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Under the Mistletoe With Me

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Indice:
Sinopsis
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Epilogo
Próximo Libro
Sobre la Autora
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El presente documento tiene como finalidad impulsar la lectura hacia aquellas
regiones de habla hispana en las cuales son escasas o nulas las publicaciones, cabe
destacar que dicho documento fue elaborado sin fines de lucro, así que se le
agradece a todas las colaboradoras que aportaron su esfuerzo, dedicación y
admiración para con el libro original para sacar adelante este proyecto.
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Sinopsis
Traducido por Edel

Corregido por Leluli

saac y Stacy Montgomery están casados hace diez años. Tienen un lindo bebé, el
negocio de construcción de Isaac esta prosperando, y a Stacy le gusta ser ama de
casa, revisando sensuales romances para su blog. Con una familia muy grande, y
con todos los privilegios que tienen, Stacy es la primera en admitir que están
bendecidos más allá de la medida.

Cuando las llamadas telefónicas y mensajes de texto sospechosos comienzan, Stacy


cuestiona la fidelidad de Isaac por primera vez en su matrimonio. Ella sabe que un
nuevo bebé trae cambios en una relación, pero ¿será que el stress de la paternidad
envío a Isaac a los brazos de otra mujer, amenazando con destruir su matrimonio?

Esta novela de la serie With Me In Seattle nos muestra un vislumbre del hermano de
Jules, Isaac, que vive con su esposa Stacy, introduciendo a algunos nuevos personajes,
y recordándonos el significado de reconectar con la persona que más amas, incluso si
ellos nunca te han abandonado.
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Capítulo 1
Traducido por Sttefanye
Corregido por francatemartu

stoy muy feliz de que no hayas tenido juego hoy, y te reunieras con
nosotros en la cena de Acción de Gracias. —Mi suegra Gail, sonríe
hacia su hijo Will, que se está llenando la cara de puré de patatas.

—Yo también, mamá. Dios, esto está bueno.

—Eso es un montón de carbohidratos para un hombre que está en entrenamiento duro


—murmura Isaac en un tono alto a mi lado. Paso mi mano hacia arriba y hacia abajo
en el muslo de mi esposo y le sonrío. Él adora buscarle pleito a su hermano.

—¡Hombre, hoy es Acción de Gracias! —responde Will.

—¿Así que los carbohidratos lo saben y no cuenta? —pregunta Isaac.

—Exactamente —sonriendo Will se lleva otro pedazo a la boca. Estoy en una sala
llena de amor y personas divertidas. Los genes de la familia Montgomery son
impresionantes. Pero además de ser tan hermosos, son acogedores y con un buen
corazón, y estoy orgullosa y feliz en ser parte de la familia. Sophie, nuestra hija de
cuatro meses, se contorsiona en mis brazos.
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—Aquí cariño, déjame tomarla.


Isaac toma a nuestra niña en sus brazos y la coloca en su hombro. Ella se instala y
vuelve a dormir, su rostro presionado contra su cuello. No puedo culparla, también es
uno de mis lugares preferidos para estar.

—Puedes comer, cariño.

Estamos todos reunidos en la casa de Luke y Natalie para las vacaciones. La amorosa
pareja está casada desde hace dos meses, y no podría estar más feliz por ellos. Natalie
no es una hermana de sangre, pero ha sido parte de la familia desde hace años. Ella y
Jules, la más joven del clan Montgomery, son mejores amigas. Con la incorporación
de los padres de Luke, Lucy y Neil, y sus dos hermanos, Samantha y Mark,
juntamente con mis padres, bueno, esta casa tiene mucha gente, voces altas y risas, y
está un poco caliente.

No hay otro lugar dónde me gustaría estar.

—¿Cómo va tu blog, Stacy? —pregunta Jules a mi lado.

—Va bien, gracias. Realmente amo mi blog.

—Ella está siendo modesta —me interrumpe Isaac con una sonrisa—. Va muy bien.
Tiene más de dos mil seguidores, y algunas editoras se interesaron en tomar sus
comentarios para añadir a los libros. —Me sonríe y besa mi frente, sus ojos azules
brillando con orgullo. Dios, lo amo.

—¿Qué tipo de libros comentas? —pregunta Natalie.

—Novelas —respondo con una sonrisa.

—¿Del tipo sucio? —pregunta Will y se gana una palmada en el brazo de parte de la
hermana de Luke, Samantha.

—¡¿Qué?!
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—No seas un pervertido —murmura ella, mirándolo.


—En realidad, de todos los tipos, pero sí, las novelas eróticas son populares ahora —
respondo y guiño hacia él.

—¡Oh! ¿Ya leíste los libros de los que todo el mundo está hablando? —pregunta
Samantha—. Sabes, ¿dónde el chico amarra y azota a la mujer y le hace todo tipo de
cosas pervertidas?

Siento mis oídos quemar mientras me ruborizo. Todos los chicos rodaron los ojos,
pero Matt, el hermano de Isaac, se aclara la garganta y no mira a nadie a los ojos.

Interesante.

—Sí los leí, Sam.

—Podría leer algunos de esos —susurra Jules en mi oído.

—Voy a enviarte un correo con una lista —susurro de vuelta y nos reímos.

—¿Qué están cuchicheando? —pregunta Isaac tirando de mi mano para besar mis
dedos.

—Solo de libros —respondo.

—Bueno, dame el bebé. —Natalie se levanta y camina alrededor de la mesa, con los
brazos abiertos, y agarra a Sophie, apoyándola en su hombro.

—Hola, preciosa. Me hiciste falta. —Mi mirada encuentra a Luke. Él está viendo a su
esposa, sus ojos azules llenos de amor y felicidad.

Natalie está embarazada.

—Siempre que quieras practicar con ella, despierta durante la noche, estás invitada a
llevártela hasta tu casa —le dice Isaac.

Ruedo los ojos y le doy una palmada en el brazo.


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—Deja de intentar enviar a mi bebé fuera.

Él me guiña y le da un mordisco al pavo.

—Solo estoy jugando.

—Sabes que puedo manejarla tranquilamente —responde Natalie con una sonrisa feliz
y besa a Sophie en el rostro, haciéndola reír.

El teléfono de Isaac suena en su bolsillo. Él verifica la pantalla y arrastra su silla hacia


atrás.

—Ya vuelvo.

Me pregunto quién podría ser. Por supuesto no del trabajo, en la fiesta de Acción de
Gracias. Me encojo de hombros y termino mi cena, enseguida ayudo a limpiar la mesa
y la cocina. Con todos nosotros trabajando juntos, las tareas son hechas rápidamente y
entonces nos sentamos de vuelta, con copas de vino o café para conversar y
recuperarnos de la deliciosa comida de Acción de Gracias.

Finalmente, Isaac regresa de su llamada, un ceño fruncido en su bello rostro.

—¿Quién era?

—No era nada. —Sacude su cabeza y camina hasta la cocina, para agarrar una cerveza
del refrigerador, antes de sentarse a mi lado en el sofá.

—Era alguien —respondo.

Asiente nuevamente y toma un trago de cerveza.

—No te preocupes por eso.

Le hago un ceño. Esto es nuevo. No que tengamos que compartir cada pequeño detalle
sobre con quién hablamos, pero acostumbramos a hacerlo. Él nunca antes fue evasivo.
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Antes de que pueda discutir con él, toma mi mano en la suya y entrelaza nuestros
dedos, llevándolos hasta sus labios.

—Déjalo así.

Me sonríe y me hace un guiño, enseguida, comienza a conversar con Will sobre su


temporada de futbol con los Seahawks, efectivamente terminando el asunto.

Con la barriga llena, y un ambiente acogedor, me recuesto en el pecho firme de mi


marido, observando las actividades alrededor mío.

—Stacy, aquí están las fotos que tomé de Sophie la semana pasada. —Natalie me da
un pendrive—. Creo que te van a gustar.

—¡Oh, sé que voy amarlas! Gracias nuevamente por tomarlas. Voy a ordenar las
tarjetas de Navidad la próxima semana. —Le sonrío, está sentada en la poltrona frente
a mí, al lado de Jules. Ambas están con las cabezas juntas, como es habitual, mirando
a Sophie mientras duerme. Sonrío a las tres. Tres niñas bonitas. Saco mi teléfono del
bolsillo y tomo una foto de ellas. Sam se sienta al lado y besa la cabeza de Sophie, y
tomo otra foto.

Nuestros padres están sentados en la mesa del comedor, tomando café, conversando
de nietos y planeando la navidad.

Will e Isaac conversan sobre futbol con Matt, y Luke va por los grupos. Él va hasta la
cocina y agarra una cerveza para sentarse con los chicos. El único ausente es Caleb,
que está fuera, en alguna misión del SEAL 1. Espero que regrese a casa para navidad.

—¿Estás bien? —susurra Isaac.

—Mmm.
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Seal: Cuerpo élite de la armada norteamericana cuyas siglas "SEAL" significan Mar, Aire Tierra =
Navy Seal.
Él me sonríe y besa mi cabello. Mis ojos están pesados. Dejo caer mis párpados,
mientras oigo la conversación a mí alrededor.

—Vuelvo en un minuto. —Isaac toma mi barbilla con los dedos y me besa


suavemente. Nunca me canso de sus labios. Mi hombre sabe besar. Él se aleja de mí y
se recuesta en el sofá. Will, Luke y Mark están fascinados en su conversación de
futbol, comentando apasionadamente sobre la línea ofensiva.

De repente, mis ojos se abren y no sé cuánto tiempo dormí. Nuestras madres dejaron a
sus maridos en la mesa y se unieron con las niñas en la sala de estar, mi madre sujeta a
Sophie en sus brazos, ganándose un ceño por parte de Jules.

—Nunca consigo cargarla. Entre Natalie, los chicos y tú, nunca estoy con ella.

—No reclames —murmura Natalie.

—Cállate —responde Jules y suelta una risita. Ellas son tan divertidas, incluso cuando
pelean.

—Stacy, estoy muy feliz de que tu blog esté teniendo éxito —dice con una sonrisa la
madre de Luke, Lucy.

—Gracias, yo también. Solo necesitaba algo para hacer mientras estoy en casa con
Sophie. No me mal interpreten, no estoy aburrida, pero… —¿cómo puedo explicar que
necesito hacer algo, solo para mí, sin sonar egoísta?

—Entiendo —responde Lucy.

—Entonces, vamos a hablar de estrategia, chicas. —Jules se frota las manos y se apoya
en el borde del sofá, con una gran pila de anuncios de periódicos—. “Black Friday”, el
día de los descuentos más grandes de las tiendas está cerca y tenemos que
organizarnos. —Ella sonríe animadamente y salta sobre el teclado, el bonito cabello
rubio saltando con ella, mientras echa un vistazo al anuncio del periódico.
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—No estoy en condiciones de levantarme a las 4 de la mañana para aprovechar los
descuentos —informa Natalie mientras frota la pequeña barriga—. Este pequeño no
me va a dejar salir de la cama tan pronto.

—No voy a poder participar de eso tan temprano tampoco —gimo por dentro.

—Estoy haciendo mi lista de compras. —Sam sacude su cabello y rueda los ojos.

—Me niego a entrar en una lucha por una bufanda —exclamo.

—No eres divertida —reclama Jules.

—Estaré, si esperas cerca de siete años. Ahí Sophie será grande y estará lo
suficientemente alimentada como para arriesgarme a ese día.

—Bueno, entonces te recojo Nat —avisa Jules.

—¿Vas a gasta todo mi dinero, bebé? —murmura Luke en el oído de Nat mientras ella
sube en su regazo. Él envuelve sus brazos alrededor de ella y la sujeta fuerte, y no
puedo dejar de sonreír al verlos juntos. Ellos están muy enamorados.

—Sí. Todo. Vamos a quedarnos sin techo cuando termine.

—Está todo bien, volveremos a vivir con Jules.

—Oh demonios, no. —Jules niega con la cabeza y ríe—. Vamos a guardar dinero
suficiente para cubrirte la hipoteca.

—Ah bien —responde él seco.

—Bien, algunos de nosotros necesitamos de un presupuesto —les informo con una


sonrisa—. Entonces, ve con calma en mi caso.

—¡Va a ser tan divertido! —Jules levanta sus manos mientras Sophie comienza a
moverse en los brazos de mi madre.
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—Probablemente deberíamos ir a casa —murmuro y me siento extendiendo mis brazos
por encima de mi cabeza—. Will, ¿dónde están Isaac y Matt?

—Creo que están en la terraza —responde Will y después retorna a su conversación de


futbol con los chicos. ¿Qué hay con los hombres y el futbol? Voy hasta la puerta del
patio y abro lentamente. Oigo la voz profunda de mi esposo al hablar:

—No sé qué voy a hacer con ella.

—Bueno, hermano… —comienza Matt pero se detiene cuando me ve en la puerta. Me


sonríe—: Oye, Stacy.

—Hola. —Camino por la terraza y le sonrío a Isaac, pero mi estómago se está


retorciendo en nudos cuando recuerdo la llamada misteriosa en la cena, y ahora
esto—. ¿Qué está pasando?

Isaac niega con la cabeza y se encoge de hombros despreocupadamente.

—Nada.

—Uh, huh. —Lo miro sabiendo que me está escondiendo algo, pero entonces oigo a
Sophie llorar dentro—. Tenemos que irnos. Soph está lista para la cama.

—Bien, vamos.

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Capítulo 2
Traducido por Sttefanye
Corregido por francatemartu

stás seguro de que no quieres que le diga a mi mamá que se


quede con Soph? —le pregunto a Isaac, mientras camino por la
cocina, guardando la comida del almuerzo.

—No, vamos a estar bien. —Él envuelve a Sophie contra su pecho meciéndola un
poco y me sonríe—. Diviértete hoy. No te preocupes por nosotros.

—Realmente me voy a divertir. Y comprar muchas cosas. —Isaac niega con la cabeza
y ríe.

—No entiendo esto del “Black Friday”.

—Es un desafío que involucra las compras. No es para que entiendas. —Cambio mi
teléfono para que vibre y lo dejo caer en mi bolso, busco mis llaves en el bolsillo y miro
a mi marido—. Oye, una pregunta.

—Okay.

—¿Qué estaba pasando anoche? ¿En la casa de Luke y Nat?

Isaac frunce el ceño y suspira.

—Stacy, no te preocupes por eso. Diviértete hoy, y conversamos más tarde.


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—Nosotros no guardamos secretos.


—No lo estoy guardando ahora. Quiero que te diviertas. Hablaremos sobre eso
después.

—Si tú lo dices. —Él se inclina y me besa castamente, entonces me aprieta la barbilla


con su mano y profundiza el beso, haciendo que mis dedos se enrollen en un puño.
Huele a café, jabón de baño e Isaac, y cuando se aleja y me da esa sonrisa rogante con
sus ojos azules brillantes sonriéndome, no puedo evitar suspirar, incluso después de
estar con él todos estos años.

—Te veo más tarde —susurro mientras oigo a Jules tocar la bocina afuera.

—Cuídate. —Besa mi frente. Me inclino para besar la mejilla de Sophie y salgo por la
puerta.

***

A veces, solo se necesita un día con las chicas, y me di cuenta hoy, que hace tiempo
que no hago eso. Necesitaba solo un tiempo fuera sin mi bebé, para apreciar a mis
amigas.

Paseamos por todo Seattle, mirando los productos y entrando en una u otra tienda.

—¿Conseguiste el reloj para Will en Macy’s? —pregunta Jules mientras mira un suéter.

—Sí, espero que le guste.

—Le va a gustar. Además, este hombre necesita un reloj. Siempre está atrasado.

Mi teléfono vibra en el bolsillo y lo saco para verificar el texto.

Pezones.

¿Eh? ¿Isaac me envió un texto que solo dice pezones? ¿Será que él está queriendo
hablar de la leche que se le da a Sophie?
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—¡Oh, mira! La sección de bebé. Vamos para allá, gente, quiero mirar. —Natalie nos
lleva para la colorida sección infantil, mirando las ropas y otros productos para bebé.
Mi teléfono vibra de nuevo.

Amo cabalgarte… mientras follamos y…

Mi marido perdió la cabeza. O alguien le robó el teléfono y me está mandando


mensajes de texto obscenos.

Vagamente oigo a Jules y Nat a mí alrededor, pero no estoy prestando atención a lo


que están diciendo o incluso lo que están buscando en la sección. Solo estoy
caminando sin rumbo por la tienda, a través de los soportes y ropas, y de niños
gritando y llorando. El ruido está muy, muy alto aquí. Estoy con el corazón en la boca.
¿Pero qué demonios? Miro mi teléfono y hago una mueca.

—¡Oh, Stacy, Sophie quedaría tan hermosa con esta!

Coloco mi teléfono en mi bolsillo y miro a Jules, sujetando un babero negro hermoso.

—¡Ah, eso es adorable! Voy a llevarlo.

Mi teléfono vibra de nuevo, entonces lo saco para verificar el mensaje.

Me pones tan duro.

Isaac no ha hablado conmigo así en años. Antes de que pueda guardar el teléfono de
vuelta en el bolsillo, vibra nuevamente y otro mensaje de él aparece en la pantalla.

Te quiero de rodillas delante de mí con tus hermosos labios color de rosa alrededor de mi pene.
Voy a tirar de tu cabello con…

Eso es todo. El final del mensaje está cortado nuevamente. Este no es mi marido. No
tenemos una conversación sucia desde antes del nacimiento de Sophie. Infiernos,
desde antes de que Sophie fuera concebida.
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—¿Stacy? —oigo a Nat llamándome pero antes de que pueda responder, llega otro
mensaje.

Esto es lo que te voy a dar esta noche. Estate lista.

Y… es una imagen de su pene.

—¿Stacy? —Jules coloca la mano en mi brazo para llamar mi atención, y encuentro su


mirada azul, preocupada como la mía.

—¿Qué demonios está pasando con tu hermano?

—¿De qué estás hablando? —pregunta Jules.

—Él me está mandando mensajes obscenos, que estoy comenzando a pensar que no
son para mí, puesto que él no habla sucio conmigo de esa forma hace años, y anoche
en la casa de Nat, recibió una llamada privada, que no me dijo quién era, y lo atrapé
hablando con Matt sobre alguna mujer. Jules, si tu hermano me está engañando,
entonces Dios me ayude…

Jules ríe y niega con la cabeza.

—Stacy, sabes que él no te engañaría.

—En este mismo momento, no estoy tan segura.

Y la magnitud de esa declaración me paraliza. Sigo mirando hacia mis amigas y los
recuerdos de la noche anterior y de esta mañana surgen en mi cabeza, su respuesta
evasiva, diciéndome que lo dejara, el beso para distraerme del asunto. Siento que mis
ojos se abrieren de golpe y mi ritmo cardiaco se triplica.

—¡¡Mierda!!

—Stacy, estoy segura que hay una explicación. Isaac está loco por ti. —Natalie frota
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mi espalda en grande círculos, intentando consolarme.


—Él te ama, Stacey —asiente Jules—. Sé que te ama, y a Sophie más que cualquier
cosa.

—Eso no significa que no está teniendo una aventura—susurro.

—Vamos, vamos a salir de aquí. Creo que hemos tenido suficiente en un día, he
violado a mi tarjeta de crédito. —Jules apoya las cosas que había tomado de una
percha y caminamos a través de la tienda y hacia el auto.

—No entiendo lo que está pasando —susurro.

—Bien, el primer paso es conversar con él. Pregúntale —dice Natalie desde el asiento
de trasero. Jules está manejando, para no sé dónde, y estoy sentada en el asiento del
copiloto.

—Le pregunté. Él me dijo que dejáramos este asunto para después. Esta mañana me
dijo que me divirtiera y hablaríamos en la noche. Oh, Dios, me va a decir que me deja.
—Mi estómago convulsiona y comienzo a jadear.

—Stacy, no seas dramática. Jules rueda los ojos y se funde en el tráfico, yendo en
dirección a mi casa.

—¿A dónde vamos?

—Estamos yendo a tu casa.

—No quiero ver a Isaac todavía. Necesito calmarme y pensar.

—No, necesitas enfrentar a mi hermano y descubrir que infiernos está haciendo.

Tuerzo mis dedos en mi regazo y muerdo el labio hasta sangrar.

—Tal vez tú puedas confrontarlo y contarme lo que está pasando.


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—Ah, no, eso es todo sobre ustedes dos. Pero si quieres que nos quedemos allí contigo,
nos quedamos. ¿Le tienes miedo? —Se voltea hacia mí con los ojos apretados.

—¡No! No, no le tengo miedo, yo… solo no sé si quiero las respuestas a mis preguntas.

—Stacy, te lo estoy diciendo —dice Natalie con firmeza—. Isaac no te está


traicionando con nadie.

—Nunca esperaría que él hiciera algo así. Mi Dios, tuvimos altos y bajos, pero nunca,
sospecharía que él podría hacer eso conmigo.

—Entonces, recapitula —comienza Jules mientras estaciona en mi calle—. Él recibió


una llamada misteriosa anoche en la casa de Nat, que no quiso decir sobre que era, y
hoy te envió mensajes sucios.

—Sí.

—Eso no lo hace un traidor, Stacy.

—Lo sé, pero no es tan simple…

—No viste fotos de mujeres denudas, no lo atrapaste en la cama con nadie…

—No.

Jesús, moriría si lo encontrara en la cama con otra mujer. Corrección: la otra mujer
moriría. Una muerte lenta y dolorosa.

—Creo que todo es un mal entendido —dice Natalie suavemente—. Pero, ¿de dónde
vino esta inseguridad con tu matrimonio? Esto no eres tú, cariño. No eres esa persona
insegura.

—Lo sé. —Muerdo mi labio nuevamente y lucho contra las lágrimas—. Creo que con
el nacimiento del bebé, nuestro matrimonio ya no es el mismo. Desde que el bebé
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nació, nuestra vida sexual no ha sido muy buena. Estamos muy cansados todo el
tiempo. —Me encojo de hombros y miro mis manos, avergonzada—. Sé que nuestro
matrimonio no es perfecto, pero nunca me sentí desconectada de él. Si no lo satisfago,
alguien más lo hará. Ya lo viste.

—Oh, por el amor de Dios, Stacy, escúchate. Creo que necesitas un poco de sexo
caliente y un periodo de vacaciones, chica —los comentarios de Jules me hacen reír.

—Sí, eso no podría lastimarte. —El auto de Isaac está estacionado en la entrada de
nuestra hermosa casa de dos pisos. Se me ocurre que ya montó el árbol para adornarlo,
lo que me deja todavía más frágil. Esta es la primera navidad de Sophie. ¿Y si no
somos capaces de estar en familia en nuestra casa? Jules apaga el motor y se baja del
auto.

—Vamos, llevemos tus cosas para dentro. —Cargamos las infinitas bolsas llenas de
presentes para toda la familia, y todas las cosas para convertir la primera navidad de
Sophie en inolvidable. Isaac está con una mochila y el asiento de Sophie para el auto
en mano.

—Señoras, están de vuelta, antes de lo que esperaba. —Nos hace un guiño y una
sonrisa feliz, pero todo lo que veo es la mochila en sus manos.

—¿Adónde demonios vas? —pregunto. Oigo la desesperación en mi voz, y sé que


estoy sonando como una completa lunática, pero no puedo parar.

—Uh. —Me frunce el ceño y pasa la mano por su suave cabello rubio oscuro—. A
ningún lugar. Le iba a preguntar a Jules si se llevaría a Sophie a su casa, por algunas
horas, para que podamos pasar algún tiempo a solas.

—¡Claro que me voy a llevar a Sophie! —dice Jules detrás de mí—. ¿Nat, puedes
ayudar a Isaac a terminar de arreglar la mochila de Sophie mientras ayudo a Stacy a
guardar las cosas?

—Claro que ayudo.


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Isaac nos mira a las tres como si estuviéramos locas.

—¿Qué está pasando aquí?

Jules no responde, solo sube conmigo las escaleras, mientras escucho a Natalie decir:

—Ustedes realmente necesitan hablar, estás siendo un imbécil.

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Capítulo 3
Traducido por lizels
Corregido por francatemartu

ntonces, habla conmigo. ―Isaac entra y cruza nuestra habitación


hasta quedar frente a mí, poniendo las manos en sus delgadas
caderas. Jules y Nat acababan de salir con Sophie por lo que
estamos solos.

―No, tú vas a comenzar a hablar. Quiero saber con quién estabas hablando anoche.
¿Qué diablos pretendías, enviando esos mensajes hoy?

Sí, sueno como una esposa irritante y celosa, pero no pude evitarlo. Tiro de mi abrigo
con movimientos espasmódicos, por encima de las bolsas sobre nuestra cama y doy
vuelta para enfrentarlo, cruzando los brazos sobre el pecho.

―Stacy, ¿de qué me estas acusando? ―pregunta en voz baja, sus ojos azules fijos en
los míos.

―No te estoy acusando, estoy preguntando. Nuevamente. He preguntado eso desde la


última noche.

―Anoche, en casa de Luke, hablé con Brynna, Stacy. Estaba con problemas y ahora
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está en camino.
¿Qué? Brynna es mi prima, crecimos como hermanas.

―¿Está viniendo desde Chicago?

―Sí.

―Pero sus hijos…

―Están con ella.

―¿Está conduciendo?

―Sí.

―¿Qué diablos, Isaac? ¿Por qué no me dijiste eso ayer en la noche?

―Porque no quería preocuparte. Era la primera fiesta de Acción de Gracias para


Soph, y Matt y yo estábamos cuidando todo. ―Pasasus manos por su cabello y me
esquiva, en dirección al baño.

―¿Por qué está viniendo para acá?

―Todavía no sé todos los detalles, solo sé que estaba asustada y dijo que necesitaba
salir de allá rápido y que estaba viniendo para acá.

Me mira fijamente sin pestañear. Brynna, la persona más cercana a mí en el mundo,


está llegando a la casa, ¿Y esta en serios problemas y solo soy informada de eso ahora?

―Isaac…

―Sí, lo sé, probablemente debí decírtelo, pero estarías preocupada, y quería que
disfrutaras del feriado.

―Está bien, ¿dónde está ella ahora?


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―No estoy seguro, está viniendo despacio a causa del tiempo y de los niños, pero debe
estar aquí a mediados de la próxima semana. Matt está siguiendo su camino de cerca.

El hermano de Isaac, Matt, es un policía en Seattle, y sé que va a ser todo lo posible


para ayudar a Brynna. Los hombres Montgomery cuidan de su familia, y por mi causa,
Brynna es parte de la familia también, entonces creo que va estar segura.

―Ahora, sobre los mensajes ―murmura Isaac y mi ira despierta nuevamente.

―Déjame ver el teléfono. ―Él esta con su gran mano extendida, esperando.

―¿Para qué, para que puedas eliminarlos?

―Jesús, Stacy, ¿qué está mal contigo? solo dame el teléfono, por favor ―él parece
exasperado y preocupado, pero no parece sentirse culpable, lo que me da esperanzas,
entonces le entrego mi teléfono.

Lee los mensajes y frunce el ceño.

―Están fuera de servicio, solo te salieron la mitad.

―¿Tú crees?

―Odio estar en dos operadoras diferentes.

―Isaac, no creo que el hecho de que tengamos dos operadoras diferentes sea
importante ahora. ¿A quién pretendías enviar esos mensajes?

―A ti. ―Me pasa el teléfono de vuelta con una mueca―. ¿A quién más le enviaría
mensajes sexuales?

―Dime tú.

―¿Qué te pasa? Solo quería enviarte algunos mensajes para condimentar un poco las
cosas ¡Mierda! ¡Solo intentaba flirtear con mi esposa, solo eso! ―Ahora está molesto,
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sus ardientes ojos azules y su barbilla en una línea dura, con las manos para atrás en
sus caderas. Me siento como una completa idiota. Cierro mis ojos y me siento en el
borde de la cama, bajando mi cabeza y poniendo mi rostro en mis manos. ¿Qué está
mal conmigo?

―Bebé, habla conmigo. ―Isaac se arrodilla enfrente de mí y me saca las manos de mi


rostro. Toma mi mejilla con su mano, acariciando con el pulgar a lo largo de mi piel y
siento las lágrimas bajando por mis ojos.

―Pensé…

―Sé lo que pensaste, y eso me deja jodidamente loco, pero quiero saber, por qué
pensaste eso, Stacy. Esto no es lo que somos.

Cierro mis ojos nuevamente, cuando el alivio me inunda y aseguro su pulso con mi
mano, manteniendo su mano contra mi mejilla.

―Desde que Sophie nació, las cosas están diferentes ―susurro y abro mis ojos—.
Estamos tan ocupados con ella, tú con la empresa, yo con el blog y siempre estamos
malditamente cansados. Solo te extraño. Y sé que no hacemos el amor como
acostumbrábamos, y bien…

―Creíste que iría a buscar eso en otro lugar.

No era una pregunta. Me encojo con el tono frío de su voz y miro para abajo, a su
pecho.

―Nunca te di una razón para que creyeras eso, Stacy. ―Dios, suena enojado y no
puedo culparlo.

―Tienes razón, y lo siento mucho. Pero parecías que me escondías algo y los mensajes
fueron un golpe. No flirteaste conmigo así desde mucho antes del bebé.

―Lo sé. ―Pasa los dedos por mi rostro, sujetando mis manos firmemente en la suya.
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Amo cuan grandes y fuertes son sus manos.

―Cuando estábamos en Tahití para el casamiento de Luke y Nat, estuvimos felices y


relajados , y percibí como habíamos perdido esos momentos, cariño. El sexo fue
maravilloso, y nos reímos como no lo habíamos hecho desde hace mucho tiempo. Es
hora de comenzar. Quiero comenzar a salir contigo de nuevo.

―¿Salir? ―reí.

―Bien, sí. Quiero comenzar a programar cosas solo para nosotros dos. No digo que
haremos eso todo el tiempo, ya que Sophie es parte de los dos, pero tenemos una gran
familia a la que le gustaría mucho estar con ella de vez en cuando, y vamos a
aprovechar eso para tener algunos momentos solo para nosotros.

Y yo me derrito completamente. Esto es exactamente lo que necesitamos, lo que


estaba perdiendo.

―Pero solo vamos a dejarla con la familia ―respondo firmemente.

―Claro, no la dejaría con cualquiera. Pero sabes que a nuestros padres les gustaría
pasar más tiempo con ella, cada quince días o algo así.

Él tiene razón, a ellos le gustaría eso, pero va a ser difícil estar lejos de ella. Sin
embargo, solucionar la conexión con Isaac es necesario.

―Tienes razón. ¿Cuándo comenzamos? ―pregunto.

―Bien, ahora… ―Me da aquella sonrisa, aquella que usa cuando me está seduciendo,
y jódeme, pero siempre funciona.

―¿Ahora? ―susurro. Él se inclina y apoya sus labios en los míos, mordisqueando


levemente los bordes.

―Cierto ― me besa ―. Ahora ―Oh, diablos, seguramente sí. Me levanta hasta la


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punta de los pies y saca mi camiseta azul sobre mi cabeza, enseguida, saca su propia
camiseta, lanzándola a un lado. Mientras hago el trabajo rápido de sacar mis
pantalones y bragas, él pasa las manos sobre la cama, enviando bolsas y cajas al suelo.

―Espero que no tengas nada frágil ahí ―comenta con una sonrisa y sacudo la cabeza
sonriendo de vuelta hacia él. Sus ojos azules brillan con mi visión desnuda, me
envuelve firmemente, los brazos alrededor de mi cintura, y me asegura firmemente
contra él.

―¿Almorzaste?

―¿Almorcé? Ah, sí.

―Bueno, porque necesitaras energía. ―Él entierra el rostro en mi cuello,


mordisqueando y chupando el camino hasta mi oído y descendiendo a mi barbilla,
alcanzo sus pantalones y abro el botón y la cremallera, deslizando mis manos entre
ellos para tomar su cuerpo, acariciando su piel y metiendo las manos dentro de su
bóxer, bajándolo junto con sus jeans, besando su pecho y abdomen definido. Su
erección esta enorme y dura, y sin tocarlo con mis manos, pongo mi lengua alrededor
de la punta.

Un suspiro fuerte viene de Isaac, el aire siendo succionado a través de los dientes y
sonrío, mientras regreso a él.

―Dios, te quiero. ―Sus ojos regresan a mi cuerpo y mi rostro, mis senos y mi


estómago, piernas y finalmente de vuelta a mi rostro, y yo correspondo el favor,
pasando mis ojos por su increíble cuerpo.

Trabajar en la construcción desde hace quince años, le ha dado un cuerpo fantástico,


los músculos tensos y firmes. Su piel todavía esta bronceada de nuestro viaje a Tahití.
Pero necesita un corte de cabello.

Sus cabello rubio oscuro, ondulado, y está desordenado por mis dedos pasando por
ellos. Pero son sus ojos “azul Montgomery” los que me cautivan, aquellos increíbles
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ojos que me dieron su sobrenombre: Ojos; una variación de su nombre, y aquellos ojos
increíblemente azules. Ahora están sonriendo para mí, cálidos y llenos de promesas y
lujuria y si mis bragas todavía estuvieran secas, en este momento estarían empapadas.

Él toma mi mano y me atrae fuertemente hacia él, uniendo nuestros dedos y lleva
nuestras manos a mi espalda. Toco su barbilla con mi nariz, y paso los dedos de mi
mano libre por su suave cabello.

―Stacy…―susurra. Miro sus ojos mientras él besa mis labios.

―¿Si?

―Si vuelves a pensar que te engaño… ―murmura engañosamente suave contra mis
labios―. Golpeare tu trasero hasta que esté en carne viva.

Mis ojos se abren y lo miro fijamente. Puta mierda, eso es nuevo.

―Está bien ―¿Cómo diablos le respondo a eso?

―No estoy jugando. ―Él pasa sus dedos por mi rostro, por mi cuello y toma mi seno
en la palma de su mano, apretando el pezón con sus dedos. Mi cabeza cae para atrás y
muerdo mi labio.

―No he mirado a otra mujer desde hace diez años. ―Sus labios frotan mi cuello, y
finalmente él agarra mi trasero en sus manos y me levanta, girándome y soltándome
suavemente sobre la cama. Se arrastra sobre mí y descansa su pene contra mi vagina,
mientras su boca hace cosas increíblemente deliciosas en la mía. Su lengua es fuerte y
baila, insistente, contra la mía. Los codos están plantados en la cama a los lados de mi
rostro, y los dedos están enterrados en mi cabello. Paso mis manos por su espalda
hasta su trasero y regreso nuevamente. Amo la sensación de su cuerpo. Nunca
envejece. Rueda las caderas y jadeo cuando la punta de su pene toca mi clítoris.

―Ah, cariño, estas tan mojada ―murmura contra mi boca. Presiono mis pies contra
su trasero, obligándolo a adentrarse.
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―Te quiero ―con un gruñido empuja dentro de mí, enterrándose hasta lo profundo, y
descansa su frente contra la mía. Suspiro ante la deliciosa intrusión, mi cuerpo todavía
no está acostumbrado a hacer el amor después de dar a luz a nuestra hija, pero Isaac
me calma y me deja adaptarme a él y al pequeño dolor de la invasión.

―Te sientes tan bien.

―He hecho mis ejercicios de kegel.

―Bendita seas ―comencé a reír apretándome alrededor de él, haciéndolo gemir―.

―Esto significa que estoy ejercitando los músculos, para apretarlos de vuelta por el
embarazo.

―Lo sé, es solo que amo cuando te ríes cuando estoy dentro de ti.

Sonrío y tomo su rostro en mis manos.

―Te amo, ojos azules.

Él aprieta sus labios y se mueve más rápido, más fuerte, su pelvis frotando contra mi
clítoris, y siento el temblor iniciar dentro de mí, mis músculos se contraen, mis muslos
se aprietan. Agarro su cabello en mis dedos y tiro la cabeza para atrás, cuando
finalmente me corro, sorprendiéndome de lo fuerte que es mi orgasmo, y estoy tan feliz
de que mi cuerpo esté comenzando a sentir ese placer nuevamente.

―Eso es cierto, bebé, amo sentirte disfrutar con mi pene.

―¡Mierda! ―Pongo mis piernas con más fuerza alrededor de sus caderas, mientras
mis temblores continúan alrededor de él, siento su orgasmo llegando. Empuja otra vez,
y se frota con fuerza corriéndose dentro de mí. Cae encima de mí con un gran suspiro,
descansando el rostro en mi hombro y murmura:

―Sí, cariño.
Página 29
***

Me despierto sola, desorientada. Solo la luna llena brillando intensamente, iluminando


la habitación. La cama esta fría, donde Isaac estuvo durmiendo recientemente. Me
levanto de la cama estirando mis brazos sobre la cabeza, sintiendo la fuerza de los
músculos que fueron bien utilizados esta tarde. Inesperado y caliente sexo. Sonrío y
saco mi cabello del rostro. Tal vez podamos repetirlo.

Me gustaría saber dónde está. Voy para abajo en silencio, a través del oscuro corredor,
esperando bajar y encontrarlo en la cocina, pero cuando paso por la habitación de
Sophie, oigo la voz de Isaac hablando en voz baja. La pantalla sobre la cómoda está
conectada, enviando una sombra por todo el suelo del corredor. Espero, para ver a
Isaac balanceándose suavemente en el adorable sillón colorido que me dio cuando
estaba embarazada. Sophie está descansando en el pliegue de su codo, tomando leche
del vaso, sus grandes ojos azules observando el rostro de su padre.

Dios, los amo.

Isaac pasa la mano suavemente sobre su pequeña cabeza y sonríe para su hija.

―Eres tan bonita como tu madre, sabes. Espero que tengas el color de cabello de ella.
Amo el color de su cabello ―susurra como si estuvieran en una conversación seria, y
los ojos de Sophie estaban fijos en los de él, oyendo atentamente, mientras toma su
leche.

»―También tienes su temperamento ¿no? ―sonrío para mí misma, e inclino mi frente


contra el marco de la puerta, oyendo sin que ellos puedan verme.

»―Todo bien. Eso significa que sabes lo que quieres. Vas a darle a algún un pobre
chico una felicidad sin límites. Pero no hasta los cuarenta años ―Sophie suspira.

»―Está bien, hora de eructar niña ―le escucho susurrar mientras la pone en su
hombro, acariciando su espalda―. ¿Qué regalo debemos comprarle a mamá para esta
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Navidad?
Por más que quiera oír esa parte, decido que ya escuché lo suficiente y camino dentro
de la habitación. Dios, ella parece tan pequeña contra sus hombros anchos y sus
grandes manos acariciándole su espalda. Él me mira, y sonríe para mí.

―¿Te despertaste?

―No, desperté y no estabas, entonces salí en tu búsqueda. ―Beso la pequeña cabeza


de Sophie e inhalo su olor de bebé y enseguida, beso los labios de mi dulce esposo.

―Su alteza estaba con hambre ―dice él.

―Lo percibí ―respondo con una carcajada―. Eres tan bueno con ella.

―Espero que sí, ella me domina completamente.

―Sí, y eso no es un mal negocio ―Sophie cayó en un sueño tranquilo.

―Vamos a colocarla de vuelta en su cuna y vamos a la cama, mi amor ― sonríe―.


Esa es la mejor oferta que tengo para hoy.

Página 31
Capítulo 4
Traducido por Edel

Corregido por Yayitaalen

or qué, en el nombre de todo lo sagrado, hace siempre mucho


más frio en las haciendas que tienen árboles de navidad, que en
cualquier otro lugar? ¿Será que ellos secretamente tienen aires
acondicionados encima de los árboles o algo así? Porque lo juro
por Dios, en casa no hacía este frío.

Me muevo de un lado a otro, tratando de mantenerme caliente, y levanto la manta que


cubre a Sophie, para ver cómo se encuentra. Está durmiendo profundamente.
Acurruco su cuerpito en mi pecho, lo más caliente posible así por lo menos una de
nosotras está caliente.

—Sé cómo puedo calentarte, bebé. —Issac guiña un ojo y me ofrece su sonrisa de lobo,
que me hace reír.

—Sí, lo sé, pero estoy ni siquiera estoy considerando cualquier pedido de quitarme la
ropa aquí, amigo. ¿Así que cual de esos escogemos?

Estamos caminando alrededor de una hacienda, Isaac con un hacha en la mano,


tratando de encontrar nuestro árbol de Navidad. No sé exactamente porque estamos
escogiendo un árbol de verdad, especialmente uno que la gente tiene que cortar,
cuando tengo un buen árbol artificial dentro de una caja en nuestra casa. Pero Isaac
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cree que Sophie necesita de un árbol de verdad en su primera Navidad.


—Sabes, Sophie no se va a acordar de ese árbol, Isaac. Un árbol falso estará bien.

Él se voltea para mirarme.

—Te dejé colocar aquél árbol horrible los últimos ocho años. Este año tendremos un
árbol de verdad en la sala.

—¿Y si llegamos a la casa y encontramos las ramas rotas? ¿O una ardilla? —Muerdo
mi labio inferior, tratando de evitar que se me escape la sonrisa. Amo molestarlo.

—Esto no es una película de Vacaciones Frustradas en Navidad.

—Oh, estoy tan aliviada con esa noticia.

—Estas muy listilla hoy —murmura mientras continúa buscando el árbol para nuestra
casa.

—Tengo frio. Si continúo hablando, mis labios no se van a congelar cerrados. —De
repente, Isaac me jala, sus manos en la parte de atrás de mi cabeza, llevándome a
encontrarlo. Sus labios toman los míos y me besa profunda y lentamente, su lengua
recorre mis labios y después se enreda con mi lengua. Mordisquea un lado de mi boca,
frotando su fría nariz contra la mía, y me besa nuevamente. Finalmente se aleja, sus
ojos azules brillando, y me dice:

—¿Tus labios están más calientes?

—Sí, gracias. —Estoy impresionada y sin palabras. Wow.

—Este es un buen árbol. —Señala uno grande, bien verde, y alto.

—Es muy alto.

Me mira expectante, mientras me quedo callada deliberadamente, apenas mirando el


árbol y ríe cuando señala su cinta métrica.
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—Joder —murmura y mira el próximo árbol. Finalmente, encontramos el árbol
perfecto e Isaac lo corta rápidamente, gritando— ¡Madera2! —mientras cae en el suelo.

—¿Siempre quisiste hacer eso, verdad? —pregunto y él ríe.

—Sí.

Agarra el tronco recién cortado y lo levanta listo para jalarlo, mientras recorremos el
camino de regreso. En la salida, paramos en un almacén de la hacienda y compramos
algunas guirnaldas frescas, y una corona de flores para la puerta de enfrente.

Isaac toma un poco de muérdago y lo lanza al montón, guiñándome un ojo.

—Adoraría verte bajo el muérdago 3, bebé.

—¿Sí?

Él sonríe nuevamente.

—No necesitas de un muérdago para eso.

—No importa.

Nuestra casa va a tener una gran celebración este año.

***

—¿Entonces, en donde estás? —pregunto a Brynna y miro alrededor del bar, en mi


mesa de la esquina. Isaac me pidió encontrarlo aquí después de su trabajo para beber
algo y reiniciar nuestra fase de novios, estoy animada por verlo.

—Estamos en algún lugar perdido en Dakota del Norte —responde Brynna secamente.

2
"¡Madera!" es una exclamación que los leñadores a menudo gritan para advertir a los demás de que un
árbol cortado está a punto de caer. Es también conocido como: “Fuera abajo”.
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3
Lo dice por la tradición de colocar unas ramitas de muérdago en el dintel de una puerta y las parejas
que pasen por debajo deben besarse.
—¿Cómo ha estado el tiempo? —pregunto.

—Una mierda. Es por eso que estamos todavía en algún lugar perdido de Dakota del
norte. Estamos yendo despacio. No gano nada estando apurada, estoy conduciendo
contra el tiempo, y los niños están inquietos, por eso no puedo conducir tantas horas al
día como me gustaría.

—Lo siento mucho, Bryn. ¿Qué pasó?

—Te hablaré sobre eso cuando llegue allí —responde con un suspiro.

—Está bien. —Mi realmente bonito y joven camarero, que probablemente trabaja en
este lugar hasta que su carrera de modelo despegue, me trae una bebida y me guiña el
ojo.

—Gracias —susurro para él.

—Sin problemas. —La margarita esta fría, y con el primer trago estoy en el cielo.

—¿Cómo van las cosas con Isaac? ¿Mejoraron? —me pregunta. Le confíe a Brynna
sobre la reciente distancia que sentía en mi relación con Isaac. Ella es la única persona
a la que le confío todo.

—Estamos mejor. Apenas como información, estoy sentada en un bar esperando que
llegue. Estamos en una cita.

—¿Cita? —pregunta, con una carcajada—. ¿Dónde está Sophie?

—Con los padres de Isaac. Estaban contentos de quedarse con ella por algunas horas.
Me estoy acostumbrado a eso. Le envío mensajes de textos a la pobre Gail como una
loca.

—Apuesto que sí.


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—Déjame contarte, el sexo ha sido fantástico.


—Bien, por lo menos una de las dos está disfrutando de esa parte. Bien por ustedes,
chica. Estoy muy feliz porque las cosas mejoraran.

—Yo también, gracias.

—Ok, bueno, nuestra parada de descanso terminó, voy a regresar a la carretera. Te


llamo más tarde.

—Está bien, cariño. Conduce con cuidado. Te quiero.

—También te quiero. Chao. —Coloco mi teléfono en la mesa y miro para encima,


cuando el adorable camarero se sienta en la silla en frente a mí.

—Hola, linda.

—Hum, Hola. ¿En qué te puedo ayudar?

El ríe y toma un trago del vaso de agua que trajo consigo.

—Solo pensé que podría pasar mi descanso con una bella mujer.

¿Pero qué diablos?

—Soy Scott —continua y levanta su mano.

—Stacy —respondo y aprieto su mano.

—Bello nombre. —Me sonríe, y veo dos hoyuelos profundos en cada mejilla. Es
adorable. ¿Qué está haciendo el aquí?

—¿Entonces, porque estás aquí sola?

—Ella no está sola.

Los dos movemos la cabeza a la fría voz de Isaac. Él está mirando con odio al
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muchacho.
—Oh, disculpa hombre, no sabía que ella tenía dueño.

—Cierto. ¿El anillo de matrimonio no te dio ninguna pista? —pregunta Isaac


sarcásticamente, sin alejar la mirada hostil de Scott, mientras rápidamente se levanta
de la silla.

—Estaba ciego por demás por aquellos increíbles ojos castaños y cabello rubio para
mirar sus manos, amigo. Eres un hombre con suerte. —Me guiña el ojo, toma su agua
y se va, dejándome con la boca abierta. Isaac se sienta en la silla antes ocupada por
Scott y me mira.

—¿Qué fue lo que hice? —pregunto inocentemente.

—¿Tienes que andar de esa manera en público? —Tiene una expresión mortal y yo
miro mi camiseta blanca ajustada y los jeans oscuros.

—No estoy vestida de forma incorrecta —respondo.

—Ahora que no estás embarazada, te puedo pegar en el trasero de nuevo. — Sus ojos
se suavizan y toma mi mano en la suya, uniendo nuestros dedos.

—Sí, cierto. —Río y muevo mi cabello para atrás de mi hombro—. Además de eso, no
tienes nada de qué preocuparte. Aquel muchacho es muy joven para mí.

—Es lo suficientemente mayor. —Miro en dirección del bar, donde Scott está de pie
conversando con el barman, y me sonríe nuevamente, sus hoyuelos brillando en sus
mejillas.

Santa Dulzura.

Isaac suspira y lo miro. Sus ojos están fijos en mi rostro. Su cabello largo y
desordenado por sus dedos. Es todos hombros anchos, piel bronceada y sensuales ojos
azules.
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—Prefiero a los hombres antes que a los niños. —Sonrío para él, y tomo un trago de
mi margarita—. Particularmente, prefiero al hombre que estoy mirando ahora. —Él
sonríe y besa mis dedos.

—Así está mejor.

—¿Te gustaría tomar algo? —comienzo a hacerle señas al camarero, pero él sostiene
mi mano.

—No, no vamos a quedarnos.

—¿No vamos a quedarnos? —me guiña, lanza aquella sonrisa arrogante y balancea la
cabeza.

—No.

—¿A dónde vamos?

—Tengo una sorpresa para ti. Vamos a viajar por algunos días.

Mis cejas suben hasta mi cabello y mi mentón cae.

—¿Días? ¿Te estás olvidando que tenemos un bebé?

—Claro que no. —Arruga la frente y une nuestras manos—. Mis padres se van a
quedar con ella.

—Isaac…

—Ella va a estar bien. No vamos lejos. Podemos estar en casa en un abrir y cerrar de
ojos, si es necesario.

¿Dejar a Sophie por un par de días?

—¿Hay señal de teléfono a donde vamos?


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—Sí, y wi-fi. Podemos estar constantemente en contacto, si es necesario. —Él besa mis
dedos—. Voy a sentir la falta de ella también, pero realmente creo que necesitamos
esto.

—Pero, tienes trabajo. Es mitad de semana.

—Bebé, nosotros somos los dueños de la empresa. Puedo estar fuera el tiempo que
quiera. Y yo quiero pasar unos días a solas con mi linda rubia de ojos de avellana —
guiñe y yo doy una carcajada.

—Eres muy listillo.

—Es verdad. El muchacho tiene buen gusto. Podría matarlo, pero tiene buen gusto.

Se encoje los hombros y sonríe. Wow.

—¿Unos días? —pregunto débilmente.

—Sí.

—¿A dónde vamos? —pregunto y termino mi margarita.

—Vas a ver cuando lleguemos.

***

Es una cabaña en un lago a una hora de distancia de Seattle. La verdad, para ser
exacta, es una gran casa de madera de dos pisos anidada entre altos árboles perennes,
escondida a la orilla de un lago impresionante.

La casa tiene un deck en la parte superior, de frente al agua, completa con una bañera
de hidromasaje. Es enorme, con techos en forma de catedral en la sala de estar, una
moderna cocina gourmet con aparatos de acero inoxidable y mesones de granito
marrón, y tres grandes cuartos en el piso de arriba, todos con su baño privado.
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—Es increíble.

—¿Alquilaste esta casa gigante para nosotros dos? —pregunto.

—Sí. Un hotel no sería lo suficientemente privado, y yo quería estar cerca de casa, en


el caso de que Sophie nos necesite. Un colega es el dueño de este lugar.

—Es lindo. —Sonrío mientras camina con nuestra maleta. La que yo no sabía que él
había hecho.

—Y —sonríe para mí —la cocina esta abastecida, en el caso que tengas hambre. Yo
podría comenzar una fogata.

—Eso suena bien. ¿Tienes hambre? Puedo hacer algo para que comamos.

—Si, por favor.

Cruzo la cocina y busco en el refrigerador y los armarios, viendo que puedo hacer de
cenar. Esta cocina es increíble.

—¿Quién abasteció el lugar? —pregunto.

—No sé, Ben dijo que se encargaría de eso.

— ¿Ben?

—El propietario.

Tomo un montón de frutas, quesos, rosbif y pan, lo coloco todo en un plato. Hay
también una botella de vino blanco en el refrigerador, entonces la tomo y la abro,
busco dos copas.

Llevo las copas, el vino y el plato al encuentro de Isaac frente a la chimenea. Nos
sentamos en extremos opuestos del sofá, el plato entre nosotros, y devoramos el
aperitivo, observando las llamas danzando.
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Verifico mi teléfono buscando alguna actualización sobre Sophie y sonrío al ver una
foto de ella tomando un baño en la casa Gail, coloco el teléfono sobre la mesa.

—Ésta fue una gran idea. —Suspiro y descanso mi mejilla en el sofá, enfrente se
encuentra mi impresionante esposo. Él me da aquella sonrisa especial y balancea la
cabeza.

—Estoy feliz que pienses eso. Tenía miedo de que no te gustara la idea, de dejar a
Soph durante la noche.

—Fue muy, muy difícil, pero ella está en buenas manos. Voy a llamar y confirmar eso
millones de veces. —Él ríe y quita el plato colocándolo en el suelo, me jala a su cuerpo
sosteniéndome entre sus piernas, con mi cabeza en su pecho. Entierro mi nariz entre
sus pectorales y respiro profundamente. Huele a ropa limpia y a mi esposo. Siento
descansar sus labios en mi cabeza, y acaricia mi espalda.

—Supuestamente debería nevar —murmuro y lo siento sonreír.

—Ellos siempre hablan de eso, pero raramente acontece. Se trata de Seattle. —


Acaricia mi cabello y suspiro—. ¿Cuándo fue la última vez que fuimos capaces de
hacer esto? ¿Solamente nosotros, sin interrupciones?

No me acuerdo.

—¿Cómo fue el trabajo? —pregunto.

—Bien ocupado, más bien. No he sido capaz de trabajar en el campo tanto como me
gustaría. Muchas llamadas telefónicas y cosas para resolver en el escritorio.

—Eso pasa cuando eres el jefe.

—Creo que voy a contratar más ayuda en la oficina, para poder ir al campo más veces
con los muchachos.
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—Eso suena bien. —Isaac aprieta mi barbilla e inclina mi cabeza para atrás para que
pueda mirarlo.

—¿Cómo te sientes? —pregunta, haciéndome sonreír.

—Estoy bien. Finalmente las hormonas están comenzando a estabilizarse.

Él ríe.

—Gracias a Dios.

—No estaba tan mal así —murmuro y suspiro cuando pasa los dedos por mi mejilla.

—Vamos a decir que estoy feliz de tener a mi esposa de regreso.

—Ellos nos avisaron, cuando comenzamos a hacer el tratamiento de fertilidad, que las
hormonas me dejarían loca —le recuerdo.

—Bien, estaban en lo correcto. —Él estrecha los ojos hacia mí—. Todavía no estoy
muy seguro sobre si querías matarme de hipotermia.

Sonrío y le beso la barbilla.

—El medicamento me daba oleadas de calor.

—Bien, es bueno tenerte de regreso a lo normal, y estoy agradecido de que funcionara.

Dios, lo amo.

—Yo también. La clínica me llamó para saber cómo estaba, y me aviso que, en tres
meses podemos comenzar a intentar nuevamente, si queremos.

—¿Así, tan rápido? —Sus ojos se estrechan y sus manos también, mientras su cuerpo
se tensa debajo de mí.
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—Algunas parejas comienzan a tratar de nuevo inmediatamente, porque puede que se
tarde un tiempo para que funcione, y nosotros no nos estamos haciendo más jóvenes.

—Todavía no. —Él balancea la cabeza inflexible y sostiene mi cara en su mano.

Hago una mueca. Tampoco estoy lista para intentarlo nuevamente, o, especialmente,
entrar en el riguroso tratamiento de fertilidad, pero su respuesta me sorprende.

—¿Qué está mal? —pregunto—. Pensé que querías más.

—Quiero, pero todavía no. Sophie apenas tiene cuatro meses. Todavía estamos
acostumbrándonos a ser padres. Además de eso… —el traga en seco y besa mi frente—
. La mierda emocional que viene con eso, los tres años antes de concebir a Sophie
fueron lo suficientemente difíciles para mí, y sé que fue diez veces más difícil para ti.
No estoy listo para verte pasar por eso nuevamente. Todavía no.

Sus magníficos ojos azules son feroces mientras arruga la frente. Me acerco y se lo
aliso con mi dedo.

—No estoy lista amor. Por ahora estoy feliz con nosotros tres.

—Bueno. —Suspira y apoya su frente en la mía—. Vamos a disfrutar de nuestra


familia por un tiempo. Hacer el amor cuando tengamos ganas y no cuando un gráfico
indique la hora.

Sonrío. Tener una vida sexual normal nuevamente suena bien para mí.

—Sabes. —Me siento, inclinándome en su cuerpo y paso mis dedos por su cabello.
Una de sus grandes manos sostiene mi trasero y la otra viaja por mi columna de arriba
para abajo.

—¿Si? —pregunta.

—No hay nada que diga que no podemos practicar. —le sonrío y acaricio su nariz. Él
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asiente, pensativo, como si estuviese considerando cuidadosamente mis palabras.


—Es verdad. Además de eso, hay una nueva técnica que quería experimentar contigo.

—¿Oh? ¿Y cuál sería? —Mi cuerpo comienza a cantar, cuando desliza las manos
dentro de mi camisa, pasando por mi piel hasta sostener mis senos.

—Sexo sucio, en una cabaña del lago, en frente de una chimenea. — Me ofrece su
sonrisa seductora y río.

—Oh, desde luego por favor, dame una demostración.

—No tienes que pedírmelo dos veces, bebé.

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Capítulo 5
Traducido por Sttefanye

Corregido por lsgab38

hunk.

Con un ruido sordo, despierto desorientada, mientras quito el cabello de mi


rostro y miro la habitación. ¡Mierda! ¡Sophie no me despertó está mañana! Enseguida,
reconozco que no estoy en mi propio cuarto. Eso es correcto, estamos en la cabaña. Sonrío
con los recuerdos de anoche, haciendo el amor frente a la chimenea. Miro hacia la
cama vacía y frunzo el ceño. Mi teléfono vibra encima de la mesa a mi lado. Es un
mensaje de Gail, una foto de Sophie envuelta en los brazos de su abuelo, tomando su
biberón y mirándole, mientras él lee el periódico de la mañana.

Estamos muy bien. No se preocupen. Diviértanse.

Sonrío y respondo.

Gracias. Estamos disfrutando mucho. Los amo. Envía otro mensaje más tarde.

Dejo caer el teléfono en la cama y froto las manos sobre el rostro, entonces oigo un
ruido nuevamente.

Thunk.

¿Pero qué…?
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Atravieso la puerta corrediza hacia la terraza y empujo las cortinas de lado, y suspiro.

¡Nieve! ¡Es la maldita nieve! Allí fuera debe haber aproximadamente seis centímetros de
suave polvo blanco cubriéndolo todo. Es absolutamente deslumbrante. Nunca nieva en
Seattle, mi culo. Por supuesto, estamos en las montañas, en Seattle como mucho, hoy
podría haber sólo llovido.

Thunk. Otro ruido sordo. ¿Qué demonios es eso?

Me visto con mis jeans y suéter, medias y zapatos, y busco por la casa. Isaac no está
por ningún lado. Espío por la puerta de atrás y lo encuentro cerca del porche cortando
leña.

¡Santa mierda!

Jeans desteñidos moldeando su perfecto culo y largas piernas. Está usando una
camiseta negra, y su chaqueta Northface está apoyada en la valla. El cabello en su
nuca está oscuro por el sudor.

Lanza otra vez el hacha contra el tronco, elevando el hacha sobre su cabeza y
llevándola hacia abajo con fuerza, lo que envía dos nuevos pedazos a volar en
cualquier dirección.

Dios, el hombre es fuerte y puede hacer cosas increíbles con su herramienta. Miro por
un momento, apreciando la vista. Los músculos de sus hombros se flexionan y se
mueven con cada balanceo del hacha.

Respiro profundamente, apreciando el olor de los pinos y el frío de la nieve. No está


insoportablemente frío, solo lo suficiente para dejar mis mejillas rosas y puedo ver mi
respiración con cada exhalación. La nieve dejó todo silencioso a nuestro alrededor y
parece que somos las únicas dos personas por kilómetros y kilómetros.

Thunk.
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Bueno, es hora de llamar su atención. Sonrío maliciosamente, reúno en mi mano una
gran cantidad de nieve, formando una bola, y calculo la distancia. Le acierto a Isaac en
la parte posterior del cuello, la nieve fría descendiendo por debajo de su camisa.

—¿Qué demonios? —Se gira y me mira—. ¿Acabas de lanzarme nieve?

—¿Yo? —Ensancho mis ojos inocentemente—. No sé de lo que estás hablando.

—Uh, huh. —Apoya el hacha hacia abajo, se quita los guantes mirándome
especulativamente—. No voy a creerme que fue un acto inocente. —No puedo
mantener una cara seria, y comienzo a volverme, mientras él avanza lentamente.

—De verdad. —se me escapa una risita—. No hice eso.

—No hay más nadie aquí, bebé.

—¿Quizás cayó de un árbol? —pregunto y continuo retrocediendo. Él se agacha y


reúne una gran bola de nieve en sus manos, sonríe, y me la lanza, golpeándome en el
hombro.

—¡Oye! —Estamos sin aliento y sonriendo después de la guerra de nieve que hicimos.
Me golpeó mucho más de lo que lo golpeé, porque no podía parar de reí r el tiempo
suficiente para mirar dónde estaba lanzando la maldita nieve.

—No eres buena en eso —ríe.

—¡Cállate! —Le lanzo otra bola de nieve, esta vez llegándole al rostro. Sacude la
cabeza y me encara.

—Ahora, no creo que hayas hecho eso.

—No te tengo miedo. —Le provoco y lanzo un puñado de nieve, que cae lejos de él en
el suelo.
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—Buen intento. —Sonríe mucho, sus ojos azules encendidos y de repente corre en mi
dirección.

—¡Mierda! —grito, mi corazón en mi garganta, y huyo de él. Estoy tan cerca de


conseguirlo. Él me atrapa fácilmente, envuelve un brazo alrededor de mi cintura y me
lanza al suelo, protegiéndome del suelo duro con su propio cuerpo. Enseguida, está
encima de mí, presionándome contra la nieve húmeda y suave.

—Estás en serios problemas —murmura.

—Te lo juro. —Río y me retuerzo debajo de él, intentando huir—. No lo voy a hacer
más.

—Eres una pésima mentirosa. Solo me lanzaste unas treinta bolas de nieve desde que
dijiste que no lo ibas a hacer más.

—No lancé la primera.

—Uh, huh. —Ríe y agarra un puñado de nueve sujetándola sobre mi rostro.

—¡No te atrevas! —Sus ojos están bailando amenazadoramente.

—¿Qué me vas a dar si te salvo?

—Un abrazo.

—No me gustó. La nieve está manchando mi cabello.

—¡Drogas! —Río y me retuerzo un poco más, pero no ayuda contra su cuerpo fuerte.

—Inténtalo otra vez.

Porque es mi única defensa, agarro su rostro en mis manos y lo atraigo, besándolo


profundamente. Sus dedos tocan mi cabello y él responde inmediatamente, sus labios,
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su lengua profundamente danzando contra la mía. Abro mis piernas, él encaja sus
caderas entre ellas, y siento su erección contra mí.

—Mmm —gimo y ruedo las caderas, haciéndole gruñir. Retarda el beso, tornándolo
perezoso y sin prisa, con cuidado mordiendo mis labios.

—Eres tan dulce —murmura—. Mírame. —Abro los ojos para verle mirándome, sus
manos acarician mi cabello rítmicamente —. Te amo, Stacy.

—Yo también te amo, Ojos Azules. —Sonríe cariñosamente, besa mis labios
castamente, luego mi frente y después me levanta.

—Vamos. —Mantiene su mano en la mía y me jala hacia la casa, caminando por la


nieve resbaladiza.

—¿A dónde vamos? —pregunto sin aliento.

—A la ducha. Estoy sudado y te quiero desnuda.

Sí, por favor.

Él tiene prisa. Me lleva por la casa, despreocupadamente dejando un rastro de nieve


tras nosotros, hasta la suite principal.

—Tira de la ropa —ordena y abre el agua de la ducha en el impresionante baño.


Sonrío cuando oigo el ruido del agua. Adoro cuando él es tan mandón y sexy encima
de mí. Rápidamente arranco mis ropas mojadas y las apilo al final de la cama. Voy a
lavarlas más tarde. Isaac al acecho fuera del baño, completamente desnudo, su rostro
todavía determinado y… todo mío. Viene rápidamente en mi dirección. En vez de
llevarme de vuelta al baño, me sujeta en sus brazos, asustándome.

—¡Guau! Alguien está impaciente. —Me sonríe y me besa breve y profundamente.


Página 49
—Estuve esperando que te levantaras toda la mañana. Estabas muy cansada, quería
que durmieras, pero estaba desesperado por estar dentro de ti. Entonces decidí cortar
leña para aliviar una parte de energía.

—No pareces haber gastado toda la energía —respondo secamente.

—Sí; no funcionó.

Me lleva hacia la ducha y gentilmente me coloca en pie. Esta ducha es absurdamente


enorme. Los azulejos son de color marrón oscuro y dorado, y hay varias duchas en
diferentes alturas, y una ducha directamente sobre nosotros. El agua está caliente y
rápidamente deja el baño todo nebuloso.

Isaac me empuja hacia el agua caliente y agarra mi jabón líquido. Arroja chorros en la
palma de la mano y frota las manos una con otra, creando espuma. Cierra los ojos y
respira profundamente.

—Amo el olor de esto. Amo sentir ese olor en ti todos los días. —Sus manos se
deslizan sobre mí, mis senos y brazos. Mi cabeza cae hacia atrás, y suelto un suspiro
feliz con los movimientos suaves de sus manos experimentadas—. Gírate —murmura
y obedezco. Enjabona mi espalda, masajeando y amasando mis músculos—. Eres tan
jodidamente sexy, bebé.

Suelto un gemido en respuesta y me inclino hacia atrás contra su pecho, apoyando mi


cabeza en su hombro. Él envuelve sus brazos alrededor de mi cuerpo, el agua cayendo
en cascada sobre nuestros cuerpos, enjuagando el jabón de mi cuerpo.

—Mi turno —murmuro y coloco jabón en mis manos. Imito sus movimientos con la
espuma en mis manos, las deslizo sobre su cuerpo mojado, y musculoso. Cierra los
ojos y suspira, apreciando mi toque. Lavo cada centímetro sexy de su cuerpo, trazando
el tatuaje del hombro con la punta de mi dedo, lavándolo completamente, y enseguida,
caigo de rodillas.
Página 50
—Mierda —susurra. Sonrío y aseguro la dura base de su pene, provocando con la
punta de mi lengua, lamiendo la grieta. Saca una respiración profunda por los dientes,
tuerce los dedos en mi cabello y nado lentamente sobre su erección, colocándola lo
más profundo posible en mi boca. Protejo mis dientes y comienzo a chupar fuerte,
pasando la lengua alrededor de la punta. Antes de que pueda meterlo de nuevo, él
aparta mis hombros y me levanta.

—Hey, yo no…

—Suficiente. Vas a hacer que me corra y quiero estar dentro de ti. —Aprieta mi trasero
con sus manos y me levanta—. Envuelve tus piernas alrededor mío. —Me empuja
contra la pared de azulejo y se entierra dentro de mí, cuando coloco mis piernas
alrededor de él.

—Oh, Dios. —Agarro sus cabellos y los sujeto con toda la fuerza, mientras folla más y
más fuerte, como un hombre poseído. Su rostro está enterrado en mi cuello, su
respiración irregular y feroz.

—Te sientes tan bien. —Él sacude la cabeza—. Es tan jodidamente bueno.

No logro responder. Una de sus manos se desliza desde mi trasero hasta mi pecho.
Aprieta y tira de un pezón, haciéndome gritar.

—No es posible tomar todo lo que quiero de tu cuerpo —susurra. Me pega


completamente contra la pared con su cuerpo. Mis caderas están pulsando y girando
con él, encontrando sus embates.

—Dios, Ojos Azules —murmuro. Levanta la cabeza y me mira, la furia estampada en


sus ojos azules mientras acelera, frotando más contra mi núcleo—. Oh, cariño, voy…

—Mierda, sí, córrete bebé.


Página 51
Mis piernas se aprietan alrededor de él y lo dejo ir, el fuego explotando a través de mí.
Isaac empuja, una vez más, duro contra mí, y después entierra el rostro en mi cuello de
nuevo, gimiendo alto, mientras se derrama en mi interior.

Me sujeta por algunos momentos, mientras nuestra respiración se calma. Besa mi


cuello, mi barbilla, y finalmente, mis labios, suavemente con amor.

—No termine todavía —susurra. Con los ojos abiertos de par en par, lo miro.

—¿No acabaste?

—No. —Pasa los dedos por mi mejilla—. Pero tengo hambre, y necesitamos de
nuestras fuerzas.

Página 52
Capítulo 6
Traducido por Sttefanye

Corregido por lsgab38

h, mira! —Giro el teléfono hacia Isaac—. Tu madre me


acaba de enviar una foto de Sophie durmiendo con tu padre.

—¿Cuántas fotos te ha mandado hasta ahora? —pregunta


con una sonrisa y agarra el control remoto de la tv.

—No lo sé, alrededor de 50. —Sonrío y le respondo a Gail—. Eso me hace sentir
mejor, saber que ella está bien. Realmente me hace falta.

—Lo sé, a mí también. ¿Pero te estás divirtiendo?

—Sí. Mucho. —Sonrío, mientras tira de mis pies a su regazo. Termino el sándwich
que Isaac preparó para nuestro almuerzo y agarro mi Kindle 4—. ¿Te importa si leo un
poco?

—¿Te importa si veo a una película de Statham 5?

—No. —Vuelvo a leer y suspiro, cuando Isaac comienza a pasar su pulgar hacia arriba
y hacia abajo en el arco de mi pie—. Eres tan bueno en eso.
Página 53

4
Lector de libros electrónicos (e-books).
5
Jason Michael Statham, es un actor de cine británico protagonista de filmes de acción.
—Mucha práctica con mi esposa embaraza. —Me sonríe con gusto.

—Cuidaste muy bien de mí cuando estuve embarazada.

—Es mi trabajo cuidarte, bebé. —Continua frotando mis pies, mientras Jason Statham
maneja un auto por Paris, y estoy completamente envuelta en nuestro momento.
Deseo que Sophie estuviera aquí, envuelta con nosotros, pero sé que ella está segura y
amada, y yo estoy divirtiéndome con mi marido.

—¿Quieres algo de beber? —pregunta.

—Claro, un poco de té estaría bien.

—Voy a buscar. —Se levanta del sofá y camina hasta la cocina, para colocar el agua a
hervir.

—Podría acostumbrarme a tanto mimo, sabes —digo.

—Te lo mereces. Sé que trabajas duro en casa, por mí y Soph. Mereces ser consentida
de vez en cuando. —Y solo con ese comentario, me enamoro de él una vez más.

—¿Hablaste con Luke? —pregunto.

—Uh, no, ¿por qué?

—Porque él es el maestro romántico de la familia.

—Confía en mí, eso no es ser maestro romántico.

—Para una mujer que apenas tuvo tiempo de tomar un baño en los últimos cuatro
meses, eso es increíblemente romántico.

—Stacy, ¿quieres contratar a alguien para ayudarnos? ¿Tal vez algunos días por
semana?
Página 54

Niego con la cabeza.


—No, no necesito ayuda. Sabes que amo ser madre y cuidar de nuestra niña. Tengo
suerte de poder quedarme en casa con ella y cuidar de ustedes. Pero eso es muy dulce
de tu parte y te lo agradezco… te amo mucho. —Me mira con sus fogosos ojos azules
y después llena mi taza con agua caliente.

—Yo también te amo. —Se acurruca cerca de mí, y tira mis pies de nuevo a su regazo,
tomo un sorbo de mi té, disfrutando de mi libro mientras él se distrae con su película.

***

—No puedo creer que me hayas dejado dormir toda la tarde. —Le sonrío a mi sexy
marido y saboreo el vino que nos sirvió para la cena. Estamos sentados nuevamente
frente a la chimenea, disfrutando con calma de nuestra última noche solos.

—Lo necesitabas. Además puedes tardar un poco antes de conseguir otra siesta. —
Sonríe, se levanta del sofá y se inclina para besar mi frente.

—Ya vuelvo.

—Está bien.

Me siento contra las almohadas suaves del sofá y sonrío. Estos días fueron
maravillosos. Isaac siempre fue bueno conmigo. Es un marido cariñoso y atento. Pero,
como la mayoría de las relaciones, nos acomodamos y estuve concentrada solo en
Soph. No diría que el romance está muerto, pero hay momentos en que se toma
vacaciones. Especialmente cuando estábamos liados con problemas de infertilidad, y el
sexo solo era para quedar embarazada. Él me hace sentir muy bien, como se esforzó en
ser romántico. Realmente necesitábamos pasar tiempo juntos.

—Bueno, no te atrevas a dormirte de nuevo, cariño. —Ni siquiera me di cuenta de que


cerré los ojos. Le sonrío y tomo una respiración profunda. Amo esa camiseta negra en
él, que se le pega en el abdomen.

—Eres tan hermoso —murmuro. Sus ojos se calientan y me da una sonrisa perezosa.
Página 55
—No estás tan mal. Vamos. —Toma mi mano y me levanta del sofá—. No necesitas
más de eso y solo te va a hacer dormir. —Toma mi copa de vino y la coloca sobre la
isla de la cocina, mientras caminamos en dirección a las escaleras.

—¿Estamos yendo para la cama ya?

—No. —Me sonríe, y cuando llegamos al tope de las escaleras, en vez de ir hacia la
suite principal me lleva a otra dirección, al cuarto de huéspedes. Dejo salir el aliento
cuando caminamos hacia adentro. Las sábanas están arregladas de forma que se vea la
sábana azul cubriendo el colchón.

Hay por lo menos una docena de velas encendidas en todo el cuarto, enviando
sombras en todo el ambiente. Música suave está sonando de un pequeño sistema de
sonido en la esquina. Isaac me empuja contra él, quedando pegado a mi espalda.
Envuelve sus brazos alrededor mío, besando mi cabello, entonces se gira para que
quede delante de él, me saca la camiseta por la cabeza, dejándola caer en el suelo.

—Creo que necesitas un masaje —murmura y desliza mi sujetador fuera, tirándolo de


encima de mi camisa.

—¿Necesito? —pregunto roncamente.

—Sí —responde simplemente. Saca mis jeans y bragas, doblándolos hasta deslizarlos
sobre mis pies. Besa mis labios suavemente, colocando mi rostro entre sus manos.

—Acuéstate en la cama sobre tu estomago —susurra.

—Está bien. —¿Cómo voy a decir no a eso? Me acuesto y suelto un gran suspiro.

—Sin dormirte —dice Isaac con una sonrisa.

—No sé qué hay de malo conmigo. Nunca estuve tan cansada —respondo con una
sonrisa.
Página 56
—Estás relajada. Estoy feliz, cariño. Ese fue el punto principal de alejarnos de todo por
unos días. —Lo escucho frotar sus manos y entonces están en mi cuerpo, acariciando
firmemente mi columna, sobre mi trasero, alrededor de mis caderas y de vuelta a mis
hombros, y entonces lo hace de nuevo, haciendo movimientos largos por mi cuerpo.

—Oh Dios, te amo —gimo. Él ríe y comienza a masajear mis lumbares en círculos
lentos y firmes.

—¿Se siente bien? —murmura con una sonrisa en su voz.

—Mmmm. —Traza un camino hacia arriba y hacia abajo por mi columna, sobre mi
trasero de nuevo y debajo de cada pierna, suave pero firmemente trabajando mis
músculos.

—Eres tan bueno con las manos, Ojos Azules. Es por eso que me casé contigo.

—¿Esa es la única razón? —pregunta.

—Y tu trasero. —Sus manos se detienen.

—¿Mi trasero? —pregunta, con voz divertida.

—Tu trasero. Tienes un bello trasero.

—No creo que me estés diciendo eso.

—No quiero inflar mucho tu ego.

Él abofetea mi trasero, una palmada tan fuerte que resuena por el cuarto. Me apoyo en
mis codos.

—¡Oye!
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—También me gusta tu trasero. Es una culdelicia 6.

—¿Culdelicia? No creo que eso sea una palabra. —Me acuesto nuevamente para
disfrutar de sus manos.

—No me importa. Lo es.

—Creció todavía más con el embarazo de Sophie —murmuro y sonrío.

—Tu trasero no creció —se queja.

—¿Necesitas gafas?

—Eso no pasó.

—Es decir. Para probarte que estás equivocado, creo que todavía hay estrías ahí.

—Cállate.

—¿Te incomoda? —pregunto y me apoyo en los codos nuevamente, mirándolo. Está


frunciendo el ceño, una profunda linea entre las sus cejas prominentes.

—¿Qué cosa me incomoda?

—El cambio de mi cuerpo. Las estrías, la gordura en mi barriga que no se puede ir. —
Sus manos se detienen y me mira a los ojos, una mirada preocupada—. ¿Será que te
incomodan?

—Mírame. —Su voz dura me sorprende—. No veo las alteraciones, Stacy. Veo a mi
mujer. —Se encoge de hombros, y no sé por qué. Pero esa simple declaración me
provoca llorar—. Me excitas desde el primer momento en que te vi en la universidad.

Solo lo miro. Dios, es tan dulce.


Página 58

6
Juego de palabras. Unión de las palabras culo y delicia.
Sus manos retoman el curso de mi piel y suspiro, y coloco mi cabeza de vuelta a la
cama.

—Digo lo que veo —murmura y recorre el pulgar encima de mi pantorrilla derecha—.


Piel suave y lisa. —Su toque ahora es solo con las puntas de los dedos, moviéndolos
por mis piernas, haciendo cosquillas en la parte sensible tras mis rodillas, y viajando
hacia arriba, hasta la parte inferior de mi espalda.

»—Trasero firme, hoyuelos pequeños a los lados que son sexy para follar. —Se inclina
y besa mis hoyuelos, dirigiendo su lengua sobre ellos y después besándolos castamente
nuevamente.

»—Hombros fuertes —murmura, pasando los dedos sobre ellos y después metiendo los
dedos en mi cabello—. El más hermoso cabello que he visto en mi vida, es grueso y
pesado, y el color… ahora, con la luz de las velas, parece que está prendido fuego.

Mierda.

—Gírate —susurra en mi oído. Obedezco y miro sus hermosos ojos azules. Aleja mi
cabello del rostro y me ofrece una sonrisa—. Veo manchas oscuras en tus ojos, y
cuando estás excitada, como ahora, brillan. Y tus labios… —Me besa suavemente y
pasa el pulgar sobre mi labio inferior—. Tus labios son rosados y suaves, y dicen las
cosas más dulces.

Hace su camino lentamente hasta mi barbilla y cuello, besando y mordiendo. Mi


cuerpo se está moviendo debajo de él, retorciéndose. Estoy completamente seducida
por él, mi cuerpo por su toque y mi mente y corazón con sus palabras.

—Tus senos son perfectos. —Suavemente lame un pezón, enseguida, el otro y hace su
camino hasta mi barriga, haciéndome cosquillas con la nariz y labios. Suavemente,
traza la evidencia de mi embarazo con la punta del dedo.

—¿Cuándo te hiciste tan bueno con las palabras? —susurro.


Página 59
Niega con la cabeza y besa mi barriga.

—Sé que no conseguí decirte lo suficientemente cuan sexy eres. Pero nunca, nunca
dudé lo mucho que amo tu cuerpo, solo lo que es, no importa lo mucho que cambie.

Sus dedos se deslizan por mi estómago, sobre mi pubis y mis pliegues. Isaac sonríe.

—Este es otro de mis lugares favoritos.

—¿Sí? —Le sonrío de vuelta y suspiro, mientras hunde un dedo dentro de mí, mientras
su pulgar danza alrededor de mi clítoris.

—Oh, definitivamente. —Se desliza más hacia abajo en la cama y abre mi núcleo, sus
pulgares separando mis labios—. Mira cuan hermosa eres. Rosa y mojada. —Sus
labios se deslizan sobre mi clítoris, y mis labios, y luego usa su lengua para hacer ese
trazado nuevamente—. Deliciosa —susurra.

Página 60
Capítulo 7
Traducido por Edel

Corregido por Eneritz

i espalda se levanta fuera de la cama, cuando su lengua se introduce en mi


núcleo.

—Oh, Dios mío.

—Tan receptiva —agrega un segundo dedo y enrolla su mágica lengua alrededor de mi


centro, provocándome y sacudiéndome, enseguida, chupando suavemente.

—Joder, Ojos azules…

—Oh, sí, vamos a llegar allí, estoy teniendo un poco de diversión aquí, por ahora,
querida —sonríe maliciosamente y besa mi punto, que conoce muy bien, el lugar en
donde mi muslo encuentra mi centro, y gimo de nuevo, sosteniendo la sábana
firmemente en mis dedos. Él saca los dedos, empujándolos de nuevo por mis labios, de
regreso a mi clítoris, dejándome todavía más mojada, sus intensos ojos azules observan
sus dedos jugando conmigo.

—Tan bonita —susurra para sí mismo y, enseguida, me mira, sonríe ampliamente y


arranca sus ropas rápidamente, subiéndose encima de mí. Descansa su cadera entre
mis piernas, y se instala encima de mí, apenas mirándome.
Página 61
—¿Qué está mal? —pregunto.

—Absolutamente nada. —Él me besa castamente, deslizando sus labios por los míos.
Apoya su cadera, deslizándose por mi humedad y después, lentamente, oh muy
lentamente, centímetro a centímetro entra en mí, hasta que me llena completamente.
Envuelvo mis brazos alrededor de sus hombros y las piernas alrededor de sus caderas,
sosteniéndolo apretado y él descansa su frente contra la mía.

—La mejor cosa que hice en mi vida fue hacerte mía, Stacy. —Susurra. Aprieto su
rostro en mis manos y acaricio su nariz, dejando las lágrimas caer por mi rostro. Él las
limpia delicadamente con los pulgares y muy lentamente comienza a mover las
caderas. Jala mi pierna por encima de su hombro y voltea la cabeza para besar mi
pantorrilla. Suspiro con el nuevo ángulo, que le permite deslizarse aún más dentro de
mí, más profundo. Y de repente, no soporto lo lento. Necesito algo rápido y duro.
Muevo mis caderas, bombeándonos para arriba y para abajo, apretándome alrededor
de él.

—Dios, cariño, no me aprietes tan duro. Me vas a hacer acabar.

—Ese es el punto —muevo la cabeza con firmeza.

—No quiero correrme todavía. —Agarro su trasero en mis manos y lo jalo más duro,
sostengo mis piernas alrededor de él, más apretado. Él arruga la frente y mantiene solo
la punta dentro mí—. ¡Hey!

Me golpea, duro, y, enseguida, sale completamente.

—¡Argh! ¡Maldito! —Ahora él está jugando conmigo, colocando apenas la punta


dentro, sonriendo con orgullo.

—¿Listo para hacer lo que yo digo? —Levanto mis caderas rápidamente, haciendo que
su erección se deslice más dentro de mí, y él se sale.
Página 62
—Oh, no. Creo que es mejor que te voltees. —Sin esfuerzo me voltea, colocando mi
trasero en el aire y se entierra dentro de mí, sus manos sostienen mis caderas,
llevándome para dentro y para fuera, como un castigo, en un ritmo constante.

—Oh, Dios —me cubre con su pecho y gira mi clítoris en círculos con sus dedos.

—Te hago gozar, bebé. Es así que trabajo. —Su voz está ronca, y aquellos dedos
mágicos empujan incesantemente dentro de mí, enviándome al borde, y grito su
nombre cuando gozo, vibrando y temblando debajo de él, impotente.

—Eso es, bonita. Oh, Dios, Stacy… —Y de repente él se está vaciando brutalmente
dentro de mí, tan duro y tan profundo como puede, y siento su semilla dentro de mí—.
Fóllame. —Susurra y besa mi hombro.

—Acabo de hacerlo.

—Sabelotodo.

***

—¿Qué está mal? —Isaac sostiene mi cara en sus manos, una mirada seria en su rostro,
enfocado apenas en mí como si el resto de nuestra familia no estuviese enfrente.

—Es solo un pequeño dolor de cabeza. —Sonrío tratando de tranquilizarlo,


sosteniendo su mano en la mía y besándolo, entonces mete sus manos en los bolsillos
de la chaqueta, para mantenerlas calientes. Estamos caminando por el Zoo Woodland
Park, en el corazón de Seattle, viendo las luces de Navidad que colocan todos los años.
Todavía es el inicio de la noche, el aire está fresco, dejando nuestras mejillas rosas y
narices frías. Tuvimos un invierno raro, seco en los últimos días. La verdad, desde que
regresamos de la cabaña, algunas semanas atrás, el tiempo ha sido sorprendentemente
ligero. Y hace un tiempo perfecto para ver las luces del Zoo.

El zoológico tiene millones de cuerdas con luces por todo el jardín zoológico, en
formas de animales, flores y escenas de paisajes. Realmente es muy bonito después de
Página 63
oscurecer. También colocaron renos y un enorme carrusel para los niños. Este es un
paseo familiar anual para los Montgomery. Este año no solo vinieron los padres de
Isaac, Isaac, Soph y yo, y Nat y Luke. Brynna también vino con sus adorables gemelas
de cinco años, Maddie y Josie.

—Has tenido algunos dolores de cabeza en estas últimas semanas —comenta Isaac. Él
arregla a Sophie, mientras ella se mueve en el sueño contra su pecho.

—Estoy bien. —Sonrío de nuevo y después río cuando las gemelas gritan de felicidad
cuando ven una exposición de luces de un cuento de hadas, brincando de arriba para
abajo, queriendo ver mejor. Brynna nos mira, observa el área rápidamente y va con las
niñas.

—Dios, voy a vomitar —gruñe Jules—. Luke y Nat se están besando. Nuevamente. —
Río y froto el brazo de Jules en señal de consuelo.

—¿No estás acostumbrada todavía?

—Jesús, ¿se tienen que agarrar todo el maldito tiempo? —Luke sonríe, besa a Nat una
última vez y pasa el brazo alrededor de ella—. Sí.

—Joder. —Jules le saca la lengua y tiembla, y no puedo evitar soltar una carcajada.

—¿Tienes nueve años? —pregunta Isaac.

—Cállate, Isaac. —responde Jules. De repente, Isaac me jala por mi chaqueta y


gentilmente me lleva a su encuentro, besándome dura y profundamente. Escucho a
Jules hacer el sonido del vómito, sonrío, pasando mis brazos alrededor de su cuello y
lo abrazo apasionadamente, me acuerdo que Sophie está entre nosotros.

—Muy bien, Isaac — observa Natalie, impresionada por nuestro beso.

¿Por qué?
Página 64
—¿Por qué ustedes iban a tener toda la diversión? —pregunta Isaac, todavía sonriendo
para mí. ¿Por qué?

—Hay niños aquí, saben —nos recuerda Jules.

—Yo quiero alimentar a los renos. —Maddie salta para arriba y para abajo y su
hermana se junta a ella.

—Ok, entonces iremos con los renos—dice Isaac y vamos todos caminando en
dirección al local donde están los renos. Brynna mira por encima del hombro, en la
dirección al lugar de donde vinimos, y arruga la frente.

—Brynna está mirado por encima del hombro todo el tiempo —susurro a Isaac. Él la
observa pensativo.

—Hey. —Isaac pasa un brazo alrededor de ella y la aprieta, entonces se aleja—. Aquí
estás segura. —Ella le ofrece una pequeña sonrisa.

—Lo sé. Simplemente no consigo evitar estar alerta. —Llevo mi mano libre hasta la
suya, cuando nos quedamos los tres atrás.

—¿Me vas a decir qué pasó? —Su rostro se entristece y mira para el suelo. Se muerde
el labio y mueve sus ojos marrones hasta mí, balancea la cabeza, su cabello oscuro
saltando alrededor de su lindo rostro—. No.

—¿Por qué? —pregunto frustrada.

—Es mejor para ti, si no lo sabes. —Miró a Isaac.

—¿Tú sabes? —mueve la cabeza negando.

—No. Es muy terca.

—Matt y yo tenemos todo bajo control —murmura.


Página 65
—Cierto, entonces ¿mirar por encima del hombro a donde sea que vayas, o usar un
teléfono descartable, con un nuevo número y cambiar el color de tu cabello es
mantener las cosas bajo control? ¿Qué es lo próximo, Bryn? ¿vas a cambiar tu nombre
y el número de seguridad social también? —me mira y veo las lágrimas formándose.
Me siento una perra.

—Mierda, lo siento mucho. —Balanceo mi cabeza y respiro profundamente—. Eso fue


horrible. Solo estoy preocupada por ti, y nunca antes me guardaste secretos.

—Estoy tratando de mantenerte segura.

—Está bien. —Ella me mira sorprendida.

—Ok. Cuando quieras contarlo, estaré aquí.

—Entonces, Brynna — comienza Isaac—: Puedo suponer que vas a buscar un trabajo.

Ella se encoge de hombros.

—Sí, pero no puedo comenzar a enviar currículos para potenciales trabajos, porque
van a verificar mis antecedentes. Eso va a llamar la atención.

—Cierto. —Isaac está de acuerdo—. Bien, necesito ayuda en la oficia. Necesito de


alguien que atienda el teléfono, cuide de las facturas, cosas así.

—Pensé que ya tenías a alguien para eso. —Ella arruga la frente.

—Tengo, pero el negocio está yendo bien, y necesito de más ayuda. ¿Estás interesada?

—¿Me estás ofreciendo un trabajo?

—Sí.

Ella se muerde el labio, considerando su oferta.


Página 66

—Realmente necesito la ayuda, Bryn.


—¿En serio? —él sonríe para ella, y yo lo amo cada vez más.

—Puedo comenzar mañana. —Ella sonríe abiertamente, y es la primera sonrisa de


verdad que veo en su bello rostro desde que llegó a la casa, hace casi dos semanas, nos
abraza apretado, lo más cerca que conseguimos con Sophie entre nosotros.

—Hey, cuidado con esas manos, hermana. —Murmuro bromeando—. Y no aplastes a


mi bebé.

Ella ríe

—Si él no fuese tuyo, lo reclamaría para mí.

—Señoras, no es necesario luchar. No hay suficiente de mí para aguantar a las dos. —


Nos acabamos carcajeando.

—¡Agua fiestas! —bromeo.

—¡Mamá! ¡Mamá! ¡Voy a alimentar a los venados! —grita Josie y corre hasta su mamá
con emoción.

—¡Genial, Josie! ¿Cuántos tienen?

—Ocho.

—¿Cuáles son sus nombres? —pregunta Luke y le guiña el ojo a Brynna. No puedo
ayudar, pero sonrío a Brynna con la broma de Luke. Ella se sonroja como una
adolescente siempre que él la mira. Todavía no consigue creer que Natalie está casada
con Luke Williams.

—Donner, Dasher… —comienza Josie.

—Rayo y Cupido… —agrega Maddie, arrugando el rostro, pensando con desespero.


Página 67
—Cometa y Zorro y… y… y… Bailarín y… y…—Josie y Madie se miran, contando
con los pequeños dedos.

—¡Y Lucky! —grita Maddie.

—¿Lucky? —pregunta Luke riéndose. Nosotros intentamos esconder nuestras sonrisas


detrás de las manos, mas fallamos miserablemente.

—Sí.

—Me parece bien.

—Tía Stacy, Sophie quiere alimentar al venado —dice Josie sinceramente.

—Creo que Sophie es muy pequeña para alimentarlo, querida. —Sonrío para ella y le
jalo cariñosamente su larga trenza oscura.

—Bien, ¿puedo mirarla, entonces? —pregunta e Isaac se agacha, dejándola ver a la


dulce bebé durmiendo. Las gemelas están un poco obsesionadas con su pequeña prima
desde el momento en que la conocieron.

—Oh, está durmiendo —susurra en voz alta para Isaac.

—Sí, ella lo está —responde él con una sonrisa. No puedo dejar de sonreírles.

—¿Por qué? —ella mira seriamente a Isaac, que está al nivel de los suyos.

—Porque es dormilona —Josie sonríe dulcemente.

—Ok. —Y se marcha, para alimentar al venado con su hermana.

—Eres bueno con los niños, Isaac —dice Jules casualmente mientras observa a sus
padres ayudar a las niñas a alimentar a los animales.

—¿Qué quieres, mocosa?


Página 68
—¿No puedo decir algo bueno de ti, sin querer alguna cosa? —Isaac ríe y se tapa la
boca para no hacer ruido.

—Ok, gracias. Creo.

—¡Por el amor del niño Jesús, ¿en qué pesebre vine a parar? —exclama de repente
Jules y todos nos carcajeamos al ver a Natalie y Luke en otro abrazo apasionado.

—Corta el espectáculo, Jules —murmura Luke y abraza a Natalie, dándole un gran


beso, como demostración.

—Dios, te odio.

Página 69
Capítulo 8
Traducido por blanca20011983

Corregido por Eneritz

entémonos allí en el fondo —susurra Isaac en mi oído, cuando


entramos en el cine. Es un día entre semana, así que no hay
muchas personas.

—No voy a hacer nada contigo en una sala de cine —le oigo gruñir.

—Sí, lo harás.

—Ya no tengo 16 años. —Subo los escalones hasta la cima y elijo los asientos de la
parte inferior, en la fila del medio. Estamos en una sala de cine que ofrece sillones
reclinables, en lugar de las típicas de las salas. Es nuevo, y te juro por Dios que nunca
volveré a otro cine que no tenga este tipo de asientos. Isaac levanta el brazo, la silla se
convierte en un sofá de cuero acogedor. Nos acomodamos y esperamos que la película
comience.

—No me creo que estés de acuerdo en ver una película de mujeres. —Meto un
puñado de palomitas en la boca y tomo un sorbo de soda.

—No tengo la intención de ver gran parte de ella.


Página 70
—No voy a ser magreada por ti durante la película. Llevo semanas esperando por
verla.

—Te la voy a comprar en Blue-Ray. —Se encoge de hombros y muerde el perrito


caliente hasta casi la mitad.

—Entonces, ¿por qué gastamos casi 50 dólares para venir al cine? —le pregunto.

Me sonríe y traga.

—Manoseo en el cine.

—¿Perdón? —le pregunto con una sonrisa.

—Tenemos una cita.

—Es evidente.

—En el cine.

—De acuerdo. —Arrugo la frente y luego vuelve su sonrisa. Dios, me encanta cuando
me mira de esa manera. Sus ojos están satisfechos y arrogantes.

—Donde está oscuro —me acerco más a él, saca y pone su brazo detrás de mí,
apoyando su mano en mi cadera y me susurra al oído— y nadie puede ver que te toco.

Mierda, él me quiere en una sala de cine.

—¿Cuánto hace que tienes este pequeño sueño? —le pregunto secamente.

—Desde que tenía 13. —Me río y descanso mi cabeza en su hombro mientras como
mis palomitas. Entran algunas personas que se sientan muy por debajo de nuestra fila.
Las luces se apagan cuando comienza la película. Después de quince minutos pongo
mi cubo de palomitas de maíz en el suelo, y me apoyo totalmente en el cuerpo sexy de
Página 71
mi marido. Se mueve en un gran sillón y me empuja entre las piernas, envuelve sus
brazos protectoramente alrededor de mis hombros y me besa en el pelo.

Con un gran suspiro, me relajo en él. Los actores de la película están discutiendo
apasionadamente, y de repente se están besando, también apasionadamente. La mano
de Isaac viaja de mi hombro a mi culo, donde dibuja suavemente pequeños círculos
alrededor de él. No va a renunciar a convencerme. Levanta mi barbilla y pasa sus
labios en toda la zona, tan ligero que apenas puedo sentirlos. Es solo un susurro de un
beso. Sus labios acarician los lados de mi boca, la línea de mi mandíbula. Besa
suavemente mi nariz. Sus manos acarician mi cabello y pone su boca sobre la mía otra
vez, siempre con absoluta delicadeza.

Suspiro contra él, y abro los labios, invitándolo a convertirse en un beso más profundo,
y él responde a mi invitación con entusiasmo, hundiendo su lengua para jugar,
mordisqueando mis labios de nuevo. Se aparta y rítmicamente acaricia mi pelo con los
dedos.

—Vamos a ver la película. —Susurra. Ah, cierto, la película. Yo pongo mi cabeza en


su pecho y siento su beso en el pelo y su sonrisa. Con la mano en el culo, desliza sus
manos por debajo de mis pantalones, y aprieta mi culo con firmeza. Su mano es
grande y cálida, tengo que ponerme la mano en la boca para no gemir en voz alta.

¡Me está provocando!

Su otra mano se mueve, dejando abandonando mi cabello, deslizándose hasta mi


hombro, y después rozando con el dorso de los dedos la pared de mi pecho, luego de
vuelta a mi cuello, donde sabe que soy más sensible y mueve suavemente el pulgar
hacia atrás y adelante, en la ubicación que hace que me cosquillee todo.

Ok, los dos podemos jugar a este juego.

Dirijo mi mano contra sus costillas, la cadera y debajo de la camisa, así que puedo
sentir sus músculos. Dios, están tan tonificados y duros. Y caliente. Se encoge y se
Página 72
tambalea bajo mi tacto. Sonrío y sigo haciéndole cosquillas ligeramente, con solo los
dedos, a través de los músculos y alrededor de las costillas. Su erección está creciendo
contra mi estómago, pero mis ojos todavía están pegados a la pantalla, aunque no
tengo ni idea de lo que está sucediendo en la película en este momento, me mudo a su
lado y abro sus pantalones vaqueros, deslizando mi mano dentro de él. Él suspira
suavemente mientras aprieto su dureza en la mano y le provoco. Su mano en mi culo
aprieta, y se mueve hacia abajo entre mis pliegues.

—Mojada —murmura contra mi pelo y me besa en la cabeza. De repente, me echa


hacia atrás, cierra los botones de sus pantalones, me arranca del asiento y bajamos las
escaleras.

—¿A dónde vamos? —susurro en voz alta. Él no responde hasta que estamos fuera del
cine y caminando por la acera—. Ojos azules, ¿qué estás haciendo? La película... —Él
me empuja contra la pared y me acorrala con su cuerpo, manteniendo apretadas las
muñecas a un lado de mi cabeza y me besa vorazmente, me consume y me hace el
amor con su boca.

—Blue-Ray —gruñe, sus ojos azules se estrechan y me está tirando detrás de él otra
vez, para el auto—. Tengo que llegar a casa y desnudarme. Ahora.

—Bueno, está bien entonces.

***

¿De dónde vinieron todos estos paquetes?

Acabo de servirme mi primera taza de café y vuelvo a subir a tomar una ducha y
prepararme para el día antes de que Sophie despierte, pero cuando paso por el árbol de
Navidad, hay al menos una docena de regalos brillantemente envueltos, sumados a los
presentes que yo había envuelto y colocado bajo el árbol la semana pasada.

Pongo mi café en la mesa y me arrodillo en el suelo para llegar a una gran caja roja con
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un lazo de oro.
—Las manos fuera.

Saco mi mano y me siento en mis talones, mirando con una expresión culpable a
Isaac.

—No he tocado nada.

—Estabas a punto de tocarlo.

—¿De dónde vienen? —le pregunto, y miro hacia atrás a las hermosas cajas.

—Uh, ¿Santa Claus? —miro hacia atrás.

—Todavía no es la mañana de Navidad, listillo.

—Llámalo un Santa Claus inteligente, no estás siendo una buena chica. Continúa
siendo traviesa, y te quedarás sin nada.

—Te voy a mostrar lo que es malo... —los gemidos de Sophie vienen a través del
monitor, y sé que solo tengo 20 minutos para ducharme antes de que ella insista en que
es el momento de salir de su cuna.

—Voy a tomar una ducha rápida. —Isaac me tira contra él, cuando me levanto.

—¿Más tarde esta noche? —me pregunta, mientras sus labios apenas rozan ligeramente
los míos.

—Tenemos una reunión. —Yo sonrío y beso la barbilla ligeramente sin afeitar,
disfrutando de esa sensación en contra de mis labios.

—¿Qué vas a hacer hoy? —pregunta.

—Voy a llevar a Sophie a casa de mi madre. Preguntó si podía quedarse con ella
durante un par de horas, así que pensé en aprovecharlo e ir al supermercado y quizás a
una manicura. El café está en el mostrador de la cocina.
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—Gracias, cariño. Disfruta de tu día —sonríe y me besa, y luego camina hacia la
puerta, para ir a su trabajo.

—No trabajes demasiado duro.

***

—Pero no entiendo —respondo a la enfermera Kimberly—. ¿Por qué tengo que volver?
Estuve allí ayer.

—El resultado de la prueba de sangre que te hiciste ayer regresó del laboratorio, Stacy,
y al médico le gustaría conversar contigo algunas cosas.

¿Qué cosas?

—Dijo que estaba bien, y que me llamarían solo para darme los resultados de la
prueba. Me puedes dar esos resultados ahora.

Voy al supermercado y tengo cita en la peluquería para conseguir una manicura que
necesito desesperadamente. Otro viaje innecesario al médico me parece ridículo y una
pérdida de tiempo.

—No estoy en libertad de discutir los resultados de las pruebas por teléfono. El Dr.
Wilson tiene que verte. Tiene un hueco para ti en una hora. ¿Podemos esperar por ti
entonces?

Bueno, diablos, ahí va la manicura.

—Sí, voy a estar allí. —Cuelgo el teléfono con el ceño fruncido. Otra visita al médico.
Isaac me convenció para ir ayer porque todavía tenía dolores de cabeza. Ellos no me
debilitan, pero son frecuentes. El médico sospecha que se deben al estrés, pero prefiere
hacer algunas pruebas, solo para asegurarse de que todo está bien.

Todo estaba perfecto, un inesperado día libre para hacer mis cosas y aunque sea solo
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por rutina, voy a golpear a alguien en la garganta por arruinarlo. Estoy harta de los
médicos desde hace mucho tiempo. Mi teléfono suena de nuevo, y sonrío cuando veo
que es Brynna.

—Hey.

—Oye, estoy saliendo de la casa de tu madre. Ella está con Sophie y se ofreció a
quedarse con las niñas por mí también. ¿Dónde estás?

—Yo iba a una manicura... —Antes de que pueda terminar la frase, Brynna suspira en
voz alta.

—¿Sin mí? ¿Qué carajo?

—Es bueno que las niñas no estén contigo —le contesto secamente.

—Lo sé. Trato de hablar todos los improperios que puedo cuando no están alrededor.

—Como decía, estaba en camino a la peluquería para conseguir una manicura, pero mi
doctor ha llamado y quieren que me vaya a otra consulta.

—¿Sigues teniendo visitas de seguimiento, casi cinco meses después de dar a luz? —me
pregunta.

—No, fui porque tengo dolores de cabeza. Creo que hay algunos resultados de la
prueba de sangre de los que quieren hablar.

—Ah. Bueno, ya que no estoy con las niñas, ¿quieres un poco de compañía? Podemos
hacer una manicura después de comer.

—Claro, gracias. Nos vemos allí. —Le paso la dirección y cuelgo la llamada. Entro en
el estacionamiento de la oficina, y espero por Brynna en mi auto.

No toma mucho tiempo hasta que se une a mí.

—Hola, Fran. —Saludo a la recepcionista—. El Dr. Wilson quiere volver a verme hoy.
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—Él te está esperando. Gracias por venir tan rápido. ¿Sin Sophie hoy? —me pregunta
con una sonrisa.

—Hoy tengo una niñera.

La enfermera Kimberly aparece y me sonríe.

—¡Qué bien estés aquí! Te llevo a él.

—No está muy lleno hoy. —Estoy tratando de mantener una conversación ligera para
calmar mis nervios. Odio al doctor. Se podría pensar que con todas las decenas, si no
cientos de horas que pasé con ellos en los últimos tres años, no me importaría mucho
más. Pero me molesta.

—En esta época del año suele ser más tranquila. Especialmente esta semana, que es la
semana de Navidad. —Kimberly ofrece una sonrisa a Brynna.

—Oh, lo siento. Esta es mi prima, Brynna.

—Encantada de conocerte. Ok, siéntense, el médico estará aquí pronto.

—Este lugar me da escalofríos. —Brynna lo observa después de que la enfermera cierra


la puerta. Se estremece y mira una vagina de plástico—. ¿Por qué demonios pusieron
estas cosas aquí? No quiero ver una vagina de plástico.

—Tratan de asustarnos, y que no queramos más sexo.

Pronto llaman a la puerta, Brynna se sobresalta y luego la puerta se abre, y mi lindo


médico, el Dr. Wilson ingresa energéticamente en la habitación.

—Gracias por venir, Stacy.

—Claro. Esta es mi prima, Brynna.


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—Brynna —aprieta su mano. Brynna me mira con expresión con los ojos abiertos y la
boca abierta. ¡Maldita sea!

¡Lo sé!, le respondo en voz baja.

—Entonces, Stacy, sé que hablamos ayer que los dolores de cabeza probablemente son
debidos al estrés, y no estaban relacionados con el pequeño diabetes gestacional que
tenías en la última parte de tu embarazo.

—Cierto. —Estoy de acuerdo.

—Eso es correcto, porque tus pruebas son perfectamente normales en relación con su
nivel de azúcar.

—Muy bien. —Sonrío y pongo mi mochila al hombro, esperando el resultado de mi


prueba.

—Sin embargo... —sigue y detengo mis movimientos—: Estás embarazada.

—¿Qué carajo? —exclamo y Brynna tiene un ataque histérico de risa.

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Capítulo 9
Traducido por blanca20011983

Corregido por Angeles Rangel

e quedo mirando al lindo médico durante unos pocos segundos, la boca


abierta los ojos muy abiertos y una niebla rodeando mi cerebro.

—Lo siento, ¿qué dijiste?

—Estás embarazada. —Y así, tan pronto como se habían controlado las risitas, Brynna
tuvo otro ataque de ellas.

—¿Ha estado bebiendo? —pregunta el médico.

—No. Esto es una locura. Debes revisar los resultados del examen médico. No estoy
embarazada.

—Ah, sí, lo estas. —Estoy sorprendida. Parpadeo.

—Sólo tú, Stacy… —Brynna da una respiración profunda y limpia una lágrima de su
ojo—. Sólo tú puedes luchar con un tratamiento de fertilidad durante tres años, para
que cuando por fin tienes a tu bebé, te embarazas otra vez sin siquiera intentarlo.

—Lo he visto antes —responde el médico—. A veces, el sistema de una mujer se


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«Reinicia» después de un embarazo y ella es capaz de concebir de forma natural


después de un tratamiento adecuado. Eh. ¿Cuándo fue tu última menstruación? —me
pregunta.

—No me acuerdo. Es probable que antes de quedarme embarazada de Sophie. Pensé


que mis hormonas todavía no habían vuelto a la normalidad después del embarazo.

—Así que probablemente quedaste embarazada hace unos meses.

—¿Tahití? —susurra Brynna.

¡Tahití!

—Mierda, ¡tomé alcohol! No estaba amamantando a Sophie, así que tomé unas copas
aquí y allá en Tahití.

—¿Más de una al día? —me pregunta.

—No, sólo unas en un mes.

—Así está bien —él sonríe tranquilizadoramente—. Ya sabes qué hacer. Llama a tu
partera y has una cita y una ecografía.

—Así que, ¿todo lo demás está bien? —le pregunto.

—Sí, tú estás muy bien. Buena suerte.

Me quedo mirando a Brynna por un minuto, mi boca se abre y se cierra como un pez
fuera del agua.

—Almuerzo —dice ella, toma mi mano y me saca de la oficina. ¿Qué pasa que todo el
mundo me está empujando por todas partes?

—Tengo que llevar a casa la compra y recoger a Sophie.

—Vamos a llevar a tu casa las compras, guardar sólo los productos perecederos y luego
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almorzaremos. Tu madre está disfrutando de Sophie.


—Bueno

—¿Puedes conducir?

—Sí, ¿por qué?

—¿Por qué estás tratando de encender el auto con tu brillo de labios, en vez de usar la
llave? —Veo el brillo de labios en mi mano.

—Mierda.

—Yo conduzco, vamos a dejar mi auto aquí y haré que mi padre venga a recogerlo
más tarde.

—Ok.

—¿Cómo te sientes? —pregunta cuando salimos del estacionamiento. Todavía estoy


entorpecida, en estado de shock.

—No embarazada.

—Vamos, vamos a hacerlo muy pronto, para que podamos salir. —Rápidamente
descargamos las bolsas de la compra del auto a la cocina y ponemos toda la comida en
el congelador y antes de darme cuenta, estamos de vuelta en el auto y paramos en un
restaurante mexicano que está cerca.

—Vamos a tomar margaritas —me sonríe—. La tuya sin alcohol.

—A la mierda, sin alcohol por un año más. —Estamos sentadas y metemos con
entusiasmo las manos en la cesta de patatas fritas.

—No hay nada malo con tu apetito —dice Brynna secamente.

—Cállate. —Como dos papas más y tomo un sorbo de mi margarita—. Esto no es una
margarita.
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Brynna levanta una ceja expectante.

—¿Y qué?

—No seas arrogante —digo.

Ella toma un bocado de una patata y un largo sorbo de su perfecta margarita y sonríe
con aire de suficiencia.

—Te odio.

—No, no me odias. —Desprecia mis palabras con un movimiento de la muñeca.

—¿Cómo te siente por el bebé?

—Oh, Sophie es grande. Es tan divertida, se ríe todo el tiempo. Aquí, tengo un video
en mi teléfono que quiero mostrarte... —Miro a los ojos muy abiertos de Brynna—.
¿Qué?

—Stacy, ¿estás teniendo un ataque de histeria? ¿Tengo que llevarte de vuelta al Dr.
Suculento?

—Es el Dr. Delicioso.

—Sea lo que sea, voy a llevarte de nuevo si es necesario al Dr. Sexo. Sabes que mi
pregunta era sobre tu embarazo, ¿verdad?

—Ah. —Me siento firme en la silla, con una patata colgando entre mis dedos—. Sí
cierto. Estoy embarazada —digo las palabras de nuevo a mi cerebro, dejando que
entren y se filtren—. Sin medicamentos o inyección en el trasero, o que me digan, mes
tras mes, que no funciono.

Mierda.

—¿Qué crees que va a decir Isaac? —pregunta ella. Reculo.


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—Bueno, casualmente, lo hablamos hace unas semanas. Íbamos a esperar un poco
más, pero estoy segura de que va a estar feliz una vez que desaparezca el shock. —Me
encojo de hombros. Sí, Isaac va a estar genial. Habíamos planeado una casa llena de
niños cuando nos casamos.

—Oh, Dios. —Me trago otra patata y tomo un sorbo de agua.

—¿Qué? —pregunta Brynna.

—Voy a tener dos bebés con una diferencia de tan solo 18 meses. Dos bebés con
pañales. Dos bebés... —Sus cejas se levantan y sonríe—. No sé cómo va a ser eso.
Maldita sea, no me lo esperaba. —Yo sonrío y tomo una respiración profunda—.
Sophie va a ser una hermana mayor.

—¿Cómo se lo vas a decir?

—Oh, no lo sé. Creo que va a ser divertido. —Muevo las manos animadamente—. ¡Lo
sé! La Navidad es en unos pocos días. —Tengo una idea. Tomo un sorbo de mi falsa
margarita y me inclino hacia el frente—. Ok, lo vi en un sitio web. Soy adicta a varios
sitios. Pierdo muchas, muchas horas en el sitio. Esto es lo que haremos: Primera
llamamos a Natalie. Después...

***

—¿Cómo estuvo tu día? —pregunta Isaac y me sostiene en un beso. Él ha traído


comida italiana. Dios, lo amo.

—Fue un buen día —le sonrío y por dentro estoy saltando arriba y abajo... Un buen
día, normal.

—¿Alguna novedad?

¡Carajo! No tienes ni idea, cariño.


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—Nada, en realidad. —Me encojo de hombros y le beso, luego empiezo a abrir las
cajas de plástico que estaban dentro de bolsas de papel, con nuestra deliciosa comida
dentro. Isaac se acerca a la cocina a buscar los platos y cubiertos y coge dos copas de
vino y una botella de Merlot.

Mierda.

—No me sirvas vino, Ojos azules —digo lo más natural posible.

—¿Estás segura? Yo sé que te gusta beber vino con esta comida. —Frunce el ceño y
asiente—. ¿Te sientes bien?

—Estoy bien —asiento con la mano y pongo la comida en nuestros platos, sonriendo a
Sophie, que está sentada en su asiento, animosa y bromeando.

—¿No más dolores de cabeza? —pregunta y lleva el vino y las copas de vuelta a la
cocina y trae una botella de agua en esta ocasión.

—No, nada, desde hace unos días —le sonrío—. Definitivamente, no hay dolor de
cabeza esta noche. —Levanto las cejas, haciéndolo reír y haciendo todo lo posible para
distraerlo y no hablar de mi día.

—¿El médico llamó con los resultados de las pruebas de ayer? —pregunta y toma un
bocado de la ensalada.

—Sí, está todo bien. —No puedo mirar sus ojos. No me gusta mentirle, aunque vaya a
sorprenderle más tarde. ¡Y esto es grande, y estoy tan emocionada! Tal vez debería
decirle...

—Por lo tanto, los dolores de cabeza eran probablemente del estrés, ¿verdad? —
pregunta él, pensativo mientras mastica.

—Eso es lo que cree el doctor. —Tomo un sorbo de agua y cojo otro bocado de pasta.
Dios, esto está muy bueno.
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—Sé que tienes muchas cosas en la mente Stacy. Tal vez deberías dejar el blog por un
tiempo.

—¿Eh? ¿Por qué habría de hacerlo? —le pregunto, frunciendo el ceño.

—Porque, obviamente tienes un montón de cosas con Sophie y con Brynna de vuelta
en casa y todo de nuevo. —Se encoge de hombros, como si sus comentarios tuvieran
sentido para él.

—Yo amo mi blog. Me encanta leer. Los autores confían en que puedo ayudar a
promocionar sus libros escribiendo comentarios y yo no quiero dejarlo.

—No estoy diciendo que debas dejarlo totalmente. Tal vez sólo frenar. Se necesita una
gran cantidad de tiempo.

—¿Estás diciendo que no quieres que continúe con el blog, Isaac? —Bajo mi cubiertos
y lo miro. Él nunca antes lo mencionó. Él siempre parecía estar muy orgulloso de mí.
¿Qué demonios?

—No. —Frunce el ceño—. Jesús, soy un idiota. Si te gusta, simplemente continua. El


médico dijo que tus dolores de cabeza son causados por el estrés, y estoy tratando de
pensar en maneras de reducir el estrés. Y estoy deliberadamente tratando de iniciar una
pelea. Gran manera de reducir el estrés. —Toma otro sorbo de agua y respirar hondo.

—Bueno, no creo que el blog me estrese —contesto con calma.

—De acuerdo. —Termina su pasta y empuja el plato, observándome atentamente—.


¿Está pasando algo más?

Sacudo la cabeza y cierro los labios.

—No.

Inclina la cabeza, sus ojos azules, fríos, fríos, observándome atentamente.


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—Si tú lo dices.

—¿Te llamó tu madre hoy? —le pregunto, cambiando de tema, mientras me levanto
para limpiar la mesa.

—No, ¿qué pasó? —Me ayuda y el trabajo va más rápido, tirando las cajas y cargando
el lavaplatos.

—Vamos a hacer la cena de Nochebuena en casa de Luke y Nat este año, ya que
tienen un espacio más grande para todos nosotros. —Me doy la vuelta, me apoyo
contra el mostrador de la cocina y sonrío cuando Isaac levanta a Sophie de su asiento y
le besa la mejilla, susurrando en su oído y haciéndola reír. Él es un gran padre.

Tengo que reprimir las ganas de no frotar inconscientemente mi vientre.

La familia Montgomery generalmente reúne a todos en su casa el día de Navidad, pero


intercambiamos los regalos en la víspera y estoy muy feliz, porque la verdad es que no
creo que pueda esperar otras doce horas de este año. Por no hablar de la celebración
privada que tendremos los tres mañana aquí en casa.

—Oh, de acuerdo. Tú y yo cambiaremos los regalos allí o esperamos hasta la mañana


de Navidad en casa. —Da mordiscos en los dedos de Sophie, haciéndola reír un poco
más—. ¿Tenemos que hacer esperar a mamá para los regalos de Navidad, mi
melocotón?

—Me gustaría darte un regalo allí y podemos cambiar el resto aquí por la mañana —
susurro y sus ojos se encuentran con los míos, inclinando la cabeza hacia atrás para
escuchar el tono de mi respuesta.

—¿Seguro que estás bien?

—Estoy bien, no seas fastidioso, bebé —contesto con sarcasmo.


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—Mira, no me provoques con esa boca de nuevo. Santa todavía puede recoger todos
los regalos bellamente envueltos bajo el árbol, bebé.

Sonrío dulcemente.

—Te amo. —Bato mis pestañas e Isaac ríe, haciendo que Sophie sonría también.

—Mamá pretende ser una buena chica, pero ella es traviesa, Soph. No dejes que te
engañe. —Le besa la mejilla y me sonríe—. Ven aquí.

—¿Para qué?

—Ven aquí. —Voy al encuentro de mis dos personas favoritas en el mundo y él pone
su brazo alrededor de mí, planta sus manos en mi espalda y me da un beso—. Este es
el mejor regalo de Navidad que he recibido, aquí —susurra contra mi boca— estar aquí
con mis chicas.

Ah, creo que lo que tengo para ti, se acerca a esto.

Le sonrío y beso el suave rostro Sophie.

—Será una gran Navidad —murmuro.

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Epilogo
POV7 Isaac
Traducido por Sttefanye

Corregido por Angeles Rangel

prieto la pequeña y suave mano de Stacy y beso sus dedos, antes de dejarla con
Sophie y reunirme con Caleb en el árbol de navidad. Le toco el hombro a mi
hermano y le ofrezco una cerveza, siguiendo su mirada hasta lo alto del
gigantesco árbol en la sala de estar de la casa de Nat y Luke.

—Hombre, ¿quién decoró el árbol? —le pregunta Caleb a Luke, mirando hacia el árbol
de navidad más alto que cualquiera de nosotros haya visto en una casa particular.

Luke y Nat fueron con todo en la decoración: sobre todo por el enorme árbol en el pi so
de la sala de estar, hasta casi al techo y está brillantemente i luminado con luces
multicolores, coronas y guirnaldas. Es enorme. También hay luces colgadas fuera, hay
coronas y luces blancas alrededor de todo el espacio. Parece que Papá Noel va a entrar
en cualquier momento con sus grandes botas negras para acomodarse en la poltrona
delante de la chimenea.
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7
POV es la abreviatura de Point of view, en español: punto de vista.
—Mandamos un profesional a hacerlo. No hay ninguna manera en el infierno de que
Nat suba a una escalera para decorarlo, embarazada o no. —Frota la barriga de Nat y
besa su mejilla, haciéndola sonrojarse.

Estamos todos aquí reunidos nuevamente, las mismas personas que estaban en la cena
de Acción de Gracias, ahora incluido mi hermano Caleb, que volvió de una misión en
Dios sabe dónde, Brynna y las niñas y los padres de Brynna.

Brynna y Matt están con sus cabezas juntas, en la mesa de la cocina, conversando serio
y bajo, lo más probable es que sea sobre la situación infernal que ocasionó su regreso
desde Chicago.

Matt niega y Brynna golpea con el puño en la mesa con frustración y después se
levanta de la mesa, pisando fuerte. Caleb gira la cabeza al escuchar el ruido y mira a
Brynna dejar la sala, sus ojos se abren de golpe y se quedan fijos en su trasero.

Joder, no me voy a meter en eso.

Stacy está sentada en la mecedora, con Sophie en el regazo, arrullando y riendo a


nuestra dulce niña. Dios, amo verlas juntas. Juro que el cabello de Soph va a ser igual
de rubio que el de Stacy.

Me acerco a ellas, entrego la sidra de manzana caliente para Stacy y las levanto,
sentándome en la silla, y llevándolas a mi regazo.

—¡Guau, el tío Saac es fuerte! ¡Levantó a dos personas! —exclama Josie, sus dulces
ojos oscuros abiertos y me río.

—Lo es —responde Stacy y besa mi mejilla. Mmm… huele bien. Entierro mi rostro en
su cuello y tomo una respiración profunda.

—Vámonos a casa —susurro en su oído, sonriendo mientras tiembla.

—Acabamos de llegar—ríe y me impulsa a jugar.


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—No me importa.

—Mantén tu boca lejos de los pobres oídos de la niña, Isaac. Va a quedar sorda. —
Jules nos está mirando, entonces decido provocarla. Yo soy, al final, su hermano
mayor. Es mi trabajo.

—¿Nat? —pregunto, no sin quitar los ojos de mi hermosa esposa.

—¿Sí? —escucho su sonrisa.

—¿Agarras a Sophie por un segundo?

—Claro. —Sophie es levantada de nuestro regazo y paso mis brazos alrededor de Stacy
y miro sus sensuales ojos castaños. Están brillantes, de la forma que se le ponen
cuando está excitada y eso hace que me endurezca. Ella me da una pequeña sonrisa
atrevida.

—Amas provocar a Jules, ¿no? —susurra. Sólo sonrío y la beso profundamente,


provocando sus labios con los míos, metiendo mi lengua en su boca.

—Vete a la mierda —se queja Jules.

—¿Qué hay con ustedes y las exhibiciones públicas? —pregunta Brynna, caminando de
vuelta hacia la sala. Matt está en el teléfono de la cocina, en medio de una acalorada
discusión, con los ojos en Brynna. ¿Me pregunto qué cosa está ocurriendo allí? Pero
entonces capto la mirada de Caleb en Bryn, y su rostro se ruboriza cuando ella lo
descubre y le ofrece una sonrisa. No me voy a meter en esa confusión. No es posible.

—No me importan las exhibiciones públicas de afectos, si soy la única que lo está
recibiendo —responde Jules causalmente.

—No necesito ver a mi familia exhibiéndose.

—Mojigata —murmura Nat y besa a Sophie en la mejilla.


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—No seas una perra, Nat —responde Jules. Natalie le muestra la lengua y todo el
mundo se ríe.

—¿Cómo la has pasado, Stacy? —pregunta mi madre desde suelo, donde está
coloreando con las gemelas—. Isaac mencionó que habías estado teniendo dolores de
cabeza. —Stacy se aleja de mis brazos y la siento respirar profundamente.

¿Qué mierda es esa?

—Oh. —Frota mi pecho con su mejilla—. Estoy bien. No he tenido dolores de cabeza
desde hace unos días.

—Qué bueno. —Mi madre niega y regresa a las niñas, pero no estoy comprendiendo.
Agarro la barbilla de Stacy con el pulgar y el índice e inclino su cabeza para que me
mire. Parece un poco aprensiva y muerde su delicioso labio inferior.

—¿Qué pasa? —pregunta.

—Tú y yo necesitamos conversar —murmuro y la beso nuevamente.

—Oh, vamos a hablar —murmura en voz baja.

Antes de que pueda tomarla y llevarla fuera de la sala para exigirles unas respuestas,
viene el aviso de la empresa contratada por Luke, de que la cena será servida.

Él lo decidió y estuve de acuerdo, que cocinar para tantas personas era demasiado para
una de nuestras mujeres. Ellas también deberían aprovechar las vacaciones, entonces a
partir de ahora, en todas las reuniones en familia contrataríamos el servicio. Excepto
las barbacoas en verano, porque mi padre tendría un derrame cerebral si no es el
hombre responsable del evento.

No puedo culparlo. Nuestros eventos siempre son un caos, con los hermanos
provocándose y agarrando la comida del otro, los niños derramando bebidas y las
mujeres discutiendo por compras, tratamientos en el spa, películas y moda.
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Por lo menos, es sobre lo que discuten nuestras mujeres, porque nuestras chicas son
bien femeninas, y honestamente, adoro que ellas sean así. Stacy me sonríe dulcemente
cuando le entrego otro pan. Le gusta mojar el pan en su salsa. Joder, le voy a dar
cualquier maldita cosa que ella quiera. No seré rico como Luke Williams, pero nada le
va a falta a mis chicas.

—Stacy, ¿te gustaría una copa de vino? —pregunta Jules—. Traje tu favorito.

—Oh, humm… —Hace una pausa y limpia la boca con la servilleta verde—. No,
gracias. Voy a querer un poco más de sidra caliente, por favor.

—¿Vino no? —pregunto.

Niega.

Huh.

Finalmente, la cena termina y vamos todos hacia la sala para intercambiar regalos y
relajarnos. Mi madre agarra a Soph y se instala con ella en la poltrona dónde estaba
anteriormente con Stacy. Estoy tan emocionado por este momento. Esperaría para
darle el regalo a Stacy mañana por la mañana en casa, en nuestra primera navidad
como una familia, pero simplemente no puedo esperar.

—Bien, entonces, soy el más viejo, por eso seré el primer en dar el regalo —le anuncio
a todos.

—Sí, es mejor que lo des primero, como el hombre más viejo. Porque de aquí a diez
minutos vas a olvidar qué celebración es esta. —Después de que todos se ríen con la
broma de Caleb, saco una pequeña caja, envuelta en papel dorado, con un lazo crema,
debajo del árbol y se lo entrego a mi esposa.

—No trajimos esto de casa —dice, con una sonrisa en su linda boca, mientras mira el
regalo.
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—No —respondo—. Ábrelo. —Suavemente saca la cinta fuera de la caja y comienza a
abrir el papel cuidadosamente.

—Por el amor de Dios mujer, sólo ábrelo —gruño hacia ella, haciéndola reír. Sabe que
odio cuando hace eso.

—Me ha gustado el papel —murmura.

—Te voy a comprar un rollo entero de esa mierda de papel, ¡sólo abre el maldito
regalo! —grita alguien al otro lado de la sala.

—Jesús, hombre, ¿envolviste eso tan difícil? —pregunta Caleb con la boca llena.

—Cállate. Es navidad.

—¡¡Nada de hablar con la boca llena! —le grita mi madre y Stacy y yo nos sonreímos.
Sí, esto es una navidad de la familia Montgomery.

—Ábrelo —susurro. Arranca el papel y frunce el ceño al ver la caja azul de Tiffany.

—¿Tiffany? —pregunta.

—¡Él tiene buen gusto! —dice Natalie.

—Sí, lo tiene —murmura Stacy y abre la caja. Dentro hay una cadena de plata con un
colgante en forma de corazón. Lo saca y sonríe nuevamente.

—Dale la vuelta.

—¿Qué es esto?

—¿Qué es? —pregunta Samantha. Las chicas están estirando sus cuellos para ver.

—Es la huella digital de Sophie. —Los ojos castaños de Stacy llenos de lágrimas,
encuentran los míos.
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—¿Esta es su huella digital?

—Oh, que regalo adorable —suspira la mamá de Luke.

—Sí, pensé que te gustaría tener siempre un pedazo de ella contigo, aunque ella no
estuviera presente. —Me encojo de hombros, sintiendo que fui un bobo, pero ella me
da esa sonrisa amplia y especial y sé que la adoro.

—¡Es maravilloso! Gracias.

—Aquí, Stace. —Nat le entrega a Stacy una caja envuelta en plata con un lazo azul. Es
del tamaño de una caja de camisa.

—No trajimos este de casa.

—No, no lo trajimos. —Está inquieta, no me mira a los ojos y de repente, estoy muy
nervioso.

—¿Lo puedo abrir? —pregunto. Mira nerviosamente alrededor de la sala. Brynna le da


un discreto «está bien» con el pulgar y Natalie le está sonriendo brillantemente, y ahora
estoy muriendo por saber lo que hay en esta maldita caja.

—Tal vez deberíamos esperar hasta estar solos nosotros dos en la casa.

—¡Oh no! —gritan Caleb y Luke juntos. Hay gemidos y abucheos y ella se estremece y
mira hacia atrás, hacia mí, mordiendo el labio inferior.

—Oye. —Toco su rostro con mis manos y le sonrío a esta increíble mujer, que he
tenido la suerte de llamar mía.

—Está todo bien. Sea lo que fuera, te voy amar. —Traga en seco y susurra tan bajo que
apenas la oigo.

—Espero que sí. —Me entrega la caja y, porque soy un experto, comienzo a
Página 94

desenvolverla lentamente de la manera en que ella siempre lo hace, y ríe.


—A menos de que quieras morir, acelera eso mi hermano —gruñe Caleb. Hago un
trabajo rápido con el papel y abro la tapa. Y mi mundo se detiene.

Es una foto en blanco y negro de Sophie. Está sentada en un piso de madera con luces
de Navidad todo a su alrededor. Tiene un gorro de Papá Noel que le va un poco
demasiado grande. Sus grandes ojos están riendo alegremente hacia la cámara. Pero
apoyada a su lado, hay una hoja de papel con estas palabras: Voy a ser hermana mayor.
¡Feliz navidad!

Mis ojos regresan a Stacy y ella tiene lágrimas corriendo por el rostro.

—¿Qué? —respiro. Ella solo asiente. Niego y miro de nuevo la foto.

¿Vamos a tener otro bebé? ¿Ahora? ¿Pero cómo?

—Pero…

—Lo sé, es pronto, pero el médico lo confirmó el otro día.

—¿Es esto…? —No logro terminar mi pregunta, antes de que ella asienta
frenéticamente.

—Sí.

—Oh mi Dios. —Miro a nuestra familia, mirándonos con una mezcla de curiosidad y
admiración. Brynna está llorando, claro que ya lo sabía, y Natalie está frotando su
propio vientre serenamente.

—¡Vamos a tener otro bebé!

—¡Santa mierda, voy a buscar más cerveza! —Alguien corre hacia la cocina para la
cerveza de conmemoración y todos los demás se juntan alrededor de nosotros,
dándonos abrazos, palmeando mi espalda. Es un desenfoque de sonrisas y lágrimas, de
manos y abrazos.
Página 95
Finalmente mi esposa está de nuevo entre mis brazos y estoy besándola con todo lo
que tengo dentro de mí. Jules no se atreve a decir nada sobre esta demostración pública
de afecto. Me alejo y limpio sus lágrimas con los pulgares. Mi Dios, después de todos
estos años de oración esperando y tratando con tanta dificultad de tener nuestro hijo y
cuando tenemos a nuestra niña, viene otro con tanta facilidad.

—Te amo —susurra.

Entierro mi cara en su cuello, respiro el dulce aroma de Stacy y murmuro:

—Dios, también te amo. Feliz navidad.

Fin

Página 96
Próximo Libro
Serie With Me In Seattle

2- Fight With Me
Jules Montgomery está muy ocupada y contenta con su
vida para preocuparse con un hombre, especialmente
uno como Nate McKenna. Crecer con cuatro hermanos le
enseño algunas cosas, ella sabe que debe mantenerse
alejada de hombres sexys con tatuajes y motocicleta. Eso
vale el doble si él es tu jefe. Durante una noche increíble
que compartieron, el violo la política de
confraternización en el trabajo… entre otras cosas, y eso
no va a pasar nuevamente. Jules no va a arriesgar su
carrera por causa de un sexo alucinante, no importa lo
mucho que su cuerpo y su maldito corazón quieran
discutirlo.

Nate McKenna le importaba una mierda la política de no


confraternización. Él quería a Jules y va a tenerla. Las reglas pueden ser seguidas o
rotas. Nate no es un hombre para ser tomado a la ligera, y Jules Montgomery está a
punto de descubrir exactamente como él reacciona al ser dejado de lado después de la
mejor noche de sexo que ha tenido. Ella puede luchar todo lo quiera, pero él va a
tenerla en su cama en el final.

FIGHT WITH ME es la segunda novela de With Me in Seattle Series.

Página 97
Sobre la Autora
Kristen es autora de la Amazonia y EE.UU. Hoy tiene
superventas en la serie Seattle. Ella tiene una pasión por una
buena historia de amor y personajes fuertes que aman el humor
y tienen un fuerte sentido de la lealtad y la familia. Sus hombres
son del tipo alfa, ferozmente protector y un poco mandon, y sus
damas son divertidas, fuertes, y no tienen miedo de ponerse de
pie por sí mismas.

Kristen pasa sus días con su musa en el noroeste del Pacífico. A


ella le gusta el café, el chocolate y el sol. Y las siestas.

Página 98
Staff
Moderadora de Traducción:
Edel

Grupo de Traducción:
blanca20011983

Edel

lizels

Sttefanye

Moderadora de Corrección:
Leluli

Grupo de Corrección:
Angeles Rangel

Eneritz

francatemartu

lsgab38

yayitaalen

Revisión Final:
Ivi04

Diseño:
Página 99

Edel
Traducido, corregido y diseñado en...

http://thefallenangels.activoforo.com/forum

¡Esperamos nos visites! Página 100

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