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CONOCIENDO LA CONTRAGENEALOGÍA COMO UNA HERRAMIENTA DE

INVESTIGACIÓN DESDE LOS ESTUDIOS CULTURALES FEMINISTAS


Sandra Suárez

Reflexionar acerca del género, dispone inmediatamente mi mente en Judith Buttler,


quien despojó de mi pensamiento palabras erróneas como género e identidad de género y
me llevó a pensar en la cantidad de configuraciones a las cuales sometemos cada día a
nuestros educandos en pro de un correcto ser dentro de su género.

Así pués, dispongo mi mente en la lectura y me sorprendo con el término


“contragenealogía”, el cual si bien retoma de la genealogía la historización para dar
cuenta del por qué estamos donde estamos?, invita a poner un alto y alzar la voz para
que la genealogía no se disponga como un lector de hechos inacabados de una sociedad
que olvida fácilmente.

En el caso del estudio de lo femenino, enmarcado en los estudios culturales, la


contragenealogía se dispone frente a la autora como un camino de hechos simbólicos que
arremeten contra la violación de derechos básicos que van desde negar y enmudecer
históricamente a la mujer, hasta hacer que ella muera de dolor y sobre el hecho , la
historia lo hace parecer como una decisión personal. Citando a Buttler, con su libro
Género y Disputa, ella puntualiza que: las normas de género no son “causas” sino
“efectos” de una serie de actos performativos que, a partir de la reiteración estilizada de
los mismos, se constituyen como “naturales” dentro del discurso de poder”, así mismo ella
sostiene que a partir de una nueva performatividad se puede y se deben derogar estas
dinámicas de poder.

La contrageneología es una apuesta que encaja fácilmente con los estudios artísticos, por
cuanto según el texto del Gómez Pedro Pablo, el arte decolonial tiene como misión
generar un movimiento de rebelión y revelación en el que se expongan, se confronten y se
frenen las prácticas sociales de poder. Sin embargo, me generan varias preguntas las
afirmaciones de la autora. En el texto se menciona el silencio del subalterno, la mujer
como subalterna del subalterno, sin huella y sin voz no sólo por su condición, su
configuración que hipnotiza su voluntad, sino porque convenientemente los archivos y los
registros, no hacen justicia al dolor y al sufrimiento que la mujer ha tenido que batallar,
entonces me pregunto, si la autora propone que se deben fortalecer los contra-archivos
los cuales deben registrar la experiencia de las mujeres, entonces, cómo se pueden tomar,
captar o registrar las experiencias de la mujer, sin caer en mecanismos colonizados en los
que las victimizan y por ello no sólo fortalecen esa venda que las calla, sino que
desestiman su trascendencia en lo político, lo laboral, lo cultural? La pregunta que
comparte nuestra compañera Sonia, ¿cómo producir conocimiento desde el silencio?
¿Cómo registro desde el arte el silencio de las mujeres que se encuentran en los
contextos comunes y corrientes?

Y en la contemporaneidad, el silencio no está atacando a las nuevas generaciones?, la


modernidad colonial es sorda se asienta en los contextos sociales, enmudece y hace ver
siempre hacia el lado que al poder le conviene. En los contextos sociales ese silencio, que
no es el propuesto, como el silencio artístico, sino que es un silencio amainado y
manipulado para seguir ocultando los archivos y el registro de la experiencia de lo
femenino.

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