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FMI y la repercusión en el Estado ecuatoriano en los aspectos: social, económico y político

Funciones del FMI El Fondo Monetario Internacional (FMI) es una organización internacional
fundada en 1945 cuya función, según sus estatutos, es la de “fomentar la cooperación monetaria
internacional, afianzar la estabilidad financiera, facilitar el comercio internacional, promover un
empleo elevado y un crecimiento económico sostenible y reducir la pobreza en el mundo entero”.
Está integrado por 188 países, casi todos los que hay en el mundo (la ONU cuenta con 193), a los
que debe rendir cuentas de su actuación.

El Fondo Monetario Internacional se encarga de asegurar la estabilidad del sistema monetario


internacional, es decir, del sistema de pagos internacionales y de tipos de cambio que permite a
los países (y a sus ciudadanos) efectuar transacciones entre sí. Para ello, supervisa las políticas
económicas aplicadas por los países y asesora a sus gobiernos. Además, ofrece préstamos y
ayudas a los países que necesiten financiación o aliviar su deuda, normalmente a cambio de poder
influir en las políticas económicas de estas naciones, a menudo imponiendo metas y requisitos
que deben cumplir (más o menos como sucede actualmente con la UE y los países europeos
rescatados; este intervencionismo en las economías nacionales ha sido, precisamente, el aspecto
más polémico y criticado del FMI a lo largo de su historia). (Gedesco, 2019)

Durante el boom del precio del petróleo entre el 2007 y el 2014, Ecuador experimentó un período
de crecimiento económico y de reducción de la pobreza. Sin embargo, algunos problemas
estructurales persistieron como la expansión de un sector público poco eficiente, desbalances
macroeconómicos importantes, carencia de mecanismos de estabilización y una limitada
inversión del sector privado. Estos desbalances se hicieron evidentes cuando los precios del
petróleo cayeron y los ingresos que generaban disminuyeron significativamente.

Desde el 2014 Ecuador ha tratado de adecuar su economía a un contexto internacional desafiante


caracterizado por bajos precios del petróleo, apreciación del dólar, encarecimiento del
financiamiento externo y crecientes fricciones comerciales. Ante la ausencia de ahorros fiscales,
el Gobierno inició un proceso de racionalización de la inversión pública y optimización del gasto
corriente. Asimismo, ha restablecido alianzas comerciales, ha accedido a diferentes fuentes de
financiamiento externo, y ha aplicado medidas temporales para incrementar los ingresos públicos
no petroleros.

Si bien la consolidación fiscal en curso ha permitido reducir el déficit del sector público no
financiero de un pico de 7,3% del PIB en 2016 a 1,2% en 2018, aún quedan muchos desafíos para
alcanzar la senda hacia una prosperidad compartida sostenible. El crecimiento del PIB ha
promediado sólo 0,6% entre 2015 y 2018 y la pobreza y el índice de Gini se han mantenido
relativamente estables—en torno al 22,7% y 0,47 respectivamente—desde el 2014.

En marzo de 2019, el Fondo Monetario Internacional aprobó un acuerdo con Ecuador que brinda
apoyo a las políticas económicas del gobierno enmarcadas en el Plan de Prosperidad 2018 - 2021.
Adicionalmente, varias instituciones internacionales, incluyendo el Grupo Banco Mundial,
comprometieron un apoyo financiero de alrededor de USD 10.000 millones. El programa
acordado con el FMI busca asegurar la sostenibilidad fiscal, fortalecer los fundamentos de la
dolarización, impulsar la inversión privada, garantizando la protección social para los grupos más
vulnerables.

El Fondo realizó la primera revisión de la implementación del acuerdo y confirmó que Ecuador
cumplió satisfactoriamente con los avances acordados (junio de 2019). Tomando en cuenta dichos
avances, el Directorio del Banco Mundial autorizó la aprobación de un primer Préstamo para
Políticas de Desarrollo (DPL por sus siglas en inglés).
Como parte de un plan para mejorar la asignación de recursos públicos y sentar las bases para un
crecimiento sostenible e inclusivo, el gobierno sigue implementando importantes reformas
estructurales Esas reformas dirigidas a mejorar el manejo de las finanzas públicas, reducir la
discrecionalidad en el gasto, contener el gasto en sueldos y salarios, limitar el financiamiento del
Banco Central al sector público, atraer inversiones al sector petrolero y mejorar la integración con
los mercados globales. Recientemente, el Gobierno ha anunciado que enviará un paquete de
reformas a la Asamblea Nacional dirigidas a aliviar algunas rigideces del mercado laboral y
racionalizar el sistema tributario y arancelario.

La implementación de medidas que permitan la consolidación fiscal y la estabilización


macroeconómica son fundamentales para impulsar el crecimiento inclusivo, salvaguardar los
mecanismos de protección para los sectores más vulnerables y avanzar por la senda de una
prosperidad compartida.

A modo de conclusión

Los efectos de la crisis internacional están presentes en todo el mundo. Ecuador no está al margen
de la crisis. Esta realidad, sin embargo, no nos puede hacer obviar la crisis histórica que padece
Ecuador, caracterizada por una alta concentración de los recursos en manos de unos pocos, por
altos niveles de desigualdad en los ingresos, en la riqueza, en la tierra y en los medios de
producción, desequilibrios que provocan fuertes niveles de pobreza de una gran parte de la
población ecuatoriana.

En definitiva, las respuestas ante la crisis deben ir más allá de sí misma. La tarea es enfrentar los
problemas estructurales acumulados en el tiempo, particularmente aquellos derivados del manejo
aperturista y liberalizador de las últimas décadas y de la actual crisis internacional Ecuador
requiere un programa de transición que siente las bases para un nuevo régimen de acumulación,
es decir para hacer realidad el Buen Vivir.

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