentes a las conductas antijurídicas que de
realizarse funden los juicios de reproche sobre sus autores y la imposición de penas, previa y
especialmente establecidas, por tanto, el tipo penal es un instrumento legal necesario que es de
naturaleza predominantemente descriptiva, cuya función es la individualización de conductas
humanas penalmente sancionables.

Ahora bien, el artículo 246, fracción VII, del Código Penal Federal, dispone:

"Artículo 246. También incurrirá en la pena señalada en el artículo 243:

"...

"VII. El que a sabiendas hiciere uso de un documento falso o de copia, transcripción o testimonio
del mismo, sea público o privado."

De la transcripción anterior, se obtiene que el tipo penal previsto en el artículo 246, fracción VII,
del Código Penal Federal, contiene todos los elementos que integran el delito que se denomina
como uso de documento falso, los cuales, a saber, son:

a) La existencia de una conducta consistente en una acción con la que cualquier persona (el tipo
penal no requiere una calidad específica del sujeto activo);

b) A sabiendas, es decir, que tenga un conocimiento específico sobre la falsedad del documento
(elemento subjetivo específico);

c) Haga uso (verbo rector del tipo o conducta que se prohíbe);

d) De un documento (objeto material del delito);

e) Falso, se refiere a una característica específica que debe tener el documento en cuestión
(elemento normativo);

f) O de copia, transcripción o testimonio del mismo (modalidades del objeto material);

g) Sea público o privado (elemento normativo de valoración jurídica);

h) La lesión al bien jurídico que lo constituye la seguridad jurídica inherente a los documentos
públicos y privados;
i) El contenido doloso de la conducta (este delito no admite la forma de comisión culposa); y

j) Establece una pena específica en la remisión que se hace de la pena al artículo 243 del mismo
código punitivo y queconsiste en prisión de cuatro a ocho años y de doscientos a trescientos
sesenta días multa tratándose de documentos públicos, y de prisión de seis meses a cinco años y
de ciento ochenta a trescientos sesenta días multa en el caso de los documentos privados.

Con apoyo en el desglose de los anteriores elementos se está en posibilidad de establecer que el
delito que se denomina uso de documento público falso, en su hipótesis prevista en la fracción VII
del artículo 246 del Código Penal Federal, es clara y precisa, ya que en la misma se contienen todos
y cada uno de los elementos necesarios para su acreditación, con lo que se dota de certeza jurídica
a los gobernados, en la medida de que tienen la posibilidad de conocer de manera específica la
conducta que pretendió prohibir el legislador con la creación de dicho tipo penal, o entendido a
contrario sensu, que de realizarse la conducta prohibida en dicha hipótesis legal se considerará
como delictiva dicha acción, con la consecuente sanción que le corresponda.

Las anteriores consideraciones fueron sostenidas sustancialmente en la ejecutoria del amparo en


revisión 1366/2005, de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la tesis 1a.
CLXII/2005, publicada en la Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Tomo XXIII, enero de dos mil seis, página setecientos cincuenta y seis, que dice:

"USO DE DOCUMENTO FALSO. EL ARTÍCULO 246, FRACCIÓN VII, DEL CÓDIGO PENAL FEDERAL QUE
TIPIFICA ESE DELITO, NO VIOLA LA GARANTÍA DE EXACTA APLICACIÓN DE LA LEY PENAL.-Conforme
a la garantía de exacta aplicación de la ley penal prevista en el tercer párrafo del artículo 14 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, cualquier pena impuesta por la comisión de
un delito debe estar incluida en la ley aplicable, y señalarse con precisión la descripción del tipo
penal y la sanción que corresponda estrictamente al delito de que se trate, a fin de que el
inculpado no sea sancionado en virtud de semejanzas legales, por analogía ni por mayoría de
razón. En congruencia con lo anterior, el artículo 246, fracción VI, del Código Penal Federal, al
tipificar el delito de uso de documento falso, que señala que también incurrirá en la pena prevista
en el artículo 243 (referente al delito de falsificación de documentos) el que a sabiendas hiciere
uso de un documento falso o de copia, transcripción o testimonio del mismo, sea público o
privado, no viola la citada garantía constitucional en virtud de que no es un tipo abierto que pueda
dar lugar a la aplicación analógica de normas, ya que en él se detalla claramente la conducta
considerada ilícita y, por tanto, el destinatario de la norma está en posibilidad de saber con
precisión qué es lo que está prohibido. Además, la inconstitucionalidad de un precepto no puede
hacerse derivar de las locuciones en él utilizadas, ya que las leyes no son diccionarios; aunado a
que el referido tipo penal en sí mismo no conduce a confusión, toda vez que el hecho de que en él
se haga referencia al verbo rector ‘uso’ no implica imprecisión, pues dicha conducta puede
realizarse de varias maneras que el legislador no podría prever en lo individual, razón por la cual es
al juzgador a quien, en ejercicio del arbitrio judicial con que está investido, corresponde
determinar si el hecho concreto se adecua a la descripción legal."

En consecuencia, el ilícito penal que se estudia se encuentra integrado por todos los elementos
necesarios para que el delito de uso de documento falso pueda configurarse, sin que deba
recurrirse a algún otro dispositivo para su integración, pues la descripción del tipo penal que nos
ocupa, establece una conducta autónoma del tipo básico de falsificación previsto en el ordinal 243
del Código Penal Federal, es decir, no es necesaria su remisión a los requisitos de punibilidad
establecidos en el ordinal 245 del mismo ordenamiento.

Es así, pues esas condiciones de punibilidad son aplicables al que falsifique el documento, pues del
primer párrafo del precepto 245 del Código Penal Federal se aprecia que el legislador se refiere al
delito de falsificación expresamente, y sus fracciones explícitamente las limita al falsario; mientras
que el diverso tipo señala como activo al que haga uso de ese documento, sea público o privado, a
sabiendas que es apócrifo. Por ello, es lógico que a la quejosa se le hubiera seguido proceso por el
uso del documento y no su falsificación, pues de autos no se advierte indicio alguno en que ella
hubiera participado en la falsificación.

Todo lo anterior, encuentra apoyo en lo dispuesto en el precepto 251 del Código Penal Federal, que
señala que si el falsario hiciere uso de los documentos u objetos falsos que se detallan en este
título, se acumularán la falsificación y el delito que por medio de ella hubiere cometido el
delincuente; por consecuencia, de dicho precepto se advierte la subsunción del delito de uso del
documento falso al de falsificación cuando el falsario utilice éste; por el contrario, si la materia de
la sentencia es que la activo usó el documento público falso a sabiendas de esta última cualidad,
sin que se le atribuya haber cometido esa falsificación, sólo pueden ser materia de discusión los
elementos del tipo penal materia de la sentencia, por ello es infundado que el delito de uso de
documento falso deba complementarse con el básico, como adecuadamente lo sustentó el tribunal
responsable.

Es aplicable a lo expuesto, la tesis aislada 1152, sustentada por la Primera Sala de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, consultable en el Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-
2000, Tomo II, Materia Penal, Precedentes Relevantes, página quinientos treinta y ocho, que dice:

"DOCUMENTOS FALSOS, USO DE, ESTE DELITO SÓLO PUEDE ATRIBUIRSE A TERCEROS EXTRAÑOS A
LA FALSIFICACIÓN.-El artículo 246, fracción VII, del Código Penal vigente en el Distrito Federal
establece que también incurrirá en la pena señalada para el delito de falsificación de documentos
públicos o privados, el que a sabiendas hiciere uso de un documento falso, sea público o privado.
Ahora bien, si al acusado se le motivó prisión por el delito de falsificación de un documento
público, por la participación que tuvo en aquélla, es indudable que no pudo, conjuntamente, ser
presunto responsable del delito de uso de documentos falsos; pues este último delito solamente
puede atribuirse a terceros extraños a la formación de los documentos falsificados, ya que no se
concibe que el mismo falsificador ignore la falsedad del documento, y sería redundante que la ley
exigiera como requisito indispensable para castigar el uso de un documento falso, que se empleara
con conocimiento de la falsedad; y el auto de formal prisión dictado por ese delito, en las
condiciones dichas, es violatorio de garantías."

No irroga perjuicio a la sentenciada que el Magistrado responsable confirmara el grado de


culpabilidad detectado por el Juez de la causa como mínimo, pues con base en éste se debe
imponer la pena menos perjudicial. Por ende, se estiman ajustadas a derecho las penas de cuatro
años de prisión y doscientos días de salario mínimo como multa, equivalentes a ocho mil sesenta
pesos, pues éstas son acordes al grado de culpabilidad fijado por la responsable, y las sanciones
previstas en el artículo 243 del Código Penal Federal.

Tampoco lesionan a la quejosa las penas complementarias que confirmó el Magistrado


responsable en su contra, consistentes en su amonestación y la suspensión de sus derechos civiles
y políticos, pues los artículos 42 del Código Penal Federal y 38, fracción II, de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, lo prevén como una consecuencia de la condena a una
pena corporal.

2. Por otra parte, la quejosa alega que el Magistrado responsable estimó negar el beneficio
previsto en el artículo 90 del Código Penal Federal, en virtud de que los antecedentes que se
tomaron en consideración son antecedentes de delitos que no son graves; por ende, no pueden
ser considerados como datos de mala conducta, además de que son datos muy remotos, es decir,
de hace veintisiete, veintiséis y diez años de antigüedad, cuestiones que no fueron ponderadas por
el tribunal responsable. Sobre el mismo tema, pero en relación con el beneficio del ordinal 70 del
Código Penal Federal, el Magistrado responsable sostuvo que la quejosa, conforme a los
antecedentes penales, fue sancionada por delito doloso, por ende, no se satisfacen los requisitos
necesarios para otorgar el beneficio en comento, pero los delitos materia de las sentencias
aludidas son perseguibles por querella y no de oficio.

Lo anterior también es infundado pues, como se ve de lo expuesto, el tribunal responsable estimó


que la sentenciada no satisfacía los requisitos previstos en los ordinales 70 y 90 del Código Penal
Federal, al no haber observado buena conducta anterior al evento delictivo que aquí se analiza, y
al haber sido sentenciada por delito doloso de naturaleza oficiosa, requisito este último que sí se
satisface, pues del examen total de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito no se
advierte que estableciera que los delitos previstos en esa norma debían de ser perseguibles a
petición de parte ofendida o por querella, en especial el previsto en su ordinal 193, que sancionaba
con la pena del fraude prevista en el diverso 386 del Código Penal Federal, la expedición de un
cheque sin fondos, delito por el cual la ahora peticionaria fue considerada responsable en la causa
penal ********** del índice del Juzgado Primero de Distrito en el Estado, y se le impuso las penas
de seis meses de prisión y multa de cincuenta pesos.

Por ende, como lo sustentara el tribunal responsable, resulta incuestionable que se evidenció que
la activo fue condenada con anterioridad en sentencia ejecutoriada por delito doloso que se
persigue de oficio y no se satisface el requisito previsto en el relativo artículo 70, para que pudiera
concederse alguno de los sustitutivos de prisión que prevé.

En la misma vertiente, el aspecto acreditado de que la peticionaria registró antecedentes penales


en la causa penal ********** del índice del Juzgado Quinto de lo Penal del Distrito Judicial de
Morelos, con sede en Aquiles Serdán, Chihuahua, por el delito de difamación, en la que le impuso
la pena de ocho meses de prisión y multa por seiscientos sesenta y un pesos con cincuenta
centavos; en la causa penal ********** del índice del Juzgado Primero de lo Penal del Distrito
Judicial de Morelos, con sede en Aquiles Serdán, Chihuahua, por el delito de despojo de cosa
inmueble y se le impuso la pena de seis meses de reclusión y multa de trescientos pesos; en la
causa penal ********** del índice del Juzgado Cuarto de lo Penal del Distrito Judicial de Morelos,
con sede en Aquiles Serdán, Chihuahua, por el delito de despojo de cosa inmueble se le impuso la
pena de ocho meses de prisión y multa de quinientos pesos, y en la causa penal ********** del
índice del Juzgado Primero de Distrito en el Estado, con sede en esta ciudad, por el delito previsto
por el artículo 193 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito se le impuso la pena de
prisión de seis meses y multa de cincuenta pesos; antecedentes penales que se corroboraran con
el informe del director de la Penitenciaría del Estado y con las propias copias certificadas de dichas
actuaciones jurisdiccionales. Por ello, estos antecedentes conllevan a considerar con un alto grado
de probabilidad que volverá a delinquir y, por consecuencia, es improcedente la concesión del
beneficio de la condena condicional.

Lo anterior es correcto, pues este tribunal en los amparos directos penales 387/2005, 68/2006 y
131/2006, resueltos el nueve de enero, trece de marzo y once de mayo del año pasado,
respectivamente, entre otros juicios de amparo, sustentó que si acorde a las constancias de autos,
en particular, sí existe una copia certificada de una sentencia anterior de la que se desprende que
el reo ha sido sentenciado a pena de prisión, y el tribunal responsable estima que ese delito por el
cual fue sentenciado es suficiente para concluir que volverá a delinquir, dicha conclusión no viola
los principios de la lógica, ni de la sana crítica, pues no es la primera ocasión que el activo se ha
visto envuelto en situaciones ilícitas que acreditan su mala conducta precedente, cuestión
suficiente para inferir muy probablemente que no será la última. De ahí que no es viable sustituirse
en la autoridad responsable, si no se violan los principios aludidos.

Tampoco pasa inadvertido, como lo señala la quejosa, que los antecedentes penales mencionados
son antiguos, pues del último, tomando en cuenta cuando se falló el acto reclamado, han pasado
aproximadamente diez años, pero también lo es que desde el primero de los antecedentes han
transcurrido aproximadamente veintisiete años, lo que permite concluir que si bien durante
aproximadamente diez años la quejosa no ha incurrido en algún otro delito, por otro lado, esos
datos evidencian que durante diecisiete años ha incurrido en cuatro delitos que culminaron con
sendas sanciones. Por ende, si bien debe ponderarse la prolongación del periodo de tiempo entre
el último delito y el que es materia de la causa, para considerar la buena o mala conducta, también
debe ponderarse, como en el caso, cuando se presentan diversos antecedentes, el tiempo del
primer delito al último, pues ese aspecto también es un indicativo de la actitud del reo que
demuestra una alta posibilidad de que volverá a delinquir, en este caso, después de haber sido
amonestada en cuatro ocasiones, pues esa actitud demuestra su recurrente conducta antisocial.

En consecuencia, la falta de concesión de los sustitutivos de prisión y del beneficio de la condena


condicional tampoco irroga menoscabo a la quejosa en sus garantías individuales.

En las apuntadas consideraciones, al resultar infundados los conceptos de violación, lo procedente


es negar el amparo solicitado, pues no se advierte queja deficiente que suplir en beneficio de la
quejosa, en términos del artículo 76 Bis, fracción II, de la Ley de Amparo.

Negativa que se hace extensiva a los actos de ejecución atribuidos al Juez Tercero de Distrito en el
Estado, al encargado de la Agencia Federal de Investigaciones y al director del Centro de
Rehabilitación Social para Adultos, los dos primeros con sede en esta ciudad y el último con
residencia en Aquiles Serdán, Chihuahua, en virtud de que no se reclamaron por vicios propios,
sino como una consecuencia del acto que se reclamó a la autoridad ordenadora.

Apoya el anterior razonamiento la tesis de jurisprudencia 91, de la Primera Sala de la Suprema


Corte de Justicia de la Nación, publicada en el Apéndice al Semanario Judicial de la Federación
1917-2000, Tomo VI, Materia Común, página setenta y dos, que reza:

"AUTORIDADES EJECUTORAS. NEGACIÓN DE AMPARO CONTRA ORDENADORAS.-Si el amparo se


niega contra las autoridades que ordenen la ejecución del acto que se estima violatorio de
garantías, debe también negarse respecto de las autoridades que sólo ejecutaron tal acto por
razón de su jerarquía."
Por último, se hace del conocimiento que la información a los interesados en relación con este
asunto, diferentes a las partes, se debe tramitar en los términos del Reglamento de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal para la aplicación de la Ley
Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública y Gubernamental, de los Plenos de los
citados órganos de treinta de marzo de dos mil cuatro, publicado el dos de abril de dos mil cuatro
en el Diario Oficial de la Federación.

Por lo expuesto y fundado, y con apoyo además en los artículos 44, 46, 73, 74, 76, 77, 78, 158 y
184, fracciones I y II, 188 y 190, de la Ley de Amparo, Reglamentaria de los Artículos 103 y 107, de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, es de resolverse y se resuelve:

ÚNICO.-La Justicia de la Unión no ampara ni protege a ********** contra los actos que reclamó
del Magistrado del Segundo Tribunal Unitario del Décimo Séptimo Circuito, del Juez Tercero de
Distrito en el Estado, del encargado de la Agencia Federal de Investigaciones y del director del
Centro de Rehabilitación Social para Adultos, los tres primeros con sede en esta ciudad y el último
con residencia en Aquiles Serdán, Chihuahua, consistentes en la sentencia de quince de diciembre
de dos mil seis, en el toca penal ********** y su ejecución.

Notifíquese, publíquese y anótese en el libro de registro; con testimonio de esta resolución vuelvan
los autos respectivos al lugar de su procedencia y, en su oportunidad, archívese el expediente.

Así lo resolvió el Primer Tribunal Colegiado en Materias Penal y Administrativa del Décimo Séptimo
Circuito, por unanimidad de votos de los Magistrados Jesús Martínez Calderón, Mario Pedroza
Carbajal y José Martín Hernández Simental, siendo ponente el segundo de los nombrados.

Conforme a lo previsto en los artículos 8, 13, 14 y 18 de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a


la Información Pública Gubernamental, en esta versión pública se suprime la información
considerada legalmente como reservada o confidencial.

Nota: La tesis de rubro: "USO DE DOCUMENTO FALSO. LAS CONDICIONES DE PUNIBILIDAD QUE LA
LEY ESTABLECE PARA LOS DELITOS DE FALSIFICACIÓN DE DOCUMENTOS, RIGEN TAMBIÉN
TRATÁNDOSE DE AQUELLA INFRACCIÓN PENAL." citada en esta ejecutoria, aparece publicada en la
Séptima Época del Semanario Judicial de la Federación, Volúmenes 103-108, Sexta Parte, página
279.

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