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CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA LIMA - Sistema de

Notificaciones Electronicas SINOE


SEDE EDIF. MANUEL CUADROS (JR. MANUEL CUADROS 182-
CERCADO),
Secretario De Sala:ARAMBULO CASTRO CHRISTIAN FELIPE /Servicio
Exp. 0010951-2014-0-1801-JR-PE-02 Digital - Poder Judicial del Perú
Fecha: 14/08/2019 15:15:38,Razón: RESOLUCIÓN JUDICIAL,D.Judicial:
LIMA / LIMA,FIRMA DIGITAL

CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA


Primera Sala Penal Liquidadora
(Jr. Manuel Cuadros No.182 - Edif. Zavala Loayza 3er. Piso-Lima)

Exp. 10951-2014-0-1801-JR-PE-02

S.S. LOLI BONILLA


MONTOYA PERALDO
SAQUICURAY SÁNCHEZ
RESOLUCIÓN N°:
Lima, 17 de junio
de dos mil diecinueve.
VISTOS: En Audiencia Pública, sin Informe Oral
conforme la constancia de relatoría1; interviniendo como Magistrado Ponente el
Juez Superior Loli Bonilla; con lo expuesto por el señor Fiscal Superior Penal2, es
materia de grado la sentencia3 de fecha 07 de marzo del 2018, expedida por el
02° Juzgado Penal de Lima, en el extremo que condena a ALFONSO ARTURO
OCAÑA ORTIZ por delito contra el Patrimonio – Estafa, en agravio de La
Empresa Maestro S.A. y como tal le impuso DOS AÑOS OCHO MESES de pena
privativa de la libertad suspendida condicionalmente por el mismo término de la
condena, quedando sujeto a reglas de conducta; y fijó en cinco mil soles el
monto que por concepto de reparación civil deberá abonar el sentenciado
recurrente a favor de la empresa agraviada, sin perjuicio de devolver el monto de
lo estafado; en mérito a la apelación interpuesta por el sentenciado4; y
CONSIDERANDO:

I.-HECHOS IMPUTADOS.
Primero: De conformidad con la acusación fiscal de fojas 325 a 332, se
imputa al sentenciado ALFONSO ARTURO OCAÑA ORTIZ, el haberse coludido
para inducir a error al personal de “Maestro Perú S.A” solicitando la adquisición

1
Ver fojas 647
2
Ver fojas 636 a 639
3
Ver fojas 573 a 583
4
Ver fojas 593 a 609 y resolución que la concede de fojas 610
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de bolsas de cemento, haciéndoles creer que había cancelado los productos a


través de diversos documentos, logrando retirar y trasladar la cantidad de mil
trescientas bolsas de cemento, marca “El Sol”, de propiedad de la Empresa
aludida, beneficiándose económicamente, esto, al haber comercializado la
mercadería a los encausados Jaime Najarro Amao, Vecky Gutiérrez Ochoa,
Carmen Rosa Salazar Palomino y Alejandro Najarro Arnao a quienes se les
imputó el delito de Receptación puesto que se les encontró en su poder parte de
las bolsas de cemento sustraída, no habiendo podido sustentar la adquisición de
las mismas.
Asimismo, mediante informe N° 006-REC-POL-L-SUR-DIVTER-OESTE-CPL-
DEINPOL5, dio cuenta que se inmovilizó la mercadería hallada en poder de
Najarro Arnao y Gutierrez Ochoa, quienes administraban la ferretería-depósito
“Jaime”, ubicada en la Av. Riva Agüero N°2011-San Miguel, así como otra parte
de la mercancía encontrada en poder de Salazar Palomino y Alejandro Navarro
Arnao, encargados de la administración de la ferretería “Santa Rosita”, es así que
la autoridad policial puso en conocimiento de los imputados que no podían
comercializar las bolsas de cemento; sin embargo cuando la autoridad policial
regresó para realizar el acta de verificación dispuesta por el Ministerio Público se
constató que en los referidos locales no se apreciaban las cintas de seguridad,
pues las mercancías habían sido removidas de su lugar incurriendo así en el
delito de Desobediencia y Resistencia a la Autoridad.
Se otro lado, el SO2 PNP José Antonio Carmona Torres, instructor de los
hechos denunciados en la etapa preliminar, no concluyó con la investigación ni
devolvió los actuados policiales no obstante haber sido requerido, por lo que, fue
comprendido por el delito de Incumplimiento de Deberes Funcionales.
II.- FUNDAMENTOS DE LA RESOLUCIÓN DEL A-QUO:
Segundo: El A quo motivó la condena señalando que la responsabilidad
del sentenciado ALFONSO ARTURO OCAÑA ORTIZ por el delito contra el
Patrimonio –Estafa se corrobora con:
a) El informe N° 006-REGPOL, a fojas 12/13 da cuenta de la intervención al acusado
ALFONSO ARTURO OCAÑA ORTIZ por encontrarse incurso en la comisión del

5
VER FOJAS 12

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delito que se le imputa, en la modalidad del “cuento del voucher”, en agravio de


“Maestro S.A.”, al haber efectuado el retiro y traslado de 1300 bolsas de cemento
de dos ferreterías ubicadas en Breña y San Miguel, habiendo sido el último
traslado de 255 bolsas de cemento, marca “El Sol”, el día 28 de febrero de 2012.
b) Instructiva del sentenciado Alfonso Arturo Ocaña Ortiz, a fojas 405/406 quien
refiere que “realizó el retiro de las bolsas de cemento por encargo de una persona, que al
parecer, habría obtenido la carga de mala forma, por lo que, la policía lo interviene pero después
de dar información sobre la propiedad de la carga, le dijeron que se retire, agrega, que no tiene
nada que ver con la compra del cemento y que labora en la tienda “Maestro SA”, prestando
servicios de carga desde el año 2011 hasta la actualidad; sin embargo, ello no se condice con la
realidad ya que su persona trasladó bolsas de cemento, marca El Sol que fueron encontradas e
inmovilizadas en la Ferretería Santa Rosita y Ferretería Depósito Jaime, que serían de propiedad

de la empresa “Maestro Perú S. A”. Por tanto, al tener en cuenta su experiencia


laboral en el rubro es imposible que se configure en su persona el error de tipo
invencible alegando el desconocimiento de la procedencia de las bolsas de
cemento.
c) Asimismo, a fojas 361/362 obra la declaración del acusado Julio César Callo
Quispe, quien señala que “es Maestro de obra junto a sus hermanos y fue una persona del
barrio quien le ofreció cemento en venta ya que le había sobrado de una compañía y que le
vendería, enseñándole para ello los voucher por lo que accedió a comprarlos, para ello, contrató
el carro que le trasladaría las bolsas de cemento, desconociendo cual era su procedencia,

habiéndolo vendido”; sin embargo, ello no se condice con la realidad, pues una
persona letrada con grado de instrucción secundaria completa es imposible que
desconozca el nombre de la persona que le vendió ni la procedencia de dichos
cementos, siendo además, una persona que se dedica a dicho rubro por lo que
no resulta creíble su versión.
d) Guías de remisión con el rotulado Cementos Lima S.A, obrante a fojas 16/37 con
la descripción de bolsas de cemento, donde aparece el sello de recepción de
“Maestro Perú S.A”, Almacén de Pueblo Libre, con fecha 07 de febrerote 2012.
e) Declaración de Jaime Najarro Amao, obrante a fojas 187/190, quien refiere “que
tuvo trato comercial con el acusado Julio César Callo Quispe quien le vendió bolsas de cemento”,

así también Vecky Gutiérrez Ochoa a fojas 191/194, quien refiere “conocer al
acusado Callo Quispe ya que le pagó la factura por la compra de bolsas de cemento”; la
declaración de Alejandro Navarro Amao refiere en su declaración instructiva de

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fojas 198/201 que “conoce al acusado Callo Quispe por haberle comprado bolsas de cemento,
las cuales han sido inmovilizadas por ser de procedencia ilícita, siendo de propiedad de la

empresa “Maestro Perú S.A.”; por tanto, la conducta del acusado ALFONSO ARTURO
OCAÑA ORTIZ se encuentra inmersa en el delito de estafa por haber trasladado
y vendido bolsas de cemento que pertenecían a la agraviada.

III.- FUNDAMENTOS DEL FISCAL SUPERIOR:


Tercero: En su dictamen de fojas 636 a 639, el Fiscal Superior, reiterando
los fundamentos de la sentencia impugnada, opinó “existen suficientes elementos de
juicio que conducen a establecer la materialización del delito que se instruye y la subsecuente
responsabilidad penal del procesado ALFONSO ARTURO OCAÑA ORTIZ por cuanto las
incriminaciones que se le formulan no han sido desvirtuadas de manera alguna, por el contrario
ha quedado evidenciado que el aludido procesado participó en el delito instruido, retirando y
trasladando las bolsas de cemento de propiedad de la empresa agraviada, para lo cual se habría
coludido con su co procesado JULIO CESAR CALLO QUISPE a fin de inducir a error al personal de
la empresa “Maestro Perú S.A”, solicitándole la adquisición de diversas bolsas de cemento,
haciéndoles creer que habían cancelado por las mismas a través de diversos documentos,
logrando trasladar y retirar 1300 bolsas de cemento marca “El Sol” de propiedad de la citada
empresa, beneficiándose económicamente de manera ilícita al haber comercializado la mercadería
a las personas de Jaime Navarro Ama, Vecky Gutiérrez Ochoa, Carmen Rosa Salazar Palomino y
Alejandro Navarro Amao, hechos ilícitos que se corroboran con los medios de prueba que obran
en autos”.

IV.-FUNDAMENTOS DEL RECURSO IMPUGNATORIO:


Cuarto: El recurso de apelación del sentenciado, interpuesto y
fundamentado mediante escrito de fojas 593 a 609, se sustenta en que “la
sentencia carece de suficiente motivación por tanto vulnera los Principios
Constitucionales”. Consecuentemente, al recurrente, se le condenó sólo por el
hecho de haber trasladado las bolsas de cemento, no obstante, estar proscrito
todo tipo de responsabilidad objetiva.
Además, el A quo no ha considerado la actividad de transportista cotidiano
del recurrente, en el lugar de los hechos, tal es así que fue abordado por su co
procesado Julio Cesar Callo Quispe para que trasladara las bolsas de cemento,
desconociendo la forma ilícita en que se obtenía; colaboró con la policía en la
ubicación de los lugares donde estaban las bolsas de cemento, para la ubicación

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de su co procesado. Y finalmente, con la declaración instructiva del co


sentenciado Julio Cesar Callo Quispe ha quedado probado fue contratado por
este para realizar el servicio de transporte.
En el entendido que la imputación al recurrente versa sobre el rol de la
persona, esto es dedicarse al servicio de transporte, el recurrente no está
relacionado de manera delictiva a los hechos, pues nunca favoreció el
comportamiento ilícito de un tercero.
Por lo expuesto, espera que la sentencia apelada se revoque en cuanto a
la pena privativa de la libertad y la reparación civil, toda vez que en ella, el A quo
no ha desarrollado la imputación subjetiva que establezca la responsabilidad
penal del recurrente.

V.- ANÁLISIS JURÍDICO-FACTICO DEL CASO CONCRETO.


Quinto: La sentencia que viene en apelación declara “de oficio extinguida por
prescripción la acción penal contra Jaime Najarro Amao, Vecky Gutiérrez Ochoa, Carmen Rosa
Salazar Palomino y Alejandro Najarro Amao en el proceso que se les siguió por el delito contra el
Patrimonio-Receptación, en agravio de la empresa Maestro S.A.; y por el delito contra la
Administración Pública Desobediencia y Resistencia a la Autoridad en agravio del Estado
(Ministerio del Interior); y José Antonio Carmona Torres en el proceso penal que se le siguió por
el delito contra la Administración Pública – Incumplimiento de Deberes Funcionales en agravio del
Estado (Ministerio del Interior); y FALLÓ: Condenando a Alfonso Arturo Ocaña Ortiz y Julio Cesar
Callo Quispe por el delito contra el Patrimonio – Estafa en agravio de la empresa “Maestro S.A”.;
imponiéndole a cada uno DOS años OCHO meses de pena privativa de la libertad, cuya ejecución
se suspende condicionalmente por el mismo término de la condena, bajo reglas de conducta y
fijó la suma de S/.5,000.00 soles por concepto de reparación civil, que deberá abonar cada uno

de los sentenciados”. Pero sólo viene en apelación, el extremo de la


sentencia6 que condena a Alfonso Arturo Ocaña Ortiz (por haber, interpuesto
recurso de apelación) por delito contra el Patrimonio Estafa, en agravio de la
Empresa “Maestro S.A”., y como tal, le impuso dos años ocho meses de pena
privativa de la libertad cuya ejecución se suspende condicionalmente por el
mismo término de la condena, bajo reglas de conducta; y atendiendo los
agravios expuestos por el sentenciado en su escrito de apelación de fojas 596 a

6
Ver fojas 573 a 583

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609, el marco de imputación se encuentra previsto en el artículo 196° del Código


Penal, el cual prescribe que:
Artículo 196.- El que procura para sí o para otro un provecho ilícito en perjuicio de
tercero, induciendo o manteniendo en error al agraviado mediante engaño, astucia, ardid u otra
forma fraudulenta, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de
seis años.

Sexto: Conforme lo señalado por la Corte Suprema, “la sentencia penal


constituye la decisión definitiva de una cuestión delictuosa, acto complejo que contiene un juicio
de reproche o de ausencia del mismo, sobre la base de hechos que han de ser determinados
jurídicamente; es por eso, que debe fundarse en una actividad probatoria suficiente que permita
al juzgador la recreación de la verdad jurídica y establecer los niveles de imputación”. Cabe

indicar que “dicha decisión debe ser motivada, clara y coherente precisando los fundamentos
de hecho y los fundamentos de derecho, así como los medios probatorios, que avalen las
conclusiones a que se lleguen como consecuencia de tal evaluación. Por lo tanto, la sentencia que
ponga término al juicio debe apreciar todos los medios recaudados en autos, lo que en buena
cuenta debe ser el resultado de la evaluación lógico-jurídica de las diligencias actuadas y la
valoración adecuada de los medios probatorios incorporados válidamente en el proceso”.

Sétimo: El Tribunal Constitucional7, a precisado, en cuanto a su


contenido, que el derecho a la presunción de inocencia (cf. STC 0618-2005-
PHC7TC, fundamento 22) comprende: “(...) que la sentencia condenatoria se fundamente
en auténticos hechos de prueba, y que la actividad probatoria sea suficiente para generar en el
Tribunal la evidencia de la existencia no sólo del hecho punible, sino también la responsabilidad
penal que en él tuvo el acusado y así desvirtuar la presunción”.
Cordón Moreno8 señala que la garantía de presunción de inocencia se
asienta en ideas fundamentales, los cuales son: a) El principio de libre valoración de la
prueba en el proceso penal, que corresponde al actuar de los jueces y tribunales, respecto a que
la sentencia condenatoria se fundamente en auténticos actos de prueba. b) Que la actividad
probatoria sea suficiente para generar en el Tribunal la existencia no solo del hecho punible sino
la responsabilidad del acusado y de este modo desvirtuar este principio.

Octavo: En el caso que nos ocupa, corresponde determinar si los hechos


que motivaron el presente proceso se subsumen en el delito contra el Patrimonio
en la modalidad de Estafa, así como la participación del acusado en los hechos

7
Sentencia del Tribunal constitucional Exp. 01768-2009-PA/TC. fundamento sexto
8
Talavera Elguera, Pablo; La Prueba en el Nuevo Proceso Penal “. Editorial-Grafica EBRA. Academia de la Magistratura,
Lima 2009. pág. 34

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que se le incriminan. Así, tenemos que de la revisión y análisis integral de las


diligencias y pruebas actuadas en el presente proceso se tiene lo siguiente:
1.- Al procesado ALFONSO ARTURO OCAÑA ORTIZ, se le imputa,
haberse coludido con su co procesado Julio Cesar Callo Quispe, en el mes de
febrero de 2012, para inducir a error al personal de la empresa “Maestro S.A”.,
solicitando la adquisición de diversas bolsas de cemento, haciéndoles creer que
había cancelado a través de diversos documentos, logrando retirar y trasladar
1,300 bolsas de cemento marca “El Sol” de propiedad de la empresa aludida;
producto de ello, se benefició económicamente de manera ilícita al haber
comercializado la mercadería a los acusados Jaime Najarro Amao, Vecky
Gutiérrez Ochoa, Carmen Rosa Salazar Palomino y Alejandro Najarro Amao a
quienes se les imputó el delito de receptación, por habérseles encontrado la
mercadería sustraída sin sustentar su adquisición.
2.- El recurrente, ALFONSO ARTURO OCAÑA ORTIZ en su declaración
Instructiva9, refiere que “se considera inocente de los cargos imputados por el Ministerio
Público, pues, en su ocupación de transportista de carga, realizó el traslado con el camión de su
hermano por que un cliente lo contrató, mostrándole para ello un “voucher” pero al parecer
habría obtenido la carga de mala forma. Asimismo, cuando le preguntaron de quien era la carga,
les señaló que pertenecía a Julio Cesar Callo Quispe quien posteriormente fue intervenido”.

Refiere el recurrente, que “labora desde hace 5 años, en la tienda “Maestro S.A.”
prestando servicio de carga desde el año 2011 mediante el “Service Transporte ALONMAR”, y
nunca ha tenido problemas”.

Respecto a su intervención refiere “cuando lo llevaron a la Comisaría proporcionó


el nombre de la persona que lo había contratado y señaló a los efectivos policiales los lugares
donde había dejado el cemento. Es por ello, que cuando la policía constató que solo había
prestado el servicio de carga sin tener vinculación con la compra de dicha mercadería, le dijeron
que se retire, siendo que desde esa fecha no lo volvieron a notificar. Además, la tienda “Maestro”
nunca lo ha denunciado, ni le ha hecho reclamo alguno respecto a los hechos denunciados,
muestra de ello es que sigue prestando servicios de transporte de carga10, aclara que todo el
trámite para recoger el cemento lo hizo el procesado Cesar Callo Quispe”.

3.- La declaración Instructiva de Julio Cesar Callo Quispe11, refiere: “para


recoger el cemento fui a contratar el carro que me trasladaría el cemento….”.

9
Ver fojas 405 a 406
10
Ver fojas 539 y 540
11
Ver fojas 361 a 362

7
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4.- Declaración Testimonial de Frank Fernando Yaguachi Amesquita12, Jefe


de Ventas durante el periodo 2010 a 2013, de de la Empresa agraviada, señala
“conocer al procesado Alfonso Arturo Ocaña Ortiz debido a que trabaja como transportista de
manera indirecta como tercero brindando servicio de transporte para la empresa Maestro Perú
S.A.”
5.- El Informe 006-REGPOL-L-SUR-DIVTER-OESTE_CPL-DEINPOL13, el que
refiere la intervención a la persona de Alfonso Arturo Ocaña Ortiz:
Numeral 2° refiere: “se procedió a interrogar preliminarmente al ciudadano Alfonso
Arturo Ocaña Ortiz, quien refirió que hizo el retiro de las bolsas de cemento por encargo de una
persona a quien conoce con el apelativo de “Julio” quien le hizo llegar un voucher a través de una
fémina a quien no conoce, procediendo a realizar el retiro de 255 bolsas de cemento las cuales
trasladó hasta la Av. General Varela N° 1855-Breña. Asimismo, aceptó haber trasladado días
antes otra cantidad de bolsas de cemento a un local ubicado en la Av. Riva Agüero N° 2011-San
Miguel”.

Numeral 3°, “Que, personal PNP a cargo de la presente investigación y con la


colaboración voluntaria de Alfonso Arturo Ocaña Ortiz nos constituimos a los Distritos de Breña y
San Miguel en donde se encuentran localizadas las Ferreterías “Santa Rosita” y Ferretería
Depósito Jaime”, locales conducidos por Carmen Rosa Salazar Palomino y Jaime Najarro Amao,
donde el primero de los mencionados habría dejado las bolsas de cementos que habrían sido
obtenidas ilícitamente producto de la estafa de la cual habría sido objeto la empresa Maestro Perú
S.A, motivo por el cual...)”.

6.- Guía de Remisión de la empresa “Maestro” a fojas 539/540, consigna,


en el recuadro “Unidad de Transporte /Conductor”, al recurrente, como
Transportista que presta servicio como tercerista a la empresa “Maestro”.
7.- La declaración indagatoria de Carmen Rosa Salazar Palomino a fojas
130, quien refiere, “Julio César Callo Quispe le vendió las bolsas de cemento, y no el
recurrente, y cuando se le pregunta por su nombre refiere no conocerlo”.

8.- La declaración indagatoria de Jaime Najarro Amao a fojas 132, quien


refiere “Julio Callo Quispe, les decía que las bolsas de cemento eran de procedencia legal y que
tenía factura, respecto al recurrente señala no conocerlo”.

9.- La declaración indagatoria de Vecky Gutiérrez Ochoa a fojas 136, quien


refiere que “fue el procesado Julio Callo Quispe quien le vendió las bolsas de cemento, fue un
23 o un 27 de febrero de dos mil doce cuando se acercó a su local comercial y le ofreció las
bolsas de cemento, respecto al recurrente Alfonso Ocaña Ortiz refiere no conocerlo”.

12
Ver fojas 243
13
Ver fojas 12

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10.- La declaración indagatoria de Alejandro Navarro Amao a fojas 139,


en ella refiere que “fue el procesado Julio Callo Quispe quien le vendió las 250 bolsas de
cemento, sin haberle entregado factura. Refiere, no conocer al procesado Alfonso Arturo Ocaña
Ortiz”.

11.- La declaración instructiva de Jaime Najarro Amao a fojas 187, quien


señala al procesado Callo Quispe como la persona que le vendió las 200 bolsas
de cemento. Durante toda su declaración no señala participación del procesado
Alfonso Arturo Ocaña Ortiz.
12.- La declaración instructiva de Vecky Gutiérrez Ochoa a fojas 191,
quien al ser preguntada si conoce al procesado Ocaña Ortiz, esta señala no
conocerlo14.
13.- La declaración instructiva de Carmen Rosa Salazar Palomino a fojas
195, quien refiere sólo conocer al procesado Julio Cesar Callo Quispe.
14.- La declaración instructiva de Alejandro Najarro Amao a fojas 198,
quien refiere “sólo conoce al procesado Julio Cesar Callo Quispe15, pues con el, ha tenido trato
comercial, menciona no conocer al recurrente Ocaña Ortiz”.

15.- La declaración preventiva del Representante Legal de la empresa


agraviada, a fojas 260, quien refiere “no conocer al procesado Ocaña Ortiz y que su
representada no ha realizado investigación interna para determinar si alguno de sus trabajadores
estarían involucrados en los hechos denunciados”.

16.- La ocurrencia policial a fojas 396, da cuenta, además, “que el día 23 de


marzo de 2016, el procesado Ocaña Ortiz fue intervenido conduciendo vehiculo de carga para ser

puesto a disposición del Juzgado que emitió la sentencia que viene en apelación”, así también
aparece de la manifestación de fojas 399, dicha ocurrencia da cuenta que “cuando
fue intervenido el recurrente, éste se encontraba realizando actividades propias de transporte de
carga”.

Noveno: Analizado los actuados, así como el examen de tipicidad de los


hechos imputados al sentenciado apelante Alfonso Arturo Ocaña Ortiz, se
tiene que no está probado que, el recurrente se haya coludido para realizar el
tipo penal por el que se le instruyó y tampoco existe sindicación al respecto; si
está probado que en su rol de transportista de carga fue contratado por su co
sentenciado Julio Cesar Callo Quispe, como así lo ha declarado este último a

14
Ver pregunta y respuesta número 1 de fojas 191
15
Ver pregunta y respuesta 1

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fojas 361/362, cuando refiere “para recoger el cemento fui a contratar el carro que me
trasladaría….”; aunado a ello, en las indagatorias de fojas 130, 132, 136, 139, los
que corresponden a las personas de Carmen Rosa Salazar, Jaime Najarro Amao,
Vecky Gutiérrez Ochoa, Alejandro Navarro Amao, respectivamente, estos,
refieren no conocer al recurrente Ocaña Ortiz e incluso agregan que fue la
persona de Julio Cesar Callo Quispe quien les vendió el cemento y cobró por
dicha mercadería.
Décimo: De otro lado, el parte policial de fojas 12, describe la disposición
de colaboración que tuvo el recurrente Ocaña Ortiz con la policía: “…y con la
colaboración voluntaria de Alfonso Arturo Ocaña Ortiz nos constituimos a los Distritos de Breña y
San Miguel en donde se encuentran localizadas las Ferreterías…donde habría dejado las bolsas de

cemento obtenidas ilícitamente…)”. Así también, manifestó que “hizo el retiro de las bolsas
de cemento por encargo de una persona a quien conoce con el apelativo de “Julio” quien le hizo
llegar un voucher a través de una fémina a quien no conoce, procediendo a realizar el retiro de
255 bolsas de cemento las cuales trasladó hasta la Av. General Varela N° 1855 Breña”.

Comportamiento que contribuyó para esclarecer la identidad de procesado Julio


Cesar Callo Quispe; pero que además demuestra el rol de transportista en la
secuencia de hechos que fueron materia de investigación al recurrente. Todo ello
permitió también la intervención de la autoridad policial para dar con el paradero
de los bienes sustraídos a la empresa agraviada.
Décimo Primero: Siendo así, como ya hemos mencionado
anteriormente, “la sentencia debe fundarse en una actividad probatoria suficiente que permita
al juzgador la recreación de la verdad jurídica y establecer los niveles de imputación, dicha
decisión debe ser motivada, clara y coherente precisando los fundamentos de hecho y los
fundamentos de derecho, así como los medios probatorios, que avalen las conclusiones a que se

lleguen como consecuencia de tal evaluación”. En el presente caso la sentencia


recurrida, no desarrolla el tipo subjetivo del injusto con el cual participó el
recurrente en los hechos investigados, por tanto, adolece de una motivación
aparente y de una falta de valoración de los medios probatorios, que a decir de
Iacoviello: “…la verdad no se muestra, mas bien se demuestra, esto es, se
argumenta mediante razones”.16 En esa línea, el tipo penal instruido al
recurrente, solo resulta reprimible a título de dolo o conciencia y voluntad de

16
ISCOVIELLO, Francesco, la motivazióne Della sentenza penale e il suo controllo in cassazione, p.9, la escenografía de la
prueba no basta: el juez decide y elige, de tal manera que debe dar cuenta de ello.

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realización típica, es decir el autor debe dirigir su conducta, mediante ardid,


fraude o engaño, dando una apariencia ficticia a un hecho que no se corresponde
con la realidad de las cosas, presupuestos que no concurren en la imputación
atribuida por el Fiscal Provincial al recurrente. Consecuentemente, no se ha
acreditado el haberse coludido o concertado voluntad con su co procesado,
tampoco que se haya beneficiado económicamente. Por el contrario, ha quedado
acreditado que el recurrente actuó en su rol cotidiano, como es el de
transportista, actividad que desempeña desde el año 201217.
Décimo Segundo: Al respecto en la Ejecutoria Suprema del 25 de
noviembre del 2004, R. N. 552–2004 Puno, ha desarrollado un criterio
delimitador de la imputación de la conducta que de modo estereotipado es
inocua, cotidiana, neutral o banal y no constituye participación en el delito
cometido por un tercero, así en el considerando tercero, menciona “es pertinente
aplicar al caso de autos los principios normativos de imputación objetiva que se refieren al riesgo
permitido y al principio de confianza, ya que el acusado dentro de su rol de chofer realizó un
comportamiento que genera un riesgo permitido dentro de los estándares objetivos
predeterminados por la sociedad, y por tanto, no le es imputable el resultado (prohibición de
regreso) al aceptar transportar la carga de sus co procesados y al hacerlo en la confianza de la
buena fe en los negocios y que los demás realizan una conducta lícita; no habiéndose acreditado
con prueba un concierto de voluntades con los comitentes y estando limitado su deber de control
sobre los demás en tanto no era el transportista, dueño del camión sino solo el chofer asalariado
del mismo, estando además los paquetes de hojas de coca camuflados dentro de bultos cerrados;
aclarando que el conocimiento exigido no es el del experto sino por el contrario de un
conocimiento estandarizado socialmente y dentro de un contexto que no implique un riesgo no
permitido o altamente criminógeno.

Décimo Tercero: Aunado a ello, el derecho a la presunción de inocencia


reconocido en el artículo 2º, inciso 24, literal e) de la Constitución, obliga “al
órgano jurisdiccional a realizar una actividad probatoria suficiente que permita desvirtuar el
estado de inocente del que goza todo imputado, pues este no puede ser condenado solo sobre la

base de simples presunciones”. Así también se ha pronunciado el Tribunal


Constitucional, en la sentencia STC 08811-2005-PHC/TC señalando que, “en primer
lugar, por el derecho a la presunción o estado de inocencia toda persona es considerada inocente
antes y durante el proceso penal; es precisamente mediante la sentencia firme que se
determinará si mantiene ese estado de inocencia o si, por el contrario, se le declara culpable;

17
Ver forjas 02 “ocurrencia de calle” y “constancia de trabajo” de fs. 480.

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mientras ello no ocurra es inocente; y, en segundo lugar, que el juez ordinario para dictar esa
sentencia condenatoria debe alcanzar la certeza de culpabilidad del acusado, y esa certeza debe
ser el resultado de la valoración razonable de los medios de prueba practicados en el proceso
penal”.

Décimo Cuarto: Por tanto, no habiéndose actuado prueba de cargo


durante el desarrollo del proceso que acredite fehacientemente la responsabilidad
penal del encausado Alfonso Arturo Ocaña Ortiz, este Colegiado ha llegado a la
convicción que la sentencia emitida por el A-quo debe ser revocada y disponer la
absolución del recurrente.

DECISION.
Estando a los fundamentos antes expuestos, los magistrados integrantes de la
Primera Sala Penal Liquidadora de la Corte Superior de Justicia de Lima; de
conformidad con el artículo 284° del Código de Procedimientos Penales;
I.- REVOCARON la sentencia de fecha 07 de marzo del 2018 expedida por el
02° Juzgado Penal de Lima, en el extremo que CONDENA a ALFONSO
ARTURO OCAÑA ORTIZ, como autor del delito contra el Patrimonio – Estafa,
en agravio de la Empresa “Maestro S.A”; imponiéndole DOS años OCHO meses
de pena privativa de libertad suspendida por el mismo plazo; bajo las siguientes
reglas de conducta a) no variar de domicilio sin previo aviso al Juzgado, b)
Concurrir cada 30 días a registrar su huella digital en la Oficina de Registro y
Control Biométrico de la Corte Superior de Justicia de Lima, según el cronograma
establecido; c) No cometer nuevo delito; d) Devolver la mercadería (bolsas de
cemento El Sol) o en su defecto su valor económico a la empresa agraviada; y e)
cumplir con el pago de la reparación civil; Fija un pago de S/.5,000.00 soles por
concepto de reparación civil que deberá abonar a favor de la empresa agraviada.
II.- REFORMÁNDOLA, ABSOLVIERON a ALFONSO ARTURO OCAÑA
ORTIZ de la acusación fiscal en su contra; DISPUSIERON: Que por el juzgado,
se anulen los antecedentes que se hubieren generado, archivándose
definitivamente los autos. Notificándose y los devolvieron.-

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Exp. 10951-2014-0-1801-JR-PE-02

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