Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Colciencias
Cra 7B Bis No.l32-20 Bogotá D.C. Colombia
ISBN: 978-958-96654-4-2
Dirección editorial
Cuéllar Editores Ltda.
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la carátula, puede ser reproducida,
almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico, mecánico,
óptico, de grabación o de fotocopia, sin penniso previo del editor.
CAPÍTULO IV
EL EMPRESARIADO COLOMBIANO: NI HÉROE NI VILLANO
Una mirada a la realidad colombiana de comienzos del nuevo milenio revela que
esta es notoriamente compleja, llena de matices y quizá paradójica, en muchas de sus facetas
política, social, económica y cultural, tal como lo atestiguan algunos ejemplos relacionados
con el empresariado.
Las negociaciones del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (TLC) entre
2004 y 2006 hicieron evidentes las contradicciones y la diversidad de intereses que hay en
el sector empresarial, revelando su heterogeneidad y el período de transición y reacomodo
por el que atraviesa frente a los cambios en la economía y la geopolítica.
Mientras tanto, las multinacionales que compiten por los yacimientos de carbón
de la costa Caribe, impacientes ante el vetusto cuello de botella del transporte, se reunían
a comienzos de 2006 en una alianza estratégica peculiar para asumir una función pública:
la construcción de un importante tramo del ferrocarril para llevar el mineral a puerto y no
·desaprovechar los precios favorables en el mercado internacional.
Entre tanto, uno de los bastiones de la empresa privada, el segundo en tamaño
entre los mayores conglomerados del país, fue vendido por su dueño en el año 2005 a una
multinacional cervecera de origen surafricano; a la vez, la segunda mayor empresa estatal
acaba de ser adquirida por una multinacional española de telecomunicaciones en una reñida
subasta pública.
Mientras ello ocurría, en los primeros meses del mismo año un sector empresarial
de la gran empresa expuso públicamente los programas y avances relacionados con su
responsabilidad social (¿qué ha hecho el sector privado en términos de su responsabilidad
88 FORTALEZAS DE COLOMBIA 11
¿Cuáles son, entonces, algunas de las características básicas del empresariado co-
lombiano, a comienzos del siglo XXI, luego de siglo y medio de presencia en la economía
y en la sociedad colombiana? Hasta hace unos años delinear dichas características era una
tarea que nadie sensato se atrevería a acometer, por tres razones fundamentales. En primer
lugar, porque discurrir sobre el empresariado y su papel en la sociedad avivaba hondas
disputas ideológicas; los prejuicios a favor y en contra conducían a respuestas absolutas y
polarizadas. No había ténnino medio: o se hacía una rendida alabanza, o se aplicaba una
29
Gutiérrez, Avella y Villar, "Más de US $256 millones se destinan a lo social", en El Tiempo, 21 de abril de 2006,
pp. 1-10; Mac Master; sobre "los emprendimientos sociales en Colombia'' (2006), véase el capítulo de Roberto Gutiérrez en
este libro.
EL EMPRESARlADO COLOMBIANO: Nl HÉROE NI VILLANO 89
furibunda condena. En segundo lugar, los supuestos·de la teoría del crecimiento económico
predominante durante la mayor parte del siglo XX no habían dejado espacio para la función _
empresarial, no mensurable, perdida entre las fuerzas impersonales del mercado y relegada
a ser un "factor residual" o, más propiamente hablando, un "coeficiente de ignorancia". 30 El
empresario es un agente de cambio económico. Y como lo ha recordado en su último libro el
nobel en economía Douglas North: «El paradigma económico -la teoría neoclásica- no
fue creado para explicar el proceso de cambio económico». 31 De acuerdo con los supuestos
de aquella, «en equilibrio y con información perfecta, la figura del empresario es invisible,
carece de relevancia» Y Una tercera razón tenía también fuerza contundente: la bibliografla
sobre el empresariado colombiano era muy escasa.
Hoy en día las condiciones económicas, políticas y culturales han cambiado y se
puede aventurar una respuesta relativamente informada al interrogante planteado. Los sesgos
ideológicos ya no tienen el peso opresor de otros años. El falso dilema de concebir al empre-
sariado como un héroe, o por el contrario, como un villano, ha cedido ante la necesidad de
examinarlo con las armas de la razón, con los instrumentos propios del trabajo académico,
y a considerarlo como un actor social con intereses, aciertos, fallas y responsabilidades. En
términos de la teoría, en el desarrollo económico el empresario puede desempeñar funciones
productivas, improductivas y destructivas. Que pueda darse cualquiera de estas alternativas
tiene que ver en buena medida con el entramado institucional, las reglas de juego y el sistema
de incentivos, recompensas y sanciones que se han conformado en una sociedad específica.
La trayectoria histórica de la interacción entre el empresariado y el Estado, en la cual se
forjan, implantan y cambian estas reglas de juego, es un factor determinante. 33
Hay que recordar que aquellos que denunciaron al empresariado como "villano" lo
hicieron con furor durante las décadas de los sesenta y setenta. Algunos de los calificativos
tuvieron resonancia: en el Cono Sur los llamaron "vendepatrias", "aliados del imperialismo",
"oligarquía plutocrática", "burguesía concupiscente y reaccionaria", "principal enemigo",
"lumpemburguesía", "explotador", "punta de lanza de la reacción", "beneficiario del sub-
desarrollo y el atraso" y "enemigo de la nación". En el fragor de los movimientos políticos,
sindicales _y universitarios de aquellos largos años de la guerra Fría, estos apelativos se
proferían con ira e intenso dolor, en un período que en Colombia coincidió con el Frente
Nacional (1958-1974). Cierta dosis de fe (a pesar de que quienes hacían estas denuncias
se autodefinían como no confesionales), y un buen grado de conciencia de clase, eran sufi-
cientes para "caracterizar" no sólo al empresariado sino también a la sociedad colombiana
en conjunto. En esas circunstancias resultaba superfluo embarcarse en su estudio, pues la
militancia política de cada quién lo dotaba de un diagnóstico tan absoluto como mal infor-
mado. Aunque ya en trance de desaparición, esta cómoda posición deja oír todavía ecos
melancólicos en algunos medios universitarios.
30
A esta irónica forma de referirse al catch-al! residual factor hacía alusión Peter Kilby en 1971 en su introducción
a una excelente colección de trabajos sobre entrepreneurshíp y desarrollo económico (Kílby, 1971 :2).
31
North, 2005:vii.
12
Torres, 2003:5.
33 Este es un planteamiento de Baumol (1993) que explora creativamente un investigador español en historia
Desde la orilla opuesta, algunos hablaban del empresariado.como "el héroe" del
desarrollo económico y supuesto motor del mismo; otros alimentaban su apología con la lista
de sus denodados "sacrificios"; aludían a las empresas y a sus dueños como desinteresados
apóstoles de la economía y la sociedad; ensalzaban al empresariado como sujeto de la
incomprensión de la opinión pública, y víctima del poder del Estado. Defendían a ultranza
la propiedad privada (en cuyos dominios no cabía todavía el término hoy en boga de
"responsabilidad social empresarial") y ensalzaban las virtudes de la iniciativa individual y la
libre empresa, cuyas repercusiones en la esfera de lo público no se mencionaban. Igualmente,
se omitía el asunto álgido de la rendición de cuentas a grupos de interés (stakeholders)
diferentes de los empresarios mismos. Como aglutinador de los defensores a ultranza del
empresariado estaba el fantasma del comunismo y la revolución. Algo de esto se percibe
todavía en publicaciones conmemorativas del empresariado, en el lenguaje de tecnócratas
económicos que ensalzan las leyes del mercado, y en las ligerezas de algunos medios de
difusión empresarial.
Por otra parte, nuevas corrientes teóricas dentro de la economía sacaron al
empresariado del olvido, gracias a las teorías económicas de la empresa y el empresario,
ofreciendo caminos alternativos a la ortodoxia de los modelos del análisis neoclásico. Esas
teorías destacan el papel de las instituciones y las reglas de juego34 y de los individuos
articulados en redes sociales; 35 son teorías que llaman la atención sobre la eficiencia de
la "mano visible" del empresariado36 frente a las limitaciones de la mano invisible del
mercado; simultáneamente, ponen en duda los supuestos sacrosantos de la simetría de la
información,37 la competencia perfecta, el equilibrio y el análisis estático,38 y destacan la
variedad de funciones -productivas, improductivas y destructivas- que el empresario
puede jugar en el desarrollo económico.39 Permiten, además, estudiar el papel innovador
(y su "destrucción creativa"),40 el manejo de la incertidumbre y el riesgo, propios del
empresario.41 Esto significa que no solo se han resucitado las ideas de economistas de
comienzos del siglo XX (Schumpetet2 y Knight,43 principalmente), sino que también se
nutren de economistas contemporáneos como North,44 Baumol45 y Nelson & Winter. 46
El otorgamiento del premio Nobel de economía en 1993 a dos historiadores económicos
(Douglas North y Robert Fogel), significó que el análisis histórico obtuvo un lugar en el
estudio del crecimiento económico.47 Y se complementa con aportes clásicos de las ciencias
34 North, 1991.
35
Granovetter, 1991.
36 Chandler, 1917.
37
Casson, 1982,2000.
38
Casson, 1982, 2000; Nelson y Winter, 1982.
39
Baumol, s.f.
4IJ Schumpeter, 1978.
41
Knight, 1921.
42 Schumpeter, 1978, 1934.
43
Knight, 1921.
-« North, 1990.
45
Baumol, 1993.
46
Nelson & Winter,l982.
47
"History by numbers", The Economist, October 16th, 1993, p. 71.
EL EMPRESARIADO COLOMBIANO: NI HÉROE NI VILLANO 91
sociales, como los de Weber, 48 Sombart49 y Veblen, 50 que habían quedado oscurecidos y hoy
nuevamente adquieren vigencia. Estos tienef!. que ver con aspectos sociológicos, culturales
y psicológicos del empresariado, dentro de los cuales el ethos y la cultura empresarial
actualmente cobran especial importancia. 5 1
Los aportes de estas disciplinas académicas han reforzado los estudios empresariales,
en especial aquellos de la historia empresarial, una subdisciplina de la historia económica y
social que tiene como objeto de estudio la evolución histórica del empresariado y su papel en
el proceso de desarrollo económico. Cuenta con una larga trayectoria en los Estados Unidos
desde los años treinta52 y en Gran Bretaña a partir de los años sesenta.53 Las investigaciones en
historia empresarial giran alrededor de los procesos económicos y sociales relacionados con
los orígenes, funciones, estructura, estrategias, trayectoria y desempeño del empresariado.
En la historia empresarial se distinguen diferentes unidades de análisis, a saber: empresas
específicas (privadas, estatales y mixtas) en diversos sectores de la economía, empresarios
(individuos) en variados ámbitos (industria manufacturera, comercio, sector agrícola,
finanzas, minería, etc.), familias empresariales, grupos económicos, asociaciones de
empresarios e instituciones para la educación de empresarios y de sus cuadros directivos.
En contraste con Estados Unidos y Gran Bretaña, la historia empresarial es reciente
en España y América Latina. En el caso español, desde mediados de la década de los ochenta
dicha historia se desarrolló en forma acelerada, mostrando avances notables. 54 En el caso
de América Latina, en la última década del siglo XX la historia empresarial mostró mayor
avance que el precario de los decenios previos. Hoy día está más desarrollada en México,
Brasil y Argentina --en ese orden- que en los países andinos, en donde Colombia ocupa
un primer lugar en el campo. 55 En este país en los últimos quince años la historiografia
empresarial ha tenido un mayor crecimiento comparado con sus comienzos en los años
setenta y ochenta.
Esta parece ser una paradoja más de la compleja situación colombiana: justamente
en los años de profundización de la violencia guerrillera, el paramilitarismo y las relaciones
de los dos con el narcotráfico, en el mundo académico la intolerancia de otras décadas cede
espacios al estudio y la investigación en un campo como el empresarial, especialmente
sensible. Pero los cambios en el plano académico no responden a estas circunstancias
locales solamente, sino a profundas transformaciones en el modelo de desarrollo en América
48 Weber, 1930.
49 Sombart, 1912, 1972.
50
Veblen, 1904, 1965.
51
Erro y Caspistegui, 2003.
52 Hausman, 2003; Chandler, 2003.
56
Ceruttí, 2004:12.
57
El proyecto, tendiente a la preparación de un texto básico sobre la historia empresarial de Colombia, fue organizado
por la Universidad de los Andes (Grupo de investigación "Historia y empresariado", localizado en la Facultad de Administración,
coordinado por Carlos Dávila). Contó con el apoyo académico de la Universidad de Alcalá y la Fundación Empresa Pública
(Madrid) (Pablo Martín-Aceña y Francisco Comín Comín) y el soporte financiero de las Cátedras Iberoamericanas del Banco
Santander (Espaila), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepa!) y la Facultad de Administración de la
Universidad de los Andes. El libro correspondiente (Dávila, 2003b) se publicó en mayo de 2003.
58 Dávila, 2003b.
9
$ Dávila, 2004:29.
60
Esta bibliografia está disponible en Dávila, 1999, 2003b, y en la página en intemet http://administracion.uniandes.
edu.co/empresariado
61
Molina, 2000:42.
EL EMPRESARIADO COLOMBIANO: NI HÉROE NI VILLANO 93
62
Pizano, 2003: Gráfico 33.5, p. 1342.
63
Ospina Pérez, 1958.
64 Gómez Jaramillo, 1982; citado en Pizano, 2003:1332.
65
El principal estudio histórico sobre el cate continúa siendo, luego de veinticinco años de su publicación, el libro
de Palacios ( 1979). Un balance del aporte del sector cafetero a la economía colombiana, se encuentra en Pizano (2003) y Silva
(2005). Para una mirada positiva sobre el aporte del sector cafetero al desarrollo de la democracia en el pa!s, en particular a la
distribución del ingreso, son representativos los discursos de dos ex presidentes liberales, Alfonso López Michelsen y César
Gaviria Trujillo, en la conmemoración del septuagésimo aniversario de la fundación de la Federación a mediados de 1997.
66
North, 1997; Bates, 1997; Olson, 1997.
67 Sobre la Flota Mercante Grancolombia.na véase el libro coordinado por Martínez, 1989.
94 FORTALEZAS DE COLOMBIA II
Banco Cafetero, establecido en 1954) y los seguros (Compañía Agrícola de Seguros, que
data ~e 1952). .
La importancia de la economía cafetera en el desarrollo económico y empresarial
colombiano es clara. Sin embargo, no hay que olvidar que fuera de los empresarios cafeteros,
grandes y pequeños, del novedoso esquema institucional y de los instrumentos para el
manejo del sector, creados alrededor de la Federación de Cafeteros (fundada en 1927),
desde mediados del siglo XIX se habían desarrollado otros sectores empresariales previos
al café. En el caso específico y ampliamente estudiado de Antioquia, la tesis que atribuía al
grano un papel excepcional en el despegue económico y en la industrialización pionera de
esa región cedió ante los documentados estudios de mediados de los años setenta sobre la
importancia de la minería y el comercio en su vida económica desde fines de la Colonia, y
sobre la historia económica, social y política del café.
Fue así como una vez se destacó la importancia de los antioqueños por el "mucho
· oroH del que disponían desde los comienzos de la Independencia y que los hizo influyentes
en el resto del país,68 en la década de los setenta se avanzó en el conocimiento de la economía
minera y su interrelación con otros sectores de la economía antioqueña. 69 Con esto quedó
claro que en vez de un proceso que se suponía iniciado en la década de 1880 con el café, el
crecimiento económico antioqueño obedecía a una dinámica económica previa.
Los orígenes del empresariado antioqueño fueron anteriores al café: mientras
que 1760 es una fecha factible para <<fijar el comienzo del surgimiento de los mercaderes
antioqueños... apenas en la década de 1820 se pueden empezar a establecer vínculos
familiares ininterrumpidos entre los comerciantes de Medellín, de importancia muy reciente,
y los empresarios de principios del siglo XX>>. 70 Se concluyó que el café aceleró notoriamente
los procesos iniciados por la minería, dando un impulso definitivo pero no inicial a la
industrialización local y autóctona de comienzos del siglo XX en Medellín..
Este impulso se concretó en la expansión del mercado de bienes de consumo «no
solo entre los propios cultivadores, sino en toda la infraestructura que se creó y otros
centros más pequeños en la última década del siglo XIX para la exportación y elaboración
del grano» (Brew, 1977:295). El modelo fue de una interacción dinámica intersectorial
entre la minería y el comercio, la colonización, la banca familiar, la exportación de café
y la industrialización. A lo largo del siglo XIX se habían dado los prerrequisitos para la
industria: capital, tecnología y experiencias empresariales.
68
Safford, 1965.
69 López, 1970; Brew, 1974, 1977; Twinam, 1976.
70
Brew, 1977:35, nota de pie de página No. 1).
EL EMPRESARIADO COLOMBIANO: NI HÉROE NI VILLANO 95
71 Los principales estudios de la década de los sesenta son los de tres estadounidenses: el economista Everett Hagen
(1963), el historiador Frank Safford {1965) y el economista Paul Me Greevey (1969); estuvieron precedidos por un estudio de
1950 de un geógrafo de la misma nacionalidad (James Parsons, 1950). Entre los colombianos están los trabajos del sociólogo
Luís H. Fajardo (1966) y el economista Álvaro López Toro (1970), antecedidos por el clásico de Ospina Vásquez (1955). Un
primer balance del estado de las investigaciones sobre Antioquia lo hizo el historiador Jaime Jaramillo a fines de la década de
los setenta, dentro de un evento organizado por la Fundación Antioqueña para los Estudios Sociales en 1979 (FAES, 1982).
72 Fuera de los libros de Brew ( 1977) y de Twinam (1982), debe mencionarse la tesis doctoral del historiador canadiense
Keith Christie (1974), y los libro del sociólogo estadounidense John Walton (1977), los sociólogos colombianos Alfredo Ocampo
(1978), Fernando Botero (1984) y Alberto Mayor (1984). En el reciente balance historiográfico sobre empresas y empresarios
de Antioquia (Álvarez, 2004) esta lista de autores se complementa con las de décadas previas y posteriores a la de los setenta.
73
Safford, 1969:111.
74
Dávila, 2003b.
96 FORTALEZAS DE COLOMBIA II
y el Valle del Cauca, principalmente; en menor grado, Santander, Bogotá y Viejo Caldas.
Paralelamente, numerosos trabajos se han centrado en el empresariado de la costa Caribe,
desmoronando otras leyendas sobre la supuesta poca disposición al trabajo productivo de
sus habitantes y mostrando el vigor de la actividad empresarial a partir de 1880, que no se
restringió a la dinámica comercial alrededor de sus tres puertos marítimos sino que cubrió
la industria manufacturera (con experiencias pioneras en ingenios azucareros en el interior
de la costa, metalmecánica y de cemento en Barranquilla, y petroquímica en Cartagena), la
ganadería y los servicios de transporte fluvial, férreo y aéreo. Vale la pena anotar que sobre
esta importante región del país sólo había un par de trabajos hasta 1982; entre ese año y
2002 aparecieron-treinta y tres investigaciones sobre la historia empresarial costeña. 75
Gracias a lo anterior, hoy en día es claro que una de las características del empre-
sariado colombiano desde sus inicios es su marcada base e identidad regional. Colombia
es un "país de regiones", marcado por una diversidad geográfica, biofísica, topográfica y
climática, ~~una tierra fragmentada", como se le ha caracterizado acertadamente en un libro
reciente,76 desintegrada físicamente aun a comienzos del siglo XXI. El desarrollo histórico
colombiano «revela no sólo los orígenes históricos de los marcados rasgos regionales»
sino también su «estrecha vinculación y dependencia externa». 71 La regionalización del
país evolucionó sobre la base del desarrollo agroexportador (tabaco, añil, quina, cueros,
cacao, café) y de productos minerales (el oro fue el principal producto de exportación hasta
mediados del siglo XIX, cuando el tabaco adquirió importancia).
Se trata de regiones con diferentes recursos naturales y estructura económica, con
niveles de desarrollo distintos, que a lo largo de la historia han ofrecido oportunidades
diferenciales a las que han respondido los empresarios locales y regionales, en donde la
estructura social en la cual aquellos están articulados tiene especificidades de manera que
no es uniforme el papel que han jugado dentro de las elites locales y regionales; 78 en estas
confluyen intereses familiares, locales y regionales. Desde la Colonia puede hablarse de una
mentalidad regional; 79 las regiones tienen características culturales propias --en especial
valores culturales respecto a la igualdad y la desigualdad y las jerarquías- que tienen que
ver con la geografía, las oportunidades económicas y la estructura social de cada región. 80
Para referirse al empresariado colombiano ya no basta con mencionar los casos
de los renombrados empresarios antioqueños tales como las familias Montoya Zapata, 8 t
Amador Uríbe, Restrepo Escobar, 82 Uribe Restrepo, en el siglo XIX, y Ospina Vásquez,
15
Meisel, 2004:147-148.
76
Safford y Palacios, 2002.
77 Jiménezy Sideri, 1985:315-316.
18 Ogliastri y Dávila, 1987.
7
~ Soulodre-La France, 2004:29.
80
Urrea et al., 2000; Safford, 2002.
81
Malina, 2003.
82
Restrepo, 1902.
EL EMPRESARIADO COLOMBIANO: NI HÉROE NI VILLANO 97
Echavarría Misas, Echavarría Olózaga, Ángel Escobar, Posada Tobón, Restrepo Callejas,
Restrepo Jaramillo, 83 Mora Carrasquilla o Saldarriaga del Valle, en el siglo XX. De paso,
hay que mencionar el registro de sus nombres contenido en la selección de cíen empresarios
del siglo XX en Antioquia, hecha recientemente por la Cámara de Comercio de Medellín:
«Son cien empresarios, son historías de vida, que representan el espíritu emprendedor que
renace hoy en cada nuevo empresario y que también celebramos». 84
Inevitablemente hay que incluir otras regiones, además de Antioquia. Así por
ejemplo, al referirse a Bogotá y su industrialización no podrá omitirse a Leo Kopp con
su cervecería Bavaria,85 o a la familia Samper Brush en la energía eléctrica y la primera
fábrica de cemento, 86 o cincuenta años después a Chaíd Neme en la cadena productiva
de autopartesY El desarrollo urbano de la capital no podrá entenderse sin la actividad de
empresarios de la construcción como los Ospina Pérez, 88 Fernando Mazuera Villegas,S9
José Gómez Pinzón, Luis Carlos Sarmiento Angulo90 y Pedro Gómez Barrero; 91 ni la
comercialización de productos alimenticios se comprendería sin hacer referencia a José
Carulla y sus descendientes. 92 Y sería equivocado olvidarse de que el hombre más rico del
país en las dos primeras décadas del siglo XX -Pepe Sierra, el "campesino millonario",
oriundo de Antioquia-, se asentó por más de treinta años de su vida en Bogotá, en donde
se convirtió en propietario de grandes haciendas de la Sabana, prestamista del Gobierno
nacional, principal rematador de las rentas de aguardiente y socio en varios negocios de
otros ricos negociantes como Alejandro Ángel, Nemesio Camacho y Félix Salazar. 93
En el desarrollo empresarial del Valle del Cauca hay que hacer mención no sólo
de los pioneros de los ingenios azucareros como Santiago Eder94 y Hernando Caicedo
Caicedo 95 y sus descendientes a lo largo del siglo XX, sino también, en el caso de la
83
Álvarez, 1999.
84
Cámara de Comercio de Medelln para Antioquia, 2004.
85
Ogliastri, 1990.
86
Dávila, 1986; Sanz de Santamaría, 1982.
87
Neme, 1993.
88
Ramírez, 1984; Ospinas & Cía., 1995.
89
Mazuera, 1971.
90
Correa, 1980.
91 "El constructor visionario", en Dinero, No. 214, edición especial (Historia empresarial de Colombia, 150 años),
septiembre 17 de 2004, p. 218; "1972-1991, una idea: construir", en Dinero, No. 99, 17 de dícembre de 1999, pp. 156-157.
91
Molina, 2005.
93 Jaramillo, 1947; Dávila, 1986; Molina, 1998; Álvarez, 2003.
94
Eder, 1959; Dávila, 1986.
95
Rojas, 1983; Dávila, 1986; Ramos, 1990.
98 FORTALEZAS DE COLOMBIA JI
106
Meisel y Vitoria, 2003.
107 Posada, 1998.
108
Solano, 1993.
109
García, 1994.
110 Posada, 1989; Fischer, 2003.
111 Viloria, 2002.
112 Camacho, 1973.
m Viloria, 2002.
114
Carriker, 2002.
100 FORTALEZAS DE COLOMBIA li
Sobre otras regiones del país que también habían pasado inadvertidas por el protago-
nismo excesivo dado al empresariado antioqueño, hay igualmente experiencias valiosas del
empresariado que se afincó en zonas como Santander, el Viejo Caldas y el Tolima Grande.
Así por ejemplo, además de los audaces comerciantes de importación y exportación que
movían sus mercancías hacia, y desde, el nororiente del país (Santander), dentro de ellos un
activo y exitoso grupo de alemanes, 117 a finales del siglo XIX hubo destacados empresarios
agrícolas en la quina y el café, luego en la urbanización de Bucaramanga, como los Puyana118
y los Reyes González, cuyas ejecutorias sobrepasaron las fronteras de Santander. 119 Por otra
parte, como en otras ciudades de tamaño intermedio del país, en Bucaramanga tuvo lugar
a mediados del siglo XX un proceso de industrialización dentro del modelo proteccionista
y de sustitución de importaciones, liderado por un grupo de destacados empresarios como
Pedro María Buitrago, Alfonso Silva y Gustavo Liévano. 120
115Bucheli, 2005a.
116
Buchelí, 2005b.
111
Guerrero y Avellaneda, 2003.
118
Arenas, 1982.
119
Johnson, 1984.
120
Dávila y Ogliastri, 1972; Ogliastri, 1973.
121
Clavijo, 1993:105.
122
Bejarano y Pulido, 1982.
123
El libro de fin de siglo de Medardo Rivas (1885) trae una valiosa lista de empresarios de la bonzana tabacalera
(1850-1875) que tuvo como uno de sus principales ejes al puerto de Ambalema (Rivas, 1885, 1946).
124
Dávila, 1986.
125
Clavijo, 1993:105-153.
EL EMPRESAIUADO COLOMBIANO: NI HÉROE NI VILLANO , 101
fue desmontado en 1961. 126 A mediados del siglo XX los empresarios arroceros locales
jalonaron e] desarrollo de esta rica región agropecuaria, cuyo potencial y cercanía a Bogotá
volvió a atraer a empresarios vallecaucanos socios de la Compañía Agropecuaria e Indus-
trial Pajonales a comienzos de la década de 1980. 127 Los incentivos tributarios derivados
de los planes de reconstrucción por el desastre de Armero en 1986 se convirtieron en un
motor importante de desarrollo agroindustrial (arroz y algodón) canalizado a través de la
expansión de los negocios del capital vallecaucano (Corporación Financiera del Valle) y de
empresarios algodoneros locales que expandieron plantas textiles, establecidas a principios
de los años setenta. 128
Empresariado del Gran Caldas: raíces antioqueñas con identidad regional propia
En el Gran Caldas, región que sí fue fruto de la pujanza colonizadora antioqueña, 129
el accionar en los negocios de tierra de los descendientes de los "fundadores" (no solo de
Manizales, sino de Pereira y Armenia) cubrió también grandes haciendas y renombradas
ferias ganaderas en Pereira desde finales de la década de 1890. Hasta hace muy poco eran
desconocidas más allá de los límites de la región, figuras como la del millonario Lorenzo
Jaramillo -financiador de muchos terratenientes para abrir haciendas en Manizales,
Risaralda y Quindío; por ejemplo, a los hermanos Marulanda en Pereira-. Sólo en
remembranzas locales propias de la literatura "greco-caldense" se había reconocido a ricos
arrieros como Justiniano Londoño Mejía o a los hermanos Estrada Botero, descubiertos hace
pocos años como verdaderos "empresarios de la arriería" por la historiografía empresarial
caldense. 130
Muchos de estos hombres de negocios se vincularon luego a la explotación
empresarial del café, a raíz del alza de precios de 1887, en haciendas cafeteras en las que
invirtieron sus ganancias hechas en el comercio, el cultivo de la caña, la ganadería, la
arriería o los remates de licores, 131 como Pedro José Mejía Jaramillo o Carlos Pinzón. Estos
acaudalados cafeteros de la última década del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX
ejemplíficaron el cultivo y comercialización del grano como actividad empresarial que
cubría una serie de actividades (despulpadoras, trilladoras, comercialización nacional e
internacional del café). En la crisis económica de 1920 grandes firmas exportadoras quedaron
1
26
Leiva, 2005:111-114.
m Ramos, 2000:309-318.
128 Beltrán, 1990.
129
Hasta hace un par de años, en la bibliografia sobre el Gran Caldas se había ignorado la colonización de tierras altas
situadas en la cordillera Central (alrededores del Páramo de Letras), desde el norte del departamento del Valle del Cauca hasta
el departamento de Caldas, pasando por los departamentos del Tolima, Quindío y Risaralda, por parte de campesinos pobres del
altiplano cundiboyacense. Esta migración la había mencionado Parsons (1950; 1974:136, citado por Tobasura, 2003:1 0), pero
solo vino a estudiarse recientemente (Tobasura, 2003), En Caldas los descendientes de estos colonizadores éon condiciones
socioculturales diferentes a las de Jos antioqueños, se encuentran hoy en día «ubicados principalmente en los municipios de
Manizales, Villamaría, Neira, Aranzazu, Salamina y Marulanda ,.. En Manizales, el barrio Linares está habitado en su mayoría
por boyacenses>l (Tobasura, 2003:11 ).
130 Valencia, 2003: 91-92.
131 Valencia, 2003: 99.
102 FORTALEZAS DE COLOMBIA II
subordinadas al capital estadounidense, como sucedió con Pinzón y Huth, exportadora del
millonario Pinzón.
En Manizales, centro de los negocios del café, surgieron grandes casas comerciales
mayoristas de importación de artículos manufacturados que en 1913 se organizaron en la
Cámara de Comercio. La creación del departamento de Caldas significó que la región dejaba
de ser el sur deAntioquia; a-su cabeza tenía una poderosa elite que dirigió la vida económica,
política y social de esta zona que hacia 1920 inició una industrialización incipiente en
Manizales. 132 Esta ciudad a mediados de siglo experimentaría una nueva etapa industrial,
conjuntamente con la cercana Pereira, cuya estructura social más abierta propiciaría una elite
diferente a la de los "fundadores" de la capital del Viejo Caldas (Rodríguez, 1982). Una y
otra fueron el centro de estudios académicos de hace tres décadas -todos ellos escritos en
universidades extranjeras, uno de autoría de un estadounidense, dos de colombianos- que
bien vale la pena rescatar. 133
En fin: estos empresarios caldenses, de hondas raíces "paisas" (antioqueñas), desde
los primeros decenios del siglo pasado conformaban ya un grupo con su propia identidad
regional, diferente de quienes por la misma época mostraron en Antioquia 134 una particular
disposición a la asociación de capitales, habiendo sido semilla -según el trabajo de un
historiador paisa (Áivarez, 2003)- de uno de los cuatro principales grupos económicos
contemporáneos del país, el Grupo Empresarial Antioqueño, coloquialmente conocido como
"Sindicato Antioqueño".
Hasta el momento se ha enfatizado que el empresariado de este país tuvo sus orígenes
hacia mediados del siglo XIX y que -desde entonces- estos se pueden identificar en varias
regiones del país. En otras palabras, la limitada actividad económica de Colombia durante
gran parte del siglo XIX no se circunscribió a una sola región de la geografía nacional; no
todas la tuvieron en el mismo nivel. Sin ser el único, el empresariado antioqueño gozó de
una mayor posibilidad de acumulación que el de otras áreas geográficas, dado el papel que
jugó la minería de oro en la vida antioqueña. Esta tuvo un doble carácter como medio de
cambio y de producto exportable, desató una dinámica económica y -además- resultó
ser la principal escuela práctica del empresariado, seguida por el comercio y la arriería, que
enseñó las "virtudes burguesas" 135 y un ethos parecido al calvinista 136 en una región que
-sin embargo- ha sido profundamente católica. 137
m Valencia, 2003:99-106.
133 Son, en orden de publicación: Drake, 1970; Ocampo, 1970; Rodríguez, 1976.
114 Patiño, 1998.
135
Sombart, 1912.
m Weber, 1930, 1978.
137
Fajardo, 1966; Londoño, 2004.
EL EMPRESARIADO COLOMBIANO: NI HÉROE NI VILLANO 103
Las páginas previas han girado alrededor del sello regional del empresariado
colombia~o. Pero, ¿qué otras características distinguen al empresariado colombiano en sus
ciento cincuenta años de historia? Más adelante se esbozan algunas de ellas. 138
Alta diversificación de inversiones: "No tener todos los huevos en la misma canasta"
138 Molina (2000) ha elaborado un valioso trabajo de periodización y síntesis del desarrollo empresarial colombiano
141
Sobre la crisis de 1998-2001 y su efecto en Jos grandes grupos económicos, véanse Nieto (2003) y Silva
(2004).
142
Ramírez, 2004.
143
Véanse por ejemplo, los casos de los hermanos Samper y de la familia López en Bogotá en el período 1880-1930
(Dávila, 1986), así como los de Mainero Trueco en Cartagena y el potentado Coriolano Amador en Antioquia (Molina, 1998)
en el mismo periodo. También son ilustrativas las núevc historias de empresarios y las siete de elites empresariales regionales
incluidas en Dávila (2003b); solamente una de estas últimas (la de un destacado comerciante de importación en Bogotá en la
segunda mitad del siglo XIX, Francisco Vargas) va contra este patrón de conducta empresarial (Safford, 2003).
144
Fajardo, 2004:72.
145
Legrand, 1988.
146
Fajardo, 2004:78.
147
Fajardo, 2004:68-84.
EL EMPRESARIADO COLOMBIANO: NI HÉROE NI VILLANO 105
148
Rodríguez, Dávila, Romero, 1992:1-5.
149 Meisel y Viloria, 2003.
106 FORTALEZAS DE COLOMBfA ll
ramericano»; 156 décadas atrás otro infom1e oficial del Parlamento británico había señalado
que «no hay nada en los recursos comerciales e industriales de Colombia que tiente alas
capitalistas o estimule a los inmigrantes». 157 Los pocos centenares que se aventuraron en la
compleja geografía y topografía colombianas y se enfrentaron a sus malsanas condiciones
climáticas en el siglo XIX y primeras década del siglo XX 158 (<<a mediados de siglo [XIX]
había menos de 850 europeos y norteamericanos»), 159 no pueden compararse con los mi-
llones de europeos que poblaron Argentina y Brasil entre 1870 y 1940. Lo que vale la pena
resaltar es que a pesar de su reducido número, quienes desembarcaron en Colombia tuvieron
un papel destacado en la naciente actividad empresarial posterior a la Independencia. 160
Esto no significa que hubiera grandes flujos de capital e inversión extranjera, escasos
en la economía colombiana hasta la reciente "apertura" de la economía. Quienes emigraron
al país de El Dorado, aportaron principalmente conocimientos y destrezas técnicas, organi-
zativas, capital, contactos y conocimiento del comercio internacional y el mundo financiero,
además de una visión del mundo industrializado.
Se asentaron principalmente en los puertos del Caribe (Cartagena y Santa Marta),
Bogotá, Santander y Antioquia. 161 En Cartagena desde la Colonia se establecieron comer-
ciantes españoles; en 1795 se creó allí el Consulado de Comercio. 162 En la década de 1820
llegaron a Antioquia ingenieros y técnicos ingleses, así como mineros rasos, 163 y en los
intentos fabriles en Bogotá y sus alrededores entre 1820 y 1870, los extranjeros tuvieron un
papel importante («ninguna de ellas estuvo libre de la participación extranjera>>). 164
A partir de 1870, y en mayor número, lo hicieron a la naciente Barranquilla (prin-
cipalmente alemanes, británicos, italianos y sefarditas procedentes de Curazao), 165 y en la
última década de ese siglo los sirio-libaneses (conocidos en Colombia como "turcos") en-
traron a la Costa Caribe. 166 Un reducido pero influyente núcleo de comerciantes alemanes se
asentó en Santander a mediados del siglo XIX; 167 de igual manera, otro núcleo de japoneses
16
s Uníted Kingdom, Department of Overseas Trade ( 1930:1 5).
1
~' United Kingdom, Accounts and Papers (1871 :215).
158
Rodríguez y Restrepo, 1982.
159
Safford, 1969:92.
l6<1 Los extranjeros enfrentaron también fracasos durante el siglo XIX, debido principalmente a excesivo optimismo
sobre las condiciones del país, analizados hace casi cuatro décadas por Safford (1969). El caso de un sonado y continuado
fracaso de la primera mitad del siglo XX, el complejo industrial de San José de Suaita, en Santander -alianza de extranjeros
y colombianos-, ha sido estudiado recientemente (Raymond, 2003).
161
García, 2003:103.
162
Restrepo y Rodríguez, 1986.
163 Para comenzar trabajos en la Colombian Mining Association, en 1825 llegaron 190 mineros, naturales de Com-
walles, un ingeniero y el director de la mina (Restrepo, 1952: 128), a explotar las minas de Marmato, Supía y Riosucio (local-
izadas en el actual departamento de Caldas). Estas habían sido entregadas en arrendamiento por 25 años a la Goldsclunidt, una
casa bancaria de Londres, como contraprestación a los préstamos adquiridos por el Gobierno de la recién creada república. En
Antíoquia, los ingleses en 1843 representaban la mitad de los 51 extranjeros llegados a la región, una tercera parte de los 62
registrados en 185 I y un décimo de los 117 que había en 1884; llegaron a 50 de los 349 foráneos existentes en 1918 y a 103
de los 737 que había en 1928 (García, 2003:148): Un estudio publicado en2005 examina la colonia europea más grande de
Colombia en el siglo XIX, surgida alrededor de las minas en cuestión, durante el período 1825- i 930. Se trató, en total, de siete
compañías inglesas, y 286 inmigrantes (224 de los cuales eran de nacionalidad inglesa) (Gartncr, 2005).
lt» Safford, 1969:103.
165
Rodríguez y Restrepo, 1982.
IM• Viloria, 2004.
167
Rodríguez, 1968.
108 FORTALEZAS DE COLOMBIA II
se afincó en el Valle del Cauca al finalizar la década de 1920, se dedicaron a las labores
agrícolas y posterionnente se diversificaron a la industria. 16 ~ A Bogotá y otras ciudades del
país llegaron en las décadas de 1920 a 1940 inmigrantes judíos principalmente de Europa
del Este; ellos y sus descendientes han sido promineútes en la industria, los servicios y las
finanzas.
Esta reducida inmigración a Colombia no se hizo de poderosos inversionistas priva-
dos, ni de representantes de consorcios internacionales o de grandes nóminas de ejecutivos
de multinacionales; tampoco de oleadas de proletarios en busca de trabajo. Fueron, por el
contrario, ingenieros y técnicos de minería, artesanos, comerciantes, aventureros, repre-
sentantes y empleados de casas comerciales y capitanes de barco. En general, provenían
de estratos socioeconómicos medios; 169 generalmente se incorporaron a la sociedad local
y gozaron de aprecio y aceptación; en muchos casos se casaron con mujeres distinguidas,
logrando influencia social y cultural, reflejada en cambios en las costumbres y vida social
de la elite (mediante la difusión de algunos deportes y su vinculación a la fonnación de
clubes sociales ). 170
A los nombres de empresarios extranjeros mencionados previamente, es ilustrativo
añadir otros como el ingeniero de minas inglés Tyrell Moore, llegado a Antioquia en 1829,
en donde murió en 1881, llegando a ser uno de los "extranjeros beneméritos" que además
de introducir desde su llegada avances tecnológicos en la minería, sector en el cual durante
sesenta años tuvo un papel destacado como empresario, incursionó en proyectos de coloni-
zación. m Otro inglés, William Wills, en las décadas de 1830 y 1840, estableció el primer
trapiche azucarero hidráulico cerca de Honda, promovió la exportación de tabaco y difundió
activamente las ideas del libre comercio, la banca y las comunicaciones. 172 En la constmcción
de líneas férreas, llena de vicisitudes y que fue en parte una «historia de pleitos>>, 173 el más
renombrado empresario fue el ingeniero e inversionista cubano-americano Francisco Cis-
neros en las tres últimas décadas del siglo XIX, activo también en la navegación a vapor. 174
En el cable aéreo entre Manizales y Mariquita (1912-1922) el papel del ingeniero inglés
James F. Lindsay dejó una marca imborrable; 175 en Santander, familias descendientes de
comerciantes europeos de diversas nacionalidades (alemanes, daneses, franceses, ingleses,
italianos) como Clausen, Hakspiel, Harker, Hederich, Ogliastri, Volkman, von Lenguerke,
dejaron también un sello en los negocios y en la elite local. 176 En el caso de Barranquilla, los
extranjeros sobresalieron no solo en el comercio de exportación e importación, sino también
en la navegación fluvial y marítima, el ferrocarril, los astilleros, los seguros, las finanzas y
los inicios de la industrialización (textiles, fósforos, bebidas, alimentos, cigarros), los seguros
y las finanzas. Aunque «eso no significa de manera alguna que los colombianos ocuparan
168
Asociación Colombo-Japonesa. 1986.
11'9 Rodríguez y Restrepo (1982, 1987:36).
17
Q Rodríguez y Restrepo (1982, 1987:35-36); Koppel (1942:103; 106-111 ); Dupcrly (1977: 157, 159).
171
García, 2003.
172 Deas, 1996.
173
Ortega, 1920.
174
Horna, 1992.
175
Pérez, 2003.
176
Harker, 1992; Gavassa, 1986.
EL EMPRESAR1ADO COLOMBIANO: NI HÉROE NI VILLANO 109
177
Rodríguez y Restrepo, 1982; 1987:33.
178
Guberek, 1982, 1987a, 1987b.
179
Clavijo, 1993:156.
1
'° Colli & Rose, 2003:348.
1' 1 Chandler, 1980, 1990. En vez de sobreestimar la generalidad del modelo chandleriano que refleja la historia del
capitalismo en Estados Unidos, el debate alrededor de este tópico ha llevado a uno de los discípulos de Chandler a concluir:
<<La flistoria de{ capitalismo estadounidense es extraordinariamente sign{ficativa, pero es solo una entre varios modelos de
desarrollo exitoso>) (Me Craw, 1998:302).
110 FORTALEZAS DE COLOMBIA II
es una singularidad colombiana, ni latinoamericana, sino que está presente en otras regiones
del mundo. como en el sur de Europa, y en el sur y el sureste asiáticos. 181 .
Por otro lado, como lo ilustra el presente capítulo, la frecuente forma de alusión
aquí utilizada (el prefijo "los"), seguida por el nombre de la familia, atestigua en fom1a
clara este fenómeno, extensivo en varios casos también a la política. Así por ejemplo, y
meramente como ejemplo, entre muchas grandes familias, en Cartagena están los Román,
los Del.Castillo, los Pombo y los V élez Daníes; los Santo Domingo, los Obregón y los
Abello en Barranquilla; los Castro Monsalvo en Valledupar; los Samper Brush, los López
Pumarejo y los Santos en Bogotá; las diferentes ramas de los Echavarría, los Restrepo y
los Uríbe en Medellín; los Londoño Londoño en Manizales; los Ángel y los Marulanda en
Pereira; los Carvajal, los Cabal, los Eder, los Caicedo, los Holguín y los De Lima en Cali;
los Puyana en Bucaramanga; etcétera. 183
Dentro de las diversas formas de asociación de capitales (siendo las de mayor
trayectoria las de minas en Antioquia), las sociedades familiares representaron la mayoría
de las habidas en el siglo XIX importantes en el comercio, la minería, la colonización,
la banca y los comienzos de la industrialización: « ... un hombre de negocios formaba
sociedad con sus hermanos o un padre procedía a vincular como socios a sus hijos. En
otras oportunidades, ante la muerte de un rico propietario, sus descendientes, para evitar
la dispersión del patrimonio o mientras se disolvía la firma por la vía de las herencias,
optaban por constituir una sociedad y así mantener el carácter del negocio». 184 A lo largo y
ancho del país estuvieron presentes las casas comerciales, eje de una variedad de negocios y
cuyo nombre era expresivo de su estructura ("Hijos de ... y Cía.", "Sucesores de ... ").
Durante las primeras décadas del siglo XX las casas comerciales siguieron teniendo
presencia activa. En décadas posteriores adoptan fonna de empresas familiares en la indus-
tria, a la vez que toman fuerza las sociedades anónimas (no tan abiertas como su nombre lo
podría sugerir). Sin perder importancia las familias de empresarios se acomodan, a la vez
que tienen influencia sobre las nuevas circunstancias de un país que durante la mayor parte
del siglo se consolidó como monoexportador de café, y que entró en el proceso de indus-
trialización bajo el modelo proteccionista y de sustitución de importaciones y de pequeñas .
y medianas empresas. El empresariado familiar siguió teniendo también importancia en el
coh1ercio y los servicios. En las tres últimas décadas del siglo XX tuvo presencia en la con-
formación del nuevo actor empresarial: los conglomerados económicos. En pleno proceso
del cambio de modelo económico en la última década del siglo, se hablaba todavía de las
"dinastías familiares". La familia no ha sido ajena, tampoco, al fenómeno de la ilegalidad
en la actividad empresarial: en el contrabando, cuyas raíces se remontan a la Colonia, y
en el narcotráfico, de dimensiones sin precedentes en el último cuarto de siglo, los grupos
familiares han sido protagonistas principales.
182
Colli & Rose, 2003:339-352.
183
"Las grandes familias de Colombia", en Jet Set, No. 27, 2000.
184
Álvarez, 2003:221.
EL EMPRESARIADO COLOMBIANO: NI HÉROE NI VILLANO 111
Consideraciones finales
. .
En este capítulo se han examinado el origen y las bases del empresariado colom-
biano y se han delineado a grandes trazos algunos rasgos que lo perfilan. Al remontarse
a mediados del siglo XIX y acudir a las luces que arroja la naciente historia empresarial
colombiana, se ha destacado que el sector empresarial se formó con raíces, culturas e
identidades locales y regionales que le dejaron un sello imborrable. Uno y otras no fueron
exclusivos de una región en particular. Por otro lado, si bien es cierto que el café desde
las postrimerías del siglo XIX y durante cien años permitió caracterizar a Colombia como
"país cafetero", la actividad empresarial y la confonnación de los rasgos del empresariado
fueron previos al café.
La tarea de cubrir de manera completa y definitiva a estos últimos no és aún posible
dado el estado del conocimiento sobre el tema y la nutrida agenda de investigación que
todavía espera a los historiadores del empresariado colombiano. De esta manera, el acento
puesto en algunas de esas características que se estiman de la mayor importancia, aunque
es parcial, busca contribuir al propósito del presente libro, es decir, explicar por qué Co-
lombia ha sido capaz de mantenerse como un Estado democrático con un apreciable récord
de desan·ollo a pesar de las complejas circunstancias económicas sociales y politicas por
las que ha atravesado y de sus altos niveles de inequidad social y de concentración de la
propiedad. 185 Hay que recordar que el desempeño económico colombiano sobresale en el
contexto latinoamericano por el «control prudencial de la economía por parte de un grupo
de empresarios y tecnócratas colombianos bien calificados que (a lo largo del siglo XA:}
evitaron las hiperinflaciones, los profimdos dijicits fiscales y el excesivo endeudamiento
extenw». 186
Se hizo alusión a cuatro características del empresariado. Primero, la alta diversifi-
cación de los negocios en que este ha incursionado y que ha cubierto una gama variada de
sectores económicos. Ha ido desde el comercio y la minería hasta la industria manufacturera,
alcanzando también los transportes, la actividad agrícola, los servicios, la colonización
empresarial, la urbanización, la banca y las finanzas. Segundo, el empresariado siempre ha
mantenido estrechas relaciones con la política y el Estado, f01jando un capital político (acceso
al poder y su manejo) indispensable en el proceso de acumulación de capital; la variedad de
formas de intervención en la política llama la atención y deja serias dudas sobre la hipótesis
de que los negocios hayan sido solamente un asunto privado. Tercero, en un país que no ha
recibido corrientes migratorias significativas, se subraya el papel destacado que han tenido
dentro de su empresariado los pocos que se aventuraron a emigrar a Colombia. Cuarto, la
familia ha tenido un papel central como actor empresarial esencial en la vida del país, que
pem1ite hablar de la consolidación de la etapa del capitalismo familiar antes que de aquella
del capitalismo gerencial propio de la gran empresa norteamericana y europea.
La conjunción de estas características le ha dejado a Colombia una serie de lecciones
y capacidades empresariales que los actuales empresarios y los del futuro pueden contribuir
185
Véase la presentación del primer tomo de esta obra a cargo de su editor (Cepeda, 2004:17).
186
Molina, 2000:43.
187
Molina, 2000:28.
112 FORTALEZAS DE COLOMBIA 11
casi exclusivamente provenía y fonnaba parte de las elites económicas y sociales locales y
regionales. El crecimiento económico acelerado durante la segunda mitad del siglo XX, la
urbanización del país, el crecimiento cuantitativo de la educación universitaria como vehículo
de movilidad social y los procesos de descentralización gubernamental, han contribuido a la
conformación de nuevos sectores empresariales provenientes de diversos orígenes sociales
y económicos que permiten hablar hoy en día de un empresariado medio que ha iln1mpido
con fuerza en muchos sectores económicos y prácticamente en todas las regiones del país.
La connotación despectiva y excluyente asociada al término de "nuevos ricos", o de "di-
nero nuevo", ya entró en desuso como resultado de la importante acumulación de capital
en manos de estos nuevos actores empresariales provenientes de estratos bajos y medios.
Hay que aclarar que no se está haciendo referencia a la realidad innegable y perniciosa de
los sectores asociados al narcotráfico desde mediados de los años setenta, los cuales no han
sido analizados en este capítulo. Se trata, por el contrario, de nuevos sectores dentro de la
actividad económica legal que en el transcurso de una o dos generaciones han ascendido
de clase sociaL Son personas "hechas a sí mismas" y a "puro pulso", cuyos orígenes están
en el campesinado medio, en sectores profesionales y asalariados, que se han convertido en
empresarios; 193 algunos, incluso, han llegado a fonnar conglomerados económicos impor-
tantes. Son parte de la pequeña y mediana industria, y su presencia se nota en el comercio,
en sectores agroindustríales, en diversos subsectores de la industria manufacturera y en una
multiplicidad de actividades de servicios. Están presentes, entre otros espacios y en forma
creciente, en los programas de formación gerencial que existen a lo largo y ancho del país
y que se expandieron en forma notoria después de 1990.
Constituyen, sin duda alguna, un sector promisorio dentro del cual no es extraño el
interés por encontrar nuevos nichos para la exportación y por adentrarse en sectores en los
que el país tiene ventajas competítivas (por ejemplo, "mercados verdes" relacionados con
la biodiversidad colombiana, biopolímeros, bioingeniería, servicios profesionales especia-
lizados). En todos ellos, así como en la gran empresa, la innovación tecnológica juega un
papel central y es necesaria para competir en la economía globalizada. Para ese propósito
son indispensables la inversión privada en investigación y desarrollo (que en Colombia
siempre ha sido marginal) y el fortalecimiento del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnolo-
gía, así como las alianzas con empresas extranjeras y la articulación a redes empresariales.
En el caso de la industria, en la innovación tecnológica hay que contemplar una unidad de
análisis a la que previamente no se le daba mayor importancia: las cadenas productivas. 19'1
Para concluir, hay que mencionar que en las nuevas circunstancias de la economía
hay que preservar algunas capacidades tecnológicas forjadas con tesón a lo largo de más de
193 La presencia de estos empresarios comienza a registrarse en la bibliografia en fonna esporádica y en trabajos de
variada calidad y rigor. Véanse, por ejemplo, los libros de Morales ( 1996) sobre nueve empresarios cundiboyacenscs de origen
humilde, y de Lizarazo (s.f.). Este último trata sobre empresarios del sector avícola: siete de ellos son ejemplos de movilidad
social. El de un joven emprendedor, líder en el campo de la tecnología infonnática, ganador de un conocido premio (concurso
Ventures) y de origen humilde, ha sido destacado recientemente en una publicación empresarial ("Emprendedores calificados",
en revista Dinero, No. 243, noviembre 25 de 2005, pp. 33-43). Por otra parte, el trabajo académico de Barrera y Mantilla (2003)
presenta el perfil de veinte empresarios jóvenes del e-husiness provenientes de variados orígenes socioeconómicos.
194
Sobre la innovación tecnológica en dos cadenas industriales (metalúrgica-metalmecánica y de petroquímica-
plásticos), véase el reciente libro de Vargas, Malaver y Zerda (2003).
114 FORTALEZAS DE COLOMBIA JI
ciento cincuenta años, pero es necesario entender que ya no son suficientes. Por ejemplo,
el expertise del empresariado colombiano p~ra incorporar tecnología extranjera y adaptarla
(a veces mejorarla) a las condiciones del país; 195 su ingeniosidad y recursividad para hacer
reparaciones y mantenimiento de equipos desarrolladas en las largas décadas de economía
cerrada; la imitación creativa. Por otra parte, su capacidad de im10vación en "tecnología
blanda" (administración y gerencia) y de aprendizaje de la experiencia en este campo, sigue
siendo un valioso activo que hay que investigar y difundir.
195
Para una historia de las invenciones colombianas en su nivel de ideas potenciales, independientemente de su
éxito comercial, se sugiere consultar a Mayor (2005). Este autor precisa: ((Lo característico aquí file un ritmo cadencioso y
lento suscitado por la adaptación y mejora de las grandes invenciones radicales del extranjero, que generaron en el ingenio
nacional respuestas tenues, poco atrevidas, o chispazos afortunados, lejos de todas maneras de las competidus luchas por la
prioridad» (Mayor, 2005:13).
115
BIBLIOGRAFÍA
CORREA, Fernando. Organización Luis Carlos Sarmiento Angula Ltda., 20 alíos, Bogotá,
. Benjamín Villegas Asociados, 1980. .
DÁ VILA, Carlos. El empresariado colombiano. Una perspectiva histórica, Bogotá,
Programa de Posgrado en Economía, Facultad de Estudios Interdiscíplinarios,
Universidad Javeriana, 1986.
_ _ _ . "La historia empresarial en América Latina", en Carmen Erro (directora),
Historia empresarial. Pasado, presente y retos del futuro, Barcelona, Ariel, 2003a:
349-381.
- - - (compilador). Empresas y empresarios en la historia de Colombia. Siglos XIX-XX.
Una colección de estudios recientes, Bogotá, Editorial Nonna, Ediciones Uniandes,
Facultad de Administración de la Universidad de los Andes, Cepal, dos tomos,
2003b.
_ _ _ ."Historia de la empresa y teoría de la organización", en Las regiones y la historia
empresarial, Medellín, Universidad Eafit, Grupo de Historia Empresarial, Universidad
Eafit, 2004:26-72.
DÁVILA, Carlos y OGLIASTRI, Enrique. "Elite y desarrollo. Un estudio en Bucaramanga,
Colombia", informe de inve?tigación presentado a Colciencias, Departamento de
Ingeniería Industrial, Universidad de los Andes, 1972.
DEAS, Malcolm. "La presencia de la política nacional en la vida provinciana, pueblerina y
rural de Colombia en el primer siglo de la república", en Marco Palacios (compilador),
La unidad nacional en América Latina. Del regionalismo a la nacionalidad, México,
El Colegio de México, 1983.
_ _ _ . Vida y opiniones de MI: William Wills, Bogotá, Tercer Mundo Editores, dos
tomos, 1996.
ERRO, Carmen y CASPISTEGUI, Francisco Javier. "Empresarios e historia empresarial.
Algunas claves para un mutuo acercamiento", en Carmen Erro (directora), Historia
empresarial. Pasado, presente y retos del filturo, Barcelona, Ariel, 2003:173-202.
FAJARDO, Dado. "El conflicto armado y su proyección en el campo", en Martha Cárdenas
y Manuel Rodríguez (Eds.), Guerra, sociedad y medio ambiente, Bogotá, Fondo
NacionalAmbiental/FundaciónAlejandro Ángel Escobar, Facultad de Administración,
Universidad de los Andes 1Eco fondo 1Tropenbos Internacional de Colombia 1GTZ
1Fescol, 2004:67-105.
FAJARDO, Luis H. La moralidad protestante de los antioqueños. Estructura social y
personalidad, Cali, Universidad del Valle, 1966.
GARCÍA, Miguel. Ernesto Cortissoz, conquistador de utopías, Bogotá, Lemer Ltda,
1994.
GARCÍA, Rodrigo. "James Tyrell Moore: un estudio de caso en tomo a la presencia
· extranjera en Antioquia durante el siglo XIX", en Rodrigo García (compilador),
en Elites, empresarios y fimdadores, Medellín, Grupo de Investigación en Historia
Social, Universidad de Antioquia, 2003:99-148.
GARTNER, Álvaro. Los místeres de las minas, Manizales, Editorial Universidad de Caldas, 2005.
GAVASSA, Edmundo. Club del Comercio. Bucaramanga, 1872-1986, Bucaramanga,
Cámara de Comercio, 1986.
118 FORTALEZAS DE COLOMBIA ll
LONDOÑO, Jaime. "Lisandro Caí cedo: un empresario territorial caucano", en Carlos Dávila
(compilador), Empresas y empresarios en la historia de Colombia. Siglos XD(-XX... ,
op. cit., 2003:407-441.
LONDOÑO, Patricia. Religión, cultura y sociedad en Colombia: Medellín y Antioquia,
1850-1930, Bogotá, Fondo de Cultura Económica, 2004.
LÓPEZ-TORO, Álvaro. Migración y cambio social en Antioquia durante el siglo XIX,
Bogotá, CEDE, Universidad de los Andes, 1970.
MAC MASTER, Bruce. "¿Qué hace el sector privado en Colombia?", en revista Dinero,
No. 253, 12 de mayo, 2006:120.
MALVEHY, Daniel y RAMÍREZ, Sebastián. "La actividad empresarial de los inmigrantes
árabes en San Andrés, 1953-2000", en Monograjias, Bogotá, Universidad de los Andes,
Facultad de Administración, No. 89, Serie Mejores Proyectos de Grado, 2005.
MARTÍNEZ, Carlos (director del estudio). La marina mercante y el desarrollo nacional,
Bogotá, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Colombia,
1989.
MAYOR, Alberto. Ética, trabajo y productividad en Antioquia. Una interpretación
sociológica sobre la influencia de la Escuela Nacional de Minas en la vida, costumbres
e industrialización regionales, Bogotá, Tercer Mundo, 1984.
_ _ Inventos y patentes en Colombia, 1930-2000. De los límites de las herramientas a las
fronteras del conocimiento, Medellín, Instituto Tecnológico Metropolitano, 2005.
MC CRAW (Ed.). Creating Modern Capitalism, Cambridge, Ma., Harvard University
Press, 1998.
MEISEL, Adolfo. "Bajo el signo del cóndor: empresas y empresarios en el Caribe
colombiano, 1821-2000", en Grupo Historia Empresarial, Universidad Eafit, Las
regiones y la historia empresarial, Medellín, Universidad Eafit, 2004:144-164.
MEISEL, Adolfo y VIL ORlA, Joaquín. "Barranquilla hanseática. El caso de un empresario
alemán", en Carlos Dávila (2003b) (compilador), Empresas y empresarios en la
historia de Colombia. Siglos XIX-XX... , op. cit., 2003:513-547.
MOLlNA, Luis Fernando. Empresarios colombianos del siglo XIX, Bogotá, El Áncora
Editores, 1998.
_ _ _ . "El desarrollo empresaria.!'', en Consuelo Mendoza (compiladora), La fuerza
empresarial en Colombia, Bogotá, Consuelo Mendoza Ediciones, 2000:28-44.
_ _ _ Francisco Montoya Zapata. Poder familiar, político y empresarial, 18I0-1862,
Medellín, Nutifinanzas, 2003.
MORALES, Hollman. Apuro pulso, Bogotá, Intermedio Editores, 1997.
NELSON, R. C. & WINTER, S. An Evolutionmy Themy ofEconomic Change, Cambridge,
Harvard University Press, 1982.
NEME HERMANOS, Chaid S.A. Pasos y huellas. Testimonio de una obra, Bogotá, O.P.
Gráficas, 1993.
NIETO, Julio. Magnates en crisis. Lo bueno, lo malo y lo feo del capitalismo salvaje, Bogotá,
Editorial Planeta Colombiana, 2003.
NORTH, Douglas C. Institutions, Institutional Change and Economic PeJfomance,
Cambridge, Cambridge University Press, 1990.
120 FORTALEZAS DE COLOMBIA Il
SILVA, Julio. El gran capital en Colombia. Proyección al siglo XXI, Bogotá, Editorial
Planeta Colombiana, 2004. .
SOMBART, Wemer. El burgués, Madrid, Alianza Universidad (versión original en alemán:
1913), 1972.
SOULODRE-LAFRANCE. Región e imperio. El Tolíma Grande y las reformas borbónicas
en el siglo XVIII, Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2004.
TOBASURA, Isaías. Boyacenses en Caldas: una colonización silenciosa, Manizales, Centro
Editorial, Universidad de Caldas, 2003.
TORRES, Eugenio. "Funciones empresariales y desarrollo económico", en Carlos Dávila
(compilador), Empresas y empresarios en la historia de Colombia ... , op. cit.,
2003:3-14.
TWINAM, Ann. "Miners, Merchants and Farmers: The Roots of Entrepreneuship in
Antioquia, 1763-1810", Ph. D. Dissertation, Yale University, 1976.
_ _ _ . Miners, Merchants and Farmers in Colonial Colombia, Austin, The University
ofTexas Press, 1982.
UNITED KINGDOM, Department ofOverseas Trade (1930), Republic ofColombia: Review
and Handbook.
_ _ _. Accounts and Papers (Parlamentary Papers, 187l,LXVII), Commercial Reports:
Manufacturers, Commerce and C.
URREA, Fernando. "Innovación y culturas de las organizaciones en el Valle del Cauca", en
Fernando Urrea et al., Innovación y cultura de las organizaciones en tres regiones
de Colombia, Bogotá, Corporación Calidad, Colciencias, 2000.
_ _ _ . "La respuesta del empresariado vallecaucano a la apertura económica en los afíos
noventa y la recesión hacia finales de la década", en Carlos Dávila (compilador),
Empresas y empresarios en la historia de Colombia ... , op. cit., 2003:247-281.
URREA, Fernando et al. Innovación y cultura de las organizaciones en tres regiones de
Colombia, Bogotá, Corporación Calidad, Colciencias, 2000.
VALDALISO, Jesús Ma. "La historia empresarial en Espafía", en América Latina en la
historia económica, No. 7, enero-junio, 1997:103-132.
VALENCIA, Albeiro. "El empresario en el antiguo departamento de Caldas (1850-1930)",
en Carlos Dávila (compilador), Empresas y empresarios en la historia de Colombia ... ,
op. cit., 2003:83-107.
VARGAS, Marisela; MALAVER, Florentino y ZERDA, Álvaro (Edits.). La innovación
tecnológica en la industria colombiana. Un estudio de dos cadenas industriales,
Bogotá, Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnologí~, 2003.
VEBLEN, Thorstein. The Theory of Business Enterprise, New York, Augustus Kelley
(edición original: 1904), 1965.
VILORIA, Joaquín. "Empresas y empresarios de Santa Marta durante el siglo XIX: el caso
de la familia De Mier", enMonografias, No. 65, Bogotá, Universidad de los Andes,
Facultad de Administración, 2002.
_ _ _ . "Los 'turcos' de Lorica: presencia de los árabes en el Caribe colombiano",
en Monografias, No. 79, Universidad de los Andes, Facultad de Administración,
2004.
EL EMPRESAR1ADO COLOMBIANO: NI HÉROE NI VILLANO 123
WALTON, John. Elites and Economic Development. Comparative Studies on the Political
Economy of Latin American Cities, Austin, Texas, The Uniyersity of Texas Press,
1977.
WEBER, Max. The Protestan! Ethic and the Spirit of Capitalism, New York, Charles
Scribner's Sons, 1930.