Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Constanza Sáez
PROFESOR GUÍA:
María Teresa Johansson
Santiago, Chile
(2017)
Índice
I. Introducción.............................................................................................................. 3
II. Marco Teórico ........................................................................................................ 7
III. Primer capítulo: Espacio y Marginación ................................................................ 15
2 El Cíber .............................................................................................................. 47
2
I. Introducción.
una novela de margen ya que en ella se retratan distintas aristas de una realidad que
encarcelados y la corrupción, forman parten del cotidiano. Cuando nosotros, lectores, nos
sometida, no solo ella, sino también la zona en la que habita. El panorama es devastador,
las familias se estrechan al igual que los espacios, y los agentes del aparato estatal no
convierten, a los ojos de la protagonista, en las rejas de cada uno de los blocks, sino que
además enmarcan el inconsciente de los personajes, pues los paisajes de sus sueños son
Así, la novela descubre ante el lector la rutinaria y fatigante vida de una mujer que decide
poder los indiscutibles protagonistas teóricos de esta novela, pues ambos subyacen al
cotidiano humano expuesto por Diamela Eltit. A través de dicha comprensión, entonces,
que Michel Foucault acuñó el término para referirse, en términos simples, a los distintos
vida, como manifestación volitiva, de los seres humanos modernos. Más concretamente,
propuesta ensayada por Giorgio Agamben, quien señala que los mecanismos
3
disciplinarios dispuestos en espacios determinados, crean vidas desnudas, es decir, vidas
del campo político; y la segunda de ellas, algo más esperanzadora, es la ensayada por
Antonio Negri, quien señala que la toma de conciencia, por parte de los individuos, de los
mecanismos a los que son sometidos, basta para que emerjan vidas en potencia, las
cuales son sustancialmente políticas en tanto que los sujetos subvierten su dimensión
A partir de ello, es que la presente investigación tiene por objetivo principal develar
los encuentros y tensiones entre las teorías biopolíticas de Giorgio Agamben y Antonio
responder, finalmente, ¿qué tipo de vidas está construyendo Diamela Eltit en su escrito?
Pregunta que nos guiará a la hipótesis que posibilita comprender a la potencia de vida
solo como un sucedáneo de libertad cuando surge en estados de cosas dispuestos para
nos presenta la novela, en el cual revisaré, por un lado, la transformación de las políticas
Eduardo Frei Montalva hasta la dictadura de Augusto Pinochet; y por otro, la configuración
4
político y judicial. A partir de ello podré establecer un diálogo con lo que Giorgio Agamben
entiende como espacio de excepción, a través del cual el teórico ensaya la producción
cosas disciplinario dispuesto por el poder, cuando se leen los efectos colaterales del
mismo en los cuerpos que pretende enmarcar bajo vidas desnudas. Así, analizaré, por un
cuáles son las dinámicas de trabajo a las que se le relega en el espacio de bloques; y por
otro, cómo la misma comprende el dolor de su encarcelamiento y cuáles son sus vías de
escape ante el padecimiento del mismo. Ello responde al objetivo específico de vislumbrar
la subversión corporal, es decir, la digitalización que la protagonista hace de sí, como una
Y, por último, el tercer capítulo de esta investigación tiene como objetivo específico
manifestación de una desnudez o de una potencia de vida. Para ello tensionaré ambas
primero, al cíber como lugar reducido a la zona de bloques, siguiendo una lógica
virtual; y, tercero, qué es aquello transversal entre el mundo real y la realidad virtual, y
desnudez/potencia.
5
Los textos indispensables para la realización de esta investigación, serán Vigilar y
ocuparé Homo Sacer. El poder soberano y la nuda vida (1995), y Estado de excepción
(1998), de Giorgio Agamben, los cuales se refieren, entre otras cosas, a los mecanismos
desprovisto de existencia política. Además utilizaré el ensayo de Antonio Negri titulado “El
monstruo político: vida desnuda y potencia” (2001), en tanto alude a los atisbos de
resistencia y liberación a los que los sujetos optan cuando comprenden cómo actúan los
son los libros Formas comunes. Animalidad,cultura y biopolítica, (2014) y Ensayos sobre
biopolítica. Excesos de vida (2007), el primero escrito por Gabriel Giorgi, y el segundo
compilado por él y Fermín Rodríguez. Pues además de entregar nociones claves sobre
biopolítica aportan a la reflexión que procura entender al cuerpo como «umbral», figura
que será clave para la discusión que plantea el segundo capítulo de esta investigación. Y,
por último, La virtualidad también juega un rol importante, por ello es que utilizaré el texto
de Slavoj Zizek titulado El acoso de las fantasías (1997), en el cual el teórico se refiere a
las transgresiones que sufre el cuerpo cuando el sujeto empieza a existir en función de
6
II. Marco Teórico.
Biopolítica.
como eje fundamental para entender las relaciones últimas de poder. El filósofo dedicó su
sólo a través de las instituciones, sino a través de la creación de estados de cosas1 que
trazan distintas figuras que, a saber, determinan un lenguaje del cual podemos hacer uso
común cuando nos adentramos en el campo biopolítico: una zona imprecisa en términos
Por un lado, la biopolítica (…) plantea que la modernidad implica un control y una
administración cada vez más intensos, más diferenciados y más abarcativos del
ciclo biológico de los cuerpos y de las poblaciones; esto es: que las sociedades
1
El estado de cosas debe ser entendido como una idea que subyace a cualquier orden social aparente. El se
renueva, reivindica o legitima en formas particulares de entender el cuerpo y las vidas de las personas. A
partir de allí las sociedades construyen discursos político-judiciales que median las relaciones entre el poder y
la vida: algunos más inclusivos y justos, y otros, evidentemente excluyentes y violentos. El estado de cosas,
entonces, es algo parecido al contexto, pues puede ser leído como todo aquello que rodea a los sujetos, con
la salvedad de que el estado de cosas no es algo que simplemente se manifiesta ya que es organizado con
antelación e implementado para enmarcar y producir vidas particulares de las cuales el poder hace uso para
no perder su campo de dominio. Entendiéndolo así, el contexto no podría ser algo azaroso, sino que
respondería mas bien a lo que aquí entendemos como estado de cosas, pues adentrándonos en la teorización
biopolítica, debemos considerar como premisa que toda realidad está mediada, determinada y producida por
el poder.
7
Lógicas y racionalidades que frecuentemente se fundan en la comprensión normalizada2
compilado por Gabriel Giorgi y Fermín Rodríguez, que se puede leer bajo la premisa de
que “la vida se ha vuelto el más allá de la subjetividad” (9), podemos ver desplegado el
desnuda y potencia de vida, dos perspectivas teóricas en torno al poder y la vida que
pueden ser relacionadas con la posibilidad e imposibilidad de que los sujetos se liberen o
Giogio Agamben, a través del concepto vida desnuda o nuda vida, posiciona al
estructura jerárquica de poder. Esta jerarquía entiende a los sujetos como vidas biológicas
que, además, pueden transitar en una esfera política; siendo esta última una posibilidad
privilegiada pues no todos los entes vivientes participan de ella, quedando sus vidas
La nuda vida es una producción específica del poder y no un dato natural. En cuanto
–ni siquiera en las condiciones más primitivas- un hombre sin lenguaje y sin cultura.
(…) Podemos, en cambio, producir artificialmente condiciones en las cuales algo así
2
¿Por qué normalizadas? Porque, pensando en el entramado poder-vida, el binarismo en cuestión totalitariza
la comprensión que las sociedades y los individuos particulares pueden tener sobre la vida, limitando la
expansión de la misma a otras formas o categorías. De un modo más ilustrativo, me está permitido razonar
sobre mí como humana o como animal, siendo lo primero positivo y lo segundo negativo, y me está impedido
el pensamiento espontáneo de negativizar lo humano y positivar lo animal.
8
La vida desnuda, entonces, aparece como una existencia manipulada y
manipulable; necesaria para que la estructura de poder se reafirme a sí misma como una
introducción a Homo Sacer plantea que ese tipo de existencia, producida por los estados
de excepción, funciona como una expresión de vida que habita fuera de la legalidad, no
porque quebrante la ley con sus actos, sino porque en el estado de cosas en el que se le
hace habitar, las leyes que funcionan a beneficio de la sociedad “no excepcional”4, se
anulan, abriendo paso a un tipo de ley violenta, impune, e injusta. La ley en esos espacios
no sólo regula la vida de los sujetos, sino que también tiene la facultad de decidir cuándo
y de qué forma matarlos (9-23); hecho que a lo largo de la historia se ha encontrado con
protestas éticas manifiestas en distintos tipos de revoluciones, las cuales han intentado
Para que esos espacios de excepción existan, necesariamente en ellos se debe, por
un lado, legitimar o legalizar –en un afuera de la ley- la violencia al cuerpo, y por otro,
negarle la existencia política a un bloque humano en particular. Los seres que habitan ese
espacio de excepción, entonces, dejan de ser vidas para pasar a ser cuerpos, para
3
Esto a través de la justificación de distintos mecanismos de control, los cuales, en gran medida, no tendrían
razón de ser sin la existencia de ese bloque humano. Esto se puede ejemplificar con la mantención del
narcotráfico en las zonas periféricas. La ausencia de narcotráfico impide el despliegue del poderío de los
organismos de control en las zonas de margen. Es decir, que el aparato de poder no busca eliminar la
delincuencia sino enmarcarla en un sitio que le recuerde a la sociedad de centro la existencia de un mal social
del cual deben alejarse para así mantener un espacio de confort que contribuya a la reproducción de lógicas
morales y económicas en pos de resguardar los lineamientos demarcados por la estructura de poder, la cual
otorga seguridad y al mismo tiempo evoca temor: seguridad porque mantiene a los delincuentes
medianamente controlados y alejados del centro, y temor porque dicho organismo, ante un acto moral
indeseable, tiene la capacidad de violentar a los sujetos, que podríamos ser todos.
4
La ley, en el espacio “no excepcional”, debe ser entendida en tanto funciona para resguardar la paz entre
individuos que se equiparan, independiente de su poder/subalternidad, ante la misma. Esa ilusión es creada
para mantener a las personas en un sucedáneo de justicia que les dice que todas las vidas tienen el mismo
valor para la ley.
9
Vida en potencia, la propuesta de Antonio Negri.
concepción ontológica de entender el poder. Si bien señala que la eugenesia (nacer bien)
determina qué sujetos tienen poder y qué sujetos no, es la existencia de su contraparte
(no nacer bien) la que abre la posibilidad de que aquellos seres desposeídos del buen
y en vías de rebelarse ante él. Esta articulación otra estaría introducida bajo la premisa de
vida en potencia.
La vida en potencia debe ser leída como algo que acontece, es decir, como un
fenómeno que está fuera de la lógica estructural pensada por poder. Es interesante, en
este sentido, la noción de monstruo que propone Antonio Negri, pues alude a un
eliminar su existencia. Negri, en el ensayo titulado “El monstruo político. Vida desnuda y
vida en potencia”, ejemplifica esta relación cruel entre el poder y el monstruo a través del
trabajo, señalando que el monstruo deja de ser peligroso cuando se le aliena a una labor
que se vea a sí mismo como un constructo alienado y, a partir de allí, busque quebrar la
si puede, rebelarse… Será tanto más monstruoso cuanto más desarrolle esta toma
10
Toma de consciencia que, por lo demás, se expresa a través del cuerpo. Esto quiere decir
los sujetos eugenésicos y los sujetos monstruosos conforman dos aristas de un mismo
peligrosa –para el poder eugenésico- que puede llegar a ser aquella existencia
Para poner a discutir las nociones potencia de vida y vida desnuda -conceptos
investigación será trabajado a partir de las relaciones entre cuerpo y espacio, en relación
al poder. En este sentido, y en concordancia con las reflexiones sobre biopolítica que nos
recorrido histórico –a partir del medioevo- que narra cómo el poder ha hecho uso de la
disciplina para someter a las personas, y cómo la misma se fue disipando en distintas
cotidianeidad.
11
El primer concepto focaultiano del que haré uso será la vigilancia, a la que
novela, nos ayudará a identificar en qué niveles y de qué formas opera el poder a través
algunas vidas. Distribución que, para el poder, necesariamente debe llevarse a cabo,
pues es uno de los eslabones que la disciplina tiene para encadenar a un cuerpo y
volverlo dócil.
La estrategia que nos muestra Foucault, para que la vigilancia sea efecto y también
vez, que los sujetos que transitan en ellos no dejen de sentirse expuestos a la mirada u
entenderla como un engranaje en dónde cada una de las piezas está en determinado
los espacios carcelarios, a los cuales Michel Foucault analiza en profundidad. Una de las
que los mandatos relativos al sistema judicial “podrían intervenir hasta después de la
sentencia y no pueden actuar sino sobre las infracciones” (Foucault, Vigilar 249), pues
dentro de la cárcel la ley se hace vigente pero a partir de una forma penal que, lejos de
toda burocracia, le da libertad de acción a los gendarmes en cuanto al trato que éstos
12
decidan darle a los reclusos. Ello en pos de conseguir, como ya decíamos, una total
disciplina.
En el prólogo al libro Ensayos sobre biopolítica. Excesos de Vida, escrito por Gabriel
por todo lo que le rodea exteriormente, y por aquellas manifestaciones internas que hacen
expresadas tanto por Guilles Deleuze como por Michel Foucault, en donde el segundo
propone pensar al ser viviente “como posibilidad de error y capacidad de desvío” (Giorgi y
ser viviente como materia política, es decir, como algo no acabado ni enteramente
determinado, sino en vías de auto-determinación. Giorgi y Rodriguez nos dirán que “ese
umbral que amenaza y resiste esos mismos dispositivos de sujeción” (10). Reflexión
anclada, en gran medida, a que si bien -como señala Foucault- es el cuerpo el principal
habitando el mismo, que debe pensarse como paradigma fundante de una potencial línea
de desfiguración.
Virtualidad.
concepto de virtualidad. Sin embargo, acá nos centraremos en la virtualidad como aquello
a lo que los sujetos acceden por medio de los computadores. En este sentido, nos
13
alinearemos sólo a una línea de pensamiento en torno a la misma, y es la que ofrece
reflexiona sobre las implicancias directas de la realidad virtual cuando ésta empieza a
formar parte de la vida real de los sujetos. “En la medida en que los aparatos de realidad
percepción del cuerpo, pues al perder “contacto con la realidad: las ondas
nuestros sentidos: «es el globo ocular que a partir de ahora engloba al cuerpo humano»
(643). Este ejemplo posibilita que comprendamos por qué decidí trabajar el concepto
titulado “El ciberespacio o la insoportable clausura del ser”, reflexiona sobre lo que ocurre
con la dimensión corpórea de los sujetos que acceden al plano virtual, y va caracterizando
ciertas conductas a partir de elementos políticos. Análisis que se alinea con nuestra
investigación, sobre todo con el tercer capítulo de la misma en que revisaremos qué
ocurre con el «yo real», cuando la existencia de un sujeto se pone en función de su «yo
virtual».
14
III. Primer capítulo: Espacio y Marginación.
Fuerzas Especiales retrata, por una parte, una marginación política, y por otra, una
corresponde al intento de clasificar el tipo de exclusión que se ejerce a través del espacio
proyectar qué tipo de vidas son las que está produciendo –de manera consciente, o no-
Diamela Eltit en su escrito. Por ello es que revisaré, primero, de qué modo la escritora
articula los espacios en su narrativa, para posteriormente analizar, por un lado, qué tipo
de las políticas asociadas a las viviendas de bloque, y por otro, con el funcionamiento
disciplinar y judicial carcelario. Dos aristas que nos permitirán leer dicha configuración
1. Marginación política.
narrativa, por ende, está sumamente influenciada por teorías que explican
elementos subyacentes a sus escritos, los cuales, si bien no aluden directamente a dichas
5
En la entrevista que Adrián Ferrero le realiza a Diamela Eltit, publicada en el año 2011 en la revista
Confluencia, la escritora reflexiona en torno a sí misma a través de Foucault, señalándose a sí como una
persona disciplinada: “Me considero, como diría Foucault, una persona disciplinada” (151)
15
Universidad Católica de Chile, en su artículo titulado “Mano de Obra. El supermercado por
dentro” se refiere a lo dicho recientemente, y agrega que, en ese sentido, identificar cómo
funcionan los espacios en la narrativa de Eltit es de suma utilidad pues funcionan como
La obsesión particular de Diamela Eltit que permite agrupar todas sus obras es el
ejercicio del poder. (…) Es decir, como el conjunto de prácticas propias de los
contextual del espacio que nos presenta la escritora en Fuerzas Especiales, pues la
su tránsito incesante entre los bloques y el cíber, establece una diferencia entre su zona
(los bloques) y el centro (todo lo que está fuera del cuadrante bloque), al que nunca visita
pero que reconoce como algo externo y opuesto. Pese a la evidente ficción que
de la realidad social y arquitectónica del Chile actual. Lo interesante, en este caso, y con
viviendas de bloque, es repensar el recorrido político al que han estado sujetos estos tipos
de vivienda que, lejos de figurar solo como una alternativa arquitectónica de bajo costo,
16
1.2 Política arquitectónica.
Montalva, período comprendido entre los años 1964 y 1970. Durante su presidencia
de una amplia masa de sujetos que, desde mediados de siglo y atraídos por los beneficios
económicos del centro, migraban a la ciudad sin poder establecerse como propietarios.
“El gobierno de Frei Montalva se propuso atender preferentemente a los sectores de más
bajos ingresos de la población (…) todo esto en el contexto de una política de integración
Urbanas. Todas ellas perseguían el fin de organizar los espacios no solo a un nivel
comunidad. Eduardo Frei en Un mundo nuevo, libro publicado en el año 1973, explica
cuán importante era la integración de las capas más bajas de la población chilena para el
les otorgara a las mismas la posibilidad de ser partícipes de sus propios procesos de
desarrollo a través del análisis de su entorno. Eduardo Frei Montalva, respecto a ello,
señala que “en la sociedad comunitaria, el Estado, los partidos políticos y el Parlamento
pueden realmente ser no sólo entidades de poder, sino además agentes verdaderamente
eficaces para representar y defender los intereses generales de toda la comunidad” (124).
las juntas de vecinos, que en su período alcanzaron una cifra aproximada de 3500 a nivel
17
de país. “La política de vivienda debía mantener la actividad económica, responder a
instituciones de vivienda y urbanismo en Chile. Los lemas promulgados por Eduardo Frei
y Salvador Allende que consistían en que la vivienda era un derecho y que el Estado
impulsó a las capas más bajas de la sociedad a exigir su derecho a suelo a través de la
propuesta subsidiaria, más que un quiebre fatal. Es justo aseverar lo anterior porque
anteriores, y porque además su poder adquisitivo ingresó a una brecha permanente que,
por medio del endeudamiento y los bajos salarios recibidos por el grueso de la población,
buscaban subsanar. Si bien en el período que comprende los años 1973 a 1989 (con las
propias, se inició a su vez una nueva forma de concebir los espacios de margen
espacios populares como sitios que en algún momento lograron albergar a la ideología
enemiga, recibiendo las periferias una violencia estatal desmedida que no sólo fracturó
18
toda organización comunal sino que además convirtió a las juntas vecinales en un micro
aparato de vigilancia6.
dictadura militar chilena, retrata cómo en una época en que la misma pareciera no tener
que “la dictadura (…) se refleja no sólo en espacio del afuera, sino en la propia manera
como cada quien internaliza el poder y, de alguna manera, habla por medio de él, porque
se tiende a simplificar la dictadura en la cuestión militar cuando en verdad hay una gran
relación entre ésta y el mundo civil” (Rojas 53). La transformación de las juntas de vecinos
es precisamente una de estas formas de violencia, porque, como ya veíamos hacia el final
podemos ver cómo se les sigue identificando con la época de dictadura, pese a que para
6
En la comuna de Peñalolén, conocida por su paisaje de viviendas habitacionales de bloque, es bien
conocida –al menos por la memoria colectiva del sector- esta estrategia militar separatista encarnada en la
ambigua figura de Osvaldo Romo, quien fue dirigente vecinal de la población Lo Hermida y utilizó su cargo
para recabar información de la comunidad y entregársela a las entidades de vigilancia que violentaron a los
sujetos identificados como opositores a la dictadura.
7
“La dictadura militar impuesta en 1973, en su afán de exterminar a quienes consideraba como el “enemigo
interno”, creó una extensa red de espionaje político que funcionó dentro y fuera del país. En esta red
participaron tanto militares como civiles, utilizando toda la infraestructura del Estado que estuvo a su alcance.
Los servicios de seguridad y represión intervinieron ministerios, municipios, juntas de vecinos, universidades,
etcétera. Los civiles que participaron del régimen tuvieron un papel no menor en estas actividades solapadas,
convirtiéndose en la práctica en soplones de los militares (como es el caso del actual diputado Alberto
Cardemil), intercambiando información con los aparatos clandestinos de las fuerzas armadas de manera
permanente, en especial con la DINA primero y luego con la CNI.)” (Lávquen, párr. 2)
19
el común de la sociedad -de esta sociedad democrática- la dictadura se haya acabado,
materialmente hablando, con la retirada de las fuerzas armadas del espacio civil. Uno de
los personajes de Fuerzas Especiales, el Omar, dice “que la junta número treinta y dos,
de corte paramilitar, mide metro a metro la densidad humana en los bloques e incluso
categorizar a las juntas vecinales como un organismo paramilitar, nos habla de la nueva
tarea de estas micro instituciones, las cuales empiezan a llevar a cabo una labor de
registro que funciona a modo de censo humano y espacial, que oprime a los sujetos a
La junta de vecinos número treinta y dos está aliada a uno de los grupos de
fuerzas especiales de los pacos y que ambos, la junta y los pacos, lo tienen a él en
porque quieren entregarle sus treinta metros a una de las familias de los sin casa
En la novela, la amenaza constante de los “sin casa” hace visible dos cosas: por
un lado, evidencia esa brecha económica de la que hacíamos mención más arriba, pues
hablando, la mantención de esta brecha nos habla de cómo el poder estatal encuentra
aliados en dicha población de margen para completar la práctica de la vigilancia. Los “sin
casa” no forman parte del cuadrante bloque, y al estar en un escalafón más bajo que los
marginales que habitan los mismos, tienen la opción de conseguir una vivienda siempre y
cuando puedan aliarse a quienes tienen el control de la zona, que serían los agentes de
represión estatal. Ante la amenaza constante de que “los sin casa” logren, a través de su
20
novela revela —a través de una voz colectiva— que “creemos que [los policías] pretenden
consiguen, pues pudimos leer en las palabras de Omar y también en las palabras de la
El quiebre que producen las políticas de dictadura, entonces, se basa, entre otras
cosas, en la introducción de la desconfianza entre pares, lo cual tiene como efecto, por un
lado, una incredulidad política que establece la inutilidad representativa de los organismos
como práctica, hecho que elide la potencia organizacional comunitaria a partir del uso que
el poder estatal, en la novela, le da al segmento humano más marginal, que serían los “sin
casa”. Más concretamente, y para terminar con este apartado, podemos ver la transición
lectura del siguiente fragmento: “Dice que su padre fue uno de los gestores de esa junta
[de vecinos] pero que sus antiguas conexiones no le han servido para nada” (Eltit 121). Si
un universo de hechos que se condice contextualmente con la realidad marginal del Chile
días, se nos hace posible conjeturar, a partir de esta cita, sobre la distancia generacional
entre quien aparece como gestor de una Junta vecinal y su hijo. Asumiendo que existe
una brecha de al menos tres décadas entre padre e hijo, es que podemos ver cómo en el
tiempo actual el grado de dominio de un gestor vecinal, por ende, sujeto político de su
tiempo, está reducido al extremo de no tener influencia en el organismo del cual fue
influencia del mismo, viene a remplazar a los agentes políticos de las juntas vecinales por
sujetos que eliden el trabajo comunitario y despreocupan su entorno para centrarse en las
demandas exigidas por los aparatos represivos del poder. Así, las juntas de vecinos
21
transforman el direccionamiento para el cual fueron pensadas. Frei Montalva entendía que
su funcionamiento era dirigido de abajo hacia arriba, es decir, que las comunidades
organizadas podían levantar demandas ante entidades mayores tales como los
funcionamiento de arriba hacia abajo, siendo las juntas vecinales las que empiezan a
trabajar para entidades mayores que determinan la labor de las micro instituciones con el
desarrollo comunitario y, contrario a ello, empezaron a ser focos desde los cuales el
poder, gracias a sus nuevos súbditos, mantuvo vigiladas a las comunidades de margen,
este sentido, se hace destacar la figura del “sapo”, que desde la dictadura se instaló en el
lenguaje de los sectores de oposición 8 para hacer referencia a aquellos sujetos que
completa inoperancia de las que, hasta ese momento, funcionaron como micro
instituciones que les permitían a los marginales urbanos una integración real y válida a la
esfera de lo político.
8
La figura del “Sapo” es de uso común en medios actuales que mantienen editoriales explícitas de oposición
no solo a lo ocurrido en dictadura sino también a las herencias de la misma en la sociedad actual. Si en el
buscador de google insertamos las palabras “sapo” y “dictadura” y le damos click a “buscar”, medios tales
como El Clarín, Gamba, Red, entre otros, nos ofrecerán titulares como: “SAPO DE LA DICTADURA: Revelan
que Alberto Cardemil Entregaba Datos de Opositores a la CNI”; “Académico Expulsado por Acoso y Abuso era
Sapo de la Dictadura en la Universidad de Chile”; “Biógrafo de Gervasio acusa a rostros de “sapos de la
Dictadura”.
22
2. Marginación Judicial.
estatal.
Lo revisado hasta aquí me lleva inevitablemente a pensar que el modo en que las
sustentadas por ejes propios del sistema carcelario, mediante los cuales la escritora
similitudes espaciales y conductuales entre ésta obra y Los Vigilantes (1994), texto que
Mónica Barrientos analiza a partir de propuestas biopolíticas, señalando que “En la obra
por Michel Foucault en su libro Vigilar y Castigar 9 , a través de los cuales podemos
analizar el espacio que nos presenta Diamela Eltit en Fuerzas Especiales, mecanismos
que, tal como su título lo explicita, se centran, entre otras cosas, en la forma de operar
que tiene la vigilancia cuando se la concibe como un aparato del cual dispone el poder
para disciplinar los cuerpos, por ende las vidas de los sujetos; y también el castigo,
9
En el artículo titulado “El discurso crítico de Diamela Eltit: cuerpo y política”, Leonidas Morales enfatiza que
“Diamela Eltit, en sus textos críticos, ha referido explícitamente su concepción del poder a la teoría de
Foucault, especialmente a su libro Vigilar y Castigar –señalando además que- Un espacio desde luego
cultural, siempre poblado de signos que hablan del “poder” o lo delatan, en la conceptualización de Foucault, y
de su insistencia secular en colonizar al cuerpo, inscribiendo en el, soterradamente, sus códigos” (205).
23
dispositivo que funciona en todo su esplendor cuando los sujetos están recluidos en
En el texto Vigilar y Castigar, Michel Foucault revisa, entre otras cosas, la función
carcelario; respecto a ello señala que “para garantizar la combinación de fuerzas, [el
poder] dispone "tácticas". La táctica, arte de construir, con los cuerpos localizados, las
actividades codificadas y las aptitudes formadas, (…) es sin duda la forma más elevada
entonces, frente a una maquinaria, en la que cada una de las piezas que la compone
cumple una función específica determinada por el poder. Más arriba señalé que nos era
carcelarios, y no sólo porque en ella opera, por ejemplo, la vigilancia, sino también porque
esquema que sitúa a los vigilantes en un lado, y a los vigilados en otro. Cuando
pensamos someramente en las cárceles, podemos caer en cuenta que los vigilantes son
los gendarmes, y que los vigilados son los reos, hecho que inevitablemente nos lleva a
se planifica no sólo para que la vigilancia opere en una dirección sino para que el
vigilante, que supuestamente es la manifestación más inmediata y evidente del poder, sea
también vigilado. De este modo la vigilancia “se organiza también como un poder múltiple,
cierto punto de abajo arriba y lateralmente” (Foucault, Vigilar 164). En Fuerzas Especiales
24
Diamela Eltit retrata cómo la vigilancia se disemina y deja de ser un ejercicio
unidireccional. En primer lugar encontramos una vigilancia que se ejerce desde arriba
hacia abajo por el aparato de represión estatal sobre los habitantes de la zona de
bloques: “Ellos, los policías, nos siguen por todas partes, nos estudian porque formamos
parte de su trabajo” (Eltit 26); En segundo lugar podemos identificar una vigilancia que se
ejerce de abajo hacia arriba por los habitantes de la zona de bloques sobre el aparato de
represión estatal: “Soy una especialista en las licitaciones de los pacos y de los tiras
porque tenemos que comprender cómo actúan y qué nuevos recursos han obtenido para
destruirnos” (Eltit 66); y por último, una vigilancia lateral entre los habitantes de la zona de
bloques: “El cojo ya no da para más, eso lo sabemos todos en el bloque, porque lo
¿Qué significa, entonces, que el vigilante sea también vigilado, cuando intentamos
leer el poder más allá de sus formas evidentes de manifestarse? A partir de aquí debemos
asumir que la existencia de un vigilante vigilado nos habla de un poder que trasciende a la
dinámica carcelaria, de un poder que produce esos espacios y que dispone la forma en
que se deben relacionar los sujetos que transitan y habitan los mismos. En otras palabras,
podemos decir que tanto los habitantes de los bloques como los agentes del aparato
estatal son sujetos producidos y atravesados por el poder, que se reconocen a sí mismos
a partir de la existencia del otro. El estado de cosas que presenta la novela da cuenta de
margen delictivo justifica la existencia un cuerpo de violencia estatal que advierte sobre
“un poder que no tiene que demostrar por qué aplica sus leyes, sino quiénes son sus
enemigos y qué desencadenamiento de fuerza los amenaza” (Foucault, Vigilar 62). Rasgo
no muy distante fue el que experimentó la sociedad chilena durante la dictadura, pero que
difiere de la misma porque nos hallamos frente a una política del poder que trasciende a
25
que efectivamente existe un poder que aún es capaz de decidir sobre la vida de los
habitantes pese a que las condiciones materiales no sean las mismas. Este rasgo de
Fuerzas Especiales, quien señala que “Más allá (…), se parapetan otros y otros policías
obligación de matarnos casualmente” (Eltit 78). Sin embargo, cabe mencionar que la
un operativo blando revestido de una irrelevante dosis de violencia porque así lo pactaron.
¿Quiénes? No lo sabemos”. (Eltit 66) En la primera parte de esta cita podemos ver que la
qué grado de violencia está siendo ocupado por el aparato de violencia estatal, pero hacia
el final de la misma, su “no saber” nos permite apreciar como ella es incapaz de reconocer
quizá tampoco en sus razonamientos, al poder como aparato funcional que designa la
tiene una cosa, no se transfiere como una propiedad; funciona como una
aparato entero el que produce "poder" y distribuye los individuos en ese campo
No estaría fuera de lugar, entonces, haber asumido que en Fuerzas Especiales tanto los
pobladores como las fuerzas estatales están obligados a ejecutar distintos tipos de
acciones en la zona de bloques, porque así la maquinaria del poder lo determina. Sin
26
embargo, existe una diferencia sustancial entre ambas partes, y es que, al parecer,
quienes más obligación tienen de permanecer ahí y más hastiados están de cumplir un rol
dentro de dicho sistema de relaciones, son los agentes del aparato estatal: primero,
porque los habitantes pueden salir de la zona de bloques, moverse al centro si así lo
desean: “Y nos dice, frente a su taza de té, que va a volver a trabajar en el centro” (Eltit
71); y segundo, porque los agentes del aparato estatal son trabajadores a sueldo. Esta
novela, dejan ver no solo cómo el espacio en que trabajan los afecta: “la horda de pacos
está furiosa por la falta de antenas y se sienten despreciados, eso me lo dijo el Lucho con
preocupación, andan de arriba abajo con sus celus en la mano, incrédulos, enojados, y
los tiras también” (Eltit 145); sino también qué modo tienen de desquitarse ante los bajos
escenario que armó un oficial para entretener a los pacos de turno que estaban
saldar una cuenta que tenía con uno de los pacos. Un oficial y ella, nos dice. Así lo
afirma mi hermana, una deuda que terminaría para siempre con el correazo y la
posibilidad de sortear la ansiedad que les generaban sus cuotas impagas. (Eltit 72)
En esta cita podemos apreciar cómo los agentes represivos del aparato estatal idean una
un acuerdo entre un policía y una ciudadana que excluye la burocracia propia de los
su manifestación inmediata, nos habla de cómo el mismo permite que en ese espacio
27
entrecomillas carcelario –porque no es una cárcel en sí- exista una subversión de la
garantizar el orden público. En la novela, los agentes represivos del aparato estatal
forman parte de un caos legislativo, pues son sus integrantes los que mantienen la red de
sabemos porque hay que sumar las coimas que acumulan en los bloques, las mismas
coimas que les pagan a los tiras porque ellos también le cobran a los bloques” (Eltit 51):
dichas coimas se refieren a la ganancia que obtienen los agentes de represión estatal a
costa del narcotráfico, pues éstos aumentan sus sueldos gracias al pacto entre ellos y los
que palea la mediocridad de sus sueldos, por ello es que deciden no darle fin a esta
práctica.
torno al organismo judicial. “Hay que admitir que las instancias judiciales no pueden tener
intervenir hasta después de la sentencia y no pueden actuar sino sobre las infracciones”
(249). Así, en el espacio carcelario, quienes poseen mayor poder, tienen independencia
en cuanto al trato que se le puede dar al recluso, pues éste, al estar bajo las paredes de
dicha institución, deja de estar al amparo del sistema judicial para pasar a ser un sujeto
que debe regirse por un sistema penal. De este modo, en la novela se genera una
dinámica en que los habitantes del espacio de bloques experimentan una exclusión
judicial, pues los agentes del aparato estatal no sólo no cumplen su función inmediata que
es velar por el bienestar social, sino que además tienen libertad -u obligación- de violentar
28
a los pobladores de la zona sin recibir ningún tipo de escarnio por dicha conducta, la cual
permite que exista: 1) una exclusión política que se hace manifiesta en la inutilidad
judicial que sitúa a los habitantes de los blocks bajo el ejercicio de categorías carcelarias
teórico de esta investigación, que para relegar a una vida a su condición biológica, a su
como la pieza clave que permite que podamos asumir que la herencia del totalitarismo
moderno traspasada a los Estados contemporáneos, fue la instauración “de una guerra
civil legal, que permite la eliminación física no sólo de los adversarios políticos sino de
sistema político” (Agamben, Estado de 25). De este modo, los prototípicos campos de
concentración y exterminio del siglo pasado tales como Auswitch en Alemania y el Estado
identificables pero que, aún así, podemos reconocer, ya que se nos presentan disfrazados
de 26).
29
¿Y qué son las periferias, los espacios marginales de Chile, sino ese espacio en
que los límites entre democracia y absolutismo se confunden, cuando nos damos a la
siendo este aumento casi caricaturesco lo que nos permite proponer que Diamela Eltit
erige los elementos con los que va construyendo su libro, con intención de visibilizar ese
umbral que pareciera imperceptible. Podemos asumir, entonces, que tanto la marginación
política, como la marginación judicial, no son elementos azarosos, sino que son incluidos
vida que construye dicho espacio que, más cercano al absolutismo propio de los estados
la vida humana a partir de una dicotomía basada en la eugenesia. Así, por una parte,
encontramos a los sujetos eugenésicos o bien nacidos y, por otra, a su contraparte que,
por motivos contextuales, no tuvo la gracia de nacer bien. De aquí se desprende una
arista política que, acentuando la diferencia entre el bien y el mal nacer, destaca el poder
legítimo de los bien nacidos. Citando a Foucault, Agamben señala que, según el filósofo,
“Durante milenios el hombre siguió siendo lo que era para Aristóteles: un animal viviente y
además capaz de una existencia política” (Homo Sacer 11). La diferencia entre esa era y
10
En una entrevista realizada por la prensa de Cooperativa, podemos ver cómo Diamela Eltit se interesa por
los espacios marginales en estado de asedio policial. “Para Eltit, un hecho que siempre le ha llamado la
atención es lo que se vive en la población La Legua, por lo que ese sector de la capital es una de las
inspiraciones del libro. «La Legua que hace años está intervenida policialmente y nunca dejó la policía de
estar ahí. Eso a mí me parece insólito, me parece insólito porque ya a estas alturas hay niños que han crecido
bajo esa modalidad», declaró a Cooperativa”. (Cooperativa, párr. 5-6)
30
la nuestra, es que en la primera, la división del tipo humano era contextual y se
ocurre de forma planificada: los bien nacidos producen espacios desprovistos de buen
nacer, en el que las vidas son reducidas a su mera condición biológica y están privadas
de existencia política, hecho que, por otro lado, permite que los sujetos eugenésicos
como una entidad capaz de decidir sobre la muerte: hecho que es garantizado a través de
privación, de aplicarse desaplicándose” (Agamben, Homo Sacer 43). Esta afirmación nos
habla de una forma separatista, en que la ley, entendida superficialmente como aquello
derechos, contiene en sí misma una cláusula legal de privación. Es decir, que tiene la
facultad de desaplicarse frente a ciertos contextos. Si bien es cierto que dicha privación
era evidente en los tiempos de los Estados totalitarios en que la eliminación de algunos
sectores humanos se instauraba como algo legal en ciertos regímenes, en épocas del
control, que en vez de dar una muerte evidente a los sujetos eliminables o mal nacidos, se
les deja morir. Así, categorías enteras de “ciudadanos”, además de ser privados de su
existencia política, son privados también de una vida que se pone en entredicho, pues se
les deja morir, gracias a una exclusión judicial que se funda en el estado de excepción:
31
“Estructura original en la cual el derecho incluye en sí al viviente a través de su propia
Ya asumido lo anterior, y para concluir este capítulo, podemos caer en cuenta que
excepción, que serían la privación política y jurídica de ciertas vidas. Vidas que se pueden
política, como bien revisamos en el apartado 1 de este capítulo, se vuelve visible gracias
claramente se difuminó y resignificó con el ingreso de la democracia, pero que aún así
mantuvo prácticas opresoras propias de dicho período en espacios marginales, que bien
veíamos en el apartado 2 de este capítulo, dan cuenta de una ley que se desatiende,
pues en la zona de bloques los cuerpos transitan en un espacio regido por lo penal, en
32
IV. Segundo capítulo: Cuerpo como umbral.
los sujetos a partir de juicios morales que emite la sociedad de centro, y a través de un
despliegue sistemático de violencia que tiene como principal efecto físico el dolor. Ya
espacio que ofrece Fuerzas Especiales nos otorgó las herramientas necesarias para
poder significar a los sujetos a partir de la categoría de vidas desnudas. En este capítulo
condición de desnudez.
cuerpo bajo el concepto de «umbral», es decir, cómo aquel espacio límite que es
doblemente afectado: primero, por todo lo que rodea a los sujetos y, segundo, por la
interioridad de los mismos. Hecho que abre la posibilidad de que el sujeto “vuelto objeto
mismos dispositivos de sujeción (…) [pues] ese mismo cuerpo y ese mismo ser viviente
Rodríguez 10).
desde la sociedad de centro. Y por otro, cómo la forma en que la protagonista comprende
33
el trabajo permite que en ella surja un atisbo de rebeldía, amparado principalmente en su
antes y un después del ingreso de los aparatos represivos de violencia estatal al espacio
desalienante que propone Antonio Negri en su ensayo “El monstruo político. Vida
desnuda y potencia”, en el cual explica que, cuando en un sujeto emerge la idea de que
potencia.
La primera cárcel del cuerpo, podríamos decir que está asociada al sexo con el
cosas que todo lo norma, acarrea una sumatoria de obligaciones que, dependiendo de
cada constructo social, están establecidas casi de forma intrínseca. Judith Butler, en
Cuerpos que importan señala que “el sexo no sólo funciona como norma, sino que
además es parte de una práctica reguladora que produce los cuerpos que gobierna, es
decir, cuya fuerza reguladora se manifiesta como una especie de poder productivo, el
poder de producir –demarcar, circunscribir, diferenciar- los cuerpos que controla.” (18) En
este sentido, vale preguntarnos qué significa ser mujer en la zona de bloques.
categorización que hace de sí: “voy al cíber como mujer a buscar entre las pantallas mi
comida. Todos se comen. Me comen a mi también, me bajan los calzones frente a las
34
pantallas” (Eltit 11). Este pasaje nos permite identificar el primer determinante de sexo en
la novela, el cual se amplifica cuando, más adelante, la misma nos cuenta que “El cíber
ha sido maravilloso con toda la familia, con mi mamá, mi hermana y yo” (Eltit 13). Las
como un espacio que permite el comercio sexual y que por ende se constituye como una
de las aristas que determinan la práctica de las mujeres en la novela, quienes en vista de
Resulta interesante la forma en que Diamela Eltit construye a las mujeres en su novela,
sexual, sin mencionar que por ello son prostitutas. La lectura que le doy a este hecho da
morales de centro, pues es una práctica que en el espacio de bloques está naturalizada
como opción única de trabajo. No es extraño, entonces, que conceptos tales como
zona de bloques y el centro, reflexiona sobre “la abierta desaprobación que generaba [su]
hermana” (Eltit 19), y nos dice que la irrita, a partir de ello, “la malévola compresión de su
centro decide quitarle los hijos a su hermana. La protagonista no entiende por qué
algo ‘bueno’ o ‘malo’, significando cómo malévolo no el comercio sexual, sino el juicio y la
35
sociedad, esa sociedad antagónica al cuadrante bloque que entiende la existencia de la
prostitución como una práctica de margen, sin la singular comprensión de “que cualquier
de tipo monetario y que no constituye delito es, por definición, un trabajo” (Cassas, et al
22).
En la sociedad de centro la mujer debe romper la ley para ser categorizada como
cualquier mujer que transite dentro de dicho lugar, será calificada a partir de un juicio
que surge siempre desde la sospecha. En el capítulo “Los niños” se nos narra que la
hermana de la protagonista perdió a sus hijos: “Los niños están retenidos lejos solo por
pudieron ser comprobadas” (Eltit 21). Lo interesante de la situación que plantea esta cita
que “la prostituta, es decir la “mujer” de negocios moderna, (…) no tiene ni debe tener
ninguna relación más con la fecundidad. Que produzca hijos en la ocasión de los goces
que procura significaría que ha recibido en su seno el semen fecundante; pero ella no
puede recibir más que dinero” (Lyotard 198). Por ello es que dicho delito decanta en una
la que, por un lado, se le niega la posibilidad de realizarse en tanto madre y, por otro, se
36
le permite que siga siendo prostituta. Esta reflexión da luces de que, a fin de cuentas, el
monetariamente, no permite que el coito tenga más producto para las mujeres que el
dinero. Y por otro, cómo aquella práctica laboral, pese a ser negativa según el discurso
del centro, no incide en el juicio de valor que las habitantes de la zona de bloques hacen
de sí, pues éstas no miden su valía como sujetos a partir del nivel de exposición de sus
cuerpos. El cuerpo, entonces, puede ser leído como aquello encarcelado tanto por el
espacio como por determinantes morales travestidos, porque ser mujer en el espacio de
Más arriba concluimos que las habitantes de la zona de bloques no realizan juicios
negativos en torno al oficio que determina su dinámica laboral, ya que entienden al mismo
sociedad de centro está determinado por una escala de valorización que tiene como
principal objetivo categorizar los tipos de trabajo, hecho que, de cierto modo, les impide
37
pensar en el trabajo en sí, como práctica que se ejerce a través de un sometimiento
específico del cuerpo. Antonio Negri, en su ensayo titulado “El monstruo político. Vida
y que pasa inadvertido por la naturalización de las tecnologías mediante las cuales el
poder aprisiona y conduce las existencias de los sujetos. El autor en cuestión comprende
que son peligrosos, para el estado de cosas que dispone el poder, quiénes desarrollan
una toma de consciencia de dichas tecnologías, las cuales se vuelven visibles para los
vive no es suya, y aunque enuncie que “la resignación [rige] la totalidad de [sus] hábitos”
(Eltit 20), y aunque para cumplir el rol al que está determinada por ser mujer “Teng[a] que
olvidar[s]e de [s]í misma” (Eltit 39), no puede evitar desear que su cuerpo deje de dolerle.
Ya decíamos, por un lado, que ella no le presta gran atención a la acción de comercializar
su cuerpo, pero, por otro, es preciso que analicemos en qué decanta el hecho de que la
misma no pueda elidir de sus pensamientos el sufrimiento que implica el trabajo que
cuerpo, por un lado, y ante la entrega del mismo con fines monetarios, por otro. En un
pasaje muy significativo de la novela -que citaré completo- ella explica cómo la
para sentir un goce siempre extraño, invasivo. Un goce que transcurría en mí, pero
38
sin mí. Solo el Omar, o solo con el Omar era posible porque su torso estaba en la
misma línea del mío y él no me pedía nada ni me impedía nada y yo le dejaba todo
el espacio que necesitaba para unas exhalaciones que recorrían sus vértebras una
vértebras como le ocurría al Omar, no, para mí era una suma incalculable de
llegaron los tiras y los pacos, se produjo una intervención policíaca apoyada por
las astas de un helicóptero, se estacionaron las cucas y las tanquetas… (Eltit 135-
136)
Este pasaje de la novela nos muestra que la protagonista observa con nostalgia aquellos
momentos en que podía experimentar placer a través del sexo. Cuando para ella el hecho
del trabajo, pierde la capacidad de sentir placer, ello porque, en gran medida, la invasión a
la que somete su cuerpo, en este caso, supone un padecimiento activo de dolor: “llevo
diez minutos exactos sentada arriba del lulo que se clava adentro de mí como si recibiera
el impacto de una sucesión de balas de alto calibre, una y otra, una detrás de otra” (Eltit
intencional de su cuerpo, lo que permite que le sea posible identificar que está
Antropología del dolor señala que “El dolor es un momento de la existencia en que el
39
individuo confirma la impresión de que su cuerpo es extraño a él (…). [Y] La conciencia se
salida, centra su atención en el dolor que padece e intenta escabullirse del mismo, pues
titulado “El lulo”, en el cual se nos narra lo que significa para la protagonista el hecho de
trabajar teniendo sexo y las medidas que toma para evitar el dolor. Por un lado,
fisiológica de su cuerpo: “pienso en la pastilla vencida. La píldora que nos pasó el Lucho
en la mañana. (…) Aquí tenís, me dijo, te la tomái y se te pasa todo, pa que no te quejís.
(…) El lucho quería socorrernos y por eso nos regaló los remedios. (…) Pero no me hacen
efecto porque están vencidas, pienso” (Eltit 100). Ahora bien, el hecho de que las pastillas
no funcionen hace que la protagonista busque otros métodos que proponen una sanación
a partir del nivel de consciencia asociado al dolor, contemplando una dimensión sicológica
La mariposa fue (..) una técnica que quise poner en práctica. La saqué de un sitio
de sanación que aseguraba que el dolor no era exactamente real. Decía que el
que requería de un esfuerzo mental para ahuyentarlo. (…) –afirmando luego que-
Por eso puse en la pantalla la mariposa. Fue una imagen que me pareció
anestésica por su constante aleteo. Pensé que si me hacía una con sus alas
podría evitarme a mí misma, huir, salirme de mí y dejarme afuera con todo el dolor
por las clavadas del lulo. Pero la mariposa me falló porque lo que nunca pensé fue
que la mariposa incentivaría mi dolor con sus alas tal como yo me muevo amarilla
40
resultaría un tremendo fracaso. (Eltit 101)
enfermo terminal. En este sentido, resulta interesante la premisa que expone Lyotard en
donde señala que “Ella no es un sujeto (…) sino en la medida que se ha prostituido”
(196). Esta frase podemos observarla desde dos aristas. La primera de ellas es literal y
determinante: la protagonista por ser mujer debe ser prostituta, y su cuerpo no puede
asociado a su oficio, son los que posibilitan en ella una toma de consciencia sobre su
propio cuerpo, al que buscará transformar: ofensiva categórica, contra las tecnologías de
que es su propio cuerpo, es afectado por su interioridad que reconoce y rechaza aquello
prolongan sin que pueda ejercer la menor soberanía sobre el resto de vida que le
41
queda (39).
Sin embargo, a partir de dicha lectura del antropólogo y sociólogo, resulta curioso que la
provocación de asesinato para escapar del dolor11. Contrario a ello, siente, por un lado,
alegría y alivio por seguir con vida: “tenemos más vida todavía porque los carros de los
policías no se detuvieron hoy en el frente de nuestro bloque” (Eltit 35); y por otro, temor a
la muerte: “La potencia de los ladridos de los perros me despierta con un miedo terrible a
que entren los ratis o los pacos al cíber y me metan a la cuca junto con el Lucho y el
Omar. Que me manoseen, que me violen, que me maten adentro de la cuca o que me
mutilen en el interior de una tanqueta” (Eltit 53). La interpretación que le doy a esta forma
rebeldía, ya que si bien asume que “[Está] presa del cuadrante bloque” (Eltit 77), existe en
recuerdos de sus orgasmos, pues allí fue que experimentó el hecho se sentirse habitante
utópico. Las Heterotopías, que si bien el cuerpo es una gran cárcel, existe una filiación del
sujeto en torno a la propiedad del mismo, y que precisamente por ello es que “a uno le
gusta tanto hacer el amor (…) porque, en el amor, el cuerpo está aquí” (18), siendo la
su cuerpo, en algún momento, fue suyo, lo que la lleva a enunciar lo siguiente: “si no me
11
“Quisiera apagar el computador y esperar mi muerte en el cubículo” (Eltit, 144) En esta cita podemos
apreciar cómo la protagonista de la novela fantasea respecto a su muerte. Una fantasía que catalogo como
pasiva, pues si ella quisiera morir podría hacerlo: optando por el suicidio o, según el contexto de la novela,
bastaría con que ella provoque a un agente represivo para conseguir que la asesinen.
42
asustara, si no me doliera tanto, si no tuviera que subir y bajar con furia, con un ritmo
cada vez más frenético, ridículo, hiriente, no estaría melancólica ni menos descontenta”
una delicada reflexión en torno a su vida y a su muerte que decanta en el deseo de crear
corporalidad y qué significa esto cuando lo pensamos a partir del concepto vida en
potencia.
capítulo. La protagonista junto a sus compañeros del cíber, el Lucho y el Omar, nos
para probar el primer video juego chileno. Un veloz juego de defensa diseñado por el
Lucho, musicalizado por el Omar y perfeccionado por mí” (Eltit 165). Este hecho
demuestra, primero, una subversión del espacio, ya que éste deja de figurar como el
resguardan de lo externo; y segundo, una subversión del cuerpo: “Movemos el cursor con
43
maestría. Empieza el juego. Y entonces aparecemos en la pantalla” (Eltit 165). La
espacios señala que “La subversión se abre a la constitución. Y el «no-lugar» sobre el que
(139-138). Así, el espacio del cíber se transforma en un lugar que, ahora, además de ser
de ellos, es para ellos, pues permite que los sujetos que lo habitan puedan crear una
sometidos, aún cuándo sea a través de un medio virtual que decanta en una forma
de que existiera una potencia revolucionaria, Antonio Negri, al respecto, señala que dicha
no es suyo, y la necesidad, por otro, de desear habitarse a sí misma. Así, es afectada por
una dimensión exterior que la alejó de sí, pero también por una dimensión interior que, a
44
pleno12.
“emerge también (…) como fuerza que atraviesa las construcciones normativas del
alteración” (Giorgi y Rodríguez 11). Por ello es que la creación de un nuevo cuerpo por
parte de la protagonista nos permite leer a una vida desnuda que devino vida en potencia,
pues a través de este hecho ella se reveló contra el determinismo, mostrándonos a través
acto emerge ya no como una pieza enteramente circunscrita a las dinámicas de sujeción,
12
Ya decíamos que el «umbral» refiere una doble afectación, tanto interior como exterior, que recae en el
cuerpo de los sujetos. Cuando hablamos de afectación exterior nos centramos en todo aquello que rodea a la
protagonista, pero, específicamente, a su condición de mujer-prostituta que vuelca el cuerpo y la vida de la
misma en función de su trabajo. La comprensión de ello, por parte de la protagonista, da pie a una afectación
interior, en la que recuerda cómo era su sexualidad cuando su cuerpo no estaba puesto en función de la
prostitución sino de disfrutarse placenteramente a sí misma. Este debate entre lo externo y lo interno es lo que
vendría a provocar aquel impulso que la lleva a resistir su condición de desnudez, y hace que surja en ella la
necesidad de poner su cuerpo en función de sí y a crear una corporalidad distinta, alineándose así a lo que
Antonio Negri entiende como vida en Potencia.
45
V. Tercer capítulo: La vida del bloque ¿Desnudez y/o Potencia?
A partir del análisis realizado en los capítulos anteriores de esta investigación, nos
tanto con la teoría fatalista de Giorgio Agamben, que ensaya la producción sistemática de
vidas desnudas, así como también con la teoría, algo más esperanzadora, de Antonio
Negri, que ensaya la posibilidad de existencia de potencias de vida. Este hecho me lleva
inevitablemente a reflexionar en torno a cuál de las dos categorías prima, a fin de cuentas,
cuando revisamos la novela en su totalidad. Es por ello que en este último capítulo me
daré a la tarea de analizar el diálogo entre ambas teorías con el fin de resolver qué tipo de
vidas son las que está produciendo Diamela Eltit en su escrito. Para ello revisaré cómo
su dimensión real cuando decide digitalizarse y existir en la realidad virtual; y, tercero, qué
es aquello transversal entre el mundo real y la realidad virtual, y cuáles son sus
1. Teorías en tensión.
vidas desnudas. Esto quiere decir que a un bloque humano en particular se le niega, por
un lado, una participación política, y por otro, una inclusión judicial. Los sujetos habitantes
de dicho espacio, por tanto, son concebidos por el poder no como sujetos, sino como
cuerpos combustibles que existen para que el poder pueda reafirmarse a sí mismo con el
fin de impedir posibles subversiones. Pues la existencia de ese sitio en particular, al que
46
Giorgio Agamben nomina como espacio de excepción, viene a recordarnos que,
efectivamente, existe un poder que puede decidir ya no sólo sobre la vida sino también
sobre la muerte de las personas. Resulta curioso, entendiendo aquello, que Diamela Eltit
permita que en ese espacio existan sujetos que se resistan a su condición de desnudez.
En el segundo capítulo de esta investigación dimos cuenta de cómo al menos tres sujetos
distinta, hecho que, según Antonio Negri, es la primera manifestación de una vida que se
otros.
virtual. En otras palabras, la pregunta categórica que definirá este capítulo es la siguiente:
¿El acto de no asumirse materia de combustión, por parte de la protagonista, puede ser
leído como una real liberación entendiendo que la nueva corporalidad existe en un plano
espacio del cíber en tanto lugar de la virtualidad, a partir del diálogo entre éste y la zona
protagonista tiene en relación a su tránsito por la realidad virtual, con el fin de cuestionar
liberación.
2. El cíber.
47
ellos, en el que las personas, a través de la entrega de una suma de dinero, pueden tener
acceso a las máquinas y a internet. En su primera forma el cibercafé era un sitio abierto
personas a las máquinas y a internet, se convierte en una práctica más íntima. Además
de ello, los cíber empezaron a proliferar y se instalaron como un espacio de acceso para
quienes no podían tener computadores y/o contratar un plan de internet para su hogar.
Los cíber, entonces, irrumpen en el espacio marginal. Diamela Eltit, en una entrevista
Una vía, un flujo que ingresa y que hace posible accesos para un grupo que
interesante que exista. [Agregando además, que] En el cíber hay muchos mundos
oscuros, hay encuentros y quise ponerme en ese lugar y de cómo funciona como
A modo de observación, resulta interesante que la mayoría de los que han realizado
críticas y reseñas en torno a Fuerzas Especiales identifiquen al espacio del cíber como un
Loreto Montero, en su reseña del libro, señala que en el cíber los personajes “acceden a
un estado que les permite dejar de pensarse en la constante fatalidad que los rodea”
(218); y Carolina Rojas, en su entrevista realizada a Eltit, señala que la protagonista “está
inmersa en el cíber como escape” (Párr. 2). Distinto a ellas, y pensando al cíber como un
espacio mas bien negativo, para mí resulta fundamental la revisión de dicho escenario
elemento que afecta al sujeto en tanto accede a internet, sino también como un elemento
que demanda una conducta específica relacionada al cuerpo de éste que, a saber,
48
consiste en que el sujeto en cuestión acomode su cuerpo en una silla frente al
computador.
a partir de la creación de una corporalidad distinta en un medio virtual, por dos motivos:
primero, porque no es su propio cuerpo sino una digitalización del mismo el que se pone
entender los espacios carcelarios, que éstos son una maquinaria compleja y para nada
azarosa, dispuesta por el poder con el fin de imponer una total disciplina. Entendiendo
impreciso, ya que si bien éste permite que los sujetos ahí dentro experimenten una
dimensión que los libera, el espacio en cuestión sigue formando parte del cuadrante
arte de las distribuciones”, señala que cada uno de los espacios en que se subdivide el
espacio carcelario cumple una función específica: “Al organizar las "celdas", los "lugares"
jerárquicos a la vez” (151). En este sentido, si entendemos al cíber como uno de los
espacios que se incluyen dentro del espacio carcelario de bloques, podríamos hacer una
nueva lectura del mismo: ya no como un espacio de resistencia13 sino como una celda
13
Ver páginas 43 a 45. Segundo capítulo, apartado 2: Vida en potencia: la creación de una corporalidad
distinta.
49
3.1 Los espacios se estrechan.
protagonista leyéndose a sí misma dentro de dicho lugar. El acto de entender el cíber, por
a la digitalización como un hito de resistencia. Pero, cuando somos nosotros los que
leemos el cíber como una zona permitida dentro del espacio carcelario, podemos poner
en duda la lectura que hace la protagonista de sí misma dentro dicho lugar. Si hiciéramos
pudiera leer a sí misma así como la leemos nosotros, la sensación de protección que ésta
afirmar que ella y sus amigos se encuentran “parapetados” en el cíber, debería afirmar
podemos identificar cómo a medida que avanza la novela se van estrechando los
favor de la protagonista. Primero, podemos ver que es el espacio de bloques el que está
siendo delimitado y aislado del exterior por una cadena policial: “Sitiados o encerrados,
nadie entiende, los bloques parecen la superficie de un tiempo anacrónico” (Eltit 145); y
segundo, podemos ver que lo que está siendo sitiado no es solo el espacio de bloques
sino que cada block por separado: “Los bloques están siendo amurallados por la policía”
(Eltit 159). Ambas formas de encierro son identificadas por la protagonista, quien además
comprende este hecho como una medida preventiva del poder: “dicen que en las cárceles
se amotinan. (…) Pero aquí no es necesario, no es necesario. Los símiles de edificios que
tenemos bastan porque cabemos cientos y miles en los treinta metros que existen detrás
de los pasillos enrejados. Pasillos cárceles en los que no nos amotinaremos jamás” (Eltit
161). Sin embargo, a partir de lo anterior, resulta curioso que la misma persona que
50
entiende que la estrategia de estrechez espacial está en función del poder, no sea capaz
de identificar su estadía en el cíber como un nuevo tipo de encierro, como una forma
poder tiene para prevenir posibles subversiones: “la disciplina exige a veces la clausura,
(…) Es preciso (…) evitar las distribuciones por grupos; descomponer las implantaciones
colectivas; analizar las pluralidades confusas, masivas o huidizas” (Foucault, Vigilar 145-
146). No es extraño, entendiendo esto, que la protagonista junto a los sujetos con los que
más se comunica y comparte un resentimiento hacia la fuerza que los aprisiona, sean
poder asegura que éstos se tornen un bloque indefenso que: 1) no propague su discurso
daño directo al cuerpo policial. El cíber, en este sentido, tiene los efectos de una droga
que actúa sobre los sujetos posibilitando un escape ilusorio de la realidad en la que viven
y, además de ello, este lugar no sólo los droga, sino que los convierte en adictos, pues
sus accesos al plano virtual ya no constan de navegaciones ocasionales, ellos dicen “Ya
nos digitalizamos” (Eltit 165). Idea en torno a la cual reflexionaremos en diálogo con las
propuestas que Slavoj Zizek, en El acoso de las fantasías, realiza en torno al cuerpo
Slavoj Zizek, en su libro titulado El acoso de las fantasías, señala que “Ante el
ciberespacio hay que adoptar una actitud «conservadora» (…) [pues, a partir de allí] el
proceso de transición que se está desarrollando hoy día nos permite darnos cuenta de lo
51
anterior, que la protagonista no alcanza a dimensionar, tras su ingreso al campo de lo
virtual, aquello que pierde, cegada por la suma de beneficios que encuentra ahí dentro. La
entendida como un espacio real- con el espacio del cíber –entendido como el espacio
virtual-, es la eliminación del miedo. La protagonista, mientras transita entre los bloques y
el cíber y aún no sucumbe al encierro virtual, nos cuenta, en reiteradas ocasiones, en qué
medida experimenta miedo, y nos dice: “mi miedo es otro, no es pulcro ni redimible, es
otro, otro, es como si la policía hubiera atravesado todas las fachadas y sus escudos
gas lacrimógeno que cegaran” (Eltit 89-90). En el fragmento citado podemos identificar
sucumbir ante la violencia detentada por los aparatos de violencia estatal, lo que la
convierte en un sujeto sometido, pues si bien nunca ha sido víctima directa de la violencia
estatal, sí es víctima directa del miedo que dichos organismos infunden. Ahora bien,
cuando la misma deja de transitar por los blocks y se recluye al espacio del cíber, el
respecto a lo mismo, que el ingreso al plano virtual “pone en peligro nuestra percepción
más elemental de «nuestro propio cuerpo»” (641); no hay duda de que la protagonista
perdió la percepción del mismo porque al digitalizarse dejó de entenderse como un sujeto
residente del espacio de bloques. Su ingreso al cíber la liberó de un miedo que seguiría
siendo real si ésta no estuviera recluida ahí dentro, para sentirlo solo bastaría con que
52
En el ciberespacio, a diferencia del plano real, la protagonista puede defenderse de
quienes le infundían temor por el hecho de que su integridad física deja de estar
expuesta. Ante este hecho, lo que la protagonista no logra dimensionar es que su cuerpo
sigue circunscrito a la realidad, ello porque dejó de entenderse como un sujeto “[preso] del
cuadrante bloque” (Eltit 77), en tanto puso su dimensión corpórea en función de su «yo
virtual». Sabemos, por lo que nos dice hacia el final de la novela, que está enferma: “No
interior y no hay crema que suavice el daño” (Eltit 163); y más adelante, sin reparar en
dicho daño irreparable, nos cuenta que al interior del cíber: “[Mueve] el cursor con
maestría” (Eltit 165), respecto a esto Zizek señala que “la progresiva inmovilidad del
cuerpo se superpone con la hiperactividad corporal: por una parte, cada vez dependo
menos de mi propio cuerpo; mi actividad corporal se reduce cada vez más a enviar
la protagonista deja de prestarle importancia a su dimensión real; este acto nos remite
inmediatamente a lo que señala Zizek: “cabe afirmar que se trata de un sujeto débil que
fantasea con una conducta más agresiva para no tener que enfrentarse con su debilidad y
logra revelarse ante la fuerza que la mantiene prisionera solo en términos simbólicos,
pues el espacio real sigue siendo el mismo y ella continua formando parte de dicho
entrega a los sujetos que acceden a él, que los tres personajes de Fuerzas Especiales
decidan hacer una réplica del mundo real en una realidad virtual. El juego que diseñan
53
para revelarse simbólicamente no es distinto al mundo real que los aprisiona, pues es un
sucumbir ante la violencia material directa, fue precisamente porque idearon tácticas para
Estoy presa del cuadrante bloque y, para sobrellevar esta condición sin salida, es
que decidí moverme como una gata mal nutrida en cautiverio. (…) Pasaré como
todos los días, al lado de la tanqueta. Pasaré como si el poderoso metal de ataque
y los pacos no estuvieran allí y sortearé los tres autos de los tiras que están
Este hecho hace que me pregunte por qué, si vivían defendiéndose, escogen en un
mundo virtual seguir con dicha dinámica, conociendo la amplitud de posibilidades. Cuando
cuestión están profundamente afectados por la violencia y que, a causa de ello, están
diseñado por los mismos fuera de ataque, porque esto nos hablaría de un cierto de nivel
de supremacía: los sujetos, en el plano virtual, tendrían las armas suficientes para hacerle
frente a la violencia. Pero no, la dinámica de defensa, en un plano virtual, los sitúa en el
mismo lugar desde el que partieron, así, la siguiente sentencia enunciada por la
entre éste y la realidad virtual que le ofrece el ciber: “Se mueven medio despavoridos los
tiras, alarmados ante la luz que los delata, (…) no entienden que todavía no estamos
preparados para matarlos, no podemos porque ellos volarían los bloques y lanzarían los
cuerpos de nosotros a unas inacabables fosas comunes abiertas en las acequias” (Eltit
80). Este fenómeno se alinea con lo que se señala en el texto Virtualidad, ciberespacio y
54
una transformación de lo real, sino más bien [como] una continuación, una extensión de lo
El hecho de que exista una transversalidad que une el mundo real con la realidad
replegado, sigue estando presente pero bajo una forma distinta, pues aparece en función
de evitar que los sujetos experimenten la posibilidad de pensar en una vida distinta. Este
pues los sujetos están de tal modo alienados al contexto en el que fueron creados que no
decanta solo en el particular de que los sujetos hayan estado expuestos a una violencia
forma en que Diamela Eltit lo trasluce a través de su escritura. A lo largo de la novela nos
encontramos con una enumeración de distintos tipos de armamentos que están en boca
de la protagonista, cortando lo que ella nos narra, sin la necesidad de que por ello la
autómatas, tal como vemos en el siguiente ejemplo: “Y tú, qué andái haciendo en la calle,
que no te dai cuenta que tenimos hambre. Había doscientas treinta bombas W71. O no te
dai cuenta que te estamos esperando pa que hagái la comida. Había mil bombas W79. O
acaso no entendís que tu mamá está enferma, tiritando, más perdida que nunca” (Eltit 27).
Es precisamente por este detalle que puedo entender que, aunque la protagonista se
sienta aparentemente libre, no lo está, no sólo porque la realidad virtual que experimenta
55
Navegamos el cubículo para probar el primer videojuego chileno. Un veloz
«Pakos Kuliaos».
Este capítulo fue realizado para dilucidar qué tipo de vida es la que nos está
liberación. Pudimos ver, a partir de la reflexión entregada, que, a fin de cuentas, el hecho
realmente liberador, ya que, por un lado, sigue circunscrita al cuadrante bloque: la zona
que construye desnudez; y por otro, existe una transversalidad entre la realidad que
experimenta fuera del cíber y lo que vive su «yo digital» dentro del espacio virtual.
superficie simbólica restringida, que no le permite sino replicar su realidad desnuda, pues
a ella, como mujer habitante de la zona de bloques, le está impedido imaginarse sino en
la escala última de una jerarquía que, a través del miedo, la obliga a mantenerse en un
estado defensivo, pero jamás ofensivo, por lo que ni siquiera en la virtualidad podrá atacar
a la fuerza que la hizo prisionera desde que los aparatos represivos estatales sitiaron y
56
VI. Conclusión.
eran solo paranoia. Al finalizar Fuerzas Especiales me invadió una sensación de alivio
que, a saber, empatizaba con el alivio que suponía sentía la protagonista al dejar de
ejercer la prostitución para entregarse a pasar sus horas cíber en el videojuego que creó
junto a sus amigos. Pero, no muy distante de aquella sensación, y después de pensar la
pregunta y una respuesta temprana. ¿Se habrá liberado la protagonista? fue la pregunta;
y la respuesta fue: no, porque el cíber -el especial cíber de la novela- está subyugado a la
punto que ni sus sueños le pertenecen. Para desambiguar esa carga emocional que me
dejó la novela es que decidí adentrarme en el campo biopolítico, que me ofreció dos
formas particulares de pensar a la protagonista: como una vida desnuda, o como una vida
en potencia.
el que habita, no solo construye sino que contribuye a que ella se aleje de su ser viviente
mientras se acerca a ser vida desnuda. Lo que más cuestiona esta declaración fatal en
reside en que dejaríamos fuera de discusión a un eje reflexivo interesante para hablar de
57
soberana de su materialidad en una dimensión real? ¿Cómo su toma de consciencia
espacio y su propio cuerpo, no logró significar su digitalización como una forma renovada
que el poder tuvo de impedir que saliera de su condición desnuda, es lo que abre la
hipótesis de esta investigación, la cual me lleva a afirmar que la potencia de vida funciona
para crear vidas desnudas; en otras palabras, lo que afirmo es que el acto de
atrincherarse en el cíber y digitalizar su cuerpo, más que una toma de consciencia que
protagonista14.
del cojo Pancho, etc; y debemos leer su estadía en el cíber como el ingreso a una celda
de aquella cárcel. Si hacemos el ejercicio de leer al espacio virtual como aquel sitio que le
encarcelada, sino que, lo que es aún más grave, podremos ver que fue ella misma quien
cuerpo enfermo: que es aquello en lo que reside y a través del cual experimenta la
creada por el espacio desnudo, que le deja imaginar a la protagonista que es libre, con el
14
Volviendo a mis afectos, entiendo porqué mi alivio se convirtió en angustia, y es que me angustiaba que la
protagonista, enérgica, nos contara de su hito en el ciberespacio, sin darse cuenta que en realidad estaba
más encerrada que antes.
58
ser viviente. No entender ello, o no tener la capacidad o posibilidad de hacerlo, es suprimir
la potencia de vida, pues esta surge, ya veíamos, en tanto el sujeto advierte que su
Contrario a ello, la protagonista, en términos de cuerpo, puso sólo a sus ojos, brazos y
manos en función del computador, mientras que su existencia real se redujo a tal punto
que se convirtió más en un muerto viviente frente a una pantalla que en un sujeto con un
59
VII. Proyecciones de investigación.
Ahora bien, más allá de conseguir haber concluido que la protagonista de Fuerzas
Especiales es mas bien una vida desnuda y que su momentánea toma de consciencia
biopolítico solo como una herramienta de análisis literario me resulta contradictorio, pues
no creo que sujetos teóricos tales como Foucault, Deleuze, Agamben y Negri, hayan
reflexionado sólo en razón de la literatura. Contrario a ello, lo que nos entregan con sus
lado, y reivindicar al margen, por otro; las Fuerzas Especiales de las que ella habla15 se
adecuarían además a las fuerzas especiales que el poder ocupa para intervenir física y
que existe entre reivindicar al margen y ser un agente creador de vidas desnudas. Pienso
particular de que esté escrita a modo de testimonio, generándose una ficción testimonial.
Según señala Beverly, “el narrador del testimonio no es el subalterno como tal, sino más
bien algo así como un “intelectual orgánico” del grupo o la clase subalterna, que habla a (y
ocasiones, en las que esta se entiende a sí misma como la portadora tanto de las
experiencia como también de la voz de quienes comparten con ella el espacio en el que
15
Carolina Rojas, señala en su entrevista realizada a Diamela Eltit, que la escritora, con las “palabras que usó
para el título, visibiliza a las Fuerzas Especiales (grupo especializado de Carabineros) que desalojan
estudiantes de los colegios en toma, la misma unidad encargada de los allanamientos en las comunidades
mapuches. Pero aclara que también alude a las fuerzas que se necesitan para resistir en una población
periférica y sus espacios habitacionales minúsculos” (Párr. 2)
60
habita: 1) “Entiendo lo que el bloque entero experimenta y calla” (Eltit 48); 2) “Soy
una esquirla de divinidad. Pero no soy yo, somos el yo bloque que habita genéticamente
neutralizada por mi ánimo, comprendo, con una sabiduría que me alarma, que tengo la
misión de representar a la parte más común de la humanidad y a la zona más repetida del
que se entiende por un testimonio, si Diamela Eltit, al crear una ficción testimonial, está
Pienso en esto porque, como ya veíamos en el primer capítulo: los blocks y el asedio
policial sobre los mismos existen en la realidad chilena, así como también los cíber como
espacio de sexo y prostitución. Vuelvo a preguntarme, entonces, ¿qué sentido tiene crear
una ficción testimonial si, en nuestra realidad actual, existen sujetos que pueden, a través
interrogante que logro realizar el traspaso de lo biopolítico del texto al mundo real, pues si
suponemos que los fines que motivaron a Diamela Eltit a escribir su ficción fueron los de
hacer visible la desnudez de las vidas que retrata, la misma, a partir de dicho trabajo
intelectual, no hace sino situar a las vidas que construye en el campo de lo desnudo, ya
61
que las poblaciones de margen de nuestro país no sólo están sumidas en una miseria
infinita que se sustenta en su exclusión política y judicial, sino que además, como
podemos ver, se les excluye por una academia que estetiza la pobreza y que está en vías
de la exclusión.
62
VIII. Bibliografía.
Agamben, Giorgio. Estado de excepción. Homo Sacer II, I. Buenos Aires: Adriana Hidalgo
editora, 2005.
---. Homo Sacer. El poder soberano y la nuda vida I. Valencia: Giulio Einaudi editore
s.p.a., 1998.
Arriagada, Camilo et al. “La vivienda social en el período de participación popular 1964-
<http://web.uchile.cl/vignette/cyberhumanitatis/CDA/texto_sub_simple2/0,1257,PRI
D%253D16159%2526SCID%253D16177%2526ISID%253D576,00.html>
Beverly, Jhon y Hugo Achúgar. La voz del otro: tertimonio, subalternidad y verdad
Butler, Judith. Cuerpos que importan: sobre los límites materiales y discursivos del “sexo”.
1991. 23-34.
63
---. “Diamela Eltit y “Fuerzas especiales”: trabajé el sujeto y la violencia policíaca”. Entr.
<http://www.cooperativa.cl/noticias/cultura/literatura/diamela-eltit-y-fuerzas-
especiales-trabaje-el-sujeto-y-la-violencia-policiaca/2013-06-26/235432.html>
---. “”Fuerzas Especiales”, nueva novela de Diamela Eltit” Entr. Carolina Rojas N.
<http://www.resonancias.org/content/read/1530/fuerzas-especiales-nueva-novela-
de-diamela-eltit-por-carolina-rojas-n/>
Foucault, Michel. Vigilar y Castigar. Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 2005.
Frei Montalva, Eduardo. Un mundo nuevo, respuesta a una carta: Eduardo Frei Montalva.
<http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.541/te.541.pdf>
Giorgi, Gabriel. Formas comunes. Animalidad, cultura, biopolítica. Buenos Aires: Eterna
Giorgi, Gabriel y Fermín Rodríguez, Comp. Ensayos sobre biopolítica. Excesos de vida.
2017. <http://letras.mysite.com/ala261012.html>
Le Breton, David. Antropología del dolor. Barcelona: Editorial Seix Barral, 1999.
Montero, Loreto. “Diamela Eltit. Desde y fuera de la jaula”. Aisthesis Nº 56, 2014. 217-220.
Morales, Leonidas. “El discurso crítico de Diamela Eltit: cuerpo y política”. La escritura de
64
Negri, Antonio. “El monstruo político. Vida desnuda y potencia”. Ensayos sobre biopolítica.
Comp. Gabriel Giorgi y Fermín Rodríguez. Buenos Aires: Paidos, 2009. 93-139.
Oliver, Felipe. “Mano de obra. El supermercado por dentro”. La Palabra Nº26, 2015. 75-
84.
Rojas, María. “El discurso del sujeto histórico en la novela El cuarto Mundo de Diamela
Zizek, Slavoj. El acoso de las fantasías. Espa Pdf, 2011. Web. 25 abr 2017.
<http://assets.espapdf.com/b/Slavoj%20Zizek/El%20acoso%20de%20las%20f
antasias%20(2577)/El%20acoso%20de%20las%20fantasias%20-
%20Slavoj%20Zizek.pdf>
65