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Maltrato infantil

Datos y cifras

Una cuarta parte de todos los adultos manifiestan haber sufrido maltratos físicos
de niños.

Una de cada 5 mujeres y 1 de cada 13 hombres declaran haber sufrido abusos


sexuales en la infancia.

El maltrato infantil causa alteraciones en la salud mental y física que perduran


toda la vida, y sus consecuencias a nivel socioprofesional pueden, en última
instancia, ralentizar el desarrollo económico y social de un país.

Es posible prevenir el maltrato infantil antes de que se produzca, y para ello es


necesario un enfoque multisectorial.

Los programas preventivos eficaces prestan apoyo a los padres y les aportan
conocimientos y técnicas positivas para criar a sus hijos.

La atención continua a los niños y a las familias puede reducir el riesgo de


repetición del maltrato y minimizar sus consecuencias.

El maltrato infantil se define como los abusos y la desatención de que son objeto
los menores de 18 años, e incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico,
abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial o de otro tipo que
causen o puedan causar un daño a la salud, desarrollo o dignidad del niño, o
poner en peligro su supervivencia, en el contexto de una relación de
responsabilidad, confianza o poder. La exposición a la violencia de pareja
también se incluye a veces entre las formas de maltrato infantil.

Magnitud del problema

El maltrato infantil es un problema mundial con graves consecuencias que


pueden durar toda la vida. A pesar de las encuestas nacionales recientes en
varios países de ingresos bajos y medianos, faltan todavía datos acerca de la
situación actual en muchos países.

El maltrato infantil es complejo y su estudio resulta difícil. Las estimaciones


actuales son muy variables, dependiendo del país y del método de investigación
utilizado. Dichas estimaciones dependen de:

las definiciones de maltrato infantil utilizadas;

el tipo de maltrato infantil estudiado;

la cobertura y la calidad de las estadísticas oficiales;

la cobertura y la calidad de las encuestas basadas en los informes de las propias


víctimas, los padres o los cuidadores.

No obstante, los estudios internacionales revelan que una cuarta parte de todos
los adultos manifiestan haber sufrido maltratos físicos de niños y 1 de cada 5
mujeres y 1 de cada 13 hombres declaran haber sufrido abusos sexuales en la
infancia. Además, muchos niños son objeto de maltrato psicológico (también
llamado maltrato emocional) y víctimas de desatención.
Se calcula que cada año mueren por homicidio 41 000 menores de 15 años. Esta
cifra subestima la verdadera magnitud del problema, dado que una importante
proporción de las muertes debidas al maltrato infantil se atribuyen erróneamente
a caídas, quemaduras, ahogamientos y otras causas.

En situaciones de conflicto armado y entre los refugiados, las niñas son


especialmente vulnerables a la violencia, explotación y abusos sexuales por parte
de los combatientes, fuerzas de seguridad, miembros de su comunidad,
trabajadores de la asistencia humanitaria y otros.

Consecuencias del maltrato

El maltrato infantil es una causa de sufrimiento para los niños y las familias, y
puede tener consecuencias a largo plazo. El maltrato causa estrés y se asocia a
trastornos del desarrollo cerebral temprano. Los casos extremos de estrés pueden
alterar el desarrollo de los sistemas nervioso e inmunitario. En consecuencia, los
adultos que han sufrido maltrato en la infancia corren mayor riesgo de sufrir
problemas conductuales, físicos y mentales, tales como:

actos de violencia (como víctimas o perpetradores);

depresión;

consumo de tabaco;

obesidad;

comportamientos sexuales de alto riesgo;

embarazos no deseados;

consumo indebido de alcohol y drogas.

A través de estas consecuencias en la conducta y la salud mental, el maltrato


puede contribuir a las enfermedades del corazón, al cáncer, al suicidio y a las
infecciones de transmisión sexual.

Más allá de sus consecuencias sanitarias y sociales, el maltrato infantil tiene un


impacto económico que abarca los costos de la hospitalización, de los
tratamientos por motivos de salud mental, de los servicios sociales para la
infancia y los costos sanitarios a largo plazo.

Factores de riesgo

Se han identificado varios factores de riesgo de maltrato infantil. Aunque no


están presentes en todos los contextos sociales y culturales, dan una visión general
que permite comprender las causas del maltrato infantil.

Factores del niño

No hay que olvidar que los niños son las víctimas y que nunca se les podrá culpar
del maltrato. No obstante, hay una serie de características del niño que pueden
aumentar la probabilidad de que sea maltratado:

la edad inferior a cuatro años y la adolescencia;

el hecho de no ser deseados o de no cumplir las expectativas de los padres;


el hecho de tener necesidades especiales, llorar mucho o tener rasgos físicos
anormales.

Factores de los padres o cuidadores

Hay varias características de los padres o cuidadores que pueden incrementar el


riesgo de maltrato infantil, entre ellas:

las dificultades para establecer vínculos afectivos con el recién nacido;

el hecho de no cuidar al niño;

los antecedentes personales de maltrato infantil;

la falta de conocimientos o las expectativas no realistas sobre el desarrollo


infantil;

el consumo indebido de alcohol o drogas, en especial durante la gestación;

la participación en actividades delictivas;

las dificultades económicas.

Factores relacionales

Hay diversas características de las relaciones familiares o de las relaciones con la


pareja, los amigos y los colegas que pueden aumentar el riesgo de maltrato
infantil, entre ellas:

los problemas físicos, mentales o de desarrollo de algún miembro de la familia;

la ruptura de la familia o la violencia entre otros miembros de la familia;

el aislamiento en la comunidad o la falta de una red de apoyos;

la pérdida del apoyo de la familia extensa para criar al niño.

Factores sociales y comunitarios

Hay diversas características de las comunidades y las sociedades que pueden


aumentar el riesgo de maltrato infantil, entre ellas:

las desigualdades sociales y de género;

la falta de vivienda adecuada o de servicios de apoyo a las familias y las


instituciones;

los niveles elevados de desempleo o pobreza;

la disponibilidad fácil del alcohol y las drogas;

las políticas y programas insuficientes de prevención del maltrato, la pornografía,


la prostitución y el trabajo infantiles;

las normas sociales y culturales que debilitan el estatus del niño en las relaciones
con sus padres o fomentan la violencia hacia los demás, los castigos físicos o la
rigidez de los papeles asignados a cada sexo;

las políticas sociales, económicas, sanitarias y educativas que generan malas


condiciones de vida o inestabilidad o desigualdades socioeconómicas.
Prevención

La prevención del maltrato infantil requiere un enfoque multisectorial. Los


programas eficaces son los que prestan apoyo a los padres y les aportan
conocimientos y técnicas positivas para criar a sus hijos. Entre ellos se encuentran:

las visitas domiciliarias de enfermeras para ofrecer apoyo, formación e


información;

la formación de los padres, generalmente en grupos, para mejorar sus aptitudes


para criar a los hijos, mejorar sus conocimientos sobre el desarrollo infantil y
alentarlos a adoptar estrategias positivas en sus relaciones con los hijos, y

las intervenciones con múltiples componentes, que generalmente incluyen el apoyo


a los padres y su formación, la educación preescolar y la atención al niño.

Otros programas preventivos prometedores son:

los destinados a prevenir los traumatismos craneoencefálicos por maltrato


(también conocido como síndrome del bebé sacudido, síndrome del niño
sacudido o lesión cerebral infligida por traumatismo). Generalmente se trata de
programas hospitalarios mediante los cuales se informa a los nuevos padres de los
peligros de zarandear a los niños pequeños y de cómo afrontar el problema de los
niños con llanto inconsolable.

los destinados a prevenir los abusos sexuales en la infancia. Generalmente se


realizan en las escuelas y les enseñan a los niños:

la propiedad de su cuerpo;

las diferencias entre los contactos normales y los tocamientos impúdicos;

cómo reconocer las situaciones de abuso;

cómo decir "no";

cómo revelar los abusos a un adulto en el que confíen.

Estos programas son eficaces para reforzar los factores de protección frente al
abuso sexual en la infancia (por ejemplo, el conocimiento del abuso sexual y los
comportamientos protectores), pero no hay pruebas de que reduzcan otros tipos de
abusos.

Cuanto antes se producen estas intervenciones en la vida del niño mayores son los
beneficios que le pueden aportar a él (por ejemplo, desarrollo cognitivo,
competencias conductuales y sociales, logros educacionales) y a la sociedad (por
ejemplo, reducción de la delincuencia).

Además, el reconocimiento precoz de los casos y la asistencia continua a las


víctimas y sus familias pueden ayudar a reducir la recurrencia del maltrato y a
paliar sus consecuencias.

Para maximizar los efectos de la prevención y la atención, la OMS recomienda


que las intervenciones se realicen en un marco de salud pública y en cuatro fases:

definición del problema;


identificación de las causas y los factores de riesgo;

creación y puesta a prueba de intervenciones destinadas a minimizar los factores


de riesgo, y

difusión de información sobre la eficacia de las intervenciones y expansión de la


aplicación de las intervenciones de eficacia demostrada.

La respuesta de la OMS

En colaboración con distintos asociados, la OMS:

ofrece orientación técnica y normativa basada en datos científicos para prevenir


el maltrato infantil;

promueve el aumento del apoyo a la prevención del maltrato infantil basada en


datos científicos y las inversiones internacionales en esta esfera;

presta apoyo técnico a los programas de prevención del maltrato infantil basados
en datos científicos de varios países de bajos y medianos ingresos.

Descripción general

Cualquier daño o maltrato intencional infligido a niños menores de 18 años se


considera maltrato infantil. El maltrato infantil adopta distintas formas, que
suelen presentarse al mismo tiempo.

Maltrato físico. El maltrato físico infantil se produce cuando alguna persona, de


manera deliberada, daña o pone en riesgo la integridad física de un niño.

Abuso sexual. El abuso sexual infantil es toda actividad sexual con un niño, como
tocar, tener contacto oral-genital, mantener relaciones sexuales, explotarlo
sexualmente o exponerlo a material pornográfico.

Maltrato emocional. El maltrato emocional infantil supone atacar la autoestima


o el bienestar emocional del niño. Comprende los ataques verbales y emocionales,
como desvalorizar y reprender continuamente al niño, al igual que aislarlo,
ignorarlo o rechazarlo.

Maltrato médico. El maltrato médico infantil se produce cuando alguien brinda


información falsa sobre una enfermedad en el niño que requiera atención
médica, sometiéndolo a un riesgo de sufrir lesiones y recibir atención médica
innecesaria.

Abandono. El abandono infantil consiste en no proporcionar alimentos, refugio,


afecto, supervisión, educación o atención médica o dental adecuados.

En muchos casos, el maltrato infantil es perpetrado por una persona conocida y


de confianza del niño; a menudo es uno de los padres u otro familiar. Si tienes
sospechas de que un niño puede ser víctima de maltrato, infórmalo a las
autoridades correspondientes.

Síntomas

Los niños maltratados quizás se sientan culpables, avergonzados o confundidos.


Es posible que teman contar a los demás sobre el maltrato, en especial si quien los
maltrata es uno de los padres, otro familiar o un amigo de la familia. Es por ello
que hay que estar atento a las señales de alarma, tales como las siguientes:

Aislamiento de los amigos o las actividades de rutina

Cambios en el comportamiento, como agresión, enojo, hostilidad e


hiperactividad, o cambios en el rendimiento escolar

Depresión, ansiedad o miedos inusuales, o una pérdida repentina de la


confianza en sí mismo

Aparente falta de supervisión

Ausencias frecuentes en la escuela

Rechazo a irse de las actividades escolares, como si no quisiera ir a casa

Intentos de huir de casa

Comportamiento rebelde o desafiante

Daño a sí mismo o intento de suicidio

Los signos y síntomas específicos dependen del tipo de maltrato y pueden variar.
Ten en cuenta que los signos de alarma son solamente eso, signos. La presencia de
tales signos de alarma no implica necesariamente que exista el maltrato.

Signos y síntomas de abuso físico

Lesiones inexplicables, como moretones, fracturas o quemaduras

Lesiones que no coinciden con la explicación dada

Signos y síntomas de abuso sexual

Comportamiento o conocimiento sexual inapropiado para la edad del niño

Embarazo o una infección de transmisión sexual

Sangre en la ropa interior del niño

Declaraciones de que sufrió abuso sexual

Contacto sexual inapropiado con otros niños

Signos y síntomas de maltrato emocional

Desarrollo emocional tardío o inapropiado

Pérdida de la confianza en ti mismo o de la autoestima

Aislamiento social o pérdida del interés o el entusiasmo

Depresión

Evitar ciertas situaciones, como negarse a ir a la escuela o tomar el autobús


escolar

Búsqueda desesperada de afecto

Bajo desempeño escolar o pérdida de interés en la escuela


Pérdida de las habilidades de desarrollo previamente adquiridas

Signos y síntomas de la negligencia

crecimiento deficiente, o aumento de peso o sobrepeso;

higiene deficiente;

falta de ropa o suministros para satisfacer las necesidades físicas;

tomar alimentos o dinero sin permiso;

ocultar alimentos para más tarde;

registro de asistencia escolar deficiente;

falta de atención adecuada de problemas médicos, dentales o psicológicos o falta


de una atención de seguimiento necesaria;

Comportamiento parental

A veces, el comportamiento o la conducta de los padres envía señales de


advertencia sobre el abuso infantil. Las señales de advertencia incluyen a un
padre que:

Muestra poca preocupación por el niño

Parece incapaz de reconocer la angustia física o emocional del niño

Culpa al niño por los problemas

Constantemente menosprecia o reprende al niño, y describe al niño con términos


negativos, como “inútil” o “malvado”

Espera que el niño le brinde atención y cuidado, y parece estar celoso de que otros
miembros de la familia reciban atención del niño

Ejerce una disciplina física dura

Exige un nivel inadecuado de rendimiento físico o académico

Limita duramente el contacto del niño con los demás

Ofrece explicaciones conflictivas o no convincentes para las lesiones del niño o no


ofrece ninguna explicación en absoluto

Los expertos en salud infantil condenan el uso de la violencia en cualquier forma,


pero algunas personas siguen utilizando el castigo corporal, como los azotes,
como una forma de disciplinar a los hijos. Cualquier castigo corporal puede dejar
cicatrices emocionales. Los comportamientos de los padres que causan dolor,
lesiones físicas o traumas emocionales, incluso cuando estos tienen lugar en
nombre de la disciplina, pueden ser abuso infantil.

Cuándo debes consultar con un médico

Si crees que tu hijo u otro niño sufrió maltrato, busca ayuda de inmediato. Según
la situación, comunícate con el médico o el profesional de salud del niño, una
agencia local de protección de menores, el departamento de policía o una línea
de atención telefónica disponible las 24 horas, como la línea nacional de
atención contra el maltrato infantil de Childhelp (1-800-422-4453).

Si el niño necesita atención médica inmediata, llama al 911 o al número de


emergencia local.

Ten en cuenta que los profesionales de la salud están legalmente obligados a


denunciar todos los presuntos casos de maltrato infantil ante las autoridades
competentes del condado o a la policía.

Factores de riesgo

Los factores que pueden aumentar el riesgo de una persona de tener una
conducta abusiva incluyen los siguientes:

Antecedentes de ser abusado o abandonado de niño

Enfermedad física o mental, por ejemplo, depresión o trastorno por estrés


postraumático (TEPT)

Estrés o crisis familiar, lo cual incluye violencia doméstica y otros conflictos


conyugales, o una familia monoparental

Un hijo en la familia que tenga una discapacidad física o del desarrollo

Dificultades económicas, desempleo o pobreza

Aislamiento social o de la familia extendida

Poca comprensión de habilidades de crianza o desarrollo infantil

Alcoholismo, drogadicción o abuso de otras sustancias

Complicaciones

Algunos niños superan las consecuencias físicas y psicológicas del maltrato


infantil, especialmente aquellos con un fuerte apoyo social y habilidades de
resiliencia, que pueden adaptarse y lidiar con malas experiencias. Para muchos
otros, sin embargo, el maltrato infantil puede dar lugar a problemas físicos,
emocionales, mentales y de comportamiento, incluso años después. Los siguientes
son algunos ejemplos:

Problemas físicos

Muerte prematura

Discapacidades físicas

Discapacidades de aprendizaje

Abuso de sustancias

Problemas de salud, como enfermedad cardíaca, trastornos inmunitarios,


enfermedad pulmonar crónica y cáncer

Problemas de comportamiento

Conductas violentas o delictivas


Maltrato infligido a otros

Aislamiento

Intentos de suicidio o daño a sí mismo

Comportamiento sexual de alto riesgo o embarazo adolescente

Problemas en la escuela o no finalizar los estudios secundarios

Habilidades sociales e interpersonales limitadas

Problemas en el trabajo o para mantener el empleo

Problemas emocionales

Baja autoestima

Dificultad para establecer o conservar relaciones

Dificultades con la intimidad y la confianza

Una idea nociva de la maternidad

Incapacidad para afrontar el estrés y las frustraciones

Una aceptación de que la violencia es una parte normal de las relaciones

Trastornos de salud mental

Trastornos alimenticios

Trastornos de personalidad

Trastorno de comportamiento

Depresión

Trastornos de ansiedad

Trastorno de estrés postraumático (TEPT)

Alteraciones del sueño

Trastornos de vinculación

Prevención

Puedes tomar medidas importantes para proteger a tu hijo de la explotación y el


maltrato infantil, así como para prevenir el maltrato infantil en tu vecindario o
comunidad. El objetivo es proporcionar relaciones seguras, estables y
enriquecedoras para los niños. Por ejemplo:

Bríndale amor y atención a tu hijo. Cuida a tu hijo, escúchalo y participa en su


vida para desarrollar confianza y buena comunicación. Alienta a tu hijo a que te
diga si tiene algún problema. Un entorno familiar de apoyo y las redes sociales
pueden fomentar la autoestima y la autovaloración de tu hijo.

No respondas enojado. Si te siente abrumado o fuera de control, tómate un


descanso. No descargues tu enojo en tu hijo. Habla con el médico o terapeuta sobre
las formas en que puedes afrontar el estrés e interactuar mejor con tu hijo.
Piensa en la supervisión. No dejes a un niño pequeño solo en el hogar. En público,
vigila de cerca a tu hijo. Ofrécete como voluntario en la escuela y en actividades
para conocer a los adultos que pasan tiempo con tu hijo. Cuando tenga edad
suficiente para salir sin supervisión, alienta a tu hijo a que se mantenga alejado
de extraños y que salga con amigos en lugar de estar solo y, además, que te diga
dónde está en todo momento. Averigua quién está supervisando a tu hijo, por
ejemplo, en una pijamada.

Conoce a las personas responsables del cuidado de tu hijo. Verifica las referencias
de niñeras y otros responsables del cuidado de tu hijo. Realiza visitas irregulares,
pero frecuentes, sin previo aviso para observar lo que sucede. No permitas sustitutos
para el proveedor habitual de cuidados de tu hijo si no conoces al sustituto.

Enfatiza cuándo decir no. Asegúrate de que tu hijo entienda que no tiene que
hacer nada que parezca aterrador o incómodo. Alienta a tu hijo a dejar de
inmediato una situación amenazadora o aterradora y a buscar la ayuda de un
adulto de confianza. Si sucede algo, alienta a tu hijo a hablar contigo u otro
adulto de confianza sobre el episodio. Asegúrale a tu hijo que está bien hablar y
que no se meterá en problemas.

Enséñale a tu hijo a mantenerse a salvo cuando está en línea. Coloca la


computadora en un área común del hogar, no en la habitación del niño. Utiliza
los controles parentales para restringir los tipos de sitios web que tu hijo puede
visitar y verifica la configuración de privacidad en las redes sociales de tu hijo.
Considera como una señal de alerta si tu hijo mantiene en secreto las actividades
en línea. Establece reglas básicas, como no compartir información personal; no
responder mensajes inapropiados, hirientes ni aterradores y no reunirse con una
persona que conoció en línea sin tu permiso. Dile a tu hijo que te informe si una
persona desconocida lo contacta a través de una red social. Denuncia el acoso en
línea o a los remitentes inapropiados a tu proveedor de servicios y autoridades
locales, si es necesario.

Busca ayuda. Conoce a las familias de tu vecindario, incluidos padres e hijos.


Considera unirte a un grupo de apoyo para padres para que cuentes con un
espacio adecuado para descargar tus frustraciones. Desarrolla una red de apoyo
de familiares y amigos. Si un amigo o vecino parece estar en dificultades, ofrécete
a cuidar de sus hijos o ayúdalo de otra manera.

Si te preocupa que puedas maltratar a tu hijo

Si te preocupa que puedas maltratar a tu hijo, busca ayuda de inmediato. Estas


organizaciones pueden proporcionar información y derivaciones:

Childhelp National Child Abuse Hotline (Línea de ayuda nacional contra el


abuso infantil Childhelp): 1-800-4-A-CHILD (1-800-422-4453)

Prevent Child Abuse America (Prevención del abuso infantil en los Estados
Unidos): 1-800-CHILDREN (1-800-244-5373)

O puedes comenzar por hablar con el médico de tu familia o tu proveedor de


atención médica. Dicho profesional puede ofrecer una derivación a una clase de
educación para padres, consejería o un grupo de apoyo para que los padres te
ayuden a aprender las maneras adecuadas de lidiar con tu enojo. Si estás
abusando del alcohol o las drogas, consulta con el médico acerca de las opciones
de tratamiento.

Si has sido maltratado cuando eras niño, obtén asesoramiento para asegurarte
de que no continúes con el ciclo de maltrato o enseñes esos comportamientos
destructivos a tu hijo.

Recuerda, el abuso infantil se puede prevenir y, a menudo, es un síntoma de un


problema que puede tratarse. Pide ayuda.

MALTRATO INFANTIL, EL DOLOROSO DÍA A DÍA PARA MILES DE NIÑOS

PERUANOS
"Perú es uno de los países en donde todavía el maltrato es aceptado
como algo positivo", denuncia un joven que fue víctima de violencia
infantil por parte de su padre.
Perú vive un incremento del maltrato infantil, según datos del
Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables peruano, que revela
que entre enero y mayo de este año, en ese país andino se han
registrado casi 16.000 casos de violencia contra menores, un 50% más
que en el mismo período del 2017.

"Los índices de violencia son muy altos. El año pasado los Centros de
Emergencia Mujer atendieron más de 30.000 casos de violencia de todo
tipo contra la niñez, lo que incluye violencia física, violencia sexual,
violencia psicológica", comentó a RT Matilde Cobeña, encargada de la
Adjuntía para la Niñez y Adolescencia de la Defensoría del Pueblo.
Por su parte, datos recabados por la Encuesta Nacional sobre Relaciones
Sociales (ENARES 2015) evidenciaron que el 74% de menores de entre 9 y
11 años fueron víctimas de violencia psicológica o física alguna vez en
su vida.
"Tenemos que empezar por cambiar la mentalidad de las
personas"

"Perú es uno de los países en donde todavía el maltrato es aceptado


como algo positivo, tanto en el ámbito familiar y también en la escuela.
Incluso en la propia comunidad. Eso quiere decir que el maltrato es
visto como algo bueno para la educación de los hijos", relata por su
parte Abel Daza, quien fue víctima de maltrato infantil por parte de su
padre y que actualmente trabaja en una ONG por la defensa de los
derechos de los niños.
La Encuesta Nacional de Hogares 2015 evidencia una reveladora
realidad: el 39% de madres y el 31% de padres emplea golpes para
educar, el 20% de los padres cree que esa práctica es necesaria, mientras
que un 44% de niños y adolescentes considera que sus
progenitores tienen derecho a golpearles.
"Tenemos que empezar por cambiar la mentalidad de todas las personas
que creen que los niños no tienen derechos, para empezar a tratarlos de
diferente manera, para criarlos, para educarlos con amor, para
educarlos con ternura, para educarlos con respeto de sus derechos",
agregó Cobeña.
Para algunos especialistas cambiar la cruda realidad del maltrato
infantil solo será posible si se logra un trabajo conjunto entre las
autoridades, la familia y la sociedad, que tengan siempre presente que
los niños son sujetos de derecho y lo más importante: que sean los propios
niños quienes dejen de creer que sus padres tienen derecho a
maltratarlos.

Conclusiones

No cabe duda de que el maltrato infantil es un problema enorme, que se


hace sentir no sólo en sus víctimas, sino también en toda la sociedad. Un
informe del Instituto Nacional de Justicia30 estimaba que el costo anual
de las consecuencias del maltrato y negligencia infantil en los Estados
Unidos ascendía a 56 mil millones de dólares. Este estimado incluía costos
directos tales como programas médicos, pérdida de ganancias y
programas públicos, al igual que costos indirectos asociados con el dolor y
la disminución en la calidad de vida. Un estudio realizado
recientemente por la organización Prevent Child Abuse America
(Prevenga el Maltrato Infantil en Norteamérica), estimaba que el costo
total del maltrato infantil en los Estados Unidos superaba los 94 mil
millones de dólares anuales.31 El maltrato infantil puede afectar el
exitoso desarrollo del niño no sólo en un determinado periodo de
desarrollo, sino a lo largo de toda su vida. Es importante reconocer, sin
embargo, que se está procesando una considerable diversidad de
resultados en relación con el maltrato infantil. Se han ©2004-2017 CEECD
/ SKC-ECD | MALTRATO INFANTIL 21 aclarado nuevos e importantes
ángulos de investigación en torno a este crítico problema de toda la
sociedad. Ya no resulta productivo conducir investigaciones que se
enfoquen exclusivamente a descubrir los principales efectos asociados con
el maltrato infantil, porque tales aproximaciones posiblemente puedan
arrojar resultados que no cubran con exactitud los riesgos para el
desarrollo que acompañan a tales maltratos. Existe igualmente una
necesidad imperiosa por más investigaciones respecto a los efectos del
maltrato infantil durante la infancia y la niñez. También resulta
fundamental el desarrollo e implementación de investigaciones amplias y
longitudinales respecto al maltrato infantil y sobre los factores de riesgo
coexistentes.
En tal entendido, se visualizan algunas acciones que ayuden a impulsar
el respeto a los derechos de las niñas y los niños, así como a prevenir,
detectar y atender oportuna y correctamente el problema del maltrato
infantil y son las siguientes:

En lo social: que las instituciones de asistencia social como el Sistema


para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), la Subprocuraduría para
la Defensa del Menor y la familia y la Instancia Municipal de la Mujer del
municipio de Huichapan, capacite a su personal o bien incorpore
profesionistas especializados en atención a menores víctimas de maltrato
infantil. Brindar cursos, asesorías y talleres en las escuelas a cuatro
grupos focales, niñas y niños de 1° a 3er grado, niñas y niños de 4° a 6°
grado, padres y madres de familia o tutores, y maestras/os, directivos y
personal administrativo, acerca del maltrato infantil; conformando un
grupo multidisciplinario (sector salud, psicología, trabajo social,
jurídico) para impartir dichos cursos. Así como crear una línea telefónica,
red social, etc. donde las niñas y los niños tengan acceso para expresar
sus problemas y se les brinde atención oportuna y adecuada a su edad.

En lo jurídico: es necesario crear un marco jurídico especializado en


menores acorde a la realidad, que sea eficiente para resolver los conflictos
y brindar apoyo a las víctimas de maltrato; capacitar y sensibilizar a las
y los impartidores y mediadores de justicia en el ámbito del maltrato
infantil y la violencia familiar, que conozcan la complejidad del tema y
eviten revictimizarlas.

En la salud: que todas las niñas y los niños que necesiten atención médica
por causas de maltrato, sea inmediata, obligatoria, de calidad y
gratuita.

En la educación: que se capacite a las y los docentes en el tema del


maltrato infantil y la violencia familiar, diseñándose cursos
especializados para niñas y niños dentro del plan de estudios para que
aprendan a reconocer una situación de riesgo y denuncien en caso de ser
víctima. Que se cree un espacio, en todas las escuelas de nivel primaria,
apto para brindarles atención psicológica durante todo el año escolar.
Que todas las escuelas primarias, cuenten con un expediente por cada
estudiante, donde contenga el historial de vida personal, social, médica y
académica, lo que facilitará brindarle apoyo con un seguimiento
adecuado.

CONCLUSIONES
Vivimos en un mundo en el que predomina la violencia,e inicia en si en
la familia,pues ahi es donde empieza a manifestarse,La mayor parte de
las agresiones graves a los niños se da precisamente en el hogar y esto da
lugar a que dicho problema del maltrato a los niños se encuentre en
personas y circunstancias casi o totalmente fuera de control, este tema se
relaciona con el malinterpretado derecho de corrección y de una u otra
manera todos debemos hacernos responsables para no seguir incubando
en la sociedad ese fenómeno tan desastroso y responsable de diversas
anomalías en la misma; pues tanto el maltrato infantil como la violencia
intrafamiliar son fenómenos sociales que han gozado de aceptación en
nuestra cultura. A pesar de que en los últimos tiempos estas conductas han
sido condenadas por constituir algunas de las formas de violencia más
comunes y penetrantes en nuestra sociedad, todavía miles de niños sufren
maltrato físico, psicológico y sexual en su propio hogar. La familia es y
debería considerarse como la institución más compleja y la más
importante para nuestra sociedad, más sin embargo lo que sucede dentro
de ella puede tener efectos tanto positivos como negativos en cada uno de
los individuos que la integran y por tanto un ajuste o desajuste en las
relaciones intrafamiliares. Diversos estudios en el tema han demostrado
que los padres son los principales autores del maltrato infantil y a pesar
de las graves consecuencias que este fenómeno desencadena no se debe
calificar a estas personas como pervertidas o anormales, ya que sufren al
igual que el niño o la niña agredidos ya que en la mayor parte de los
casos éstos desahogan sus propias frustraciones que sus padres les hicieron
sufrir de niños en sus hijos y sin darse cuenta de que así es, es decir, es un
proceso inconsciente que se convierte en un círculo vicioso y que coincide
con la teoria de frustración-agresión. Toda sociedad encuentra los más
hondos y sólidos cimientos de su futuro en las generaciones jóvenes, que
instruidas en forma adecuada y educadas de manera integral, serán el
sustento de una nueva conciencia social y humana que es el único
camino hacia el desarrollo y la paz social en Mexico y en todo el mundo.

CASO:

No tengo nada más que mis palabras para poder atenuar el


dolor profundo que siento cuando alguien que se define a sí
mismo como ser humano asesina, maltrata, abusa de o
esclaviza a un niño. El pasado viernes, una criatura de ocho
años murió en un hospital de Zaragoza como consecuencia
de la paliza recibida el día anterior por una alimaña
disfrazada de tío carnal, y mis palabras no son suficientes
para curar la impotencia sin medida que siento ante este
hecho. Escuchar esta noticia hace que sienta que ya no hay
esperanza. No hay justicia en ningún lugar de la Tierra que
pueda reparar esta atrocidad. No hay justicia en ningún
lugar de este mundo que pueda reparar tantas atrocidades
que se cometen en tantos lugares contra los niños. ¿Es que el
ser humano no tiene límite en su capacidad para el mal y la
perversión?

Y yo solo tengo mis pobres palabras que no sirven para nada,


ni siquiera para restañar una lágrima de un solo
niño.— Luis Maroto Rivero. Navalcarnero (Madrid).

TRABAJO INFANTIL
Se calcula que 151,6 millones de niños y niñas son víctimas del
trabajo infantil. Casi la mitad (72,5 millones) ejercen alguna de
las peores formas de trabajo infantil, como esclavitud, trata, trabajo
forzoso o reclutamiento para conflictos armados. En el Día Mundial
contra el trabajo infantil UNICEF recuerda que la educación es clave
para frenar esta tendencia

Estos niños y niñas se encuentran en todas partes, pero son invisibles;


trabajan como sirvientes domésticos en casas, están ocultos tras las
paredes de talleres o se encuentran fuera de la vista del público en
plantaciones. La gran mayoría de los niños y niñas que trabajan lo
hacen en el sector agrícola.
Millones de niñas trabajan como sirvientas domésticas y asistentas sin
salario en el hogar y son especialmente vulnerables a la explotación y
el maltrato. Millones de otros niños y niñas trabajan bajo
circunstancias terribles. Pueden ser víctimas de la trata (1,2
millones), víctimas de la servidumbre por deuda u otras formas de
esclavitud (5,7 millones), víctimas de la prostitución y/o la
pornografía (1,8 millones) o reclutados como niños soldados en los
conflictos armados (300.000).
Los cálculos regionales indican que:

 La región de Asia y el Pacífico alberga el mayor número de niños y


niñas trabajadores en el grupo de edad de 5 a 14 años, 127,3 millones
en total (19% de los niños y niñas que trabajan en la región);
 en África subsahariana hay alrededor de 48 millones de niños que
trabajan. Casi uno de cada tres menores de 15 años (29%) es activo
económicamente;
 en América Latina y el Caribe hay aproximadamente 17,4 niños y
niñas trabajadores (un 16% de los niños y niñas de la región
trabajan);
 un 15% de los niños y niñas de Oriente Medio y África del
Norte trabajan;
 aproximadamente entre 2,5 millones y 2,4 millones de niños y niñas
trabajan en las economías desarrolladas y en
transición respectivamente.

Definiciones
Tareas infantiles: UNICEF no se opone a que los niños y niñas trabajen.
La participación de los niños, las niñas y los adolescentes en un
trabajo –una actividad económica– que no afecte de manera negativa
su salud y su desarrollo ni interfiera con su educación, es a menudo
positiva. La Convención No.138 de la OIT permite cualquier tipo de
trabajo ligero (que no interfiera con la educación) a partir de los 12
años.
Trabajo infantil: El trabajo infantil es un concepto más limitado que
se refiere a los niños que trabajan en contravención de las normas de
la OIT que aparecen en las Convenciones 138 y 182. Esto incluye a
todos los niños menores de 12 años que trabajan en cualquier
actividad económica, así como a los que tienen de 12 a 14 años y
trabajan en un trabajo más que ligero, y a los niños y las niñas
sometidos a las peores formas de trabajo infantil.
Las peores formas de trabajo infantil: Entre ellas se encuentran la
esclavitud, el reclutamiento forzado, la prostitución, la trata, la
obligación de realizar actividades ilegales o la exposición a
cualquier tipo de peligros.

El 25 de abril se conmemora en todo el mundo el Día contra el


Maltrato Infantil. Una oportunidad para promover los derechos de los
niños y adolescentes, y reflexionar acerca de la necesidad de no
naturalizar los malos tratos como una opción de crianza.
Cuando pensamos en maltrato, lo primero que aparece en el
imaginario social son los golpes, la violencia física. Sin embargo, se
trata de un fenómeno mucho más complejo, que se manifiesta en
distintas modalidades y no siempre es reconocido como tal.
La Convención Internacional de Derechos del Niño, incorporada a
nuestra Constitución e inspiradora de la ley nacional nº 26061 y de
la ley 114 de la Ciudad, prohíbe "el trato violento, discriminatorio,
vejatorio, humillante, e intimidatorio", y reconoce el derecho de los
niños y adolescentes a no ser sometidos a ninguna forma de
explotación económica, tortura, abuso o negligencia, explotación
sexual, o cualquier forma o condición cruel o degradante. De esta
manera, aparece una realidad más amplia del maltrato infantil que
nos obliga a posicionar la mirada en el derecho de los niños a su
integridad física, sexual, psíquica y moral.
Si bien cada vez en mayor medida la violencia física repercute en una
sanción social, resulta interesante advertir que se siguen
naturalizando situaciones de maltrato emocional y psicológico, lo
que dificulta la erradicación de este tipo de vulneración.
La violencia física contra los niños aparece en el 25% de las
intervenciones del Consejo de los Derechos del Niño de la Ciudad. En
más de la mitad de las situaciones abordadas hay daño emocional. Y
en algo más del 10% de sus intervenciones los chicos viven
directamente en un marco de negligencia y descuido. En todos los
casos hay maltrato infantil. En todas estas situaciones hay una clara
vulneración de los derechos del niño.
El paradigma de protección de derechos nos reclama la toma de
conciencia sobre ciertos comportamientos de los adultos, que no deben
ni pueden ser naturalizados. Las amenazas, los retos humillantes en
público o la denigración constante generan un ambiente sumamente
hostil, que tiene consecuencias inmediatas y a largo plazo en la
capacidad de relacionarse con otros niños y adultos, además de
dificultar el pleno desarrollo de la personalidad de los chicos.
Los adultos tenemos la responsabilidad y, en caso de ser representantes
de instituciones, la obligación de la escucha atenta, que implica
accionar inmediatamente en caso de sospecha o signos de maltrato.
En la Ciudad, existe la Línea 102 de atención gratuita las 24 horas,
a la que cualquier persona, niño o adulto pueden consultar por casos
de violencia y por cualquier problemática que afecte a la infancia.
Además, las defensorías zonales constituyen una red presente en todas
las comunas a las que acercarse para tratar este tipo de situaciones.

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