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Revitalización de la memoria
oral y colectiva en los procesos
etnoeducativos
E C UA D O R
[231]
Edizon León Castro1
1
El presente informe recoge los aportes de las investigaciones realizadas por los estudiantes de la
Cátedra: Lindberg Valencia, Segundo Camacho, Ximena Avilés.
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Algunos de nosotros queríamos volver a la casa de los ancestros
pero sabíamos que el mundo de la tradición estaba roto por
la educación formal y por la exclusión de nuestros mayores
en el proceso de enseñar. Además sabíamos que en muchos
de nosotros, esta ruptura con los mandatos ancestrales y la
tradición cultural, era tan profunda, que no se podría reparar
jamás. (Abuelo Zenón.2 Memoria Colectiva de los Pueblos
Afroecuatorianos)
Introducción
El proyecto de investigación sobre Revitalización de la memoria colectiva en los
procesos etnoeducativos pretende contribuir al desarrollo y diseño de estrategias
investigativas, metodologías y pedagógicas que aportan al proceso etnoeduca-
tivo, que encuentran su sustento en la memoria colectiva y en las tradiciones
culturales, específicamente de los pueblos afro-pacíficos. El desarrollo y diseño
de estas estrategias tienen doble intensión: por un lado, fortalecer los procesos
afro-etnoeducativos desde la capacitación de educadores y actores sociales para
estos procesos; y por el otro lado el re-pensamiento de los conocimientos y sa-
beres de los pueblos para incidir desde lo afro en esta propuesta educativa y de
sociedad para todos, como una necesidad de visibilizar tanto estos conocimientos
como las subjetividades que las producen y comprender de manera crítica esas
identidades que están sujetas a un mundo simbólico y de significación propia,
y que se asienta en la memoria colectiva de los pueblos.
Aunque la investigación toma como punto de partida el contexto ecuato-
riano, su intención es fortalecer los nexos colombo-ecuatorianos, indagando
sobre qué implicaría re-pensar la etnoeducación para la nación, explorando
las fronteras culturales que cuestionan los límites impuestos por los Estados
nacionales.3 Esto desde las historias y memorias de los pueblos afro del litoral
pacífico que parten del mismo tronco histórico y familiar, como un solo terri-
torio-región. Con esta propuesta buscamos aportar en el reestablecimiento de
2
El abuelo Zenón es un personaje y al mismo tiempo una figura donde se personaliza la memoria
colectiva de los Pueblos Afroecuatorianos.
3
Ver Catherine Walsh; Lucy Santacruz, “Cruzando la raya: dinámicas socioeducativas e integra-
ción fronteriza. El caso del Ecuador con Colombia y Perú”, en Serie integración social y fronteras,
Bogotá, Convenio Andrés Bello, 2006.
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La memoria histórica, cultural, social, las tradiciones y saberes propios
de los pueblos y comunidades afrodescendientes tienen una función central;
ubicar esta construcción y recuperación dentro del marco de la interculturali-
dad, entendida como proyecto social, político-epistémico y herramienta para
enfrentar la problemática del poder y saber dominante que permite dinamizar
los saberes y conocimientos de los pueblos y las comunidades más allá de la
localidad, pensando en sociedades y en regiones distintas. En este proceso la
etnoeducación se convierte en un lugar pedagógico de acción y reflexión frente
al proceso de escolarización propiciado por el Estado-nación para imponer su
hegemonía monocultural y monoidentitaria,4 produciendo la construcción de
un “otro” ausente/presente en el proyecto nacional (Gnecco, 2000). Cuando se
plantea la etnoeducación como proceso se contempla la posibilidad de entrar en
diálogo con otros lugares educativos y otros actores para pensarse relaciones
de convivencia más equitativas, donde la diferencia no sea un obstáculo, sino
más bien, un potencial que nos permita desterrar prácticas de discriminación,
racialización y exclusión.
Hemos visto en este proceso de investigación que la revitalización de la
memoria colectiva, junto con las tradiciones culturales juega un rol fundamen-
tal en la cultura, en el plano epistémico y en las políticas identitarias de estas
poblaciones. Es en este contexto donde se inscribe la Cátedra de Etnoeducación
e Interculturalidad desarrollada por el Fondo Documental Afro-Andino de la
Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador, auspiciada y financiada por
el Convenio Andrés Bello.
Dentro de esta Cátedra se contemplaron dos momentos importantes; el pri-
mero, la realización de un curso abierto con docentes y líderes pertenecientes a
las comunidades afroecuatorianas y segundo, el desarrollo de una investigación
alrededor de la temática planteada, lo que nos permitió generar un conjunto de
elementos y discusiones conceptuales-teóricas, los mismos que irían perfilando
y dando un sustento teórico a la investigación; este proceso fue compartido y
discutido con los estudiantes. Discusión que se orientó desde tres espacios o
módulos, a saber:
1. Historia y memorias afroecuatorianas.
2. Prácticas, saberes, ancestralidad y pensamiento.
3. Prácticas pedagógicas y procesos investigativos para la etnoeducación.
En el primero y segundo se trabajaron marcos y elementos teóricos, para en-
tender qué es la memoria colectiva, sus políticas y regímenes, así como las formas
4
La ideología del Estado-nación desde sus inicios, tan solo contempló la posibilidad de una sola
identidad y cultural nacional, centrada en lo blanco-mestizo.
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Parte de esos trabajos los estamos presentado en este artículo.
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El Fondo Documental acaba de terminar una investigación auspiciada desde el proyecto Otros
Saberes de LASA (Asociación de Estudios Latinoamericanos), sobre religiosidad como lucha y sen-
tidos de existencias, en este trabajo se hace evidente no únicamente la utilización de metodologías
participativas sino la metodología como construcción colectiva. Ver León y Santacruz, 2007.
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importante en este proceso ha sido que los mismos miembros de las comuni-
dades piensen cómo deberían ser los procesos educativos en sus comunidades.
El punto clave fue considerar a la investigación como una práctica pedagógica,
es decir aprender investigando. “…no es necesario simplemente un conocimiento
nuevo, lo que necesitamos es un nuevo modo de producción de conocimiento.
No necesitamos alternativas, necesitamos un pensamiento alternativo de las
alternativas”. (Sousa Santos, 2006:16)
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El año anterior, dentro del marco del proyecto Cátedras de Integración empezamos a sistemati-
zar experiencias, prácticas etnoeducativas y a elaborar conceptos y categorías que contribuyan a
la construcción del proyecto político-pedagógico de la Etnoeducación, este trabajo investigativo
continúa la línea de reflexión e investigación iniciado hace algunos años atrás por el Fondo Docu-
mental Afro-Andino y en especial de la investigación realizada el año anterior en el marco de las
Cátedras de Integración del Convenio Andrés Bello, resultado de ello se publicó un artículo “Procesos
afro-etnoeducativos colombianos y ecuatorianos interculturalidad: alianzas y estrategias entre
comunidades y universidades” en Cátedras de integración Convenio Andrés Bello 2, Bogotá, 2006.
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Por diferencia colonial entendemos no aquella creada simplemente por la experiencia y sociali-
zación étnico-cultural, sino la diferencia que es impuesta por patrones de poder y racialización
de la colonialidad, que desde el siglo XVI organiza y forma subjetividades.
Todos los hijos y las hijas de la gran nación africana que viven en el Ecuador,
tenemos que recordar siempre, que las escuelas que la sociedad dominante pone
en nuestras comunidades, enseñan a nuestros hijos lecciones y valores cultura-
les que son ajenos a nuestra tradición y a nuestra historia. Es para eso que las
ponen, para dominar nuestras cabezas (Abuelo Zenón. Memoria Colectiva de
los Pueblos Afroecuatorianos).
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Como ‘propio’ se ha venido entendiendo a ese proceso de apropiaciones y elementos constitutivos
que son resignificados en función de las dimensiones culturales de la cultura que lo apropia.
10
Nos referimos como guardianes de la tradición, a todos los y las mayores que durante su vida
han asumido la tarea de ser depositarios de unos conocimientos y narrativas que les fueron
trasmitidos por trasmisión oral.
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Lo que evidencia esta investigación es justamente el papel que ha jugado la
historia oficial a través de la educación como institución del Estado, que con-
solidó un proyecto nacional con la pretensión de homogeneizar las diferencias,
borrar o por lo menos invisibilizar la diversidad y la diferencia. La investiga-
ción va a ir evidenciando que frente a esta experiencia de homogeneización se
contrapone desde una nueva propuesta educativa una memoria colectiva que
reafirma la diferencia.
Entonces esa materialización de la memoria colectiva de los pueblos afro es
ante todo el surgimiento de una narrativa, de un ordenamiento deliberado de
la memoria, pero de un ordenamiento que siempre busca contradecir, es decir,
que va en contravía de la versión oficial, siempre haciendo aparecer lo que no
se ha dicho o lo que no se quiere decir. Podríamos decir que la historia desde
esta óptica de los pueblos afrodescendientes o de los grupos subalternos es una
contrahistoria o una historia alternativa, otra historia, la historia no dicha, la
silenciada (módulo 1, Arboleda).
Así, la etnoeducación es una respuesta radical a ese sistema de educación
oficial, en su fracasado proyecto de homogeneización, cuyo instrumento fue
la nación como “artefacto cultural, en tanto forma imaginada y construida de
identidad y de asociación” (Gnecco, 2000:173). En este sentido, la etnoeducación
es volver la mirada hacia nosotros mismos, mirar nuestros rostros reflejados en
nuestra cultura, la etnoeducación es un acto íntimo, un sentir hacia adentro,
proceso que el pensador afroesmeraldeño Juan García llama “casa adentro”.
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En sus inicios la etnoeducación fue pensada desde el espacio rural, posteriormente debido a los
fuertes procesos de migración a la ciudad, por una falta de políticas culturales de conservación de
esos territorios, se piensa de manera no muy clara (para el caso afroecuatoriano) la etnoeducación
desde los espacios urbanos, donde la concepción de territorialidad adquiere otra conceptualización
simbólica.
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las comunidades de afrodescendientes. Volver a esa memoria colectiva a través
de la etnoeducación, es la manera como se convierte en proyecto político que
siempre va a estar en disputa con la imposición de esas formas “únicas” no sólo
de leer la realidad sino de vivir (sometidos a) esa realidad; desde este proceso se
busca una manera de (re)vivir una realidad histórica propia.
La materialización de la memoria por una de las vías es la política de nom-
brar, que es comenzar a tener control sobre la representación que tengo de mí
mismo y entonces implica una lucha por la representación, una pugna, una
batalla, ya no acepto como me han nombrado, no acepto la codificación que
hicieron de mi realidad (módulo 1, Arboleda, 2007).
Hasta cierto punto la etnoeducación se vuelve una emancipación de ese
imaginario nacional, o lo que los mayores llamaban el desaprender:
Educarnos para conocer sobre nosotros y educar para ser conocidos por los
otros, sería una manera concreta de puntualizar a la etnoeducación. Así, esta
Fue en las escuelas donde entendimos que la enseñanza de una historia nacional
más justa, que enseñara por igual los aportes de cada uno de los pueblos que
integran la nación ecuatoriana es importante para el encuentro de los afroe-
cuatorianos con su historia, no sólo para fortalecer el orgullo étnico, también
como una buena herramienta para apuntalar la identidad y el orgullo étnico de
los pueblos que asisten a esas escuelas. (Juan García Salazar. Proceso de Comu-
nidades Negras del Ecuador).
En las lecturas diarias, que la escolarización obliga, los niños y niñas de origen
africano sentimos la importancia de incorporar a los procesos de aprendizaje las
culturas de nuestros mayores, nuestras culturas con las que habíamos nacido
y de las que habíamos aprendido lo que éramos. Por eso el encuentro con los
aportes de nuestros antepasados lo entendíamos como algo importante, era un
reflejo vital en la construcción de nuestra identidad.
La falta de un encuentro justo con nuestros aportes como pueblos negros a la
construcción de la nación, era algo que sentíamos estaba faltando en lo que
aprendíamos en las escuelas y por eso aprendimos con resistencia y por eso nos
rezagábamos y buscábamos la fuerza que nos faltaba en la palabra de nuestros
mayores, pero ellos también habían sufrido la diferencia (Proceso de Comuni-
dades Negras del Ecuador 80).
Como se hizo evidente en los debates de los módulos, los procesos tanto de
la etnoeducación como de la memoria colectiva develan y se constituyen en la
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diferencia. Una diferencia establecida desde los tiempos de la colonia como parte
de la colonialidad del poder y la racialización. Conocer de dónde viene la diferen-
cia se vuelve fundamental, porque nos permite develar relaciones de poder con
herencias y legados coloniales. Hacer ver que la diferencia no es sólo cultural,
sino una perspectiva ausente en las políticas y planteamientos de la diversidad
y el multiculturalismo que invisibilizan las formas de dominación.
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que se elaboran las preguntas, por ejemplo; ¿por qué estamos en donde esta-
mos?, este interrogante desencadena una mirada reflexiva y crítica a los tiempos
pasados, sobre todo con la necesidad y hasta cierto punto con la urgencia de
encontrar salidas que se puedan articular a proyectos viables y posibles por utó-
picos y/o soñadores que parezcan. Es en esta perspectiva que vamos al pasado,
porque nos inquieta el presente y el futuro, con ello no pretendemos quedar
atrapados en reminiscencias, añoranzas o nostalgias, no es la pretensión vivir
ese romanticismo de volver a los tiempos pasados, mucho menos quedarse en
el dolor que forma parte de ese pasado. Indagamos en él por qué en el presente
nos duele, nos lastima que aún se arrastren legados coloniales materializados
en prácticas de racialización y racismo. Nos interesa el pasado porque desde ese
lugar se pueden desenmascarar muchas mentiras y eufemismos que justifican
las injusticias de hoy y niegan el derecho a un mañana radicalmente mejor y
vemos en la etnoeducación un camino para esa llegada.
Es fundamental entender que la memoria no es un gran baúl de recuerdos
donde se echa mano casi arbitrariamente. La memoria colectiva se produce, de
hecho es una producción social y cultural en momentos y espacios concretos y
que al mismo tiempo se legitima en sus interacciones sociales. La memoria es
un productor potencial de sentidos y significados que son trasmitidos de formas
propias, pero dichos sentidos están asociados a relaciones de poder; la memoria
per se no genera poder, es el control a través de la interpretación del pasado que
posibilita el ejercicio de poder. En este sentido la memoria es política y hay unas
políticas de la memoria, donde muchas veces se subvierten historias hegemó-
nicas. “Hablar de políticas de la memoria es hacerse dueño de la posibilidad de
nombrar, la posibilidad de nombrar como el ejercicio de depositar y reactivar
memoria” (módulo 1, Arboleda, 2007).
Consideramos como historias hegemónicas (Gnecco, 2000), aquellas que a
través de la monopolización de los sentidos privilegian la historia de un grupo en
particular (generalmente el grupo dominador) y a la vez silencia voces, tiempos
y lugares, sujetos, narrativas y performances de grupos subalternizados. Y que
se imponen bajo el manto de universalidad.
A la otra orilla de esas historias se encuentran historias “otras” que desafían,
provocan a esa hegemonía histórica, son voces contestatarias que han resistido y
resisten a la asimilación, de hecho estas disputas de sentidos establecen fronteras
culturales en permanente tensión. Las historias hegemónicas han privilegiado los
archivos y los documentos bajo el dispositivo de la escritura como instrumento
de autolegitimación, mientras que esas otras historias heterogéneas, todas ellas
desde su entendimiento del mundo han prestado mayor atención no sólo a lo
oral, sino a otros registros donde se inscribe la memoria como: el cuerpo, la
arquitectura, historias de vida, naturaleza, los múltiples rituales insertos dentro
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Por lo tanto, la construcción histórica, la (re)producción de memoria y el
ordenamiento de la memoria es un acto político, epistémico de confrontación
con historias y memoria hegemónicas que han subalternizado memorias otras,
la producción de memoria no es un acto neutral, por el contrario es político.
La memoria colectiva es como una fuente que siempre tiene agua para beber,
pero el que quiere beber de ella, tiene que traer su mate y su calabazo.
El mate nos explicaron luego los mayores, es para que sacar con cuidado el
agua que es buena para beber, las piedras que están en el fondo son parte de la
fuente, pero no se pueden beber. Así es esto de la cultura tenemos que aprender
a sacar con cuidado lo que es propio y dejar en el fondo lo que es ajeno. El ca-
labazo –nos dijeron– es para guardar el agua y tenerla a la mano, porque “no
se puede ir a la fuente cada vez que se tiene sed, el agua tiene que estar adentro
de la casa para beber cuando se tiene sed (Abuelo Zenón Memoria Colectiva de
los Pueblos Negros).
12
Fontana, citado por Alfonso Torres, “Pasados hegemónicos, memorias colectivas e historias
subalternas”, pág. 3.
13
Manuel Moreno, relator, África en América Latina, 3ª edición, México, Siglo XXI, 1996.
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amenaza permanente y constante para sostener una hegemonía de poder, por
ello siempre tratan de naturalizarla y fijarla.
Esta investigación busca desde el sistema educativo posicionar unas subje-
tividades que formaban parte de un pasado estático, para ello la propuesta es
volver a escuchar a nuestros ancianos/as, porque son ellos los guardianes de la
tradición, de los saberes y conocimientos de los pueblos afrodescendientes. Sin
embargo, no se trata tan solo de construir nuevas narrativas históricas desde una
visión propia, se trata de poner mayor atención en los procesos de producción
de esas narrativas, porque la forma en que se producen conlleva una subversión
frente a la historiografía tradicional y otras corrientes. Hay que producir nuevos
epistemes históricos desde la memoria colectiva que nos permitan una reinter-
pretación histórica, donde se posicionen no sólo como sujetos históricos, sino
como sujetos productores de sus propios discursos y narrativas históricas.
Resulta curioso pero la memoria nunca tuvo la necesidad que tiene ahora
de ser pensada desde distintos espacios (académicos, sociales y organizativos),
la memoria simplemente estaba operando con sus diferentes dinámicas en la
vida cotidiana de la comunidad y los ancianos/as cumplían su rol de hacerla
circular en los diferentes espacios y tiempos de las comunidades. Por eso los
mayores siempre repetían:
La memoria no tiene dueño, porque está guardada en mil cabezas, todos guar-
damos en la cabeza una parte del saber de los mayores y de la historia de la
comunidad muy pronto aprendimos que la memoria no tiene dueño, que lo que
sí tiene es sus guardianes y que son ellos los que por encargo de la comunidad
o de los troncos familiares la crean y recrean, para que los otros así la aprendan
y la trasmitan a las generaciones venideras.
Los viejos vivimos sabiendo que el saber que tenemos lo aprendimos y lo here-
damos de los mayores y por eso lo guardamos, pero sabemos que es un encargo
que tenemos que entregar a las generaciones venideras (Abuelo Zenón. Memoria
Colectiva de los Pueblos Afroecuatorianos).
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que está sujeta a un proceso de acumulación, sabe más quien ha reunido más
títulos, quien ha ingerido más letras (módulo 2, García y León, 2007).
Si bien en la investigación no se aborda de manera directa esta disputa epis-
témica, la preferencia de trabajar desde la memoria oral colectiva, posiciona a la
oralidad frente a la escritura, es más, no hubiera existido esta investigación por
fuera de la memoria porque es la única fuente donde están consignados estos
conocimientos. Sin embargo, durante los módulos se abordó esta tensión.
Continuando con las reflexiones del escritor africano Sundiata, quien plantea
que este conocimiento (occidental) a pesar de que se basa en la incorporación
de conocimientos sociales es altamente individualista. Crea poder y beneficios
individuales, aunque su saber viene del proceso social, explota a la sociedad para
producir conocimiento, sin embargo ese conocimiento es individual y al mismo
tiempo la ingestión de saber y de quienes poseen ese saber se convierten en una
élite. Mientras la literatura oral convierte a todos y a cada uno de los miembros
de la comunidad en emisores, en productores de mensajes, es decir en creadores
de elementos expresivos e iniciadores del flujo de comunicación, por otro lado,
la modernización limita el acceso del individuo común a la creación de mensajes
en el contexto de la cotidianidad. El flujo de la comunicación espontánea, abierta
y bilateral de la tradición oral se transforma en una corriente unidireccional
en donde algunos elegidos producen mensajes y la mayoría se constituyen en
receptores más o menos pasivos de la información y del conocimiento. Si ha-
cemos un cálculo del tiempo que pasamos receptando mensajes, entonces las
palabras del anciano analfabeto tienen sentido, nosotros somos la voluntad de lo
que el otro quiere que seamos, porque somos sujetos pasivos. Por ello mientras
la comunidad, el individuo no produzca conocimientos desde su propio ser, su
propia comunidad no tiene cómo defenderse de este bombardeo de conocimientos
(módulo 2, García y León, 2007).
Tanto la tradición como la ancestralidad nos sirven para pensar y trabajar
toda una experiencia corp-oral que está en nuestras comunidades, como clave
de construcción de memoria, historia e identidad. La idea de lo corp-oral quiere
enfatizar en que la transmisión de conocimientos, afropedagogías y las formas
de construcción de conocimientos no están referidas solamente a lo oral, a la
palabra, sino que en esos procesos interviene el cuerpo como lugar de producción
de conocimientos. Cuando solamente la dejamos como tradición oral estamos
perdiendo la dimensión corporal que es fundamental. Como señaló Arboleda en
el módulo 1, la memoria y la historia pasan por el cuerpo individual y colectivo.
Hay una tradición que remite a una memoria corporal, lo que seria una memoria
del cuerpo. En ese sentido, es importante plantear una nueva pregunta, que nos
permita transformar nuestras prácticas pedagógicas. En las escuelas ¿cuánto
tiempo pasan los niños sentados?, ¿hasta dónde están incorporando el cuerpo
Mis mayores me enseñaron que una cosa es el que conoce y otra el que sabe,
hay gente que conoce pero no sabe, el que no sabe recomienda pero el que sabe
tiene que enseñar. Cuando se habla de saber, no era únicamente de la habilidad
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manual que nos hablan, era del saber que se guarda en la cabeza… (Abuelo
Zenón. Memoria Colectiva de los Pueblos Afroecuatorianos).
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La Cátedra Abierta fue otra de las iniciativas del Convenio Andrés Bello, abriendo la posibilidad
de invitar a un experto a dar unas conferencias sobre una temática en particular (en este caso la
etnoeducación), para un público mayor.
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los espíritus de los días lunes, no es para nada maligno, sino por el contrario,
demuestra que los personajes mitológicos de nuestra ancestralidad ayudan a la
preservación del ecosistema y de todas las especies que ahí conviven, castigando
a quienes violen esa ley natural de la supervivencia y la conservación de las
especies de la naturaleza.
En la zona de Muisne principalmente, se ha librado una cerrada lucha con la
industria camaronera y de explotación forestal inadecuada; ambas empresas,
confabuladas con las autoridades de los gobiernos de turno. La organización
comunitaria denominada Fundecol ha sido quien ha liderado esta lucha contra
hegemónica, frente a la imposición cultural y de intereses del capitalismo, en
desmedro de las costumbres ancestrales, con respecto a las vedas naturales co-
munitarias. No es una lucha fácil, por cuanto está atravesada por la lógica del
poder, la cual promulga la imposición de una cultura sobre otras. Es así que se
ha desvalorado y desestimado la autorregulación natural del ecosistema manglar
a través de sus creencias y sus costumbres ancestrales, para implantar otras
normas de regulación, totalmente nocivas para esta frágil biodiversidad.
Muchos de los miembros de Fundecol y de otras organizaciones ambientalistas
y ecológicas han sido apresados y perseguidos por autoridades cómplices de la
depredación de los manglares y de los territorios naturales ancestrales en las
comunidades campesinas, que deben someterse a vedas autoritarias por decreto,
totalmente contrarias a las mismas normativas de la propia naturaleza; además,
los campesinos deben sufrir las consecuencias de no poder realizar explotación
sustentable de sus propios recursos naturales, tal cual lo vienen haciendo por
cientos de años con absoluto respeto a su biodiversidad, por estar sometidos de
modo coercitivo, a las vedas políticas arbitrarias (Gregorio Arboleda, abril de
2007).
Es así que se ha podido establecer al día lunes y por consiguiente al domingo (día
que se lo ha destinado al descanso), como el tiempo de “respiro” del Manglar,
tiempo en el que se regenera y reverdece en todas sus especies.
En consecuencia, crédulos o incrédulos de los personajes mitológicos, han esta-
blecido ancestralmente este mecanismo de explotación del Manglar, cumpliendo
empírica pero sabiamente un ciclo de vida natural, que ha permitido al Manglar
conservarse de manera silvestre, pero en forma saludable y dando vida a otras
especies de seres vivos que de Él vivimos por cientos y miles de años.
Entre los principales personajes mitológicos que se respetan y se temen en la
comunidad, que habitan al Manglar los días lunes, tenemos a la Tunda, el Riviel
y el Duende. (Lindberg Valencia, 2007 monografía).
15
Para las comunidades afroecuatorianas los personajes mitológicos son espíritus que forma parte
de su mundo religioso y cosmogónico y por tanto son parte de la realidad cotidiana.
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Esta investigación de Lindberg, llama la atención sobre las concepciones del
tiempo como parte de su cosmovisión, es la que permite construir el pasado, es
decir, la existencia de una heterogeneidad de temporalidades que Boaventura de
Sousa ha llamado ecología de temporalidades hace posible la construcción de
unas memorias también heterogéneas. Por ello hablamos de memorias propias,
y precisa no sólo de políticas y dispositivos propios que son parte misma de la
cultura. En esta investigación se puede apreciar cómo los tiempos se ‘repiten’,
‘vuelven’ de manera espiral, esto hace que el tiempo persista. Que se establezca
la relación constitutiva entre memoria-territorio. Por tanto, en esa construcción
del sujeto cultural que nos habla Gómez (2000), este sujeto no sólo se pertenece
y se desarrolla en una cultura determinada sino se pertenece a un territorio
específico; así se establece la relación memoria-territorio-cultura.
El manglar, el monte es el escenario de ese territorio para los afroesmeral-
deños, donde esas prácticas culturales cobran sentido, ese sistema normativo
que permite la conservación de este territorio y que constituye una “veda”, una
prohibición cultural no sólo de extraer recursos de la naturaleza sino de habitar
ese mismo territorio. Sobre la territorialidad se construyen tiempos propios.
Además, los conocimientos que están encerrados en estas prácticas cultura-
les conllevan nuevas formas de producción de conocimientos, es a partir de la
cosmovisión que se establecen epistemologías en este proceso. Uno de los puntos
clave de esta investigación fue evidenciar la existencia de otra racionalidad, otra
manera de entender su mundo, maneras otras de actuar en él, de mantenerlo
y conservarlo.
Segundo Camacho es otro de los estudiantes de la Cátedra que hace parte de
este proceso investigativo. Su aporte a esta investigación lo hizo desde la cons-
trucción de conocimientos y saberes relacionados a la medicina tradicional y
de manera específica; la curación del Espanto. Metodológicamente trabajó en la
revitalización de la memoria a partir de entrevistas y conversaciones focalizadas
con mujeres curanderas en las comunidades de Valdez, Limones, Santa Rosa, El
Bajito y Canchimalero del Cantón Eloy Alfaro de la provincia de Esmeraldas:
Desde los tiempos remotos las plantas medicinales fueron decisivas para pre-
servar la salud y el bienestar de la población afroecuatoriana. Una sola planta,
un alimento, una ceremonia eran suficientes para curar los diferentes males,
resfríos, digestivos y por supuesto curar el espanto.
Se cree en las propiedades mágicas, tanto de las plantas medicinales, de la cere-
monia realizada, como de la persona que ejecuta la curación. Afirman que las
plantas mismas tienen un poder sobrenatural. Son servidoras y obedecen las
órdenes y ritos del hombre o la mujer que tienen un poder espiritual para invocar
al espíritu de curación en cada una de las plantas utilizadas.
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Esta parte de la investigación en torno a los saberes y conocimientos de partear (ayudar a dar
a luz) y la manera como ombligan a los/as niños/as, ha venido siendo desarrollada por el Fondo
Documental Afro-Andino; para un análisis más amplio, véase León y Santacruz. 2007.
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propios que han venido siendo trasmitidos de generación en generación, también
se muestra como éstos conocimientos se enseñan y se aprenden y en ese proceso
se (re) crean esos conocimientos.
En la ombligada hay varios procesos que van desde la cortada del ombligo,
en la cual se hace una primera diferenciación de la sexualidad de la cual depen-
derá el tamaño del corte que hace al ombligo, así para los hombres debe tener
una medida más larga que va desde los 4 a 5 dedos, en las mujeres de 3 dedos:
Para la gente de las comunidades, esto permitirá que él o la niña construyan
su identidad sexual.
Luego del corte viene el proceso mismo de la ombligada que consiste en
rellenar el ombligo con una sustancia que puede ser de origen vegetal, animal,
mineral o de otras sustancias como agua del río, sudor de la partera/o, a través
de esta práctica se produce una transferencia, intercambio de poderes, energías
y fuerzas de esos elementos, por ejemplo es si una persona fue ombligado con
una sustancia de algún animal la persona desarrollará durante su vida la ca-
racterística central de ese animal, las concepciones para determinar con que se
ombligaban estaba determinada por la partera y la madre y tenía que estar en
función de las actividades de la comunidad.
Las comadronas y madres de los/as niños/as trabajan en función de las
actividades que son asignadas comunitariamente: al hombre se le asignará la
función de ir de cacería, meterse en el monte, pelear, buscar oro y otros oficios
y para las mujeres: remedieras, parteras, destrezas como tejer canastos, es por
ello que muchas eran ombligadas con plantas. La ombligada también marca la
vida de las personas, pues, en el momento de su muerte debe recordar con qué
fue ombligado so pena de quedar suspendido como alma en pena que no tiene
descanso. Los elementos más frecuentes con que ombligaban son:
Minerales: el oro, muy poco con la plata, la explicación es que atrae la buena
fortuna “…en el lugar donde hay este metal a la persona le duele el ombligo como
señal de que ahí puede playar”, se sospecha que las personas que tienen buena
fortuna para encontrar este metal es porque están ombligados con este metal.
Animal: hormiga conga; quien es ombligado con este animal (generalmente
se le tuesta a la hormiga y luego se reduce a polvo que el que se introduce en el
ombligo), la persona desarrollará cierta inmunidad a la picadura de este animal
y con su saliva podrá calmar el dolor a quien haya sido víctima de su picadura.
Uña de la gran bestia: con mucha frecuencia se halla personas hombres y mujeres
que han sido ombligados con la uña de este animal, desarrollan fuerza, vigor y
capacidad para pelear. Baba de anguila: este material se encuentra recubierto de
una gran baba lo que lo hace resbaloso, las personas desarrollan esta caracte-
rística y lo utilizan para las peleas. Hormigas arrieras: desarrollarán un amor
al trabajo y serán trabajadores/as con mucha dedicación. Espina de pescado:
[260]
Los oficiantes de estos saberes posee una mística especial, seguramente ésta
es una característica que tienen porque fueron ombligados con alguna sustancia
vegetal para desarrollar este saber. Como ya se había mencionado, los apren-
dizajes tienen diferentes momentos y espacios, sin embargo, el espacio familiar
es el más frecuente, lo cual ayuda mucho cuando en la familia hay alguien que
sabe estos conocimientos:
Los casos de enfermedad de ojo, mal aire y espanto son muy comunes en
los niños, sin ser restrictivo de una edad sucede en los pequeños con mayor fre-
cuencia, es por esta razón que el saber curar en ocasiones se torna indispensable
para las madres que deben atender a sus hijos sin la asistencia de la abuela, del
abuelo, de las tías. La mayoría de curanderos aprendieron de sus familiares o
vecinos muy allegados, aprendieron mirando, acompañando las curaciones. Estar
abierto es síntoma de enfermedad, el ojo el, el espanto y el mal aire se expresan
en la cinta que es utilizada por el o la curandera para realizar su diagnóstico,
Yo aprendí viéndolo (…) ahora yo ya sé un poco, cuando una persona está con
ojo ya uno sabe, uno mide con la palabra misteriosa, con el santo de devoción, en
eso entra misterio, cuando el individuo tiene en comparación ojo a las palabras
misteriosas se abren y para cerrar con las hierbas y su santo de su devoción
cierra (Conversatorio, Timbiré-Esmeraldas, 8 de febrero de 2007).
En caso que no tenga la botella conmigo porque a veces no la llevo a donde voy,
entonces ahí agarro la moradilla, un monte que se llama doncella y otro monte
que se llama golondrina, con esos tres montes y el agua bendita saco el zumo, le
doy a tomar el zumo y con el afrechito le sobo, eso es para el ojo, esta curación
se la puede hacer a cualquier hora. Y para el ojo seco ese es más complicado
curar no me gusta, por eso aquí son contaditos a los que yo les he curado el ojo
seco, ese ojo solo se lo puede ver en el día, igual se lo mide con la tira, si tiene el
ojo la cinta no le cierra, entonces para cerrarlo mientras se reza el credo y se le
[…] el Espanto es una enfermedad que le da a las personas, se presenta con los
siguientes síntomas: dolor de cabeza, fiebre (temperatura alta), diarrea, vómi-
to, deseo permanente de tomar agua, tienen demasiado sueño, decaimiento del
cuerpo y desinterés por hacer las cosas. En el enfermo predomina uno de estos
síntomas y de acuerdo a esto es el espante que tiene.
Para los médicos (de tradición científica-occidental) resulta difícil de diagnosticar y
más aún de curar este tipo de enfermedad porque no puede curarse con medicina
occidental. Este mal se da tanto a niños como adultos, se puede detectar cuando
la persona se asusta por cualquier cosa y a veces sin motivo, se sobresalta y
comienza con los síntomas anotados.
De acuerdo a las señoras entrevistadas quienes han practicado estos saberes de
curación por muchos años en sus comunidades, existen varias clases de espan-
to. Son diagnosticados por ellas de acuerdo al síntoma más predominante. Los
espantos pueden ser:
a. Espanto seco: cuando tiene los síntomas descritos pero no manifiesta sed.
b. Espanto de agua: cuando la persona tiene demasiados deseos de tomar
agua.
c. Espanto de visión: cuando una persona se asustó mirando algo que le im-
presionó.
d. Espanto de muerto: cuando la persona de desvanece o le da mucha dormidera.
e. Espanto de cabeza: se manifiesta con mucho dolor de cabeza.
La señora Julia Esther Castillo Poroso de la comunidad de Limones, lleva prac-
ticando la cura del espanto seco por un lapso de 30 años, y manifiesta que para
[262]
esta curación utiliza una cinta de cualquier color con la que mide al enfermo a
la altura del pecho y espalda.
Luego de la medición, donde dio la medida se coloca un imperdible o un hilo,
se dobla la cinta y comienza la ceremonia de curación con la Señal de la Santa
Cruz, desde la cabeza luego los brazos, la espalda, el pecho, conjuntamente se va
rezando la oración del Credo y el Ave María, durante unos 10 minutos.
Posterior a esto se procede a medir nuevamente al enfermo y si la cinta no llaga
al punto donde había señalado se dice que tiene espanto; luego se le hace sobijos
(frotaciones al cuerpo) por todo el cuerpo con un manojo de montes (hierbas).
Los montes que se utilizan para los sobijos son: chivo, flor amarilla, gallinazo,
doncella y discansel.
A estos montes se los maja con aguardiente o agua bendita, luego se le hacen
sobaciones al enfermo por todo el cuerpo, rezando un Padre Nuestro y una
Ave María, de inmediato se le mide nuevamente, si la medida llega donde está
señalado se dice que está cerrado (curado) el espanto, caso contrario se prueba
la curación como si tuviera espanto de agua.
Esta clase de espanto doña Julia Esther, lo cierra invocando a uno de sus santos
de su devoción como: la Virgen del Carmen o San Antonio, diciendo tres pala-
bras claves: Padre, Hijo y Espíritu Santo, repitiendo por tres veces, luego de los
mismos montes se le da una toma (jarabe) por tres días.
El espanto de agua se lo puede detectar cuando el enfermo toma demasiada agua.
Se coloca una lavacara de agua y se le pone a la persona enferma a mirar el agua,
si no sale la sombra de éste en el agua, es porque tiene Espanto de Agua.
Para curarlo hay que rezar el Credo y el Ave María por tres veces; se lo llama al
enfermo por su nombre, por ejemplo: “Pedro ven para acá, Pedro ven para acá”
y se dicen las palabras clave Padre, Hijo y Espíritu Santo y se le da un sobijo de
los mismos montes.
Ella manifiesta que el espanto de Agua es el más difícil de curar, ya que la persona
no puede dormir, sólo se la pasa tomando agua, lo cual puede causarle anemia,
producto de ello la sangre se vuelve agua hasta que le produce la muerte, como
ha sucedido con muchas personas.
Doña Julia Esther dice que aprendió de su querida madre, hace unos 30 años
[…] (Camacho, 2007).
[264]
formas de curar, tanto en la variedad de las plantas como en las invocaciones
a santos y a vírgenes, al parecer esta invocación responde o bien a un criterio
individual de acuerdo a la devoción del curandero/a, o también al de la patrona
de la comunidad.
La mayoría de los estudiantes que hicieron el curso abierto, son docentes
y pertenecen a diversas comunidades. Para ellos, el proceso investigativo de
aprender investigando. El ejercicio que está por hacer es construir hilos entre
este “aprender investigando” y la pedagogía escolar, es decir, encontrar maneras
para enseñar estos conocimientos en las escuelas y volver a revalorarlos. Por
ello es muy importante pensar en el sistema educativo, ya que si ayudó a legi-
timar unos conocimientos externos a las realidades de las comunidades, desde el
mismo espacio se puede ayudar a legitimar esos conocimientos que han estado
invisibilizados, y ahí está otro reto.
Ximena Avilés es otra de las compañeras que hicieron parte de la Cátedra;
en su proceso investigativo ella desarrolla la revitalización de la memoria a
partir del río Santiago,
…El río Santiago y la gente afro que habita ancestralmente en sus márgenes
hacen el contexto de esta investigación, con sus percepciones, recuerdos, his-
torias y afectos por el río, que afirman las pautas culturales de la población.
Expresiones y testimonios que se les toma textualmente, por la vivencia y poesía
que contienen.17
17
Ximena Avilés, “El río testigo de historia y vida”, Monografía para la aprobación del Curso
Abierto: Etnoeducación e Interculturalidad, Quito, Universidad Andina Simón Bolívar, 2007.
18
Ximena Avilés, “La alfabetización de las mujeres adultas, una experiencia del CEDEAL en Bor-
bón”, Revista Cultural Caracola, Nº 12.
19
Nay Betancourt, oriundo de Borbón, de 58 años, pescador y hoy hotelero.
20
Martha Cortés, pobladora de Borbón.
[266]
los montes más usados, chiyangua, orégano, cebolla de mata. Cuando éramos
jóvenes el río en la noche era el centro de diversión, especialmente en los días de
luna llena, nos íbamos a pescar para divertirnos y compartir. En el río se hacían
regatas con canalete y remo, también había concurso de nadadores, en las fiestas.
Hasta hoy los chicos se pasan de un lado al otro como reto, por deporte. En la
vaciante, cuando la marea está baja los niños y jóvenes pasan al frente a jugar
pelota. Lo hermoso es que tenemos siempre marea y vaciante, el río nunca está
estancado, siempre está en movimiento como el tiempo.21
21
Irma Perlaza, maestra y pobladora de Borbón.
22
Libia Rosario Grueso, “El proceso organizativo de comunidades negras en el Pacífico Sur colom-
biano”, Pontificia Universidad Javeriana Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales.
23
Ibíd.
24
Elías Salazar Tello, nació hace 27 años en Borbón donde vive. Trabaja en La Malaria.
25
Ricardo Castillo, pescador, oriundo de Santa Lucía.
26
María Teófila Quintero, oriunda de Borbón.
27
Justino Cornejo, Los que tenemos de Mandinga, Portoviejo, Editorial Gregorio, 1973.
28
Tío Antonio personaje de una leyenda recogida por Justino Cornejo, op. cit.
29
Melina Grueso Arroyo, Coordinadora General de la Asamblea Cantonal de Mujeres de Eloy
Alfaro y Presidenta del Patronato Municipal del Cantón Eloy Alfaro.
30
Juan Pablo Garcés, joven músico y artesano de Borbón.
[268]
huyan a otros lados, tanto, que hasta a los espíritus los han dispersado y están
quedando en el olvido.31
También se fue el Riviel en su canoa mocha y su media luz, ya no había pescadores
para espantar ni aguas oscuras para ocultarse. La Tunda también se marchó. A
ella no le gusta el ruido y con tanta motosierra… Triste la negra cojeando con
su pata de molinillo, con su bemba triste, con su tapao frío, se fue con el Riviel.
Se fue la Tunda, se fue el Riviel.32
El río y la territorialidad
La territorialidad es el principio básico de identificación política de la población
afroecuatoriana, es el espacio delimitado por una frontera física y simbólica,
entendida como el espacio terrestre y el espacio fluvial que lo poseen y que es
el eje fundamental de sustento, de identidad, de memoria histórica, de leyendas
y mitos, en los que se dan las relaciones hombre-naturaleza y las relaciones de
familia de las comunidades afroecuatorianas. La tierra representa los ancestros;
el agua, la energía y vitalidad. Tierra y agua están en constante interacción y
movimiento, constituyen la fortaleza de la vida y del sustento diario. La relación
del afro con su territorio influye en su reconstitución cultural y de experiencias,
se convierte en un movimiento plural de sentimiento y pensamiento afroecua-
toriano en la actualidad.
Hasta hace poco, el río era el único transporte rápido que unía a las comunidades
y facilitaba el comercio de la madera, del verde, de la naranja, de la papaya, del
coco, de la tagua y otros productos. Ahora a algunas comunidades ya se entra
por carretera, pero otras solo tienen el río. En invierno por la corriente de agua
no se pesca, en verano se pesca en el río y en los esteros, con anzuelo, con varas,
con la catanga que es una trampa tejida de caña guadua para coger camarón-
“minchillas”; se pesca también con el arcia que son varitas con un anzuelo y
piola que se les coloca al andar del estero para que caigan los pescados; también
se utilizan los kotrocos tejidos de guadua que son una especie de catangas más
grandes que entra un solo pescado, sea un sábalo, una mojarra, o un barbudo.
En el río Santiago en el lado de la piedra se coge la guaña, es un pez con cara-
pacho de sabor muy agradable.33
Los mayores tenían la certeza de que los ríos, los territorios y los pueblos son
creaciones distintas pero complementarias de un gran mundo, y no se pueden
partir, ni separar. No hay un pueblo sin su río, ni un río sin un pueblo.34
31
Grueso Arroyo Melina, Coordinadora General de la Asamblea Cantonal de Mujeres de Eloy
Alfaro y Presidenta del Patronato Municipal del Cantón Eloy Alfaro.
32
Los pueblos del Manglar, Fundecol, Revista.
33
Ibíd.
34
Sabiduría de Zenón, “Últimos guardianes de la tradición”, San Francisco, 1996.
Me gustaría terminar con unas palabras del maestro Juan García, que las dijo
mientras dictaba un módulo en este curso y que refleja claramente la dirección
de los vientos por donde se encamina la etnoeducación:
Lo que quiero motivarles a que siempre tengan presente que el saber que viene
de la ilustración no es la única fuente de conocimiento, que en la comunidad,
en el barrio hay una fuente de conocimiento muy importante y es ahí donde
hay que recurrir. Para ilustrar esto me gustaría que ustedes piensen que en la
literatura, en la filosofía y en los libros que están escritos, siempre viene un
pensamiento que es externo a la realidad comunidad (Módulo 2, Juan García
Salazar 2007).
Reflexiones finales
Con esto se cierra lo que fue el proceso de investigación colectiva y participativa,
los aportes a esta investigación desde diferentes lugares donde la memoria es
abordada desde diferentes perspectivas ha permitido verla como fuente de co-
nocimientos, como lugar de producción de conocimientos, como constructora
[270]
de identidades y también como lugar de enseñanza y aprendizaje para los pro-
cesos etnoeducativos. Desde la memoria colectiva se ha revitalizado también la
oralidad y sobre todo las subjetividades que la producen. Está por demás decir
que la memoria colectiva es una construcción cultural ancestral, que permitió
la existencia de estos Pueblos, la memoria posibilitó la recreación de su mundo
cultural, permitió alimentar a sus espíritus, darles una morada, en la medida
que los espíritus habitan en la memoria colectiva. Desde la memoria colectiva
permitió la prolongación de su espiritualidad. Bien podríamos decir que sin
memoria colectiva no hay pueblo que permanezca en el tiempo donde el sol
abraza y la luna cobija.
Cristóbal Gnecco (2000), al hablarnos de las historias hegemónicas plantea
que estas ejercieron unas prácticas de domesticación política de la memoria so-
cial, la misma que exigía un control casi absoluto de esas memorias sociales. La
hegemonía de estas historias es constitutiva a un poder de herencias coloniales
y que se ha venido ejerciendo en cada una de los momentos de nuestras histo-
rias. Dicha hegemonía viene dada por uso y manejo de dispositivos de verdad,
la misma que pasa de su condición local a diseño global,35 y el mecanismo es la
“universalización” de ese modelo cognitivo y las ciencias sociales en general son
las que legitimarán esa condición. Del otro lado, en la ‘periferia’ si consideramos
que estas historias hegemónicas han ocupado el espacio del centro (universaliza-
ción es una de las materializaciones de la ocupación de esos espacios céntricos), se
ubican las historias disidentes (Gnecco), que desde los estudios poscoloniales bien
se las podría nombrar historias subalternas, donde la resistencia, la creatividad,
la apropiación y resignificación son los elementos que las constituyen.
Pero estas tensiones y luchas entre historias hegemónicas y disidentes no se
resuelven de una manera dialéctica (marxista),36 tampoco buscan posicionar-
se las historias disidentes frente a las hegemónicas, sino que: por un lado las
historias disidentes no sólo visibilizan narraciones sino también subjetividades,
porque no sólo las historias son disidentes sino también los sujetos de producen
esas historias, al igual que los espacios y los tiempos donde se producen esas
historias disidentes.
Por otro lado, la “disidencia” no es una categoría y mucho menos una
condición natural de las mismas sino el resultado de una relaciones de poder
cuyo punto de partida está en esos procesos de colonización (Quijano, 1999).
Por tanto, la emergencia de las historias y memorias discutidas aquí buscan la
35
Walter Mignolo, Historias locales, diseños globales, Madrid, Editorial Akal, 2003.
36
Aquí hago una simplificación con las disculpas a los lectores de la dialéctica, al entender que la
una se constituye en una tesis y en contradicción a ésta de construye una antítesis y que termina
resolviéndose en una síntesis, que al final es la resultante de un proceso de amalgamiento de las
dos posturas.
[272]
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