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ANA l\'\AR{A ~liRAI.LES

ülti¡ ; ': 'cSk derrot3do. Se trata más bien de que la corre­ CAPiTULO 1

be! .). de fuerzas ha variado: los conceptos clásicos


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DIEZ PROBLEMAS

de :!'. J ependencia respecto al control del gobierno o de DE LA OPINION PÚBLICA

los .i:· ·' nopolios ya no nos permiten comprender la ac­


ció!: <le los medios de comunicación, que de ser vícti­
mas de la ferocidad del poder político han pasado a ser
un ~: ctor importante que más bien está en posición de
con,:eguir que la víctima sea el poder político" (Uriarte,
20e , H) . La labor de ocultamiento de la corrupcIón en el
see' ..' privado es la otra cara de la moneda que, al mar­
ge n ' , "]lostrar las rcsuicciones informativas en este cam­
po: ' .:~lle refleja es la necesidad de los medios de hacer Según Giovanni Sartori (1994 : 69) , hay tres pro­
OPl ' . ~..:.> a lli donde sean menos vulnerables y donde blemas básicos de la informadón periodística: la insu­
su~ . .,mes públicas puedan ser más visibles. ficiencia cuantitat iva,' la tendenciosidad y la pobreza
cualitativa . El más grave de estos problemas es, a mi
juicio, el de la pobreza cualitativa , y de él se despren­
den los que he considerado diez factores que impiden
\:... la fonnación de una opinión pública democrática .
.f
las noticias y el poder
t Las noticias sólo leen lo que hace el poder. La visibili­
zación de lo que hace el poder ha sido una de las fun­
t ciones más importantes del periodismo. La naturaleza
,.
f de las noticias hace que se orienten hacia unos prota­
! gonistas que están en alguna posición de poder, y los
!
i
1r ciudadanos por lo general juegan el papel de víctimas

3 O 10 que Ignacio Ramonet llama la "censura democrática" por


la sobreabundancia de información disponible que literalmente
¡ arrasa a ciudadanos y periodistas y no les permite la perspectiva y
t
la compresión de los hechos que tratan , en La Iyrannic elc /<1 comnw·
1, nkalion, Paris, Gal1ímard, 2001.

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ANA MARIA MIRALLES
Periodismo, opi nión pública y agenda ciuuadana

o de testigos de sucesos que ocupan la atención de los estrategias que visibilizan y silencian temas. Rescatar a
medios. En la noticia los ciudadanos rara vez salen como la ciudadanía de la invisibilidad a la que ha sido some­
protagonistas y en su lugar se conviene al poder en espec­ tida históricamente , en primer lugar el reto que se
táculo, en ;lIgo para ser observado como una realidad plantea es no suplantarla a partir de figuras periodísti­
distante cuyas funciones competen a otros. So·lamente cas o políticas. En segundo lugar, pasa por la derrota de
k,s lidere.s de opinion tienen un espacIo y desarrollan los mitos t.¡ue se han tejido alrededor la idea del ciudada­
una relaCIón simbiótica con los medios: suministran el no. Un personaje del mundo privado, apático frente a los
material atractivo para el consumo de masas. Los per­ asuntos públicos, desinteresado, desinformado, destina­
sonales son presentados de una manera distante en un do a que otros piensen por él , con la única exce pción
ámhito que afecta a todos los ciudadanos pero incluye de la puerta que abre el sufragio universal, con las con­
a muy pocos "Los movimientos de los personajes políti­ sideraciones que se pueden hacer sobre los niveles de
cos son las ocasiones que sirven para marcar cuándo conciencia del voto. O el ideal desde la óptica del ciuda­
son oportunas las entrad¡ls y las salidas de las institu­ dano modelo de la mode rnidad , racional, bie n infor­
cio nes a las que representan , en b ceremonia ritual del mado, con un perfil altamente político en el se ntido
t.¡uehacer político. Apariciones que, en cualquier ca­ clásico. En esta bipolaridad se ha movido la angustIa
50 , se repetirán al día siguiente, porque la reiteración de ser ciudadano duplicada porque la historia latinoa­
equilibrada de triunfos y de fracasos es lo que hace posi­ mericana nos muestra no una nación creadora de Es­
ble el renacimiento rilUal de Leviatán y la eficaz parlici­ tado, es decir, que se haya dotado de sus instituciones,
patión del Receptor en la celebración" tManín Serrano, sino todo lo contrano , sin que además se hayan anali­
lL)l) J 115). De cierto modo , esto produce una de las zado las prácticas cli entelistas y patrimoniallstas que
perspectivas d e la espiral dd siloH.io (Nbelle Neuman, indudablemente forman parte de nuestra cultura polí­
1Y4 5l. hay una l)pinióll predominante en virtud de los tica . Las posibilidades de una sociedad civil crítica y
Illedil)s y de los periodistas que pretende estar repre­ autónoma se han abierto apenas en la historia recien­
sentando todos los espectros de opinión cuando sola­ te. Desde la perspectiva del periodismo público se tra­
mente representa una parle de ese conjunto diverso y baja con el ciudadano tal comO es, se le pregunta qué
contradictorio por naturaleza . Esto produce el e{cclo de piensa en vez de tomarlo como víctima del poder o de
((lIl S¡JI1t1I1LÍd irreal y una mayoría silenciada frente a una las fuerzas ele la naturaleza . La ciudadaniza ciól1 de la
opinión prnlominantc de car~lcler minoritario. La ma­ política de la que ha escrito y hahlad o Lechner en va­
yo na sile nci osa existe debido a l¡Ue se autocensuran rios de sus escritos nos pone de presente que uno de los
las opiniones contrarias a la que se hace pública, por mayores retos de la cultura política es abrirse a otros
tcn1l1r al ai:,lamie11l0 social. La relación entre periodis­ sentidos de ciudadanía, es pecialmente a las formas eJe
mo y actualidad ha propiciado el desarrollo de diversas hacer política (Lechner, 1997: 16)

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ANA MARIA MIRALLES Periodismo, opini6n públi r:a )' ~gen(h ciudadana

El modelo bipolar campo y los espectadores giran la cabeza permanente­


EI,istcmu l>i1'0IM de la in{e>rnlClcián ha hecho carrera meme como único movimiento posible. [sto no coiltri­
im luso COlllO lema promocional tle algunos metlios al buye a la formación de lo que Yankelovi ch ha llamado
suponer 4ue las informaciones tienen solamente dos el "juicio público", en el cual los testimonios y la des­
caras. Una versión y otra que la contratlice. La huena cripción de los hechos ocupan solamente una parte , y
información no es la que atiende a la wmplejidatl, si­ las interpretaciones y argumentos ganan espacios En la
no la que es simplificada solamente en dos versiones formación eJe ese juicio público tienen mayor !-leso los
contradictorias. Al enfocar los blancos y los negros, en valores y la ética púhlica que la propia información,
lugar tic los mat ices de gris, se excluyen las posiciones aunque se promueve cltrabajo sobre argumentos con
intermetlias ·que son las tle la mayoría de los ciudada­ una buena base fáctica . El periodi~mo público es una
nos (Yankelovich, lY91). Después de muchos años de invitación a la complcJización de los enfoques discur­
experiencia en el trabajo con sontleos de opinión, este sivos sobre la realidad .
il1\T~tigador llegó'a la conclusión de que las posiciones
extremas -las dos caras de las noticias, el blanco y La opinión pública abstracta
el negro- son las posiciones de los poderes y de los perio­
Temor dd periodismo a la materialización de la opini ón
distas, mientras que las opiniones reales lle la ciutlada­
pública. Los sondeos de opinión apenas si alcanzan a
nía están en una wna mayoritariamente intermetlia de
constituir una excepción en la problemática relación
matices de gris Los modelos de confrontación hipolar
medios de comunicacil1n-opinión pública . Cuando, t~ n
son la base del concepto de o/.1;divú/ad en el periodismo,
el siglo XVIII, la opinión pública no era intlependiente
tema que discutiré un poco más adelante. No se trabaja
del periotl ismo ni tle la poi ÍI ica -aún no 10 es, pe ro
con otros aspectos ni con ot ros aclores . Incluso los de­
evidentemente hoy constituyen campos separados- , se
hates de opinión se montan sobre eSle modelo: el que
construyó la idea sobre el supuesto tle que alllbos sec­
ddiende una iJea y el que la ataca. Ese es el papel re­
tores la represeinaban. Sin embargo , tlestle que fueron
ser\'ado a los dehates, especialmente en la televisión .
hechos los primeros sondeos de opinión en la déca, la
Ll ley de los Cllntrarios le pide al periodista que entrevis­
de 1930, se comenzó a avizorar que la opmión pública
te a la parte y a la contmparte, y entonces la objetividad
algún tlía lOmaría una forma autónoma. En principio
resultaría -icosa eXlrat'la l - de la bipolaridad y no de la
contratados pl1r polit ieas y periotl istas , el auge de los
proximitlad ;1 la realidad con todos sus matices. Por es­
sondeos fue lllUy grantle . Conocer las tendencias del
tar en el juego de los tll1S cxtremos, b ciudadanía no
electorado era y sigue siendo una de las prilllerísim~s
encuentra sus propias interpretaciones reflejadas allí
tareas de los sond eos : interesados por los resultad'JS
)' tampoco se siente partícipe de esa especie de jue­
-como siguen siéndolo ho>' en dia- para poder moverse
go de tcnis en quc la hola pasa ele un lado al otro tlel

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ir...­
ANA MARIA MIRAU.ES Periodismo, opinión pública y agenda ciudadana

desde la esfera polílica y periodística en relación con el ha intentado mantener sus relaciones históricas con el
poder, mas ljue realmente con la ciudadanía. Sin em­ poder al ponerla de escudo en sus críticas a esa instan­
bargo , el tomar los sondeos como punto de llegada y cia. La propia crisis de la representación política pro­
no de partida para mejores análisis de lo que realmente blematiza 1;] cuesl ión cuamlo busca cu Ipablcs de su
piensa la ciudadanía, trabajar con preguntas cerradas de propio debilitamiento, de su pérdida de conexión, en
tal manera que se obtienen respuestas y no opinio­ suma, de su pérdida de espacios y de legitimidad El
nes (Champagne, 19<;)8), creer que en la suma de opi­ periodismo !)úblico establece mecanismos para dejar
niones individuales hay una construcción colectiva, de suponer que sabe lo que la optnión pública piensa .
son los grandes rcduccionismos que operan hoy en día Así, rompió con dos posturas clásicas: entender la upi­
en torno a la idea de opinión pública Los sondeos son nión pública como una abstracción que se ha citado
importantes para conocer las tendencias de opinión, editorialmente para apoyar sus propios argumentos y
pero no son equiparables a la opinión publica (Wol­ el miedo frente a las manifestaciones concretas dc la (lpi­
ton , 1992), lamentable confusión que le ha dado una nión pública . Ha ido un poco mas allá internándose en
legitimidad política desmedida a esta práctica, a favor la investigación sistemática y en profundidad de las
de quienes la estimulan. No entender los resortes de corrientes de opinión y haciendo de ellas su material
la opinión pública, temerle a su materialización y hablar central de trabajo .
olímpicamente a nombre de ella es ya toda una tradi­ Ésa es la incomodidad que ha generado el periodis­
ción periodística que desde esta perspectiva ha sido mo público en el periodismo tradicional : el primero
prolongada por los sondeos. no supone lo que piensa la opinión pública, diseña
El problema es qlle tanto periodist<ls como políti­ mecanismos para establecerlo y trabajar con esas vi­
cos han sostenido que representan y hablan a nombre siones . Mientras el periodismo tradicional siga trah;]­
de b opinión pública, como una entidad abstracta que jando con una idea de opinión pública que coincida'
los dota de legitimidad para hahlar realmente desde siempre con sus propias visiones , como ulla entidad
sus propias perspectivas. Para el periodismo resultó que no tiene materialización, es muy difícil hablar de
muy cómoda desde el principio esa postura, aún no una democracia hasada en el gobierno de opinión que
abandonada, de sostener esa noción abstracta que les ha reivindicado Sanori (J 994) El reto del periodIsmo
servia en sus discursos para enfrentarse o aplaudir al público es autonomizar la agenda ciudadana, y por eso
poder, sin molestarse realmente en establecer qué pensa­ se trata de un fenómeno cuyo eje son los temas y las
ha esa opinión pública. La representación de los intereses prioridades de los ciudadanos, siendo ésa la verdadera
ciudadanos y la confrontación con el poder político co­ función de la opinión pública: construir y visibilizar
mo p:uadigmas del periodismo hicieron de la opinión sus temas .
pública su caballito de batalla para un periodismo que

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ANA MARiA MIRAU ES Periodismo, opinión publica y agenda ciudadana

El predominio de las audiencias los medios y periodistas es solamente transmitir infor­


No entender que el o[icio consiste cen/ralmente el1 [ormar mación) ¿De qué modo la actividad periodística está li­
o •

ptibliws es una de las principales crílicas del periodismo gada a la formación de públicos, no entendidos corno
público al IradlCional. Abrir espacios para ciudadanos audiencias de los medios de comunicación sino como
que en calidad de púhlicos asuman un más significalivo públicos en el sentido político del término, como sujetos
perfil en el espacio público, es una de las propuestas privados que se reúnen a conversar sobre 10 público
cClltraJ.cs del periodismo púhlico . Esto no excluye a (Habermas, 1993), o que están distantes y expuestos
otros sectores, como los expertos, los políticos pro­ a los mismos mensajes y se vinculan por 10 tanto a una
fesionales)' lQS funcionarios oficiales. Es evidente que esfera pública común?
ningún debate público se podría dar sin ellos. De 10 Quien asiste al espectáculo es considerado un espec­
que se trata es de poner el énfasis en la necesidaJ de que tador. Fue hacia la segunda parte del siglo XVIII cuan­
k)s ciudadanos sean vinculados a práCl icas de delibera­ do se empezó a hacer la distinción entre espectador
ción mediante las cuales puedan configurar posiciones pasivo y espectador activo, el segundo ya francamel1le
que tengan visibilidad e impacto en la escena pública, descrito por el pensamiento moderno como púhlico:
en la medida en que, mediatizadas, entran a formar par­ "Cuando es pensada como parte actora y no corno ac­
te de la comunicación política (Ferry, 1992). L1 particu­ tuada, la opinión convertida en púhlica pierde su carác­
laridad de los medios periodísticos es que sus públicos ter general, excluyendo de hecho a las multitudes que no
son abiertos y diversos por la amplia capacidad de tienen competencia para dictar las sentencias que pro­
convocatoria Ljue tienen , especialmente los públicos clama" (Chartier, 1995 : 47) La distinción entre masa,
aportados por la televisión e Internet. La pregunta que multitud y público en opinión pública es una de las
está en el centro del debate es : ¿qué tal si conside­ claves en la comprensión del paso de los espectadores
ramos que el asunto del periodismo no son solamente pasivos a los espectadores activos. Richard Sennett
las noticias sino la construcción del interés general, 0978: 255-271) describe la evolución histórica del es­
pero no al estikl totalitario que homogeneiza a los me­ pectador y del actor. En el caso del espectador encuentra'
uios y los lleva a comprometerse con una causa, sino que la gente que iba a las obras de teatro interactuaba
recogiendo 10 mejor de la tradición liberal revisada, con los actores, bien sea mediante frases o abucheos y
es decil', reconociemlo el pluralismo y los disensos y aplausos en medio del desarrollo de las obras. Incluso
aprovechado la deliberación para la construcción de lo el público podía solicitar repetición de algún fragmento,
I'ü/J/ico el1 pü/Jli((1~ El planteamiento gira en torno a la especialmente música, las veces que quisiera. Lo que me
idea de pensar si la misión del periodismo es la construc­ interesa destacar es el poder de la interacción para mar­
ción de la opinión púhlica, más allá de la información car la diferencia entre público activo y pasivo . "La con­
al hacer que el informador se pregunte : ¿el trabajo de versación es una clave para comprender la diferencia

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1
L
ANA MARIA MIRALLtS Periodismo, opinión pública y agenda ciudadana

entre k) activo y lo pasivo : la prensa no ejerce una in­ social" (Sennell, 1978: 266) . Los ciudadanos empezaron
Illlencia uirecta y autoritaria, anima mis bien el progra­ a aislarse por un muro invisible al asistir al café, lugar
ma de las conversaciones: 'Basta con una pluma para público por excelencia, y buscar la preservación de su
poner en movimiento un millón uellenguas', uice Tarde. privacidad frente a las miradas furtivas de los demás.
Sin lugar a duuas, este autor es partidario de la idea de Lugar de consumo, más que de encuentro. Lo que está
un púhlico activo : es su inventor; es más, sostiene que en discusión en las sociedades masivas contemporáneas
la democracia pan icipat iva se define por esta caracte­ es si será posible la construcción de públicos a partir de
nstíca" (Katz, 19Y7 : 19) Ese púhlico activo ue Tarde las audiencias , que se han convertido en el referente
est:l integrado en una comunidad de interpretación . Es predominante . Mucho se ha hablado sobre las audien­
decir. lo que hace de un grupo humano un público ac­ cias, pero el tema de los públicos resulta más complejo
tivl) tiene que \'er, no solamente con estar expuestos a y dificil de estudiar. "Si un verdadero público se cons­
Jos mismos temas de conversación. sino que justamente truye por la interacción discursiva de los ciudadanos,
¡ll discutirlos se con\'ierten en grupos ljue comparten tal vez haya que considerar el concepto de audiencia
sent iuos . A finales ud siglo XIX y pese <1 las tendencias como una etapa, una etapa modesta , pero necesaria
masiftcadoras provenientes ue la industrialización y ue hacia la construcción de ese público" (Dahlgren, 1997:
la expansión de la prensa popular, Tarde insistió en un 262). Es pensar en la posibilidau de impulsar la gran
modelo en el que medios, conversación, opinión y ac­ conversación a la que hacía referencia Dewey en su libro
ción se suceuell IlI1ealmente . Sin embargo, las earacte­ Lo público y sus problemas (1927),' pero hoy potenciada
risticas ue lo rderiuo con la palabra público cambiaron. por muy diversos medios de comunicación, cuyos espa­
I-listóri camentc, dejÓ de ser acti\'o en el momento de cios físicos ue encuentro no coinciden ya con los cafés,
la exhibición de la obra. Poco a poco se fueron oscu­ la plaza o el ágora, sino con muy diversos recintos que
reciendo las salas de teatro y se exigió el silencio por exigen presencialidad o no y en los cuales se pueda dar
parte de los recién conveniuos en espectadores. Sennetl esa interlocución.
uescubre que uesue meuiados del siglo XIX el rol ud Históricamente predominó un público anclado en
público es ver y no responder. Con el ca(e, tan desta­ la escritura y la lectura, con un tipo de habilidades que
cado como lugar de conversación en uonue la causa excluían a vastos sectores de la población y que m¡¡rca­
revolucionaria se fraguó. pasó lo mismo, al igual que ron la diferencia entre público y pueblo . Ahora, con La
con 1,1 efervescencia de los salones literarios o las casas televisión, indudablemente el medio de mayor alcance,
de té . "Cuanuo el café se transformaba en un lugar ue
lonversación cptre trabajauorcs, amenazaba el orden
4 Citado por varios de los periodistas ch'icos nOTlCamCrilanc's
social; cuando el café se volvía un lugar donue el alcoho­ que han hecho sus aportes a lo qur podrta denominar,e llna filosp ­
lismo destruía la comunicación , se mantenía el orden fía del periodismo público.

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" ~_ . -------­
ANA MARtA 1\11RALLES Periodismo, opinióll pública y agrnda ciudadan~

no es necesario saber leer y escribir para ser parte de modelo central para la transmisión de informaciones;
ulla c(l\l1unidad de sentido. Esto significa que nuevos presenta los hechos distantes de las necesidades de los
perfiles de públicos se han venido configurando, que lectores , telespectadores y radioescuchas. además de
ya 110 son tan homogéneos ni tan exclusivos como los que la noticia es una historia qüe ya pasó o está suce­
formados por la era de la tipografía. Las palabras fina­ diendo, pero los' ciudadanos sólo pueden interactuar a
les de Habermas (l q93 : 36) en el prefacio a la edición partir de formas de seudoparticipación como los vO~'( ror,
alemana de Historia y crítica de la opinión /1lih/ica son lo llamadas telefónicas al aire o sondeos para responder
sulicientemente inquietantes frente al tema: "Existe una con un "sí", "no", "no sabe, no responde". Del mismo
considerable evidencia que viene a confirmar la ambi­ modo que ha sido posible la construcción empírica de
valenCia del potencial democratico de una publicidad las audiencias como nichos de mercado, la perspectiva
cuya infraestructura esta marcada por las crecientes del periodismo público apunta a con struir empíri ca­
exigencias de selección impuestas por la comunicación mente los públicos que debaten sohre los temas .
electrónica de masas. Con ello quiero decir que. si hoy En términos de opinión pública, los públicos se defi­
me atreviera otra vez a investigar el cambio estructural nen. entonces, como grupos drásticamente más reduci­
de la publicidad, no sabría qué resultado tendría para dos que las audiencias, ya que se interesan por los temas
una tcoría de la democracia. Quizás uno que diera mo­ polémicos del momento . Son libres de participar Y. cuan­
¡iyo para una estimación menos pesimista y para una do lo hacen, es a partir de su interés por los asuntos
perspecti\'3 menos desafiante, meramente postulatoria. públicos generados por las nuevas est rategias que se
que las que di en su día" . mezclan con el esquema más clásico de los hechos deto­
AlIn en mediO de procesos unilaterales de informa­ nantes y los líderes de opinión . El interés por participar
ción, más allá de los sondeos, de los clientes o consumi­ responde a las expectativas propias de los ciudadanos y
dores, para pasar al ciudadano es necesario involucrarlo no a la movilización de agentes externos. Por eso, los pú­
en los asuntos de interés púhlico . Con información con­ blicos son grupos transitorios e imprecisos que entran y
n'biela para la participación ciudadana, el periodismo salen de lo público y participan en un proceso que ¡iene
púhlico provoca en los ciudadanos procesos de delibe­ los siguientes elementos (Price. 1994): determinación
ración que llevan él la construcción de su agenda de del asunto. discusión. resolución y disolución . En la idea
prioridades. con la aspiración de ejercer inl1uencia so­ de periodismo como constructor de públicos tendríamos
bre el poder. La relación aquí es clara : la información que hacernos con Dahlgren (1994: 262) algunas pregun­
cambia desde sus objetivos, sus protagonistas y sus tas que solamente un análisis más a fondo y el desarro­
formas narrativas Toelo está previsto para abrir el de­ llo de más experiencias de periodismo público podrían
hateo la construcción e interacción de discursos. El pe­ ayudar a responder porque son interrogantes que los pe­
ri(lc\ismo traclicional, al trahajar con la noticia como el riodistas no suelen hacerse : "¿Cómo se constiluyen los

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ANA MARIA ¡VllRALLE S Periodismo, opinión pública y agenda ciudadana

públicos? ¿Cuál es el papel que los medios desempe­ público como lo publicable, identificar lo público con
i'¡an en este proceso? ¿Cuál es la naturaleza de los víncu­ lo estatal y referirse periodíslicamente a lo público
los sociales entre los miembrps del público? ¿Cómo el desde lo físico espacial. La idea de! interés público in­
periodismo y los demás medios logran favorecer o ex­ formativo no ha remitido a una noción política de lo
cluir la posibilidad del diálogo y del debate?". público, sino que se ha basado en el criterio de lo pu­
La interacción de públicos en competencia represen­ blicable a partir de los criterios de lo que es noticia.
ta para Fraser (1997: 103) la posibilidad de construir la En la segunda co nfusión, desde el punto de vista de
igualdad participativa en los procesos de deliberación los lenguajes, de los enfoques y de la práctica cotidia­
porque no habría una esfera pública dominante ni pú­ na del periodismo, se ha estimulado la visión de que
blicos subordinados, como sí aparecían en la opinión lo público coincide con lo estatal y no de que lo es­
pública analizada por Habermas. Ahora bien, enmarcar tatal es solamente una parte de lo público. Unir estas
la idea de públicos periodísticos dentro de la idea clási­ dos imágenes ha desgastado la idea de lo público, no só­
ca de! ciudadano político no ofrece mayores alternativas lo al confinarlo al sector estatal, sino porque les secues­
para pensar al ciudadano desde lo cultural, particular­ tra a la ciudadanía y a los propios periodistas cualquier
mente frente al tema de las identidades que en este caso responsabilidad asertiva con e! interés general. Yen la
tiene mucha proximidad con la construcCión de inte­ tercera confusión, los llamados a estimular el tratamien­
reses colectívos. Los modos en que los ciudadanos se to de temas que resulten públicamente pedagógicos ha
articulan a los procesos públicos tienen una innegable derivado en propuestas periodíslicas que toman el es­
conexión con la forma en que se conectan con procesos pacio público físico como el leitmotiv de la idea de cons­
más cotidianos, incluso del ámbito privado. Los apor­ trucción de proyecto colectivo de ciudad.
tes que una teoría cultural de la ciudadanía debería ha­ La crítica en el sentido de que en el modelo liberal
cer al tema más explícito de la participación política son el interés informativo no coincide necesariamente con el
necesarios si se trata de sintonizar desde el periodismo interés público definido políticamente, porque el prime­
público la perspectiva ciudadana construida a modo de ro se basa en las características de objetividad y actua­
públicos. Partir de que el ciudadano comparte una visión liclad, es uno de los aspectos centrales de la crítica del
clásica de la política y de que se percibe a sí mismo en los periodismo público al periodismo tradicional.
términos del proyecto de la modernidad, es un riesgo
grande y quizás un abuso teór ico. Elobjetivismo
Tal vez, de todos los elementos de la constntcciól1 teórica
Confusiones sobre lo público del sistema informativo liberal, el de la objetividad es el
Las confusiones históricas del periodismo frente a lo pú­ que más profunda influencia ha tenido y sigue tenien­
blico. Las tres confusiones históricas han sido: tomar lo do en la definición de las funciones públicas de la in­

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ANA MARIA MIRALLES Periodismo, opinión pública y agenda ciudadana

formación en los medios de comunicación. Criticada por disímiles que sean, bajo un mismo formato. Así, el
por los periodistas cívicos y definida como objetivis­ acontecimiento, que en realidad es una ruptura del or­
mo, esta idea, que adquirió el carácter de doctrina, den social, aparece siempre bajo la misma cara . Si el
moldeó de manera contundente las labores de los pe­ acontecimiento es considerable como una mptura, esto
riodistas y permeó la formación de periodistas en las se debe a lo que se considera noticia: es lo novedoso,
universidades. De ahí surgió aquel dogma de la infor­ lo inédito, lo que tiene interés colectivo, y hoy algunos
mación como "espejo de la realidad" y la necesidad de estarían dispuestos a añadir que noticia son los hechos
crear unos moldes informativos llamados géneros pe­ negativos, pues es evidente que predominan las noticias
riodísticos que dieran buena cuenta de ella. De esos de este tipo en los medios. Por ello no es extraña esta
géneros, a no dudarlo, el que adquirió mayor impor­ "normalización" de las informaciones en el formato noti­
tancia fue la noticia, y sobre ella gravita aún la activi­ cioso: hasta las más terribles masacres pueden conver­
dad informativa. tirse en frías estadísticas, en relatos estandarizados.
La definición de la noticia, que usualmente se toma La asepsia , el distanciamiento de los periodistas fren­
en la academia como una cuestión mecánica -a escri­ te a los hechos, y la redacción en forma expositiva son
bir se aprende escribiendo-, representa la columna los otros elementos que dan forma a la objetividad del
dorsal de la doctrina liberal de la información. Estructu­ discurso periodístico. Esta ausencia de compromiso
rada en el modelo montado sobre los seis interrogantes, frente a los hechos, al menos en apmiencia, ha creado la
qué, quién, dónde, cuándo, cómo, por qué, conocidos sensación de que, tras el modelo liberal de la informa­
como las 6 vV, muy pronto quedaron aun más recorta­ ción, no hay un proyecto político, que se trata de un mo­
das al qué, dónde y quiénes. El cómo y sus posibilida­ delo neutral. Pero, en primer lugar, la objetividad es im­
des narrativas y explicativas sobre los sucesos fueron posible, más si se tiene en cuenta que el periodismo se
aplazados, bien sea porque realmente no interesaba o ocupa de hechos sociales que son dinámicos y que se leen
por la falta de suficiente cultura en los periodistas para con más acierto como procesos. En segundo término, el
dotar a su trabajo de los componentes que lo harían más modelo informativo sí está comprometido con la teoría li­
profundo, aunque quizá men~s "objetivo". beral de la ciudadanía, con una esfera pública de exper­
El esquema de la pirámide invertida -dar las informa­ tos, con un esquema representativo de poder y con una
ciones jerarquizando de mayor a menor importancia­ opinión pública anclada en el ámbito privado, debido
pronto se convirtió no sólo en dogma sino en ritual. Se a la radical separación de lo público y lo privado que
trata de encajar la realidad en el esquema. Ésa es la que supone esta teoría. Además, la objetividad se ha presen­
Manuel Martín Serrano ha llamado la mediación estruc­ tado como una estructura narrativa diseñada para mos­
tural yen la que está focalizada la idea de la objetividad. trar la realidad y al mismo tiempo para ocultarla, en el
El ritual consiste en homologar todas las informaciones, sentido de hacerla inaccesible a una visión pública.

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ANA MARtA MlRALLES Periodismo, opinión pública y agenda ciudadana

Con excepciones desde formatos más narrativos planteamiento norteamericano del periodismo público
como la crónica o el gran reportaje, en la noticia está hace la crítica a la objetividad, pero deja prácticamen­
centrado todo el peso de! trabajo de los medios infor­ te sin tocar otros aspectos estructLtrales de la actividad
mativos y en ella queda representado lo más importante periodística. La problematización de la forma en que
del modelo, especialmente porque la agenda informativa se selecciona la noticia no es tan radical como cabría
se construye a partir de los criterios con los que desde esperar yeso es paradójico si se tiene en cuenta que el
úna sala de redacción se considera que algo es noticia. tema de la agenda está en e! centro de las propuestas de
Justamente, el replanteamiento de los temas de la la participación ciudadana. Michael Schudson (1999:
agenda informativa está en el centro de la discusión de 122) lo considera por ello un movimiento conserva­
la concepción que de lo público existe en e! periodis­ dor, pues le hace retoques al periodismo basado en "la
mo, y ¿hoy una de las principales preocupaciones de los verdad", pero sin criticar a fondo sus implicaciones.
periodistas cívicos. La orientación de los estudios de la Este autor reclama el hecho de que el periodismo públi­
agenda selting puede resumirse en lo dicho por Bregman co no se ha abierto un espacio como movimiento junto
(1992: 212): "La prensa puede no ser exitosa la mayor a la prensa de mercado, la de partido y la de "la verdad"
parte de! tiempo para decirle a la gente qué pensar, pero -los tres momentos del periodismo norteamericano se­
es sorprendentemente exitosa para decirle a sus lectores gún él-, justamente porque no hace una verdadera rup­
acerca de qué pensar". A partir de ahí se pueden destacar tura y no contiene propuestas que impliquen una especie
dos ideas: 1) La agenda no orienta particularmente la in­ de revolución que pase por movimientos, como la pose­
tensidad de las actitudes de las audiencias hacia los temas sión ciudadana de algunos medios, consejos permanen­
seleccionados del acontecer y 2) La preocupación central tes de lectores, la democratización interna de los medios
son los efectos que produce la selección del espectro de de comunicación, la elección popular de editores, eLc.
temas posibles sobre la mente de las audiencias. "Se pone a participar al ciudadano, pero finalmente el pe­
Aunque no es de! todo desdeñable el hecho de que los riodista y el medio son los que deciden qué se publica."
enfoques puedan producir cambios de actitud sobre No obstante, la visibilidad o no de los acontecimien­
los temas, es evidente que la principal influencia co­ tos de la realidad social es una de las más poderosas
mienza por e! señalamiento de los temas de interés pú­ funciones de los medios y, al mismo tiempo, una de sus
blico. Aunque probablemente éste sea e! aspecto nodal tareas más complejas, ya que debe partir de la percepción
en las reflexiones sobre la agenda de los medios para los de! interés general , que no tiene reglas preestablecidas
periodistas públicos, es necesario formular de momento ni recetas tan mecánicas como las que se dan a veces
un interrogante sobre el hecho de si existe o no como en clases de periodismo y que tampoco es un asunto que
tal una agenda ciudadana o si es parte de! proceso mis­ se resuelva teóricamente. VictOlia Camps (1996: 151) si­
mo que el periodismo cívico quiere desencadenar. El túa muy bien e! problema: "".el interés común no posee

40 41

,
ANA MARIA MIRALLES
Periodismo, opinión pública y agenda ciudadana

un contenido previamente fijado y definido con preci­


los hechos para su presentación pública, basado en los
sión. Es la actividad política, el reconocimiento de los
loo criterios de ohjetividad, signijicatividad y validez que
problemas sociales, el consenso sobre unos presupues­
propone Manuel Martín Serrano (1988). Esta objetivi­
tos, lo que va determinando el contenido del interés
dad , distinta de la que asumen los periodistas en sus
común". Así, cada día los medios participan en la cons­
rutinas profesionales, es un término relacionado con la
trucción de legitimidad según hagan visibles o invi­
idea de que los datos de referencia sean atribuibles al
sibles algunos temas en la configuración de su agenda. objeto; la significatividad se refiere a la pertinencia de
Por ello es que no puede reducirse esto a un asunto los datos al punto de vista seleccionado para el relato,
técnico, típico del perfil del que ha sido considerado
y la validez, a la ausencia de sesgo o a la transparencia
buen periodista, que tiene olfato para saber dónde
-término que me parece problemático- de los datos
está 1<'1 noticia. que componen el relato.
Una cosa es narrar los hechos ajustados a lo aconte­
La verdad medieval cido y otra es pensar que la verdad ya está hecha y hay
El concepto medieval de la verdad. La verdad en el que buscarla en algún lugar que ... icosa curiosa l , siem­
Medioevo era ya algo hecho, de carácter divino, y que pre se encuentra en la autoridad de turno, sea política,
se informaba al pueblo a conveniencia del poder. Era económica, religiosa, etc. Insisto: una es la referencialidad
el concepto de verdad revelada, el poder de la autoridad de los hechos con la realidad y otra es la comprensión de
la definía y era unívoca, indiscutible e inmodificable. La la verdad como construcción social que surge del deba­
idea de verdad en el periodismo tiene algo de eso: existe te de múltiples posiciones, de la confrontación de di­
en alguna parte y el periodista tiene que encontrarla. versas visiones y formas de analizar la experiencia. Es
Lo que está en cuestión desde la filosofía y las rutinas necesario derrotar la verdad basada en las costumbres
profesionales del periodismo es la actitud periodfstica tiránicas (Mili,]. S., 1861-1993), tan reforzadas constan­
hacia la verdad. Esto implica al menos dos cosas: a) un temente en los medios de comunicación.
cambio de actitud en la aproximación periodística a
los hechos. No ir a un producto acabado, y por lo tan­ Condiciones adversas
to que la principal habilidad periodística sea encontrar Presiones de diverso tipo se ciernen sobre /(,1 il'úól'maci(jn.
la fuente adecuada que se lo narre, sino entender que la Esto es especialmente visible en el medio más popular,
labor periodística, al ser realmente una re-construcci6n la televisión, aunque ocurre igualmente en los otros:
de algunos hechos en un determinado contexto, requie­ los gobiernos a partir de la asignación de espacios y
re una tarea más compleja, menos unívoca; b) que el dis­ frecuencias, los gremios económicos a panir de la pau­
curso periodístico se problematice la forma de ensamblar ta publicitaria, los dueños de los medios, los políticos
y los violentos ejercen poderosas int1uencias sobre los
42 43
ANA MARtA MIR1\LLES
Periodi~mL1, opinión pública y agenda ciudadana
contenidos de los medios de comunicación. La liber­
blico y asumir roles activos. Sin emhargo, hay varios
tad de pensamiento, de opinión y de expresión y por
puntos a debatir sobre esta idea del modelo liberal de
ende el derecho ciudadano a la información, hoy están
la información: a) son los medios y no los ciudadantls
amcnazados no solamente por los gohiernos SInO por
los que indican cuales son los temas de interés público;
muy diversos sectores. Esto hace más complejo el pano­
b) los ciudadanos son consumidores pasivos de informa­
ram3 del derecho a la información y a la comunicación.
ción; c) aunque no hay una relación mecánica entre Id
Me refiero con esto también a sectores al margen de la ley.
orientación de los mensajes periodísticos y los pema­
que tienen poder e interés en aparecer en los medios, co­
mientas de las audiencias. los datos esenciales para tomar
mo los im'olucrados con el proceso de las negociaciones
posiciones son los proporcion;¡dos por los medios:
de paz en Colombia. En este sentido hay que considerar
el) en sociedades en donde no hay pluralismo político
l\l que dice Sartori (l1,)\)4): no hasta con que las libertades
ni informativo, la formación de criterios entre los ciu­
sean tuteladas jurídicamente, también es necesario que
dadanos est;) peligrosamel1le homologada y es ddí, il
110 haya temor, para que pueda existir una opInión
hablar de opinión pública; e) un modelo montado 5(1­
pública autónoma. Si hay temor no hay libertad. lamente sobre la idea de informar lo que sucede no
Asimismo, las condiciones de monopolio de los me­
proporciona las condiciones para conectar esos tem;¡s
(lIos de comunicación y el propio autoritarismo impe­
con los illlereses del ciudadano, entre otras cosas, por­
rante en las salas de redacción como un estilo propio que éste se involucra por medio de villores, emocione~,
de trabajo con matices en algunas de ellas, son factores opciones y también de elatos, pero de manera mas se­
que ponen en duda los compromisos del oficio o, si se cundaria.
quiere, de la profesión con la ciudadanía y con la de­
Por ello es que la información es condición necesariil
mocracia. Ddinitivamclltc. la opinión pública debe ser pero no suficiente para la formación de opinión públi'­
autónoma para que realmente sea democrati.ca. ca . De todos los hechos que sucedCII y de las n(ll icías que
se publican, solilmente una~ pocas pasan a cOllvenirse
No basta con informar en temas de opinión púhlica Se necesita l'a idcmilicl­
Creer (/ue ((In sólo in(pnnar se ,¡;cncra (lpinión IJlihlica. ción de temas comunes)' luego el dehate, la polémica,
lJna de las tradiciones más fuertes de la teoría liheral las tendencias y I;¡s corriel1les de opinión. L,t ul1iníl'1I1
de la Información ha sido la de creer que el. periodismo pública es, en realidad, una interacción ClHrc ntlJos de
inr\lrmativo de una sola via contrihuye a la formación información y de opinión (Sartori, 1\)94), pero no es
de opinión pública Se ha considerado que es suficiente la información. En este sentido también hay que dis­
con darles Jatos a las audiencias para que quien está tinguir entre la información que alimenta la curiosidad y
recihiendo la información sea un sujeto con capacidad la que conecta al ciudadano COII lo público politico. John
de desarrollar criterios sobre los asuntos de interés pú­ Dewey propuso en su momenro . en 1CJ2 7, un sistema

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ANA MARIA MIRALLES Periodismo, opinión pública y agenda ciudádana

informativo basado en una ciencia social con perspec­ as1 ntos que de todo el acontecer van a ser considera­
tiva ciudadana por medio de difusiones ingeniosas en dos noticia, qué participación tiene la ciudadanía al
la lIamada por esa época prensa popular -hoy prensa de menos en poner temas en ese espacio público . Los cri­
masas-, como una forma de logr.lr elevar las posibilida­ te1~s . perio~.ísticos para la sdección de la inrormación
des ciudadanas de participar con acierto en lo público. se f mgen mas claramente hacia lo publicable .que hacia
Para él, lo Fundamental no era la información: "La ne­ lo público, y el interés informativo no coincide necesa­
cesidad esencial, en otras palabras, es la mejora de los rialnente con el interés público definido políticamente.
métodos y condiciones de debate, discusión y persua­ La lnoticia responde a los criterios de notoriedad, de lo
sión" (Price, ~ 994). inédito, lo impactante, lo espectacular, Fuera de lo co­
m~ n, la prominencia y la emoción, entre otros. Por el
Las agendas contrario, los criterios sobre lo público no sorl tan claros
y desde luego no son tan operativos. Los debates en los
El problema de la construcción de las agendas periodís­
consejos de redacción se dirigen a determinar los temas
tica y púhlica . En el espacio púbhco contemporáneo los
a partir de los criterios tradicionales y a una que otra dis­
que ponen los temas son los medios de comunicación,
cusión sobre la trascendencia de algunos temas sobre
también en combinación cOl1los hechos que producen
otros. Por lo tanto, aceptar el primer nivel de la agen­
los políticos. En los años setenta la sociología de la co­
da setting es reconocer el formidable poder de los me­
municación y la ciencia política en los Estados Unidos
dios sobre la opinión pública, justamente en lo que la
se preocuparon por el tema de la función de fijación de
opinión pública deberia tener un mayor rol: la pno­
agenda por parte de los medios -agenda sctting-, en­
ridad de los temas con miras a la construcción de la
tendida como el repertorio y la jerarquización de los
agenda pública.
temas que configuran la agenda en la esfera pública.
La comunicación política surge a partir de la crisis
El pouer de los medios de comunicación es realmente
de representación política (Touraine, 1992) y nos lleva
el que se ha lIamado primer nivel de la agenda sctting:
a un modelo en que ningún sector representa el interés
uecirnos sohre qué pensar, mas no cómo pensar sobre general. Más específicamente, ni políticos ni periodislas
esos temas -segundo nivel de la agenda srtting-. Múlti­
representan ya a la opinión pública : ésta se configura
ples investigaciones han demostrado de manera sucesiva
con;to un sector autónomo, que si bien no se agota en
la influencia que tienen los medios en el estableci­ los sondeos, tuvo en ellos el deslinde necesario del pe­
miento ue los temas y de las prioridades de atención riodismo y de la política. Éste es justamente uno de los
en el espacio público. Entonces los criterios de selección mayores retos que tiene el periodismo contemporá­
de la información se convierten en el aspecto central: neo: reconocer la autonomía de la esfera de la opinión
cómo , con qué criterios, con la intervención de quié­ pública. La comunicación política es definida (Wolton,
nes, se seleccionan cotidianamente en los medios los

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ANA MARIA MIRAlLES
Periodismo, opinión pública y agenda ciudadana
1992) como el intercambio de los tres discursos que se
nuevos que surgen; 2. integrar a los actores en los de­
expresan con legitimidad sobre lo público : políticos,
bates políticQs del momento, y 3 . facilitar la exclusión
periodistas y opinión pública. Es un espacio para la dis­
de los ternas que han dejado de ser objeto de conni~to
cusión de los temas polémicos del momento. La clave
o,que han logrado consenso temporal.
es el intercambio de discursos, el debate público y la
Es en ese espacio de interlocución donde participan
deliberación, y el meollo del asunto está en el intercam­
I~s medjos con un doble rol desde la perspectiva del pe­
bio de discursos pollticos, en el papel de los medios y
riodismo público: con su agenda y propiciando espacios
de la opinión pública . Como hay asimetrías entre las para que se construya la agenda de los ciudadanos .
agendas de estos tres actores. la búsqueda de ciertos
niveles de armonía es importante, o, al menos, que no Estos diez Obstáculos para la construcción de una
haya tanto desequilibrio en la fortaleza y visibilidad de 0p¡inión publica autónoma me permiten plantear un
esas tres agendas, porque eso debllita la democracia. paralelo entre el periodismo tradicional y el periodis­
Lt opinión pública constituye un lugar más restringi­ moI público. En principio, se basa en una diferente
do que el espacio público: es el c.~raci(l público pulitico, concepción de la noticia. La llamada "noticia vieja" por
lugar de la discusión de los puntos de vista del públi­ parte de los periodistas cívicos norteamericanos es un
co o los públicos sobre los asuntos de interés general te>Gto aséptico y tiene un estilo expositivo. La nueva es
dirigidos al resto de la sociedad y sobre todo al poder, en{ocada y tiene un estilo más narrativo. La noticia en­
como lo señala (Monzón, 1997). Wolton hahla de tres focada selecciona el contexto más relevante y ofrece el
legitimidades constitutivas de la comunicación políti­ trasfondo de los datos que revela. La información vista así
ca. que lal11bkn ocupará la atención de los procesos de se apoya en valores como la conversación, la participa­
periodismo público La de la política y de la información ción ciudadana, el diálogo deliberativo, etc. Se pregunta
que se desarrollaron en el siglo XVIII y la de la opinión pú­ cómo deberla ser el enfoque para generar preocupa­
blica y la comunicación, que son más recientes. Sin em­ ción por la vida pública, por la cullura cívica y del diá­
bargo, a pesar de la \'entaja histórica de la información, logo. El criterio de noticiabilidad está más definido
afirma Wolton, el eslabón débil de la democracia es jus­ por la agenda· del ciudadano que por los politicos y los
tamente el periodismo porque la política y la opinión pú­ poderes económicos. La noticia sin enfoque no le deja
blica se basan en el principio de la representatividad, que alternativas al ciudadano más que ser espectador de la
es más sólido que el trahajo que el periodismo desarrolla bipolaridad, de las agendas de otros, generalmente si­
sobre la actualidad y cuya función se limita al relato de los tuadas
I en los extremos. En cualquiera de los casos, la
hechos, pe¡:o no puede hacerlos en sentido estricto. notiba es la que indica cuál va a s~r el rol de los ciu­
\Volton (1998: 111) resume asl las tres funciones de dadanos en los asuntos de los que trala.
1<1 cünlunicación política: l . identificar los problemas

48 49
ANA MARIA MlRAI.1.ES Periodismo, opinión pública y agenda ciudadana

PERIODISMO TRADICIONAL PERIODISMO PÚBLICO


PERIODISMO TRADICIONAL PERIODISMO PUBLICO

Pone los sucesos en el contexto Pone los sucesos en el contexto


¿Qu! pasó? ¿ Qué significa el hecho?

de la burocracia política: cómo de las experiencias cotidianas de " ¿Qué consecuencias tíene?

una medida afectara la corre­ la gente: cómo afectara esta ¿ Qué valores intervienen'

lación de fuerzas del poder. medida a la ciudadanía. ¿Qué tal si ...? (qUé tal si consi­

deramos otro ángulo. qué tal si

Usa las emociones para dar co­ Valora la complejidad de la ta­ preguntamos cuál es la solu­

lar y mostrar lo que la gente ma de posiciones y decisíones ción, qué tal si... )

siente como una manera de I involucrando en ello los senti­


mantener la .atención. ' mientas en juego. ¿QUI!N hace la r.oticia? ¿Quiénes son los afectados?

¿QUltNfS son los protagonistas? ¿Quiénes están involucrados?

¿Quiénes no han hablado aún?

Cita a los expertos como las Los ciudadanos son valorados I


fuentes m~s autorizadas. Hay como depositarios de otro tipo
una dependencia de estas fuen­ de saber sobre la ciudad: el de ¿ CUÁNDO sucedió? ¿Cuándo comenzó esta his­

tes y un juego de legitimidad la vida cotidiana y las priori­ toria?

de discursos predominantes. dades en los temas colectivos ¿Cuándo afectará a los ciuda­

a partir del debate de valores. danos?

¿Cuándo serán las cosas

I
diferentes?

Usa el lenguaje de quienes ha­ Habla el lenguaje de la gente


cen la politica afectada por el tema
¿DoNOf sucedió? ¿Dónde está el interés común?

¿Dónde tendrá esto el más

Los testimonios son usados pa­ Hace las voces mas integrales grande impacto?

ra darles intensidad o para dar­ porque trabaja con tendencias ¿Dónde están las diferencias

les credibilidad. El periodista de opinión y se interesa por la y los puntos en común?

escucha para citar. polifonla de voces. No escucha ¿Dónde está el punto de en·

para citar. trada?

Describe el conflicto en los te­ Describe los valores que la gen­


mas. te relaciona con los hechos,
¿POR Qut sucedió? ¿ Por qué está pasando esto?

los conflictos internos. los ma­


tices de gris. ¿Por qué ahora?

¿Por qué la ciudadanla deberla

ocuparse de esto?

Recoge información mediante Por medio de la deliberación


entrevistas uno a uno y decide en grupo se deciden las ideas
¿ COMO sucedieron las cosas? ¿Cómo podrla esto cambiar la

luego qué publica. colectivamente.


calidad de vida de la gente?

¿Cómo podría ser esto dife ­

El periodismo público percibe más allá las 6 W que rente?

¿Cómo están cambiando las

han sido la columna dorsal del periodismo informativo. cosas?

Veamos cómo considera cada una de las W en pers­


pectiva comparativa:

50 51
ANA MARIA MIRAllES

CAPITULO 2

y una pregunta inédita en el periodismo tradicio­


nal: no escribir ni una palabra sin haberse interrogado, Lo PÚBLICO EN EL PERIODISMO

en esta nota, ¿dónde está lo público?

A lo largo del siglo XIX tuvo lugar la inserción del


ciudadano al espacio público como votante y consu­
midor, condiciones que favorecieron el desarrollo de
una prensa de carácter masivo a la que también los
adelantos tecnológicos le dieron enorme fuerza . El de­
bate politico se simplificó en razón de los requerimien­
tos de la ampliación del sufragio con la necesidad de
captar más votantes. La introducción de) telégrafo re­
presentó el arribo al periodismo de "interés general ",
que es a un tiempo el interés de todos y de nadi e en
nada en particular, según Neil Postman (l9BS : 74·80),
y es el comienzo de la información irrelevante, eJe la
pérdida de sentido de pertinencia de la información .
Se trataba de difundir noticias con la rapidez que per­
mitía el telégrafo y ése se convirtió en el Si l'lholo eH
progreso periodístico , alejándose de la labM Cííl.ica de
la prensa política. Habermas (1981: 213) pone el asun­
to en estos términos : "LéI pública presenlación de los
intereses privados adquiere relevancia política". Bourdlcu
(1997) se refiere a los m'eelios contemporáneos en ca­
si idénticos términos a los de Postman cuand o sci'18la

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