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REPÚBLICA DE COLOMBIA

RAMA JUDICIAL DEL PODER PÚBLICO

6JUZGADO TREINTA Y SEIS ADMINISTRATIVO ORAL DEL CIRCUITO DE MEDELLÍN


Medellín, tres (3) de septiembre de dos mil diecinueve (2019)

MEDIO DE CONTROL: REPARACIÓN DIRECTA


DEMANDANTE: LEON ANDRES ALVAREZ CORREA Y OTROS
NACIÓN - RAMA JUDICIAL – CONSEJO SUPERIOR DE LA
DEMANDADO:
JUDICATURA- FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN
RADICADO: 05001 33 33 036 2018 00378 00
SENTENCIA: Nº 142 de 2019
PRESUPUESTOS CONFIGURACIÓN PRIVACIÓN INJUSTA
DE LA LIBERTAD / CAUSALES DE EXCLUSION DE
TEMAS Y SUBTEMAS:
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL DEL ESTADO
/ CULPA EXCLUSIVA DE LA VÍCTIMA
DECISIÓN: NIEGA PRETENSIONES

Decide de fondo el Despacho sobre las pretensiones dentro del medio de control de
REPARACIÓN DIRECTA promovido por los señores LEON ANDRES ALVAREZ
CORREA, LEIDY VANESSA OSORIO HERRERA, AURA HELENA CORREA
GUTIERREZ, LINA MARCELA ALVAREZ CORREA, JUAN MARIO ALVAREZ
CORREAM MORELIA INES GUTIERREZ DE CORREA Y EDELMIRA CORREA
GUTIERREZ contra la NACIÓN - RAMA JUDICIAL – CONSEJO SUPERIOR DE LA
JUDICATURA - FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN con el propósito de obtener un
pronunciamiento sobre las siguientes

1. DECLARACIONES Y CONDENAS

“1. Declarar administrativa y patrimonialmente responsables, de forma solidaria a la


NACION-FISCALÍA GENERAL DE LA NACION y a la NACION- RAMA JUDICIAL DEL
PODER PUBLICO (…), por la privación injusta de la libertad de la cual fue objeto el
señor LEON ANDRES ALVAREZ CORREA, durante el lapso comprendido 31 de
octubre de 2015 y el 28 de julio del 2016, así como el error judicial y el defectuoso
funcionamiento de la administración de justicia, sumado a las implicaciones que dicha
privación le ha generado hasta el momento a toda la familia.

2. Como consecuencia de la anterior declaración se reconozcan e indemnicen los


siguientes perjuicios.
2.1 Perjuicios morales (…).
2.2 Daño inmaterial por afectación relevante a bienes o derechos convencional y
constitucionalmente amparados (…)
2.3 Por lesión a la honra, el honor y el buen nombre (…)
2.4 Por la privación injusta de la libertad (…)
2.5 Por daños a la salud (…)
2.6 Perjuicios materiales (…)
3. Por intereses (…)
4. Condena en costas (…)

Dan sustento a las pretensiones los siguientes:

2. HECHOS RELEVANTES

Señala el escrito de demanda, que el señor LEON ANDRES ALVAREZ CORREA es un


joven de familia humilde, con necesidades económicas y afectivas que conllevaron a
que consumiera sustancias psicoactivas, manteniendo siempre con su dosis personal de
sustancia estupefaciente, tratando de intentar con ayuda de su familia y varias veces,
superar dicha adicción, asistiendo a varios centros de rehabilitación, sin embargo, no es
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Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
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una persona peligrosa, es ciudadano de buenas costumbres que busca salir adelanta
con su trabajo en labores de albañilería y construcción.

El día 30 de octubre de 2015, el accionante se encontraba en el Municipio de Bello en


donde iba a recibir el pago por su trabajo en construcción, posteriormente, y como era
costumbre, se dirigió a la casa de su hermana, y de allí se fue a comprar su dosis
personal de estupefacientes, sin regresar a la vivienda de su familiar esa noche. Eso era
algo común, afirma la demanda, pues cuando recibía su pago por su trabajo, destinaba
un aparte para satisfacer su adicción a los estupefacientes, y se iba a consumir varios
días seguidos.

Continua el escrito de demanda, relatando que para el 31 de octubre del 2015, el señor
LEON ANDRES se encontraba desde el día anterior consumiendo alucinógenos, cuando
ya se iba para la casa de su hermana, decidió comprar su última dosis, deteniéndose en
un parqueadero abierto para consumirla, en ese momento, LEON ANDRES observa la
presencia de agentes de la policía, por lo que ante el miedo de que le fuera encontrada
la sustancia estupefaciente, decide huir del lugar, siendo alcanzado por uno de los
policías, quienes lo condujeron de regreso al parqueadero, y al requisarlo, solo le
encontraron una papeleta de cocaína y un cigarrillo de marihuana, los que
correspondían a una dosis mínima, sin que por ello procediera entonces una captura por
estar portando dicha sustancia.

Comenta, además, que en el parqueadero donde se encontraba el señor LEON


ANDRES, había un camión y dos personas quienes habían sido supuestamente objeto
de un hurto minutos antes en que los policías llegaran con el señor LEON ANDRES.
Afirma que, las presuntas víctimas, señalaron falsamente al señor LEON ANDRES como
uno de los implicados en el presunto delito, aduciendo que los tenía secuestrados
mientras las demás personas desocupaban el camión.

Acto seguido, el señor ALVAREZ CORREA, estando aturdido, es aprehendido sin saber
lo que ocurría, por el delito de HURTO Y SECUESTRO, situación que no comprendía
puyes él no se encontraba armado.

Sostiene la demanda que el señor LEON ANRES era una víctima de encontrarse en el
momento y en el lugar equivocado, pues no se podía inferir que el que fuera determinar
o cómplice de las conductas de las que lo estaban acusando como para haber sido
capturado, pues solo hizo una parada momentánea para ejercer su derecho al libre
desarrollo de la personalidad, sin tener la Fiscalía elementos materiales probatorios para
solicitar la imposición de la medida de aseguramiento.

3. FUNDAMENTOS DE DERECHO

Aduce como vulneradas las siguientes normas:

CONSTITUCIONALES: Artículo 90.

Señala que en este caso se encuentra demostrado el daño antijuridico ocasionado, pues
en ningún momentos se tornaron admisibles los criterios excepcionales que permiten la
restricción del derecho fundamental que convoca esta acción, sumado a que el ciudadano
LEON ANDES ALVARES CORREA no tenía por qué soportar el daño, circunstancia que
de manera evidente impone unas cargas por parte de los entes estatales llamados a
responder.

Cita, varios apartes jurisprudenciales y considera que con las mismas, se llega a la
conclusión que el caso objeto de litis, debe ser analizado bajo un régimen de
responsabilidad subjetivo y, que al ser dictada la respectiva absolución en este caso, se
está frente a un daño imputable al Estado, por la privación injusta de la libertad, el cual
debe ser indemnizado con fundamento en lo dispuesto en el artículo 90 de la Constitución
Política.
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Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
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Concluye el apoderado solicitando que en virtud del principio IURA NOVIT CURIA sea el
fallador quien con la aplicación correcta del régimen de responsabilidad y la valoración
probatoria, proceda a determinar la responsabilidad administrativa y patrimonial que lleve
a la consecuente indemnización de los aquí demandantes.

4. CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA

4.1. FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN (folios 295-304)

Señala el apoderado judicial de la Entidad demandada FISCALÍA GENERAL DE LA


NACIÓN, que se opone expresamente a que prosperen las declaraciones y condenas en
contra de ese extremo y solicitadas por la parte actora pues señala que contrario al
planteamiento expuesto por el demandante, no fue la falla en el servicio la que llevo a una
absolución del demandante, fue la dinámica normal del proceso, donde la FGN presenta
unos elementos probatorios y evidencias físicas que le permitieron inferir razonablemente
que el demandante podría ser el autor del ilícito, los cuales daban cuenta de su
participación en un ilícito.

Afirma que, en ese orden, la absolución por DUDA PROBATORIA es porque la prueba
varía en la audiencia de juicio oral y que reflejó cosas diferentes esbozando orientaciones
diferentes toda vez que, no se daban los presupuestos para pedir sentencia condenatoria
sino la preclusión de la investigación. Sostiene que, la absolución no surgió por que se
haya determinado que no participó en el delito que se le imputaba, sino porque no se
encontraron pruebas que desvirtuaran la presunción de inocencia, causado gracias a la
imposibilidad de obtener al refrendación de las versiones de quienes acusaron al
demandante, por lo que éste aspecto generó la duda acerca de la responsabilidad del
procesado y por ende ante el juicio administrativo se debe analizar juiciosamente sobre si
fue injusta o no la privación de la libertad.

Con fundamento en lo anterior propone las siguientes excepciones:

- Inexistencia del nexo causal: Era obligación de la Fiscalía solicitar al Juez de


Garantías imponer la medida de aseguramiento privativa de la libertad en contra del señor
ALVAREZ CORREA, no solo por la huida del sitio de los hechos, sino por la denuncia que
en su momento se tejó contar el demandante. Motivos mas que suficientes y fundados
para las autoridades tanto policiales como judiciales. Por lo que es claro que, cualquier
actitud pasiva o parsimoniosa respecto a este tipo de denuncia es una clara contribución
a la impunidad e incluso fomenta la reproducción de violencia, tal como lo ha señalado la
jurisprudencia de las Altas Cortes.

- Hecho un tercero: Señala que suficiente ilustración y pruebas existen para reseñar que
el aparato judicial se puso en funcionamiento por la denuncia de HAIDER ALBERTO
AVILES FIGUEROA y EDISON ANDREI MARIACA PATIÑO, quienes a pesar de dicha
incriminación no acudieron al llamado de las autoridades para ratificar sus versiones,
razón por la cual hubo necesidad de prescindir de dichos testimonios, con lo cual la teoría
del caso de la FGN se desvanece.

- Falta de legitimación en la causa por pasiva: Frente a la detención de acuerdo a lo


previsto por el actual Sistema Penal Acusatorio cuyo procedimiento regula la Ley 906 de
2004, la Fiscalía General de la Nación es quien asume el papel acusador frente a
conductas punibles, más no es quien determina las medidas restrictivas de la libertad de
los imputados, siendo éste el fundamento principal que conlleva a que el presente caso la
Fiscalía quede eximida de responsabilidad frente a una detención calificada por los
solicitantes como falla en el servicio, pues la legalidad fue avalada por el respectivo Juez
competente.

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Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
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4.2 RAMA JUDICIAL – CONSEJO SUPERIOR DE LA JUDICATURA (folios 327-342)

La apoderada judicial de la Entidad demandada Rama Judicial – Consejo Superior de la


Judicatura, solicita rechazar las pretensiones de la parte actora, pues aduce que, el hecho
de que el demandante fuera absuelto por duda probatoria, no torna su detención en ilegal
y antijuridica, dado que para el momento en que es privado de la libertad, existía una
inferencia razonable de su presunta participación en los hechos objeto de investigación,
toda vez que en los elementos de convicción aportados para avalar la imposición de la
medida restrictiva de su libertad, se aportó un informe de policía de captura en situación
de flagrancia y, a su vez en los actos urgentes de investigación realizados por la Fiscalía
se aportaron los testimonios de las dos víctimas, quienes eran concordantes en la
información suministrada.

Señala que según se extracta del audio de las audiencias preliminares, se tiene que el día
31 de octubre de 2015, el Patrullero Gonzalez del CAI el Volador, recibe una llamada
donde indican que, en el sector de la Finquita, estaban descargando un camión con
mercancía y los estaban sacando en carros pequeños. En efecto, cuando una patrulla de
la policía se dirige al sector a inspeccionar, observa en un callejón un furgón color blanco
y al lado un joven que al notar la presencia policial emprende la huida, y es interceptado
posteriormente y capturado. Las personas junto al camión se identifican como Edison
Andrey Mariaca Patiño, ayudante y, Jaider Alberto Avilez Figueroa, conductor del
vehículo, ellos manifestaron a los policiales que minutos antes habían sido abordados por
dos sujetos quienes les dijeron que necesitaban el camión, uno de los cuales se montó al
vehículo y guio al conductor hasta un parqueadero ubicado en un callejón dentro del cual
se encontraba un joven al que encomendaron la tarea de vigilarlos para evitar que se
fugaran y llamaran a la policía. El mismo individuo que posteriormente huye al percatarse
de la presencia policial y quien es posteriormente capturado e identificado como LEON
ANDRES ALVAREZ CORREA y reconocido por ambas víctimas.

Enuncia la apoderada de la Rama Judicial que en los actos urgentes de investigación


efectuados por el ente acusador, se tienen las dos entrevistas realizadas a las dos
víctimas, esto es, al conductor y su ayudante, quienes son concordantes en la
información suministrada.

Por consiguiente, para el momento en que es capturado LEON ANDRES sí había una
inferencia razonable de su participación en el actuar ilícito que se le endilgó. Con lo que
se concluye que la medida de aseguramiento si se puede predicar de legal, proporcional,
razonable y justa.

Con fundamento en lo anterior propone las siguientes excepciones:

- Inexistencia de nexo de causalidad atribuible al hecho de la misma victima y de


un tercero: Dado que la detención y vinculación del señor LEON ANDRES ALVAREZ al
proceso penal del que fue objeto se dio con ocasión a su captura en situación de
flagrancia y a los señalamientos que de él hicieren los señores JAIDER ALBERTO
AVILES FIGUEROA y EDISON MARIACA PATIÑO, conductor y ayudante
respectivamente del camión hurtado.

- Inexistencia de los presupuestos de responsabilidad de la administración: Toda


vez que quien pretenda imputar responsabilidad al Estado, deberá demostrar la
ocurrencia del daño antijurídico, cómo la administración se refuta generadora del mismo y
por qué jurídicamente le es atribuible, lo que se echa de menos en el presente asunto.

- Falta de legitimación en la causa por pasiva: Es claro que no es de resorte de la


Rama Judicial – Consejo Superior de la Judicatura las etapas de los informes policiales,
ni allegar las pruebas fruto de una investigación, en este sentido, resultaría errado
endilgar responsabilidad por la privación de la libertad cuando sobre esta Entidad no
radica la facultad de realizar este tipo de investigaciones.

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Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
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- Excepción innominada: De conformidad con el artículo 187 del Código de


Procedimiento Administrativo, le solicito respetuosamente se declare probada cualquier
excepción que el fallador evidencia en el transcurso del proceso.

5. TRÁMITE PROCESAL

La demanda fue admitida mediante auto de fecha 27 de septiembre de 2018 (folio 278), y
debidamente notificada a las Entidades demandadas (folios 290-293), recibiéndose
oportunamente los escritos de contestación, tanto la Fiscalía General de la Nación (folios
295 y ss.,), como de la Rama Judicial – Consejo Superior de la Judicatura (folios 327 y
ss.,).

5.1 AUDIENCIA INICIAL

El día 4 de abril de 2019, se llevó a cabo a la audiencia inicial en el presente asunto en


los términos normados en el artículo 180 del CPACA (folios 360-368).

En la etapa de pruebas de la precitada diligencia, esta Agencia Judicial decretó como


pruebas las documentales aportadas con la demanda y su contestación, así como la
práctica de una prueba testimonial, que se surtiría a través de Despacho comisorio por
solicitud de la parte demandante y con auxilio del Juzgado Promiscuo Municipal de
Briceño. Sin embargo, con posterioridad, la parte solicitante de la prueba, desistió de los
mismos, por lo que en auto de fecha 30 de mayo del 2019 el Despacho aceptó el
Desistimiento presentado, luego de habérsele corrido traslado a las partes (fl.398 y 402).

5.2 ALEGATOS DE CONCLUSIÓN Y CONCEPTO DEL MINISTERIO PÚBLICO

En auto del 30 de mayo del 2019, se ordenó correr traslado a las partes para alegar de
conclusión por escrito (fl.402). En la oportunidad señalada por el Despacho y dentro del
término legal conferido, las partes allegaron sus alegatos de conclusión así:

- Parte demandante (fl.405-435)

De los alegatos expuestos se destaca lo que sigue. Señala el extremo activo que, sin
desconocer el discernimiento que tiene en la materia que hoy ocupa la atención, puede
observarse que aun cuando en la sentencia del 15 de agosto de 2018, se unificó el tema
de la responsabilidad estatal por asuntos de privación injusta de la libertad, nótese que el
mismo Consejo de Estado en sentencias posteriores, ha fallado a favor de asuntos de
similar materia, que tras examinarse detenidamente, se ha logrado determinar que la
víctima no se encontraba obligado a soportar el daño antijurídico configurado, luego de
evaluar que no habían elementos ni indicios suficientes para privar de la libertad a la
víctima. Por lo tanto, no se puede partir de una óptica negativa en los procesos de
privación injusta de la libertad, por el contrario, se exige que en casos como el de marras,
se haga una valoración rigurosa de las pruebas y de las actuaciones desplegadas por las
entidades que hoy componen el plenario, pues son estas las únicas que tienen la
potestad legal para cercenar el derecho a la libertad, bien sea la Rama Judicial a través
de sus Jueces de Control de Garantías o la Fiscalía General a través de su rol acusatorio.

Afirma que, en igual sentido, el actuar que se ha de desplegar para la resolución de los
casos de privación de la libertad, debe ser el más garantista y acorde a los principios
constitucionales del Estado Social de Derecho, no pueden las instituciones del estado
cometer arbitrariedades en contra de la población y aunque no, se desconoce que esta
misma línea jurisprudencial que se viene analizando, exige que la víctima cumpla con
unas cargas en su rol como ciudadano, no puede perderse de vista que ante la
desatención de las obligaciones legales que, por mandato recaen sobre las precitadas
entidades y al acreditarse que el investigado no actuó con culpa grave o dolo como
agente provocador de su captura, no queda otro camino que reconocer la existencia de
un daño antijurídico acompasado por la Nación por haber sometido a una persona a una

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carga que no estaba en el deber de soportar, como lo es el encierro intramural en un


centro carcelario y penitenciario.

Indica que al igual que el Consejo de Estado el H. Tribunal Administrativo de Antioquia ha


accedido igualmente a las pretensiones de los demandantes en casos de privación injusta
de la libertad, en varios asuntos en los que se ha acreditado la existencia de un daño
antijurídico atribuible a las entidades que hoy componen el plenario, situaciones que son
completamente dicientes y demuestran que tratándose de los asuntos que comprometen
este preciado derecho fundamental, cada caso en particular merecer un análisis
pormenorizado tal y como lo reconoció la propia sentencia de unificación del Consejo de
Estado del 15 de agosto del 2018.

Como conclusión, advierte que con los elementos de prueba obrantes en el expediente,
se encuentra acreditado el daño causado al demandante, así como la antijuridicidad del
mismo, comoquiera que se demostró que el señor LEON ANDRES ALVAREZ CORREA
fue detenido preventivamente por agentes de la Policía Nacional quienes al llevarlo ante
la Fiscalía General de la Nación y puesto finalmente a instancias del Juzgado Noveno
Penal Municipal con Función de Control de Garantías de Medellín Antioquia, fue privado
de la libertad por medio de una medida de aseguramiento intramural, la cual
posteriormente fue anulada en virtud de la absolución decretada en favor del hoy
demandante, sin que se advierta que el mismo haya incurrido en alguna conducta que,
por culpa o dolo ameritara la privación de su libertad, mucho menos existió título jurídico
alguno que legitimara la reprochable actuación desplegada por las demandadas.

- Parte demandada Rama Judicial (fl.437-444)

Solicita desestimar las pretensiones toda vez que no se acredita que el presunto daño
antijurídico alegado, sea atribuible a actuaciones surtidas por parte de este operador
judicial, pues fue a raíz del actuar de terceros, esto es de los señores ALBERTO AVILES
FIGUEROA y EDISON ANDREI MARIACA PATIÑO que el señor LEON ANDRES
ALVAREZ CORREA es detenido y vinculado al proceso penal por los delitos de Hurto
calificado y secuestro simple, por ende, no es factible acreditar un NEXO DE
CAUSALIDAD entre el presunto daño irrogado por los actores con las actuaciones
surtidas por parte de los funcionarios de la Rama Judicial- Consejo Superior de la
Judicatura.

Sostiene que con fundamento en la más reciente sentencia de Unificación del Consejo de
Estado del 15 de agosto de 2018 de llegar a acreditarse responsabilidad del Estado en el
presente asunto, el Operador está llamado a individualizar e identificar cual es realmente
la entidad del Estado llamada a responder, que en el caso de marras es la Fiscalía
General de la Nación, dadas las irregularidades evidenciadas a lo largo del proceso penal
que conllevaron a la solicitud de absolución en favor del acusado. Por lo que debe
declararse probada la Falta de legitimación en la causa por pasiva de la Rama Judicial.

Se reiteran argumentos de defensa, que ya habían sido esbozados con anterioridad en la


contestación de la demanda arrimada al proceso.

- Fiscalía General de la Nación – No presenta Alegatos de Conclusión.

6. PROBLEMA JURÍDICO

Le corresponde al Despacho determinar si hay lugar o no de declarar a la NACIÓN –


RAMA JUDICIAL – FISCALIA GENERAL DE LA NACIÓN responsables administrativa,
extracontractual y solidariamente o eventualmente de manera individual, por el alegado
daño causado por la privación injusta de la libertad, de la que fue objeto el señor LEON
ANDRES ALVAREZ CORREA durante el periodo de tiempo comprendido entre el 31 de
octubre de 2015 y el 28 de julio del 2017.

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SENTENCIA
Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA

Así mismo establecer si se encuentran acreditados o no los elementos de


responsabilidad del Estado, y a consecuencia de lo anterior proceder a ordenar el
reconocimiento y pago de los perjuicios morales, materiales, por lesión a la honra, el
honor y el buen nombre, así como perjuicios por daños a la salud solicitados por los
demandantes.

7. TESIS DEL DESPACHO

Considera este Juez Administrativo, que si bien el señor LEON ANDRES ALVAREZ
CORREA fue vinculado a un proceso penal y posteriormente fue exonerado de
responsabilidad, lo cierto es que, en opinión del Despacho, fue la conducta del mismo
demandante la que dio lugar a la investigación que se adelantó en su contra y, por
consiguiente, a que se le impusiera la medida de aseguramiento de detención preventiva
intramural, es decir, se impone estimar que en este caso se ha configurado la eximente
de responsabilidad de culpa exclusiva de la víctima.

8. CONSIDERACIONES DEL DESPACHO

8.1 OPORTUNIDAD DEL MEDIO DE CONTROL

Antes de dar inicio al estudio del caso, esta Agencia Judicial advierte que, en el presente
asunto, en los términos signados en el literal i) del numeral 2º del artículo 164 de la Ley
1437 de 2011, la oportunidad para presentar la demanda bajo el medio de control de
reparación directa, caducará al vencimiento del plazo de (2) años, contados a partir del
día siguiente del al de la ocurrencia de la acción u omisión causante del daño o de
cuando el demandante debió tener conocimiento del mismo si fue en fecha posterior,
siempre que pruebe la imposibilidad de haberlo conocido en la fecha de su ocurrencia.

Ahora bien, específicamente en tratándose del término de caducidad de la acción de


reparación directa incoada por la privación injusta de la libertad, es profusa, reiterada y
consolidada la jurisprudencia del Consejo de Estado, al sostener que el citado término
debe contabilizarse a partir del día siguiente al de ejecutoria de la providencia judicial por
medio de la cual se precluyó o se absolvió al procesado, porque sólo a partir de ese
momento existe habilitación para reclamar lo injusto de la detención.

En el caso sub examine, la providencia absolutoria fue proferida el día 27 de julio del
2016 (fl.220) por parte del Juzgado Segundo Penal del Circuito con Funciones de
Conocimiento en Audiencia de Juicio Oral, quedando debidamente ejecutoriada en
estrados la decisión el mismo día 27 de julio del 2016, por lo que el término para
demandar discurrió entre el 28 de julio de 2018 (día siguiente al de ejecutoria de la
providencia judicial absolutoria) y hasta el 29 de julio de 20191, y la demanda como se
observa, fue presentada el 24 de septiembre del 2018, lo que permite inferir que fue
presentada dentro de la oportunidad procesal correspondiente.

Razón que, el medio de control incoado por el extremo demandante fue finalmente
presentado dentro del término establecido en el literal i) del numeral 2º del artículo 164 de
la Ley 1437 de 2011.

1
Al respecto, el Código General del Proceso señala: “(…) Artículo 118. Cómputo de términos. (…) Cuando el término sea de
meses o de años, su vencimiento tendrá lugar el mismo día que empezó a correr del correspondiente mes o año. Si este no tiene
ese día, el término vencerá el último día del respectivo mes o año. Si su vencimiento ocurre en día inhábil se extenderá hasta el
primer día hábil siguiente (…)”.
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Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
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8.2 LEGITIMACIÓN EN LA CAUSA MATERIAL

8.2.1 POR ACTIVA

Comparece al proceso el señor LEON ANDRES ALVAREZ CORREA, quien, en su


calidad de víctima directa de la detención y/o privación injusta de la libertad, se encuentra
legitimado en la causa material por activa en este proceso.

Así mismo, comparecen LEIDY VANESSA OSORIO HERRERA, quien afirma actuar en
calidad de Compañera permanente de la víctima directa, para lo cual se allega
declaración extrajuicio rendida ante Notario Público por dos ciudadanas que afirman
conocer de vista y trato desde hace más de 10 años al señor León Andrés Álvarez
Correa, por lo que afirman que les consta que “(…) desde el año 2012 éste convive en
unión libre bajo el mismo techo, de manera singular y permanente con la señora LEIDY
VANESSA OSORIO HERRERA (…) de esta unión no tienen hijos” (fl.69).

La Corte Constitucional2 ha trazado un criterio de interpretación para resolver asuntos


como este, en virtud de lo cual, en forma reiterada, ha determinado la necesidad de los
medios de prueba para probar la existencia de la unión marital de hecho y, con ello, la
condición de compañeros permanentes. Entre los distintos pronunciamientos extendidos
por la Corte Constitucional, se destaca el contenido en la Sentencia T-247 de 2016:

“(…) 6.2. Sobre el particular, la Corte, en reiterados pronunciamientos, ha


precisado que, para efectos de demostrar la existencia de la unión marital de
hecho, opera un sistema de libertad probatoria en virtud del cual, dicho vínculo
puede acreditarse a través de cualquiera de los medios ordinarios de prueba
previstos en el CPC, hoy Código General del Proceso, en adelante, CGP. Por
consiguiente, al no existir tarifa legal en esta materia, resultan válidos la declaración
extrajuicio, el interrogatorio de parte, el juramento, el testimonio de terceros, el dictamen
pericial, la inspección judicial, los documentos, los indicios y cualesquiera otros medios
que sean útiles para la formación del convencimiento del juez. (…)

6.4. Así las cosas, para demostrar la existencia de la unión marital de hecho, en
orden a lograr consecuencias jurídicas distintas a la declaración de los efectos
económicos de la sociedad patrimonial, se puede acudir a cualquiera de los
medios ordinarios de prueba previstos en el ordenamiento procesal como lo son
los testimonios o las declaraciones juramentadas ante notario. De allí que, exigir
determinadas solemnidades para tales efectos, desconoce el principio de libertad
probatoria que rige en la materia y, además, vulnera el derecho fundamental al debido
proceso de quienes pretenden derivar de ella efectos tales como: reparaciones
económicas, reconocimientos pensionales, beneficios de la seguridad social, exención
del servicio militar obligatorio, entre otros. (…)”. Destacado fuera de texto.

Sobre este tópico el Consejo de Estado tiene por dicho;

“(…) Por ello cuando el demandante no acredita el parentesco - relación


jurídica civil - el juzgador no puede inferir el dolor, en ciertas oportunidades, y
por consiguiente es indispensable demostrarlo y comprobándolo prueba el
estado de damnificado y a su vez la legitimación material en la causa -
situación jurídica de hecho-. Entonces puede concluirse que con la demostración
del estado civil se infiere el daño (presunción de damnificado) y probando el daño se
demuestra el estado de damnificado (…)3”. Destacado fuera de texto.

2
Ley 1437 de 2011. “(…) ARTÍCULO 10. DEBER DE APLICACIÓN UNIFORME DE LAS NORMAS Y LA JURISPRUDENCIA.
<Artículo CONDICIONALMENTE exequible> Al resolver los asuntos de su competencia, las autoridades aplicarán las
disposiciones constitucionales, legales y reglamentarias de manera uniforme a situaciones que tengan los mismos supuestos
fácticos y jurídicos. Con este propósito, al adoptar las decisiones de su competencia, deberán tener en cuenta las sentencias de
unificación jurisprudencial del Consejo de Estado en las que se interpreten y apliquen dichas normas (…)”.
3 Consejo de Estado. Sección Segunda. Subsección "A". Sentencia del3 de marzo de 2011. Consejero ponente: LUÍS RAFAEL
VERGARA QUINTERO. Rad.: 25000-23-25-000-2000-05470-01(5470-05). Citando la sentencia del 27 de noviembre de 2002.
Consejera ponente: MARIA ELENA GIRALDO GÓMEZ. Radicación número: 52001-23-31-000-1994-3090-01(13090).
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Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
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Por lo que conforme a lo reglado en los artículos 188 y 222 del CGP., se da plena validez
a las declaraciones extrajudiciales aportadas al plenario, y como medio de prueba que,
acredita que en efecto, la señora LEIDY VANESSA OSORIO HERRERA tiene la calidad
de compañera permanente del señor LEON ANDRES ALVAREZ CORREA.

Acude al proceso también la señora AURA HELENA CORREA GUTIERREZ de quien se


afirma actúa en calidad de madre del señor LEON ANDRES, lo cual se prueba con el
registro civil de nacimiento obrante a folio 63 del plenario.

Por su parte, los señores LINA MARCELA ALVAREZ CORREA y JUAN MARIO
ALVAREZ CORREA acreditan ser los hermanos de la víctima, ello, conforme a los
registros civiles aportados a folios 66 y 67, respectivamente.

La señora MORELIA INES GUTIERREZ DE CORREA con el registro civil de nacimiento a


folio 65, se prueba que ésta actúa en calidad de abuela materna del señor LEON
ANDRES.

Por último, se acredita que EDELMIRA CORREA GUTIERREZ, actúa en calidad de tía
materna del señor LEON ANDRES.

8.2.2 POR PASIVA

Teniendo en cuenta la excepción de falta de legitimación en la causa por pasiva


propuesta por las 2 Entidades demandadas, el Despacho analizará lo pertinente a este
presupuesto.

En relación la legitimación en la causa por pasiva de la Fiscalía general de la nación,


frente a reclamaciones judiciales como estas el Consejo de Estado, ha dicho:

“(…) Así las cosas, a la luz de las nuevas disposiciones del procedimiento penal,
la facultad jurisdiccional quedó en cabeza de la Rama Judicial, razón por la cual,
las decisiones que impliquen una privación de la libertad, son proferidas por los
Jueces que tienen a su cargo el conocimiento del proceso penal4, como en efecto
ocurrió en este caso mediante el auto proferido el 18 de noviembre de 2005 por el
Juez Segundo Penal Municipal con Funciones de Garantías que decretó la medida
de aseguramiento contra el actor.

Así pues, en el sub examine las decisiones que llevaron a la privación de la


libertad del señor Carlos Julián Tuñón Gálviz, si bien es cierto fueron solicitadas
por la Fiscalía General de la Nación, lo cierto es que dicho ente no tenía la
potestad de decidir sobre la privación de la libertad del hoy actor, cosa que sí le
correspondía a la Rama Judicial, por encontrarse dentro de sus funciones
jurisdiccionales, razón por la cual, forzoso resulta concluir que en el presente
asunto y, a la luz de las nuevas disposiciones penales, no es posible endilgarle
responsabilidad alguna a la Fiscalía General de la Nación, razón por la cual se
confirmará su falta de legitimación en la causa por pasiva por la privación de la
libertad del señor Carlos Julián Tuñón Gálviz (…)5”. Destacado fuera de texto.

En otra oportunidad, el Órgano de Cierre de lo contencioso administrativo concluyó:

“(…) En efecto, con la expedición de la Ley 906 de 2004 –Código de Procedimiento


Penal- el legislador articuló el proceso penal de tal manera que buscó fortalecer la
función investigativa de la Fiscalía General de la Nación, como de instituir una clara
distinción entre los funcionarios encargados de investigar, acusar y juzgar dentro de la

4
Sentencia C – 591 del 9 de junio del 2005, M.P. Clara Inés Vargas Hernández “Se estructuró un nuevo modelo de tal manera,
que toda afectación de los derechos fundamentales del investigado por la actividad de la Fiscalía, queda decidida en sede
jurisdiccional, pues un funcionario judicial debe autorizarla o convalidarla en el marco de las garantías constitucionales,
guardándose el equilibrio entre la eficacia del procedimiento y los derechos del implicado mediante la ponderación de intereses, a
fin de lograr la mínima afectación de derechos fundamentales”
5 CONSEJO DE ESTADO - SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO - SECCIÓN TERCERA SUBSECCIÓN A.
Consejero ponente: HERNAN ANDRADE RINCÓN. Bogotá, D. C., veinticuatro (24) de junio de dos mil quince (2015). Radicación
número: 66001-23-31-000-2008-00256-01(38524)
9
SENTENCIA
Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA

acción penal, por lo que, suprimió del ente investigador –Fiscalía- la facultad
jurisdiccional , la cual venía ejerciendo por disposición del antiguo código de
procedimiento penal –ley 600 de 2000-.

Así las cosas, a la luz de las nuevas disposiciones del procedimiento penal, la
facultad jurisdiccional quedó en cabeza de la Rama Judicial, razón por la cual, las
decisiones que impliquen una privación de la libertad son proferidas por los
jueces que tienen a su cargo el conocimiento del proceso penal , como en efecto
ocurrió en este caso en el que el 8 de diciembre de 2006, en audiencia de legalización
de captura y de formulación de cargos, el Juzgado Tercero Penal Municipal de
Barrancabermeja con Funciones de Control de Garantías decretó la medida de
aseguramiento, consistente en detención preventiva, en contra del actor.

Si bien la medida de aseguramiento que se le impuso al señor Diego Mauricio


Molina fue solicitada por la Fiscalía General de la Nación, lo cierto es que este
organismo no tenía la potestad de decidir sobre la privación de la libertad del
actor, pues esta facultad le correspondía a la Rama Judicial (juez de control de
garantías) por encontrarse dentro de sus funciones jurisdiccionales.

En ese orden de ideas, forzoso resulta concluir que, a la luz de las nuevas
disposiciones penales, no es posible endilgarle responsabilidad alguna a la
Fiscalía General de la Nación, pues la decisión que causó la privación de la
libertad del señor Diego Mauricio Molina fue proferida por la Rama Judicial (…)6”.
Destacado fuera de texto.

En igual sentido, en providencia más reciente, se pronunció el Alto Tribunal:

“(…) Según se dejó indicado en los antecedentes de esta providencia, el libelo


introductorio se dirigió contra la Fiscalía General de la Nación y la Dirección
Ejecutiva de Administración Judicial. Sobre el particular, la Sala estima necesario
reiterar el criterio expuesto en sentencia proferida el 24 de junio de 201525, según
el cual si bien cada una de las entidades demandadas ostentan la representación de la
Nación en casos en los cuales se discute la responsabilidad del Estado por hechos
imputables a la Administración de Justicia (inciso segundo del artículo 49 de la Ley 446
de 199826 y numeral 8 del artículo 99 de la Ley 270 de 199627), lo cierto es que las
decisiones que se discuten en el presente litigio y que habrían ocasionado el
daño por cuya indemnización se reclama, fueron proferidas por la Rama Judicial
(representada por la Dirección Ejecutiva de Administración Judicial), razón por la cual
una vez efectuado el recuento probatorio, se concretará si el aludido daño antijurídico
reclamado se encuentra acreditado y, de estarlo, se establecerá si el mismo le resulta
imputable a la Dirección Ejecutiva de Administración Judicial, la cual fue debidamente
notificada y representada28. En efecto, con la expedición de la Ley 906 de 2004 -
Código de Procedimiento Penal- el legislador articuló el proceso penal de tal
manera que buscó fortalecer la función investigativa de la Fiscalía General de la
Nación, como de instituir una clara distinción entre los funcionarios encargados de
investigar, acusar y juzgar dentro de la acción penal, por lo que, suprimió del ente
investigador -Fiscalía- la facultad jurisdiccional29, la cual venía ejerciendo por
disposición de los antiguos Códigos de Procedimiento Penal –Decreto Ley 2700 de
1991 y Ley 600 de 2000-. Así las cosas, a la luz de las nuevas disposiciones del
procedimiento penal, la facultad jurisdiccional quedó exclusivamente en cabeza
de la Rama Judicial, razón por la cual, las decisiones que impliquen una privación
de la libertad, son proferidas por los Jueces que tienen a su cargo el
conocimiento del proceso penal30, como en efecto ocurrió en este caso mediante
el auto proferido por el Juzgado Primero Penal Municipal de Armenia con
funciones de control de garantías que declaró la legalidad de la captura, según se
desprende del oficio No. CCSJ-009531 expedido por la Coordinación del Centro de
Servicios Judiciales. Así pues, en el asunto sub examine la decisión que llevó a la
privación de la libertad del señor Pedro Pablo Palacio Molina, si bien es cierto fue
solicitada por la Fiscalía General de la Nación, lo cierto es que dicho ente no tenía

6
CONSEJO DE ESTADO - SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO - SECCIÓN TERCERA - SUBSECCIÓN A.
Consejero Ponente: CARLOS ALBERTO ZAMBRANO BARRERA. Bogotá, D.C., dieciocho (18) de abril de dos mil dieciséis
(2016). Radicación número: 68001-23-31-000-2009-00266-01 (40217)
10
SENTENCIA
Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA

la potestad de decidir sobre la privación de la libertad del ahora demandante, cosa


que sí le correspondía a la Rama Judicial, por encontrarse dentro de sus
funciones jurisdiccionales, razón por la cual, forzoso resulta concluir que en el
presente asunto y, a la luz de las nuevas disposiciones penales, no es posible
endilgarle responsabilidad alguna a la Fiscalía General de la Nación (…)7”.
Destacado fuera de texto.

En ese contexto, dispuso el Alto Tribunal de esa Jurisdicción:

“(…) Esta situación claramente le permite a la Sala afirmar que el señor Fabián Augusto
Chica no estaba en la obligación de soportar la privación de la libertad a la que fue
sometido, desde el 21 de octubre de 2005 hasta el 30 de noviembre de la misma
anualidad8, por cuanto se encontró que este no cometió ningún delito, de ahí que el daño
a él irrogado se torne en antijurídico y nazca la correlativa obligación de reparar el daño,
según lo previsto en el artículo 90 de la Constitución Política, en este caso únicamente en
cabeza de la Rama Judicial.

Lo anterior, toda vez que la causa determinante de la restricción de la libertad


padecida por el aquí demandante consistió en la medida de aseguramiento
adoptada por el Juzgado Cuarto Penal Municipal de Armenia en Función de Control
de Garantías; circunstancia que, por sí sola, no permite atribuirle responsabilidad a
la Fiscalía General de la Nación, por cuanto, de conformidad con el artículo 3068 del
Código de Procedimiento Penal vigente (Ley 906 de 2004), es el juez, quien luego
de “escuchados los argumentos del fiscal, el ministerio público, la víctima o su
apoderado y la defensa”, valora los motivos que sustentan o no la medida de
aseguramiento y determina la viabilidad de su imposición.

En efecto, tal y como lo ha puesto de presente esta Subsección9, con la expedición de la


Ley 906 de 2004, el legislador al estatuir en nuestro ordenamiento jurídico el Sistema
Penal Acusatorio10 distinguió de manera clara y precisa en cabeza de quién recaen las
funciones de investigar y acusar -Fiscalía General de la Nación- y sobre quién radica la
función de juzgar -Rama Judicial-.

Así las cosas, a la luz de las disposiciones consagradas en la normativa procesal


penal vigente, la facultad jurisdiccional se encuentra radicada única y
exclusivamente en cabeza de la Rama Judicial, razón por la cual, los únicos que
pueden tomar la decisión de privar a una persona de su libertad son los jueces, ya
sean de conocimiento o en función de control de garantías, tal y como en efecto
sucedió (…)11”. Destacado fuera de texto.

7
CONSEJO DE ESTADO - SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO - SECCIÓN TERCERA SUBSECCIÓN A.
Consejero ponente: HERNÁN ANDRADE RINCÓN. Bogotá D.C., veintiséis (26) de mayo de dos mil dieciséis (2016). Radicación
número: 63001-23-31-000-2009-00025-01(41573).
8
“ARTÍCULO 306. SOLICITUD DE IMPOSICIÓN DE MEDIDA DE ASEGURAMIENTO. <Artículo modificado por el artículo 59 de
la Ley 1453 de 2011. El nuevo texto es el siguiente:> El fiscal solicitará al Juez de Control de Garantías imponer medida de
aseguramiento, indicando la persona, el delito, los elementos de conocimiento necesarios para sustentar la medida y su
urgencia, los cuales se evaluarán en audiencia permitiendo a la defensa la controversia pertinente.
“Escuchados los argumentos del fiscal, el ministerio público, la víctima o su apoderado y la defensa, el juez emitirá su decisión.
“La presencia del defensor constituye requisito de validez de la respectiva audiencia.
“La víctima o su apoderado podrán solicitar al Juez de Control de Garantías, la imposición de la medida de aseguramiento, en los
eventos en que esta no sea solicitada por el fiscal.
“En dicho caso, el Juez valorará los motivos que sustentan la no solicitud de la medida por parte del Fiscal, para determinar la
viabilidad de su imposición”. (Se destaca).
9 Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Subsección A. sentencia del 16 de abril de 2016,
exp. 40217. M.P. Carlos Alberto Zambrano Barrera.
10
De conformidad con la Sentencia C-591 del 9 de junio de 2005 de la Corte Constitucional. M.P. Clara Inés Vargas Hernández,
se tiene que “(…) En Colombia, la adopción mediante reforma constitucional, de este nuevo sistema procesal penal (Ley 906 de
2004), perseguía en líneas generales las siguientes finalidades: (i) fortalecer la función investigativa de la Fiscalía General de la
Nación, en el sentido de concentrar los esfuerzos de ésta en el recaudo de la prueba; (ii) establecimiento de un juicio público,
oral, contradictorio y concentrado; (iii) instituir una clara distinción entre los funcionarios encargados de investigar, acusar y
juzgar, con el propósito de que el sistema procesal penal se ajustase a los estándares internacionales en materia de
imparcialidad de los jueces, en especial, el artículo 8 del Pacto de San José de Costa Rica; (iv) descongestionar los despachos
judiciales mediante la supresión de un sistema procesal basado en la escritura para pasar a la oralidad, y de esta forma,
garantizar el derecho a ser juzgado sin dilaciones injustificadas; (v) modificar el principio de permanencia de la prueba por aquel
de la producción de la misma durante el juicio oral; (vi) introducir el principio de oportunidad; (vii) crear la figura del juez de control
de garantías; e (viii) implementar gradualmente el nuevo sistema acusatorio (…)”. (Se destaca).
11
CONSEJO DE ESTADO - SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO - SECCION TERCERA - SUBSECCION A.
Consejera ponente: MARTA NUBIA VELASQUEZ RICO. Bogotá, D.C., treinta (30) de junio de dos mil dieciséis (2016).
Radicación número: 63001-23-31-000-2009-00022-01(41604)
11
SENTENCIA
Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA

En la misma línea el Consejo de Estado ha concluido:

“(…) Finalmente, respecto a la representación de la Nación por las entidades


demandadas, esta Sala debe expresar que a la Fiscalía General de la Nación no le
resulta atribuible el daño alegado por la parte actora, pues, analizado el trámite
procesal, en la participación de dicha entidad no logró evidenciarse una
vulneración de los derechos de la parte demandante, puesto que no existen
pruebas que demuestren que sus decisiones hayan sido la causa de la privación
injusta de la señora Fernelly Arias Aristizábal, comoquiera que si bien el ente
acusador puso a disposición del Juez de Control de Garantías el material
probatorio y su teoría del caso; fue este último quien conforme a las facultades que
le otorga la normatividad y en ejercicio de la sana critica, quien consideró prudente
imponer la medida de aseguramiento contra la mencionada señora Arias Aristizábal;
por ende la condena será impuesta únicamente en contra de la Rama Judicial (…)12”.
Destacado fuera de texto.

En este orden de ideas, en el caso sub examine, el proceso penal seguido en contra del
señor ALVAREZ CORREA, se desarrolló en vigencia de la Ley 906 de 2004.

Así todo, se concluye que la medida que privó de la libertad a LEON ANDREZ ALVAREZ
CORREA devino, precisamente, de los Jueces con Funciones de Control de Garantías,
situación que posibilita la legitimación en la causa por pasiva de la RAMA JUDICIAL,
pues, sus agentes, en ejercicio de sus funciones claro está, en cumplimiento de su debido
marco funcional y en apego a la realidad fáctica y probatoria que se tenía para ese
momento, extendieron las medidas que han agraviado los derechos del hoy demandante.

Y en ese contexto, en apoyo del precedente en cita, habrá de declararse probada la falta
de legitimación en la causa por pasiva -sentido material o de fondo- de la FISCALÍA
GENERAL DE LA NACIÓN y que fue así propuesta por ese extremo accionado, por lo
antes aquí expuesto.

8.3 MARCO LEGAL Y JURISPRUDENCIAL APLICABLE AL CASO

8.3.1 PRESUPUESTOS DE LA RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL DEL


ESTADO

En términos generales, para que exista la responsabilidad se hace del todo necesario la
concurrencia de tres elementos absolutamente indispensables: el daño, el hecho
generador del mismo y un nexo de causalidad que permita imputar el daño a la conducta
(acción u omisión) del agente generador.

Ahora bien, la responsabilidad extracontractual del Estado fue llevada a rango


constitucional en el artículo 90 de la Carta Política de 1991, al consagrarla como
garantía de los derechos e intereses de los administrados y de su patrimonio, sin
distinguir su condición, situación o interés, al indicar que “(…) el Estado responderá
patrimonialmente por los daños antijurídicos que le sean imputables, causados por la
acción o la omisión de las autoridades públicas (…)”.

Del contenido del artículo 90 constitucional, que constituye la cláusula general de la


responsabilidad extracontractual del Estado, se colige que ésta tiene como fundamento la
determinación de un daño antijurídico ocasionado a un administrado y la imputación del
mismo a la administración pública, tanto por su acción como por su omisión, conforme
con los criterios de falla en el servicio, daño especial, riesgo excepcional o cualquier otro.
En conclusión, la responsabilidad extracontractual del Estado se configura con la
demostración del daño antijurídico y de su imputación a la administración.

12
CONSEJO DE ESTADO - SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO - SECCION TERCERA - SUBSECCION C.
Consejero ponente: JAIME ORLANDO SANTOFIMIO GAMBOA. Bogotá D.C., veintiuno (21) de julio del dos mil dieciséis (2016).
Radicación número: 63001-23-31-000-2009-00142-01(41608)
12
SENTENCIA
Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA

En este orden, siempre que se pretenda la declaratoria de responsabilidad estatal, por


una acción, omisión, hecho u operación que le sea imputable, resulta imprescindible la
acreditación de la existencia del daño (hecho dañoso) cuya reparación se persigue, lo
contrario llevaría necesariamente a la desestimación de las pretensiones demandatorias.

El daño consiste en la vulneración o quebranto del interés jurídico tutelado y la


antijuridicidad en que él no debe ser soportado por el administrado, bien porque sea
contrario a la Constitución Política o a una norma legal, o bien porque resulte irrazonable,
sin que ello dependa de la configuración de ilicitud en la conducta desplegada por la
administración.

Ya, la imputación, en términos generales, se define como la atribución fáctica y jurídica


que del daño antijurídico se hace al Estado, de conformidad con los criterios
desarrollados por la jurisprudencia del Consejo de Estado, tales como la falla del servicio,
el desequilibrio de las cargas públicas, la concreción de un riesgo excepcional, o
cualquiera otro que permita hacer la atribución en el caso concreto.

En casos como el que ahora ocupa la atención del Despacho, la conducta imputable a la
administración es precisamente la privación de la libertad de una persona, con ocasión de
un proceso penal adelantado en su contra, el cual constituye el hecho dañoso por el cual
se reclama reparación, en atención a que, con el, se afecta el derecho a la libertad como
un derecho fundamental de las personas consagrado en el artículo 28 de la Constitución
Política, que solo puede ser objeto de limitación por autoridad judicial competente,
agotamiento de ciertas formalidades y con fundamento en causas previamente definidas
en la ley, siempre que ello sea necesario para garantizar un bien mayor, de interés
general.

Específicamente, en relación con la imputación del daño en casos de privación injusta de


la libertad, importa decir que el régimen de responsabilidad aplicado a estos eventos en
los términos desarrollados por el Consejo de Estado, tal como se explicará en acápite
posterior, generalmente es el objetivo, el cual se encuentra constituido, en principio, por
las hipótesis consagradas en el artículo 414 del Decreto 2700 de 1991, a las cuales, se
suman otras como la derivada de la aplicación del in dubio pro reo.

8.3.2 DEL PRECEDENTE JURISPRUDENCIAL EN SEDE DE LA CORTE


CONSTITUCIONAL- SENTENCIA DE UNIFICACIÓN SU 072 DEL 05 DE JULIO DE
2018.

Recientemente, la Corte Constitucional en Sentencia de Unificación SU 072 del 05 de


julio de 2018, define unas reglas que desarrollan el concepto de responsabilidad del
Estado, partiendo de las premisas signadas en el artículo 90 Superior, las cuales, en
tratándose de privación injusta de la libertad, remiten a lo normado en el artículo 68 de la
Ley 270 de 1996, cuya interpretación con fuerza de ley se hace por esa Máxima Instancia
en la sentencia C-037 de 1996; de lo concluido por ese Altísimo Juez Constitucional, se
resalta;

“(…)

116. La Corte en esta oportunidad ratifica que el artículo 90 de la Constitución Política


no establece un régimen de imputación estatal específico.
117. El artículo 68 de la Ley 270 de 1996, al igual que la sentencia C-037 de 1996, no
definen un régimen de imputación concreto.
118. Tanto la Corte Constitucional como el Consejo de Estado han aceptado que el juez
administrativo, en aplicación del principio iura novit curia, deberá establecer el régimen
de imputación a partir de las particularidades de cada caso.
119. Definir, una fórmula rigurosa e inflexible para el juzgamiento del Estado en los
casos de privación injusta de la libertad contraviene el entendimiento del artículo 68 de
la Ley 270 de 1996 y de paso el régimen general de responsabilidad previsto en el
artículo 90 de la Constitución Política.

13
SENTENCIA
Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA

120. Determinar, como fórmula rigurosa e inmutable, que cuando sobrevenga la


absolución por no haberse desvirtuado la presunción de inocencia – aplicación del
principio in dubio pro reo-, o incluso en otros eventos, por ejemplo, cuando no se
acreditó el dolo, es decir, operó una atipicidad subjetiva, el Estado debe ser condenado
de manera automática, esto es, a partir de un título de imputación objetivo, sin que
medie un análisis previo que determine si la decisión a través de la cual se restringió
preventivamente la libertad fue inapropiada, irrazonable, desproporcionada o arbitraria,
transgrede un precedente constitucional con efecto erga omnes, concretamente la
sentencia C-037 de 1996.

Ahora bien, a pesar del criterio aplicado por el juez penal, el juez administrativo deberá
establecer si está frente a un caso de duda acerca del valor demostrativo de la prueba
recaudada o de su absoluta inexistencia y, en tal caso, elegir, si a ello hubiere lugar, un
título de atribución objetiva. Esa libertad judicial también se extiende a la nominación de
las causales de privación injusta, dado que estas no se agotan en el derogado artículo
414 del Código de Procedimiento Penal, en tanto responden a cierto estado de cosas,
independientemente de estar o no normados. (…)” Destacado fuera de texto.

8.3.3 EVOLUCIÓN JURISPRUDENCIAL DEL RÉGIMEN DE RESPONSABILIDAD


APLICABLE A ASUNTOS DE PRIVACIÓN DE LA LIBERTAD

Para resolver este caso y los demás en donde se acuda al medio de control previsto en el
artículo 140 de la Ley 1437 de 2011, cuyo fundamento de reclamación sea la alegada
privación injusta de la libertad, necesaria y forzosamente el Juez Administrativo deberá,
en todo, atender la postura unificadora fijada por el Consejo de Estado y, en ésta, las
reglas que definen la forma como los operadores judiciales deben resolver estos asuntos,
ello, en aras de acatar lo reglado en el artículo 10 del C.P.A.C.A.

De ahí que, en principio, el Consejo de Estado, en su Sala de lo Contencioso


Administrativo, Sección Tercera (Sala Plena), Consejero Ponente: Carlos Alberto
Zambrano Barrera, el quince (15) de agosto de dos mil dieciocho (2018) dentro de la
radicación número 66001-23-31-000-2010-00235 01(46947); redefine las reglas de
tratamiento judicial para resolver casos como el que ahora es sometido al escrutinio de la
Jurisdicción Contenciosa; en ese ejercicio el Máximo Juez de lo Contencioso
Administrativo precisa la línea de evolución jurisprudencial del régimen de
responsabilidad aplicable a asuntos de privación de la libertad, por lo que se destaca;

“(…) De conformidad con el artículo 90 de la Constitución Política, el Estado es


responsable patrimonialmente por los daños antijurídicos que le sean imputables, regla
que se expresa en los siguientes términos:

“ART. 90-. El Estado responderá patrimonialmente por los daños antijurídicos que
le sean imputables, causados por la acción o la omisión de las autoridades
públicas.

“En el evento de ser condenado el Estado a la reparación patrimonial de uno de tales


daños, que haya sido consecuencia de la conducta dolosa o gravemente culposa de un
agente suyo, aquél deberá repetir contra éste” (se resalta).

Esta cláusula general de responsabilidad trajo como consecuencia, a todas luces, la


constitucionalización de la responsabilidad extracontractual del Estado, bajo la égida del
concepto de daño antijurídico13. El Consejo de Estado ha definido el daño como el

13
Concepto que fue refrendado por la Corte Constitucional en la sentencia C-333 de 1996, así: “… coincide entonces con los
criterios desarrollados por la Sección Tercera del Consejo de Estado, juez especializado en este campo. En efecto, según esa
Corporación, los criterios lentamente construidos por la jurisprudencia en materia de responsabilidad del Estado han recibido una
expresión constitucional firme en el artículo 90, que representa entonces 'la consagración de un principio constitucional
constitutivo de la cláusula general de responsabilidad patrimonial del Estado, tanto la de naturaleza contractual como la
extracontractual'14. Por ello ha dicho esa misma Corporación que ese artículo 90 'es el tronco en el que encuentra fundamento la
totalidad de la responsabilidad patrimonial del Estado, trátese de la responsabilidad contractual o de la extracontractual'.
“4- Lo anterior obviamente no significa que los títulos y regímenes de responsabilidad patrimonial del Estado sean idénticos en
todos los campos y en todas la situaciones, puesto que en la actual práctica jurisprudencial siguen existiendo regímenes
diferenciados. Así, en determinados casos se exige la prueba de la culpa de la autoridad, en otros ésta se presume mientras que
14
SENTENCIA
Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA

menoscabo o detrimento de un interés jurídicamente tutelado, al tiempo que ha


entendido que es antijurídico cuando no existe el deber de soportarlo, circunstancia de
la cual surge su naturaleza de resarcible.

Emerge, entonces, para quien se considere afectado o dañado con una acción u
omisión de la administración, el deber de demostrar que el daño por el que reclama
tiene la connotación de antijurídico; una vez estructurado éste, se podrá analizar la
posibilidad de su imputación o no al Estado, conforme a los términos del artículo recién
transcrito.

Dicho lo anterior, puede sostenerse que en aquellos eventos en los que una persona es
injustamente privada de la libertad, en virtud de una decisión proferida por la autoridad
judicial competente y, por ende, sufre un daño antijurídico, no hay duda de que el
Estado debe responder patrimonialmente a la luz de dicho postulado constitucional y de
las disposiciones contenidas en la Ley 270 de 199614, que establecen:

“ARTÍCULO 65. DE LA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO. El Estado responderá


patrimonialmente por los daños antijurídicos que le sean imputables, causados por la
acción o la omisión de sus agentes judiciales.

“En los términos del inciso anterior el Estado responderá por el defectuoso
funcionamiento de la administración de justicia, por el error jurisdiccional y por la
privación injusta de la libertad. “(…)

“ARTÍCULO 68. PRIVACION INJUSTA DE LA LIBERTAD. Quien haya sido privado


injustamente de la libertad podrá demandar al Estado reparación de perjuicios”.
Respecto de las normas transcritas, la Sala ha considerado en varias oportunidades que
cuando una persona privada de la libertad es absuelta porque el hecho investigado no
existió, o porque éste no era constitutivo de delito, o éste no lo cometió el sindicado, o
este último queda libre en aplicación de la figura del in dubio pro reo, o por preclusión de
la investigación por demostrarse alguna causal de exoneración de responsabilidad
penal15, se configura un evento de detención injusta y, por tanto, procede la declaratoria
de responsabilidad extracontractual del Estado, en virtud del artículo 90 de la
Constitución Política. (…)

Una tercera tendencia jurisprudencial morigera el criterio absoluto conforme al cual la


privación de la libertad es una carga que todas las personas deben soportar por igual,
pues ello implica imponer a los ciudadanos una carga desproporcionada; además,
amplía el espectro de responsabilidad por privación injusta de la libertad a los eventos
en que el sindicado sea exonerado de responsabilidad en aplicación del principio
universal del in dubio pro reo16.

Es decir, la Sala ha venido acogiendo el criterio objetivo, con fundamento en que la


responsabilidad del Estado se configura cuando se ha causado un daño antijurídico por
la privación de la libertad de una persona a quien se le precluye la investigación o es
absuelta porque nada tuvo que ver con el delito investigado o porque se le aplicó el
principio de in dubio pro reo o alguna causal de justificación penal17, sin que resulte
relevante, generalmente, cualificar la conducta o las providencias de las autoridades
encargadas de administrar justicia.

En otras palabras, en aquellos eventos en los que una persona es privada de la libertad
como consecuencia de una decisión proferida por la autoridad judicial competente y

en algunos eventos de ruptura de la igualdad ante las cargas públicas la responsabilidad es objetiva. Con todo, esos regímenes
quisieron ser englobados por el Constituyente bajo la noción de daño antijurídico, por lo cual, como bien lo señala la doctrina
nacional y se verá en esta sentencia, en el fondo el daño antijurídico es aquel que se subsume en cualquiera de los regímenes
tradicionales de responsabilidad del Estado”.
14
La Ley 270 de 1996 entró en vigencia el 7 marzo de 1996.
15 Sean las dispuestas en el artículo 29 del Decreto Ley 100 de 1980 (derogado Código Penal) o en el artículo 32 de la Ley 599
de 2000 (nuevo Código Penal) según el caso
16 Sección Tercera, sentencia de 18 de septiembre de 1997 (expediente 11754).
17
Sin embargo, se encuentran sentencias como la del 9 de septiembre de 2015 (expediente 38.226), por medio de la cual la
Subsección A de la Sección Tercera, al pronunciarse sobre la privación de la libertad de una persona que, posteriormente, fue
absuelta con fundamento en que su actuación obedeció al estado de necesidad, negó las pretensiones por considerar
configurada la causal eximente de responsabilidad del Estado, consistente en el hecho de la víctima
15
SENTENCIA
Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA

luego es puesta en libertad en consideración a que se dieron los supuestos legales que
determinan su desvinculación de la investigación penal, porque la absolución o la
preclusión de la investigación obedeció a que el hecho no existió, a que el sindicado no
lo cometió, o a que no era delito, o a la aplicación de la figura del in dubio pro reo, o a la
configuración de alguna de las causas de justificación penal, esta Corporación entiende
que se está frente a un daño imputable al Estado, por privación injusta de la libertad, el
cual debe ser indemnizado con fundamento en lo dispuesto por el artículo 90 de la
Constitución Política; no obstante, también sostiene que, si se presenta un evento
diferente a éstos, debe analizarse si la medida que afectó la libertad fue impartida
“injustamente” (C-037/96), caso en el cual el ciudadano debe ser indemnizado por no
estar en el deber jurídico de soportarla.

Ahora, si el daño es causado por el obrar doloso o gravemente culposo de la


propia víctima, de conformidad con lo previsto en el artículo 70 de la Ley 270 de
1996 el Estado queda exonerado de responsabilidad18.

También ha precisado la Sección que no puede tenerse como exoneración de


responsabilidad, en casos de privación de la libertad, el argumento según el cual todo
ciudadano debe asumir la carga de la investigación penal y someterse a la detención
preventiva, pues ello contradice los principios básicos consagrados en la Convención de
Derechos Humanos y en la Constitución Política19.

Esta última postura jurisprudencial, es decir, aquella que ha quedado plasmada a lo


largo de los últimos párrafos es la que rige, hoy por hoy, en el seno del Consejo de
Estado, más concretamente de su Sección Tercera, y con especial énfasis a partir de la
sentencia del 17 de octubre de 2013 (expediente 23.354). (…)” Destacado fuera de
texto.

8.3.4 LA POSTURA VIGENTE DEL CONSEJO DE ESTADO EN RELACIÓN CON LOS


ARGUMENTOS UNIFICADOS EN LA SENTENCIA DEL 17 DE OCTUBRE DE 2013

En la Sentencia Unificadora en cita que guía esta decisión el Consejo de Estado, al


analizar los argumentos unificados en la sentencia del 17 de octubre de 2013, concluye,
entre otras cosas, lo que sigue:

“(…) En esta ocasión, la Sala no se contrapone a los argumentos expuestos en la


transcrita sentencia y más bien confirma la imposibilidad de otorgar o reconocer
virtualidad jurídica a un precepto de carácter legal para limitar supuestos
contemplados en la Constitución Política; de hecho, reitera dicha postura
jurisprudencial, al tiempo que ratifica que, en todo caso, tales supuestos sí pueden ser
precisados y aclarados por el legislador, como ocurre -a juicio de esta Sala- a la luz de
los postulados del artículo 68 de la Ley 270 de 1996, según el cual:

“Quien haya sido privado injustamente de la libertad podrá demandar al Estado


reparación de perjuicios”.

Pero no basta con acreditar simplemente la existencia de la privación de la libertad y


de la ausencia de una condena, pues, como lo puso de presente la Corte
Constitucional en la sentencia C-037 de 1996, que declaró la exequibilidad
condicionada del artículo en cita, si así fuera:

“… se estaría permitiendo que en todos los casos en que una persona fuese privada
de su libertad y considerase en forma subjetiva, aún de mala fe, que su detención es
injusta, procedería en forma automática la reparación de los perjuicios, con grave
lesión para el patrimonio del Estado, que es el común de todos los asociados. Por el
contrario, la aplicabilidad de la norma que se examina y la consecuente declaración de
la responsabilidad estatal a propósito de la administración de justicia, debe
contemplarse dentro de los parámetros fijados y teniendo siempre en consideración el

18Ver, por ejemplo, sentencia del 9 de mayo de 2012 (expediente 22.569) y sentencia del 1° de febrero de 2016 (expediente
41.046).
19
Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección B, sentencia del 26 de julio de 2012 (expediente 24.688).
16
SENTENCIA
Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA

análisis razonable y proporcionado de las circunstancias en que se ha producido la


detención” (se resalta).

De modo que no basta demostrar que no hubo condena en el proceso penal, sino que
es necesario ir más allá, a la luz del artículo 90 de la Constitución Política, para
determinar, entre otras cosas, si el daño padecido con la privación de la libertad fue o
es antijurídico o no.

En todo caso, al hacer el análisis respectivo debe tenerse presente que, como ni la
Constitución ni la ley han establecido un título jurídico de imputación, la jurisdicción
administrativa ha dado cabida a la utilización de diversos títulos para la solución de los
casos propuestos a su consideración, de modo que bien puede el juez utilizar, en
aplicación del principio iura novit curia y en consideración a la situación fáctica a
decidir, el título de imputación que mejor convenga o se adecúe al caso concreto; por
ello, en sentencia de 19 de abril de 2012 (expediente 21.515), esta Sala unificó su
posición (…)”. Destacado en subrayas fuera de texto

Luego entonces, en esta ocasión el Consejo de Estado, lo que hace es precisar que, en
todo caso, en eventos donde se alegue responsabilidad estatal y, en efecto, se acredite
ese hecho, per se, por ello no procedería en forma automática la reparación de los
perjuicios, pues, en su criterio, retomando la postura de la Corte Constitucional que data
de 1996, esa valoración deberá hacerse siempre en consideración de un análisis
razonable y proporcionado de las circunstancias en que se ha producido la detención.

En ese contexto, en procura de fijar el ejercicio de la Administración de Justicia judicial


bajo los preceptos del artículo 90 constitucional y el artículo 68 de la Ley 270 de 1996,
referidos a reclamaciones que versen sobre privación injusta de la libertad, en la predicha
decisión el Consejo de Estado sostiene;

“(…) Entonces, con el ánimo de rescatar las bases de la cláusula general de la


responsabilidad patrimonial del Estado, fuerza exigir la demostración de que el daño
(la detención) cuya reparación se persigue en estos casos y en el que, por supuesto, se
fincan las pretensiones de la respectiva acción jurisdiccional, resultó antijurídico,
consultando entre otros criterios los estándares convencionales, constitucionales y/o
legales que admiten excepcionalmente la restricción a la libertad personal. De así
acreditarse, se entenderá configurado el primer elemento de la responsabilidad; de lo
contrario, esto es, de no lograrse tal demostración, se estará frente a un daño
jurídicamente permitido y, por tanto, desprovisto de antijuridicidad, lo cual impide hablar,
bajo el artículo 90 constitucional y el artículo 68 de la ley 270 de 1996, de privación
injusta de la libertad. (…)”. Destacado fuera de texto.

8.3.5 DE LOS EXIMENTES DE RESPONSABILIDAD SEGÚN EL CRITERIO


UNIFICADOR DEL CONSEJO DE ESTADO- CULPA EXCLUSIVA DE LA VÍCTIMA

Para abordar este temario, se dirá como primero que, cuando se ocasiona un daño, surge
con ello el deber de repararlo, salvo que se acredite la ocurrencia de alguna causal de
exoneración o eximente de responsabilidad

Al respecto, la Doctrina ha señalado:

“(…) Causales exonerativas. Tradicionalmente la doctrina y la jurisprudencia han


manifestado que el demandado en un juicio de responsabilidad tiene, por norma
general, la posibilidad de defenderse atacando cualquiera de los elementos que
se estudian dentro de la responsabilidad civil extracontractual. En este sentido,
bien puede plantear su defensa respecto al elemento daño, al elemento imputación, o
al elemento fundamento.

Dependiendo del régimen de responsabilidad aplicable, el demandado tiene la


posibilidad de escoger entre varias alternativas para exonerarse de
responsabilidad; si nos encontramos dentro de un régimen subjetivo de
responsabilidad, el demandado tiene la posibilidad de exonerarse probando ausencia
17
SENTENCIA
Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA

de falla, la inexistencia del nexo causal, o probando causa extraña. Por el contrario,
si nos encontramos en presencia de un régimen de responsabilidad objetiva, el
demandado sólo se puede exonerar probando ausencia de nexo causal, o
probando la existencia de una causa extraña.

Por causal exonerativa de responsabilidad se entiende aquella causal que


impide imputar determinado daño a una persona, haciendo improcedente, en
consecuencia, la declaratoria de responsabilidad. En este sentido, las causales
exonerativas (causa extraña) impiden la imputación, en ocasiones porque es
inexistente el nexo de causalidad (por ejemplo en el hecho del tercero como causa
exclusiva), en ocasiones demostrando que si bien el demandado por acción u omisión
causó el daño, lo hizo llevado o coaccionado por un hecho externo, imprevisto e
irresistible.

La diferenciación entre causalidad e imputación que ha venido predicando la Sección


Tercera del Consejo de Estado, ha permitido dejar de lado la afirmación según la cual
las causales exonerativas de responsabilidad “rompen” el nexo de causalidad, para
clarificar que la verdadera función de este tipo de causales es la de evitar la atribución
jurídica del daño al demandado, es decir, impedir la imputación.

A este respecto se ha dicho de forma clara y reiterada20:

“Pues bien, de la dicotomía causalidad-imputación que se ha dejado planteada y


explicada, se desprende, ineluctablemente, la siguiente conclusión: frente a todo caso
concreto que el juez de lo Contencioso Administrativo someta a examen habida
consideración de que se aduce y se acredita la producción de un daño antijurídico, el
nexo o la relación de causalidad entre la acción o la omisión de la autoridad pública
demandada existe o no existe, pero no resulta jurídica ni lógicamente admisible
sostener que el mismo se rompe o se interrumpe; si ello fuese así, si tal ruptura o
interrupción del proceso causal de producción del daño sufriese una interrupción o
ruptura, teniendo en cuenta que la causalidad constituye un fenómeno eminente y
exclusivamente naturalístico, empírico, no cabe posibilidad distinta a la consistente en
que, sin ambages, el daño no se ha producido, esto es, al no presentarse o concurrir
alguna de las condiciones necesarias para su ocurrencia, la misma no llega a tener
entidad en la realidad de los acontecimientos.

“Así pues, aunque constituye prácticamente una cláusula de estilo en la jurisprudencia


contencioso administrativa el sostener que la configuración, en un caso concreto, de
alguna de las denominadas “causales eximentes de responsabilidad” -fuerza mayor,
caso fortuito y hecho exclusivo y determinante de un tercero o de la víctima- conduce a
la ruptura o a la interrupción del nexo o de la relación de causalidad entre el hecho
dañoso y el resultado dañino, en estricto rigor y en consonancia con todo cuanto se ha
explicado, lo que realmente sucede cuando se evidencia en el plenario la concurrencia y
acreditación de una de tales circunstancias es la interrupción o, más exactamente, la
exclusión de la posibilidad de atribuir jurídicamente la responsabilidad de reparar el
daño a la entidad demandada, es decir, la operatividad en un supuesto concreto de
alguna de las referidas “eximentes de responsabilidad” no destruye la tantas veces
mencionada relación de causalidad, sino la imputación (…).

Las causales exonerativas de responsabilidad pueden exonerar de responsabilidad al


demandado de forma total cuando la fuerza mayor, el hecho del tercero y/o el hecho de
la víctima son consideradas como la causa única exclusiva y determinante del daño.
Pero también puede demostrarse que probada esa causal exonerativa, su ocurrencia
tuvo incidencia en la producción del daño junto con el actuar del demandado a título de
concausalidad, evento en el cual la consecuencia no será, en principio, la exoneración
total de responsabilidad, sino que se estará frente a una reducción en la apreciación del
daño, es decir, una reducción de la indemnización (…)21”. Destacado fuera de texto.

20
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 11 de febrero de 2009, expediente 17145 .
21 “LAS CAUSALES EXONERATIVAS DE LA RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL. ¿Por qué y cómo impiden la declaratoria de
responsabilidad?. Aproximación a la jurisprudencia del Consejo de Estado”. Revista de Derecho Privado, n.º 20, enero-junio de 2011, pp . 371 a 398.
Héctor Patiño. http://revistas.uexternado.edu.co/index.php/derpri/article/viewFile/2898/2539
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SENTENCIA
Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA

Claro lo anterior, procederá el Despacho a analizar la causal exonerativa denominada


culpa exclusiva de la víctima o hecho de la víctima, cuyo sustento legal en materia de
privación injusta de la libertad deviene del artículo 70 de la Ley 270 de 1996, ya citado.

En estos eventos, aun cuando resulte probado el daño antijurídico y se acredite que el
mismo es imputable de manera objetiva a la entidad demandada, previo a la extensión de
la condena, deberá el fallador de instancia analizar y valorar la existencia de alguna causal
de exoneración de responsabilidad del Estado y, en ello, examinar si existe o no culpa
exclusiva o concurrente de la víctima de la privación injusta, en el acontecimiento de la
misma.

Frente a este tópico jurídico, se cita a continuación los precedentes constitucionales y de


la Jurisdicción Contencioso Administrativa, en relación con el artículo 70 de la ley 270 de
1996, partiendo de lo expresado por la Corte Constitucional en la sentencia C-037 de
1996 en relación con este precepto:

“(…) Este artículo contiene una sanción por el desconocimiento del deber constitucional
de todo ciudadano de colaborar con el buen funcionamiento de la administración de
justicia (Art. 95-7 C.P.), pues no sólo se trata de guardar el debido respeto hacia los
funcionarios judiciales, sino que también se reclama de los particulares un mínimo de
interés y de compromiso en la atención oportuna y diligente de los asuntos que someten
a consideración de la rama judicial. Gran parte de la responsabilidad de las fallas y el
retardo en el funcionamiento de la administración de justicia, recae en los ciudadanos
que colman los despachos judiciales con demandas, memoriales y peticiones que, o
bien carecen de valor o importancia jurídica alguno, o bien permanecen inactivos ante la
pasividad de los propios interesados. Por lo demás, la norma bajo examen es un
corolario del principio general del derecho, según el cual “nadie puede sacar
provecho de su propia culpa”.

La norma, bajo la condición de que es propio de la ley ordinaria definir el órgano


competente para calificar los casos en que haya culpa exclusiva de la víctima, será
declarada exequible (…)”.

Aunado a lo anterior, el Consejo de Estado, frente a la culpa exclusiva de la víctima como


causal excluyente de responsabilidad del Estado, de tiempo atrás ha concluido:

“(…) La jurisprudencia de esta Corporación ha definido los parámetros con base en los
cuales resulta forzoso reconocer que la responsabilidad del Estado no puede quedar
comprometida como consecuencia de la actuación de la autoridad pública en el caso
concreto, en consideración a que el carácter de hecho causalmente vinculado a la
producción del daño no es predicable de aquélla, sino del proceder activo u
omisivo de quien sufre el perjuicio. (…)

“… Específicamente, para que pueda hablarse de culpa de la víctima


jurídicamente, ha dicho el Consejo de Estado, debe estar demostrada además
de la simple causalidad material según la cual la víctima directa participó y fue
causa eficiente en la producción del resultado o daño, el que dicha conducta
provino del actuar imprudente o culposo de ella, que implicó la desatención a
obligaciones o reglas a las que debía estar sujeta. Por tanto puede suceder en un
caso determinado, que una sea la causa física o material del daño y otra, distinta, la
causa jurídica la cual puede encontrarse presente en hechos anteriores al suceso,
pero que fueron determinantes o eficientes en su producción. Lo anterior permite
concluir que si bien se probó la falla del servicio también se demostró que el
daño provino del comportamiento exclusivo de la propia víctima directa, la cual
rompe el nexo de causalidad; con esta ruptura el daño no puede ser imputable
al demandado porque aunque la conducta anómala de la Administración fue
causa material o física del daño sufrido por los demandantes, la única causa
eficiente del mismo fue el actuar exclusivo y reprochable del señor Mauro
Restrepo Giraldo, quien con su conducta culposa de desacato a las

19
SENTENCIA
Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA

obligaciones a él conferidas, se expuso total e imprudentemente a sufrir el daño


(…)22”. Destacado fuera de texto.

Posteriormente, al Órgano de Cierre de la Jurisdicción Contencioso Administrativa vino a


decir:

“(…) para que la culpa de la víctima releve de responsabilidad a la


administración, aquella debe cumplir con los siguientes requisitos:

-Una relación de causalidad entre el hecho de la víctima y el daño. Si el hecho


del afectado es la causa única, exclusiva o determinante del daño, la
exoneración es total. Por el contrario, si ese hecho no tuvo incidencia en la
producción del daño, debe declararse la responsabilidad estatal. Ahora bien, si la
actuación de la víctima concurre con otra causa para la producción del daño, se
producirá una liberación parcial, por aplicación del principio de concausalidad y de
reducción en la apreciación del daño, de acuerdo con lo previsto en el artículo 2357
del Código Civil.

-El hecho de la víctima no debe ser imputable al ofensor, toda vez que si el
comportamiento de aquella fue propiciado o impulsado por el ofensor, de
manera tal que no le sea ajeno a éste, no podrá exonerarse de responsabilidad a
la administración (…)”23» (subrayas fuera del texto original).

Por otra parte, a efectos de que opere el hecho de la víctima como eximente de
responsabilidad, es necesario aclarar, en cada caso concreto, si el proceder activo u
omisivo de aquélla tuvo, o no, injerencia y en qué medida, en la producción del
daño. Y ello como quiera que la Sala ha señalado que el hecho de la víctima, como
causal de exoneración de responsabilidad o de reducción del monto de la condena
respectiva, debe constituir, exclusiva o parcialmente, causa eficiente del perjuicio
reclamado, pues de no ser así se estaría dando aplicación a la teoría de la
equivalencia de las condiciones, desechada por la doctrina y la jurisprudencia, desde
hace mucho tiempo, para establecer el nexo de causalidad (…)”24. Destacado fuera de
texto.

En ese contexto, el Consejo de Estado en la Sentencia de Unificación del 15 de agosto


2018 -que se viene citando-, se ocupa en extenso de la eximente de responsabilidad del
Estado en tratándose de alegaciones sobre privación injusta de la libertad,
puntualmente, el de culpa exclusiva de la víctima, ello, en estos términos;

“(…) La excepcionalidad que se pregona supone, en sí misma, que el bien jurídico de la


libertad no tiene el carácter de absoluto25 y que, por lo tanto, la imposición de medidas
que lo limitan resulta legítima, siempre y cuando se den todos los presupuestos legales
que así lo permitan o lo exijan. Con todo, es preciso aclarar que la nueva postura que
ahora adopta la Sala no pretende debatir sobre la preponderancia del derecho
fundamental a la libertad, ni mucho menos sobre la excepcionalidad que se predica
respecto de la limitación de tal derecho, pues ello es incuestionable; sin embargo, lo que
sí se quiere poner de presente, por un lado, es que las medidas a través de las cuales
22 Nota original de la sentencia citada: Consejo de Estado, Sentencia de 25 de julio de 2002, Exp. 13744, Actor: Gloria Esther Noreña B.
23 Nota original de la sentencia citada: Consejo de Estado, Sentencia de 2 de mayo de 2002 Exp. 13262, Actor: Héctor A. Correa Cardona y
otros. Esta tesis ha sido reiterada en varias oportunidades por esta Sala, al respecto véase, entre otras, la Sentencia de 20 de abril de 2005,
Exp. 15784 C. P.: Ramiro Saavedra Becerra y la Sentencia del 2 de mayo de 2007, Exp. No. 15.463 C.P.: Mauricio Fajardo.
24 Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Sentencia del 2 de mayo de 2007, Exp. No. 15.463 C.P.:

Mauricio Fajardo. En este sentido véase también la Sentencia de 18 de octubre 2000, Exp. 11981.
25
“En efecto (…) considerar que un determinado derecho fundamental tiene carácter ilimitado, implica, necesariamente, aceptar que
se trata de un derecho que no puede ser restringido y que, por lo tanto, prevalece sobre cualquiera otro en los eventuales conflictos
que pudieren presentarse. Pero su supremacía no se manifestaría sólo frente a los restantes derechos fundamentales. Un derecho
absoluto o ilimitado no admite restricción alguna en nombre de objetivos colectivos o generales o de intereses constitucionalmente
protegidos. Si el sistema constitucional estuviese compuesto por derechos ilimitados sería necesario admitir (1) que se trata de
derechos que no se oponen entre sí, pues de otra manera sería imposible predicar que todos ellos gozan de jerarquía superior o de
supremacía en relación con los otros; (2) que todos los poderes del Estado, deben garantizar el alcance pleno de cada uno de los
derechos, en cuyo caso, lo único que podría hacer el poder legislativo, sería reproducir en una norma legal la disposición
constitucional que consagra el derecho fundamental, para insertarlo de manera explícita en el sistema de derecho legislado. En
efecto, de ser los derechos 'absolutos', el legislador no estaría autorizado para restringirlos o regularlos en nombre de otros bienes,
derechos o intereses constitucionalmente protegidos. Para que esta última consecuencia pueda cumplirse se requeriría,
necesariamente, que las disposiciones normativas que consagran los 'derechos absolutos' tuviesen un alcance y significado claro y
unívoco, de manera tal que constituyeran la premisa mayor del silogismo lógico deductivo que habría de formular el operador del
derecho” (Corte Constitucional, sentencia C-475 de 1997
20
SENTENCIA
Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA

se puede restringir la libertad son, igualmente, de carácter constitucional, si se tiene en


cuenta que el artículo 28 de la Carta Política dispone que las personas pueden ser
detenidas o arrestadas en virtud de mandato escrito del juez, “con las formalidades
legales y por motivo previamente definido en la ley”26 y, por otro lado, que la detención,
a propósito de su carácter preventivo y excepcional, se impone con estricto
cumplimiento de los requisitos que ella exige, mientras se define la responsabilidad del
investigado.

Sobre el rango constitucional de la medida restrictiva de la libertad se encuentra que el


numeral 1 del artículo 250 , antes de ser modificado por el Acto Legislativo 3 de 2002 27,
obligaba a la Fiscalía General de la Nación a solicitar las medidas que se requirieran
para asegurar que el imputado compareciera al proceso penal, lo que, como ya se dijo,
es una de las finalidades que se persigue con la detención preventiva; se trataba,
entonces, de una excepción de estirpe constitucional, respecto del artículo 28 superior.

(…)

Entonces, la medida de detención preventiva de una persona no está condicionada a la


existencia de una prueba categórica e indefectible de su responsabilidad penal, sino a
que medie un mandamiento escrito de la autoridad judicial competente, con las
formalidades legales y por un motivo previamente definido en la ley (como la existencia
de indicios en su contra), requisitos sin los cuales su imposición sí se torna injusta e,
incluso, ilícita y da lugar a que se declare la responsabilidad extracontractual del Estado.

De conformidad con lo anterior, como la indemnización se abre paso cuando se


demuestra que la privación de la libertad del procesado fue injusta, podría no ser
admisible ni justo con el Estado -el cual también reclama justicia para sí- que se le
obligara a indemnizar a quien ha sido objeto de la medida de detención preventiva
cuando para la imposición de esta, se han satisfecho los requisitos de ley ni cuando a
pesar de haber intentado desvirtuar la duda mediante la práctica de pruebas, no se ha
podido obtener o lograr ese objetivo, es decir, cuando sobre el investigado persisten
dudas acerca de su participación en el ilícito y, por lo tanto, también persisten respecto
de lo justo o lo injusto de la privación de la libertad, caso en el cual, si el juez verifica
que se cumplieron los deberes y exigencias convencionales, constitucionales y legales
que corresponden al Estado para privar provisionalmente de la libertad a una persona,
como aquellos de que tratan los ya citados artículos 28 y 250 constitucionales (inclusive
este último después de la modificación que le introdujo el Acto Legislativo 03 de 200228),

26
Como lo disponían, por ejemplo, los artículos 396 y 397 del Decreto 2700 de 1991 y el artículo 357 de la Ley 600 de 2000
27 Con arreglo a las modificaciones que introdujo ese Acto Legislativo, la Fiscalía quedó facultada para “solicitar al juez que ejerza
las funciones de control de garantías las medidas necesarias que aseguren la comparecencia de los imputados al proceso penal, la
conservación de la prueba y la protección de la comunidad, en especial, de las víctimas” (se subraya).
28
“La Fiscalía General de la Nación está obligada a adelantar el ejercicio de la acción penal y realizar la investigación de los hechos
que revistan las características de un delito que lleguen a su conocimiento por medio de denuncia, petición especial, querella o de
oficio, siempre y cuando medien suficientes motivos y circunstancias fácticas que indiquen la posible existencia del mismo. No podrá,
en consecuencia, suspender, interrumpir, ni renunciar a la persecución penal, salvo en los casos que establezca la ley para la
aplicación del principio de oportunidad regulado dentro del marco de la política criminal del Estado, el cual estará sometido al control
de legalidad por parte del juez que ejerza las funciones de control de garantías. Se exceptúan los delitos cometidos por Miembros de
la Fuerza Pública en servicio activo y en relación con el mismo servicio.
“En ejercicio de sus funciones la Fiscalía General de la Nación, deberá:
“1. Solicitar al juez que ejerza las funciones de control de garantías las medidas necesarias que aseguren la comparecencia de
los imputados al proceso penal, la conservación de la prueba y la protección de la comunidad, en especial, de las víctimas. “El
juez que ejerza las funciones de control de garantías, no podrá ser, en ningún caso, el juez de conocimiento, en aquellos asuntos en
que haya ejercido esta función. “La ley podrá facultar a la Fiscalía General de la Nación para realizar excepcionalmente
capturas; igualmente, la ley fijará los límites y eventos en que proceda la captura. En estos casos el juez que cumpla la función
de control de garantías lo realizará a más tardar dentro de las treinta y seis (36) horas siguientes.
“2. Adelantar registros, allanamientos, incautaciones e interceptaciones de comunicaciones. En estos eventos el juez que ejerza las
funciones de control de garantías efectuará el control posterior respectivo, a más tardar dentro de las treinta y seis (36) horas
siguientes, al solo efecto de determinar su validez.
“3. Asegurar los elementos materiales probatorios, garantizando la cadena de custodia mientras se ejerce su contradicción. En caso
de requerirse medidas adicionales que impliquen afectación de derechos fundamentales, deberá obtenerse la respectiva autorización
por parte del juez que ejerza las funciones de control de garantías para poder proceder a ello.
“4. Presentar escrito de acusación ante el juez de conocimiento, con el fin de dar inicio a un juicio público, oral, con inmediación de
las pruebas, contradictorio, concentrado y con todas las garantías.
“5. Solicitar ante el juez de conocimiento la preclusión de las investigaciones cuando según lo dispuesto en la ley no hubiere mérito
para acusar.
“6. Solicitar ante el juez de conocimiento las medidas judiciales necesarias para la asistencia a las víctimas, lo mismo que disponer el
restablecimiento del derecho y la reparación integral a los afectados con el delito.
“7. Velar por la protección de las víctimas, los jurados, los testigos y demás intervinientes en el proceso penal, la ley fijará los
términos en que podrán intervenir las víctimas en el proceso penal y los mecanismos de justicia restaurativa.
21
SENTENCIA
Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA

las normas de procedimiento penal y la Convención Americana sobre Derechos


Humanos, mal puede imponer una condena en contra de este último.

Así las cosas, se insiste, resultaría incoherente que el Estado tuviera que
indemnizar automática o indefectiblemente por una privación de la libertad
impuesta, incluso, por la aplicación del mencionado sustento constitucional, pues para
nada es lógico y sí más bien es absurdo pensar y aceptar que la propia Constitución
Política exige a la Fiscalía adoptar -o solicitar al Juez30- medidas de aseguramiento,
como la detención domiciliaria o la detención preventiva u otras que –en las voces de la
jurisprudencia de esta Corporación– implican la pérdida jurídica de la libertad, como, por
ejemplo, la prohibición de salir del país31 (art. 388 del antiguo C.P.P.), para garantizar
la comparecencia del investigado al proceso –como lo exigen las normas transcritas– y
que dicho organismo, sin embargo, por satisfacer ese deber y por obedecer el mandato
que le imponía el artículo 6 del derogado Decreto 2700 de 1991 -el cual establecía que
los funcionarios judiciales debían someterse al imperio de la Constitución y de la Ley-,
se vea obligado a pagar indemnizaciones cuando deba levantar la medida, la cual,
como se vio unos párrafos atrás, para nada implica la imposición de una sanción o
condena.

En ese sentido, la Sala considera pertinente apartarse de la tesis jurisprudencial


que hasta ahora ha sostenido en torno al tema, máxime que al amparo de ella no
sólo se vienen produciendo condenas cuando el hecho no existió, o no constituyó delito,
o la persona privada de la libertad no lo cometió, sino que también se ha condenado en
todos los demás eventos en los que se dispuso la detención preventiva, pero el proceso
penal no culminó con una condena, exceptuando, eso sí, los casos en los que se ha
observado que el daño alegado fue causado por el obrar doloso o gravemente culposo
de la propia víctima.

En otras palabras, bajo la óptica de la actual posición jurisprudencial, basta que haya
una privación de la libertad y que el proceso penal no culmine en condena, cualquiera
que sea la razón, para que quien la sufre se haga merecedor de recibir una
indemnización, así la medida de aseguramiento de la que fue objeto se haya ajustado a
derecho y a pesar, incluso, de las previsiones de los artículos 90 de la Constitución
Política, 7 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y 68 de la Ley 270 de
1996, esto es, sin importar que el daño producto de ella (la privación de la libertad) sea
antijurídico o no (se parte de la base de que ella es per se antijurídica) y casi que sin
reparar en si fue la conducta del investigado la que llevó a su imposición.

En esa medida, comoquiera que, en criterio de esta Sala, la participación o


incidencia de la conducta del demandante en la generación del daño alegado
resulta preponderante, se torna necesario que el juez verifique, incluso de oficio,
si quien fue privado de la libertad actuó, desde el punto de vista civil, con culpa
grave o dolo, y si con ello dio lugar a la apertura del proceso penal y a la imposición de
la medida de aseguramiento de detención preventiva, pues no debe olvidarse que, para

“8. Dirigir y coordinar las funciones de policía Judicial que en forma permanente cumple la Policía Nacional y los demás organismos
que señale la ley.
“9. Cumplir las demás funciones que establezca la ley” (se subraya). Respecto de las funciones contenidas en el numeral 1 de este
artículo, el Fiscal puede solicitar al juez de control de garantías la imposición de medidas de aseguramiento privativas de la
libertad como lo son la detención preventiva en establecimiento de reclusión o la detención preventiva domiciliaria, o la imposición
de medidas de aseguramiento no privativas de la libertad como la obligación de someterse a un mecanismo de vigilancia
electrónica, a la vigilancia de una persona o institución determinada, de presentarse periódicamente o cuando sea requerido ante el
juez o ante la autoridad que él designe, de observar buena conducta individual, familiar y social, con especificación de la misma y su
relación con el hecho, la prohibición de salir del país, del lugar en el cual reside o del ámbito territorial que fije el juez, la prohibición
de concurrir a determinadas reuniones o lugares, la prohibición de comunicarse con determinadas personas o con las víctimas,
siempre que no se afecte el derecho a la defensa, la prestación de una caución real adecuada (o prendaria, según el caso) y la
prohibición de salir del lugar de habitación entre las 6:00 p.m. y las 6:00 a.m. (artículo 307 de la Ley 906 de 2004).
Por su parte, el artículo 300 de la Ley 906 de 2007, modificado por el artículo 21 de la Ley 1142 de 2007, facultó excepcionalmente a
la Fiscalía para proferir orden de captura, así: “El Fiscal General de la Nación o su delegado podrá proferir excepcionalmente orden
de captura escrita y motivada en los eventos en los que proceda la detención preventiva, cuando no se encuentre un juez que
pueda ordenarla, siempre que existan elementos materiales probatorios, evidencia física o información que permitan inferir
razonablemente que el indiciado es autor o partícipe de la conducta investigada, y concurra cualquiera de las siguientes causales:
“1. Riesgo inminente de que la persona se oculte, se fugue o se ausente del lugar donde se lleva a cabo la investigación.
“2. Probabilidad fundada de alterar los medios probatorios.
“3. Peligro para la seguridad de la comunidad o de la víctima en cuanto a que, si no es realizada la captura, el indiciado realice en
contra de ellas una conducta punible. “La vigencia de esta orden está supeditada a la posibilidad de acceso al juez de control de
garantías para obtenerla. Capturada la persona, será puesta a disposición de un juez de control de garantías inmediatamente o a
más tardar dentro de las treinta y seis (36) horas siguientes para que efectúe la audiencia de control de legalidad a la orden y a la
aprehensión”.
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Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA

los eventos de responsabilidad del Estado por privación injusta de la libertad, el artículo
70 de la Ley 270 de 1996 dispone que aquél (el daño) “se entenderá como debido a
culpa exclusiva de la víctima cuando ésta haya actuado con culpa grave o dolo”, de
modo que en los casos en los que la conducta de la víctima esté provista de una u otra
condición procede la exoneración de responsabilidad del Estado, por cuanto en tal caso
se entiende que es esa conducta la determinante del daño. (…)

Así las cosas y como al tenor de los pronunciamientos de esta Sala la privación de la
libertad de una persona puede ser imputada al Estado siempre y cuando ella no haya
incurrido, bajo la perspectiva de lo civil, en culpa grave o dolo civil, es menester
determinar si, a la luz del artículo 63 del Código Civil32, la conducta de quien fue
privado de la libertad se puede considerar como tal y si, por consiguiente, fue esa
persona quien dio lugar a la apertura del respectivo proceso penal y a la imposición de
la medida de aseguramiento de detención preventiva cuyos perjuicios subsecuentes
pretende le sean resarcidos.

En consecuencia, procede la Sala a modificar y a unificar su jurisprudencia en


relación con los casos cuya litis gravita en torno a la responsabilidad patrimonial
del Estado por privación de la libertad, en el sentido de que, en lo sucesivo,
cuando se observe que el juez penal o el órgano investigador levantó la medida
restrictiva de la libertad, sea cual fuere la causa de ello, incluso cuando se encontró
que el hecho no existió, que el sindicado no cometió el ilícito o que la conducta
investigada no constituyó un hecho punible, o que la desvinculación del encartado
respecto del proceso penal se produjo por la aplicación del principio in dubio pro reo,
será necesario hacer el respectivo análisis a la luz del artículo 90 de la
Constitución Política, esto es, identificar la antijuridicidad del daño.

Adicionalmente, deberá el juez verificar, imprescindiblemente, incluso de oficio, si


quien fue privado de la libertad actuó, visto exclusivamente bajo la óptica del
derecho civil, con culpa grave o dolo, y si con ello dio lugar a la apertura del proceso
penal y a la subsecuente imposición de la medida de aseguramiento de detención
preventiva.

Si el juez no halla en el proceso ningún elemento que le indique que quien


demanda incurrió en esa clase de culpa o dolo, debe establecer cuál es la
autoridad u organismo del Estado llamado a reparar el daño.

El funcionario judicial, en preponderancia de un juicio libre y autónomo y en virtud del


principio iura novit curia, puede encausar el análisis del asunto bajo las premisas del
título de imputación que considere pertinente, de acuerdo con el caso concreto y deberá
manifestar de forma razonada los fundamentos que le sirven de base para ello. (…)”
Destacado en subrayas fuera de texto.

Precisado lo anterior, el Despacho pasa a estudiar, de acuerdo con el material probatorio


válidamente aportado al proceso, si existe responsabilidad por los daños causados a los
demandantes, con ocasión de la privación de la libertad de la cual fue objeto el señor
LEON ADRES ALVAREZ CORREA.

8. MATERIAL PROBATORIO EXISTENTE DENTRO DEL PLENARIO

Se tiene que, en el plenario, obra la siguiente probanza documental:

i) Acta de Captura del señor LEON ANDRES ALVAREZ CORREA donde consta que el 31
de octubre de 2015 siendo las 14:10 en la carrera 57 con calle 66 fue capturado el
accionante (fl.71).

ii) Audio contentivo de la Audiencia preliminar (fl.73).

iii) Certificado expedido por el Representante Legal de la sociedad Ingeniería y


Construcciones WJ S.A.S., en el que afirma que el señor LEON ANDRES ALVAREZ
CORREA laboró para esa empresa entre el 2 de septiembre y el 28 de octubre del 2015

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SENTENCIA
Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA

en el cargo de ayudante de obra; mediante contrato individual de trabajo por obra o labor
determinada con una asignación mensual de $644.350; adicionalmente informa que para
los días 29, 30 y 31 de octubre del 2015, el señor ALVAREZ CORREA no se presentó a
laborar en las instalaciones de la obra, siendo esa, la causal de terminación del contrato
(fl.75).

iv) Escrito de acusación por parte de la Fiscalía 48 Seccional de fecha 10 de diciembre de


2015 en contra del acusado LEON ANDRES ALVAREZ CORREA por los delitos de “Hurto
Calificado y agravado y secuestro simple” del que se destaca lo que sigue: “(…) Los
uniformados JOHN FREDY MARIN y JULIO CESAR TELLEZ LOPEZ informan que el 31
de octubre de 2015 a eso de las 14:00 se enteran por la radio policial que en la carrera 57
con calle 68 sector la Finquita, descargaron una mercancía de un camión y que estaba
siendo trasladada en carros pequeños. Cuando llegaron al lugar indicado observan el
camión y al lado observan a un joven con camiseta azul quien al notar la presencia policial
emprende la huida y lo persiguen hasta aprehenderlo, identificándose como LEON
ANDRES ALVAREZ CORREA. A unos metros encuentran a dos personas sentadas que
adujeron ser el conductor y el ayudante del vehículo hurtado quienes proceden a relatarle
los hechos. (…). Como se presenta una situación en flagrancia, el capturado fue puesto a
disposición de la Fiscalía en la Unidad de Reacción Inmediata (URI NORTE) (…)” (fl.79-
81).

v) Audio de Audiencia de Formulación de Acusación (fl.83).

vi) Audio de Audiencia de Preparación de Juicio Oral (fl.85).

vii) Copia de la sentencia proferida por el Juzgado Segundo Penal del Circuito de Medellín
de fecha 27 de julio de 2016 en la cual, se absuelve al señor LEON ANDRES ALVAREZ
CORREA por los delitos de Hurto y secuestro por presunción de inocencia y solicitud de la
Fiscalía (fl.87-90).

viii) Constancia suscrita por el Director del Establecimiento Penitenciario y Carcelario de


Medellín que da cuenta de que el señor LEON ANDRES ALVAREZ CORREA ingresó al
Centro carcelario el 19 de noviembre de 2015 por cuenta del Juzgado Noveno Penal
Municipal de Medellín por los delitos de Hurto calificado agravado y secuestro, y el 28 de
julio del 2016 le fue otorgada su libertad por el Juzgado Segundo Penal del Circuito de
Bello (fl.92).

ix) Copia del expediente penal adelantado en contra del señor LEON ANDRES
ALVAREZ CORREA, del que se extrae lo que sigue:

- Copia del Acta de Audiencia de Legalización de captura, formulación de imputación e


imposición de medida de aseguramiento en contra de LEON ANDRES ALVAREZ
CORREA por parte del Juzgado Noveno Penal Municipal con Función de Control de
Garantías de fecha 1° de noviembre del 2015 por los delitos de “Hurto calificado y
agravado con la circunstancia de agravación en concurso heterogéneo con secuestro
simple en calidad de coautor” (fl.97).

- Copia del Acta de Audiencia de Acusación de fecha 13 de enero del 2016 proferida por
el Juzgado Segundo Penal del Circuito con Funciones de Conocimiento, en la que
consta que el señor LEON ANDRES ALVAREZ CORREA fue declarado “legalmente
acusado” (fl.117).

- Copia del Acta de Audiencia Preparatoria de fecha 19 de febrero del 2016 por parte del
Juzgado Segundo Penal del Circuito con Funciones de Conocimiento (fl.137).

- Copia del Acta de Audiencia de Juicio Oral de fecha 17 de mayo del 2016 por parte del
Juzgado Segundo Penal del Circuito con Funciones de Conocimiento adelantada en
contra del señor ALVAREZ CORREA (fl.173).

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Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA

- Copia del Informe de seguimiento emitido por el Director General de CARDINAL donde
consta que el señor LEON ANDRES ALVAREZ CORREA con fecha del 27 de diciembre
del 2013, en el que se señala que: “Al realizar la evaluación psiquiátrica, se obtiene
como impresión diagnostica dependencia a la cocaína, trastorno de personalidad
antisocial, por lo que es necesario que se mantenga un alto compromiso con el
tratamiento farmacológico, por parte del usuario y su familia, con el fin de que no se
presente descompensación en este aspecto y se pueda dar continuidad al tratamiento
integral que plantea la Institución” (fl.219).

- Copia del Acta de continuación de la Audiencia de Juicio Oral y lectura de fallo de


fecha 27 de julio del 2016 por parte del Juzgado Segundo Penal del Circuito con
Funciones de Conocimiento adelantada en contra del señor ALVAREZ CORREA, en la
cual se dicta el sentido del fallo, siendo este de carácter absolutorio por presunción de
inocencia en favor del aquí demandante (fl.220).

9. CASO CONCRETO

De acuerdo con lo expuesto, se observa que el trámite del proceso penal adelantado en
contra del señor LEON ANDRES ALVAREZ CORREA, sucedió en vigencia de la Ley
penal 906 de 2004.

En relación con el hecho dañoso cuya reparación se procura en sede judicial y de


acuerdo con el material probatorio obrante dentro del expediente y descrito en el numeral
anterior, está demostrado que el señor LEON ANDRES ALVAREZ CORREA fue
capturado el día 31 de octubre de 2015 (fl.71), legalizándosele la captura el 1° de
noviembre de 2015, por el presunto punible de Hurto Calificado y agravado con la
circunstancia de agravación en concurso heterogéneo con secuestro simple en calidad de
coautor, imponiéndole medida de aseguramiento consistente en detención preventiva en
establecimiento carcelario (fl.97).

En la fecha del 13 de enero de 2016, se llevó a cabo la audiencia de formulación de


acusación (fl.117), en la cual, la Fiscalía acusó al señor LEON ADRES ALVAREZ
CORREA, en calidad de coautor, por el presunto punible de hurto calificado y agravado
en concurso material heterogéneo con el delito de secuestro simple; posteriormente, el 27
de julio de 2016 se celebró la audiencia del juicio oral y se da finalmente lectura del fallo
(fl.220).

En aquella diligencia el Juzgado Segundo Penal del Circuito con Funciones de


Conocimiento de Bello, luego de practicarse las pruebas ordenadas, puntualmente, de
recibirse los testimonios decretados, emite sentido de fallo absolutorio en los siguientes
términos;

“(…). Igualmente declararon los dos (2) policías que capturaron al procesado (JOHN
FREDY MARÍN BOTERO y JULIO CESAR TELLEZ LOPEZ). Informando que al CAI
Baladares llegó una llamada telefónica donde informaban que en un callejón estaban
descargando un camión. Por lo que se dirigieron al lugar y al llegar observaron a un
joven que al notar su presencia huyó, por lo que uno de ellos lo persiguió y el otro se
quedó con otros dos hombres que estaban sentados cerca al camión tomando
gaseosa. Y que cuando regresó el policía con el joven aquellos lo señalaron como
la persona que los estaba custodiando. Pero aseguran los policías que al joven no le
hallaron sino una papeleta de cocaína base y un cigarrillo de marihuana empezando
que era el que se estaba consumiendo cuando ellos llegaron, pero que no tenía arma
alguna, pues el que lo persiguió asegura que no lo perdió de vista en ningún momento.
(…). (Resalta el Despacho)

Así mismo, resalta este Juez Administrativo del fallo penal proferido en favor del señor
LEON ANDREZ ALVAREZ CORREA; lo que sigue:

“(…) Pero estos elementos de convicción por parte alguna demuestran, y menos con
conocimiento más allá de toda duda, que el procesado haya tomado parte - de
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cualquier forma- en la comisión de dicho hurto y ni siquiera que estuviera reteniendo


contra su voluntad a los dos hombres. Pues mírese que no le hallaron arma alguna, a
pesar que el policía captor fue enfático en advertir que nunca lo perdió de vista y que
los dos hombres estaban en una actitud que por parte alguna reflejaba la zozobra de
un secuestro, como bien lo advirtieran los policías. (…).

Por lo que en verdad, se generan serias y trascendentes dudas sobre tan esenciales
tópicos del proceso penal. Dudas que no pueden verse superadas o esclarecidas al
menos en este caso específico, según las razones ya indicadas por la abstracta y vaga
sindicación de los tripulantes del automotor, sobre que era el procesado quien los
vigilaba; pues no solo no comparecieron a declarar, sino que tampoco atendieron los
llamados a la Judicatura para que se presentaran como víctimas dentro del proceso y/o
se hicieran representar por abogado. E incluso, los mismos policías referían la propia
desconfianza que les generó el hecho de la tranquilidad en la que estaban, sabiendo
que como el joven estaba distante de ellos, era un campo abierto y no había más
personas por el lugar podían haberse fugado fácilmente. Y ello indudablemente genera
una gran duda sobre la real participación del procesado en los delitos y por ende sobre
su responsabilidad penal. (…).

Por ello es que, con base en el citado escenario factico en que sucedieron los hechos,
las circunstancias que los rodearon, y los dichos de los policías captores en cuanto a la
actitud de las presuntas víctimas y la forma de la captura del procesado, debe
concluirse que ésta no dio cumplimiento a lo ordenado por el artículo 381 del C. de
P.P.; esto es no demostró en el juicio con conocimiento más allá de toda duda- los
delitos (particularmente el de secuestro) y menos aún la responsabilidad penal del
acusado. (…).” (Resalta el Despacho) (fl.87-90).

Lo que sigue en los términos trazados por el Consejo de Estado en la pluricitada


Sentencia de Unificación es “(…) hacer el respectivo análisis a la luz del artículo 90 de
la Constitución Política, esto es, identificar la antijuridicidad del daño. (…)”
Sumando a ello, “(…) deberá el juez verificar, imprescindiblemente, incluso de oficio,
si quien fue privado de la libertad actuó, visto exclusivamente bajo la óptica del
derecho civil, con culpa grave o dolo, y si con ello dio lugar a la apertura del
proceso penal y a la subsecuente imposición de la medida de aseguramiento de
detención preventiva (…)”, lo cual se ajusta en todo a lo exigido por la Corte
Constitucional en la Sentencia de Unificación SU-072 del 05 de julio de 2018, la cual
prevé que “(…) el juez administrativo deberá establecer si está frente a un caso de duda
acerca del valor demostrativo de la prueba recaudada o de su absoluta inexistencia y, en
tal caso, elegir, si a ello hubiere lugar, un título de atribución objetiva (…)”.

Razón que, en principio, se acredita la ocurrencia de un daño en el entendido que,


probado está, que el señor LEON ANDRES ALVAREZ CORREA, fue privado de la
libertad en virtud de una decisión judicial extendida por parte del Juez de Control de
Garantías, situación que daría lugar per se a la definición maquinal de responsabilidad del
Estado por ese hecho, no obstante, en palabras del Consejo Estado en su reciente
postura; “(…) resultaría incoherente que el Estado tuviera que indemnizar automática o
indefectiblemente por una privación de la libertad impuesta, (…)”, de ahí que, se obliga
este Juez el apreciar si, en este caso, la víctima ha mostrado o no un obrar doloso o
gravemente culposo que, en últimas, haya contribuido o sido causa eficiente de las
decisiones judiciales que le fueron adversas, en los términos del artículo 63 de
C.C., es decir, deberá determinarse si la “(…) conducta de quien fue privado de la libertad
se puede considerar como tal y si, por consiguiente, fue esa persona quien dio lugar a la
apertura del respectivo proceso penal y a la imposición de la medida de aseguramiento
de detención preventiva cuyos perjuicios subsecuentes pretende le sean resarcidos (…)”.

Para tal efecto, a renglón seguido, necesariamente, debe analizarse, de cara con lo que
fuera probado en el juicio penal -trasladado a esta actuación-, si se avizora y, por demás,
acredita la alegada participación de la víctima en el hecho que desencadena las
actuaciones judiciales, formulado así por los extremos demandados a manera de
excepción.

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SENTENCIA
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MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA

Sería del caso, entrar a analizar no solo las pruebas documentales aportadas al plenario
con respecto al proceso penal adelantado en contra del aquí demandante, sino también
analizar la prueba testimonial que aquel asunto, fue practicada, sin embargo, se observa
que, si bien en la demanda se señala a folio 55 que como medio de prueba se aportó
audio de la audiencia de juicio oral (prueba N° 4) y que, por demás conviene resaltar, es
el audio que contiene el desarrollo de las testimoniales que fueron decretadas por el Juez
Penal del Circuito en la Audiencia preparatoria, lo cierto es que, revisado a folios 76 y 77
tal CD no obra dentro del sub lite, por lo que, éste Juzgador entrará a adoptar la decisión
teniéndose en cuenta el análisis de las pruebas que se encuentran dentro del plenario,
pues se insiste que, fue en la audiencia de juicio oral, que se practicó el recibimiento de
los testigos dentro del proceso penal adelantado y, el cual no fue aportado al presente
asunto.

Bien, del audio contentivo de la Audiencia de Formulación de acusación se desprende


que la Fiscalía relató lo siguiente:

“(…) Se le acusa en virtud de los siguientes hechos: Temprano en la mañana del 31 de


octubre del 2015 JAIDER ALBERTO AVILES FIGUEROA cargó en el vehículo de placas
SNV 754 unas 160 cajas en la bodega ENVIEXPRES del Municipio de Sabaneta con
destino a Bello, junto con su ayudante EDISON MARIACA PATIÑO (…). Ya en el sector
de Hato viejo siendo las 12:30 del mediodía (…) fueron abordados por dos sujetos y el
ue vestía camiseta blanca se subió al lado del ayudante y les ordenó dar la vuelta para
llevar el carro a un parqueadero, a la par que les decía que cuidaran sus vidas (…).
Habiendo hecho lo que les ordenaba el sujeto, descendieron del vehículo y fueron
conducidos a un rincón en donde se encontraba otro joven que vestía camiseta azul a
quien el de camiseta blanca le ordenaba vigilarlos y en ese instante, llega en moto el
otro joven que inicialmente los había abordado (…) Permanecieron unos 40 minutos
hasta cuando apareció una patrulla de la policía y el joven que los vigilaba sale en
carrera y la policía lo persigue y captura. Las víctimas explican lo sucedido a los
gendarmes y estos los dirigen hasta donde está el camión, aunque sin mercancía (…).

“(…) Los uniformados JOHN FREDY MARIN y JULIO CESAR TELLEZ LOPEZ informan
que el 31 de octubre de 2015 a eso de las 14:00 se enteran por la radio policial que en
la carrera 57 con calle 68 sector la Finquita, descargaron una mercancía de un camión y
que estaba siendo trasladada en carros pequeños. Cuando llegaron al lugar indicado
observan el camión y al lado observan a un joven con camiseta azul quien al notar
la presencia policial emprende la huida y lo persiguen hasta aprehenderlo,
identificándose como LEON ANDRES ALVAREZ CORREA. A unos metros
encuentran a dos personas sentadas que adujeron ser el conductor y el ayudante del
vehículo hurtado quienes proceden a relatarle los hechos. (…). Como se presenta una
situación en flagrancia, el capturado fue puesto a disposición de la Fiscalía en la Unidad
de Reacción Inmediata (URI NORTE) (…)” (fl.79-81).”

Así mismo, de la lectura del fallo de absolución proferido por el Juzgado Segundo Penal
del Circuito de Bello con Funciones de Conocimiento, se indica lo siguiente:

“Como puede verse, de estos elementos de convicción puede concluirse sin


hesitación alguna que sí se probó el hurto del camión y que en el lugar donde
estaba, se encontraban igualmente su conductor, el ayudante y el procesado.
Empero, respecto a la actuación del procesado solo indican los policías que estaba
cerca al camión consumiendo estupefacientes y que huyó del lugar, pero que no le
hallaron armas y sí solo cantidades mínimas de alcaloide. Mientras que los dos hombres
(conductor y ayudante) estaban tranquilos tomando gaseosa, sentados cerca al camión,
y que capturaron al procesado por que estos lo señalaron como el que los
custodiaba o vigilaba para que no huyeran del lugar o dieran aviso a la policía.
(…)” (Resalta el Despacho) (fl.87-90)

Al apreciar estas pruebas obrantes dentro del expediente que aquí nos ocupa, se llega a
las siguientes conclusiones;

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De lo referido en el escrito de acusación por parte de la fiscalía y narrado por parte del
Juez Penal de Conocimiento en la sentencia proferida, se infiere y se entiende, por
demás que, en efecto para ese momento en que se da la captura del señor LEON
ANDRES ALVAREZ CORREA el 31 de octubre del 2015, al interior de un parqueadero
situado en el Municipio de Bello, dos agentes de policía de nombres JOHN FREDY
MARÍN BOTERO y JULIO CESAR TELLEZ LOPEZ atendiendo un llamado al CAI de
Baladares, se desplazan hasta ese sitio (el parqueadero) en el cual se encontraba el
señor ALVAREZ CORREA notándose que estaba bajo los efectos de sustancias
estupefacientes, quien sale huyendo del lugar al notar la presencia de estos uniformados
de la Policía, pero que cuadras más adelante es alcanzado por uno de ellos, por lo que es
conducido nuevamente yd e regreso al parqueadero. En este parqueadero, se dice que
estaban dos personas (JAIDER ALBERTO AVILES FIGUEROA y EDISON MARIACA
PATIÑO) uno en calidad de conductor de un vehículo tipo furgón y el otro su ayudante,
respectivamente, señalando delante de los agentes de Policía al hoy demandante LEON
ANDRES ALVAREZ CORREA de ser el presunto autor y/o partícipe del hurto y secuestro
del que se afirmó estaban siendo víctimas en ese preciso momento, por lo que en
Flagrancia, se realiza la captura del señor ALVAREZ CORREA, y así se consignó en el
informe de la Policía de vigilancia y al que hace alusión la Fiscalía en su escrito de
acusación (fl.104), el cual, si bien no obra en copia en este expediente, lo cierto es que se
corrobora con la reiteración que de la misma hace el Juez Penal del Circuito en el Acta
que suscribe con relación a la Audiencia de Formulación de Acusación (fl.117-reverso-), y
de cuya existencia no tiene duda este juzgador, pues de ello da fe dicho Operador
Judicial.

Pues bien, es dable deducir que el señor LEON ANDRES ALVAREZ CORREA con su
actuar, dio origen a que los policiales en principio, sospecharan de que éste ciudadano en
efecto, podía estar involucrado en la comisión de un delito, sobre el cual, minutos antes
habían sido avisados telefónicamente, puesto que los uniformados salieron a hacer su
respectiva labora de patrullaje y vigilancia, y de no ser porque el señor LEON ANDRES se
da a la huida al verlos, quizás otra hubiera podido ser el resultado de la operación.

Aunado a ello, está el hecho de que las dos presuntas víctimas, esto es los señores
JAIDER ALBERTO AVILES FIGUEROA y EDISON MARIACA PATIÑO, si bien, durante el
curso del proceso penal no acudieron a las citaciones y llamados hechos para ratificar sus
declaraciones, lo cierto es que, para ese momento en que sucedían los hechos, al hacer
presencia física los agentes de policía con el aquí demandante en el referido
parqueadero, estos ciudadanos señalaron al demandante como partícipe y/o coautor del
hurto del que presuntamente habían sido objeto, por lo que, es claro para este Juzgador
que ante ese escenario factico, los agentes de policía que se encontraban en el sitio, no
podían hacer otra cosa distinta que aprehender al señor ALVAREZ CORREA y ponerlo a
disposición de las autoridades competentes para lo de su competencia.

Otro asunto menos importante pero que vale la pena hacer alusión, es que en ese
momento, el señor LEON ANDRES ALVAREZ CORREA se encontraba consumiendo
estupefacientes y se hallaba bajo los efectos de estas sustancias alucinógenas, lo que se
corrobora no solo con lo dicho en ese momento por parte del uniformado que lo captura
sino que además, es confirmado por el escrito de la demanda, lo que permite decir que,
sin importar la cantidad de droga que para ese momento portaba o no el aquí accionante,
lo significativo es que, científicamente está comprobado que una persona que se halle
consumiendo este tipo de sustancias en cantidades elevadas, puede verse afectada en
su salud, y experimentar cambios en su estado de ánimo, consciencia y percepción, y
según lo enuncia la demanda, el señor LEON ANDRES cuando recibía su pago por su
trabajo, destinaba una parte para satisfacer su adicción a los estupefacientes “y se iba a
consumir varios días seguidos”, lo que en efecto, ocurrió para esa fecha de los hechos,
pues, narra la demanda en el hecho 7 que “Para el 31 de octubre el señor LEON
ANDREZ se encontraba desde el día anterior consumiendo alucinógenos, cuando decidió
irse para donde su hermana y compró su última dosis, deteniéndose alrededor de la dos
de la tarde en un parqueadero abierto ubicado en la carrera 57 con calle 68 para
consumirla” (fl.4).

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SENTENCIA
Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA

Para este Juez Administrativo, el hecho de que el señor LEON ANDRES ALVAREZ
CORREA, hubiese salido huyendo del lugar al notar de manera inmediata a los agentes
de la Policía Nacional, que llegaron al sitio donde se estaba cometiendo el hurto de la
mercancía que se hallaba al interior de un camión, constituye en un obrar mínimamente
culposo, y el hecho de estar bajo efectos de sustancias alucinógenas, lejos de ser una
situación que lo beneficie, es una situación que lo perjudica, pues su actitud de darse a la
huida sumado a su “posible” estado físico en ese momento, lo situó como sospechoso del
punible del cual se le acusó.

Esta Agencia Judicial, en gracia de lo acreditado, indefectiblemente llega a la conclusión,


que el accionar desplegado por el señor ALVAREZ CORREA, actúa en una clara
desatención de sus deberes ciudadanos, en este caso, lo cual, responde a una conducta
gravemente culposa, explicado así por el Consejo de Estado;

“(…) Culpa se ha dicho que es la reprochable conducta de un agente que generó un


daño antijurídico (injusto) no querido por él pero producido por la omisión voluntaria del
deber objetivo de cuidado que le era exigible de acuerdo a sus condiciones personales y
las circunstancias en que actuó; o sea, la conducta es culposa cuando el resultado
dañino es producto de la infracción al deber objetivo de cuidado y el agente debió
haberlo previsto por ser previsible, o habiéndolo previsto, confió en poder evitarlo.
También por culpa se ha entendido el error de conducta en que no habría incurrido una
persona en las mismas circunstancias en que obró aquella cuyo comportamiento es
analizado y en consideración al deber de diligencia y cuidado que le era exigible.
Tradicionalmente se ha calificado como culpa la actuación no intencional de un
sujeto en forma negligente, imprudente o imperita, a la de quien de manera
descuidada y sin la cautela requerida deja de cumplir u omite el deber funcional o
conducta que le es exigible; y por su gravedad o intensidad, siguiendo la tradición
romanista, se ha distinguido entre la culpa grave o lata, la culpa leve y la culpa levísima,
clasificación tripartita con consecuencias en el ámbito de la responsabilidad contractual
o extracontractual, conforme a lo que expresamente a este respecto señale el
ordenamiento jurídico. De la norma que antecede [artículo 63 del Código Civil] se
entiende que la culpa leve consiste en la omisión de la diligencia del hombre normal
(diligens paterfamilias) o sea la omisión de la diligencia ordinaria en los asuntos
propios; la levísima u omisión de diligencia que el hombre juicioso, experto y previsivo
emplea en sus asuntos relevantes y de importancia; y la culpa lata u omisión de la
diligencia mínima exigible aún al hombre descuidado y que consiste en no poner el
cuidado en los negocios ajenos que este tipo de personas ponen en los suyos, y que en
el régimen civil se asimila al dolo -se destaca29-” (…)”. (Destacado es propio del texto,
negrilla del Despacho)

No podrá exigírsele al Juez Administrativo, que el hecho de haberse presentado


una decisión absolutoria en la esfera penal, ello le obligue de forma mecánica en
definir la responsabilidad del Estado, pues incluso, antes de la Sentencia de
Unificación del 15 de agosto de 2018, el Consejo de Estado ya había concluido en ese
sentido;

“(…) Ahora bien, una vez se practicaron las pruebas en la investigación penal
respectiva, como se evidencia en las providencias parcialmente transcritas, las pruebas
no lograron desvirtuar la presunción de inocencia de la que gozaba (...) y por esto
fue absuelta. No obstante que este fue el resultado del proceso penal, desde la
óptica de la responsabilidad patrimonial del Estado, es evidente que fue ella la
que con su conducta dio lugar a que la Fiscalía investigara y profiriera la medida
de aseguramiento correspondiente. Si posteriormente se determinó que lo hizo
coaccionada bajo amenazas, es una circunstancia que tiene trascendencia para la
responsabilidad penal de la sindicada; pero que no puede resultar eximente de la
obligación que tenía el Estado de investigar, por lo tanto fue la víctima la que dio

29
Sentencia del 10 de mayo de 2018 (expediente 42.897) - Sentencia del 10 de mayo de 2018 (expediente 42.897) la cual es citada
por esa misma corporación en la sentencia de unificación del 15 de agosto de 2018
29
SENTENCIA
Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA

lugar con su conducta a que se emitiera la medida de aseguramiento. (…)”30.


Destacado fuera de texto.

Lo hecho en esta Sede Judicial no corresponde en modo alguno a un nuevo juicio de


valoración de responsabilidad penal del señor LEON ANDRES ALVAREZ CORREA, la
tarea del Juez Administrativo, entre otras cosas, estará dirigida a definir si quien
demanda, con su obrar positivo o negativo, contribuyó o dio lugar de manera
alguna a la privación de la libertad.

De la prueba tenida en cuenta en el juicio penal y que ha sido agregada a este proceso,
es dable concluir, que al margen de la acreditada ausencia de responsabilidad penal del
señor ALVAREZ CORREA, éste contribuyó de manera eficiente en la estructuración de
los hechos que, en últimas, llevaron a la autoridad judicial a valorar esa situación fáctica,
al punto de estimar que los mismos podrían ser constitutivos de alguna conducta ilegal,
de ahí, la procedencia de la medida privativa de la libertad.

El Consejo de Estado al resolver este tipo de demandas ha precisado entre otras cosas lo
siguiente;

“(…) Siendo así, la responsabilidad patrimonial por la privación de la libertad se


estructura a la luz de un juicio autónomo, complejo, sobre una misma unidad fáctica, en
cuanto, a partir de la investigación penal considerada en su conjunto y al margen de la
configuración del delito que no es objeto del proceso de reparación, al juez de la
responsabilidad patrimonial le corresponde determinar si i) la investigación en la que se
impuso la medida de aseguramiento invocada como fundamento de la reparación
demandada concluyó con decisión favorable a la víctima porque el Estado, en ejercicio
del ius puniendi, no logró desvirtuar la presunción de inocencia y ii) si los hechos o
actuaciones que comprometieron en esa investigación a quien demanda en
reparación se enmarcan en culpa grave o dolo civil, con entidad suficiente para
negar la reparación.

En esas circunstancias, comoquiera que la causa petendi de la reparación del daño


comprende particularmente la privación de la libertad, los juicios no se confunden. Ello
es así, en tanto la unidad fáctica sobre la que se estructura la responsabilidad por la
privación injusta de la libertad, con la investigación penal, se limita a los hechos o
actuaciones que comprometieron al actor en reparación.

Esto es así porque, acorde con el artículo 70 de la Ley 270 de 1996, acreditada la culpa
grave o el dolo civil de la víctima, es claro que se impone al juez de la responsabilidad
proferir sentencia adversa a sus pretensiones, al margen de la presunción de inocencia
y los imperativos de legalidad, juez natural, favorabilidad y non bis in ídem.

En ese orden de ideas, para efectos de la reparación, es menester considerar


también i) el descuido o negligencia del encartado en el cumplimiento de los
deberes, en la vigilancia, cuidado o pericia, en los que no habrían incurrido las
personas negligentes o de poca prudencia en sus actuaciones -culpa grave,
equivalente al dolo- y ii) “…la intención positiva de inferir injuria a la persona o
propiedad de otro” (C.C., art. 63), al margen de los elementos que configurados
legitiman la pérdida de la libertad, habida cuenta que se trata de la culpa o el dolo de
quien reclama como víctima y no del infractor de una conducta típica, antijurídica y
culpable. Casos en los que, de conformidad con lo previsto en el artículo 70 de la Ley
270 de 1996, “…se exonerará de responsabilidad al Estado”.

Juicio en el que, inclusive, le corresponde al juez de lo contencioso administrativo


adelantar, al margen de que la demandada no haya formulado en su defensa la
excepción, el análisis respectivo de la conducta de quien alega el daño, en tanto el
imperativo constitucional y legal así lo indican.

30
Consejo de Estado-Sala de lo Contencioso Administrativo-Sección Tercera-Subsección C-Consejero Ponente: Jaime Orlando
Santofimio Gamboa-Veintiséis (26) de abril de dos mil diecisiete (2017).-Radicación número: 25000-23-26-000-2006-01109-
01(41879)
30
SENTENCIA
Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA

Lo anterior encuentra su fundamento en los artículos 90 y 95 constitucionales, 65, 68 y


70 de la Ley 270 de 1996 que sujetan la responsabilidad patrimonial por la privación de
la libertad, no solo a la absolución o preclusión con que se favoreció al privado de la
libertad, sino también a la exigencia de que la víctima no haya actuado de manera
dolosa o gravemente culposa -entendido, como es natural, desde una perspectiva
netamente civil-. De donde no es dable que se sujete esta última a las exigencias
procesales de la excepción o que su análisis sea abordado desde una perspectiva
fundada en la imputabilidad, comoquiera que lo relevante tiene que ver con que, al tenor
de las disposiciones especiales que, desde la Constitución Política y la Ley Estatutaria
de la Justicia, disciplinan la materia, no resulta posible recibir indemnización al margen
de la culpa grave o dolo.

Se concluye entonces, sin hesitación, que, a partir de la normatividad bajo análisis, en


materia de privación injusta de la libertad la culpa grave o el dolo, son elementos
sustanciales de la responsabilidad patrimonial del Estado. Esto es, le está vedado al
juez de lo contencioso administrativo declarar esa responsabilidad al margen de lo
dispuesto por el artículo 70 de la ley estatutaria.

Es así como la Sala ha determinado que, cuando se trata de acciones de


responsabilidad patrimonial, el dolo o culpa grave que allí se considera, se rige por los
criterios establecidos en el artículo 63 del Código Civil. Así, en decisión del 18 de
febrero de 2010 sostuvo:

“Culpa se ha dicho que es la reprochable conducta de un agente que generó un daño


antijurídico (injusto) no querido por él pero producido por la omisión voluntaria del
deber objetivo de cuidado que le era exigible de acuerdo a sus condiciones
personales y las circunstancias en que actuó; o sea, la conducta es culposa
cuando el resultado dañino es producto de la infracción al deber objetivo de cuidado
y el agente debió haberlo previsto por ser previsible, o habiéndolo previsto, confió en
poder evitarlo. También por culpa se ha entendido el error de conducta en que
no habría incurrido una persona en las mismas circunstancias en que obró
aquella cuyo comportamiento es analizado y en consideración al deber de
diligencia y cuidado que le era exigible. Tradicionalmente se ha calificado como
culpa la actuación no intencional de un sujeto en forma negligente, imprudente o
imperita, a la de quien de manera descuidada y sin la cautela requerida deja de
cumplir u omite el deber funcional o conducta que le es exigible; y por su
gravedad o intensidad, siguiendo la tradición romanista, se ha distinguido entre la
culpa grave o lata, la culpa leve y la culpa levísima, clasificación tripartita con
consecuencias en el ámbito de la responsabilidad contractual o extracontractual,
conforme a lo que expresamente a este respecto señale el ordenamiento jurídico. De
la norma que antecede [C.C., art. 63] se entiende que la culpa leve consiste en la
omisión de la diligencia del hombre normal (diligens paterfamilias) o sea la omisión
de la diligencia ordinaria en los asuntos propios; la levísima u omisión de diligencia
que el hombre juicioso, experto y previsivo emplea en sus asuntos relevantes y de
importancia; y la culpa lata u omisión de la diligencia mínima exigible aún al hombre
descuidado y que consiste en no poner el cuidado en los negocios ajenos que este
tipo de personas ponen en los suyos, y que en el régimen civil se asimila al dolo -se
resalta-. (…)”. Destacado fuera de texto.

El ejercicio judicial que ahora se hace, procura definir si existe merito o no para fijar
compromiso reparatorio del Estado, entendiendo que “(...) la responsabilidad
patrimonial por la privación de la libertad se estructura a la luz de un juicio
autónomo (…)”, lo cual, de cara a lo probado en este juicio, en gracia del material
trasladado del averiguatorio punitivo, se llega a la conclusión que, si bien es cierto, no
podrá este Juez en modo alguno, desconocer la decisión judicial que en la esfera penal
favoreció al señor LEON ANDRES ALVAREZ CORREA, pero, con todo, en el ámbito de
valoración que permite el articulo 90 Superior y que ahora en sede de unificación reglan
tanto la Corte Constitucional como el Consejo de Estado, es dable concluir que en el
hecho puntual que obligó la captura de esta persona, su posterior judicialización y
privación temporal de la libertad, fue producto en gran medida por la referida conducta del
aquí demandante, , razón por la cual tal medida es una carga que el señor ALVAREZ
CORREA estaba en la obligación de soportar, luego, debe predicarse configurada
31
SENTENCIA
Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA

plenamente la ocurrencia de la eximente de responsabilidad del Estado de culpa


exclusiva de la víctima o hecho de la víctima, lo cual obliga la desestimación de las
pretensiones de la demanda, al no haberse configurado los presupuestos establecidos
en la Ley y ampliamente desarrollados por la Jurisprudencia para atribuir responsabilidad
a las entidades públicas aquí demandadas.

10. EXCEPCIONES

Sin perjuicio de las consideraciones extendidas por el Despacho en relación con la


ausencia de responsabilidad de la administración al no acreditarse por quien demanda, la
arbitrariedad de la decisión que le priva de la libertad y en cuanto a la acreditación de
culpa exclusiva de la víctima, dirá este Juez Administrativo que se torna innecesario
realizar un pronunciamiento expreso frente a los medios exceptivos propuestos por las
accionadas, distintos a los de falta de legitimación en la causa y culpa exclusiva de la
víctima, ampliamente tratados, dada la falta de prosperidad de las pretensiones de la
demanda.

11. COSTAS

El artículo 188 del Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso


Administrativo, establece que “(…) salvo en los procesos en que se ventile un interés público,
la sentencia dispondrá sobre la condena en costas, cuya liquidación y ejecución se regirán por
las normas del Código de Procedimiento Civil (…)”. Destacado fuera de texto.

Al respecto, el artículo 365 del CGP, en sus numerales 1° y 8º, señalan: “(…) En los
procesos y en las actuaciones posteriores a aquellos en que haya controversia la condena en
costas se sujetará a las siguientes reglas: 1. Se condenará en costas a la parte vencida en el
proceso, o a quien se le resuelva desfavorablemente el recurso de apelación, casación, queja,
súplica, anulación o revisión que haya propuesto. Además, en los casos especiales previstos en
este código. (…).8. Solo habrá lugar a costas cuando en el expediente aparezca que se
causaron y en la medida de su comprobación (…)”. Destacado fuera de texto.

Claro lo anterior, importa decir que el Consejo de Estado modificó el criterio subjetivo que
venía aplicando en relación con la imposición de las costas (incluidas las agencias en
derecho), a uno objetivo en el que no se debe evaluar la conducta de las partes
(temeridad o mala fe). Se deben valorar aspectos objetivos respecto de la causación de
las costas, tal como lo prevé el Código General del Proceso, con el fin de darle plena
aplicación a su artículo 365. Esto ha dicho el Alto Tribunal:

“(…) a) Por su parte, el artículo 365 del CGP que fue objeto de análisis por la Corte
Constitucional en sentencia C-157 de 21 de marzo de 2013, ratificó el criterio objetivo
valorativo de la norma, al señalar lo siguiente:

Debe advertirse que dicha condena es una figura que surge del proceso
propiamente dicho y hace relación a los gastos en los que se debe incurrir para
obtener una declaración o ejecución judicial de un derecho. Éstas deben ser
sufragadas por aquel que fue vencido en el proceso y, comprende además de las
expensas necesarias, las agencias en derecho, es decir el pago de honorarios del
abogado de la parte que obtuvo un pronunciamiento judicial favorable a sus
intereses.

No obstante, el reconocimiento efectivo de las costas judiciales dependerá de la


causa y razón que motivaron el gasto, por lo tanto, a la parte que obtuvo un
pronunciamiento favorable a sus pretensiones, le corresponde no sólo acreditar
que se causaron sino también el monto en que incurrió, para que, con
fundamento en ello y de acuerdo a los criterios establecidos por el legislador, se
cuantifiquen. Debe tenerse en cuenta, que en el evento de que no se pruebe su
causación material, pueden liquidarse sin reconocimiento alguno”

En atención a lo anterior, dado que las pretensiones de la demanda NO prosperaron,


se condenará en costas a la parte demandante en un 100% del total de lo que arroje
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SENTENCIA
Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA

la liquidación que se realice por conducto de la Secretaría del Despacho, en los


términos señalados en los artículos 365 y 366 del CGP.

En relación con las agencias en derecho y de cara con la fecha de presentación de la


demanda que da origen al presente medio de control, la cual data del 08 de septiembre
de 2017 (folio 13), forzosamente ha lugar a aplicar el Acuerdo No. PSAA16-10554 del 05
de agosto del 2016 expedido por el Consejo Superior de la Judicatura, el cual entró en
vigencia en esa misma fecha -05 de agosto de 2016- y de cuyo tenor literal se destaca lo
que sigue:

“(…) Artículo 2º. Criterios. Para la fijación de agencias en derecho el funcionario


judicial tendrá en cuenta, dentro del rango de las tarifas mínimas y máximas
establecidas por este acuerdo, la naturaleza, la calidad y la duración de la gestión
realizada por el apoderado o la parte que litigó personalmente, la cuantía del proceso y
demás circunstancias especiales directamente relacionadas con dicha actividad, que
permitan valorar la labor jurídica desarrollada, sin que en ningún caso se puedan
desconocer los referidos límites. (…)

Artículo 3º. Clases de límites. Cuando las agencias en derecho correspondan a


procesos en los que se formularon pretensiones de índole pecuniario, o en los que
en la determinación de la competencia se tuvo en cuenta la cuantía, las tarifas se
establecen en porcentajes sobre el valor de aquellas o de ésta. Cuando la demanda
no contenga pretensiones de dicha índole, o cuando se trate de la segunda instancia,
de recursos, o de incidentes y de asuntos asimilables a los mismos, las tarifas se
establecen en salarios mínimos mensuales legales vigentes, en delante S.M.M.L.V.

PARÁGRAFO 1o. Para los efectos de este acuerdo entiéndase que las pretensiones no
son de índole pecuniario cuando lo que se pide sea la simple declaración o ejecución de
obligaciones de hacer o no hacer, licencias, designaciones, declaración de situaciones,
autorizaciones, correcciones o solicitudes semejantes.
PARÁGRAFO 2º. Cuando en un mismo proceso converjan pretensiones de diversa
índole, pecuniarias y no pecuniarias, la base para determinar las agencias la
constituirán las primeras. (…)

PARÁGRAFO 3º. Cuando las tarifas correspondan a porcentajes, en procesos con


pretensiones de índole pecuniario, la fijación de las agencias en derecho se hará
mediante una ponderación inversa entre los límites mínimo y máximo y los
valores pedidos. Esto es, a mayor valor menor porcentaje, a menor valor mayor
porcentaje, pero
en todo caso atendiendo a los criterios del artículo anterior. (…)

Artículo 5º. Tarifas. Las tarifas de agencias en derecho son:

1. PROCESOS DECLARATIVOS EN GENERAL.

En única instancia. (…)


En primera instancia. a. Por la cuantía. Cuando en la demanda se formulen
pretensiones de contenido pecuniario:

(i) De menor cuantía, entre el 4% y el 10% de lo pedido.


(ii) De mayor cuantía, entre el 3% y el 7.5% de lo pedido (…)”. Destacado fuera de
texto.

Ahora bien, el actor estima sus pretensiones en $ 17.846.456 pesos.

De conformidad con lo anterior, en concordancia con lo señalado en los artículos 306 de


la Ley 1437 de 2011 y 25 del Código General del Proceso39, se fijará como agencias en
derecho el TRES POR CIENTO (3%) de lo pedido31.

31
Folio 57
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SENTENCIA
Expediente No. 05001 – 33 – 33 – 036 – 2018–00378- 00
MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA

En mérito de lo expuesto, EL JUZGADO TREINTA Y SEIS ADMINISTRATIVO ORAL DE


MEDELLÍN, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley,

FALL A

PRIMERO: DECLARAR probada la excepción de falta de legitimación en la causa por


pasiva de la NACIÓN – FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN, de conformidad con lo
expuesto en la parte motiva de la presente decisión.

SEGUNDO: DECLARAR probada la excepción de CULPA EXCLUSIVA DE LA VÍCTIMA


O HECHO DE LA VÍCTIMA, conforme a lo fijado en líneas precedentes y propuesta por la
demandada NACION - RAMA JUDICIAL – CONSEJO SUPERIOR DE LA
JUDICATURA.

TERCERO: NEGAR las pretensiones de la demanda, de conformidad con lo expuesto en


la parte motiva de la presente decisión.

CUARTO: En aplicación de lo dispuesto en el artículo 188 del CPACA se condena en


costas a la PARTE DEMANDANTE, en un 100% del total de lo que arroje la liquidación
que se realice por conducto de la Secretaría del Despacho.

Por concepto de Agencias en Derecho, se fija el TRES POR CIENTO (3%) del valor de
lo pedido en la demanda, de conformidad con lo expuesto anteriormente en la parte
motiva de la presente providencia.

QUINTO: La presente decisión se notificará conforme lo dispone el artículo 203 de la Ley


1437 de 2011 y contra la misma, procede el recurso de apelación, en el efecto
suspensivo, ante el H. Tribunal Administrativo de Antioquia, recurso que podrá
interponerse y sustentarse dentro de los diez (10) días siguientes a su notificación, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 247 del CPACA.

SEXTO: ARCHIVAR el expediente una vez en firme la presente decisión

NOTIFIQUESE Y CUMPLASE

FRANKY GAVIRIA CASTAÑO


JUEZ

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