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Clínica Canina
1 - Obesidad canina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
2 - Tratamiento del animal obeso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
3 - Alimentación clínica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
4 - El seguimiento tras el régimen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44
5 - La prevención de la obesidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
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Obesidad
Obesidad: epidemiología,
fisiopatología y cuidados
del perro obeso
Marianne DIEZ
DVM, Ph.D, Dipl del ECVCN
Marianne Diez es doctora en Medicina Veterinaria y es profesora asociada en el departamento de Nutrición de Animales
domésticos en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Lieja (Bélgica), en donde obtuvo su título de doctorado (PhD) en 1998.
Imparte las clases de Nutrición General y de Nutrición de los Animales de Compañía. En este ámbito, se ha implicado mucho en el
desarrollo de la consulta de Nutrición Clínica. Su trabajo tiene relación con la alimentación del perro y, más concretamente, con las fibras
alimentarias, los prebióticos y la obesidad canina. Es la autora y coautora de, aproximadamente, 80 artículos científicos y Diplomada
Fundadora del Colegio Europeo de Nutrición Veterinaria Comparada (ECVCN).
Patrick NGUYEN
MS, MA, HDR, Dipl ECVCN, FJC, Presidente del ECVCN
Después de graduarse en la Escuela Nacional Veterinaria de Alfort en 1977, Patrick Nguyen trabajó como asistente en el Departamento de
Nutrición durante dos años antes de incorporarse a la Escuela Nacional Veterinaria de Nantes. En 1982, aprobó la oposición a la cátedra de
Nutrición. Obtuvo la autorización para dirigir investigaciones (HDR) de la Universidad de Nantes y obtuvo la diplomatura por el Colegio Europeo
de Nutrición Veterinaria Comparada (ECVCN). Fue asesor del Director de la Escuela Veterinaria de Nantes entre 1992 y 1996, y desde entonces
dirige la Unidad de Nutrición y de Alimentación, asimismo, desde el año 2001 dirige el Departamento de Biología y de Farmacología. Patrick se
ocupa de los programas de enseñanza y de investigación en Nutrición. Su campo de investigación principal está relacionado con la obesidad y la
resistencia a la insulina en los animales de compañía, trabajando en colaboración con el Centro de Investigación de Nutrición Humana de Nantes.
También está involucrado en proyectos de investigación relativos a las consecuencias de la esterilización del gato y sobre la sensibilidad digestiva de
los perros de razas grandes. Patrick es autor de más de 100 publicaciones y conferencias. Es presidente del ECVCN desde el año 2004.
1 - Obesidad canina
Definición
La obesidad es un “estado patológico que se caracteriza por un exceso de depósito lipídico,
lo que conlleva modificaciones de las distintas funciones corporales”. La Organización Mun-
dial de la Salud (OMS, 1997) va más allá, al definir la obesidad humana como “un exceso
de masa grasa que comporta consecuencias nefastas para la salud”. A pesar de que esta defi-
nición parece bastante excesiva, resulta totalmente aplicable a los animales de compañía.
Desde un punto de vista cuantitativo, se ha descrito la obesidad en el hombre como un sobre-
peso del 15% con respecto al peso ideal. Este enfoque, un tanto reducido, ya no se utiliza
como tal; ha sido sustituido por los índices de masa corporal que determinan, para el hom-
bre y la mujer, un intervalo de peso óptimo para una estatura determinada. Este método no
© Alex German
existe en los perros. Una definición “matemática” de la obesidad resulta poco práctica (Mark-
well & Butterwick, 1994); implica el conocimiento del peso ideal del animal, lo cual no siem-
pre es fácil de determinar, ni siquiera en los perros de pura raza. Lo ideal sería conocer el
Desde un punto de vista práctico, se han
peso que tenía el perro adulto antes de volverse obeso, para que sirva como referencia a la desarrollado herramientas específicas para
hora de evaluar la situación inicial y de realizar el seguimiento del animal. En determinados los veterinarios: los índices de condición corporal
casos, el animal siempre ha tenido un exceso de peso, incluso durante la etapa de creci- (ICC) (véase a continuación). Por consiguiente,
miento, por lo que se desconoce su peso óptimo. se podría deducir que un perro es obeso cuando
su índice corporal es superior a los 3/5.
Epidemiología de la obesidad
> Frecuencia
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Obesidad
1 - Obesidad canina
La frecuencia de la obesidad en los perros atendidos en la consulta varía entre el 24 y el 44% depen-
diendo de los autores (Tabla 1), de los lugares en donde se han realizado los estudios epidemiológicos
y de los criterios definidos inicialmente (Mason, 1970; Meyer et al., 1978; Edney & Smith, 1986; Arms-
trong y Luna, 1996; Robertson, 2003).
Estos datos no siempre reflejan la situación real: algunos estudios siguen siendo una referencia aunque
tengan más de 30 años de antigüedad, mientras que otros se han llevado a cabo en un número reduci-
do de clínicas veterinarias y no reflejan necesariamente la situación del país. Sin embargo, todos los estu-
dios realizados en las clínicas veterinarias de los países industrializados o de las ciudades con un tamaño
importante muestran una prevalencia de, como mínimo, el 20% de perros obesos. Una encuesta telefó-
nica efectuada a 400 veterinarios de 4 países europeos (Francia, Alemania, España e Inglaterra) en mayo
del 2000 muestra que los veterinarios consideran que la proporción de perros obesos es del 20% (el tér-
mino “obeso” está vinculado a la necesidad de implantar una dieta hipocalórica) (Royal Canin, 2000).
La conclusión es que, aunque los datos epidemiológicos no permiten afirmar que la frecuencia de la
obesidad está aumentando desde hace 10 años, la obesidad constituye un problema de salud importante
en la población canina.
Masa grasa
80
% de la masa total
66
60 78 82
85
40
20 34
22
18 15
0
Labrador Pastor Braco Bóxer
Alemán Alemán
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Obesidad
1 - Obesidad canina
TABLA 3 - RAZAS CANINAS CON PREDISPOSICIÓN A LA OBESIDAD
(Según Edney & Smith, 1986 )
encuentran más obesos entre los Labradores Retrievers que entre los Lebreles. La
© Renner
obesidad también parece ser un problema habitual en otras razas (Tabla 3). El tipo
de selección puede influir en el estado corporal (y en el peso) de los perros, al sus-
tituir los criterios de belleza o tamaño por los de aptitud o trabajo, por ejemplo. El Boyero de Berna se encuentra entre los perros de razas
Las predisposiciones raciales están vinculadas, en parte, a los factores genéticos y, gigantes que tienen mayor riesgo de obesidad.
especialmente, a la relación masa magra/masa grasa que determina las necesida-
des energéticas de mantenimiento (Figura 1).
• Factores genéticos
Un complejo sistema de factores determinados genéticamente es
responsable de mantener el equilibrio entre los aportes alimenta-
rios y los gastos energéticos. Estos mecanismos reguladores están
especialmente bien adaptados para permitir la supervivencia de las
© Hermeline
© Hermeline
© Renner
• La edad
La frecuencia de la obesidad aumenta con la edad del perro (Ro- El Cairn Terrier y el Cavalier King Charles Spaniel se encuentran entre los perros
pequeños con mayor riesgo de obesidad.
bertson, 2003) y del propietario (Edney & Smith, 1986). Aparece
sólo en el 6 % de los cachorros con edades comprendidas entre
los 9 y los 12 meses y asciende al 40% en los individuos adultos
(Glickman et al., 1995). La edad media en que se establece el
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Obesidad
1 - Obesidad canina
diagnóstico varía entre los 5 y los 8 años. La proporción de obesos no llega al 20%
en los perros de 4 años o menos, mientras que supera el 50% entre 7 y 8 años, y
asciende casi al 70% en el caso de los que tienen 9 años o más (Meyer et al., 1978)
(Tabla 4). En el caso de los animales muy mayores, existe una contradicción entre
las cifras mencionadas por Mason (1970) y los datos más recientes, que muestran
una disminución de la frecuencia de la obesidad en los perros con edades supe-
riores a los 12 años (Armstrong & Lund, 1996).
Las perras que entre los 9 y 12 meses de edad padecen obesidad, presentan 1,5 veces
más posibilidades de llegar a ser obesas en la edad adulta, que las que se mantie-
© Doxicat
• El sexo
Los distintos datos presentados en la Tabla 5 muestran que las hembras tienen mayor predisposición a
la obesidad que los machos. En algunos estudios, las hembras representan más del 60% de los perros
obesos (Krook et al., 1960; Jerico & Scheffer, 2002). Además, Glickman et al. (1995) han observado,
en un estudio realizado en 289 perras adultas, un porcentaje de obesidad del 40%.
Armstrong
EE.UU. 19 41 43 44 45 46 42 43 <35
& Lund, 1996
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Obesidad
1 - Obesidad canina
• La esterilización
La gonadectomía incrementa la frecuencia de la obesidad en machos y, especial-
mente, en hembras (Anderson, 1973; Edney, 1974; Karczewski et al., 1987; Miya-
ke et al., 1988; Robertson, 2003). Edney & Smith (1986) observaron que el riesgo
de desarrollar obesidad era el doble en las perras esterilizadas respecto a las no este-
rilizadas. Un estudio más reciente señala que esto afecta a los machos de la misma
manera. La frecuencia de la obesidad en los animales esterilizados y en los anima-
les enteros, sin hacer distinción entre machos y hembras, es del 32% y del 15%,
respectivamente (Robertson, 2003). Las hormonas sexuales no son reguladores pri-
marios del metabolismo pero, aún así, influyen en el peso corporal de forma direc-
ta, a través del sistema nervioso central, o de forma indirecta, modificando el meta-
© Alex German
bolismo celular. Además, los estrógenos tienen un efecto inhibidor sobre el con-
sumo de alimentos. Por lo tanto, el consumo de alimentos varía en la hembra según
la etapa del ciclo: es mínima durante el estro, aumenta en el metaestro y es máxi-
ma durante el anestro (Houpt et al., 1979). Varios estudios tienden a mostrar que las hembras tienen
mayor predisposición a la obesidad que los machos.
No se conoce bien la influencia de la esterilización precoz sobre la incidencia de
la obesidad. Un estudio epidemiológico estadounidense muestra que la frecuencia
de la obesidad es menor en una población de perros esterilizados antes de los 5
meses y medio que en los animales esterilizados entre los 5 meses y medio y los 12 ESTIMACIÓN DE LA TASA DE LA ESTERILIZACIÓN
meses. Los autores añaden además una incidencia global del 27% de perros obe- EN LA POBLACIÓN CANINA
sos en la población esterilizada (Spain et al., 2004). DE EE.UU.(TEXAS)
(Según Mahlow, 1999)
Se podría prevenir que el peso aumente tras la esterilización recurriendo a medidas alimentarias estric-
tas y a una actividad física regular. En un estudio realizado con Pastores Alemanes entrenados para
carreras de obstáculos y utilizados como perros policía, no se ha encontrado ninguna diferencia de peso
corporal entre las perras enteras y las esterilizadas, a pesar de que todas recibían la misma cantidad de
alimento (Le Roux, 1983). Parece que esta información prueba que la realización de ejercicio con regu-
laridad tras la esterilización puede prevenir el aumento de peso.
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Obesidad
1 - Obesidad canina
Generalmente encontramos más perros obesos entre aquellos que viven en un apartamento en com-
paración con los que viven en el exterior (el 31% frente al 23%) (Robertson, 2003). Sin embargo, es
un error creer que el hecho de disponer de un gran jardín aumenta, de forma sistemática, los gastos
energéticos. Algunos de los animales que viven en un ambiente cerrado pasean durante varias horas a
la semana mientras otros, que disponen de un jardín, se conforman con disfrutarlo durante algunos
minutos al día.
Pastor Alemán
El ejercicio físico regular es
un método efectivo para
prevenir la obesidad.
© Renner
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Obesidad
1 - Obesidad canina
• El tipo de alimentación
Se han identificado claramente las siguientes causas alimentarias: aportes alimentarios
que no tienen en cuenta las necesidades energéticas(“el perro come todo lo que se le
da”) y los suplementos en forma de golosinas o de complementos no son contabiliza-
dos entre los aportes energéticos. También predispone a la obesidad el suministro de
alimentos muy palatables, ricos en materias grasas y en carbohidratos fácilmente asi-
milables. Un factor de riesgo innegable es la alimentación ad libitum, que conlleva un
exceso en el consumo energético.
© Doxicat/Hermeline
cantidades importantes de grasa. Los alimentos más grasos son también los que aportan mayor
concentración de energía. Aunque tolera y utiliza bien las grasas como fuente de energía, el perro
también tiene la capacidad de almacenarlas inmediatamente en forma de grasa abdominal.
© Diez
A diferencia de lo que a menudo se piensa, la división en varias comidas de una ración dia- Perra braco de Auvernia
ria adaptada no conlleva un aumento en la frecuencia de la obesidad. En los estudios epi- Con frecuencia, el hipotiroidismo se encuentra
demiológicos se observa que los perros obesos, generalmente, reciben alimento una sola vez asociado a la obesidad.
al día (Kienzle et al., 1998; Robertson, 2003). No hay que confundir “división de la ración
diaria adecuada” con “multiplicación de las golosinas adicionales”.
Entre los factores sociológicos, un estudio llevado a cabo en Alemania (Kienzle et al., 1998)
muestra que la relación entre el hombre y el perro obeso se caracteriza por un comporta-
miento antropomórfico excesivo. Por ejemplo, los propietarios de animales obesos hablan
más a su perro, aceptan que el animal se suba a su cama, no temen las zoonosis y conside-
© Psaïla
ran poco importantes el ejercicio, el trabajo o la función de protección del perro. Por lo
tanto, no sorprende observar que los animales obesos reciben comidas o golosinas con
Cachorros de San Bernardo
mayor frecuencia que los animales de peso normal. Este estudio confirma que los propieta-
La alimentación ad libitum no es recomendable:
rios, a menudo, son obesos (el 54% frente al 28% de los propietarios de perros con peso la mayoría de los perros no son capaces de regular
normal), como se ha señalado anteriormente (Mason, 1970; Kronfeld, 1988), y que son bas- su consumo alimentario. En el momento
tante inactivos. Los propietarios de animales obesos entienden todas las peticiones del ani- del destete, es mejor dar de comer por separado
mal como si fueran una petición de comida y es evidente que se preocupan poco por una a los cachorros de una misma camada.
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Obesidad
1 - Obesidad canina
alimentación equilibrada. Los facultativos conocen bien algunos de estos aspectos pero este estudio ha
tenido el mérito de objetivarlos mediante un cuestionario (Kienzle et al., 1998).
A primera vista, los datos presentados anteriormente pueden parecer bastante desalentadores y no per-
miten diferenciar con claridad lo que son simples correlaciones (por ejemplo, entre el peso del propie-
tario y el peso del perro) y las causas de la obesidad. Resultan muy útiles para desarrollar métodos de
prevención y de tratamiento de la obesidad canina. Ayudan a centrar la atención sobre los factores
ambientales en sentido amplio, a priori externos al propio animal, pero primordiales para su salud.
Los propietarios de perros obesos pueden también interpretar la bulimia como un signo de buena salud
(Kronfeld, 1988) y el exceso de peso como un signo de belleza en ciertas razas. Asimismo, algunos pro-
pietarios cometen el error de utilizar los alimentos como paliativos para evitar que los animales, cuan-
do no son observados, se aburran y destruyan objetos. Finalmente, para un animal que vive en un medio
familiar, recibir la comida de los niños (recompensas, juegos, etc.) puede suponer una mala costumbre.
Tener varios animales puede suponer un problema a la hora de controlar el consumo individual de ali-
mentos. Sin embargo, contrariamente a lo que se cree, la frecuencia de la obesidad es superior en los
hogares que tienen un solo perro (Kienzle et al., 1998; Robertson, 2003).
En conclusión, parece que las necesidades energéticas de los perros a menudo están mal valoradas
y los aportes pueden resultar excesivos en muchas ocasiones. Le corresponde al clínico determinar
si el sobrepeso es primario o secundario para establecer el tratamiento correspondiente.
El racionamiento individual
es necesario en un grupo de
varios perros de la misma raza.
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Obesidad
1 - Obesidad canina
Patologías asociadas con la obesidad
Hasta finales de los años 80, había relativamente pocos datos clínicos sobre las afecciones relacionadas
con la obesidad en el perro. Asimismo, algunos autores han realizado extrapolaciones a partir de los
estudios epidemiológicos llevados a cabo en el hombre. No obstante, no resulta satisfactoria la simple
extrapolación de datos humanos sobre diabetes, hipertensión, etc. al perro obeso. Hay que estudiar los
datos clínicos relativos a los perros obesos, que actualmente se publican con más frecuencia. En la
Tabla 6 aparece un resumen.
Disminución de la longevidad
Enfermedades osteoarticulares
Intolerancia al esfuerzo Incontinencia y cálculos urinarios
Problemas cardiorrespiratorios Problemas reproductivos
Diabetes mellitus
Disminución de las defensas
Hiperlipidemias y dislipidemias
Distocias
Cáncer de mama
Dermatitis por Malassezia
Dificultades para utilizar técnicas exploratorias Otros cánceres
Inconvenientes para las cirugías Otras dermatosis
Alteraciones de la función tiroidea
El cambio en el protocolo experimental indujo una disminución del peso corporal de todos
los perros, que luego se estabilizó. A la edad de 5 años, la diferencia media entre los dos gru-
pos de perros era de 10 kg. A la edad de 8 años, se calculaba que el índice corporal era de
4.5/9 en los perros que comían más frente a 6.8/9 en los perros testigo.
A la edad de 12 años, los aportes energéticos medios de los perros testigo y de los perros que
recibían el 75% de los aportes eran, respectivamente, de 1745 y de 1352 kcal, es decir, alre-
dedor de 127 y 115 kcal/kg PV0,75. Los perros del segundo grupo pesaban, en término medio,
el 26% menos que los del grupo testigo. La restricción alimentaria permitió aumentar la
longevidad, llevándola hasta los 13 años en vez de los 11,2 años de los animales testigo. La
restricción energética permitió retrasar el desarrollo de las enfermedades crónicas y, espe-
cialmente, la artrosis. Además, los diferentes parámetros metabólicos (insulina, glucosa,
lípidos sanguíneos) también fueron favorablemente influenciados en los perros que consu-
mían un 25% menos de energía.
© Renner
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Obesidad
1 - Obesidad canina
Hay otras afecciones ortopédicas frecuentes en los perros obesos (Janicki & Sendecka,
1991): la rotura de los ligamentos cruzados y las fracturas del cóndilo del húmero han
sido objeto de un amplio estudio epidemiológico en el Cocker Spaniel. De un grupo de
© HAW Hazewinkel
854 perros, aquellos que padecían cualquiera de las dos patologías citadas presentaban
un peso corporal superior al de la población sana. Resultó sorprendente comprobar que
sucedía lo contrario en aquellos que padecían enfermedades discales (Brown et al., 1996).
La displasia de cadera
A la izquierda, lesiones de displasia importantes con En los perros que sufren trastornos osteoarticulares se crea un círculo vicioso: el animal
subluxación y artrosis. La obesidad es un factor que tiene tendencia a disminuir su actividad, lo que lleva a una sobrealimentación y a un
revela o agrava la displasia de cadera. La restricción sobrepeso si no se adapta el aporte energético. Por otra parte, observar una enfermedad
energética permite retrasar la aparición y el desarrollo articular (por ejemplo, rotura ligamentos cruzados) es, ciertamente, un indicativo
de las distintas formas de osteoartritis. importante de que el perro obeso debe adelgazar, pero también puede dificultarse el pro-
ceso de adelgazamiento por la imposibilidad de realizar ejercicio.
60
50
40 <5/9
30 Óptima (puntuación = 5)
20 >5/9
10
0
Perros Perros Perros hospitalizados
hospitalizados por hospitalizados por por cirugía de los
razones médicas cirugía ortopédica tejidos blandos
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Obesidad
1 - Obesidad canina
> Intolerancia al esfuerzo y problemas cardiorrespiratorios
Los principales síntomas asociados a la obesidad son la intolerancia al esfuerzo (De Rick & de Schepper,
1980) y los problemas respiratorios (Ettinger, 1983). Igualmente existe una relación entre la frecuencia
de aparición del colapso traqueal y la obesidad, aunque la correlación con otros factores como la raza
sea mayor (O’Brien et al., 1966; White & Williams, 1994).
En un estudio de campo se ha mostrado que, cuando se logra que el perro adelgace, el propietario, inevi-
tablemente, percibe un cambio en su comportamiento: está más atento y se vuelve más juguetón (datos
de Royal Canin, 2001, obtenidos a partir de 13 perros que padecían obesidad desde hacía más de un
año y a los que se realizó un seguimiento durante, al menos, 10 meses).
El aumento del peso del perro viene acompañado de un aumento del ritmo cardíaco, del volumen ven-
tricular, de la presión sanguínea y del volumen plasmático (Rocchini et al., 1987; Mizelle et al., 1994;
Massabuau et al., 1997). No obstante, existe una controversia sobre la relación entre la obesidad y la
hipertensión. En el perro existe una relación entre la edad y el aumento de la tensión arterial pero no
entre la obesidad y la hipertensión (Bodey & Michell, 1996). Sin embargo, se ha utilizado al perro como
modelo experimental para estudiar la patogenia de la hipertensión inducida por el aumento de peso y
la correspondiente resistencia a la insulina (Verwaerde et al., 1997; Truett et al., 1998).
Bulldog inglés
La frecuencia de las alteraciones cardiovasculares se incrementa con el sobrepeso. Algunos estudios clí- Los perros obesos son más susceptibles
nicos describen las siguientes enfermedades: trombosis de la vena porta (Van Winkle & Bruce, 1993), que los no obesos a presentar un golpe de
hipoxia del miocardio (Baba & Arakana, 1984) o endocarditis valvular (Valtonen & Oksanen, 1972; calor como consecuencia de un aumento
de la temperatura exterior (Flournoy et
Edney & Smith, 1986).
al., 2003).
Los efectos cardiovasculares descritos anteriormente también interesan a los nefrólogos (Alon-
so-Galicia et al., 1995; Joles, 1998). ¿Puede la hipertensión, en un plazo de tiempo, causar
alteraciones de la función renal? Un estudio clínico señala que en perros sobrealimen-
tados durante seis meses con una dieta rica en grasas animales, el sobrepeso corporal
(un 58% superior con respecto a los animales testigo) está acompañado de un
© Lanceau
aumento del peso de los riñones (un 31% superiores), un aumento de la ten-
sión arterial, de la tasa de filtración glomerular, del flujo sanguíneo renal y
varias lesiones histológicas renales. Los autores concluyen que las lesio-
nes y las anomalías observadas podrían ser más graves en el caso de una
obesidad prolongada (Henegar et al., 2001). En este estudio, los efec-
tos más negativos podrían haberse debido, no sólo a la influencia de
las grasas de la alimentación, sino también a su composición.
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Obesidad
1 - Obesidad canina
No obstante, también hay que tener en cuenta el hecho de que las hembras esterilizadas tienen un ries-
go dos veces mayor de ser obesas que las hembras enteras, lo que explicaría la posible relación entre la
incontinencia urinaria y la esterilización. Aún son necesarias más investigaciones al respecto.
Los perros que presentan sobrepeso también tendrían más riesgo de desarrollar cálculos urinarios de
oxalato cálcico (Lekcharoensuk et al., 2000).
> Cánceres
La relación entre la obesidad y el desarrollo de determinados tipos de cáncer (de mama, de útero, de
colon y de próstata) está bien demostrada en el hombre (National Institute of Health, 1998). En cam-
bio, la falta de datos clínicos en el perro no permite establecer semejantes relaciones, excepto con los
tumores de mama.
En 1991 se publicaron los primeros datos. Según Sonnenschein et al., la obesidad o el consumo de una
dieta rica en grasas un año antes del diagnóstico no aumenta el riesgo de cáncer mamario en las perras
adultas, ya estén o no esterilizadas. Sin embargo, Perez Alenza et al., (1998, 2000) han refutado estos
resultados. Por otro lado, el riesgo se reducía en las hembras esterilizadas que, entre los 9 y los 12 meses
de edad, eran delgadas (Sonnenschein et al., 1991) y aumentaba en aquellas que, a la edad de un año,
eran obesas (Perez Alenza, 1998, 2000). En conjunto, estos autores concluyen que el estado de sobre-
peso en animales jóvenes, ciertamente, desempeñaba un papel en la predisposición al desarrollo de
tumores mamarios en la edad adulta.
Un estudio retrospectivo no ha confirmado estos resultados (Philibert et al., 2003). Para empezar, no
ha sido posible analizar el efecto de la obesidad precoz en el desarrollo de los tumores mamarios.
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Obesidad
1 - Obesidad canina
Tampoco han señalado los autores ninguna vinculación entre la obesidad y el desarrollo de tumores,
ni entre la obesidad y el tiempo de supervivencia (10 meses en las perras obesas, frente a los 14 meses
de los demás).
En el hombre obeso, el riesgo quirúrgico aumenta como consecuencia de las distintas anomalías encon-
tradas: alteraciones de la función respiratoria (disminución de la capacidad respiratoria, hipoventila-
ción), circulatoria (hipertensión y cardiomegalia) u otras (dificultad para intubar al paciente o para
mantener el equilibrio hídrico). Las complicaciones postquirúrgicas también son más frecuentes en los
pacientes obesos (Fisher et al., 1975).
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Obesidad
1 - Obesidad canina
Energía digestible 3,7 kcal (88 %) 4,8 kcal (89 %) 8,5 kcal (90 %)
Energía metabolizable 3,5 kcal (83 %) 3,5 kcal (65 %) 8,5 kcal (90 %)
Valor energético real (energía neta) 3,2 kcal (76 %) 2,2 kcal (41 %) 8,2 kcal (87 %)
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Obesidad
1 - Obesidad canina
dad de peso que los carbohidratos digestibles o las proteínas. Los carnívoros digieren
poco las fibras alimentarias, por lo que se desprecia su aporte energético. No obstante,
hay que señalar que, en el hombre, se atribuye un valor energético de entre 1 y 2 kcal/g
La ecuación que recomienda el NRC 74 para calcular
a la fibra digestible. Los perros digieren totalmente algunas fibras solubles (Diez et al., la necesidad energética teórica de mantenimiento es:
1998) y el acetato puede contribuir hasta en un 8% al metabolismo energético del perro
(Pouteau et al., 1998). 132 kcal por kg de peso metabólico (PM)*
En primer lugar, la gran diversidad dentro de la especie canina: los pesos corporales varían entre los
extremos de 1 a más de 100 kg. Es fácil comprender que sea difícil calcular la necesidad energética de
todos los perros utilizando una sola y sencilla ecuación. La ecuación media es de 132 kcal/kg PV0,75
(NRC, 1974) En un primer enfoque se propuso agrupar las razas según su peso y su talla: razas peque-
ñas, medianas, grandes y gigantes.
Además de la raza, los factores individuales, sean genéticos o no, también generan una gran diversidad
en cuanto a las necesidades energéticas. Dentro de una misma raza, para perros de peso comparable, los
machos son en general un poco menos grasos que las hembras y, por lo tanto, tienen un gasto superior
(alrededor del 10%); sin embargo, existe controversia sobre este último punto (Kienzle & Rainbird,
1991).
© Royal Canin/Renner
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Obesidad
1 - Obesidad canina
Tal y como se ha mencionado antes, la castración tiene como consecuencia una disminución de los
gastos (de entre el 20 y el 30%, aproximadamente) (Figura 3). El envejecimiento del animal es un
ejemplo de condición fisiológica que puede hacer que los gastos energéticos disminuyan, al bajar el
metabolismo basal. Además, recordemos que, al envejecer, la composición corporal cambia: la masa
grasa tiende a aumentar en detrimento de la masa muscular.
18
16
12
10
-10 0 10 20 30 40
semanas
Cuatro perras de raza Beagle de dos años de edad y esterilizadas recibieron un alimento
de mantenimiento estándar. Se redujo en un 30 % los aportes energéticos para mantener el peso
corporal constante durante 26 semanas. Tras 26 semanas de alimentación controlada,
se proporcionó el alimento ad libitum, lo cual dio lugar a un exceso en el consumo energético
y a un incremento de peso del 22 % con respecto a su peso inicial (16,7 kg frente a 13,7 kg).
(No había ningún grupo testigo).
En el perro, no se han cuantificado los gastos energéticos vinculados a la actividad física. Desde un
punto de vista práctico, es imposible decir a cuántas kilocalorías corresponde una hora de paseo, de
carrera o de caza.
Para concluir, en el perro no es fácil hacer una estimación del gasto energético. Aunque dispongamos
de una gran cantidad de datos, sólo son parciales y difíciles de generalizar. Desde un punto de vista prác-
tico, el seguimiento del peso y el conocimiento de lo que el perro necesita consumir para mantener su
peso de manera constante son los datos más importantes de información sobre las necesidades energé-
ticas de cualquier individuo.
20
Obesidad
1 - Obesidad canina
En el animal doméstico, la presión ambiental hace que los mecanismos que regulan la sobrealimenta-
ción sean más útiles. Cada vez se conocen mejor los mecanismos hormonales de regulación del apeti-
to, del consumo de alimentos y del gasto energético, y en particular de la leptina, la grelina y la adi-
ponectina.
La leptina es una citoquina producida y secretada por los adipocitos. Actúa como señal moduladora
del equilibrio energético, tanto a nivel central (sobre el hipotálamo) como a nivel periférico (hígado,
páncreas…). Por lo tanto, parece que desempeña una función clave en la regulación del consumo de
alimentos. Desde su descubrimiento, la leptina ha estado presente como una sustancia “milagrosa” para
el tratamiento de la obesidad, ya que al inyectar leptina a los ratones obesos y sanos se inducía una sig-
nificativa pérdida de peso corporal sin que, aparentemente, hubiera efectos secundarios. Sin embargo,
se ha visto que el hombre o el perro obeso (Ishioka et al., 2002; Gayet et al., 2003a; Jeusette et al., 2003,
2004b) no padecen déficit de leptina; al contrario, en estas dos especies, la leptina se produce propor-
cionalmente según la cantidad de adipocitos, de modo que los índices de leptina plasmática son más
elevados en los individuos obesos que en los sanos. La leptina aumenta el gasto energético en los indi-
viduos sanos pero, en los obesos, la situación no está tan clara debido a un fenómeno de resistencia.
Por otra parte, parece que la insulina y otros mediadores desempeñan también una función en la regu-
lación de la leptina (Lonnqvist et al., 1999). Los estudios clínicos llevados a cabo en el hombre tienden
a mostrar que la concentración sanguínea de leptina depende de la secreción de insulina, de la com-
posición del alimento y también del ejercicio (Koutsari et al., 2003). Desde un punto de vista prácti-
co, con relación a la obesidad, el principal punto a recordar es que la leptina disminuye el apetito.
Además, la leptinemia aumenta en el perro en periodos de ganancia de peso (Gayet et al., 2003a, 2004b;
Jeusette et al., 2004b). • La leptina es una proteína que incrementa
el gasto energético en los individuos sanos.
La grelina (hormona liberadora de GH) fue identificada por Kojima et al. (1999). Estimula la secre- • La grelina es una hormona orexigénica
ción de la hormona del crecimiento (GH) y aumenta la ingestión de alimentos tanto en el hombre secretada principalmente en el estómago
y el duodeno.
como en los roedores. Se ha observado que, en los perros obesos, la concentración plasmática de gre-
lina es más débil que en los animales sanos (Jeusette et al., 2003, 2004b). • La adiponectina actúa sinérgicamente con
la leptina y es secretada por el tejido adiposo.
La adiponectina es una citoquina que se secreta, exclusivamente, por el tejido adiposo. Afecta a la
homeostasis glucídica, a la sensibilidad a la insulina y, probablemente, a la homeostasis energética.
Actúa sinérgicamente con la leptina (Yamauchi et al., 2001). Su expresión está disminuida en los rato-
nes obesos y diabéticos (Hu et al., 1996). También se reduce a la mitad en los perros obesos, con res-
pecto a los perros sanos (Gayet et al., 2004b).
Entre los demás factores reguladores, queda por citar al factor de necrosis tumoral alfa o TNF-α (en
inglés, Tumor Necrosis Factor). Esta citoquina, identificada inicialmente como una molécula que favo-
rece la inflamación, participa en la anorexia y en la caquexia tumoral. Se encuentra en niveles espe-
cialmente altos en el tejido adiposo de los animales y de los pacientes obesos. La expresión y las con-
centraciones de TNF-α tienen una correlación positiva con el grado de obesidad y con la resistencia a
la insulina (Hotamisligil et al., 1995) tal y como se ha demostrado en el perro (Gayet et al., 2004a).
Además de los anteriores mecanismos implicados, merece la pena resaltar la actividad de las proteínas
desacopladoras (en inglés, Uncoupling Protein o UCP). Estas proteínas pertenecen a una familia de trans-
portadores situados en la membrana interna de las mitocondrias, que, al dispersar el gradiente de pro-
tones en la mitocondria, desacoplan la respiración de la síntesis de ATP. La actividad de estas proteí-
nas varía en función de la termorregulación y la termogénesis postpandrial. La expresión de la UCP-1
se encuentra muy reducida en el tejido adiposo del perro obeso y con resistencia a la insulina (Leray et
al., 2003).
21
Obesidad
1 - Obesidad canina
- Una etapa estática de preobesidad, durante la cual el aporte energético del individuo está
incrementado pero su peso se mantiene constante.
A partir de cierto grado de obesidad,
el consumo de alimentos puede disminuir sin que - Una etapa dinámica, en la cual el individuo gana peso, principalmente aumentando la
el perro adelgace, ya que el metabolismo masa grasa pero también la masa no grasa, aunque sólo sea por un ligero incremento del
basal es relativamente bajo. volumen sanguíneo.
- Una etapa estática, durante la cual se reestablece el equilibrio entre aportes y gastos porque dismi-
nuye el consumo de alimentos. En esta fase, el peso es extremadamente alto pero, en cambio, el meta-
bolismo basal es relativamente bajo. En este nuevo estado de equilibrio, generalmente, se considera
la obesidad como “mórbida” (OMS, 1997).
Estos datos se pueden transponer, casi directamente, al perro de compañía realizando algunos ajustes.
Con respecto al periodo del desequilibrio energético, los datos deben adaptarse a la esperanza de vida
del perro y a las observaciones prácticas. El exceso de peso puede sobrevenir muy rápidamente, en algu-
nas semanas o meses. En las perras se puede dar un rápido aumento de peso durante las semanas siguien-
tes a la esterilización. La alimentación ad libitum durante el crecimiento puede inducir un sobrepeso
muy importante en los perros de 8 meses de edad.
No se ha descrito la etapa de preobesidad en el perro. En cambio, las etapas dinámica y estática han
sido bien estudiadas (Figura 4). La fase dinámica puede ser lineal o escalonada. Durante la etapa está-
tica, el peso se estabiliza y el apetito puede ser normal o estar disminuido. Esto explica por qué es tan
común ver perros obesos en la clínica “que no comen demasiado”. No obstante, es evidente que el apor-
te energético ha sido superior a las necesidades en un momento dado de su vida – en ocasiones, varios
años antes. Sin embargo, una vez que estos animales se han “estabilizado”, sus necesidades energéticas
son bajas y la actividad física se encuentra muy limitada, sobre todo en este estadio.
30
Fase estática
25 Perro 1
Fase
dinámica Perro 2
20
Peso (kg)
Perro 3
15
El aumento de peso es muy importante durante
10 los 200 primeros días: los perros ganan entre el 40 %
y el 70 % de su peso inicial (fase dinámica).
5 Después, el peso sólo aumenta de forma moderada
(un aumento de entre el 2 y el 6 % en un intervalo
0 Días
100 200 300 400 de 200 a 400 días).
22
Obesidad
1 - Obesidad canina
• Aportes energéticos y macronutrientes
En el perro, los cálculos de la energía suministrada por el alimento se basan en su composición quími-
ca. Los lípidos son los nutrientes más energéticos. Por lo tanto, el consumo excesivo de alimentos gra-
sos es un factor esencial en el origen de la obesidad. Ahora bien, la adición de materias grasas es una
forma de aumentar la palatabilidad, y también la concentración energética del alimento.
En cuanto a la energía metabolizable, los aportes de proteínas y carbohidratos son equivalentes. Sin
embargo, cuando se calculan los aportes de energía neta, la valoración energética de las proteínas es
menor (Tabla 7) (Rubner, 1902). Es una de las razones, además del efecto específico de ciertos amino-
ácidos (lisina, fenilalanina, leucina), por la cuales las proteínas tienen un efecto de saciedad más rápi-
do que los carbohidratos. El hecho de que los perros sean carnívoros puede explicar, al menos en parte,
la resistencia a la obesidad de los cánidos salvajes.
Todos los carbohidratos digestibles aportan prácticamente la misma cantidad de energía pero, a pesar
de ello, inducen efectos metabólicos diferentes, especialmente sobre la secreción de insulina. Este punto
se desarrollará con más detalle más adelante.
Desde el punto de vista teórico, podría admitirse que la adaptación matemática de los aportes energé-
ticos a los gastos basta para prevenir la obesidad canina. Pero esto debería ignorarse en algunos casos,
ya que se basa sólo en “energía metabolizable”. Una simple modificación de la composición química
del alimento, sin cambiar los aportes energéticos totales, puede implicar cambios en la composición
corporal y en el metabolismo basal. Este último punto se ha descrito en el perro y está claramente
demostrado en la alimentación humana (Bouché et al., 2002).
Es importante pesar al perro en cada visita veterinaria y conservar los datos actualizados en
el fichero médico. Efectivamente, es necesario conocer o estimar el peso ideal para estable-
cer las raciones para el animal obeso. Este punto es determinante para calcular el raciona-
miento que permita una pérdida de peso.
23
Obesidad
1 - Obesidad canina
TABLA 8A - VARIACIÓN DEL PESO DE REFERENCIA SEGÚN TABLA 8B - VARIACIÓN DEL PESO DE REFERENCIA SEGÚN
EL SEXO EN VARIAS RAZAS PEQUEÑAS EL SEXO EN VARIAS RAZAS DE TAMAÑO MEDIO
Chihuahua 2,0 ± 0,6 1,5 ± 0,4 Pastor de los Pirineos 12,8 ± 2,8 13,4 ± 3,8
Yorkshire Terrier 2,6 ± 0,5 2,3 ± 0,5 Bulldog Francés 13,0 ± 1,6 11,3 ± 1,9
Spitz Enano o Lulú de Pomerania 3,6 ± 0,8 2,5 ± 0,6 Cocker Inglés 13,0 ± 2,3 11,8 ± 1,0
Lebrel Italiano 4,1 ± 0,5 4.6 ± 0,1 Whippet 13,9 ± 1,1 11,7 ± 0,7
Shih Tzu 5,8 ± 1,3 5,0 ± 0,8 Spaniel Bretón 17,9 ± 2,2 15,5 ± 1,5
Caniche Enano 5,8 ± 1,4 5,0 ± 0,8 Staffordshire Bull Terrier 24,0 ± 1,1 21,0 ± 1,4
West Highland White Terrier 7,5 ± 1,2 6,9 ± 0,6 Bulldog Inglés 26,0 ± 4,3 22,4 ± 3,6
Cairn Terrier 8,1 ± 0,2 7,4 ± 1,2 Collie 23,9 ± 0,5 19,8 ± 2,0
Cavalier King Charles 8,7 ± 1,5 7,0 ± 1,1 Husky Siberiano 24,0 ± 0,9 18,5 ± 1,0
Teckel Estándar 9,2 ± 1,2 7,5 ± 1,8 Shar Pei 24,9 ± 1,7 18,4 ± 0,6
© Lanceau
© Renner
TABLA 8C - VARIACIÓN DEL PESO DE REFERENCIA SEGÚN TABLA 8D - VARIACIÓN DEL PESO DE REFERENCIA SEGÚN
EL SEXO EN VARIAS RAZAS GRANDES EL SEXO EN VARIAS RAZAS GIGANTES
Setter Irlandés 26,1 ± 1,9 25,5 ± 4,5 Rottweiler 46,8 ± 4,8 39,7 ± 4,9
Pastor Belga 27,1 ± 4,5 23,2 ± 2,0 Boyero de Berna 59,9 ± 6,9 43,3 ± 6,5
Braco Alemán 28,5 ± 0,9 24,6 ± 2,3 Leonberger 57,0 ± 6,4 49,9 ± 6,8
Spaniel Francés 29,4 ± 2,1 26,3 ± 3,6 Dogo de Burdeos 58,6 ± 7,3 46,8 ± 7,5
Braco de Weimar 33,6 ± 3,7 30,5 ± 4,3 Bull Mastiff 58,8 ± 7,5 47,7 ± 6,4
Golden Retriever 33,7 ± 3,4 30,4 ± 3,6 Lebrel Irlandés 63,1 ± 1,4 54,3 ± 4,9
Bóxer 33,9 ± 3,5 28,8 ± 2,4 Terranova 63,5 ± 6,2 51,1 ± 8,6
Labrador 35,5 ± 4,5 30,7 ± 3,4 Dogo Alemán 70,5 ± 8,2 56,6 ± 7,1
Pastor Alemán 35,9 ± 3,6 28,4 ± 2,7 San Bernardo 81,5 ± 7,2 61,0 ± 8,9
Doberman 39,0 ± 5,5 28,50 ± 5,0 Mastiff 87,0 ± 10,5 71,6 ± 9,2
© Renner
24
Obesidad
1 - Obesidad canina
El índice corporal es un método de evaluación semicuantitativo y subjetivo que
Cada medio punto por encima del índice 3 representa un incremento del sobrepeso del 10 %.
Por ejemplo, un perro con un 4,5 presenta un sobrepeso del 30 %.
25
Obesidad
1 - Obesidad canina
Las medidas de varias circunferencias, los perímetros torácicos y pélvicos, por ejemplo; combinadas para
ser utilizadas en sistemas de ecuaciones no permiten apreciar bien la masa lipídica debido a las dife-
rencias morfológicas que hay de un animal a otro. No obstante, constituyen una buena manera de hacer
el seguimiento del adelgazamiento en un perro concreto. Las distintas medidas corporales requieren
cierta experiencia por parte del facultativo, así como la cooperación del animal (Burkholder, 2000).
> La DEXA
El empleo de la absorciometría de rayos X de energía dual o DEXA (en inglés, Dual Energy X-ray Absorp-
tiometry) (Munday et al., 1994) permite diferenciar la naturaleza y la cantidad de cada uno de los teji-
dos presentes en las partes del organismo que están siendo sometidas a examen y, por ejemplo, seguir
la evolución de la composición corporal del perro durante el periodo de adelgazamiento en condicio-
nes experimentales. Para practicar este examen es preciso tranquilizar al animal. Los resultados hacen
referencia a la masa mineral ósea, al tejido adiposo y a la masa magra del organismo (Figura 5).
T0 T+5
© Reproducción amablemente autorizada por Alex German.
26
Obesidad
2 - Tratamiento del animal obeso
> Impedancia bioeléctrica
En el hombre, la medida de la impedancia bioeléctrica es un método sencillo, no invasivo, rápido, trans-
portable y repetible para estudiar la composición corporal. Hoy en día se ha probado este método en
el gato (Elliott et al., 2002a, 2002b) pero, desafortunadamente, no se puede aplicar en el perro.
Estos tres últimos métodos, que recientemente han sido utilizados en los carnívoros, proporcionan
resultados muy correlativos (Son et al., 1998). Ciertamente, se aplican mejor a los protocolos de
investigación que a las situaciones clínicas. No obstante han abierto interesantes perspectivas para
comparar la eficacia de los distintos alimentos hipoenergéticos presentes en el mercado (Diez et al.,
2002).
La dehidroepiandrosterona (DHEA) administrada a grandes dosis (60 mg/kg de peso corporal/día) redu-
ce el depósito de tejido adiposo y ha sido utilizada como agente que facilita el adelgazamiento combi-
nándola con una dieta hipoenergética en perros que se han vuelto obesos de forma espontánea. (Mace-
ren & Kurzman, 1991; Kurzman et al., 1998). La DHEA también presenta propiedades hipolipemian-
tes y antidiabéticas. Su mecanismo de acción todavía no se conoce exactamente. Con motivo de las
numerosas dudas que existen con respecto a los diversos efectos de este precursor hormonal, actual-
mente no se aconseja su utilización en el perro.
También se han probado en el perro las inyecciones de leptina recombinante humana. Tanto en el
perro sano como en el obeso, la administración de leptina induce una pérdida de peso significativa y
proporcional a la duración del experimento y a la dosis empleada. Sin embargo, la pérdida de peso es
superior en el perro sano. Los perros comienzan a ganar peso una semana después de la finalización del
tratamiento volviendo gradualmente a su peso inicial. La pérdida de peso se debía, esencialmente, a
una disminución de la masa grasa corporal. En un estudio que comparaba los efectos de una adminis-
tración de leptina en perros obesos, machos y hembras, se observaba una pérdida de peso similar en los
dos grupos a dosis de 0,5 y 5,0 mg/kg PV/día (Lebel et al., 1999). En este ensayo puntual el empleo de
la leptina en los perros obesos no es favorable, especialmente debido a la falta de datos a largo plazo y
a la presencia del efecto rebote tras la finalización del tratamiento.
Sea cual sea el lugar que ocupe el tratamiento farmacológico en el futuro, hay que recordar que, en una
aproximación global (comportamental y alimentaria) al perro obeso, la medicación no debe utilizarse
mientras no cambie el comportamiento del propietario en algún modo.
Tratamiento quirúrgico
En medicina humana existen varias intervenciones quirúrgicas que permiten limitar el consumo de ali-
mentos. Estas técnicas no se aplican a los animales.
Aproximación al propietario
El enfoque psicológico del propietario es una etapa esencial. Tiene la finalidad de motivar al propieta-
rio explicando las causas y los perjuicios de la obesidad, así como las ventajas de tener un animal que
goza de buena salud. Las explicaciones claras, el seguimiento regular del animal y el establecimiento de
una curva de peso son elementos encaminados a obtener el éxito del tratamiento (Lewis et al., 1987;
Norris & Beaver, 1993). Si el propietario no colabora, no hay régimen posible.
27
Obesidad
Los estudios clínicos realizados en los perros obesos aportan varias conclusiones. La primera es que más
del 50% de los que comienzan un programa de pérdida de peso, por decisión del propio dueño, no vuel-
ven a las consultas de control. Por lo tanto, se llega a la conclusión de que más del 50% de los propie-
tarios de perros abandonan el régimen en el mes siguiente a la primera visita (Remillard, 2000). En otro
estudio, el 75% de los perros utilizados dejaron de perder peso (Gentry, 1993). Estos datos serán abor-
dados desde un punto de vista más práctico en el apartado “Alimentación clínica”.
Tratamiento dietético
Se pueden poner en marcha dos técnicas para disminuir el peso en el perro. El ayuno resulta aplicable
y eficaz siempre que el animal no presente patologías concomitantes, como una insuficiencia hepática
o una diabetes mellitus. Es necesario hospitalizar al animal y proporcionarle complementos diarios de
minerales y vitaminas. Muchos autores han señalado que el perro soporta bien la privación total de
comida (De Bruijne & Lubberink, 1977; Brady & Armstrong, 1977) pero, según Abel et al. (1979), un
ayuno que se prolongue más de 36 días puede dar lugar a lesiones cardíacas. Además, se debe desacon-
sejar este método por razones éticas y por falta de implicación del propietario a modificaciones ali-
mentarias a largo plazo.
Por lo tanto, la restricción de los aportes energéticos es la única alternativa realmente válida. Se
debe establecer el balance alimentario con el propietario. A falta de obtener datos precisos sobre las
cantidades de alimento ingeridas, una aproximación debería permitir calcular la cantidad diaria total
de energía que el animal consume normalmente. A continuación, hay que establecer un protocolo muy
estricto con la total cooperación del propietario.
%
Duración Asignación energética Pérdida de peso
N ICC de sobrepeso Referencias
Semanas % de las NEM para el PCI % del PI/semana
100a 1,14
39 75 1,56 Laflamme & Kuhlman,
20 16
(Varias razas) 60 2,18 1995
50 2,63
20 60 Gentry,
50 (24-77) 40 insuficiente
Estudios (Varias razas) 50-75c 1993
clínicos 9 Diez et al.,
27 18,3 50-75c 1,91
(Varias razas) 2002
28
Obesidad
2 - Tratamiento del animal obeso
El clínico podría efectuar una restricción energética muy severa para disminuir la duración del régi-
men. No se aconseja esta opción. De hecho, una restricción demasiado grande puede crear en el ani-
mal una sensación de hambre, que dará lugar a un aumento de la actividad y peticiones después de las
comidas (Crowell-Davis et al., 1995b) y, por consiguiente, a una insatisfacción del propietario y una
falta de cooperación para seguir un régimen estricto. Se corre el riesgo de que se abandone el régimen
tras unas semanas o, incluso, después de solamente algunos días. Por otra parte, la pérdida de masa mus-
cular puede verse exagerada por una pérdida de peso demasiado rápida, como se ha demostrado en el
hombre (Pasanisi et al., 2001). En condiciones experimentales, el efecto rebote (recuperación de peso
tras la dieta) es tanto más intenso y rápido cuanto más severa haya sido la restricción energética (Laflam-
me & Kuhlman, 1995). La explicación para aclarar la gravedad del efecto rebote es que, durante el régi-
men, los perros presentan una disminución de la actividad metabólica asociada a un aumento de la efi-
cacia energética. Cuanto mayor es la restricción energética, menor es la actividad física del perro (Cro-
well-Davis et al., 1995a). Esta disminución de la actividad constituye un segundo factor de riesgo para
la pérdida de masa muscular.
Por último, la modificación del comportamiento del propietario a largo plazo sería más deseable que un
cambio rápido. Por consiguiente, la restricción energética muy severa no resulta aconsejable para todos
los animales, sino que debe reservarse para los casos más graves de obesidad, cuando el sobrepeso supe-
ra el 40%, y cuando existe una indicación médica para una rápida pérdida de peso, como en el caso de
serios problemas respiratorios, cardíacos u ortopédicos. Se aplica el mismo criterio si hay que aneste-
siar al animal a corto o medio plazo.
Varios estudios experimentales y clínicos muestran que un objetivo razonable es mantener una pérdi-
da de entre el 1 y el 2% del peso inicial (obeso) por semana o una pérdida de entre el 4 y el 8% al mes.
Existe un amplio consenso sobre este nivel de pérdida de peso. La Tabla 11 propone distintos grados
de restricción energética en función de varios parámetros: exceso de peso corporal, sexo y ritmo dese-
ado de pérdida de peso.
TABLA 11 - RECOMENDACIONES DE DISTINTOS NIVELES DE APORTES ENERGÉTICOS COMO PARTE DE LAS DIETAS HIPOCALÓRICAS
Duración probable del adelgazamiento 15-18 semanas 18-20 semanas 20-22 semanas (como mínimo)
Pérdida mensual del 7,5% del peso inicial (alrededor de - 2,0% por semana)
Duración probable del adelgazamiento 9-11 semanas 11-13 semanas 15-17 semanas
Para comenzar la pérdida de peso sin imponer de golpe una restricción demasiado severa,
la recomendación de la asignación de la energía inicial es:
- 65% (u 85 kcal/kg PCI 0,75) de la necesidad energética de mantenimiento para un macho, bajando al 55 % (o 75 kcal/kg PCI0,75)
si el perro ha sido esterilizado.
- 60% (u 80 kcal/kg PCI 0,75) de la necesidad energética de mantenimiento para una hembra, bajando al 50 % (o 65 kcal/kg PCI0,75)
si la perra ha sido esterilizada.
Dependiendo de la evolución del ritmo de la pérdida de peso, después se podrán revisar dichas opciones.
29
Obesidad
Con el paso del tiempo, los ajustes de las cantidades han sido más severos en las hembras
que en los machos. En las hembras, un aporte energético reducido al 54% de la necesi-
dad energética calculada para el mantenimiento en base al peso ideal no permite alcan-
zar el peso objetivo. El nivel de 60% que se emplea habitualmente parece inapropiado en
las hembras. El desarrollo de la composición corporal no se ha visto afectado por el sexo
(Diez et al., 2002). Para entender esta diferencia entre los dos sexos, hay que evaluar la
Para una pérdida de peso de un 1,5 % semanal, son alimentación de mantenimiento de los perros obesos. A pesos comparables, las perras obe-
necesarios, al menos, entre 3,5 y 4 meses para sas como promedio gastan un 15% menos de energía que los machos, por unidad de peso
pasar de un índice corporal de 7/9 a 5/9 metabólico ideal, y su masa magra es, generalmente, inferior. Por lo tanto, resulta ilógico
(o de 4/5 a 3/5). aplicar el mismo protocolo de adelgazamiento para los dos sexos (Jeusette et al., 2004c).
Además, los alimentos secos extrusionados contienen grandes cantidades de aire, lo que permite
aumentar el volumen de la ración. Este método principalmente influye más a la psicología del propie-
tario que al perro, ya que el peso de la ración diaria sigue reducido. La modificación del tamaño, la tex-
tura y la forma de las croquetas puede ser un modo de aumentar el tiempo de ingesta y favorecer la sen-
sación de saciedad capacidad. En el caso de los alimentos húmedos, una hidratación muy alta (más del
80% de agua) también permite conservar un volumen relativamente mayor. Sin embargo, el impacto
sobre la saciedad es discutible ya que el agua, o la fracción líquida del alimento, se evacua del estóma-
go en 20 o 30 minutos, dependiendo del tamaño de las partículas. En cambio, si se añaden fibras ali-
mentarias viscosas necesarias para ligar el agua, se puede ralentizar el vaciado gástrico (Russell & Bass,
1985).
30
Obesidad
2 - Tratamiento del animal obeso
• La concentración en proteínas de los alimentos hipocalóricos debe ser superior a la
de los alimentos de mantenimiento para proporcionar los aminoácidos esenciales. La Figura 6 ilustra
la necesidad de aumentar el contenido de proteínas en el alimento para evitar que la restricción ener-
gética se acompañe de una carencia proteica.
El mismo razonamiento es válido para todos los nutrientes esenciales. Las dietas altas en proteínas
han sido utilizadas con éxito durante varios años en el hombre y han demostrado múltiples benefi-
cios.
1000
150
800 Para proporcionar a un animal una misma
cantidad diaria de proteína (en el ejemplo,
600 100
50 g), las concentraciones de proteína
400 bruta del alimento bajo en energía se deben
50 aumentar hasta 83 g, 100 g o 125 g por
200 cada 1.000 kilocalorías, respectivamente,
dependiendo de si se va a suministrar
0 0
Mantenimiento el 60 %, el 50 % o el 40 % de los aportes
60 % de la NEM 50 % de la NEM 40 % de la NEM
energéticos necesarios para mantener
Asignación energética dependiendo de la necesidad energética de mantenimiento (NEM) el peso ideal.
- Efecto positivo sobre la composición corporal al preservar la masa de tejido magro. Las dietas con
un alto contenido proteico permiten limitar la atrofia muscular y facilitan la pérdida de masa grasa
(Durrant et al., 1980; Piatti et al. 1994). Dichos efectos también se han observado en el perro como
consecuencia de la dieta baja en calorías. Tres dietas de composición similar, excepto en la concen-
tración proteica (20%, 30% y 39% del aporte energético), se utilizaron en 42 perros obesos. La dieta
más rica en proteínas permitió aumentar la pérdida de masa grasa y minimizar la pérdida de tejido
magro (Hannah, 1999). Estos resultados fueron confirmados en otro estudio que comparaba dos die-
tas hipoenergéticas. La dieta rica en proteínas contenía 157 g de proteínas/1000 kcal o el 47,5% sobre
materia seca (Diez et al., 2002).
- Menor rendimiento en energía neta de las proteínas con respecto a los carbohidratos. Para el mismo
peso, los carbohidratos digestibles y las proteínas presentan aportes de energía metabolizable simila-
res, pero los aportes de energía neta son menores en el caso de las proteínas (Rubner, 1902). Esto sig-
nifica que la utilización de las proteínas implica un gasto de energía al organismo. Por lo tanto, la
energía gastada no se almacena en forma de grasa, lo cual es una ventaja en el caso de los individuos
obesos.
31
Obesidad
- Efecto beneficioso sobre la palatabilidad. Esta propiedad resulta particularmente importante cuando
se utilizan alimentos hipocalóricos.
- Mejor mantenimiento de la pérdida de peso tras el régimen. Este efecto se ha observado en el hom-
bre (Westerterp-Plantenga et al., 2004).
No hay ni que decir que la calidad de la proteína también es importante. Finalmente, es preciso aumen-
tar el contenido en proteínas de la ración cuando se añaden cantidades significativas de fibras alimen-
tarias mixtas (asociación de fibras solubles e insolubles), debido a que algunas fibras producen una dis-
minución de la digestibilidad de la materia seca, incluyendo a las proteínas.
Las fibras alimentarias, ya sea en - En general, la fibra constituye un elemento de dilución y permite disminuir la densidad energética del
forma purificada o en los alimentos
altos en fibra como vegetales o alimento. Un alimento seco normal de mantenimiento presenta una concentración energética de
cereales enteros, tienen un efecto, entre 3500 y 4000 kcal por kg de materia seca (m.s.) aunque varios autores (Lewis, 1978; Hand, 1988)
conocido universalmente, de se inclinan por una concentración energética menor. No obstante, es difícil formular un alimento
saciedad en el hombre. Pero pueden
causar problemas gastrointestinales cuya concentración de energía sea inferior a 2800 kcal/kg de m.s.
como flatulencias y diarreas. - En el perro, las fibras solubles permiten retrasar el vaciado gástrico e inducen una absorción más lenta
de los nutrientes (Russel & Bass, 1985).
- Las fibras insolubles actúan como lastre, aumentan el volumen del bolo alimentario y aceleran el trán-
sito intestinal (Burrows et al., 1982; Fahey et al., 1990).
- Las fibras inducen la sensación de saciedad: una dieta
FIGURA 7A - LA CELULOSA BRUTA NO REPRESENTA UN FACTOR que contenga al menos un 20% de fibra alimentaria
DE PREDICCIÓN DEL VALOR NUTRICIONAL total o FAT, en inglés Total Dietary Fiber o TDF, (Prosky
et al., 1994) reduce la ingesta voluntaria de energía en
Fibras alimentarias totales
el perro (Jewell et al., 2000).
Pero las fibras presentan también algunos inconvenien-
tes que varían según la naturaleza de la fibra y la propor-
ción incorporada:
- aumentan la cantidad de heces y la frecuencia de defe-
Lignina Celulosa Hemicelulosa Pectina Gomas Mucílagos cación (efecto general de la fibras alimentaria).
- provocan una disminución de la digestibilidad de cier-
Celulosa bruta ELN* tos nutrientes, como las proteínas y los minerales, lo
cual obliga a aumentar su proporción.
Fibras insolubles Fibras solubles - afectan negativamente a la palatabilidad (Meyer et al.,
1978), lo que puede contrarrestarse añadiendo factores
Es obligatorio declarar los niveles de celulosa bruta en el análisis de que mejoren la palatabilidad.
un alimento industrial. Sin embargo, ésta sólo representa una pequeña parte - pueden dar lugar a problemas gastrointestinales como
de las fibras totales del alimento. En la alimentación canina, es importante flatulencias o diarreas.
recordar que la cantidad de fibra alimentaria total constituye
el único elemento cuantitativo interesante.
* ELN: extracto libre de nitrógeno
32
Obesidad
2 - Tratamiento del animal obeso
> Fibras y análisis químico
FIGURA 7B - PRESENTACIÓN DE LOS DISTINTOS MÉTODOS
Desde el punto de vista legal, el contenido que figura DE DOSIFICACIÓN DE LA FIBRA ALIMENTARIA
en las etiquetas de los alimentos corresponde a la celu- SEGÚN LA COMPOSICIÓN QUÍMICA:
losa bruta (también llamada fibra bruta). Dicho con- APLICACIÓN A LA PULPA DE LA REMOLACHA
tenido proviene de un método de análisis que no refle- 100
ja completamente el contenido real en fibra del ali-
mento. El análisis químico de la celulosa bruta sólo
mide una parte de la fibra insoluble, principalmente la FAT
80
celulosa y ciertas hemicelulosas (Figuras 7A y B). Pectinas
Pero en la industria de los alimentos de gama alta para y Goma
los animales de compañía se emplean otros tipos de FND (16,7%)
60
fibras: las fibras solubles (el psyllium, la goma de guar)
% del total
o las fibras mixtas (mezcla de fibras solubles e insolu- Hemicelulosa
bles) tanto en forma de suplementos purificados como (31,4%)
40
en alimentos que contienen los dos tipos de fibras ali-
FAD
mentarias. 60,1
Fibra
20 bruta Celulosa
El método de elección para cuantificar cualquier fibra, (25,4%)
32
soluble e insoluble, se basa en la medición de las enzi-
19
mas en la fibra alimentaria total. Es la única forma de
Lignina (3,3 %)
conseguir una información nutricionalmente signifi- 0
cativa. La diferencia entre la fibra bruta y la fibra ali- WEENDE VAN SOEST VAN SOEST PROSKY
mentaria total es mayor cuanto mayor sea el conteni-
FAD: fibra ácida detergente En el caso de la pulpa de la remolacha,
do en fibras mixtas o solubles en el alimento.
FND: fibra neutra detergente la fibra alimentaria total se compone en
La Tabla 12 muestra, por ejemplo, que en el caso de FAT: fibra alimentaria total un 3,3 % de lignina, un 25,4 % de celulosa,
los cereales, los dos valores se encuentran en una rela- (en inglés, Total Dietary un 31,4 % de hemicelulosa y un 16,7 %
ción de 1 a 4. En el extremo, un alimento que conten- Fiber o TDF) de pectinas y de goma.
ga cantidades significativas de fibras solubles (no celu-
lósicas) presentará un contenido insignificante de
celulosa bruta.
TABLA 12 - FUENTES DE FIBRAS EMPLEADAS EN LOS ALIMENTOS HIPOCALÓRICOS:
COMPOSICIÓN QUÍMICA
* El psyllium es una fuente de fibras solubles pero no fermentables, a diferencia de las otras fuentes de fibras solubles mencionadas en esta tabla.
33
Obesidad
Es mucho más difícil evaluar la sensación de saciedad en el perro que en el hombre. Se utilizan distin-
tos métodos indirectos para evaluar la saciedad, ya sea midiendo la ingesta o determinando la veloci-
dad de vaciado gástrico. En este último caso, se postula que la distensión estomacal inhibe los meca-
nismos fisiológicos que conducen a la ingesta y, por consiguiente, actúa como una señal de saciedad
(Jewell et al., 1996, 2000). No obstante, la metodología de la medida del vaciado gástrico está poco
normalizada en el perro. Para repetir las medidas en las horas siguientes a la comida hay que manipu-
lar a los animales, lo cual puede ralentizar el vaciado gástrico.
Butterwick et al. (1994) señalan que la adición de fibras insolubles en concentraciones moderadas no
altera la ingesta en el perro. Un grupo de perros que presentaban un sobrepeso del 15% recibieron un
alimento enriquecido con diferentes fibras alimentarias en distintas concentraciones (desde una FAT
del 6,6% para el grupo testigo, hasta una FAT del 15,6% de m.s.). Se calcularon las cantidades de ali-
mento para cubrir el 40% de los requerimientos energéticos necesarios para mantener su peso óptimo,
lo cual corresponde a una restricción energética severa. Tres horas después de la comida principal se
proporcionó una segunda ración muy palatable (alimento húmedo) que se dejó a libre disposición de
los animales durante 15 minutos, para después medir la cantidad consumida. La prueba se llevó a cabo
dos veces en un periodo de 12 días. Las cantidades consumidas durante la segunda comida fueron com-
parables en los distintos grupos (Butterwick et al., 1994). No obstante, es difícil llegar a una conclusión
a partir de estos resultados: la dieta testigo contenía un 6,7% de FAT y, por otra parte, el efecto de la
restricción energética severa pudo predominar sobre el efecto de las fibras alimentarias. Finalmente,
hay que indicar que la mayoría de los perros son incapaces de controlar su consumo ante un alimento
muy palatable.
Los resultados de los diferentes estudios son contradictorios, lo cual no es sorprendente teniendo en
cuenta los diferentes métodos empleados. Sin embargo, cuando se utilizan dietas con alto contenido
de fibras alimentarias (más del 20% de fibra total alimentaria), el alimento parece ejercer un efecto de
saciedad.
Por el contrario, es mucho más difícil emitir conclusiones para las dietas con un contenido medio de
fibras alimentarias. También hay que tener en cuenta el contexto: los perros en condiciones experi-
mentales aceptan mejor los alimentos hipoenergéticos que los perros de compañía (Borne et al., 1996).
También se han descrito en el hombre pérdidas espontáneas de peso (Krotkiewski, 1984) y de grasa cor-
poral (Raben et al., 1995) tras la ingesta de fibras solubles o insolubles, tanto en pacientes obesos como
en no obesos. Además, al añadir un suplemento de fibras insolubles (Solum et al., 1987; Ryttig et al.,
1989) o mixtas (Godi et al., 1992) se produce una mayor reducción de peso en pacientes obesos some-
tidos a una restricción energética moderada (1200 kcal/día), comparado con una dieta control.
34
Obesidad
2 - Tratamiento del animal obeso
Los resultados de los estudios mencionados anteriormente sugieren que la presencia de fibras alimen-
tarias en la dieta de pacientes obesos resulta beneficiosa. Los efectos de las fibras se resumen en las
Tablas 13A y B.
Efectos estudiados
Inconvenientes
Fibras
Fibras insolubles Fibras solubles e insolubles Fibras solubles
fermentables
Índice de inclusión 5-10% MS > 10% MS 5-10% MS > 10% MS 5-10% MS 5-10% MS
Obesidad
- reducción de la densidad energética + ++ + ++ + +
- inducción de saciedad ? ? ? ? ? ?
Diabetes mellitus
- control de la glucemia - -/+ - + + ?
Varios
- estimulación de las defensas +
35
Obesidad
> Carbohidratos
El contenido y la calidad de los carbohidratos digestibles de las dietas hipocalóricas, principalmente
almidón, ha sido objeto de estudio. En alimentación humana, Jenkins et al. (1981) desarrollaron el
concepto de índice glucémico (IG) como método para predecir la respuesta glucémica tras la ingesta
de alimentos con un contenido determinado en carbohidratos. El IG de un alimento se define como la
relación (en porcentaje) entre la respuesta glucémica a la ingesta de 50 g de carbohidratos digestibles
y la respuesta a la ingesta, por el mismo individuo, de 50 g de almidón en forma de pan blanco.
El IG es un concepto utilizado en el tratamiento dietético de los pacientes diabéticos, así como en algu-
nos regímenes (Montignac, p. ej.) y confirma la utilidad de las fuentes de cereales no refinados o de
fibras alimentarias (Wolever & Jenkins, 1986). A pesar de ello, el IG resulta algo controvertido porque
las respuestas individuales pueden ser muy variables y porque la evolución de la glucemia tras una comi-
da completa es distinta a los cambios inducidos por la absorción de un solo tipo de carbohidrato (Jen-
kins et al., 1988). No obstante, parece que el consumo de cereales no refinados participa en la preven-
ción de la obesidad humana, especialmente por su actuación sobre los reguladores hormonales de la
obesidad (Koh-Banerjee & Rim, 2003).
Es bastante lógico aplicar este concepto en las dietas para los perros diabéticos u obesos. El principio
consiste en utilizar las fuentes de almidón que estimulen menos la producción de insulina, lo que tam-
bién limita el almacenamiento de la energía en forma de triglicéridos en los adipocitos. El alimento
completo que conduce a una menor liberación de la glucosa estimulará menos la producción de insu-
lina (hormona lipotrópica). Desde un punto de vista práctico, se desaconseja el arroz blanco como cere-
al principal en los alimentos hipocalóricos, mientras que la cebada o el maíz constituyen las mejores
fuentes de energía (Sunvold & Bouchard, 1998) (Figura 8).
100
100
80
de insulina obtenida con el arroz
% de secreción postpandrial
36
Obesidad
2 - Tratamiento del animal obeso
> Ingredientes especiales y nutraceúticos
TABLA 14 - INGREDIENTES ESPECIALES UTILIZADOS
En los alimentos hipocalóricos se añaden varios ingredientes especí- EN LAS DIETAS COMERCIALES HIPOCALÓRICAS
ficos (aditivos alimentarios o otros suplementos nutricionales) para Y BENEFICIOS ESPERADOS
inducir ciertos beneficios. Se trata, principalmente, de varias fuentes
Ingredientes Beneficios esperados
de fibras alimentarias, antioxidantes, L-carnitina, cromo y, incluso,
de agentes condroprotectores. Actualmente, en Europa no está au- - Estimulación de la β-oxidación
L-carnitina de los ácidos grasos
torizada la adición de cromo en los alimentos. En la Tabla 14 se pre-
Cromo - Control de la glucemia
senta una lista no exhaustiva de estos ingredientes y sus beneficios.
- Disminución de los olores fecales
La L-carnitina es un aminoácido que se sintetiza en el hígado y - Optimización de la flora intestinal
Fructooligosacáridos (FOS)
- Normalización de los lípidos presentes
en el riñón a partir de lisina y de metionina y en presencia de en la sangre
ascorbato. La L-carnitina es un factor limitante para el transpor- ALC
te de los ácidos grasos de cadena larga al interior de la mitocon- - Acción antiadipogénica
(ácido linoléico conjugado)
dria donde se realiza su oxidación (Figura 9). Por lo tanto, es
Hidroxicitrato - Prevención y disminución de la adiposidad visceral
necesario que en los músculos haya el nivel adecuado de L-carni-
tina para producir energía a partir de los ácidos grasos. Vitamina E, taurina, luteína - Antioxidantes
Citoplasma celular
Ácidos Carnitina-
grasos libres
palmitoil
Acil-CoA transferasa I
sintetasa (CPT I)
Membrana
mitocondrial externa
Carnitina Acilcarnitina
Membrana mitocondrial
interna
Carnitina-
palmitoil Translocasa de
transferasa II acilcarnitina/
(CPT II) carnitina
La L-carnitina se incorpora a la cadena
enzimática necesaria para el transporte Carnitina Acilcarnitina
de los ácidos grasos de cadena larga a través
Acilcarnitina
de la membrana mitocondrial. En caso
de deficiencia, el sistema de transporte se
interrumpe y la producción de energía se
ve comprometida. De esta manera, posibilita Interior
el paso de los ácidos grasos al interior de la mitocondria
de las mitocondrias.
37
Obesidad
Como la masa muscular en reposo necesita más energía que la masa grasa, el aumento de
la masa muscular podría prevenir la obesidad. Por otra parte, se recomienda incorporar L-
carnitina en las dietas hipocalóricas para el perro obeso ya que modifica su composición
corporal (Allen, 1998; Sunvold et al., 1998; Caroll & Côté, 2001). En el perro, la adición
de L-carnitina a una dieta hipocalórica permite acentuar la pérdida de peso de los perros
obesos y estimular la degradación de la masa grasa (Sunvold et al.). En este ensayo no se han
© Faculty of veterinary medicine of Liège
encontrado diferencias significativas entre los dos niveles suplementados (50 y 100 mg/kg
de alimento).
Los ácidos grasos conjugados que derivan del ácido linoléico conjugado (ALC) (en inglés,
Conjugated Linoleic Acids o CLA) se han estudiado ampliamente en los animales, por sus
distintas propiedades beneficiosas: en tumores, aterosclerosis, obesidad, función inmunita-
ria y diabetes. El ALC se encuentra, de forma natural, en los productos de origen animal
Se recomienda la incorporación de L-carnitina
a las dietas hipocalóricas de los perros obesos,
como los lácteos, carnes y grasas. Algunos microorganismos del rumen, así como ciertas
para prevenir el efecto rebote. En las comidas enzimas animales, sintetizan el ALC. Los dos isómeros identificados como biológicamente
de preparación casera se recomienda elegir activos son el cis 9, 11 trans y el trans 10, 12 cis (Figura 10). Ciertos isómeros específicos
alimentos naturales ricos en L-carnitina. del ALC previenen el desarrollo de la obesidad en el ratón y en el cerdo. No obstante, la
propiedad del ALC de modular la obesidad en el hombre y en los animales monogástricos
sigue siendo motivo de controversia puesto que los estudios clínicos aportan resultados con-
tradictorios (Azain, 2003). A pesar de ello, se ha demostrado que el isómero trans 10, cis 12 previene
la acumulación de triglicéridos en los cultivos de preadipocitos humanos. Esta acción antiadipogénica
se debe en parte a su efecto sobre la regulación del metabolismo de la glucosa y de los ácidos grasos en
el adipocito (Brown & McIntosh, 2003).
Ácido linoléico
(cis 9, cis 12)
Los isómeros (trans 10, cis 12) y (cis 9, trans 11) del ácido linoléico son los principales
componentes del ácido linoléico conjugado. Al contrario de lo que sucede en el ácido linoléico,
los dobles enlaces no se encuentran separados por un radical metilo.
38
Obesidad
3 - Alimentación clínica
En el perro, la adición de ALC (0,6% MS) en una dieta hipocalórica e hiperproteica (55% MS) ha
permitido reducir el incremento de la concentración de nitrógeno plasmático que se observaba,
normalmente, al utilizar este tipo de dietas (Bierer & Bui, 2003). Un segundo estudio muestra un
efecto positivo del ALC sobre la composición corporal y la ingesta de alimentos de los perros
alimentados ad libitum. Finalmente, un estudio de fermentación in vitro muestra que las bac-
terias intestinales del perro producen cantidades muy bajas de ALC, por ello los autores acon-
sejan su incorporación (Fukoda et al., 2002).
3 - Alimentación clínica
La consulta del perro obeso requiere tiempo del veterinario. Se trata de respetar las distintas etapas
descritas a continuación y, sobre todo, de convencer al propietario. Es inútil realizar una consulta
de este tipo si los propietarios no lo desean o si se dispone de poco tiempo. Se necesitan al menos
30 minutos.
Aproximación al propietario
La mayoría de los propietarios de perros obesos no acuden a la consulta espontáneamente para solu-
cionar el problema de sobrepeso. Al contrario, generalmente son incapaces de evaluar el estado de
sobrepeso de su animal (Singh et al., 2002). Lo que significa que es el facultativo quien debe plantear
el problema, convencer a los propietarios de la gravedad del caso y motivarles para que inicien un régi-
men. Los propietarios deben ser advertidos de que el régimen no será sencillo y que necesitará un largo
periodo de tiempo.
Se consideran dos tipos de enfoque comunicativos: los mensajes positivos, que consisten en explicar
todas las ventajas del adelgazamiento para la salud del perro (perro más alerta…), o los mensajes nega-
tivos, en los que se explican todos los efectos negativos de la obesidad y sus enfermedades asociadas. Se
recomienda adaptarse al propietario del animal. No siempre es necesario desarrollar un gran número
de argumentos para resultar convincente.
Hay que elegir los argumentos que puedan importar más al propietario, como la longevidad, la calidad
de vida o la responsabilidad con respecto a la salud de su animal. Es especialmente necesario desarro-
llar argumentos precisos directamente relacionados con los problemas que presenta su animal, y enfo-
cados a mejorar o eliminar la enfermedad que motivó la visita del propietario. El propietario percibirá
que el problema se está tomando en serio si el veterinario o el personal de la clínica estén disponibles
durante todo el régimen.
39
Obesidad
3 - Alimentación clínica
El racionamiento en la práctica
MOTIVAR PARA CAMBIAR
(G. Muller) > Anamnesis e historial alimentario
Malarewicz escribió: “toda solicitud de cambio viene acompañada La conversación debe tratar sobre varios puntos generales,
de una solicitud de no cambio…” (Malarewicz y Reynaud, 1996). entre ellos el ambiente del perro y específicamente su modo
En nuestro caso podría decirse: “me gustaría que mi perro perdiera peso pero de alimentación. Incluso si no siempre es posible calcular la
no quiero cambiar su comida” o “mi perro esta demasiado gordo pero me encanta ingesta energética del animal obeso, una conversación con
darle golosinas y ver el placer con el que se las come”. el propietario permite obtener información directa e indi-
recta y proponer soluciones para evitar los posibles riesgos.
Todos los facultativos saben que el simple hecho de prescribir una dieta Los siguientes datos pueden resultar útiles:
no es suficiente para que el perro adelgace. La dificultad estriba en motivar
al propietario para mantener el régimen y ayudarle a mantenerse constante cuando
- alimento habitual: marca, tipo de producto, valor energético,
su perro pida golosinas. - cantidad diaria,
- método de alimentación: ad libitum frente a cantidad limi-
Prochaska y Diclementé (1984) han creado un modelo de motivación para tada,
cambiar dividido en varias etapas. Este modelo puede resultar muy útil para realizar - identificación de la persona que alimenta al perro y de otros
nuestra prescripción (Figura 11).
participantes,
• La primera etapa viene marcada por la ausencia de concienciación. - suministro de golosinas, de restos de la comida…
En esta etapa precontemplativa el clínico debe mostrar los hechos: “su perro tiene - número de animales que hay en la casa y el posible acceso
exceso de peso porque…”, “el peso de su perro ha aumentado desde la última del animal obeso a los alimentos.
visita”. Esta etapa se prolonga hasta que el propietario sea capaz de reconocer
que su perro está demasiado gordo. En los animales extremadamente obesos, hay que asegurarse
• La segunda fase es la fase contemplativa. de que las cantidades de energía suministradas por la dieta
El propietario se ha dado cuenta del hecho y el facultativo debe invitarle a pensar sean inferiores a las que el perro consume normalmente. En
en cambiar y en los motivos para efectuar los cambios. Hay que ayudar un grado de obesidad extrema, los gastos energéticos pueden
al propietario a no volver a la etapa anterior. Hay que mostrarle que la situación ser muy pequeños.
no es normal y que es necesario cambiar.
sea el tipo de producto elegido debe ser completo, equilibrado y palatable. La falta de palatabilidad
puede dar lugar a una negativa a consumir el alimento, lo que no es el propósito perseguido. Se pue-
Bulldog inglés den poner en práctica los medios clásicos para aumentar la palatabilidad del alimento, como la adición
Una conversación con el propietario
de agua o realizar un periodo de transición alimentaria.
será suficiente para identificar
las malas costumbres
alimentarias del perro. > Racionamiento y fraccionamiento
La elección del nivel de restricción y del tipo de alimento depende en gran medida de la situación ini-
cial. La finalidad es obtener una modificación sustancial de la alimentación para, a largo plazo, conse-
guir una disminución duradera del peso. En el hombre, resulta más bien desaconsejable la práctica de
40
Obesidad
3 - Alimentación clínica
regímenes muy restrictivos que permiten pérdidas de peso rápidas y fáciles: sus resultados no son final-
mente mejores y favorecen las recaídas y el efecto rebote. El círculo vicioso de a mayor restricción mayor
hiperfagia compensadora, da lugar a incesantes fluctuaciones de peso y, a largo plazo, agrava la situación.
En el caso del perro, los problemas no son en absoluto iguales, ya que la dieta, en principio, se contro-
la después de haber alcanzado el peso objetivo. Por lo tanto, no hay que temer que una restricción seve-
ra tenga las mismas repercusiones que en el hombre. Es evidente que ésta no se impone si el animal
está moderadamente obeso y no presenta signos clínicos, ni si la pérdida de peso sólo se vuelve nece-
saria debido al descubrimiento de un estado prediabético. En ese caso, una restricción moderada y una
pérdida de peso relativamente lenta resultan del todo factibles. En cambio, hay que ser mucho más drás-
tico cuando el perro presenta un sobrepeso muy importante y, por ejemplo, una rotura del ligamento
cruzado, sobre todo si el cirujano se niega a intervenirle hasta que el peso haya disminuido significati-
vamente. Entonces, la motivación del propietario, la relativa necesidad de brevedad y la eficacia del
protocolo autorizan, en general, que la restricción sea severa, tanto que el antecedente patológico hace
que el propietario esté atento con respecto al riesgo de recaída.
debe cambiar.
5. Mantenimiento e) Proporcionar información general sobre las opciones pero sin presionar
41
Obesidad
3 - Alimentación clínica
Las Tablas 15 y 16 presentan unos principios de racionamiento, así como el modo de desarrollar la
consulta del perro obeso, basándose en las recomendaciones formuladas por varios autores (Andersen
& Lewis, 1980; Lewis et al., 1987; Parkin, 1993; Laflamme & Kuhlman, 1993b; Laflamme et al., 1994b;
Wolfsheimer, 1994b; Diez et al., 2002). Se calcula la asignación energética diaria en función del sobre-
peso observado al inicio: entre 50 y 85 kcal/kg de PV0,75 ideal y varía dependiendo del sexo y de la velo-
cidad de pérdida de peso deseada (Tabla 11). Un racionamiento así produce una disminución de peso.
Si el peso del animal no baja, hay que reducir más los aportes tras haberse asegurado de que el dueño
no le proporciona suplementos (Markwell et al., 1990). El objetivo es inducir una pérdida semanal de
entre el 1 y el 2% del peso inicial. Al fraccionar la ración diaria en 3 o 4 comidas (como mínimo, 2)
aumenta la termogénesis postpandrial (Leblanc y Diamond, 1985).
TABLA 15 - EJEMPLO DE CÓMO CALCULAR LAS CANTIDADES DEL ALIMENTO HIPOCALÓRICO QUE SE DEBEN SUMINISTRAR
Etapa 1 Conversación con el propietario, recogida de datos, identificación de los factores de riesgo
Examen clínico: peso corporal, índice corporal, cálculo del peso ideal
Etapa 2
Exámenes complementarios en caso necesario
42
Obesidad
3 - Alimentación clínica
Yorkshire
El aumento de la actividad debe
ser gradual. Se aconseja una marcha
rápida de 30 minutos o dos
de 15 minutos cada día.
© Lanceau
> Seguimiento del perro durante el régimen • Falta de ejercicio: disminución de los paseos,
reducción de la superficie disponible como
• Planificación de los controles consecuencia de una mudanza…
Es razonable pedir al propietario del perro obeso que acuda a una revisión de control mensual para eva-
luar la velocidad de la pérdida de peso, efectuar un examen clínico y ajustar, en caso necesario, la can- • Cambio de las condiciones ambientales
que favorecen un peso constante:
tidad de energía y, por lo tanto, de alimento que se le ha suministrado. Además, habrá que pesar al
internamiento del perro en una residencia
perro una vez por semana y, si es posible, a la misma hora y en la misma báscula. (ausencia del propietario), llegada de otro
animal a la casa, falta de control de
• Establecimiento de una curva de pérdida de peso las personas que alimentan al perro
(niños, vecinos, amigos, personal…)
La curva de pérdida de peso permite al propietario visualizar la evolución del régimen y es un factor de
motivación. Durante la primera visita, es recomendable que se proporcione una curva de peso indivi- • Modificaciones de la alimentación iniciadas
dualizada que incluya el peso de partida y las curvas correspondientes al 1% y al 2% de pérdida sema- por el propietario o por el veterinario: pasar
nal con respecto al inicio. Hay programas informáticos que permiten visualizar rápidamente la proyec- a un alimento más rico en energía sin adaptar
ción del adelgazamiento. La referencia para el propietario es mantener el peso del perro entre las dos las cantidades.
curvas. El pronóstico depende casi exclusivamente de la motivación del propietario (Markwell & But-
terwick, 1994). • Cambios en las condiciones de vida
o de salud del perro: la aparición de un estado
de ansiedad, el envejecimiento
En la práctica, rara vez se alcanza la pérdida de peso objetivo o dicha pérdida puede ser muy relativa.
o una enfermedad.
Sea cual sea el método de cálculo empleado, uno de los principales problemas es que la pérdida real de
peso, generalmente, es inferior a la pérdida semanal de entre un 1% y un 2% del peso inicial. En dos
estudios realizados de manera controlada, las pérdidas semanales fueron del 0,78% y 0,86% respecti-
vamente. En un tercer estudio llevado a cabo con 9 perros obesos, el índice de pérdida varió entre el La lista anterior no es exhaustiva.
Parece que mantener el peso
0,8% y el 3,1% (media: 1,9%) por semana durante un periodo de 4 a 38 semanas (media: 18). Todos
ideal es un objetivo que necesita
los perros alcanzaron el peso objetivo establecido al principio (Diez et al., 2002). una implicación activa del propietario
del perro.
43
Obesidad
Hay numerosas razones que pueden explicar estas diferencias y toda ellas merecen atención. La primera
es, ciertamente, la falta de motivación del propietario en la casa: suministrando al perro cantidades que
exceden a las previstas inicialmente, así como golosinas y sobras de la mesa. El no tener un control
absoluto sobre la ingesta global de alimentos también supone un problema: a menudo se valora mal el
valor energético del alimento. La falta de ejercicio también influye. Por último, el no ajustar la ración
durante el régimen constituye un importante factor de fracaso.
Ejercicio físico
El objetivo del ejercicio físico es aumentar los gastos de energía y prevenir la pérdida de masa muscular
y de minerales óseos. El efecto de la pérdida de peso asociada al ejercicio físico mejora, generalmente,
la resistencia física del animal; estos son elementos positivos para el propietario. No obstante, existen
condiciones patológicas como, por ejemplo, una afección osteoarticular o rotura de los ligamentos cru-
zados, que hacen que cualquier ejercicio resulte imposible, al menos en un primer momento.
Al finalizar el régimen, por lo general, es preferible realizar una transición alimentaria progresiva tanto
en lo referente a las cantidades como al tipo de alimento. El veterinario tiene dos posibilidades:
- conservar el mismo tipo de alimento (hipocalórico) y aumentar progresivamente las cantidades para
mantener el peso,
© M. Weber
-elegir un alimento con una densidad energética un poco mayor y mantener las cantidades suminis-
tradas en la última etapa del régimen. Por consiguiente, el aporte energético será mayor. Por ejemplo,
No hay ningún estudio publicado sobre
si un alimento hipocalórico presenta una densidad energética de 2800 kcal/kg, la misma cantidad de
la evolución a largo plazo del peso
de los perros que han realizado un alimento que tenga una densidad energética de 3200 kcal/kg supondrá, automáticamente, un
un regimen con una dieta aumento del 14% en el aporte energético diario. Esta posibilidad es relativamente sencilla; consiste
hipocalórica. en modificar el alimento sin cambiar las cantidades. Se puede aplicar si se efectúa una transición ali-
mentaria hacia un alimento con una densidad energética un poco mayor, pero no resulta aconsejable
si el alimento escogido es mucho más rico en energía.
A falta de medidas estrictas, generalmente se observa en el perro un efecto rebote (Kimura et al., 1991;
Laflamme & Kuhlman, 1995). No se dispone de cifras precisas en cuanto a la importancia de dicho efec-
to rebote. Los resultados de algunos estudios a largo plazo indican que, en el hombre, el peso ganado
durante el año siguiente al final del régimen se sitúa entre el 33% y el 50% de la pérdida debida al régi-
men hipocalórico. Por lo tanto, conviene considerar la obesidad como una enfermedad crónica que
necesita un seguimiento continuo (Wadden, 1993).
Desde un punto de vista práctico, debe conocerse la cantidad de energía que mantiene constante el
peso y, en iguales condiciones (la actividad del perro, el modo de vida…), se debe realizar un ajuste
cuando se produzca un cambio de alimento. Es importante advertir a los propietarios que no deben
modificar la alimentación sin comprobar antes los aportes energéticos. Este aspecto es especialmente
importante. De hecho, los perros obesos a menudo son mayores y, por consiguiente, es muy probable
que su alimentación sufra modificaciones para hacer frente a las distintas condiciones fisiológicas (enve-
jecimiento) o patológicas. Por último, hay que señalar que existe una falta de datos flagrante sobre el
seguimiento del peso tras el régimen. Ningún estudio relata la evolución a largo plazo del peso corpo-
ral de los perros de compañía que han estado sometidos a un régimen hipocalórico.
Después de realizar grandes esfuerzos para alcanzar el objetivo marcado al inicio del proceso, una vez
terminado el régimen los propietarios a pesar de su alegría por la buena salud de su perro, se relajan y
vuelven a los antiguos hábitos.
44
Obesidad
5 - La prevención de la obesidad
5 - La prevención de la obesidad
El mejor tratamiento de la obesidad es la prevención
Conocer la epidemiología de la obesidad constituye un requisito previo indispensable para manejar las
herramientas de la prevención “activa” durante toda la vida del animal. La prevención puede ser pasi-
va o activa.
La prevención pasiva consiste en recoger y utilizar el máximo número de datos durante toda la vida del
animal. En la práctica veterinaria cotidiana, hay que pesar a todos los perros y se debe conservar, escru-
pulosamente, su peso corporal anotado en el archivo veterinario, así como en la cartilla sanitaria. La
prevención pasiva también incluye la utilización de los índices corporales.
La prevención activa va más lejos. Consiste en ocuparse de la alimentación del cachorro y de su racio-
namiento energético y en continuar el seguimiento alimentario a lo largo de toda la vida del animal.
Conclusión
Como hemos observado a lo largo de este capítulo, la obesidad canina es una patología de gran impor-
tancia, que afecta aproximadamente al 25% de la población canina. Teniendo en cuenta los conoci-
mientos actuales, infravalorar una enfermedad que conlleva numerosas consecuencias nefastas para la
salud del animal y que disminuye su longevidad, es algo inaceptable Dado que se ha comprobado que
la prevención resulta muy difícil, el veterinario debe desarrollar un enfoque sistemático, teniendo en
cuenta la alimentación, desde un punto de vista cuantitativo y cualitativo, así como los demás facto-
res ambientales. De hecho, la colaboración e implicación del propietario determinará el éxito del tra-
tamiento nutricional y el posterior mantenimiento del peso corporal.
Con respecto a los propietarios de cachorros: indicar si la raza tiene predisposición a la obesidad, informar
sobre el peso que se espera en el adulto, animar a que establezcan curvas de peso durante el crecimiento,
disuadir de las malas costumbres, insistir en los efectos nefastos de la obesidad, proporcionar
una información completa e individualizada sobre la alimentación.
En general, aportar informaciones precisas sobre la alimentación de los perros: las cantidades
recomendadas y los tipos de alimentos; los comportamientos desaconsejables; señalar cualquier cambio
de peso, por pequeño que sea, y establecer la relación con las costumbres alimentarias que tienen
en la casa.
Organizar una consulta multidisciplinar para el perro obeso con un endocrinólogo y un experto
en comportamiento animal.
Organizar una consulta sobre la salud del perro en forma de revisión anual, interesándose por
el seguimiento del peso y por la alimentación.
Poner una báscula a disposición de los propietarios, por ejemplo, en la sala de espera o en una zona
reservada para ello y animarles a que vengan regularmente para pesar a su animal.
Proporcionar información sobre la obesidad canina, expresada con lenguaje coloquial, colocando carteles
en la sala de espera, fichas informativas, fotos del “antes y después” del adelgazamiento…
Implicar a todo el personal del equipo veterinario en la lucha contra la obesidad y fomentar las iniciativas
originales, como la organización de jornadas de sensibilización contra la obesidad canina.
45
Obesidad
Preguntas frecuentes
P R
En todos los casos, hay que ofrecer en varias tomas pequeñas y a intervalos regulares la ración pesa-
¿Qué hago si mi perro da. Reducir el tiempo de su ofrecimiento o multiplicar el número de tomas resulta útil. Por ejem-
se niega a comer plo, dejar el alimento a disposición del perro durante, como máximo, 30 minutos 3 o 4 veces al día
su dieta? es más eficaz para estimular la ingesta que dejar el comedero a su entera disposición. El hecho de
mezclar el alimento con agua caliente también puede aumentar su palatabilidad.
No coma en su presencia, échele de la habitación cuando se esté comiendo o cuando se esté pre-
parando la comida de la familia y, si es posible, reserve una parte de la ración de diaria para dárse-
la como recompensa.
Se puede reemplazar el regalo de comida con un paseo, una caricia o cualquier otro signo de aten-
¿Qué hago si mi perro tiene ción. Algunos especialistas del comportamiento se inclinan por técnicas originales. Entre ellas, una
hambre y pide comida sin cesar? posibilidad para el propietario es acumular en un recipiente lo que le daría al perro: aperitivos o
sobras de la mesa. La finalidad es romper el comportamiento de mendicidad del perro, que se refuer-
za periódicamente cuando el propietario cede y le da comida. A continuación, se vacía el recipien-
te en el comedero del perro a la hora de su propia comida. En la mayoría de los casos, después de
algunas comidas, el recipiente del perro se quedará vacío.
Hay que separarlos estrictamente a la hora de comer. Se puede poner en alto, fuera del alcance de
un perro obeso, el alimento de un gato. No se puede tolerar ningún intercambio de platos. Si dos
¿Qué hago si tengo dos o más
animales tienen necesidades diferentes, desde el punto de vista cualitativo y cuantitativo, es evi-
animales en casa?
dente que deben ser alimentados de manera diferente. Hay que explicar este punto desde la prime-
ra consulta.
No, las golosinas no se pueden dar. El régimen hipocalórico no solo implica una disminución drás-
tica del aporte de alimentos, sino también una modificación a largo plazo de las costumbres, con el
fin de evitar el efecto rebote. Por consiguiente, se aconseja romper con todo comportamiento de
este tipo. Sin embargo, es posible reservar una parte de las croquetas de la ración diaria pesada para
¿Tampoco puedo dar a mi perro sólo
suministrárselas cuando se hagan ejercicios o en otros momentos en que normalmente se daban
unas pocas golosinas?
golosinas. Jamás hay que dejar que el propietario sobreentienda que, cuando termine el régimen,
podrá volver a la situación de flexibilidad anterior responsable de la obesidad de su perro. El vete-
rinario debe ser muy claro a este respecto desde el momento en que empiece a hacerse cargo del
animal obeso.
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Obesidad
Preguntas frecuentes
Las preguntas que puede plantearse el veterinario
P R
Asegurarse de que se ha pesado al animal en ayunas sobre la misma báscula que al principio del régi-
men. Asegurarse de que ninguna enfermedad endocrina ni ningún tratamiento medicamentoso estén
frenando la pérdida de peso.
Tras algunas semanas de régimen, Asegurarse de que las cantidades de alimento suministradas son, efectivamente, las preconizadas y que
la pérdida de peso es insignificante se ha pesado cuidadosamente cada ración. En caso de duda, hay que cotejar las compras de alimento
o nula. ¿Qué hay que hacer? dietético con la duración del régimen.
Asegurarse de que la asignación energética diaria no supera los aportes anteriores al régimen. En caso
de duda, hay que calcular de nuevo la asignación energética (Tabla 10).
Si las afirmaciones de los propietarios parecen fiables y si están seguros de controlar todos los aportes.
No, durante las primeras semanas de régimen, la pérdida de peso puede ser mayor de lo que se había
previsto inicialmente. Lo ideal sería que no excediera el 3% del peso inicial. No obstante, tras este
comienzo un poco brusco, se observa generalmente una disminución en la velocidad y una even-
tual estabilización de la pérdida de peso. También se ha demostrado que, en los perros con un exce-
Si en el transcurso de la primera
so de peso muy importante, a menudo es necesario restringir las cantidades iniciales en la parte final
semana, la pérdida de peso supera
del régimen. Por ese motivo, a veces se aconseja esperar algunas semanas antes de aumentar las can-
el 2% del peso inicial. ¿Hay que
tidades. Por otro lado, los propietarios se sienten muy satisfechos cuando la pérdida de peso es impor-
aumentar la cantidad de alimento
tante al principio del régimen. Este hecho puede tener un efecto alentador, pero también se puede
suministrado?
dar lo contrario. A menudo se observa como reacción una relajación de la disciplina alimentaria,
con la consiguiente atenuación de la pérdida de peso. Un modo de prevenir el problema es ver al
perro con frecuencia al principio del régimen para asegurarse de que se está siguiendo adecuada-
mente.
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Obesidad
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Obesidad
Comidas caseras
EJEMPLOS DE COMIDAS
AL TRATAMIENTO
Ejemplo 1
COMPOSICIÓN
(para 1000 g de ración)
Merluza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 765 g
Arroz cocido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150 g
Zanahorias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50 g
Celulosa* . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 g
Aceite vegetal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20 g
*Celulosa purificada de fibras largas (200-300µm);
10 g de celulosa sustituyen a 70 g de salvado.
% de materia seca g/1000 kcal Peso ideal Ración diaria (g) Ración diaria (g) Ración diaria (g)
del perro* (cubre el 100 % (cubre el 60 % (cubre el 40 %
Proteínas 60 147 (kg) de la NEM)** de la NEM)** de la NEM)**
* Se debe prescribir el racionamiento en función del peso ideal y no del peso real del perro. El nivel de asignación energética (entre el 40 y el 100 %
de la necesidad energética de mantenimiento o NEM) varía dependiendo del grado de obesidad y de la respuesta del perro (véase el capítulo anterior).
** Se aconseja fraccionar la ración diaria en 2 o 3 comidas para aumentar los gastos energéticos asociados a la termogénesis postpandrial.
54
Obesidad
Comidas caseras
CASERAS ADAPTADAS
DIETÉTICO DE LA OBESIDAD
Ejemplo 2
COMPOSICIÓN
(para 1000 g de ración)
55
Obesidad
Puntos clave
a recordar:
Existen numerosas ecuaciones que de 50 kg consume menos que dos El problema está en la evaluación de
intentan describir la evolución de la perros de 25 kg. Hay que calcular la los coeficientes a y b, y las opiniones
necesidad energética en función del NEM en función del peso metabólico varían según los autores: en la si-
peso. En la especie canina, la escala por medio de una ecuación alométri- guiente tabla aparecen algunos ejem-
de peso es tan grande que no se ca del tipo: plos de ello.
puede expresar directamente la Necesidad energética de mantenimien-
necesidad energética de manteni- to (NEM) = a x Peso corporal (kg)b
miento (NEM) en función del peso
(kcal de energía metabolizable/día).
vivo (PV): es evidente que un perro
(Burger)
1430 1980 2460
NEM = 162 x PC 0,64
* El coeficiente de 0,73 normalmente se redondea a 0,75 para facilitar el cálculo del peso metabólico.
56
Obesidad
Información nutricional de Royal Canin
3000
2000
1000
0
25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100
PC (kg)
Las diferencias en los resultados son un buen compromiso entre todas las constante, la necesidad energética
más claras conforme aumenta el ecuaciones propuestas. Sin embargo, varía de forma considerable según la
peso. La ecuación que se encuentra ningún modelo matemático resulta edad, la raza, el estado sexual, las
con mayor frecuencia en la literatura realmente satisfactorio. De hecho, condiciones climáticas y el nivel de
es la que da el NRC 1974. Representa incluso cuando el peso se mantiene actividad.
Perros maduros
Edad (a partir de entre 5 y 8 años
según el tamaño)
Sea cual sea la base de cálculo inicial, corporal. Efectivamente, la NEM nos parámetros permiten estimar su
no es más que un punto de partida: varía considerablemente de un indi- condición corporal. Lo ideal es que
la adaptación precisa de los aportes y viduo a otro. A pesar de que, en oca- las costillas y la columna vertebral no
de los gastos energéticos reales sólo siones, resulta complicado pesar a un resulten visibles, aunque sean fácil-
puede hacerse en base a la observa- perro de raza grande cuando ha mente palpables, y que se observe
ción de las fluctuaciones del peso alcanzado su tamaño adulto, algu- claramente la cintura.
57
Obesidad
Puntos clave
a recordar:
En sus ediciones de 1974 y de 1985, el *El extracto libre de nitrógeno (ELN) ¿Cuál es la mejor ecuación?
NRC propuso dos ecuaciones distin- representa aproximadamente el total
tas para calcular el valor de la ener- de carbohidratos digestibles. Se ob- Todo depende del contexto alimen-
gía metabolizable (EM) de un ali- tiene mediante la resta: tario, tal y como se muestra en el grá-
mento: fico siguiente, que compara el valor
ELN= 100 - (% humedad + % proteí- energético medido y el valor energé-
1. Ecuación propuesta por el NRC en nas + % materias grasas + % ele- tico teórico calculado con las dos
1974 (también conocida como ecua- mentos minerales + % celulosa bruta) ecuaciones.
ción de Atwater)
Las diferencias entre los coeficientes - La ecuación del NRC 1974 propor-
EM (kcal/100 g) = (4 x % proteínas) + empleados reflejan las distintas hipó- ciona valores cercanos a los valores
(9 x % materias grasas) + (4 x % ex- tesis sobre la digestibilidad de las medidos, aunque ligeramente sobre
tracto libre de nitrógeno*) categorías de nutrientes: estimados, cuando el alimento con-
tiene niveles bajos de fibra y, por lo
2. Ecuación propuesta por el NRC en - el NRC 1974 considera que la diges-
1985 (ecuación de Atwater modifica- tibilidad de las proteínas es del 91% tanto, su digestibilidad es alta.
da): y la de las materias grasas y del ELN,
- La ecuación del NRC 1985 refleja
del 96%.
EM (kcal/100 g) = (3,5 x % proteínas) mejor la realidad para los alimentos
+ (8,5 x % materias grasas) + (3,5 x % - el NRC 1985 toma en cuenta diges- que contienen un nivel alto de
extracto libre de nitrógeno*) tibilidades inferiores: 80, 90 y 85 %, fibras y cuya digestibilidad, por lo
respectivamente, para las proteínas, tanto, es entre media y baja.
las materias grasas y el ELN.
5000 NRC85
Energía metabolizable calculada
4800 NRC74
4600 Tendencia de NRC85
NRC74 u 85 (kcal/kg)
58
Obesidad
Información nutricional de Royal Canin
© Hermeline
Conclusión
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