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Medina (2003), se refirió a que la crisis bancaria se inició desde principios del
2002 desde que el Banco Central de la República Dominicana anunció que
pasaría a un esquema de tipo de cambio que implicaba la flotación libre de la
divisa: “Desde agosto de 2002, el Banco Central comenzó a recibir
requerimientos de fondos en adelantos de parte de los bancos comerciales.
Este recurso, que estaba anteriormente desierto, creció hasta alcanzar
RD$8,610 millones en marzo de 2003. En abril de 2003, el banco de mayor
tamaño (Banco Intercontinental o BANINTER) agotó su capacidad para
ofrecer las garantías correspondientes, que ascienden a 1.5 veces el monto del
adelanto solicitado. Esto resultó en el reconocimiento de la quiebra de
BANINTER”. Asimismo, las autoridades monetarias daban cuenta de que
habían identificado deficiencias financieras en el Banco Nacional del Crédito,
BANCREDITO, y en el Banco Mercantil que también se disolvieron.
Es así como a finales del primer trimestre del 2003, estalló la crisis financiera
que involucró la quiebra de tres de los más grandes bancos del país. Estas
dificultades del sistema financiero se encuentran en el centro de la crisis
económica general que afectó al país durante el 2003.
Apuntó que cuando explotó la crisis financiera del 2003, la Ley Monetaria y
Financiera de República Dominicana apenas tenía seis meses de promulgada
y no se habían aprobado sus reglamentos.
Pero sí contemplaba un pago de 500 mil pesos para los depositantes de las
entidades quebradas, monto que fue violentado y se pagó una cantidad
mayor. “ Así se pasó de un problema privado a uno público” . Para el
salvataje, el Banco Central realizó una emisión monetaria de RD$ 110,000
millones, creando un nuevo problema al país: el déficit cuasifiscal.
El 2006 fue un año histórico para el sistema financiero dominicano. Fue, sin
duda, el año en el que la banca resurgió. A menos de tres años de una de las
crisis financieras más duras registradas en toda América Latina, que acarreó
profundas transformaciones de cuatro importantes bancos múltiples (y la
disolución de uno de ellos) y de todo el marco prudencial y supervisor que
regulaba el sistema, podemos concluir, en retrospectiva eso sí, que no hay mal
que por bien no venga.
Para ese entonces, Fitch opinaba que las calificaciones de incumplimientos del
emisor de largo plazo de esos bancos se mantenían en perspectiva estable (B) .
Las corporaciones de crédito, muy activas hasta 2003, han ido desapareciendo
del mercado financiero dominicano. Su actividad y ponderación en el total de
las operaciones y activos ha venido disminuyéndose durante los últimos 15
años.
En los registros de la Superintendencia de Bancos (SIB) hay asentadas al
menos 108 corporaciones de ahorro y crédito, pero la fecha permanecen 14 en
operación, la mayoría por cese o liquidación voluntaria, otras porque pasaron
a otra categoría o simplemente fueron absorbidas. Según los datos disponibles,
en este segmento del sector financiero no se han vuelto a abrir nuevas
entidades.
Las que están en funcionamiento tienen más de 15 o 20 años en el mercado.
Los cierres se han dado todos los años, algunas veces más de una por mes.
Entre los últimos cierre de corporaciones de ahorro y crédito están Rona,
Palosa, Oriental, Finatal, Finanzar, El Efectivo, Toinsa, América y
Providencial, entre otras.
El Banco Múltiples Banesco, entidad financiera que arribó a sus ocho años en
República Dominicana, está enfocado en crecer “con calidad” en su cartera de
créditos, y en apoyar al sector de las pequeñas y medianas empresas (Pymes),
por considerarlas el motor del crecimiento de la economía.
El Banco de Reservas otorgó durante los primeros tres meses del año 471
millones de pesos a pequeños y medianos empresarios de todo el país, con lo
que se eleva a más de RD$911.35 millones los recursos puestos por la entidad
en manos de las Pymes en los últimos seis meses.