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Agresión pasiva

Es un tipo de agresión indirecta como respuesta de un suceso, acción o evento que causó
ira. Con este tipo de mecanismo la persona se defiende y ataca al mismo tiempo.

El sujeto se comporta de forma pasiva y evita un brote de furia, pero de igual forma
expone su disgusto sutilmente. La persona negará en todo momento que está molesta u
ofendida. Algunas de las acciones que emplean para mostrar su enojo son la exclusión, el
silencio, el sarcasmo o golpear libros o puertas.

Compensación

La compensación es un mecanismo de defensa que se refleja en el énfasis o el


rendimiento excesivo en un área con el propósito de compensar las fallas o debilidades
presentes en otras.

Con esto, el sujeto se apoya en sus fortalezas y minimiza sus debilidades. Por ejemplo,
cuando el sujeto expresa que no es capaz de pintar bien las paredes, pero sí de lavar
bien las brochas. Sin embargo, si esta se presenta en exceso puede traer problemas al
individuo, un ejemplo es la promiscuidad de alguien que busca amor.

Humor

El humor desvía o minimiza la magnitud del problema al identificar los elementos


divertidos, graciosos e irónicos de la misma. El humor ayuda a soportar las situaciones
fuera de control, y en ocasiones se ve como un acto altruista, al permitirle a otros
sobrellevar los problemas

Al reducir la intensidad del problema, la risa ayuda a que el sujeto no actué de forma
impulsiva, evitando ataques de ira. Ejemplo de ello es cuando los padres disminuyen su
enojo al reírse de su hijo pequeño cuando ha hecho algo malo en el hogar.

Forclusión

Según Jacques Lacan, este mecanismo es como una represión pero mucho más radical y
se encuentra a su mismo nivel (es decir, previo a los retornos de lo reprimido).
La forclusión ocurre cuando el sujeto se encuentra con una representación o significante
que le genera tanta angustia que es incapaz de reprimirlo, pues para hacerlo necesita
previamente aceptar su existencia.

Es decir que el sujeto rechaza de tal forma esta representación que rehúsa su existencia
misma, produciendo la forclusión de ese significante, el cual no entra nunca al cúmulo de
representaciones inconscientes, a diferencia de aquellos contenidos reprimidos.

Sublimación

Poco se sabe de este mecanismo, pues es mencionado por Freud en breves ocasiones en
diversos escritos. A diferencia de los demás mecanismos, en este no hay un conflicto
entre el Yo y lo reprimido, sino más bien una vía placentera a través de la cual lo
inconsciente puede manifestarse.

El ejemplo paradigmático se encuentra en el arte, donde mociones pulsionales edípicas,


incestuosas o sexuales se expresan a través de objetos artísticos. Si bien no dejan de ser
contenidos inconscientes, el sujeto no padece su manifestación ni la defensa que acciona
contra estos, a su vez que produce un objeto en el que otros también pueden expresar su
inconsciente al identificarse.

Lista de mecanismos de defensa y en qué consisten


Generalmente se utilizan varios mecanismos de defensa simultáneamente y para distintos
recuerdos y fantasías. También es importante mencionar que los mecanismos son
defensas “secundarias”, pues antes ocurrió la represión que hace olvidar aquellos
recuerdos y experiencias displacenteros de los que, ante el peligro de volver a surgir a la
conciencia, el yo se defiende echando mano de estas herramientas psíquicas.

Fantasía

Como mecanismo de defensa, la fantasía es la canalización de deseos imposibles o no


aceptables hacia la imaginación. La persona escapa de los problemas y de la realidad que
no lo satisface y se refugia en su mente.

Ejemplo de ello es imaginarse en un trabajo mejor pagado o que las notas académicas de
la universidad mejoran. Esta puede ser útil en ocasiones particulares, pero no cuando se
imagina las peores consecuencias.
Aunque la fantasía es beneficiosa en casos de estrés, es peligrosa cuando el sujeto vive
en el mundo creado por su imaginación y se aleja de la realidad.

La represión

Cuando una representación -recuerdo o conocimiento- se vuelve intolerable para el yo, el


aparato psíquico la reprime, volviéndola inconsciente, por lo que el sujeto la “olvida” (o,
más bien, desconoce que la recuerda).

El yo actúa como si nunca hubiera ocurrido dicho acontecimiento hasta el fracaso de la


defensa, tras lo cual vuelve a intentar reprimir la representación o bien se vale de otros
mecanismos para someterla y mantenerla olvidada.

Disociación

La disociación le permite a las personas separarse o desconectarse momentáneamente de


la realidad. Ayuda al sujeto a soportar algunas situaciones de incomodidad. Sueñan
despiertos, viajan entre sus pensamientos sin importar lo que les rodea.

Freud estudio el caso de disociación de Daniel Paul Schreber con interés. Schreber
describía en su autobiografía que se sentía separado del mundo, como si un velo
estuviera entre él y su entorno.

Este mecanismo de defensa puede transformarse en un trastorno que impide que la


persona tenga una vida normal. Ejemplo de ello son la amnesia disociativa, la fuga
disociativa y el trastorno de identidad disociativa.

Formación reactiva

El sujeto, ante el retorno de una representación reprimida, manifiesta su total opuesto


como una forma de defenderse ante este conflicto o amenaza.
Por ejemplo, un niño odia a su hermano menor pero se siente culpable por dichos
sentimientos y los reprime. Dado que la represión fracasa, el hermano menor manifiesta
un intenso amor y sobreprotección hacia su hermano aunque sus acciones hacia él
seguirán estando marcadas por el odio.

Otro ejemplo conocido se encuentra en la película “El sexto sentido”. En ella una
adolescente muere a causa de una supuesta larga y desconocida enfermedad. Sin
embargo se revela más tarde que era la madrastra quien lo enfermaba, la misma que
manifestaba un enorme amor y cuidado hacia el niño.

Regresión

Ocurre cuando ante la angustia de un conflicto emocional o una representación, el sujeto


regresa a comportamientos anteriores o infantiles, como consecuencia de la pulsión
regresando a satisfacciones previas, a las cuales ha quedado fijada por su historia
infantil.

Por ejemplo, un adulto que se encuentra en una situación conflictiva en su trabajo se


enferma. En consecuencia, no puede ir a trabajar, al mismo tiempo que requiere ser
cuidado y atendido de forma parecida a un niño que no puede valerse por sí mismo.

Proyección

cuando una representación reprimida se proyecta hacia afuera de forma desfigurada. El


sujeto, en vez de reconocer dicha percepción o pensamiento, se lo atribuye a un agente
externo.

La proyección ocurre, por ejemplo, cuando una persona que tiene baja autoestima se ríe
de todas las personas que muestran síntomas de baja autoestima. También cuando una
persona con problemas de sobrepeso se ríe de personas que también tienen problemas
físicos o de salud.

Racionalización

Consiste en la justificación de aquellas acciones que realizamos y cuyo motivo reprimido


no queremos reconocer. El sujeto da razones variadas (a menudo verdades a medias)
para explicar su comportamiento, escondiendo para los demás y para sí mismo su
motivación inconsciente y reprimida.
Por ejemplo, una persona con un deseo inconsciente de suicidio podría cometer acciones
peligrosas y justificarlas para no reconocer el deseo de lastimarse, como cruzar la calle
cuando el semáforo se encuentra en verde y racionalizarlo diciendo que está apurado o
demorado.

Delirio

Tanto para Lacan como para Freud, el delirio, lejos de ser la manifestación de un
síntoma, es una defensa y un intento de cura. Para Freud, el delirio es la reconstrucción
del mundo de tal forma que se pueda aceptar aquello que ha sido expulsado de la
conciencia.

El delirio es la forma en que el sujeto justifica aquellos sucesos o representaciones


alucinatorios. Íntimamente relacionado con la forclusión, el delirio es la forma de
“aceptar” aquellos significantes forcluídos que el sujeto percibe como agentes externos y
no cómo estímulos provocados por él mismo.

Condensación

Es uno de los procesos del inconsciente y ocurre principalmente en los sueños.


Fragmentos reprimidos se unen con pensamientos conscientes, de tal forma que la nueva
figura/representación no se asemeja al contenido reprimido y solo contiene un fragmento
de estos.

En los síntomas se evidencia la condensación, pues este está sobredeterminado por


varios contenidos inconscientes, los cuales se expresan parcialmente condensándose con
contenidos conscientes.

Por ejemplo, el síntoma de una persona con la compulsión de revisar que la cerradura de
su casa esté cerrada podría tener varias explicaciones; el temor a que su intimidad sea
invadida pero también a exponer sus deseos inconscientes reprimidos. La puerta
representaría la entrada y la salida al inconsciente por condensación.

Negación

Este mecanismo ocurre como una forma de expresar una representación o pensamiento
reprimido de forma consciente. Es ya una cancelación de la represión -lo inconsciente ha
devenido consciente- pero aún no una aceptación de lo reprimido. La función intelectual
se separa del proceso afectivo.
Por ejemplo, a raíz de un sueño emotivo y de su posterior interpretación, el sujeto
afirma: “Esa mujer no es mi madre”. Dicha negación constituye la manifestación de un
contenido reprimido -la mujer en el sueño representa a la madre- y el sujeto puede
enunciarlo, a condición de negarlo.

Un ejemplo muy común de negación es cuando una persona que ha perdido a alguien -ya
sea por la muerte de un familiar o por una ruptura de pareja-, niega que la relación o
vida de la otra persona ha terminado.

Intelectualización

La intelectualización funciona como un mecanismo racional y lógico que deja en segundo


plano a las emociones, se centra en el estudio y la reflexión critica. Permite disminuir la
ansiedad y el estrés mediante el impulso de obtener conocimiento del problema.

Los pensamientos y acciones de la persona son controlados y fríos. Ejemplo de ello es


cuando una persona es diagnosticada con una grave enfermedad; puede buscar todo lo
relacionado con la misma, permitiendo soportar esta situación.

Desplazamiento

Se le podría llamar también formación sustitutiva, pues constituye el desplazamiento


psíquico de un elemento importante inconsciente a uno no importante. De tal forma, los
contenidos inconscientes y reprimidos por el sujeto se le presentan como ajenos. No
puede reconocerse en sus pensamientos o acciones por obra del desplazamiento.

El ejemplo común se encuentra en los sueños. Cuando las personas despiertan y evocan
un sueño acontecido sienten sus contenidos como ajenos a su vida y desconocen de
dónde provendrían dichas imágenes dado que los elementos importantes han sido
desplazados hacia los irrelevantes.

Conversión histérica

Muy parecida a la actual hipocondría, el sujeto reprime la representación a cambio de


manifestar un síntoma físico como incapacidad para hablar o mover ciertas partes del
cuerpo. Esta discapacidad generalmente guarda un nexo lógico con aquello reprimido.
Un caso famoso de Freud, en los inicios de su teoría, es el de Elizabeth von R., quien
sufría de una parálisis en las piernas. A través del análisis, Freud descubre en ella deseos
de casarse con su cuñado y culpa a raíz de dicho deseo por haber tenido ese pensamiento
en el funeral de su hermana.

Una vez el recuerdo es “revivido” y Elizabeth admite lo que siente, su parálisis se cura.

Afiliación

En este tipo de defensa el individuo busca refugiarse en otras personas tras un evento
traumatizante o estresante. Este comportamiento se puede observar en personas
engañadas por sus parejas o que han perdido a un ser querido.

El apoyo, por lo general, proviene de personas cercanas como amigos y familiares. Sin
embargo, en ocasiones también se busca refugio en extraños.

Altruismo

La definición de la palabra explica este mecanismo de defensa y es la tendencia de


ayudar a otras personas, pero inconscientemente lo que realmente quiere es satisfacer
las necesidades internas.

Por ejemplo, si una persona se encuentra con otra que no le agrada, aquella puede usar
palabras amables y sonreír para evitar la tensión y el estrés del encuentro.

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