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Antígona (Sófocles)
Análisis de un fragmento de la tragedia (versos 441 al 581) según los cinco códigos propuestos por
Roland Barthes en su libro S/Z.
Código proairético:
Creonte le pregunta a Antígona si es culpable de desobediencia, y si realmente conocía
cuáles fueron sus órdenes.
Antígona contesta que si ambas cosas, argumentando que hay una ley divina, superior a la
del tirano, que la obligaba a ejecutar el entierro.
Al final discurso, Antígona se refiere públicamente a Creonte como un loco.
Creonte, con su honor herido, anuncia al coro (al pueblo) que va a condenarla, y pide que
traigan a Ismena pues piensa que debe ser cómplice.
Antígona, manteniendo su actitud desafiante, le dice a Creonte que cumpla con la
condena, que no le importa porque ya realizó la gloriosa hazaña del entierro, y que por ser
tirano puede hacer lo que quiera.
Creonte responde que es la única que piensa de esa manera.
Antígona le dice que todos piensan como ella, pero por temor no lo manifiestan.
Ahora parece haber un cambio de actitud en Creonte: trata de hacer reflexionar a Antígona
planteando que si ambos eran hermanos de ella por igual, con su actitud estaría
rindiéndole más honores a uno que a otro.
Antígona responde que en el Hades todos son iguales, cosa que el tirano no comparte.
Traen a Ismena, y Creonte le pregunta si ella también es culpable.
Ismena, a pesar de no haber consentido ni participado del entierro, dice que si.
Ahora hay una disputa entre Antígona e Ismena, donde la primera le niega y la segunda le
suplica que le permita compartir el "honor" de haber enterrado Polinices.
Ismena da a entender en su diálogo que es preferible morir con honor que vivir en la
soledad.
Creonte, sin entender porque ambas prefieren morir, la considera locas.
Ismena, intentando revertir la situación, le reprocha a Creonte que va a hacer matar a la
prometida de su hijo.
A Creonte esto no le importa, pues su hijo podrá buscarse otra mujer.
Antígona le advierte que eso no es lo convenido entre ella y Hemón.
Código hermenéutico.
Si Creonte fue el más favorecido con la muerte de los hermanos: ¿Qué sentido tiene que
condene a Polinices después de muerto y exalte a Etéocles, si, por la ley terrenal, el
primero debería haber sido el gobernante en ese momento?
Condenar a un muerto es como provocar a los vivos que lo amaban: ¿Buscaba
intencionalmente Creonte, conociéndola, que Antígona reaccionara para poder ejecutarla?
Tal vez ella, con una maldición a cuestas, no era la esposa que quería para su hijo.
¿Por qué Antígona decide enterrar a Polinices en contra de la ley terrenal? ¿Por amor a su
hermano (por nobleza)? ¿Por qué realmente consideraba a la ley divina superior a la
terrenal (por mandato divino)? ¿Por querer terminar con honor una vida que sabía que
sería llena de desgracias (por egoísmo)?
¿Estaba tan ciego el tirano para no darse cuenta de que todos le temían, o sólo fingía para
parecer justo? ¿Es por eso que, en un tono casi paternal, por un momento deja la dureza e
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Conceptos de amigo huésped como vínculo sagrado, para entender la gravedad de la falta de Yaco,
y de culpa heredada: Se entiende por culpa heredada a la propagación de los castigos o
maldiciones a través del linaje. En los casos de culpa heredada los hijos continuarán los castigos de
sus padres, abuelos y su ascendencia en general. Esto también se aplica a los pueblos que a veces
son condenados a pagar por las decisiones de sus gobernantes.
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La culpa heredada suele darse con algún personaje toma alguna acción que va contra las leyes
naturales o divinas, entonces recibe un castigo que es como una peste, se propaga por su familia
hasta que todos quedan extinguidos.
El castigo divino está directamente relacionado con la culpa heredada: se manifiesta en forma de
peste que se transmite generacionalmente como consecuencia de la violación de las leyes
naturales o divinas. Este castigo divino va a regir el destino humano de quienes lo padezcan.
En el caso de Layo, éste intentó abusar de un joven, cosa que no hubiese sido tan grave si no se
tratase del hijo de quien lo consideraba su huésped. Los amigos huéspedes formaban un lazo
considerado sagrado, y violar la relación amigo-huésped era considerada una violación de las leyes
naturales. La ofensa de Layo es equivalente al ofensa de Paris a Menelao, cosa que ocasionó diez
años de guerra.
Es importante también conocer los casi nulos derechos de la mujer en esa sociedad, por lo que
resulta insólito el desafío de Antígona al soberano.
Código semiotico.
Antígona a Creonte (en forma pública, frente al coro):
"Y no pensaba yo que tus proclamas tuvieran una fuerza tal que siendo mortal se pudiera
pasar por encima de las leyes no escritas y firmes de los dioses." (453)
"Y si voy a morir antes de tiempo, por beneficio lo tengo, pues el que como yo vive en
medio de numerosos males, ¿Cómo ese no saca benefició con morir? (461)
"Y si a ti te parece que ahora estoy llevando a cabo una empresa loca, quizá en cierto
modo para un loco es para quien estoy siendo culpable de locura." (469)
Creonte al coro (refiriéndose a Antígona):
"Esta ha sabido perfectamente en ésta ocasión mostrarse insolente al transgredir las leyes
establecidas, pero la insolencia... ahora es otra: ufanarse de ello y jactarse aún a pesar de
haberlo hecho." (480)
"Es verdad que ahora yo no soy hombre, y ésta en cambio lo es, si estas atribuciones se van
a mantener sin daño para ésta." (484)
"Odio en verdad también cuando alguien es cogido en medio del daño y luego quiere
volverlo hermoso" (495)
Creonte a Antígona (refiriéndose a su condena a muerte):
"Teniendo esto lo tengo todo." (498)
Antígona a Creonte:
"¿Dónde podría haber conseguido una fama más gloriosa que dando enterramiento a mi
hermano?" (505)
"A todos estos podría decirse que esto les agrada, sino fuera que les cierra la boca el
miedo" (507)
"No es un esclavo, sino un hermano el que ha muerto" (516)
"No nací para corresponder con odio sino para corresponder con amor." (527)
"¿Y qué vida habrá para mí grata una vez que quede privada de ti?" (548)
Antígona a Ismena (continuando la conversación anterior):
"Tú elegíste vivir, yo morir" (556)
Ismena a Creonte (en el mismo contexto):
"¿Pero vas a matar a la prometida del propio hijo?" (568)
Creonte le contesta:
"Arables también son los campos de otras." (569)
Y Antígona agrega:
"No así están convenidas las cosas por aquél y ésta." (570)
Código simbólico.
La locura como sinónimo de desobediencia.
Las leyes divinas, no escritas, por encima de las leyes de los hombres.
El amor por encima de todos los odios.
La resignación de Antígona a su destino.
Es preferible morir con honor a vivir en la soledad en el olvido.
El obrar con desmesura lleva a un trágico fin.
No se puede razonar con soberbia.
El miedo es padre de injusticias.
Conclusiones.
Creonte, habiéndosele subido el poder a la cabeza, desafía a las hermanas con su decreto,
yo creo que él provocó esta situación para sacarse de encima a estas dos sobrinas y así
purgar la maldición que pesaba sobre ellas: si Hemón se casaba con Antígona, la culpa
heredada continuaría con sus nietos.
El pueblo (el coro) asiente al tirano sólo por temor, y ese temor es el que le da más poder.
Sólo hay dos excepciones (en estos párrafos):
Antígona, resignada a su destino, prefiere morir con honor y acabar con su estigma.
Desobedeció por amor, porque era justo, pero también porque se sabía condenada a la
desgracia: entre ese destino y una posible "vida" en el Hades junto a sus seres queridos
difuntos, prefirió la muerte.
Ismena, que en principio intenta "quedar bien con Dios y con el diablo", cuando no le
queda más opción elige seguir el destino de Antígona.
Durante todos los diálogos, la soberbia es un denominador común que no podía conducir a
otra cosa que al final trágico.
Bibliografía.
BARTHES, Roland; S/Z. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2004. ISBN 987-1105-59- 2
SOFOCLES; Ayax, Las Tranquineas, Antígona, Edipo rey /Sófocles. Buenos Aires: Alianza
Editorial, 2008. ISBN 978-950-40-0240-6