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República Bolivariana De Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior


Universidad Nacional Experimental De Los Llanos Centrales ´´Rómulo Gallegos´´
Área: Ciencias Políticas Y Jurídicas.
San Juan De Los Morros
Estado Guárico.

PRESUNCIONES POSESORIAS

Prof-. Edgar Díaz


Unidad Curricular: Derecho Civil II

Bachilleres:
Rhona Morgado V-19221590
Moreno Yurimar A. V-18043139
Michael Castro V-19221935
Yommer Navas V-17062215
Junior Bolívar V-22610581
Jonnifer Avilez V-19473216
Norelbys Morales 19724941
Cesar Berra V-

Octubre 2019
LAS PRESUNCIONES POSESORIAS

La posesión produce consecuencias jurídicas a favor de quien la tiene y como


principio general, quien alega en juicio un hecho del cual quiere deducir consecuencias
jurídicas a su favor, soporta la carga de suministrar la prueba. Los elementos
concurrentes del carácter legítimo de la posesión deben ser probados, pues la posesión
legítima no se presume, de allí que quien alega la condición legitima de su posesión y
quiere aprovecharse de ella, asume la carga de la prueba de los supuestos del artículo
772 del Código Civil Venezolano.

De conformidad con el artículo 1.394 del Código Civil, “las presunciones son
las consecuencias que la Ley o el Juez sacan de un hecho conocido para establecer
uno desconocido” y el artículo 1.397 ejusdem, establece que “la presunción legal
dispensa de toda prueba a quien la tiene en su favor.

De manera que, en materia de posesión, existen ciertas presunciones legales con


las que el poseedor, sea legitimo o de buena fe, puede llegar a beneficiarse, en el sentido
de que por tenerlas a su favor, lo dispensan de la carga de la prueba, con lo cual sólo
tendrá que probar en principio los supuestos del articulo 772 (posesión legitima) y la
existencia del título (para la posesión de buena fe). Cabe señalar que estas presunciones
tienen el carácter de iuris tantum, es decir que admiten prueba en contrario.

PRESUNCIÓN DE NO PRECARIEDAD

Presumir que una persona posea a título de propietario, y presumir que el


poseedor es propietario de la cosa poseída, es cosa distinta, porque la apariencia no
puede confundirse con la realidad de las cosas. La presunción de que la posesión es a
título de propiedad, exige en aquel que la posee el ánimo y la intención de considerarse
y hacerse considerar por los demás como propietario de la cosa, aunque en realidad no
lo sea.

La presunción de no precariedad, presupone que una persona posee siempre por


sí misma y a título de propiedad, que mantiene esa posesión en el mismo concepto y
sin modificación, salvo que se pruebe que ha comenzado a poseer en nombre de otra.

En este caso la presunción se establece a favor del poseedor, quien demostrando


que inició su posesión a título de dueño le amparará la presunción, en el sentido de que
se presume que continua poseyendo de igual manera. La carga de la prueba y la
destrucción de la presunción le corresponderán al sujeto que discute al poseedor su
actuación posesoria a título de dueño. El artículo del Código Civil establece esta
presunción: Se presume siempre que una persona posee por sí misma y a título de
propiedad, cuando no se prueba que ha empezado a poseer en nombre de otra.
LA PRESUNCIÓN DE NO INVERSIÓN DEL TITULO

La posesión continúa ejercitándose con el mismo animus que se ha adquirido,


excepto cuando se demuestre que el primero ha sido sustituido por uno nuevo. La
posesión tiene su fundamento en la intención de tener y gozar la cosa como propia, y
si esta intención no se tiene cuando se adquiere la posesión, es preciso que surja un
hecho nuevo, sobre el cual se pueda basar la nueva intención de poseer a título de
propiedad.

Consiste esta presunción en que si alguien comenzó a poseer en nombre de otro


(poseedor precario) se presume que su posesión será en el mismo concepto, esto es,
que no se presume el cambio del título, salvo que demuestre lo contrario. En este caso,
la carga de la prueba corresponde al poseedor que inició su posesión a titulo precario y
pretenda haber invertido la causa y el origen de su título, es decir, que modificó su
concepto posesorio, pasó a poseer en nombre propio.

Siendo la prescripción adquisitiva uno de los efectos más importantes de la


posesión, y como quiera que nuestro legislador señala como causa impeditiva de la
prescripción la usencia de la posesión legitima (artículo 1.953 CC), el poseedor que
haya invertido la causa y origen de su título, debe probar fehacientemente que hubo tal
inversión para adquirir por usucapión (artículo 1.961 CC). La presunción que estamos
analizando se encuentra consagrada en el artículo 774 ejusdem: Cuando alguien ha
principiado a poseer en nombre de otro, se presume que la posesión continúa como
principió, si no hay prueba de lo contrario.

PRESUNCIÓN DE NO INTERRUPCIÓN Y DE CONTINUIDAD EN LA


POSESIÓN

La posesión no se verifica con un hecho aislado, sino por una serie de actos
continuados en el tiempo, por tanto, quien pretende tener la posesión, debe demostrar
que la misma se ha ejercitado durante todos los instantes que, reunidos en conjunto,
constituyen el tiempo requerido por la ley para atribuir a la posesión un efecto jurídico.
Como quiera que esta es una prueba difícil, el legislador ha previsto esta presunción.

Para que sea aplicable esta presunción, el poseedor actual que demuestre haber
poseído en tiempo anterior, se presume que ha poseído durante el tiempo intermedio,
salvo prueba de lo contrario. De manera que el poseedor tendrá la carga de probar la
posesión actual y la posesión anterior (la posesión inicial, cuando comenzó a poseer)
para que se presuma que ha poseído en el intermedio.

Quien quiera destruir esta presunción establecida a favor del poseedor, tendrá
la carga de la prueba, y demostrará que durante ese tiempo intermedio hubo
discontinuidad o interrupción de la posesión. Esta presunción que ampara al poseedor
legítimo se encuentra en el artículo 779 del Código Civil: El poseedor actual que
pruebe haber poseído en un tiempo anterior, se presume haber poseído durante el
tiempo intermedio, salvo prueba en contrario.

Ahora bien, entre la posesión actual y la anterior no hay nexo, porque si es un


hecho demostrado que hoy estamos en posesión de un bien, no hay razón para estimar
que lo poseíamos hace veinte (20) años, por esto la posesión actual no hace presumir
la anterior.

Sin embargo, surge la excepción y esta tiene lugar cuando el poseedor actual
puede justificar su posesión con un título. En este caso, la presunción por la cual la
posesión actual debe remontarse a la época en que tuvo origen el título, se funda en que
la posesión se ejercita animo domini y el título es hábil para transferir el dominio, es
preciso considerar que desde el momento en que surgió el derecho, ha debido
ejercitarse la posesión.

De esta manera que, para el poseedor de buena fe la situación varía, en el sentido


que lo le es requerido probar la posesión actual y la anterior, sino que probará su
posesión actual para presumir que la anterior se inició desde la fecha de su título, así lo
establece el artículo 780 ejusdem: La posesión actual no hace presumir la anterior,
salvo que el poseedor tenga título; en este caso se presume que ha poseído desde la
fecha de su título, si no se prueba lo contrario.

PRESUNCIÓN DE BUENA FE

Dirigida obviamente a esta clase de poseedor, basta que pruebe la existencia del
título para que de inmediato lo ampare la presunción prevista en el artículo 789 del
Código Civil. La buena fe se presume siempre; y quien alegue la mala, deberá
probarla. Bastará que la buena fe haya existido en el momento de la adquisición.

La buena fe consiste en la ignorancia de los vicios del título del poseedor,


ignorancia ésta que debe existir en el momento de la adquisición.

La carga de la prueba y la destrucción de la presunción inmersa en el citado


artículo corresponde al contrario, esté deberá demostrar que no se trata de un poseedor
de buena fe, porque conocía la existencia de los vicios del título para el momento de la
adquisición de la posesión, este no pierde su condición de buena fe.

PRESUNCIÓN EN MATERIA DE BIENES MUEBLES

Respecto a los bienes muebles por su naturaleza y a los títulos al portador,


dispone el encabezamiento del artículo 794 del Código Civil, la posesión produce a
favor de los terceros de buena fe los efectos del título: Respecto de los bienes muebles
por su naturaleza y de los títulos al portador, la posesión produce, en favor de los
terceros de buena fe, el mismo efecto que el título. Esta disposición no se aplica a la
universalidad de muebles.

Si el legislador quiere, con respecto al tercero de buena fe, que la posesión


equivalga a título, no por esto quiere, con respecto a las cosas muebles por su naturaleza
y a los títulos al portador, confundir la posesión con la propiedad, de suerte que
propietario y poseedor de cosas muebles sean sinónimos.

El artículo analizado supones que el tercero posee de buena fe para que su


posesión equivalga a título, ese tercero es un poseedor de buena fe, que posee como
propietario en virtud de un título hábil para transmitir el dominio cuyos vicios ignoraba.
El objeto de este artículo es privar al propietario de la cosa mueble por naturaleza o del
título al portador de la acción reivindicatoria respecto del tercero de buena fe. Su
fundamento es un favor concedido al comercio mueble, el cual se vería perturbado en
los cambios con que se mantiene si el propietario de los muebles pudiera siempre
reivindicarlos contra cualquier poseedor. La segunda parte del artículo 794 establece:
Sin embargo, quien hubiese perdido una cosa o aquel a quien la hubiesen quitado,
podrán reclamarla de aquel que la tenga, sin perjuicio de que este último pueda exigir
indemnización a aquel de quien la haya recibido.

En el caso a que se refiere el artículo no se concede ninguna garantía al poseedor


de buena fe, porque es lo cierto, que siendo los términos bastantes claros, el propietario
de la cosa desaparecida o sustraída puede reivindicarla de quien sea poseedor de buena
o mala fe. En este caso se vuelve a la regla general, por lo que el propietario puede
reivindicar del tercero la cosa que le pertenece.

Sin embargo, nuevamente encontramos una excepción a la regla de la


reivindicación por parte del propietario, en el artículo 795: Si el actual poseedor de la
cosa sustraída o perdida la hubiere comprado en una feria o mercado, en una venta
pública, o a un comerciante que vendiese públicamente objetos semejantes, no podrá
el propietario obtener la restitución de su cosa, sin reembolsar al poseedor la cantidad
que le haya costado.

Como se desprende de este artículo, no estamos dentro de los límites precisos


de la excepción establecida en el encabezamiento del artículo 794, porque en virtud de
esta excepción, el tercero poseedor de buena fe puede rechazar la acción reivindicatoria
de parte del propietario, mientras que según el artículo 795, el tercero de buena fe no
puede impedir al propietario reclamar la cosa perdida o sustraída, solo puede obligarle
a pagarle el precio que le ha costado si quiere reclamarla. De aquí se deduce que el
tercero adquiriente de buena fe de una cosa sustraída o perdida la hace suya, pero está
obligado a cederla al propietario que la perdió o a quien se la hubiere sustraído, por el
mismo precio que le ha costado.
No obstante lo anterior, el poseedor de buena fe puede hacerse propietario de la
cosa mueble perdida o sustraída, a través de la prescripción adquisitiva, con el
transcurso de dos años, pues ese es el término que tiene el propietario para ejercer la
acción reivindicatoria, según el artículo 1986 del Código Civil expresa: La acción del
propietario o poseedor de la cosa mueble, para recuperar la cosa sustraída o perdida,
de conformidad con los articulo 794 y 795, se prescribe por dos años.

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