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INDICE
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................. 3
CAPÍTULO I .................................................................................................................................... 4
EL PERU COMO ENTIDAD PREVIA A LA LLEGADA DE LOS CONQUISTADORES .............................. 4
EL CHOQUE DE LAS CULTURAS Y LOS PROCESOS DE CONTESTACION Y RESISTENCIA ................... 5
CATILULO II .................................................................................................................................... 7
EL COLONIALISMO IBERICO ........................................................................................................... 7
....................................................................................................................................................... 8
LOS PROCESOS DE REFORMA ADMINISTRATIVA Y SU SIGNIFICACION EN EL PROCESO DE
EMANCIPACION DEL PERU ............................................................................................................ 9
CAPITULO III ................................................................................................................................ 11
NUEVA DEPENDENCIA DEL PERU ................................................................................................ 11
LA EXPANSION DE LOS NUEVOS PAISES CENTRALES Y RECURSOS NATURALES ......................... 12
CAPITULO V ................................................................................................................................. 15
CONCLUSIÓN: .............................................................................................................................. 20
BIBLIOGRAFÍA: ............................................................................................................................. 21
INTRODUCCIÓN
El imperio del Perú, en tiempo de su invasión por los españoles, abrazaba un territorio
cuya extensión sorprende, puesto que no bajaba de mil quinientas millas de norte a sur a
lo largo del Océano Pacífico; su anchura de este a oeste era mucho menos considerable,
sirviéndole de límites las grandes cordilleras de los Andes, que se prolongan del uno al
otro de sus extremos en toda su longitud. Como las demás comarcas del Nuevo Mundo,
el Perú estaba en su principio habitado por numerosas tribus errantes de groseros salvajes,
para quienes eran desconocidos los más sencillos procedimientos de la industria. Sus
primeros habitantes, si hemos de dar crédito a las tradiciones que han llegado hasta
nosotros, debieron haber sido uno de los pueblos más bárbaros de América. Iban errantes
en un estado de desnudez completa por los bosques y selvas impenetrables que cubrían el
suelo, puesto que no sabían servirse de la producción del país sino para satisfacer sus
necesidades del momento, y carecían de toda noción de los principios que sirven para
distinguir el bien del mal. Los goces de la vida animal eran los únicos objetos de sus
pensamientos, y su mayor ambición consistía en procurarse los víveres que necesitaban.
Transcurrieron muchos siglos sin que cambiase en nada este deplorable estado; ni los
sufrimientos continuos, ni las privaciones extraordinarias a que estaban sujetos pudieron
hacer nacer en su espíritu la idea de mejorar su situación.
Según la tradición peruana hacía cuatrocientos años que el imperio subsistía; pero nadie
ha podido probar la certeza de esta antigüedad, porque ignorando este pueblo el arte de
escribir, carecía del único medio por el cual se puede conservar con alguna exactitud la
memoria de los acontecimientos. Algunos escritores han pretendido que los quibos o
nudos de cordones de diferentes colores usados en el Perú, fuesen los anales regulares del
imperio; mas como los nudos, de cualquier manera que estuviesen variados y
combinados, no podían representar ninguna idea abstracta, tampoco podían dar a conocer
ni las operaciones, ni las cualidades del espíritu. Eran de escasa utilidad para conservar la
memoria así de los antiguos acontecimientos como de las instituciones políticas, y por
otra parte, y esto es lo más importante, ninguno de los que han tenido esos quibos entre
las manos ha podido deducir de ellos el menor dato: así pues es una cuestión de pura
curiosidad.
Reasumiendo lo que antecede diremos, que el principio dominante en las instituciones,
costumbres y carácter de los peruanos era la dulzura, y que causa extrañeza encontrar un
pueblo cuyas disposiciones fuesen tan poco belicosas entre las tribus salvajes que
poblaban el Nuevo Mundo. Salvo una circunstancia, no veremos en ninguna parte de esta
historia a los peruanos oponerse a la conquista de los españoles, ni asistiremos como en
la conquista de México, a los esfuerzos desesperados de los naturales para rechazar a los
extranjeros que iban a reducirlos a la esclavitud. No nos faltarán sin embargo escenas de
combate y sucesos militares, pero en todos los campos de batalla veremos españoles
combatiendo contra españoles: sea cual fuere el vencedor, sólo sangre castellana
enrojecerá el suelo del Perú; y los peruanos permanecerán espectadores impasibles de
esas luchas desastrosas, cuyo resultado será siempre el mismo para ellos: la pérdida de la
libertad, los trabajos excesivos, los malos tratamientos y la muerte.
CAPÍTULO I
El Perú Antiguo no tuvo nombre, no le hacía falta. El nombre Perú se lo pusieron sus
conquistadores, lejos aún de alcanzar sus confines, para quienes era necesario un
referente semántico que englobara el espacio designado o intuido y Ja riqueza que le era
atribuida, que resultó mayor de la imaginada. Fue un terri-torio ocupado por numerosas
naciones enfrentadas muchas veces en guerra; actual-mente sobreviven algunas
rivalidades en las regiones, resultado de sus seculares contradicciones.
El imperio incaico coronó un proceso de miles de años en el que participa-ron hombres
y mujeres llegados de diversas procedencias que construyeron las "culturas" que
englobamos en lo que llamamos Antiguo Perú. Pero fue una culmi-nación imperfecta
porque, quizá por falta de tiempo, no construyó una nación, no fundió en un crisol los
mil pueblos que lo integraban. Lejos estuvo el imperio de amalgamar a sus diversos
componentes, y cuando lo sorprendieron los europeos le faltaba mucho camino para
cristalizar una sola fuerza capaz de detenerlos, si no con las armas, con la cohesión
social que es fruto de la conciencia nacional. Los episodios de la conquista están llenos
de colaboracionismo indígena, en prueba del sustento político-militar, antes que social y
cultural, que tenía el imperio.
Los incas son parte de la historia de Perú, pero no viven Perú. Más bien ponen los
cimientos, preparan el terreno, empiezan la construcción del edificio que es el Perú
actual, el cual, a medio construir, sufre importantes cambios en su estructura y
acabados. Lo que resulta es obra de los incas -del hombre andino en general- pero
también de los españoles, de los negros y de otros hombres llegados para fundirse en la
obra magna que es Perú.
El inca era un personaje sagrado; tenía varias esposas y junto a sus hijos formaba una
panaca. Elegía a su sucesor (auqui) utilizando el criterio del más apto, no el de
primogenitura. La familia del Inca junto a las demás panacas completaba la “nobleza de
sangre”; a ella se le añadía la “nobleza de privilegio” formada por los señores de los
pueblos sometidos. El resto lo formaban los hatunrunas (habitantes de los ayllus), los
mitmaqkunas (familias de colonos) y los yanaconas (casta servil que dependía del Inca).
Para la administración el Estado contaba con los “orejones” (nobles), los tucuyricuys
(supervisores) y, naturalmente, con los curacas. El Sol (Inti) era la divinidad oficial pero
siguieron cultos antiguos como Wiracocha, la Madre Tierra (Pachamama) y el Rayo
(Illapa); también se respetaron los cultos locales (huacas). El sacerdote principal o
Villac Umo vivía en el Coricancha; las acllas (“escogidas”) se dedicaban al culto y a
atender las necesidades del Inca (vestido, comida). El Cuzco, “centro u ombligo del
mundo”, era la ciudad sagrada desde donde se dividía el universo en cuatro suyos o
partes.
EL CHOQUE DE LAS CULTURAS Y LOS PROCESOS DE
CONTESTACION Y RESISTENCIA
Como todo imperio, el forjado por los Incas, fue constituido anexando diversas etnias,
principalmente a través de las guerras de conquista. El Tahuantinsuyo estuvo
conformado por muchos reinos y señoríos separados por diferentes lenguas, dioses,
costumbres, artes y tradiciones. Por lo tanto no existía un sentimiento nacional
"Tahuantinsuyo", no podía haberlo entre pueblos tan distintos y sometidos
violentamente a los cusqueños. Los incas estaban en pleno proceso de consolidación del
estado imperial.
Muchos de los reinos, principalmente del Chinchaysuyo, habían sido anexados recién a
fines del siglo XV. Sus antiguos curacas guardaban la esperanza de recuperar su poder
regional y sus privilegios, destruyendo a los incas. Curacas Huancas, Chachapoyas y
Cañarís conspiraron y se sublevaron constantemente en los reinados de Túpac Yupanqui
y Huayna Cápac. A la llegada de los conquistadores españoles, no dudaron en aliarse a
ellos, para derrumbar juntos al Imperio de los Incas.
Los historiadores contemporáneos, como Waldemar Espinoza, resaltan el papel
cumplido por las huancas en el proceso de la conquista. Guacrapaucar, el Hatun Curaca
de las huancas, pactó una alianza con Francisco Pizarro y ayudó a sus huestes con
soldados, guías, cargueros y alimentos. El objetivo era recuperar su "libertad", es decir,
las huancas vieron a los españoles no como conquistadores sino como libertadores.
Irónicamente, los cusqueños del bando huascarista, también vieron a los hispanos como
aliados semidivinos en la lucha contra las fuerzas atahualpistas.
El gran espíritu guerrero y laborioso de las huancas, su estratégica ubicación en la sierra
central y los ingentes recursos de su fértil Valle del Mantaro, fueron vitales para las
fuerzas españolas en la destrucción del Tahuantinsuyo. La corona española reconoció
estos hechos entregándoles ciertos honores y privilegios, por ejemplo, un escudo de
armas y una real cédula que prohibía la implantación de latifundios en el territorio de las
huancas, es por ello que diferentes culturas que querían rebelarse con los incas porque
eran sometidos por los mismos incas, decidieron apoyar a los conquistadores pensando
que los españoles ayudarían a dominar a los incas, pero fue todo lo contrario solo se
empoderaron los españoles.
La cruenta batalla fue librada en Yawarpampa ("campo de sangre"), ganada
providencialmente por los cusqueños mediante la participación oportuna de fuerzas
amigas. Esta difícil victoria se tornó en leyenda en el relato que recoge el cronista indio
Juan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua (1613), quien afirma que la batalla
se habría perdido si no cobraban vida milagrosamente los soldados de piedra
pururaucas, que se piensa que en realidad fueron piedras disfrazadas como soldados
para engañar a los chancas. Según los vencedores, murieron en Yawarpampa 22.000
chancas y 8.000 cusqueños. Las chancas se reorganizaron al poco tiempo, pero fueron
derrotados nuevamente y de manera definitiva en Ichubamba.
Una vez derrotados los Chancas, los incas alistaron las celebraciones en Cuzco a las
cuales Huiracocha fue invitado por Pachacútec, sin embargo, Huiracocha se negó a
menos que llevaran a Inca Urco a que reciba los créditos por la derrota Chanca,
obviamente nadie quiso recibirlo. Motivado por la envidia, Urco organizó un pequeño
ejército y marcharon a Cuzco para derrocar a Pachacútec, pero este, hábilmente
preparado lo derrotó. Inca Urco fue descuartizado y sus restos fueron arrojados, asi
como muchas culturas aprovecharon en darle la contra a los incas con ayuda de
españoles.
CATILULO II
EL COLONIALISMO IBERICO
La conquista fue un hecho violento y brutal que horroriza en más de uno de sus
episodios, pero su significación histórica no puede ser menoscabada. Por cierto, no
seríamos cristianos si restáramos importancia y aun justificáramos los sufrimientos
causados por la conquista. No se trata de eso. Pero no podemos menos de saludar ese
hecho por la trascendencia que tiene en nuestra vida histórica de peruanos, pues el Perú
que conocemos -vale decir el nuestro, el que hemos here-dado y seguimos
construyendo- debe su inicio al encuentro que la Providencia dejó que en esta tierra
tuvieran, bien es verdad que con distinto sino, sus dueños los aborígenes cobrizos y los
extraños cristianos españoles, a quienes servían en su ambiciosa aventura algunos
negros traídos de Africa. Tres razas distintas, como distintos eran sus orígenes y
horizontes, cuya descendencia, al cabo de quin-ce generaciones, somos nosotros, los
peruanos.
Es por ello que colonialismo ibérico hacía referencia a la forma de como los españoles
llegaron a américa, mataban a quienes se ponían en contra de ellos en todo sentido
como violación a mujeres indígenas, respetaran su religión etc.
LOS PROCESOS DE REFORMA ADMINISTRATIVA Y SU
SIGNIFICACION EN EL PROCESO DE EMANCIPACION DEL PERU
Las intendencias
Eran divisiones político-administrativas que se crearon para centralizar el poder. Los
intendentes vigilaban el desarrollo económico.
Militares
Los constantes ataques de corsarios, bucaneros y piratas pusieron en evidencia la
necesidad de reorganizar totalmente las defensas americanas.
El ejército de defensa
Estuvo compuesto por tres unidades: el ejército de dotación, el ejército de refuerzo y
las unidades milicianas. Las primeras milicias estaban organizadas según las
disposiciones de los antiguos reglamentos del siglo XVII.
Los impuestos
La nueva política suprimió la interminable lista de impuestos existentes para
sustituirlas por un nuevo, al valor de 6% sobre algunos productos españoles y 7% sobre
los productos extranjeros. Además, se crearon aduanas encargadas de recaudar
impuestos en Cochabamba, La Paz, Buenos Aires y Arequipa.
El libre comercio
Permitió la apertura de nuevos puertos, tanto en América como en España. Pese a su
nombre, este reglamento no significó el libre comercio con las potencias extranjeras
sino que mantuvo la restricción de comerciar solo con la metrópoli.
CAPITULO III
CAPITULO V
La unión revolucionaria.- fue el partido político popular fundado por Luis Miguel
Sánchez Cerro después de derrocar al oncenio a fin de mantenerse en el poder y lo
conformaban mayormente gente de clase madia cansada de la dictadura leguísta, por la
crisis económica que vivían el país como consecuencia de la crisis mundial declarada en
Nueva Cork en 1929, crisis a lo que los partidos tradicionales no pueden hacer frente
por estar en desorganización. Hizo frente al aprismo y socialismo emergente,
imponiéndose en las elecciones de 1931.
Como gobierno representa el tercer militarismo, intentó solucionar, la crisis económica
y social con medidas aportadas por la “Comisión Kemmerer” y la “Ley de Emergencia”
para castigar severamente la violencia y otros desórdenes sociales; apoyó el
levantamiento de los pobladores del Trapecio de Leticia para seguir siendo peruanos,
preparándose para la guerra con Colombia.
Sánchez Cerro muere asesinado el 30 de abril de 1933, por lo que la
Unión Revolucionaria continuó bajo la conducción de Luis A. Flores sin mayor éxito en
la política por declararse opositor al General Oscar R. Benavides.
El PRI Mexicano.- El partido Nacionalista Revolucionario(PRI) nació con la
revolución mexicana como revolucionario y nacionalista, conducido por diferentes
líderes o gobernantes; porque la Constitución Política mexicana prohíbe la reelección de
por vida; destacan Vestuniano Carranza, Älvaro Obregón, Plutarco Elías Calle y Lázaro
Cárdenas.
Oficialmente nación con Elías Calle en 1929, consolidándose en 1934 como una
“Dictadura Institucional” que gobierna México hasta fines del año 2000 en que triunfa
el partido conservador de oposición con el presidente Vicente Fox.
Como principio tenía la unidad continental, excluyendo a los EEUU., mediante la
ciudadanía continental, la nacionalización de las riquezas naturales como el petróleo,
una política agraria con rumbo propio y una educación popular que fue ejemplo para
toda América Latina; la libertad religiosa le creó serios problemas por las revueltas de
los fanáticos “Cristeros”. El gobierno de Lázaro Cárdenas se caracterizó por ser popular,
dinámico e independiente que afrontó con éxito los conflictos internacionales; apoyando
al sindicalismo y desalojando a las compañías imperialistas de la explotación de los
recursos naturales mediante la nacionalización.