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Una Mirada prospectiva sobre el Bicentenario de Bolivia


Por: Andres Torrez Villa Gómez1

Hacer un análisis prospectivo sobre la historia de la independencia de Bolivia


es mirar hacia atrás con el corazón en el presente y la cabeza en la historia. Es
tratar de entender el proceso de evolución política económica y social de una
sociedad en permanente búsqueda de paz, igualdad y desarrollo. Es tratar de
aprovechar el bicentenario como una plataforma de reflexión sobre el ser
mismo de la nación y sus desafíos hacia adelante. Es sumergirse
humildemente en las entrañas del pasado para comprender el presente y tratar
de construir un futuro mejor.

Este desafío fascinante nos obliga a ordenar los tiempos de la historia en base
a interpretaciones diferentes. En el caso de este trabajo las etapas y espacios
del análisis están hechos a partir de los momentos económicos de la historia
del país, partiendo de la premisa que todos los países son fruto de la violencia
y de la guerra y en consecuencia de una construcción irracional de la historia y
de la vida. ¿Cómo hacer de esta irracionalidad un acto de paz, y razón? es el
desafío de toda sociedad moderna. ¿Cómo superar la violencia y desigualdades
del pasado para mejorar la inclusión, la igualdad y el desarrollo en libertad de
un pueblo? Son las preguntas que trata de responder Bolivia desde su
independencia y su camino como república.

Se trata de resumir el camino que Bolivia ha andado en búsqueda de paz,


igualdad, libertad y desarrollo, un camino permanente por la libertad y la
independencia. Entendiendo independencia desde una perspectiva universal
proclamada por Nelson Mandela y la declaración de libertad de Sudáfrica,
anunciada en 1955 con la proclama: “Nuestra lucha por la libertad, es la lucha
por la libertad de todos. No es una lucha para que los negros se liberen de los
blancos, o para que los blancos se liberen de los negros, sino para que “Todos”
los hombres y mujeres de esta tierra Africana nos liberemos de la idea de
pensar que somos diferentes. Nuestra lucha por la independencia, es una lucha
por la independencia de los prejuicios del pasado que nos enfrentan unos
contra otros”.

Con esta idea de libertad en el horizonte, la lectura prospectiva de Bolivia


es-//*/ una lectura en busca de su independencia para convivir en paz. Albert

1
Está casado con Verónica Paniagua con quien tiene tres hijos, Lucía (8), José Santiago (6) y
Joaquín (1). Actualmente es Director del Instituto para la Democracia de la Universidad Católica
Boliviana “San Pablo (UCB) Hasta el 15 de Mayo 2009 fue Secretario Ejecutivo de la
Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB). Ha sido Representante del Club de
Madrid en Bolivia hasta 2005. Consultor internacional en temas de Ciencia Política, Gestión
Pública, Estrategias Empresariales y RSE. Analista para varios medios de comunicación y
miembro de columnistas.net. Fue profesor titular en: Maestrías para el Desarrollo de la UCB, y
Profesor asociado en CIDES – UMSA, Universidad PIEB, Universidad Andina Simón Bolívar.
Presidente ad honorem de la Fundación SEAMOS, Ex Presidente de la Fundación INFOCAL,
Vicepresidente de la Fundación PROCAL, y ex miembro del directorio de IBNORCA. Es Doctorado
en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Madrid y cuenta con dos maestrías, una en
Derecho Constitucional y Ciencia Políticas y otra en Relaciones Internacionales en España,
Diplomado en Alta Gerencia para Organizaciones Empresariales en INCAE Costa Rica, es
graduado de licenciatura en Economía con especialidad en Finanzas por la Texas
Satate University, USA.
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Einstein decía que la definición de locura es: “seguir haciendo lo mismo y


esperar resultados diferentes”. Por lo tanto el propósito de este trabajo
prospectivo es identificar las conquistas de Bolivia en busca de su
independencia y los aspectos de su cultura política y social que mantienen
varios temas sin resolver desde 1825 año de su fundación. Se trata de resaltar
lo positivo, para superar lo negativo y mirar el futuro con la esperanza de
seguir avanzando.

Bolivia nació sobre la base geográfica de la Real Audiencia de Charcas sobre el


fundamento jurídico de las disposiciones reales y coloniales hasta el año 1810.
Con las resoluciones de la Asamblea Deliberante del 6, 7, 11 y 17 de agosto de
1825 tras el decreto del Congreso General Constituyente de Buenos Aires del 9
de mayo de 1825 que declaró que las cuatro provincias del Alto Perú que
habían integrado el Virreinato del Río de la Plata queden en plena libertad para
disponer de su suerte, surgió la nueva nacionalidad, emancipada de la Corona
Real. Fue entonces cuando sus fronteras se definieron por el norte desde los
orígenes del río Yavari, incluyendo Lampa y Apolobamba, hasta la confluencia
del río Madera. Por el sur hasta las provincias de Salta (que disputaba Tarija,
anexada a esa provincia por el rey el 17 de febrero de 1807), partido de Toldos
y Chaco Central, por el este hasta el territorio de Mato Grosso, delimitado por
los ríos Madera, Iténez o Guaporé y Paraguay. Por el oeste hasta el Océano
Pacífico, comprendiendo el Litoral Boliviano. Bolivia se presentó como nación
moderna con cinco provincias, Potosí, Charcas, Cochabamba, La Paz y Santa
Cruz. En 1825 durante el gobierno del Mariscal Antonio José de Sucre, las cinco
provincias se transformaron en cinco departamentos y éstos fueron divididos
en provincias y cantones. El país nació a la vida republicana con una superficie
pretendida de 2.363.769 km2 que a partir del año 1860 empezó a sufrir ajustes
territoriales.

A lo largo de su historia naciente Bolivia perdió territorio con sus vecinos en


varias ocasiones y por distintos motivos. Los motivos comunes de estas
pérdidas fueron la incapacidad de su población y sus gobernantes de articular
la presencia del Estado en toda la república para garantizar una soberanía
plena y consolidada. Con Brasil la superficie total perdida en Km2 fue de
490.430. Perdidos en los años 1860, 1867, 1903 y 1958 en la Guerra del Acre
187.830 Km2 el restopor conflictos bélicos y diplomáticos.

Con Perú la pérdida fue de 250.000 Km2 en 1909 por demarcaciones


fronterizas y vía diplomática. Con Chile en 1879, por conflicto bélico Bolivia
perdió el Litoral de Atacama en la Guerra del Pacífico, 120.000 Km2. Con
Argentina en 1897 por diferencias limítrofes y por la vía diplomática, la pérdida
ascendió a 170.758 Km2.

Con Paraguay en la Guerra del Chaco ocurrida en 1935, la pérdida fue de


234.000 Km2. El territorio original de Bolivia fue de 2.363.769 Km2, con un
total perdido de 1.265.188 Km2, un poco más de 1,15 veces su territorio
actual. La superficie total actual es de 1.098.581 Km2.

Bolivia nace a ser república en 1825 luego de 16 años de lucha


independentista. Con uno de los principales yacimientos de plata del mundo
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basa su economía en la minería y desde Potosí, ciudad donde el Cerro Rico


provee de recursos a toda el continente sur, seduce a José Antonio de Sucre y
Simón Bolivia para que le otorgue el privilegio de convertirse en una nación
libre y soberana, independiente de las presiones de Lima, Buenos Aires y
Brasil.

Desde la independencia el principal desafío de la nueva República de Bolivia


fue consolidar la presencia y control del Estado en todos sus ámbitos
geográficos; sin embargo, la debilidad institucional de su estructura estatal y el
enfoque centralista de la administración pública debilitó su objetivo principal
como nación de lograr un estado articulado, integrado y desarrollado en toda
su geografía.

Entender Bolivia no es posible sin una reflexión colectiva sobre la democracia,


su realidad política compleja y una economía que no pudo generar desarrollo y
competitividad a lo largo de su historia. Tampoco es posible entender su
historia sin un análisis de su evolución territorial y el proceso de soberanía del
Estado Nacional sobre su territorio.

Desde su fundación Bolivia ha tenido 21 procesos constituyentes, tratando de


refundarse repetidas veces fue conquistando importantes logros sociales y
políticos. A pesar de los grandes esfuerzos realizados, es hasta 1993 que
Bolivia inicia la primera acción eficaz por territorializar el Estado y consolidar la
unificación del territorio nacional en base a un Estado descentralizado. Hasta
entonces Bolivia ha tratado de organizar su territorio en base a cuatro
momentos históricos trascendentales ocasionados por el cambio de matriz
económica en el país.

La primera, durante el nacimiento de la República con la explotación de la


plata como el eje central de la economía. En esta etapa Potosí era el centro de
la economía nacional y Sucre, la Culta Charcas el centro económico del país. La
influencia económica de Potosí era extraordinaria y la hegemonía política de
Sucre incuestionable. Esta era de la plata como eje de la economía duró hasta
finales del siglo XIX.

La segunda era económica se da desde finales del siglo XIX debido a la caída
de los precios de la plata, donde es el estaño el mineral que cobra un rol
preponderante en el liderazgo de la minería y la explotación de recursos
naturales en el país. Este cambio convierte a Oruro —en remplazo de Potosí—
en el centro de la producción económica de Bolivia con la explotación del
estaño; y a La Paz como el centro del desarrollo económico, político y social
gracias a este nuevo polo económico emergente.

Esta primera inflexión en la matriz económica del país generó el reclamo de La


Paz y Oruro para reconfigurar los equilibrios políticos económicos y sociales
vigentes. Conflictos que terminaron en una Guerra Federal. Tras la guerra
federal de 1898 - 1899, La Paz asumió la sede de gobierno (poderes Ejecutivo y
Legislativo), convirtiéndose así en sede política de facto en la administración
nacional. La contienda enfrentó a Liberales del norte, contra Conservadores del
sur. Esta situación quedó establecida el 25 de octubre de 1899, fecha en la que
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el general José de Manuel Pando asumió la presidencia de la República a raíz


del triunfo de la Revolución en contra de Sucre.

Durante esta guerra el triunfo de La Paz se proclamó con una consigna


federalista y una alianza indígena-mestiza entre Zárate Villca y José Manuel
Pando, sin embargo terminó frustrada por intereses de poder hegemónico de
Juan Manuel Pando, que traicionó los ideales de la revolución para proclamarse
Presidente, romper con su alianza y promesas a Zárate Willca y mantener una
estructura estatal centralista, que ahogaron el proceso natural de la política
boliviana, dejando pendiente los temas de inclusión social indígena y la
transformación territorial del estado en base a un sistema federal pluralista
hasta finales del siglo XX.

La tercera inflexión, estuvo marcada por el “crash” del estaño de 1985 y el


cambio de una economía minera hacia una matriz agroforestal petrolera. La
crisis de la minería colapsó las arcas del Estado boliviano que tenía a miles de
trabajadores en las minas nacionalizadas en 1952. Estos trabajadores fueros
despedidos dejando a más de 25,000 personas sin trabajo, y ocasionando un
desbande social sobre la economía de la minería, en busca de otras
alternativas de sobrevivencia. Este cambio marcó en desarrollo de Bolivia para
siempre, transformando al estado basado en recursos naturales en un Estado
débil y en proceso de achicamiento. Se vendieron a privados el 50% de las
acciones de las empresas del Estado en un proceso llamado de capitalización,
que permitió mejorar la eficiencia de la economía por un periodo corto de 1985
a 1993. La nueva Bolivia Forestal, petrolera, agraria y minera nacía poco a
poco a una economía más diversificada. Miles de personas migraban
internamente en busca de mejores días desde tierras altas a tierras bajas. La
economía minera ya no jalaba más a la nación y sus pobladores a las alturas.
La economía y el intercambio social comenzaron a bajar al oriente del país
donde se desarrollaban nuevas esperanzas de desarrollo.

Esta corriente económica nueva culmina en una cuarta inflexión y


contemporánea etapa económica donde el resurgimiento de la minería, la
explotación de recursos naturales, el desarrollo de industrias emergentes y la
urbanización de la sociedad fomentan una economía en proceso de
diversificación en base a servicios, y otras áreas de producción.

La Nueva Etapa Económica

Luego del “crash” del estaño en 1985 empezó la migración del polo económico
de los andes hacia tierras bajas originando nuevas oportunidades para una
clase trabajadora empobrecida por la quiebra de la industria del estaño, el
debilitamiento de las empresas estatales y el desequilibrio en la estructura
económica del país. Ante este cambio en las tendencias económicas, la Bolivia
del estaño se transformó en una Bolivia agroforestal-petrolera donde el
epicentro del desarrollo económico, político y social se traslada a Santa Cruz y
Tarija. La demanda de empleo y el desarrollo económico de estas regiones,
generó una migración sin precedentes en la historia republicana y una
transformación en desarrollo económico, político y social del país. Por primera
vez en la historia, la territorialización de la economía tenía a la geografía
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boliviana un horizonte más amplio que el mundo andino, trasformando a


Bolivia en un país con una matriz económica multiterritorial, pluricultural y
diversa. Las migraciones, los nuevos polos de desarrollo y transformaciones
políticas como la Participación Popular, sucediendo al mismo tiempo,
transformaron para siempre la democracia y la convivencia social de los
bolivianos.

Desde ese momento la agenda de descentralización del país es una agenda


estructural del desarrollo institucional en marcha. Fruto de esta energía política
se producen tensiones en el aparato estatal, la estructura de partidos y los
equilibrios de poderes tradicionales vigentes. Bolivia pasa de ser un país
centralista a un país que se construye desde lo local en base a sus diferentes
realidades interculturales. A este fenómeno político se suma la emergencia de
nuevas elites indígenas forjadas en la lucha por conquistar la igualdad y la
participación política de sus pueblos: eligiendo alcaldes, concejales, diputados
y senadores en toda la geografía nacional. Inician así un proceso de desarrollo
de elites políticas indígenas sin precedentes. De esta corriente participativa
nacen líderes como Víctor Hugo Cárdenas, Evo Morales, Felipe Quispe, Marcial
Fabricano, René Joaquino, Oscar Montes y Sabina Cuellar, entre otros.

Esta nueva etapa económica en Bolivia detonó demandas sobre una


descentralización sin precedentes que culmina en la demanda de un proceso
constituyente para formalizar el proceso de transformación territorial, político,
social y económico de Bolivia.

Hitos políticos de inclusión del Proceso Democrático

El Proceso Constituyente tiene una historia larga y trascendental para Bolivia.


Al respecto se podrían plantear los siguientes hitos políticos de inclusión que
reseñan el camino que la Asamblea Constituyente ha vivido hasta ser una
realidad latente:

La revolución de 1952 inició un proceso de inclusión sin retorno, donde una


mayoría campesina y las mujeres bolivianas comenzaron un proceso de
ejercicio de ciertos derechos ciudadanos básicos. Este hecho político sin
precedentes marca una inclusión indígena-campesina en el proceso
democrático boliviano otorgando poderes ciudadanos elementales a todos los
pobladores del país. Sin embargo este proceso se planteó objetivos muy
grandes en corto plazo, elevando expectativas y administrando de manera
discrecional el nuevo aparato estatal. Se universalizó el voto, pero no el acceso
al poder, ese desafío era muy grande para una democracia y una economía en
evolución. Se nacionalizaron las minas pero no se generó una economía
diversificada: El rentismo popular marcó una emergencia nueva en las clases
políticas que no pudieron administrar las expectativas despertadas por la
revolución. Algo parecido sucedió con las tierras y la reforma agraria. Los
procesos constituyentes sucesivos hasta el año 1967 fueron intentos por
constitucionalizar una revolución que ha cambiado la historia de Bolivia pero
que permaneció inconclusa en su ideal por construir una nación para todos.
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La marcha por la dignidad y el territorio en 1990 marcó la apertura de un


proceso de reivindicaciones políticas y sociales por parte de los pobladores de
Tierras bajas del oriente boliviano, que hasta entonces eran excluidos por el
Estado. Esta marcha es la primera demanda de asamblea constituyente en la
democracia moderna boliviana, instaurada a partir de 1982. Este hito político
se convierte en el inicio de un proceso político ciudadano de inclusión que
representa a una Bolivia y muti-étnica en construcción.

La celebración o protesta por los 500 años del descubrimiento de América el 12


de Octubre de 1992 marca un hito político fundamental en la protesta política
indigenista y su deseo por visibilizar las culturas prehispánicas en un
continente democrático. Los ecos de estas protestas marcan en Bolivia el
fortalecimiento de clivajes indígenas en la política nacional.

La Ley de Participación Popular No. 1551 del 20 - Abril – 1993 “…reconoce,


promueve y consolida el proceso de participación popular articulando a las
comunidades indígenas, campesinas y urbanas, en la vida jurídica, política y
económica del país. Procura mejorar la calidad de vida de la mujer y el hombre
boliviano, con una más justa distribución y mejor administración de los
recursos públicos. Fortalece los instrumentos políticos y económicos necesarios
para perfeccionar la democracia representativa, facilitando la participación
ciudadana y garantizando la igualdad de oportunidades en los niveles de
representación a mujeres y hombres2”. Fue una Ley que marcó el inicio de la
territorialización del Estado, llevando la democracia a todos los rincones del
país, marcando la municipalización de una República en transformación.

En el año 2000, la guerra del Agua reflejó un proceso de participación política


activa que desde lo local logró que los recursos naturales esenciales no se
continúen privatizando. Esta protesta marcó el inicio de un proceso de
empoderamiento ciudadano basado en el cuestionamiento a los liderazgos
tradicionales y una cultura política corrompida por los pactos clientelares de
gobernabilidad.

La revuelta popular de Febrero de 2003 pone en evidencia la profunda crisis


institucional del Estado, con la característica de la quema y destrucción de
muchos símbolos de institucionalidad y de símbolos de la política tradicional.
La confrontación entre policías y militares hizo de este momento el preludio de
una crisis institucional sin precedentes en la democracia moderna de Bolivia.

En Octubre del mismo año, las demandas por la utilización del gas como
recurso estratégico para el desarrollo en beneficio del país enfrentan al
gobierno y la sociedad civil, provocando la renuncia del entonces Presidente de
la República Gonzalo Sánchez de Lozada, sucedido por su Vicepresidente
Carlos D. mesa Gisbert.

Durante el gobierno de sucesión de Carlos Mesa se llevan adelante las


demandas nacionales a un marco legal y se promulga la Ley de Reforma
Constitucional el 20 de febrero de 2004, con la que se constitucionaliza la
Asamblea Constituyente.
2
Extraído del: Artículo 1 de la Ley de Participación Popular No. 1551 del 20 - Abril – 1993
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El Cabildo en la ciudad de Santa Cruz del 28 de enero de 2005 constituye otro


momento importante del proceso de demandas sociales para cambiar el tipo
de Estado en Bolivia sobre la base de autonomías departamentales.

El 9 de junio de 2005 una crisis política ocasionada por la demanda popular de


nacionalización de los hidrocarburos, termina en la renuncia del Presidente
Carlos Mesa y la sucesión constitucional del nuevo Presidente Eduardo
Rodríguez Veltzé que lidera un proceso de transición convocando a la
Asamblea Constituyente para el 2 Julio de 2006 mediante Ley Especial 3091
del 6 de julio del 2005, y a elecciones generales para el 18 de diciembre del
mismo año.

El 18 de diciembre de 2005 se realizan elecciones generales junto a la elección


de prefectos departamentales marcando un hito democrático sin precedentes
al elegir directamente prefectos departamentales por voto directo y al
presidente Evo Morales Aima, por mayoría absoluta con casi el 54% de los
votos.

En Marzo de 2006 se promulgan la Ley Espacial de Convocatoria a la Asamblea


Constituyente (LECAC) y la Ley de convocatoria al referéndum sobre las
autonomías.

El 2 de julio de 2006 se eligieron a 255 constituyentes con el mandato de


redactar un proyecto de Constitución Política del Estado para Bolivia, el mismo
que fue sometido a referéndum nacional para su ratificación el 25 de enero de
2009. La principal característica de dicha asamblea constituyente es que a
diferencia de las 18 anteriores en la historia nacional, por primera vez los
representantes se reunirán “exclusivamente y con mandato único” de
redactar la nueva CPE. El mismo día de la elección a constituyentes tiene lugar
el referéndum autonómico combinando los resultados de las movilizaciones de
occidente con las aspiraciones de autonomía del oriente y el sur del país.

Así, un conjunto de hitos históricos, políticos y sociales han marcado un


proceso de evolución democrática y participativa que tiene como actores
estratégicos a varios movimientos sociales, políticos y regionales de Bolivia. El
proceso Constituyente fue y sigue siendo un espacio de encuentro y pacto por
el futuro entre actores que han construido un momento histórico que sigue en
marcha, y donde la nueva constitución es solamente una parte de esta
búsqueda boliviana por reconciliar su pasado con su futuro, y donde Evo
Morales es un actor coyuntural de un proceso más grande y profundo que el
actual periodo de gobierno.

El proceso pre constituyente está conformado por varios momentos críticos de


conflicto y demandas sociales por acercar la democracia a los ciudadanos. Este
proceso no ha tenido un líder político claro, ha sido fruto de varios movimientos
sociales, civiles, empresariales, indígenas y regionales que han marcado un
movimiento de la sociedad en su conjunto. En el corazón de la agenda
constituyente se encuentran las Autonomías y el desafío de que el proceso
liderado por diferentes momentos políticos de los últimos 16 años. Estos 16
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años equivalentes a los 16 que precedieron a la independencia de Bolivia


desde el primer grito libertario.

En los últimos años Bolivia vive un periodo de oportunidades, desafíos y


riesgos muy importantes. Su diversidad étnica, geográfica, política y social ha
marcado su historia política. Nacida bajo el amparo de sus libertadores Simón
Bolivar y Antonio José de Sucre, Bolivia como casi todos los países del mundo
es el resultado de la violencia y el triunfo de una hegemonía militar sobre otra.
Mestiza, indígena, campesina, minera, andina y amazónica, Bolivia es una
identidad en permanente evolución, una lucha de saberes, poderes y culturas
que se definen y redefinen en la historia desde una dependencia con los de
afuera (comunidad Internacional) y con los de adentro.

El Proceso De Cambio

La renovación democrática en Bolivia es fruto de un proceso largo, de


conquistas económicas, políticas y sociales debido a una diversificación en la
matriz económica nacional promotora de políticas locales y nuevos equilibrios
territoriales, regionales y políticos. Es desde estas conquistas que las
demandas por una Asamblea Constituyente, para reconfigurar los equilibrios
de poder en Bolivia, fueron la base de un proceso de cambio liderizado por
varios actores. Hoy este proceso de cambio aprovechado y liderado por Evo
Morales es el resultado de una democracia en permanente crecimiento y
desarrollo de sus valores de igualdad y libertad. Es en este contexto que la
primera gestión del presidente Morales encuentra a una Bolivia entusiasmada
por un futuro pluricultural y multiterritorial: fuerte en lo local, más igualitaria y
con menos prejuicios que antes. Esta Bolivia, descubriéndose en su entraña
mestiza, indígena y emigrante, se transforma en el nuevo estado plurinacional
vigente con dos propuestas de país estructuralmente complementarias y
necesarias: la demanda de una descentralización mediante las autonomías,
defendidas por Santa Cruz y la “media luna” junto a pueblos indígenas, el
Chaco y diferentes estratos societarios silenciosos, pero vigorosos; y por otra,
la demanda de igualdad, participación política, inclusión y respeto enarbolada
por los pueblos indígenas de Bolivia, pero comprendida por toda o la mayoría
de su sociedad

Las autonomías en Bolivia son


parte de un proceso amplio de
democratización de la ciudadanía,
de incorporación de regiones,
históricamente excluidas, a la
agenda política y económica
nacional, y la vigencia de derechos
y ciudadanía de actores políticos
indígenas marginados de la
competencia por el poder. Aunque
existe preocupación por los
alcances, capacidades, competencias, beneficios y peligros de las Autonomías,
sobre todo desconfianza por las verdaderas intenciones de aquellos que las
agendaron en la política nacional, El proceso de empoderamiento local e
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intercultural es irreversible. Bolivia seguirá eligiendo nuevos líderes que


nacerán de sus espacios locales para proyectarse, en base a sus resultados y
legitimidad, en competidores por espacios de poder regionales y nacionales. El
proceso de cambio es un proceso de crecimiento de un Estado con base en su
diversidad geográfica, cultural, económica y social. Es un proceso de cambio
estructural que es más grande que sus líderes coyunturales y que lleva consigo
una semilla de valores democráticos muy profundos.

La cultura política hegemónica de los siglos XVIII, XIX y XX, ha dado paso en el
siglo XXI a una nueva cultura política nacional de inclusión, libertad e igualdad
que tiene en la democracia su principal instrumento de reconciliación y
desarrollo para Bolivia. El liderazgo de Evo Morales en el actual proceso de
cambio en Bolivia es el último intento por preservar una política nacional
vertical, hegemónica y monocultural, para un territorio descentralizado, plural,
diverso e intercultural.

Las nuevas generaciones del siglo que empieza son generaciones que han
heredado conquistas sociales extraordinarias, renunciando a otras herencias
de discriminación, racismo, intolerancia y exclusión propias de una cultura
política hegemónica. Las nuevas generaciones son hoy más conscientes del
valor de la libertad y la igualdad y respeto al medio ambiente que nunca, se
comunican e informan a velocidades sin precedentes con el mundo y su
heterogénea realidad global. Los hitos políticos y económicos explicados son la
evidencia de un proceso de cambio estructural en Bolivia más grande que los
liderazgos coyunturales y susceptibles a las limitaciones que han sufrido los
anteriores periodos de cambio en la historia.

Desafíos Políticos

Los desafíos políticos del proceso de concertación sobre un modelo de país


tiene en las autonomías un tema central. A lo largo de la historia boliviana el
Estado ha dejado de lado un proceso de inclusión de una gran parte de la
sociedad. Se han ido propiciando espacios de inclusión y participación que
poco a poco han marcado una ciudadanía en formación y empoderamiento. Un
momento fundamental de este proceso participativo e incluyente es el que se
está desarrollando en el marco de una idea de autonomías que podría darle
forma a una visión política incluyente y competitiva de futuro a los bolivianos.

El principal desafío político de las autonomías es lograr que los bolivianos


puedan mantener sus identidades y diferencias en el marco de un proceso de
descentralización que acerque al Estado a sus diversidades para fortalecerlo y
proyectarlo a un mundo globalizado y competitivo. En el proceso de reflexión
sobre el tipo de Estado para Bolivia, el Estado Unitario centralizado ha ido
concediendo competencias a los municipios a partir de la Ley de Participación
Popular y nuevas regiones han comenzado a tener protagonismo en el
contexto político y social del país. Amplias migraciones al oriente debido a la
crisis de la minería han cambiado el equilibrio demográfico, político y
económico. Descubrimientos de recursos naturales en Tarija, Chuquisaca y
Santa Cruz han dado mayor independencia económica a esas regiones.
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Importantes estrategias agrícolas y forestales han marcado una economía de


crecimiento acelerado en el oriente, empoderando a sus élites y generando
conflictos en los equilibrios de poder.

Por otra parte los diferentes movimientos sociales indígenas sustentados por
redes internacionales de derechos humanos han ido consolidando espacios de
participación política efectivos. Desde los municipios y gracias a la era de la
información, movimientos indígenas han logrado establecer financiamientos
internacionales que permitieron romper el tradicional clientelismo político con
el poder central del país. Estas redes políticas indígenas, campesinas y
gremiales han marcado un importante giro en la política de los años 90 en
Bolivia. Durante esa década se han conquistado importantes derechos sociales
que han superado a aquellos de los años y décadas anteriores.

Desde la reforma del primer artículo de la CPE hasta la incorporación de las


Tierras comunitarias de Origen (TCO) que otorgan derechos especiales a las
comunidades indígenas de Bolivia sobre el territorio, se ha producido un
empoderamiento ciudadano y corporativo que ha significado un giro en la
usual política nacional. El sistema tradicional de partidos se ha visto rebasado
por la organización social en corporativismos eficientes en la negociación
política que rompieron con los equilibrios tradicionales de representación
clientelar de la democracia.

Bajo una nueva coyuntura regional, indígena y corporativa el sistema de


partidos perdió la legitimidad para canalizar demandas sociales y pactar o
concertar las políticas nacionales que permitan un desarrollo mínimamente
institucional en el Estado. Los nuevos derechos indígenas así como el
protagonismo de municipios, regiones y TCO´s han diseñado el nuevo espacio
político en Bolivia.

A continuación se muestra una representación gráfica de los alcances del


desafío político de las autonomías:
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ESTADO
LOCAL –
ESTADO
Munic.
NACIONAL

ESTADO
IDÍGENA
ESTADO
REGIONAL

Los mapas muestran los cuatro niveles territoriales existentes en Bolivia. Más
allá de estar de acuerdo con los mismos, cada mapa representa la realidad
política, social, económica y territorial del país, donde lo Nacional se ejerce
desde la institucionalidad tradicional del Estado, lo municipal desde el
municipio, lo Indígena funciona y desarrolla en las TCO´s con características
propias, y lo Regional se ha convertido en una nueva estructura institucional
descentralizada a partir de las elecciones directas de prefectos el 18 de
diciembre de 2005, y el referéndum sobre las autonomías el 2 de Julio de 2006.
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El desafío político fundamental del proceso boliviano es poder compatibilizar


estos cuatro niveles territoriales en un diseño institucional que permita al
Estado mejorar su gobernanza, gobernabilidad y legitimidad, acercando la
democracia y sus responsabilidades a aquellos espacios políticos renovados. El
desafío planteado significa poder proyectar a Bolivia al siglo XXI, vinculando a
los municipios, los territorios indígenas, los departamentos y el gobierno
central con el MERCOSUR y el mundo. Desde lo local y lo global Bolivia puede
pensarse distinta a los demás países para fortalecer una competitividad
productiva basada en su diversidad, riqueza cultural y valores indígenas
mestizos que hacen de su geografía y sus culturas un recurso renovable de
ventajas competitivas con el resto del mundo.

La anulación del Estado unitario y la fundación de un Estado plurinacional y


autonómico denotan profundos cambios en la estructura misma del Estado.
Implica una devolución de los procesos de toma de decisiones a las regiones, lo
cual pone fin a las pautas tradicionales del centralismo. No pocos analistas
coinciden en que la autonomía puede contribuir al logro de mejores y mayores
niveles de eficacia y operatividad al trasladar la toma de decisiones hacia las
regiones; sin embargo, se advierte que estos procesos también pueden
corromperse y degenerar en la reproducción de los vicios del Estado central o,
lo que es lo mismo, un centralismo regional.

Los mapas presentados representan una imagen gráfica del desafío central del
proceso autonómico. En ellos se pueden observar la superposición de
diferentes realidades políticas en un mismo territorio. Para poder compatibilizar
dichas realidades es importante tomar en cuenta las demandas de los
diferentes actores estratégicos del conflicto, los cuales podríamos identificar
como: Empresarios privados, productores agrícolas, productores forestales,
comunidades indígenas, movimientos cívico departamentales, movimientos
sociales obreros y campesinos, alcaldes y prefectos.

Uno de los desafíos fundamentales del nuevo proceso autonómico de Bolivia es


la competitividad. En la mayoría de las propuestas existentes hasta la fecha
casi ninguna enfoca este tema directamente. Responder a la pregunta
planteada significa explicar las ventajas competitivas que Bolivia podría
adquirir implementando autonomías indígenas, departamentales y
municipales.

Las autonomías en Bolivia serán convenientes siempre y cuando contribuyan a:


mejorar la inclusión social y regional del país; garanticen una estabilidad y
sostenibilidad de la CPE y la unidad nacional; vinculen con mayor eficacia las
normas democráticas internacionales con la unidad nacional en sintonía con la
sensibilidad hacia las circunstancias históricas y culturales internas; garanticen
la transparencia y legitimidad de los procesos democráticos de elaboración
constitucional autonómica y de los mecanismos de reforma constitucional para
su futura legitimidad; Propicie un fuerte compromiso por parte de la ciudadanía
y de las elites para con los principios fundamentales autonómicos en función a
los beneficios que estos traerán a Bolivia.
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En medio de una crisis económica estatal con un estado débil casi en quiebra,
la nacionalización de los hidrocarburos se convirtió en la salvación de las
finanzas públicas y el inicio de una reconstrucción estatal que permita
instituciones públicas sostenibles. La nacionalización de los hidrocarburos junto
a la Asamblea Constituyente y las autonomías fueron el centro de la agenda
política de la primera gestión de gobierno y son hoy, al inicio de la segunda
gestión, el desafío más importante del presidente Morales.

Es en este contexto que, desde una perspectiva histórica, las elecciones de


abril 2010 son el campanazo de partida de una nueva reconfiguración política
en Bolivia en base a nuevos liderazgos regionales y municipales encausados
por el “proceso de cambio” y en muchos casos contestatarios a la tendencia
hegemónica del gobierno. El dilema de los próximos años estará en la
capacidad de los líderes del país para construir las autonomías dentro de un
proceso democrático concertado y pluralista, donde el presidente debería tener
más un rol de “facilitador y promotor” del desarrollo intercultural y territorial
de Bolivia, que un ejercicio “hegemónico de poder centralista” que cercene la
vocación natural del desarrollo regional y local en marcha.

Si bien la contundencia, hegemonía y legitimidad del MAS son incuestionables


luego de las elecciones del 4 de abril, los clivajes políticos emergentes deben
ser motivo de reflexión y análisis. El triunfo en la ciudad de La Paz de Luis
Revilla, en Oruro de Rocío Pimentel, y varios nuevos líderes municipales
jóvenes son señales de la importancia de una renovación de liderazgos en la
política nacional en base a profesionalismo, juventud, compromiso y
sensibilidad social. La respuesta a una hegemonía política del MAS parece
emerger desde la propia izquierda con una tendencia de renovación y apertura
a pactos y concertación democrática.

La historia de Bolivia cambió en Abril de 2010. La fuerza, legitimidad y aspecto


trascendental de las nuevas autonomías en Bolivia es imparable y demanda de
sus líderes la mayor lucidez posible para facilitar su desarrollo antes que
postergarlo por segunda vez en la historia de Bolivia, respetando la natural
vocación del estado plurinacional hacia un modelo autonómico pluralista y
diverso.

Las experiencias comparadas de España y otros países demuestran que las


demandas y conquistas autonómicas adquieren fuerzas incontenibles sobre la
emergencia de competencias locales cada vez más importantes, sin que estas
signifiquen el afianzamiento de fuerzas centrífugas, sino más bien fuerzas
centrípetas que garantizan la consolidación de un Estado más fuerte pero más
diversificado en su fuerza local y regional.

El proceso programático de deconstrucción del Estado tradicional perpetrada


por el gobierno actual tiene en las autonomías la esperanza de la
reconstrucción de un Estado basado en la diversidad cultural social, política y
económica de Bolivia. En este desafío el gobierno central tiene el reto de ser
un facilitador, haciendo gestión pública eficiente y cambiando la política de la
confrontación por la política de la concertación democrática, el dialogo social y
el liderazgo de una democracia incluyente.
CELAM 2010 14

Es importante, a la hora de analizar el proceso, no perder la perspectiva de los


cambios vividos en Bolivia durante los últimos cuatro años y no analizar su
desarrollo a partir de los viejos clivajes hegemónicos. Aunque la ley transitoria
de las Autonomías puede dejar la impresión de que los conflictos de 2007 y
2008 regresen, es importante tomar en cuenta que la columna vertebral del
proceso actual está en la hegemonía del MAS y su actuación en el liderazgo de
los desafíos autonómicos inmediatos. Esto podría llevar a que la lógica de las
autonomías se mantenga en una tradición centralista de poder y decisión.

El nuevo escenario político exige un manual de referencia para el desarrollo de


la política y la gestión de las autonomías y el proceso de cambio. Aunque este
manual debería ser la nueva constitución, existen vacíos jurídicos que deben
ser complementados por la ley transitoria. Los tribunales constitucionales y las
cortes de justicia serán un escenario clave para la resolución de conflictos y
dilemas sobre el nuevo marco institucional del país. Por lo tanto es evidente
que la relación entre control social de la justicia y la independencia de los
jueces será un tema de especial atención durante los próximos años.

Las migraciones internas de Bolivia son un factor fundamental de la actual


trayectoria del proceso autonómico. Las nuevas regiones del país reciben cada
año a 70 mil migrantes de todas partes del territorio y son estos movimientos
humanos y esta energía de mestizaje intercultural permanente el motor de una
Bolivia diferente, renovada y construida de abajo hacia arriba, desde la
comunidad a la ciudad y al mundo. Con personas migrando internamente cada
año, la dinámica política del país presenta desafíos importantes a las
instituciones estatales y a su capacidad para adaptarse a estas
transformaciones sociales.

La gestión pública será, en la nueva etapa de gobierno, un desafío fundamental


para responder a las grandes expectativas sobre el liderazgo del Presidente
Evo Morales. Los cambios institucionales y legislativos a consecuencia de la
implementación de la nueva constitución, demandarán del gobierno una
eficiencia excepcional para gestionar el cambio en marcha. Por lo tanto lograr
resultados mínimos que colmen las expectativas levantadas durante las
campañas publicitarias de la primera gestión será una tarea ardua y necesaria.

Las elecciones de abril de 2010 representan una renovación de liderazgos y


esperanza por una gestión pública cercana a la gente, eficiente y con
resultados visibles. Se observa una emergencia de líderes jóvenes,
profesionales, con experiencia gestión pública y contacto con el pueblo que
parecerían representar algunas nuevas tendencias interesantes sobre las
cualidades demandadas por la ciudadanía a niveles locales.

La contundencia y liderazgo del MAS en la etapa post electoral es


incuestionable, contundente y generadora de grandes responsabilidades
políticas y democráticas. Es por lo tanto un desafío común de la sociedad
colaborar para que estas responsabilidades se puedan cumplir y demandar del
gobierno una gestión eficiente y consecuente con la legitimidad de su
mandato.
CELAM 2010 15

La hegemonía partidaria del MAS en las gobernaciones regionales y los


municipios rurales no parecen ser suficientes para que se mantengan las
tendencias centralistas del sistema de gobierno en Bolivia. A pesar de su
hegemónica estructura, el MAS deberá negociar y gobernar con líderes locales
que responden electoralmente a demandas de sus localidades y tenderán a
pedir progresivamente mayores competencias, presupuesto y libertad de
acción.

Evo Morales, el Proceso de Cambio y Nelson Mandela

Con el mundial de fútbol 2010 cada día los bolivianos y el mundo conocen más
sobre Sudáfrica, su historia y su heroica lucha por superar un pasado de odio,
discriminación y violencia. Se verán documentales, libros y producciones de
películas que muestren el milagro de Sudáfrica. La última producción de
Hollywood “Invictus” sobre un pasaje de la vida de Nelson Mandela es un
ejemplo de esto. En tiempos de mundial es importante aprender más sobre
Sudáfrica, una de las experiencias políticas, sociales y económicas más
importantes de la democracia moderna, y reflexionar colectivamente sobre la
relevancia de este país en el contexto boliviano.

En Sudáfrica la concertación empieza cuando se rompe con las formas


tradicionales de ver el conflicto. Para comenzar a construir confianza se debe
romper con la forma tradicional en que se observan los problemas del país,
solo rompiendo con la rutina de la confrontación se puede iniciar un proceso de
concertación. Son conceptos simples pero difíciles de llevar a la práctica.

Siguiendo la reflexión de Albert Einstein: locura es seguir haciendo lo mismo y


esperar resultados diferentes, es importante mirar el proceso de Bolivia con
algunas lecciones de Sudáfrica en la cabeza “…….Ningún país dividido tiene un
futuro si insiste en seguir adelante sin verdad y perdón…… la verdad nos ha
liberado literalmente para estar en paz con nosotros mismos…..La memoria y
el perdón han permitido que nuestras recordadas pesadillas estén consignadas
al pasado….. Es mi más profundo deseo de que los Iraquíes y otros pueblos
perseguidos por el pasado puedan encontrar el camino para vivir con la
conciencia en paz. Arsobispo Desmond Tutu, Premio Nobel de la Paz, 1984” 3

Sudáfrica es el último país al sur del continente africano. Fundada en 1910 por
Colonos Ingleses y holandeses es uno de los países más ricos del mundo en
riqueza natural y materias primas. Tiene una población de 47 millones de
personas. El 79.5% son de raza negra provenientes de más de 11 etnias
distintas. El 9.2% es blanco, el 8.2% mulatos y el 2.5% asiáticos e hindúes.
Con 11 lenguas oficiales el inglés es la lengua de comunicación intercultural.
Actualmente es una democracia Constitucional donde la Constitución está por
encima de todos los poderes y se ha convertido en la garantía de la paz y la
igualdad del país.

Su historia es trágica. Desde 1910 a 1990 una minoría blanca gobernó el país
en un régimen de separación racial denominado Apartheid que quiere decir
3
Texto extraído del documento “Desmond Tutu: The lessons of South Africa”.
CELAM 2010 16

separación en Afrikaans, la lengua de los campesinos holandeses que llegaron


a tierras surafricanas en 1652. El régimen del Apartheid se oficializó en 1945
con la ley que reglamentó oficialmente la separación de negros y blancos
estableciendo las normas para cada raza. Fue un régimen basado en la raza y
la discriminación de privilegios en base al color de la piel, donde los mulatos y
asiáticos también estaban contemplados como ciudadanos de segunda
categoría. Durante este régimen la resistencia de la mayoría negra fue
permanente e inclaudicable. En 1952 Alberth Luthuli, líder del partido político
“Congreso Nacional Africano” conocido como ANC por sus siglas en Inglés,
recibió el premio Nobel de la Paz por su resistencia pacífica al régimen. Sin
embargo esta lucha no tuvo resultados exitosos frustrando a sus líderes más
jóvenes entre los que se encontraba Nelson Mandela, joven abogado y
boxeador, con gran carisma y dotes de liderazgo natural. Mandela inició una
lucha por los derechos de la mayoría negra con estrategia de violencia y
terrorismo. En 1966 el Primer Ministro de Sudáfrica fue asesinado,
desencadenando una persecución del régimen que terminó con el
encarcelamiento y condena a cadena perpetua de los 5 principales líderes del
ANC.

La condena duró hasta 1990 año el que el Presidente recientemente


posesionado Frederick W. D. Klerck inicia el proceso de negociación con Nelson
Mandela ordenando su liberación.

Nelson Mandela es el líder más importante de la democracia moderna. Su


legado permitió a Sudáfrica superar su pasado para construir una nación
democrática libre y más igualitaria. En 1990 casi nadie pensaba que Sudáfrica
tendría alguna oportunidad para sobrevivir como una nación unitaria y
moderna, sin embargo el liderazgo de Mandela permitió catapultar a ese país
al siglo XXI como el líder indiscutible del continente africano. Como ejemplo
tenemos el mundial de futbol 2010, algunos testimonios documentales entre
los que destaca la película INVICTUS.

Desde 2002 vengo trabajando de cerca con Sudáfrica para destacar la


relevancia de las lecciones de ese país para las democracias del mundo y en
especial para Bolivia. A continuación comparto una experiencia que explica
por sí sola porqué los procesos democráticos bolivianos no permiten una
concertación nacional de futuro sostenible, donde la constitución aprobada en
2009, pudiendo ser la piedra fundamental de una nueva nación reconciliada,
no termina de construir consensos sostenibles sobre su legitimidad.

Cuando Evo Morales visitó Sudáfrica en Enero de 2006 visitó varios lugares y
personajes claves del proceso de reconciliación. Se reunió con el Presidente
Thabo Mbeki, Ministros de Estado, en Arzobispo Desmond Tutu, y otros líderes
políticos y sociales. Durante su visita presidencial, el Presidente Thabo Mbeki le
conté las principales lecciones del proceso sudafricano de las cuales se pueden
resumir cinco consejos esenciales. El primer Consejo sugería al Presidente
Morales que aproveche la oportunidad de ser elegido con gran mayoría para
construir una verdadera concertación nacional sobre el futuro del país. Para
esto debía liderar un acercamiento a todos los sectores que desconfiaban de su
gestión para garantizarles un gobierno para todos. Le contó como Mandela
CELAM 2010 17

tenía como principal objetivo convencer a la oposición blanca de Sudáfrica que


Él podía ser el mejor líder no solo para los negros, sino para todos y construir
así una nación intercultural moderna. Para lograr este objetivo invitó al
presidente saliente Frederik Willem de Klerk a ser vicepresidente de gobierno,
Jefe de gabinete y ayudarlo a nombrar el mejor equipo económico del país para
garantizar una economía sólida. Le explicó que la lucha por la libertad que
lideraba Mandela, no era la lucha para que los negros se liberen de los blancos,
sino para que negros, blancos y todos se liberen de la idea de pensar que son
diferentes. Se trataba de liberar a la nación de una cultura de desigualdad y
confrontación que estaba destruyendo sus oportunidades de desarrollo.

El segundo consejo consistía en aprovechara la visibilidad internacional que


tenía Evo Morales en ese momento, luego de la gira mundial, para convertirse
en un embajador de Bolivia en el mundo con el propósito de buscar socios que
inviertan en el país, con las garantías de su gobierno y la legitimidad de su
popularidad. El Presidente de Sudáfrica le explico a Evo Morales que el
privilegio de tener a la comunidad internacional pendiente de su país era una
oportunidad extraordinaria, que no podía desaprovecharse. Le explicó que
Sudáfrica supo valorar esta oportunidad gracias a que el Liderazgo de Mandela
catapultó a su país a ser líder del continente africano y el aliado natural para
las inversiones extranjeras en el continente. Comentó que cuando Mandela era
premiado o invitado al exterior utilizaba cada momento para explicarle al
mundo que lo que Sudáfrica necesitaba no eran premios ni reconocimientos,
sino socios que inviertan en su país para contribuir a su pacificación, desarrollo
y lucha por la igualdad. Le contó que como resultado de estos esfuerzos
Sudáfrica se había convertido en la sede de los mundiales de Rugbi, Cricket y
Futbol entre otros.

El tercer se refirió a una alianza con todo el tejido empresarial del país para
construir una estrategia conjunta sobre la cual se formaría la futura nación
plural y diversa, incluyente de nuevas élites indígenas. Le sugirió convocar a
los empresarios del país para diseñar con ellos un proceso de inclusión
productiva, garantizando sus inversiones, sus instituciones y un gobierno
promotor de la producción privada y garante de los derechos propietarios. Le
contó que Mandela diseñó junto a los empresarios blancos una política de
“Black empowerment” que obligaba a todas las empresas del país a entrenar y
promocionar nuevos empresarios negros que ayuden a sus empresas a entrar
en los mercados del África y el mundo. Esta política probó ser tan eficiente
para mejorar los negocios de Sudáfrica que convenció a los empresarios más
conservadores que con una sociedad más igualitaria, crecía el mercado local y
las oportunidades de entrar en el mercado africano de todo el continente.

El cuarto consejo estuvo dirigido al proceso constituyente, donde Mbeki le


aconsejó que La Asamblea Constituyente debiera ser autónoma e incluyente,
con una independencia que garantice su legitimidad y la aprobación de TODOS
los bolivianos, especialmente de la oposición que vería con desconfianza la
posibilidad de un proceso para todos. Le sugirió soltar la Asamblea para que se
convierta en la Asamblea del pueblo, que evite la manipulación y control de su
camino pero que guíe la legitimidad y eficiencia de su gestión. En otras
palabras le dijo que aconsejó apoyar un proceso amplio sin exclusiones para
CELAM 2010 18

nadie, de tal forma que el texto aprobado, sea aprobado por el 90% como la
piedra fundamental de una nueva nación, y esté por encima de Evo Morales y
de cualquier líder temporal. Le explicó que al firmar esa Constitución el
pasaría a la historia, pero que ese paso tenía el precio de la inteligencia de
saber que no debe manipular el proceso constituyente. Le contó que Mandela
peleó arduamente en pedirle a la Asamblea Constituyente que no ponga la
palabra “negro” en la constitución, ya que esto implicaba que si se define la
raza negra en la constitución se estaría admitiendo que los negros son
diferentes a los blancos.

El quinto consejo estaba dirigido al partido político. Mbeki le explicó a Morales


que el partido es la parte fundamental del poder y la democracia, que si no hay
renovación, democracia interna y movilidad de cuadros, el partido terminaría
destruido ya que al asumir el poder de conducción del estado, la gente más
valiosa del partido entra a cargos públicos olvidando la labor de mantener un
instrumento político cercano a la gente, que escuche sus demandas y canalice
liderazgos legítimos. Le comentó que Mandela decidió no reelegirse para dar
paso a las nuevas generaciones y promover el fortalecimiento de un partido
renovado.

Al volver de tan importante visita el Presidente Morales declaró que el gobierno


de Sudáfrica era neoliberal, que se había vendido a los blancos y que Mandela
no logró cambiar la pobreza y exclusión de los negros en su país. Si bien esta
interpretación puede tener algunas críticas relevantes al proceso de Sudáfrica,
es más importante el logro de una nación que decidió dejar el rencor y el
pasado para construir un futuro para Todos. En solo 10 años Sudáfrica pasó, de
ser la vergüenza del continente africano, por su racismo, exclusión y
discriminación, al motor del desarrollo continental.

Mirando en perspectiva lo sucedido queda claro que Sudáfrica es un ejemplo


para el mundo moderno de inclusión, reconciliación y desarrollo productivo
sostenible. Es la principal economía del continente africano y el líder de África
en medio de experiencias como la de Zimbabue entre otras, catalogada como
el último país en bienestar social y calidad de vida.

Robert Mugabe, presidente de Zimbabue desde 1980 es un héroe como


Mandela de la lucha contra el Apartheid de su país. A diferencia de Mandela
Mugabe decidió hegemonizar el poder de su país recurriendo a las
nacionalizaciones de tierras y la expropiación de industrias y polos de
desarrollo de manos blancas. Como resultado generó una guerra tribal interna
que desde 1980 al 1987 tuvo más de 20,000 asesinados y hasta la fecha se
mantiene como un régimen dictatorial legitimado en reiteradas elecciones con
denuncias de fraude. Con una economía casi en quiebra, basa su estabilidad en
la comercialización de materias primas. Mugabe está en el poder desde hace
30 años y Zimbabue es un país más pobre y violento. Mandela por su parte
estuvo como Presidente 4 años solamente y construyo las bases de una país
que busca permanentemente la igualdad y la libertad de sus ciudadanos para
proyectarse al mundo con identidad y la legitimidad de una nación liberada de
un pasado de injusticia.
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“Raza, cuando se habla de razas, si alguien gana, todos pierden……Nelson


Mandela” La discusión sobre las razas en Bolivia o en cualquier lugar del
mundo puede llevar a un camino de discriminación sin retorno donde todos
pierden. No se trata de ser indígena, mujer o joven para ser un líder grande, se
necesita tener la humildad e inteligencia para aprender de la historia de los
pueblos y no repetir los errores del pasado.

Lo importante de esta experiencia es que no es responsabilidad de Evo Morales


solamente cambiar la tradicional forma de hacer política en Bolivia, es
responsabilidad de todos desde cada lugar donde aportamos a que nuestro
país sea más justo y libre.

En los próximos 15 años Bolivia reflexionará sobre su futuro, mirando y


aprendiendo del pasado, debido a que la celebración del Bicentenario se
convertirá en el instrumento de reflexión sobre la esencia misma de la nación.
¿Cómo vivir pacíficamente entre culturas diversas y hermanas?, ¿Cómo
construir un país y una nación de arcoíris para todos?, Cómo superar la natural
irracionalidad de un pasado complejo con violencia y exclusión para proyectar
un futuro de paz? Estas preguntas estarán permanentemente en los próximos
años de reflexión sobre el pasado y el futuro de Bolivia. En este camino
Sudáfrica, Mandela y nuestra historia universal, junto a la doctrina social de la
Iglesia deben ser referentes de ideas y esperanza.

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